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Ensayo sobre la física del universo

Pensar en el universo implica pensar en una vastedad que no podemos


entender, fundamentalmente porque el universo nos es ajeno, pero también porque la
limitada capacidad humana no le permite al hombre desvelar como quisiera las claves
que han hecho posible que hoy estemos aquí como especie, tratando de encontrar las
respuestas a tantas preguntas, y tal vez de encontrar las preguntas para las que quizá
ya haya respuesta, aunque no lo sepamos.

El universo resulta ajeno porque el hombre no puede abordar la inmensidad del


espacio, sus limitados instrumentos no le permiten ver más allá de la creciente
oscuridad que se ciñe sobre sus hombros cuando enfila sus telescopios hacia el
firmamento, a pesar de que ya haya logrado desentrañar parte del misterio del universo
con el descubrimiento de sistemas solares lejanos, planetas, agujeros negros y otros
cuerpos estelares, que le permiten soñar con llegar a ellos, pero sin poder alcanzarlos,
por lo que la palabra ‘soñar’ resulta bastante adecuada.

Tampoco puede entender el hombre cómo es posible que hoy estemos aquí
como especie y no hayamos sucumbido en el largo proceso histórico que ha
caracterizado a la evolución de la vida en la tierra, para lo cual solo hay conjeturas
basadas en teorías, que aunque muy completas, no dejan de escaparse muchas veces
a la realidad, para llevarnos a un mundo lleno de agujeros de gusano y viajes en el
tiempo (1), teorías que aunque formuladas y sustentadas con una inteligencia superior,
terminan dejando un mal sabor de boca, porque parecen sacadas de la ciencia ficción,
más con ficción que con ciencia.

Pero en la realidad de la física como ciencia hay cuestiones que resultan


insalvables, como por ejemplo, lograr una visión integradora del tiempo y el espacio,
es decir, la confluencia de la teoría de la gravedad con la mecánica cuántica. Porque
no hay manera de explicar cómo unir la teoría de lo muy grande con la teoría de lo muy
pequeño.
De cualquier forma, es importante tomar consciencia de las posibilidades que ha
tenido para el hombre la ciencia y concretamente, el desarrollo científico en el área de
la física, pues es esta disciplina la que le ha permitido los logros más importantes en lo
que toca al avance de la especie humana, la civilización y la tecnificación.

Así por ejemplo, formulaciones teóricas como la de la gravedad y las leyes del
movimiento por parte de Newton, permitieron comprender la mecánica del movimiento
del sistema solar y extrapolarlo a los demás cuerpos del universo; la teoría de la
relatividad de Einstein permitió comprender la relación entre el tiempo y el espacio de
una manera que aún hoy es difícil de explicar a la persona promedio, es decir, aquella
que estudia y aprende solo lo que se le pide.

Pero hay avances y descubrimientos mucho más terrenales, que sin embargo no
podrían ser sin la física, estos son por ejemplo el computador, el teléfono, el automóvil,
el láser, la fibra óptica, la imagen por resonancia, las pruebas de ADN, los
biocombustibles y el internet. Son estos descubrimientos los que han permitido al
hombre ser la criatura orgullosa y presumida que a veces es, para alejarse del
entendimiento del universo y sumirse en su pequeño mundo, escapando a la
comprensión de los fenómenos naturales, porque para el hombre el universo no es más
que el pequeño círculo donde vive, un círculo que muta con el tiempo y que se hace
más grande o más pequeño según aprenda o viaje, pero que difícilmente lo lleva más
allá de su propio planeta.

El hombre de hoy no logra ver en sí mismo el milagro interestelar, no logra


comprender la maravilla de estar vivo, y no porque haya sido producto de la creación
de un ser superior, sino porque es producto de las estrellas. Cada ser vivo en la tierra
está formado por átomos que tuvieron su génesis en los astros estelares, en las
grandes supernovas, que con su muerte generaron los elementos básicos de la materia
que hoy nos conforman y que hoy hacen posible escribir estas líneas.

A esto me refería cuando hablaba de la limitada capacidad humana del hombre,


un ser que ha contado con la inteligencia para construir las herramientas que le
permitan llegar a otros mundos, perpetuarse en el tiempo y en el espacio, pero que no
logra sentar las bases para evitar la destrucción de su propio planeta, un mundo al que
le quedan miles de años de existencia, pero donde la vida tiene los días contados, pues
hay realidades como el aumento progresivo de la temperatura media de la tierra que el
hombre no ha querido ver (calentamiento global), porque aunque muchos lo vean, lo
señalen oportunamente y rueguen por soluciones, la verdad es que no es una cuestión
de pocos, sino de toda de la humanidad.

Tal vez este sea el resultado de la cultura acientífica que ha caracterizado al


hombre a lo largo de su historia, un flagelo del que no ha podido escapar, y del que son
culpables principalmente la política, la religión, el miedo y el ocio.

La política, porque por medio del poder se puede controlar a otros


conminándolos a la ignorancia, pues solo con conocimiento es posible sentar las bases
sólidas que permitan a la sociedad sublevarse contra la opresión.

La religión, porque históricamente ha perseguido a quien busque respuestas


más allá de Dios, a quién tratase de explicar objetivamente la realidad, a quien tratase
de oponerse a la única ‘verdad’, la de la Iglesia (2).

El miedo, porque se ha configurado en una expresión de temor hacia lo


desconocido, y por ello se ha perdido la oportunidad de conocer y avanzar en ciencia.

Finalmente, el ocio, que se relaciona de manera importante con la cultura que se


promueve en la sociedad, una cultura en la que se premia más al futbolista que al
científico, más al cantante de reggaetón que al escritor, más a la modelo que a la líder,
esa cultura que ha alejado al hombre de la comprensión de su propio universo, pues si
no puede entender su pequeño mundo, como más aún va a entender lo que no conoce.

¿Cuál es la entonces la solución para esta problemática? La respuesta no es


más que educación. Solo la educación puede dar al traste con la ignorancia de los
hombres. Prueba de ello es que los países mejor educados son los que gozan de un
mejor estilo de vida, pero para pena de todos, vivimos todos en el mismo planeta, y es
preciso encontrar soluciones conjuntas o desaparecer unidos.
Referencias

1. Matos T, Favela-Rosales F. Viaje a las Estrellas en Agujeros de Gusano. Res


Gate [Internet]. 2006 [citado en abril 10 de 2019]; Disponible en: https://www.
researchgate.net/publication/267937784_Viaje_a_las_Estrellas_en_Agujeros_de
_Gusano

2. Wolovelsky E. Ciencia y religión. La Hoja del Rojas [Internet]. 2007 Jun; 5.


Disponible en: http://www.rojas.uba.ar/contenidos/programa_ciencia/pdf/ciencia_
religion.pdf

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