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Problemas de salud mental en estudiantes universitarios:

¿consecuencias de la (sobre) carga académica?

Álvaro Jiménez, Graciela Rojas y Vania Martínez


para CIPER Chile

Un malestar recorre las universidades. La sobrecarga académica, el estrés y los problemas


de salud mental se han transformado recientemente en objeto de nuevas demandas de las
federaciones universitarias. ¿Cuáles son las raíces de este malestar? Y lo más importante: ¿cómo
podemos enfrentarlo?

El ingreso a la educación superior abre grandes oportunidades, pero también supone


sobrellevar los desafíos propios de la transición a la edad adulta. Este periodo de “adultez
emergente” (18-28 años) viene acompañado muchas veces por un alejamiento de las familias,
migración desde las localidades de origen, la necesidad de equilibrar estudios con empleo,
dificultades económicas e incertidumbre respecto al futuro. Muchos jóvenes se deben adaptar
además a cambios profundos en los roles sociales, como la transición desde un modelo escolar
altamente estructurado y protegido a uno caracterizado por la flexibilidad, autonomía, nuevas
exigencias y métodos de aprendizaje. Asimismo, el paso por la universidad se puede asociar a
inconsistencias o desajustes entre las altas expectativas (mayores oportunidades laborales e
ingresos, movilidad social ascendente) y las oportunidades reales que disponen los estudiantes una
vez egresados (alta competencia en el mercado laboral, tensiones asociadas al endeudamiento).

Distintos estudios han demostrado que la obtención de títulos universitarios tiene un efecto
protector contra los problemas de salud mental a lo largo de la vida. Sin embargo, el periodo
universitario es un momento particular donde los jóvenes presentan una alta prevalencia de
problemas de salud mental. Se trata, de hecho, de un periodo que coincide con el inicio de la mayor
parte de los trastornos mentales.

Durante los últimos años, las unidades de bienestar de las universidades chilenas han
detectado una demanda de atención creciente asociada a problemas de salud mental. En este
contexto, ¿qué nos dicen los datos disponibles? Las cifras internacionales permiten estimar que
alrededor del 20% de los estudiantes universitarios cumplen con los criterios de depresión mayor.

En Chile algunos estudios indican altas tasas de sintomatología ansiosa y depresiva en esta
población, particularmente entre las estudiantes mujeres, siendo incluso superiores al promedio
nacional en los grupos de edad correspondientes. Un estudio de prevalencia muestra que un 27%
de los estudiantes universitarios presenta sintomatología depresiva severa. El mismo estudio
identifica que un 10% de los estudiantes cumple con los criterios de trastorno bipolar, mientras que
el 24% presentaría un consumo problemático de alcohol y el 15% sufriría algún tipo de trastorno de
la alimentación. Asimismo, el 5% de los estudiantes presentaría un riesgo moderado a severo de
intento de suicidio. A estas cifras se agrega un uso creciente y desregulado de medicamentos -como
metilfenidato o modafinilo- para lograr mayores niveles de concentración y rendimiento en periodos
de alta demanda académica.

¿Estamos frente a una de las consecuencias de la (sobre) carga académica? Diversos


diagnósticos de la época nos recuerdan que actualmente vivimos en “sociedades del rendimiento”,
caracterizadas por un compulsivo exceso de trabajo. En este tipo de sociedades los individuos están
en permanente competencia con los demás, pero también consigo mismos. La contracara del
rendimiento es la fatiga, el sentimiento de insuficiencia, el desasosiego y la depresión. De este modo,
la experiencia de estrés agudo, crónico o burn-out no sería sino la consecuencia de una explotación
voluntaria de sí mismo que se hace pasar por libertad, éxito y auto-realización ¿Se trata también de
un problema que afecta a nuestras universidades?
No son pocas las voces que han sostenido que la carga académica, largas horas de estudio
y numerosas noches sin dormir serían el principal factor que afecta la salud mental de los
estudiantes. Existe un consenso en las unidades de bienestar de las universidades respecto a que
los principales motivos de consulta psicológica entre los estudiantes están relacionados con el área
académica. Y es que la percepción de estar jugándose el futuro en los exámenes parece impactar
significativamente sobre su bienestar emocional.

¿Es la sobrecarga académica la causa del problema? Sería reduccionista pensar que es el
único factor. Por un lado, las causas subyacentes varían de persona a persona, no todos los
estudiantes responden de igual modo frente a la misma carga y ciertamente no todos sus problemas
están relacionados con sus experiencias universitarias. Por otro lado, los estudiantes tienden a
buscar ayuda una vez que su rendimiento académico se ve afectado, pero a menudo sus dificultades
comienzan mucho antes y se asocian a vulnerabilidades y factores de riesgo que se arrastran desde
la adolescencia.

Por lo tanto, para comprender este (¿nuevo?) malestar universitario es necesario


interpretarlo en el contexto de los cambios más amplios que se han producido en las dinámicas
generacionales y en el sistema de educación superior chileno.

Por una parte, los problemas de salud mental parecen ser cada vez más frecuentes en niños
y adolescentes, lo que podría explicar la agudización de estos cuando las nuevas generaciones
ingresan al sistema de educación superior. Por otra parte, la profunda diversificación de la matrícula
universitaria durante las últimas décadas y los valiosos esfuerzos por reducir las barreras
socioeconómicas en el ingreso (por ejemplo, a través de la política de gratuidad y los cupos de
equidad) han producido un cambio importante en el perfil sociodemográfico de los estudiantes,
permitiendo la incorporación de grupos de personas que presentan un mayor riesgo a desarrollar
problemas de salud mental (en particular, mujeres e individuos provenientes de grupos más
vulnerables). Estos procesos pueden estar acompañados por la reproducción de experiencias de
desigualdad al interior de las instituciones, produciendo dificultades de adaptación de las primeras
generaciones de universitarios al nuevo contexto social que representa la vida universitaria.

¿Y si la alta prevalencia global de problemas de salud mental entre los estudiantes


universitarios no es sino un síntoma de una crisis de la idea moderna de Universidad? La institución
que conocemos como Universidad se ha desarrollado en base a la concepción moderno-industrial
de la educación como una cadena de producción y distribución del conocimiento. Esta idea asume
el supuesto de que mientras entreguemos a los estudiantes un conjunto de datos y habilidades éstos
lograrán crear un relato suficientemente coherente de la realidad para poder transformarla. Sin
embargo, la complejidad del mundo de hoy enfrenta a los jóvenes a enormes cantidades de
información que resulta difícil asimilar, exigiendo mayor flexibilidad emocional, cognitiva y relacional
para adaptarse a cambios acelerados.

Más allá de estas posibles causas, lo cierto es que los problemas de salud mental pueden
afectar a los estudiantes en cualquier momento de su carrera. Sin embargo, las primeras etapas de
la vida universitaria tienen el potencial de convertirse en un escenario clave para la prevención,
detección y tratamiento temprano de problemas que no solo afectan la vida de hoy, sino que
comprometen el bienestar de mañana. Los problemas de salud mental tienen un impacto sustancial
en el rendimiento académico, aumentan el riesgo de abandono de las carreras y actúan
insidiosamente en la percepción que las personas tienen de sí mismas y en sus relaciones sociales,
además de ser fuertes predictores de un menor rendimiento ocupacional y nivel de empleabilidad en
el futuro.
Tema:

Idea(s) principal(es):

Ideas secundarias:

Hecho(s):

Opiniones (3 mínimo):

Correferencias (márquelas en el texto con la herramienta ‘destacador’ en amarillo)

Recordar:
- No todos los verbos en participio (aquellos que terminan en -ando, -endo, -indo; ejemplo:
corriendo, exigiendo, tomando) son casos de correferencia. Leer con atención
- No todos los “lo” son casos de correferencia
- Revisar https://www.helmuthsteil.com/uploads/9/4/2/6/9426549/correferencia.pdf para más
ejemplos de correferencia si tuvieran alguna duda (es una presentación muy completa, muchos
de los ejemplos que vimos en clases fueron extraídos de esta)

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