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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
Beatrice Heuser 4
Parte I: Introducción
1. ¿Qué es la Estrategia? 4
Parte II: Constantes del Largo Plazo
2. Guerra y mentalidad desde la antigüedad hasta la Edad Media 7
3. Guerra y mentalidad de la Europa Moderna 8
4. Temas en el pensamiento sobre estrategia 10
Parte III: Paradigma Napoleónico y la guerra total
5. La edad y mentalidad del paradigma napoleónico 12
6. El paradigma napoleónico transformado 14
7. Retos del paradigma napoleónico contra el término de la guerra total 17
Parte IV: Estrategia marítima y naval
8. Tendencias en el largo plazo y la temprana estrategia marítima 19
9. La edad de ímpetu a la Primera Guerra Mundial 22
10. Las guerras mundiales y sus lecciones para estrategias marítimas 25
11. Estrategia marítima en la era nuclear 29
Parte V: Poder aéreo y estrategia nuclear
12. Guerra en la tercera dimensión 32
13. Cuatro Escuelas de poder aéreo 35
14. Estrategia Nuclear 37
Parte VI: Pequeñas guerras o Asimétricas
15. Desde la guerra partisana a la guerra del pueblo 40
16. Contrainsurgencia 42
Parte VII: La búsqueda de nuevos paradigmas después de las guerras mundiales
17. Guerra sin victoria, victoria sin paz 45
18. El sinfín de la historia: la dialéctica continua 48
19. Epilogo: Creando la estrategia contra las políticas burocráticas 51
20. Resúmenes y conclusiones 53
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Beatrice Heuser:
Beatrice Heuser nació en Bangkok, Tailandia, en marzo de 1961. De forma posterior,
Beatrice se trasladó al Reino Unido, lugar en donde cursó estudios en relaciones
internacionales, historia y ciencia política. Heuser ha
trabajado como consultora para el Ministerio de defensa
del Reino Unido, el Ministerio francés de defensa, la
Comisión Europea y la cámara de los comunes. Entre 2003
y 2007, fue director de investigación del Instituto de
investigación de historia militar de las fuerzas armadas en
Potsdam. Heuser anteriormente ha sido profesora en la
Universidad de Reims (1991), en el de King´s College de
Londres, en el Departamento de estudios de la guerra
(1991-2003), en la Universidad de Potsdam (2004-2005), la Universidad de Bundeswehr en
Neubiberg (2005-2007) y ha realizado visitas a las universidades de París VIII (St. Denis,
2011-2012) y de París IV (Sorbona, 2012). Ella es miembro de varios consejos editoriales
de revistas científicas, incluyendo la Historia de la Guerra Fría; ha participado en una
docena de consejos para museos y actualmente es miembro del consejo científico del
proyecto: "Guerre et Société", del profesor Jean Baechler de la Académie des Sciences et
politiques, Institut de France. Además, ha trabajado en todas las áreas y todos los siglos de
estrategia europea de seguridad, las relaciones transatlánticas, Gran Bretaña, Francia,
Estados Unidos, Alemania, formulación de políticas de estrategia y defensa.
Parte I
1. ¿Qué es la Estrategia?:
Al inicio del primer capítulo, Beatrice Heuser cita al sociólogo francés, el cual utiliza a Carl
Von Clausewitz para explicar la incidencia que las instituciones sociales tienen en la
política. De acuerdo a lo anterior, estas se basan en parámetros culturales, normas y
patrones de comportamiento. Del mismo modo, la autora afirma que, la idea central de su
obra no radica en presentar un estado del arte sobre la palabra “estrategia” sino exponer
como las personas piensan sobre el vínculo entre objetivos políticos y el uso de la fuerza o
las amenazas, tal enlace entre estos dos factores se conocerá como estrategia.
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para hacer que este se mantenga activo. A fin de cuentas indica que, la guerra se hace por
los Estados para llegar a una condición de paz, mientras que una paz no estable conducirá
de alguna u otra forma a alguna contienda entre los agentes involucrados, esta posición a su
vez es respaldada por teorías y aportes realizados por autores bien conocidos como Carl
Von Clausewitz y Hugo Grocio. Complementando la introducción del libro, Beatrice H.
explica y define la guerra para entender la idea de estrategia. Para esto caracteriza la guerra
como una función aritmética de múltiples variables independientes.
Según Clausewitz, tales variables están directamente interconectadas. Este autor
sustenta su posición a través de una “triada notable” de variables cruciales. En las cuales se
destaca en primer lugar, la violencia primordial, en donde se hace referencia a la naturaleza
violenta del ser humano. En segunda instancia, está el manejo moral que el comandante le
pude dar a sus tropas por medio de intentos y probabilidades de tener éxito en el campo de
batalla, contexto en el que el talento y coraje del jefe jugarán un rol vital para el óptimo
desempeño de sus soldados.
Al final, la tercera variable hace énfasis en como la política utiliza la guerra como
un “instrumento” para así cumplir los objetivos gubernamentales. En contraste, el
especialista naval, Briton Geoffrey Till, basándose en los postulados del almirante Alfred
Mahan, concluye que las variables más influyentes son: la comunidad marítima, recursos
(económicos y militares), estilos de gobierno, geografía y geopolítica, bases navales y la
fuerza naval. Asimismo, Lawrence Freedman declara que, la estrategia se fundamenta en
una relación entre fines políticos y medios económicos, militares y sociales.
Beatrice H. cierra el capítulo introductorio planteándose y respondiendo el
siguiente interrogante: ¿Qué examinará el libro? La autora argumenta que la evolución de
la literatura en estrategia es supremamente interesante por tres razones. Primeramente,
explica que la estrategia influencia la actual conducta de la guerra. Asimismo, la literatura
en estrategia influenciará la práctica de la guerra indirectamente ya sea por los periodos que
esta aborda, por las ideas expuestas y los conceptos estratégicos que pueden ser aplicados
en la guerra moderna. En segundo lugar, se encuentran indicadores de instituciones y
normas sociales las cuales expresan percepciones e ideas explicando la política, el nexo
entre entidades políticas, sus valores, ideologías y cultura activa y pasiva.
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Parte II
2. Guerra y mentalidad desde la antigüedad hasta la Edad Media:
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importante entre la Guerra de los 30 Años y la mitad del siglo XIX, a consecuencia de que
el uso de las armas de fuego se manifestó de diferentes maneras, mientras que las
fortificaciones e instalaciones militares se modificaron, pero los cambios más relevantes a
nivel tecnológico se vieron justo después de la Revolución Industrial.
De la misma manera, la mayoría de los estrategas del medioevo y de la Revolución
Francesa basaron sus movimientos en manuales utilizados por militares y reyes bizantinos
como el emperador Maurice, Vegetius y Nikephoros los cuales enfrentaron numerosos retos
a la hora de planificar un ataque y establecer una estrategia clarividente pues el sector
geográfico que tenían que defender era bastante extenso, e igualmente propenso a ataques
desde varios frentes, como por ejemplo el Medio Oriente y el norte de África. Igualmente,
los romanos y griegos expusieron a través de su experticia en filosofía y valores que el fin
último de la guerra es la paz, relatan además que la guerra que es justa debe conducir
directamente a la paz y a un estado de tranquilidad completa.
Finalmente, B. Heuser comenta que en muchos casos, especialmente en los ejércitos
cristianos el hecho de luchar inspirándose en Dios era crucial para obtener sobresalientes
resultados en las diversas campañas. Todo lo anterior gira en torno a la percepción que los
guerreros tienen de la “Fe”, la cual sirve para impulsar y fomentar el deseo de luchar por
una doctrina religiosa. Luchar por un ideal sectario hace que “hacer la guerra” tenga un
motivo que va mucho más allá de la paz, pues esto para los guerreros significa en cierto
sentido un acto de satisfacción con su ideología, ya que para los musulmanes y cristianos
del medioevo la guerra era la voluntad de Dios y las victorias llegaban si se creía en él. Tal
suceso se evidencio e las guerras santas como las cruzadas, y en las invasiones musulmanas
a Europa.
3. Guerra y mentalidad de la Europa Moderna:
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de los 30 años. Según B. Heuser, hacer la guerra era parte de la naturaleza de los imperios,
debido a que a través de la guerra los imperios se glorificaban y enriquecían, pues en la
mayoría de los casos lograban expandirse geográficamente ganando poder. Además las
guerras se libraban por medio de alianzas, las cuales en su mayoría estaban influenciadas
por la religión, ya que la política estaba directamente influenciada por el sectarismo.
Asimismo, Beatrice Heuser, basándose en el Duque de Alba y Bernardino de
Mendoza afirma que las principales causas y objetivos de la guerra desde las guerras
medievales han sido luchar en contra de las rebeliones, por los fines hereditarios y de las
dinastías, imponer hegemonías, recrear el equilibrio de poderes, intereses económicos,
acciones preventivas, defenderse de ataques, defender libertades, contiendas religiosas,
compromisos comerciales y el llamado a evitar las invasiones extranjeras.
No obstante, con la evolución de las guerras los fines han cambiado al igual que los
métodos, estrategias y tácticas que se emplean en estas. Al igual, se comienza a hacer
énfasis en la cultura pasiva cuando los reyes y emperadores tienen el poder del monopolio
de la fuerza, suceso que hace que se comience a hacer la guerra por los propósitos de los
dirigentes pero no de la nación.
De forma posterior, Heuser, cita a Hugo Grocio, el cual hace hincapié en las reglas
para la conducta de la guerra, considerando eso, él y otros académicos mencionan que la
guerra es lo peor para los Estados y que por ende sólo se debe ir a la guerra por una justa
causa. Por lo anterior, el estratega francés, André Corvisier plantea el concepto de
“Defensa agresiva” con la cual sustenta que es preferible defenderse que atacar, pues el
atacante tendrá que buscar el punto débil del rival pero el ataque se puede tornar en una
acción contraproducente si la defensa termina siendo más letal. A fin de cuentas, B. Heuser,
basándose en los argumentos de otros autores, cierra esta sección indicando que la guerra
debe ser corta y precisa para evitar que los Estados pierdan cantidades exorbitantes de
recursos económicos y humanos.
Bajo ese orden de ideas, B. Heuser cita a Paul Hay du Chastelet, el cual reconoce
que sólo se debe hacer la guerra como último recurso y principalmente en defensa propia,
solamente en dado caso de ser atacado el país se debe defender. De forma paralela, con los
avances tecnológicos de la época, se logró inventar la imprenta, producto que los estrategas,
políticos y la iglesia supieron utilizar para poder imprimir artículos de guerra con lo cual le
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daban una idea a sus soldados y a la población sobre lo que era la guerra. En algunos casos,
según B. Heuser, tales impresiones se usaron para generar manuales y normas (artículos)
sobre la guerra. A partir de este método, se logró fomentar y transmitir la idea de la no
utilización de la fuerza contra la población civil en las guerras, este ideal fue
fortaleciéndose justo cuando algunas instituciones comenzaron a estar en contra de los
ataques hacia los individuos no armados.
Finalmente, Beatrice H. cierra el tercer capítulo planteándose el siguiente
interrogante: ¿Guerra eterna o paz eterna? El cual se puede responder de dos formas
distintas. Primero, se menciona que parte de lo que los clásicos consideran como la
voluntad de Dios se basaba en las guerras, pues se tenía que defender la tierra santa y los
mandamientos, por otro lado, otros académicos opinan que un estado de guerra perpetua
sería insostenible. Sin embargo, lo mismo se concluye sobre un permanente estado de paz,
pues al no tener guerras las naciones se debilitan desde todo punto de vista y los miembros
de la fuerza se tornan en agentes poco disciplinados e ineficientes. Siguiendo los postulados
de Thomas Hobbes, debido a la propia naturaleza humana el entorno está condenado a
mantenerse en un permanente estado de conflicto incluyendo a las naciones.
Complementando lo anterior, también se toca el tema de la pax rommana o “paz
perpetua” propuesta por Emanuel Kant. En la cual se deben seguir los parámetros
normativos occidentales con el fin de que los Estados y naciones estén en un constante
estado de armonía, pues la idea es que todos los gobiernos a nivel mundial sigan y respeten
los mismos ideales. De acuerdo con Beatrice Heuser, esta “paz perpetua” nace y se
mantiene justo después de la Guerra Fría, contemplando que ya no se producen guerras
directas entre Estados pero si hay un surgimiento de unas nuevas amenazas que rompen
todo tipo de esquema jurídico o de normas internacionales.
4. Temas en el pensamiento sobre estrategia:
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reacción frente a cualquier tipo de agresión, puesto que el objetivo principal del diseño de
estas estrategias era la de concentrar las armas en un sitio especial para defender a los
reyes.
De la misma manera, las fortificaciones iban variando según la época y la guerra
que se luchaba pues cada una tenía un propósito diferente. En algunos casos se utilizaban
para proteger pasos fronterizos geoestratégicos, recursos naturales y ciudades grandes. Los
autores citados por Beatrice Heuser como el Archiduque austriaco Charles, Napoleón y
Wilhelm Von Willisen argumentan que la fortificaciones cambian proporcionalmente al
avance de las armas utilizadas en la guerra pues no era lo mismo defenderse de flechas y
catapultas que de cañones y armas de fuego.
También se relata que, en algunas instancias o campos de batalla las fortificaciones
se tornaban en construcciones obsoletas pues el modo de luchar, las estrategias y las
tácticas se basaban en luchar en campos abiertos, especialmente en las guerras que se
libraron en América durante la independencia estadounidense y en las guerras entre estos y
los indios norteamericanos. Según Beatrice Heuser, todos los asedios y campañas llevadas a
cabo en el pasado se han tomado en cuenta para organizar, planear y realizar asaltos, como
por ejemplo los ataques en las guerras franco-prusianas, el asedio a Stalingrado y otras
operaciones durante la Segunda Guerra Mundial, la defensa de la Línea Maginot en Francia
en la Primera Guerra Mundial y la invasión a Irak por parte de Estados Unidos en 2003.
Seguidamente, la autora plantea el interrogante de: ¿Quiénes debían pelear en las
guerras? En un principio, los romanos comenzaron reclutando a personas de su propio
pueblo, específicamente granjeros y personas que no tenían empleos fijos. Sin embargo, se
dieron cuenta de que alrededor de la península itálica existían pueblos barbaros que
constantemente sufrían de hambrunas y pobreza. Por consiguiente, los romanos deciden
contratar a estas personas para que luchen por ellos a cambio de una pequeña paga. Lo
mismo hacen los franceses y españoles en la época medieval y en el periodo de la
conquista, es válido decir que muchos líderes apoyaron y estuvieron en contra de la idea de
contratar mercenarios.
En el caso de los reyes franceses y españoles en algunos casos pensaban que
contratar mercenarios para luchar era un error fatal, ya que a estos sólo les interesaba el
dinero pero no tenían sentimientos patrióticos ni lealtad, por lo tanto en cualquier momento
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podían traicionar. No obstante, los españoles consideraban que era muy difícil tener un
ejército suficientemente fuerte si solo se contaban con los soldados españoles, puesto que
los estrategas opinaban que para ganar una guerra la caballería, la infantería y la artillería
debían superar al enemigo numéricamente, pues esto le ofrecería una ventaja importante en
la batalla.
Los reyes europeos pensaban que lo mejor era tener un equilibrio entre soldados
nacionales y mercenarios. Asimismo, los reyes y estrategas opinaban que durante la guerra
cualquier joven civil tenía que estar dispuesto a luchar por su reino. Al igual, las mujeres
también se vieron envueltas en las luchas, aunque muchos reyes y estrategas afirmaban que
esto traía desorden entre los hombres y según los lideres, la mujer estaba encargada de
desempeñar otro tipo de labores en la sociedad militar, como por ejemplo trabajar mientras
los hombres luchaban, transportar provisiones y alimentos y servir como mensajeras o
acompañantes.
Parte III
5. La edad y mentalidad del paradigma napoleónico:
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Asimismo, el deseo de vencer a todos los contrincantes hizo que varios actores se
unieran en contra de Napoleón fomentando un sentimiento de xenofobia contra los
franceses. La xenofobia fue fundamental en la guerra, pues debido a este sentimiento las
tropas llevaban a cabo las batallas con un mayor grado de nacionalismo y odio hacia el
rival. Igualmente, la xenofobia era instrumentalizada por los líderes para que las tropas
tuvieran más inspiración, esto sirvió para que las tropas de Napoleón III atacaran a los
alemanes (Prusia) con el fin último de exterminar a las personas que manifestaban un
sentimiento anti francés y para apoderarse de los territorios geoestratégicos de Alsacia y
Lorena.
Como consecuencia de lo anterior, la cultura del “militarismo” se esparció a lo largo
de varios países de Europa y América, especialmente en los Estados “potencias” como
Alemania, Estados Unidos, Francia e Inglaterra. Con el auge de la concepción de
militarismo la sociedad civil se comenzó a insertar poco a poco en el ejército, creando así
una cultura militar en donde predominaban los rangos, las órdenes y la jerarquía. Cuando el
militarismo se fue fomentando en cada uno de los países potencias el sentimiento de batalla
y supremacía se incrementó fuertemente.
En esta parte del capítulo, la autora explica que durante los periodos de guerra en
Europa (Guerras franco-prusianas, Primera y Segunda guerra mundial) no habían
diferencias culturales marcadas entre las partes. No obstante, Thomas Hobbes argumenta
que las guerras no se producen por discrepancias culturales pero si por diferencias
ideológicas, justo lo que hizo que se desencadenaran disputas entre las potencias del
momento.
De forma subsiguiente, Beatrice Heuser cita a Charles Darwin con lo cual quiere
hacer alusión a su teoría biológica de la supervivencia en la que expone la idea de que solo
los más seres vivos más fuertes son capaces de sobrevivir al medioambiente. Según B.
Heuser la misma teoría es aplicable para los Estados pues en su condición natural siempre
buscan poder o tienen el deber de hacer la guerra (Bernhardi, 1912), suceso por el cual
siguiendo a Bismarck y Moltke: “la paz eterna es simplemente un sueño”.
Continuando con los postulados de Charles Darwin y sus teorías científicas sobre la
evolución, Beatrice H. mencionó que los Estados al igual que los seres vivos eran entes
orgánicos que nacían, crecían, pasaban por periodos de desarrollo y luego tendían a caer.
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Basándose en Ch. Darwin, la autora también menciona que los medios de defensa son
directamente proporcionales a la evolución por consiguiente con la evolución y el
desarrollo las armas y estrategias utilizadas en el campo de batalla cambiaban con el paso
del tiempo. Considerando lo anterior, el desarrollo cultural y armamentístico traían consigo
un complejo de superioridad de algunas potencias sobre otros actores.
Otro de los puntos importantes que influyen dentro de la doctrina militar es la
moral, pues Beatrice Heuser apoyándose en el “Darwinismo” que el fortalecimiento moral
comienza desde el fomento de la pureza de la raza. Por tal motivo, los franceses decidieron
establecer la norma de un único hijo para evitar los mestizajes y frenar la exogamia. A
diferencia de los alemanes que trataban de expandir su raza sin control alguno, lo cual
según Heuser y Darwin deterioraba las raíces y orígenes raciales. Basil Liddell Hart (1970)
indica que, la moral es un factor crucial para el fortalecimiento de la doctrina de los
ejércitos, incluso más que el número de soldados con los que se cuenta para luchar. Puesto
que, la moral es algo que impulsará a los hombres a la victoria.
En la última sección del quinto capítulo, Beatrice Heuser hace una relación entre el
realismo planteado desde un punto de vista netamente “hobbesiano” con el paradigma
napoleónico. En donde los actos y estrategias de la Francia napoleónica se destacan por
manifestar la verdadera naturaleza de los humanos. Cuestión que se ve reflejada en los
Estados que participan en la guerra, los cuales son egoístas, se encuentran en un sistema
totalmente anárquico y luchan por su propia supervivencia.
6. El paradigma napoleónico transformado:
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comentarios sobre guerra de General Erich Ludendorff, la “Guerra Total” cuenta con 4
características especiales. En primera instancia se hace referencia a la completa
movilización de elementos estatales para ganar la guerra como por ejemplo los recursos
humanos y económicos. En segunda medida, en la guerra total se debe tener en cuenta que
la lucha se produce bajo la condición de que se está peleando por la supervivencia de una
nación entera, lo cual convierte la contienda en un asunto de “vida o muerte”. En tercer
lugar, se hace énfasis en que la guerra total es organizada por Estados con gigantescas
burocracias y maquinaria militar, ejercicio en el que el Estado utiliza a los civiles como
material humano para hacer la guerra.
Por último, se indica que la guerra total se destaca por mostrar a los actores
involucrados como agentes con múltiples metodos para lograr aniquilar al adversario.
Académicos, analistas y expertos anuncian que en la “Guerra Total” se gana cuando se
alcanza el propósito de imponer la autoridad sobre el enemigo haciendo que el oponente
cumpla con la voluntad de los intereses nacionales del vencedor abandonando finalmente el
objetivo por el cual el derrotado entró a la guerra. B. Heuser, citó en su obra los casos más
representativos de como en alguna guerra los agentes que se consideraban como
“superiores” han sometido a sus rivales. Por ejemplo, en el caso de la guerra civil
americana se deseaba ejecutar a mujeres, niños y esclavos para cortar las cadenas de
producción y el número de ciudadanos.
Mientras que, en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, la Alemania Nazi
esclavizó, encarceló y torturó a los civiles y soldados enemigos con el objetivo de aniquilar
su raza, Japón intentó expandir su imperio hasta Oceanía tratando de exterminar a las
poblaciones que consideraba que no estaban alineados a sus políticas, raza e ideologías.
Empero, al final de la contienda, los japoneses fueron doblegados por los estadounidenses
cuando lanzaron las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki.
Posteriormente, se indica que la centralidad de la guerra está en los objetivos
políticos y los intereses nacionales de un país, puesto que todos los esfuerzos en la guerra
deben ser invertidos para el progreso y desarrollo óptimo del Estado. Por lo tanto, los
propósitos nacionales deben ser siempre tenidos en cuenta, pues si estos se satisfacen la
nación (motor y principal ente del Estado) podrá alcanzar un punto de equilibrio o
bienestar.
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alguna política e ideología. En este escenario, se utiliza el ejemplo de Estados como Francia
e Inglaterra para indicar como las naciones se construían a través de un sentimiento de
patriotismo y nacionalismo para abordar los inconvenientes de carácter interno y externo.
Por otro lado, los ejércitos se componen de ciudadanos que prestan servicio o sencillamente
se ofrecen por consiguiente lo más importante para un Estado es la nación.
Al final, menciona B. Heuser que lo anterior es la razón exacta por la cual se han
librado tantos genocidios a lo largo de la historia. Pues desde principios del siglo XX los
ejércitos han tomado la decisión de exterminar en primer lugar a las comunidades civiles
antes de que puedan conformar un ejército oficial para defenderse. Esto se produjo
justamente en la Segunda Guerra Mundial, cuando los nazis exterminaron a los civiles
judíos antes de que pudieran agruparse y contraatacar. Lo mismo sucedió en Ruanda,
cuando los hutus masacraron a los tutsis, además en el Imperio Otomano, cuando se
produjo el genocidio armenio (1, 500,000 muertos), y cuando los serbios intentaron
aniquilar a los musulmanes y bosnios en el transcurso de la Guerra de los Balcanes.
7. Retos del paradigma napoleónico contra el término de la guerra total:
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recursos mineros). Es prudente mencionar que, la primera guerra mundial representó para
las potencias mundiales un giro de 180 grados a nivel estratégico, ya que les dio una
lección de cómo realizar maniobras durante tiempos de guerra, en la cual también cayeron
en la cuenta de que los avances tecnológicos eran trascendentales para lograr la victoria.
Liddell Hart (1925) relata que con el paso del tiempo la evolución de la estrategias
iba a terminar perjudicando directamente a la población civil teniendo en cuenta de que lo
primero que se tendría que atacar serían las líneas de suministros de los países y con la
evolución y el progreso alcanzado para satisfacer el poder marítimo, terrestre y aéreo los
blancos más perjudicados serían los civiles (las ciudades), tal como ocurrió posteriormente
en la Segunda Guerra Mundial. La Segunda Guerra Mundial representó para Beatrice
Heuser un ejemplo perfecto de “Guerra Total”, pues las acciones de aniquilación se
manifiestan desde el holocausto perpetrado por los nazis en campos de concentración como
Auschwitz y otros sucesos de guerra como las batallas de tanques, los asedios a las
ciudades europeas y japonesas. Todo lo anterior, hace énfasis en el concepto de genocidio,
evento que se evidenció posteriormente en la Guerra Fría (China, Camboya, Ruanda y
Yugoslavia).
Finalmente, B. Heuser indican que, a través del tiempo se ha desarrollado una
concepción de barbarismo, en donde cada guerra siempre es más terrible que la anterior,
considerando que en las nuevas guerras se adoptan las estrategias y métodos utilizados en el
pasado. La autora, toca el tema del genocidio que tuvo lugar en Ruanda en la década del
90, en donde se adoptaron métodos inhumanos de aniquilación, al igual que en la Segunda
Guerra Mundial en donde se optó por la aniquilación por medio del genocidio, pero
también se recurrió al combate directo entre ejércitos justo como lo planteaban los romanos
y los estrategas napoleónicos.
Parte IV
8. Tendencias en el largo plazo y la temprana estrategia marítima:
Beatrice Heuser, al principio de la cuarta parte del libro se toma el trabajo de analizar cada
una de los escenarios en los cuales la estrategia comienza a jugar un papel fundamental. En
el octavo capítulo la autora hace hincapié en desarrollar todo lo que gira entorno a las
estrategias del entorno marítimo, en las cuales el éxito radica en la óptima coordinación que
hay entre la logística y las tácticas. Beatrice Heuser y otros académicos resaltan el papel
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
que ha jugado Gran Bretaña para desarrollar una buena percepción sobre las ventajas que
trae el llevar a cabo excelentes estrategias en el entorno marítimo. Pues Gran Bretaña es un
imperio que pasó por un periodo expansionismo gracias a la gran habilidad que tenían sus
estrategas para desplegar su flota naval con un alto grado de efectividad y coordinación,
pues sus jefes militares contemplando la posición geográfica de la isla concluyeron que, el
mar representaba un factor sustancial para atacar, defenderse y expandirse.
Los británicos expertos en organizar estrategias de batalla en el contexto marítimo
afirman que, una buena estrategia se basaba particularmente en la buena cooperación y
comunicación entre las fuerzas navales y el personal terrestre. De la misma manera, la
estrategia marítima, según B. Heuser, incluye diplomacia, la seguridad y defensa del
comercio marítimo, la pesca, la exportación de recursos y la seguridad de las fronteras
nacionales. Luego mencionan que una guerra oficial no puede ser librada solamente desde
el mar. Pues para conquistar y atacar imperios se necesita realizar operaciones de orden
terrestre para vencer por completo al enemigo.
De forma subsiguiente, la autora, citando a John Hattendorf (2000), dice que la
mayoría de guerras marítimas se han realizado cerca de los espacios terrestres para poder
abastecer a las flotas y reforzar los ataques. Asimismo, se indica que en la historia sólo ha
habido tres flotas de proporciones colosales capaces de responder a diferentes desafíos en
múltiples latitudes, la armada británica que logro contrarrestar a diversos adversarios y
conquistar territorios totalmente alejados de su zona de influencia.
Por otro lado, está la armada estadounidense, la cual tuvo la capacidad de enfrentar
una guerra desde dos frentes diferentes desplegando una cantidad de navíos y tropas a lo
largo del océano Atlántico y Pacifico en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial. A fin
de cuentas, describen a la flota japonesa como una de las más fuertes debido a su capacidad
de realizar maniobras a lo largo del océano pacifico, específicamente antes de la Segunda
Guerra Mundial y justo después de su inicio, pues ésta fue capaz de ganar batallas y
conquistar espacios en sectores de Oceanía y también le hizo frente a la flota
estadounidense en la campaña que se hizo a lo largo del océano Pacífico.
Igualmente, se destaca que los avances tecnológicos han incidido más a nivel naval
que en el entorno terrestre, ya que los avances en materia de artillería fueron
trascendentales para planificar los ataques en el mar y desde posiciones marítimas a puestos
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terrestres. De igual modo, en el capítulo se nombran los cuatro debates que han surgido
debido al cambio de estrategias en el ámbito marítimo. El primer debate que emerge es de
porque la búsqueda del control o comando total del mar no se puede obtener. En segunda
instancia, el debate radica en que la guerra naval debe ser evitada siempre y cuando los
resultados favorables presenten cierto grado de incertidumbre o no tengan una alta
probabilidad.
En tercer lugar, se menciona que la guerra marítima se realiza principalmente para
interrumpir las actividades comerciales y por último el cuarto debate hace énfasis en que las
estrategias marítimas tienen la finalidad de bloquear geográficamente al adversario.
Después se enuncia que, los Estados o imperios que poseen las mejores flotas son los que
más tratados comerciales tienen, en vista que pueden proteger las rutas comerciales,
salvaguardar a sus aliados y tener una alta capacidad de reacción frente a cualquier desafío
que surja en el entorno marítimo. Estos también pueden defender sus puestos comerciales y
conquistar territorios estratégicos que les permitan ampliar o proteger las rutas.
Al final del capítulo, Beatrice Heuser, nombra lo que fueron las tradiciones de las
estrategias marítimas de potencias navales como Francia y Gran Bretaña. En donde la
estrategia francesa radicaba en neutralizar a las demás potencias navales que perjudicaban
los intereses franceses como la flota británica y la holandesa. El principio básico de la flota
francesa era controlar las rutas comerciales para enriquecer al reino de Francia, además de
eso, el Cardenal Richelieu menciona que Francia debía convertirse en una potencia naval
contemplando las 3 potencias militares europeas (Alemania, España y Gran Bretaña) entre
las que se encontraba incrustada Francia.
En contraste, la estrategia por la cual se erigió la tradición naval británica se
caracterizaba por el instinto y la experiencia de los británicos, los cuales contaban con una
flota muy completa y superior a las demás flotas europeas. Las cuales no contaban con los
avances tecnológicos que mejoraban los métodos de ataque debido al buen alcance de la
artillería. Asimismo, su gran despliegue geográfico le permitió tener ciertas ventajas sobre
las demás flotas, pues estos contaban con varias posiciones estratégicas las cuales les
permitían controlar grandes extensiones de territorio marítimo. Los británicos además
utilizaban la disuasión para intimidar a las tropas enemigas, pues su movimientos y
desplazamientos les permitieron desarrollar la diplomacia agresiva que utilizaron para
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
amenazar a los imperios que se negaban a cumplir las demandas impuestas por el imperio
británico.
9. La edad de ímpetu a la Primera Guerra Mundial:
Al principio del noveno capítulo, Beatrice Heuser menciona que el principal propósito de
tener una fuerza naval radica en defender los límites y las rutas comerciales marítimas, en
segunda instancia otro de los fines es para atacar las costas del territorio enemigo e
interrumpir las rutas comerciales. En la edad del ímpetu a la Primera Guerra Mundial, el
académico Philip Colomb indicó que muy pocos estrategas se habían tomado el trabajo de
escribir archivos sobre la importancia de las estrategias navales y sobre cómo mejorarlas.
Philip Colomb dice que los principales planes de batalla se esquematizaron cuando
los jefes militares cayeron en cuenta de que todas las operaciones que se desplegaban en el
ámbito marítimo estaban vinculadas con el fin de promover las actividades comerciales.
Por consiguiente, la mejor opción desde una mirada especialmente militar era atacar las
rutas comerciales para neutralizar al enemigo, puesto que si se interrumpían las conexiones
mercantiles los imperios empezarían a decaer por la falta de bienes.
Del mismo modo, los analistas y expertos en temas estratégicos navales afirman
que, cualquier bosquejo estratégico u operación debe tener en mente los factores históricos
y tecnológicos para vencer al enemigo y tener cierta superioridad sobre los adversarios.
Desde el punto de vista tecnológico, en el siglo XX el submarino representó un gran avance
desde una perspectiva industrial en el campo de la fuerza naval pues con este invento los
bloqueos por parte de los barcos se tornan en movimientos obsoletos al igual que muchas
de sus funciones pues el submarino se convierte en una herramienta más útil por lo que es
menos visible, rápido, sigiloso y utiliza armas más sofisticadas (el torpedo, el monitor y el
radar).
Con los avances tecnológicos varias de las potencias reconocidas históricamente por
sus grandes logros y flotas deciden constituir una serie de “tanques de pensamiento” donde
la idea es fundar escuelas de guerra marítima para fomentar el conocimiento de la historia
naval, pues esto es de vital importancia para enfrentar futuras batallas. Por lo anterior,
Alfred Mahan y Philip Colomb concluyen que todo estratega debe analizar los eventos de
batallas pasadas lo cual consideran como información importante con la que pueden
construir teorías o predecir situaciones.
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
embarcaciones pequeñas pues estas en ciertos casos eran baratas, se fabricaban rápidamente
y eran más agiles. En dónde uno de sus miembros más representativos, Richild Grivel
(1869) nombra las 3 opciones estratégicas que debe tener cualquier fuerza armada, en
donde destacó la defensa y el ataque a las costas, desatar guerras de grandes proporciones
para desgastar al enemigo y finalmente, hacer una guerra naval para interrumpir las rutas
mercantiles inglesas, pues los estrategas franceses reconocen a la Armada Real (Armada
inglesa) como la peor amenaza para los intereses franceses en el ámbito marítimo.
Otros franceses aclaran que la amenaza británica se podía contrarrestar si los líderes
franceses se tomaban el trabajo de planear una “guerra de curso” basada en bloquear el
comercio británico y las provisiones a las tropas. Puesto que, los franceses veían am
Inglaterra cómo una nación con una geografía que les proporcionaba algunas ventajas y
muchas desventajas, pues al ser una isla bien fortificada el hecho de invadirla iba a ser casi
imposible. Sin embargo su posición insular, le impedía realizar incursiones en contra de
cualquier potencia continental (Alemania y Francia), ya que tendrían que desplegar un gran
número de tropas en poco tiempo para sorprender al enemigo, movimiento que tendría que
ser llevado a cabo por medio de un gran despliegue de activos militares.
Empero, a pesar de que los franceses eran conscientes de que era muy difícil para
los británicos invadir Francia, los franceses temían que los ingleses tomaran las costas del
norte de Francia para construir puertos y puestos comerciales. Por ende, los estrategas
franceses aconsejan que se construyeran fortificaciones en las costas francesas y que se
remodelara la flota con la mejor tecnología de la época, pues para el momento, la armada
inglesa contaba con los mejores barcos y equipos de artillería. A fin de cuentas, la Jeune
École no fue respaldada por los políticos franceses de la época, pues estos se caracterizaban
por ser conservadores republicanos y casi ningún consejo fue seguido por los dirigentes
franceses, pues todas las reformas planteadas para el mejoramiento de la flota
representaban un gasto importante para la corona francesa.
Por otro lado, en Alemania, antes de la Primera Guerra Mundial se constituyó la
Escuela Prusiana, en donde uno de los personajes más destacados fue el almirante Alfred
Von Tripitz (1899). El cual planteó las dos estrategias que tenía que seguir la flota alemana
del momento. Primeramente, él comenta que el mejor movimiento que podía realizar la
flota alemana era desplegarse y mantener posiciones defensivas en el Mar del Norte,
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
evitando el contacto con las flotas danesas, suecas y rusas que luchaban por mantener una
hegemonía a lo largo del Mar Báltico. Al igual que los franceses, los germanos pensaban
que la mejor forma de neutralizar al enemigo era cortando los suministros y rutas
comerciales.
En segunda instancia, Alfred Von Tripitz asegura que la segunda estrategia que
debe adoptar Alemania es la de convertirse en un riesgo pero no en una amenaza para la
flota británica y demás flotas del norte de Europa. No obstante, los analistas especializados
en el arte de la guerra en Alemania consideran que, en algún momento ambas flotas se
cruzarían, ya que ambas civilizaciones se consideran como potencias, y más en un
momento en el cual el desarrollo tecnológico y el despliegue militar en cada espacio (aire,
mar y tierra) iban a tener un gran auge.
10. Las guerras mundiales y sus lecciones para estrategias marítimas:
Para las Guerras Mundiales, los estrategas de países como Alemania, Estados Unidos y
Gran Bretaña eran conscientes de que gran parte de las contiendas se iban a llevar a cabo
en el mar, pues cada guerra se desarrollaría a través de una gran red de alianzas a lo largo
de Europa y otras latitudes. Contemplando lo anterior, los Aliados y le Entente eran
conscientes de que era de vital importancia cortar las líneas de suministros de cada uno de
los adversarios con el fin de destruirlo económicamente, pues sin suministros ni la
población ni el ejército se pueden mantener y menos en un periodo guerra.
Beatrice Heuser sustenta que, durante estas guerras los británicos trataban de
combatir a los alemanes en el mar, puesto que los británicos confiaban en su excelente
armada y sabían que la flota alemana después del principio del siglo XIX era algo precaria
y no contaba con suficientes acorazados. De hecho, en la Primera Guerra Mundial los
británicos mostraron una gran superioridad sobre los alemanes en cada uno de los frentes,
especialmente en la batalla de Jutlandia (1916). Por otro lado, los norteamericanos
estudiaron las estrategias y operaciones realizadas por los japoneses en la Guerra Ruso-
japonesa para poder bloquear el transporte de suministros y poder combatir a la marina del
Imperio del Japón.
La autora menciona que, desde la Primera hasta la Segunda Guerra Mundial los
británicos cayeron en cuenta de que los norteamericanos ya habían sobrepasado la
superioridad naval inglesa debido a los avances tecnológicos y al gran auge militar
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
estadounidense que se dio en ambas contiendas. Desde este periodo entre guerras, los
británicos se comenzaron a conocer como la segunda flota más efectiva después de la
estadounidense. Teniendo en cuenta lo anterior, los norteamericanos consiguen desplegarse
a lo largo del globo forjando alianzas importantes con naciones estratégicas a nivel
marítimo como Australia y Nueva Zelanda creando comandos regionales navales como la
ANZUS la cual estaba respaldada por el Tratado Marítimo de Washington firmado en 1922,
el cual trascendió hasta la Guerra Fría.
Poco a poco, los británicos se fueron quedando por fuera de ciertos bloques de
cooperación y asistencia militar por su baja capacidad de movilizar tropas y enfrentar
desafíos, suceso que se manifestó durante la Primera y Segunda Guerra Mundial cuando la
flota británica no tuvo los suficientes recursos para enfrentar la guerra en ambos frentes
(Atlántico y Pacífico) ya que, el hecho de realizar movimientos geoestratégicos lejos de la
isla significaba un riesgo para los británicos, pues la Alemania Nazi atacaba
constantemente las ciudades inglesas y se temía que la isla quedara indefensa contra una
posible invasión anfibia por parte de las fuerzas del eje. Del mismo modo, la movilización
de activos militares requería de grandes cantidades de dinero, recursos que los británicos
conservaron para abordar la guerra en el frente europeo.
Cuando los líderes británicos cayeron en cuenta de su decadencia a nivel naval
decidieron invertir la mayoría de sus recursos militares en el desarrollo aeronáutico, pues
consideraron que las aeronaves iban a ser la punta de lanza de cualquier ejército en un
futuro próximo. Especialmente en la Segunda Guerra Mundial, periodo en el que los
involucrados en la contienda demostraron, a partir de operaciones organizadas por altos
mandos que el poder aéreo podría ser mucho más efectivo que incluso el poder naval y el
terrestre.
Considerando todo esto, el enfoque que los estrategas británicos le dieron al manejo
de su flota se tornó en ejecutar operaciones netamente defensivas en lugares aledaños a la
isla. Asimismo, otro factor que afectó la superioridad naval británica fue el desarrollo del
submarino, puesto que los británicos ya no podían llevar a cabo patrullajes y transportar
mercancías con plena libertad, pues los submarinos suponían una gran amenaza para los
barcos, tal suceso le restó la capacidad de maniobrar a la flota inglesa por ciertos sectores
del Mar del Norte y el océano Atlántico.
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
Desde el punto de vista francés, las lecciones que se aprendieron justo después de la
Primera Guerra Mundial hicieron que los franceses tomaran una serie de determinaciones a
nivel estratégico. Puesto que, durante tal contienda, los franceses nunca se vieron envueltos
en un combate marítimo oficial, por lo que no pudieron identificar sus fortalezas y
debilidades ni reconocer las estrategias especiales de cada uno de sus rivales. A pesar de
esto, según la autora, la flota francesa se encuentra en un cuarto lugar por sus capacidades y
a su alto nivel tecnológico para la época. De la misma manera, los franceses reconocen que
lo mejor es desplegar gran porcentaje de su flota a espacios geoestratégicos como el Mar
Mediterráneo pues ahí es donde deberán contener a los italianos y posiblemente a otro tipo
de amenazas en un futuro próximo.
Este movimiento también representó un contrapeso para los británicos en vista de
que los británicos controlaban gran parte de los mares del norte de Europa, mientras que si
Francia cubría el Mar Mediterráneo con su flota podría hacerse con el control parcial de las
rutas comerciales mediterráneas y además podría defender su región insular. Los líderes
franceses consideraron que, a los británicos ya no se les debía ver como enemigos, pues a
pesar de que en el siglo XVIII y XIX los franceses los consideraron su principal rival, luego
de la Primera Guerra Mundial lo ve como un aliado, ya que los franceses se apoyarán en los
británicos en próximos conflictos como la Segunda Guerra Mundial para luchar contra las
“Fuerzas del Eje” a lo largo del continente europeo.
El almirante y estratega francés, Raoul Castex, declaró que lo mejor que podían
hacer las fuerzas francesas era reforzar sus defensas durante los tiempos de paz, pues
Europa era una región muy propensa a las guerras debido al choque entre potencias. Por
consiguiente, indica que la fuerza naval debe ser utilizada especialmente en maniobras
ofensivas, pues esta poseía el potencial para aplastar a las fuerzas enemigas si se atacaba
simultáneamente con submarinos y la fuerza aérea.
Por otro lado, consideraba que defenderse por medio del uso de las fuerzas navales
no era tan efectivo, en vista de que el realizar operaciones defensivas con la flota requería
de una gran inversión de recursos y los barcos tendrían que estar yendo a los puertos
constantemente para su completa recuperación. Raoul Castex criticó fuertemente las
decisiones tomadas por el gobierno francés en materia de seguridad y defensa,
considerando que, según él, Francia adoptó una estrategia supremamente pasiva, la cual se
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
basaba solamente en defender. Mientras que, Raoul Castex sustenta que después de un
periodo en el que el nacionalismo francés tuvo un auge importante, Francia debió emplear
estrategias y una política de seguridad mucho más agresivas en contra de sus amenazas más
latentes (Alemania e Italia). Adicionalmente, argumenta que la cooperación entre Francia y
Reino Unido fue vital para contener el avance del fascismo y nazismo. Del mismo modo,
sustenta Beatrice Heuser basándose en Raoul Castex, que fue vital para Francia apoyarse en
el Tratado de Versalles (1919) y en el Tratado Naval de Washington (1922) para poder
salvaguardar sus intereses nacionales, pues en estos se quiso castigar a Alemania y evitar la
carrera armamentística entre actores que poseían la capacidad de hacer uso de la fuerza para
lograr objetivos nacionales.
En contraste, para los alemanes, la Primera y Segunda Guerra Mundial
representaron dos terribles contiendas con resultados catastróficos para la población, las
Fuerzas Armadas y los partidos políticos. De la misma manera, desde la perspectiva de la
estrategia naval alemana utilizada en la Segunda Guerra Mundial se destaca los grandes
logros alcanzados por los submarinos germanos al principio de la guerra en contra de las
rutas comerciales y patrullas británicas y estadounidenses.
Resalta la autora que, la mayor falla de los alemanes a nivel naval fue el haberse
involucrado directamente en un conflicto contra los británicos a lo largo del Mar del Norte
(situación que significó un despliegue enorme para los alemanes, con lo cual perdieron
efectividad), pues enuncia que lo que debió haber hecho Alemania fue haber bloqueado las
ruta de suministros británicos y estadounidenses a Rusia, y haberse tomado el trabajo de
forjar alianzas con países como Dinamarca, Finlandia, Noruega y Suecia para dominar el
Mar Báltico. Mencionó el capitán alemán, Wolfgang Wegner (1956) que, los errores
militares alemanes durante la guerra radican en que los objetivos de las Fuerzas Armadas
no estaban alineados con las metas estatales, suceso que generó incongruencias entre los
jefes militares y los políticos.
Igualmente, académicos y alemanes expertos en seguridad y defensa destacan que
las objetivos militares alemanes estuvieron mal planteados pues estos veían la guerra como
un fin último mientras que esta sólo sirve como un medio para lograr un propósito (Heuser,
2010). Paralelamente, las guerras también les sirvieron como lección a países aliados de
Alemania como Italia y Japón. Pues para los italianos, ejercer soberanía sobre el
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
Mediterráneo era vital importancia en términos de seguridad nacional, además que para los
italianos este sector geográfico ubicado entre África y Europa representaba una fuente de
recursos importante y un sector para poder desplegar sus fuerzas.
En el caso de los japoneses, la guerra contra los rusos en 1905 significó una gran
victoria, pues con este evento quedaron convencidos de que era posible derrotar a una
potencia militar si se adoptaban ciertas estrategias. Para conflictos posteriores, los
estrategas japoneses, en especial Minoru Genda (1904) explicó que lo mejor que podía
hacer Japón era adoptar estrategias que combinaran la potencia del poder naval con el
aéreo. Por consiguiente, los japoneses decidieron lanzar una guerra contra los Estados
Unidos por medio del uso de portaviones, mientras que contra China solo se utilizaron
estrategias de batallas que se librarían en el entorno terrestre.
Finalmente, los norteamericanos fueron los que mejores resultados obtuvieron
durante las contiendas haciendo uso del poder naval. Primeramente, Beatrice Heuser afirma
que, las buenas decisiones estadounidenses se deben a que tenían a los británicos de su lado
dándoles consejos e ideas sobre cómo abordar conflictos en 2 frentes simultáneamente.
Adicionalmente, las maniobras realizadas por parte de la flota norteamericana a lo largo de
la guerra en el Pacífico contra Japón tuvieron una incidencia relevante sobre cómo
establecer estrategias en materia naval para una posible guerra con la Unión Soviética.
Campañas como la de las Filipinas, Midway, Guadalcanal y la invasión a otras islas
japonesas como Iwo Jima, Okinawa y Saipán fueron fundamentales para que los líderes de
la marina reconocieran las fortalezas y debilidades de su flota. Hoy en día, las operaciones
y ejercicios realizados por el Estados Unidos se basan en las estrategias utilizadas en la
Segunda Guerra Mundial, pues en durante la Guerra Fría y otros conflictos la flota naval
estadounidense ha sido la punta de lanza de cualquier misión.
11. Estrategia marítima en la era nuclear:
Al principio del décimo primer capítulo, la autora plantea el siguiente interrogante: ¿Qué
tan relevante serán las estrategias a nivel marítimo en un contexto de guerra nuclear? Para
responder a esta pregunta, Beatrice Heuser menciona que para que las flotas jueguen un
papel relevante en el campo de batalla los países necesitan invertir muchos recursos
económicos y tecnológicos para que la marina tenga logros relevantes. De la misma forma,
Beatrice Heuser afirma en esta sección que, una guerra que se lleve a cabo por medio de
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
armas nucleares no tendría ningún sentido, pues estas armas a lo único que llevan es a la
aniquilación total, mientras que la guerra solo sirve como un medio para alcanzar fines de
carácter político.
De forma paralela, la autora dice que en una guerra nuclear o moderna la fuerza
naval servirá para conquistar o apoderarse temporalmente de las regiones insulares de los
países a los que se quiere atacar. Ya que, el hecho de atacar a un país de forma directa haría
que la guerra estallara, además el hecho de invadir o atacar a otro Estado desgastaría
totalmente al atacante, mientras que conquistando diversos territorio alrededor de algún
actor se le podría disuadir y presionar, tal como la Unión Soviética lo hizo en contra de
Estados Unidos durante la crisis de los misiles en Cuba, y como Estados Unidos lo hizo en
contra de los soviéticos instalando misiles en Turquía. Este tipo de plan de disuasión se
manifestó en las operaciones que se ejecutaron a lo largo del Mediterráneo cuando diversas
potencias intentaron movilizarse para alcanzar sus metas geoestratégicas.
Posteriormente, el uso de las flotas fue trascendental para resolver incidentes
fronterizos, en donde en algunos casos se producían problemas que involucraban a las
fronteras marítimas de los países. Heuser cita los casos de algunos problemas fronterizos
marítimos como el caso de Ecuador, Chile y Perú en el cual los problemas se produjeron
por el exceso de pesca en aguas ajenas. Por otro lado, se menciona altercados que hubo
entre Chipre y Turquía, y otros entre Islandia e Inglaterra también por temas vinculados con
la pesca. Después se habla sobre el impacto de las armas nucleares, en donde todo se
desenvuelve desde la óptica británica para la cual Beatrice H. declara que las armas
nucleares británicas deberán ser puestas en misiles lanzados desde barcos y si es posible se
deberán fabricar submarinos capaces de transportar tales armas.
En segunda medida las armas nucleares perjudicarían más a los civiles que a los
militares y ulteriormente los puertos, bases y patrullas serían vulnerables a cualquier ataque
de carácter nuclear. Beatrice Heuser indica que la flota francesa y la británica en un
contexto de guerra nuclear fabricarían submarinos altamente equipados con el fin de poder
transportar y lanzar misiles nucleares con la capacidad de que los submarinos fueran
autónomos, pues se esperaba que desde el submarino se pudiera llevar a cabo todo el
proceso para atacar o defenderse sin tener que dirigirse a una base militar para instalar y
preparar los misiles.
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
Este logro se alcanzó en 1990 justo cuando acabó la Guerra Fría. A pesar de que
tales metas se alcanzaron al final de la “guerra”, la autora aclara que la capacidad naval de
la OTAN siempre estuvo por encima de las del Pacto de Varsovia. Pues los estrategas y
líderes militares de la OTAN contaban con más experiencia sobre cómo encarar desafíos de
grandes proporciones, debido a que a la OTAN pertenecen potencias importantes a nivel
militar como Estados Unidos, Francia e Inglaterra. Paralelamente, muchos académicos de la
época entraron en un fuerte debate sobre la efectividad que iba a tener el poder marítimo en
una contienda nuclear, algunos pensaron que estos activos militares iban a considerarse
como elementos obsoletos por lo que no contaban con la mejor tecnología y en algunos
casos demostraron no contar con la suficiente capacidad para albergar y lanzar misiles de
largo alcance.
A pesar de esta posición, varios estrategas soviéticos se opusieron a estos
argumentos, mencionando de que el hecho de poseer una flota capaz de transportar y lanzar
misiles iba a marcar el punto de quiebre de la guerra. Los grandes logros de la OTAN a la
hora de llevar a cabo ejercicios navales conjuntos durante y luego de la Guerra Fría
demostraron que el poder naval era de vital importancia para abastecer a las tropas, como
medio de transporte, como apoyo para los ataques en tierra y sobre todo para poder disuadir
al enemigo.
Luego, se enuncian los siete objetivos y responsabilidades que tendrá la fuerza a
naval durante la guerra. Donde la primera y segunda tarea se enfoca en, facilitar la
circulación de suministros propios y de los aliados, y mantener la seguridad en los tramos
restringidos para llegar al puerto y a las bahías. En tercer y cuarto lugar, está detener el
comercio de los enemigos y proteger los recursos de las costas. En quinto y sexto lugar está
el adquirir bases en posiciones avanzadas y, mover y apoyar a tropas en tales posiciones.
Por último, se debe mantener pleno control del aire y mar para poder apoyar tropas que
combaten en sectores terrestres.
En la penúltima sección del capítulo, se describen las alianzas marítimas que se
forjaron durante y después de la Guerra Fría. Contexto en el que algunos Estados que
alguna vez fueron superpotencias a nivel naval fueron decayendo poco a poco debido a los
nuevos escenarios de la guerra y a las nuevas potencias que emergieron. El caso más
representativo de esto fue el de los británicos, dado que sus alianzas (especialmente con los
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
Parte V
12. Guerra en la tercera dimensión:
Al principio del decimosegundo capítulo Beatrice Heuser menciona tres puntos clave que
explican la preponderancia de del poder naval y aéreo. En donde se destaca
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
primordialmente que todas las actividades navales y aéreas se llevan a cabo para suplir
necesidades militares y nacionales del entorno terrestre. En segundo lugar, dice la autora
que los poderes navales y aéreos pueden ganar batallas sin necesidad de pedir el apoyo de
los demás poderes (particularmente el terrestre).
En tercer y último lugar el poder aéreo y naval no tienen el propósito de aniquilar a
los sectores más débiles de un Estado (la población civil) pero si cortar las cadenas de
suministros que abastecen a los principales núcleos de la nación hasta el punto de someter
al enemigo. Según la autora, pasaron muchos siglos en los que se produjeron guerras
decisivas antes de que se hablara sobre el poder aéreo, pues este tipo de poder se manifestó
apenas hasta los principios de 1900 cuando los Hermanos Wright (1903) empezaron a
desarrollar algunos aeroplanos que solo funcionaban por su diseño aerodinámico y
materiales.
De la misma manera, se creó el dirigible, el cual era un globo que tenía una forma
ovalada con una pequeña cabina en su parte baja para cargar pasajeros. El funcionamiento
de los aviones con fines netamente militares aparecen durante la Primera Guerra Mundial
(1914-1918), conflicto en el que los involucrados utilizaron monoplanos, biplanos y
triplanos. No obstante, estos no jugaron un papel tan trascendental como en la Segunda
Guerra Mundial, puesto que aún no eran aptos para bombardeos y solo servía para llevar a
cabo ligeros combates y misiones de espionaje.
Luego, los rusos trataron de mejorar la aviación (1920) haciendo ensayos sobre las
diversas formas en las que se podía aterrizar un avión en múltiples condiciones
climatológicas. El verdadero aporte que la aviación le dio a la guerra se manifestó
concretamente en todas las batallas de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, antes de
eso varios estrategas y académicos dieron su opinión sobre el posible uso de aviones
sofisticados en el campo de batalla. Algunos desconfiaron plenamente de esto
argumentando que el óptimo desarrollo de tales proyectos sería muy costoso y peligroso. A
otros, la idea de solo imaginarse a una flota de aviones bombardeando las ciudades
enemigas les pareció un suceso encantador. Por otro lado, otros se quedaron con la idea de
que el poder naval y la caballería tendrían mejores resultados.
Los conceptos y teorías militares empleadas en los ámbitos marítimos y terrestres
sirvieron para desarrollar la concepción del poder aéreo, dado que con el desarrollo de la
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
aviación los jefes militares llegaron a la conclusión de que al igual que en el escenario
naval, en el aire se debía establecer un “comando” o flota especial organizada para
responder a los desafíos que se presentaban en el espacio aéreo. Sin embargo, a pesar de lo
prometedora que se veía la idea de tener capacidad militar en el aire, muchos expertos en la
guerra declararon que si o si la guerra tendría que ganarse en el entorno terrestre.
Otros argumentaron que la capacidad de poder aéreo recaía en el hecho de la
superioridad numérica, pues para que una flota fuera mejor que otra tendría que haber una
diferencia alta entre la cantidad de activos militares, esta teoría fue principalmente
presentada por los jefes del Ejército Rojo, los cuales pensaban que con la superioridad
numérica en cualquiera de los ámbitos de batalla se podía salir victorioso. Los británicos
complementaron esta noción hablando sobre la “superioridad aérea” en la cual la cantidad
de aeronaves jugaban un papel trascendental ya que el alto número de estos era
proporcional al daño ocasionado al enemigo, pues a diferencia del poder naval, un barco
puede mantenerse más tiempo en batalla que un avión, por lo que el número influye para
aumentar la intensidad de los ataques (Slessor, 1936).
Teniendo en cuenta lo anterior, algunos países optaron por forjar alianzas para así
contar con una mayor cantidad de aviones. Destaca Beatrice Heuser que, este tipo de
alianzas se manifestaron esencialmente durante la primera y segunda Guerra del Golfo y
también durante la Guerra de los Balcanes en la cual la OTAN aprovechó las alianzas
militares que la componen para actuar de forma conjunta en contra de los grupos que
perpetraban los genocidios. Todo este poder de despliegue surgió durante la Guerra Fría,
contienda en la cual los soviéticos decidieron fabricar bombarderos intercontinentales los
cuales tenían la característica de poder bombardear ciudades estadounidenses sin tener que
abastecerse durante el trayecto.
Por consiguiente, los norteamericanos y posteriormente los europeos (británicos y
franceses) iniciaron proyectos para desarrollar bombarderos de largo alcance (B-52), los
cuales fueron utilizados en otras latitudes durante la Guerra Fría (1979-1983). Al final del
capítulo, Beatrice Heuser contesta la pregunta de: ¿Se puede ganar una guerra únicamente
por medio del poder aéreo? Basándose en un sinnúmero de datos, experiencias, y criterios
extraídos de ciertos autores se llegó a la conclusión de que no es posible ganar una guerra
utilizando únicamente el poder aéreo, pues varios consideran que los ataques aéreos no son
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
suficientes, pues estos carecen de precisión y no son capaces de destruir todos los objetivos
en tierra. Por lo tanto, se afirma que la guerra terrestre no se puede ganar desde el aire, pues
la rápida acción de los aviones hará que se pierdan de vista los blancos que se quieren
atacar, sin embargo el hecho de controlar una flota aérea traerá grandes ventajas en
términos logísticos, además de que con el debido uso de este poder se puede desmoralizar y
debilitar al enemigo tal como ocurrió en Kosovo (1998) y las Guerra del Golfo (1990).
13. Cuatro Escuelas de poder aéreo:
En el capítulo número 13, la autora expone y describe detalladamente el objetivo y
postulados de las 4 escuelas especializadas en determinar cuál debería ser el objetivo
fundamental del poder aéreo. El primer colegio de bombardeo estratégico: estaba inspirado
en conceptos socio darwinistas como las guerras nacionales. Contiendas en las cuales las
naciones se enfrentaban entre ellas por supervivencia. Los fundamentos prácticos de esta
doctrina llegaron cuando las ciudades de Hiroshima y Nagasaki fueron bombardeadas, pues
con esto se demostró la supervivencia del más fuerte. El segundo colegio de objetivos
militares: manejaba una doctrina especialmente táctica en la cual, el principal fin de las
labores de la fuerza aérea es proveer apoyo aéreo cercano, realizar misiones de
reconocimiento y espionaje de las tropas enemigas que se acercaban a posiciones aliadas.
El tercer colegio se concentraba en realizar bombardeos de precisión, no para
destruir blancos civiles con el propósito de desmoralizar a la población y a las fuerzas
armadas sino para atacar objetivos en donde se encontraran los líderes militares y políticos.
Pues a través de esta estrategia se les podía dar de baja a los estrategas y principales
comandantes encargados de movilizar a las fuerzas. Con un ataque de este tipo se
inmovilizaría temporalmente al enemigo, situación que sería aprovechada para
desestabilizar al enemigo y atacarlo nuevamente. A fin de cuentas, los ideales de la cuarta
escuela representaban una mezcla de los postulados de los tres colegios anteriores, sin
embargo esta estaba más orientada en señalar los objetivos políticos e igualmente solo pudo
tener un reducido auge debido al corto periodo (1950-1960) en el que sus contribuciones
fueron importantes.
Beatrice Heuser afirma en su obra que, el uso del poder aéreo fue fuertemente
criticado por los organismos internacionales que funcionaban luego de la Primera Guerra
Mundial, pues el hecho de que los ejércitos bombardearan ciudades aumentaría el número
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La Evolución de la Estrategia: Pensando la Guerra de la Antigüedad al Presente – Beatrice Heuser 2010
de bajas civiles. Contemplando tal situación, en La Haya se emitieron una serie de artículos
(2) en contra del bombardeo a ciudades y las precauciones que se debían tener en cuenta
durante las incursiones. No obstante, los planes internacionales para controlar el uso del
poder aéreo se derrumbaron instantáneamente cuando los alemanes bombardearon Varsovia
(1939) y otras ciudades europeas. En efecto, después de que se comenzó a utilizar el poder
aéreo contra la población civil, los franceses y décadas después, la OTAN decidió usar este
poder como elemento disuasivo.
Pues en la Segunda Guerra Mundial, los nazis ya manejaban el poder aéreo como
algo disuasivo, elemento del que los británicos fueron víctimas cuando cayeron en cuenta
de que la flota alemana podía llegar a ser superior a la inglesa, suceso que hizo que
Chamberlain se tuviera que sentar a negociar directamente con Adolf Hitler. Justo después
de evaluar el tema de la disuasión se comienza a hacer referencia a los bombardeos
estratégicos, los cuales fueron esenciales en la guerra que estalló en Europa en 1939. Pues
la idea que tenían los alemanes y británicos era imponer el mismo bloqueo que se realizaba
a nivel naval pero ahora de forma aérea, pues ya se contaba con aviones capaces de recorrer
grandes distancias y atacar diversas posiciones.
La idea de ambos no solo era atacar poblaciones civiles para desmoralizar la nación
y detener el aparato económico sino que los bombardeos se tenían que hacer para destruir
los productos que aseguraran la supervivencia de una civilización, como por ejemplo la
comida o la energía. Ya que, los estrategas británicos enunciaban que lo mejor para evitar
el avance alemán en Europa era atacando sus cultivos pues sin estos la gente moriría de
hambre, mientras tanto los alemanes debían atacar los barcos británicos para evitar que los
suministros provenientes de EEUU y las colonias pudieran llegar a territorio inglés. Lo
mismo sucedió entre los norteamericanos y japoneses con el petróleo y entre los soviéticos
y los nazis con los cultivos.
Posteriormente, luego de hablar sobre las estrategias para contrarrestar al enemigo,
Heuser se plantea el interrogante de: ¿Puede el terror volver la guerra más corta? Ella
argumenta que, a lo largo de la historia se ha demostrado que entre más terror generen las
armas menores serán los incentivos para continuar la guerra, en vista de que los estrategas
reconocerán de que si se utilizan armas más sofisticadas las consecuencias serán más
graves. Ejemplos que cita la autora para sustentar su punto de vista es nombrando las
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externalidades que tuvieron las armas atómicas y posteriormente, las armas químicas. A
partir de esto, nace una noción de criticismo en contra de los bombardeos, pues varios
teóricos determinaron que los bombardeos atentaban directamente contra la población civil,
no había precisión durante el lanzamiento de las bombas, la bajas o blancos alcanzados eran
difíciles de contabilizar y finalmente se violaban todos los acuerdos pactados en La Haya y
Ginebra.
14. Estrategia Nuclear:
En el capítulo catorce (14) Beatrice Heuser comienza a hablar sobre la estrategia nuclear
que adoptarían los países para llevar a cabo una guerra rápida y efectiva. Afirma la autora
que, los orígenes de la estrategia nuclear nace desde las falencias y ventajas del poder
aéreo, pues los militares y personajes expertos en aviación y física tomando como punto de
partida las incursiones aéreas realizadas durante las guerras mundiales decían que los
ataques eran supremamente imprecisos. Por consiguiente se necesitaba desarrollar
armamento confiable que tuviera la capacidad de tener un radio de explosión mayor. Por
otro lado, las estrategias y blancos (objetivos) aéreos se fueron modificando con el paso del
tiempo. Al principio, alemanes, británicos, estadounidenses y demás países que contaran
con flotas aéreas se concentraron en atacar puertos, astilleros y puntos comerciales pues la
idea era cortar la línea de suministros de los enemigos.
Seguidamente, los estrategas decidieron aniquilar blancos civiles para diezmar el
aparato económico del rival y para desmoralizar a la nación. En las guerras modernas ya se
buscaba destruir blancos militares, como bases aéreas, fábricas y cuarteles. Finalmente, hoy
en día, especialmente la OTAN ha optado por realizar pequeñas operaciones que generen
grandes impactos, este tipo de bombardeos se enfocan en destruir los sectores en dónde se
concentran las “elites” o centros de operaciones de los jefes militares. Actualmente, los
ataques de este tipo están respaldados por la mejor tecnología y las herramientas más
sofisticadas. Beatrice H. sustenta que la estrategia nuclear es la hija del poder aéreo (esta
evolución se presenta por medio de los postulados de las cuatro escuelas mencionadas en el
capítulo previo).
Se menciona de forma posterior que, los proyectos para desarrollar arsenales
nucleares inician al principio de la Guerra Fría, justo cuando los británicos opinan que la
posesión de estas armas iba a servir como instrumento disuasivo. Británicos como Rudolf
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Peierls presentaron ante los tomadores de decisiones el conocimiento que habían adquirido
mientras estaban presos en la Alemania Nazi sobre los primeros avances en energía y
tecnología militar. Contemplando lo anterior, los altos mando de la marina británica
explicaron 5 percepciones sobre desarrollar un programa nuclear. En primera instancia, el
motivo principal para poseer armas atómicas era para fortalecer los efectos de la disuasión.
En segundo lugar explican que, cada arma nueva sería vetada por los organismos
internacionales, por lo que la utilización o desarrollo de estas sería fuertemente criticada
suceso que disminuiría el optimismo para crearlas.
El desarrollo de estas armas pondría en riesgo la seguridad nacional inglesa, puesto
que los enemigos crearían armas similares o mejores con el fin de defenderse y contratacar.
En cuarto lugar, se concluye que concentraciones militares, industriales y gubernamentales
estarían totalmente expuestas a este tipo de ataques. Al final, la paz mundial estaría en
riesgo y los esfuerzos por prevenir la guerra serían inútiles. En contraste, el comandante
francés, Admiral Castex (1945) anunció que lo mejor que podía hacer Francia era seguir los
lineamientos geoestratégicos británicos de promover e impulsar la defensa por medio de la
armada. Asimismo, la postura de Castex hacia el desarrollo de armas “nuevas” es muy
positiva, pues cree que con la posesión de estas se puede generar un índice para analizar e
identificar el potencial en términos de capacidades militares que tiene cada país.
Castex sólo se toma el trabajo de analizar esta situación teniendo en cuenta los
actores que conformaban Europa (no incluyó a los soviéticos y norteamericanos en su
análisis). Por otro lado, General Gallois (1960) defendió la idea de que Francia debería
desarrollar un arsenal nuclear con el propósito de estimular una estrategia de disuasión,
pues para el momento Francia se encontraba envuelta en dos conflictos en latitudes
totalmente diferentes (Argelia y Vietnam), paralelamente la Guerra Fría comenzaba a tomar
impulso por lo que Francia tenía que armarse, pues al verse debilitada por la guerra en dos
espacios los dirigentes temían de que su imagen a nivel mundial se viera deteriorada.
General Gallois concluye también que, el hecho de poseer armas nucleares representa un
riesgo para las alianzas, pues al tener control sobre una de estas alteraría el statu quo
regional, pues países como España, Italia, Inglaterra y la misma Alemania no reaccionarían
de buena forma pues esto da pie para que despierten antiguas rivalidades.
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Parte VI
15. Desde la guerra partisana a la guerra del pueblo:
En el capítulo quince (15), Beatrice H. hace una diferenciación entre los dos tipos de guerra
que hoy afligen al sistema. La autora define que, las guerras que se llevan a cabo por
actores con capacidades económicas y militares similares y en representación de los
intereses de un Estado se conocen como guerras simétricas. Por otro lado, durante la Guerra
Fría se comenzaron a gestar un sinnúmero de escaramuzas y pequeñas contiendas entre
actores en ciertos casos no estatales, sino de corte separatista, político y religiosos. Por
medio de esta nueva forma de “guerra” nació lo que hoy en día se conoce como guerra
asimétrica, la cual se caracteriza por involucrar a actores con capacidades económicas y
militares disimiles, en donde los agentes con mayores capacidades se enfrentaban a
pequeños grupos que para sobrevivir y prolongar la guerra utilizaban tácticas especiales
para hacerle frente a los ejércitos formales.
Para entender esta noción, la autora utiliza el término de “pequeña guerra” (Small
War) para definir la guerra entre elementos regulares e irregulares (Galula, 2005). En la
obra, se explica que las guerras asimétricas se comienzan a manifestar desde los tiempos
del Antiguo Egipto, Roma y las luchas contra el pueblo hebreo. Por consiguiente, este tipo
de guerra ha venido evolucionando poco a poco y varias de las estrategias y planes para
doblegar al enemigo han sido complementados por portes teóricos y prácticos de diferentes
estrategas como: Sun Tzu, Napoleón, Vo Nguyen Giap (1970) y Ernesto “Che” Guevara
(1967). Tales personajes escribieron manuales y textos sobre cómo se podía llevar a cabo
una guerra asimétrica desde los ojos del bando con menores capacidades.
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Parte VII
17. Guerra sin victoria, victoria sin paz:
En el decimoséptimo capítulo, Beatrice Heuser enuncia que la guerra será inútil si el
objetivo de esta no es alcanzar la paz, pues Jean Bloch (1899) y Fuller (1977) enuncian que
cualquier guerra será un suceso en donde cada autor involucrado sufrirá un gran desgaste a
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nivel económico, militar y sociopolítico, además de eso sustentan que no hay ninguna
guerra eterna, pues en algún punto cualquier actor mostrará un déficit de recursos para
poder mantenerse al tanto de la contienda. De la misma manera, los autores mencionados
relatan que lo más perjudicial de las guerras son las consecuencias, pues el periodo en el
que los países se recuperan se puede prolongar bastante debido al desgaste económico, las
pérdidas humanas y a los daños generados a la infraestructura.
Por consiguiente, realizar una guerra de pequeñas o grandes proporciones debe
llevarse a cabo por motivos realmente importantes y necesarios. Teniendo en cuenta lo
anterior, justo después de cada guerra emergían una serie de instituciones con el fin de
evaluar, identificar y reconocer las causas, consecuencias y motivos de la disputa (Howard,
1979). Estrategas y académicos como Frank Kellog, (1928), Liddell Hart (1944) y
Bouthoul (1976) concluyen que las escuelas especializadas en fomentar estudios sobre la
guerra surgen en Estados como Alemania, Estados Unidos y Inglaterra debido a que son los
actores que han estado en constante conflicto con otras potencias regionales y extra
regionales. En el transcurso del capítulo también se toca la idea de evitar la guerra por
medio de ciertos reglamentos respaldados por organismos internacionales como el Consejo
de Seguridad de las Naciones Unidas (CSNU).
La idea de promover una idea de paz mundial por medio de instituciones
supranacionales nace a partir del concepto de “paz perpetua” (pax britannicca) planteado
por Emmanuel Kant, en el cual explica que la paz global se puede mantener siempre y
cuando hayan reglamentos respaldados por instituciones internacionales con las
competencias para controlar a los Estados. Esta concepción de paz mundial es adoptada por
la ONU, la cual retoma en la segunda mitad del siglo XX esa noción y emite una lista de
condiciones para hacer la guerra en donde prima la “defensa preventiva” (Ius ad bellum y
Ius in bello). De forma posterior, la autora menciona que la Guerra Fría fue un periodo
pacífico para muchos integrantes del sistema, pues en la “Post-Guerra Fría” estallaron
múltiples conflictos de todo tipo.
Para el final del siglo XX y lo que va del siglo XXI se han registrado mínimas
disputas entre Estados, especialmente entre democracias, sin embargo los conflictos
religiosos, étnicos y separatistas azotaron diferentes sectores de África, Asia y Europa
Oriental (Brodie, 1973). Con la metamorfosis que tuvieron los conflictos y el cambio de
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actores que utilizan su poder nuclear como elemento disuasivo para abordar las contiendas
de tipo regular (Estado VS Estado) y emplean técnicas de contrainsurgencia para hacer
encarar los inconvenientes de naturaleza asimétrica (Estado VS actor no estatal).
Para los actores occidentales, el objetivo de hacer la guerra en el siglo XXI no
representa un motivo de gloria, ya que para ellos alcanzar la “victoria” en diversos
contextos ha significado un gran sacrificio. En contraste, para los rusos, hacer la guerra
prolongada para alcanzar la victoria es un postulado esencial. Ya que, la derrota total del
enemigo es el medio más viable para alcanzar los objetivos militares y políticos.
18. El sinfín de la historia: la dialéctica continua:
En el decimoctavo capítulo, la autora explica que justo después de la Guerra Fría los
principales actores del sistema internacional no esperaban que se produjera una guerra en el
corto y/o mediano plazo. Puesto que, para ese momento los principales motivos para que se
generara una contienda de grande escala era específicamente por motivos y discrepancias
ideológicas. Durante la postguerra fría, autores representativos, teóricos y académicos
concluyeron que el paradigma napoleónico de eliminar por completo al enemigo para
alcanzar la victoria fue decayendo lentamente (por lo ya mencionado en capítulos previos
sobre el miedo a una guerra nuclear).
Empero, relatan algunos autores que ciertos agentes trascendentales para el sistema
desde hace mucho han seguido los postulados del paradigma napoleónico y otros han
optado por darle un giro a sus estrategias. Bajo este orden de idea, los estadounidenses han
decidido mantener una política de seguridad (y defensa) supremamente agresiva, suceso por
el cual en las guerras modernas, los estadounidenses suelen hacer parte de contiendas
prolongadas y con un sinnúmero de consecuencias a nivel regional. Por el contrario, los
miembros de la Unión Europea han promovido el respeto por los valores y principios
propuestos por las Naciones Unidas.
Por ende, estos solamente hacen uso de la fuerza cuando es estrictamente necesario,
por eso varios actores europeos no han respaldado a los estadounidenses en su cruzada
contra el terrorismo. En contraste, a pesar de que los altos mandos de las Naciones Unidas
se consideran hoy en día como la máxima autoridad en los asuntos de corte internacional,
los Estados Unidos actúan constantemente de forma unilateral con el fin de alcanzar sus
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objetivos nacionales sin contemplar las recomendaciones dadas por los organismos
internacionales y las consecuencias que sus actos pueden producir.
Por lo anterior el Coronel Harry G. Summers (1982), se toma el trabajo de analizar
las razones por las cuales los Estados Unidos fracasaron en Vietnam para no caer en los
mismos errores en cualquiera de las contiendas de la edad contemporánea. Primeramente,
menciona que el ejército norteamericano no se preparó adecuadamente para la guerra, pues
nunca antes los estadounidenses habían llevado a cabo una guerra en un país como Vietnam
(por sus características geográficas) y una guerra de tipo irregular (asimétrica). En segunda
instancia, los comandantes estadounidenses desconocieron los objetivos políticos de la
guerra, se enfocaron en los propósitos netamente militares, situación que llevó al tercer
motivo por el cual los Estados Unidos se retiraron de Vietnam.
Finalmente está el bajo apoyo popular para continuar la guerra, pues los civiles
estadounidenses no creían en que la intervención “para detener el avance comunista” era
una razón de verdadero peso para movilizar tropas y ejecutar incursiones militares en un
país totalmente desconocido para los estadounidenses. Otros expertos en temas militares
como, Bernard Broodie destacan que los estadounidenses cometieron un error garrafal en
Vietnam a la hora de establecer los límites de la guerra desde que la contienda inició.
Puesto que, los adversarios utilizaron esto para establecer las estrategias en contra de los
estadounidenses, esto se manifestó cuando los vietnamitas involucraron directamente a
piases como Camboya, China, Laos y la misma Unión Soviética, considerando que estos le
suministraban armamento y le daban la oportunidad a las guerrillas para establecerse en su
territorio para descansar, abastecerse y contraatacar.
Paralelamente, expuso el Coronel Summer que el peor error fue haber limitado la
guerra a defender Vietnam del Sur, mientras que el enemigo se concentraba en Vietnam del
Norte. En 1966 el senado estadounidense evaluó la alternativa de atacar directamente a
Vietnam del Norte, sin embargo esta decisión no se aprobó y lo único que hizo Estados
Unidos fue bombardearlo. El argumento central para no invadirlo fue para prevenir una
posible guerra contra China, aunque si bombardearon posiciones del ejército norvietnamita
en Camboya y Laos (Heuser, 2010).
De forma subsiguiente, Beatrice Heuser hace hincapié en lo que fueron las mayores
guerras desde de 1945, en las cuales destaca que lo estadounidenses basaron sus estrategias
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prefieren alcanzar sus objetivos militares de forma rápida haciendo uso de sus fuerzas
especiales.
Finalmente, la autora concluye el capítulo haciendo alusión a que las estrategias que
hoy en día se utilizan son el resultado de muchos planes ejecutados en alguna batalla
pasada. Para los ejércitos “occidentales” las enseñanzas más trascendentales en términos de
estrategia militar se obtuvieron en la Primera Guerra Mundial y posteriormente cuando se
lanzaron las bombas sobre Hiroshima y Nagasaki. Luego de esto, con el surgimiento de
actores irregulares en el transcurso de la Guerra Fría, los occidentales se plantearon el
interrogante de: ¿Cómo deberían actuar los agentes encargados de salvaguardar la
seguridad internacional? E inmediatamente aclara que lo que realmente se han encargado
de preservar la paz son los movimientos sociales que se atreven a cuestionar cualquier tipo
de intervención.
Asimismo, en la modernidad, los enfrentamientos se llevan a cabo gracias a un
inmenso sentimiento de nacionalismo e ideología, tal como sucedió entre Estados Unidos y
la Unión Soviética y después en la guerra de Yugoslavia. Lo cual evolucionó de forma
posterior cuando los fundamentalistas islámicos adoptaron un sentimiento de odio en contra
de los norteamericanos que tenían la finalidad de preservar el orden mundial por medio de
la instauración de sus ideales democráticos en cada una de las latitudes del globo (Heuser,
2010).
19. Epílogo: Creando la estrategia contra las políticas burocráticas:
En el penúltimo capítulo, la autora menciona que el objetivo central de la estrategia debe
estar estrictamente relacionado con que los fines militares satisfagan los intereses políticos,
sin embargo, Beatrice Heuser declara que para que esto sea viable el tomador de decisiones
militares debe ser idéntico al encargado de dictaminar determinaciones de corte político.
Para esto, la autora hace hincapié en Alejandro Magno, Gustavo Adolfo, Federico II de
Prusia y Napoleón, los cuales eran jefes militares y de forma paralela eran los que se
encargaban de tomar decisiones políticas. No obstante, un cambio total se evidenció en las
guerras modernas especialmente en la Segunda Guerra Mundial en donde hubo un
rompimiento entre las decisiones militares y los intereses políticos debido a factores como
la diplomacia y la democracia.
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primer lugar, él anuncia que las estrategias en cualquier ámbito son formuladas por el
presidente y respaldadas o modificadas por el congreso. En segunda medida, la adquisición
de armamento y el emprendimiento de las diversas contiendas se llevan a cabo por medio
del establecimiento de un presupuesto acordado por el gobierno pero en términos generales
por el congreso en coordinación con el secretario de defensa de EEUU. En tercer lugar, los
planes de contingencia sobre el sinnúmero de posibles escenarios de guerra o intervención
militar son hechos bajo suposiciones de los diferentes comandantes en jefe da cada área.
Finalmente, en cuarto lugar, el planeamiento operacional de preparación es ejecutado por
múltiples comandantes expertos en cada una de las situaciones.
En el cierre del decimonoveno capítulo, la autora cita a Thomas Schelling (1960),
autor que presenta la idea de que ejecutar una buena estrategia es una tarea engorrosa y
compleja, pues cada actor siempre tiene alguna debilidad en la que los altos mando se
deben enfocar. Bajo ese orden de ideas, él dice que controlar tantos movimientos a la vez,
confiar en la lealtad de sus súbditos y maximizar los recursos para el óptimo desempeño de
las operaciones es supremamente complicado. Al final concluye diciendo que en cada
estrategia que se plantee habrá fallas mínimas por detalles que parecen insignificantes pero
terminan marcando la diferencia. De acuerdo con la autora, Kant mencionaba que hasta los
tomadores de decisiones mejor preparados debían escuchar a los filósofos morales para
tomar buenas determinaciones (Heuser, 2010).
20. Resúmenes y Conclusiones:
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internacional por medio del dialogo y métodos netamente políticos. Para el sistema
internacional contemporáneo, la entidad más representativa y responsable de promover
la salida diplomática a las contiendas de orden global es la Organización de las
Naciones Unidas, asociación que cuenta con una serie de miembros y su estructura es
claramente jerarquizada.
En el libro también se resalta el papel que juega la población civil durante las múltiples
contiendas que se han presentado. Pues según la autora, la nación sirve como propulsor
económico durante los tiempos de guerra y de igual manera, atacar a este elemento del
Estado puede significar un golpe desmoralizador para las tropas, un golpe al sector
industrial y el enfurecimiento de las tropas y los demás civiles. Por tal cuestión se torna
en un arma de doble filo para el que atente contra este agente.
Se presenta además que, la mayoría de luchas contemporáneas se producen por
diferencias nacionales, ya sea por la ideología, religión o incluso la raza (etnias). A lo
largo de la obra de Beatrice Heuser (2010), se relatan varias situaciones en donde los
mayores exterminios se dan por estas diferencias. Incluso, las disputas no comienzan
por acciones militares sino civiles, pues todo inicia a partir de un fuerte sentimiento de
xenofobia, odio y rechazo frente a las concepciones de vida de los demás agentes. En el
texto se tocan los temas de Vietnam (ideológico), Yugoslavia (racial-étnico),
Afganistán (ideológico y estratégico), Ruanda (étnico), etc.
También se hace énfasis en resaltar la preponderancia que actualmente tienen las
guerras pequeñas, pues ciertos actores insurgentes con fines lucrativos o políticos
adoptan estrategias en donde tienen en cuenta su posición inferior en términos de
capacidades. No obstante, contemplando esta desventaja, logran desarrollar una serie de
tácticas y estrategias que les permiten luchar contra entes mucho más fuertes que ellos.
Para desarrollar y hacer uso de tales estrategias, se nutren de consejos escritos en
legendarios manuales y los ponen a prueba aprovechando el apoyo popular y su arduo
conocimiento sobre el contexto geográfico que los envuelve.
Finalmente, en el texto se presenta otra noción de la estrategia desarrollada por muchos
años de estudio en ciencias militares por Carl Von Clausewitz. La concepción de
estrategia que él define se basa en que: la victoria se alcanza si se puede “imponer una
voluntad” de forma unilateral a un agente particular por medio de la disuasión y
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