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En esta nota presento un texto que escribí hace ya algunos años, aunque con varias
modificaciones. En alguna medida complementa las notas sobre dialéctica (1 y 2), ya
que trata de mostrar cómo funcionan algunas figuras de la dialéctica en el debate sobre
qué es el dinero. También aquí, dada la extensión, he dividido la nota en dos partes. La
bibliografía citada va al final de la segunda parte.
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Rolando Astarita Dialéctica y dinero en Marx (1)
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Rolando Astarita Dialéctica y dinero en Marx (1)
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Rolando Astarita Dialéctica y dinero en Marx (1)
De manera que si decimos “el dinero es X”, esa “X” sería la propiedad o nota distintiva
a partir de la cual tendríamos la noción de qué es dinero. Así, si X es “lo que sirve para
el cambio”, todo lo que sirve para el cambio es dinero; si X es medio de reserva, todo lo
que sirve como medio de reserva es dinero. Si decimos que X comprende la función de
“ser medio de cambio o reserva de valor” tendríamos un universal (algo así como una
“caja más grande”) con menos especificidades. Si decimos que para que algo sea
dinero necesariamente debe ser “medio de cambio y reserva de valor”, la caja se hace
más chica. Observemos que en este camino de adquirir el concepto parece que todo el
peso del contenido (esto es, el peso de definir qué es el concepto) está puesto en la
particularidad que hemos elegido. Es que esta particularidad es la que limita qué debe
considerarse y qué no debe considerarse dentro del concepto, y por eso mismo le da a
éste el contenido. Por este motivo, Hegel dice que en la forma del juicio (“A es B”), es el
predicado el que define el concepto de qué es el sujeto. En nuestro caso, parece que el
contenido de qué es el dinero está soportado por la X, la particularidad. Es ésta la que
nos determina entonces qué es dinero. Por eso podemos decir que en este caso lo
particular “tiene la universalidad en sí mismo como su esencia” (Hegel, 1968, p. 538).
Pero si todo el contenido está puesto en la particularidad, nos encontramos con que el
concepto –en nuestro caso, el dinero, el sujeto- es pura forma. “La universalidad se
convierte así en forma porque la diferencia [o sea, lo particular] está como lo
esencial…” (ídem).
Crítica de Hegel
Pues bien, Hegel dice que esto que hemos logrado no es el verdadero universal, sino
es un universal abstracto, vacío. Es un universal que se adquiere por medio de la
abstracción, de separar y poner diferencias ( determinaciones). Por lo general, cuando
se razona, se quiere avanzar mediante conceptos que se van determinando de la
manera que hemos indicado, esto es, diciendo “A es X” (“el dinero es medio de
cambio”, etc.). Pero se trata de vinculaciones no justificadas, a las cuales no se llega
como resultas de un proceso.
Pero hay más. Hegel explica (sigo Ciencia de la Lógica) que, naturalmente, el
predicado nos está diciendo cuál es el significado del sujeto (en el ejemplo anterior, el
significado del dinero es ser medio de cambio, etc.), esto es, el predicado da significado
al sujeto, le da identidad. Por esto, Hegel dice que el sujeto “está determinado solo en
su predicado”, y en él representa el universal. Pero, por otra parte, el predicado no
tiene un subsistir independiente, sino tiene un subsistir en el sujeto (el medio de
cambio, o la reserva de valor existe a través de este particular, el dinero). Y con esto se
distingue el predicado del sujeto, al mismo tiempo que cada uno condiciona al otro. Se
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Rolando Astarita Dialéctica y dinero en Marx (1)
ve entonces que el universal solo existe a través de particulares y singulares, pero que
éstos a su vez tienen su esencia y sustancia en lo universal. De manera que, siempre
según Hegel, no puede haber un universal carente de determinaciones (de los
particulares y singulares); y los singulares y particulares no existen sin el universal. De
conjunto, constituyen la realidad. Por esto también, el predicado (ejemplo, “dinero es
valor de cambio”) es sólo una determinación aislada del sujeto, sólo una de sus
propiedades. Pero, según Hegel, el sujeto “es lo concreto, la totalidad de múltiples
determinaciones”. Por ejemplo, existe una cierta determinación -X, medio de cambio-
que se toma como contenido de A, el dinero. Pero este concepto que parece
determinado, con contenido, en realidad es vacío “porque no contiene la totalidad, sino
solamente una determinación unilateral” (ídem, p. 539). Si digo que el dinero es medio
de cambio, sólo tomo una determinación unilateral de qué es dinero. Por eso en el
concepto de dinero que se maneja usualmente sólo se ve la simplicidad abstracta. El
dinero aparece como un objeto simple. Pero tales definiciones con las que se piensa
que el concepto se presenta como algo simple, no son el verdadero concepto, sino una
mera representación (para “bajarlo a tierra”, es lo que se imagina que es dinero el lector
de Galbraith, y el propio Galbraith). A lo sumo estas definiciones son sólo “la
declaración de un concepto” (ídem, p. 521), constituyen la representación superficial de
lo que es el concepto, porque se han derivado lógicamente a partir de atribuirle
especificidades más o menos arbitrarias, desde fuera.
La cuestión se ve con mayor claridad cuando Hegel discute la figura del silogismo. Lo
explicamos con un ejemplo. Supongamos que decimos “el dólar es emitido por la
Reserva Federal. La Reserva es el banco central, estatal . Luego, el dólar es una
creación estatal” (aquí el dólar es el singular, la Reserva es el particular y “creación
estatal” el universal). Según las reglas de la lógica formal, aquí lo que importa es si hay
consecuencia, si el término medio vincula a los extremos. Pero en la lógica dialéctica,
esto no es suficiente para el concepto; por ejemplo, el hecho de que dólar sea emitido
por la Reserva Federal puede no ser su propiedad más sustantiva. Hegel dice que éste
es el silogismo de la percepción, que nos puede dar características secundarias,
accesorias, del fenómeno.
Otra vía para llegar al concepto, más elevada que la anterior, es la inducción. Por
ejemplo, constatamos que el dólar es emitido por la Reserva Federal, pero que también
el yen, la libra, el peso, etc., son emitidos por bancos centrales estatales. Luego
extraemos una conclusión, “el dinero es producto de la emisión estatal”. Aquí el singlar
actúa como término medio, es la totalidad que une, explica Hegel; lo cual supone que,
de alguna manera, la observación está completa. Pero dado que se trata de
singularidades, sabemos que nunca estará completa. ¿Qué sucede, por ejemplo,
cuando encontramos dinero que no es creación estatal? Por eso Hegel dice que el
concepto obtenido por esta vía es todavía una operación del entendimiento que
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Rolando Astarita Dialéctica y dinero en Marx (1)
El concepto en Hegel
El concepto del concepto en Hegel es muy distinto a éste que hemos reseñado. Hegel
da un giro radical a todo el asunto, porque sostiene que las diferencias que se añaden
a lo que se quiere definir están agregadas de manera extrínseca, por medio del
pensamiento que él llama “reflexivo”, o “entendimiento”. El entendimiento para Hegel es
el poder de la separación, de la clasificación, el que toma las determinaciones como
rígidas. “Es sólo el entendimiento abstracto y corriente el que toma absolutamente,
cada una de por sí, las determinaciones…” (Hegel, 1999, § 70). Pues bien, el
entendimiento cree tener algo firme a partir de las distinciones (las clasificaciones del
dinero, la distinción tajante), pero “de esta manera el entendimiento se crea [el mismo]
la dificultad insuperable de unirlas”. Es que ¿cómo se unen la determinación “medio de
cambio” y “reserva de valor”? ¿Y qué hacemos con la otra función, menos citada, de
“medida de valores”? Además, ¿cómo se vincula la determinación que define al dinero
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con otras que definen otros conceptos, como valor o mercancía? ¿Qué relación existen
entre estos límites? Cuando se quieren responder estas cuestiones saltan los
problemas.
¿Cuál es el giro entonces que introduce Hegel? Pues sostener que las diferencias no
están fuera del sujeto, del concepto, sino dentro de éste. Que por lo tanto no deben
agregarse de manera externa, sino deben derivarse de él mismo. Según Hegel, el
contenido y la determinación del concepto (en qué consiste el dinero, cuál es su
esencia, etc.) sólo pueden provenir de una deducción inmanente, relacionada con el
sistema en que la cosa está inmersa, con su historia y evolución. Esto se debe a que el
concepto viene a ser la ley que rige su evolución y despliegue (en nuestro ejemplo, la
evolución y despliegue del dinero). “El concepto es lo que es inmanente a las cosas
mismas; aquello por lo cual son lo que son” (Enciclopedia, 166). Por eso, agrega, no es
nuestro obrar subjetivo el que hace atribuir al objeto tal o cual predicado. De esta
manera se llegará a lo que Hegel llama el silogismo de necesidad. No es necesario
coincidir con todo lo que plantea Hegel aquí para rescatar el grano de verdad que
contiene su planteo. La idea principal es que ahora ya no se tratará de una
universalidad obtenida por abstracción y comparación, sino de un universal obtenido a
partir del estudio de la ley interna de la cosa que estudiamos. Por ejemplo, si el análisis
teórico nos muestra que es necesario que el valor se corporice y exprese en un
singular, el dinero, esto tendrá como consecuencia que, necesariamente, la esencia del
dinero comporta la condición de que encarne valor (con independencia de que sea una
creación estatal, por ejemplo). Lo cual no significará dejar de lado el factor “emisión
estatal”; pero esta propiedad aparecerá mediada por el universal (“dinero, encarnación
de valor”). A su vez, este universal existirá a través de particulares y singulares
(determinados regímenes monetarios, determinadas monedas, etc.). Por eso ahora las
propiedades del dinero (medio de cambio, creación estatal, etc.) no estarán ordenadas
según una propiedad cualquiera, sino por la que es esencial. De esta manera se tiene
que el concepto (el sujeto), a diferencia de lo que se piensa comúnmente, no es vacío,
sino muy rico, está lleno de determinaciones. Dicho de otra manera, el concepto es una
totalidad concreta; no es un universal abstracto. Precisemos todavía un poco más esta
cuestión señalando que éste es un cambio radical con respecto al concepto de
concepto de Kant. Es que en Kant las formas del pensamiento son “cajas vacías”,
herramientas que el sujeto aplica desde afuera a un contenido empírico que permanece
por fuera de él. Es la creencia de que tenemos conceptos en nuestra mente (como el
concepto de dinero), que se han logrado a partir de la abstracción de rasgos comunes
a muchos objetos; y que el concepto de alguna manera luego encaja en la cosa que
estudiamos, y que ésta concordancia del concepto con la cosa constituye el
conocimiento. De hecho esto es lo que se hace cuando se define el dinero a la manera
de la economía usual. La unificación de los particulares ocurre entonces “desde
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En Marx
¿Qué tiene que ver todo esto con Marx y su teoría del dinero? El tema es que, aunque
Marx no haya seguido estrictamente todos los pasos que siguen las deducciones de
Hegel del concepto, sí conservó su idea de qué es el concepto. Esto es, no vamos a
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distintivas del dinero, ha sido agregada; todas ellas están vinculadas orgánicamente
con el concepto mismo de valor y se deducen de él.
A su vez la forma simple del valor –que constituye la primera identidad- se despliega,
esto es, pasa al momento de la diferencia. El valor de una mercancía es expresado en
este momento “en otros innumerables elementos del mundo de la mercancía”, de
manera que por primera vez el valor se manifiesta como auténtica gelatina de trabajo
humano indiferenciado (Marx, 1999, p. 77). Pero a este momento del despliegue, de la
diferencia, le seguirá la vuelta a la unidad, que es cuando todas las mercancías
expresan su valor en una única mercancía, que por eso mismo pasa a ser dinero. Sin
embargo, ya no se trata de una unidad inmediata, sino de una unidad que contiene los
momentos anteriores, como momentos superados. En cada cotización del precio de
una mercancía reaparece la figura de la forma simple del valor; y la expresión relativa
desplegada del valor es la forma específica en que se manifiesta el valor de la
mercancía dinero (Marx, 1999, p. 116). El dinero es la superación de los momentos
anteriores del desarrollo; este proceso es expresado mediante la figura del aufheben,
del “superar conservando” hegeliano.
De esta manera hemos llegado a una identidad concreta (tiene la mediación como su
pasado lógico y fundamento), ya que el dinero “existe ahora fuera de la mercancía y
junto a ella” y “ha alcanzado una existencia independiente” de la mercancía, “una
existencia que se ha vuelto autónoma” (Marx, 1989, p. 121). Partiendo de la identidad
lograda habrá despliegue y vuelta hacia sí a través de sus diversas funciones. Y sólo a
través de todo este proceso podrá captarse el concepto de dinero.
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Rolando Astarita
Buenos Aires, 2012
http://rolandoastarita.wordpress.com/
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