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Ayrton Luera

2010324

Oralidad y escritura de Walter Ong (capítulos 3 y 4)

Walter Ong a lo largo de su texto plantea una revisión de las características propias de la oralidad
y que la diferencian de las culturas con conocimiento de la escritura. En ella, el autor plantea que
las culturas orales se distinguen principalmente por su naturaleza acumulativa y homeostática y,
además, que la escritura es una tecnología de la palabra indispensable para el desarrollo profundo
del pensamiento humano. Plantea además, que los procesos de pensamiento, expresión y
aprendizaje varían notablemente entre las culturas orales y aquellas que tienen conocimiento de
la escritura.

El texto de Ong nos ayuda a dar un paso más allá en nuestro pensamiento a cerca de la escritura.
Como el menciona, la escritura es una tecnología artificial de la palabra que se ha ido
normalizando en las culturas modernas pues las personas aprender a escribir a temprana edad.
Esto conlleva a que la escritura sea vista como un proceso normal, y no se piense en todo el
trasfondo del paso de una cultura oral a una que posee conocimientos de escritura. La oralidad es
algo que existe desde tiempos remotos, y que los humanos hemos empleado como primer
elemento para la comunicación. La expresión oral ha sido capaz de existir sin ninguna escritura,
pero nunca ha habido escritura sin oralidad.

La lectura trajo a mi mente el caso de nuestra cultura Inca. Mucho se discute si es que los incas
realmente tuvieron o no sistema de escritura. Lo interesante aquí es que actualmente sabemos
que existen diferentes clases de escritura. Y según lo señalado por Ong, “es posible considerar
cualquier marca semiótica, es decir cualquier marca visible o sensoria que un individuo hace a la
cual le atribuye significado.” (Olson, 86) Sin embargo, estos códigos deben explicarse con palabras
o dentro un contexto humano total que sea comprensible para las personas. Siguiendo esa
premisa, podemos entonces considerar el sistema de quipus y las figuras e imágenes plasmadas en
su orfebrería, cerámica, textiles y demás. En este entonces existían maestros expertos en cada
actividad que enseñaban y transmitían conocimiento, como el quipucamayoc, quien era el
encargado de realizar, administrar, e interpretar los quipus. El motivo por el cual no se consideró
estos elementos como un tipo de escritura fue que en ese entonces los españoles creían que la
única escritura existente era y tenía que ser alfabética, como la árabe o hebrea, y rechazaban
escrituras como la china que emplea símbolos o caracteres y no letras. Bajo ese pensamiento fue
que consideraron a las culturas del nuevo mundo como “iletrados” cuando en realidad su escritura
se reflejada de otra manera.

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