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1. Las madres de las tres víctimas junto con sus familias y organizaciones de mujeres
presentaron denuncia ante la Corte Interamericana de Derechos Humanos -CIDH,
alegando la responsabilidad internacional del Estado en la desaparición y asesinato
de las tres mujeres. Del párrafo 20 al 30 de la sentencia en mención se hace un
reconocimiento parcial de la responsabilidad internacional, El Estado reconoce que
en la primera etapa de las investigaciones, entre el 2001 y el 2003, se presentaron
irregularidades. […].
Los temas de que se ocupa la sentencia y la forma en que son desarrollados bien
ameritan un análisis minucioso, ya que por ejemplo, conoce de hechos ocurridos en
1974 pese a que México ratificó la Convención Americana sobre Derechos Humanos
que es la base normativa del funcionamiento del sistema interamericano— en 1981 y
reconoció la competencia de la CoIDH el 16 de diciembre de 1998, por tratarse el
caso de una violación continua o permanente como lo es la desaparición forzada de
personas y las consecuencias de ésta, con lo cual, esa Corte cambia en parte sus
criterios anteriores en casos similares a éste. También destaca que, en la parte
considerativa determina que es inválida la reserva formulada por México a la
Convención Interamericana sobre Desaparición Forzada de Personas, porque no
satisface el primer requisito establecido en el artículo XIX de la misma, pero no ordena
que sea retirada ni señala nada a ese respecto en las medidas de reparación ni en
los resolutivos de la sentencia. O bien, que teniendo elementos suficientes para
pronunciarse respecto al artículo 13 de la Convención Americana en cuanto al acceso
a la información bajo control del Estado, se limitó a reconocer el derecho de acceso
al expediente por las víctimas como parte de las garantías del debido proceso.
Pero además de esos y otros tantos temas más que pueden derivar del trámite y
sentencia del caso, se distingue por ser la primera resolución dictada en contra de
México en la cual se vincula directamente al Poder Judicial de la Federación al
cumplimiento de algunas medidas de reparación, así como que también por primera
vez se hace mención en una sentencia dirigida al Estado mexicano del control de
convencionalidad que deben ejercer los jueces y tribunales nacionales.
La Corte, con base en lo argumentado por las partes, declaró que la controversia
planteada exigía el análisis del contexto que rodeó a los hechos del caso y las
condiciones en las cuales dichos hechos pudieran ser atribuidos al Estado y
comprometer, en consecuencia, su responsabilidad internacional. A pesar del
allanamiento efectuado por el Estado, declaró que subsistía la necesidad de precisar
la entidad y gravedad de las violaciones ocurridas respecto a las garantías judiciales
y de protección judicial de la Convención Americana, en conexión con la obligación
de respetar los derechos y el deber de adoptar disposiciones de derecho interno de
dicho tratado y la obligación de adoptar medidas para eliminar la violencia contra las
mujeres de la Convención Belém do Pará. Para ello, el Tribunal procedió a realizar
las consideraciones de hecho y de derecho pertinentes, analizando las obligaciones
de respeto, garantía y no discriminación del Estado.
Estado deberá, conforme a los párrafos 452 a 455 de esta Sentencia, conducir
eficazmente el proceso penal en curso y, de ser el caso, los que se llegasen a abrir,
para identificar, procesar y, en su caso, sancionar a los responsables materiales e
intelectuales de la desaparición, maltratos y privación de la vida de las jóvenes
González, Herrera y Ramos, conforme a las siguientes directrices:
Los resultados de los procesos deberán ser públicamente divulgados para que
la sociedad mexicana conozca los hechos objeto del presente caso.