You are on page 1of 8

MATERIA (049): Psicoanálisis Freud – Cátedra I

TEÓRICO: 15
FECHA: 11 de julio de 2007
PROFESOR: Osvaldo Delgado

Hoy vamos a trabajar dos conceptos con cuatro textos al mismo tiempo: “Nota sobre el
concepto de lo inconciente en psicoanálisis”; “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un
caso de paranoia (Dementia paranoides) descrito autobiográficamente”; “La represión” y “Lo
inconciente”. Les voy a ir indicando los capítulos y las páginas y lo vamos a articular con lo
que vienen trabajando.
Tomaremos la articulación conceptual represión-inconciente ya que son conceptos
solidarios: no se puede pensar el concepto represión sin pensar el de inconciente. Son
conceptos partenaire uno del otro. Sin embargo, siendo conceptos partenaire, el concepto
de inconciente no agota todo el campo de lo reprimido. Ya tienen un anticipo del inconciente
en lo que venimos trabajando desde las “Las neuropsicosis de defensa”, y desde el trabajo
sobre los sueños.
Han trabajado desplazamiento y condensación, esos dos operadores fundamentales del
proceso primario especialmente con los sueños. Luego, agregamos la puesta en imágenes,
la figurabilidad efecto del camino regresivo de los sueños y la elaboración secundaria
respecto del relato del sueño. Pero los dos operadores fundamentales del trabajo del sueño,
del proceso primario son desplazamiento y condensación; en el sentido de que un deseo
inconciente puede expresarse a condición de su desfiguración por deslazamiento y
condensación.
Trabajaron inconciente con “Las neuropsicosis de defensa”, y la defensa normal y la
defensa patológica en el “Manuscrito K”. La defensa patológica implicaba una defensa
primaria y una secundaria. Teníamos, también, la producción primera de un grupo psíquico
separado como la institución de un primer inconciente estructural y que sólo a partir de ese
grupo psíquico separado se puede pensar el sujeto psicoanalítico.
Luego, trabajábamos el circuito represión-retorno de lo reprimido. Respecto de este
circuito decíamos que para que algo sea reprimido se necesitan dos fuerzas: la fuerza de la
censura y la de atracción desde ese reprimido primordial. Lo vimos cuando trabajamos el
capítulo VII de “La interpretación de los sueños”, en el que había un anticipo de la represión
primordial. ¿Cómo se presentaba clínicamente la represión primordial? Aquello que era
imposible de recuperar mediante el recuerdo, mediante la asociación libre. Testimonio
clínico, una formación del inconciente como los sueños, lo encontrábamos en el ombligo del
sueño que hablaba de un representante psíquico caído en el fondo imposible de recuperar.
Un punto límite –como decía Freud–, allí no podemos avanzar más. Recuerdan que cuando
trabajamos sueños habíamos marcado dos límites al trabajo de interpretación. Uno, era el

1
ombligo del sueño y, otro, lo que Freud llamaba lo hipernítido en todo sueño, un resto
pulsional hipernítido. Entonces, recapitulemos.
Al trabajar “Las neuropsicosis de defensa” ubicamos un grupo psíquico separado como
operación de la defensa. Después, hablamos de represión y retorno de lo reprimido. Todo
esto es la cara exitosa de la defensa. Sin embargo, había una cara de fracaso que remitía a
la dimensión compulsiva y esa dimensión compulsiva se sostenía en esa fuerza irreductible
de la fuente independiente de desprendimiento de displacer.
Cuando vimos “Las neuropsicosis de defensa” teníamos, por la operación de la llamada
defensa patológica primaria, la constitución del grupo psíquico separado. La defensa normal,
era la tendencia del aparato a mantener el principio de constancia y, la defensa patológica,
implicaba la represión de un representante psíquico y la formación de un símbolo. Entonces,
tenemos el grupo psíquico separado y una fuente independiente de desprendimiento de
displacer: la hipótesis auxiliar. Operaba la defensa con sus dos caras: una de éxito y una de
fracaso. La cara de éxito, era que un representante psíquico era reprimido y, en tanto
reprimido, retornaba; porque siempre que hay represión hay retorno de lo reprimido, no hay
represión sin retorno de lo reprimido en términos de la represión secundaria: represión-
retorno de lo reprimido. La cara de fracaso de la defensa, tenía que ver con lo compulsivo ya
que eso no se puede reprimir. Teníamos ese valor compulsivo que se presentaba en el
síntoma, que al ser imposible de domeñar, se presentaba, por ejemplo en los más típico y
paradigmático de la neurosis obsesiva: rituales, ceremoniales, actos y prácticas obsesivas
que trataban de acotar la dimensión compulsiva.
Entonces, cuando trabajábamos sueños dijimos, por un lado, que en todo sueño había
dos límites al trabajo interpretativo: uno lo llamamos ombligo del sueño –un representante
psíquico imposible de recuperar–, y, el otro, es lo que Freud llamaba lo hipernítido. Por otro
lado, Freud nos enseña que para que algo sea reprimido se necesita de dos fuerzas: una
fuerza de la censura en donde operan los mecanismos de desplazamiento y condensación,
y otra fuerza que –dice Freud– atrae desde abajo, atracción de lo reprimido originariamente.
Otra cuestión que trabajamos es la pulsión de la que dijimos que tenía cuatro destinos o
defensas contra la pulsión: represión, sublimación, transformación en lo contrario, vuelta
contra sí mismo. Es fundamental que recuerden todo esto. Freud en estos textos acerca de
la represión y lo inconciente agrega un quinto destino de la pulsión que es la angustia. Dirá
que se puede nombrar como quinto destino de la pulsión a la angustia.
Tenemos que hacer una primera aclaración que Freud mismo hace en “Lo inconciente”.
La pulsión no se reprime, es irreprimible; lo que se reprime es el representante psíquico
ligado a la pulsión. Por ejemplo, teniendo en cuenta la primera época, se puede reprimir un
representante psíquico pero en tanto histeria el monto pulsional inervará el cuerpo como
conversión histérica; en el caso de la obsesión, se puede reprimir un representante psíquico
pero el monto pulsional cargará otros pensamientos, otros representantes psíquicos.

2
Llegamos, entonces, a este momento de la elaboración freudiana: la articulación
represión-inconciente.
El inconciente tiene dos límites. Un límite es la represión primaria en tanto es condición
para poder pensar un sujeto psicoanalítico, un sujeto dividido estructuralmente entre
conciente e inconciente. Podemos decir que esta desgarradura estructural es felizmente
incurable. No es que realizando y concluyendo un análisis se recupera la represión
primordial y se cierra la desgarradura estructural conciente-inconciente. Más bien, un
análisis se trata del encuentro con esa desgarradura estructural o, como será llamado por
Freud, división de la personalidad psíquica o escisión del yo en el proceso de defensa. Se
trata de un límite estructural que se relaciona con ese grupo psíquico separado, con aquello
imposible de recuperar, el ombligo del sueño, etcétera. Ven cómo se ligan los conceptos en
la elaboración que va haciendo Freud.
El inconciente tiene otro límite. Se trata de que, además del inconciente igual reprimido,
hay un inconciente no reprimido. El que veíamos es un inconciente igual reprimido pero hay
un inconciente no reprimido. Estoy anticipando una cuestión fundamental del tercer módulo
de la cursada ya verán por qué.
Tenemos un inconciente igual reprimido, represión secundaria o propiamente dicha y
tenemos un inconciente no reprimido. Lo reprimido es inconciente pero no todo lo
inconciente es reprimido, hay algo inconciente que excede a la categoría conceptual de lo
reprimido; y el nombre que va a adquirir el inconciente no reprimido es el ello.
¿Por qué lo tengo que anticipar? Porque represión primaria, represión secundaria,
represión igual inconciente, represión propiamente dicha, etcétera, sólo dan cuenta de algo
que venimos trabajando desde el inicio. Si digo que el aparato psíquico es todo conciente,
preconciente, inconciente, ¿dónde sitúo la fuente independiente de desprendimiento de
displacer? ¿Dónde lo hipernítido? ¿Dónde lo compulsivo y los otros destinos de pulsión que
no son la represión, fundamentalmente la transformación en lo contrario y la vuelta contra sí
mismo?
Tengo que introducir el concepto del ello, anticipándoles que no todo lo inconciente es
igual a lo reprimido, porque sino estoy anulando todo el ordenamiento conceptual que es
fundamental. Ya verán la enorme importancia que tiene este concepto de ello. No lo voy a
desarrollar hoy, sólo les digo que el inconciente tiene dos límites. Uno, el de la represión
primordial, y otro es que existe un inconciente que no es reprimido.
Decíamos que para que algo advenga inconciente se requiere de la fuerza de la censura
y de la atracción desde un reprimido primordial. ¿Con qué trabajamos en un análisis? Con
los productos, con los retoños del inconciente propiamente dicho, de la represión
secundaria: lapsus, actos fallidos, olvidos, sueños, chistes, síntomas. Son manifestaciones
del retorno de lo reprimido. Cada vez que se reprime hay un retorno de lo reprimido y lo

3
reprimido puede retornar como todas esas formaciones del inconciente. Son modalidades de
retorno de lo reprimido, productos de la represión secundaria o propiamente dicha.
Pero recuerden que lo reprimido como represión primaria no retorna y no se puede
recuperar. En una clase les dije que para que haya olvidos, la represión secundaria, tiene
que haber un olvidado estructural, si no hay un olvidado estructural, no hay olvidos como
formación del inconciente. Y el olvido estructural es la represión primaria. La excelente
memoria de los psicóticos, ese no poder olvidar, tiene que ver justamente con el fracaso en
la constitución, la falla en la constitución del olvido estructural.
Respecto a la represión primaria tienen dos formulaciones distintas pero no es que una
se contraponga a la otra, sino que son complementarias, hay que tomar las dos. Una
formulación está en “La represión” y la otra en el texto sobre Schreber: “Puntualizaciones
psicoanalíticas sobre un caso de paranoia…”.
En “La represión” encuentran la definición de la represión en la página 193. En
“Puntualizaciones psicoanalíticas….”, la encuentran en las páginas 62 y 63.
En el primer texto, Freud dice que represión primaria es un representante psíquico
primordialmente reprimido, irrecuperable. En el segundo –el texto sobre Schreber– dice que
la represión primaria es una fijación pulsional. Entonces ¿de qué se trata?, ¿de una cosa o
de otra? Se trata de las dos cosas. La represión primaria es una operación doble o
compleja, tiene dos patas. La represión primaria implica un representante psíquico caído en
el fondo, irrecuperable y una fijación pulsional. La represión primaria implica ambas cosas.
Para aclarar lo de fijación pulsional. Cuando trabajamos “Tres ensayos…”, los sueños,
“Pulsiones y destinos de pulsión”, ubicamos que la primera experiencia de satisfacción como
perdida producía un irrecuperable, era imposible de recuperar el trauma, quedaba un
agujero en la estructura. Gracias a la producción de esa pérdida había un sujeto. El deseo
añorante, inmortal –recuerden sueños– tenía que ver con la búsqueda de esa primera
experiencia de satisfacción como perdida, imposible de recuperar.
Esta es la problemática de la psicosis. Si se recuperara se aboliría el sujeto mismo. Hay
la pérdida de la primera experiencia de satisfacción pero hay problemas en la inscripción de
esa pérdida, como nos testimonió un paciente en la presentación de enfermos del Borda.
Ante la imposibilidad de inscribir esa pérdida viene el desencadenamiento de la psicosis.
Entonces, en ese agujero estructural, ese agujero que queda que nos hace deseantes,
añorantes, que produce que toda la vida busquemos reencontrarnos con aquello que hemos
perdido atrás y que es lo que nos causó como deseantes; a ese agujero venía un objeto de
la pulsión parcial: oral, anal, fálico agregábamos la voz y la mirada. En el agujero estructural,
imposible de obturar, se colocaba un objeto –oral, anal, fálico, voz, mirada– que se fijaba
para ser soporte del circuito de la pulsión parcial.
Recuerden “Tres ensayos…”, “Pulsiones y destinos de pulsión”, los componentes de la
pulsión: la meta, la fuente, el empuje, el objeto. Decíamos que la pulsión no se satisface en

4
el objeto sino que el objeto sostiene la posibilidad de ese circuito ya que el esfuerzo
pulsional parte de la fuente y “circunvala” el objeto. Produce este circuito alrededor de este
objeto fijado, vuelve y se satisface en la fuente. Cada sujeto está fijado sólo a un objeto
parcial.
Les decía, también, que en las elecciones amorosas está el objeto total –objeto del
narcisismo, edípico, padre, madre, tío, tía, etcétera–, y el objeto de la pulsión parcial. La
pulsión no ama al objeto es el yo el que ama, necesitamos el concepto de yo para el amor; e
introdujimos el ideal del yo y el yo ideal. Pero en el amor, también está en juego la
satisfacción pulsional y la pulsión no se satisface en el objeto. La necesidad se colma con el
objeto pero la pulsión se satisface en su recorrido. Entonces, en las elecciones amorosas
están en juego los objetos prohibidos de la infancia en términos edípicos y el objeto de la
pulsión parcial. O sea, que para un partenaire amoroso no sólo elegimos en relación con los
amores prohibidos de la infancia sino también en relación con aquellos que nos aman
venimos a ocupar un lugar como objeto parcial.
La represión primaria se compone, por lo tanto, de dos operaciones: un representante
psíquico caído en el fondo imposible de recuperar y la fijación pulsional que será el soporte
conceptual de cuestiones cruciales que vamos a desarrollar en la última parte del año. Por lo
que les anticipaba, les dejo planteado que será el soporte conceptual del ello. Lo dejo ahí.
Tal como hoy estoy recuperando lo que trabajamos desde inicio del año cuando lleguemos a
ese punto voy a recuperar lo que estoy trabajando hoy. Entonces tenemos la represión
primaria, movimiento doble o complejo y el inconciente propiamente dicho, el inconciente
respecto a la represión secundaria o propiamente dicha.
Recién trabajamos la represión primaria ahora vamos a trabajar la represión secundaria o
propiamente dicha. Dijimos que su retorno, sus efectos, sus productos, son lapsus,
síntomas, sueños, actos fallidos, olvidos, etcétera. Se trata de representantes psíquicos con
capacidad eficiente, tomando el ejemplo de la sugestión hipnótica. Freud lo dice así en la
página 271 de “Nota sobre el concepto de lo inconciente en psicoanálisis”. Eficiente e
inconciente.
¿Qué quiere decir eficiente? Se hipnotiza o sugestiona a alguien, se le dice que cuando
despierte va a abrir un paraguas en medio de la habitación, se lo hace despertar. El sujeto
despierta sin recordar la orden pero ni bien se despierta abre el paraguas. Entonces, esto es
inconciente porque no recuerda que se le haya dado esa orden y es eficiente porque abre el
paraguas. El inconciente procede de ese modo, o sea, que todos vivimos sugestionados. La
constitución misma de cada uno es por efecto de la sugestión, de los dichos de los
progenitores, y se la pasan abriendo paraguas dentro de una habitación sin saber que algún
día le dieron esa orden de chiquito. Es una metáfora, pero se hacen cosas mucho más
absurdas en la vida que tienen que ver con esos dichos que funcionan como órdenes, como
verdaderos amos en su inconciente.

5
Los operadores de la represión secundaria o propiamente dicha, dijimos que son
desplazamiento y condensación. Las características y propiedades del sistema inconciente
las encuentran en la página 184 del texto “Lo inconciente”.
Una propiedad es la ausencia de contradicción. En el inconciente pueden convivir,
coexistir dos términos opuestos. Cuestión que en general la manifiestan las chicas –para
perturbación de los muchachos–, como una especie de inconciente en ejercicio pueden
decir sí y no simultáneamente. O dicen que sí queriendo decir no, o dicen que no queriendo
decir sí. Los muchachos, si son muy obsesivos, toman esto como algo contra ellos, que se
les hace a propósito (risas).
En el obsesivo, y en la sexuación masculina no es al mismo tiempo. No todos los varones
son obsesivos sino que los hay histéricos y no todas las chicas son histéricas, las hay
obsesivas; pero en general, la sexuación masculina y, fundamentalmente por efecto de la
neurosis obsesiva, se da de una manera diferente: el sí y el no, no son al mismo tiempo sino
que es en dos momentos distintos, con una separación temporal. Manifiestan un deseo y
cuando las chicas se entusiasman y dicen “sí amor, hagámoslo”, él dirá “¿te parece?”. Cada
vez que revelen un entusiasmo especial aparece el no, porque atentan contra el deseo. No
es para joder a las chicas, se jode a sí mismo porque se priva de la situación, es contra sí
mismo, como destino pulsional. Entonces, en el inconciente, tal como se manifiesta en los
sueños, no hay contradicción.
Otra propiedad del sistema inconciente es su dimensión atemporal. El inconciente no
responde al ordenamiento pasado, presente, futuro. Puede aparecer lo que es el pasado en
la historia de un sujeto como lo más nuevo y lo más nuevo como pasado, pueden estar
invertidos los términos de qué es primero y qué es segundo; hay un trastrocamiento del
orden temporal y de causa-efecto.
Otra propiedad, es que no guarda relación con el principio de realidad. El inconciente no
tiene nada que ver con ningún criterio de la realidad, con ningún principio de realidad,
porque esta al servicio de la realidad psíquica y del principio de placer. Por eso uno puede
soñar que es Superman y vuela, porque está al servicio del principio de placer y no del
principio de realidad: que uno no es Superman.
Una formulación muy importante la encuentran en la página 163 de “Lo inconciente”.
Freud dice allí que lo inconciente es un supuesto necesario y lícito. ¿Qué quiere decir?
Recuerden cuando me refería a la pulsión y la diferenciaba del instinto; decíamos que era un
concepto límite en tanto marcaba lo que es psicoanálisis y lo que no lo es; que de aquí para
allá era psicoanálisis y de aquí para allá era medicina, biología, etcétera. Decíamos que la
pulsión es un concepto límite, si sacamos este concepto no podemos hablar de
psicoanálisis. El otro concepto es este: concepto necesario, concepto legítimo. El
inconciente freudiano o sea el inconciente reprimido –así como la pulsión no es ni el instinto
ni la necesidad–, no es una subconciencia.

6
Freud dice que hay lo conciente, que hay lo preconciente –que es un inconciente latente
por el momento–, y que hay una censura entre conciente y preconciente pero no es la
censura fundamental. La censura fundamental se juega entre el sistema preconciente-
conciente y lo inconciente que no es inconciente por el momento, no es latente, no es
descriptivo sino dinámico porque hay una fuerza que lo produce y lo mantiene como
inconciente; y puede emerger mediante el trabajo analítico –por asociación libre– o en sus
productos: lapsus, fallidos, sueño, etcétera, como retorno de lo reprimido.
En la página 173 de “Lo inconciente” encuentran la formulación crucial: no hay represión
de la pulsión. La pulsión no se reprime, lo que se reprime es el representante psíquico ligado
a la pulsión. La pulsión se desplaza, se satisface, se presenta compulsivamente, se
presenta en los otros destinos pulsionales, en la sublimación, en la vuelta contra sí mismo,
en la transformación en lo contrario. Como destino de la pulsión lo que se reprime es el
representante psíquico, la pulsión no se reprime, es irreprimible, la pulsión se satisface
siempre.
Y tienen la definición de represión en la página 177 del mismo texto. De todos modos,
para responder bien qué es la represión tienen que articularlo con las páginas 62 y 63 del
capítulo III: “Acerca del mecanismo paranoico”, del texto de Schreber, ya que la represión es
un movimiento doble o complejo.
¿Dónde van a encontrar detalladas las propiedades del inconciente? En la página 184 de
“Lo inconciente”.
En la página 198 hay un tema crucial –lamentablemente tenemos poco tiempo– es lo que
Freud llama representación-palabra y representación-cosa. A los representantes psíquicos
inconcientes los llama representación-cosa; y a los representantes psíquicos preconcientes-
concientes los llama representación-palabra. Una palabra, la palabra soldado por ejemplo,
tomado por el proceso primario se descompone en dos representantes psíquicos: sol y
dado. En las palabras que utilizamos para hablar –como representación-palabra– cuando se
produce un equívoco, un lapsus, un trastorno en la lengua, se ubica que en una misma
representación-palabra, en una misma palabra, hay más de un representante-cosa, hay más
de un representante inconciente. Por eso, el inconciente freudiano es una red articulada,
una trama como saber inconciente de representación-cosa.
Cuando Freud trabaja el ejemplo de Signorelli, ese olvido con formación sustitutiva,
cuando no recuerda el nombre de ese pintor, Freud descompone Signorelli –esa
representación-palabra que es Signorelli–, en varias representación-cosa, o sea, en varios
representantes inconciente. Y asocia con cada parte porque efectivamente cada
representación-palabra está compuesta por más de una representación-cosa.
La representación-cosa es el representante psíquico inconciente y la representación-
palabra son los representantes psíquicos preconciente. En una palabra hay más de un
representante psíquico inconciente. Cuando se produce un equívoco una misma palabra

7
porta un valor equívoco en su descomposición. Entonces, efectivamente una palabra,
piensen en el chiste, la representación-palabra va a tener por el sentido antitético de las
palabras primitivas, por el valor metafórico de las palabras, en su dimensión equívoca,
representación-cosa como representantes psíquicos inconcientes.
Nos vemos luego del receso. Felices vacaciones de invierno.

Bibliografía trabajada
Freud, S., “Puntualizaciones psicoanalíticas sobre un caso de paranoia (Dementia
paranoides) descrito autobiográficamente” (1911 [1910]), en: Obras completas, tomo XII,
Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990.
---------------, “Nota sobre el concepto de lo inconciente en psicoanálisis” (1912), en: Obras
completas, tomo XII, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990.
---------------, “La represión” (1915), en: Obras completas, tomo XIV, Amorrortu editores,
Buenos Aires, 1990.
---------------, “Lo inconciente” (1915), en: Obras completas, tomo XIV, Amorrortu editores,
Buenos Aires, 1990.

Bibliografía citada
Freud, S., “Las neuropsicosis de defensa. (Ensayo de una teoría psicológica de la histeria
adquirida, de muchas fobias y representaciones obsesivas, y de ciertas psicosis
alucinatorias)” (1894), en: Obras Completas, tomo III, Amorrortu editores, Buenos Aires,
1989.
---------------, “Manuscrito K. Las neurosis de defensa. (Un cuento de Navidad) (1º de
enero de 1896)”, en: Obras Completas, tomo I, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1988.
---------------, “La interpretación de los sueños” (1900 [1899]), capítulo VII, en: Obras
completas, tomo V, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990.
---------------, “Tres ensayos de teoría sexual” (1905), en: Obras completas, tomo VII,
Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990.
---------------, “Pulsiones y destinos de pulsión” (1915), en: Obras completas, tomo XIV,
Amorrortu editores, Buenos Aires, 1990.

You might also like