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“LLEGAR A SER MISIONEROS”

Por el élder David A. Bednar

El élder David A. Bednar, dijo “Tal vez les guste la música, los deportes o sean
diestros en mecánica, y es posible que algún día trabajen en un oficio, en una
profesión o en las artes. Pese a lo importante que puedan ser esas actividades y
ocupaciones, éstas no definen nuestra identidad. Lo primero y más importante es
que somos seres espirituales; somos hijos e hijas de Dios y la descendencia de
Abraham”. (…) Busca cómo debemos bendecir a todas las personas de la tierra
por ser de la simiente de Abraham: “Ustedes y yo, hoy y siempre, debemos
bendecir a todas las personas en todas las naciones de la tierra. Ustedes y yo,
hoy y siempre, debemos dar testimonio de Jesucristo y declarar el mensaje de la
Restauración. Ustedes y yo, hoy y siempre, debemos invitar a todos a recibir las
ordenanzas de salvación. La proclamación del Evangelio no es una obligación del
sacerdocio de medio día; no es simplemente una actividad en la que participamos
por un corto tiempo o una asignación que debemos cumplir como miembros de La
Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Más bien, la obra misional
es una manifestación de nuestra identidad y de nuestro patrimonio espiritual.
Fuimos preordenados en la existencia preterrenal y nacimos para cumplir el
convenio y la promesa que Dios le hizo a Abraham. Nos encontramos sobre la
tierra en este tiempo para magnificar el sacerdocio y para predicar el Evangelio.
Eso es quienes somos, y eso es por lo que estamos aquí, hoy y siempre” (véase
“Llegar a ser misioneros”, Liahona, noviembre de 2005, pág. 47).

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