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Como el jamón en un bocadillo, entre las dos narraciones de Mateo sobre Jesús dando
de comer a las multitudes, hay otra historia evangélica, también muy conocida. Me
refiero al pasaje en el que Jesús camina sobre las aguas. Es interesante que, en los
cuatro evangelios, este relato de la marcha sobre el agua esté asociado con el alimento a
la multitud. Esta es la primera pista sobre su significado: todos los evangelistas asocian
ambos pasajes lo cual indica que lo estaban o lo podían estar entre los primeros
seguidores de Jesús. Si los pasajes sobre el alimento a las multitudes son una
actualización de aquellos en los que Moisés proporcionó el maná en el desierto a los
hijos de Israel, ¿es posible que el relato de la marcha sobre las aguas sea una versión
aplicada a Jesús de la separación de las aguas del Mar Rojo por Moisés? Creo que esta
conexión es altamente probable y es, además, justo la clave que nos abre al significado
judío del relato de Jesús caminando sobre las aguas; significado original, que nunca
implicó interpretar esta narración literalmente.
Veamos cómo estas dos historias se corresponden con dos momentos importantes de la
vida de Moisés. Antes ya vimos, en esta misma serie, cómo el bautismo de Jesús se
contó sobre el trasfondo de la experiencia de Moisés y del Mar Rojo. Asimismo
señalamos que las tentaciones de Jesús durante cuarenta días en el desierto iba en
paralelo con los cuarenta años de Moisés y de Israel en el desierto. De hecho, las crisis
que afronta Moisés son casi las mismas que las representadas por las tentaciones. En la
tradición popular judía, estaba asumida la idea de un poder de Moisés sobre las aguas.
De modo que, si en Jesús había de cumplirse la expectativa de un “Nuevo Moisés”, era
necesaria una historia similar, que le atribuyese también a él poder sobre las aguas. La
capacidad de caminar sobre el mar servía bien a este propósito. La estrecha conexión
entre Jesús que alimenta a la multitud y que camina sobre las aguas por un lado, y
Moisés que proporciona el maná en el desierto y que separa las aguas del Mar rojo por
otro, nos dice claramente que debemos abrirnos al significado judío de estas historias,
que es el original que tuvieron. Para Mateo, la comida de la multitud y la marcha sobre
el mar no eran crónicas de hechos milagrosos sino historias evocadoras de Moisés. Solo
más tarde los gentiles, que ignoraban el sentido judío de estas historias, les atribuyeron
un valor de crónica histórica de unos hechos milagrosos, probatorios de la divinidad
de Jesús. Frente a esto, es notable que Jesús rehusase, una y otra vez, dar “una señal” a
su favor de cara a quienes lo criticaban. ¿No son acaso las tentaciones una prueba del
rechazo de semejante recurso por parte de Jesús? Ser el Mesías no significaba poner a
prueba el poder de Dios para que realice actos como salvarle a uno cuando se deja caer
desde el pináculo del templo.
El relato de la marcha sobre las aguas es en verdad memorable. Está presente en
nuestra cultura como pocos relatos bíblicos lo están. Incluso los que nunca van a la
iglesia lo conocen. En el mundo del golf, por ejemplo, se cuentan miles de chistes que
tratan sobre el poder de Jesús (o de Dios) de caminar sobre las aguas. La mayoría de los
clérigos de mi país los conocen. Pero mi historia favorita sobre la capacidad de caminar
sobre las aguas no procede del golf sino del béisbol. Es típica de gente muy unida a los
Yankees de Nueva York, equipo del que soy algo más que un simple seguidor. La
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