You are on page 1of 18

Editorial Gedisa ofrece

los siguientes títulos sobre


CARISMA
POLITICA Análisis delfenómeno carismático
y su relación con la condu~ta humana
y los cambios sociales

CHARLES LINDHOLM Carisma


por
JEAN-LoUIS LAIlARRIF:RE Teoría política y
CHRISTIAN LAZZERI comunicación
y OTROS
- Charles Lindholrn
ROGER GARAUDY Los integrismos

OSCAR W. GABRIEL Cambio socialy


cultura política

THOMAS SOWELL Conflicto de visiones

D. .JEAMBAR E Y. ROUCATE Elogio de la traición

FRED E. BAUMANN (COMP.) ¿Qué es el capitalismo


democrático?

EDGAR MORIN Pensar Europa


L__-_-----
ANTONIO GRAMSCI Pasado y presente
8

El sirviente poseído":
11

Adolf Hitler y el Partido Nazi

Ya nada está anclado, ya nada está arraigado en


nuestra vida espiritual. Todo es superficial y fugaz.
La inquietud y el odio signan el pensar de nuestras
gentes. La vida entera está totalmente d('~ql1iciilda.

Hitler cilado en Wllilc, 1977

El entorno carismático en Alemania

La imagen negativa del proceso carismático, tan caracterís-


tica de la teoría social moderna, deriva en gran medida de la
historia de Hitler y el Partido Nazi. 1 Antes de Hitler, Alemania
era un ejemplo típico de los efectos desintegradores de la 1110-
dernización, tan temidos por los psicólogos de masas y sus
seguidores. El desmoronam~ento de los lazos tradicionales era
especialI}1ente desgarrador en la Alemania de fin de siglo, pues
no existía una identidad nacional fuerte para reemplazarlos. Al
contrario de los otros Estados europeos, Alemania hClbía emer-
gido del feudalismo hacía relativamente poco, y aún adolecía de
un considerable grado de provincialismo cultural y antClgonis-
mo. Mientras la sociedad rural se caracterizaba por su cerrazón,
la sofisticada sociedad urbana buscaba modelos de conducta y
acción fuera de Alemania, en la cultura europea, de modo que
Alemania carecía de un sentido de coherencia cultural. Las dife-
renciils religiosas exacerbaban las divisiones regionales y rural-
urbanas, pues protestantes y católicos evocaban recuerdos de si-
glos de animadversión. Estas desgarradoras diferencias se ClgU-
dizaban ante los antagonismos de clase que acompañaron la rá-
pida industrialización de Alema,nia.

129
"'r;
,k

l , ur, pol
Eril< Erik50n (1985) ha argumentado que la angustia gene--
rada "'or la folta de cohesión social en Alemania condujo, por
t popular como manera de explicar los infortunios del país. c: ,'
mo declaró un soldado a su regreso: "La vergüenza nos eru:~\
CO S , rUJ~
na1 JOL
reacci~n, a la creencia popular en un dictador autoritario que jecía las mejillas y la furia nos cerraba la garganta. Era Obv~
pudiera vincular a toda la sociedad. Este profundo anhelo de 1 que había gentes que conspiraban para trastrocar las cosas. h llCS Ju'
In

un líder absoluto se ha asociado también con otros factores cul-


turales, ideológicos y estructurales, incluido el legado de la es- ,t
"
heroísmo se había vuelto cobardía, la verdad una mentira, ~ ,
lealtad se recompensaba con malicia" (citado en Abel, 1938: 2~
dE'5p~H
in~af.~l
tructura autoritaria de la familia alemana, el pasado feudal, y el Existía también el difundido COnsenso de que la Repúbll~ ,1\ :-"<
. d o por'mtereses secto."('Sl,l :11

I
vínculo idealizado entre señor y vasallo, la falta de experiencia de Weimar era un fracaso político, dingi _
alemana con la democracia pluralista, la tradición religiosa sal- riales que no se preocupaban por gobernar en beneficio de to'4.' gOS tíf
vacionista, y la personalización de las relaciones polít~ca3 co- Alemania. De hecho, la naturaleza plebiscitaria de1proceso el€(.'14 ' condic
rrespondiente a un ethos social que aún evocaba el Gemeznschaft toral de Weimar, con su representación proporcional pura, alen.
aldeano como la comunidad ideaJ.2 Fueran cuales fuesen las ! taba los atascamientos legislativos y las incesantes m,mipulacio. 1
causas, es claro que la avidez popular de un dictador ~ue brin- - nes en pos de coaliciones, de modo que el parlamento a menu.
dara al país unidad y continuidad espiritual fue a?udlZ.ada por C:
do se inmovilizaba perdiendo efectividad.
la creciente fragmentación de Alemania y sus confhct?s mternos En esta época de tribulaciones, la desesperación prevalecía'
hacia fin de siglo. En este contexto, los conceptos liberales de e
entre los alemanes. Como un activista escribió en 1923: "Nues-
- pluralismo democrático nunca alcanzarían en Alemania el lugar tra historia se ha descarriado. Nada de lo nuestro tiene éxito en .
central que ocupaban en Inglaterra y aun en Francia. el mundo. Nada hoy; nada ayer ... algo ha fallado en todo. y
L, angustia alemana se intensificaba también por l~ inept~­ cuando tratamos de encarrilar algo, se nos despedaza en lJs ma-
lud del país, en gran medida por la torpeza de sus propIas p~h­ nos" (citado en Waite, 1952: 263).
ticas, para participar significativamente en, la empresa coloma1. aliene
Para una vasta mayoría de alemanes, las grietas de la so-
En consecuencia, muchos alemanes se crelan rodeados de ene-- racióJ
ciedad parecían infranqueables, el mundo tradicional parecía
miO"os e injustélll'.ente excluidos de la posición que les corres- y, an\
haberse derrumbado, el gobierno había perdido autoridad y too '
po~dí¡l en el c~;cenario mundi'll. El temor al cc.rco., acompañado das las expectativas estaban frustradas. Es manifiesto que esta ~
mislY
por una sensación general de rencor y paranOJa, lmpregnaba la estab
desdichada fragmentación brindó un ámbito -un medio propi- ~
conciencia ¿¡Jemana mucho antes de que Hitler llegara al poder.
Después de la Primera Guerra Mun?ial, l?s condicio~~s
do al culto- que favoreció la aparición de líderes carismáticos
que podían ofrecer a la multitud una nueva forma e intensi~ad,
tf
prim
grup
empeoraron en Alemania; la fragmen~a.cion SOCIal y la ~~stlh­
dad interna erosionaron los roles tradlclOnales y las poslcIOnes
y que podían brindar canales para la expresión de la rabia y la ípodí:
fmstmción generéldas por la desintl'gradón de la S()Cil'd,ld y de t terísl
jedrquicas, l<ts huelgas <lsolmon el país y ejércitos errantes de los indicadores de identidad personal. r trata
saqueadores sembraron el caos. Entretanto la arrr:ada causaba f
disturbios y Munich era gobernada ora por comumstas, ora por 1 razg
derechistas, y la desalentadora atmósfera de crmis económica Ente
Los grupos carismáticos prenazis f¡' pror
continua se prolongaba mientras una inflación rampante ex~er­
mos
minab¡1 a la clase medi<t, que en otros países europeos constituía _Pero, ~ pesa: de las condiciones favorables, ningul. líder del}
la base para inculcar valores liberales pragmáticos y anticaris- partIcular <lel penado de posguerra obtuvo pccler de :: ' -;;.":a' i segt.
IYl,1ticos. toria como para dominar Alemi1<;:., Ss tú, s~:;-¡ e:m22;-;:C. :,,:,' -,6;: f
A esto se sumaba la sensación de ht!'J,nill<tCÍón y traición caba ausencia de carisma; por e~ ~';):\L!~ri.o, la impa;~¿ _,~ :;:1¡!a ¡\'
flon
que había dejado la imprevista y ruinosa derrota ,del país .. ~a precisamente a una proliferación de figuras carismátici1'- .. - -, :
lClHí,l de 1<1 "puñ¡1lada en la espald:-\" pronto cobro accptaclOn que enca'bez~ban diversas organizaciones de tipo religioso, mili.:.
132

lJO 131 I
'l'cO y místico. Hobío una ebullición de gmposcarismáti- los seguidores para incitarlos a In acción. Ll aí'ioT<lnza por el ac-
r po l1 I .' 1 N. -' to místico y brumoso que fascinaría a los seguidores mantiene
ta·/ una efervescencia que eventunlmente cuJrmno en e auo-
eO s/ un estricto paralelismo con lo teoría de la psicología de masas,
aís. C¡¡. aISoci¡¡lismo. . . .
)5 el1r¡¡. n Importantes predecesores de }-htler fueron I~s OrgélmzaCl~- donde el líder es el agente creativo cuyos gestos inducen a la
:l ob\t¡~ es Juveniles que crecieron como hongos a trave~ de Ale~~ma multitud a configurarse mediante la imitación.
)saS. ~. J1 ;s de la guerra, a brozando todas las creenCIas y practJcas Pero las Organizaciones Juveniles no eran las únicas que
desp:H:~
1tirá,4 iJ1lag IDo bIes " desde la. homosexualidad hasta el vegetarianismo, . añoraban la comunión grupaL la acción mágica y el liderazgo
. .'
ror ul B' carismático emocional. Los mismos deseos motivaban a los
38: 2~, 1 " k l'l ,1[l'l.-;nll) :;()CI,1J¡'-;[;1 11,1.-;t;1 el n;1Cwn¡¡]¡smo aro aJo
JÚbuQ ~~t'~' ;1Pilrt'11tP v¡¡rit'di1d, ~in l'm~li1rg?~ vemos algunos de los r~s- miembros del Cuerpo Libre, los ex soldados cuyos ejércitos in-
; secta. " típicos del compromIso consmallco, comenzando por un m- dependientes luchaban contra los izquierdistas en Alemania y
le toda gOS
condicional repudio de todos los va I ores tra d"lClona 1es: en el Báltico, y que luego se transformmon en piedra angular de
;0 el€(, . las tropas de asalto de Hitler, las SA en los primeros años de su
1, alen. -- rensaban que la religión de los podres era una farsa, la políti- ascenso al poder. Al i~al que los jóvenes, estos saqueadores,
.llacio. ca vocinglera y trivinl, la economía inescrupulo.s~ y engañ?sa, la que se autodenominaban "nómadas del vacío" (un término que
tnenu· educación estereotip¡¡da e inerte, el arte superfiCIal y sensIblero, también Hitler usaba para describirse a sí mismo) veían el mun-
la literatura adocenada y comercinl, el drama gárrulo y mecáni- do de posguerra como un páramo, y los valores tradicionales
'a1ecía co ... la vida familior represivo y falsa, y las relaciones sexuales, como degradados. Al igual que la juventud, se sentían dcsé1rrai-
Nues. dentro y fuera del mntrimonio, pura hipocresía. (H. Bccker, 1946: gados y alienados en una Alemania donde todo aquello por lo
ito en 51).
que habían luchodo estaba tré1strocado.
do. y Pero los hombres del Cuerpo Libre lenían lambién un ideal
5 !na. En vez de los abyectos valores ofrecidos por la tradición, la más positivo de comunidad, y este ideal ofrecía un sustituto pa-
alienada juventud proponía un misticismo emocional, una ado- ra el corrupto mundo civil que ahora rechazaban por completo.
la so. radón de la naturaleza, un retorno a la autenticidad del cuel)?0 Como uno de ellos escribe, "nosotros, los soldados del frente,
Irecía , ante todo, la apoteosis de la acción, "la acción por la aCClOn nunca habíamos conocido el camino fabuloso y conforlable;
yto· ~isma" (Waite, 1952: 19). El tono emocional de estos grup~s no tampoco lo añorábamos. La lucha se había transform(ldo en
. esta estaba muy alejado del modelo durkheimiano de la.~omum~ad propósito y meta de nuestra vida" (citado en Abel, 1938: 45). Es-
ropi- primitiva, unida por la participación en la comu~lO~ de ntos tos hombres estaban unidos por un profundo deseo de recobr~r
ticos grupales que, en ausencia de otros valores, eran lo UnICO en que la transformadora "experiencia del frente", que ellos habí,m vi-
¡;iad, podía creer la juventud. , vido como soldados de trinchera. 3
y la La congregación d.j¡' jóvenes desafectados tema otr~ carac- 1 Operando bajo constante amené1za de muerte, yafrontan-
y de terística además de la exuberancia de los rituales colectIvos. Se
trataba de un consenso general acerca de la necesidad de I!~e­
razgo personal, tanto dentro del gr~po como de la naclOn.
l do reiteradamente la aguda experiencia emocional del ali1que y
la violencia, muchos efectivos de las fuerzas de asallo habían
hallado una suerte de éxtasis místico en la intensidad de la bata-
Entendían que sólo un gran líder podIa traer. el orde,n y el,com- lla. Esta sensación es evidente en la apoteosis del frente presen-
promiso que la época requería. Pero como la Ideologla habla de- tada por el ex soldado Emst Jünger, tomada ' de un libro muy
mostrado ser tan corrupta, este cPmpromiso sólo podía emanar popular que se publicó poco después de la guerra:
'de! del poder del líder para movilizar e inspirar a las almas de sus
:ea- seguidores mediante su intensidad emocional. . .. La condición del hombre santo, de los grondes poetas y del
Idealmente, el líder debía sentir que este poder vlvifIcante gran amor, se otorga tnmbién a los muy valientes .... [La p<1rtici-
florecía dentro de sí y revelarlo espontáneamente, inflamando a pación en la bntalla] es una embringuez que trasciende tod<1 em-

lili-
133
132

131
brii¡guez, un desenfreno que rompe con todas las ataduras. Es un ., en,e1 grupo no so'o1
paClon ' refugio sino una id . !
ofrecIa f "¡Qué e
esp
frenesí sin c<lulda ni límites, comparable sólo a las fuerzas de la SUS

naturnleza. Allí el individuo es como la tormenta desatada, el comunal nueva y trascendente. Viviendo el drama can:nt;~il4 f de la sv
de la inmolación y el renacimiento en la comunidad sa tnQtlco í jo y h01
mar embravecido y el tmeno nlgiente. Se ha fusionado con el to-
do. Se h<llla ante las fcncbrosas puertas de la muerte como un<l
soldados, inspirados por el líder, osaban afr~ntar la In era, les 1 tes ca111
bala que ha llegado a su blanco. Y las olas purpúreas lo envuel- perecían horriblemente o bien, milagrosamente, contra ~~rle Y'.
ven. Por largo tiempo no tiene conciencia de la transición. Es co- y marea, sobrevivían y se transformaban. Además, se les d eN01
mo si una ola rcgresar<l al inquieto mar (citado en Hcrf, 1984: 74). enemigos para matar, y camaradas para amar. El hecho daban¡ El asee
l~s solda~os ~o tuvieran .real opción en cuanto a lo que \q?e "
Los combatientes, pues, habían alcanz,ado esa comuni~n
Clan no dISmmuye la vahdez y poder que atribuían al P <le- PE
riencia. a expe- ron de
que bl1~;cab<m los grupos juveniles, momentaneamente y en Clr-
Todos los soldados de línea tienen momentos tras"e d '
cunsLmcias extraordinarias y atroces, y de un modo que Durk-
heim ji1m{¡s describió, pero que no obstante es análogo a su ima-
t ··1 d
_ es slm~ ares e mayor o menor intensidad, lo cual explica
~ n en !
l·' ción ca
mulhtL

I
(>('n de la efervescencia colectiva. nostalgIa que la guerra suscita en muchos ex combatien·t pa, béUl m'
ro, en Al emama, . el'am b·Ito mestable
. del mundo de posoes. e- Weima
Una vez más la "cofradía" anhelaba la subordinación a un
Quena 1
o
.
Imp 00'la que 1os so 1dados fueran reabsorbidos por las infl . plebisc
líder absoluto, pues para los combatientes "lo único que cont~­
ba era la voluntad de su führer" (Waite, 1952: 111). La auton- cias apaciguadoras de la familia, los amigos y el trabaJ'o, e~~: D
Ocumo en otras partes de Europa; en cambio, estélban de un grz
dad de este oficial superior no se debía sólo a la jerarquí~ for- . . selll·
pIcados, llenos de resentimIento anle lo que parecía una de . nueva
mal que predominaba en el ejército :egular. P?~ el contrélno, el .. P 11 nota
Injusta. ara e os las sensaciones agudizadas y la cOrnu ., ción d
oficial era ante todo un soldado mas, y partlClpaba personal- 't· d 1 ·d
mente en lodas sus tribulaciones y placeres; luchaba junto a sus mIS lca . ,e a VI a mI·ltar
1 · ' infinitamente preferiblesnJon
pareCIan al' cr;:llil5
efectivos en la batalb, compartía el peligro, comía con ,ellos y
ellos 10 interpelaban COn el du ("tú") familiar. Compa::tla tam-
corrupclOn de la existencia civil. Así surgió el Cuerpo Libre a
l . . que. d.eJaoa
os resqUlclOS ., e1 colapso social, con una ideología en I bieril (
tre la 1
en las
bil'l\ vi (lri¡~l'1\ ~;oci;¡\ d(~ esos hombres, pues, al conlrarIo de los que uno de sus actIVIstas, Emst Von Solomon, sinteti7ó en estas l.
p;ll;lbras: ; l'
ofici;¡ks del ejército regular, los oficiales de las tropas de asalto , tr¡unf,
hnoilualmente provenían de la tropa. La medida del compro-
"¿En qué creemos?", nos preguntáis. En nada salvó la acción.l Much
miso de estos oficiales se puede verificar en el hecho de que
En nada salvo la posibilidad de acción. En nada salvo la tactibili. ' cuanc
eran solteros, pues entendían que debían lealtad únicamente a
sus soidados. 4 l~~d>de, ~a acció~ ... Flli~10S escindidos dd mundo de i.1S 1\OrlTh1S t su pa
Tenemos pues un grupo de hombres, vinculados por ;a ex- blT::;erlu.:h.:. Lo:; lazos tueron rotos y quedamos libreo ... Eramos t curso
por 1,
periencia transformadora de la batalla, consagrados a ~n lI~er a una pandJ!la de luchadores embriagados con todas bs pasiones
del mundo; rebosantes de lujuria, exultantes en la acc,(m. Desco. un ¡~c
quien reverenciaban y quien, como lo expr.e~a~a una hIStona se- ap,lT<'
mioficial, "era ante todo de naturaleza espmtual... para ellos no nocíamos lo que queríamos. ¡Y no queríamos lo que conocíamos!
(citado en Waite, 1952: 269). este (
era el oficial al mando; sino el líder. ¡Y ellos eran sus camara- decín
das!" (citJdo en Waite, 19F: 27)~ No es preciso presumir patolo- masi
gía pina comprender la devoción de. estos soldados por s~ Pero cuando ingresaron en el Partido Nazi, muchos de es.
líder. En las extraordinarias circunstanCIas del combate, el glon- t?S "nómadas del vacío" hallaron lo que desconocía,' <.1;¡€ '.'1.:l'-
dista
ficndo comandante suministraba un punto, de estabilidad e r.Jan. En la camaradería del gru¡c' descubrieron 12 dj.:<:;~1j0~, E:
identificación para los hombres en el caos des integrador ~:l lIderazgo carismá tico absoluto, la intensid,1d cmoCl,m¿,'], l~ "
mue:
ción inmediata y la camaradería viril que habían experimentadu cens l
Gnnpo de batnlla, donde la obediencia a l<1s órdenes y la partICl-
en el campo de batalla. Como escribió uno de los devotos:
136
nI
135 l.
tidad
l ".Qué c¿¡lnaraderÍ3 había entre los hombres que abandonaban a
~s esposas, familias y padres, prefiriendo el sacrosanto signo
~e la svástica a sus medios pa:~ ganarse la vida ... 1 ¡Qué regoci-
I ni1 ~~rte de la población se encontró de golpe sin empleo, la in-
naClOn era ramp,mte, y todo el progreso que se había logrado
pareció esfumarse en un instante, dejando, como un éllemán es-
cribió en su diario, "una espantosa sensación de inquietud, de

I
\ático '0 y honor, que a uno le permitIeran luchar al lado de semejan-
a, las ies camaradas!" (citado en Abel, 1938: 145-6). presión, de aislamiento ... una espantosa debilidad, una espan-
tosa angustia que afectaba la existencia misma" (citado en
~.rte y
lento Weinstein, 1980: 64).
laban El ascenso de Hitler al poder Como secuela de la depresión, la polarización aumentó de
~ qUe nuevo en el parlamento, y el gobierno quedó totalmente traba-
do entre elementos de izquierda y de derecha. Manipulando el

I
)ade.. Pero, como hemos visto, Hitler y su partido no conquista-
~Xpe.. ron de inmediato la lealtad de los predispuestos a la participa- difundido temor al comunismo, las fuerzas conservadoras se
dón carismática. En el caótico entorno de la dét:ada de 1920, la unieron detrás de la figura simbólica de Hindenburg para des-
lden_ multitud de grupos rivales y otras facciones políticas se cancela- mantelar el aparato parlamentario. Pero tampoco Hindenburg
. pudo actuar, y en su desesperación escuchó el consejo de sus

I
Ca la ban mutuamente, dejando un espacio donde la República de
l. Pe.. Weimar parecía evolucionar lentamente hacia una democracia men~ores ~onservado~es, designa~ldo a Hitler canciller presi-
lerra plebiscitaria establecida yen funcionamiento. denClaL HItler tuvo aSI su oportumdad, y la aprovechó sin vaci-
'.uen- Después de 1924, este proceso se aceleró cuando se recobró lación, conquistando cada vez más poder, primero como canci-
:omo un grado de estabilidad y finalizó la era de las asonadas. La ller presidencial, luego como gobernante independiente, y
sem- nueva estabilidad precipitó un desplazamiento en la distribu- alcanzando al fin el predominio absoluto sobre todas las fuerzas
rrota ción de poder, signada por el éxito electoral de los socialdemó- 1 opositoras al esti1blcccr sus ejércilos privildos <.le lil SS Y Iil Ces
ti1po. Y Alemania lo acogió como un séllvador.
nión
a la
'e en
cwlas en 1928 y el aparente triunfo de la reforma liberal. Si hu-
biera continuado esta tendencia, Hitler habría sido uno más en-
tre la multitud de fanáticos derechistas marginales que aullaban I La maquinaria propagandística nazi enfatizó la inevítabili-
dad del ascenso de Hitler, y por cierto es peligroso confiar de-
:n~siado e~ estas versi?nes tendenciosas acerca del repentino
ogía
~stas
en las tinieblas.
No obstante, aun en este período de estabilidad relativa y
triunfo democrático liberal, Hitler construyó su base de poder.
Muchos de los desafectados se habían sentido atraídos por él
I
¡
¡
~
exIto de HItler o el caracter absoluto de su dominio sobre Ale-
mania. Los estudios históricos ahora revelan que su toma del
poder en 1933 fue menos abrupta y menos total de lo que se de-
:ión. cía. Muchos creen que si la izquierda hubiera podido actuar ¿on
ibili-
cuando fracasó el putsch de la cervecería en 1923, no tanto por i contundencia, o si los junkers hubieran visto que Hitler no sería
'mas
.mos
su participación en el fallido golpe, sino por sus elocuentes dis-
cursos durante el juicio, que fueron ampliamente reproducidos
por la prensa. Cuando salió de la cárcel, desistió de la idea de
i
1,
su títere, o si los militares se le hubieran opuesto, Hitler hi1bría
sido detenido antes de precipitar la catastrofe. Y aun en la cul-
ones minación de su autoridad, Hitler no pudo actuar con plena au-

1
un golpe y concentró la atención en obtener control absoluto del
:5(0- aparato partidario y granjearse mayor aprobación pública. Con tonomía. Su programa de eutanasia, por ejemplo, flle cancelado
11 os! este cambio de énfasis, Hitler alcanzó mayor definición, rego- ante las protestas populares, así como sus esfuerzos para soca-
deándose én su i:t1\mensa capacidad para inspirar a un público
~ ~'"
, ,'; var las iglesias protestantes.
masivo median'\e técnicas que comentaré en la próxima sección. Los historiadores y los científicos políticos que afrontan el
~ es- Pero a pesar del éxito de Hitler como orador y propagan- dato espantoso de la existencia de Hitler desean naturalmente
jlie-< dista, la gran depresión de 1929 fue lo que realmente signó la desmitificar al fuhrer y su movimiento, y así enfatizan que mu-
1, el muerte de la República y brindó un terreno favorable para el as- chas variables contingentes se combinaron para permitirle ga-
censo de Hitler. Alemania se sumió.. nuevamente en el caos; bue- nar y retener el poder: citan influencias económicas, políticas,
JOO
tos:

I
137
136
bendició r I
culto desembozado del líder 'superhombre' en toda su glOrifica. rituales e '1

ideológicas y culturales, según la perspectiva teórica del investi- ción- alcanzó a la elite nazi casi en ~u totalidad" (1 <)87: 263). bracíón í··
gador. L, época nazi se ha explicado como un momento de !1',a vera ,
Por ejemplo, el médico de Himrnler mforma ~~e su paciente
transición, un periodo jacobino en el doloroso proceso de la "consideraba las órdenes de Hitler como deC1.slOnes Imperio. co nrnern •
tram forinéldón social y modernización de Alemania (Dahren- sas ... de un mundo que trascendía el nuestro. Poseían inclU:iO También
dorf, 19(7). O se ha retratado a los nazis como la tragedia culmi- dera que
nante de una vena nihilista del pensamiento alemán, de modo un poder divino" (Kersten, 1957: 298). \.
. La fe seguía el modelo del carisma; se concentraba en Hi. los márti
que 1945 se transfonna en el "año cero". sagrada
tler como persona, ~ se consideraba qur: todas las relaci?nes y la •
. ÑU m.odo de examinar el movimiento hitleriano no niega par ti erar
autoridad del partIdo emanaban de el. Como declaro Rosen. \
l1l,n?una de ~;tas perspectivas. Pero lo que importa para mi pro- tiempo, l
berg, teórico del partido, )ara nosotr~s el fü~r~r y la ide~ san
poslto no es lo que pudo haber sido", ni las maniobras internas dos, las
exactamente lo mismo ... el encama la Idea y umcamente el ca·
que cont;oli~taron la P?sición de Hitler, ni siquiera las causas y panoplia
noce la meta final" (citado en fest, 1~74: 279). En lo q~le se Ha· l'•. mundo r
conseclll'.!\Ci~\S del 1i'lZlsmo. El Lrasfondo histórico e ideológico,
maba "el Principio del Líder", el partIdo, el Estado, la ldeolo~a El e
Jos confllctos de clase, los contradicciones de la estruchlra del
y el futuro estaban mezcl,ados y enc~rr:ados en H.itler: el movi· tíca nO e
Est2o;,.las luchas de poder entre varios grupos de interés y las
miento nazi se transformo en el mOVimIento de HItler; el saludo tt gía nazi,
complcps concatenaClOnes de acontecimientos formitos o nece- nazi, "Heil Hitler", se transformó en saludo nacionaL Este pro- . en el qu
sarios que condu.jeron al Nacional Socialismo han sido bien ana-
ceso alcanzó su apogeo cuando Hess declaró ante la gran mani. rían ele\
lizadas por muchos autores, pero no tocan la experiencia de es-
festación partidaria de 1934 que "Adolf Hitler es Alemania,yl minada~
tar en el movimiento. Para llegar a esta experiencia extraordina-
Alemania eS Adolf Hitler". y HiLler declaró a su vez: "Sé que too transfon
ria, que con.stituye la esencia del carisma, es preciso examinar el
do lo que sois, lo sois a través de mí, y todo lo que soy, lo soy. destruir.
estado subjetivo de. quien,es participaron, de quienes creyeron
en el Gmsma de Blller; solo así podemos t1lcanzar cierta COlTI-
sólo a través de vosotros" (citado en Fest, 1974: 445, 159). . hombre
Hitler era obviamente reverenciado como la encJrnación dios." L
p:-ensión Íntima de este momento de la historia, el cual parece
deificada del espíritu del partido y la nación, pero ju nto con la I labras d
aJex:o a nuestra comprensión racional a pesar de los convincen- reveJencia había adoración e identificación. Por ejemplo, GoelJ.l~ tado en
tes mll'nlos de hacerlo clerivar 1ógicamenle de condiciones pre-
bels éünfió a su diario secreto en 1926, cuando él y Hitler esta· ~ tasía pa
Vl,lS.
P,',ra ¡¡preh<'nder 1<1 realiciad interior del Nacional Socialis-
ban enfrentados: "Me duele tanto el corazón ... He sido privado i batalla (
de mi yo interior. Soy sólo la mitad de lo que soy". Y luego: \ los recu
mo debemos comenzar por entender que Hitler obtuvo y retuvo
"Adolf Hitler, te amo, porque eres grande y puro al mismo manes (
el poder porque las gentes de muchas clases y posiciones socia-
tiempo" (citado en Nyomarkay, ~~67: 13), La imagen ,de Hitler el exten
les 10 sostuvIeron con fervor. Especialmente después de 1933,
coma persona amada era transmItlLla a la gente, y c~cIda por la ( Es
"!~ ole¡1da de aclamación por Hitler era contagiosa ... la adula-
gente, especialmente en las primeras fases de ~u gobIerno, cua~· .:omo e~
cl?n,expresada por millones era la norma", y los que no fueron
do sus éxitos aparentemente milagrosos venc,leron todo, e~ceptl.. su libro
elunmados fueron aislados (Kerhshaw, 1987: 57).5 La entusiasta
c~eencia el: Hitler se manifestó en poemas y testimonios espon-
cisma y dieron a los alemanes un nuevo pOG-er y proposIto. En
1935 Goebbels pudo escribir acertadamente que "el pueblo e~· . muerte
sas, selE
l,meos enViados. desde toda Alem,mia, que proclamaban al flih-
tero lo ama, porque se siente seguro en sus manos, como un m· los Mil
rer como una flgura milagrosa y mesiánica. Como lo expresó
\ ño en brazoS de la madre" (citado en Kershaw, 1987: 73).6
uno de IllS fi810s: "Hitler fue la dádiva del destino a la nación La adoración por Hitler era repTesentada simbólicamente
alemana, el salvador que traía lu7.. a las tinieblas" (citado en \
en las grandes convocatorias rituales del partido, donde mar· t
Abe" I<JJH: 244). \
chaban decenas de miles de par~icipantes, unidos pO~,una fe co· ".
y la veneración de Hitler como salvador no estaba limitada \ rr1~n, cimentada en la realizacion de esa gran reunJOn y en la .
a bs ma~as. Según fan Kershaw, "d puro 'mito de Hitler' --el

IJél
I
j
t
I
1
, .. '1 140
. ndición de Hitler. De manera durkheimiana, estas ocasiones Las técnicas del frenesí
g lorific -' be.tual . 1 d . l' tú' .
es cuajaron en un nuev~ ca en a~o I rglco, c~n una ce ~-
1
987: 263~ J'lraci ón masiva del cumpleanos ~e HItler en el FestIval de Pn- La fe nazi, debajo de la racionalización y la ideologÍi1, tenía
paci·). . b vera, con el reemplazo del Ola de Todos los Santos por la un dios viviente, y esto era su esencia. No bastaba que Hitler
irnp e~k ]l1~rnemoración del putsch de la cervecería y cosas similares. ofreciera a sus acólitos una explicación escatológica de un mun-
n inc~l1~ ~o mbién había objetos sagrados, entre ellos una venerada ban- do desquiciado, ni siquiera que proclamara una solución que
llso da ra que presuntamente se había empapado con la sangre de transformaría el mundo tal cual es en el mundo tal cual debe
)a en Ii¡. . la: mártires del putsch de la cervecería. Se tocaba esta bandera ser. Los problemas, las ideas y las creencias no ocupaban el cen-
?nes j~ sagrada con los nuevos estandartes nazis, para que éstos com- tro de la atracción de Hitler, y en sus discursos Hitler no era de-
) ROsen- partieran los poderes místicos que aquélla irradiaba. Al mismo masiado original, y recuITÍa a los trillados estereotipos difundi-
idea sOn tiempo, las plazas de armas se transformaron en espacios sagra- dos por muchos grupos radicales nacionalistas: la "puñalada en
te él co. . dos, las manifestaciones en procesiones religiosas, y toda una la espalda", la necesidad de liderazgo fuerte, la traición de los
e se lJa. ' panoplia de altares y centros de peregrinación sacralizaron el judíos.
leología ' ]l1undo nazi en tomo de la figura catalizadora del führer.7 . Lo que él ofrecía trascendía estas formas culturales con-
,1 movi. El carácter religioso de la estetización hítleriana de la polí- vencionales: era una experiencia que brindaba al seguidor una
ica no es sólo manifiesto en el ritual, sino también en la ideolo- sensación de fusión con lo colectivo bajo la guía del fuhrer, y
saludo t 1
;te pr~ gÍa nazL que apuntaba a la creación de un universo revivificado
\ maní. en el que los hombres, bajo la inspiración mÍStica de Hitler, se- I por tanto una degustación de la tierra prometida en el presente,
lo cual inducía a los presentes a convertirse a la fe nazi. Eslc
aOia, y rían elevados a dioses mientras las fuerzas del mal eran ex ter- í~ momento extraordinario se alcanzaba en las manifcslLtciones
:¡ue too núnadas para siempre. En esta escatología polarizadora, Hitler masivLts que I litler lransformó en pieza cenlr<ll tll- ()dil~; Sll:;
10 soy

'1ación
transformó a los judíos en símbolo concreto de lo que había que
destruir. "¡Dos mundos se enfrentan, los hombres de Dios y los
hombres de Satán! El judío es el antihombre, la criatura de otro
dios." La catac1ísmica batalla entre estas dos fuerzas era, en p'a~ "
i campañas políticas.
Una y otra vez los testimonios de seguidores de todo nivel
confirman que la conversión al nazismo se producía principLtI~
.

II
mente cuando la gente oía hablar él Hitler. Allí, apretujados en-
con la
labras de Hitler, "la batalla crítica por el destino del mundo" (ci- tre las multitudes entusiastas, los miembros de la muchedum-
Goeb-
. esta· tado en Rauschning, 1940: 24L 238).8 La relevancia de esta fan- bre sentían la presencia y la pasión trasce\ldentes del hombre
ivado tasía para el movimiento nazi es clara cuando notamos que la acerca de quien tanto habían leído y oído hablar. Las dcclarLt~io­
batalla cósmica tuvo precedencia sobre la logística militar, pues nes de algunos devotos nos sugieren el sabor de estél expenen-
uego:
ismo
los recursos que debían dirigirse hacia apremiados ejércitos ale- f
¡ ciLt participativa:
manes a fines de la guerra se consagraron en cambio a acelerar ,~
-fit1er
el exterminio de los aborrecidos judíos. Me sentí como si me interpelara personalmente. Mi corazón se
'or la Es muy apropiado, pues, argumentar que el nazismo era, aligeró, algo me subió en el pecho. Era como si poco a poco algo
uan-
como escribe Robert Waite, una nueva religión, "con su mesías, se reconstruyera dentro de mí (un converso citado en i\bel, 1938:
epti-
su libro sagrado, una cruz, la utilerÍa de las procesiones religio- 212). .
'. En
en- sas, selectos sacerdotes ungidos con tú.nica negra, excomunión y La intensa voluntad del hombre, la pasión de su sinceridad, pa-
1 ni-
muerte para los herejes, y la promesa milenarista del Reich de recían fluir de él hacia ~í. Experimenté una exaltación que se po-
los Mil Años" (1977: 343). dría asemejar sólo a la conversión religiosa. (Ludcckc, 1937: 14.)
mte
1ar· Aun quienes no se convertían .se conmov~an.ante la comu-
co- nión emocional establecida entre Hüler y su pub!Jco. Percy Sch-
l la

140 141
139
ramm escribe que el impacto personal de Hitler era ::omo "una
suerte de fuerza psicológica que manaba de él como un campo
r I represen t,
I
nos un tercio del pÚb,lico debía .estar compuesto por. mienlbros ~ilnf51.Z1Cngl,
del partido, que podIan contagiar al resto su entuslasn10. Do ; ( nza ban )'un
magnético. Podía ser tan intensa que era casi tangible" (1971: bían ir sin corbata, para demostrar s~ l ~·d an·d a d ob r.era, y no re.-' 'ca ,.
unidad. HJtle
35). velar a los recién llegados que eran afIlIados al partIdo. Las l1i\¡. ,"alaba que
. t 'f <!C11
¿Cómo se conseguía es te efecto? Hitler creía que buena ·eres,
J a quienes Hitler veía como sus entuslas as mas ervientes "actamente (
' ex •
parte de su poder de mando se debía a la ahnósfera de la multi- y emocionales, debían estar en elf rente, d on d e era mas proba; '. balina flm11l
tud que congregaba en tomo: ''En una reunión de masas el pen- bÍe que se exaltaran y comunicar~n su fanatismo a los del1iás fe, 1977; 53).lc
samiento se elimina ... lo que uno dice a las gentes de la masa, mediante el mecanismo del contagIO.. Notese (
en un eslado receptivo de devoción fanática, permanecerá como Hitler mismo pasaba mucho tiempo planeando meticulo- Ctlidadosos JI
las pabbr<1s recibidas bajo una influencia hipnótica, inextirpa- samente sus actuaciones, verificando la buena calidad del Soni. les. Hitler se
ble, e Ímpermeé:1ble a toda explicación racional" (Hitler citado do en ciertas salas, supervisando l?s efectos de }~Ices y demás. ' paN (f:e.st. 1~:;
en lZausclming, 1940: 212). Hitler -ávido seguidor de Le Bon- Para él "las principales preocupaCIones del polItlco eran cues- extenOJa c1 CL 1.
pensaba que en el tumulto y el entusiasmo de la reunión masiva tiones de escenografía" (Fest, 1974: 51), y el dramático entorno tenía que 1m:
las frágiles creencias personales de los individuos quedarían su- estaba habilidosamente conslruido para surtir un efecto espec., ligo, chaqu.et
mergidas bajo el abrumador poder colectivo que él podía susci- tacular. Hitler hablaba sólo de noche; y en las grandes re\¡. 'Muy conSClCl
tar mediante sus discursos. Este poder "grababa a fuego en el niones, rodeado por estandartes rojos, enfrentado por las arde- . posibili.dad (
pequeño y desdichado individuo la orgullosa convicción de nadas filas de espectadores, bajo el abovedado dosel de focos, atento él sus:
que, aun siendo un mísero gusano, formaba parte de un gran alcanzaba imponentes obras maestras de manipulación de l1ia. ¡níedo "de U1
dragón" (Hitler citado en Fest, 1974: 326). sas donde el público era a b veZ parlicipanle y ulilcrÍa en un no ca~a vez e
Sm emb
Con el propósito de alcanzar la necesaria conciencia de r ,. t '
maglCo tea ro cosmlCO.
. 9
., . . '
masa p;:¡ra desindividualizar, Hitler recurría a diversas técnlcas, El aspecto crucial de la representa Clan erJ el diSCurso mis. HItler ~ré1 sol
planeadas teniendo en mente los principios de la psicología de mo, que era igualmente ritual y estaba concebido con igual eíec. ;no, HI~Jer se
maS<lS, para facilité:1r la pérdida de identidad personal y la in ten- to dramá tico. Antes de la llegJda de Hitler, horas de música tos denvabal
sifiCClCi6n de emociones que favorecen el surgimiento de la mJrcial construían el suspenso, mientras un orador tras otro ala. do" (E. Webe
menla!i<.bd masiva: baba al gran hombre. Luego e'1 apareCla ' d e pron t o, ·sm presen· , videncia con
tación, irradiando determinación y energía mien tras caminaba 'Bullock, 1%'
f t b 1 'b]" . t S . ocasiones no
Ordeno a todos que asistan a las reuniones, donde se vuelven de prisa hacia el escenario y e~ ren a a a pu ICO .ruglen e~ u 'través de mí'
parte de la masa gústeles o no, "intelectuales" y burgueses, así discurSO seguía un formato estandur que, en los prImeros anos, l
como obreros ... Y recordemos esto: cuanto mayor es la multitud, comenzaba con un vigoroso ataque contra la corrupción ¡¡clual. , ' que debe en
: tler -la fue
más fácil es manipularla. Además, cuanto más mezclamos las
clases --campesinos, obreros, trabajadores de chaq1,leta negra-
con más seguridad alcanzamos el típico carácter masivo (Hitler
citado en Rauschnin~ 1940: 212).
I A los quince minutos, sin embargo, ocurría. algo mágico,
q ue "sólo se puede describir con una primitiva f igura de 1en·
guaje: el espíritu entra en él" (Fest, 1974: 327.
bril, Hitler montaba una dialéctica recíproca con el pú blico: "Se
, námb'_I1o po~
Al repn
) En su estJ d o fe- . tler exhibía 1

. mitía sin ton


Se tomaban todas las precauciones para asegurar que la I mueve frenéticamente en la plataforma; sus brazos siegém el ai·
re con gestos que, siendo una mímica pobre que no ¡Kllm¡X1fían de la multitt
mientos de 1.
manifestación alcanzara su objetivo de disolver al individuo en las palabras, comunican perfectamente las emocione~ del ora·
el grupo. LIS instrucciones oficiales del· partido estipu]abéln que t dar, contagiando a los presentes" .(I-Iciden, 1935: 79.); . Hitlel
la sala donde se practicaba una reunión debía ser siempre de- Mediante virulentas expresIOnes de execraClon, f¡erez~'y licadeza
masiado pequeña, para que la gente estuviera apretujada y tu- \ desprecio, Hitler "comunicaba a los presentes un<: L\~;·::U)~
viera una sensación de mayor densidad y excitación. Por 10 me- que a la vez infundía nuevo ímpetu él su voz" (Fes!. 1SJ74: 328).
144

142 143
tación ascendía hasta "un orgasmo de palélbras" Jo cll<tl le permite, con lln<t certidumbre c¡ue ningún don cons-
,¡ 1957: 72), a mcdidil que la multitud y el orildor <11- ciente otorg<trí<t, actll<tr como un altoparlante que proclama los
en), ' h ., 1
juntos un clí~ax en una .~xultan:e e~ ortaClon a a deseos más secretos, los instintos menos admisibles, los sufri-
Hitler mismo vela esta relacIOn en tennmos sexuales, y mientos y las revueltas personales de toda una nación (citildo en
,_,·~",~u. que "al sentir la reacción del público, uno debe saber Bullock, 1962: 373).
cuándo ha llegado el momento de arrojar la última
flamígera que hace arder a la multitud" (citado en Wai- .. P~ro Hitler n~ necesitaba estar frente a una multitud para
1977: 53).10 'f' 1 ., . 'd'" ImpresIOnar a sus mterlocutores. Por los testimonios de sus se-
Nótese que en estas mam estacIones a paslOr' comC1 e con guidores, es obvio que Hitler, cuando cortejaba a un converso
preparativos y una conciencia de los efectos teatra- potenciul, tenía habilidad para detectar intuitivamente los de-
"~,','.."I. .",,, Hitler se consideraba con orgullo "el mayor actor de Euro- seos secret?s del interlocutor: "Al cabo de poco tiempo tenía
(Fest, 1974: 517), y sin du?a tenÍa.razó~ ...Su hi~trioni.smo se una clara Imagen de los anhelos y emociones secretos del
a todos los aspectos c1e su 'naa cotIdIana, pues SIempre acompañante. El péndulo de la conversación empezaba a osci-
que m:mtener su imager:l desemidiós \'iagneriano, con lá- lar c~n mayo: r~pidez, y la persona creía hipnóticamcnle que
chaqueta de cuero y pastor alemán llevado de la correa. en HItler habla mmensas honduras de compasión y compren-
t-"L-CC;>:II""n" consciente de su posición, y agudamente sensible a toda sión" (Hélnfstaengl, 1957: 282).
de ridículo, Hitler era un hombre obsesivamente La extraordinaria capacidad de contacto de Hitler iba
a sus gestos que, corno escribe JoachirnFest, tenía tanto acompañada por una profunda y variada gama de expresión
"de una emoción franca que se tapaba la cara con la ma- emoClon(1I, de modo que Cll(111do emergí:l dI' Sil sop(lr ]¡;¡]¡illl:l1
cada vez que reía" 0974: 517). para hablar a menudo exhibía una fluidez proteica que, como
Sin embargo, no debemos caer en el epgaño de creer que veremos, también es característica de otros carismáticos:
era sólo un fraude. 11 Debajo de este consciente histrionis-
Hitler se creía un profeta cuyos sentimientos y pensamien- En el curso de una conversación a menudo mostrab<t los as-
derivaban de una fuente más elevada, un "sirviente poseí- pectos más variados de su personalidad ... Con intervalos de
(E. Weber, 1965: 27) que recorre "el camino que dicta la Pro- diez minutos se mostraba distante, sincero, sufriente o triunfan-
.~¡YI\¡"U'-'~
con la certidumbre de un sonámbulo" (Hitler.citado en te. (Fest, 1974: 519)
MUUIUV'-", 1962: 375). Como le manifestó a Otto Wagener: "En
La mpidez de la transición de un estado anímico a otro era
UI."",v".~~ noto que no soy yo quien habla, sino que algo habla a sorprendente: en un instante sus ojos lagrimeab,m en actitud de
de mí" (citado en H. Turner, 1985: 150). Como el chamán súplica, al siguiente ardían de furia, O se cristalizaban en la vi-
debe entrar en trance para inspirar a su congregación, Hi- sión remota del visionario (Bullock, 1962: 377).
-la fuerza posesiva del partido-- se consideraba un so-
~ico¡
len- námbulo poseído. u .... Hitler era un artista de los paroxismos de furi(1. De pron to
. Al representar dramáticamente su .estado de posesión, Hi- parecía "perder todo control de sí mismo". Literalmente hincha-
tler exhibía una notable capacidad para la empatía que le per- do de furia, tiritaba, golpeaba la pared y chillaba imprecaciones.
sintonizar, como él decía, "las leyes vitales y los senti- . ( Luego, en forma igualmente súbita, volvía a la normalidad, ali-
11an mientos de la masa" y le daba la aptitud para reflejar los deseos sándose serenamente el cabello y reanudando la conversación
Clra- de la multitud. Corno escribió Otto Strasser: (Bullock, 1962: 376). Esta frenética representación suscitaba te-
mor y un "temblor reverencial" en sus seguidores.
:a y Hitler responde a la vibración del corazón humano con la de- ¡
Por cierto esta capacidad para la furia y la fluidez emocio-
licadeza de urí sismógrafo, O quizá de un receptor inalámbrico, " nal también tiene un toque histriónico, y "podemos dar por sen-
28),
144
145
143
das co ntr
tado que en tales situaciones no perdía el control y explotaba do, aislado y patético - "¡si tan sólo tuviera alguien que (Vd '. cisión pa
sus propias emociones tan deliberadamente como explotaba las ra de mí!" (Hitler citado en Waite, 1977: 48)- y se cuenta 1 ~. i. sen sacióJ
aienas" (Fest, 1974: 518-19). Pero una vez más sería erróneo en- tuvo alucinaciones donde aparecían demonios.15 q\¡e dada elle
fátiz,u· sólo la falsedad de los paroxismos de Hitler, como sería Hitler, como otros carismáticos que comentaremos, estab fe para e
erróneo reducir la capacidad de Hitler para inspirar a las masas pre~cupado y fascinado ~or la mortalidad. Continuamente ad: sin emb,
a una propaganda astuta y una iluminación dramática. . verha a sus colegas que 'no le quedaba 'mucho tiempo' turbad o1
Hit1er evidentemente se caracterizaba por esa extraordina- 'pronto se i~a' o que 'viviría sólo unos pocos años'" (Fest, '1~~~ nales ef
ria combinación de cálculo y convicción que, como veremos, es 535). Este mIedo y esta autocompasión paralizantes iban aco . para un;
típica de la actuación carismática en generíJt pues la simulación pañados por una furia profunda que se revelaba en su crueld:- la infan(
externa de intensidad emocional sirve como técnica para alcan- su amor por la guerra, su placer en torturar a los enemigos ' tras torn
·' con l Id de tensi
zar una verdadera excitación interior, una exci~ación que luego obseSIOn a sangre y a · "
ecapItacIOn, su d escripción de,su.
podíi1 arrastrar al actor y al público. 13 Hitler era sin duda un vir- mismo como un lobo y la deshumanización de los judíos SI hijos qll
tuoso del éxtasis que inspiraba temor pero también provocaba quienes odiaba y procuraba exterminar. 'a PE:
amor, jlues ofrecía a sus seguidores una participíJción en su pro- Hitler era una figura proteica, febril y difícil de aprehend plem erl
pio frenesÍ abreactivo, desintegrador pero controlado. . apenas se d·· 1b 1 er carácte
e~ qu~en lSlillU a an as contradicciones: aprobó le-
sabcmc
gIslaCIOnes para asegurar la muerte indolora de las langostas de
des dic1
mar y era tierno con los niños y los animales, pero podía ser pos de
El carácter de Hitler inhumanamente cruel o enfurecerse aterradoramente; su letargo manifi'
alternaba con periodos de intensa hiperactividad; era un aspi. carism
¿Qué clase de hombre tiene esta capacidad en el mundo rante a artista cuyos sueños de creación contrastaban con sus na1 pr
moderno? En parte la nptitud para entrar y salir de la embria- fantasías de aniquilación; un pragmático presa de ilusiones an- manif(
guez cid éxtasis se debe relacionar con la historia personal del tojadizas; un soldado valeroso petrificado por sofocantes temo. r
actor. ~;e ha escrito mucho sobre la vida familiar de Hitler, y del res; un compañero encantador o absolutamente bmt.1l; un hom- mente
dectu del :Ilnbilo f,lIniliar en su personalic.i<1d, todo lo cual es bre austero COn hábitos libertinos. Para la mente psicoanalíticJ, de cu;'
sugerente pero no probatorio.1 4 . todo ello indica un estado grave, rayano en 10 psicótico. bio, VI
:3e,\ cml fuere b dinámici1 familiar que hay en sus raíces, Pero las angustias internas de Hitler, sus temores de colap- figura
es evidente que la personalidad de Hitler estaba signada por ex- so y su sensación de alienación, se ocultaban bajo una fachada prolo J
tremos, gran intensidad emocional y profundas contradicciones. de confianza absoluta, ampulosidad y tot,!l control. "Nunca co- de la
Por ejemplo, según las descripciones de la propaganda nilzi y meto un error. Cada una de mis palabras es histórica" (Hitler ci- psíqu
de Hitler mismo, su sexualidad estaba totalmente sublimada en
aras del partido, pero en privado quizá mantuvo relaciones vo-
yCllrísliCl/s, sádicas y masoquistas. Algunos teóricos conjeturan
tado en Fest, 1974: 285). Le gustaba afirnlaf que sólo lo motiva-
ba una lógica glacial que manaba de una fuente superior. Su ru-
tina diaria estaba "disciplinada al extremo de una rigidez anti-
I gradl
escen
dida
que b participación ele Hitler en actividades sexuales perversas natural" (Fest, 1974: 518), mientras que sus hábitos personales actua
pudo haber impulsado a varias mujeres jóvenes, entre ellas su se Célr<lcterizaban por el aseo compulsivo, una paranoia acerca
amadJ sobrina Geli Raubat a suicidarse. de su olor y sus entrañas, fobias acerca de la contaminación, y aban
Al margen de su vida sexual, es seguro que Hitler era pre- un vegetarianismo total, una constelación que manifiesta un tre- años.
sa de terribles angustias y temores de fragmentación; admitía mendo esfuerzo para conservar cierta coherencia frente a 1él pre- la aC
que lo i1cuciaba un "angustioso autoengaño" y que estaba "ob- sión de abrumadores impulsos instintivos. iden
sesion;Klo por una espantosa aprensión nerviosa" (Hitler citado Hitler se asemeja particulannente a la personal itLld "limí-
<ell W;1ik, 1977: 38, ,17). ¡\ pes,u de su poder, se sentb 'l!1Wll'lZ.1- trofe", la cual, como hemos señalado, est<Í signada por pfl.lfun-
140

146
familiar. Según
arecía que "Adsulf amigo
h b' de la. m ' fanCla,
. durante este período
ntradiccio nes de identidad, por una furia interior, una es- , o a la perdldo el -¡;,. ,
P
tIco ante cualquier nimiedad . eqm .. ono. Se poma frené-
, "ca paranoica del mundo, una ampulosidad superficial y una
0510n , de vacío y autoengaño. Esta hipótesis queda respal- tado de profunda depresión' "lO l~noraba la .causa de ese es-
cUando notamos que Hitler tenía la capacidad dellimítro- do" (A~gust Kub!~ek citado .~~ ~!~te~ ;;~~~¿~.to con el mun-
ara desempeñar una variedad de papeles con convicción, y HJtler se alejO humillado de ,,,,,' " . '" ' ,
f: Pembargo conservar el distanciamiento, Yexhibía también la mundo anónimo de una p . , SU~ amIgOS y Se refugiO en el
, enSlOn en una ba .' d L
SIn capacidad del limítrofe para detectar matices emocio- mento una verdadera obreza '. , 1 na a., uego experi-
. les en otros y reflejarlos empáticamente (véase Waite, 1977 rumbo, lleno de furia PU h : fY tamblen se hallo solitario, sin
. n uer ano, un margi' ad h

r:
Jla fa una exposición extensa de este argumento), y sabemos que
infancia de ~i~ler se parece a 1a,d:l prototíp~c,O indi~iduo con
trastornos naroSlstas, donde la dmamlCa famlhar esta plagada
por la academia
, de artes dond
peranzas, sm familia , VO ca Clan
deciso, posiblemente ca d '
~ e h ab'13 d epositaII
. , nl'amIgos'
.
r1 o,
t drec azado
tí 'd"'o o as. sus es-
' ml o, vaolante, in-
de tensiones intensas y relaciones problemáticas entre padres e sentimientos de odio enn'd,esvlOs sex~(l!es, e impulsado por
hijoS que distorsionan la identidad central del niñó, .. borde del colapso m:ntalv:o::1 Yv::~entlmle~to, Hitler estao<1 al
Pero estas etiquetas no constituyen una explicación; sim- seria y sueños am uloso , 1 na una Vida periférica de mi-

lem nos brindan un modo sintético de conceptualizar el ~ictos internos a &avés ~/u~~ae~almente.diO f~nnala con- su:
~arácter
ente
del carismático, No constituyen una explicación porque tJsmo ta! ~omo lo promovía la mís~=n¿a fIlosofla del antlsemi-
sabemoS que muchas personas sobrellevan infancias igualmente cultos VISIOnarios que proliferaban en frmémen Or~en y otros
desdichadas y conflictivas, Y pueden reaccionar con diversos ti- de la época. e submundo mtelectual
pos de desvíos Y patologías, o tal vez no, y las patologías que se
ber culminado en U:~~l~et:ae y ~u.t~rreconstrucción podría ha-
Este periodo de ¡-
manifiestan nO van necesariamente en la dirección del liderazgo
carismático, podemos decir, no obstante, que la historia perso- dad de chiflado racista s pSlCO lC~ ? en. una nueva identi-
nal probablemente configura una condición propicia para la renacido pSicológicame~tee~Uldo~ fanatlco S,l Hitler no hubiera
frente en la Primera G uran e su herOlca actuación en el
su hogar en la tierra d~~:~i~(~ndial. Hi.t1er liter~lmente halló
manifestación del carisma propio de Hitler,
~ ano Pero aun dada cierta predisposición psíquica, es obvia-
emo- mente reduccionista suponer que la personalidad de Hitler (o la comunidad el comprom' 1 est',1974. 70), A.lh descubrió la
horno " ISO ye sentIdo que h t
de (u;11qllicr<1) es un mero reflejo de traumas infantiles, En cam- hablan escabullido ' Lue go con t'o acaloradam"I1t'
as a entonces
L1
se le
lítica, bio, vemos un proceso prolongado, similar al que sufren otras -...auschning que "la , ( , "" e él nern1<1nn
R guerra es VIda Cualqu' 1 h
figuras carismáticas, que comenzó cuando Hitler afrontó una La guerra es el ori en de todas l' e " le~ uc a es guerra.
ola!>, ning, 1940: 7). g as cosas (CItado en RZlusch-
prolongada experiencia de "desau tomatización" involuntaria
hada de la percepción y la tensión derrumbó su precaria estructura ~l amor de Hitler por la guerra es evid~ntD
el hch o d e que su ~. en
.
:a co- psíquica. Siguió una revelación de su misión y la construcción ble afan de practicarla ,yen
le . , su lmplaca-
'1 '
era· gradual de una nueva personalidad carismática a través de la ta estaba obviamente modelad' ,vlslon ml enans-
Itivá; escenificación emocional de la situación desencadenante, a me- frente. En su filosofía "el líder :r:e!r~i~~f~or~ ,experiencia del
u ru· dida que el hecho traumático era controlado y revelado en una al.turas sobrehumanas" (Fest 1974' 103) "1 e eJeroto elevado a
anti· d:sciplina eran las virtudes ~ardi~al a l~altad y la obtusa
í
:1ales actuación pública catártica.
Este proceso de transformación se inició cuando Hitler mdad lo abarcaba todo y los "h bes, a umdad de la comu-
'b' , o m res nuovo"" d I '
:erca abandonó su hogar en la juventud y'Tesidió en Viena varios ex h 1 lan ante todo las cuali ' '- .:> e naZlsmo
Sn,y
1 tre-
años, esperando hacer carrera como artista. 16 Pero el rechazo de crueldad y el autosacrificio ~:~;~o~~:i~~o:':~;~~t!~meridad, la
la academia de artes de Viena fue un golpe devastador para la Pero la nueva estabilidad de Hitler, basad'a
"n e su expenen- '
pre- identidad de Hitler, que ya estaba perturbada por su historia
¡imí· 149
Ifun'
148

147
ci 1 de la comunión transfolmadora del frente, quedó nueva-
mente en jaque ante la hW11illación y el caos de la derrota ale-
mana. Su reacción fue el punto de inflexión de su vida, y de la
I,
¡
Al respon d er a 1a magne't'lca actuaclOn
., d e Hitler, lo"
tadon~s se se.ntían revivificados y poderosos, fusionados::;c~SPl't'1
COlectIVO actIvo, y llenos de devoción y reverencia por 1 1\ un
I\
den eles
entre lo
improbi
ex.iste L
historia alemana. Anteriormente, Hitler había sufrido una ce- 1! bre que los había unido. A través de él no sólo vislurnb e bholl). una op<
guera temporaria en Ypres, pero se había recuperado. Cuando I
futuro, sino que se extasiaban en el presente; él los unía ~~ al) el l' autoS ac
(nora 1.1
se enteró del armisticio, sintió que se hundía de nuevo en la ce- ba enemigos para odiar y camaradas para amar; ante t ~ da..
guera. "Todo comenzó a elmegrecerse ante mis ojos .... No llora- i intensidad reformaba un mundo en desintegración. C0111o ¡o, S1¡
t
dun, 1C/
N,
ba desde el día en que había asistido a las exequias de mi presó un converso, "todos recibimos parte de esa energ? oex· I
madre" (Hitler citado en Waite, 1977: 204). No es necesario ser
psicoanalista para ver que la derrota de AlemanÍ3. había sumido
a Hitler en un estado de fragmentación y muerte simbólica, co-
t¡ manecíamos firmes cuando todo se tambaleaba en de~' Pero
(citado en Abe!, 1938: 299). eclor" .
compo
ción,)'
del m2
neclado con el profundo trauma anterior de la pérdida de la
madre.
Pero Hitler no se desintegró .. Sus experiencias lo habían al-
¡
,
Caos institucionalizado: el gobierno de lo irracional Ii en el c
rehUSi:
defini.l
tangit
terado, al extremo de que en ese momentcrde desesperanza re- ._ El, ~xito del. Nacional Soc!alismo puso en jaqu e el Pode
cibió la llamada que reformuló su identidad. Voces como las
. que habían inspirado a Juana de Arco lo exhortaron a rescatar la
cansmatIco de HItler. En los pnmeros días, durante b luch r
"
un puna - d d h b
o e om res oscuros en un país derrotado" e ade
(L 1d
i
1
nunCil
gran <
flucne
patria de manos de los judíos. Su ceguera se desvaneció mila- ke, 1937: 72), la lealtad y la unidad eran fáciles de manlt eco frían.
estaban umdos por sus sacrifidos Comunesene.,
' . r
grosamente cuando Hitler de pronto supo que era el salvador pues l os nazIS 1
de Stl país adoptivo. De allí en adelante él y Alemania estarían absoluta f~ en Hit.ler y la ca~idcz. d~ Jo colectivo. Como esc~i~~ to de
fusionados místicamente, y él actuaría con absoluta certidum- N~r~er~ Ellas, la c~,rcunstanCla obJetlV3 de un movimiento C¡¡ris. ro qu
bre, guiado por sus sentimientos interiores. 17 n:~tJco rnmaduro supone la reducción, aunque no la desapari. I taba]
Pero a pesar de esta identificación con poderes universales, Clon, de las tensiones internas, y la presión concertada de t~d t 75). E
1I itkr dÚO no habín aprendido cómo revelar su visión. Su trans- los miembros en la zona que se debe penetrar" (Elias, ¡98~ ; rcspe
formación sólo fue completa cuando expresó espontáneamente 124). ' . ra bu
sus sentimientos en un discurso. Comunicando su pasión en Es .una, ~ónica verdad que el triunfo político socava la uni. Hítle
público, descubrió en la práctica que podía inflamar a los espec- dad cansmatIca. Ello ocurre porque el propósito oculto dd" . beza
tadores, ya sí mismo, al revelar "lo que antes simplemente sen- po carismático no es "triunfar" sino exp~rimentarse il sí rnis~~ miel'
tía dentro de me sin saberlo de ningún modo" (Hitler citado en La experiencia colectiva se intensifica bajo la presión de la~ l' OpUE
Fest, 1974: 120). Había aprendido a exorcizar sus demonios inte- am~n~zas externas. El fracaso también templa al grupo, pues basa
riores lanzándolos al mundo exterior, y a contagiar espontánea- los mheles quedan a la vera, ,dejando sólo a los leales que están com
mente al público con el ardor de su propia "euforia engañosa". mancomunados en su desafio ante la realidad convencional y para
En su discurso, Hitler representaba ante el público su vio- su afirmación continua de los valores del grupo a pesar de toda
lento drama de sufrimiento, fragmentación, pérdida y eventual prueba en contrario (véase Festinger y otros, 1956 pma un ejem. en E
redención mediante la afirmación de una identidad ampulosa, y plO).18 corr
la proyección hacia el exterior de todo el mal; una representa- Pero. ~uando un ~ovimiento carismático cobra poder, co. da 1
ción donde vibraba la traumática historia de la sociedad en mo ocurno con los naZIS en Alemania, se expande por el mundo gur
general. Presentaba un mensaje de polarización y furia con el ~o~vencional. Se transforma en el stalu qua y atrae conversos de de
fervor y el apasionamiento de un hombre que creía estar partici- ultIma ho~~ qu~ no han conocido el vínculo creado por lz¡ lucha
p,mdo en el reino de los dioses. y la opreslOn. Estos conversos, a pesm de su entusiil:;D'\o, pue- \52

150 151
,
!
en períodos de tribulación. Además, las tensiones ¡ nocivo desde un punto de visto más elevodo. Mi primerJ exi-
des er tar
gencia, pues, es obediencia ciega" (Hitler citado en l\ausclming,
!
den 1 miembros del grupo, ocultas cuando el proyecto era
en tre boslle y el mundo era hostIl,. ahora pueden a fl orar. Ya no 1940: 145).20
:"'pro
"':
a)
1 meta de conquistar el poder para obtener um a , m
'd d . El modo en que Hitler representaba su papel de líder tam-
¡
)(lste a . dI" 1
e a o osición que inspire solidaridad. La pure~a 1 eo ogl~a y : el.
bién aumentaba su carisma en otro sentido, pues la di:c;tal1ci(1
UJ1 Pcrificio son corrompidos por los despOJOs de la vlctona del führer respecto de los asuntos cotidianos y su papel como
¡lutosa na descripción temprana de este proceso, vease ' Kh a1- mediador lo mantenían al margen de la corrupción e incompe-
(p;¡ril 1¡
dun 1981). , h 1 'tencia del Partido Nazi. Su actitud distante no sólo protegíé1 su

.
' No obstante, después de su victoria, Hitler r~hu~o ~cer
n,>ndils con el orden rilcionalizado y la instltuclOnahza-
i estatura sino que la aumentaba, pues la gente buscabo en el
gran líder la salvación ante las injusticias y crueldades impues-
.,t
campa' ( . " d
tas por sus sicarios: "Si tan sólo Hitler supiera ... " El Partido Na-
.' y logró perpetuar un movimiento cansmatlco aun entro
Clan, ' t "d
del marco del gobierno,19 En parte alca,:nzo esto, man ,emen ose zi podía pues perder apoyo populm, como de hecho lo perdió
1 centro de todas las decisiones, rruentras s!multanearnente I durante los años de la guerra, mientras que el respaldo a Hitler
en i fue considerable hasta el final.
re usabil{ tomar decisiones E¡'6pecíficas,
he , "Uno nunca . atinaba
, ' a
definirlo, decir que era esto o lo otro, todo flotaba sm ralces, m- Hitler aplicaba la misma politica en la sociedad, confun-
ible y místico" (Hanfstaengle, 19~7: 129). Sus allegados 1
¡
diendo las distinciones en un esfuerzo para transfonnm o toda
nunca a
t estaban n g
seguros de lo queo ll'd
desea~ e 1 er, y consa~ra ~n
b
i¡ Alemania en una gigantesca y permonente reunión de masos
poder' ' uerzo a intuir sus deseos internos, reforzando as! la m- que aguardaban su aparición hipnótica. Monifestó cbr,lmcntc
ha de gmn esf , 1 ¡ su plon o Rauschning:
fluencia psíquica que él ejcrcí(1 y b dependenCla que el os su-
ud€(.
tener ' frian, 1 h
I En este universo carism6tico, "el cuartel genera er~ un a- No habrá licencia ni espacio libre donde el individuo perte-
'S, su nezca a sí mismo ... El día de la dicha individual ha pasado. En
to de pequeí10s Hillers que se inc1inZlban ante el gran l-Ittler pe-
.cribe a que se trataban con indiferencia o con recelo ... Cada cual es- cambio, sentiremos una dicha colectiva. ¿Puede haber dicha m¿1s
:aris- ~aba librado a su suerte ... en aras del partido" (~~dec~e, 1?37: grande que una reunión nacional socialista donde los oradores y
pari· 75). El poder y la influencia no proveman ~~ ,la efICIenCIa, m del el público sientan como uno? Es la dicha del compartir. Sólo las
odos respeto racional por bs reglas, ni de la pOslCIon e~ u.na estructu- comunidades cristianas ,primitivas pudieron sentirla con igual
1983: ra burocrática, sino únicamente de ganar el antOJadIZO !avor de intensidad. Ellos también sacrificaban la dicha personal por la
Hitler. Esto también aumentaba su poder, pues no era solo la c~­ dicha superior de la comunidad. (Hitler citado en Rauschning,
unj- beza de una jerarquía, sino la expresión y enca:naci?n del movI- 1940: 191-2)
gro· miento mismo. Como tIrbitro final, el que podla umr las fu:rzas
imo. opuestas a través de su autoridad intr.ín~eca, Hitler era la pIedra El resultado de esta política fue una' confíguraci(;n social
! las basal del frágil edificio del nazismo; sm el" esa estructura se des- con una estructura amorfa e internamen te conflictiva (N eu-
)ues compondría en sus dispares elementos (vease Nyomarkay, 1967 mann, 1942).21 Dentro del gobierno, Hitler creó múltiples ofici-
,tán para más detalles sobre este tema). ., ,. nas e instituciones paralelas con esferas de influencia delibera-
31 y Había pues un ciclo de autocorroboraclOn, don~e el enfas~s damente borrosas y competitivas. Incapaz de seguir una mtina,
oda en el liderazgo carismático de Hitler .aumenta?a ~u lmport~ncla sin líneas de autoridad bien trazadas, totalmente dependiente
como único mediador posible de la mtensa ,f1,:ahdad o~~slOna­ de los inconstantes caprichos de Hitler, la burocracia se sumía
da por su propio ascenso. En ese mundo, la umca coheslOn y se- gradualmente en un caos total.
ca- guridad deriva de la lealtad absoluta, al margen .del co~te,nido Un esquema similar se perfilaba en las fuerzas anl1odas,
ldo de las órdenes. "Lo qu~ os puede parecer ventajoso qUlza sea pues Hitler usaba su poder. para crear ramificaciones; mínJndo
de
:ha
1€' 153
152

51
las lí,.""1eas de autoridad tradicionales al tiempo que afinnaba su
trasce:ndental inspiración como justificación definitiva de toda
un grupo ~arismático. ~ero en. e~ ca~o alemán, las "víctilttas" ICo n 10 nwi
enorgulleClan de requenr el pnvIlegIO de ser adoctrinildas. st 1, ta n .
eia del
,
anirnales él
acción. En los niveles inferiores se conservaba cierta racionali- El paradigma de los hombres nuevos eran los disciplin d dll
ór la e
dad técnica, aunque en c'.lalquier momento una orden superior SS, los "sumos sacerdotes" del culto nazi, que' reemplazara 1\ seguidore:o
ona
podía borrarla de un plumazo. Pero Hitler se proponía desman- los díscolos SA. Los SS eran todos voluntarios, escogidos preCiar 5U~
telar aun este aspecto del orden racional cuando llegara el mile- diante una combinación de la intuición mística de Himmler yrne. tía con los
nio.22 riguroso examen de las características físicas y raciales de los \1" por L
En la vida cotidiana la atomización de posguerra no había licitantes. Así como la vieja guardia estaba unida por la inteSo. !11ientO do
desccdabrado totalmente la comunidad y la cultura alemanas. experiencia de la lucha compmtida, los SS estaban unidos nsa rra, IdeoJó i
Los individuos eran miembros de asociaciones de caza, sindica- privaci?nes articiales. y la in~tiga~ión planificada de un prof~~ se basab<l
tos, organizaciones culturales, clubes deportivos y otros grupos do sentldo de comumdad baJO el lIderazgo absoluto del fÜhrer, na gnóstic
que ofrecían un sentido de identidad, actividad y pertenencia,
oponiéndose potencinlmente a la fusión en una masa indiferen-
ciélda (véanse ejemplos específicos en Allen, 1984). Pero cuando
Hitler tomó el poder, procuró err<1dicar aun estas pequeñas ins-
tituciones locales. Todas las organizaciones indepeI,dientes fue-
Esto se lograba mediante diversos métodos específicos, E

dos .a~?s en el eJerclto y .un r~to fmal. Se eXlglan considerables


sacnÍlClos a los reclutas, mclUIdo un voto de pobrezZl, ¡¡sí cOnJo
h

I
ftradicio na
'primer lugar, los reclutas estZlban obligados a someterse a un ' so propós
larga ~ mdua ini~~<1c!ón: un añ.o de. entrenam~e~to, tr<1bajo físico~ negado e,
grada, me
sufí prest
ron absorbidas por la red nazi, en un esfuerzo por privar a la so- los nazis originales habíé1n tenido que reZllizar sacrificios en su ' prácticas I

ciedad de todo vestigio de autonomía. persecución del milenio. Estos sacrificios tenían el efE:.:to de dar lectiva de
Aparte de las políticas destimdas a incorporar a tod<1s las méÍs relevancia <11 compromiso gnlpé1t pues se renunci,lba a mu- La ir
orgémiz.lciones en un Estado amorfo, Hitler también procuró re- chas cosas pma ingresar. Además, muchos voluntarios erém re- lamiento;
tener su influencia carismática mediante la iniciación de la gue- chazZldos, lo CU<11 increment<1ba el vé1lor de la meta. Sólo los Ver- mente al
rra. Unél Alemaniél rodeada de enemigos y en lucha por 1<1 do- daderamente dignos Ilegabém a ser SS, <1firmaba la propilganda; apostaba
minación reiterab<1 la experienci<1 del partido en sus esfuerzos los impuros y los débiles serÍZln descubiertos y devudlos a las f te, nO se J
pan] conquistar el poder, y recapitulaba el ·cst<ldo psíql1ico de gentes elel común. De este modo Hitler y I-limmler rccrcabJnel t todo con
Hitler, donde continuamente debía rehacer el mundo pma ahu- sentido de solidaridad y elitismo que los primeros militantes t mundo F
yentar sus demonios interiores. Esta estrategia, aunque <1corde habían ganado en una lucha desigual. misterio:
con el pbn cósmico de Hitler, y con su polarizadora estructura En el programa de adoctrinamiento, los reclutas eran so-
zaba el il
de personalidad, ,también permitía aumentar la conciencia de metidos a un exigente y <1gotador régimen de ejercicios físicos llueva y t
do a los
grupo y b lealtad entre los alemanes que pudier<1n vacilar. 23 abrumadores y a un bombardeo continuo de insultos denigran.
nombres
tes y violencia. La combinación de fatiga, dolor y humillación ~

La forulación del "hombre nuevo"


ayudaba a destruir la conexión de estos hombres con el pasado I Den
50nales r
ya socavar todo sentido de independencia. Desde luego, se tra-'-
rar b Ic~
ta de un procedimiento est{mdm para la iniciación en todil insti·
toda boe
V<1le la pena examinar otra política destinada a mantener el tución totalista que procure unn transformación de b idel\tidad detalles I
carisma de Hitler. Se tratZl del esfuerzo, mediante programas de (para esquemas similares en comun<1S, véase K<1nter, 1Si72; para ción de (
educación intensiva, de construir un "hombre nuevo" que vivi- 1 las instituciones mentales, Goffman, 1968).
engendr
ría solamente para adorar a Hitler. Como veremos, las técnicas Se alentaba el fisgoneo, y leves infracciones provocaban ex· de la ra:
utilizad<1s son prototípic<1s del "l<1vado de cerebro" que descri-
ben Lifton y otros, lZls cuales también procurZlban disolver lél
} pulsiones, aumentando la sensación de precariedZld de los hom- ~ xual del
bres, que buscaban apoyo en los líderes de gmpo. L1S l'XpreSio.\
identid,ld personal con el objeto de promover la inmersiéÍn en

'154
I
i
nes de emoción estaban prohibidZls y se exigía la au tOllcgación,

. 155 E
156
:. 1 cual se devaluaba al individuo y se enfatizaba la impor- Idealmente, el ingreso en la SS significaba que uno se unía
.~ del grupo. En esta vena, los ejercicios tales como matar
;,COll a un grupo selecto de "superhombres" indisolublemente unidos
;:fíI~~les a mano y sufrir penosas ordalías servían para repro- en una comunidéld intensamente afectiva l (arente de rasp;os in-
'ia¡U 'r la experiencia del frente, que había endurecido a los dividuales, alejada de todo vínculo moral, con el anhelo ~onúm­
~l~dores nazis originales, y entrenaba a los reclutas para des- bulo de ser fonnada por la palabra del führeJ'. El resultado final,
:~eciar sus. pr?pios sentimie~tos y erradi~ar toda ~osible empa- como Himmler declaró orgullosamente ante un público SS, eran
"'.,' ;.P. con los JUdlOS y otros a qUlenes se debla extenmnar. C1,.ladros capaces de "la fonna más elevada de actividéld ... de sa-
r Y~n . . ,tJlI por 1;1 noche los reclutas recibían un intenso adoctrina- crificar todo orgullo, todo honor, todo lo que nOS es más caro"
~SSQ..;. ';. lento donde se enféltizaba la sagrada misión de purificar la tie- (citado en Dicks, 1972: 62). En lugar de estos anticuados valores
1 e~~ .•.. "~. Ideológicamente, el proceso de adoctrinamiento y afiliación individualistas, se les inculcaba "lealtad, que viene del corazón;
~s lor ., ~. ebasaba en una ecléctica combinación de misticismo y doctri- obediencia, que nunca pregunta por qué; y camaradería, que
O,n~. ~. Sa gnóstica que apuntaba a despreciar el yo, minar los valores
rer:' . n . "
) . .' { tradicionales e ll1culcm en los reclutas el sentldo de su grandlO-
It significa todos para uno y Uno para todos" (Himmler citéldo en
Nyomark:'1Y, 1967: 140). Así Goebbels pudo hacer su famoso co-
s'~n : . SO propósito. Dentro de este marco el intelecto era totalmente
luna '.'.,C negado en aras d e una obed'IenCla
:- ;
11 . ca d " " a 1a ord en sa-
avenca
~~O/. ada, modelada según la obediencia absoluta que el discípulo
IJ mentario de que el programa nazi estaba escrito en el ro"tro ele
los combatientes en marcha.
En gran medida, el adoctrinamiento cuntplía su fin¡llidad.
a es .' s~fí presta a su maestro. Rituales complejos,. similares a las

i,
Mientras uno participaba en el programa l "llegaba un momento
:omo
~n ' f
su ;' prácticas católicas y ~asonicas, intensi ica ban 1a experiencia co- en que se perdía toda crítica; uno sólo vivía su vidi1; lIno era
? dar 'lectiva de autonegaCJon. simplemente un SS. Uno perdía el delgado vínClllo con lo,'; pa-
La inmersión en lo colectivo:.Se agudizaba mediante el ais- dres. No había otro pensamiento que lobediencia GH!,lVl'licd'"
mu: ¡amiento; los SS tenían sus propios tribunales y jueces, total- (citado en Sklar, 1977: 98). El éxito final del proceso de entrena-
o re- " mente al margen de la jerarquía civil y militar; nunca se los miento está evidenciado en el hecho de que Hitler confió (¡ Jos
:~~~ . apostaba cerca del hogar familiar, se los transfería regulannen-
I SS la elaboración de su plan final para el extenninio de los ju-
lÍas. te, no se les encomendaban misiones' callejeras y se desalentaba
10 el
ntes
todo contacto con el exterior. También' 'estaban apartados del
mundo por sus singulares unifonnes negros y por el aura de
misterio y peligro que se cultivaba en tomo de ellos. Se enfati-
zaba el abandono del viejo yo y la adopción de una identidad
It
¡
díos y otras razas impuras. .
Se requería un adoctrinamiento especial para endurecer a
los hombres para este deber, 'pero el plan que se siguió no dife-
ría demasiado de la enseñanza nonnal de los SS. El entrenador, '
un oficial llamado Eicke, primero daba a los hombres su insig-
so-
kos
nueva y total como miembros de la SS. Esto se simbolizaba dan- ; nia, la calavera con las tibias cnIzadasl y les decía que dcbbn
-a n-
do a los hombres nombres teutónicos que reemplazaban sus
nombres de pila.
!l enorgullecerse de la gran confianza que el führer había deposi-
tado en ellos. Luego comenzaba el entrenamiento. Consistía en
:ión Dentro de este mundo absorbente, aun las relaciones per- j lo siguiente:

'I~"
3do sonales más íntimas entraban dentro del marco SS, para asegu-
tra- rar la leallad al grupo. HimmIcr leníil la última pal¡lbra sobre los peores excesos en las barracas provocan reprimendas, a~;í
stj-
toda boda y tenía derecho a interrogar a los hombres sobre los
l como insultos y humillaciones ... A continuación debían desfi-
¡ad detalles de su vida sexual. Complejas reglas limitaban la fonna- , lar para ver azotaínas "oficiales" y tortura de prisioneros, y se
....• '
ara ción de ciertos matrimonios, y los SS alentaban a los hombres a '. los observaba buscando signos de compasión o revulsión ... Y
engendrar hijos ilegítimos. La razón proclamada ,era la mejora una vez que los había aterrado y agotado, y demostrado su

l
ex- i.
de la raza, pero la función encubierta era minar el vínculo se- odio implacable y su devoción a la causa del führer, adoptaba
m- un aire de camaradería y pasaba las noches atiborrándolos de
xual del matrimonio e incrementar la solidaridad grupal.
io- í.:

ín,
156 157
55
cerveza ... Lo llamaban 'pnpá Eickc', un gran soldado (Dicks, ¡Me intimida!" (Hitler citado en Rauschning, 1940: 248). E
1972: 55). horror ante su monstruosa creación, Hitler revela su hu n
dad, pero la creación misma es una creación humana
Se trata de una potente combinación. La sensación de ser respuesta a lo que Milan Kundera ha denominado el t;
especialmente escogido se une a la violencia y la humillación, lo "interroganteantropológico", es decir, ¿de qué es cap ¡
11

cual reduce el valor del individuo y refuerza el poder y la gloria hombre?" a¡ \


del grupo. Después sigue un entrenamiento en deshumaniza- Obviamente, es capaz de conductas mucho más extr el
ción y el permiso para expresar odio ante un otro indefenso, y de lo que nos gustaria admitir. Como escribe Heinz Kohut.
l
luego una camaradería intens~ficada bajo un líder a quien se muyJácil decir que los nazis eran bestias y que Alemania r
describe como representar:te del sagrado führer, que inspira y cedlO entonces a una crueldad desaforada y a las pasiones,
encarm lél. fuerza mística de la nación. En estas condiciones, no males. El problema es que la Alemania nazi es comprensib
es sorprendente que los SS, creyéndose agentes de Dios en la . (Kohut, 1985: 251). En los dos capítulos siguientes exarni
tierra, aislé1dos dentro de una configuración social absoluta, mos otr~s gru~~s carismáticos e~tremos, pero dentro deunc .
adoctrinados para creer que sus víctimas eran antihumanas, te~to mas famIlrar, yara ver cuan comprensibles son, y cuán
unidos por poderosos lazos de solidaridad colectiva, pudieran mas pueden aproxImamos a una respuesta para este máxi .•
ser motivados para cooperi1r en el genocidio. "interrogante antropológico". n.
En este ámbito, estos hombres distorsionados se tr<\llsfor-
maron en hcrrél.rnientas para llevar a cabo las fantasías más te-
nebrosas de Hitler y de Alemania, fantasías que eventuamente
condujeron a la derrota de Alemania y al suicidio de Hitler. Las
fantasías mismas llZlcían de una conjunción entre el ámbito so-
cial y la atonnentada vida i!1terio_r de Hitler, quien inflamó él su
público con esta visión mediante su aptitud para entrar en reve- La d(
bciv!l\'S illlllcdi;\las ljue lr<lns[onn;\ban "la abulia en embria- el hecho r
guez", y daban a la "flaqueza conciencia de sus fuerzas" (Fest, CInte esta
lY74: 7(4). alemanes
El movimiento hitleriano respondió a la plegaria nietzsche- titucione~
ana por un "superhombre", la añoranza weberia~a por un del confli
"nuevo profeta" y la invocación durkheimiana de la embria- vuelve a:
guez vivificadora de la "efervescencia colectiva". Pero la revela- un desdi
ción de Hitler pareció desmentir para siempre estas evaluacio- mente P'
nes positivas de la experiencia carismática. El carisma de Hitler destructi
reclamó permanencia y poder total para un avatar paranoico; modiría
condujo a la autoaniquilación y a la búsqueda genocida de una Per
pureza absoluta donde se pudieran negar todas las ambigüeda- subjetiv
des, donde la dureza acerada y la crueldad implacable fueran la ximos c;
nonna. En este mundo, los SS serian los primeros representan- se form
les del hombre nuevo, que cometía asesinatos masivos en su ca- guidon
mino hacia el paraíso. Era un futuro que asustaba aun a Hitler. abrume
"He vislo la visión del hombre nuevo ... temerario y fonnidable.
160

158

You might also like