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¿Qué visión tengo ahora de la música peruana?

Paiba Castillo, Adrian Abel


Siempre recuerdo que desde niño me preguntaba si toda la música del país siempre fue el
vals, el huayno, la "anaconda" o las cumbias. Lamentablemente la educación que recibí en
el colegio no era del todo buena y nunca supieron responder esas preguntas. A través de
este curso me di cuenta que lo entendemos como música peruana no es ni una pizca de lo
que los compositores en el Perú han hecho a lo largo del tiempo. Tenemos música al nivel
de muchos otros compositores reconocidos, tanto en Latinoamérica como en Europa que
debemos conocer, tocar y sentirnos orgullosos de esto.

La visión que tengo de la música en el Perú es ahora, después de este curso, muy grande.
Poder conocer a compositores, desde los nacionalistas hasta los que ahora enseñan en
nuestra institución ha sido una gran fuente de información, que me hace pensar en cómo se
llevó la composición y los cánones estéticos desde 1900 hasta la actualidad.
Indudablemente existe toda una variedad de obras, con estéticas y lenguajes totalmente
distintos, que pueden gustar o no al público no estudiado o hasta a la misma comunidad de
músicos.

En el país creo que tenemos el gran problema de no aceptar lo nuevo, mucha gente se
acostumbra a lo que ya sonó y gustó. De alguna forma siento que eso es lo que ha hecho
que muchos compositores no se conozcan y mucha música no sea tocada, sobre todo los del
s. XX y XXI. A comparación con lo que se vivió a fines del s. XIX con los nacionalistas,
vemos un gran desinterés de parte de la gente y de los mismos artistas por la música más
moderna. Muy aparte de los problemas políticos y económicos, la obra de muchos artistas
queda muy de lado cuando debería ser algo que se enseñe en las escuelas como información
vital. De ahí no sorprende que la gente en nuestras calles no conozca quien escribió el
himno nacional o quien lo restauró.

Un claro ejemplo de esta situación de desinformación es "El cóndor pasa". En lo personal,


no sabía que Alomía Robles lo había compuesto, pero a mí y a muchos otros compañeros
siempre nos dijeron que era una marcha y no que la melodía tan conocida venía de una
zarzuela. Siendo algo tan conocido es triste ver que mucha gente no conoce de donde sale
la melodía o al menos quien es el maestro Alomía Robles.
Así como este ejemplo hay muchos más y a veces no solo entre las personas del común,
sino también entre músicos. Esto es una falta aún más grave ya que nosotros, como músicos
en formación, deberíamos conocer y tocar las obras que nos han dejado los maestros. Saber
valorarlas y entenderlas, porque también se da que las personas no quieren tocar o escuchar
esta música por la falta de entendimiento. Esto tal vez se deba a que no llevamos la teoría
suficiente para entender lenguajes como: el dodecafonismo, el serialismo, la aleatoriedad o
cómo funciona la música electrónica. Sin embargo, estos son nuevos lenguajes que
compositores de la generación del 50’s, 70’s, 90’s y sus generaciones intermedias han
usado y aun emplean para sus obras.

No entender o no estar a disposición de entender estos lenguajes, nos crea una barrera que
no nos deja valorar este tipo de música. Siento que eso crea etiquetas, como que solo lo
tonal es agradable o que la música peruana solo son unos cuantos géneros. Pero pienso que
actualmente, la música no debe estar ligada al 100% con la estética sonora que se tiene
desde hace años, como es la pentafonía. Como se dijo en las clases: “No hacer música para
turistas”. Como saxofonista me veo más sumergido en lenguajes modernos, tendencias
actuales como la electroacústica, en música aleatoria, así como también en el jazz y música
de la costa y el centro del país. Y esto me ha servido para poder abrirme hacia la música de
estos compositores y no sentir esta “barrera”. Poder entender su música en el corto
entendimiento que tengo de los lenguajes electrónicos y poder leer algunas obras como
“Sikuri I” de Juan Arroyo.

Recuerdo cuando el maestro Arroyo visitó la UNM el año pasado y conocí más a fondo su
obra. Se dio el tiempo de explicarnos en que se basaba, como procedía a escribirla, como
trabaja con el intérprete y como producir los efectos que busca. Esta experiencia me fue
muy importante porque aprendí a interpretar y valorar los efectos electroacústicos, pero
también me hizo ver que los compositores en el país no están muy interesados en mi
instrumento. Me apena decirlo, ya que sería parte importante de nuestra formación como
músicos interpretar en algún momento una obra original peruana, que existen muchas para
el piano pero que no se escuchan y quedan un tanto relegadas al repertorio universal que
ven a lo largo de la carrera.
Cabe resaltar también que el trabajo de difusión de las orquestas en el país como la
Orquesta Sinfónica Nacional (OSN) la Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil Bicentenario
(OSNJB) la Orquesta Sinfónica de la Universidad Nacional de Música (OSUNM) entre
otras a lo largo del país. Deberían hacer más temporadas incluyendo música peruana tanto
de los que vivieron como los que siguen vivos y no esperar a su defunción para recién
pensar en un homenaje o estrenar sus obras. Pienso que estas agrupaciones deberían ser las
primeras en responder a la petición o el llamado de los compositores de hoy, talvez
mediante concursos o alguna temática en específico como se hacía antes donde el maestro
Iturriaga compone la gran sinfonía “Junín y Ayacucho”.

Para concluir, este curso y el anterior (Historia de la música peruana I y II) me ha ayudado
a ver con otros ojos la música del país. Cuales es la realidad que se vivió y que se vive
actualmente, sus problemas y queda en nosotros ver las soluciones a estos. Como
intérpretes, para mí, la solución es acercarnos más a la música peruana, desempolvarla y
darle su lugar. No ponernos “barreras estéticas” que nos limitan solo a unos cuantos
compositores, sino saber ser abiertos y conocer más estilos y lenguajes modernos. Y como
peruanos, nos queda sentirnos orgullosos de toda esta música que es valorada en muchos
lados y que no debe dejar de enseñarse. Tenemos el deber de darle este conocimiento, que
también es parte de nuestra historia, a nuestros compatriotas y exigir que no se pierdan.

Me llevo una gran información de estos dos cursos de historia y me siento satisfecho de
haber saciado esa falta de conocimiento sobre los compositores que tenemos aquí.

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