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El Empirismo radical de David Hume

David Hume fue uno de los pensadores más importantes del periodo de la ilustración y un

crítico profundo al fundamento de la razón como eje de conocimiento, su filosofía plantea una

serie de dudas escépticas sobre la moral, la teoría del conocimiento y propugna una crítica a la

sustancia cartesiana de los racionalistas; así mismo intenta descalificar los fundamentos de los

contractualistas, sustentando que la base del conocimiento va de la mano con la experiencia,

convirtiéndose en un escéptico en su forma más pura y un empirista en su forma más radical.

En primer lugar su base teórica se encuentra en la experiencia, Hume explica que solo

obtenemos conocimiento en tanto los sentidos nos lo ofrecen, todo aquello que esté más allá de

los sentidos son invenciones de nuestra mente; por ende son conocimientos ficticios contrastando

con los racionalistas, no existen ideas innatas. Lo que concebimos en nuestra realidad está dado

de percepciones divididas en impresiones o ideas, las primeras son el contacto que tenemos

directamente con el objeto, esto quiere decir el sentir en su tiempo presente, las segundas son el

recuerdo de este objeto en su tiempo pasado, más allá de lo que pueden brindar las impresiones y

las ideas no hay forma de obtener una certeza de un futuro suceso, lo cual solo lo acompaña una

creencia porque no hay una impresión que lo acompañe.

Dicho esto Hume nos obliga a dudar de todo aquello de lo que podemos o no afirmar, intenta

calificar los hechos de la existencia real, y atribuye a que todo razonamiento respecto a

cuestiones de hecho va acompañada a la relación de causa y efecto.

Consideremos ahora la teoría de la causalidad que Hume plantea, el hecho de que una cosa ya

haya sucedido de determinada manera no compromete a la certeza de que en el futuro la causa

inicial valla a seguir estos efectos, para esto necesitamos entender que la costumbre o el hábito

nos lleva a sumir o suponer esta finalidad a lo que él llama conexión necesaria; lo que en realidad
ocurre es que podemos percibir contigüidad, prioridad y conjunción constante lo cual no limita a

una relación de efecto.

Por otra parte su crítica a la sustancia muestra un escepticismo a las características de la

metafísica cartesiana, solo lo evidente proviene de los sentidos por medio de la experiencia, por

ejemplo ni Dios, ni el mundo, ni el “yo sustancial” pueden percibirse porque no van acompañadas

de una impresión, solo conocemos sus características. Aunque con este argumento Hume no

niega que sea necesaria la concepción del mundo para constituir sociedad siguiendo el simple

hecho de utilidad, su fundamento carece de base para explicar su “necesidad” para la

construcción de esta.

Al mismo tiempo se detiene a tomar consideraciones morales con su teoría del emotivísmo

moral, de nuevo desvirtuando a la razón, esta no puede de por sí justificar o condenar una acción,

solo se limita a la teoría, a dar una definición o descripción del “ser” mas no demuestra de

manera normativa su “deber ser”. Dando por hecho que la razón solo es un medio para alcanzar

un fin, que es propuesto por las pasiones acompañadas de un “querer hacer” si lo planteamos de

ese modo, como describe en su obra Tratado sobre la naturaleza humana, la razón es y debe ser

únicamente la esclava de las pasiones y no puede pretender otra misión que la de servirlas y

obedecerlas.

Bajo este respecto, en la pasión se muestran los sentimientos, los impulsos y las intenciones,

etc. la adecuación e inadecuación surge según una acción frente a otra lo cual radica en la medida

en que dé placer una acción (virtud) o dolor en su forma contraria (vicio). Cabe aclarar que Hume

no es un relativista moral, no trata de aplicar el caso de quien hace la acción la toma como

correcta más aun no toma en consideración los universales de la moral que son los diferentes

valores que existen y que tomamos como criterios “generales” para discernir lo correcto o lo

incorrecto, aunque él prevé esta visión no concreta una explicación clara de su teoría frente a
esta, solo aplica el principio de simpatía cuya característica es compartir las mismas pasiones que

los demás y que hay un “estado de naturaleza” que nos lleva a todos a tener las mismas

reacciones de agrado o aversión, solo las pasiones deben ser debidamente educadas.

Dicho lo anterior Hume retoma el “estado de naturaleza” para tratar de la sociedad como

mejor elemento para disipar la debilidad natural del hombre. Bajo esta premisa nacen las

siguientes leyes de naturaleza: la abstención de las posesiones de los demás, la ley de la justicia y

la obligación de la promesa y el pilar que nos asegura estas condiciones, el gobierno. Trayendo a

la postre la posición del “contrato social” y las “virtudes artificiales”, concluyendo que ante todo

las instituciones humanas (ya puedan ser representantes políticos) y las discusiones dadas del

acuerdo entre las partes (podemos plantarlo desde un método parlamentario), solo la monarquía

moderna como forma de gobierno es capaz de aplicar las condiciones de una sociedad civil.

De ahí que Hume parte de su filosofía oponiéndose a las concepciones del racionalismo y trae

consigo consideraciones empíricas sobre el conocimiento en sí mismo, el emotivismo moral y la

concepción de sustancia abriendo los debates teóricos sobre el mundo extramental cartesiano, las

concepciones de moralidad en la sociedad y el principio del conocimiento del hombre.


Bibliografía:

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