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EL MACRISMO
METIDO EN UN TEMBLADERAL
SIN SALIDA
JUAN GUAHÁN
RESUMEN LATINOAMERICANO
06-04-2019
El gobierno de Mauricio Macri, más allá del tiempo que se pueda quedar
gobernando, está terminado. Sus políticas antipopulares, sus cortas miras
puestas en beneficios personales o de su círculo, más el estilo impuesto por su
asesor de imagen Durán Barba, se le han vuelto en contra y ya no son
soportables. Macri, pensando en sus intereses y Cristina Fernández de
Kirchner, se “olvidó” de la realidad. Y ahora… parece que ya es tarde.
Al iniciar su mandato, Macri se plantó –ante una realidad crítica- con medidas
económico-sociales semejantes a las adoptadas por Alfredo Martínez de Hoz,
el super ministro de Economía de la dictadura instaurada el 24 de marzo de
1976. El ajuste que se puso en marcha afectó a los sectores más humildes, a
los trabajadores; se destruyó a la industria nacional, a las economías
regionales y se desarticuló el mercado interno.
Todo ello en pos de una “lluvia de inversiones” que nunca llegó. Cuando, el
asombro por esa frustración, el tamaño de la crisis y el endeudamiento, se lo
comía, Macri optó por dejar el manejo de la economía argentina en manos del
FMI.
Los datos sobre la crisis desatada y sus efectos sociales, que se vienen
publicando de un modo reiterado, son harto evidentes y conviene tener
presente lo que está pasando en la sociedad como consecuencia de esas
políticas. Por todos lados brota la multiplicación de los merenderos y
comedores para paliar mínimamente el hambre que azota a un sector
importante de argentinos.
Tiempo atrás Durán Barba hizo un comentario que vale la pena recordar
porque prueba el cinismo de su campaña:“Si un candidato dice un disparate
sobre cómo pagar la deuda externa, tal vez no pierda votos, porque es
complicado, pero si el candidato adopta un perro y lo patea y sale en facebook,
pierde las elecciones”, dijo.
Este mensaje del principal asesor comunicacional del macrismo da cuenta de
la situación de hastío político de una parte importante de la sociedad. No cabe
duda que las actuales políticas comunicacionales del “sistema” apuntan en esa
dirección, ello facilita que el poder económico pueda actuar sin limitaciones en
el logro de sus objetivos: aumentar sus ganancias.
Eso le ha servido para sostener carreras cortas como la que hizo para que
Francisco de Narváez superara a Néstor Kirchner en el 2009. Pero el paso del
tiempo agota rápidamente esas campañas y entonces aflora la realidad y sus
broncas, con un peso mayor a la pasividad que le proponen.
Por eso es tan ostensible que ayudó a que Macri pudiera encaramarse en el
poder como para que ahora –cascoteado- lo bajen del mismo.
Esa política sigue en pie, pero en muchos casos con vida propia –sirviendo a
otros intereses- como el tema de las acusaciones contra grandes empresarios.
También ha merecido largos comentarios las limitaciones de esa política ante
el desastre que provocaban las medidas económico-sociales del gobierno.
Pero desde hace algunas semanas otra novedad se ha incorporado a este
enfrentamiento. El cristinismo ha diseñado un juego propio en esa guerra. Sus
instrumentos más importantes son el Tribunal Federal de Dolores, con Alejo
Ramos Padilla a la cabeza; la denuncia por extorsión al Fiscal Carlos Stornelli,
clave en los “Cuadernos”; la aparición de personajes de los servicios de
inteligencia y seguridad”, al servicio de intereses contrapuestos.
Lo cierto es que el macrismo perdió el dominio total que tenía sobre estos
temas y ahora también debe defenderse de los ataques que recibe desde la
otra vereda del poder judicial. Todo esto es barro puro.