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Vargas Vila *
(Dogotú, 23 de julio d e 1860- Dnrcelonn, 23 de mn~·o de 1933)
'-' Capítulo VIII del libro Escrito¡·es representativos de América, segunda se1·ie, Edito1·ial
Credos. Mnd1·id 19G3.
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A grega (y tal vez en ello esté una de las explicaciones de person ali-
da d t an brillante, contradictoria y controvertible) que a Vargas Vila le
dolía n "la 1·epul sa y el olvido de s u tierra colombiana: sicología de pros-
crito perenne, fuente de lamentables y a veces altos extravíos. E sto se
acentúa más en el pasaje en que Alcicles Argued a s refiere una de las
últi mas entrevi stas con el discutido maestro de Au l'a o lus 1;ioletas, Flor
de fango y Los césa.J'es de la decadencia .
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A través de las anteriores transcripciones se advierte la apasionada
polémica en to1·no de Vargas Vila. P or lo general, se la solucionó de l a
manera más fácil: negándolo. Sin embargo, a l cabo de más de veinte años
de su muerte, aún se 1·eeditan sus obras y, para el centenario de su naci-
miento, se ha ope1·ado una verdadera revisión todavía en agraz. Trataré,
por eso, de p1·ecisar más la silueta vital y literaria del conflictivo sagitario.
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ron los liberales de Cúcuta. P oco después, si em pre en l\Iaracaibo, apare-
cerá La reg eneració,¡, ele Colombia (Ltlte el t1·ibunal de la historia. Con
am bos se formará, más tarde, el volumen titulado P retéritas (1921) .
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De ahí que, cuando a raíz d e la reedición de las obras de Vargas
Vila, se pretenda establecer zonas separ adas y f ijas dentro de s u perso-
nalidad, distinguiendo como seres diversos, a l rom ántico de A twa o las
'l.'ioletas y al realista de Flo1· de fango, debamos reparar en que natui·a-
lismo (no realismo) y romanticismo no fueron nunca sino caras opuesta s
de la m isma moneda, que el modernismo, al absorber o fundir el simbo-
lismo y el parnasianismo, rindió implícito homenaje a ambos, ya que este
y aquel rep1·esentan y a fines del siglo XIX, traducidos en t érminos p oé-
ticos, lo que el romanticismo y el naturalismo respectivamente, a media-
dos de dicha centuria.
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de un viaJe de reposo a Sudamérica. Río de J aneiro, Buenos Aires y Méxi-
co son sus principales paradas. Le reciben de modo diverso: con entu-
siasmo a llá, con escepticismo acullá, con frialdad aquí. De ello extrae Var-
gas Vila un libro que se menciona en la bibliografía anexa. N o es muy
optimista. Tampoco muy modesto. Mucho menos, insonoro. En 1929 pu-
blica su última obra Polen y odisea romántica. En una entrevista que
concedió, en Barcelona, el 25 de febrero de 1932, al doctor Marcelino Va-
lEncia, colombiano, Vargas Vila expone sus desencantadas teorías sobre
la vida. F allece a l año siguiente. Le en tierran en el Cementerio de las
Cortes de Barcelona, departamento 5, nicho 7 417, en la bóveda de su
raro, ambiguo y caprichoso secretario, el venezolano Ramón Palacio Viso.
Aunque según confesara al doctor Valencia, Vargas Vila había publicado
dos largas series de obras completas, con un total de setenta y cinco títu-
los cada una; ya para 1933 los escritores de cierto postín hacían gala de
su desdén por Vargas Vila, desdén no siempre sincer o.
Las obras del ardoroso y sonoro colombiano encontraban cada día ma-
yor eco. Eco popular. Se lo puede calificar de "eco de dudoso gusto" ,
pero eco de todas maneras, y eco vasto como ninguno. Vargas Vila gana-
ba más dinero que los d emás escritores del idioma, publicando novelas y
vendiendo odio político en frases latigueantes, de impresionante melodía,
engarfiadas de vocablos raros, de giros exóticos, cosechados en las más
raras fuentes. No es u n hecho nuevo que el vulgo se enamore de lo que
no entiende y se aturda con las rarezas. Ello supone varias condiciones,
entre otras las de sortilegio y brujería en quien las vierte. Así fue. Ro-
deaba a las obras de Vargas Vila un balo de exorcizante, de hechicero, no
necesariamente comprendido ni comprensible. En cierto modo, había en
Slt estilo un elemento m ágico, de a lta, mediana o baja estofa, pero má-
gico, como ocurre en las onomatopeya s de la poesía antillana de hoy, ono-
matopeyas que se sienten y adivinan sin que se pueda r azonarlas, pues
se hallan al margen de las previsiones lógicas. Vargas Vila, para su daño,
pretendía moverse dentro del más estricto racionalismo; no era, empero,
sino un emotivo elocuente. Sus argumentos destilaban sensiblería. Para
atemperar la ñoñez de sus tramas novelísticas acudía no a ideas, s ino a
palabras, sobre todo, a s ustantivos colectivos, a nombres abstractos, a todo
lo que al amparo de una vaguedad sonora puede producir efectos hipnó-
ticos sobre el lector desprevenido o de escasa preparación cultural.
Carlos García Prada no vaci la en calificar a Vargas Vila de " ro-
mántico". Cierto. Sus pujos racionalistas y cienbfistas no pasan de
meros a lardes verbales para ocultar el grueso cont rabando de impreca-
ciones y sólidas blasfemias con que trata de disimular su acuosa emoción (8).
En cambio, cuando se enfrenta a temas políticos, la forma como com-
bina los elementos históricos con las exclamaciones o desfogues rítmicos,
alcanza un nivel superior, algo semejante a un nuevo estilo de libelo
(libelista fue, sin duda). El odio, la a rrogancia herida, un vistoso orgullo
de héroe chafado, de caudillo sin causa inmediata, estremece aquella prosa,
a ratos epiléptica. Veamos : el libro a que acudimos reúne violentas Y
oratorias siluetas de Rafael Núñez, Miguel Antonio Caro, José A. Páez,
Guzmán B lanco, en total hasta once personajes políticos de Colombia Y
Venezuela, bajo el título de Los césares de la decadencia.
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He aquí algunos párrafos que conservo en su original estructura
tipográfica:
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"fue un Sátiro de las nmas ;
"la Gramática no era en él una profesión, era una Pasión; para
él un adverbio era más importante que un hombre" (9).
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"En Flor de Fango se ha creído ver, encarnado en una Mujer,
el Mito de mis Rebeldías;
"absurdo;
"la Heroína de ese libro vivió; .
''y su Tragedia, yo la vi VIVIr;
<~¿en dónde?
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tragos de epidemia. ¿Por qué extrañar que casi todos, se refugien
en la Moral, para salvarse del Hambre? ... cierta dramaturgia de
biberón y harina lacteada, hoy tan en boga, ¿a qué debe su vida?
"a la Moral;
''una Moral para nodrizas y soldados pintureros, que les cantan
cerca a los niños dormidos la Canción de cuna.
NOTAS
(l) Man uel Ug:.trLe, E:;criLo?·es iberoamel"ica'1lOS de 1900, Santiago, Orbe, 1943. págs . 2:3 1
y siguientes.
(2) A lc ides Arguc<las, La. danza de las sombras, Barcelona, López Robcrts, 1934., to mo !,
pág. 345.
(3) Rubén Darlo. Obras completas. Madrid, Aguado, 1950, tomo II. págs. 891-895.
(4) A lbe1·Lo Ghirnldo, EL archivo de Rubén Darío, Buenos Aires, Losada, 1943.
(5) Carta. de doita Lulú Vargas Vila de Lee al autor, fec hada en México, 26 de mayo
de 1960.
( 6) PL"incipales obras de Vargas ·vilo: Aura o las violetas, Maracaibo. 188i; Pa:;ionaria.s,
álbum para mi madre muerta, San C1·istóbal, 1887; E-rmna o Lo irreparable. 1\f:u·a-
caibo, 1889; Flor de fango, 1895; /bis, R oma, 1900; Alba roja, París , 190 1: Copos
de espuma, Pads. 1902; EL yanki, he allí el enemigo, París. 1902: Los divinos v los
Jmman os, París, 1904; Laureles rojos, París 1906; Los césares de la daadencra. París.
1907; El camino del tn"unfo, La Habana, 1908 : La república. romana. París, 1909;
Poemas sinfónicos, Pnrís-México, 1913: En las zarzas de Horeb, París-Mé:dco-Bouret.
1913; EL alma. de los lirios, Bouret, 1914; El rosal pensante. París, 191 ,1; La. muerte
d el cóndor, Barcelona, 1914; Verbo de admonición y de combate, P ads, 1914: Clép-
sid?·a 1·oja., 3a. cd., Barcelona, 1916; La. d emencia. de Job, Madrid, 1916: !" os discíJ>ulos
ele Em.aús, novela de In vida intelectual, Barcelo na, 1917; Rubén Darlo, Madrid. 1917;
Hom1·io reflexivo. Barcelona, 1917; Mi viaje a la Argentina, odisea romántica, Madrid,
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s/f., 1919; Sobre las viñas muertas, Barcelona, 1930; J osé Marti , apóstol libertado·r ,
Paris, 1938; Obras co·m pletas, México, ed., latinoamericana, 1957, 2 vols. (solo las
novelas).
Sobre Vargas Vila: Alejandro Andrade Coello, Vargas Vila: ojeada critica de sus
obras: de Aura o las violeta$ a EL ritmo de la vida, Quito, 1912; Victorio Luis Bas-
seiro, Un h.ombre libre: Vargas Vila, Buenos Aires, 1924; Arturo T orres Rioseco, Fran-'
cisco Contreras t1 Varga$ Vila, en Hispania, California, Stanford University, vol. XVI,
número 4, nov.-dic. 1933; J. Arango Ferr~r. La literatura de Colombia, Buenos Ai-
res, Facultad de ~tras, 1940; Manuel Ugarte. Escritores ibe1·oamericanos de 1900,
Santiago, Orbe, 1943; Max Enríquez Ureña, Breve h.istoria del modernismo, México,
Fondo de cultura, 1964.
(7) Arturo Escobar Uribe, Vargas Vila, el trashumante atormentado, en El Tiempo de
Bogotá, 31 de julio de 1960.
N. ESCRITORES, I , -8.
(8) C. G. P. (Carlos Garcia Prada) articulo sobre Vargas Vila en Diccionario de la lite-
ratura latinoamericana "Colombia", Washington, Unión Panamericana, 1959, pág. 128.
(9) V argas Vila, Los césares de la decadencia, ed. def initiva, Barcelona, Sopena, 1936,
pág. 65.
(10) Vargas V ila, Obras completas, cit., 1967, tomo I, pág. 27.
(11) Vargas Vila, Obras completas, cit., I, 214.
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