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EL TEXTO LITERARIO Y SUS

IMPLICANCIAS
Raúl Eckerdt
Instituto de Formación Docente Nº 12 – Neuquén

Esta es una breve anécdota de tiempos lejanos. El pequeño Ramón salía de la


escuela rural a las cinco de la tarde y después de pedalear unos quince minutos llegaba
a casa. Su mamá le servía la merienda y le encendía la radio porque a las cinco y media
comenzaba la audición “Ronda Infantil”, destinada a los niños. En la escuela la maestra
le había leído “Platero y yo”, “Niñez en Catamarca” y algunos libros de Constancio C.
Vigil. También, su madre le compraba revistas, tales como Billiken o Anteojito. Pero
fue escuchando ese programa radial como Ramón conoció “La Plapla”, “El loro
pelado”, “Epaminondas y su madrina”… A través de la voz de una locutora supo de la
existencia de María Elena Walsh, Horacio Quiroga, Javier Villafañe…Cuentos, poesías,
canciones... Durante sus años de educación primaria fue hechizado por estas historias de
la misma manera que después fue seducido por los libros durante toda su vida. Como si
aquellos textos, leídos indirectamente, fueran una puerta para salir a jugar al maravilloso
y vasto patio de la lectura. ¿Qué incidencias tuvieron esas obras en el niño? ¿Cuáles
fueron sus influencias en la construcción del lector adulto? ¿Qué efectos produjo, qué
significados fueron construidos por esa literatura recibida de oído a edad temprana?
Posiblemente esos textos escuchados, y algunas veces leídos, le hayan permitido
la entrada al mundo de la imaginación, la apropiación de narraciones como modelos
para aprender a referir, la socialización y el encuentro con quienes lo rodeaban. Hay
algunas explicaciones teóricas que pueden ser útiles para responder a esas preguntas.
Teresa Colomer ha escrito: “La literatura infantil, tanto si llega a los niños de forma

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oral como escrita, a través de grabaciones o de audiovisuales, constituye un
instrumento culturalizador de primer orden que ninguna comunidad humana ha osado
perderse.”1
La literatura destinada a ese sector de la sociedad, universal y vagamente
llamado infancia, es tan importante para el desarrollo de los seres humanos, que ninguna
cultura, oral, escrita o audiovisual la ha dejado de lado. Así, la literatura tradicional, que
era transmitida de la boca al oído, está íntimamente relacionada con los niños. Es el
cimiento para que la otra literatura, toda la literatura, crezca en ellos primero cuando
niños y después como adultos. Lo que los pequeños adquieren de narraciones que han
escuchado, de lo que les han leído o de lo que ellos leyeron es una base para hacer
crecer los textos internos,
para estimular el gusto,
para encontrar la propia
identidad, para edificar
relaciones vinculares.
Además, la
literatura abre puertas
para ingresar a un
cosmos donde todo es
posible, y esto porque la
ficción literaria es creadora de mundos alternativos y “un terreno inmejorable para el
entrenamiento del lector”2. Cuando se ingresa a un texto literario, escrito u oral, leído o
escuchado, se entra en un universo particular, simbólico, que permite cambiar la propia
realidad porque lo literario, que es creado como una simulación o un “como si”3, remite
también al mundo circundante, real.
Asimismo, el literario es un discurso que permite controvertir las formas de
ver la realidad y tiene la capacidad de incidir en los niños logrando que desarrollen
diversas miradas, pongan en crisis creencias y posiciones y las cuestionen, realicen
inferencias, establezcan relaciones y encuentren otros y distintos puntos de vista
acerca del mundo que conocen gobernado por los adultos.
1
Colomer, Teresa (2005) “El desenlace de los cuentos como ejemplo de las funciones de la literatura infantil y
juvenil”. En: Revista de Educación, número extraordinario. España: Ministerio de Educación y Ciencia, pp. 203-216.
2
Montes, Graciela (s/f) “La gran ocasión, la escuela como sociedad de lectura”. En
http://planlectura.educ.ar/pdf/La_gran_ocasion.pdf.
3
Alvarado, Maite (2003) “La resolución de problemas”. En Revista Propuesta Educativa Nº 26, Argentina,
FLACSO–Ediciones Novedades Educativas.

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En el plano de la comprensión lectora, el literario enseña a leer cualquier otro
texto porque es de trama difícil; porque se mueve en el mundo de lo ambiguo, lo
incierto; porque exige a sus lectores mucha atención. Debido a su complejidad, porque
se trata de un tejido donde muchos hilos quedan sin atar, otros toman distintas
direcciones, otros tienen los colores más diversos, aporta una mayor facilidad para
comprender todos o la mayoría de los textos, ficcionales o no, que se presentan en la
vida estudiantil o fuera de la escuela.
La Licenciada Paula Labeur en una conferencia pronunciada en el año 20074
brindó el ejemplo siguiente: La tapa de Macanudo número 3 de Liniers5. En ella vemos
prolijamente bordados a un personaje
llamado gato Fellini, el título del libro, el
nombre del autor, la editorial y algunos
puntos cruz sueltos. Pero cuando abrimos
el libro, en la retiración de la tapa
encontramos todos los hilos cruzados y
encimados, los nuditos, las hebras sueltas
que quedan del lado de atrás al terminar
de bordar. En la última página vemos
además la cajita llena de hilos de colores
que permitieron hacer la labor. Si
comparamos esta presentación de
Macanudo número 3 con un texto de la
literatura estaremos pensando en su
complejidad, entendiendo sus intrincadas relaciones, acercándonos a una explicación
del porqué de su embarazosa trama. Esos procedimientos del bordado, esos filamentos
que se cruzan y se superponen o quedan sin anudar son parecidos a la urdimbre que
conforma un texto literario, son los que provocan distintos efectos de sentido,
determinadas interpretaciones.
En relación con este tema de las dificultades del discurso literario, Aníbal
Jarkowski ha hecho muy interesantes aportaciones. Este autor dice que el sencillo hábito
de mirar televisión, que se adquiere antes del ingreso a la escuela, no proporciona las

4
Labeur, Paula (2007), “Teoría y análisis de textos literarios”, Postítulo Docente en Literatura Infantil y Juvenil,
CePA, CABA.
5
Liniers (2006), “Macanudo número 3”, Buenos Aires, Ediciones de la Flor.

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destrezas que exige la lectura de un cuento, de una novela o de un poema. Afirma: “Es
por sus dificultades específicas, y no por su sencillez, que la sociedad, al menos en los
discursos destinados a hacerse públicos, continúa apreciando a la lectura literaria por
encima de algunas otras prácticas de nuestra cultura.”6 Si a esas ideas, la de la
sencillez referida a la costumbre de mirar televisión y la de la complejidad ligada a la
elaboración de un texto literario, las relacionamos a todos los otros textos y a todas las
otras lecturas, podríamos afirmar que los textos explicativos escolares, los periodísticos
o los instructivos, no poseen las elevadas
exigencias del literario en relación con la
comprensión.
Por su parte, “aunque la
entrada de la literatura para niños en
la escuela argentina tuvo que superar
varias fronteras, luchar contra sus
detractores y pelear por un lugar en
ese territorio”7, y a veces con
desaciertos, la institución escuela,
responsable de la enseñanza formal de
la lectoescritura, ha convertido a la
literatura, con la que se ha relacionado
entre amores y odios desde principios
del siglo XX, en "pretexto" para la
invención y la escritura. Los cuentos, las poesías, las adivinanzas vinculan a los niños
con lo ilusorio y aportan vocabulario, fragmentos, frases, historias, personajes, que
les permiten seguir inventando. “La literatura desemboca siempre en la escritura… y
la escritura de los chicos no es solamente su experiencia de vida, sino también su
experiencia de vida imaginaria…”8. Esas lecturas y escrituras tempranas conectarán
a los niños con todas las formas de la cultura.
Por estas razones el texto literario no solamente es vehículo para aprender a leer
y a escribir, es innegable que también favorece el desarrollo de la imaginación, pero
6
Jarkowski, Aníbal (2012) “¿Habrá pasado en el futuro? Lectura literaria y jóvenes.” En Especialización en Lectura,
Escritura y Educación. FLACSO-Argentina.
7
Sardi, Valeria y Blake, Cristina (2011) “Poéticas para la infancia”, Colección AbraLaPalabra, Editorial La
Bohemia, Buenos Aires.
8
Hèbrard, Jean (2006) “La puesta en escena del argumento de la lectura: el papel de la escuela”. Jornada Presencial
"Encuentros con lecturas y experiencias escolares". Buenos Aires: FLACSO-Argentina.

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sobre todo es un camino propicio para acceder a toda clase de textos. Los niños que
pueden penetrar en la plurivocidad, la polisemia, los sentidos sugeridos y vacilantes de
un cuento, de una novela o de un poema pueden comprender, en consecuencia, una
amplia diversidad de otros escritos no ficcionales.
Entonces, aquellos textos escuchados por el pequeño Ramón, esa literatura
grabada en discos o dicha por un micrófono y recibida a través del pequeño parlante de
una radio portátil o concedida por su maestra en el aula, sin dudas le permitieron al niño
un acercamiento a la lectura y a la escritura, pero también, una aproximación al dominio
del lenguaje oral, un atisbo al imaginario de la sociedad de su época, aprender a estudiar
en las distintas disciplinas escolares y la construcción de vínculos con los demás, puesto
que suponemos que esos relatos y poemas, de alguna manera u otra, lo unieron con la
vida de otros niños de ese tiempo, porque la literatura también “contribuye a la
cohesión social”9.
La “literatura infantil”, ese discurso proveniente de los “adultos, quienes
detentan una gran porción del poder, en función de su idea de niño”10, pero dirigido a
los infantes, le hablaba de él o de otros niños como él, aunque estuvieran inmersos en
realidades distintas a la suya, le ayudó a enfrentarse a sus problemas, a defenderse de
los peligros externos y a evadirse de la sensación de soledad e inestabilidad que
amenazaba al mundo que le ofrecían los adultos porque le permitió crear su propio
mundo y otorgarle un sentido diferente.

9
Colomer, Teresa (2012) “El mapa no es el territorio… pero ayuda a no perderse. Educación literaria y escolaridad
básica”. En Especialización en Lectura, Escritura y Educación. FLACSO-Argentina.
10
Seppia, Ofelia et al (2001) “Entre libros y lectores I – El texto literario”, Colección Relecturas, Lugar Editorial,
Buenos Aires.

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Bibliografía
Alvarado, Maite (2003) “La resolución de problemas”. En Revista Propuesta
Educativa Nº 26, Argentina, FLACSO – Ediciones Novedades Educativas.
Bajour, Cecilia (s/f) “La infancia me inquieta”. Disponible en
http://tallerlij.blogspot.com.ar/2014/03/la-infancia-me-inquieta-cecilia-bajour.html.
Barberis, Alicia (2011) “Viaje hacia los cuentos: el arte de contar cuentos a los niños”,
Ediciones Colihue, Buenos Aires.
Colomer, Teresa (2005) “El desenlace de los cuentos como ejemplo de las funciones
de la literatura infantil y juvenil”. En: Revista de Educación, número extraordinario.
España: Ministerio de Educación y Ciencia, pp. 203-216.
Colomer, Teresa (2012) “El mapa no es el territorio… pero ayuda a no perderse.
Educación literaria y escolaridad básica”. En Especialización en Lectura, Escritura y
Educación. FLACSO-Argentina.
Hèbrard, Jean (2006) “La puesta en escena del argumento de la lectura: el papel de la
escuela”. Jornada Presencial "Encuentros con lecturas y experiencias escolares".
Buenos Aires: FLACSO-Argentina.
Jarkowski, Aníbal (2012) “¿Habrá pasado en el futuro? Lectura literaria y jóvenes.”
En Especialización en Lectura, Escritura y Educación. FLACSO-Argentina.
Labeur, Paula (2007) “Teoría y análisis de textos literarios”, Postítulo Docente en
Literatura Infantil y Juvenil, CePA, CABA.
Liniers (2006) “Macanudo número 3”, Buenos Aires, Ediciones de la Flor.
Montes, Graciela (s/f) “La gran ocasión, la escuela como sociedad de lectura”.
Disponible en http://planlectura.educ.ar/pdf/La_gran_ocasion.pdf.
Padovani, Ana (2008): “Contar cuentos. Desde la práctica hacia la teoría”, Paidós,
Buenos Aires.
Petit, Michele (2001) “Lecturas: del espacio íntimo al espacio público”, FCE, México.
Sardi, Valeria y Blake, Cristina (2011) “Poéticas para la infancia”, Colección
AbraLaPalabra, Editorial La Bohemia, Buenos Aires.
Seppia, Ofelia et al (2001) “Entre libros y lectores I – El texto literario”, Colección
Relecturas, Lugar Editorial, Buenos Aires.

(Los dibujos a lápiz: “Taza a la deriva”, “El país de la geometría” y “Cabeza de


alcachofa” fueron realizados por Cactus (Jerónimo Eckerdt).

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