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Del Quijote al Hombre Araña

16 NOVIEMBRE, 2017 By PHILEAS 16 COMENTARIOS

Han intentado amordazarla, negarla, ignorarla. Pero, aún en nuestro Occidente descreído y
secular el Alma se resiste a ser avasallada y sigue colándose, abriéndose paso en la
adversidad, y uno de los espacios propicios para su manifestación es el cine.

De acuerdo con Mircea Eliade, “el cine encierra aún esa enorme posibilidad de narrar un
mito y de camuflarlo maravillosamente, no sólo en lo profano, sino incluso en cosas casi
degradadas o degradantes. El séptimo arte trabaja tan estupendamente con el símbolo que
incluso éste no llega a verse, pero se le presiente enseguida”. (1) En otras palabras,
utilizando el lenguaje cinematográfico es posible re-crear los grandes temas míticos y
transmitir de una manera fresca una simbología tradicional que surge del Alma y que nos
remite directamente a ésta.

El simbolismo es el lenguaje propio del Alma y, en la antigüedad, estos símbolos se


manifestaban en la forma de dioses y de héroes que eran una evocación de nuestras fuerzas
interiores. Sobre esto, Carl Gustav Jung decía: “Todas las eras anteriores a nosotros han
creído en dioses de una forma u otra. Sólo un empobrecimiento sin precedentes del
simbolismo nos ha permitido re-descubrir a los dioses como factores psíquicos, es decir,
como arquetipos del inconsciente”. (2)
En nuestros días y para la mayor parte de las
personas, la mitología antigua no tiene ninguna relevancia y se considera el vestigio de un
tiempo superado, las creencias fantasiosas de gente ignorante que (¡pobrecita!) no carecía
de los conocimientos científicos para darse cuenta que el sol es una bola incandescente y
que la luna es una esfera muerta que orbita alrededor de la Tierra. No obstante, por encima
de esta mirada literal del Universo, de la contemplación de un mundo inanimado, los dioses
y los héroes paganos que creíamos bien muertos y enterrados han logrado metamorfosearse
y reaparecer triunfalmente ataviados de ropajes modernos. Estoy hablando, por supuesto, de
los superhéroes, que no son otra cosa que una re-creación de los viejos mitos.

Mientras que el erudito de nariz respingada observará en el Hombre Araña o en la Mujer


Maravilla la decadencia de Hollywood y la falta de ideas de los guionistas, otros podrán
detectar en estos personajes la expresión viva del Alma, animándolos del mismo modo que
lo hacía con los héroes clásicos, y permitiéndonos evocar nuestras propias fuerzas internas.
Y este es el punto que justamente quiero destacar: todos los personajes de ficción
(exteriores) pueden ser apreciados como una evocación de nuestros personajes interiores y,
de igual modo, sus conflictos se corresponden a nuestros propios conflictos.

Ángel Alzamán sostiene que “el cine de hoy y la teleserie son el biznieto y tataranieto del
teatro helénico. Los dioses, daimones, héroes semidivinos y fuerzas numinosas de la
Naturaleza bajaban desde el Olimpo hasta el mundo sublunar, la Tierra, para interferir en
las vidas humanas según les placía, y los humanos quedaban prácticamente indefensos
ante estas irrupciones arquetipales del Inconsciente Colectivo. Y así quedó fijado en el
teatro un filosofar acerca de la contingencia de la existencia humana y del destino. El cine
y las teleseries han asumido estos temas de la dramaturgia helénica que habían sido objeto
de muchas versiones en el teatro europeo, siendo una de las más efectivas las obras
dramáticas de William Shakeaspeare”. (3)

El guionista de Hollywood Christopher Vogler, por su parte, confesó en su obra “El viaje
del escritor” la importancia de la mitología en el mundo cinematrográfico y la afición que
tenían los productores hacia el trabajo del mitólogo Joseph Campbell, sosteniendo
que “algunos cineastas de la talla de George Lucas y George Miller reconocen su deuda
con Campbell, y su influencia puede percibirse en las películas de Steven Spielberg, John
Boorman, Francis Ford Coppola y muchos otros”. (4)

Por lo tanto, debemos entender a los creadores artísticos más bien como re-
creadores. Del mismo modo que Miguel de Unamuno concluyó que “el Quijote no es de
Cervantes, sino de todos los que lo lean y lo sientan” (5) podemos decir que Batman,
Indiana Jones, Harry Potter y Hulk han logrado trascender a sus propios creadores e incluso
a las empresas comerciales que los patrocinan. ¿Por qué? Porque son la exteriorización de
nuestros propios personajes interiores, de los dioses y héroes que habitan en nuestra Alma,
en ese espacio intermedio entre lo de arriba y lo de abajo y donde lo inmortal se conecta
con lo mortal.
Volviendo a Unamuno, con relación al Quijote, éste sentenció con brillantez: “En vez de
llegar a la poesía del Quijote, a lo verdaderamente eterno y universal de él, solemos
quedarnos en su literatura, en lo que tiene de temporal y de particular. (…) Aunque Don
Quijote saliese del ingenio de Cervantes, Don Quijote es inmensamente superior a
Cervantes. (…) Voy más lejos aún: y es que llego a sospechar que Cervantes se murió sin
haber calado todo el alcance de su Quijote, y acaso sin haberlo entendido a derechas. Me
parece que si Cervantes resucitara y leyese de nuevo su Quijote, lo entendería tan mal
como lo entienden los masoretas cervantistas y se pondría del lado de éstos. (…) Ved todo
lo que hay de genial en Cervantes, y cuál es la relación íntima que media entre él y su Don
Quijote. Y todo esto debería movernos a dejar el cervantismo por el quijotismo, y a cuidar
más de Don Quijote que de Cervantes. Dios no mandó a Cervantes al mundo más que para
que escribiese el Quijote, y me parece que hubiera sido una ventaja el que no
conociéramos siquiera el nombre del autor, siendo nuestro libro una obra anónima, como
lo es el Romancero y creemos muchos que lo es la Ilíada.

Y me atrevo a más: y es a escribir un ensayo en que sostenga que no existió Cervantes y sí


Don Quijote. Y visto que por lo menos Cervantes no existe ya, y sigue viviendo en cambio
Don Quijote, deberíamos todos dejar al muerto e irnos con el vivo, abandonar a Cervantes
y acompañar a Don Quijote”. (6)

Por lo tanto, la virtud de Cervantes no fue la de


escribir una obra monumental sino la de revelar al mundo a un personaje antiguo (ataviado
de ropajes nuevos y en un entorno novedoso) que ya existía, y lo mismo podría decirse en
nuestros días de Stan Lee, autor de Hulk, el Hombre Araña, Iron Man, Thor, Daredevil, los
X-Men, los Vengadores, los 4 Fantásticos y el Surfista Plateado, entre otros.
Aunque el cómic (y más aún el género de superhéroes) se considere un género menor y
algo superficial, en verdad podemos apreciar en él un ámbito propicio para la re-
presentación de los dioses y héroes de la antigüedad. En total concordancia con esto, la
española Nerea Fernández elaboró recientemente su tesis de doctorado para la Universidad
de la Rioja sobre este tema, sosteniendo que “los superhéroes se han convertido en la gran
mitología del mundo moderno, conectando con el lector universal y han respondido a una
exigencia antropológica atemporal”.(7)

La mitología contemporánea de los superhéroes está íntimamente ligada con la mitología


clásica de dioses y héroes, y es necesario comprender que ambas tienen un punto de
conexión: el Alma. Los mitos son las historias del Alma, parten del Alma y vuelven al
Alma, que siempre es el puente de conexión entre lo exterior y lo interior.

Por esta razón, el gran mitólogo Joseph Campbell recomendó: “Lee los mitos. Ellos te
enseñan que puedes volverte hacia tu interior y comenzar a recibir el mensaje de los
símbolos”. (8)

Notas del texto


(1) Eliade, Mircea: “La prueba del laberinto”
(2) Jung citado por James Hillman: “Re-imaginar la psicología”
(3) Alzamán, Ángel: “Perdidos en el mundo imaginal”
(4) Vogler, Christopher: “El viaje del escritor”
(5) Unamuno, Miguel de: “Sobre la lectura e interpretación del Quijote”
(6) Unamuno: op. cit.
(7) http://www.larioja.com/culturas/tesis-defiende-superheroes-20170914124252-nt.html
(8) Campbell, Joseph: “The Power of Myth”

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