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Al dudar estoy pensando y con la certeza que estoy pensando se que existo.
“Pienso luego existo”. Esta básica verdad no es un razonamiento sino una
intuición, inmediatamente primordial.
Como Dios es perfecto, entonces necesariamente debe existir pues una verdad
absoluta como en las matematicas, la existencia es una propiedad de la
imperfección.
Freud pensaba influenciado por la teoría Darwinista, que existe una tensión
instintos y las necesidades del hombre y las demandas del mundo que le rodea.
Esto le convierte en un exponente de las corrientes naturalistas tan destacadas
a finales del siglo pasado.
Así pues, puede ocurrir que deseemos algo muy intensamente, y que ese algo
el entorno no esté dispuesto a aceptarlo. Entonces puede suceder que
reprimamos nuestros deseos, lo cual significa que intentemos dejarlos a un lado
y olvidarlos.
Pero ese “intruso” quiere volver a entrar. Y ese es el caso de los pensamientos
e impulsos reprimidos. Vivimos con una constante “presión” de pensamiento
reprimidos, que lucha por emerger al subconsciente. A menudo decimos o
hacemos cosas sin que haya sido esa “nuestra intención”. De ese modo las
reacciones subconscientes pueden dirigir nuestros sentimientos y actos.
Una de las primeras cosas que me refiere es que le es infiel a su esposa, con
varias mujeres, sin embargo, lo curioso de este caso es que cuando por primera
vez me narra este hecho lo dice con un animo disminuido, y un tono de voz baja,
“Disculpe Doctor no quiero que vaya a pensar mal, pero …”. Sucede que este
señor tan aparentemente correcto a lo largo de su vida ha tenido una serie de
comportamientos que él denomina “incorrectos” pero que ante los demás
aparenta ser la persona más correcta y moralista posible y siempre empieza
disculpándose con un “Doctor no quiero que piense mal, pero” … no soy ningún
adicto, pero durante mi adolescencia he consumido drogas”. “Doctor no soy un
pervertido, pero me gusta esa adrenalina que siento con mis amantes cuando lo
hacemos en lugares impropios (la playa) (el cine) o incluso un autobús mientras
iban de viaje, y a lo largo de las sesiones, se la pasa disculpándose antes de
narrarme alguna de sus “conductas impropias”.
Una de las ultimas cosas que me narro en sesión y que de hecho ha marcado
un giro sorpresivo a esta historia fue que el rememoro una escena primaria
infantil, en la cual “El siendo un niño de 8 años, y uno de los primeros de su clase,
su padre siempre exigía las mejores notas, mínimo 19, si no, no sirve. En esta
escena el recuerda que su padre le había prometido helados que había guardado
en la nevera, siempre y cuando el saque 20, pero el siendo niño, saco 16, ante
esto su padre solo atino a decir, bueno no sacaste 20, te perdiste el helado, y no
contento con restregárselo, cogió el helado guardado y se lo comió delante suyo”