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¿Qué son las especies

pirófilas o pirófitas?
Adaptaciones a los incendios
Publicado por Juan María Arenas | Oct 26,
2017 | Conceptos, Incendios forestales | 3

Las especies pirófitas o pirófilas son especies vegetales, que como su etimología dice, les gusta el
fuego. Les gusta el fuego básicamente porque ellas son capaces de soportar un incendio. Esto es
un ventaja en sitios y climas donde los incendios son recurrentes, ya que las especies que no
soportan esos fuegos mueren y dejan ese nicho, ese espacio, para especies “resistentes” al fuego.
Además, las especies que sobreviven a esta perturbación van a tener a su disposición, por norma
general, gran cantidad de nutrientes procedentes de las propias cenizas y otros restos orgánicos
quemados.

Las áreas geográficas con más incendios forestales son en aquellas con climas áridos y
semiáridos, como el clima Mediterráneo. Esto es debido a que existen periodos de altas
temperaturas y baja humedad, lo que favorece estos incendios. Así que por tanto, muchas especies
de estos climas van a ser pirófilas

En algunos casos, son estas especies pirófitas las que favorecen la propagación del propio
incendio. Como ya he comentado que les van bien los incendios… ¡qué mejor que propagarlos!
Estas son las llamadas especies propagadoras de incendios. Sobre estas especies escribiré
también pronto, así que atentos a la web.

Las características que hacen a las especies pirófitas, son muy diversas, pero a grandes rasgos,
las especies pirófilas se pueden clasificar en:
Tabla de contenidos [Mostrar]

Especies con resistencia pasiva al fuego


Algunas especies tienen características que las hace capaces de soportar incendios poco
virulentos sin morir. Estas características puede que no sean específicas para soportar el fuego
directamente, pero les ayuda a ello. Expongo tres de las más comunes:

Hojas con abundante agua. Por ejemplo: las especies del género Aloe

Yemas de crecimiento protegidas con diferentes estrategias.

Cortezas con gran espesor de súber. El súber es un tejido vegetal de células muertas que
recubre y protege a los vegetales leñosos, sobre todo a los árboles. Si este suber es abundante
(cortezas son gruesas y porosas) el interior del árbol queda más aislado del fuego. Por ejemplo:
los alcornoques (Quercus suber) y algunos especies del genero Pinus presentan este tipo de
resistencia pasiva.

Estas especies con cortezas de gran espesor son capaces de soportar incendios poco virulentos.
Sobre todo si no llegan a afectar a las copas, sino que es un incendio que afecte a los estratos de
vegetación más cercanos al suelo, los conocidos como incendios de superficie.

Especies pirófitas rebrotadoras


Las especies rebrotadoras son capaces de
quemarse completamente, pero que la raíz y
algunas partes del tronco no mueran. Tras un
incendio, estas especies son capaces de
rebrotar rápido, porque aunque parezca que
están muertas, realmente no lo están. Además
se aprovechan de que tienen un extenso
sistema radicular al servicio de los pequeños
nuevos brotes. Así que suelen ser especies que
se recuperan rápidamente, rebrotando con
Palmito (Chamaerops humilis L.) rebrotando tras un bastante vigorosidad. Algunas de estas
incendios. En el parque natural de Cabo de Gata,
especies son los eucaliptos (Eucalyptus sp), la
entre Velablanca y el Faro. Fotografía: Javier Rueda
encina (Quercus ilex) o el enebro (Juniperus
Martínez
oxycedrus).

A diferencia de las anteriores, para estas especies los incendios de copas no son un problema, ya
que en su estrategia de soportar el fuego, dan por perdida la parte aérea. De hecho a estas
especies les favorecen los incendios virulentos de copas, ya que eliminan a otras especies que
pueden estar compitiendo con ellas por los recursos.

Entre estas especies pirófilas rebrotadoras podemos encontrar especies que son propagadoras de
incendios, como los eucaliptos (Eucalyptus sp).
Especies pirófilas germinadoras o semilladoras
Por último tenemos a un grupo de especies que sus individuos si mueren tras un incendio, pero que
tienen unas semillas que aguantan perfectamente los fuegos sin perder su capacidad de
germinación. Estas especies son las que aguantan los incendios más fuertes, ya que no les importa
que todo quede arrasado. Ellas confían en que tras la muerte de todas las especies, sus semillas
van a ser las primeras en colonizar, porque ya están ahí y no han muerto con el fuego. Entre estas
especies podemos encontrar el romero (Rosmarinus officinalis), las jaras (Cistus sp), varias
especies de pinos (Pinus sp), etc

Para algunas de estas especies, no solo es que las semillas aguanten con vida, sino que les viene
genial el fuego para dispersarse. Por ejemplo, algunas especies del género Cistustienen las
semillas en unos receptáculos que explotan con altas temperaturas. Esta “explosión” hace que las
semillas salgan disparadas, aumentando con ello su capacidad de dispersión. Otro ejemplo de
estos son los pinos, ya que las piñas también se abren con altas temperaturas, liberando así los
piñones.

Dentro de estas especies pirófitas germinadoras o semilladoras, también las hay que propagan los
incendios, como por ejemplo el caso del pino carrasco o pino de Alepo (Pinus halepensis). En un
incendio, no solo es que las piñas se abren liberando los piñones, sino que además las propias
piñas con fuego salen despedidas a varios metros de distancia. Esto provoca nuevos fuegos, ya
que las piñas encendidas caen al suelo entre restos de pinaza seca que aún no estaba encendida.

Especies rebrotadoras facultativas


Hay especies que combinan ambas estrategias, como por ejemplo los eucaliptos, que además de
ser rebrotadores, tienen cápsulas termodehiscentes (de las que explotan con el fuego) para mejorar
la propagación de las semillas durante un incendio.

Los incendios forestales son devastadores para muchos animales y para el ser
humano, tanto a nivel socioconómico como emocional. Pero como acabamos de
ver, muchas especies vegetales son capaces de resistir, recuperando sus
poblaciones poco después.

Breves apuntes sobre las especies pirófitas y la


Restauración ecológica de Ecosistemas afectado por
incendios forestales
Cuando se va a restaurar un ecosistema tras una afección severa, como puede ser un incendio
forestal, hay que conocer muy bien las especies de dicho ecosistema. En el clima donde los
incendios forestales son recurrentes y hay especies adaptadas a ellos, lo mejor es esperar, ya que
el propio ecosistema está adaptado a recuperarse solo. Cualquier intervención sobre el mismo hay
que hacerla con extremo cuidado para no interferir en procesos ecológicos muy frágiles, como son
el rebrote tras un incendio y la germinación de semillas en suelos muy susceptibles a la
degradación, ya sea por perdida del mismo o por compactación.
Esto no quiere decir que la figura del Restaurador de Ecosistemas no sea importante, sino todo lo
contrario. Ya que es necesario estar vigilante sobre los procesos clave, que pueden marcar que un
sistema se degrade mucho o se recupere solo, o casi solo. En el caso de que haya afecciones
graves que limiten la capacidad de las especies para germinar o rebrotar, como puede ser la
perdida de suelo, entonces sí que habrá que tomar medidas y actuar justo cuando sea necesario.

Imagen destacada: Madroño (Arbutus unedo L.) rebrotando tras un incendio


forestal. Localización: Navas de Estena, en el parque Nacional de Cabañeros.
Fotografía: Juan Luis Hidalgo Cardos

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