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Epístolas perversas

Ha manifestado Pablo Casado que Sánchez prefiere pactar con quien tiene las
manos manchadas de sangre que con quien las lleva pintadas de blanco. Acierta
plenamente. Siendo ya un alto dirigente de Herri Batasuna, después de su
actividad terrorista en la ETA, Otegui sabía a quienes enviaba la banda etarra sus
cartas de extorsión e intimidación. En junio de 1981, el padre de Santiago Abascal
recibía esta educada misiva, que con estremecimientos, transcribo: «Sr. D. M.
Abascal Pardo: Hace algún tiempo recibió Vd. una carta nuestra en la que le
hacíamos petición de 10 millones de pesetas como contribución económica a la
lucha del Pueblo vasco. Hasta la actualidad permanecemos sin noticias ni
respuesta. Le suscribimos la presente para comunicarle que tiene Vd. un último
plazo de 15 días para tomar contacto con el señor OTXIA en los medios vascos de
San Juan de Luz, Biarritz o Bayona para satisfacer nuestra solicitud económica.
Este mismo plazo ha sido dado a otros capitalistas como Vd. reacios a contribuir.
Una vez pasado el plazo comenzaremos a ejecutarles, lo que si hasta hoy no
hemos hecho ha sido simplemente por razones políticas. Finalmente queremos
advertirle que no tenemos ninguna dificultad para llegar a Vd. Euskadi, 3 de junio
de 1981. Organización Militar Socialista Revolucionaria Vasca de Liberación
Nacional. Gora Euskadi Askatuta. Gora Euskadi Sozialista. ETA. Euskadi Ta
Askatasuna». Y el sello estampado de la banda.

Pero hay otras cartas, no tan directas pero primas hermanas en la perversidad. Su
autor, el Provincial de la Compañía de Jesús de la Provincia de Loyola, el padre
Ignacio Echarte. De todos es sabido que en aquellos tiempos –estamos en 1997–,
tanto el Obispo de San Sebastián, Jose María Setién, como su Vicario Pagola, se
ubicaron del lado de los asesinos y despreciaron a las víctimas de la ETA. La
relación de vilezas no tendría sitio en diez textos como el presente. Dos jesuitas se
mostraron críticos con su obispo, publicando sendas cartas en «El Diario Vasco»
de San Sebastián. El anciano y valiente jesuita navarro José María Sagüés y el
jesuita y criminólogo Antonio Beristain, profesor en la Universidad de Deusto, en
su sede de San Sebastián. Por orden de Setién, el padre Sagüés fue confinado en
la Casa de Ignacio de Loyola, incomunicado y con prohibición de recibir llamadas
o visitas. El autor del encarcelamiento del padre Sagüés, último preso político de
España, fue el Provincial Echarte. El padre Sagüés obedeció a su superior hasta
la muerte, siguiendo la norma ignaciana. Pero el padre Beristain, más joven y
decidido, volvió a escribir contra Setién, acusándolo de estar con los verdugos y
no con las víctimas. Y recibió la carta que sigue firmada por el Provincial Echarte.
«Bilbao, 17 de diciembre de 1997. Padre Antonio Beristain. Querido Antonio:
Acaba de llegar a mis manos tu colaboración de hoy, día 17 en «El Diario Vasco»
titulada «El Papa y las Víctimas del Terrorismo». No pretendo juzgar tus palabras
que podrían merecer comentarios pormenorizados, sino más bien deseo remitirme
a actuaciones tuyas precedentes, y la decisión que te comunicó mi predecesor,
Ignacio Cacho. En nuestra entrevista del 5 de noviembre del año pasado, hicimos
un pacto de honor por el que te comprometías a actuar en estos casos en
conformidad con la actual Ordenación sobre escritos y otras obras destinadas a la
publicación que exige la Previa Licencia Superior. Creí que la mutua palabra dada
era suficiente, pero ahora constato que debo intimarte esa obligación por escrito.
Como es la primera vez que desde entonces actúas así, confío en que, en
adelante, no volverás a hacerlo. Si así lo hicieras, me sentiría obligado a adoptar
claras y serias medidas de gobierno, para tu propio bien y para el bien de la
Provincia y la Compañía. Y por ello, determino lo siguiente: 1º/ En el período de
una semana escribirás una carta personal al Sr. Obispo de San Sebastián
retractándote de tus afirmaciones hechas en el día de hoy. 2º/En el futuro, no
podrás tener ninguna comunicación con los medios de comunicación social (TV.
Radio, Prensa escrita) sin el permiso expreso y por escrito de tu Superior Mayor.
Siento tener que tomar esta decisión drástica y fuerte, pero considero que es
necesaria para que podamos contribuir, como jesuitas y hombres de Iglesia, «a
construir la paz entre todos nosotros». (Las comillas son mías). Quedo a tu
servicio. Ignacio Echarte. Provincial».

El padre Beristain abandonó la Compañía de Jesús y siguió defendiendo a las


víctimas.

A tan terribles tiempos nos quiere llevar de nuevo Pedro Sánchez.

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