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Conversatorio:

La edad moderna esta esencialmente dominado por un culto a la razón, pues se


consideraba es la única fuente segura de conocimiento. Tras extensos estudios,
Descartes llego a la conclusión de que los conocimientos que se habían
heredado de la Edad Media no eran necesariamente de fiar.

Descartes publica en el año de 1650 el discurso del método, en el cual realiza


una formula, un sistema inscrito claramente en la concepción racionalista que
enuncia el ideal de un conocimiento seguro y de validez universal.

La cosmología se basaba por un lado en una filosofía aristotélica que distingue


dos universos claramente diferenciados (El celeste y el terrestre) y por otro en
una astronomía geocéntrica que representa el principio de la perfección. La idea
central de este principio era que los cuerpos celestes, concebidos como
perfectos, debían tener una forma perfecta (la esfera), debían tener un
movimiento perfecto, (el circular) y debían tener un ritmo perfecto (la velocidad
constante)

La piedra angular del racionalismo cartesiano es su formulación del ideal


epistemológico de que el conocimiento debe ser una verdad absoluta con un
fundamento cierto, objetivo y seguro.

Todo conocimiento tiene como primordial condición pues una proposición


inmediatamente evidente, solo así se podrá construir el edificio de la ciencia
sobre sólidas bases y macizos cimientos, sin ningún temor de construir castillos
en el aire.

Así Descartes afirma que la existencia de “Ideas innatas” se puede apoyar en 3


consideraciones.

1. Ciertas ideas se nos imponen de modo necesario.


2. Las ideas universales no se pueden explicar cómo teniendo una génesis
en la experiencia.
3. Los sentidos nos pueden dar nociones de figuras perfectas.
Así Descartes propone una idea de naturaleza mecanicista y racionalista del
mundo.

La visión de Descartes es entender las realidades complejas como el mundo,


considerándolo como un todo, entonces se debe plantear una forma de reducir
toda la diversidad de la naturaleza de los elementos simples que sean posibles
de análisis matemáticos.

El método racionalista radica en proceder de una forma clara y evidente,


conforme a preceptos que constituyen el método de investigación o de la
búsqueda de la verdad.
Descartes fundamenta la construcción de una estructura del pensamiento
absolutamente cierto en la duda metódica, mencionando: “Se puede dudar de
todo menos de que existo”

Al dudar estoy pensando y con la certeza que estoy pensando se que existo.
“Pienso luego existo”. Esta básica verdad no es un razonamiento sino una
intuición, inmediatamente primordial.

Pero la realidad exterior es esencialmente distinta a la realidad del pensamiento.


Descartes ya puede constatar que hay dos formas distintas de realidad, o dos
sustancias. Una sustancia es el pensamiento o “alma”, la otra es la extensión o
“materia”. El alma solamente es consciente, no ocupa lugar en el espacio y
siempre puede dividirse en partes cada vez más pequeñas, pero no es
consciente. En cambio, el pensamiento es totalmente libre en relación con la
materia, que actúan totalmente independientes del pensamiento.

Sostiene que la idea de la perfección no puede provenir de la imperfección, de


esto se desprende que nuestro entendimiento a pesar de ser imperfecto tiene la
idea de la perfección. (Dios)

Como Dios es perfecto, entonces necesariamente debe existir pues una verdad
absoluta como en las matematicas, la existencia es una propiedad de la
imperfección.

Descartes empieza cuestionándose que ha menudo en las obras compuestas de


varias piezas y hechos por la mano de diversos arquitectos, no hay tanta
perfección como en aquellos que solo ha trabajado uno, esto sucede porque
nuestros preceptos a menudo contrarios entre un hombre otro, no son sólidos ni
están regidos por la razón si no por impresiones.

Esto a menudo es conflictivo, por que usar el método cartesiano implica


desprenderse, de todas las opiniones que uno ha recibido antes en su ciencia.

Para Descartes resultaba imprescindible librarse de ideas viejas antes de


comenzar su propia indagación filosófica.
Descartes “Quería retirar todo el viejo material de construcción antes de iniciar
una nueva casa”. Si, con el fin de asegurarse completamente de que la nueva
construcción de ideas fuera a aguantar, quería limitarse a utilizar exclusivamente
material nuevo y fresco
Sigmund Freud.

Freud de tradición médica y con formación en Neurología, buscara aportar a la


psicología como Ciencia Natural y como tal es menester que los constructos
elaborados en un inicio sean cuantificables.

Es así que sostiene en primera instancia en su texto “Proyecto de una psicología


para neurólogos”, que en la naturaleza existe un sistema primario que se sirve
de la cantidad de energía para liberar una descarga, pero que en los seres
humanos no sucede así ya que existe una función secundaria entre los caminos
de descarga preferidos (represión) , que obligan a un cese del estímulo y un
control de la excitación, contrariando así los principios de la regulación
homeostática que rigen en la naturaleza, y que como consecuencia, al no tener
un medio de descarga terminan originando cuadros y síntomas histéricos y
dando origen a un sistema de memoria subconsciente donde los recuerdos
reprimidos son almacenados.

Freud pensaba influenciado por la teoría Darwinista, que existe una tensión
instintos y las necesidades del hombre y las demandas del mundo que le rodea.
Esto le convierte en un exponente de las corrientes naturalistas tan destacadas
a finales del siglo pasado.

Entonces puede que una persona encuentre una vivencia desagradable


mediante el análisis, y que el paciente durante años ha intentado olvidar, pero
que a pesar de todo ha estado oculta en el fondo, corroyendo sus recursos.
Sacando a la conciencia una experiencia “traumática” de este tipo mostrándola
de alguna manera al paciente él o ella puede “acabar de una vez por todas” con
el trauma en cuestión y así curarse.

Así pues, puede ocurrir que deseemos algo muy intensamente, y que ese algo
el entorno no esté dispuesto a aceptarlo. Entonces puede suceder que
reprimamos nuestros deseos, lo cual significa que intentemos dejarlos a un lado
y olvidarlos.

Tras una larga experiencia en el tratamiento de pacientes, Freud llego a la


conclusión de que la consciencia del hombre solo constituye una pequeña parte
de la mente humana. Lo consciente es como la pequeña punta de un iceberg
que asoma por encima de la superficie. Debajo de la superficie, o debajo del
umbral de la consciencia está el subconsciente, y aún más profundo está el
inconsciente.
Algunos les puede costar tanto esfuerzo mantener alejados de la conciencia
pensamientos desagradables o prohibidos que les causa enfermedades
nerviosas. Porque lo que se procura reprimir de esta forma, intenta volver a
emerger a la conciencia por propia iniciativa.

Entonces la tarea del psicoanalista, es como la de un arqueólogo intenta


encontrar huellas de un lejano pasado, excavando su camino a través de las
diferentes capas de la cultura. Tal vez encuentre un cuchillo del siglo XV,
profundizando más en la tierra quizás encuentre un cuchillo del siglo V, y aún
más adentro una vasija del siglo I.

De la misma manera puede el psicoterapeuta, con la ayuda del paciente excavar


el camino en la conciencia de este para recoger aquel las vivencias que en
alguna ocasión le originaron esos sufrimientos psíquicos. Porque según Freud,
todos los recuerdos del pasado se guardan muy dentro de nosotros.

Realizo esta comparación para realizar un contraste entre lo que proponía


Descartes como lo mencione anteriormente el “Quería retirar todo el viejo
material de construcción antes de iniciar una nueva casa”, mientras que Freud
va en búsqueda de esos vestigios de memoria que han quedado en las ruinas
reprimidos en la memoria subconsciente de la persona, para encontrar una “cura”
(o una verdad) que permita al individuo guiarse mejor por la vida.

Freud en su texto “Psicopatología de la vida cotidiana” pensó que abundan los


ejemplos de esos actos inconscientes en nuestra vida cotidiana. El propio Freud
menciona el ejemplo de un capataz que iba a brindar por su jefe; este jefe no era
muy apreciado. Era lo que vulgarmente se diría una mierda.

El capataz se puso de pie, levanto la copa solemnemente y dijo “Propongo una


mierda para el jefe. En realidad, solo ha dicho lo que sentía. Pero no ha sido su
intención decirlo.

A lo mejor ocurre que nos olvidamos constantemente el nombre de una


determinada persona, como un mecanismo de defensa, tal y como me sucedió
el año pasado con mi ex enamorada, resulta que día antes de navidad, habíamos
tenido una fuerte discusión, y me prometí no llamarla, ni saludarla por fiestas,
pero curiosamente el 24 , a media noche, quería llamar a mi padre que se
encontraba trabajando en provincia, pero por equivocación termine marcando su
número, y fue quien ella quien contesto para sorpresa mía.

De manera similar sucede, si vieron las noticias durante la juramentación de los


nuevos alcaldes distritales, varios en vez de jurar por Dios y por la patria
terminaron jurando por Dios y por la plata.

Es así que estos pequeños incidentes se vuelven lo que Freud denomino


“lapsus”, lo cual no es mas que solo una manifestación del inconsciente, y que
en el fondo, refleja una verdad.

“Supongamos que en esta sala se encontrara un individuo que se comportara de


modo que estorbara y desviara mi atención en esta conferencia riéndose
groseramente, hablando y haciendo ruido con los pies. Digo que no puedo seguir
en tales condiciones y unos hombres fuertes se levantan y echan al intruso tras
un breve forcejeo. Él ha sido “reprimido” y yo puedo seguir mi conferencia. Para
que esta interrupción no se repita, en caso de que el hombre vuelva a entrar en
la sala, los señores que ejecutaron voluntad llevan sillas, hasta la puerta y se
colocan allí como “resistencia” después de la represión cumplida.

Pero ese “intruso” quiere volver a entrar. Y ese es el caso de los pensamientos
e impulsos reprimidos. Vivimos con una constante “presión” de pensamiento
reprimidos, que lucha por emerger al subconsciente. A menudo decimos o
hacemos cosas sin que haya sido esa “nuestra intención”. De ese modo las
reacciones subconscientes pueden dirigir nuestros sentimientos y actos.

Es decir, que el hombre no es un ser tan racional como se lo habían imaginado


los racionalistas del siglo XVI. Son a menudo impulsos irracionales los que
deciden lo que pensamos, soñamos y hacemos. Esos impulsos irracionales
pueden ser la expresión de instintos o necesidades profundas.

Pero como se constituye entonces el inconsciente, o esos impulsos irracionales,


Freud en su texto “Más allá del principio del Placer”, sostuvo que los seres
humanos, durante los primeros meses de vida solamente esta orientados por el
principio del placer y la búsqueda de su propia satisfacción, y es a partir de los
primeros encuentros con el mundo que van construyendo la noción de su
entorno, pero que ese primer encuentro deja una marca en la memoria, a lo cual
denomino Huella Mnémica.

Supongamos que yo aquí presente, soy un extranjero que acaba de llegar al


Perú y mi amiga Daniela me invita un ceviche, plato que yo nunca he probado,
pero que termina por fascinarme. Días después otro amigo, también me vuelve
a invitar a comer ceviche, pero a un restaurante distinto, sin embargo, esta vez
el ceviche no me fue tan de mi agrado. La pregunta es ¿Por qué? Efectivamente
ese primer encuentro con el ceviche que me invito Daniela, es mi primera
referencia, sobre la cual yo construiré futuras nociones.

Estos encuentros con la realidad se van construyendo a partir de las primeras


experiencias de la infancia, y el encuentro con un otro. Nuestros padres. (Lo que
Lacan posteriormente denominará Otro, que será motivo de la segunda parte del
conversatorio)
Caso clínico:

Actualmente tengo un paciente, de 36 años, a quien denominare “Prudencio”


Ingeniero con maestría, de “buena presencia”, siempre tan correcto en su forma
de expresarse, y dirigirse a los demás, y siempre tan meticuloso con su trabajo
y sus labores.

Una de las primeras cosas que me refiere es que le es infiel a su esposa, con
varias mujeres, sin embargo, lo curioso de este caso es que cuando por primera
vez me narra este hecho lo dice con un animo disminuido, y un tono de voz baja,
“Disculpe Doctor no quiero que vaya a pensar mal, pero …”. Sucede que este
señor tan aparentemente correcto a lo largo de su vida ha tenido una serie de
comportamientos que él denomina “incorrectos” pero que ante los demás
aparenta ser la persona más correcta y moralista posible y siempre empieza
disculpándose con un “Doctor no quiero que piense mal, pero” … no soy ningún
adicto, pero durante mi adolescencia he consumido drogas”. “Doctor no soy un
pervertido, pero me gusta esa adrenalina que siento con mis amantes cuando lo
hacemos en lugares impropios (la playa) (el cine) o incluso un autobús mientras
iban de viaje, y a lo largo de las sesiones, se la pasa disculpándose antes de
narrarme alguna de sus “conductas impropias”.

Resulta que Prudencio, siempre es tan meticuloso, porque de algún modo le


asustan las críticas, de hecho una de las primeras cosas que lo lleva a consulta
fue el hecho de que sus compañeros de trabajo se enteraron de que el era infiel,
y horrorizados todos dijeron “como puede ser posible” , el que aparentemente no
mata ni una mosca, lo cual conllevo a que se sintiera ansioso derivando en
síntomas somáticos, y finalmente busque una consulta.

Si siguiéramos el camino de Descartes, imploraríamos a la razón supuestamente


saludable de este señor, y podríamos hasta decir “No, señor usted tiene que
pensar bien las cosas como le puede hacer eso a su esposa, tiene que ser mas
consecuente y racional, debería comportarse mejor, etc etc”, pero mi orientación
es psicoanalítica así que debo ir en búsqueda de ese vestigio como proponía
Freud.

Resulta que Prudencio, siempre ha estado sometido a las críticas de su padre,


desde muy pequeño, lo cual ha conllevado de algún modo, de que el este alerta
a las criticas de los demás, pero sin embargo como proponía Freud, surgen ante
la no satisfacción de sus demandas debido a la represión busca modos ocultos
de satisfacer sus propias carencias, como tener varias amantes.

Una de las ultimas cosas que me narro en sesión y que de hecho ha marcado
un giro sorpresivo a esta historia fue que el rememoro una escena primaria
infantil, en la cual “El siendo un niño de 8 años, y uno de los primeros de su clase,
su padre siempre exigía las mejores notas, mínimo 19, si no, no sirve. En esta
escena el recuerda que su padre le había prometido helados que había guardado
en la nevera, siempre y cuando el saque 20, pero el siendo niño, saco 16, ante
esto su padre solo atino a decir, bueno no sacaste 20, te perdiste el helado, y no
contento con restregárselo, cogió el helado guardado y se lo comió delante suyo”

Aquí tenemos un hecho que probablemente marco a esta persona, y quedo


grabado en el inconsciente, y que de algún modo esta persona vive muy
cuidadoso de la crítica, pero a su vez busca modos de satisfacerse en lo oculto,
(amantes) o mejor dicho, busca modos ocultos de poder comerse el helado.
Situación que va más allá de lo racional.

Y cierro mi escrito con la siguiente pregunta: Si una persona, se constituye a


partir de las primeras experiencias tempranas, que motiva a que Prudencio,
siempre me pida disculpas durante las sesiones antes de contarme sus
conductas “impropias”.

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