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EL “BUEN VIVIR”: LECCIONES DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS DE AMÉRICA PARA APRENDER A VIVIR MEJOR

Los pueblos originarios tienen lecciones para nosotros, provenientes de su ancestral cosmovisión.
Conócelas y ponlas en práctica. Hoy el “buen vivir” se hace presente, y se inscribe incluso en las constituciones
de países como Ecuador y Bolivia. Este termino aborda numerosos conceptos ligados a la calidad de vida y a la
felicidad de una persona desde la perspectiva social y ambiental, pero también desde la humana. Se trata de una
frase que aborda un compendio de principios fundamentales y universales para alimentar la vida misma, ya no
sólo como seres en comunidad, sino como seres vivos que tenemos necesidades físicas y anímicas.
El buen vivir es un modelo de vida para muchas culturas indígenas de América; es algo más que un
concepto o una utopía. Se trata de una práctica viva, que se vivifica más conforme se comparte, y así es como ha
llegado, de generación en generación, hasta los actuales indígenas. En resumen, el buen vivir son prácticas
de igualdad, convivencia comunitaria, reciprocidad y relaciones armónicas con los otros y con la Madre Tierra.
A continuación te compartimos cinco lecciones halladas en esta profunda cosmovisión:
1) LA ÉTICA CÓSMICA: Convivir bien (y no “vivir mejor que los otros”) es lo que para el sociólogo
boliviano Xavier Albó sostiene la ética de estas comunidades indígenas. Es también una ética para con la
naturaleza, sobre cómo convivir con todo lo que nos rodea, entendiendo nuestra vida como una profunda
interrelación con otros seres vivos y no como un proceso aislado. Así, la ética cósmica del buen vivir toma en
cuenta todas las dimensiones de la vida y procura la realización afectiva y espiritual de todos los seres, e incluso
del cosmos. Comprender y llevar a la práctica una ética así requiere un arduo trabajo de reflexión y de lucha diaria
por evitar las conductas individualistas y oportunistas que a veces tenemos (quizás con afán de sobrevivir), pero
que son muy perjudiciales y poco éticas. Si algo queda claro, es que cultivar otra ética es posible: una de bienestar
general y no de bienestar para unos pocos; de solidaridad y no de competencia.
2) LA ECONOMÍA SUSTENTABLE: Siendo comunidades pequeñas, lo que estos pueblos ponen en
práctica suelen ser formas económicas de trueque. También viven con un esfuerzo colectivo y bastante equitativo
que hace del trabajo una esfera menos desigual para todos los miembros de la comunidad. Y por supuesto, usan
a la naturaleza, pero siempre retribuyendo todo lo que ésta les da.
3) SOMOS UNO CON LA NATURALEZA: Mantener un lazo de profundo respeto con la Madre Tierra
resulta un imperativo para las comunidades indígenas porque desde el buen vivir se entiende que ella, el universo
y nosotros somos un mismo elemento de vida. Por eso cuenta David Choquehuanca, indígena y político en
Bolivia, que “desde tiempos inmemoriales acostumbramos hablar con nuestras aguas y respetarlas, con nuestro
sol y nuestra luna, con los vientos, los puntos cardinales y todos los animales y plantas de nuestras tierras que nos
acompañan”. Nosotros también podemos hablar con la naturaleza: con las plantas que sembremos en nuestro
hogar, por ejemplo, pues además de hacerles un bien a ellas (pues está comprobado que son seres que escuchan),
nos puede ayudar terapéuticamente. Pero no basta con hablarle a la naturaleza: debemos respetarla a partir de
nuestros actos y volvernos más conscientes de nuestra relación con ella, evitando realizar acciones que la afecten,
como tirar basura o desperdiciar el agua.
4) LA ALIMENTACIÓN COMO PRÁCTICA SAGRADA: También llamado Suma Jakaña, se centra
en la satisfacción de la alimentación para llegar a la plenitud de la vida y al desarrollo de los pueblos. Tiene que
ver también con la importancia de producir los propios alimentos y mantener la cultura culinaria, en la cual se
incluye el uso de hierbas medicinales. Producir nuestra propia comida es algo que en las ciudades es posible,
mediante huertos urbanos y muros verdes, lo que nos ayudará a llevar el Suma Jakaña a la práctica. Esto
favorecerá nuestra salud y nos dará una gran satisfacción, al poder ser más sustentables y autosuficientes. Incluso
podemos tener hierbas medicinales y cultivar en nosotros el ancestral saber de la medicina tradicional, lo que nos
hará más conscientes de nuestro cuerpo y de cómo curarnos de aquello que padezcamos.
5) VIVIR LA VIDA COMO UN ARTE: La idea del buen vivir ecuatoriano (Sumak Kawsay) comprende
la existencia de los seres humanos como una reintegración de la naturaleza en la historia de los hombres, como
inherente al ser social. Por eso, algunos reconocen el Sumak Kawsay como un “arte de vida”, idea que nos puede
hacer ir más allá de nuestra inmediatez moderna para pensar en el enorme proceso que es la vida en sí.
No importa que estemos en grandes urbes donde la vida pasa tan veloz; siempre podemos darnos momentos para
reflexionar, pues eso nos ayudará a ver que, aunque lo parezca, no todo gira alrededor de nuestro trabajo, de las
deudas o de las calificaciones en la escuela. En ese sentido, la lección del buen vivir es que la vida es mucho más
profunda que esas preocupaciones cotidianas, y que somos parte de algo mucho más grande que nosotros mismos:
una gran obra de arte que aún está inconclusa.

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