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CODIGO DE PROCEDIMIENTO CIVIL CHILENO

LIBRO PRIMERO
DISPOSICIONES COMUNES A TODO PROCEDIMIENTO

Título I
REGLAS GENERALES

Art. 3. Se aplicará el procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no
estén sometidos a una regla especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza.

SENTENCIAS

 Nro_Legalpublishing = 58537
Corte: Corte Suprema
Rol: 11970-2011
Fecha: 27/01/2012
Leg. Aplic.: Ley N° 19718 Año 2001, Código Civil art 25, Código de Procedimiento Civil art 3,
Ley N° 19718 Año 2001 art 73, Código de Procedimiento Civil art 66
TERCERO: Que los jueces recurridos, al informar a fojas 15, señalan que conociendo en
cuenta sobre la admisibilidad del reclamo lo declararon inadmisible por estimar que había
sido presentado en forma extemporánea, pues, luego de haber sido notificados los
recurrentes de la resolución el día 17 de noviembre de 2011, interpusieron el reclamo el
día 01 de diciembre pasado, esto es, al decimotercer día desde su notificación.
Señalan que al resolver de la forma en que lo hicieron no cometieron falta o abuso, ni
menos de modo que amerite la imposición de medida disciplinaria alguna, agregando que
el recurso se funda en una errada interpretación acerca de la normativa aplicable para el
cómputo del plazo que establece el inciso 1° del artículo 73 de la Ley N° 19.178, en el cual
no se especifica si éste es de días corridos o hábiles. En tal caso estiman que corresponde
ajustarse a lo que establece el artículo 50 del Código Civil, considerando que pese a que se
recurre contra un acto administrativo la acción que se ejerce es la reclamación del artículo
73 de la Ley N° 19.718, incoada en sede jurisdiccional, no administrativa y por tanto no se
rige por las normas de la Ley N° 19.880 ni tampoco por el artículo 66 del Código de
Procedimiento Civil, que norma para los términos de días que establece ese cuerpo legal y
que aun de aplicarse igualmente resultaría extemporánea la reclamación por haberse
presentado al día undécimo.
CUARTO: Que, en este caso, el mérito de los antecedentes descritos no permite concluir
que los jueces recurridos –al optar por una de las varias interpretaciones posibles sobre la
materia– hayan realizado alguna de las conductas que la ley reprueba y que sería
necesario reprimir y enmendar mediante el ejercicio de las atribuciones disciplinarias de
esta Corte.
Acordada contra el voto del Ministro Sr. Muñoz y del Abogado Integrante Sr. Medina,
quienes estuvieron por acoger el presente recurso de queja en virtud de las siguientes
consideraciones:
2.– Que de acuerdo con lo dicho, constituye una manifiesta inadvertencia haber declarado
inadmisible, por extemporánea, la reclamación deducida y, en consecuencia, al decidirlo
de ese modo los jueces recurridos han cometido, en concepto de los disidentes, falta o
abuso grave que debe ser enmendado por esta vía.
3.– Que la aplicación de la ley es una obligación de parte de los magistrados, por lo cual
ignorar y no tenerla en consideración importa un ejercicio defectuoso de sus potestades.
En efecto, como se ha dicho, al disponer el artículo 1° de la Ley N°19.880 que esa
normativa "establece y regula las bases del procedimiento administrativo de los actos de la
administración del Estado", no deja alternativas posibles, es más, la misma disposición
igualmente ordena su aplicación subsidiaria, al expresar: "En caso de que la ley establezca
procedimientos administrativos especiales, la presente ley se aplicará con carácter de
supletoria".
Es por lo anterior que en la situación de que trata el recurso, es sólo de una cuestión de
aplicación de la ley, no de interpretación, puesto que ninguna duda existe en relación a lo
ordenado por el legislador, esto es, que los plazos de días establecidos en la Ley N°19.880 y
en los que no tengan un cómputo expreso, por aplicación supletoria, "son de días,
entendiéndose que son inhábiles los días sábados, domingos y festivos". A lo anterior se
agrega la prórroga del plazo, en el entendido que cuando "el último día del plazo sea
inhábil –sábado, domingo o festivo–, éste se entenderá prorrogado al primer día hábil
siguiente".

Título II
DE LA COMPARECENCIA EN JUICIO

Título III
DE LA PLURALIDAD DE ACCIONES O DE PARTES

Art. 22 (23). Si durante la secuela del juicio se presenta alguien reclamando sobre la cosa litigada
derechos incompatibles con los de las otras partes, admitirá el tribunal sus gestiones en la forma
establecida por el artículo 16 y se entenderá que acepta todo lo obrado antes de su presentación,
continuando el juicio en el estado en que se encuentre.

SENTENCIA

Nro_Legalpublishing = 59978
Corte: Corte de Apelaciones de Valdivia

Rol: 8-2012

Fecha: 04/04/2012

Leg. Aplic.: Decreto Ley N° 3501 Año 1980 art 2, Ley N° 18695 Año 2006 art 1 inciso 2, Ley N°
18695 Año 2006 art 65 letra h, Constitución Política art 3, Constitución Política art 98, Ley N° 18575
Año 2001 art 1, Código de Procedimiento Civil art 23, Código de Procedimiento Civil art 22

Sentencia: SENTENCIA

SEXTO: Que de la normativa apuntada más arriba, se concluye que el Consejo de Defensa del
Estado, sí actúa con derecho al oponerse a la transacción en comento, no sólo porque se está
extralimitando el ente edilicio al disponer de fondos, en el marco de la transacción, contraviniendo
la normativa y principios ya aludidos, sino que además por un tema formal, que se refiere a que en
su calidad de parte indirecta, debió ser considerado en el acuerdo celebrado por los demandantes
con la Municipalidad demandada, conforme al artículo 2446 del Código Civil, que conceptualiza la
transacción como el "contrato en que las partes terminan..." y el Fisco, como tercero coadyuvante,
es parte, al así ser considerado por el artículo 23 del Código de Procedimiento Civil.

SÉPTIMO: Que se ha reconocido la calidad de tercero coadyuvante, con que ha actuado el Fisco, al
considerar su interés actual en el resultado del juicio (artículo 23 del Código de Procedimiento
Civil); pero el Fisco sostiene que esta calidad ha variado, desde que la Municipalidad ha transado
con los Funcionarios, tornándose el interés del Fisco, en excluyente, al dejar de ser coincidente con
lo que el Municipio sostuvo durante la secuela del Juicio. Esta Corte estima que esta aseveración es
correcta, por lo que tendrá al Fisco como tercero excluyente, en los términos del artículo 22, según
se expresará en lo resolutivo.

Nro_Legalpublishing = 60203

Corte: Corte Suprema

Rol: 1852-2012

Fecha: 13/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 201, Código del Trabajo art 470, Código del Trabajo
art 472, Código del Trabajo art 473, Código del Trabajo art 464, Código del Trabajo art 437, Código
del Trabajo art 467 y ss, Código de Procedimiento Civil art 22 y ss, Código de Procedimiento Civil
art 187, Constitución Política art 19 n° 3 inciso 5.

Al respecto cabe tener presente que nuestro Código de Procedimiento Civil trató la intervención de
terceros en los artículos 22, 23 y 24, esto es, entre las disposiciones aplicables a todo
procedimiento, y contempló reglas especiales para los juicios ejecutivos en el Párrafo Tercero del
Título Primero de su Libro Tercero, y en razón de la ubicación de las primeras normas señaladas, no
cabe duda alguna de la aplicación respecto de ellas de las normas comunes a todo procedimiento
contenidas en el Libro Primero del Código citado, que en su artículo 187 contempla la apelación
respecto de las sentencias definitivas e interlocutorias de primera instancia. A lo anterior se agrega
que los terceros son sujetos extraños a la ejecución, y que éstos al hacer valer derechos contrarios
al de los litigantes partes del juicio, quedan sujetos a las normas propias de las tercerías y no del
juicio ejecutivo.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58566
Corte: Corte de Apelaciones de Valparaíso
Rol: 1776-2011
Fecha: 27/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 22
SEGUNDO: Que por otra parte el artículo 22 del Código de Procedimiento Civil invocado
por el tercerista con el objeto de hacerse parte en la instancia, prescribe que " si durante la
secuela del juicio se presenta alguien reclamando sobre la cosa litigada derechos
incompatibles con los de las otras partes, admitirá el tribunal sus gestiones en la forma
establecida en el artículo 16 y se entenderá que acepta todo lo obrado antes de su
presentación, continuando el juicio en el estado en que se encuentre".
TERCERO: Que por lo tanto, habiendo comparecido el tercero en la etapa en que la causa
se encontraba con el decreto de "cítese", la situación procesal del concurrente en el juicio
era la de respetar los hitos en que el pleito permanecía, sin pretender la realización de
gestiones tendientes a revertir dicho estado, ni mucho menos, en la especie, la notificación
de una interlocutoria de prueba, diligencia que a todas luces resultaba extemporánea
atendido el estado de la causa.
SEXTO: Que también es dable hacer notar, que en la oportunidad procesal pertinente, esto
es, con fecha 28 de junio de 2008, la parte demandada se había allanado parcialmente a la
demanda deducida "respecto de los terrenos que forman parte del Parque Nacional la
Campana, lo que fue aceptado por el actor, pidiendo acto seguido que se dictara fallo,
habiéndose aceptado tal allanamiento por el Tribunal y citado a las partes a oír sentencia
con fecha 28 de julio de 2008,como se dijo, sin que las partes hubiesen reclamado de tal
resolución, solicitando el eventual trámite de notificárseles la interlocutoria de prueba
dictada por el tribunal a quo con anterioridad. SEPTIMO: Que en consecuencia,
encontrándose la presente causa en estado de citación a las partes a oír sentencia, no
podía el Receptor Judicial haber notificado con fecha 21 de enero de 2011 la resolución
que recibía la causa a prueba, como lo hizo, por lo que al haber actuado de esa manera
retrotrajo a las partes a un estado procesal al cual no le estaba permitido, lo que
indudablemente produjo un vicio que irrogó a las mismas un perjuicio reparable sólo con
la declaración de nulidad, pudiendo el tribunal de oficio o a petición de parte declararlo,
enmendando así los errores que observaba en la tramitación del proceso.

Título IV
DE LAS CARGAS PECUNIARIAS A QUE ESTAN SUJETOS LOS LITIGANTES

Art. 25 (26). Todo litigante está obligado a pagar a los oficiales de la administración de justicia los
derechos que los aranceles judiciales señalen para los servicios prestados en el proceso.
Cada parte pagará los derechos correspondientes a las diligencias que haya solicitado, y todas por
cuotas iguales los de las diligencias comunes, sin perjuicio del reembolso a que haya lugar cuando
por la ley o por resolución de los tribunales corresponda a otras personas hacer el pago.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58537
Corte: Corte Suprema
Rol: 11970-2011
Fecha: 27/01/2012
Leg. Aplic.: Ley N° 19718 Año 2001, Código Civil art 25, Código de Procedimiento Civil art 3,
Ley N° 19718 Año 2001 art 73, Código de Procedimiento Civil art 66
TERCERO: Que los jueces recurridos, al informar a fojas 15, señalan que conociendo en
cuenta sobre la admisibilidad del reclamo lo declararon inadmisible por estimar que había
sido presentado en forma extemporánea, pues, luego de haber sido notificados los
recurrentes de la resolución el día 17 de noviembre de 2011, interpusieron el reclamo el
día 01 de diciembre pasado, esto es, al decimotercer día desde su notificación.
Señalan que al resolver de la forma en que lo hicieron no cometieron falta o abuso, ni
menos de modo que amerite la imposición de medida disciplinaria alguna, agregando que
el recurso se funda en una errada interpretación acerca de la normativa aplicable para el
cómputo del plazo que establece el inciso 1° del artículo 73 de la Ley N° 19.178, en el cual
no se especifica si éste es de días corridos o hábiles. En tal caso estiman que corresponde
ajustarse a lo que establece el artículo 50 del Código Civil, considerando que pese a que se
recurre contra un acto administrativo la acción que se ejerce es la reclamación del artículo
73 de la Ley N° 19.718, incoada en sede jurisdiccional, no administrativa y por tanto no se
rige por las normas de la Ley N° 19.880 ni tampoco por el artículo 66 del Código de
Procedimiento Civil, que norma para los términos de días que establece ese cuerpo legal y
que aun de aplicarse igualmente resultaría extemporánea la reclamación por haberse
presentado al día undécimo.
CUARTO: Que, en este caso, el mérito de los antecedentes descritos no permite concluir
que los jueces recurridos –al optar por una de las varias interpretaciones posibles sobre la
materia– hayan realizado alguna de las conductas que la ley reprueba y que sería
necesario reprimir y enmendar mediante el ejercicio de las atribuciones disciplinarias de
esta Corte.
Acordada contra el voto del Ministro Sr. Muñoz y del Abogado Integrante Sr. Medina,
quienes estuvieron por acoger el presente recurso de queja en virtud de las siguientes
consideraciones:
2.– Que de acuerdo con lo dicho, constituye una manifiesta inadvertencia haber declarado
inadmisible, por extemporánea, la reclamación deducida y, en consecuencia, al decidirlo
de ese modo los jueces recurridos han cometido, en concepto de los disidentes, falta o
abuso grave que debe ser enmendado por esta vía.
3.– Que la aplicación de la ley es una obligación de parte de los magistrados, por lo cual
ignorar y no tenerla en consideración importa un ejercicio defectuoso de sus potestades.
En efecto, como se ha dicho, al disponer el artículo 1° de la Ley N°19.880 que esa
normativa "establece y regula las bases del procedimiento administrativo de los actos de la
administración del Estado", no deja alternativas posibles, es más, la misma disposición
igualmente ordena su aplicación subsidiaria, al expresar: "En caso de que la ley establezca
procedimientos administrativos especiales, la presente ley se aplicará con carácter de
supletoria".
Es por lo anterior que en la situación de que trata el recurso, es sólo de una cuestión de
aplicación de la ley, no de interpretación, puesto que ninguna duda existe en relación a lo
ordenado por el legislador, esto es, que los plazos de días establecidos en la Ley N°19.880 y
en los que no tengan un cómputo expreso, por aplicación supletoria, "son de días,
entendiéndose que son inhábiles los días sábados, domingos y festivos". A lo anterior se
agrega la prórroga del plazo, en el entendido que cuando "el último día del plazo sea
inhábil –sábado, domingo o festivo–, éste se entenderá prorrogado al primer día hábil
siguiente".

Título V
DE LA FORMACION DEL PROCESO, DE SU CUSTODIA Y DE SU COMUNICACION A LAS PARTES

Título VI
DE LAS NOTIFICACIONES

Art. 44 (47). Si buscada en dos días distintos en su habitación, o en el lugar donde habitualmente
ejerce su industria, profesión o empleo, no es habida la persona a quien debe notificarse, se
acreditará que ella se encuentra en el lugar del juicio y cuál es su morada o lugar donde ejerce su
industria, profesión o empleo, bastando para comprobar estas circunstancias la debida
certificación del ministro de fe.
Establecidos ambos hechos, el tribunal ordenará que la notificación se haga entregando las copias
a que se refiere el artículo 40 a cualquiera persona adulta que se encuentre en la morada o en el
lugar donde la persona que se va a notificar ejerce su industria, profesión o empleo. Si nadie hay
allí, o si por cualquiera otra causa no es posible entregar dichas copias a las personas que se
encuentren en esos lugares, se fijará en la puerta un aviso que dé noticia de la demanda, con
especificación exacta de las partes, materia de la causa, juez que conoce en ella y de las
resoluciones que se notifican.
En caso que la morada o el lugar donde pernocta o el lugar donde habitualmente ejerce su
industria, profesión o empleo, se encuentre en un edificio o recinto al que no se permite libre
acceso, el aviso y las copias se entregarán al portero o encargado del edificio o recinto, dejándose
testimonio expreso de esta circunstancia.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 59320
Corte: Corte de Apelaciones de Concepción
Rol: 1750-2011
Fecha: 06/03/2012
Leg. Aplic.: Código Orgánico de Tribunales art 195 n° 5, Código de Procedimiento Civil art
125, Código de Procedimiento Civil art 44
SEXTO.– Que conforme a los razonamientos anteriores, el incidente de nulidad de lo
obrado debe ser acogido, invalidándose las resoluciones indicadas en el motivo quinto y,
consecuencialmente, la notificación de la demanda ejecutiva, el requerimiento de pago y
todo lo obrado con posterioridad en atención a que no ha existido emplazamiento válido
en atención a que la notificación conforme al artículo 44 del Código de Procedimiento Civil
la ordenó un juez inhabilitado, debiendo retrotraerse la causa al estado de notificarse
legalmente a las partes la declaración de inhabilidad de fojas 10 para que puedan ejercer
sus derechos y, dependiendo de ello, se continúe adelante con la tramitación del juicio por
el juez que corresponda.

Nro_Legalpublishing = 62519

Corte: Corte de Apelaciones de Valparaíso

Rol: 629-2012

Fecha: 21/08/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 44

SEGUNDO: Que acorde a lo dispuesto en el artículo 443 del Código de procedimiento Civil, el
requerimiento de pago, de acuerdo a la forma en que se efectué es posible que tenga un inicio y
fin perfectamente delimitado, dado que puede realizarse en un solo acto como es el caso cuando
se notifica la demanda y se intima el mandamiento al deudor en forma personal, o bien en el
evento que no sea habido se procederá a notificarlo conforme al artículo 44 de ese cuerpo legal,
expresándole en la copia la designación del lugar día y hora que fije el ministro de fe para practicar
el requerimiento, transformándose el emplazamiento en un acto complejo, pudiendo darse por
ende la situación que una persona que fue notificada y requerida personalmente en un domicilio
ubicado en una comuna fuera del asiento del tribunal, cuente con el plazo de 8 días para oponer
excepciones, acorde lo dispone el artículo 459 inciso segundo de dicho Código y, es posible que
una persona, como acaeció en el caso de autos, que fue notificada conforme el artículo 44 del
Código del ramo en su domicilio, en una comuna que esta fuera del asiento del Tribunal, por el solo
hecho de haber sido citada para ser requerida en otra comuna, donde no tiene su domicilio, sino
que correspondería a la oficina del receptor conforme lo ha estimado el juez aquo, por aplicación
irrestricta del artículo 462 inciso primero en relación al 459 inciso primero del Código de
Procedimiento Civil solamente tiene un plazo de 4 días para oponer su defensa.

TERCERO: Que entonces, si la voluntad del legislador al haber ampliado el plazo para oponer
excepciones, en el artículo 459 del Código de Procedimiento Civil ha tenido por objeto que un
deudor pueda procurarse una mejor defensa, tal como se consigna en la causa rol 8.817–2004
dictada por una sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, "no parece razonable sostener que la
ficción legal contenida en el artículo 443 N° 1 de ese cuerpo legal, pueda significar una disminución
del plazo" y por otra parte, "aplicar un criterio diferente resulta contradictorio con la propia
finalidad del artículo 443 N°1 de ese cuerpo legal", y conforme lo consigna la jurisprudencia de
nuestra Excma. Corte Suprema en causas roles 60909/2009 y 6221/2009:" ha de adoptarse una
línea de interpretación que se avenga, por una parte con las particularidades de ese trámite
complejo que no se observa posible dividir y, de otro lado, con las exigencias de un procedimiento
racional y justo, entendido como uno de los presupuestos de la garantía constitucional del debido
proceso, al cual deben sujetarse los tribunales, lo que, a su vez lleva a privilegiar el hecho que en
cualquiera de las actuaciones que informan el trámite en cuestión, éste debe entenderse realizado
fuera de la comuna asiento del tribunal; toda vez que no debe perderse de vista que la primera
finalidad del requerimiento es la notificación de la demanda, hecho que desencadena el transcurso
del plazo para ejercitar la respectiva defensa, habida cuenta de la ampliación contemplada en la ley
por la vía de aguardar la conclusión del trámite de requerimiento de pago."

"Entender la situación descrita de una forma diversa, importa restringir el término para defenderse
de parte de los ejecutados, circunstancia no deseada por el legislador procesal, atento a favorecer
el ejercicio del derecho a defensa y vencer sus limitaciones; máxime si dice relación con el término
de emplazamiento, que es la diligencia de mayor trascendencia en el juicio, al definir el momento
en que se ejerce la primera defensa en el procedimiento y que, como ha sucedido en el presente
caso, importa omitir toda la tramitación y decisión sobre las excepciones interpuestas."

Art. 48 (51). Las sentencias definitivas, las resoluciones en que se reciba a prueba la causa, o se
ordene la comparecencia personal de las partes, se notificarán por medio de cédulas que
contengan la copia íntegra de la resolución y los datos necesarios para su acertada inteligencia.
Estas cédulas se entregarán por un ministro de fe en el domicilio del notificado, en la forma
establecida en el inciso 2 del artículo 44.
Se pondrá en los autos testimonio de la notificación con expresión del día y lugar, del nombre,
edad, profesión y domicilio de la persona a quien se haga la entrega. El procedimiento que
establece este artículo podrá emplearse, además, en todos los casos que el tribunal expresamente
lo ordene.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58442
Corte: Corte de Apelaciones de ConcepcióN.
Rol: 1871-2011
Fecha: 26/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 48, Código de Procedimiento Civil art 53,
Código de Procedimiento Civil art 55
4° Que conforme lo señala el artículo 48 del Código de Procedimiento Civil, las sentencias
definitivas, las resoluciones en que se reciba a prueba la causa o se ordene la
comparecencia personal de las partes, se notificarán por medio de cédulas que contengan
la copia íntegra de la resolución y los datos necesarios para su acertada inteligencia.
Habiendo designado domicilio el demandado dentro de los límites urbanos del lugar en
que funciona el tribunal, no podía aplicársele la sanción señalada en el artículo 53 del
Código de Procedimiento Civil y notificarse por el estado diario la sentencia definitiva.
Consiguientemente, la notificación de la sentencia por el estado diario al demandado que
fijó domicilio, carece de eficacia.

Art. 55 (58). Aunque no se haya verificado notificación alguna o se haya efectuado en otra forma
que la legal, se tendrá por notificada una resolución desde que la parte a quien afecte haga en el
juicio cualquiera gestión que suponga conocimiento de dicha resolución, sin haber antes
reclamado la falta o nulidad de la notificación.
Asimismo, la parte que solicitó la nulidad de una notificación, por el solo ministerio de la ley, se
tendrá por notificada de la resolución cuya notificación fue declarada nula, desde que se le
notifique la sentencia que declara tal nulidad. En caso que la nulidad de la notificación haya sido
declarada por un tribunal superior, esta notificación se tendrá por efectuada al notificársele el
"cúmplase" de dicha resolución.

JURISPRUDENCIA

Nro_Legalpublishing = 61730

Corte: Corte Suprema

Rol: 2905-2012

Fecha: 29/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 55


CUARTO: Que al respecto conviene precisar, que al dictar la resolución cuestionada los
sentenciadores argumentan que el demandante –cuando evacuó el traslado conferido en un
incidente de acumulación– aludió explícitamente a la sentencia definitiva dictada en la causa, y
que si bien ella aún no le había sido notificada por cédula, tal gestión claramente supuso un
conocimiento cierto e íntegro de dicha resolución y, por tanto, que tuvo la virtud de producir el
efecto de entender que operó la notificación tácita de la misma. Incluso más, agregan, que la ley
no distingue si el conocimiento es relativo a la dictación de la sentencia o a su contenido, y que
constando que en varias oportunidades aquél se refiere a la precitada sentencia era dable concluir
que se está ante la hipótesis que prevé la norma del artículo 55 inciso primero del Código de
Procedimiento Civil;

QUINTO: Que el arbitrio procesal deducido en esta sede se encuentra contemplado en el Título XVI
del Código Orgánico de Tribunales, que trata "De la jurisdicción disciplinaria y de la inspección y
vigilancia de los servicios judiciales", y está reglamentado en su párrafo primero que lleva el
epígrafe de "Las facultades disciplinarias" y, sobre el particular, el inciso primero del artículo 545
del Código Orgánico de Tribunales estatuye: "El recurso de queja tiene por exclusiva finalidad
corregir las faltas o abusos graves cometidos en la dictación de resoluciones de carácter
jurisdiccional. Sólo procederá cuando la falta o abuso se cometa en sentencia interlocutoria que
ponga fin al juicio o haga imposible su continuación o definitiva, y que no sean susceptibles de
recurso alguno, ordinario o extraordinario, sin perjuicio de la atribución de la Corte Suprema para
actuar de oficio en ejercicio de sus facultades disciplinarias. Se exceptúan las sentencias definitivas
de primera o única instancia dictadas por árbitros arbitradores, en cuyo caso procederá el recurso
de queja, además del recurso de casación en la forma.";

SEXTO: Que, además, conforme al artículo 548 del citado cuerpo legal, el recurso de queja sólo
procede cuando en la resolución que lo motiva se haya incurrido en falta o abuso graves,
constituidos por errores u omisiones manifiestos e igualmente graves, esto es, de mucha entidad o
importancia, por lo que la mera discrepancia entre un litigante y el tribunal encargado de conocer
y fallar el negocio, en torno al sentido y alcance de determinadas normas jurídicas, en ningún caso
la configura ni amerita la imposición de la sanción disciplinaria que la ley contempla;

SEPTIMO: Que se sigue de lo señalado –como reiteradamente esta Corte Suprema ha sostenido–
que el recurso de queja no ha sido instituido para abrir espacio a una nueva revisión del asunto, ya
que atendidas la naturaleza y finalidad que se persigue con éste extraordinario medio de
impugnación debe acreditarse –para acogerlo– la comisión de una falta o abuso grave que deba
necesariamente ser enmendada por la vía disciplinaria. En consecuencia, aunque pueda ser
discutida y aún equivocada la tesis jurídica sustentada por los recurridos, esa sola consideración no
basta para que la Corte Suprema haga uso de sus facultades disciplinarias y para dar admisión al
recurso de queja;

OCTAVO: Que, en el presente caso, el mérito de los antecedentes tenidos a la vista, junto a los
agregados al recurso, no permiten concluir que los jueces recurridos, al decidir como lo hicieron,
esto es, acogiendo el recurso de hecho deducido por el demandado y consecuencialmente declarar
inadmisible por extemporáneo el recurso de apelación interpuesto por el demandante y recurrente
en esta sede extraordinaria en contra de la sentencia definitiva, hayan incurrido en alguna de las
conductas que la ley reprueba y que sería necesario reprimir y enmendar mediante el ejercicio de
las atribuciones disciplinarias de esta Corte, toda vez que se limitaron a interpretar y dar aplicación
a lo normado por el legislador procesal civil en el inciso primero del artículo 55 del Código de
Procedimiento del ramo;

NOVENO: Que, en efecto, del análisis de la resolución dictada consta que los recurridos se hicieron
cargo suficientemente de la materia del debate exponiendo las reflexiones que los condujeron a
adoptar la decisión objetada.

En tal sentido, en su soberana apreciación arribaron a la conclusión de que el quejoso, al contestar


el traslado en el incidente de acumulación en el que interviene, demostró, inequívocamente, que
tenía perfecto y cabal conocimiento –incluso de la línea argumental o razonamientos contenidos
en la sentencia– por lo que se configuraba la situación prevista en el inciso primero del artículo 55
del Código de Procedimiento Civil de que se "haga en el juicio cualquiera gestión que suponga
conocimiento" de la resolución para entender que se notificó tácitamente de la misma.

Al resolver los jueces de la instancia entonces que concurría el supuesto fáctico exigido por la
norma legal citada para entender que el recurrente de queja se había notificado de la sentencia
definitiva cuando así éste lo exteriorizó o manifestó en actuaciones que realizó en el proceso
mismo, simplemente aplicaron una norma legal –subsumieron en la hipótesis que ella prevé el
hecho que dieron por establecido– lo que no puede estimarse constitutivo de una falta o abuso
grave susceptible de ser enmendada en ésta sede disciplinaria;

DÉCIMO: Que enseguida el quejoso sostiene que se infringiría el instituto de la cosa juzgada, desde
que como el juez a quo desestimó un recurso de reposición que se encaminaba a que se declarara
inadmisible el recurso de apelación la Corte de Apelaciones no habría podido acoger luego el falso
recurso de hecho interpuesto por su contraparte. Éste, sostiene además, habría sido deducido en
forma extemporánea, pues debió interponerse dentro de quinto día desde que se dictó la
resolución que concedió el recurso de apelación y no a contar de la fecha en que ella ingreso en la
secretaría del tribunal de segunda instancia;

ÚNDECIMO: Que, el claro tenor literal del artículo 196 del Código de Procedimiento Civil revela que
el tribunal superior, cuando así se lo solicite una de las partes agraviadas con la concesión del
recurso de apelación tiene plena competencia para declarar improcedente la apelación concedida
en la eventualidad de que fuere improcedente, como también para corregir el efecto en que
hubiere sido concedida –en ambos efectos o solo en el suspensivo–, lo que debe pedírsele dentro
del plazo de cinco días que le otorga el artículo 200 del precitado cuerpo legal para comparecer a
segunda instancia;
DÉCIMO SEGUNDO: Que el mérito del proceso tenido a la vista revela que los jueces recurridos se
ciñeron estrictamente a la precitada regulación legal, lo que descarta cualquier hipótesis de falta o
abuso grave en las decisiones que adoptaron, desde que el falso recurso de hecho fue interpuesto
dentro del plazo legal y, además, nada obstaba a que el tribunal ad quem resolviera sobre la
improcedencia de la apelación si el juez de primer grado había desestimado un recurso de
reposición que perseguía igual objeto, desde que como señaló el legislador ha previsto en esta
materia un doble control –el del juez a quo y el del tribunal ad quem–, al punto que ha facultado a
la Corte de Apelaciones incluso para proceder de oficio cuando estime improcedente un recurso de
apelación elevado a su conocimiento;

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58442
Corte: Corte de Apelaciones de ConcepcióN.
Rol: 1871-2011
Fecha: 26/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 48, Código de Procedimiento Civil art 53,
Código de Procedimiento Civil art 55
5° Que tampoco ha obrado en autos la notificación tácita de la sentencia toda vez que el
inciso primero del artículo 55 del Código de Procedimiento Civil exige que la gestión que se
haga en el juicio suponga conocimiento de dicha resolución, lo que no ha ocurrido en
autos.
No puede sostenerse que el sólo hecho de pedir la nulidad de la notificación por el estado
diario de la sentencia suponga conocimiento de ella.
La doctrina ha señalado que "La notificación es la actuación que tiene por objeto poner en
conocimiento de las partes o de terceros una resolución judicial" (Mario Casarino Viterbo,
Derecho Procesal Civil, Tomo III, Sexta Edición actualizada, año 2005, Editorial Jurídica de
Chile); "La notificación es un acto procesal de comunicación. Es el que desempeña la
función específica de comunicar a las partes o terceros– a los sujetos procesales parciales–
lo que resuelve el tribunal: el sujeto procesal imparcial." (José Ramón Camiruaga Ch. De las
Notificaciones. Cuarta Edición actualizada. 2004. Editorial Jurídica de Chile).
Consiguientemente, de los escritos del recurrente, en los cuales únicamente se menciona
el hecho de haberse dictado sentencia no puede desprenderse que tomó conocimiento de
lo resuelto por el tribunal en cuanto a las pretensiones de las partes, de manera que no se
reúnen los requisitos del artículo 55 del Código de Procedimiento Civil.
6° Que tampoco el recurrente se encuentra en la situación señalada en el inciso segundo
del artículo 55 del referido Código, toda vez que no se ha dictado sentencia que declare la
nulidad de la notificación, puesto que como se dijo sus peticiones fueron rechazadas por el
tribunal, por extemporáneas.
7° Que, en las condiciones anotadas, el demandado se notificó personalmente de la
sentencia el 29 de noviembre del año recién pasado e interpuso el recurso de apelación el
10 de diciembre del mismo año, por lo que su presentación no es extemporánea y el
recurso de hecho debe ser acogido.

Nro_Legalpublishing = 62241

Corte: Corte de Apelaciones de Concepción

Rol: 417-2012

Fecha: 30/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 55

Sentencia: SENTENCIA

Concepción, treinta de julio de dos mil doce.–

SEGUNDO: Que, en este punto, debe recordarse que el inciso 1° del artículo 55 del Código de
Procedimiento Civil, dispone: "Aunque no se haya verificado notificación alguna o se haya
efectuado en otra forma que la legal, se tendrá por notificada una resolución desde que la parte a
quien afecte haga en el juicio cualquiera gestión que suponga conocimiento de dicha resolución,
sin haber reclamado la falta o nulidad de la notificación".–

Respecto a la trascendencia de esta especial forma notificación, José Ramón Camiruaga señala en
su obra lo siguiente: "...No es necesario que en ese acto se manifieste en forma expresa el
conocimiento, sino que basta que lo suponga, que en él se manifieste en forma tácita, de donde
proviene el nombre con que es conocida la institución..."(Camiruaga Churruca, José Ramón, De las
notificaciones, 4ta. edición actualizada, Editorial Jurídica de Chile, 2004, p. 73).–

En el mismo sentido, se ha fallado por nuestro máximo tribunal: "La notificación tácita constituye
una excepción al conocimiento de derecho de las resoluciones judiciales, connatural al
cumplimiento de las formas legales que rigen los distintos tipos de notificaciones contempladas en
nuestro ordenamiento, puesto que otorga valor jurídico a la noticia que, extrajudicialmente, haya
adquirido el interesado acerca de una determinada resolución dictada en la litis y no notificada o
notificada en forma defectuosa, en caso que ello se haga evidente en el proceso mediante alguna
actuación escrita que suponga tal conocimiento por parte de esa persona, esto es, sin que sea
forzoso que aquél que se entiende notificado, lo manifieste de manera explícita."(Corte Suprema
05/05/2010, Rol N° 457–2009, Legal Publishing 44548).–
TERCERO: Que, en el presente caso, el hecho que la parte demandante, –encontrándose pendiente
un recurso de reposición en contra de la resolución que recibió la causa a prueba, presentado por
uno de los demandados–, compareciera al proceso pidiendo por escrito se resuelva dicha
reposición, allanándose a ella, supone un conocimiento cierto de la resolución recurrida, aunque
no se le hubiere notificado por cédula, de manera que debe entenderse notificado tácitamente
conforme a lo dispuesto en el artículo 55 del Código de Procedimiento Civil.–

CUARTO: Que, en efecto, no existía a la fecha de esa presentación otro recurso de reposición
pendiente, sin perjuicio que aparece perfectamente individualizado en ella, allanándose además a
la modificación de uno de los puntos de prueba fijados por el tribunal, no cabe sino entender que
dicha presentación supone conocimiento de ella, de donde resulta que notificada la resolución del
tribunal a quo que resolvió dicho recurso de reposición, se inició el probatorio en esta causa.–

Por estas consideraciones y lo dispuesto en el precepto legal indicado se revoca la resolución


apelada del veinticinco de enero de dos mil doce, escrita a fojas 57 de estas compulsas y, en su
lugar, se declara que la prueba testimonial rendida en la causa no es nula.–

Título VII
DE LAS ACTUACIONES JUDICIALES

Art. 64. Los plazos que señala este Código son fatales cualquiera sea la forma en que se exprese,
salvo aquéllos establecidos para la realización de actuaciones propias del tribunal. En
consecuencia, la posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad para ejecutar el acto se
extingue al vencimiento del plazo. En estos casos el tribunal, de oficio o a petición de parte,
proveerá lo que convenga para la prosecución del juicio, sin necesidad de certificado previo.
Las partes, en cualquier estado del juicio, podrán acordar la suspensión del procedimiento hasta
por un plazo máximo de noventa días. Este derecho sólo podrá ejercerse por una vez en cada
instancia, sin perjuicio de hacerlo valer, además, ante la Corte Suprema en caso que, ante dicho
tribunal, estuviesen pendientes recursos de casación o de queja en contra de sentencia definitiva.
Los plazos que estuvieren corriendo se suspenderán al presentarse el escrito respectivo y
continuarán corriendo vencido el plazo de suspensión acordado.

SENTENCIA

Nro_Legalpublishing = 59983

Corte: Corte Suprema

Rol: 921-2012

Fecha: 05/04/2012
Leg. Aplic.: Código del Trabajo art 429, Código de Procedimiento Civil art 64, Código del Trabajo art
432, Código del Trabajo art 481 inciso 3, Código de Procedimiento Civil art 165

Sentencia: SENTENCIA

Sexto: Que no existe discusión que la suspensión de procedimiento no se encuentra regulada en el


Código del Trabajo sino que en el artículo 64 del Código de Procedimiento Civil, norma que sería
aplicable por expresa disposición del artículo 432 del primero de los Códigos citados, que dispone
que, en lo no regulado, se aplican los Libro I y II del Código de Procedimiento Civil, en la medida
que no sean contrarios a los principios que informan este procedimiento.

Séptimo: Que, en consecuencia, lo que debe dilucidarse es si el derecho a la suspensión del


procedimiento contemplado en el inciso segundo del artículo 64 del Código de Procedimiento Civil,
del cual hicieron uso las partes, es contrario a los principios que informan el nuevo procedimiento
laboral, y aplicables a la materia sub lite, esto es, impulso procesal de oficio y celeridad.

Octavo: Que se ha señalado que el impulso procesal consiste en que, una vez reclamada la
intervención del juez en forma legal, éste deberá tomar un rol activo en el proceso, para evitar
paralizaciones y dilaciones innecesarias; asimismo, puede también decretar pruebas aun cuando
no se hayan solicitado por las partes y desechar aquellas que no sean procedentes. En
consecuencia, el legislador le impone al juez la carga de avanzar en el proceso hasta llegar a la
convicción formada por las pruebas aportadas y requeridas y, de esta forma, resolver la
controversia con la necesaria prontitud. En cuanto a la celeridad, está orientada a la abreviación de
las actuaciones y plazos debiendo el juez evitar toda dilación o su extensión a cuestiones ajenas al
pleito.

Noveno: Que los principios a que se ha hecho referencia tienen su sustento en que lo que se
persigue es obtener que todos los trabajadores tengan acceso a una justicia laboral eficiente y
expedita para el reconocimiento de sus derechos sustantivos ello en atención a las falencias del
antiguo sistema; sin embargo, puede acontecer que, como en la situación en estudio, la aplicación,
en forma preeminente, de algunos de estos principios puede poner en peligro el resultado del
proceso.

Décimo: Que en efecto, según se ha expuesto, ambas partes de común acuerdo y un día antes de
la vista del recurso de nulidad, solicitaron a la Corte de Apelaciones se suspendiera el
procedimiento por 60 días, petición que fue resuelta sólo con posterioridad a la declaración de
abandono del recurso por la no comparecencia de la parte recurrente. Comparecencia que no se
produjo, como ya se explicitó– debido a la presentación ya referida.

Undécimo: Que tal petición no pudo estimarse –como hicieron los recurridos– contraria a los
principios que informan la nueva justicia laboral, porque en ningún caso ella podría estimarse
como dilatoria, si como expresa el trabajador recurrente, tenía por objeto concluir una negociación
con la contraria a fin de que se le reconocieran sus derechos, toda vez que, no puede olvidarse,
que la sentencia de la instancia había desechado su demanda. Así, entonces, la aplicación de la
celeridad y el impulso procesal de oficio ha producido como consecuencia que el trabajador ha
quedado sin el recurso que la ley reconoce como medio de impugnación, dejándosele en la
imposibilidad de obtener que el tribunal superior revise lo decidido por el juez de primer grado.

Duodécimo: Que la aplicación preeminente que han hecho los ministros recurridos de tales
principios, no se condice con lo actuado en forma previa en estos mismos autos, pues frente a las
peticiones formuladas por las partes, en forma individual, en orden a que se suspendiera la vista
del recurso de nulidad, basado en el artículo 165 del Código de Procedimiento Civil– aplicable por
remisión del artículo 432 del Código del Trabajo– éstas sí fueron cursadas, sin cuestionar que tales
peticiones contrariaran tales principios, pues era dable suponer que, tales suspensiones estaban
dilatando el procedimiento.

Décimo tercero: Que, en consecuencia, no era posible concluir como lo hicieron los ministros
recurridos que era improcedente acceder a la suspensión del procedimiento y, consecuentemente,
declarar el abandono del recurso, desechándose la reposición interpuesta en su contra, procedía
acceder a la suspensión del procedimiento por el lapso solicitado y consecuentemente la vista del
recurso de nulidad no podía llevarse a efecto y menos declarar abandonado este arbitrio por la no
comparecencia del abogado recurrente, falta que se considera grave, porque tales decisiones han
llevado, en primer lugar, a que el actor ha quedado sin la posibilidad de llegar a un acuerdo con la
contraria y en segundo término, a que en caso que éste acuerdo no llegue a producirse, tenga el
derecho a que su causa sea revisada por un Tribunal superior, como lo garantiza la Constitución
Política de la República, en el artículo 19 Nº3 inciso cuarto.

Art. 66 (69). Los términos de días que establece el presente Código, se entenderán suspendidos
durante los feriados, salvo que el tribunal, por motivos justificados, haya dispuesto expresamente
lo contrario.
Lo anterior no regirá con los asuntos indicados en el inciso 2 del artículo 314 del Código Orgánico
de Tribunales respecto del feriado de vacaciones.

JURISPRUDENCIA
Nro_Legalpublishing = 61327

Corte: Corte Suprema

Rol: 3982-2012

Fecha: 14/06/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 4, Código Civil art 50, Código de Procedimiento Civil art 66, Código de
Procedimiento Civil art 69, Decreto con Fuerza de Ley N° 3 de 19/12/1997 MINISTERIO DE
HACIENDA Ley General de Bancos art 103

Cabe resaltar, por otra parte, que el artículo 66 del Código de Procedimiento Civil tiene el carácter
de norma especial y que se aplica únicamente a los términos de días establecidos en dicho cuerpo
de leyes;

5º.– Que, en consecuencia, para los efectos de computar el plazo de días contemplado en el
artículo 103 de la Ley General de Bancos, no puede excluirse los días feriados, por cuanto no se
ha expresado de ese modo en el referido estatuto especial, ni en forma manifiesta ni por la vía
de la remisión al Código de Procedimiento Civil. No es posible, de este entendido, sin violentar el
claro tenor y sentido de las normas legales referidas, darles el alcance que pretende el recurrente,
que persigue hacer aplicable a la situación en análisis lo dispuesto en el artículo 66 del Código de
Procedimiento Civil, extendiéndolo a hipótesis que se encuentran claramente excluidas de sus
supuestos.

Resulta propicio volver a poner de relieve que, según el tenor literal del artículo 50 del Código Civil,
para que un plazo sea de días útiles, debe expresarse así, tal como ha hecho el legislador procesal
civil en el artículo 66 de esa compilación y, a la inversa, como no lo hizo en la Ley General de
Bancos, sea de manera explícita o por vía de remisión al Libro Primero del Código de
enjuiciamiento civil;

SENTENCIA

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Corte: Corte Suprema
Rol: 11970-2011
Fecha: 27/01/2012
Leg. Aplic.: Ley N° 19718 Año 2001, Código Civil art 25, Código de Procedimiento Civil art 3, Ley N°
19718 Año 2001 art 73, Código de Procedimiento Civil art 66
TERCERO: Que los jueces recurridos, al informar a fojas 15, señalan que conociendo en cuenta
sobre la admisibilidad del reclamo lo declararon inadmisible por estimar que había sido presentado
en forma extemporánea, pues, luego de haber sido notificados los recurrentes de la resolución el
día 17 de noviembre de 2011, interpusieron el reclamo el día 01 de diciembre pasado, esto es, al
decimotercer día desde su notificación.
Señalan que al resolver de la forma en que lo hicieron no cometieron falta o abuso, ni menos de
modo que amerite la imposición de medida disciplinaria alguna, agregando que el recurso se funda
en una errada interpretación acerca de la normativa aplicable para el cómputo del plazo que
establece el inciso 1° del artículo 73 de la Ley N° 19.178, en el cual no se especifica si éste es de
días corridos o hábiles. En tal caso estiman que corresponde ajustarse a lo que establece el artículo
50 del Código Civil, considerando que pese a que se recurre contra un acto administrativo la acción
que se ejerce es la reclamación del artículo 73 de la Ley N° 19.718, incoada en sede jurisdiccional,
no administrativa y por tanto no se rige por las normas de la Ley N° 19.880 ni tampoco por el
artículo 66 del Código de Procedimiento Civil, que norma para los términos de días que establece
ese cuerpo legal y que aun de aplicarse igualmente resultaría extemporánea la reclamación por
haberse presentado al día undécimo.
CUARTO: Que, en este caso, el mérito de los antecedentes descritos no permite concluir que los
jueces recurridos –al optar por una de las varias interpretaciones posibles sobre la materia– hayan
realizado alguna de las conductas que la ley reprueba y que sería necesario reprimir y enmendar
mediante el ejercicio de las atribuciones disciplinarias de esta Corte.
Acordada contra el voto del Ministro Sr. Muñoz y del Abogado Integrante Sr. Medina, quienes
estuvieron por acoger el presente recurso de queja en virtud de las siguientes consideraciones:
2.– Que de acuerdo con lo dicho, constituye una manifiesta inadvertencia haber declarado
inadmisible, por extemporánea, la reclamación deducida y, en consecuencia, al decidirlo de ese
modo los jueces recurridos han cometido, en concepto de los disidentes, falta o abuso grave que
debe ser enmendado por esta vía.
3.– Que la aplicación de la ley es una obligación de parte de los magistrados, por lo cual ignorar y
no tenerla en consideración importa un ejercicio defectuoso de sus potestades. En efecto, como se
ha dicho, al disponer el artículo 1° de la Ley N°19.880 que esa normativa "establece y regula las
bases del procedimiento administrativo de los actos de la administración del Estado", no deja
alternativas posibles, es más, la misma disposición igualmente ordena su aplicación subsidiaria, al
expresar: "En caso de que la ley establezca procedimientos administrativos especiales, la presente
ley se aplicará con carácter de supletoria".
Es por lo anterior que en la situación de que trata el recurso, es sólo de una cuestión de aplicación
de la ley, no de interpretación, puesto que ninguna duda existe en relación a lo ordenado por el
legislador, esto es, que los plazos de días establecidos en la Ley N°19.880 y en los que no tengan un
cómputo expreso, por aplicación supletoria, "son de días, entendiéndose que son inhábiles los días
sábados, domingos y festivos". A lo anterior se agrega la prórroga del plazo, en el entendido que
cuando "el último día del plazo sea inhábil –sábado, domingo o festivo–, éste se entenderá
prorrogado al primer día hábil siguiente".
Título VIII
DE LAS REBELDIAS

Título IX
DE LOS INCIDENTES

Art. 83. La nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio o a petición de parte, en los casos que la
ley expresamente lo disponga y en todos aquellos en que exista un vicio que irrogue a alguna de
las partes un perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad.
La nulidad sólo podrá impetrarse dentro de cinco días, contados desde que aparezca o se acredite
que quien deba reclamar de la nulidad tuvo conocimiento del vicio, a menos que se trate de la
incompetencia absoluta del tribunal. La parte que ha originado el vicio o concurrido a su
materialización o que ha convalidado tácita o expresamente el acto nulo, no podrá demandar la
nulidad.
La declaración de nulidad de un acto no importa la nulidad de todo lo obrado. El tribunal, al
declarar la nulidad, deberá establecer precisamente cuáles actos quedan nulos en razón de su
conexión con el acto anulado.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58015

Corte: Corte Suprema

Rol: 8423-2009

Fecha: 18/01/2012

Leg. Aplic.: Código Tributario art 116, Código de Procedimiento Civil art 83, Código de
Procedimiento Civil art 84

Sentencia: SENTENCIA

Vigésimo primero: Que en la especie ha existido respecto del tribunal que proveyó el
reclamo interpuesto por el contribuyente falta de legitimación en el ejercicio de la
jurisdicción, por lo que cabe concluir que de los tres presupuestos básicos de la relación
procesal, a saber el tribunal, las partes y la contienda, ha faltado el primero, es decir, no ha
existido un tribunal con jurisdicción ante el cual se trabara la litis. Tal situación, por su
naturaleza, puede ser observada en cualquiera etapa del juicio por el tribunal que esté
conociendo de él y acarrea de un modo inevitable en nuestro sistema jurídico la
correspondiente declaración de nulidad, lo que se hará en virtud de lo previsto en los
artículos 83 inciso 1° y 84 inciso final del Código de Procedimiento Civil.
Acordado con el voto en contra del ministro señor Brito, quien estuvo por conocer del
recurso de casación interpuesto, toda vez que la única actuación efectuada durante la
tramitación de estos autos por juez delegado es la resolución que tuvo por interpuesto el
reclamo, la que en caso alguno ha restado algún derecho procesal al contribuyente desde
que éste es el fundamento de la nulidad y que las restantes intervenciones son del juez
llamado por la ley a conocer de la causa, motivo por el cual no ha existido perjuicio que
deba ser reparado por esa vía.

Redacción a cargo del Ministro Sr. Carreño y de la disidencia su autor.

Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, Integrada por los Ministros Sr.
Héctor Carreño S., Sr. Pedro Pierry A., Sr. Haroldo Brito C., el Ministro Suplente Sr. Juan
Escobar Z. y el Abogado Integrante Sr. Nelson Pozo S. Santiago, 18 de enero de 2012.

Nro_Legalpublishing = 59482

Corte: Corte Suprema

Rol: 2718-2011

Fecha: 14/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 83

Sentencia: SENTENCIA

SEGUNDO: Que la voz "nulidad" deriva de la palabra Nulo, vocablo cuyo origen etimológico
proviene de nullus que debe entenderse como falta de valor y fuerza para obligar o tener efecto,
por ser contrario a las leyes o por carecer de las solemnidades que se requieren en su
substanciación o en su modo. Entre las definiciones clásicas podemos citar al procesalista Hugo
Alsina, para quien la nulidad "Es la sanción por la cual la ley priva a un acto jurídico procesal de sus
efectos normales, cuando en su ejecución no se han guardado las formas prescritas para ello."
(Alsina Hugo "Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal Civil y Comercial", Editorial Justicia,
Buenos Aires, Argentina, 1963.) Por su parte, Eduardo J. Couture afirma que "La nulidad consiste
en el apartamiento de las formas necesarias establecidas por la ley" (Eduardo J. Couture.
Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Cuarta Edición Póstuma, Buenos Aires. Euros Editores
2002).
Luego, para Víctor Santa Cruz Serrano la nulidad procesal "consiste en tener al acto como no
otorgado, como que nunca ha tenido existencia jurídica y jamás ha producido efectos jurídicos..."
"La nulidad, es pues, la negación absoluta de todos los efectos que el acto viciado estaría llamado a
producir ‘Quod nullum est nullum producit effectum’, decían los romanos."("Las Nulidades
Procesales en el Código de Procedimiento Civil Chileno", p. 7)

A su vez las nulidades procesales pueden ser extrínsecas e intrínsecas. Las primeras atañen al
quebrantamiento de las formalidades procesales; las segundas, a los vicios del consentimiento,
como la simulación o el fraude procesal;

TERCERO: Que de otro lado, necesariamente debe hacerse presente que resultan aplicables a las
nulidades procesales extrínsecas los principios de trascendencia (pas de nullitè sans grief),
legalidad o especificidad (pas de nullitè sans texte), conservación, protección (Propriam
turpitudinem allegan non est audiendus), convalidación, subsanación e integración.

CUARTO: Que de acuerdo a la primera de estas máximas, "no hay nulidad sin perjuicio", de manera
que resulta ser un elemento esencial para la procedencia de declaración de nulidad la concurrencia
de un perjuicio cierto e irreparable, como lo es también el interés jurídico en su reclamación. Y
como decía Eduardo J. Couture: "...No existe impugnación de Nulidad, en ninguna de sus formas,
sino existe un interés lesionado que reclame protección. La anulación por anulación no vale."
(Couture, Eduardo J., Op. Cit., Pág. 397).

Este principio está recogido y normado en el artículo 83 del Código de Procedimiento Civil, que
establece en su inciso primero: "La nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio o a petición de
parte, en los casos que la ley expresamente lo disponga y en todos aquellos en que exista un
perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad."

A su vez, el artículo 768 del mencionado cuerpo legal indica que, "no obstante lo dispuesto en este
artículo, el tribunal podrá desestimar el recurso de casación en la forma, si de los antecedentes
aparece de manifiesto que el recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable sólo con la
invalidación del fallo...". Luego y en el mismo sentido el artículo 771 exige que "debe ser
interpuesto por la parte agraviada". Este aserto importa necesariamente que la sentencia
censurada debe haber causado al recurrente un menoscabo sólo reparable con la invalidación del
fallo.
La exigencia de "perjuicio" o "interés afectado" es un presupuesto que especialmente diluye la
posibilidad de incurrir en nulidad por nulidad misma.

De lo anterior resulta que, constituyendo el agravio una exigencia de procedencia de la nulidad,


corresponde determinar el perjuicio que origina la resolución impugnada, la forma como éste se
concreta en el caso particular y las razones por la cuales se produce, lo que en el caso de marras
cobra vital importancia;

QUINTO: Que, luego, de acuerdo al principio de legalidad – que también se inspira en el sistema
francés– ningún acto procesal podrá ser declarado nulo si la Ley no prevé expresamente esa
sanción. Este principio también llamado de la especificidad se ha tornado relativo, insertándose el
tema de las denominadas "nulidades implícitas" o "virtuales" –aporte del sistema finalista italiano–
las cuales reconocen la procedencia de las nulidades aun cuando no estén expresamente
sancionadas en la ley, siempre que se verifique la omisión de formalidades esenciales y que violen
las garantías fundamentales del proceso, esto es, cuando su quebrantamiento es tan grave que no
se puede establecer una relación jurídica procesal válida.

Lo anterior resulta de considerar que la ley procesal ha construido todo un sistema armónico de
exigencias y formalidades necesarias a cada acto procesal y al proceso en su unidad. "El derecho
procesal no necesita, pues, consagrar de un modo expreso la nulidad procesal. La ley de
procedimiento, por su naturaleza misma de ley, lleva consigo la sanción de nulidad de los actos y
procesos en que las formas por ella ordenadas no han sido cumplidas." (Santa Cruz Serrano, Víctor,
op. Cit. p. 9);

SEXTO: Que, por su parte, el principio de conservación de los actos procesales mira a la
trascendencia en la determinación, de manera que no hay nulidad si el remedio del vicio no ha de
influir en la dirección de la resolución o en las consecuencias del acto procesal. Este criterio, en los
términos formulados por el jurista argentino Roberto Berizonce, "es aquel que consagra la
conveniencia de preservar la eficacia, la validez de los actos frente a la posibilidad de anulación o
pérdida, lo que llevaría a un resultado disvalioso para el proceso". (La nulidad en el proceso. Edit.
Platense, La Plata, 1967).

En estrecha vinculación con lo afirmado el artículo 768 del Código de Enjuiciamiento Civil prevé
que el tribunal podrá rechazar el recurso de casación en la forma, si de los antecedentes aparece
de manifiesto que el vicio no ha influido en lo dispositivo del mismo.
Así, en caso de duda, y en virtud del mentado principio, debe mantenerse la validez del acto, por
cuanto aquél mira a los valores de seguridad y firmeza, relevantes dentro de la función
jurisdiccional;

SÉPTIMO: Que, a su vez, la regla de protección mira a que nadie sea oído si alega su propia
torpeza, la cual se identifica con el brocardo "nemo auditur propriam turpitudinem allegans", el
cual encuentra su basamento en la teoría de los actos propios, conforme a la cual nadie puede ir
válidamente contra sus propia conducta.

De manera que "nadie puede alegar la nulidad que él mismo ha cometido o ayudado a cometer"
(Adrio Giovannoni, "Estudios de Nulidades Procesales", Editorial Hammurabi, Buenos Aires, p. 73);

OCTAVO: Que, finalmente y en relación con la máxima de convalidación en materia de nulidad


procedimental, debe anotarse que aquélla es propia de las nulidades relativas, es decir, atiende a
los actos procesales que pueden ser subsanados. Por cuanto, tratándose de la nulidad absoluta,
entendiendo que ésta "se produce siempre que un acto procesal adolezca de una circunstancia
esencial fijada en las leyes procesales como necesaria para que el acto produzca sus efectos
normales" (Serra Domínguez, Manuel: Nulidad procesal, en Revista peruana de derecho de
procesal, Nro. II, Lima, 1998, p. 563.), no puede ser convalidada, aun cuando requiere que sea
declarada su invalidez, desde que adolece de un vicio estructural que priva al acto de lograr sus
efectos normales.

Además, la nulidad absoluta es insubsanable, y procede de oficio o a pedido de parte, y,


doctrinariamente, en cualquier estado del proceso, mientras que éste no haya terminado. Para
Couture (Op. cit., p. 378) "el acto absolutamente nulo tiene una especie de vida artificial hasta el
día de su efectiva invalidación; pero la gravedad de su defecto impide que sobre él se eleve un acto
válido";

NOVENO: Que, seguidamente, debe consignarse que la nulidad procesal puede ser declarada de
oficio, ello tratándose de vicios insubsanables, es decir, según se adelantó, aquéllos que no sean
susceptibles de convalidación por inactividad de la parte que debió reclamarlo tempestivamente.
La procedencia de la nulidad de oficio está en la protección de las garantías constitucionales del
proceso, siendo una de las más importantes el respeto al debido proceso. De manera que esta
potestad encuentra como límite el interés público, excluyendo de esa labor oficiosa, los actos
dispuestos en interés particular de los litigantes, en el entendido que, en palabras de el profesor
Julio Salas Vivaldi "el procedimiento no solo cautela los derechos de las partes sino que determina
la acción del Estado en su misión de administrar justicia. En los juicios no entran solamente en
contacto los particulares que aspiran al reconocimiento de un determinado derecho, por cuanto en
ellos interviene también el Estado, quien, por intermedio del juez, instruye y decide la contienda
jurídica. Es por eso que Lorenzo Carnelli expresa que, desde que se constituye tiene el proceso una
trascendencia que compromete de un modo actual la voluntad pública y, potencialmente, el orden
jurídico." ("Los incidentes y en especial el de nulidad procesal", Editorial Jurídica, Tercera Edición
Actualizada p. 133)

Así, solamente aquellos actos que comprometen el orden público, a saber, los que "en conjunto
tienden a formar la relación procesal y los llamados presupuestos procesales que resguardan su
validez" (Salas Vivaldi, Julio, op. cit. p. 134) son indispensables en la configuración del proceso,
pudiendo, en cambio, prescindirse de los restantes.

En el mismo sentido se puede afirmar que "el juez no necesita justificar el interés para declarar de
oficio la nulidad porque es el director del proceso, pero motivará la resolución nulificatoria."
(Camusso, Jorge P. Nulidades procesales, EDIAR, 2da edición, Buenos Aires, 1983, página 99).

En esta dirección es dable hacer presente que el último inciso del artículo 84 del Código de
Enjuiciamiento Civil dispone "El juez podrá corregir de oficio los errores que observe en la
tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la nulidad de los
actos de procedimiento. No podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones viciadas en razón de
haberse realizado éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley.";

UNDÉCIMO: Que, a su vez, la irregular actuación realizada en relación con dicha demandada, ha
impedido que se trabe la correspondiente vinculación procesal exigible, entre ella y los
demandantes, vicio que no puede ser enmendado sino con la declaración de nulidad de dicho
acto, considerando el detrimento que ha podido afectar a esa parte. A su vez, y de manera
consecuencial, procede disponer la invalidación de todos aquéllos que se realizaron con
posterioridad, atendido el efecto "extensivo" de los actos procesales. En efecto, corresponde la
anulación con la amplitud indicada, por cuanto los actos procesales no se constituyen como
fenómenos aislados, sino concatenados unos a otros, siendo el siguiente el resultado del anterior y,
a su vez, el antecedente del que viene a continuación, resultando una estrecha vinculación entre
unos a otros, de manera que la nulidad de un acto no siempre determina exclusivamente su
ineficacia, sino que puede arrastrar la invalidez de una serie de gestiones e incluso de todo el
proceso, como ha sucedido precisamente en el caso en análisis;

DUODÉCIMO: Que resulta atingente considerar que toda declaración de nulidad producirá efectos
relevantes en la serie procedimental y respecto de los sujetos de la relación procesal, razón por la
cual el tribunal tiene el deber de analizar retrospectivamente el interés afectado, que dice relación
con el "perjuicio causa" y prospectivamente el fin propuesto "perjuicio efecto", mediante la
nulidad que se propone declarar, a partir del análisis de sus efectos, de modo tal que la declaración
misma no ocasione una afectación al interés de la parte cuya garantía se ha vulnerado.

Examinados en el caso de marras tales elementos, aparece palmario que la única forma de
reconducir válidamente este proceso, a fin de evitar el consecuente perjuicio que se deriva
de la indefensión a que puede quedar sometida doña Celia Ortúzar Ortúzar, por haberse
omitido su legítimo emplazamiento, es la declaración de nulidad y, considerando el grave
defecto de que adolece la tramitación del proceso amerita que aquel sea subsanado de
oficio.

Nro_Legalpublishing = 60787

Corte: Corte Suprema

Rol: 2275-2012

Fecha: 14/05/2012

Leg. Aplic.: Código Orgánico de Tribunales art 545, Código de Procedimiento Civil art 83

3°.– Que al tenor del asunto que suscita la controversia, es menester traer a colación las
instituciones que la alumbran, para lo cual, en primer término, debe recordarse que la voz
"nulidad" deriva de la palabra Nulo, vocablo cuyo origen etimológico proviene de nullus que debe
entenderse como falta de valor y fuerza para obligar o tener efecto, por ser contrario a las leyes o
por carecer de las solemnidades que se requieren en su substanciación o en su modo. Entre las
definiciones clásicas podemos citar al procesalista Hugo Alsina, para quien la nulidad "Es la sanción
por la cual la ley priva a un acto jurídico procesal de sus efectos normales, cuando en su ejecución
no se han guardado las formas prescritas para ello." (Alsina Hugo "Tratado Teórico Práctico de
Derecho Procesal Civil y Comercial", Editorial Justicia , Buenos Aires , Argentina, 1963.) Por su
parte, Eduardo J. Couture afirma que "La nulidad consiste en el apartamiento de las formas
necesarias establecidas por la ley" (Fundamentos del Derecho Procesal Civil. Cuarta Edición
Póstuma, Buenos Aires. Euros Editores 2002).
Luego, para Víctor Santa Cruz Serrano la nulidad procesal "consiste en tener al acto como no
otorgado, como que nunca ha tenido existencia jurídica y jamás ha producido efectos jurídicos..."
"La nulidad, es pues, la negación absoluta de todos los efectos que el acto viciado estaría llamado a
producir ‘Quod nullum est nullum producit effectum’, decían los romanos."("Las Nulidades
Procesales en el Código de Procedimiento Civil Chileno", p. 7)

A su vez, las nulidades procesales pueden ser extrínsecas e intrínsecas. Las primeras atañen al
quebrantamiento de las formalidades procesales; las segundas, a los vicios del consentimiento,
como la simulación o el fraude procesal;

4°.– Que de otro lado, necesariamente debe hacerse presente que resultan aplicables a las
nulidades procesales extrínsecas los principios de trascendencia (pas de nullité sans grief),
legalidad (pas de nullité sans texte), conservación, protección (Propiam Turpidenen allegan non est
audiendus), convalidación, subsanación e integración.

5°.– Que de acuerdo a la primera de estas máximas, "no hay nulidad sin perjuicio", de manera que
resulta ser un elemento esencial para la procedencia de declaración de nulidad la concurrencia de
un perjuicio cierto e irreparable, como lo es también el interés jurídico en su reclamación. Y como
decía Eduardo J. Couture: "...No existe impugnación de Nulidad, en ninguna de sus formas, sino
existe un interés lesionado que reclame protección. La anulación por anulación no vale." (Op. Cit.,
Pág. 397).

Este principio está recogido y normado en el artículo 83 del Código de Procedimiento Civil, que
establece en su inciso primero: "La nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio o a petición de
parte, en los casos que la ley expresamente lo disponga y en todos aquellos en que exista un
perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad."

La exigencia de "perjuicio" o "interés afectado" es un presupuesto que especialmente diluye la


posibilidad de incurrir en nulidad por nulidad misma.

Nro_Legalpublishing = 61049

Corte: Corte Suprema

Rol: 2629-2010

Fecha: 30/05/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 19253 Año 1993, Código de Procedimiento Civil art 83, Código de Procedimiento
Civil art 84

OCTAVO: Que la nulidad procesal se ha definido como "la sanción mediante la cual se priva a un
acto o actuación del proceso o a todo él de los efectos normales previstos por la ley, cuando en su
ejecución no se han guardado las formas prescritas por aquélla." (Hugo Alsina, Tratado Teórico
Práctico de Derecho Procesal Civil, Tomo I, Editorial Buenos Aires, 1961, pág. 96).

Su finalidad, entonces, es restarle valor a la actuación viciada, destruirla, tenerla como no


sucedida, ya que no constituye el medio idóneo destinado a cumplir el objetivo para el que fue
prevista por el legislador.

El concepto jurídico de nulidad está ligado a la noción de función, donde el rol que cumple esta
figura es el de constituir una sanción o la pena en el evento de las normas de deber. Se estima por
algunos autores que la sanción de nulidad representa el regreso al statu quo; otros, en cambio, la
sitúan como una sanción exclusivamente reparatoria, donde la estructura formal de la nulidad
aparece sustituyendo la idea de sanción por aquella noción de retroacción o de retrotraer el
proceso a una etapa pretérita.

Su fundamento no es otro que proteger y respetar el ordenamiento jurídico y la garantía del


debido proceso;

NOVENO: Que, además, cabe tener en consideración que la infracción de normas procesales de
orden público no es susceptible de convalidarse, de forma tal, que pudiendo y debiendo el tribunal
proceder, lo hace ejerciendo de sus facultades de oficio. El fundamento del esquema normativo de
las nulidades procesales se encuentra íntimamente vinculado con la protección de la garantía
constitucional de la defensa en juicio (artículo 19 N° 3 de la Constitución Política de la República).

Es así, que la regla básica de por qué las nulidades se han creado para proteger derechos
vulnerados por un juicio seguido en forma anormal, y que las omisiones del procedimiento, para
hacerlas procedentes, deben ser de trámites esenciales y sólo podrán declararse cuando la
violación de la ley hubiere producido un perjuicio que no puede repararse sin ellas (Teoría General
de las Ineficacias, Alterini, Jorge Horacio, Editorial La Ley, Buenos Aires, 2000, págs. 39 y 53).

Por tanto, la idea de saneamiento de las ineficacias lleva implícita su procedencia, sólo en aquellos
casos en los cuales puede convalidarse, renunciarse, por un lado, o cuando ha operado algún
medio que implique el blanqueo del vicio en cuestión, circunstancia que en el caso de autos no es
procedente, atendida la naturaleza del procedimiento, por cuanto con su inobservancia se han
quebrantado formalidades procesales esenciales, violando las garantías fundamentales del
proceso.

La procedencia de la nulidad de oficio está en la protección de las garantías constitucionales de las


partes dentro del proceso, siendo una de las más importantes el respeto al debido proceso, de
manera que esta potestad encuentra como límite el interés público, excluyendo de esa labor
oficiosa, los actos dispuestos en interés particular de los litigantes, en el entendido que, en
palabras del profesor, don Julio Salas Vivaldi "el procedimiento no sólo cautela los derechos de las
partes sino que determina la acción del Estado en su misión de administrar justicia. En el juicio no
solamente entran en contacto los particulares que aspiran al reconocimiento de un determinado
derecho, por cuanto en ellos interviene también el Estado, quien, por intermedio del juez, instruye
y decide la contienda jurídica. Es por eso que se ha dicho que desde que se constituye tiene el
proceso una trascendencia que compromete de un modo actual la voluntad pública y,
potencialmente, el orden jurídico" (Salas Vivaldi, Los incidentes y en especial el de nulidad
procesal, Editorial Jurídica, Tercera Edición Actualizada, pág. 133).

Así, solamente aquellos actos que comprometen el orden público, a saber, los que "en conjunto
tienden a formar la relación procesal y los llamados presupuestos procesales que resguardan su
validez" (Salas Vivaldi, Julio, op. cit. Pág. 134), son indispensables en la configuración del proceso,
pudiendo, en cambio, prescindirse de los restantes;

Nro_Legalpublishing = 61253

Corte: Corte Suprema

Rol: 3806-2012

Fecha: 11/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 83, Código Civil art 1681, Código Civil art 1682

6°.– Que según esta Corte ha tenido oportunidad de puntualizar, "la nulidad procesal es una
sanción para aquellos actos del proceso que adolecen de un vicio reparable sólo con su
invalidación, por lo que se requiere para que se declare, además del vicio, un perjuicio" (Sentencia
6 de abril de 1987, Nº 10.135).

Sabido es que, para operar, nuestra legislación exige a la nulidad procesal: a) que exista o se haya
incurrido en un vicio en el procedimiento; b) que el vicio del procedimiento cause a la parte que lo
alega un perjuicio; c) que ese perjuicio o daño sea reparable sólo con la declaración de nulidad y d)
que la solicitud de nulidad se impetre dentro de los cinco días desde que aparezca o se acredite
que se tuvo conocimiento del vicio.

Entre los vicios de carácter procesal, están aquellos que miran a los fundamentos básicos del pleito
y de la relación procesal, esto es a la estructura misma del proceso, en ausencia o anomalía de los
cuales se produce la anulación total del juicio. Pero también, existen otros que sólo arriesgan la
validez de gestiones precisas de la causa, mas no su ineficacia cabal.

A esa última categoría pertenece el defecto de procedimiento acusado por la impugnante, en


atención a que cada uno de los actos anteriores al remate, habrían consignado un único precio
para los bienes embargados y después rematados. Por consiguiente y siguiendo la regla común
prescrita en el artículo 83 del Código de Procedimiento Civil, lo debido era que el demandante,
parte en ese juicio en que se llevó a efecto la pública subasta, y la posterior extensión de la
escritura pública de compraventa, por haber sido parte del mismo, promoviera el respectivo
incidente de nulidad dentro del plazo de cinco días, contados desde que apareciere o se acreditare
que tuvo conocimiento del vicio. Esto último, pues dicha litigante exhibía allá el mismo interés o
legitimación que ha venido a esgrimir como demandante de nulidad en este juicio ordinario;

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58153
Corte: Corte de Apelaciones de Chillán
Rol: 82-2011
Fecha: 23/01/2012
Leg. Aplic.: Código del Trabajo art 478 letra a (507), Código del Trabajo art 478 letra b
(507), Código del Trabajo art 477 (506), Código Civil art 2314, Código del Trabajo art 420
letra f, Código del Trabajo art 447, Ley N° 16744 Año 1968 art 69 letra b, Código del Trabajo
art 479 (509), Código de Procedimiento Civil art 83
3°.– Que, efectivamente consta en autos que el recurso, adolece de un vicio formal, esto
es, su falta de preparación, puesto que esta causal de incompetencia, fue interpuesta
como excepción dilatoria, la cual fue rechazada por el juez a quo en la audiencia
preparatoria, sin que hubiese sido objeto de preparación.
Que en el caso sub lite, tratándose de una incompetencia absoluta en razón de la materia,
es decir, de un capítulo procesal orgánico de orden público, por lo que es irrenunciable e
inconvalidable, y por lo mismo no sujeto a saneamiento, en la medida que la materia es
uno de los factores que determinan la competencia absoluta. Además, como lo deja en
claro, la regla contenida en el inciso segundo del artículo 83 del Código de Procedimiento
Civil, su falta puede ser declarada en cualquier estadio del procedimiento, incluso de oficio
por el órgano jurisdiccional de que se trate, razón por la cual cabe desestimar la alegación
planteada por el apoderado de la actora.
 Nro_Legalpublishing = 59373
Corte: Corte Suprema
Rol: 5996-2011
Fecha: 08/03/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n°2, Código de Procedimiento Civil art 83
QUINTO: Que de otro lado, necesariamente debe hacerse presente que resultan aplicables
a las nulidades procesales extrínsecas los principios de trascendencia (pas de nullite sans
grief), legalidad o especificidad (pas de nullite sans texte), conservación, protección
(Propriam Turpitudenem allegan non est audiendus), convalidación, subsanación e
integración.
SEXTO: Que de acuerdo a la primera de estas máximas, "no hay nulidad sin perjuicio", de
manera que resulta ser un elemento esencial para la procedencia de declaración de
nulidad la concurrencia de un perjuicio cierto e irreparable, como lo es también el interés
jurídico en su reclamación. Y como decía Eduardo J. Couture: "...No existe impugnación de
Nulidad, en ninguna de sus formas, si no existe un interés lesionado que reclame
protección. La anulación por anulación no vale." (Couture, Eduardo J., Op. Cit., Pág. 397).
Este principio está recogido y normado en el artículo 83 del Código de Procedimiento Civil,
que establece en su inciso primero: "La nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio o a
petición de parte, en los casos que la ley expresamente lo disponga y en todos aquellos en
que exista un perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad."
A su vez, el artículo 768 del mencionado cuerpo legal indica que, "no obstante lo dispuesto
en este artículo, el tribunal podrá desestimar el recurso de casación en la forma, si de los
antecedentes aparece de manifiesto que el recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable
sólo con la invalidación del fallo...". Luego y en el mismo sentido el artículo 771 exige que
"debe ser interpuesto por la parte agraviada". Este aserto importa necesariamente que la
sentencia censurada debe haber causado al recurrente un menoscabo sólo reparable con
la invalidación del fallo.
La exigencia de "perjuicio" o "interés afectado" es un presupuesto que especialmente
diluye la posibilidad de incurrir en nulidad por nulidad misma.
De lo anterior resulta que, constituyendo el agravio una exigencia de procedencia de la
nulidad, corresponde determinar el perjuicio que origina la resolución impugnada, la
forma como éste se concreta en el caso particular y las razones por la cuales se produce, lo
que en el caso de marras cobra vital importancia;
SEPTIMO: Que, luego, de acuerdo al principio de legalidad – que también se inspira en el
sistema francés– ningún acto procesal podrá ser declarado nulo si la Ley no prevé
expresamente esa sanción. Este principio también llamado de la especificidad se ha
tornado relativo, insertándose el tema de las denominadas "nulidades implícitas" o
"virtuales" –aporte del sistema finalista italiano– las cuales reconocen la procedencia de
las nulidades aun cuando no estén expresamente sancionadas en la ley, siempre que se
verifique la omisión de formalidades esenciales y que violen las garantías fundamentales
del proceso, esto es, cuando su quebrantamiento es tan grave que no se puede establecer
una relación jurídica procesal válida.
Lo anterior resulta de considerar que la ley procesal ha construido todo un sistema
armónico de exigencias y formalidades necesarias a cada acto procesal y al proceso en su
unidad. "El derecho procesal no necesita, pues, consagrar de un modo expreso la nulidad
procesal. La ley de procedimiento, por su naturaleza misma de ley, lleva consigo la sanción
de nulidad de los actos y procesos en que las formas por ella ordenadas no han sido
cumplidas." (Santa Cruz Serrano, Víctor, op. Cit. p. 9);
OCTAVO: Que, por su parte, el principio de conservación de los actos procesales mira a la
trascendencia en la determinación, de manera que no hay nulidad si el remedio del vicio
no ha de influir en la dirección de la resolución o en las consecuencias del acto procesal.
Este criterio, en los términos formulados por el jurista argentino Roberto Berizonce, "es
aquel que consagra la conveniencia de preservar la eficacia, la validez de los actos frente a
la posibilidad de anulación o pérdida, lo que llevaría a un resultado disvalioso para el
proceso". (La nulidad en el proceso. Edit. Platense, La Plata, 1967).
En estrecha vinculación con lo afirmado el artículo 768 del Código de Enjuiciamiento Civil
prevé que tribunal podrá rechazar el recurso de casación en la forma, si de los
antecedentes aparece de manifiesto que el vicio no ha influido en lo dispositivo del mismo.
Así, en caso de duda, y en virtud del mentado principio, debe mantenerse la validez del
acto, por cuanto aquél mira a los valores de seguridad y firmeza, relevantes dentro de la
función jurisdiccional;
NOVENO: Que, a su vez, la regla de protección mira a que nadie sea oído si alega su propia
torpeza, la cual se identifica con el brocardo "nemo auditur propriam turpitudinem
allegans", el cual encuentra su basamento en la teoría de los actos propios, conforme a la
cual nadie puede ir válidamente contra sus propia conducta.
De manera que "nadie puede alegar la nulidad que él mismo ha cometido o ayudado a
cometer" (Adrio Giovannoni, "Estudios de Nulidades Procesales", Editorial Hammurabi,
Buenos Aires, p. 73);
DÉCIMO: Que, finalmente y en relación con la máxima de convalidación en materia de
nulidad procedimental, debe anotarse que aquella es propia de las nulidades relativas, es
decir, atiende a los actos procesales que pueden ser subsanados. Por cuanto, tratándose
de la nulidad absoluta, entendiendo que ésta "se produce siempre que un acto procesal
adolezca de una circunstancia esencial fijada en las leyes procesales como necesaria para
que el acto produzca sus efectos normales" (Serra Domínguez, Manuel: Nulidad procesal,
en Revista peruana de derecho de procesal, Nro. II, Lima, 1998, p. 563.), no puede ser
convalidada, aun cuando requiere que sea declarada su invalidez, desde que adolece de un
vicio estructural que priva al acto de lograr sus efectos normales.
Además, la nulidad absoluta es insubsanable, y procede de oficio o a pedido de parte, y,
doctrinariamente, en cualquier estado del proceso, mientras que éste no haya terminado.
Para Couture (Op. cit., p. 378) "el acto absolutamente nulo tiene una especie de vida
artificial hasta el día de su efectiva invalidación; pero la gravedad de su defecto impide que
sobre él se eleve un acto válido";
UNDÉCIMO: Que, seguidamente, debe consignarse que la nulidad procesal puede ser
declarada de oficio, ello tratándose de vicios insubsanables, es decir, según se adelantó,
aquellos que no sean susceptibles de convalidación por inactividad de la parte que debió
reclamarlo tempestivamente.
La procedencia de la nulidad de oficio está en la protección de las garantías
constitucionales del proceso, siendo una de las más importantes el respeto al debido
proceso. De manera que esta potestad encuentra como límite el interés público,
excluyendo de esa labor oficiosa, los actos dispuestos en interés particular de los litigantes,
en el entendido que, en palabras de el profesor Julio Salas Vivaldi "el procedimiento no
solo cautela los derechos de las partes sino que determina la acción del Estado en su
misión de administrar justicia. En los juicios no entran solamente en contacto los
particulares que aspiran al reconocimiento de un determinado derecho, por cuanto en
ellos interviene también el Estado, quien, por intermedio del juez, instruye y decide la
contienda jurídica. Es por eso que Lorenzo Carnelli expresa que, desde que se constituye
tiene el proceso una trascendencia que compromete de un modo actual la voluntad
pública y, potencialmente, el orden jurídico." ("Los incidentes y en especial el de nulidad
procesal", Editorial Jurídica, Tercera Edición Actualizada p. 133)
Así, solamente aquellos actos que comprometen el orden público, a saber, los que "en
conjunto tienden a formar la relación procesal y los llamados presupuestos procesales que
resguardan su validez" (Salas Vivaldi, Julio, op. cit. p. 134) son indispensables en la
configuración del proceso, pudiendo, en cambio, prescindirse de los restantes.
En el mismo sentido se puede afirmar que "el juez no necesita justificar el interés para
declarar de oficio la nulidad porque es el director del proceso, pero motivará la resolución
nulificatoria." (Camusso, Jorge P. Nulidades procesales, EDIAR, 2da edición, Buenos Aires,
1983, página 99).
En esta dirección es dable hacer presente que el último inciso del artículo 84 del Código de
Enjuiciamiento Civil dispone "El juez podrá corregir de oficio los errores que observe en la
tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la nulidad
de los actos de procedimiento. No podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones viciadas
en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley.";
DUODÉCIMO: Que sentadas las premisas esenciales sobre las cuales emerge la nulidad
procesal, corresponde observar las actuaciones realizadas, que han sido consignadas en el
motivo primero que antecede y éstas, a su vez, en conjunto con los restantes antecedentes
aportados a los autos, a la luz de las normas que reglan el procedimiento al que se han
sometido las partes y, de acuerdo al cual, se regulan las formalidades de este pleito.
Al efectuar el ejercicio anunciado, es preciso resaltar que, según quedó consignado en el
motivo primero, no obstante haberse dirigido la acción ejecutiva en contra de lo
demandados Edith Raquel Estay Euler, Olga Graciela Callejas Basic y Alberto Alday Pantoja,
sólo uno de ellos, a saber, la ejecutada Callejas Basic, se opuso la ejecución, deduciendo la
excepción prevista en el numeral segundo del artículo 464 del Código de Procedimiento
Civil.
De manera que, en relación con los otros dos ejecutados cobra aplicación lo que dispone el
artículo 472 del mencionado cuerpo legal, norma que prescribe que si el ejecutado no se
ha opuesto a la ejecución en el plazo fatal que tenía para hacerlo, se omitirá la sentencia y
bastará el mandamiento de ejecución para que el acreedor pueda perseguir la realización
de los bienes embargados y el pago, en conformidad a las disposiciones del procedimiento
de apremio;
DÉCIMO TERCERO: Que al tenor de la antedicha disposición resulta que "por el hecho de
no haberse opuesto el deudor a la ejecución, se extinguieron en forma irrevocable todos
los derechos de éste, debiendo proseguirse el apremio hasta el total cumplimiento de la
obligación." (Espinosa Fuentes, Raúl "El Juicio Ejecutivo" Décima Edición actualizada, pág.
119).
Así, continúa señalando el autor, "el mandamiento de ejecución pasa a tener el carácter de
una sentencia definitiva que, en razón de no haber existido oposición del deudor, reviste la
autoridad de cosa juzgada, tanto en el juicio ejecutivo en que incide, como respecto de
cualquier otro juicio en que se discuta la misma cuestión."
Por su parte, y en relación con el precepto en análisis, la jurisprudencia ha señalado "Si no
se oponen excepciones en el juicio ejecutivo y, por consiguiente, se omite dictar sentencia,
el mandamiento de ejecución pasa a tener el mérito de una sentencia de término, toda vez
que la falta de oposición extingue en forma irrevocable los derechos que pudiera ejercer el
ejecutado." (C. Suprema, 12 abril 1983. R., t. 80, sec. 1ª, p. 28).
DÉCIMO CUARTO: Que de lo expresado se revela, en forma palmaria, que la circunstancia
que uno de los demandados se hubiera opuesto a la ejecución, y que la excepción
deducida se hubiera acogido, – en este caso aquella prevista en el numeral segundo del
artículo 464 del Código de Procedimiento Civil– no importa, de manera alguna, que dicho
proceder y posterior decisión, pueda extenderse, en cuanto a sus efectos, a los restantes
demandados que se mantuvieron inactivos.
Por consiguiente, en relación con quienes no formularon excepciones, el juicio debe seguir
adelante por entenderse que, a su respecto, el mandamiento de ejecución y embargo hace
las veces de sentencia definitiva.
Por lo anterior, al haber decidido el tribunal anular lo que se había obrado en dirección a
perseguir la ejecución de los demandados Estay Euler y Alday Pantoja, ha equivocado la
regular tramitación del juicio, error que debe ser enmendado por la vía de la invalidación;
DÉCIMO QUINTO: Que resulta atingente considerar, que toda declaración de nulidad
producirá efectos relevantes en la serie procedimental y respecto de los sujetos de la
relación procesal, razón por la cual el tribunal tiene el deber de analizar
retrospectivamente el interés afectado, que dice relación con el "perjuicio causa" y
prospectivamente el fin propuesto "perjuicio efecto" mediante la nulidad que se propone
declarar, a partir del análisis de sus efectos, de modo tal que la declaración misma no
ocasione una afectación al interés de la parte cuya garantía se ha vulnerado.
Examinados en el caso de marras tales elementos, aparece palmario que la única forma de
reconducir válidamente este proceso en contra de los ejecutados Estay Euler y Alday
Pantoja, a fin de evitar el consecuente perjuicio que se le irroga al actor al haberle
impedido, no obstante lo obrado legítimamente, continuar con la tramitación del pleito en
contra de aquéllos, es la declaración de nulidad y, considerando el grave defecto de que
adolece la tramitación del proceso amerita que aquel sea subsanado de oficio.

Nro_Legalpublishing = 62620

Corte: Corte Suprema

Rol: 5195-2011

Fecha: 03/09/2012

Leg. Aplic.: Constitución Política art 19 Nº 3, Constitución Política art 76, Código de Procedimiento
Civil art 83, Ley N° 19966 Año 2004 Ley sobre Régimen de Garantías en Salud AUGE art 43

QUINTO: Que la nulidad procesal, a diferencia de lo que ocurre en el Código Civil con la nulidad de
fondo, a la que dedica el Título XX de su Libro IV, no está definida ni conceptuada en el Código del
ramo, existiendo sólo manifestaciones inconexas de ella en varias disposiciones aisladas
diseminadas a lo largo de su texto. Contienen vestigios de nulidad procesal, por ejemplo, los
artículos 46, 50, 55, 61, 80, 84, 222, 303, 305, 768, 789, 795, 800, etc. del Código de Procedimiento
Civil. De ellos y de la doctrina se extraen los principios de gobiernan la nulidad procesal, como lo
son la especificidad, la trascendencia, la extensión y la convalidación (Julio Salas Vivaldi, Revista de
Derecho Universidad de Concepción, Números 151–152, Enero–Junio de 1970, páginas 23 y
siguientes);

SEXTO: Que, enseguida debe apuntarse que las nulidades procesales pueden ser extrínsecas e
intrínsecas. Las primeras atañen al quebrantamiento de las formalidades procesales; las segundas,
a los vicios del consentimiento, como la simulación o el fraude procesal;

De otro lado, necesariamente debe hacerse presente que resultan aplicables a las nulidades
procesales extrínsecas los principios de trascendencia (pas de nullite sans grief), legalidad (pas de
nullite sans texte), conservación, protección (Propiam Turpidenen allegan non est audiendus),
convalidación, subsanación e integración;

SÉPTIMO: Que de acuerdo a la primera de estas máximas, "no hay nulidad sin perjuicio", de
manera que resulta ser un elemento esencial para la procedencia de declaración de nulidad la
concurrencia de un perjuicio cierto e irreparable, como lo es también el interés jurídico en su
reclamación. Y como decía Eduardo J. Couture: "...No existe impugnación de Nulidad, en ninguna
de sus formas, si no existe un interés lesionado que reclame protección. La anulación por anulación
no vale." (Op. Cit., Pág. 397).

Este principio está recogido y normado en el artículo 83 del Código de Procedimiento Civil, que
establece en su inciso primero: "La nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio o a petición de
parte, en los casos que la ley expresamente lo disponga y en todos aquellos en que exista un
perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad."

La exigencia de "perjuicio" o "interés afectado" es un presupuesto que especialmente diluye la


posibilidad de incurrir en nulidad por nulidad misma.

De lo anterior resulta que, constituyendo el agravio una exigencia de procedencia de la nulidad,


corresponde determinar el perjuicio que origina la resolución impugnada, la forma como éste se
concreta en el caso particular y las razones por la cuales se produce, lo que en el caso de marras
cobra vital importancia, según se dirá;

OCTAVO: Que, luego, de acuerdo al principio de legalidad –que también se inspira en el sistema
francés– ningún acto procesal podrá ser declarado nulo si la Ley no prevé expresamente esa
sanción. Este principio también llamado de la especificidad se ha tornado relativo, insertándose el
tema de las denominadas "nulidades implícitas" o "virtuales" –aporte del sistema finalista italiano–
las cuales reconocen la procedencia de las nulidades aun cuando no estén expresamente
sancionadas en la ley, siempre que se verifique la omisión de formalidades esenciales y que violen
las garantías fundamentales del proceso, esto es, cuando su quebrantamiento es tan grave que no
se puede establecer una relación jurídica procesal válida.

Ahora bien, al tenor del principio de la especificidad, no hay nulidad sin texto que la conmine. No
hay nulidad procesal sin ley específica que la establezca, en atención a que, siendo una sanción
excepcional, solamente puede decretarse en los casos expresamente señalados en el Derecho
positivo. Sin embargo, este principio así entendido, prácticamente no tiene cabida, por regla
general, entre nosotros, ya que no obstante su carácter de sanción, la nulidad procesal se aplica a
todos aquellos actos del proceso ejecutados imperfectamente, es decir, de una manera diferente a
la señalada en la ley, sin que sea menester que ésta la prescriba en cada caso particular. Es entre
nosotros una sanción genérica, amplísima, destinada a restar eficacia a las diligencias afectadas de
vicios de procedimiento, siendo innecesario que el legislador la imponga en forma específica frente
a cada irregularidad de procedimiento que pueda cometerse en el curso del proceso;

NOVENO: Que, por su parte, el principio de conservación de los actos procesales mira a la
trascendencia en la determinación, de manera que no hay nulidad si el remedio del vicio no ha de
influir en la dirección de la resolución o en las consecuencias del acto procesal. Este criterio, en los
términos formulados por el jurista argentino Roberto Berizonce, "es aquel que consagra la
conveniencia de preservar la eficacia, la validez de los actos frente a la posibilidad de anulación o
pérdida, lo que llevaría a un resultado disvalioso para el proceso". (La nulidad en el proceso. Edit.
Platense, La Plata, 1967);

DÉCIMO: Que, a su vez, la regla de protección mira a que nadie sea oído si alega su propia torpeza
la cual se identifica con el brocardo "nemo auditur propriam turpitudinem allegans", el cual
encuentra su basamento en la teoría de los actos propios, conforme a la cual nadie puede ir
válidamente contra sus propia conducta;

UNDÉCIMO: Que, finalmente y en relación con la máxima de convalidación en materia de nulidad


procedimental, debe anotarse que aquella es propia de las nulidades relativas, es decir, atiende a
los actos procesales que pueden ser subsanados. Por cuanto, tratándose de la nulidad absoluta,
entendiendo que ésta "se produce siempre que un acto procesal adolezca de una circunstancia
esencial fijada en las leyes procesales como necesaria para que el acto produzca sus efectos
normales". (Serra Domínguez, Manuel: Nulidad procesal, en Revista peruana de derecho de
procesal, Nº II, Lima, 1998, p. 563.), no puede ser convalidada, aun cuando requiere que sea
declarada su invalidez, desde que adolece de un vicio estructural que priva al acto de lograr sus
efectos normales.

Además, la nulidad absoluta es insubsanable, y procede de oficio o a pedido de parte, y,


doctrinariamente, en cualquier estado del proceso, mientras que éste no haya terminado. Para
Couture (Op. cit., p. 378) "el acto absolutamente nulo tiene una especie de vida artificial hasta el
día de su efectiva invalidación; pero la gravedad de su defecto impide que sobre él se eleve un acto
válido";
Art. 84 (87). Todo incidente que no tenga conexión alguna con el asunto que es materia del juicio
podrá ser rechazado de plano.
Si el incidente nace de un hecho anterior al juicio o coexistente con su principio, como defecto
legal en el modo de proponer la demanda, deberá promoverlo la parte antes de hacer cualquiera
gestión principal en el pleito.
Si lo promueve después, será rechazado de oficio por el tribunal, salvo que se trate de un vicio que
anule el proceso, en cuyo caso se estará a lo que establece el artículo 83, o que se trate de una
circunstancia esencial para la ritualidad o la marcha del juicio, evento en el cual el tribunal
ordenará que se practiquen las diligencias necesarias para que el proceso siga su curso legal.
El juez podrá corregir de oficio los errores que observe en la tramitación del proceso. Podrá
asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la nulidad de los actos de procedimiento. No
podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera
del plazo fatal indicado por la ley.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57534

Corte: Corte de Apelaciones de Concepción

Rol: 701-2011

Fecha: 04/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 84, Código de Procedimiento Civil art 83, Ley
N° 18287 Año 1984 art 7, Ley N° 18287 Año 1984 art 9, Ley N° 18287 Año 1984 art 8

Sentencia: SENTENCIA

Concepción, cuatro de enero de dos mil doce.

5º.– Que tal como se advierte de lo reseñado en el motivo precedente, en el caso sublite
se omitieron diversos trámites que debieron ser observados para la eficacia jurídica de la
notificación, puesto que no consta la duplicidad de búsquedas exigidas por el legislador ni
se estableció que la persona a quien debía notificarse se encontraba en el lugar del juicio.

Resulta indudable que para que la relación procesal se perfeccione, los actos iniciales del
proceso, esto es, la querella infraccional y la demanda civil deben ser legalmente
notificadas a todos los demandados en contra de los cuales fueron dirigidas, de manera de
concederles una razonable oportunidad de defenderse;

6º.– Que el inciso final del artículo 84 del Código de Procedimiento Civil faculta a los
tribunales para corregir de oficio los errores que observe en la tramitación del proceso,
debiendo disponerse lo pertinente para arreglar la sustanciación de la causa conforme a
derecho, toda vez que en la especie se ha violentado un presupuesto procesal que
pertenece a la esencia de la garantía del debido proceso, esto es, el debido emplazamiento
del querellado y demandado;
7º.– Que, conforme a lo reflexionado, habiéndose en la especie desatendido las normas
citadas en el fundamento cuarto, provocando con ello un perjuicio reparable sólo con la
declaración de nulidad, este tribunal deberá hacer uso de la facultad que le confiere el
artículo 83 inciso 1º del Código de Procedimiento Civil y anular todo lo obrado en ella,
desde el momento procesal que se indicará.

Redactó el Abogado Integrante Sr. Gonzalo Cortez Matcovich

Rol N° 701–2011.

Sra. Herrera

Sra. Mackay

Sr. Cortez

 Nro_Legalpublishing = 57817

Corte: Corte de Apelaciones de Concepción

Rol: 695-2011

Fecha: 12/01/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 18287 Año 1984 art 14, Código de Procedimiento Civil art 84, Código de
Procedimiento Civil art 83 inciso 1

Sentencia: SENTENCIA

6º.– Que el inciso final del artículo 84 del Código de Procedimiento Civil faculta a los
tribunales para corregir de oficio los errores que observe en la tramitación del proceso,
debiendo disponerse lo pertinente para arreglar la sustanciación de la causa conforme a
derecho, toda vez que en la especie se ha violentado una facultad procesal que pertenece
a la esencia de la garantía del debido proceso, esto es, la posibilidad de que el denunciado
rinda prueba y que el tribunal la valores a través de una resolución fundada;

7º.– Que, conforme a lo reflexionado, habiéndose en la especie desatendido las reglas


antedichas, provocando con ello un perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad,
este tribunal deberá hacer uso de la facultad que le confiere el artículo 83 inciso 1º del
Código de Procedimiento Civil y anular todo lo obrado en ella, desde el momento procesal
que se indicará.
Por estas consideraciones y de conformidad, también, con lo dispuesto en los artículos 83 y
84 del Código de Procedimiento Civil, procediendo esta Corte de oficio SE ANULA la
resolución de fojas 13 vuelta y todo lo obrado con posterioridad a ella y se repone la causa
al estado que el Juez no inhabilitado que corresponda prosiga con la tramitación de
proceso en la forma legal y proveyendo, como en derecho corresponda, el segundo otrosí
de la presentación de fojas 12.

Consecuentemente, no se emite pronunciamiento acerca del recurso de apelación


interpuesto en el otrosí de la presentación de fojas 15.

Regístrese y devuélvase.

Se previene que la Ministra María Leonor Sanhueza Ojeda no comparte los razonamientos
6° y 7° del fallo precedente, por cuanto, a su juicio debió hacerse uso de la facultad
contemplada en el artículo 775 del Código de Procedimiento Civil, que es la facultad
otorgada fundamentalmente a los tribunales superiores de Justicia para declarar la
invalidez de una sentencia, y que permite anularla de oficio cuando los antecedentes del
recurso manifiesten que ella adolece de vicios que dan lugar a la casación en la forma.
Estima que las irregularidades a que se ha hecho referencia en los motivos 4° y 5°
anteriores, configuran la causal de casación formal contemplada en el artículo 768 N°9 en
relación con el artículo 795 N° 4, ambas del Cuerpo Legal antes citado, porque se ha
privado al denunciado de rendir la prueba que ofreció para acreditar sus descargos. Ello,
no obstante que el artículo 15 de la Ley 18. 287 sobre Procedimiento ante los Juzgados de
Policía Local faculta al juez para dictar sentencia de inmediato si estima que no hubiere
necesidad de practicar diligencias probatorias, las que en el caso sub judice resultaban
necesarias atendido los términos en que se plantearon los descargos y la prueba ofrecida.

Redactó el Abogado Integrante Sr. Gonzalo Cortez Matcovich y el voto disidente de su


autora.

 Nro_Legalpublishing = 58032

Corte: Corte de Apelaciones de La Serena


Rol: 1635-2011

Fecha: 18/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Minería art 82 inciso 1, Código de Procedimiento Civil art 821,
Código de Procedimiento Civil art 84 inciso final, Código de Minería art 34 inciso 2

Sentencia: SENTENCIA

SEXTO: Que no existe constancia en autos de que se haya cancelado la correspondiente


inscripción conservatoria, según lo disponía la resolución de caducidad precedentemente
mencionada, lo que hace posible su revocación, de conformidad a lo dispuesto en el
artículo 821 del Código de Procedimiento Civil, lo cual habilita a esta Corte para que,
haciendo uso de la facultad que le concede el artículo 84 inciso final del precitado Código,
pueda corregir el error de procedimiento en que se ha incurrido en dicha resolución,
dejándola sin efecto.

SÉPTIMO: Que, atendida la naturaleza voluntaria del procedimiento de constitución de las


concesiones mineras, en que no se promueve contienda entre partes; la facultad que
concede al Tribunal el inciso 2° del artículo 34 del Código de Minería y lo dispuesto en el
inciso 2° del artículo 821 del Código de Procedimiento Civil en orden a que los jueces se
encuentran facultados para revocar las resoluciones afirmativas, con tal que esté aún
pendiente su ejecución, y no siendo posible estimar que la resolución que declaró de oficio
la caducidad de las pertenencias mineras de autos se haya cumplido, al no haberse
procedido a la cancelación de la anotación registral ordenada, tal circunstancia, en todo
caso, permite la invalidación del referido fallo, en consideración a la omisión de una
actuación procesal en la tramitación de la causa.

OCTAVO: Que, por tanto, a juicio de esta Corte, resulta esencial, a objeto de restablecer el
principio del debido proceso, hacer uso de la facultad conferida en el artículo 84 del Código
de Procedimiento Civil, para invalidar de oficio el fallo de primer grado y reparar de esta
forma, los defectos procesales advertidos en la tramitación de la causa y que no pueden
ser subsanados por otra vía que no sea la de nulidad de los actos viciados y aquéllos que
pudieren derivan de los mismos.

 Nro_Legalpublishing = 59283
Corte: Corte de Apelaciones de Punta Arenas
Rol: 230-2011
Fecha: 02/02/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 84, Código de Procedimiento Civil art 113
SEGUNDO: Que el recurso, en su primer aspecto que dice relación con la omisión del
juramento del perito, no puede prosperar, por cuanto se basa en un supuesto erróneo,
toda vez que, al contrario de lo que se señala, el incidente de nulidad que interpuso el
demandado fue acogido en la resolución impugnada, lo que basta para desestimar su
apelación que, en ese ámbito, carece de agravio, pues se declaró precisamente lo que
pidió y aún cuando se decidió dar lugar al incidente en base a un argumento distinto, lo
que alega al respecto no altera lo resuelto en la instancia.
Por otro lado, el juramento del perito puede prestarse por escrito, conforme lo dispone
expresamente el artículo 417 del Código de Procedimiento Civil en términos que impone
como exigencias que esta manifestación se efectúe en el acto de la notificación o dentro
de los tres días inmediatos, debiendo dejarse testimonio en autos, todo lo que se ha
cumplido en la especie pues, según consta de la presentación de fs. 37 el perito señor
Hugo Mansilla Cárdenas declaró que aceptaba la designación de 26 de mayo de 2011, que
rola a fs. 26, "...jurando desempeñar fielmente el encargo..." para la tasación del inmueble
que es objeto de la litis trabada en conformidad al Decreto Ley 2186 que aprueba la Ley
Orgánica del Procedimiento de Expropiaciones.
Tampoco esta Corte comparte lo expuesto por el recurrente sobre la inhabilidad del perito
designado por el reclamante, pues, en conformidad con lo dispuesto en el artículo 113
inciso segundo del Código de Procedimiento Civil no le resulta aplicable la causal de
implicancia contenida en el número 8 del artículo 195 del Código Orgánico de Tribunales,
consistente en "haber el juez manifestado su dictamen sobre la cuestión pendiente con
conocimiento de los antecedentes necesarios para dictar sentencia", toda vez que no se ve
cómo pudiera estimarse que la referida causal, que se orienta al cuidado de la
independencia e imparcialidad de los jueces en el acto del juzgamiento, sea asimilable a la
labor encomendada al perito por el actor que lo presenta en este tipo de procedimientos,
de acuerdo al artículo 14 del mencionado Decreto Ley, con la finalidad de acreditar y
finalmente, imponer sus pretensiones de modo que, por ese motivo, no procede declararlo
inhabilitado para intervenir en este caso.

Art. 90 (93). Si es necesaria la prueba, se abrirá un término de ocho días para que dentro de él se
rinda y se justifiquen también las tachas de los testigos, si hay lugar a ellas.
Dentro de los dos primeros días deberá acompañar cada parte una nómina de los testigos de que
piensa valerse, con expresión del nombre y apellido, domicilio y profesión u oficio. Sólo se
examinarán testigos que figuren en dicha nómina.
Cuando hayan de practicarse diligencias probatorias fuera del lugar en que se sigue el juicio, podrá
el tribunal, por motivos fundados, ampliar una sola vez el término por el número de días que
estime necesarios, no excediendo en ningún caso del plazo total de treinta días, contados desde
que se recibió el incidente a prueba.
Las resoluciones que se pronuncien en los casos de este artículo son inapelables.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58398
Corte: Corte Suprema
Rol: 7381-2009
Fecha: 25/01/2012
Décimo tercero: Que en primer término, respecto de la vulneración de los artículos 90 y
686 del Código de Procedimiento Civil, cabe tener presente que los jueces del grado, en
uso de las facultades que son de su exclusiva competencia –la ponderación de la prueba y
el establecimiento de los hechos– asentaron los elementos indicados en el motivo décimo
de este fallo y decidieron como se ha dicho en el considerando anterior.
Décimo cuarto: Que en lo atinente al denuncio por vulneración a las normas reguladoras
de la prueba, cabe señalar que las alegaciones que en este sentido se formulan en el libelo,
constituyen un cuestionamiento a la labor de ponderación, y, en estas condiciones aparece
que ellas están orientadas, en definitiva, a modificar las conclusiones fácticas asentadas
por los jueces del grado las que son inalterables.
Al efecto, se debe considerar, como se ha sostenido reiteradamente por esta Corte, que las
leyes reguladoras de la prueba son aquellas que establecen la carga de la prueba, indican
los medios probatorios, regulan el valor probatorio de cada uno de tales medios de prueba
y las que imperativamente se refieren a elementos relevantes de los mismos, de forma tal,
que se entienden vulneradas cuando los sentenciadores invierten el onus probandi,
rechazan pruebas que la ley admite respecto de la materia específica de que trata el juicio,
por el contrario aceptan las que la ley rechaza, desconocen el valor probatorio de las que
se produjeron en el proceso, cuando la ley les asigna uno determinado y con carácter
obligatorio o alteran el orden de precedencia con que la ley les llama para establecer los
hechos del pleito.
Tales disposiciones constituyen reglas básicas de juzgamiento, que contienen deberes,
limitaciones o prohibiciones a que deben sujetarse los sentenciadores. Por el contrario, en
lo demás, los jueces del fondo son soberanos para apreciar las pruebas, dentro del marco
establecido por las normas dadas por el legislador. En este último aspecto, las
determinaciones de los magistrados no son susceptibles de ser revisadas por la vía de la
casación en el fondo, en especial en aquellas materias en que se les entrega la valoración
de las pruebas con ciertas directrices, que no llegan a constituir determinaciones
imperativas.
Décimo quinto: Que de lo expuesto se advierte que el recurrente expresa una crítica a los
jueces de la instancia y pretende que esta Corte efectúe una nueva valoración de las
probanzas, distinta de la realizada por aquellos sentenciadores, labor que resulta extraña a
los fines de la casación en el fondo, salvo que al hacerlo hayan vulnerado las leyes
reguladoras de la prueba, cuyo no es el caso.

Título X
DE LA ACUMULACION DE AUTOS

Título XI
DE LAS CUESTIONES DE COMPETENCIA

Título XII
DE LAS IMPLICANCIAS Y RECUSACIONES

Art. 113 (118). Sólo podrá inhabilitarse a los jueces y a los auxiliares de la Administración de
Justicia para que intervengan en un negocio determinado, en los casos y por las causas de
implicancia o recusación que señala el Código Orgánico de Tribunales.
Para inhabilitar a los peritos, la parte a quien pueda perjudicar su intervención, deberá expresar y
probar alguna de las causas de implicancia o recusación determinadas para los jueces, en cuanto
sean aplicables a aquéllos.
Si la recusación afectare a un abogado integrante, el Presidente de la respectiva Corte procederá
de inmediato a formar sala, salvo que ello no fuera posible por causa justificada.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 59283
Corte: Corte de Apelaciones de Punta Arenas
Rol: 230-2011
Fecha: 02/02/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 84, Código de Procedimiento Civil art 113
SEGUNDO: Que el recurso, en su primer aspecto que dice relación con la omisión del
juramento del perito, no puede prosperar, por cuanto se basa en un supuesto erróneo,
toda vez que, al contrario de lo que se señala, el incidente de nulidad que interpuso el
demandado fue acogido en la resolución impugnada, lo que basta para desestimar su
apelación que, en ese ámbito, carece de agravio, pues se declaró precisamente lo que
pidió y aún cuando se decidió dar lugar al incidente en base a un argumento distinto, lo
que alega al respecto no altera lo resuelto en la instancia.
Por otro lado, el juramento del perito puede prestarse por escrito, conforme lo dispone
expresamente el artículo 417 del Código de Procedimiento Civil en términos que impone
como exigencias que esta manifestación se efectúe en el acto de la notificación o dentro
de los tres días inmediatos, debiendo dejarse testimonio en autos, todo lo que se ha
cumplido en la especie pues, según consta de la presentación de fs. 37 el perito señor
Hugo Mansilla Cárdenas declaró que aceptaba la designación de 26 de mayo de 2011, que
rola a fs. 26, "...jurando desempeñar fielmente el encargo..." para la tasación del inmueble
que es objeto de la litis trabada en conformidad al Decreto Ley 2186 que aprueba la Ley
Orgánica del Procedimiento de Expropiaciones.
Tampoco esta Corte comparte lo expuesto por el recurrente sobre la inhabilidad del perito
designado por el reclamante, pues, en conformidad con lo dispuesto en el artículo 113
inciso segundo del Código de Procedimiento Civil no le resulta aplicable la causal de
implicancia contenida en el número 8 del artículo 195 del Código Orgánico de Tribunales,
consistente en "haber el juez manifestado su dictamen sobre la cuestión pendiente con
conocimiento de los antecedentes necesarios para dictar sentencia", toda vez que no se ve
cómo pudiera estimarse que la referida causal, que se orienta al cuidado de la
independencia e imparcialidad de los jueces en el acto del juzgamiento, sea asimilable a la
labor encomendada al perito por el actor que lo presenta en este tipo de procedimientos,
de acuerdo al artículo 14 del mencionado Decreto Ley, con la finalidad de acreditar y
finalmente, imponer sus pretensiones de modo que, por ese motivo, no procede declararlo
inhabilitado para intervenir en este caso.

Art. 121 (126). Si la inhabilitación se refiere a un juez de tribunal unipersonal, el que deba
subrogarlo conforme a la ley continuará conociendo en todos los trámites anteriores a la citación
para sentencia, y en este estado se suspenderá el curso del juicio hasta que se declare si ha o no
lugar a la inhabilitación.
Si ésta se pide para un juez de tribunal colegiado, continuará funcionando el mismo tribunal,
constituido legalmente, con exclusión del miembro o miembros que se intente inhibir, y se
suspenderá el juicio como en el caso anterior.
Cuando se trate de otros funcionarios, serán reemplazados, mientras dure el incidente, por los que
deban subrogarlos según la ley; y si se rechaza la inhibición, el que la haya solicitado pagará al
funcionario subrogado los derechos correspondientes a las actuaciones practicadas por el
subrogante, sin perjuicio de que éste también los perciba.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58700
Corte: Corte de Apelaciones de Iquique
Rol: 1-2012
Fecha: 02/02/2012
Leg. Aplic.: Código del Trabajo art 479 inciso 3 (509), Código del Trabajo art 478 (507),
Código Orgánico de Tribunales art 199, Código de Procedimiento Civil art 121, Código de
Procedimiento Civil art 125
TERCERO: Que el inciso tercero del artículo 479 del Código del Trabajo señala que "Una vez
interpuesto el recurso, no podrá invocarse nuevas causales. Con todo, la Corte, de oficio,
podrá acoger el recurso deducido por un motivo distinto del invocado por el recurrente,
cuando aquél corresponda a alguno de los señalados en el artículo 478".
Por su parte, el artículo 199 del Código Orgánico de Tribunales, señala que "Los jueces que
se consideren comprendidos en alguna de las causas legales de implicancia o recusación,
deberán tan pronto como tengan noticia de ello, hacerlo constar en el proceso,
declarándose inhabilitados para continuar funcionando, o pidiendo se haga esta
declaración por el tribunal de que formen parte".
A su turno, el artículo 125 del Código de Procedimiento Civil previene que "Producida
alguna de las situaciones previstas en el artículo 199 del Código Orgánico de Tribunales
respecto de las causales de recusación, la parte a quien, según la presunción de la ley,
pueda perjudicar la falta de imparcialidad que se supone en el juez, deberá alegar la
inhabilidad correspondiente dentro del plazo de cinco días contados desde que se le
notifique la declaración respectiva. Si así no lo hiciere, se considerará renunciada la
correspondiente causal de recusación. Durante este plazo, el juez se considerará
inhabilitado para conocer de la causa y se estará a lo dispuesto en el artículo 121 de este
Código".
Luego, la única conclusión que surge de lo previsto en las normas citadas, es que habiendo
manifestado la juez doña Marcela Díaz Méndez que le afectaba una causal de recusación, y
al no encontrarse presente la parte a quien podría afectar dicha inhabilidad, ésta contaba
con el plazo de cinco días para ejercer los derechos que le confiere la ley, lapso durante el
cual la juez se considera inhabilitada y por ende impedida de continuar la tramitación del
juicio, sin que pueda, en caso alguno, entenderse que por su rebeldía e inasistencia a la
audiencia única, la parte demandante hubiera renunciado a la causal.

Art. 125. Producida alguna de las situaciones previstas en el artículo 199 del Código Orgánico de
Tribunales respecto de las causales de recusación, la parte a quien, según la presunción de la ley,
pueda perjudicar la falta de imparcialidad que se supone en el juez, deberá alegar la inhabilidad
correspondiente dentro del plazo de cinco días contados desde que se le notifique la declaración
respectiva. Si así no lo hiciere, se considerará renunciada la correspondiente causal de recusación.
Durante este plazo, el juez se considerará inhabilitado para conocer de la causa y se estará a lo
dispuesto en el artículo 121 de este Código.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58700
Corte: Corte de Apelaciones de Iquique
Rol: 1-2012
Fecha: 02/02/2012
Leg. Aplic.: Código del Trabajo art 479 inciso 3 (509), Código del Trabajo art 478 (507),
Código Orgánico de Tribunales art 199, Código de Procedimiento Civil art 121, Código de
Procedimiento Civil art 125
TERCERO: Que el inciso tercero del artículo 479 del Código del Trabajo señala que "Una vez
interpuesto el recurso, no podrá invocarse nuevas causales. Con todo, la Corte, de oficio,
podrá acoger el recurso deducido por un motivo distinto del invocado por el recurrente,
cuando aquél corresponda a alguno de los señalados en el artículo 478".
Por su parte, el artículo 199 del Código Orgánico de Tribunales, señala que "Los jueces que
se consideren comprendidos en alguna de las causas legales de implicancia o recusación,
deberán tan pronto como tengan noticia de ello, hacerlo constar en el proceso,
declarándose inhabilitados para continuar funcionando, o pidiendo se haga esta
declaración por el tribunal de que formen parte".
A su turno, el artículo 125 del Código de Procedimiento Civil previene que "Producida
alguna de las situaciones previstas en el artículo 199 del Código Orgánico de Tribunales
respecto de las causales de recusación, la parte a quien, según la presunción de la ley,
pueda perjudicar la falta de imparcialidad que se supone en el juez, deberá alegar la
inhabilidad correspondiente dentro del plazo de cinco días contados desde que se le
notifique la declaración respectiva. Si así no lo hiciere, se considerará renunciada la
correspondiente causal de recusación. Durante este plazo, el juez se considerará
inhabilitado para conocer de la causa y se estará a lo dispuesto en el artículo 121 de este
Código".
Luego, la única conclusión que surge de lo previsto en las normas citadas, es que habiendo
manifestado la juez doña Marcela Díaz Méndez que le afectaba una causal de recusación, y
al no encontrarse presente la parte a quien podría afectar dicha inhabilidad, ésta contaba
con el plazo de cinco días para ejercer los derechos que le confiere la ley, lapso durante el
cual la juez se considera inhabilitada y por ende impedida de continuar la tramitación del
juicio, sin que pueda, en caso alguno, entenderse que por su rebeldía e inasistencia a la
audiencia única, la parte demandante hubiera renunciado a la causal.
 Nro_Legalpublishing = 58944
Corte: Corte de Apelaciones de Arica
Rol: 4-2012
Fecha: 14/02/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 125
CUARTO: Que, producto de lo anterior, en caso de haberse tratado de una causal de
recusación, debió ésta ponerse en conocimiento de las partes del juicio, conforme a lo
previsto en el artículo 125 del Código de Procedimiento Civil, para que hicieran uso del
derecho allí establecido, dentro del plazo de cinco días contados desde que se les notifique
la declaración respectiva, lo que no se verificó.
QUINTO: Que, además, de haberse omitido poner en conocimiento de las partes en forma
legal la causal de inhabilidad, en caso de haberse tratado de una de recusación, el
subrogante legal estaba impedido de dictar sentencia, como lo señala el citado artículo 125
en relación al inciso primero del artículo 121 del Código de Procedimiento Civil, que
establece que si la inhabilitación se refiere a un juez de tribunal unipersonal el que deba
subrogarlo conforme a la ley continuará conociendo en todos los trámites anteriores a la
citación para sentencia, y en este estado se suspenderá el curso del juicio hasta que se
declare si ha o no lugar a la inhabilitación.
SEXTO: Que, de haberse tratado de una causal de implicancia, ésta necesariamente debió
señalar la causal específica de inhabilidad, al tenor de lo dispuesto en el artículo 195 en
relación los incisos primeros de los artículos 199 y 200, todos del Código Orgánico de
Tribunales, por cuanto se trata de una situación de excepción que altera la competencia
personal del juez titular.
SÉPTIMO: Que, en consecuencia, no estando contemplado en este procedimiento el
recurso de casación en contra de la sentencia definitiva, acorde a lo previsto en el artículo
38 de la Ley N° 18.287, corresponde a esta Corte corregir de oficio los errores observados
durante la tramitación del proceso, conforme a lo previsto en el inciso final del artículo 84
del Código de Enjuiciamiento Civil, facultad de la que hará uso en esta ocasión.
Por las anteriores consideraciones y normas legales citadas, y lo dispuesto además, en el
artículo 205 del Código Orgánico de Tribunales, se anula la sentencia de treinta de
noviembre de dos mil once, escrita de fojas 23 a 24 vuelta, y se repone la causa al estado
de dictarse y ponerse en conocimiento de las partes, como en derecho corresponda, la
resolución en que el señor Juez Titular del Primer Juzgado de Policía Local de esta ciudad
manifieste la causal de recusación o implicancia que le pudiere afectar y, en caso de
proceder, continuar la tramitación de la misma por el Juez no inhabilitado que
corresponda, y transcurridos los plazos legales por el Juez Titular en su caso.

 Nro_Legalpublishing = 59320
Corte: Corte de Apelaciones de Concepción
Rol: 1750-2011
Fecha: 06/03/2012
Leg. Aplic.: Código Orgánico de Tribunales art 195 n° 5, Código de Procedimiento Civil art
125, Código de Procedimiento Civil art 44
SEXTO.– Que conforme a los razonamientos anteriores, el incidente de nulidad de lo
obrado debe ser acogido, invalidándose las resoluciones indicadas en el motivo quinto y,
consecuencialmente, la notificación de la demanda ejecutiva, el requerimiento de pago y
todo lo obrado con posterioridad en atención a que no ha existido emplazamiento válido
en atención a que la notificación conforme al artículo 44 del Código de Procedimiento Civil
la ordenó un juez inhabilitado, debiendo retrotraerse la causa al estado de notificarse
legalmente a las partes la declaración de inhabilidad de fojas 10 para que puedan ejercer
sus derechos y, dependiendo de ello, se continúe adelante con la tramitación del juicio por
el juez que corresponda.

Título XIII
DEL PRIVILEGIO DE POBREZA

Título XIV
DE LAS COSTAS

Art. 144 (151). La parte que sea vencida totalmente en un juicio o en un incidente, será condenada
al pago de las costas. Podrá con todo el tribunal eximirla de ellas cuando aparezca que ha tenido
motivos plausibles para litigar, sobre lo cual hará declaración expresa en la resolución.
Lo dispuesto en este artículo se entiende sin perjuicio de lo establecido en otras disposiciones de
este Código.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57685

Corte: Corte de Apelaciones de San Miguel

Rol: 373-2011

Fecha: 06/01/2012

Leg. Aplic.: Código del Trabajo art 171, Código del Trabajo art 63, Código del Trabajo art
173, Código del Trabajo art 477 (506), Código del Trabajo art 459 n° 7, Código de
Procedimiento Civil art 144, Código del Trabajo art 471

Sentencia: SENTENCIA

SEGUNDO: Que para dilucidar el asunto sometido a la decisión de esta Corte, se hace
necesario recordar que el artículo 144 del Código de Procedimiento Civil en lo pertinente
dispone: "La parte que sea vencida totalmente en un juicio o en un incidente, será
condenada al pago de las costas. Podrá con todo el tribunal eximirla de ellas, cuando
aparezca que ha tenido motivos plausibles para litigar, sobre lo cual hará declaración
expresa en la resolución."

TERCERO: Que de los preceptos legales recién transcritos, es incuestionable que el


legislador únicamente ordena la imposición de las costas de la causa a la parte "totalmente
vencida", sin embargo, a la vez y en esa misma situación, faculta al Tribunal para eximir de
ellas a la parte perdedora, si estima que ésta ha tenido motivo plausible para litigar, evento
en el que sólo exige su debida motivación o justificación en la resolución.
CUARTO: Que de lo dicho como de las demás normas contenidas bajo el Título XIV del
Código de Procedimiento Civil que regula las costas y de las otras disposiciones contenidas
en dicho cuerpo normativo que se refieren a ellas, no es posible distinguir ningún precepto
legal que regule la condenación en costas para el caso que, como acontece en la situación
sub lite, ninguna de las partes hubiere resultado completa o totalmente vencida, salvo el
artículo 471 de dicho texto legal que señala: "Si en la sentencia definitiva se manda seguir
adelante en la ejecución, se impondrán las costas al ejecutado. Y, por el contrario, si se
absuelve al ejecutado, se condenará en las costas al ejecutante. Si se admiten sólo en parte
una o más excepciones, se distribuirán las costas proporcionalmente; pero podrán
imponerse todas ellas al ejecutado cuando en concepto del tribunal haya motivo fundado."

QUINTO: Por consiguiente, no existiendo disposición legal alguna que, perentoriamente,


deba ser aplicada a la situación como a la que aquí se trata, y siendo irredarguible que la
norma que se dice infringida en el recurso de nulidad entablado es el artículo 144 del
Código de Procedimiento Civil en relación al artículo 459 N° 7 del Código del Trabajo, que
como se ha dicho, sólo orientan al Tribunal respecto a quien debe soportar las costas en el
caso en que una de las partes resulte total o completamente vencida, pues al mismo
tiempo entregan al juzgador la atribución para no seguir tal parámetro, si estima que el
litigante perdedor ha tenido razón suficiente para litigar, hace que en definitiva, la decisión
en cuanto a la condenación en costas a una de las partes o su distribución entre ambas
litigantes sea una facultad entregada expresa y explícitamente por el legislador al
sentenciador, con la única limitación que en el evento que uno de los contendientes
hubiere resultado completamente vencido, su exención del pago de los gastos del juicio o
costas, debe ser justificado o motivado en la sentencia.

Redacción de la Ministro Señora María Soledad Espina Otero.

Pronunciada por la Ministros, señora Carmen Rivas González, señora María Soledad Espina
Otero y la señora Fiscal Judicial doña Cecilia Venegas Vásquez.

Título XV
DEL DESISTIMIENTO DE LA DEMANDA

Art. 148 (155). Antes de notificada una demanda al procesado, podrá el actor retirarla sin
trámite alguno, y se considerará como no presentada. Después de notificada, podrá en
cualquier estado del juicio desistirse de ella ante el tribunal que conozca del asunto, y esta
petición se someterá a los trámites establecidos para los incidentes.

JURISPRUDENCIA

Nro_Legalpublishing = 62181

Corte: Corte Suprema

Rol: 2827-2012

Fecha: 25/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Minería art 84, Código de Minería art 98, Ley N° 19573 Año 1998 art 2 inciso
1, Código de Procedimiento Civil art 3, Código de Procedimiento Civil art 148, Código de Minería
art 95 n° 7, Ley N° 18097 Año 1982 art 4, Código de Minería art 83, Código de Minería art 80,
Código de Minería art 84 inciso final

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, veinticinco de julio de dos mil doce.

Undécimo: Que, a partir de lo señalado, no puede obviarse la circunstancia que la actora retiró su
demanda de oposición antes de su notificación, lo que produjo el efecto de tenerla por no
presentada de acuerdo a lo previsto en el artículo 148 del Código de Procedimiento Civil. En ese
sentido, cabe considerar que tal comparecencia sólo era facultativa, pues si el afectado deduce
oposición, no puede, con posterioridad, ejercer la acción de nulidad prevista en el artículo 95 del
Código de Minería, fundado en las causales sexta o séptima, según lo que expresamente prevé el
inciso final de la referida disposición legal.

En consecuencia, no es posible aceptar que con la sola presentación de la demanda que fue
retirada antes de su notificación, la actora haya ejercido la acción de oposición que indica el
recurrente y conjuntamente haya hecho valer los derechos en dicho procedimiento como lo
dispone el artículo 84 del Código de Minería, por lo que los jueces del fondo al decidir como lo
hicieron no han cometido el error de derecho denunciado, sino que por el contrario aplicaron de
manera correcta las normas legales en estudio.
Título XVI
DEL ABANDONO DEL PROCEDIMIENTO

Art. 152. El procedimiento se entiende abandonado cuando todas las partes que figuran en el
juicio han cesado en su prosecución durante seis meses, contados desde la fecha de la última
resolución recaída en alguna gestión útil para dar curso progresivo a los autos.

SENTENCIA

Nro_Legalpublishing = 59423

Corte: Corte Suprema

Rol: 7578-2011

Fecha: 12/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de Procedimiento Civil
art 170 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 5, Código de Procedimiento Civil
art 152, Código de Procedimiento Civil art 174, Código de Procedimiento Civil art 468,
Código de Procedimiento Civil art 469, Código Civil art 22, Código de Procedimiento
Civil art 349, Código Orgánico de Tribunales art 10, Ley N° 18705 Año 1988

Sentencia: SENTENCIA

QUINTO: Que los hechos y antecedentes generales de la causa, relacionados en los


motivos precedentes, dejan en claro que los problemas planteados a la resolución de
los tribunales de la instancia, como a esta Corte de Casación, consisten, básicamente,
en decidir a quién correspondía el impulso procesal a la fecha en que se dedujo el
incidente de abandono del procedimiento y, enseguida, si puede exigirse al ejecutante
actividad únicamente en el cuaderno ejecutivo, so pena de sancionarlo con la
declaración de abandono del procedimiento, sin considerar las actuaciones
desplegadas por las partes y por el órgano jurisdiccional de segundo grado, en razón de
uno o más recursos de apelación interpuestos en contra de resoluciones del tribunal a
quo, concedidos en el solo efecto devolutivo; conclusiones que en definitiva
determinarán dirimir si la resolución que declaró abandonado el procedimiento se
encuentra o no ajustada a derecho;

SEXTO: Que, en este contexto, la situación normativa está circunscrita, en principio, en


lo que dispone el legislador en el artículo 152 del Código de Procedimiento Civil,
cuando estatuye: "El procedimiento se entiende abandonado cuando todas las partes
que figuran en el juicio han cesado en su prosecución durante seis meses, contados
desde la fecha de la última resolución recaída en alguna gestión útil para dar curso
progresivo a los autos".

En el análisis de la expresión "cesación" de las partes en la prosecución del juicio, cabe


señalar que la doctrina la asimila al silencio en la relación jurídica, a la inactividad de
las partes, motivada por su desinterés en obtener una decisión por parte de los
tribunales del conflicto sometido a su conocimiento. Sin embargo, tal pasividad debe
ser culpable, esto es, advirtiendo y aceptando el interesado las consecuencias
perjudiciales que se derivarán de su desidia, no obstante lo cual, nada hace por activar
el procedimiento. Se trata de un comportamiento voluntariamente omisivo, pudiendo
la parte interesada –el actor– representarse o no el resultado perjudicial, confiando en
que éste no se producirá o aceptándolo. En estas condiciones, la parte ha de estar en
situación de interrumpir efectivamente esta suspensión en la tramitación del
procedimiento o de haber realizado todo lo que la ley le requiere para dejarlo en
condiciones de que el conflicto sea decidido por el órgano jurisdiccional. Así, debe
haber tenido la posibilidad de hacer cesar la inactividad del procedimiento y de
impulsarlo a su término por medio de actuaciones útiles a tal fin, las que no deben ni
pueden consistir en la mera repetición de presentaciones que en nada contribuirán a
poner término al procedimiento.

"Podemos afirmar que se habrá cesado en la tramitación del juicio cuando, existiendo
la posibilidad de que las partes del proceso realicen actos procesales útiles a la
prosecución del mismo, omiten toda gestión o actuaciones tendientes a preparar los
elementos que permiten llegar al estado de sentencia. Por consiguiente, sólo cabe
decir que todas las partes de un juicio han cesado en su prosecución, cuando teniendo
los medios conducentes a instar por la terminación del pleito se niegan a utilizarlos, sea
por negligencia u otra causa dependiente de su voluntad". (Del Abandono del Proceso,
Alma Wilson Gallardo, página 20, Editorial Jurídica de Chile);

SEPTIMO: Que el procedimiento civil –se ha sostenido– reposa sobre el principio de la


pasividad –consagrado en el artículo 10 del Código Orgánico de Tribunales que
dispone: "Los tribunales no podrán ejercer su ministerio sino a petición de parte, salvo
los casos en que la ley los faculte para proceder de oficio"–, que entrega a las partes la
iniciación, dirección, impulso procesal, tanto en lo relativo al curso del juicio, prueba,
recursos e incluso en su terminación, pues mantienen la propiedad de la acción que les
faculta para disponer del derecho controvertido.
Teniendo en consideración que todo conflicto, en esencia constituye un estado de
violencia, que puede ser resuelto por la autotutela, la autocomposición o el proceso, el
Estado estimó procedente reaccionar en torno a los juicios que se mantienen
indefinidamente, puesto que la incertidumbre en la circulación de los bienes y la
inestabilidad en las relaciones jurídicas debe extenderse el menor tiempo posible,
acudiendo a la aplicación de principios tan conocidos como antiguos. El fumus boni
iuris inspira las medidas prejudiciales y las precautorias, como la aceptación provisional
de la demanda en el juicio sumario y ejecutivo, que en este último puede ser definitiva
si no existe oposición; "la promoción de incidentes, con el solo fin de retardar la
entrada en la litis o de paralizar su prosecución, es un arbitrio de que con frecuencia
usan los litigantes de mala fe. Para corregir este mal, se adoptan diversas precauciones,
facultando a los jueces para rechazar de oficio los incidentes que aparecieren
inconexos con el pleito, determinando el tiempo en que es lícito promoverlos,
estableciendo que su tramitación se haga en ramo separado y no detenga la de la
acción principal, salvo que sea ello absolutamente indispensable, y fijando penas para
los litigantes que promovieren y perdieren más de tres incidentes dilatorios, pues hay
en tal caso presunción vehemente de mala fe", dirá el Mensaje con que el Ejecutiva
envía al Parlamento el Código de Procedimiento Civil, agregando que "en las leyes de
procedimiento, se hace preciso conciliar el interés de los litigantes, que exige una
pronta solución de los pleitos, y el interés de la justicia, que requiere una concienzuda y
acertada apreciación del derecho sobre que debe recaer el fallo. En obedecimiento a
este doble propósito, se ha creído necesario, por una parte, simplificar en lo posible la
tramitación y adoptar al mismo tiempo una serie de medidas encaminadas a hacer
ineficaces los expedientes dilatorios a que apela la mala fe para retardar la solución de
los pleitos; y por otra parte, dar a los magistrados mayor latitud en sus atribuciones a
fin que puedan hacer sentir en mayor grado que hasta ahora su acción en la formación
y marcha de los procesos. Confiados éstos a la sola iniciativa de las parte, se desvían a
menudo de su verdadera marcha, resultando de allí que la acción de la justicia se hace
más fatigosa y menos eficaz", puesto que la justicia juega un rol preponderante en la
democracia, como en la producción de la riqueza y en la paz social, se indica en el
Mensaje de reforma al mismo cuerpo de leyes, ahondando en el hecho que "se
amplían las atribuciones de los magistrados, que en numerosos casos, hasta podrán
proceder de oficio; a los jueces se les saca de su rol pasivo de meros espectadores en la
contienda judicial, para llevarlos al plano de personeros activos de la justicia,
premunidos de las facultades necesarias para establecer, con pleno conocimiento de
causa, la verdad jurídica que permita, fundada y rápidamente, dar a cada uno lo que es
suyo".
Por tales fundamentaciones se contempla el desistimiento de la acción, el abandono
del procedimiento, la posibilidad de declarar nulidad, casar las sentencias por el
tribunal competente, los plazos fatales para realizar algunas actuaciones, audiencias de
conciliación, etc. Se puede concluir que actualmente el legislador ha hecho
compatibles los principios de la pasividad y oficialidad, reglando el campo de acción de
las partes y de los jueces.

Es así que, con este mismo espíritu, la Ley 18.705 estableció que el trámite de citación
para oír sentencia en el juicio ejecutivo queda entregado en su iniciativa en forma
preeminente al juez, al disponer que luego de vencido el plazo que tienen las partes
para realizar sus observaciones a la prueba, "háyanse o no presentado escritos, y sin
nuevo trámite, el tribunal citará –a las partes– para oír sentencia" (artículo 469 del
Código de Procedimiento Civil), sustituyendo de esta forma la antigua referencia a que
vencido el término legal conferido a las partes para hacer observaciones a la prueba,
"...se llevarán los autos al tribunal para dictar sentencia definitiva".

Este examen o análisis de la prueba que pueden o no hacer las partes, es análogo al
que puede efectuarse en el juicio ordinario, con la sola diferencia de que el plazo para
formular estas observaciones es de seis días, en tanto que en el juicio ordinario es de
diez días.

Lo anterior nos permite señalar que la tendencia legislativa en materia procesal, tanto
en la tramitación del procedimiento ejecutivo, como en la del ordinario, ha sido
plasmar en las disposiciones del código respectivo, el interés y la intención social de
que sea el juez, quien en ciertas instancias procesales, asuma la responsabilidad de
instar por la prosecución y término del juicio. Así, con este mismo espíritu, la Ley
18.882 estableció que el trámite de citación para oír sentencia en el juicio ordinario
queda entregando en su iniciativa en forma preeminente al juez, al disponer que luego
de vencido el plazo que tienen las partes para realizar sus observaciones a la prueba,
"hayan o no presentado escritos, y existan o no diligencias pendientes, el tribunal citará
–a las partes– para oír sentencia" (inciso primero del artículo 432 del Código de
Procedimiento Civil), se eliminó de esta forma la antigua referencia a que tal diligencia
se dispondría a petición de parte de manera escrita o verbal;

OCTAVO: Que en atención a lo reflexionado precedentemente, es menester concluir


que aún cuando el ejecutante no haya solicitado expresamente al tribunal –con
antelación a la promoción de la incidencia de abandono de procedimiento– que citara
a las partes a oír sentencia –lo que no obstante, en el caso sub lite, sí aconteció–, es
necesario puntualizar que dicho litigante se encontraba eximido de la carga de dar
impulso al proceso en esta etapa, pues atendido el claro mandato legislativo al que se
ha aludido en el motivo anterior, debió el tribunal, de propia iniciativa, contabilizar los
plazos legales del término probatorio y de la etapa de observaciones a la prueba, sin
necesidad siquiera de requerir certificaciones al respecto, con la finalidad de citar a las
partes a oír sentencia vencido el plazo a que se refiere el artículo 469 del Código de
Procedimiento Civil o, a lo menos, a continuación de la actuación celebrada con fecha 6
de agosto de 2010.

Al respecto, resulta pertinente señalar que es doctrina de la Primera Sala de esta Corte
Suprema que, no procede el abandono de procedimiento en aquellas instancias
judiciales en que el impulso y la promoción de la actividad de la causa se encuentran
radicadas en el tribunal. (Rol ingreso E. C. S Nº 4.722–2004, sentencia de fecha 11 de
junio de 2006; Rol ingreso E. C. S Nº 1.142–2005, sentencia de fecha 24 de abril de
2007; Rol ingreso E. C. S Nº 4.042–2005, sentencia de fecha 30 de abril de 2007.);

NOVENO: Que, ahora bien, haciéndonos cargo del segundo asunto que se plantea en el
recurso –según se apuntó en el motivo quinto– y atendida la gravedad de los efectos
jurídicos que conlleva la declaración de abandono del procedimiento, la cual, como
toda sanción procesal, constituye una norma de orden público, que debe ser
interpretada en sentido restringido y con estricto apego al texto legal que la contempla,
es dable razonar que la finalidad de dicha institución jurídica, como se ha señalado
reiteradamente, no es otra que la de castigar la conducta omisiva y poco diligente del
actor, en orden a promover el impulso del procedimiento, durante la tramitación del
"juicio", el que, entendido como sinónimo de "proceso", encuentra su origen
etimológico en la voz latina "pro–cedere", es decir, avanzar hacia algo y que ha sido
definido por la doctrina como un conjunto sucesivo de actos, de las partes de un
conflicto de relevancia jurídica, de ciertos terceros y del tribunal, desarrollados en
forma dinámica ante este último, de acuerdo con las normas de procedimiento que la
ley en cada caso señala, a través del cual, el juez desempeña la función jurisdiccional
que le ha encomendado el Estado, cuyo ejercicio normalmente concluye con la
dictación de la sentencia definitiva, en la cual éste consigna la solución del asunto
controvertido;

DECIMO: Que conforme a lo reflexionado, la declaración de abandono del


procedimiento "lo que sanciona es la inactividad de las partes en todo el juicio, y éste
último está compuesto por todas las acciones y excepciones que han hecho valer y que
se tramitan en sus diversos cuadernos. Así, la inactividad está relacionada con la
totalidad del litigio y no sólo referida a uno de sus cuadernos". (Sentencia Corte
Suprema, 21 de septiembre de 1994, RDJ, Tomo XCI, septiembre–diciembre de 1994,
sección 1ª, pág. 83);

UNDECIMO: Que, en consecuencia, como se ha dicho, no teniendo obligación el


apelante de llevar adelante la tramitación del cuaderno original, en la situación descrita
en el razonamiento octavo, no puede declararse en su perjuicio el abandono del
procedimiento, más aún, si para ello se desconoce lo obrado ante el tribunal de alzada
por ambas partes y por el propio órgano jurisdiccional, toda vez que dichas
presentaciones, actuaciones y resoluciones forman parte del mismo proceso.

Frente a lo apuntado precedentemente, es útil reiterar que la referida institución


jurídica es considerada una verdadera sanción a la inacción de los justiciables, siempre
que se encuentren en el deber de instar el proceso.

Sobre el particular resulta pertinente recordar que este Tribunal de Casación ha


sostenido que la institución del abandono del procedimiento "está establecida para
sancionar la negligencia de las partes en procurar la continuidad del proceso e instar
por el término del juicio, atendido que es fundamental para el legislador que prime la
certeza jurídica que las partes requieren y, asimismo, para que se consoliden los
derechos de aquéllas, de modo que impere el estado de derecho que toda sociedad
organizada requiere" (Fallos del Mes Nº 484, página 57).

El abandono que sanciona el artículo 152 del Código del ramo es el que se hace del
procedimiento, por lo que a tal dejación –cuando es alegada– sólo pueden oponerse
actos jurídicos procesales, entendiéndose por tales, en concepto de Chiovenda, "los
actos que tienen importancia jurídica respecto de la relación procesal, esto es, los actos
que tienen por consecuencia inmediata la constitución, la conservación, el
desenvolvimiento, la modificación o la definición de una relación procesal". (Derecho
Procesal Civil, tomo III, pág. 132);

DUODECIMO: Que acorde a lo razonado precedentemente, no encontrándose el


ejecutante en la obligación de instar por la prosecución del procedimiento del
cuaderno ejecutivo y no habiendo transcurrido tampoco el plazo de seis meses de
inactividad de las partes, puesto que la tramitación seguida ante el tribunal de alzada
posee mérito para interrumpir el aludido término legal, resulta evidente que los jueces
del fondo, al decretar el abandono del procedimiento en una situación no autorizada
por la ley, han incurrido en un error de derecho y vulnerado el artículo 152 del Código
de Procedimiento Civil, trasgresión que ha influido sustancialmente en lo dispositivo
del fallo impugnado, por lo que deberá acogerse el recurso de nulidad sustancial
interpuesto por la parte agraviada;

Nro_Legalpublishing = 59821

Corte: Corte Suprema

Rol: 1247-2012

Fecha: 30/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 152

Sentencia: SENTENCIA

Quinto: Que cabe desestimar desde ya lo argumentado por la demandante en orden a que el plazo
para contar el abandono se interrumpe desde que su parte se notifica de la resolución que recibe
la causa a prueba, pues como reiteradamente lo ha resuelto esta Corte dicho plazo es común para
las partes del juicio de manera que no encontrándose válidamente notificada la parte demandada
del auto de prueba no es posible sostener que la notificación del actor constituya por sí sola una
gestión útil.

Sexto: Que de conformidad a lo examinado se observa que los sentenciadores al declarar el


abandono del procedimiento han efectuado una correcta aplicación de la normativa atinente al
caso de que se trata, toda vez que no consta que la parte demandante, quien conservaba el
impulso procesal del pleito, haya practicado diligencias útiles conducentes a la prosecución del
juicio, encontrándose éste paralizado desde la fecha en que el tribunal recibió la causa a prueba,
última gestión útil en el proceso. Esta conclusión se basa en que la continuación del juicio sólo
puede producirse por el inicio del término probatorio, etapa procesal que no comenzó en tiempo
por la falta de actividad del demandante. De esta forma al solicitarse por la demandada la sanción
procesal de abandono de procedimiento debía decretarse la misma.

Nro_Legalpublishing = 59875

Corte: Corte Suprema

Rol: 7276-2011
Fecha: 03/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 152, Código Orgánico de Tribunales art 339 inciso 1,
Código Civil art 19, Código Civil art 20, Código Civil art 22, Código Civil art 23, Código Civil art 24,
Ley N° 18705 Año 1988, Código de Procedimiento Civil art 327

Sentencia: SENTENCIA

SEXTO: Que, en este contexto, la situación de derecho está circunscrita a lo que dispone el
legislador en el artículo 152 del Código de Procedimiento Civil, en orden a que el procedimiento se
entiende abandonado cuando "todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su
prosecución durante seis meses, contados desde la fecha de la última resolución recaída en alguna
gestión útil para dar curso progresivo a los autos".

En el análisis de la expresión "cesación" de las partes en la prosecución del juicio, la doctrina la


asimila al silencio en la relación jurídica, a la inactividad de las partes, motivada por su desinterés
en obtener una decisión de los tribunales sobre el conflicto sometido a su conocimiento. Sin
embargo, tal pasividad debe ser culpable, esto es, advirtiendo y aceptando el interesado las
consecuencias perjudiciales que se derivarán de su desidia, no obstante lo cual, nada hace por
activar el procedimiento.

En tal caso, el comportamiento es voluntariamente omisivo, pudiendo la parte interesada –el


actor– representarse o no el resultado perjudicial, confiando en que éste no se producirá o
aceptándolo. En estas condiciones, la parte ha de estar en situación de interrumpir efectivamente
esta suspensión en la tramitación del procedimiento o ha de haber realizado todo lo que la ley le
requiere para dejarlo en condiciones de que el conflicto sea decidido por el órgano jurisdiccional.

Así, debe estar en circunstancias que le permitan sacar de la inactividad el procedimiento y de


impulsarlo a su término por medio de actuaciones útiles a tal fin, las que no deberán consistir en la
repetición de presentaciones que en nada contribuirán a ponerle término.

"Podemos afirmar que se habrá cesado en la tramitación del juicio cuando, existiendo la
posibilidad de que las partes del proceso realicen actos procesales útiles a la prosecución del
mismo, omiten toda gestión o actuaciones tendientes a preparar los elementos que permiten
llegar al estado de sentencia. Por consiguiente, sólo cabe decir que todas las partes de un juicio
han cesado en su prosecución, cuando teniendo los medios conducentes a instar por la
terminación del pleito se niegan a utilizarlos, sea por negligencia u otra causa dependiente de su
voluntad" (Del Abandono del Proceso, Alma Wilson Gallardo, página 20, Editorial Jurídica de Chile);
SEPTIMO: Que, conforme a lo razonado precedentemente una interpretación del artículo 152 del
Código de Procedimiento Civil, a la luz de lo previsto en el artículo 19 del Código Civil, conduce
inevitablemente a sostener que en el presente caso, dictada la resolución que recibe la causa a
prueba, al demandante le correspondía instar por la realización de las notificaciones respectivas,
para transitar al estadio procesal siguiente;

OCTAVO: Que, sobre el particular, resulta pertinente recordar que este Tribunal de Casación ha
sostenido que la institución del abandono del procedimiento "está establecida para sancionar la
negligencia de las partes en procurar la continuidad del proceso e instar por el término del juicio,
atendido que es fundamental para el legislador que prime la certeza jurídica que las partes
requieren y, asimismo, para que se consoliden los derechos de aquéllas, de modo que impere el
estado de derecho que toda sociedad organizada requiere" (Fallos del Mes Nº 484, página 57);

NOVENO: Que la conclusión precedente se refuerza por la circunstancia de que, a partir de la


modificación introducida por la ley 18.705 al Código de Procedimiento Civil, se vio confirmada la
interpretación jurisprudencial que consideraba a la actividad procesal idónea para interrumpir el
plazo del abandono, como la revestida de utilidad o trascendencia en orden a la marcha o
prosecución del juicio.

"En buenas cuentas –ha expresado Guillermo Piedrabuena Richard– después de la Ley 18.705, los
litigantes tienen que estar permanentemente preocupados de activar los pleitos e incluso nos
atrevemos a afirmar, deben estar dispuestos a requerir a los tribunales, por todos los medios que
estén disponibles, jurisdiccionales o disciplinarios, para que éstos cumplan con las obligaciones
que el Código establece como imperativas". (Fallos del Mes, Documento Nº 9, páginas. 30–3).

Es evidente que las peticiones de los litigantes deberán ser eficaces para dar curso progresivo al
procedimiento, siendo insuficientes para tal efecto las presentaciones que no reúnan tal calidad,
esto es, que no conduzcan efectivamente al desarrollo o avance del litigio;

DECIMO: Que, la correcta aplicación del artículo 152 del Código de Procedimiento Civil debió llevar
a los jueces del fondo a desestimar la aplicación de la institución del abandono del procedimiento,
en circunstancias que la parte demandante realizó las gestiones que le correspondían para dar
curso al procedimiento.
La notificación por cédula del auto de prueba realizada a la demandada y el hecho de darse por
notificada personalmente de la misma resolución permitieron, a tenor del artículo 327 inciso
primero del cuerpo legal citado, dar curso progresivo a los autos, puesto que comienza a correr un
plazo común para las partes, que corresponde al término probatorio.

De este modo, la errónea aplicación de la ley, ha tenido influencia substancial en lo dispositivo del
fallo, al acogerse un incidente de abandono del procedimiento que debió –en cambio– ser
desestimado, por lo que corresponde acoger el recurso de casación interpuesto;

Nro_Legalpublishing = 60311

Corte: Corte de Apelaciones de La Serena

Rol: 2028-2012

Fecha: 17/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 152, Código de Procedimiento Civil art 153

CUARTO: La institución del abandono del procedimiento es propio de los procesos jurisdiccionales,
es decir se requiere que se haya iniciado la fase judicial del procedimiento de cobro ejecutivo de
las obligaciones tributarias de dinero y, por ende, es improcedente en la etapa administrativa, pues
ella no constituye propiamente un juicio, ni figuran en él partes que puedan incurrir en la
inactividad requerida por la ley y que deban, por tal motivo, sufrir la sanción que importa el
abandono del procedimiento.

SEXTO: Que en este tema, la Excma. Corte Suprema ha resuelto que en la etapa administrativa, no
se da este presupuesto básico "porque dicha etapa no constituye propiamente un juicio, ni figuran
en él partes que puedan incurrir en la inactividad requerida por la ley y que deban, por tal motivo,
sufrir la sanción que importa el abandono del procedimiento" (Rol 5591–2003).

Nro_Legalpublishing = 60435

Corte: Corte Suprema

Rol: 12401-2011

Fecha: 23/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 152, Código de Procedimiento Civil art 153, Código de
Procedimiento Civil art 156
CUARTO: Que el abandono del procedimiento es una institución de carácter procesal que tiene
lugar cuando todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su prosecución durante el
tiempo que la ley señala. Constituye una sanción para el litigante que, por su negligencia, inercia o
inactividad, da pábulo para que se detenga el curso del pleito, impidiendo con su paralización que
éste tenga la pronta y eficaz resolución que le corresponde; y una vez declarado el abandono y por
efecto del mismo, las partes pierden el derecho de continuar el procedimiento abandonado y de
hacerlo valer en un nuevo juicio, aunque no se extinguen sus acciones y excepciones, subsistiendo
con todo su valor los actos y contratos de que resulten derechos definitivamente constituidos;
todo ello de conformidad con lo dispuesto en el artículo 156 del Código de Procedimiento Civil.

Acorde con lo preceptuado en el inciso primero del artículo 153 del Código de Procedimiento Civil,
el abandono podrá hacerse valer sólo por el demandado, durante todo el juicio y hasta que se haya
dictado sentencia ejecutoriada en la causa. Esto, con la salvedad que indica el inciso segundo de la
disposición legal citada, que no corresponde a la situación que ahora se resuelve;

QUINTO: Que analizando el tenor del artículo 152 del Código de Procedimiento Civil, resulta
propicio dejar anotado que la frase "cesación de las partes en la prosecución del juicio", indicativa
de la inactividad de las partes y de su consiguiente desinterés en obtener una decisión al conflicto
sometido al conocimiento jurisdiccional, alude, además, a una pasividad imputable a los litigantes
en propulsar el avance del proceso; exigencia esta última, de acuerdo con la cual, las partes,
enteradas del estado de la causa y gravitando sobre ellas la carga – entendida como el ejercicio de
un derecho en el logro del propio interés – de instar por su progresión, nada hacen en tal sentido.

Al respecto se ha dicho: "Podemos afirmar que se habrá cesado en la tramitación del juicio cuando,
existiendo la posibilidad de que las partes del proceso realicen actos procesales útiles a la
prosecución del mismo, omiten toda gestión o actuaciones tendientes a preparar los elementos
que permiten llegar al estado de sentencia. Por consiguiente. Sólo cabe decir que todas las partes
de un juicio han cesado en su prosecución, cuando teniendo los medios conducentes a instar por la
terminación del pleito se niegan a utilizarlos, sea por negligencia u otra causa dependiente de su
voluntad "" (Del Abandono del Proceso, Alma Wilson Gallardo, página 20, Editorial Jurídica de
Chile).

En la faz inversa de lo que se viene examinando, cabe tener en cuenta que la prosecución del
juicio, esto es, el dinamismo que las partes interesadas imprimen al avance del pleito hacia su
resolución, se reconoce "al constituirse, modificarse, impulsarse o definirse una relación procesal"
(Jerónimo Santa María Balmaceda, citado por Carlos Stoehrel Maes en "De las Disposiciones
comunes a todo procedimiento y de los Incidentes", Editorial Jurídica de Chile, pág. 195). Sin
embargo, esta carga que los litigantes han de ejercer, so pena de perder – dejando a salvo las
excepciones legales – el derecho a continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo valer en
otro juicio, según dispone el artículo 156 de la Codificación Procesal Civil, únicamente encuentra
sentido en tanto sea exigible a aquéllos desplegar su diligencia en pos de obtener la decisión
jurisdiccional a la controversia que se haya planteado, circunstancia que, indudablemente, se
encuentra ausente cada vez que el ordenamiento procesal prescribe el pronunciamiento del
tribunal, paradigma incuestionable de lo cual es la hipótesis normativa prevista en el artículo 466
del Código de Procedimiento Civil;

Nro_Legalpublishing = 61037

Corte: Corte de Apelaciones de Valparaíso

Rol: 270-2012

Fecha: 29/05/2012

Leg. Aplic.: Código Tributario art 180, Código de Procedimiento Civil art 152, Código de
Procedimiento Civil art 153

Cuarto: Que el abandono del procedimiento, se regula en el libro I del Código de Procedimiento
Civil y por consiguiente, se constituye en una institución jurídica que resulta común a todo
procedimiento que tenga por objeto una contienda civil entre partes y no hay objeción alguna, el
que dichas disposiciones resultan aplicables a los juicios ejecutivos, tanto de los que se regulan en
el código aludido como aquellos que se tratan en leyes especiales, lo cual se encuentra además
confirmado en el artículo 2 del Código Tributario, en cuanto dispone que en lo no previsto en él y
demás leyes tributarias, se aplicarán las normas de derecho común contenidas en leyes generales
o especiales.

Nro_Legalpublishing = 61132

Corte: Corte Suprema

Rol: 575-2012

Fecha: 04/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 9, Código de Procedimiento Civil art 165,
Código de Procedimiento Civil art 769, Código de Procedimiento Civil art 152 y ss, Código de
Procedimiento Civil art 772 y ss, Código de Procedimiento Civil art 430 y ss, Ley N° 20436 Año
2010, Código Orgánico de Tribunales art 10, Código de Procedimiento Civil art 152, Código de
Procedimiento Civil art 156

DÉCIMO: Que el abandono del procedimiento es una institución de carácter procesal que tiene
lugar cuando todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su prosecución durante el
tiempo que la ley señala. Refiriéndose a este incidente especial – aunque en su anterior
denominación como "abandono de la instancia" –, el Mensaje del Código de Procedimiento Civil,
de 1 de febrero de 1893, expresa: "Este último, sobre todo, que importa una reforma substancial,
tiende a corregir la situación anómala que crea entre los litigantes la subsistencia de un juicio largo
tiempo paralizado". No es descaminado afirmar, en consecuencia, que el artículo en referencia
tiene su base en las ideas de certeza jurídica y paz social.

Mirado desde la óptica del litigante, el abandono del procedimiento constituye una sanción
correlativa a la negligencia, inercia o inactividad de aquél, con la que ha dado pábulo al hecho
objetivo de que se detenga el curso del pleito, impidiendo con su paralización que éste tenga la
pronta y eficaz resolución que le corresponde. Específicamente, una vez declarado el abandono y
por efecto del mismo, las partes pierden el derecho de continuar el procedimiento abandonado y
de hacerlo valer en un nuevo juicio, aunque no se extinguen sus acciones y excepciones,
subsistiendo con todo su valor los actos y contratos de que resulten derechos definitivamente
constituidos; todo ello de conformidad con lo dispuesto en el artículo 156 del Código de
Procedimiento Civil.

Acorde con lo preceptuado en el inciso primero del artículo 153 del Código de Procedimiento Civil,
el abandono podrá hacerse valer sólo por el demandado, durante todo el juicio y hasta que se haya
dictado sentencia ejecutoriada en la causa. Esto, con la salvedad que indica el inciso segundo de la
disposición legal citada, que no corresponde a la situación que ahora se resuelve;

UNDÉCIMO: Que analizando el tenor del artículo 152 del Código de Procedimiento Civil, resulta
propicio dejar anotado que la frase "cesación de las partes en la prosecución del juicio", indicativa
de la inactividad de las partes y de su consiguiente desinterés en obtener una decisión al conflicto
sometido al conocimiento jurisdiccional, alude, además, a una pasividad imputable a los litigantes
en propulsar el avance del proceso; exigencia esta última, de acuerdo con la cual las partes,
enteradas del estado de la causa y gravitando sobre ellas la carga – entendida como el ejercicio de
un derecho en el logro del propio interés – de instar por su progresión, nada hacen en tal sentido.

Cabe tener en cuenta que la voz "prosecución", en su sentido natural, equivale a la "acción de
proseguir" y ésta es definida como "seguir, continuar, llevar adelante lo que se tenía empezado"
(Diccionario de la Lengua Española, 22ª Ed). Ligado a la noción de litigio o juicio, dicho vocablo
refiere al dinamismo que las partes interesadas imprimen al avance del pleito hacia su resolución y
se reconoce en la actitud materializada en actos procesales "al constituirse, modificarse,
impulsarse o definirse una relación procesal" (Jerónimo Santa María Balmaceda, citado por Carlos
Stoehrel Maes en "De las Disposiciones comunes a todo procedimiento y de los Incidentes",
Editorial Jurídica de Chile, pág. 195).

En otras palabras, la connotación dinámica del proceso exige el avance inexorable de los actos del
procedimiento hacia la sentencia, sin que ello pueda verse afectado por retrocesos o atrasos
injustificados;

DUODÉCIMO: Que en este punto, se aviene con el análisis traer a colación uno de los principios
formativos del proceso – nociones fundamentales que guían el quehacer del legislador y del
juzgador –, el orden consecutivo legal, indicativo de la formación, organización y concatenación de
los actos del procedimiento con arreglo a lo que manda la ley que al respecto, a cuyo lado aparece
el principio de la impulsión procesal que, en síntesis estriba en la actividad mediante la cual se
hace posible el desarrollo progresivo del proceso, esto es, de etapa en etapa, ordenadas en una
sucesión racional, lógica y orgánica, hacia la consecución de la finalidad que le es propia, cuyas
modalidades básicas son: el impulso procesal de oficio, que entrega al juez la responsabilidad
exclusiva en la conducción de los actos del proceso, relegando a las partes a un rol de meros
auxiliares en el escenario procesal, y el impulso procesal a cargo de las partes que, a la inversa,
confía la tarea de realizar los actos que agilizan el desenvolvimiento del proceso a los propios
litigantes, en desmedro del juez, quien, durante la tramitación del juicio, asume un rol pasivo,
limitándose a recibir y despachar lo solicitado por aquéllos, viniendo a adquirir protagonismo
recién una vez afinado el procedimiento, con la dictación del fallo.

Se completa la tríada de principios a los que se vincula el instituto del abandono del
procedimiento, con el de la preclusión, cuya manifestación se aprecia en la pérdida, extinción o
caducidad de las facultades procesales; fenómeno que ocurre por diversas circunstancias: por no
haberse ejercido éstas dentro de los plazos establecidos al efecto por la ley; por haberse ejercido
efectiva, válida y oportunamente tales facultades o, en fin, por haberse realizado actos
incompatibles con el ejercicio de las mismas.

Al respecto, se ha dicho: "Va de suyo que para que las diversas etapas del proceso puedan
desarrollarse de un modo serial, gradual, consecutivo y progresivo será necesario disponer la
clausura definitiva de cada de una de aquéllas por medio de la preclusión, evitando así el retorno a
etapas procesales extinguidas o consumadas" (Adolfo E.C. Borthwick; "Principios Procesales";
MAVE Editor; pág. 113);

DECIMOTERCERO: Que de esta manera, entonces, la carga que los litigantes han de ejercer, so
pena de perder – dejando a salvo las excepciones legales – el derecho a continuar el
procedimiento abandonado y de hacerlo valer en otro juicio, según dispone el artículo 156 de la
Codificación Procesal Civil, únicamente encuentra sentido en tanto sea exigible a aquéllos
desplegar su diligencia en pos de obtener la decisión jurisdiccional a la controversia que se haya
planteado, circunstancia que, indudablemente, se encuentra ausente cada vez que el
ordenamiento procesal prescribe el pronunciamiento del tribunal, paradigma incuestionable de lo
cual es la hipótesis normativa prevista en el artículo 432 del Código de Procedimiento Civil.

Con arreglo a lo prevenido en la norma citada recién, asociada a lo dispuesto en el artículo 430 del
mismo ordenamiento, una vez vencido el término de prueba del juicio ordinario, corre el lapso de
diez días para que las partes puedan hacer las observaciones que el examen de aquélla les sugiera,
luego del cual, se hayan o no presentado escritos y existan o no diligencias pendientes, el tribunal
citará para oír sentencia, precepto el último con un claro tenor imperativo.
Cesa, entonces, la actividad de las partes destinada a impulsar el avance del proceso, radicándose
ella exclusivamente en el juez, quien debe abocarse a la dictación del fallo y, siendo ello así, no
tiene cabida en tales circunstancias, la institución del abandono del procedimiento;

Nro_Legalpublishing = 61440

Corte: Corte Suprema

Rol: 2785-2012

Fecha: 21/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 55, Código de Procedimiento Civil art 152, Código
Civil art 19, Código Civil art 20

TERCERO: Que los hechos y antecedentes generales del proceso relacionados en el motivo
precedente, dejan en claro que el problema planteado a la resolución de los tribunales de la
instancia, como a esta Corte de Casación, consiste en decidir si puede considerarse útil la gestión
del ejecutante mediante la cual se notificó de la resolución que recibió las excepciones a prueba,
conclusión que en definitiva determinará si la resolución que declaró abandonado el
procedimiento se encuentra o no ajustada a derecho;

CUARTO: En este mismo contexto, la situación normativa está circunscrita a lo que dispone el
legislador en el artículo 152 del Código de Procedimiento Penal, en orden a que el procedimiento
se entiende abandonado cuando "todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su
prosecución" durante seis meses.

En el análisis de la expresión "cesación" de las partes en la prosecución del juicio, la doctrina la


asimila al silencio en la relación jurídica, a la inactividad de las partes, motivada por su desinterés
en obtener una decisión por parte de los tribunales del conflicto sometido a su conocimiento. Sin
embargo, tal pasividad debe ser culpable, esto es, advirtiendo y aceptando el interesado las
consecuencias perjudiciales que se derivarán de su desidia, no obstante lo cual nada hace por
activar el procedimiento. En este caso el comportamiento es voluntariamente omisivo, pudiendo la
parte interesada –el actor– representarse o no el resultado perjudicial, confiando en que éste no
se producirá o aceptándolo. En estas condiciones, la parte ha de estar en situación de interrumpir
efectivamente esta suspensión en la tramitación del procedimiento o de haber realizado todo lo
que la ley le requiere para dejarlo en condiciones de que el conflicto sea decidido por el órgano
jurisdiccional. Así, debe estar en situación de sacar de la inactividad el procedimiento e impulsarlo
a su término por medio de actuaciones útiles a tal fin, las que no deberán consistir en la repetición
de presentaciones que en nada contribuirán a poner término al procedimiento.

"Podemos afirmar que se habrá cesado en la tramitación del juicio cuando, existiendo la
posibilidad de que las partes del proceso realicen actos procesales útiles a la prosecución del
mismo, omiten toda gestión o actuaciones tendientes a preparar los elementos que permiten
llegar al estado de sentencia. Por consiguiente, sólo cabe decir que todas las partes de un juicio
han cesado en su prosecución, cuando teniendo los medios conducentes a instar por la
terminación del pleito se niegan a utilizarlos, sea por negligencia u otra causa dependiente de su
voluntad". (Del Abandono del Proceso, Alma Wilson Gallardo, página 20, Editorial Jurídica de
Chile);

QUINTO: Que a la luz de lo antes expresado, es preciso considerar que en el caso sub lite no se
advierte que el ejecutante –a quien correspondía el impulso procesal del pleito una vez
recepcionadas las excepciones a prueba– haya practicado diligencias útiles conducentes a la
prosecución del juicio, encontrándose éste paralizado desde la fecha en que el tribunal dictó la
sentencia interlocutoria en comento, última gestión útil en el proceso, puesto que la
continuación del procedimiento de marras sólo podía producirse por el inicio efectivo del
término probatorio, etapa procesal que, consecuentemente, sólo comenzó una vez practicada la
notificación del auto de prueba a los ejecutados el 23 de diciembre de 2010, esto es, transcurrido
en exceso el plazo de seis meses de inactividad que sanciona el artículo 152 del Código de
Procedimiento Civil;

SEXTO: Que acorde con lo reflexionado precedentemente, al acoger los jueces de alzada la
incidencia de que se trata y declarar, en definitiva, el abandono del procedimiento, no han sino
otorgado una correcta interpretación y aplicación a los preceptos que se denuncian vulnerados,
toda vez que resulta incuestionable que la presentación de nueve de diciembre de dos mil diez, a
la que el ejecutante y recurrente pretende se le reconozca el carácter de gestión útil para dar curso
progresivo a los autos, no lo ha sido, desde que no logró modificar la etapa procesal en que se
encontraba la causa, provocando el tránsito del estadio de discusión al de prueba, aserto que
conlleva necesariamente a concluir que el arbitrio en estudio debe ser desestimado.

Nro_Legalpublishing = 61492

Corte: Corte Suprema

Rol: 1014-2012

Fecha: 25/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 152

QUINTO: Que, emprendiendo el análisis de la primera cuestión que ocupa a esta Corte,
primeramente debe atenderse a la situación normativa dispuesta por el legislador en el artículo
152 del Código de Procedimiento Civil, en orden a que el procedimiento se entiende abandonado
cuando "todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su prosecución" durante seis
meses.

En el análisis de la expresión "cesación" de las partes en la prosecución del juicio, la doctrina la


asimila al silencio en la relación jurídica, a la inactividad de las partes, motivada por su desinterés
en obtener una decisión por parte de los tribunales del conflicto sometido a su conocimiento. Sin
embargo, tal pasividad debe ser culpable, esto es, advirtiendo y aceptando el interesado las
consecuencias perjudiciales que se derivarán de su desidia, no obstante lo cual nada hace por
activar el procedimiento. En este caso el comportamiento es voluntariamente omisivo, pudiendo la
parte interesada –el actor– representarse o no el resultado perjudicial, confiando en que éste no
se producirá o aceptándolo. En estas condiciones, la parte ha de estar en situación de interrumpir
efectivamente esta suspensión en la tramitación del procedimiento o de haber realizado todo lo
que la ley le requiere para dejarlo en condiciones de que el conflicto sea decidido por el órgano
jurisdiccional. Así, debe estar en situación de sacar de la inactividad el procedimiento e impulsarlo
a su término por medio de actuaciones útiles a tal fin, las que no deberán consistir en la repetición
de presentaciones que en nada contribuirán a poner término al procedimiento.

Como anota doña Alma Wilson Gallardo, "Podemos afirmar que se habrá cesado en la tramitación
del juicio cuando, existiendo la posibilidad de que las partes del proceso realicen actos procesales
útiles a la prosecución del mismo, omiten toda gestión o actuaciones tendientes a preparar los
elementos que permiten llegar al estado de sentencia. Por consiguiente, sólo cabe decir que todas
las partes de un juicio han cesado en su prosecución, cuando teniendo los medios conducentes a
instar por la terminación del pleito se niegan a utilizarlos, sea por negligencia u otra causa
dependiente de su voluntad..." (Del Abandono del Proceso, página 20, Editorial Jurídica de Chile).

Luego, es evidente que las peticiones de los litigantes deberán ser eficaces para dar curso
progresivo al procedimiento, siendo insuficientes para tal efecto las presentaciones que no reúnan
tal calidad, esto es, que no conduzcan efectivamente al desarrollo o avance del litigio.

El abandono que sanciona el artículo 152 del Código del ramo es el que se hace del procedimiento,
por lo que a tal dejación –cuando es alegada– sólo pueden oponerse actos jurídicos procesales,
entendiéndose por tales, en concepto de Chiovenda, "los actos que tienen importancia jurídica
respecto de la relación procesal, esto es, los actos que tienen por consecuencia inmediata la
constitución, la conservación, el desenvolvimiento, la modificación o la definición de una relación
procesal.". (Derecho Procesal Civil, tomo III, pág. 132);

SEXTO: Que, al no encontrarse definida legalmente la expresión "gestión", no se puede atener


exclusivamente a la definición legal de "resolución", debiendo acudir al Diccionario de la Real
Academia de la Lengua Española, en que "resolución" está conceptualizada como "acción y efecto
de resolver o resolverse", que no es otra cosa que "tomar determinación fija y decidida"; es decir,
hacer una cosa o realizar actuaciones útiles para dar curso progresivo a los autos. Por su parte
"gestión" es "la acción y efecto de gestionar", que se relaciona con la acepción de "hacer
diligencias conducentes al logro de un negocio o de un deseo cualquiera", que también, en la
determinación particular, es obtener el cumplimiento de la obligación que se ejecuta.

De esta forma y teniendo en consideración que donde existe la misma razón debe existir la misma
disposición, resulta igualmente comprensible en la expresión "resolución", toda "actuación" que
implique una gestión del actor, otorgando a aquella palabra "el sentido más amplio y genérico" que
permita comprender la voluntad del legislador (Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo XXVIII,
Segunda Parte, Sección Primera, página 278, Sentencia de 2 de octubre de 1930 y Sentencia de la
Corte de Apelaciones de Santiago, de 26 de octubre de 1999, recaída en los autos rol Nº A–5897–
98);

SÉPTIMO: Que ahora bien, como se ha dicho, el artículo 152 del Código de Procedimiento Civil,
exige que las partes hayan cesado en la prosecución del procedimiento por el plazo, en este caso
de seis meses, "contados desde la fecha de la última resolución recaída en alguna gestión útil para
dar curso progresivo a los autos", disposición legal que no necesariamente hace referencia a las
resoluciones judiciales, según se encuentran definidas en el artículo 158 del mismo cuerpo legal,
pues de estimarlo indudablemente en este sentido, lo habría señalado expresamente, debiendo
por tanto concluirse que dicho concepto se encuentra empleado en forma amplia, conforme lo
define la Real Academia Española en el Diccionario de la Lengua, esto es, actividad, prontitud o
acción y efecto de resolver, que no es otra cosa que tomar una determinación fija y decidida de
hacer una cosa, es decir, de realizar gestiones útiles para dar curso progresivo a los autos;

OCTAVO: Que, entonces, para determinar si en la especie resulta procedente sancionar al actor con
la declaración de abandono de procedimiento, es necesario contrastar la actividad que ha
desplegado con el objeto de dar impulso al procedimiento, de la manera que la refleja el proceso,
con las actuaciones que son esperables y exigibles de un demandante diligente, en los términos
que se han descrito en las motivaciones que anteceden.

Respecto a lo primero, conviene traer a colación el principio consagrado en la norma contenida en


el artículo 458 del Código de Procedimiento Civil, que dispone que "se formará ramo separado con
las diligencias relativas al embargo, a su ampliación y al procedimiento de apremio que tiene por
objeto realizar los bienes embargados y hacer pago al acreedor", resaltando, en lo que interesa a lo
que se viene analizando, que la norma expresa con claridad que "Este cuaderno se tramitará
independientemente del cuaderno ejecutivo, sin que la marcha del uno se retarde por los recursos
que en otro se deduzcan".

La situación reseñada, que si bien se aplica al problema de determinar la utilidad de las


actuaciones que en un juicio ejecutivo se producen en el cuaderno principal y en el de apremio,
resulta perfectamente aplicable al caso que nos ocupa; es decir, a la dilucidación de la procedencia
y provecho –en pos de la prosecución del procedimiento– de las gestiones y actuaciones ventiladas
en el cuaderno de exhorto, considerando también, para estos efectos, que el principio contenido
en la disposición legal anotada debe relacionarse con el contenido del Mensaje con que el ex
Presidente don Jorge Montt acompañó al Congreso Nacional el proyecto del Código de
Procedimiento Civil, el 1 de febrero de 1893, especialmente cuando manifiesta que "...la
promoción de incidentes, con el sólo fin de retardar la entrada en la litis o de paralizar su
prosecución, es arbitrio de que con frecuencia usan los litigantes de mala fe. Para corregir este mal,
se adoptan diversas precauciones, facultando a los jueces para rechazar de oficio los incidentes
que aparecieren inconexos con el pleito, determinando el tiempo en que es lícito promoverlos,
estableciendo que su tramitación se haga en ramo separado y no se detenga la de la acción
principal, salvo que sea ello absolutamente indispensable...";

UNDÉCIMO: Que, en consecuencia, habida consideración de la estructura del juicio ejecutivo, el


carácter sancionatorio de la institución del abandono del procedimiento y el estado procesal del
juicio que se analiza, del tenor de la norma legal citada en el motivo que antecede e igualmente
del espíritu que motivó a legislar respecto de la posibilidad de dar lugar a la formación y
tramitación de cuadernos separados, sólo cabe concluir que, en la especie, la actividad e interés
por obtener una decisión del tribunal sobre el conflicto sometido a su conocimiento debe
verificarse siempre en el cuaderno principal, pues es en él donde se pronunciará la sentencia que
ha de zanjar la controversia principal relativa a la procedencia de la demanda, obteniendo las
partes la debida certeza jurídica respecto de sus pretensiones. Por lo mismo, es en este ramo
donde constan las únicas actuaciones que pueden ser consideradas para determinar el interés que
las partes demuestren en la prosecución del juicio;

 Nro_Legalpublishing = 58161
Corte: Corte Suprema
Rol: 2650-2010
Fecha: 24/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 152, Código de Procedimiento Civil art 318
CUARTO: Que el abandono del procedimiento es una institución de carácter procesal que
tiene lugar cuando todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su prosecución
durante el tiempo que la ley señala. Constituye una sanción para el litigante que, por su
negligencia, inercia o inactividad, da pábulo para que se detenga el curso del pleito,
impidiendo con su paralización que éste tenga la pronta y eficaz resolución que le
corresponde; y una vez declarado el abandono y por efecto del mismo, las partes pierden
el derecho de continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo valer en un nuevo
juicio, aunque no se extinguen sus acciones y excepciones, subsistiendo con todo su valor
los actos y contratos de que resulten derechos definitivamente constituidos; todo ello de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 156 del Código de Procedimiento Civil;
QUINTO: Que, acorde con lo preceptuado en el inciso primero del artículo 153 del Código
de Procedimiento Civil, el abandono podrá hacerse valer sólo por el demandado, durante
todo el juicio y hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa. Esto, con la
salvedad que indica el inciso segundo de la disposición legal citada, que no corresponde a
la situación que ahora se resuelve;
SEXTO: Que, analizando el tenor del artículo 152 del Código de Procedimiento Civil, resulta
propicio dejar anotado que la frase "cesación de las partes en la prosecución del juicio",
indicativa de la inactividad de las partes y de su consiguiente desinterés en obtener una
decisión al conflicto sometido al conocimiento jurisdiccional, alude, además, a una
pasividad imputable a los litigantes en propulsar el avance del proceso; exigencia esta
última, de acuerdo con la cual, las partes, enteradas del estado de la causa y gravitando
sobre ellas la carga – entendida como el ejercicio de un derecho en el logro del propio
interés – de instar por su progresión, nada hacen en tal sentido.
"Podemos afirmar que se habrá cesado en la tramitación del juicio cuando, existiendo la
posibilidad de que las partes del proceso realicen actos procesales útiles a la prosecución
del mismo, omiten toda gestión o actuaciones tendientes a preparar los elementos que
permiten llegar al estado de sentencia. Por consiguiente. Sólo cabe decir que todas las
partes de un juicio han cesado en su prosecución, cuando teniendo los medios
conducentes a instar por la terminación del pleito se niegan a utilizarlos, sea por
negligencia u otra causa dependiente de su voluntad "" (Del Abandono del Proceso, Alma
Wilson Gallardo, página 20, Editorial Jurídica de Chile).
A su vez, la prosecución del juicio, esto es, el dinamismo que las partes interesadas
imprimen al avance del pleito hacia su resolución, se reconoce "al constituirse,
modificarse, impulsarse o definirse una relación procesal" (Jerónimo Santa María
Balmaceda, citado por Carlos Stoehrel Maes en "De las Disposiciones comunes a todo
procedimiento y de los Incidentes", Editorial Jurídica de Chile, pág. 195). Sin embargo, esta
carga que los litigantes han de ejercer, so pena de perder – dejando a salvo las excepciones
legales – el derecho a continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo valer en otro
juicio, según dispone el artículo 156 de la codificación procesal civil, únicamente encuentra
sentido en tanto sea exigible a aquéllos desplegar su diligencia en pos de obtener la
decisión jurisdiccional a la controversia que se haya planteado, circunstancia que,
indudablemente, se encuentra ausente cada vez que el ordenamiento procesal prescribe el
pronunciamiento del tribunal;
SÉPTIMO: Que si bien la carga de realizar las actuaciones y diligencias necesarias para dar
curso progresivo al procedimiento, recae en general sobre las partes, en armonía con el
principio dispositivo civil, la asignación al tribunal de un rol activo en el impulso procesal
de ciertos y determinados actos, no deviene incompatible con aquel principio. Por el
contrario, la carga procesal de parte se extingue o desaparece allí donde hay un deber del
juez, como observa Santiago Sentís Melendo (autor cit., "Perención de la instancia y carga
procesal", en: Estudios de Derecho Procesal I, Ed. Jurídicas Europa–América, Buenos Aires,
1.967, p. 352);
OCTAVO: Que son variados los casos en que la ley procesal civil entrega al tribunal de la
causa facultades para obrar de oficio, v. gr. para denegar la ejecución, previo examen del
título, en el juicio ejecutivo (artículo 441); para dar curso a la tercería de dominio (artículo
523); para resolver un incidente una vez vencido el término probatorio, inmediatamente o
a más tardar dentro de o a más tardar dentro de tercero día (artículo 91); citar a la partes
para oír sentencia (artículo 432) y declarar inadmisible o desierta la apelación (artículo
201). En este mismo escenario se sitúa, por cierto, la normativa atinente a este caso,
representada por el artículo 318 del código de enjuiciamiento civil;
NOVENO: Que el precepto en cuestión faculta indudablemente al juez para intervenir de
oficio en la agilización del procedimiento, desde que imperativamente le ordena examinar
por sí mismo los autos, una vez concluidos los trámites que deben preceder a la prueba, y,
añade que si estima que hay o puede haber controversia sobre algún hecho substancial y
pertinente en el juicio, "recibirá" la causa a prueba y "fijará" en la misma resolución los
hechos substanciales controvertidos sobre los cuales deberá recaer". Si bien se observa, ni
la disposición en examen ni ninguna de las referidas en el motivo 8° que antecede, utilizan
la palabra sacramental "de oficio" para connotar la carga impuesta al tribunal para dar por
sí curso a los autos, siendo suficiente para entenderlo así el empleo en todos los casos del
verbo rector correspondiente, en futuro imperativo;
UNDÉCIMO: Que, como secuela de lo razonado, es lícito colegir que las partes del juicio no
cesaron en la prosecución del juicio durante el plazo que el artículo 152 del Código de
Procedimiento Civil prescribe como mínimo para aplicar la sanción de abandono del
procedimiento. Esta es la interpretación que mejor se aviene con la letra y el espíritu de
esa disposición, en su relación con el artículo 318 del mismo cuerpo adjetivo, que articula
su contexto.
Redacción a cargo del Abogado Integrante señor Hernández.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres. Adalis
Oyarzún M., Juan Araya E., Guillermo Silva G. y Abogados Integrantes Sra. Maricruz Gómez
de la Torre V. y Sr. Domingo Hernández E.
 Nro_Legalpublishing = 58700
Corte: Corte de Apelaciones de Iquique
Rol: 1-2012
Fecha: 02/02/2012
Leg. Aplic.: Código del Trabajo art 479 inciso 3 (509), Código del Trabajo art 478 (507),
Código Orgánico de Tribunales art 199, Código de Procedimiento Civil art 121, Código de
Procedimiento Civil art 125
TERCERO: Que el inciso tercero del artículo 479 del Código del Trabajo señala que "Una vez
interpuesto el recurso, no podrá invocarse nuevas causales. Con todo, la Corte, de oficio,
podrá acoger el recurso deducido por un motivo distinto del invocado por el recurrente,
cuando aquél corresponda a alguno de los señalados en el artículo 478".
Por su parte, el artículo 199 del Código Orgánico de Tribunales, señala que "Los jueces que
se consideren comprendidos en alguna de las causas legales de implicancia o recusación,
deberán tan pronto como tengan noticia de ello, hacerlo constar en el proceso,
declarándose inhabilitados para continuar funcionando, o pidiendo se haga esta
declaración por el tribunal de que formen parte".
A su turno, el artículo 125 del Código de Procedimiento Civil previene que "Producida
alguna de las situaciones previstas en el artículo 199 del Código Orgánico de Tribunales
respecto de las causales de recusación, la parte a quien, según la presunción de la ley,
pueda perjudicar la falta de imparcialidad que se supone en el juez, deberá alegar la
inhabilidad correspondiente dentro del plazo de cinco días contados desde que se le
notifique la declaración respectiva. Si así no lo hiciere, se considerará renunciada la
correspondiente causal de recusación. Durante este plazo, el juez se considerará
inhabilitado para conocer de la causa y se estará a lo dispuesto en el artículo 121 de este
Código".
Luego, la única conclusión que surge de lo previsto en las normas citadas, es que habiendo
manifestado la juez doña Marcela Díaz Méndez que le afectaba una causal de recusación, y
al no encontrarse presente la parte a quien podría afectar dicha inhabilidad, ésta contaba
con el plazo de cinco días para ejercer los derechos que le confiere la ley, lapso durante el
cual la juez se considera inhabilitada y por ende impedida de continuar la tramitación del
juicio, sin que pueda, en caso alguno, entenderse que por su rebeldía e inasistencia a la
audiencia única, la parte demandante hubiera renunciado a la causal.

Nro_Legalpublishing = 62223

Corte: Corte de Apelaciones de Santiago

Rol: 5675-2011

Fecha: 27/07/2012

Leg. Aplic.: Código Tributario art 176, Código Tributario art 177, Código de Procedimiento Civil art
152, Código de Procedimiento Civil art 153, Código Tributario art 168 y ss, Código Tributario art
190, Código Tributario art 201

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, veintisiete de julio de dos mil doce.

I.– En cuanto al abandono del procedimiento.

1°) Que el abandono del procedimiento constituye una sanción para la parte que no ha instado en
la prosecución del juicio por el lapso que la ley establece. En los juicios ejecutivos, el plazo debe
atenderse bajo un doble prisma. Primero, rige la norma del artículo 152 que establece un plazo de
seis meses contados desde la última resolución recaída en gestión útil para dar curso progresivo a
los autos. Segundo, el artículo 153 del Código de Procedimiento Civil señala que en los juicios
ejecutivos, luego de ejecutoriada la sentencia definitiva o vencido el plazo para oponer
excepciones, el ejecutado podrá también solicitar el abandono. En este caso, el plazo para declarar
el abandono del procedimiento será de tres años contados desde la fecha de la última gestión útil
destinada a obtener el cumplimiento forzado de la obligación, hecha en el cuaderno de apremio.
5°) Que, de otro lado, el incidente del abandono del procedimiento se encuentra en el Libro
Primero del Código de Procedimiento Civil, en las disposiciones comunes a todo procedimiento, en
consecuencia, es aplicable a todo procedimiento judicial, a menos de existir expresa disposición en
contrario. Asimismo, el inciso final del artículo 201 del Código Tributario, señala las situaciones en
que no procede el abandono del procedimiento en materia de cobro de obligaciones tributarias.
Por ello, a contrario sensu, dicha institución sí procede en estos procedimientos, en los casos no
expresamente exceptuados por la norma citada.

6°) Que, por lo anterior, al procedimiento ejecutivo de obligaciones tributarias no le resulta ajena
la institución del abandono del procedimiento. Sin embargo, no tiene establecida una tramitación
especial. Consecuencialmente, conforme al artículo 190 del Código Tributario, debe ser deducido
ante quien es naturalmente competente para su conocimiento y fallo.

7°) Que en la especie, el tribunal ordinario –atendido que no se opusieron excepciones– , era y es
competente solo para los efectos de lo dispuesto en el artículo 185 del Código Tributario; mas no
para conocer un incidente de abandono del procedimiento por inactividad generada en sede
administrativa.

8°) Que, de lo anterior, resulta que el tribunal a quo, obró conforme a derecho al desechar de
plano el incidente de abandono del procedimiento intentado en su sede.

Nro_Legalpublishing = 62330

Corte: Corte Suprema

Rol: 4777-2010

Fecha: 06/08/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 19880 Año 2003 art 27, Código de Procedimiento Civil art 152, Código de
Procedimiento Civil art 153

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, seis de agosto de dos mil doce.


2°.– Que cuando el Tesorero Comunal y el Abogado Provincial de la Tesorería tramitan y resuelven
una reclamación de un contribuyente, lo hacen en ejercicio de la función Jurisdiccional y no se
trata del agotamiento de la vía administrativa previa para recurrir a los tribunales, puesto que se
trata de un procedimiento ejecutivo, con afectación de derechos en que se dispone la tramitación
posterior del mismo procedimiento por la justicia ordinaria y concurren las exigencias requeridas
por la doctrina a este respecto: la forma (procedimiento, partes y juez), el contenido (controversia
con relevancia jurídica, y una pretensión procesal concreta) y la función (asegurar la paz social por
medio de decisiones justas y eventualmente coercibles). (Eduardo J. Coture. Fundamentos de
Derecho Procesal Civil. Ediciones Depalma. 1974, páginas 34 y siguientes).

3º.– Que la potestad antes indicada corresponde a la función jurisdiccional, por estar referida al
poder que tiene el Estado para resolver los conflictos jurídicos particulares, mediante la aplicación
de las normas objetivas que éste, por medio de sus órganos, estima pertinente disponer. De este
modo, en la reglamentación del ejercicio de la jurisdicción deben respetarse y cumplirse las
estipulaciones constitucionales correspondientes, en especial las referidas a los principios de
legalidad, imparcialidad e independencia del órgano que conoce del juicio, como las que regulan
sus bases fundamentales. Es por ello que se deja claramente establecida la sujeción a tales
principios por las autoridades indicadas.

11°.– Que tales argumentaciones permiten a este disidente sostener que, dado el carácter
jurisdiccional de la actuación de la autoridad administrativa en el presente procedimiento, se le
aplican las normas del Título XVI del Libro I del Código de Procedimiento Civil, por lo que se
encuentran habilitados los tribunales para declarar el abandono del procedimiento conforme a las
reglas ordinarias, cumplidos que sean los requisitos legales.

12°.– Que de esta forma el ministro que suscribe este voto particular modifica su parecer
sostenido en los primeros meses del presente año.

Regístrese y devuélvase.

Redacción a cargo del Ministro señor Muñoz.

Nro_Legalpublishing = 62475

Corte: Corte Suprema


Rol: 8701-2010

Fecha: 17/08/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 152, Código de Procedimiento Civil art 318, Código
Orgánico de Tribunales art 10, Ley N° 18705 Año 1988, Ley N° 18882 Año 1989, Código de
Procedimiento Civil art 687, Código de Procedimiento Civil art 432

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, diecisiete de agosto de dos mil doce.

TERCERO: Que el abandono del procedimiento es una institución de carácter procesal que tiene
lugar cuando todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su prosecución durante el
tiempo que la ley señala. Constituye una sanción para el litigante que por su negligencia, inercia o
inactividad, detiene el curso del pleito, impidiendo con su paralización que éste tenga la pronta y
eficaz resolución que le corresponde; y una vez declarado el abandono y por efecto del mismo, las
partes pierden el derecho de continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo valer en un
nuevo juicio, aunque no se extinguen sus acciones y excepciones y subsisten con todo su valor los
actos y contratos de que resulten derechos definitivamente constituidos.

En el análisis de la expresión "cesación" de las partes en la prosecución del juicio, la doctrina la


asimila al silencio en la relación jurídica, a la inactividad de las partes, motivado por su desinterés
por llegar a obtener una decisión de los tribunales respecto del conflicto sometido a su
conocimiento. Sin embargo, tal pasividad debe ser culpable, esto es, advirtiendo y aceptando las
consecuencias perjudiciales que pudieran derivarse de su desidia, no obstante lo cual nada se hace
por activar el procedimiento. En este caso el comportamiento es voluntariamente de omisión,
pudiendo la parte interesada "el demandante" representarse o no el resultado perjudicial,
confiando en que éste no se producirá o aceptándolo.

En este mismo sentido se solicita que, en tales condiciones, la parte esté en condiciones de
interrumpir efectivamente esta suspensión en la tramitación del procedimiento o de verificar que
ya realizó todo lo que la ley le requiere para dejarlo en condiciones de que el conflicto sea decidido
por el órgano jurisdiccional.
Así, debe estar en situación de sacar de la inactividad el procedimiento e impulsarlo a su término
por medio de actuaciones útiles a tal fin, de lo contrario no se observa necesidad que persevere en
la repetición de presentaciones que en nada conducirán a su término. "Podemos afirmar que se
habrá cesado en la tramitación del juicio cuando, existiendo la posibilidad de que las partes del
proceso realicen actos procesales útiles a la prosecución del mismo, omiten toda gestión o
actuaciones tendientes a preparar los elementos que permiten llegar al estado de sentencia. Por
consiguiente, sólo cabe decir que todas las partes de un juicio han cesado en su prosecución,
cuando teniendo los medios conducentes a instar por la terminación del pleito se niegan a
utilizarlos, sea por negligencia u otra causa dependiente de su voluntad" (Del Abandono del
Proceso, Alma Wilson Gallardo, página 20, Editorial Jurídica de Chile).

CUARTO: Que de lo expuesto en los dos motivos que preceden se desprende con claridad que la
esencia del problema planteado radica en determinar si puede o no considerarse abandonado un
procedimiento en que el Tribunal quedó expresamente en resolver la petición de que se reciba la
causa a prueba hecha por la demandante.

QUINTO: Que, según se dijo precedentemente, el 13 de abril de 2009 el Tribunal quedó en resolver
la petición hecha por el actor, en orden a recibir la causa a prueba.

Ahora bien, de conformidad con lo dispuesto en el artículo 318 del Código de Procedimiento Civil,
concluido los trámites que deben preceder a la prueba, el tribunal examinará por sí mismo los
autos y si estima que hay o puede haber controversia sobre algún hecho sustancial y pertinente en
el juicio, recibirá la causa a prueba.

SEXTO: Que el procedimiento civil, se ha sostenido, reposa sobre el principio de la pasividad,


consagrado en el artículo 10 del Código Orgánico de Tribunales, de acuerdo al cual los tribunales
no podrán ejercer su ministerio sino a petición de parte, salvo los casos en que la ley los faculte
para proceder de oficio. Esta norma entrega a las partes la iniciación, la dirección, el impuso
procesal, tanto en lo relativo al curso del juicio, como a la prueba, los recursos e incluso en su
terminación, pues mantienen siempre la titularidad de la acción, lo que las faculta para disponer
del derecho controvertido.

Teniendo en consideración que la inestabilidad en las relaciones jurídicas debe extenderse el


menor tiempo posible y que la existencia de juicios inconclusos no ayuda a tal propósito, el
Mensaje con que el Ejecutivo envía al Parlamento el Código de Procedimiento Civil señala que "en
las leyes de procedimiento se hace preciso conciliar el interés de los litigantes, que exige una
pronta solución de los pleitos, y el interés de la justicia, que requiere una concienzuda y acertada
apreciación del derecho sobre que debe recaer el fallo. En obedecimiento a este doble propósito,
se ha creído necesario, por una parte, simplificar en lo posible la tramitación y adoptar al mismo
tiempo una serie de medidas encaminadas a hacer ineficaces los expedientes dilatorios a que
apela la mala fe para retardar la solución de los pleitos; y por otra parte, dar a los magistrados
mayor latitud en sus atribuciones a fin que puedan hacer sentir en mayor grado que hasta ahora su
acción en la formación y marcha de los procesos. Confiados éstos a la sola iniciativa de las partes,
se desvían a menudo de su verdadera marcha, resultando de allí que la acción de la justicia se hace
más fatigosa y menos eficaz".

En la misma dirección, se indica en el Mensaje de reforma al mismo cuerpo de leyes que "se
amplían las atribuciones de los magistrados, que en numerosos casos, hasta podrán proceder de
oficio; a los jueces se les saca de su rol pasivo de meros espectadores en la contienda judicial, para
llevarlos al plano de personeros activos de la justicia, premunidos de las facultades necesarias para
establecer, con pleno conocimiento de causa, la verdad jurídica que permita, fundada y
rápidamente, dar a cada uno lo que es suyo".

Por tales fundamentaciones se contempla el desistimiento de la acción, el abandono del


procedimiento, la posibilidad de declarar la nulidad de actos de procedimiento o de casar
sentencias por el tribunal competente, los plazos fatales para realizar algunas actuaciones,
audiencias de conciliación, etc.

Puede concluirse, en consecuencia, que actualmente el legislador ha hecho compatibles los


principios de la pasividad y oficialidad, reglando el campo de acción de las partes y de los jueces.

Es así que, con este mismo espíritu, la Ley N° 18.705 estableció que el trámite de citación para oír
sentencia en el juicio sumario queda entregado en su iniciativa en forma preminente al juez, al
disponer que luego de vencido el término probatorio el tribunal, de inmediato, citará a las partes
para oír sentencia" (artículo 687 del Código de Procedimiento Civil), eliminándose de esta forma la
antigua referencia a que tal diligencia se dispondría a petición de parte de manera escrita o verbal.
Igual predicamento adoptó el legislador, a través de la Ley N° 18.882, en el artículo 432 del Código
citado.

Nro_Legalpublishing = 62707

Corte: Corte Suprema


Rol: 7188-2010

Fecha: 12/09/2012

Leg. Aplic.: Decreto Ley N° 2695 Año 1979, Código de Procedimiento Civil art 152, Código de
Procedimiento Civil art 153, Ley N° 19253 Año 1993

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, doce de septiembre de dos mil doce.

CUARTO: Que el abandono del procedimiento es una institución de carácter procesal que tiene
lugar cuando todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su prosecución durante el
tiempo que la ley señala. Refiriéndose a este incidente especial – aunque en su anterior
denominación como "abandono de la instancia" –, el Mensaje del Código de Procedimiento Civil,
de 1 de febrero de 1893, expresa: "Este último, sobre todo, que importa una reforma substancial,
tiende a corregir la situación anómala que crea entre los litigantes la subsistencia de un juicio largo
tiempo paralizado". No es descaminado afirmar, en consecuencia, que el artículo en referencia
tiene su base en las ideas de certeza jurídica y paz social.

Mirado desde la óptica del litigante, el abandono del procedimiento constituye una sanción
correlativa a la negligencia, inercia o inactividad de aquél, con la que ha dado pábulo al hecho
objetivo de que se detenga el curso del pleito, impidiendo con su paralización que éste tenga la
pronta y eficaz resolución que le corresponde. Específicamente, una vez declarado el abandono y
por efecto del mismo, las partes pierden el derecho de continuar el procedimiento abandonado y
de hacerlo valer en un nuevo juicio, aunque no se extinguen sus acciones y excepciones,
subsistiendo con todo su valor los actos y contratos de que resulten derechos definitivamente
constituidos; todo ello de conformidad con lo dispuesto en el artículo 156 del Código de
Procedimiento Civil.

Acorde con lo preceptuado en el inciso primero del artículo 153 del mismo cuerpo normativo, el
abandono podrá hacerse valer sólo por el demandado, durante todo el juicio y hasta que se haya
dictado sentencia ejecutoriada en la causa. Esto, con la salvedad que indica el inciso segundo de la
disposición legal citada, que no corresponde a la situación que ahora se resuelve;

QUINTO: Que analizando el tenor del artículo 152 del Código de Procedimiento Civil, resulta
propicio dejar anotado que la frase "cesación de las partes en la prosecución del juicio", indicativa
de la inactividad de las partes y de su consiguiente desinterés en obtener una decisión al conflicto
sometido al conocimiento jurisdiccional, alude, además, a una pasividad imputable a los litigantes
en propulsar el avance del proceso; exigencia esta última, de acuerdo con la cual las partes,
enteradas del estado de la causa y gravitando sobre ellas la carga – entendida como el ejercicio de
un derecho en el logro del propio interés – de instar por su progresión, nada hacen en tal sentido.

Cabe tener en cuenta que la voz "prosecución", en su sentido natural, equivale a la "acción de
proseguir" y ésta es definida como "seguir, continuar, llevar adelante lo que se tenía empezado"
(Diccionario de la Lengua Española, 22ª Ed). Ligado a la noción de litigio o juicio, dicho vocablo
refiere al dinamismo que las partes interesadas imprimen al avance del pleito hacia su resolución y
se reconoce en la actitud materializada en actos procesales "al constituirse, modificarse,
impulsarse o definirse una relación procesal" (Jerónimo Santa María Balmaceda, citado por Carlos
Stoehrel Maes en "De las Disposiciones comunes a todo procedimiento y de los Incidentes",
Editorial Jurídica de Chile, pág. 195).

En otras palabras, la connotación dinámica del proceso exige el avance inexorable de los actos del
procedimiento hacia la sentencia, sin que ello pueda verse afectado por retrocesos o atrasos
injustificados;

SEXTO: Que en este punto, se aviene con el análisis traer a colación uno de los principios
formativos del proceso – nociones fundamentales que guían el quehacer del legislador y del
juzgador –, el orden consecutivo legal, indicativo de la formación, organización y concatenación de
los actos del procedimiento con arreglo a lo que manda la ley que al respecto, a cuyo lado aparece
el principio de la impulsión procesal que, en síntesis, estriba en la actividad mediante la cual se
hace posible el desarrollo progresivo del proceso, esto es, de etapa en etapa, ordenadas en una
sucesión racional, lógica y orgánica, hacia la consecución de la finalidad que le es propia, cuyas
modalidades básicas son: el impulso procesal de oficio, que entrega al juez la responsabilidad
exclusiva en la conducción de los actos del proceso, relegando a las partes a un rol de meros
auxiliares en el escenario procesal, y el impulso procesal a cargo de las partes que, a la inversa,
confía la tarea de realizar los actos que agilizan el desenvolvimiento del proceso a los propios
litigantes, en desmedro del juez, quien, durante la tramitación del juicio, asume un rol
fundamentalmente pasivo, viniendo a adquirir protagonismo recién una vez afinado el
procedimiento, en la etapa de dictación del fallo.

Se completa la tríada de principios a los que se vincula el instituto del abandono del
procedimiento, con el de la preclusión, cuya manifestación se aprecia en la pérdida, extinción o
caducidad de las facultades procesales; fenómeno que ocurre por diversas circunstancias: por no
haberse ejercido éstas dentro de los plazos establecidos al efecto por la ley; por haberse ejercido
efectiva, válida y oportunamente tales facultades o, en fin, por haberse realizado actos
incompatibles con el ejercicio de las mismas.

Al respecto, se ha dicho: "Va de suyo que para que las diversas etapas del proceso puedan
desarrollarse de un modo serial, gradual, consecutivo y progresivo será necesario disponer la
clausura definitiva de cada de una de aquéllas por medio de la preclusión, evitando así el retorno a
etapas procesales extinguidas o consumadas" (Adolfo E.C. Borthwick; "Principios Procesales";
MAVE Editor; pág. 113);

SÉPTIMO: Que de esta manera, entonces, la carga que los litigantes han de ejercer, so pena de
perder – dejando a salvo las excepciones legales – el derecho a continuar el procedimiento
abandonado y de hacerlo valer en otro juicio, según dispone el artículo 156 de la Codificación
Procesal Civil, únicamente encuentra sentido en tanto sea exigible a aquéllos desplegar su
diligencia en pos de obtener la decisión jurisdiccional a la controversia que se haya planteado,
circunstancia que, indudablemente, se encuentra ausente cada vez que el ordenamiento procesal
prescribe el pronunciamiento del tribunal, paradigma incuestionable de lo cual es la hipótesis
normativa prevista en el artículo 432 del Código de Procedimiento Civil.

Con arreglo a lo prevenido en la norma citada recién –que tiene su símil en los números 7 y 8 del
artículo 56 de la Ley Nº 19.253, concerniente a la substanciación de la presente causa–, una vez
vencido el término de prueba del juicio ordinario, corre el lapso de diez días para que las partes
puedan hacer las observaciones que el examen de aquélla les sugiera, luego del cual, se hayan o no
presentado escritos y existan o no diligencias pendientes, el tribunal citará para oír sentencia,
precepto el último con un claro tenor imperativo.

Con la citación para oír sentencia cesa, entonces, la actividad de las partes destinada a impulsar el
avance del proceso, radicándose ella exclusivamente en el juez, quien debe abocarse a la dictación
del fallo y, siendo ello así, no tiene cabida en tales circunstancias, la institución del abandono del
procedimiento;

OCTAVO: Que conforme a lo razonado, se hace evidente la infracción a lo dispuesto en el artículo


152 del referido cuerpo legal, al hacerlo regir en el caso de autos, en circunstancias que el estado
de tramitación del proceso no permitía sancionar con el abandono del procedimiento la
inactividad de los litigantes, toda vez que, vencido el término probatorio, por disposición del
número 7 del artículo 56 de la Ley Nº 19.253, la causa pasó al estadio de sentencia, para cuya
dictación era de rigor obtener el informe de la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena que,
con arreglo a esta última norma, podía ser decretado a petición de parte, pero quedando siempre
en la base el deber del tribunal de instar por su emisión, puesto que su actuación de oficio a objeto
de velar por el decurso de procedimiento –más bien de escasa materialización en las fases
anteriores del proceso– ha pasado aquí a ocupar un rol protagónico, hallándose el pleito en su
trámite postrero y preparatorio del fallo que se habrá de pronunciar.

Ciertamente, la dilación del organismo estatal encargado de dictaminar en forma previa al acto de
juzgamiento propiamente tal, aunque constituye un desacato al plazo máximo estatuido por el
legislador, con o sin justificación que lo excuse, no cae dentro de la órbita de actuación de los
litigantes, a quienes no grava su retraso.

Tal errónea aplicación de la ley ha tenido influencia substancial en lo dispositivo del fallo, pues se
acogió una incidencia que debió ser desestimada, por lo que corresponde hacer lugar a la casación
en el fondo interpuesta.

Sentencia de reemplazo

VISTO:

El mérito de los antecedentes y las consideraciones contenidas en los motivos cuarto a octavo del
fallo de casación que antecede, los que se tienen por reproducidos.

Y TENIENDO, ADEMÁS, PRESENTE:

1º) Que, para los efectos normados en el artículo 152 del Código de Procedimiento Civil, ha de
entenderse que las partes del juicio han cesado en su tramitación cuando, existiendo la posibilidad
de que realicen actos procesales útiles a la prosecución del mismo, omiten, en cambio, toda
gestión o actuación encaminada a preparar los elementos que permitirán arribar al estadio de
sentencia y, en definitiva, a la resolución que al litigio corresponde;

2º) Que, si bien durante el período de prueba el impulso procesal radicaba en los litigantes, por
medio del acometimiento de las cargas procesales que a cada uno correspondían, no es menos
cierto que, con el vencimiento del término probatorio, el curso del proceso pasó a la etapa
siguiente: la fase de sentencia. Así fluye nítido del artículo 56 números 7 y 8 de la Ley Nº 19.253
que rige el asunto ventilado en autos;

3º) Que, precisamente, eso fue lo acontecido en el presente juicio, puesto que, citadas las partes
para oír sentencia, no cabe sino entender que no gravitaba sobre los contendientes sino sobre el
juez de la causa la carga de imprimir el avance a la secuela del proceso, resultando, incluso que en
el caso sub judice, por la especialidad de su procedimiento, en el hecho, la litis se hallaba
suspendida en su curso por la tardanza en la que incurrió la CONADI en la evacuación del trámite
que el legislador del ramo pone de su cargo y hace insoslayable para el tribunal, habiendo pasado
ya el momento en que eran las partes las llamadas a iniciar, urgir y activar el procedimiento.

De todos modos y, sin que por ello se desdibuje lo anotado en el párrafo previo, los antecedentes
muestran que tras la citación a las partes para oír sentencia y faltando el informe de Corporación
Nacional de Desarrollo Indígena, el actor realizó peticiones al tribunal a objeto de obtener que tal
dictamen se emitiera; actividad que desvanece la idea del litigante desidioso candidato a la sanción
envuelta en el instituto del incidente especial en estudio;

4º) Que en las condiciones antes expuestas, no queda sino coincidir con el a quo en su decisión de
descartar la viabilidad de la incidencia del abandono del procedimiento promovida por el
demandado don Patrick Volle Veuillez.

Y de conformidad con lo dispuesto en los artículos 152, 186 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil y artículo 56 de la Ley Nº 19.253, se confirma la sentencia apelada de seis de
mayo de dos mil diez, que se lee a fojas 246, que rechaza la incidente de abandono del
procedimiento promovido por la parte demandada en lo principal de fojas 241.

Art. 153. El abandono podrá hacerse valer sólo por el demandado, durante todo el juicio y hasta
que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa.
En los procedimientos ejecutivos el ejecutado podrá, además solicitar el abandono del
procedimiento, después de ejecutoriada la sentencia definitiva o en el caso del artículo 472. En
estos casos el plazo para declarar el abandono del procedimiento será de tres años contados desde
la fecha de la última gestión útil, hecha en el procedimiento de apremio, destinado a obtener el
cumplimiento forzado de la obligación, luego de ejecutoriada la sentencia definitiva o vencido el
plazo para oponer excepciones, en su caso. En el evento que la última diligencia útil sea de fecha
anterior, el plazo se contará desde la fecha en que quedó ejecutoriada la sentencia definitiva o
venció el plazo para oponer excepciones. En estos casos, si se declara el abandono del
procedimiento sin que medie oposición del ejecutante, éste no será condenado en costas.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58700
Corte: Corte de Apelaciones de Iquique
Rol: 1-2012
Fecha: 02/02/2012
Leg. Aplic.: Código del Trabajo art 479 inciso 3 (509), Código del Trabajo art 478 (507),
Código Orgánico de Tribunales art 199, Código de Procedimiento Civil art 121, Código de
Procedimiento Civil art 125
TERCERO: Que el inciso tercero del artículo 479 del Código del Trabajo señala que "Una vez
interpuesto el recurso, no podrá invocarse nuevas causales. Con todo, la Corte, de oficio,
podrá acoger el recurso deducido por un motivo distinto del invocado por el recurrente,
cuando aquél corresponda a alguno de los señalados en el artículo 478".
Por su parte, el artículo 199 del Código Orgánico de Tribunales, señala que "Los jueces que
se consideren comprendidos en alguna de las causas legales de implicancia o recusación,
deberán tan pronto como tengan noticia de ello, hacerlo constar en el proceso,
declarándose inhabilitados para continuar funcionando, o pidiendo se haga esta
declaración por el tribunal de que formen parte".
A su turno, el artículo 125 del Código de Procedimiento Civil previene que "Producida
alguna de las situaciones previstas en el artículo 199 del Código Orgánico de Tribunales
respecto de las causales de recusación, la parte a quien, según la presunción de la ley,
pueda perjudicar la falta de imparcialidad que se supone en el juez, deberá alegar la
inhabilidad correspondiente dentro del plazo de cinco días contados desde que se le
notifique la declaración respectiva. Si así no lo hiciere, se considerará renunciada la
correspondiente causal de recusación. Durante este plazo, el juez se considerará
inhabilitado para conocer de la causa y se estará a lo dispuesto en el artículo 121 de este
Código".
Luego, la única conclusión que surge de lo previsto en las normas citadas, es que habiendo
manifestado la juez doña Marcela Díaz Méndez que le afectaba una causal de recusación, y
al no encontrarse presente la parte a quien podría afectar dicha inhabilidad, ésta contaba
con el plazo de cinco días para ejercer los derechos que le confiere la ley, lapso durante el
cual la juez se considera inhabilitada y por ende impedida de continuar la tramitación del
juicio, sin que pueda, en caso alguno, entenderse que por su rebeldía e inasistencia a la
audiencia única, la parte demandante hubiera renunciado a la causal.
 Nro_Legalpublishing = 59401
Corte: Corte Suprema
Rol: 7771-2011
Fecha: 09/03/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 153, Código de Procedimiento Civil art 472,
Código de Procedimiento Civil art 155, Código de Procedimiento Civil art 152 y ss
QUINTO: Que el artículo 153 del Código de Procedimiento Civil dispone que en los juicios
ejecutivos el ejecutado podrá solicitar el abandono del procedimiento después de
ejecutoriada la sentencia definitiva o en el caso del artículo 472, situaciones en que el
plazo para declararlo es de tres años contados desde la última gestión útil hecha en el
procedimiento de apremio, destinado a obtener el cumplimiento forzado de la obligación,
cuyo es el caso de autos.
SEXTO: Que, por su parte, el artículo 155 del mismo Código estatuye que si renovado el
procedimiento el demandado hace cualquier gestión que no tenga por objeto alegar el
abandono, se tendrá por renunciado tal derecho.
SÉPTIMO: Que, el abandono del procedimiento, cuando se hace valer por vía de la
excepción, constituye, indudablemente, un incidente de la causa, o sea, una cuestión
accesoria que requiere pronunciamiento especial; pero es una incidencia singular, diversa
de la general que se contempla en los artículos 8 y siguientes del Código de Procedimiento
Civil, y que tiene una reglamentación propia; sus caracteres derivan de la normativa que se
consagra y estatuye en los artículos 152 a 157 del Código antes aludido. Se trata de una
sanción, que por expresa disposición de la ley, puede alegarse por el demandado durante
todo el juicio y hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa, esto, en el
caso del inciso primero del artículo 153 del Código de Enjuiciamiento Civil y, en la situación
del artículo 472 del cuerpo de leyes en comento, puede plantearse el abandono, incluso,
después de ejecutoriado el fallo, acorde con lo prevenido en el inciso segundo del referido
artículo 153, y mientras el procedimiento de apremio no haya concluido totalmente.
Es importante anotar que el instituto jurídico en examen carece de plazo y puede invocarse
en las oportunidades precedentemente indicadas con una característica sí digna de
destacar; si se renueva el procedimiento y el demandado hace cualquiera gestión que no
tenga por objeto alegar su abandono, se considera como renunciado este derecho, según
lo previene el artículo 155 del Código de Procedimiento Civil, como se manifestó en el
raciocinio que antecede.
Pues bien, en la especie, renovado el procedimiento por la parte demandante, la
demandada no realizó gestión alguna hasta, precisamente, hacer valer el abandono que ha
motivado el recurso que ahora se resuelve, como también anteriormente se consignó.
Acordada con el voto en contra del Ministro Sr. Muñoz, quien estuvo por anular el fallo
impugnado y, al dictar la correspondiente sentencia de reemplazo, revocar la resolución de
primera instancia y rechazar el abandono del procedimiento alegado, en consideración a
los siguientes argumentos:
1°) El derecho del trabajo surge como una necesidad de protección de los trabajadores,
dirigiendo la relación laboral, consagrando para ello la intervención estatal en la relación
laboral, circunstancia que importó abandonar el esquema de libertad contractual que rige
en el ámbito civil. El elemento que caracteriza la relación laboral es la subordinación del
trabajador, aspecto que implica la primacía del poder de uno de los contratantes, el
empleador, por sobre el otro, el trabajador, situación que hace necesaria una protección
de los derechos del trabajador, y la garantía de los derechos fundamentales.
2°) Es justamente en virtud de este principio protector, derivado de las desiguales
condiciones entre los contratantes, que se abandonaron los principios generales del
derecho civil, inspirado en la igualdad de las partes para contratar, y se reguló la relación
laboral con normas propias, especiales, formándose esta nueva rama del derecho, cuyos
postulados o principios básicos inspiradores son distintos de aquéllos, desde que
obedecen a la inspiración de justicia social de que se nutre esta rama del derecho desde
sus inicios, principios que son de orden público. Dentro del principio protector de este
derecho encontramos la regla in dubio pro operario, la de la norma más favorable, de la
condición más beneficiosa, la irrenunciabilidad de los derechos, la continuidad o
estabilidad laboral y el de la primacía de la realidad.
3°) Que, consecuente con este principio protector, inspirador de la legislación laboral, es
que el Código del Trabajo se distancia del principio dispositivo que inspira al Código de
Procedimiento Civil, y en cambio dispone que el Juez debe llevar adelante el
procedimiento de oficio, y hacerlo además en forma oportuna. Así se desprende de los
artículos 429, 444, 452, 454 y 428 del Código del Trabajo vigentes a la fecha de iniciación
de este juicio y aplicables en la especie atento lo dispuesto en el artículo 2° transitorio de
dicho cuerpo legal. Es así como el artículo 429, en lo pertinente, establece: "Los plazos que
se establecen en este Título –relativo al procedimiento– son fatales, salvo aquellos
establecidos para la realización de actuaciones propias del tribunal. En consecuencia, la
posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad para ejecutar el acto se extingue por el
solo ministerio de la ley al vencimiento del plazo. En estos casos el tribunal, de oficio o a
petición de parte, proveerá lo que convenga para la prosecución del juicio, sin necesidad
de certificado previo". Por su parte el artículo 444 establece "De no haber conciliación ni
hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos, el tribunal dictará sentencia de
inmediato, o a más tardar, dentro del décimo quinto día" y el artículo 452 que señala
"Vencido el término de prueba y dentro de los cinco días siguientes, las partes podrán
hacer por escrito las observaciones que el examen de la prueba les sugiera. Expirado este
plazo, se haya o no presentado escrito y existan o no diligencias pendientes, el tribunal
citará para oír sentencia, la que se dictará dentro de los quince días siguientes". Asimismo,
el artículo 454 dispone en su inciso 1° que "El tribunal podrá de oficio, a partir de la
recepción de la causa a prueba, decretar para mejor resolver cualquiera de las medidas a
que se refiere el artículo 159 del Código de Procedimiento Civil u otras diligencias
encaminadas a comprobar los hechos controvertidos." En este mismo sentido se puede
observar el artículo 428 que autoriza a decretar diligencias directamente a los tribunales
en otras jurisdicciones.
4°) Que atento lo razonado, por no ser aplicable a las causas regidas por el derecho del
trabajo el principio dispositivo es que no resulta procedente a su respecto la institución del
abandono del procedimiento que contempla el Código de Procedimiento Civil, propio del
principio antes mencionado, establecido como sanción para el litigante negligente. Tanto
es así, que en la actualidad, luego de la modificación introducida por la Ley N° 20.260, el
actual artículo 429 del Código del Trabajo lo declaró inaplicable, lo que no es mas que la
consagración legal de lo que la doctrina y parte de la jurisprudencia venían sosteniendo, en
virtud de los argumentos antes vertidos.
5°) Que, atento lo antes razonado, al estimar los jueces del fondo procedente la institución
del abandono del procedimiento han incurrido en error de derecho que ha influido en lo
dispositivo de la sentencia, desde que se acogió tal incidencia, impidiendo con ello la
prosecución de la causa hasta la obtención por parte de los trabajadores del pago de las
prestaciones adeudadas por la demandada.

Nro_Legalpublishing = 62790

Corte: Corte Suprema

Rol: 6094-2010

Fecha: 26/09/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 19253 Año 1993, Código de Procedimiento Civil art 152, Código de
Procedimiento Civil art 154, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil
art 808

CUARTO: Que el abandono del procedimiento es una institución de carácter procesal que tiene
lugar cuando todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su prosecución durante el
tiempo que la ley señala. Refiriéndose a este incidente especial – aunque en su anterior
denominación como "abandono de la instancia" –, el Mensaje del Código de Procedimiento Civil,
de 1 de febrero de 1893, expresa: "Este último, sobre todo, que importa una reforma substancial,
tiende a corregir la situación anómala que crea entre los litigantes la subsistencia de un juicio largo
tiempo paralizado". No es descaminado afirmar, en consecuencia, que el artículo en referencia
tiene su base en las ideas de certeza jurídica y paz social.

Mirado desde la óptica del litigante, el abandono del procedimiento constituye una sanción
correlativa a la negligencia, inercia o inactividad de aquél, con la que ha dado pábulo al hecho
objetivo de que se detenga el curso del pleito, impidiendo con su paralización que éste tenga la
pronta y eficaz resolución que le corresponde. Específicamente, una vez declarado el abandono y
por efecto del mismo, las partes pierden el derecho de continuar el procedimiento abandonado y
de hacerlo valer en un nuevo juicio, aunque no se extinguen sus acciones y excepciones,
subsistiendo con todo su valor los actos y contratos de que resulten derechos definitivamente
constituidos; todo ello de conformidad con lo dispuesto en el artículo 156 del Código de
Procedimiento Civil.

Acorde con lo preceptuado en el inciso primero del artículo 153 del mismo cuerpo normativo, el
abandono podrá hacerse valer sólo por el demandado, durante todo el juicio y hasta que se haya
dictado sentencia ejecutoriada en la causa. Esto, con la salvedad que indica el inciso segundo de la
disposición legal citada, que no corresponde a la situación que ahora se resuelve;
QUINTO: Que analizando el tenor del artículo 152 del Código de Procedimiento Civil, resulta
propicio dejar anotado que la frase "cesación de las partes en la prosecución del juicio", indicativa
de la inactividad de las partes y de su consiguiente desinterés en obtener una decisión al conflicto
sometido al conocimiento jurisdiccional, alude, además, a una pasividad imputable a los litigantes
en propulsar el avance del proceso; exigencia esta última, de acuerdo con la cual las partes,
enteradas del estado de la causa y gravitando sobre ellas la carga – entendida como el ejercicio de
un derecho en el logro del propio interés – de instar por su progresión, nada hacen en tal sentido.

Cabe tener en cuenta que la voz "prosecución", en su sentido natural, equivale a la "acción de
proseguir" y ésta es definida como "seguir, continuar, llevar adelante lo que se tenía empezado"
(Diccionario de la Lengua Española, 22ª Ed). Ligado a la noción de litigio o juicio, dicho vocablo
refiere al dinamismo que las partes interesadas imprimen al avance del pleito hacia su resolución y
se reconoce en la actitud materializada en actos procesales "al constituirse, modificarse,
impulsarse o definirse una relación procesal" (Jerónimo Santa María Balmaceda, citado por Carlos
Stoehrel Maes en "De las Disposiciones comunes a todo procedimiento y de los Incidentes",
Editorial Jurídica de Chile, pág. 195).

En otras palabras, la connotación dinámica del proceso exige el avance inexorable de los actos del
procedimiento hacia la sentencia, sin que ello pueda verse afectado por retrocesos o atrasos
injustificados;

SEXTO: Que en este punto, se aviene con el análisis traer a colación uno de los principios
formativos del proceso – nociones fundamentales que guían el quehacer del legislador y del
juzgador –, el orden consecutivo legal, indicativo de la formación, organización y concatenación de
los actos del procedimiento con arreglo a lo que manda la ley que al respecto, a cuyo lado aparece
el principio de la impulsión procesal que, en síntesis, estriba en la actividad mediante la cual se
hace posible el desarrollo progresivo del proceso, esto es, de etapa en etapa, ordenadas en una
sucesión racional, lógica y orgánica, hacia la consecución de la finalidad que le es propia, cuyas
modalidades básicas son: el impulso procesal de oficio, que entrega al juez la responsabilidad
exclusiva en la conducción de los actos del proceso, relegando a las partes a un rol de meros
auxiliares en el escenario procesal, y el impulso procesal a cargo de las partes que, a la inversa,
confía la tarea de realizar los actos que agilizan el desenvolvimiento del proceso a los propios
litigantes, frente al tribunal que durante la tramitación del juicio asume un rol más bien pasivo –sin
perjuicio de determinados espacios de acción oficiosa que la ley le reserva– y que viene a adquirir
protagonismo recién hacia el final del procedimiento, en la etapa de dictación del fallo.

Se completa la tríada de estos principios a los que se vincula el instituto del abandono del
procedimiento con el de la preclusión, cuya manifestación se aprecia en la pérdida, extinción o
caducidad de las facultades procesales; fenómeno que ocurre por diversas circunstancias: por no
haberse ejercido éstas dentro de los plazos establecidos al efecto por la ley; por haberse ejercido
efectiva, válida y oportunamente tales facultades o, en fin, por haberse realizado actos
incompatibles con el ejercicio de las mismas.
Al respecto, se ha dicho: "Va de suyo que para que las diversas etapas del proceso puedan
desarrollarse de un modo serial, gradual, consecutivo y progresivo será necesario disponer la
clausura definitiva de cada de una de aquéllas por medio de la preclusión, evitando así el retorno a
etapas procesales extinguidas o consumadas" (Adolfo E.C. Borthwick; "Principios Procesales";
MAVE Editor; pág. 113);

SÉPTIMO: Que de esta manera, entonces, la carga que los litigantes han de ejercer, so pena de
perder – dejando a salvo las excepciones legales – el derecho a continuar el procedimiento
abandonado y de hacerlo valer en otro juicio, según dispone el artículo 156 de la Codificación
Procesal Civil, únicamente encuentra sentido en tanto sea exigible a aquéllos desplegar su
diligencia en pos de obtener la decisión jurisdiccional a la controversia que se haya planteado,
circunstancia que, indudablemente, se encuentra ausente cada vez que el ordenamiento procesal
prescribe el pronunciamiento del tribunal, tal y como acontece en el procedimiento ordinario, y
también en el especial normado en la Ley N° 19.253 que rige esta litis, al vencer el término
probatorio y el plazo para formular observaciones a la prueba, en su caso, momento en que el
legislador, tanto ordinario, como especial, define con claridad el paso de los actos del
procedimiento a un estadio regido ya no por las partes, sino por el tribunal.

Con arreglo a lo prevenido en los números 7 y 8 del artículo 56 de la Ley Nº 19.253, concerniente a
la substanciación de la presente causa, una vez vencido el término de prueba, sea de oficio o a
petición de parte, el tribunal tiene el deber de remitir a la Corporación Nacional de Desarrollo
Indígena copia del expediente y de la prueba que pudiera obrar en custodia, para su informe, el
que debe ser evacuado dentro de un plazo perentorio por la Dirección de dicho organismo e
inmediatamente tras el cual corre el término para el juzgador emita su fallo;

OCTAVO: Que, con lo dispuesto en el artículo 10 del Código Orgánico de Tribunales y partiendo de
la base del principio de pasividad campeaba en el procedimiento civil, antaño se imponía la idea
que en la substanciación de los procesos a las partes tocaba la iniciación; la dirección; el impuso
procesal, tanto en lo relativo al curso del juicio, como a la prueba; los recursos e incluso en su
terminación, basada en que siempre mantienen la titularidad de la acción, lo que las faculta para
disponer del derecho controvertido.

Sin embargo, inspirado en el afán que la inestabilidad en las relaciones jurídicas se extienda por el
menor tiempo posible, propósito con el que no se aviene la existencia de juicios inconclusos, el
Mensaje con que el Ejecutivo envió al Congreso el Código de Procedimiento Civil, señala que "en
las leyes de procedimiento se hace preciso conciliar el interés de los litigantes, que exige una
pronta solución de los pleitos, y el interés de la justicia, que requiere una concienzuda y acertada
apreciación del derecho sobre que debe recaer el fallo. En obedecimiento a este doble propósito,
se ha creído necesario, por una parte, simplificar en lo posible la tramitación y adoptar al mismo
tiempo una serie de medidas encaminadas a hacer ineficaces los expedientes dilatorios a que
apela la mala fe para retardar la solución de los pleitos; y por otra parte, dar a los magistrados
mayor latitud en sus atribuciones a fin que puedan hacer sentir en mayor grado que hasta ahora su
acción en la formación y marcha de los procesos. Confiados éstos a la sola iniciativa de las partes,
se desvían a menudo de su verdadera marcha, resultando de allí que la acción de la justicia se hace
más fatigosa y menos eficaz".

En la misma dirección, se indica en el Mensaje de reforma al mismo cuerpo de leyes que "se
amplían las atribuciones de los magistrados, que en numerosos casos, hasta podrán proceder de
oficio; a los jueces se les saca de su rol pasivo de meros espectadores en la contienda judicial, para
llevarlos al plano de personeros activos de la justicia, premunidos de las facultades necesarias para
establecer, con pleno conocimiento de causa, la verdad jurídica que permita, fundada y
rápidamente, dar a cada uno lo que es suyo". Por tales fundamentaciones se contempla el
desistimiento de la acción, el abandono del procedimiento, la posibilidad de declarar la nulidad de
actos de procedimiento o de casar sentencias por el tribunal competente, los plazos fatales para
realizar algunas actuaciones, audiencias de conciliación, etc.

Puede concluirse, en consecuencia, que el legislador procesal ha hecho compatibles los principios
de la pasividad y oficialidad, reglando el campo de acción de las partes y de los jueces. Paradigma
de esto que se viene exponiendo es la iniciativa que queda entregada de manera prevalente al juez
para disponer el trámite de citación para oír sentencia, tanto en el juicio ordinario –cuyas
disposiciones se aplican al procedimiento especial estatuido en el artículo 56 de la Ley N° 19.253–,
como en el ejecutivo, al disponerse que luego de vencido el plazo que tienen las partes para
realizar las observaciones que el examen de la prueba les sugiera, háyanse o no presentado
escritos, y sin nuevo trámite, el tribunal citará a las partes para oír sentencia, eliminándose de esta
forma la antigua referencia a que tal diligencia se dispondría a petición de parte, escrita o verbal;

NOVENO: Que a la luz de lo expresado, cabe colegir que, si bien el principio dispositivo –
caracterizado porque el impulso del proceso lo guían las partes conforme a su "impulso
autónomo"– opera sobre la base que el tribunal ordenará todos los actos que sirvan para facilitar
su pronunciamiento y que le soliciten las partes, como objeto inmediato de la actividad de éstas,
también es cierto que, paralelamente, el órgano jurisdiccional se encuentra investido del deber,
correlativo al poder, de ordenar y realizar todos los actos que conducen a la sentencia, sin
necesidad de peticiones de las partes, volviendo a retomar la inactividad o pasividad casi total en
la que se encontraba antes de la traba de la litis sólo una vez que ha decidido definitivamente la
contienda que le fue sometida, o que las partes lo liberen de ello mediante los demás medios de
extinción del proceso como lo son el desistimiento y la transacción;

Art. 155 (162). Si, renovado el procedimiento, hace el demandado cualquiera gestión que no tenga
por objeto alegar su abandono, se considerará renunciado este derecho.
SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 59401
Corte: Corte Suprema
Rol: 7771-2011
Fecha: 09/03/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 153, Código de Procedimiento Civil art 472,
Código de Procedimiento Civil art 155, Código de Procedimiento Civil art 152 y ss
QUINTO: Que el artículo 153 del Código de Procedimiento Civil dispone que en los juicios
ejecutivos el ejecutado podrá solicitar el abandono del procedimiento después de
ejecutoriada la sentencia definitiva o en el caso del artículo 472, situaciones en que el
plazo para declararlo es de tres años contados desde la última gestión útil hecha en el
procedimiento de apremio, destinado a obtener el cumplimiento forzado de la obligación,
cuyo es el caso de autos.
SEXTO: Que, por su parte, el artículo 155 del mismo Código estatuye que si renovado el
procedimiento el demandado hace cualquier gestión que no tenga por objeto alegar el
abandono, se tendrá por renunciado tal derecho.
SÉPTIMO: Que, el abandono del procedimiento, cuando se hace valer por vía de la
excepción, constituye, indudablemente, un incidente de la causa, o sea, una cuestión
accesoria que requiere pronunciamiento especial; pero es una incidencia singular, diversa
de la general que se contempla en los artículos 8 y siguientes del Código de Procedimiento
Civil, y que tiene una reglamentación propia; sus caracteres derivan de la normativa que se
consagra y estatuye en los artículos 152 a 157 del Código antes aludido. Se trata de una
sanción, que por expresa disposición de la ley, puede alegarse por el demandado durante
todo el juicio y hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa, esto, en el
caso del inciso primero del artículo 153 del Código de Enjuiciamiento Civil y, en la situación
del artículo 472 del cuerpo de leyes en comento, puede plantearse el abandono, incluso,
después de ejecutoriado el fallo, acorde con lo prevenido en el inciso segundo del referido
artículo 153, y mientras el procedimiento de apremio no haya concluido totalmente.
Es importante anotar que el instituto jurídico en examen carece de plazo y puede invocarse
en las oportunidades precedentemente indicadas con una característica sí digna de
destacar; si se renueva el procedimiento y el demandado hace cualquiera gestión que no
tenga por objeto alegar su abandono, se considera como renunciado este derecho, según
lo previene el artículo 155 del Código de Procedimiento Civil, como se manifestó en el
raciocinio que antecede.
Pues bien, en la especie, renovado el procedimiento por la parte demandante, la
demandada no realizó gestión alguna hasta, precisamente, hacer valer el abandono que ha
motivado el recurso que ahora se resuelve, como también anteriormente se consignó.
Acordada con el voto en contra del Ministro Sr. Muñoz, quien estuvo por anular el fallo
impugnado y, al dictar la correspondiente sentencia de reemplazo, revocar la resolución de
primera instancia y rechazar el abandono del procedimiento alegado, en consideración a
los siguientes argumentos:
1°) El derecho del trabajo surge como una necesidad de protección de los trabajadores,
dirigiendo la relación laboral, consagrando para ello la intervención estatal en la relación
laboral, circunstancia que importó abandonar el esquema de libertad contractual que rige
en el ámbito civil. El elemento que caracteriza la relación laboral es la subordinación del
trabajador, aspecto que implica la primacía del poder de uno de los contratantes, el
empleador, por sobre el otro, el trabajador, situación que hace necesaria una protección
de los derechos del trabajador, y la garantía de los derechos fundamentales.
2°) Es justamente en virtud de este principio protector, derivado de las desiguales
condiciones entre los contratantes, que se abandonaron los principios generales del
derecho civil, inspirado en la igualdad de las partes para contratar, y se reguló la relación
laboral con normas propias, especiales, formándose esta nueva rama del derecho, cuyos
postulados o principios básicos inspiradores son distintos de aquéllos, desde que
obedecen a la inspiración de justicia social de que se nutre esta rama del derecho desde
sus inicios, principios que son de orden público. Dentro del principio protector de este
derecho encontramos la regla in dubio pro operario, la de la norma más favorable, de la
condición más beneficiosa, la irrenunciabilidad de los derechos, la continuidad o
estabilidad laboral y el de la primacía de la realidad.
3°) Que, consecuente con este principio protector, inspirador de la legislación laboral, es
que el Código del Trabajo se distancia del principio dispositivo que inspira al Código de
Procedimiento Civil, y en cambio dispone que el Juez debe llevar adelante el
procedimiento de oficio, y hacerlo además en forma oportuna. Así se desprende de los
artículos 429, 444, 452, 454 y 428 del Código del Trabajo vigentes a la fecha de iniciación
de este juicio y aplicables en la especie atento lo dispuesto en el artículo 2° transitorio de
dicho cuerpo legal. Es así como el artículo 429, en lo pertinente, establece: "Los plazos que
se establecen en este Título –relativo al procedimiento– son fatales, salvo aquellos
establecidos para la realización de actuaciones propias del tribunal. En consecuencia, la
posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad para ejecutar el acto se extingue por el
solo ministerio de la ley al vencimiento del plazo. En estos casos el tribunal, de oficio o a
petición de parte, proveerá lo que convenga para la prosecución del juicio, sin necesidad
de certificado previo". Por su parte el artículo 444 establece "De no haber conciliación ni
hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos, el tribunal dictará sentencia de
inmediato, o a más tardar, dentro del décimo quinto día" y el artículo 452 que señala
"Vencido el término de prueba y dentro de los cinco días siguientes, las partes podrán
hacer por escrito las observaciones que el examen de la prueba les sugiera. Expirado este
plazo, se haya o no presentado escrito y existan o no diligencias pendientes, el tribunal
citará para oír sentencia, la que se dictará dentro de los quince días siguientes". Asimismo,
el artículo 454 dispone en su inciso 1° que "El tribunal podrá de oficio, a partir de la
recepción de la causa a prueba, decretar para mejor resolver cualquiera de las medidas a
que se refiere el artículo 159 del Código de Procedimiento Civil u otras diligencias
encaminadas a comprobar los hechos controvertidos." En este mismo sentido se puede
observar el artículo 428 que autoriza a decretar diligencias directamente a los tribunales
en otras jurisdicciones.
4°) Que atento lo razonado, por no ser aplicable a las causas regidas por el derecho del
trabajo el principio dispositivo es que no resulta procedente a su respecto la institución del
abandono del procedimiento que contempla el Código de Procedimiento Civil, propio del
principio antes mencionado, establecido como sanción para el litigante negligente. Tanto
es así, que en la actualidad, luego de la modificación introducida por la Ley N° 20.260, el
actual artículo 429 del Código del Trabajo lo declaró inaplicable, lo que no es mas que la
consagración legal de lo que la doctrina y parte de la jurisprudencia venían sosteniendo, en
virtud de los argumentos antes vertidos.
5°) Que, atento lo antes razonado, al estimar los jueces del fondo procedente la institución
del abandono del procedimiento han incurrido en error de derecho que ha influido en lo
dispositivo de la sentencia, desde que se acogió tal incidencia, impidiendo con ello la
prosecución de la causa hasta la obtención por parte de los trabajadores del pago de las
prestaciones adeudadas por la demandada.

Título XVII
DE LAS RESOLUCIONES JUDICIALES

Art. 158 (165). Las resoluciones judiciales se denominarán sentencias definitivas, sentencias
interlocutorias, autos y decretos.
Es sentencia definitiva la que pone fin a la instancia, resolviendo la cuestión o asunto que ha sido
objeto del juicio.
Es sentencia interlocutoria la que falla un incidente del juicio, estableciendo derechos
permanentes a favor de las partes, o resuelve sobre algún trámite que debe servir de base en el
pronunciamiento de una sentencia definitiva o interlocutoria.
Se llama auto la resolución que recae en un incidente no comprendido en el inciso anterior.
Se llama decreto, providencia o proveído el que, sin fallar sobre incidentes o sobre trámites que
sirvan de base para el pronunciamiento de una sentencia, tiene sólo por objeto determinar o
arreglar la substanciación del proceso.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 59262
Corte: Corte Suprema
Rol: 7692-2011
Fecha: 02/02/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 158, Código de Procedimiento Civil art 169 y
ss, Código de Procedimiento Civil art 785, Código de Procedimiento Civil art 186, Código
Orgánico de Tribunales art 83, Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de
Procedimiento Civil art 775
CUARTO: Que el Código de Procedimiento Civil, en los artículos 158, 169, 170 y 171 reguló
las formas de las sentencias.
QUINTO: Que la importancia de la parte considerativa de la sentencia, en cuanto allí se
asientan las bases que sirven de sustento previo y necesario de la decisión mediante la
cual ella dirime el litigio, resulta de tal envergadura que algunas constituciones – como la
española, la italiana y la peruana – consignan de manera expresa la obligación de los
jueces de fundamentar sus fallos.
Semejante deber aparece también contemplado de manera implícita dentro de nuestro
ordenamiento constitucional, según se desprende de lo dispuesto en el artículo 8º de la
Carta Política, donde se consagra el principio de publicidad de los actos y resoluciones
emanados de los órganos del Estado así como de sus "fundamentos"; en el artículo 76 del
mismo cuerpo normativo que se refiere a la prohibición de los otros Poderes del Estado en
orden a revisar los "fundamentos" de las resoluciones de los tribunales de justicia
establecidos por ley, a lo que debe sumarse, especialmente, el arbitrio garantístico previsto
en el artículo 19 Nº 3, inciso 5º de la Carta, de acuerdo con el cual, toda sentencia de un
órgano que ejerza jurisdicción debe "fundarse" en un proceso previo y legalmente
tramitado, agregando que corresponde al legislador establecer las garantías de un
procedimiento y una investigación racionales y justas.
Al satisfacer este imperativo, vinculado al debido proceso legal, tiende el antes citado
artículo 170 del Código de Procedimiento Civil en cuanto ordena a los jueces expresar
determinadamente las razones de índole fáctica y jurídica en que se apoyen sus
sentencias; resultando, entonces, patente la raigambre constitucional de la mencionada
exigencia.
SEXTO: Que, por otra parte, tanto la jurisprudencia como la doctrina se han preocupado
también de hacer hincapié en la trascendencia del presupuesto procesal en examen,
aduciendo para ello diversas razones.
Se ha expresado en esta postura que, al establecerse por el ordenamiento la obligación de
fundamentar las sentencias, se pretende que éstas se expidan con arreglo a los criterios de
racionalidad y de sujeción a la ley, descartándose con ello preventivamente cualquier
asomo de arbitrariedad o "despotismo judicial".
Al mismo tiempo, se considera que el señalado deber de los jueces asume una finalidad
persuasiva respecto de las partes, en cuanto, al exponer el fallo las razones de carácter
fáctico y jurídico, quedarán éstas en situación de comprender la exactitud y corrección de
tales razonamientos y que la decisión a la que sirven de asidero constituye expresión
genuina de la ley; y, en la eventualidad de que tal convicción no llegue a producirse,
cuenten con los elementos de juicio necesarios para impugnar lo resuelto, utilizando los
medios recursivos idóneos al efecto.
Siendo, en fin, las sentencias el instrumento mediante el cual los jueces desempeñan la
función jurisdiccional, que constituye una parte de la soberanía cuyo ejercicio le es
delegado por la nación, tienen los componentes de ésta el derecho a controlar la
racionalidad y justicia de sus decisiones, a través del examen de las razones que se aducen
para fundamentarlas;
OCTAVO: Que es así como del contexto de justificación que antecede, queda claramente
demostrada la falta absoluta a las disposiciones y principios referidos en que incurrieron
los jueces de la instancia, al prescindir de la cabal ponderación de la prueba.
Esta omisión constituye el vicio de casación de forma previsto en el artículo 768 Nº 5, en
relación con el artículo 170 Nº 4, ambos del Código de Procedimiento Civil, por la falta de
consideraciones de hecho que le sirven de fundamento al fallo.
NOVENO: Que, de acuerdo con lo que se dispone en el artículo 775 del Código de
Procedimiento Civil, pueden los tribunales, conociendo por vía de apelación, consulta o
alguna incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los antecedentes del recurso
manifiesten que ellos adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la forma.
Establece el mismo precepto que el tribunal debe oír sobre este punto a los abogados que
concurran a alegar en la vista de la causa, indicándoles los posibles vicios sobre los que
deba versar sus alegatos; exigencia que no pudo satisfacerse en el presente caso, en razón
de haberse advertido el defecto procesal, encontrándose los autos en estado de acuerdo;
DECIMO: Que por las razones expresadas en las motivaciones anteriores, se procederá a
ejercer las facultades que le permiten a esta Corte casar en la forma de oficio.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en las normas legales citadas y lo
señalado en los artículos 786 y 806 del Código de Procedimiento Civil, se anula de oficio la
sentencia de la Corte de Apelaciones de Talca, de seis de julio de dos mil once, escrita a
fojas 200, la que se remplaza por la que se dicta a continuación, separadamente, pero sin
nueva vista de la causa.

Art. 159. Los tribunales, sólo dentro del plazo para dictar sentencia, podrán dictar de oficio,
medidas para mejor resolver.
Las que se dicten fuera de este plazo se tendrán por no decretadas. Sin perjuicio de lo establecido
en el inciso primero del artículo 431 podrán dictar alguna o algunas de las siguientes medidas:
1. La agregación de cualquier documento que estimen necesario para esclarecer el derecho de los
litigantes;
2. La confesión judicial de cualquiera de las partes sobre hechos que consideren de influencia en la
cuestión y que no resulten probados;
3. La inspección personal del objeto de la cuestión;
4. El informe de peritos;
5. La comparecencia de testigos que hayan declarado en el juicio, para que aclaren o expliquen sus
dichos obscuros o contradictorios; y
6. La presentación de cualesquiera otros autos que tengan relación con el pleito. Esta medida se
cumplirá de conformidad a lo establecido en el inciso 3 del artículo 37.
En este último caso y siempre que se hubiese remitido el expediente original, éste quedará en
poder del tribunal que decrete esta medida sólo por el tiempo estrictamente necesario para su
examen, no pudiendo exceder de ocho días este término si se trata de autos pendientes.
La resolución que se dicte deberá ser notificada por el estado diario a las partes y se aplicará el
artículo 433, salvo en lo estrictamente relacionado con dichas medidas. Las medidas decretadas
deberán cumplirse dentro del plazo de veinte días, contados desde la fecha de la notificación de la
resolución que las decrete. Vencido este plazo, las medidas no cumplidas se tendrán por no
decretadas y el tribunal procederá a dictar sentencia, sin más trámite.
Si en la práctica de alguna de estas medidas aparece de manifiesto la necesidad de esclarecer
nuevos hechos indispensables para dictar sentencia, podrá el tribunal abrir un término especial de
prueba, no superior a ocho días, que será improrrogable y limitado a los puntos que el mismo
tribunal designe. En este evento, se aplicará lo establecido en el inciso segundo del artículo 90.
Vencido el término de prueba, el tribunal dictará sentencia sin más trámite.
Las providencias que se decreten en conformidad al presente artículo serán inapelables, salvo las
que dicte un tribunal de primera instancia disponiendo informe de peritos o abriendo el término
especial de prueba que establece el inciso precedente.
En estos casos procederá la apelación en el solo efecto devolutivo.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58020

Corte: Corte de Apelaciones de Santiago

Rol: 6314-2008

Fecha: 18/01/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 199, Código Civil art 198, Código de Procedimiento Civil art 159

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, dieciocho de enero de dos mil doce.

Séptimo: Que si el legislador otorgó atribuciones al juez para decretar pruebas de oficio en
la búsqueda de la verdad real, sin limitaciones, como se dispone el artículo 198 del Código
Civil, ninguna lógica jurídica tendría imponer a esas diligencias probatorias, decretadas
como medida para mejor resolver, el plazo fatal para su cumplimiento previsto en la norma
del artículo 159 del Código de Procedimiento Civil. La legislación dejaría de ser coherente y
lógica, si se admite que conocido el recargo de trabajo del Instituto público especializado,
el examen de ADN decretado en esos términos, quede sin efecto sólo por la demora en su
cumplimiento.

Octavo: Que de los antecedentes se observa que el supuesto retraso en la medida


decretada para mejor resolver, motivada por la falta de citación legal del demandado,
llevaron a la Sra. Juez a prescindir de la referida diligencia, lo que debe ser corregido una
vez salvada la omisión que vicia de nulidad este procedimiento.

Noveno: Que, por consiguiente, en resguardo del interés social comprometido y por existir
un vicio que afecta la garantía asegurada en el inciso quinto del artículo 19 N° 3 de la Carta
Fundamental, relativa a un justo y racional procedimiento, lo que en la especie ha sido
vulnerado, este Tribunal debe, en uso de las facultades correctoras de procedimiento,
previstas en el inciso final del artículo 84 del Código de Procedimiento Civil, invalidar de
oficio la sentencia de primera instancia, retrotrayendo la causa al estado que se dirá en lo
resolutivo de éste fallo.

Redactó la Ministro señora Gonzalez Troncoso.–

No firma el Ministro señor Dahm, por encontrarse ausente.

Nº 6314–2008.

Pronunciada por la Cuarta Sala de esta Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago, presidida
por el Ministro señor Jorge Dahm Oyarzún e integrada por la Ministra señora Jessica
González Troncoso y el Abogado Integrante señor Emilio Pfeffer Urquiaga.

Art. 160 (167). Las sentencias se pronunciarán conforme al mérito del proceso, y no podrán
extenderse a puntos que no hayan sido expresamente sometidos a juicio por las partes, salvo en
cuanto las leyes manden o permitan a los tribunales proceder de oficio.

SENTENCIA

Nro_Legalpublishing = 59483

Corte: Corte Suprema

Rol: 5817-2011

Fecha: 14/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 768 n° 7,
Código Civil art 1552, Código Civil art 1824, Código Civil art 1828, Código Civil art 1831, Código Civil
art 1832, Código de Procedimiento Civil art 160, Código Civil art 1698, Código de Procedimiento
Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 341

Sentencia: SENTENCIA
TERCERO: Que anotado lo anterior y por lo que toca al reproche inaugural, es menester consignar
que entre los axiomas rectores del juicio –constituidos por ciertas ideas centrales referidas a la
estructuración del proceso y que deben observar, tanto el juez al tramitar y decidir las
controversias sometidas a su conocimiento, como el legislador al sancionar las leyes– figura el de la
congruencia, que sustancialmente apunta a la conformidad que ha de mediar entre el
pronunciamiento del órgano jurisdiccional y las pretensiones que los litigantes formularon
oportuna y formalmente en sus escritos fundamentales; se plasma en el brocardo "ne eat iudex
ultra petita partium" y guarda estrecha vinculación con otro aforismo formativo del proceso: el
dispositivo.

"El principio dispositivo –ha dicho Prieto Castro– impone la regla de que son las partes,
exclusivamente, quienes determinan el thema decidendum, pues el juez debe limitar su
pronunciamiento tan sólo a lo que ha sido pedido por aquéllas. A las partes incumbe, en otras
palabras, fijar el alcance y contenido de la tutela jurídica, incurriendo en incongruencia el juez que,
al fallar, se aparta de las cuestiones incluidas en la pretensión del actor y la oposición del
demandado" (citado por Adolfo E.C. Borthwick. Principios procesales. MAVE editor. Corrientes.
Argentina. 2003, pág. 42).

CUARTO: Que esta pauta directriz del procedimiento encuentra expresión normativa en el artículo
160 del Código de Procedimiento Civil, cuando prescribe que las sentencias deben pronunciarse
conforme al mérito del proceso y no pueden extenderse a puntos no sometidos expresamente a
juicio, salvo si las leyes manden o habiliten a los tribunales proceder de oficio.

A este propósito la jurisprudencia de este tribunal, sostiene que constituye una norma ordinatoria
litis, en cuanto entraña una regla general del procedimiento, no apto para decidir la controversia
sujeta a la decisión del juez; razón por la cual su vulneración no admite fundar un recurso de
casación en el fondo; y tampoco da pábulo para cimentar un arbitrio de nulidad formal, por no
configurar alguna de las causales previstas taxativamente en el artículo 768 del Código de
Instrucción del ramo, sin perjuicio del estrecho enlace que guarda con la deficiencia de ultra petita
allí consagrada, según podrá constatarse.

QUINTO: Que el apotegma procesal en referencia tiende a "frenar a todo trance cualquier eventual
exceso de la autoridad del oficio", otorga garantía de seguridad y certeza a los contendientes; y se
conculca con la incongruencia que, en su faz objetiva –desde la perspectiva de nuestro régimen
procesal civil– se presenta bajo dos modalidades: ultra petita, cuando se otorga más de lo pedido
por los contradictores, circunstancia susceptible de darse tanto respecto de la pretensión del
demandante como de la oposición del demandado; y extra petita, cuando se concede algo no
pedido, extendiéndose lo resuelto ámbitos no propuestos a la decisión del tribunal.

SEXTO: Que la incongruencia, concretada en los dos supuestos recién indicados aparece
configurada como presupuesto de casación en la forma por el artículo 768, N° 4°, del Código
Procedimental Civil, "otorgando más de lo pedido por las partes o extendiéndola a puntos no
sometidos a la decisión del tribunal, sin perjuicio de la facultad que éste tenga para fallar de oficio
en los casos determinados por la ley".

Tanto la doctrina como la jurisprudencia concuerdan en que la mentada causal de nulidad ofrece
cobertura también a la hipótesis en que la decisión varía la causa de pedir invocada por las partes
como fundamento de sus pretensiones. Así se ha dicho que "las sentencias de los tribunales, so
pena de incurrir en este vicio, deben guardar conformidad, sin embargo, con la causa de pedir, por
ser la que particularmente determina la condición jurídica de las acciones o excepciones alegadas,
de manera que falla ultra petita, a pesar de que en lo resolutivo se limite estrictamente a acoger la
acción deducida y rechazar las excepciones opuestas, la sentencia que en lo considerativo se funda
para ello en la existencia de un hecho o antecedente jurídico distinto del alegado por las partes
(Anabalón: Tratado Práctico de Derecho Procesal Civil Chileno, tomo 2, volumen III, Librotec Ltda.
editores, Concepción, 1966, N° 1422, pág. 202).

"La causa de pedir es la que particularmente determina la condición jurídica de las acciones o
excepciones alegadas y, por consiguiente, aceptar o desechar una excepción por una causa de
pedir distinta de la invocada importa resolver una excepción diversa de la sometida a juicio por las
partes y fallar, por tanto, ultra petita, salvo los casos en que la ley autoriza para proceder de oficio"
(Repertorio de Legislación y Jurisprudencia Chilena. Código de Procedimiento Civil, tomo IV,
Editorial Jurídica de Chile, 1983, pág. 41).

Nro_Legalpublishing = 59962

Corte: Corte Suprema

Rol: 5517-2011

Fecha: 04/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 160,
Constitución Política art 19 n° 5 inciso 5

Sentencia: SENTENCIA
CUARTO: Que en este contexto y en relación con la causal de anulación invocada, debe anotarse
que el artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, en su numeral cuarto, le otorga en general el
nombre de ultra petita al vicio de incrongruencia consistente en dar más de lo pedido; sin expresar
su nombre, se refiere igualmente a la extra petita, que hace consistir en extenderse el
pronunciamiento del tribunal apuntos no sometidos a la decisión del tribunal, en el que se puede
comprender, además, la infra petita.

QUINTO: Que se ha sostenido que la congruencia es la conformidad que debe existir entre la
sentencia y la pretensión o pretensiones que consituyen el objeto del proceso, más la oposición u
oposiciones en cuanto delimitan este objeto. (Jaime Guasp, Derecho Procesal Civil, pag 517, citado
por Hugo Botto, La Congruencia Procesal, pag 121). "Es pues una relación entre dos términos, uno
de los cuales es la sentencia misma y, más concretamente, su fallo o parte dispositiva y otro, el
objeto procesal en sentido riguroso; no por lo tanto, la demanda, ni las cuestiones, ni el debate, ni
las alegaciones y las pruebas, sino la pretensión procesal y la oposición a la misma en cuanto la
delimita o acota, teniendo en cuenta todos los elementos identificadores de tal objeto; los sujetos
que en él figuran, la materia sobre que recae y al título que jurídicamente lo perfila". (Pedro
Aragoneses Alonso, Sentencias congruentes, pretensión, oposición, fallo, pag 11, citado por Botto,
pag 122).

SEXTO: Que efectivamente se sanciona la trasgresión de la congruencia, por cuanto ésta constituye
una garantía para las partes, un límite para el juez, que otorga seguridad y certeza a las partes e
interviene la posible arbitrariedad judicial. Por lo mismo la congruencia es un presupuesto de la
garantía del justo y racional procedimiento, que da contenido al derecho a ser oído o a la debida
audiencia de ley. Estos derechos y garantías fundamentales no sólo se vinculan con la pretensión y
oposición, sino que con la prueba y los recursos, conectándose con el principio dispositivo que
funda el proceso civil.

OCTAVO: Que, estando los tribunales en el deber de fallar los litigios conforme al mérito de autos y
con arreglo a las leyes que son aplicables al caso sometido a su conocimiento, es obvio que se
hallan facultados para hacer en sus sentencias todas aquellas consideraciones que guarden
relación con la acción deducida y que puedan desprenderse de los antecednetes del proceso.

Nro_Legalpublishing = 60173

Corte: Corte Suprema

Rol: 10029-2010

Fecha: 12/04/2012
Leg. Aplic.: Código Civil art 2448, Código Civil art 1681, Código Civil art 1682, Código Civil art 1489,
Código Civil art 1491, Código Civil art 2448, Código Civil art 1554, Código Civil art 1877, Código Civil
art 1879, Código Civil art 1873, Código de Procedimiento Civil art 160

QUINTO: Que la postura de que da cuenta el recurso conspira contra el principio de congruencia,
exigible por imperativo del artículo 160 del Código de Procedimiento Civil. Jurídicamente se puede
decir que conforme a tal principio debe existir conformidad entre todos los actos del
procedimiento aisladamente considerados, mismos que componen el proceso. Se enlaza entonces
la pretensión, la oposición, la prueba, la sentencia y los recursos siendo la congruencia procesal, en
la sentencia, un imperativo para el juzgador. Se pone énfasis por la doctrina en resaltar los nexos
entre las pretensiones sostenidas por el actor y la sentencia, además de las excepciones y la
prueba, según se ha reconocido, pero encuentra su mayor limitación en los hechos.

De acuerdo a lo expresado, esta Corte se encuentra impedida de revisar cualquier aspecto del
recurso de casación en el fondo a que se viene haciendo referencia, puesto que los términos en
que éste fue formulado se apartan de los postulados que las partes han sometido al conocimiento
y resolución de este tribunal. De la forma antes dicha, las argumentaciones incorporadas por la
demandante, en cuya virtud modificó sus pretensiones, constituyen alegaciones que han sido
traídas a colación y desarrolladas íntegramente sólo al interponer el presente recurso de casación
en el fondo, por lo que no habiendo formado parte de la controversia, cuyo marco quedó fijado
con la demanda y las defensas y excepciones, esta Corte, como se reitera, no puede pronunciarse
sobre tales contenidos. Consecuentemente, no pueden constituir errores de derecho las
infracciones que se atribuyen al fallo en este sentido;

SEXTO: Que en un segundo capítulo del arbitrio, se denuncia la vulneración de lo previsto en el


artículo 1489 del Código Civil, lo que produce al revocar el sentenciador de segundo grado la
sentencia de primera instancia, en cuanto acogió la demanda de resolución del contrato de
compraventa materia de autos, entendiendo erróneamente que el contrato de promesa aludido se
encontraba vigente y, por ende, la demanda había sido interpuesta de manera extemporánea, por
no haber expirado el plazo pactado en aquel instrumento.

Que según se desprende del recurso, éste ha sido formulado en base a peticiones subsidiarias. Por
una parte, se solicita la declaración de nulidad absoluta de oficio del contrato de promesa de
resciliación, por otra parte, se esgrime la vulneración del artículo 1489 del Código Civil al revocar el
fallo de primera instancia en la parte que acogía la demanda de resolución del contrato de
compraventa.

Como reiteradamente lo ha decidido esta Corte, al ser el recurso de casación en el fondo un


recurso de derecho estricto, no admite la interposición de peticiones subsidiarias, por lo que
necesariamente deberá ser desestimado en este apartado;

Nro_Legalpublishing = 60182
Corte: Corte Suprema

Rol: 8174-2011

Fecha: 12/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Comercio art 404 n° 1, Código de Comercio art 404 n° 2, Código Civil art
1702, Código Civil art 1706, Código Procesal Penal art 240 inciso 1, Código de Procedimiento Civil
art 177, Código de Procedimiento Civil art 160, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 6, Código
de Procedimiento Civil art 254 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 309, Código de
Procedimiento Civil art 310

TERCERO: En el ámbito de la acción procesal, la causa de pedir es el fundamento inmediato del


derecho deducido en el juicio, definida en el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil, se
reconoce la causa con la pregunta: "por qué se pide la declaración o reconocimiento del derecho".
Permite identificarla con el conjunto de hechos que fundamentan la petición, en búsqueda de la
identificación de los mismos a un aspecto concreto, los que debidamente acreditados, persiguen
se les apliquen determinadas consecuencias jurídicas. Se tratará entonces, en los procesos
constitutivos, de los hechos a los que la norma vincula el efecto de crear, modificar o extinguir la
relación jurídica.

Sobre la base de lo previamente expuesto, los tribunales de justicia deben ceñirse al principio de
pasividad que rige su actuar, como al de congruencia, determinado por los asuntos sometidos a su
decisión. No puede soslayarse que el principio iura novit curia del sistema dispositivo y de
aportación de partes viene a significar tan sólo la posibilidad que tiene el juez de desvincularse de
la fundamentación jurídica sustentatoria de las pretensiones de cada litigante para la resolución de
la controversia que ha sido sometida a su conocimiento, sin apartarse de la causa de pedir. Dicho
principio permite, si incurrir en incongruencia, dar a los hechos planteados exclusivamente por las
partes y que derivan de las probanzas rendidas, la calificación jurídica que corresponda.

La decisión debe atenerse a la causa petendi, con respeto a los antecedentes fácticos, puesto que
los hechos pertenecen a la exclusiva disposición de las partes. No puede, por ende, variarse en la
decisión jurisdiccional el fundamento jurídico.

Alumbra también los razonamientos antes anotados el principio de congruencia que busca vincular
a las partes y al juez al debate. Por el contrario, conspira en contra del necesario encadenamiento
de los actos que lo conforman, pues pretende dotarles de eficacia, y obsta a ella, la falta de
coherencia entre estas partes que conforman un todo. Surge así este principio que enlaza la
pretensión, la oposición, la prueba, la sentencia y los recursos, siendo la congruencia procesal en la
sentencia un imperativo a respetar por el magistrado al decidir la controversia. Se podrá sostener y
con razón, que no existe un conjunto de disposiciones que regulen la institución, la estructure en
sus presupuestos, requisitos y efectos, pero no por ello es desconocida en nuestro ordenamiento,
por cuanto se refieren a la congruencia directa o indirectamente distintas normas, entre las que se
cuenta la que regula el contenido de las sentencias. En general la congruencia es la debida
correspondencia entre las partes que componen un todo. Jurídicamente se puede decir, que es el
principio conforme al cual debe existir conformidad entre todos los actos del procedimiento,
aisladamente considerados, que componen el proceso. Si bien se pone énfasis por la doctrina en
resaltar los nexos entre las pretensiones sostenidas por el actor y la sentencia, no se puede
desconocer que tiene igualmente aplicación en relación con la oposición, la prueba y los recursos,
según se ha expresado, pero encuentra su mayor limitación en los hechos, puesto que en cuanto al
derecho aplicable, al juez le vincula otro principio: iura novit curiat, en el sentido que el juez
conoce y aplica el derecho, sin que ello afecte la causa petendi, según ya se adelantó.

El sano entendimiento y armonía de estos principios origina la conclusión que, inclusive al referirse
el juez al derecho, puede existir contravención al principio de congruencia o de vinculación a la
litis, infracción que sin duda se producirá si se desatiende lo que son su objeto y causa. De esta
forma la libertad del juez para interpretar y aplicar el derecho, queda delimitada por el principio de
congruencia, el cual le otorga el marco de su contenido;

CUARTO: Que en íntima conexión con lo anterior resulta imprescindible traer a colación los
artículos 160 y 170 N° 6°, de la recopilación adjetiva del ramo.

El precepto preliminar de esta normativa – consideradas como expresión positiva de uno de los
principios formativos del proceso al que ya se ha hecho alusión: el de la congruencia– estatuye que
los fallos deben extenderse de acuerdo al mérito del mismo, no pudiendo extenderse a puntos no
sometidos expresamente a juicio por los contradictores (salvo en cuanto las leyes autoricen o
permitan proceder de oficio).

La segunda de las reglas antes consignadas, en armonía con la recién transcrita, establece que el
acápite resolutivo del veredicto debe circunscribirse al asunto debatido, que abarca todas las
acciones y excepciones ventiladas en juicio.

Sabido es, que los litigantes someten sus pretensiones al tribunal en los escritos relevantes del
proceso: el actor, en su demanda y el demandado, en el de su contestación a la misma, como se
desprende de los literales 4° del artículo 254 y 3° y 4° del 309, de esa codificación.

Nro_Legalpublishing = 61826

Corte: Corte Suprema

Rol: 12010-2011

Fecha: 06/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 160

SÉPTIMO: Que la congruencia procesal a que se ha venido aludiendo, tiene por virtud mitigar la
eventual discrecionalidad del juzgador, allí donde no la tiene permitida. De manera que se otorga a
las partes garantía de seguridad y certeza en el destino de sus acciones.
Dicho proverbio se ve violentado con su antagónico: la incongruencia que, en su faz objetiva –
desde la perspectiva de nuestro ordenamiento procesal civil– se presenta bajo las dos modalidades
ya enunciadas en el raciocinio segundo: ultra petita, cuando se otorga más de lo pedido por las
partes, circunstancia que puede darse tanto respecto de la pretensión del demandante como de la
oposición del demandado; y extra petita, cuando se concede algo que no ha sido impetrado,
extendiéndose el pronunciamiento a cuestiones que no fueron sometidas a la decisión del tribunal;

OCTAVO: Que, tanto la doctrina, como la jurisprudencia están contestes en sostener que la causal
de nulidad en estudio ofrece cobertura también a la hipótesis en que la sentencia varía la causa de
pedir erigida como fundamento de sus pretensiones.

Acerca de este instituto sustantivo se ha dicho: "La causa de pedir es la que particularmente
determina la condición jurídica de las acciones o excepciones alegadas y, por consiguiente, aceptar
o desechar una excepción por una causa de pedir distinta de la invocada importa resolver una
excepción diversa de la sometida a juicio por las partes y fallar, por tanto, ultra petita, salvo los
casos en que la ley autoriza para proceder de oficio" (Repertorio de Legislación y Jurisprudencia
Chilena. Código de Procedimiento Civil, tomo IV, Editorial Jurídica de Chile, mil novecientos
ochenta y tres, página 41);

NOVENO: Que, ahora bien, como se sabe, si en la resolución apelada se comprenden y deciden
varios puntos o aspectos, el tribunal superior únicamente está facultado para entrar a revisar
aquéllos que han sido objeto del recurso respectivo. Los profesores Mario Mosquera Ruiz y Cristián
Maturana Miquel, expresan que "... el Tribunal de segunda instancia sólo va a poder pronunciarse
acerca de las cuestiones de hecho y de derecho que se hubieren discutido y resuelto en la
sentencia de primera instancia y respecto de las cuales se hubieren formulado peticiones concretas
por el apelante al deducir el recurso de apelación" ("Los Recursos Procesales", Editorial Jurídica de
Chile, pág. 206);

UNDÉCIMO: Que lo anterior no es sino colofón de la aplicación del brocárdico tantum devolutum
quantum apellatum, de acuerdo con el cual el tribunal de alzada queda restringido a las peticiones
concretas que debe formular el apelante en su recurso. Entra en el ámbito del tribunal mayor sólo
aquello que en virtud el recurso de apelación ha sido elevado a su conocimiento.

Reflexiona al efecto Piero Calamandrei: "Dada esta relación de causa a efecto que tiene lugar entre
la interposición de la apelación y la devolución de la controversia al juez ad quem, la devolución
total podrá ser efecto solamente de una apelación total; pero si se admite la posibilidad de una
apelación parcial, se deberá necesariamente admitir la posibilidad de una devolución
parcial...Pensar de otra manera, admitiendo que una devolución total pueda ser la consecuencia
de una apelación parcial, equivaldría a admitir que se pueda tener, en cuanto a aquella parte de la
controversia que no ha sido objeto de la apelación parcial, una devolución sin apelación: o sea un
efecto sin causa" ("Estudios sobre el Proceso Civil", Ed. Bibliográfica Argentina, pág. 298).

De ahí que, al no haber formulado recurso de apelación el demandado Cristián Azócar Aguirre y,
por consiguiente, no haber solicitado la reforma del fallo de primer grado en lo concerniente al
acogimiento de la demanda a su respecto, mal podía el tribunal de apelación, sin incurrir en ultra
petita, enmendar lo que venía decidido a ese respecto;

Art. 168 (176). En los tribunales colegiados los decretos podrán dictarse por uno solo de sus
miembros. Los autos, las sentencias interlocutorias y las definitivas, exigirán la concurrencia de tres
de sus miembros a lo menos.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 59262
Corte: Corte Suprema
Rol: 7692-2011
Fecha: 02/02/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 158, Código de Procedimiento Civil art 169 y
ss, Código de Procedimiento Civil art 785, Código de Procedimiento Civil art 186, Código
Orgánico de Tribunales art 83, Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de
Procedimiento Civil art 775
CUARTO: Que el Código de Procedimiento Civil, en los artículos 158, 169, 170 y 171 reguló
las formas de las sentencias.
QUINTO: Que la importancia de la parte considerativa de la sentencia, en cuanto allí se
asientan las bases que sirven de sustento previo y necesario de la decisión mediante la
cual ella dirime el litigio, resulta de tal envergadura que algunas constituciones – como la
española, la italiana y la peruana – consignan de manera expresa la obligación de los
jueces de fundamentar sus fallos.
Semejante deber aparece también contemplado de manera implícita dentro de nuestro
ordenamiento constitucional, según se desprende de lo dispuesto en el artículo 8º de la
Carta Política, donde se consagra el principio de publicidad de los actos y resoluciones
emanados de los órganos del Estado así como de sus "fundamentos"; en el artículo 76 del
mismo cuerpo normativo que se refiere a la prohibición de los otros Poderes del Estado en
orden a revisar los "fundamentos" de las resoluciones de los tribunales de justicia
establecidos por ley, a lo que debe sumarse, especialmente, el arbitrio garantístico previsto
en el artículo 19 Nº 3, inciso 5º de la Carta, de acuerdo con el cual, toda sentencia de un
órgano que ejerza jurisdicción debe "fundarse" en un proceso previo y legalmente
tramitado, agregando que corresponde al legislador establecer las garantías de un
procedimiento y una investigación racionales y justas.
Al satisfacer este imperativo, vinculado al debido proceso legal, tiende el antes citado
artículo 170 del Código de Procedimiento Civil en cuanto ordena a los jueces expresar
determinadamente las razones de índole fáctica y jurídica en que se apoyen sus
sentencias; resultando, entonces, patente la raigambre constitucional de la mencionada
exigencia.
SEXTO: Que, por otra parte, tanto la jurisprudencia como la doctrina se han preocupado
también de hacer hincapié en la trascendencia del presupuesto procesal en examen,
aduciendo para ello diversas razones.
Se ha expresado en esta postura que, al establecerse por el ordenamiento la obligación de
fundamentar las sentencias, se pretende que éstas se expidan con arreglo a los criterios de
racionalidad y de sujeción a la ley, descartándose con ello preventivamente cualquier
asomo de arbitrariedad o "despotismo judicial".
Al mismo tiempo, se considera que el señalado deber de los jueces asume una finalidad
persuasiva respecto de las partes, en cuanto, al exponer el fallo las razones de carácter
fáctico y jurídico, quedarán éstas en situación de comprender la exactitud y corrección de
tales razonamientos y que la decisión a la que sirven de asidero constituye expresión
genuina de la ley; y, en la eventualidad de que tal convicción no llegue a producirse,
cuenten con los elementos de juicio necesarios para impugnar lo resuelto, utilizando los
medios recursivos idóneos al efecto.
Siendo, en fin, las sentencias el instrumento mediante el cual los jueces desempeñan la
función jurisdiccional, que constituye una parte de la soberanía cuyo ejercicio le es
delegado por la nación, tienen los componentes de ésta el derecho a controlar la
racionalidad y justicia de sus decisiones, a través del examen de las razones que se aducen
para fundamentarlas;
OCTAVO: Que es así como del contexto de justificación que antecede, queda claramente
demostrada la falta absoluta a las disposiciones y principios referidos en que incurrieron
los jueces de la instancia, al prescindir de la cabal ponderación de la prueba.
Esta omisión constituye el vicio de casación de forma previsto en el artículo 768 Nº 5, en
relación con el artículo 170 Nº 4, ambos del Código de Procedimiento Civil, por la falta de
consideraciones de hecho que le sirven de fundamento al fallo.
NOVENO: Que, de acuerdo con lo que se dispone en el artículo 775 del Código de
Procedimiento Civil, pueden los tribunales, conociendo por vía de apelación, consulta o
alguna incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los antecedentes del recurso
manifiesten que ellos adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la forma.
Establece el mismo precepto que el tribunal debe oír sobre este punto a los abogados que
concurran a alegar en la vista de la causa, indicándoles los posibles vicios sobre los que
deba versar sus alegatos; exigencia que no pudo satisfacerse en el presente caso, en razón
de haberse advertido el defecto procesal, encontrándose los autos en estado de acuerdo;
DECIMO: Que por las razones expresadas en las motivaciones anteriores, se procederá a
ejercer las facultades que le permiten a esta Corte casar en la forma de oficio.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en las normas legales citadas y lo
señalado en los artículos 786 y 806 del Código de Procedimiento Civil, se anula de oficio la
sentencia de la Corte de Apelaciones de Talca, de seis de julio de dos mil once, escrita a
fojas 200, la que se remplaza por la que se dicta a continuación, separadamente, pero sin
nueva vista de la causa.
Art. 169 (192). Toda resolución, de cualquiera clase que sea, deberá expresar en letras la fecha y
lugar en que se expida, y llevará al pie la firma del juez o jueces que la dicten o intervengan en el
acuerdo.
Cuando después de acordada una resolución y siendo varios los jueces se imposibilite alguno de
ellos para firmarla, bastará que se exprese esta circunstancia en el mismo fallo.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 59262
Corte: Corte Suprema
Rol: 7692-2011
Fecha: 02/02/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 158, Código de Procedimiento Civil art 169 y
ss, Código de Procedimiento Civil art 785, Código de Procedimiento Civil art 186, Código
Orgánico de Tribunales art 83, Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de
Procedimiento Civil art 775
CUARTO: Que el Código de Procedimiento Civil, en los artículos 158, 169, 170 y 171 reguló
las formas de las sentencias.
QUINTO: Que la importancia de la parte considerativa de la sentencia, en cuanto allí se
asientan las bases que sirven de sustento previo y necesario de la decisión mediante la
cual ella dirime el litigio, resulta de tal envergadura que algunas constituciones – como la
española, la italiana y la peruana – consignan de manera expresa la obligación de los
jueces de fundamentar sus fallos.
Semejante deber aparece también contemplado de manera implícita dentro de nuestro
ordenamiento constitucional, según se desprende de lo dispuesto en el artículo 8º de la
Carta Política, donde se consagra el principio de publicidad de los actos y resoluciones
emanados de los órganos del Estado así como de sus "fundamentos"; en el artículo 76 del
mismo cuerpo normativo que se refiere a la prohibición de los otros Poderes del Estado en
orden a revisar los "fundamentos" de las resoluciones de los tribunales de justicia
establecidos por ley, a lo que debe sumarse, especialmente, el arbitrio garantístico previsto
en el artículo 19 Nº 3, inciso 5º de la Carta, de acuerdo con el cual, toda sentencia de un
órgano que ejerza jurisdicción debe "fundarse" en un proceso previo y legalmente
tramitado, agregando que corresponde al legislador establecer las garantías de un
procedimiento y una investigación racionales y justas.
Al satisfacer este imperativo, vinculado al debido proceso legal, tiende el antes citado
artículo 170 del Código de Procedimiento Civil en cuanto ordena a los jueces expresar
determinadamente las razones de índole fáctica y jurídica en que se apoyen sus
sentencias; resultando, entonces, patente la raigambre constitucional de la mencionada
exigencia.
SEXTO: Que, por otra parte, tanto la jurisprudencia como la doctrina se han preocupado
también de hacer hincapié en la trascendencia del presupuesto procesal en examen,
aduciendo para ello diversas razones.
Se ha expresado en esta postura que, al establecerse por el ordenamiento la obligación de
fundamentar las sentencias, se pretende que éstas se expidan con arreglo a los criterios de
racionalidad y de sujeción a la ley, descartándose con ello preventivamente cualquier
asomo de arbitrariedad o "despotismo judicial".
Al mismo tiempo, se considera que el señalado deber de los jueces asume una finalidad
persuasiva respecto de las partes, en cuanto, al exponer el fallo las razones de carácter
fáctico y jurídico, quedarán éstas en situación de comprender la exactitud y corrección de
tales razonamientos y que la decisión a la que sirven de asidero constituye expresión
genuina de la ley; y, en la eventualidad de que tal convicción no llegue a producirse,
cuenten con los elementos de juicio necesarios para impugnar lo resuelto, utilizando los
medios recursivos idóneos al efecto.
Siendo, en fin, las sentencias el instrumento mediante el cual los jueces desempeñan la
función jurisdiccional, que constituye una parte de la soberanía cuyo ejercicio le es
delegado por la nación, tienen los componentes de ésta el derecho a controlar la
racionalidad y justicia de sus decisiones, a través del examen de las razones que se aducen
para fundamentarlas;
OCTAVO: Que es así como del contexto de justificación que antecede, queda claramente
demostrada la falta absoluta a las disposiciones y principios referidos en que incurrieron
los jueces de la instancia, al prescindir de la cabal ponderación de la prueba.
Esta omisión constituye el vicio de casación de forma previsto en el artículo 768 Nº 5, en
relación con el artículo 170 Nº 4, ambos del Código de Procedimiento Civil, por la falta de
consideraciones de hecho que le sirven de fundamento al fallo.
NOVENO: Que, de acuerdo con lo que se dispone en el artículo 775 del Código de
Procedimiento Civil, pueden los tribunales, conociendo por vía de apelación, consulta o
alguna incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los antecedentes del recurso
manifiesten que ellos adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la forma.
Establece el mismo precepto que el tribunal debe oír sobre este punto a los abogados que
concurran a alegar en la vista de la causa, indicándoles los posibles vicios sobre los que
deba versar sus alegatos; exigencia que no pudo satisfacerse en el presente caso, en razón
de haberse advertido el defecto procesal, encontrándose los autos en estado de acuerdo;
DECIMO: Que por las razones expresadas en las motivaciones anteriores, se procederá a
ejercer las facultades que le permiten a esta Corte casar en la forma de oficio.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en las normas legales citadas y lo
señalado en los artículos 786 y 806 del Código de Procedimiento Civil, se anula de oficio la
sentencia de la Corte de Apelaciones de Talca, de seis de julio de dos mil once, escrita a
fojas 200, la que se remplaza por la que se dicta a continuación, separadamente, pero sin
nueva vista de la causa.

Art. 170 (193). Las sentencias definitivas de primera o de única instancia y las de segunda que
modifiquen o revoquen en su parte dispositiva las de otros tribunales, contendrán:
1. La designación precisa de las partes litigantes, su domicilio y profesión u oficio;
2. La enunciación breve de las peticiones o acciones deducidas por el demandante y de sus
fundamentos;
3. Igual enunciación de las excepciones o defensas alegadas por el procesado;
4. Las consideraciones de hecho o de derecho que sirven de fundamento a la sentencia;
5. La enunciación de las leyes, y en su defecto de los principios de equidad, con arreglo a los cuales
se pronuncia el fallo; y
6. La decisión del asunto controvertido. Esta decisión deberá comprender todas las acciones y
excepciones que se hayan hecho valer en el juicio; pero podrá omitirse la resolución de aquellas
que sean incompatibles con las aceptadas.
En igual forma deberán dictarse las sentencias definitivas de segunda instancia que confirmen sin
modificación las de primera cuando éstas no reúnen todos o algunos de los requisitos indicados en
la enunciación precedente.
Si la sentencia de primera instancia reúne estos requisitos, la de segunda que modifique o revoque
no necesita consignar la exposición de las circunstancias mencionadas en los números 1., 2., 3. del
presente artículo y bastará referirse a ella.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57518

Corte: Corte Suprema

Rol: 5666-2009

Fecha: 04/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de Procedimiento Civil art 170,
Código de Procedimiento Civil art 178, Código de Procedimiento Civil art 180, Código Civil art
2330

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, cuatro de enero de dos mil doce.

Vistos:

En autos rol Nº 9.448–2008 del Juzgado Civil de Casablanca, don Raúl Roberto Asensio Araya
deduce demanda en juicio ordinario de indemnización de perjuicios por responsabilidad
extracontractual en contra de don José Luis Espinoza Sandoval, en calidad de conductor del
bus placa patente XD–7366; don Alejandro Antonio Cabello Reyes, en calidad de tenedor legal
del bus y de Corpbanca, representada por don Mario Chamorro Carrizo, en calidad de dueña
del vehículo, a fin que se les condene solidariamente a pagar al actor la suma de $200.000.000
por concepto de daño moral y la cantidad de $37.263.555 a título de daño emergente, más
reajustes e intereses, con costas.
La demandada Corpbanca opuso excepciones dilatorias, que fueron rechazadas por resolución
de fojas 63. Contestando la demanda, solicitó el rechazo de la acción deducida en su contra,
argumentando la inconcurrencia de la responsabilidad solidaria en relación a su parte y en
subsidio, pidió que el monto demandado fuera rebajado prudencialmente y también en
subsidio, alegó la excepción contenida en el artículo 2330 del Código Civil.

Por resolución de fojas 81, se tuvo por evacuado el trámite de contestación de la demanda en
rebeldía de José Luis Espinoza Sandoval y Alejandro Antonio Cabello Reyes.

El tribunal de primera instancia, por sentencia de veintiséis de noviembre de dos mil ocho,
escrita a fojas 335 y siguientes, rechazó la demanda en todas sus partes, por no existir un
hecho doloso o culposo y la relación de causalidad entre los hechos imputados y los daños
patrimoniales y extra patrimoniales alegados.

Se alzó el demandante e interpuso recurso de casación en la forma, y la Corte de Apelaciones


de Valparaíso, mediante fallo de dos de julio de dos mil nueve, que se lee a fojas 402 y
siguientes, rechazó el recurso de nulidad formal y en cuanto a la apelación, revocó la sentencia
de primer grado en la parte que rechazó la demanda y, en su lugar, la acogió y, en
consecuencia, condenó solidariamente a los demandados a pagar al actor la suma de
$80.000.000 por concepto de daño moral y la cantidad de $37.263.555 a título de daño
emergente, más reajustes de acuerdo a la variación que experimente el Índice de Precios al
Consumidor calculados desde la fecha de esta sentencia, e intereses corrientes para
operaciones reajustables desde que se produzca la mora. También el referido fallo, confirmó
en lo demás apelado, la sentencia de primera instancia que acogió la objeción de documentos
formulada por la parte demandada de Corpbanca.

En contra de esta última sentencia, los demandados Corpbanca y don Alejandro Antonio
Cabello Reyes deducen recursos de casación en la forma, por haberse incurrido en vicios que
han influido, en su concepto, sustancialmente en lo dispositivo del fallo, pidiendo que este
tribunal la invalide y dicte la de reemplazo que describe. Además, interpusieron recursos de
casación en el fondo que fueron rechazados por resolución de fojas 456, por adolecer de
manifiesta falta de fundamentos.

Se trajeron estos autos en relación para conocer de ambos recursos.

Considerando:

I.– Recurso de casación en la forma de la demandada Corpbanca:

Primero: Que el recurrente funda el recurso de casación en la forma en la causal prevista en el


número 7 del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, esto es, en contener la sentencia
impugnada decisiones contradictorias.

Tercero: Que en lo que concierne a la causal séptima en estudio, cabe señalar que esta Corte
reiteradamente ha decidido que el vicio invocado supone la existencia de, a lo menos, dos
decisiones que pugnen entre sí y no puedan cumplirse al mismo tiempo, cuestión que no
ocurre en la especie, desde que se alega contradicción en el uso de argumentos y porque la
sentencia impugnada ha acogido la demanda en los términos indicados y precisados en dicho
fallo y tal decisión consignada en lo resolutivo, puede y debe ser cumplida en la forma allí
dispuesta.

II.– Recurso de casación en la forma del demandado Alejandro Antonio Cabello Reyes:

Quinto: Que el recurrente hace valer la causal prevista en el artículo 768 Nº 5 del Código de
Procedimiento Civil, en relación con los numerales cuarto y quinto del artículo 170 del Código
de Procedimiento Civil, esto es, por haberse omitido las consideraciones de hecho o de
derecho que deben de servirle de necesario sustento y la enunciación de las leyes o en su
defecto los principios de equidad con arreglo a los cuales se pronuncia el fallo.

Sexto: Que contrariamente a lo sostenido por el recurrente, no se observa contradicción


alguna entre los considerandos que cita. En efecto, la sentencia de primera instancia, en su
considerando octavo reproducido por la de segunda instancia, particulariza las testimoniales
presentadas por el demandante y por la parte demandada. En el fundamento cuarto del fallo
de segundo grado, tiene en consideración la sentencia dictada por el Juzgado de Garantía de
Curacaví y lo dispuesto en los artículos 178 y 180 del Código de Procedimiento Civil, por lo que
establece que "encontrándose ejecutoriada dicha sentencia, los hechos, circunstancias, forma
en que los mismos se produjeron y la determinación adoptada por el tribunal respectivo en
base a la ponderación de los antecedentes que en su oportunidad realizó, eran inamovibles
para el juez de fondo, por lo que sólo cabía determinar la existencia o no de los perjuicios
demandados...". Tales razonamientos, unidos a la forma y circunstancias en que ocurrió el
accidente, analizadas en el fundamento décimo cuarto, llevaron al sentenciador a concluir por
una parte, que habiendo sido condenado el demandado José Espinoza Sandoval como autor de
cuasidelito de homicidio en la persona de Raúl Asencio Araya por sentencia ejecutoriada, no
corresponde tomar en consideración pruebas o alegaciones incompatibles con lo resuelto en
dicha sentencia y por otra, que atendida la forma cómo ocurrieron los hechos en los que
perdiera la vida el padre del actor, a los que se alude en la sentencia dictada por el Juzgado de
Garantía de Curacaví y que aparecen de la carpeta investigativa, se desprende que la víctima se
expuso imprudentemente al daño producido, al no haber extremado las precauciones
necesarias al momento de bajarse del bus, por lo que la indemnización acordada por el daño
moral se rebajará prudencialmente, haciéndose cargo de esta forma de la petición formulada
por la parte demandada en cuanto a la aplicación del artículo 2330 del Código Civil.

Séptimo: Que de esta manera, en relación al primer capítulo de la causal denunciada, cabe
concluir que los argumentos esgrimidos por la parte recurrente no constituyen la causal de
nulidad invocada, desde que de la lectura del fallo impugnado aparece con toda claridad que el
mismo contiene las consideraciones de hecho y de derecho que sirven de base a la decisión a
que arribaron los sentenciadores, previo análisis de las probanzas allegadas al juicio.
Del mismo modo el fallo en estudio contiene los motivos y fundamentos relativos al examen
de la prueba aportada sea porque reprodujo los de primer grado en que se analizó y ponderó
las probanzas de las partes, sea porque además, en los fundamentos tercero, cuarto, sexto,
séptimo, octavo, noveno y décimo cuarto los jueces expusieron sus conclusiones respecto de la
evidencia producida en autos. Allí se hizo referencia expresa a la inamovilidad de los hechos
establecidos por el Juez de Garantía de Casablanca, los que se estimaron suficientes para tener
por acreditado que el padre del actor se expuso imprudentemente al daño, lo que condujo a
rebajar la indemnización otorgada por concepto de daño moral.

Redacción a cargo del Abogado Integrante señor Jorge Lagos G.

Regístrese y devuélvase con sus documentos y agregados.

N° 5666–2009.

Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Patricio
Valdés A., señoras Rosa Egnem S., señor Juan Fuentes B., y los Abogados Integrantes señores
Jorge Lagos G. y Ricardo Peralta V.

 Nro_Legalpublishing = 57652

Corte: Corte Suprema

Rol: 6141-2010

Fecha: 05/01/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1699 y ss, Código Civil art 1707 y ss, Código Civil art 1801, Código
Civil art 1831 y ss, Código de Procedimiento Civil art 340 y ss, Código de Procedimiento Civil art
346 n° 3, Código de Procedimiento Civil art 384 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 425,
Código de Procedimiento Civil art 427, Código Civil art 670 y ss, Código Civil art 889

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, cinco de enero de dos mil doce.

SEGUNDO: Que al contrario de lo sostenido por el recurrente, el fallo impugnado no adolece


del vicio que se le achaca sino que contiene las consideraciones de hecho y de derecho que le
sirven de fundamento. En efecto, el recurso formal se construye sobre la valorización de la
prueba que han realizado los Jueces de la instancia, facultad que le es privativa.

Sobre el particular arguye el recurrente que el fallo habría omitido considerar la prueba
general, refiriéndose a una parte ínfima de la misma y sin referirse a la prueba aportada en
segunda instancia tanto documental como confesional en cuanto a su calidad de medios de
prueba, y su validez en cuanto a su contenido. Del mismo modo, cuestiona que el fallo
impugnado haya desestimado la prueba pericial. Sobre el particular es necesario tener
presente que el fallo recurrido, al contrario de lo sostenido en el recurso, contiene la
fundamentación de sus conclusiones analizando la prueba rendida, y sustentando las razones
para no dar mérito probatorio al informe del perito Walter Reidel, evacuado en primera
instancia, apreciaciones con las cuales se puede o no concordar.

Como puede apreciarse el recurso de casación de forma se asienta en señalar vicios


encaminados a atacar la valorización que de la prueba han hecho los sentenciadores, los cuales
aún en el caso de existir, no tienen influencia en lo dispositivo de la sentencia, puesto que de
acogerse la nulidad, la sentencia de reemplazo, igualmente debería rechazar la pretensión de
la demandante, puesto que no se cumplen los requisitos para el éxito de la acción deducida,
en especial la prueba de la demandante de su calidad de dueño.

No obstante lo antes expuesto, debe consignarse la obligación de los sentenciadores de


analizar la totalidad de la prueba rendida, como sustento de una sentencia fundada, no
resultando adecuada la aseveración que efectúa el fallo impugnado en el sentido que la
prueba rendida en segunda instancia, en nada altera las conclusiones consignadas en el
mismo, según se lee en el considerando 12, aún cuando ello sea efectivo como se ha
establecido.

Concluyendo no se visualiza que el fallo impugnado haya incurrido en infracción a los artículos
768 y 170 del Código de Procesamiento Civil y de haberse producido ello no ha tenido
influencia en lo dispositivo del fallo.

Redacción de Abogado Integrante señor Arnaldo Gorziglia B.

Rol N° 6141–2010.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún M.,
Sergio Muñoz G., Juan Araya E., Guillermo Silva G. y Abogado Integrante Sr. Arnaldo Gorziglia B.

Nro_Legalpublishing = 59481

Corte: Corte Suprema

Rol: 1148-2011

Fecha: 14/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5,
Código de Procedimiento Civil art 170 n° 3, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4, Código de
Procedimiento Civil art 254, Código de Procedimiento Civil art 309, Código de Procedimiento Civil
art 312, Código de Procedimiento Civil art 160, Código Civil art 1815, Código Civil art 2165, Código
Civil art 894 inciso 2, Código Orgánico de Tribunales art 83

Sentencia: SENTENCIA

CUARTO: Que, el Código de Procedimiento Civil, en los artículos 169, 170 y 171 reguló la forma de
las sentencias.

El artículo 5° transitorio de la Ley N° 3.390, de 15 de julio de 1918, dispuso: "La Corte Suprema
establecerá, por medio de un auto acordado, la forma en que deben ser redactadas las sentencias
definitivas para dar cumplimiento a lo dispuesto en los artículos 170 y 785 del Código de
Procedimiento Civil", ante lo cual este Tribunal procedió a dictar el Auto Acordado, de fecha 30 de
septiembre de 1920, expresando que las sentencias definitivas de primera o de única instancia y
las que revoquen o modifiquen las de otros tribunales, contendrán: ... "5° Las consideraciones de
hecho que sirvan de fundamento al fallo. Se establecerán con precisión los hechos sobre que versa
la cuestión que deba fallarse, con distinción de los que hayan sido aceptados o reconocidos por las
partes y de aquéllos respecto de los cuales haya versado la discusión; 6° En seguida, si no hubiere
discusión acerca de la procedencia legal de la prueba, los hechos que se encuentren justificados
con arreglo a la ley y los fundamentos que sirvan para estimarlos comprobados, haciéndose, en
caso necesario, la apreciación correspondiente de la prueba de autos conforme a las reglas legales;
7° Si se suscitare cuestión acerca de la procedencia de la prueba producida, la exposición de los
fundamentos que deben servir para aceptarla o rechazarla, sin perjuicio del establecimiento de los
hechos en la forma expuesta en los párrafos precedentes para los fines consiguientes; 8°
Establecidos los hechos, las consideraciones de derecho aplicables al caso; 9° La enunciación de las
leyes o en su defecto de los principios de equidad con arreglo a los cuales se pronuncia el fallo; 10°
Tanto respecto de las consideraciones de hecho como las de derecho, el tribunal observará al
consignarlas el orden lógico que el encadenamiento de las proposiciones requiera, y, al efecto, se
observará, en cuanto pueda ser aplicable a tribunales unipersonales, lo dispuesto en el artículo
186 del Código de Procedimiento Civil", actual artículo 83 del Código Orgánico de Tribunales.

La importancia de cumplir con tales disposiciones la ha acentuado esta Corte Suprema en diversas
oportunidades, para la claridad, congruencia, armonía y lógica en los razonamientos que deben
observar los fallos.
En este contexto surge toda la distinción racional sobre lo que efectivamente constituye el
fundamento del fallo por parte de los jueces, distinguiendo lo que son las motivaciones,
fundamentaciones, justificaciones y argumentaciones, resolviéndose por la jurisprudencia
comparada que hay ausencia de fundamento tanto cuando éste se encuentra ausente, como
cuando la ausencia es parcial o son insuficientes los expresados, al igual que al existir incoherencia
interna, arbitrariedad e irrazonabilidad.

Los tribunales y la doctrina han hecho hincapié en esta obligación de motivar o fundamentar las
sentencias, por cuanto tal exigencia no sólo dice relación con un asunto exclusivamente procesal,
referido a la posibilidad de recurrir, que implica impugnar una resolución de manera de evitar
errores y arbitrariedades –derecho consagrado en la Carta Fundamental, que importa la idea del
racional, justo y debido proceso que debe alcanzarse en la sentencia – sino porque, además, se
relaciona con un tema externo a la procesabilidad indicada, que se enmarca en la necesidad de
someter al examen que puede hacer cualquier ciudadano de lo manifestado por el juez y que hace
posible, asimismo, el convencimiento de las partes en el pleito, evitando la impresión de
arbitrariedad al tomar éstas conocimiento del porqué de una determinación.

Nro_Legalpublishing = 59872

Corte: Corte Suprema

Rol: 2519-2010

Fecha: 03/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n° 7, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4,
Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Ley N° 18092 Año 1982, Ley N° 18552 Año 1986

Sentencia: SENTENCIA

SEGUNDO: Que sostiene la sentencia objeto del recurso que, del examen de la producida en
primera instancia, "fluye que la sentenciadora se hizo cargo de las peticiones de la actora, de la
defensa del ejecutado y también de los medios de prueba según se puede apreciar de los motivos
tercero, cuarto, quinto, sexto, séptimo y octavo, y también del que antecede, consignando las
razones sobre la base de las cuales arriba la conclusión de que el título que se invoca carece de
mérito ejecutivo, por lo que el recurso de casación en la forma interpuesto no puede prosperar"
(ponderación 4a);

TERCERO: Que el veredicto cuestionado, sin embargo, se abstiene de hacerse cargo de la alegación
de la ejecutante en el sentido que "los únicos medios de prueba que debió analizar el fallo fueron
los que presentó la demandante ya que el Banco que se excepciona no presentó prueba alguna y
los considerandos que menciona la sentencia sólo se refieren a la reiteración de los argumentos de
la parte demandada..."

En esta perspectiva, dable es apreciar que, efectivamente, la resolución que sirvió de base a la
ejecución "reemplazó los documentos de depósito del fondo mutuo", los que, al tenor de la
demanda, "corresponden a los depósitos N° 265007, 265015 y 265031, emitidos por el Banco
Osorno, actual Banco Santander Santiago". Pero la decisión que se impugna se limita, en su
reflexión 2a, a citar textualmente la declaración de extravío formulada en el título ejecutivo de
fojas 1, pero no analiza la circunstancia – destacada en el recurso de casación – de que el Banco
accedió a pagar todos los documentos de menor valor, negándose sólo a cubrir el de mayor
nominación, incorporado en el Fondo Mutuo. Y ello no obstante que el Banco nada dijo en el plazo
de 30 días desde publicada su solicitud de extravío en el Diario Oficial, respecto a la inexistencia de
la obligación, dejó transcurrir todo el tiempo hasta la dictación del fallo, sin hacerse parte como
legítimo contradictor a decir lo conveniente a sus intereses, y que, notificado el fallo que
reemplaza los documentos de depósito, no dedujo recurso alguno en contra de la referida
sentencia.

CUARTO: Que, evidentemente, el fallador debió justipreciar, junto con las acciones y excepciones
hechas valer por las partes, las consideraciones de hecho y de derecho también aducidas por ellas
en apoyo de sus pretensiones, como lo ordena el artículo 170, N° 4° de la compilación procesal
civil, complementado, en lo pertinente, por el Auto Acordado de esta Corte Suprema sobre la
Forma de las Sentencias, de 1.920 que, obliga a razonar y sopesar la prueba rendida por los
litigantes, en garantía del debido proceso.

En este sentido, cabe recordar que la ley N° 18.092, sobre Letra de Cambio y Pagaré, dedica su
párrafo 9° a la determinación de un procedimiento a fin de que el portador de una letra o título de
crédito de los mencionados en la ley N° 18.552, de 1.986 – que incluye los que son materia del
juicio ejecutivo de autos – extraviados, pueda ejercer los derechos que asisten al portador del
documento. Esa normativa dispone dar traslado de la respectiva solicitud a los obligados y al
librado, a fin de que comparezcan dentro del plazo fatal de 30 días, a hacer valer sus derechos
(arts. 88 y 89), disponiendo que la copia autorizada de la resolución judicial que se emita,
reemplazará el documento extraviado, para los efectos de requerir su pago (art. 92), que es lo
sucedido en autos.

La decisión que se impugna constata la existencia de un crédito, emanado de una sentencia judicial
firme, en cuanto la que dispuso reemplazar el documento extraviado no fue recurrida.
Estos motivos de hecho, claramente manifestados en el recurso, no fueron sin embargo objeto del
análisis jurídico – consideraciones de derecho – exigibles para apoyar coherentemente la decisión
de denegar la ejecución impetrada por la demandante. Tal carencia priva al fallo del estándar
mínimo de razonamiento y reflexión compatible con las garantías del debido proceso, en perjuicio
de la actora, constituyéndose en un defecto formal de la entidad suficiente para invalidarlo. Es así
porque, si los jueces del fondo hubieran efectuado ese examen, habrían debido concluir que la
sentencia que resolvió la solicitud de extravío del instrumento pertinente, una vez ejecutoriada, se
hizo vinculante para la demandada, que nada dijo en pro de sus derechos en el momento procesal
que le otorgó la ley N° 18.092, precluyendo de ese modo su opción de reclamar contra la existencia
del crédito fundante del título ejecutivo.

Por estas consideraciones y atendido, además, lo dispuesto en los artículos 764, 766 y 786 del
Código de Procedimiento Civil, se acoge el recurso de casación en la forma interpuesto en lo
principal de su escrito de fojas 162 por la parte demandante, a través de su abogado patrocinante
y, en tal virtud, se anula la sentencia recurrida, de once de marzo de dos mil diez, escrita a fojas
144 y siguiente, la que se sustituye por la que se dicta a continuación, separadamente pero sin
nueva vista.

Como consecuencia de lo anterior, no se emite pronunciamiento sobre el recurso de casación en el


fondo deducido en el otrosí del citado escrito de fojas 144.

Pronunciada con el voto en contra del Abogado integrante Sr. Hernández, quien fue de opinión de
desestimar el recurso de casación en la forma analizado y, en consecuencia, emitir derechamente
pronunciamiento sobre el recurso de casación en el fondo, también impetrado.

La jurisprudencia comparada, al exigir la motivación de los fallos, conforme a la tutela judicial


efectiva, ha resumido su finalidad, en que:

"1° Permite el control de la actividad jurisdiccional por parte de la opinión pública, cumpliendo así
con el requisito de publicidad."
"2° Logra el convencimiento de las partes, eliminando la sensación de arbitrariedad y
estableciendo su razonabilidad, al conocer el por qué concreto de la resolución."

"3° Permite la efectividad de los recursos."

"4° Pone de manifiesto la vinculación del Juez a la Ley" (Sentencia del Tribunal Constitucional
español, de 5 de febrero de 1987);

QUINTO: Que los jueces, para dar estricto cumplimiento, en el caso en análisis, a lo dispuesto por
el constituyente y el legislador, necesariamente han debido ponderar toda la prueba rendida en
autos, puesto que la valoración integral de la prueba exigida en los artículos 6º y 7º del Auto
Acordado de 30 de septiembre de 1920 así lo impone, tanto aquélla en que se sustenta la decisión,
como la descartada o aquélla que no logra producir la convicción del sentenciador en el
establecimiento de los hechos, lo cual no se logra incluso con la simple enunciación de tales
elementos, sino que con una ponderación racional y pormenorizada de los mismos. Esta mayor
exigencia, si se quiere, proviene de la calificación de justo y racional del procedimiento que debe
mediar para asentar las decisiones de los órganos que ejercen jurisdicción en el Estado. Tan
importante como antigua es esta obligación impuesta a los magistrados, por lo que su
inobservancia corresponde sancionarla, privando de valor al fallo.

Cabe, en este mismo sentido recordar, que "considerar" implica la idea de reflexionar
detenidamente sobre algo determinado, es decir, concreto. En consecuencia, es nula por no
cumplir con el precepto del Nº 4 del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia
que hace una estimación general de la prueba, deduce una conclusión que también es general
referente a la materia debatida y que, sin analizar detalladamente las probanzas, se limita a
expresar si ellas acreditan o no un hecho dado, o las declara ilegales o impertinentes o por último
considera inoficioso pronunciarse acerca de ellas.

Nro_Legalpublishing = 60738

Corte: Corte Suprema

Rol: 531-2010

Fecha: 10/05/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 5,
Código de Procedimiento Civil art 170 n° 6, Código de Procedimiento Civil art 478, Código de
Procedimiento Civil art 177, Código de Procedimiento Civil art 680 n° 7, Código Civil art 2525,
Código de Procedimiento Civil art 175, Código de Procedimiento Civil art 474, Código de
Procedimiento Civil art 467

Cuarto: Que puede conceptualizarse entonces a la reserva como aquella institución que tiene
como fin evitar que la sentencia ejecutiva produzca cosa juzgada respecto de determinadas
acciones y excepciones, las que pueden discutirse en un juicio declarativo.

 Nro_Legalpublishing = 58580
Corte: Corte Suprema
Rol: 2411-2009
Fecha: 30/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 4, Código de Procedimiento Civil art
768 n° 5, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4
Segundo: Que el vicio de ultra petita, se hace consistir en que la sentencia se extendió a
puntos no sometidos a la decisión del tribunal apartándose de los términos en que las
partes situaron la controversia, y ello, en tanto se modificó la causa a pedir de la demanda
respecto del daño moral, toda vez que se acogió esa pretensión en base a consideraciones
ajenas a las alegaciones formuladas por los actores.
Quinto: Que, al efecto, debe tenerse presente que como esta Corte ha señalado con
anterioridad, el vicio de ultra petita se produce cuando la sentencia otorga más de lo
pedido o se extiende a puntos no sometidos a la decisión del tribunal, esto es, cuando
apartándose de los términos de la controversia planteada por las partes mediante sus
respectivas acciones o excepciones, se altera el contenido de las mismas, cambiando su
objeto o modificando su causa de pedir.
 Nro_Legalpublishing = 58583
Corte: Corte Suprema
Rol: 3871-2011
Fecha: 30/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de Procedimiento Civil art
170 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 775, Constitución Política art 19 n° 3 inciso 5,
Constitución Política art 76, Código Civil art 889, Código Civil art 700
4°.– La importancia que el ordenamiento jurídico confiere a un procedimiento puro,
prístino, transparente, en el que jueguen equilibradamente todas las garantías ínsitas en su
constitucional razonabilidad, lo condujo a poner en manos del tribunal la atribución
oficiosamente rectificadora, para evitar la consumación de procederes falentes o
malogrados;
5°.– Uno de tantos elementos del debido proceso, que en la carta fundamental chilena
asume la denominación de racional procedimiento, tiene que ver con las bases
fundamentales de la institucionalidad judicial, que se compone de factores orgánicos –
derecho procesal orgánico– y funcionales –derecho procesal funcional– cuando no mixtos
–orgánicos y funcionales a la vez–.
En su norma 76, la ley primera obliga a los jueces que la ley establece, a resolver las
controversias de su competencia, en las que han sido requeridos. No hay excusa posible.
Ni siquiera la falta de ley de directa e inmediata atingencia.
Requerimiento y competencia son dos pilares del derecho judicial chileno. Los jueces, al
menos en el orden del contencioso civil que aquí incumbe, inician su labor judicativa nada
más previo requerimiento, lo que constituye un reconocimiento a su pasividad, en lo que
hace a su falta de iniciativa.
Esta pasividad se desenvuelve en una vertiente orgánica y en otra funcional.
La orgánica está tratada por la competencia de los tribunales, pues sólo en negocios que
sean de su competencia, es decir, que quepan o caigan dentro de la órbita de las
atribuciones que la ley describe, estarán legitimados para intervenir.
La funcional viene siendo un lógico corolario de aquélla. Si el juez ha de estar atento al
requerimiento de parte, sigue que su labor ha de atenerse a los términos de ése, como
quiera que de no ser así se estaría admitiendo su oficiosidad en lo que no estuviere
comprendido en el libelo portador de la pretensión.
Organicidad –competencia– y funcionalidad –pasividad–se funden, entonces, para dar cara
al principio de aportación de parte, conforme al cual la judicatura propia del contencioso
de derechos subjetivos, como lo es ésta, no puede ir más allá ni quedarse más acá de lo
que los contendientes "ponen" en el litigio;
6°.– Este topo del derecho procesal se concentra en la causa de pedir y en la cosa pedida,
girando aquélla en torno a su fundamento fáctico. Al juez, entonces, el deber de atenerse a
todo ello, verdadero muro del poder casuístico que en él tan soberanamente deposita el
sistema. Dentro del campo así circunscrito, toca al juez disponer del derecho, a fin de
particularizarlo en la decisión, labor esencial que, aunque enmarcada de la señalada
forma, en caso alguno puede inhibir el iura novit curia, justamente por ser presumido la
voz del derecho, cuyos entendimientos no pueden quedar hipotecados a los de parte;
 Nro_Legalpublishing = 59320
Corte: Corte de Apelaciones de Concepción
Rol: 1750-2011
Fecha: 06/03/2012
Leg. Aplic.: Código Orgánico de Tribunales art 195 n° 5, Código de Procedimiento Civil art
125, Código de Procedimiento Civil art 44
SEXTO.– Que conforme a los razonamientos anteriores, el incidente de nulidad de lo
obrado debe ser acogido, invalidándose las resoluciones indicadas en el motivo quinto y,
consecuencialmente, la notificación de la demanda ejecutiva, el requerimiento de pago y
todo lo obrado con posterioridad en atención a que no ha existido emplazamiento válido
en atención a que la notificación conforme al artículo 44 del Código de Procedimiento Civil
la ordenó un juez inhabilitado, debiendo retrotraerse la causa al estado de notificarse
legalmente a las partes la declaración de inhabilidad de fojas 10 para que puedan ejercer
sus derechos y, dependiendo de ello, se continúe adelante con la tramitación del juicio por
el juez que corresponda.

Nro_Legalpublishing = 62230

Corte: Corte de Apelaciones de Antofagasta

Rol: 248-2012

Fecha: 27/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 170 n° 5, Código de Minería art 95 n° 8, Código de
Minería art 112, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 6, Código de Procedimiento Civil art 776
inciso 2, Código de Minería art 233, Código de Minería art 41, Ley N° 18097 Año 1982 art 5, Ley N°
18097 Año 1982 art 6

Sentencia: SENTENCIA

SEGUNDO: Que en aquella parte en que el recurso se funda en que la sentencia habría omitido los
requisitos señalados en el N° 5 del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil, esto es, las
consideraciones de hecho y de derecho y, en su defecto, los principios de equidad en que se
sustenta el fallo, basta indicar que la sentencia impugnada ha sido dictada en un procedimiento
especial, esto es, el previsto en el artículo 233 del Código de Minería y, por lo mismo, si bien de
conformidad a lo dispuesto en el artículo 766 inciso segundo del Código de Procedimiento Civil, es
susceptible de ser impugnada vía recurso de casación en la forma, tratándose de la causal prevista
en el N° 5 del artículo 768 de este cuerpo legal, por una defectuosa construcción del fallo, la única
exigencia que lo autoriza es la resolución del asunto controvertido como expresamente lo señala el
inciso segundo de esta disposición.

Luego, fundándose el recurso de casación en la forma en la omisión de un requisito respecto del


cual no es posible ser enmendado por esta vía, el mismo debería, en todo caso, ser desestimado.

CUARTO: Que menos suerte puede tener el otro capítulo que sustenta este motivo de nulidad.

Sostuvo la recurrente que la sentencia omitiría la exigencia del artículo 170 N° 6 del Código de
Procedimiento Civil, esto es, que la decisión comprenda todas las acciones y excepciones hechas
valer en el juicio.
Ejerciéndose una acción de nulidad de concesión de explotación por superposición, al constituirse
la de la demandada abarcando terreno comprendido en otra concesión, de la misma naturaleza,
previamente constituida, el tribunal emitió pronunciamiento expreso sobre esta única acción.

Como se indicó, la demandada no contestó la demanda, por lo cual no planteó una excepción que
mereciera un decisorio expreso ni formuló planteamiento o alegaciones que obligaran al tribunal a
pronunciarse al efecto.

Cuestión distinta es que el tribunal omitiera referirse si la superposición es total o parcial, y no


reseñara expresamente que la demandada tenía derecho a corregir la solicitud de sentencia y
plano de la concesión de exploración.

Si bien es de estilo en este tipo de juicio hacer mención expresa en la sentencia a dicho derecho de
corrección, lo cierto es que no constituye una exigencia legal, ni menos la sentencia que se
pronuncia en el juicio de nulidad es declarativa a este respecto, en términos que su omisión
impediría al perdidoso ejercerlo.

Por consiguiente, resulta irrelevante que la sentencia no efectuara la declaración de si la


superposición es total o parcial pues, de todas formas, la demandada puede ejercer el derecho
antes señalado.

En todo caso, el eventual vicio, en modo alguno puede causar la nulidad de la sentencia, en la
medida que dicha declaración se efectuará a propósito del recurso de apelación deducido y, por
ende, no ha causado perjuicio alguno a la parte.

Art. 176 (199). Corresponde la acción de cosa juzgada a aquel a cuyo favor se ha declarado un
derecho en el juicio, para el cumplimiento de lo resuelto o para la ejecución del fallo en la forma
prevenida por el Título XIX de este Libro.

Nro_Legalpublishing = 61420

Corte: Corte de Apelaciones de Santiago

Rol: 1361-2011
Fecha: 20/06/2012

Leg. Aplic.: Código del Trabajo art 477 (506), Código de Procedimiento Civil art 303 n° 3, Código de
Procedimiento Civil art 177, Constitución Política art 19 n° 19, Código del Trabajo art 220 n° 2,
Código del Trabajo art 289 letra e, Código del Trabajo art 483 A inciso 4 (513), Código del Trabajo
art 459, Código de Procedimiento Civil art 174

4º) Que la institución de la litis pendencia es una figura procesal cuya interpretación teleológica
coincide plenamente con la cosa juzgada, pues no se puede olvidar que es un anticipo de esta
última, ya que constituye una excepción dirigida a impedir la simultánea tramitación de dos
procesos; es una institución presuntiva y tutelar de la cosa juzgada o de la univocidad procesal y
del legítimo derecho de quien la esgrime a no quedar sometido a un doble litigio, y en tal sentido
se exige que la identidad de ambos procesos se produzca en cuanto a los sujetos, a las cosas en
litigio y a la causa de pedir. Se trata de evitar que sobre una misma controversia, sometida al
órgano judicial con anterioridad, se produzca otro pleito posterior con posibilidad de establecer
resoluciones judiciales que resulten contradictorias. (Fallo Primera Sala del Tribunal Supremo
Español, 3 de Mayo de 2007).

7º) Que, así las cosas, la litis pendencia tiene lugar cuando se promueve ante un tribunal el mismo
negocio ya ventilado ante él u otro y, por consiguiente, supone que hay identidad de partes, de
objeto y de causa de pedir entre la primera y segunda causa; y su propósito es el de evitar que se
dicten fallos contradictorios o incompatibles en desmedro de la buena administración de justicia,
como prevenir y resguardar la autoridad de cosa juzgada (C. A. Concepción, 9 de diciembre de
1982, RDJ, Tomo 78, Secc. 2º, página 184.)

8º) Que, es menester, entonces, revisar si se dan los elementos de la institución en estudio. A este
respecto y, para que exista juicio pendiente, basta con la notificación de la demanda, y hasta que
ésta se encuentre firme. Y, en este mismo sentido, la excepción de litis pendencia opuesta
encontrándose aún pendiente el recurso de unificación de jurisprudencia, claramente debe
entenderse que se interpuso mientras estaba pendiente el juicio S–10–2009, por cuanto en
nuestro ordenamiento procesal este concepto está claramente definido en el artículo 174 del
Código de Procedimiento Civil, que establece: "Se entenderá firme o ejecutoriada una resolución
desde que se haya notificado a las partes, si no procede recurso alguno en contra de ella y, en caso
contrario, desde que se notifique el decreto que la mande cumplir, una vez que terminen los
recursos deducidos, o desde que transcurran todos los plazos que la ley concede para la
interposición de dichos recursos, sin que se hayan hecho valer por las partes. En este último caso,
tratándose de sentencias definitivas, certificará el hecho el secretario del tribunal a continuación
del fallo, el cual se considerará firme desde este momento, sin más trámites."

En cuanto a la identidad legal de personas se trata, precisamente, de identidad legal o jurídica y no


física. No se requiere o dicho de otra forma, no es suficiente la identidad física, ya que ésta puede
constituir, desde un punto de vista legal, dos o más personas legales diversas y, a la inversa, dos
personas físicas pueden constituir una sola persona legal. (Cristian Maturana Miquel, Actuaciones
Judiciales, Notificaciones, Resoluciones Judiciales y el Juicio Ordinario. Universidad de Chile,
Facultad de Derecho, pág. 90 y 91). En la especie, en ambos juicios compareció el Sindicato de
Empresa Banco del Desarrollo, y por los mismos trabajadores, aquellos encasillados en la escala 9 a
16, ya que a ellos se solicita se pague por la demandada el beneficio que se demanda, de tal forma
que existe el requisito en análisis.

En lo atinente a la identidad de cosa pedida, hay que señalar que es el beneficio jurídico inmediato
que se reclama y al cual se pretende tener derechos. De manera que la identidad debe buscarse en
el beneficio jurídico y no en la materialidad de las prestaciones, sin que pueda pretenderse y
tampoco exigirse sean iguales, como acontece en ambos juicios, pues los dos persiguen el pago, en
definitiva, de una cierta cantidad de dinero, según corresponda. Por último, en lo que respecta a la
identidad de causa, la ley la define manifestando que se entiende por causa de pedir "el
fundamento inmediato del derecho deducido en juicio". En consecuencia, la causa es el hecho
constitutivo de la acción, es el hecho jurídico que configura el fundamento del derecho que se
reclama. Por lo tanto, es posible que un mismo hecho pueda caer bajo diversas normas de la ley,
cambiando sólo el punto de vista jurídico desde el cual se considere. De lo que resulta, que la
solicitud declarativa de obligación de pago de la demandada del beneficio del artículo 12 del
Contrato Colectivo, respecto del período correspondiente al año 2009, es exactamente igual a la
que se solicita en la causa por prácticas antisindicales, siendo irrelevante que en esta se pidan,
como es natural por la naturaleza de la acción entablada, medidas reparatorias y sanciones.

Art. 177 (200). La excepción de cosa juzgada puede alegarse por el litigante que haya obtenido en
el juicio y por todos aquellos a quienes según la ley aprovecha el fallo, siempre que entre la nueva
demanda y la anteriormente resuelta haya:
1. Identidad legal de personas;
2. Identidad de la cosa pedida; y
3. Identidad de la causa de pedir.
Se entiende por causa de pedir el fundamento inmediato del derecho deducido en juicio.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57496

Corte: Corte Suprema

Rol: 7827-2009

Fecha: 03/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 177

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, tres de enero de dos mil doce.


Vistos:

Cuarto: Que en general, la excepción de cosa juzgada es el efecto que la ley reconoce a las
sentencias definitivas e interlocutorias firmes o ejecutoriadas, conforme al cual,
reuniéndose los requisitos que consagra el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil,
no puede volver a discutirse lo resuelto por ellas, ya sea en el mismo proceso o en otro
posterior, salvo los casos exceptuados por la ley.

Quinto: Que esta institución tiene por objeto evitar que las cuestiones controvertidas
sometidas a un proceso reglamentado minuciosamente, en el cual las partes han tenido
igualdad de posibilidades de hacer valer sus derechos, queden en un momento dado
definitivamente resueltas, dando estabilidad y seguridad a los derechos de los individuos.
En efecto, de no existir la cosa juzgada institución, como normalmente la parte que ha
perdido un litigio no quedará conforme con el resultado, de tener la posibilidad de deducir
una nueva demanda, lo más probable es que así lo haría, en forma tal de que no se llegaría
nunca a la certeza.

Sexto: Que la excepción de cosa juzgada se clasifica normalmente en cosa juzgada


sustancial o propiamente tal y cosa juzgada formal. La primera de ellas impide, en forma
absoluta, que la misma controversia resuelta por una sentencia firme o ejecutoriada,
vuelva a ser debatida en el mismo proceso en que ella se dictó o en otro posterior; sólo se
presenta cuando dicha controversia ha sido fallada, ya sea acogiendo o rechazando la
pretensión de la actora, por motivos de fondo, es decir, por asistirle o no a ésta el derecho
que reclama en juicio.

Por su parte, entre otros casos señalados expresamente por la ley, existe cosa juzgada
formal cuando la pretensión de la actora es desestimada, como en el caso de autos,
exclusivamente por razones meramente procesales o formales, es decir, sin que exista un
pronunciamiento respecto de la existencia o inexistencia misma del derecho reclamado en
juicio. Esta forma de cosa juzgada sólo impide que la sentencia pueda ser modificada en el
mismo proceso en el cual ella fue dictada, permitiendo una renovación de la pretensión en
un nuevo juicio, a fin de que el tribunal que corresponda se pronuncie sobre el fondo de la
cuestión debatida.

Octavo: Que si bien la sentencia dictada en la causa criminal se encuentra ejecutoriada,


por lo que ya no cabe su modificación, es conveniente precisar que esta Corte no comparte
lo razonado en ella para fundar el rechazo de la acción civil indemnizatoria de daños, toda
vez que la ley procesal penal, aparte de no exigir que en el juicio penal se acuse por un
hecho que la ley penal no tipifica, sólo exige que la responsabilidad civil que se demanda
se funde en la existencia del hecho que causó el daño, en el caso sub lite, la conducción
antirreglamentaria del móvil por parte del demandado principal a consecuencias de la cual
se produjo la colisión, las lesiones y los daños.
Noveno: Que, en esas condiciones, la sentencia dictada en la causa criminal –confirmada
por la Corte de Apelaciones– no ha producido el efecto de cosa juzgada sustancial en
cuanto a la concurrencia o no de la responsabilidad civil extracontractual que se pretende
a través de la demanda intentada en ese proceso.

Décimo: Que, por consiguiente, al haberse decidido en la sentencia atacada acoger la


excepción de cosa juzgada opuesta por los demandados, se ha cometido el error de
derecho denunciado por la recurrente, por equivocada interpretación del artículo 177 del
Código de Procedimiento Civil, yerro que influye sustancialmente en lo dispositivo del fallo,
en la medida que condujo a acoger la excepción referida, sin que la demandante haya
tenido la oportunidad de demostrar los fundamentos de su acción y, eventualmente,
obtener un fallo favorable.

Redacción del Ministro suplente, señor Alfredo Pfeiffer Richter.–

Regístrese y devuélvanse con sus agregados.

N°7827–2009

Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor
Patricio Valdés A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa Egnem S., señor Juan Fuentes B. y el
Ministro Suplente señor Alfredo Pfeiffer R. Santiago, tres de enero de dos mil doce.

Autoriza la Ministra de Fe de la Excma. Corte Suprema.

En Santiago, a tres de enero de dos mil doce, notifiqué en Secretaria por el Estado Diario la
resolución precedente.

 Nro_Legalpublishing = 57648

Corte: Corte de Apelaciones de San Miguel

Rol: 1292-2011

Fecha: 05/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 177, Código de Procedimiento Civil art 303 n°
3

Sentencia: SENTENCIA
QUINTO: Que, para que existe litis pendencia, debe concurrir la triple identidad a que se
refiere el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil, esto es identidad legal de
personas, de cosa pedida y de causa de pedir.–

SEXTO: Que este Tribunal de Alzada, decretó como medida para mejor resolver, traer a la
vista los autos Rol 1570– 11 del 2° Juzgado Civil de San Bernardo, los que recibidos y
examinados permiten concluir lo siguiente:

a) Que en cuanto al primero de los requisitos del artículo 177 del Código de Procedimiento
Civil en relación con el artículo 303 N°3 del mismo cuerpo legal, esto es la identidad legal
de las personas, de los autos rol Nº 1570–11 traídos a la vista aparece que la demandante
de esa causa es la demandante de ésta, y la demandada de la presente es la demandada
de la causa traída a la vista. Causa iniciada por demanda en juicio sumario de precario, el
día 1º de Abril de 2011, la que se tuvo por interpuesta el día 7 del mismo mes y año.

b) Que en cuanto al segundo requisito de la referida disposición legal, esto es la identidad


de la cosa pedida, ha quedado acreditado que en ambos procesos, tanto en el traído a la
vista, como en el presente, el que fue iniciado por demanda de precario en juicio sumario,
con fecha 14 de Septiembre de 2011, teniéndose por interpuesta la demanda con fecha 21
de Octubre del mismo año, lo que se pretende por la actora, es la restitución del inmueble
de su propiedad, ubicado en la Comuna de San Bernardo, Pasaje Melocotón N° 359 del
Conjunto Parque Residencial El Nocedal.

c) Que en cuanto al tercer requisito de la litis pendencia, esto es la causa de pedir, ésta ha
sido definida por el legislador como "el fundamento inmediato del derecho deducido en
juicio", en ambas causas es el mismo, y corresponde a la ocupación, aparentemente por
mera tolerancia, según lo señala la actora en ambas causas, que realiza la demandada de la
propiedad señalada en el acápite anterior y, que ha permitido a la demandante deducir la
acción de precario en ambas causas.

SEPTIMO: Que, con lo señalado en el motivo anterior, ha quedado establecido en el


proceso, la existencia de la litis pendencia a que se refiere el Nº 3 del artículo 303 del
Código de Procedimiento Civil, instituto jurídico que concurre cuando entre las mismas
partes de un juicio, existe otro diverso pero sobre idéntica materia, juicio que se puede
estar incoando ante el mismo tribunal – cuyo es el caso de autos– o bien en uno diverso y,
con anterioridad a la presente.

Rol I. Corte Nº 1292–2011– Civil.

Redacción de la Ministro señora María Teresa Letelier Ramírez.

Pronunciada por los Ministros señor Carlos Gajardo Galdames, señora Ma. Teresa Letelier
Ramírez y señora Adriana Sottovia Giménez.
En San Miguel, cinco de Enero del año dos mil doce, notifiqué por el estado diario la
resolución precedente.

 Nro_Legalpublishing = 57659

Corte: Corte Suprema

Rol: 2394-2011

Fecha: 05/01/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1546, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de
Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, cinco de enero de dos mil doce.

CUARTO: Que, según se ha entendido por la jurisprudencia y la doctrina, el vicio de ultra


petita se configura no sólo cuando el fallo en su decisión difiere respecto del objeto que ha
sido propuesto por las partes en sus presentaciones fundamentales, cursadas durante el
proceso, sino también cuando semejante divergencia se presenta en relación con la causa
de pedir, esto es, del fundamento inmediato del derecho que reclaman (artículo 177 inciso
final del Código precitado).

Revisada la impugnación de que aquí se trata, resulta evidente que la crítica que ella
encierra se encuentra referida, más que a un defecto de extra petita, a uno de ultra petita,
por no haberse respetado en lo decisorio del fallo –según plantea la recurrente– la causa
de pedir expuesta en la demanda;

VIGÉSIMO: Que, en lo que a este punto concierne, tanto la doctrina como la


jurisprudencia, desde antiguo emanada de esta Corte, se encuentran acordes en el sentido
de que resulta improcedente fundamentar un recurso de casación en el fondo en
cuestiones que, en razón de haber sido extrañas a la discusión formalmente producida en
el proceso, no pudieron ser consideradas ni resueltas en la sentencia que, por vía de
semejante arbitrio, se pretende invalidar;
Redacción del ministro señor Oyarzún.

Rol N° 2394–2011.–

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún
M., Sergio Muñoz G., Juan Araya E., Guillermo Silva G. y Carlos Cerda F.

 Nro_Legalpublishing = 57778

Corte: Corte de Apelaciones de Santiago

Rol: 533-2010

Fecha: 11/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 177

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, once de enero de dos mil doce.

SEPTIMO: Que para que una decisión jurisdiccional produzca el efecto de cosa juzgada en
otro proceso es necesario que entre ambos juicios concurra la triple identidad a que se
refiere el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil, a saber, identidad legal de
personas, de cosa pedida y de causa de pedir, entendida ésta última como el fundamento
inmediato del derecho deducido en el juicio. Sólo de esta forma se logra el objetivo de este
instituto jurídico cual es evitar que sobre un asunto ya decidido jurisdiccionalmente se
emita un nuevo pronunciamiento. Tal situación no podría darse en el presente caso.

En efecto, la querella penal por el delito de estafa, fue interpuesta en contra de dos
personas naturales, que no son parte en la presente causa civil, con el objeto de hacer
efectiva su responsabilidad penal, en tanto que en este juicio se pretende una
indemnización de perjuicios derivada de la responsabilidad contractual de una persona
distinta.
Por consiguiente, la decisión del tribunal en sede penal en cuanto a que no se configuran
los elementos típicos del delito de estafa no dicen relación alguna con la responsabilidad
contractual de la demandada que pretende hacer efectiva la actora en estos autos.

Por otra parte, la misma circunstancia de no ser los querellados respecto de los cuales se
dictó el sobreseimiento partes en la presente causa civil, excluye la aplicación del artículo
179 del Código de Procedimiento que invoca la demandada.

OCTAVO: Que en relación al juicio iniciado por la demandada por el cobro del precio de la
compraventa en sede civil, cabe señalar que si bien la acción de cobro de pesos y la de
indemnización de perjuicios emanan de una misma relación contractual entre las partes,
resulta evidente que tampoco existe entre ambos procesos la triple identidad que hace
procedente el efecto de cosa juzgada, pues no concurre la identidad de la cosa pedida ni
de la causa de pedir.

NOVENO: Que por las razones consignadas precedentemente, la excepción de cosa juzgada
deberá ser desestimada.

Redactó la Ministro señora Pilar Aguayo Pino.

Pronunciada por la Séptima Sala de esta Iltma. Corte de Apelaciones de Santiago presidida
por el Ministro señor Mario Rojas González e integrada por la Ministro señora Pilar Aguayo
Pino y por el abogado integrante señor Rodrigo Asenjo Zegers.

Nro_Legalpublishing = 59764

Corte: Corte Suprema

Rol: 5553-2011

Fecha: 28/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 490, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de
Procedimiento Civil art 805

Sentencia: SENTENCIA
QUINTO: Que, con miras a la solución del asunto, y a la luz de las alegaciones formuladas en el
arbitrio en estudio, debe decirse que los elementos identificadores del objeto del proceso, son la
petición o "petitum" y la "causa petendi" o causa de pedir. Aquél estriba en lo que se pide del
órgano jurisdiccional sea de condena, constitución o declaración, y también aquello que en cada
caso pretende se obtenga, la prestación específica, se distingue entonces, entre la petición
inmediata y la mediata. Por su parte, la causa de pedir es entendida como el fundamento
inmediato del derecho deducido en juicio.

En el ámbito de la acción procesal, como se dijo, la causa de pedir es el fundamento inmediato del
derecho deducido en el juicio, definida en el artículo 177, inciso final, del compendio funcional
civil, y se la reconoce con la pregunta: "por qué se pide la declaración o reconocimiento del
derecho". Permite identificarla con el conjunto de hechos que justifican la petición, en búsqueda
de la individualización de los mismos a un aspecto concreto, los que debidamente acreditados,
persiguen se les apliquen determinados colofones jurídicos. Se tratará entonces, en los procesos
constitutivos, de los hechos a los que la norma vincula el efecto de crear, modificar o extinguir la
relación jurídica.

Sobre este cimiento los tribunales de justicia deben ceñirse al principio de pasividad que gobierna
su actuar, como al de congruencia, determinado por los asuntos sometidos a su decisión. No
puede soslayarse que el aforismo iura novit curia del sistema dispositivo y de aportación de partes
viene a significar tan sólo la posibilidad que tiene el juez de desvincularse de la fundamentación
jurídica sustentatoria de las pretensiones de cada litigante para la resolución de la controversia que
ha sido sometida a su conocimiento, sin apartarse de la causa de pedir. Dicho axioma permite, si
incurrir en incongruencia, dar a los hechos planteados exclusivamente por las partes y que derivan
de las probanzas rendidas, la calificación jurídica que corresponda.

La causa de pedir, se presenta como el límite al que debe aplicarse el derecho. La decisión debe
atenerse a la causa petendi, con respeto a los antecedentes fácticos, porque los hechos
pertenecen a la exclusiva disposición de las partes. No puede, por ende, variarse en la decisión
jurisdiccional el fundamento jurídico.

Alumbra también las disquisiciones anotadas la máxima de la congruencia que busca vincular a las
partes y al juez al debate. Por el contrario, conspira en contra del necesario encadenamiento de los
actos que lo conforman, pues pretende dotarles de eficacia, y obsta a ella, la falta de coherencia
entre estas porciones que conforman un todo. Emerge así este dogma que enlaza la pretensión, la
oposición, la prueba, la sentencia y los recursos, siendo la congruencia procesal en la decisión un
imperativo a respetar por el magistrado al resolver la controversia. Se podrá sostener y con razón,
que no existe un conjunto de disposiciones que regulen la institución, la estructure en sus
presupuestos, requisitos y efectos, pero no por ello es desconocida en nuestro ordenamiento, por
cuanto se refieren a la congruencia directa o indirectamente distintas normas, entre las que se
cuenta la que regula el contenido de las sentencias. En general la congruencia es la debida
correspondencia entre las secciones que componen un todo. Jurídicamente se puede decir que es
el apotegma con arreglo al cual debe existir conformidad entre todos los actos del procedimiento,
aisladamente considerados, que integran el proceso. Si bien se pone énfasis por la doctrina en
resaltar los nexos entre las pretensiones sostenidas por el actor y la sentencia, no se puede
desconocer que tiene igualmente aplicación en relación con la oposición, la prueba y los recursos,
según se ha expresado, pero encuentra su mayor restricción en los hechos, puesto que en cuanto
al derecho aplicable, al juez le vincula otro proverbio: iura novit curiat, en el sentido que el juez
conoce y aplica el derecho, sin que ello afecte la causa petendi, según ya se adelantó.

El sano entendimiento y armonía de estos adagios origina la conclusión que, inclusive al referirse el
juez al derecho, puede existir contravención al refrán de congruencia o de vinculación a la litis,
infracción que sin duda se producirá si se desatiende lo que son su objeto y causa. De esta forma la
libertad del juez para interpretar y aplicar el derecho, queda delimitada por el principio de
congruencia, el cual le otorga el marco de su contenido;

SEXTO: Que, conforme a lo previamente razonado, el imperativo que deslinda el pronunciamiento


jurisdiccional a la causa petendi formulada por el segmento en el libelo de demanda, constituye un
postulado al que debe sujetarse tanto el tribunal como los contendientes en los diversos estadios
procesales, de forma tal que pesa sobre éstos acotar sus pretensiones sometidas al tribunal de la
instancia, así como las revisiones posteriores que propicien, a la causa de pedir contenida en la
demanda.

SÉPTIMO: Que en íntima conexión con lo anterior resulta imprescindible traer a cuento los
artículos 160 y 170, N° 6°, de la recopilación adjetiva del ramo.

El precepto preliminar de esta normativa –considerada como expresión positiva de uno de los
ingredientes formativos del proceso al que ya se ha hecho mención: el de la congruencia– estatuye
que los fallos deben extenderse de acuerdo al mérito del mismo, no pudiendo extenderse a puntos
no sometidos expresamente a juicio por los contradictores (salvo en cuanto las leyes autoricen o
permitan proceder de oficio).
La segunda de las reglas antes consignadas, en armonía con la recién transcrita, establece que el
acápite resolutivo del veredicto debe circunscribirse al asunto debatido, que abarca todas las
acciones y excepciones ventiladas en juicio.

Sabido es, que los litigantes implantan sus pretensiones al tribunal en los escritos relevantes del
proceso: el actor, en su demanda y el demandado, en el de su contestación a la misma, como se
desprende de los literales 4° del artículo 254 y 3° del 309, de esa codificación.

OCTAVO: Que la referencia a esta preceptiva parece atinente, a propósito de las cuestiones
vertidas en el recurso en comento, pues, como en su oportunidad se dijo, la contienda se
estructuró con la pretensión del actor José Ortiz Molina, enderezada a que se declare la nulidad
absoluta de la venta en pública subasta del inmueble ubicado en calle Santa Rosa número
quinientos catorce de la ciudad de Coquimbo, y que fuera adjudicado al demandado; y la defensa
opuesta por éste en su contestación de la demanda, fue la improcedencia de la acción propuesta
tanto cuanto, la nulidad se alza sobre un vicio acaecido en una actuación procesal dentro de un
juicio afinado, como por la inexistencia de la anomalía que se alega, máxime cuando en ellos no
tiene intervención su parte.

Los jurisdicentes, ateniéndose a las fronteras así definidas en el conflicto sometido a su decisión,
acogieron la demanda en los términos antes precisados y desecharon las defensas con que se
pretendió enervarla por el demandado.

NOVENO: Que la impugnación sobre inobservancia de las disposiciones normativas que se acusa,
encierra una serie de alegaciones nuevas y, como tales, es menester recordar la improcedencia de
hacer valer una o más causales de casación, fundadas en la infracción de preceptos legales que
abordan materias distintas de las discutidas en la litis, que, por lo demás, no fueron promovidas
por las partes en la etapa de discusión, para conceder a la contraria la posibilidad de manifestar su
parecer sobre la pertinencia de aplicarlas al caso sub judice, lo que obviamente, de aceptarse,
atentaría contra el dogma de la bilateralidad de la audiencia.

Esta inadmisibilidad se impone, además, por cuanto no han podido ser violentadas por los
magistrados del fondo reglas legales no invocadas por las partes al oponer sus excepciones,
alegaciones o defensas. Tanto así que los jueces colegiados discurrieron –en aquello que interesa al
presente recurso–: "... las restantes argumentaciones formuladas por el apoderado del
demandando en esta sede, consignadas, en forma resumida, en las letras c), d) y e) del motivo
primero del presente fallo, no fueron invocadas como defensas en el período de discusión de
primera instancia y, por lo tanto, no integraron la controversia jurídica, circunstancia que resulta
bastante para desestimarlas.".

De ello resalta que el impugnante intenta introducir alegaciones nuevas en esta sede, en
circunstancias que no fueron incluidas en la disputa, para lo cual basta observar la resolución que
recibió la causa a prueba, que sólo estimó como tópicos controvertidos aquellos que constituyeron
el objeto de la polémica.

DÉCIMO: Que de este modo las críticas de ilegalidad que el recurso de casación en el fondo
formula contra el laudo cuya invalidación persigue, y que medularmente consisten en que no
procede aceptar la demanda por no reunirse los requisitos de los artículos 1681 y 1683 del Código
Civil, vienen a constituir –semejantes reproches– temas al margen del debate producido entre los
litigantes y que, por ende, fueron extraños a la controversia.

En esta perspectiva procesal, acorde con la normativa citada en el basamento undécimo, el edicto
redarguido no tenía por qué ocuparse de un asunto ajeno al debate.

UNDÉCIMO: Que, en lo que a este punto atañe, tanto la doctrina como la jurisprudencia desde
antiguo mantenida por esta Corte, aparecen contestes en la improcedencia de fundamentar un
recurso de casación en el fondo en aristas que, por ser ajenas a la discusión formalmente instalada,
no pudieron ser consideradas no resueltas en el pronunciamiento que, por vía de semejante
arbitrio, se pretende invalidar.

En síntesis, esta Corte se halla impedida de revisar cualquier aspecto del recurso de casación en el
fondo al que se viene haciendo referencia, dado que el lenguaje en que fue entablado se aparta de
los postulados que las partes han sometido a su conocimiento y resolución, al constituirse en
alegaciones que no han sido debidamente incorporadas y desarrolladas en el debate, por lo que no
habiendo conformado la discusión, cuyo marco quedó fijado con la demanda y las defensas y
excepciones opuestas por la demandada, de manera que no puede pronunciarse sobre ellos.
Consiguientemente, no pueden configurar errores de derecho las contravenciones que se
reprueban al fallo en este sentido, razón por la cual el recurso en observación queda desprovisto
de asidero.
DUODÉCIMO: Que, ahora bien, en extremo postrero de una confrontación entre el vocabulario de
la contestación de la demanda (la dúplica fue evacuado en rebeldía) y del recurso de casación en el
fondo, bajo una perspectiva bastante holgada del adagio de congruencia, pudiera afirmarse que
existe cierta coincidencia entre ambos, en cuanto se dice que la deficiencia de que se queja es de
orden procesal dentro de un pleito afinado –como se sostuvo en la contestación a la demanda– y
que debió enarbolar en el proceso ejecutivo donde se originó, pero ceñido al artículo 490 del
Código de Procedimiento Civil, como acreditar la solución de los tributos y de las costas de la
causa, de manera que si medió un vicio, fue provocado por el propio actor, según se afirma, ahora,
en el recurso en estudio.

DÉCIMO TERCERO: Que haciéndose cargo esta Corte del remedio anulatorio en el sentido
instituido, cabe tener presente que la subasta y adjudicación en juicio ejecutivo reviste doble
índole: una fase procesal que envuelve una actuación o trámite del juicio ejecutivo; y otro
sustantivo, en cuanto es un contrato, una compraventa forzada que crea obligaciones entre
vendedor y comprador, independientes de la ejecución misma. En razón de ello el remate y
adjudicación puede ser nulo por irregularidades de procedimiento o nulo por vicios de fondo, por
omisión de alguno de los requisitos que el Código Civil exige para la validez de los contratos, con
autonomía de la ejecución en que se efectúo la subasta.

La venta forzada de marras es, entonces, de aquellos actos de doble naturaleza, desde el punto de
vista sustantivo importa una compraventa y, al mismo tiempo, desde el ángulo procesal, compone
una ritualidad regulada en detalle por el legislador. Mientras la compraventa, en cuanto negocio,
puede verse impugnada de nulidad por vicios de fondo en juicio de lato conocimiento incoado con
tal objeto, no sucede lo mismo con los eventuales defectos adjetivos que puedan afectar los actos
procesales que sirvieron de antecedente a esa venta en pública subasta, los que si bien era posible
acometer en su mérito, sólo pueden serlo in limine litis y con arreglo a la ley funcional.

Aunque el objetivo perseguido por el Derecho Civil y el Procesal en materia de nulidad es la misma,
restar eficacia a determinados actos contaminados, las normas que las rigen son diferentes en una
y otra coyuntura. Ello obedece al género mismo de la legislación procesal que por los fines a que
está llamada a realizar debe gobernarse por cánones propios y diversos a los del Derecho
sustantivo.

DECIMOCUARTO: Que bajo este prisma nuestro derecho sigue la doctrina que considera a la
enajenación forzosa como un contrato de compraventa en que el comprador es el subastador o
rematante y, el vendedor es el deudor, representado por el juez del apremio. Lo que significa que
como todo contrato, podrá refutarse a través de la nulidad absoluta, cuando se alce sobre vicios
que la tornan procedente, como resulta ser la falta de causa del remate y la adjudicación. De allí
que el discurso del compareciente cuando afirma que cualquier alegación del demandante debió
efectuarse en el juicio ejecutivo seguido en su contra por el Fisco de Chile, carece de sostén, tal
como acertadamente lo expresan los jueces del mérito, más cuando en el proceso compulsivo se
incoó por el ejecutado –actual demandante– incidente de nulidad por falta de causa y el juez de
aquel proceso le negó lugar, entre otra inteligencia, por tratarse de un vicio de nulidad absoluta
que debe ser conocido en otro proceso.

Nro_Legalpublishing = 60182

Corte: Corte Suprema

Rol: 8174-2011

Fecha: 12/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Comercio art 404 n° 1, Código de Comercio art 404 n° 2, Código Civil art
1702, Código Civil art 1706, Código Procesal Penal art 240 inciso 1, Código de Procedimiento Civil
art 177, Código de Procedimiento Civil art 160, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 6, Código
de Procedimiento Civil art 254 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 309, Código de
Procedimiento Civil art 310

TERCERO: En el ámbito de la acción procesal, la causa de pedir es el fundamento inmediato del


derecho deducido en el juicio, definida en el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil, se
reconoce la causa con la pregunta: "por qué se pide la declaración o reconocimiento del derecho".
Permite identificarla con el conjunto de hechos que fundamentan la petición, en búsqueda de la
identificación de los mismos a un aspecto concreto, los que debidamente acreditados, persiguen
se les apliquen determinadas consecuencias jurídicas. Se tratará entonces, en los procesos
constitutivos, de los hechos a los que la norma vincula el efecto de crear, modificar o extinguir la
relación jurídica.

Sobre la base de lo previamente expuesto, los tribunales de justicia deben ceñirse al principio de
pasividad que rige su actuar, como al de congruencia, determinado por los asuntos sometidos a su
decisión. No puede soslayarse que el principio iura novit curia del sistema dispositivo y de
aportación de partes viene a significar tan sólo la posibilidad que tiene el juez de desvincularse de
la fundamentación jurídica sustentatoria de las pretensiones de cada litigante para la resolución de
la controversia que ha sido sometida a su conocimiento, sin apartarse de la causa de pedir. Dicho
principio permite, si incurrir en incongruencia, dar a los hechos planteados exclusivamente por las
partes y que derivan de las probanzas rendidas, la calificación jurídica que corresponda.

La decisión debe atenerse a la causa petendi, con respeto a los antecedentes fácticos, puesto que
los hechos pertenecen a la exclusiva disposición de las partes. No puede, por ende, variarse en la
decisión jurisdiccional el fundamento jurídico.
Alumbra también los razonamientos antes anotados el principio de congruencia que busca vincular
a las partes y al juez al debate. Por el contrario, conspira en contra del necesario encadenamiento
de los actos que lo conforman, pues pretende dotarles de eficacia, y obsta a ella, la falta de
coherencia entre estas partes que conforman un todo. Surge así este principio que enlaza la
pretensión, la oposición, la prueba, la sentencia y los recursos, siendo la congruencia procesal en la
sentencia un imperativo a respetar por el magistrado al decidir la controversia. Se podrá sostener y
con razón, que no existe un conjunto de disposiciones que regulen la institución, la estructure en
sus presupuestos, requisitos y efectos, pero no por ello es desconocida en nuestro ordenamiento,
por cuanto se refieren a la congruencia directa o indirectamente distintas normas, entre las que se
cuenta la que regula el contenido de las sentencias. En general la congruencia es la debida
correspondencia entre las partes que componen un todo. Jurídicamente se puede decir, que es el
principio conforme al cual debe existir conformidad entre todos los actos del procedimiento,
aisladamente considerados, que componen el proceso. Si bien se pone énfasis por la doctrina en
resaltar los nexos entre las pretensiones sostenidas por el actor y la sentencia, no se puede
desconocer que tiene igualmente aplicación en relación con la oposición, la prueba y los recursos,
según se ha expresado, pero encuentra su mayor limitación en los hechos, puesto que en cuanto al
derecho aplicable, al juez le vincula otro principio: iura novit curiat, en el sentido que el juez
conoce y aplica el derecho, sin que ello afecte la causa petendi, según ya se adelantó.

El sano entendimiento y armonía de estos principios origina la conclusión que, inclusive al referirse
el juez al derecho, puede existir contravención al principio de congruencia o de vinculación a la
litis, infracción que sin duda se producirá si se desatiende lo que son su objeto y causa. De esta
forma la libertad del juez para interpretar y aplicar el derecho, queda delimitada por el principio de
congruencia, el cual le otorga el marco de su contenido;

CUARTO: Que en íntima conexión con lo anterior resulta imprescindible traer a colación los
artículos 160 y 170 N° 6°, de la recopilación adjetiva del ramo.

El precepto preliminar de esta normativa – consideradas como expresión positiva de uno de los
principios formativos del proceso al que ya se ha hecho alusión: el de la congruencia– estatuye que
los fallos deben extenderse de acuerdo al mérito del mismo, no pudiendo extenderse a puntos no
sometidos expresamente a juicio por los contradictores (salvo en cuanto las leyes autoricen o
permitan proceder de oficio).

La segunda de las reglas antes consignadas, en armonía con la recién transcrita, establece que el
acápite resolutivo del veredicto debe circunscribirse al asunto debatido, que abarca todas las
acciones y excepciones ventiladas en juicio.

Sabido es, que los litigantes someten sus pretensiones al tribunal en los escritos relevantes del
proceso: el actor, en su demanda y el demandado, en el de su contestación a la misma, como se
desprende de los literales 4° del artículo 254 y 3° y 4° del 309, de esa codificación.

Nro_Legalpublishing = 61420
Corte: Corte de Apelaciones de Santiago

Rol: 1361-2011

Fecha: 20/06/2012

Leg. Aplic.: Código del Trabajo art 477 (506), Código de Procedimiento Civil art 303 n° 3, Código de
Procedimiento Civil art 177, Constitución Política art 19 n° 19, Código del Trabajo art 220 n° 2,
Código del Trabajo art 289 letra e, Código del Trabajo art 483 A inciso 4 (513), Código del Trabajo
art 459, Código de Procedimiento Civil art 174

4º) Que la institución de la litis pendencia es una figura procesal cuya interpretación teleológica
coincide plenamente con la cosa juzgada, pues no se puede olvidar que es un anticipo de esta
última, ya que constituye una excepción dirigida a impedir la simultánea tramitación de dos
procesos; es una institución presuntiva y tutelar de la cosa juzgada o de la univocidad procesal y
del legítimo derecho de quien la esgrime a no quedar sometido a un doble litigio, y en tal sentido
se exige que la identidad de ambos procesos se produzca en cuanto a los sujetos, a las cosas en
litigio y a la causa de pedir. Se trata de evitar que sobre una misma controversia, sometida al
órgano judicial con anterioridad, se produzca otro pleito posterior con posibilidad de establecer
resoluciones judiciales que resulten contradictorias. (Fallo Primera Sala del Tribunal Supremo
Español, 3 de Mayo de 2007).

7º) Que, así las cosas, la litis pendencia tiene lugar cuando se promueve ante un tribunal el mismo
negocio ya ventilado ante él u otro y, por consiguiente, supone que hay identidad de partes, de
objeto y de causa de pedir entre la primera y segunda causa; y su propósito es el de evitar que se
dicten fallos contradictorios o incompatibles en desmedro de la buena administración de justicia,
como prevenir y resguardar la autoridad de cosa juzgada (C. A. Concepción, 9 de diciembre de
1982, RDJ, Tomo 78, Secc. 2º, página 184.)

8º) Que, es menester, entonces, revisar si se dan los elementos de la institución en estudio. A este
respecto y, para que exista juicio pendiente, basta con la notificación de la demanda, y hasta que
ésta se encuentre firme. Y, en este mismo sentido, la excepción de litis pendencia opuesta
encontrándose aún pendiente el recurso de unificación de jurisprudencia, claramente debe
entenderse que se interpuso mientras estaba pendiente el juicio S–10–2009, por cuanto en
nuestro ordenamiento procesal este concepto está claramente definido en el artículo 174 del
Código de Procedimiento Civil, que establece: "Se entenderá firme o ejecutoriada una resolución
desde que se haya notificado a las partes, si no procede recurso alguno en contra de ella y, en caso
contrario, desde que se notifique el decreto que la mande cumplir, una vez que terminen los
recursos deducidos, o desde que transcurran todos los plazos que la ley concede para la
interposición de dichos recursos, sin que se hayan hecho valer por las partes. En este último caso,
tratándose de sentencias definitivas, certificará el hecho el secretario del tribunal a continuación
del fallo, el cual se considerará firme desde este momento, sin más trámites."
En cuanto a la identidad legal de personas se trata, precisamente, de identidad legal o jurídica y no
física. No se requiere o dicho de otra forma, no es suficiente la identidad física, ya que ésta puede
constituir, desde un punto de vista legal, dos o más personas legales diversas y, a la inversa, dos
personas físicas pueden constituir una sola persona legal. (Cristian Maturana Miquel, Actuaciones
Judiciales, Notificaciones, Resoluciones Judiciales y el Juicio Ordinario. Universidad de Chile,
Facultad de Derecho, pág. 90 y 91). En la especie, en ambos juicios compareció el Sindicato de
Empresa Banco del Desarrollo, y por los mismos trabajadores, aquellos encasillados en la escala 9 a
16, ya que a ellos se solicita se pague por la demandada el beneficio que se demanda, de tal forma
que existe el requisito en análisis.

En lo atinente a la identidad de cosa pedida, hay que señalar que es el beneficio jurídico inmediato
que se reclama y al cual se pretende tener derechos. De manera que la identidad debe buscarse en
el beneficio jurídico y no en la materialidad de las prestaciones, sin que pueda pretenderse y
tampoco exigirse sean iguales, como acontece en ambos juicios, pues los dos persiguen el pago, en
definitiva, de una cierta cantidad de dinero, según corresponda. Por último, en lo que respecta a la
identidad de causa, la ley la define manifestando que se entiende por causa de pedir "el
fundamento inmediato del derecho deducido en juicio". En consecuencia, la causa es el hecho
constitutivo de la acción, es el hecho jurídico que configura el fundamento del derecho que se
reclama. Por lo tanto, es posible que un mismo hecho pueda caer bajo diversas normas de la ley,
cambiando sólo el punto de vista jurídico desde el cual se considere. De lo que resulta, que la
solicitud declarativa de obligación de pago de la demandada del beneficio del artículo 12 del
Contrato Colectivo, respecto del período correspondiente al año 2009, es exactamente igual a la
que se solicita en la causa por prácticas antisindicales, siendo irrelevante que en esta se pidan,
como es natural por la naturaleza de la acción entablada, medidas reparatorias y sanciones.

Nro_Legalpublishing = 61528

Corte: Corte de Apelaciones de Valparaíso

Rol: 590-2012

Fecha: 26/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 177, Constitución Política art 19 n° 3 inciso 5

QUINTO: Que en conformidad con lo dispuesto en el artículo 177 del Código de Procedimiento
Civil, la excepción de cosa juzgada puede alegarse por el litigante que haya obtenido en el juicio y
por todos aquellos a quienes según la ley aprovecha el fallo, siempre que entre la nueva demanda
y la anteriormente resuelta concurra la triple identidad que el mismo precepto establece, esto es,
identidad legal de personas; identidad del objeto pedido; e identidad de causa de pedir.
SEXTO: Que, en consecuencia, corresponde decidir en este recurso si la sentencia firme recaída en
el juicio rol N° 5891–2009, seguido ante el Primer Juzgado Civil de Viña del Mar, que acogió la
acción de incumplimiento de prestaciones de servidumbre de tránsito interpuesta por doña
MICHELLE AMION en contra de doña IVONNE EPELBAUM y otra, produce o no cosa juzgada en la
nueva litis trabada entre las mismas partes, aunque en roles procesales diferentes.

SEPTIMO: Que, a este último respecto, cabe precisar que como se ha resuelto por la
jurisprudencia, para configurar el requisito de identidad legal de personas en la cosa juzgada es
indiferente si en uno y otro proceso se ha actuado como demandante o demandado (Corte de
Apelaciones de San Miguel, sentencia de 27 de enero de 2010).

OCTAVO: Que, por otra parte, la Excma. Corte Suprema ha señalado que "la excepción de cosa
juzgada es el efecto que producen determinadas resoluciones judiciales en cuya virtud no puede
volver a discutirse ni pretenderse la dictación de un nuevo fallo entre las mismas partes y sobre la
misma materia que fue objeto del fallo anterior. Se asocia al principio de la consecución progresiva
de los estados y etapas de un procedimiento de modo que éste nunca regrese a estados preclusos,
racionalidad procedimental contenida en el artículo 19 Nº 3 inciso 5º de la Constitución. La cosa
juzgada tiende a impedir definitiva o irrevocablemente todo pronunciamiento posterior con
idéntico o diverso contenido concurriendo sí los requisitos correspondientes, particularmente la
triple identidad que exige el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil. Sus objetivos son que
las cosas no se encuentren en una constante incertidumbre, –principio de seguridad jurídica–, y
que los pleitos finalicen en lapsos razonables, a lo que se ha agregado en algunos fallos la evitación
de sentencias contradictorias. La cosa juzgada se vincula a la eficiencia de las respuestas
jurisdiccionales desde el punto de vista de la utilización del recurso público y realización efectiva de
los derechos..." (Corte Suprema Primera Sala, sentencia de 13 de enero de 2011).

NOVENO: Que, en este mismo orden de ideas, la doctrina procesal moderna explica que la cosa
juzgada no sólo cubre lo deducido en un proceso, sino también lo deducible, esto es, no involucra
únicamente lo efectivamente discutido en el juicio anterior, sino que, además, lo que era
procedente discutir o deducir en el mismo proceso (Romero Seguel, Alejandro: La Cosa Juzgada en
el Proceso Civil Chileno, Editorial Jurídica de Chile, pp. 68 y ss.).

DECIMO: Que, en el caso sub lite, es posible concluir que habiéndose discutido en el juicio "AMION
con EPELBAUM Y OTRA", rol N° 5891–2009, seguido ante el Primer Juzgado Civil de Viña del Mar,
acerca del cumplimiento o incumplimiento de prestaciones de una servidumbre de tránsito y, por
ende, acerca de su existencia; si la parte demandante en estos autos, "EPELBAUM con AMION",
seguidos ante el Segundo Juzgado Civil de Viña del Mar y demandada en el anterior, estimaba que
esta servidumbre se encontraba extinguida, debió haber planteado tal extinción en el primer
pleito; y si no lo hizo y pretende hacerlo ahora –con ocasión de este nuevo juicio–, es procedente
que la parte demandada oponga la excepción de cosa juzgada producida por la sentencia firme
dictada en el anterior juicio y que ésta sea, asimismo, acogida.
 Nro_Legalpublishing = 58128
Corte: Corte Suprema
Rol: 12367-2011
Fecha: 23/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 177, Código de Procedimiento Civil art 810 n°
4
4°.– Que la cosa juzgada como institución jurídica se vincula a la idea de evitar un
pronunciamiento sobre un asunto ya resuelto y para decidir si se ha infringido, será
menester hacer una confrontación o comparación entre dos sentencias, de suerte de
determinar si la más nueva se adecua en la triple identidad que la ley exige con la antigua:
si hay tal adecuación, sin duda el segundo fallo ha vulnerado la res iudicata que emana de
la primera resolución;
 Nro_Legalpublishing = 58398
Corte: Corte Suprema
Rol: 7381-2009
Fecha: 25/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 177
Sexto: Que resulta pertinente puntualizar, en atención a la naturaleza de la causal
invocada, que el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil establece que la excepción
de cosa juzgada puede alegarse por el litigante que haya obtenido en el juicio y por todos
aquéllos a quienes, según la ley, aprovecha el fallo, siempre que entre la nueva demanda y
la anteriormente resuelta exista identidad legal de personas, de cosa pedida y de causa de
pedir.
Al efecto, cabe tener presente que los presupuestos objetivos de la excepción de cosa
juzgada se refieren a la cosa pedida y a la causa de pedir. El primero se relaciona con el
beneficio inmediato que se reclama y al cual se pretende tener derecho y, materialmente,
se identifica tanto con la pretensión hecha valer por el actor en su demanda como por las
contraprestaciones opuestas por el demandado.
El segundo de dichos presupuestos se encuentra definido en la ley procesal como el
fundamento inmediato del derecho deducido en el juicio.
Del tenor de la disposición citada y el análisis de sus requisitos de procedencia se constata
que el instituto en estudio está concebido para evitar distintos pronunciamientos sobre
una misma materia y supone la existencia de dos demandas ventiladas en juicios distintos.
Séptimo: Que en otras palabras, la excepción de cosa juzgada es el medio procesal por el
cual la parte que es demandada en juicio invoca la inmutabilidad de una sentencia para
enervar o destruir la pretensión de la nueva demanda, vale decir, el demandado en su
defensa se opone a ella argumentando que se ha deducido una pretensión que ya ha sido
resuelta por una sentencia ejecutoriada.
Noveno: Que sin embargo, el demandado y recurrente no adjuntó al proceso antecedente
alguno en orden a acreditar la circunstancia de encontrarse ejecutoriada la sentencia
singularizada precedentemente, de modo que no se ha configurado la causal en estudio y,
por consiguiente, el recurso de casación en la forma debe ser también desestimado por el
rubro recién analizado.
 Nro_Legalpublishing = 58581
Corte: Corte Suprema
Rol: 2701-2010
Fecha: 30/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 177
TERCERO: Que la institución de la litis pendencia apunta a evitar la pendencia simultánea
de más de un proceso sobre la misma cuestión. Supone invocar la existencia de un pleito
pendiente entre las mismas partes sobre el mismo objeto y con la misma causa de pedir,
con el fin de evitar un nuevo pronunciamiento sobre algo que ya ha sido objeto de
conocimiento por un órgano judicial.
Para que la excepción dilatoria correspondiente pueda prosperar, se requiere la
concurrencia de la misma triple identidad que justifica la excepción de cosa juzgada, en el
artículo 177 del compendio procesal civil, vale decir: 1.Identidad legal de personas; 2.
Identidad de la cosa pedida; y 3. Identidad de la causa de pedir. El matiz está naturalmente
representado por la variable inherente a dos causas que están en tramitación y ninguna de
ellas afinada.
Se dice, en este sentido, que existe hoy litispendencia donde mañana existirá cosa juzgada,
idea que permite concebir la eficacia excluyente de la litispendencia como una especie de
anticipación de la función negativa de la cosa juzgada material. Como observa VEGAS
TORRES, "el fundamento de las dos instituciones sería el principio general de prohibición
del bis in idem, y la finalidad de ambas, la de evitar la pluralidad de pronunciamientos
jurisdiccionales sobre un mismo asunto, finalidad principal a la que se añadiría la
secundaria de evitar la sustanciación de procesos inútiles, con beneficio evidente en
términos de economía procesal". (Vegas Torres, Jaime: "La eficacia excluyente de la
litispendencia", en: Revista de Derecho de la Universidad de la Rioja, p. 170).
CUARTO: Que a criterio de la recurrente, el veredicto opugnado se equivoca cuando asume
que concurre entre las dos causas involucradas identidad legal de personas.
Recordemos que esta identidad debe ser jurídica y no simplemente física, como lo ha
precisado desde siempre la doctrina. No genera por tanto dificultades la determinación de
la identidad legal de personas cuando en ambos pleitos concurren las mismas personas,
física y jurídicamente consideradas.
No existe disenso respecto de la calidad jurídica de parte que ostenta la demandante en
los dos procesos en curso, instalándose la discrepancia en orden a la aptitud del co–
demandado Muro Cuadra, como sucesor de la demandada Rosas Zurita en este
procedimiento, que justificaría, en el decir de los juzgadores, la identidad legal de personas
en ambos.
QUINTO: Que para avanzar en la elucidación de esta interrogante, es previo considerar que
la autoridad de cosa juzgada rige para las partes que han intervenido jurídicamente en el
litigio, pero no alcanza a las personas ajenas al juicio, como lo expresa el artículo 3°, inciso
2° del Código Civil.
A su vez, en el concepto de "parte" debe incluirse además a los herederos o
causahabientes de una de las partes del juicio, entendiéndose por causahabiente a la
persona que ha adquirido un derecho u obligación de otra, denominada su autor.
Para que concurra efectivamente la identidad legal de personas en el caso sub lite, sería
necesario que el interviniente del segundo juicio hubiere sucedido, sea a titulo universal o
singular, a una de las partes del primer litigio.
¿Sucede esto en la especie? Veamos: afirma la interlocutoria cuestionada que la
circunstancia de que en esta segunda causa se demande "además" a don Jaime Muro
Cuadra, no tiene injerencia para concluir que confluye este requisito, porque en la segunda
contienda se persigue idéntico beneficio jurídico que el buscado en la primera, cual es la
restitución de la misma propiedad, con indemnización de perjuicios, pasando en
consecuencia dicho demandado a "ocupar el mismo lugar jurídico procesal" de la
demandada Rosas Zurita, "por haberla adquirido de quien carecería del dominio del
inmueble (Sra. Rosas Zurita) y ésta a su vez por haber celebrado contratos que adolecerían
de vicios civiles (simulación, lesión enorme) o inoponibles a la actora".
SEXTO: Que al formular esta disquisición, los jueces del fondo confunden manifiestamente
la legitimatio ad causam, que concierne a la titularidad de la relación jurídica sustancial,
con la sustitución procesal, por una parte, y con la identidad legal de personas como
presupuesto de la litis pendencia, por la otra.
Al excluir de la segunda controversia a don Jaime Muro Cuadra, a pretexto de haber
pasado a ocupar jurídicamente el mismo lugar de la otra demandada en los dos
procedimientos, niega a éste legitimidad pasiva en el último de ellos – el de autos –
determinación que recae sobre un punto que es propio de una excepción de fondo, no
promovida en la especie por no haber arribado aún el momento procesal pertinente y
contrariando por esa vía el principio dispositivo civil, porque los jurisdicentes se han
subrogado de esa forma a los demandados, que no han opuesto esa excepción perentoria.
En orden a la sustitución procesal, no es ocioso tener presente que ésta se produce cuando
la ley habilita para intervenir en un proceso, como parte legítima, a una persona que es
ajena a la relación jurídica sustancial que ha de discutirse en ese proceso. A través de ella
se opera una disociación entre el sujeto legitimado para obrar en el proceso y el sujeto
titular de la relación jurídica sustancial en que funda su pretensión, como ocurre v. gr. en el
caso del asegurador que ejerce los derechos que corresponden al asegurado contra un
tercero, en razón del siniestro y hasta el monto de la indemnización abonada.
La simple lectura de la resolución correspondiente permite colegir que el demandado
Muro Cuadra no obra, en el segundo proceso, como sustituto procesal de su co–
demandada María Marlene Rosas Zurita, tanto en razón de que la presunta sustitución no
aparece amparada en ninguna norma legal que la autorice, cuanto porque contra el
primero se dirigen peticiones concretas centradas en su calidad de actual poseedor del
inmueble objeto de una acción reivindicatoria a su respecto, acción que no coincide con
las otras endilgadas contra su co–demandada.
SÉPTIMO: Que, evidentemente, la constatación de no ser los mismos los demandados en
los dos procesos paralelos en que se apoya la litis pendencia decretada, como se explicita
en la ponderación 3ª precedente, además de las reflexiones contenidas en los
fundamentos que anteceden, son suficientes para tener por establecido que no se verifica,
entre las causas relacionadas, la identidad legal de personas.
Reafirma tal conclusión la circunstancia que el demandado Muro Cuadra, emplazado sólo
en este proceso, sería el poseedor material del bien que la actora intenta recuperar,
propósito que quedaría definitivamente frustrado merced a su enajenación – posterior a
trabarse la primera relación procesal en que no fue demandado – si se enervare la acción
impetrada por causa de litis pendencia, fundada en la aducida identidad entre la
demandada Rosas Zurita y su comprador, la que manifiestamente no se ha verificado.
En consecuencia, la primera causal de litis pendencia no concurre, lo que debió llevar a la
magistratura interviniente a rechazar la respectiva excepción dilatoria, dado el carácter
copulativo de los requisitos que justifican la procedencia de la misma.
OCTAVO: Que, sin perjuicio del razonamiento anterior, este tribunal de casación se hará
cargo también de examinar los demás elementos de procedencia de la ineptitud del libelo,
para fines de sistematización pedagógica y con el objeto de contribuir a difundir la
interpretación que mejor se aviene con el sentido y alcance de la institución, cual es la
función inherente a su rol como uniformador del derecho.
 En esta perspectiva, se examinará pues si entre las dos causas en tramitación hay o no
identidad de cosa pedida.
Cosa pedida – en latín eadem res – es el objeto o beneficio jurídico que se solicita, o sea, lo
que se reclama. Esencial para reconocerlo es determinar lo que se pide al órgano
jurisdiccional, más que la materialidad del objeto sobre el que recae. Esclarecedora para
estos efectos, es la explicación que brindan ALESSANDRI y SOMARRIVA: "Para que haya
identidad de cosa pedida – proclaman estos autores – no hay necesidad siempre de que el
objeto del derecho sea el mismo en la primera y segunda demanda, porque para
determinar el petitum debe atenderse al derecho cuya tutela se pide al órgano
jurisdiccional, y no al objeto de ese derecho. Aunque las dos demandas se refieran al
mismo objeto, no hay la identidad de que se trata si los derechos invocados son distintos"
(énfasis nuestro) (Arturo Alessandri Rodríguez, Manuel Somarriva Undurraga yAntonio
Vodanovic H.: "Tratado de Derecho Civil: Partes Preliminar y General", T. I, Ed. Jurídica de
Chile, 1.998, p. 140).
Si se medita acerca de la cosa pedida en los dos procesos, se advertirá que, si bien las
acciones incoadas se refieren al mismo objeto material, los derechos aducidos en una y
otra son diversos: en el primero se reclama la nulidad del contrato de compraventa
suscrito por la demandada doña María Marlene Rosas Zurita con don Carlos Adolfo Ibáñez
Thiers, el que sería simulado y disimularía una donación irrevocable por falta de
insinuación, lo que obliga a aquélla a restituir el inmueble aparentemente vendido, como
su actual poseedora, mientras que en la demanda de autos, se requiere la declaración ser
simulado otro contrato posterior celebrado entre la misma demandada Rosas Zurita y su
co–demandado Jaime Muro Cuadra, respecto del cual se ejerce la acción de dominio,
como actual poseedor del mismo inmueble antes reclamado, pero en ejercicio de un
derecho distinto, nuevo antecedente que determina la existencia de una cosa pedida
también diversa en los dos pleitos.
La cosa pedida es, por ende, también distinta en los respectivos procesos.
NOVENO: Que, por último, indagaremos acerca de la eventual presencia en ambos litigios
de una similar causa de pedir, la que se encuentra definida en el inciso final del artículo
177 de la compilación procesal adjetiva como "el fundamento inmediato del derecho
deducido en juicio".
Este raciocinio es demostrativo de que no se reúne tampoco en el caso el tercer requisito
justificativo de la litis pendencia, declarada en la resolución judicial atacada.
DÉCIMO: Que, en definitiva, los jueces del fondo no otorgaron la interpretación que en
derecho corresponde a los artículos 177, en su relación con el 303, N° 3° del Código de
Procedimiento Civil, habiendo quedado suficientemente acreditado que en la hipótesis sub
iudice no converge ninguno los tres elementos que constituyen requisitos copulativos de
procedencia de la litis pendencia admitida, argumentación que hace imperativo acoger el
arbitrio extraordinario intentado a fin de restablecer el imperio del derecho.
Por estas consideraciones y atendido, además, lo dispuesto en los artículos 764, 765, 767 y
785 del Código de Procedimiento Civil, se acoge el recurso de casación en el fondo
deducido en lo principal de fojas 58 por la demandante, patrocinada por el abogado don
Hugo Ormeño Melet, en contra de la sentencia interlocutoria de 5 de abril de 2.010,
escrita a fojas 56, que se declara nula y se la reemplaza por la que se dicta a continuación,
sin nueva vista pero separadamente.
 Nro_Legalpublishing = 59363
Corte: Corte de Apelaciones de Chillán
Rol: 470-2010
Fecha: 07/03/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 177
1°. Que la institución de cosa juzgada alegada por el contribuyente, entendida como el
efecto que producen las sentencias definitivas o interlocutorias firmes, y que se traduce en
la imposibilidad de volver a discutir en juicio, el asunto ya sometido al conocimiento y
decisión de un tribunal, tiene como objetivo primordial el otorgar certeza jurídica a la
parte que haya obtenido en éste y a quienes aquella sentencia beneficie, es decir, impide
que se vuelva a discutir la misma materia sobre la cual recayó una decisión firme, en un
juicio diverso, otorgándole de esa manera seriedad a la potestad jurisdiccional.
2°. Que, previo a indagar si en el caso concurren los requisitos de la mentada institución,
necesario es establecer los supuestos necesarios sobre los cuales la cosa juzgada descansa.
En efecto, para que sea posible discutir acerca de la cosa juzgada es indispensable la
existencia de dos juicios, esto es, litigios entre las mismas partes de carácter contradictorio
y llevado o tramitado ante un juez, o sea, debe existir un proceso judicial previo sobre el
cual recae decisión sobre el fondo del asunto discutido, y otro proceso posterior, entre las
mismas partes, en el cual se pretenda reiterar la misma cuestión ya fallada en el primero.
Es en atención a ese elemento, que no se reconoce la procedencia de cosa juzgada en la
jurisdicción voluntaria, pues al no haber un contradictor es imposible que concurra la
identidad legal de persona.
Junto con la existencia de un juicio, es presupuesto anterior, la existencia de una decisión
de carácter jurisdiccional, es decir, emanada de la autoridad dotada de poder de decisión
en virtud de la cual declara, constituye o modifica un determinado derecho. O, sea, existe
cosa juzgada en la medida que haya recaído decisión de carácter jurisdiccional sobre el
fondo del asunto controvertido.

Nro_Legalpublishing = 62721

Corte: Corte Suprema

Rol: 9557-2010

Fecha: 13/09/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 177

CUARTO: Que en primer término debe anotarse que la institución de la litis pendencia apunta a
evitar la disputa simultánea, en más de un proceso, sobre la misma cuestión. Supone invocar la
existencia de un pleito pendiente entre las mismas partes sobre el mismo objeto y con la misma
causa de pedir, con el fin de evitar un nuevo pronunciamiento sobre algo que ya ha sido objeto de
conocimiento por un órgano judicial.

Para que la excepción dilatoria correspondiente pueda prosperar, se requiere la concurrencia de


la misma triple identidad que justifica la excepción de cosa juzgada, en el artículo 177 del
compendio procesal civil, vale decir: 1) Identidad legal de personas; 2) Identidad de la cosa
pedida; y 3) Identidad de la causa de pedir. El matiz está naturalmente representado por la
variable inherente a dos causas que están en tramitación y ninguna de ellas afinada.

Se dice, en este sentido, que existe hoy litispendencia donde mañana existirá cosa juzgada, idea
que permite concebir la eficacia excluyente de la litispendencia como una especie de anticipación
de la función negativa de la cosa juzgada material. Como observa VEGAS TORRES, "el fundamento
de las dos instituciones sería el principio general de prohibición del bis in idem, y la finalidad de
ambas, la de evitar la pluralidad de pronunciamientos jurisdiccionales sobre un mismo asunto,
finalidad principal a la que se añadiría la secundaria de evitar la sustanciación de procesos inútiles,
con beneficio evidente en términos de economía procesal". (Vegas Torres, Jaime: "La eficacia
excluyente de la litispendencia", en Revista de Derecho de la Universidad de la Rioja, pág. 170). En
el mismo sentido el profesor Anabalón señala: "De modo, pues, que la litis–pendencia previene la
cosa juzgada desde el instante en que se anticipa a ésta en el propósito de evitar la dualidad de
fallos sobre un mismo negocio judicial, aparte de la dispendiosa e inútil coexistencia de dos juicios
perfectamente semejantes sin beneficio alguno para las partes y con desmedro de la seriedad de la
justicia." (Tratado Práctico de Derecho Procesal Civil Chileno, Carlos Anabalón Sanderson, págs. 149
y 150);

OCTAVO: Que, en relación con el elemento de la litis pendencia correspondiente a la identidad de


partes que se viene estudiando, resta por expresar que si bien el reclamante sustenta el disenso en
una supuesta falta de semejanza de las calidades sustanciales en que intervienen los
comparecientes, en uno y otro pleito, lo cierto es que parece olvidar que la exigencia referida
alude a la verificación de un requisito que atiende a la calidad de parte que en los respectivos
procesos detenta, sin mirar al fundamento que ha servido de sustento a una y otra acción, como
parece sugerir el impugnante;

NOVENO: Que, procede a continuación examinar si entre las dos causas en tramitación hay o no
identidad de cosa pedida. Cosa pedida –en latín eadem res– es el objeto o beneficio jurídico que se
solicita, o sea, lo que se reclama. Esencial para reconocerlo es determinar lo que se pide al órgano
jurisdiccional, más que la materialidad del objeto sobre el que recae. Esclarecedora para estos
efectos, es la explicación que brindan ALESSANDRI y SOMARRIVA: "Para que haya identidad de
cosa pedida –proclaman estos autores– no hay necesidad siempre de que el objeto del derecho
sea el mismo en la primera y segunda demanda, porque para determinar el petitum debe
atenderse al derecho cuya tutela se pide al órgano jurisdiccional, y no al objeto de ese derecho.
Aunque las dos demandas se refieran al mismo objeto, no hay la identidad de que se trata si los
derechos invocados son distintos" (Arturo Alessandri Rodríguez, Manuel Somarriva Undurraga y
Antonio Vodanovic H.: "Tratado de Derecho Civil: Partes Preliminar y General", T. I, Ed. Jurídica de
Chile, 1.998, p. 140).

Al efecto señala el profesor Maturana: "Por ello es que para determinar si concurre identidad legal
de cosa pedida no debemos atender a la materialidad del objeto que se reclama, sino al beneficio
jurídico cuyo reconocimiento se solicita mediante la interposición de la demanda. Cuando la
pretensión discutida en la misma, existe identidad de cosa pedida no obstante que, a través de
ella, se pretendan cosas materiales distintas. Por el contrario no nos encontramos en presencia de
la identidad de objeto cuando las pretensiones hechas valer son distintas aunque ellas se hagan
valer respecto de una misma cosa material." Continúa afirmando: "Para los efectos de determinar
si nos encontramos ante la concurrencia de este elemento de la cosa juzgada –alude a la identidad
de cosa pedida– la primera operación lógica que debemos realizar consistirá en determinar cual ha
sido el objeto pedido, es decir, la pretensión cuya satisfacción se ha solicitado en los dos pleitos".
"En Consecuencia, el objeto pedido habrá que buscarlo en la parte petitoria de cada demanda, la
antigua y la nuevamente cursada. Si son iguales las pretensiones hechas valer, habrá identidad de
cosa pedida"("Nociones acerca de la Cosa Juzgada", Cristián Maturana, Departamento de Derecho
Procesal, Universidad de Chile, págs. 74 y 75);

UNDÉCIMO: Que, por último, indagaremos acerca de la eventual presencia en ambos litigios de
una similar causa de pedir, la que se encuentra definida en el inciso final del artículo 177 de la
compilación procesal adjetiva como "el fundamento inmediato del derecho deducido en juicio". A
su vez, se ha dicho también por Couture que la causa no viene a ser sino que "la razón de la
pretensión deducida en el juicio anterior".

Art. 178 (201). En los juicios civiles podrán hacerse valer las sentencias dictadas en un proceso
criminal siempre que condenen al procesado.
SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57822

Corte: Corte de Apelaciones de Valparaíso

Rol: 1782-2011

Fecha: 12/01/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 2330, Código de Procedimiento Civil art 178, Código de
Procedimiento Civil art 180

Sentencia: SENTENCIA

SEGUNDO: Que de acuerdo a lo dispuesto en los artículos 178 y 180 del Código de
Procedimiento Civil aparece que las sentencias condenatorias firmes en materia penal
producen cosa juzgada en materia civil, de manera que si una persona ha sido condenada en el
juicio criminal, como es el caso, dicha sentencia puede invocarse en el juicio civil sin que sea
necesario acreditar la existencia del hecho constitutivo del delito ni la culpabilidad del
condenado.

Redacción de la Ministro señor Gloria Torti Ivanovich.

Título XVIII
DE LA APELACION

Art. 187 (210). Son apelables todas las sentencias definitivas y las interlocutorias de primera
instancia, salvo en los casos en que la ley deniegue expresamente este recurso.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57966

Corte: Corte de Apelaciones de San Miguel

Rol: 93-2011

Fecha: 16/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 82, Código de Procedimiento Civil art 158,
Código de Procedimiento Civil art 187

Sentencia: SENTENCIA

Quinto: Que conforme a lo preceptuado por el artículo al art 82 del Código de


Procedimiento Civil, incidente es "Toda cuestión accesoria de un juicio que requiera
pronunciamiento especial con audiencia de las partes", de lo que se desprende que al
solicitud de ampliación de inventario de los bienes quedados al fallecimiento del causante
es una cuestión incidental, y la resolución que se pronuncia sobre ellas detenta el carácter
de sentencia interlocutoria, pues resuelve un incidente y establece derechos permanentes
a favor de las partes (artículo 158 del Código de Procedimiento Civil).

Sexto: Que por lo anteriormente razonado, y teniendo presente lo dispuesto por el artículo
187 del Código de enjuiciamiento, que señala que "son apelables todas las sentencias
definitivas y las interlocutorias de primera instancia, salvo en que la ley deniegue
expresamente este recurso", estos sentenciadores estiman procedente el recurso de
apelación interpuesto por la parte incidentista en contra de la resolución que no dio lugar a
la ampliación del inventario solemne, por lo que se acogerá el presente recurso de hecho
en la forma que se señalará en lo resolutivo de este fallo.

Redacción de la Fiscal Judicial Sra. Ana Cienfuegos Barros.

Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sra. Inés Martínez Henríquez,
Sr. Roberto Contreras Olivares y Fiscal Judicial Sra. Ana Cienfuegos Barros.

Nro_Legalpublishing = 59731

Corte: Corte Suprema

Rol: 7853-2011

Fecha: 27/03/2012

Leg. Aplic.: Código del Trabajo art 381, Código del Trabajo art 292, Código del Trabajo art 426,
Código del Trabajo art 463, Código del Trabajo art 474, Código Orgánico de Tribunales art 63 letra
a, Código del Trabajo art 63, Ley N° 20087 Año 2006, Código de Procedimiento Civil art 187

Sentencia: SENTENCIA
Séptimo: Que, por lo tanto, corresponde hacer regir la norma contenida en el artículo 426, actual
artículo 432 del Código citado, en cuanto establece la aplicación supletoria de los Libros I y II del
Código de Procedimiento Civil a falta de norma expresa en este texto laboral o en leyes especiales,
cuyo es el caso, por cuanto, como se acotó, no obstante que el procedimiento para el
conocimiento y resolución de prácticas antisindicales no se refiere a la procedencia de recursos,
debe aplicarse supletoriamente la regla general acerca de la procedencia del recurso de apelación
contenida en el artículo 187 del Código de Procedimiento Civil, que dispone que son apelables,
entre otras resoluciones, todas las sentencias definitivas de primera instancia, salvo que la ley
deniegue expresamente el recurso; y no ha sido materia del debate el que la resolución que decide
la denuncia por prácticas antisindicales revista la naturaleza jurídica de ser una sentencia definitiva,
pues pone fin a la instancia resolviendo la cuestión que ha sido objeto del juicio, de modo que
como tal es apelable y de esta apelación le corresponde conocer a la Corte de Apelaciones
respectiva, en conformidad a lo establecido en el artículo 63 N° 3 letra a) del Código Orgánico de
Tribunales.

Octavo: Que, por lo demás, esta conclusión, en cuanto a que resulta procedente el recurso de
apelación contra la sentencia de primera instancia que resuelve una denuncia por prácticas
antisindicales, no se opone a las reglas específicas del Código del Trabajo, como quiera que este
cuerpo legal en el artículo 463 establecía anteriormente que en los juicios laborales tendrían lugar
los mismos recursos que procediesen en los juicios ordinarios en lo civil y se les aplicaban las
mismas reglas en todo cuanto no se hubiere modificado por las normas del párrafo, en el que no
se advierte desde luego restricción alguna a propósito de las sentencias de que se trata, incluso, el
artículo 465 prescribía que sólo eran apelables las sentencias definitivas de primera instancia,
entre otras resoluciones específicamente allí señaladas, disposiciones todas aplicables al caso de
autos.

Noveno: Que la Constitución Política de la República asegura el derecho que toda sentencia de un
órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un proceso previo legalmente tramitado,
sancionando la misma Carta Fundamental en el inciso quinto del numeral 3° de su artículo 19 que
el legislador debe velar por establecer siempre las garantías de un procedimiento racional y justo.
En cuanto a los alcances que comprende el derecho del debido proceso, no hay discrepancias que
a lo menos lo conforman el derecho a ser oído, presentar pruebas para demostrar las pretensiones
de las partes, que la decisión sea razonada y la posibilidad de recurrir en su contra, siempre que la
estime agraviante, de acuerdo a su contenido.

 Nro_Legalpublishing = 59004
Corte: Corte Suprema
Rol: 7208-2011
Fecha: 22/02/2012
Leg. Aplic.: Código Orgánico de Tribunales art 63 n° 3 letra a, Código del Trabajo art 426,
Código del Trabajo art 463, Código de Procedimiento Civil art 187, Código del Trabajo art
372 n° 1, Código del Trabajo art 381
c) Que, por otra parte, de conformidad con la regla general contenida en el artículo 187 del
Estatuto Procedimental Civil, aplicable en la especie, sin importar si se trata de un
procedimiento laboral general o especial, una sentencia definitiva como es la de autos es
apelable, toda vez que las normas que estatuyen reglas especiales para dicho
procedimiento no denegaron expresamente este recurso.
d) Que, en consecuencia, tratándose del recurso de apelación interpuesto en contra de
una sentencia definitiva que dictó en primera instancia por el Juez de Letras del Trabajo, en
el juicio de reclamo en contra de la resolución del Director del Trabajo que deniega la
reconsideración de la decisión que impone una multa, corresponde su conocimiento a la
Corte de Apelaciones respectiva, de conformidad a lo dispuesto en el artículo 63 numeral
tercero letra a) del Código Orgánico de Tribunales.
DÉCIMO: Que, por otra parte, es un derecho asegurado por la Constitución Política de la
República el que toda sentencia de un órgano que ejerza jurisdicción debe fundarse en un
proceso previo legalmente tramitado, siendo la misma Carta Fundamental, en el inciso
quinto del numeral
3° de su artículo 19, la que confiere al legislador la misión de establecer siempre las
garantías de un procedimiento racional y justo.
En cuanto a los aspectos que comprende el derecho del debido proceso, no hay
discrepancias en que a lo menos lo conforman el derecho de ser oído, de presentar
pruebas para demostrar las pretensiones de las partes, de que la decisión sea razonada y la
posibilidad de recurrir en su contra, siempre que se la estime agraviante, de acuerdo a su
contenido.

Art. 188 (211). Los autos y decretos no son apelables cuando ordenen trámites necesarios para la
substanciación regular del juicio; pero son apelables cuando alteran dicha substanciación o recaen
sobre trámites que no están expresamente ordenados por la ley. Esta apelación sólo podrá
interponerse con el carácter de subsidiaria de la solicitud de reposición y para el caso que ésta no
sea acogida.

Nro_Legalpublishing = 60865

Corte: Corte Suprema

Rol: 2305-2012

Fecha: 17/05/2012
Leg. Aplic.: Código Orgánico de Tribunales art 545, Código de Procedimiento Civil art 187, Código
de Procedimiento Civil art 188, Código de Procedimiento Civil art 189, Código de Procedimiento
Civil art 201

Ahora bien, la circunstancia de que se deduzca en contra de una sentencia el recurso de


reposición en carácter principal y la apelación de forma subsidiaria no puede tener el efecto que,
al desestimarse la reposición y enfrentados a la apelación se considere que esta apelación
subsidiaria – del artículo 188 del Código de Procedimiento Civil– constituye un medio de
impugnación distinto a la apelación del artículo 187 del mismo cuerpo legal, ya que son el mismo
tipo de recurso.

Que al respecto cabe recordar que "la apelación es el recurso ordinario por preeminencia, y se
concibe como un derecho otorgado por el ordenamiento jurídico procesal, cuya pretensión
primaria es la de garantizar el derecho a la tutela judicial efectiva mediante la doble revisión de los
antecedentes y fundamentos de la decisión" ( Sentencia Excma. Corte Suprema, rol 526–2011 de
14 de diciembre de 2011) .

De este modo, resulta indistinto que la apelación sea interpuesta por vía directa o subsidiaria, ya
que siendo la vía de impugnación de la sentencia interlocutoria la misma, su forma de
interposición no la desnaturaliza.

Art. 189. La apelación deberá interponerse en el término fatal de cinco días, contados desde la
notificación de la parte que entabla el recurso, deberá contener los fundamentos de hecho y de
derecho en que se apoya y las peticiones concretas que se formulan.
Este plazo se aumentará a diez días tratándose de sentencias definitivas.
En aquellos casos en que la apelación se interponga con el carácter de subsidiaria de la solicitud de
reposición, no será necesario fundamentarla ni formular peticiones concretas, siempre que el
recurso de reposición cumpla con ambas exigencias. En los procedimientos o actuaciones para las
cuales la ley establezca la oralidad, se podrá apelar en forma verbal siempre que someramente se
señalen los fundamentos de hecho y de derecho del recurso y se formulen peticiones concretas, de
todo lo cual deberá dejarse constancia en el acta respectiva.
Las normas de los incisos anteriores no se aplicarán en aquellos procedimientos en que las partes,
sin tener la calidad de letrados, litiguen personalmente y la ley faculte la interposición verbal del
recurso de apelación. En estos casos el plazo para apelar será de cinco días fatales, salvo
disposición especial en contrario.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58653
Corte: Corte de Apelaciones de Punta Arenas
Rol: 1-2012
Fecha: 01/02/2012
Leg. Aplic.: Código del Trabajo art 474, Código de Procedimiento Civil art 189, Código de
Procedimiento Civil art 201
QUINTO: Que, conforme a lo dispuesto en el inciso 1° del artículo 189 y 201 del Código de
Procedimiento Civil, aplicable en esta competencia, acorde con lo dispuesto en el artículo
474 del Código del Trabajo, el recurso de apelación debe contener los fundamentos de
hecho y de derecho en que se apoya y las peticiones concretas que se formulan al tribunal
de segunda instancia, señalándose expresamente en el inciso 3° del citado artículo189
que, "En los procedimientos o actuaciones para las cuales la ley establezca la oralidad, se
podrá apelar en forma verbal siempre que someramente se señalen los fundamentos de
hecho y de derecho del recurso y se formulen peticiones concretas, de todo lo cual deberá
dejarse constancia en el acta respectiva".
SEXTO: Que, de otro lado, pueden definirse las peticiones concretas, como aquellas
peticiones o demandas que se sometan a conocimiento del tribunal de alzada con toda
precisión y claridad y a las que se considera acreedora, la parte que las formula. En la
situación del recurso de apelación las peticiones son concretas si reúnen copulativamente
dos menciones esenciales: a) la solicitud de revocación, modificación o enmienda de la
resolución apelada o de alguna parte de ella, y, b) la indicación de cuál es, la o las
declaraciones que se pretende reemplacen, a las contenidas en la resolución impugnada y
cuya revocación o enmienda se pide.
SEPTIMO: Que, esta Corte de Apelaciones, atendido el contexto de la controversia, no
puede adivinar o interpretar lo que el recurrente persigue, y sólo queda habilitada para
modificar la sentencia recurrida, en virtud de las peticiones concretas que aquél debe
plantearle, lo que en el caso no se ha dado, según audio transcrito en el considerando
Tercero precedente.

Art. 201. Si la apelación se ha interpuesto fuera de plazo o respecto de resolución inapelable o no


es fundada o no contiene peticiones concretas, el tribunal correspondiente deberá declararla
inadmisible de oficio. La parte apelada, en todo caso, podrá solicitar la declaración pertinente,
verbalmente o por escrito.
Del fallo que, en estas materias, dicte el tribunal de alzada podrá pedirse reposición dentro de
tercero día. La resolución que declare la deserción por la no comparecencia del apelante producirá
sus efectos respecto de éste desde que se dicte y sin necesidad de notificación.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58653
Corte: Corte de Apelaciones de Punta Arenas
Rol: 1-2012
Fecha: 01/02/2012
Leg. Aplic.: Código del Trabajo art 474, Código de Procedimiento Civil art 189, Código de
Procedimiento Civil art 201
QUINTO: Que, conforme a lo dispuesto en el inciso 1° del artículo 189 y 201 del Código de
Procedimiento Civil, aplicable en esta competencia, acorde con lo dispuesto en el artículo
474 del Código del Trabajo, el recurso de apelación debe contener los fundamentos de
hecho y de derecho en que se apoya y las peticiones concretas que se formulan al tribunal
de segunda instancia, señalándose expresamente en el inciso 3° del citado artículo189
que, "En los procedimientos o actuaciones para las cuales la ley establezca la oralidad, se
podrá apelar en forma verbal siempre que someramente se señalen los fundamentos de
hecho y de derecho del recurso y se formulen peticiones concretas, de todo lo cual deberá
dejarse constancia en el acta respectiva".
SEXTO: Que, de otro lado, pueden definirse las peticiones concretas, como aquellas
peticiones o demandas que se sometan a conocimiento del tribunal de alzada con toda
precisión y claridad y a las que se considera acreedora, la parte que las formula. En la
situación del recurso de apelación las peticiones son concretas si reúnen copulativamente
dos menciones esenciales: a) la solicitud de revocación, modificación o enmienda de la
resolución apelada o de alguna parte de ella, y, b) la indicación de cuál es, la o las
declaraciones que se pretende reemplacen, a las contenidas en la resolución impugnada y
cuya revocación o enmienda se pide.
SEPTIMO: Que, esta Corte de Apelaciones, atendido el contexto de la controversia, no
puede adivinar o interpretar lo que el recurrente persigue, y sólo queda habilitada para
modificar la sentencia recurrida, en virtud de las peticiones concretas que aquél debe
plantearle, lo que en el caso no se ha dado, según audio transcrito en el considerando
Tercero precedente.

Nro_Legalpublishing = 62586

Corte: Corte de Apelaciones de Santiago

Rol: 1212-2011

Fecha: 29/08/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 342, Código de Procedimiento Civil art 426, Código
Civil art 1702, Código Civil art 1712, Código de Procedimiento Civil art 201

Cuarto: Que la regla general acerca de la procedencia del recurso de apelación, está contenida en
el artículo 187 del Código de Procedimiento Civil, que dispone que apelables todas las sentencias
definitivas de primera instancia, salvo que la ley deniegue expresamente el recurso, el inciso
primero del artículo 201 estatuye las hipótesis o causales para declarar inadmisible un recurso
apelación, las que se refieren exclusivamente a la temporalidad en la interposición del recurso, a la
naturaleza de la resolución recurrida; a los fundamentos y peticiones concretas del recurso y, en
los que a la falta de las consideraciones de hecho y de derecho que sirven de fundamento al
recurso de apelación, del mérito del escrito que rola de fojas 291 a 297 se puede apreciar que se
contienen tales enunciaciones por lo cual se rechazará la pretendida inadmisibilidad.

Art. 202 (225). Si no comparece el apelado, se seguirá el recurso en su rebeldía por el solo
ministerio de la ley y no será necesario notificarle las resoluciones que se dicten, las cuales
producirán sus efectos respecto del apelado rebelde desde que se pronuncien.
El rebelde podrá comparecer en cualquier estado del recurso representado por el procurador del
número.

Art. 211 (234). Si, concedida una apelación, dejan las partes transcurrir más de tres meses sin que
se haga gestión alguna para que el recurso se lleve a efecto y quede en estado de fallarse por el
superior, podrá cualquiera de ellas pedir al tribunal en cuyo poder exista el expediente que declare
firme la resolución apelada. El plazo será de un mes cuando la apelación verse sobre sentencias
interlocutorias, autos o decretos.
Interrúmpese esta prescripción por cualquiera gestión que se haga en el juicio antes de alegarla.

SENTENCIA

Nro_Legalpublishing = 60180

Corte: Corte Suprema

Rol: 5731-2011

Fecha: 12/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 211

UNDÉCIMO: Que, en el contexto de los razonamientos desarrollados, queda en evidencia que el


instituto de la prescripción del recurso de apelación, previsto en el artículo 211 del referido Código,
sólo recibe aplicación en aquellas circunstancias en que le corresponda a las partes la carga de
hacer avanzar el procedimiento; de manera que la negligencia o desidia de los litigantes en instar
por las gestiones conducentes a que el recurso se lleve a efecto y quede en estado de fallarse por
el superior, durante el tiempo señalado en dicha norma, acarrea la sanción allí prevista, esto es, la
posibilidad que cualquiera de las partes pueda pedir al tribunal, en cuyo poder se encuentre el
expediente, que declare firme la resolución apelada.

Como quiera que la institución en análisis constituye una especie de castigo a la inactividad
procesal de las partes, que pugna con el interés social existente en orden a que los juicios no se
mantengan por largo tiempo paralizados, semejante inercia tiene necesariamente que obedecer a
un comportamiento culpable de dichos litigantes, condición que no se cumple si en ello han
mediado impedimentos no removibles a su voluntad o cuando el procedimiento se encuentre
suspendido, en los casos que se dispone en la ley o cuando se conviniere por las partes;
DUODÉCIMO: Que los razonamientos que anteceden llevan de manera ineludible a concluir que en
aquellos estados del juicio, donde el impulso del proceso no constituye carga de los litigantes sino
que ésta gravita exclusivamente sobre el juez, a quien le corresponde la iniciativa sobre la materia,
no cabe sancionar a aquéllos en la forma a que alude el artículo 211 de la codificación citada,
porque, ninguna actividad útil para dinamizar su curso les resulta legalmente exigible;

 Nro_Legalpublishing = 58653
Corte: Corte de Apelaciones de Punta Arenas
Rol: 1-2012
Fecha: 01/02/2012
Leg. Aplic.: Código del Trabajo art 474, Código de Procedimiento Civil art 189, Código de
Procedimiento Civil art 201
QUINTO: Que, conforme a lo dispuesto en el inciso 1° del artículo 189 y 201 del Código de
Procedimiento Civil, aplicable en esta competencia, acorde con lo dispuesto en el artículo
474 del Código del Trabajo, el recurso de apelación debe contener los fundamentos de
hecho y de derecho en que se apoya y las peticiones concretas que se formulan al tribunal
de segunda instancia, señalándose expresamente en el inciso 3° del citado artículo189
que, "En los procedimientos o actuaciones para las cuales la ley establezca la oralidad, se
podrá apelar en forma verbal siempre que someramente se señalen los fundamentos de
hecho y de derecho del recurso y se formulen peticiones concretas, de todo lo cual deberá
dejarse constancia en el acta respectiva".
SEXTO: Que, de otro lado, pueden definirse las peticiones concretas, como aquellas
peticiones o demandas que se sometan a conocimiento del tribunal de alzada con toda
precisión y claridad y a las que se considera acreedora, la parte que las formula. En la
situación del recurso de apelación las peticiones son concretas si reúnen copulativamente
dos menciones esenciales: a) la solicitud de revocación, modificación o enmienda de la
resolución apelada o de alguna parte de ella, y, b) la indicación de cuál es, la o las
declaraciones que se pretende reemplacen, a las contenidas en la resolución impugnada y
cuya revocación o enmienda se pide.
SEPTIMO: Que, esta Corte de Apelaciones, atendido el contexto de la controversia, no
puede adivinar o interpretar lo que el recurrente persigue, y sólo queda habilitada para
modificar la sentencia recurrida, en virtud de las peticiones concretas que aquél debe
plantearle, lo que en el caso no se ha dado, según audio transcrito en el considerando
Tercero precedente.

Art. 213 (438). Elevado un proceso en apelación, el tribunal superior examinará en cuenta si el
recurso es admisible y si ha sido interpuesto dentro del término legal.
Si encuentra mérito el tribunal para considerar inadmisible o extemporáneo el recurso, lo declarará
sin lugar desde luego o mandará traer los autos en relación sobre este punto.

SENTENCIA
 Nro_Legalpublishing = 58125
Corte: Corte Suprema
Rol: 7283-2011
Fecha: 23/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 213, Código de Procedimiento Civil art 214,
Código Orgánico de Tribunales art 545
Cuarto: Que la resolución a que se refieren los artículos 213 y 214 del Código de
Procedimiento Civil, por medio de la cual la Corte de Apelaciones declara admisible un
recurso de apelación y ordena traer los autos en relación, reviste a la luz de lo prescrito en
el artículo 158 del mismo texto legal la naturaleza jurídica de sentencia interlocutoria, ello
porque resuelve acerca de un trámite que sirve de base en el pronunciamiento de una
sentencia definitiva posterior (la que decide la controversia planteada en el recurso, previo
desarrollo de los trámites relativos a la vista de la causa).
Quinto: Que la referida sentencia interlocutoria, acorde con lo dispuesto en el artículo 175
del Código de Procedimiento Civil, produce excepción de cosa juzgada. Por consiguiente, al
declarar la sentencia posterior la inadmisibilidad del referido recurso, concurriendo los
requisitos sobre identidad legal de personas, de cosa pedida y de causa de pedir
contemplados en el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil, ha menoscabado el
principio de la autoridad de cosa juzgada inherente a la resolución que con antelación se
había pronunciado en sentido contrario, incurriendo en el vicio de nulidad previsto en el
artículo 768 N° 6 de dicho Código..." (SCS, Rol N° 6287–2008, de 25 de Octubre de 2010).
DUODÉCIMO: Que ello deviene en una falta o abuso grave que corresponde enmendar por
esta vía extraordinaria, desde que los recurridos, al momento de adoptar su fallo,
desatendieron el mérito del proceso impidiendo un pronunciamiento del tribunal de
alzada sobre la cuestión de fondo comprendida en la apelación fiscal e irrogaron a esa
parte un gravamen evidente en el ejercicio de sus acciones y facultades, perjuicio que
habilita a esta Corte a arbitrar las medidas procesales necesarias para restablecer el
imperio del derecho conculcado.
Redactó el Ministro señor Ballesteros.

Art. 214. Si el tribunal superior declara no haber lugar al recurso, devolverá el proceso al inferior
para el cumplimiento del fallo. En caso contrario, mandará que se traigan los autos en relación.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58125
Corte: Corte Suprema
Rol: 7283-2011
Fecha: 23/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 213, Código de Procedimiento Civil art 214,
Código Orgánico de Tribunales art 545
Cuarto: Que la resolución a que se refieren los artículos 213 y 214 del Código de
Procedimiento Civil, por medio de la cual la Corte de Apelaciones declara admisible un
recurso de apelación y ordena traer los autos en relación, reviste a la luz de lo prescrito en
el artículo 158 del mismo texto legal la naturaleza jurídica de sentencia interlocutoria, ello
porque resuelve acerca de un trámite que sirve de base en el pronunciamiento de una
sentencia definitiva posterior (la que decide la controversia planteada en el recurso, previo
desarrollo de los trámites relativos a la vista de la causa).
Quinto: Que la referida sentencia interlocutoria, acorde con lo dispuesto en el artículo 175
del Código de Procedimiento Civil, produce excepción de cosa juzgada. Por consiguiente, al
declarar la sentencia posterior la inadmisibilidad del referido recurso, concurriendo los
requisitos sobre identidad legal de personas, de cosa pedida y de causa de pedir
contemplados en el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil, ha menoscabado el
principio de la autoridad de cosa juzgada inherente a la resolución que con antelación se
había pronunciado en sentido contrario, incurriendo en el vicio de nulidad previsto en el
artículo 768 N° 6 de dicho Código..." (SCS, Rol N° 6287–2008, de 25 de Octubre de 2010).
DUODÉCIMO: Que ello deviene en una falta o abuso grave que corresponde enmendar por
esta vía extraordinaria, desde que los recurridos, al momento de adoptar su fallo,
desatendieron el mérito del proceso impidiendo un pronunciamiento del tribunal de
alzada sobre la cuestión de fondo comprendida en la apelación fiscal e irrogaron a esa
parte un gravamen evidente en el ejercicio de sus acciones y facultades, perjuicio que
habilita a esta Corte a arbitrar las medidas procesales necesarias para restablecer el
imperio del derecho conculcado.
Redactó el Ministro señor Ballesteros.

Art. 215. Derogado.

Título XIX
DE LA EJECUCION DE LAS RESOLUCIONES

1. De las resoluciones pronunciadas por tribunales chilenos

Art. 231 (236). La ejecución de las resoluciones corresponde a los tribunales que las hayan
pronunciado en primera o en única instancia. Se procederá a ella una vez que las resoluciones
queden ejecutoriadas o causen ejecutoria en conformidad a la ley.
No obstante, los tribunales que conozcan de los recursos de apelación, casación o revisión,
ejecutarán los fallos que dicten para la substanciación de dichos recursos. Podrán también decretar
el pago de las costas adeudadas a los funcionarios que hayan intervenido en ellos, reservando el
de las demás costas para que sea decretado por el tribunal de primera instancia.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57764
Corte: Corte de Apelaciones de Antofagasta

Rol: 211-2005

Fecha: 10/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 231

Sentencia: SENTENCIA

Antofagasta, diez de enero de dos mil doce.

QUINTO: Que en la especie según lo reconocen ambas partes, los honorarios del perito
fueron determinados en la sentencia definitiva de 30 de septiembre de 2005, dictada en
los autos principales, la que en su decisión IV expresamente dispuso: "IV. Cada parte
pagará sus costas y los honorarios definitivos del perito naval que se fijan, para cada una,
en la suma cinco millones de pesos ($5.000.000).", de modo que resulta improcedente la
iniciación de un nuevo juicio declarativo que condene a la demandada al pago de
honorarios ya determinados por sentencia, toda vez que de lo que se trata es del
cumplimiento de una sentencia, trámite que se encuentra regulado en los artículos 231 y
siguientes del Código de Procedimiento Civil, por lo que la demanda deberá ser
desestimada, sin perjuicio de los otros derechos por la vía que corresponda.

Rol 211–2005.

Dictada por la Ministro Instructora Sra. Dora Mondaca Rosales.

Art. 233. Cuando se solicite la ejecución de una sentencia ante el tribunal que la dictó dentro del
plazo de un año contado desde que la ejecución se hizo exigible, si la ley no ha dispuesto otra
forma especial de cumplirla, se ordenará su cumplimiento con citación de la persona en contra de
quien se pide.
Esta resolución se notificará por cédula al apoderado de la parte. El ministro de fe que practique la
notificación deberá enviar la carta certificada que establece el artículo 46 tanto al apoderado como
a la parte. A esta última, la carta deberá remitírsele al domicilio en que se le haya notificado la
demanda. En caso que el cumplimiento del fallo se pida contra un tercero, éste deberá ser
notificado personalmente.
El plazo de un año se contará, en las sentencias que ordenen prestaciones periódicas, desde que se
haga exigible cada prestación o la última de las que se cobren.
SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58568
Corte: Corte de Apelaciones de Temuco
Rol: 409-2011
Fecha: 27/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 233, Constitución Política art 19 N° 24
OCTAVO. Que la actuación del recurrido debe considerarse ilegal, en los términos en que
esta expresión constitucional debe ser entendida, de conformidad con lo explicado en el
considerando precedente.
En efecto, el recurrido ha ingresado al predio de un tercero, el recurrente, distinto de quien
ha sido su contraparte en el proceso judicial de demarcación y cerramiento en el que se
emitió la sentencia en la que justifica sus actos de demarcación. Más aún, este tercero
adquirió su propiedad de quien la había inscrito a su nombre el año 2005, es decir, el año
anterior al de inicio del proceso judicial que derivó en la sentencia que esgrime como
fundamento de sus actos de demarcación.
De este modo, y bajo el supuesto que la sentencia en cuestión afecte al recurrente, ha
intentado oponer a un tercero los efectos de una sentencia judicial sin cumplir con la
exigencia establecida en el artículo 233 del Código de Procedimiento Civil, que impone que
el caso que el cumplimiento del fallo se pida contra un tercero, éste deberá ser notificado
personalmente.
Por el contrario, y bajo el supuesto que los efectos de la sentencia tantas veces
mencionada no afectan al recurrente, ha intentado oponer a un tercero los efectos de una
sentencia judicial sin cumplir con la exigencia establecida en el artículo 232 del Código de
Procedimiento Civil, que prescribe el inicio de un nuevo juicio.
Bajo cualquiera de los supuestos señalados, la actuación del recurrido debe considerarse
ilegal.

Art. 240. Cumplida una resolución, el tribunal tendrá facultad para decretar las medidas tendientes
a dejar sin efecto todo lo que se haga en contravención a lo ejecutado.
El que quebrante lo ordenado cumplir será sancionado con reclusión menor en su grado medio a
máximo.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57710

Corte: Corte de Apelaciones de Valparaíso

Rol: 1402-2011

Fecha: 09/01/2012
Leg. Aplic.: Código Procesal Penal art 373 letra b, Código de Procedimiento Civil art 240,
Código Penal art 399, Código Procesal Penal art 239

Sentencia: SENTENCIA

Valparaíso, nueve de enero de dos mil doce.

Con lo relacionado y considerando:

Sexto: Que una primera consideración al respecto, indica que el delito de desacato en
cuestión tiene su fuente en el artículo 240 inciso 2° del Código de Procedimiento Civil, de
acuerdo a la remisión expresa que hace la Ley de Violencia Intrafamiliar, norma que cubre
la situación investigada, toda vez que ha sido precisamente a través del desacato
producido que el imputado ha incurrido también en el delito de lesiones. En consecuencia,
la comisión del presente delito de desacato, en que el bien jurídico protegido es la
administración de justicia, se encuentra en contra posición a un delito de lesiones, en que
el bien jurídico que se protege lo es la integridad física y síquica de la víctima ya
individualizada. De lo expuesto, surge entonces que ante una situación de carácter
"procesal", esto es, el incumplimiento de determinadas resoluciones judiciales, se ha
incurrido en un ilícito penal. Que si bien en lo formal esta situación es perfectamente
admisible, de lo que se trata es que en la especie la situación de incumplimiento en las
causas en que fueron dictadas, ha quedado sin efecto, toda vez que el Ministerio Público
ha optado por considerar esa situación como delito, desentendiéndose de la situación
concreta de la víctima en estas dos causas seguidas ante los Juzgados de Garantía que se
han indicado. Por tanto, debe analizarse concretamente si esta situación in comento
implica la trasgresión de los principios penales indicados en el recurso y que de ser cierto,
significaría haber incurrido en la causal de nulidad que se está analizando.

Redacción del Ministro Sr. Jaime Arancibia Pinto.


Rol N° 1402–2011.–

Pronunciada por la Tercera Sala de la Iltma. Corte de Apelaciones de Valparaíso, integrada


por los Ministros Sr. Manuel Silva I. y Sr. Jaime Arancibia P. y el Abogado Integrante Sr. Julio
Reyes M.

 Nro_Legalpublishing = 57829

Corte: Corte de Apelaciones de Arica

Rol: 251-2011

Fecha: 12/01/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 20066 Año 2005 art 5, Ley N° 20066 Año 2005 art 9, Ley N° 20066 Año
2005 art 10, Ley N° 20066 Año 2005 art 18, Código de Procedimiento Civil art 240, Código
Procesal Penal art 373 letra b, Código Penal art 91

Sentencia: SENTENCIA

QUINTO: Que, sobre el tema cabe tener presente que en Chile el quebrantamiento de las
resoluciones judiciales se encuentra tratado en distintas normas, así nos encontramos con
una norma genérica como la contenida en el artículo 240 del Código de Procedimiento
Civil; otra más específica, ya en el ámbito penal, en el artículo 91 del Código del ramo, y
también podemos encontrar en el Código Procesal Penal normas que se refieren al tema,
por ejemplo, artículos 141 inciso 2°, 239, entre otros.

Pues bien y en relación a la sentencia impugnada, el quebrantamiento de una medida


cautelar dispuesta en materia de violencia intrafamiliar, ya sea como cautelar propiamente
tal, como condición de una suspensión condicional del procedimiento o como pena
accesoria en la sentencia, es necesario tener presente que la norma en juego acá es el
artículo 240 del Código de Procedimiento Civil, en particular su inciso segundo.

Este inciso reza "El que quebrante lo ordenado cumplir será sancionado con reclusión
menor en su grado medio a máximo", o sea, este delito, denominado desacato, importa
quebrantar lo ordenado cumplir judicialmente.
La palabra quebrantar hay que entenderla según la acepción de "Traspasar, violar una ley,
palabra u obligación" (Diccionario de la Lengua española, vigésima segunda edición,
versión digital, http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=quebrantar),
siendo, por ende, esta la conducta requerida para satisfacer el tipo penal, siendo también
suficiente cualquier quebrantamiento para configurar el ilícito toda vez que no se exige
uno de una gravedad especial.

Lo primero a considerar sobre esta norma es el bien jurídico protegido, este no es otro,
que la correcta administración de justicia (Politoff, Sergio; Matus, Jean Pierre y Ramírez,
María Cecilia, Lecciones de Derecho Penal, Parte Especial, Segunda Edición Actualizada,
Editorial Jurídica de Chile, Santiago de Chile, 2006, pág. 550.), o como ha dicho la
jurisprudencia este ilícito ampara "el efectivo imperio de las resoluciones judiciales y la
correcta administración de justicia" (Iltma. Corte de Apelaciones de Coyhaique, rol 22–
2007), esto nos lleva a entender que cualquier atentado a este bien jurídico es suficiente
para completar el tipo sin necesidad que el quebrantamiento afecte otros bienes jurídicos.

En cuanto al sujeto activo, no requiere un sujeto especial sino que será aquél que se
encuentre obligado a cumplir algo ordenado en una resolución judicial.

En relación a la naturaleza de la resolución judicial que debe ser quebrantada para estar
frente a este tipo penal, el artículo citado no distingue por lo que aplicando las reglas de
interpretación de los artículos 19 y 23 del Código Civil y siguiendo el aforismo jurídico que
señala que "donde la ley no distingue, no corresponde al intérprete distinguir" deberíamos
concluir que este artículo se refiere a todo tipo de resoluciones y relacionando esta norma
con el artículo 158 del Código de Procedimiento Civil es posible decir que las resoluciones
que abarca la norma en comento son tanto las sentencias definitivas como las
interlocutorias y dentro de estas últimas es posible clasificar las medidas cautelares como
también la resolución que decreta una suspensión condicional del procedimiento (Iltma.
Corte de Apelaciones de Santiago, rol 1648–2007), eso si es necesario, para generar
responsabilidad penal por este tipo, que la resolución quebrantada haya sido puesta en
conocimiento del agente (Iltma. Corte de Apelaciones de Valparaíso, rol 1618–2007)
requiriendo el tipo subjetivo dolo, excluyendo la figura imprudente.

Esta solución, la procedencia de la figura del desacato respecto de sentencias definitivas e


interlocutorias, tiene sustento tanto en el tenor literal del mismo artículo como en la
Historia de la Ley 18705 que modificó el mentado artículo 240 y fijó su texto actual, así el
comisionado Otero, quien fue quien propuso el texto vigente, durante la discusión
pertinente señaló "el cumplimiento de las resoluciones judiciales, en cuanto implican
realizar actos personales que se apremian, y el quebranto de un mandato judicial que
obliga a abstenerse. Cuando una resolución judicial concede una medida precautoria, el
ordenamiento jurídico provee una serie de recursos y acciones para impugnarla, pero
mientras no se modifique por la vía jurisdiccional, esa medida precautoria subsiste. Ahora,
si se vulnera dicha medida, se incurre en dolo; por eso es que se dice ‘El que quebrante’. Y
no aplicaría esta sanción el juez de la causa, sino el tribunal del crimen que corresponda.
Esta conducta da origen a un proceso penal que se debe tramitar separadamente".

Luego, a la misma conclusión se puede arribar a partir de las normas contenidas en la


propia Ley 20.066 y en la Ley de Tribunales de Familia, Ley 19.968; en la primera, tanto en
su párrafo II y III contiene normas– artículos 8, 10 y 18– que imponen la obligación de
poner en conocimiento del Ministerio Público para los efectos de lo previsto en el inciso
segundo del artículo 240 del Código de Procedimiento Civil, los incumplimientos de las
medidas cautelares y accesorias decretadas por los Jueces de Familia y los del orden penal,
aún más el artículo 17 agrega para el mismo fin a las medidas accesorias establecidas como
condiciones para la suspensión del procedimiento. A lo anterior se liga lo dispuesto en el
artículo 94 de la ley de Tribunales de Familia, que se encuentra en el Párrafo Segundo de
dicha Ley titulado "Del procedimiento relativo a los actos de violencia Intrafamiliar",
dispone expresamente que "Incumplimiento de medidas cautelares. En caso de
incumplimiento de las medidas cautelares, el juez pondrá en conocimiento del Ministerio
Público los antecedentes para los efectos de lo previsto en el inciso segundo del artículo
240 del Código de Procedimiento Civil. Sin perjuicio de ello, impondrá al infractor, como
medida de apremio, arresto hasta por quince días".

De las normas referidas, nuevamente llegamos a concluir que la voluntad del legislador de
sancionar penalmente, con la figura del inciso segundo del artículo 240 del Código de
Procedimiento Civil, el incumplimiento de las medidas de amparo que se adopten por los
Tribunales a favor de las víctimas de violencia intrafamiliar, cualquiera haya sido la
naturaleza en que estas se hayan adoptado, ya como medidas cautelares, como medidas
accesorias en la sentencia o como una condición de la suspensión condicional del
procedimiento del artículo 237 del Código Procesal Penal. No hay que olvidar aquel
antiguo adagio que dice que ante dos interpretaciones de una norma ha de preferirse
aquella que permite su aplicación por sobre la que no lo hace, eso es lo que sucede en este
caso, las normas citadas solo tienen sentido y se justifican si ante el incumplimiento de una
medida cautelar, sanción accesoria o de una condición de la suspensión del procedimiento,
la remisión de los antecedentes al Ministerio Público es para perseguir la eventual
responsabilidad del agente por la figura del inciso segundo del artículo 240 del Código de
Procedimiento Civil.
La conclusión anterior se condice con la política criminal seguida por el Estado en estas
materias, así las diferentes modificaciones que sobre el tema se han producido en el último
tiempo han ido aumentando tanto el ámbito subjetivo de aplicación de la Ley de Violencia
Intrafamiliar– se han incluido los adultos mayores– como también en el ámbito penal
propiamente tal se han creado nuevas figuras punitivas– el delito de femicidio–, todo lo
que revela que la intención del Estado es ampliar el espectro de aplicación como el de
protección en este ámbito.

En consecuencia, es posible decir que el delito de desacato importa quebrantar lo


ordenado cumplir judicialmente, estando en conocimiento de una prohibición impuesta
por el juez, desobedeciendo y realizando aquello que justamente se ha prohibido.

Por último, siguiendo los argumentos y razonamientos de los párrafos anteriores, en


particular, atendido el bien jurídico protegido, corresponde colegir que este es un delito de
acción penal pública, o sea, uno de aquellos en que el ejercicio de la acción penal
corresponde a cualquier persona y, en especial, de oficio al ente persecutor penal; misma
conclusión a la que se arriba toda vez que esta es la regla general, requiriéndose de ley
expresa para alterar lo anterior y poder clasificar un delito como de acción penal pública
previa instancia particular o de acción penal privada, lo que no ocurre en la especie.

Redactado por el Ministro, don Christian Le–Cerf Raby.–.

Nro_Legalpublishing = 60481

Corte: Corte de Apelaciones de Temuco

Rol: 228-2012

Fecha: 24/04/2012

Leg. Aplic.: Código Procesal Penal art 373 letra b, Ley N° 20066 Año 2005 art 18, Ley N° 20066 Año
2005 art 10, Código de Procedimiento Civil art 240, Ley N° 20066 Año 2005 art 9, Código Procesal
Penal art 395, Código de Procedimiento Civil art 231, Código de Procedimiento Civil art 235, Código
Procesal Penal art 239, Ley N° 20066 Año 2005 art 17, Código Procesal Penal art 276, Código Penal
art 148, Código Penal art 155, Código Penal art 90

El artículo 239 del Código Procesal Penal persigue fines distintos de aquellos contenidos en el
artículo 240 del Código de Procedimiento Civil. Mientras el primero procura revocar la suspensión
condicional, la tipificación como delito de la conducta que sanciona al que "quebrante lo ordenado
cumplir", se inscribe en la lógica de preservar valores autónomos y trascendentes. Dichos valores
corresponden a la correcta administración de justicia y el imperio de las resoluciones judiciales
como intereses sociales relevantes en el orden institucional. De ahí que ésta última norma, se
regule por disposiciones de derecho penal sustantivo y la primera sólo del ámbito procesal. Arguye
que son innumerables los casos en que el orden procesal penal distingue el efecto procesal de un
incumplimiento de la responsabilidad penal que también de ello pudiera derivarse. Así, por
ejemplo, en el ámbito de la afectación de los derechos constitucionales, el Código Procesal Penal
excluye la prueba ilícita obtenida a partir de una detención o allanamiento declarado ilegal,
produciéndose un efecto procesal que no obsta a la persecución de la responsabilidad penal del
agente policial (artículo 276 del Código Procesal Penal, en relación con los artículos 148 y 155 del
Código Penal), o el caso del quebrantamiento de condena cuya consecuencia procesal expresa es la
detención del condenado, pero ello no constituye óbice a que se persiga su responsabilidad penal
por la conducta descrita y sancionada en el artículo 90 del Código Penal.

2. De las resoluciones pronunciadas por tribunales extranjeros.

Art. 242 (239). Las resoluciones pronunciadas en país extranjero tendrán en Chile la fuerza que les
concedan los tratados respectivos; y para su ejecución se seguirán los procedimientos que
establezca la ley chilena, en cuanto no aparezcan modificados por dichos tratados.

SENTENCIA

Nro_Legalpublishing = 59765

Corte: Corte Suprema

Rol: 5556-2010

Fecha: 28/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 4, Código de Procedimiento Civil art 434 1

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, veintiocho de marzo de dos mil doce.


PRIMERO: especto del primer acápite y reiterando los argumentos de hecho y de derecho vertidos
al momento de oponer la excepción de nulidad de la obligación, afirma que en este proceso los
actores pretenden un cobro forzado de una obligación contenida en una sentencia arbitral que, en
esa parte, contraviene el derecho público chileno toda vez que no está permitido que los jueces
árbitros fijen unilateralmente sus honorarios en la sentencia que resuelve el conflicto y que
corresponde a la por ellos pronunciada.

A continuación se remite a la Carta Fundamental, para afirmar que las normas sobre debido
proceso son disposiciones de derecho público y que su infracción acarrea la nulidad absoluta.
Sobre el particular destaca que de las normas del debido proceso, aparece la exigencia clara e
insoslayable que el juez llamado a dictar sentencia debe ser una persona distinta de las partes en
conflicto.

Continúa razonando, que los señores jueces árbitros que dictaron la sentencia fijaron por sí y ante
sí, en manera unilateral, sus honorarios y gastos que pretenden cobrar ejecutivamente a su parte.
Entonces, de aceptarse la tesis de la parte demandante se permitiría a los jueces árbitros crear una
sentencia, en forma unilateral, estableciendo obligaciones a su favor que, además, pueden
ejecutar forzosamente.

Por otro lado, añaden que la solicitud de homologación sólo pudo pedirse por los actores del
presente juicio, lo que no acaeció, ya que la Corte Suprema no podía pronunciarse respecto de la
nulidad de la obligación que se cobra en autos, si ello no fue alegado por la recurrente en atención
que el exequátur fue solicitado por otras personas.

Expresa que menor análisis aún resiste la argumentación de los sentenciadores, en cuanto a que
éstos no podían pronunciarse sobre la nulidad absoluta de la obligación que pretende cobrarse en
juicio, invocando ser esta materia, de competencia privativa de la Corte Suprema en el
conocimiento del exequátur. En efecto, basta con señalar que el artículo 1683 del Código Civil
faculta al tribunal, incluso, para obrar de oficio a dicho respecto, cuando el vicio de nulidad se
expresa de manifiesto en el acto, como sucede en el caso de marras, para lo cual cita fallos de esta
Corte de 22 de febrero de 1997, de 15 de diciembre de 1982 y de 18 de agosto de 1992.

En síntesis, concluye que la obligación contenida en el supuesto laudo arbitral es nula y de ningún
valor, porque la homologación que hizo la Corte Suprema no permite ni autoriza la ejecución del
exequátur a favor de quienes resolvieron la controversia, para cobrar sus honorarios y gastos,
porque ello contraviene el orden público nacional y está sancionado con la nulidad absoluta.

En lo que concierne al segundo acápite de infracción, sostiene que el tribunal del grado yerra al
haberle conferido el carácter de título ejecutivo a una sentencia arbitral extranjera, que si bien fue
homologada mediante el exequátur, carece de fuerza ejecutiva respecto de la recurrente, en lo que
al cobro compulsivo de honorarios y gastos de los jueces árbitros respecta, por no haberse
cumplido con los requisitos legales dispuestos en las normas jurídicas citadas como infringidas.
Agrega que es un hecho conocido por los jueces del fondo, que el exequátur de la sentencia
arbitral fue solicitado por quienes fueron demandantes pero no por los jueces árbitros, que son
demandantes en el presente juicio. Así, resulta absolutamente claro que los actores de autos
utilizaron a su favor, un laudo arbitral expedido por ellos mismos, para los efectos de cobrar
compulsivamente sus honorarios y gastos, pero sin que hayan sido ellos los que requirieron el
procedimiento de homologación ante la Corte Suprema, requisito fundamental para que tal
sentencia pudiera cumplirse en Chile.

Sigue señalando que el procedimiento utilizado por los ejecutantes aparece proscrito por la
legislación procesal chilena, cuestión que necesariamente debía redundar en la manifiesta falta de
fuerza ejecutiva del título fundante de la ejecución. El artículo 242 del Código de Procedimiento
Civil dispone que una sentencia dictada en el extranjero tiene en Chile la fuerza que le otorguen
sus respectivos tratados y su ejecución debe someterse a las leyes de la República. Por su parte, el
artículo 248 del cuerpo legal citado, establece en qué casos de jurisdicción contenciosa, la
respectiva solicitud de exequátur debe notificarse a la parte en contra de la cual se seguirá la
ejecución, la cual cuenta con el término de emplazamiento para exponer lo que estime pertinente.
Por último, el artículo 176 del mismo Código en comento, dispone que corresponde la acción de
cosa juzgada a aquél en cuyo favor se ha declarado un derecho en juicio. En síntesis, puede
ejecutarse en Chile un fallo extranjero, sólo por aquellas personas que, beneficiadas con lo resuelto
en dicha sentencia, solicitaron y obtuvieron la homologación de la misma, por parte del máximo
tribunal.

Concluye que, al desecharse la excepción, los jueces de la instancia han legitimado el proceder de
los actores, quienes aprovechando a su favor la homologación de que fuera objeto el laudo arbitral
por la Corte Suprema, violaron un principio procesal básico, integrante de la garantía constitucional
del debido proceso de ley, cual es el de la "bilateralidad de la audiencia". Su parte no fue oída en el
procedimiento de exequátur en cuanto a la pretensión de los actores se refiere.
Para terminar, en cuanto al tercer capítulo de infracciones, indica la recurrente, que los actores
señalaron en su demanda ejecutiva que la cantidad que se les adeudaría asciende a la suma de US
$36.400.– dólares americanos, cifra precisa por la cual pidieron despachar la ejecución, agregando,
además, que en el laudo arbitral las costas fueron tasadas en US$ 81.899.– dólares americanos.

Argumenta que los actores demandaron el pago de una cantidad de dinero que antojadizamente
han determinado, cantidad que no guarda relación alguna con lo que se desprende de su presunto
título ejecutivo. En efecto, se desprende con claridad de la sentencia arbitral, que aquéllos que
fueron demandantes en dicho proceso, pagaron por concepto de costas y gastos del juicio la suma
equivalente a US$ 56.000.– dólares americanos, de lo cual se deduce, mediante el empleo de una
simple operación aritmética, que no podría demandarse – por dicho concepto – sino la cantidad de
US$25.899.– En consecuencia, lo que hace inepto el libelo es la abierta contradicción entre la
cantidad que emana del presunto título ejecutivo, con aquélla por la que se pide se despache la
ejecución. Así, los actores solicitaron y obtuvieron que se despachara mandamiento de ejecución y
embargo en contra de la recurrente, por una suma abiertamente superior a la que podría
desprenderse el mismo título, infringiéndose el requisito del artículo 254 N° 5 del Código de
Procedimiento Civil y del artículo 438 del mismo estatuto, porque la cantidad líquida por la que
solicitó la ejecución no guarda ninguna relación con la que se desprende del título, por lo que
debió ser necesariamente rechazada.

Termina señalando, que no obstante los sentenciadores admitieron expresamente la notoria


contradicción, por estimar que en realidad se está en presencia de una excepción de fondo relativa
al pago parcial de la obligación, lo que constituye un grave error de derecho, por cuanto no es el
caso de una ejecución expedida por más dinero del que en realidad se adeuda sino por más dinero
que el que señala el título.

Por todo lo anterior, solicita invalidar el fallo recurrido y reemplazarlo por otra sentencia que
revoque el anterior de primer grado, declarando, en su lugar, que se acogen las excepciones
opuestas y se rechaza la demanda ejecutiva entablada, con costas.

B.– el exequátur pedido por los demandantes del juicio arbitral no puede aprovechar a los jueces
árbitros demandantes de autos. Es un hecho aceptado por los actores, que el exequátur de la
sentencia arbitral que concedió la Corte Suprema fue solicitado por los actores del proceso
arbitral, señores Stubrin, y no respecto de los jueces árbitros que ahora lo están utilizando a su
favor.
Así, –dicen– resulta absolutamente claro que los demandantes han utilizado a su favor un laudo
arbitral expedido por ellos mismos, para los efectos de cobrar compulsivamente sus honorarios y
gastos pero sin que hayan sido ellos los que requirieron el procedimiento de homologación ante la
Corte Suprema, requisito fundamental para que la sentencia arbitral pueda cumplirse en Chile. De
manera que una sentencia extranjera sólo puede constituir título ejecutivo en Chile en la medida
que el máximo tribunal haya concedido el exequátur a su respecto y, por la inversa, carece de
fuerza ejecutiva aquélla que no cumpla con tal exigencia.

De permitirse la pretensión de los demandantes se violaría el principio del debido proceso de ley,
cual es el de la bilateralidad de la audiencia.

Esta alegación no es una cuestión meramente formal, toda vez que de haber requerido los señores
árbitros el exequátur de la sentencia arbitral, en lo que a sus honorarios y gastos se refiere, estima
que la Corte Suprema lo hubiera negado, toda vez que conforme a los artículos 242 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil, es condición esencial que el fallo extranjero que se trate de cumplir
no contravenga el orden público chileno. Así lo dispone el numeral 1° del artículo 245 del precitado
texto normativo, que previene que el fallo extranjero que se trate de cumplir no debe contener
"nada contrario las leyes de la República". Lo anterior por cuanto en Chile no hay norma alguna
que autorice en forma general a los árbitros a fijar sus honorarios unilateralmente en el propio la
laudo arbitral como se pretende en la especie, por cuanto nadie puede ser juez y parte a la vez.
(Cita jurisprudencia Corte Suprema y de Corte de Apelaciones)

Además, las propias convenciones internacionales que citan los demandantes, en apoyo de su
acción, ratifican que lo antes dicho es principio de derecho internacionalmente aceptado, como
son el artículo 1° N° 2 del Reglamento de la CIAC y artículo 5° número 2° de la Convención sobre el
reconocimiento y ejecución de las sentencias arbitrales extranjeras conocida como Convención de
Nueva York.

No cabe duda, que la sentencia arbitral establece claramente que la parte ejecutada debe pagar las
costas del proceso, lo que comprende todo los gastos del proceso incluyendo honorarios y gastos
del procedimiento arbitral, según lo establece el Reglamento de la Comisión Interamericana de
Arbitraje Comercial (CIAC), al cual se sometieron las partes al subscribir la cláusula compromisoria
del contrato de compraventa de acciones, según se indica en el punto 3° de la parte considerativa
de la sentencia arbitral. Las partes acordaron que todo lo relativo al procedimiento arbitral se
regiría por el reglamento aludido y en cuanto al fondo, por la ley argentina. Pues bien, el
Reglamento citado en materia de costas establece lo siguiente: "Costas ( artículos 35 a 38).

La alegación acerca de que el exequátur concedido no podría aprovechar a la parte ejecutante,


debe ser rechazada por cuanto resulta irrelevante que el exequátur no haya sido solicitado por los
demandantes, lo que importa es que el fallo arbitral es ejecutable en nuestro país al igual que
cualquiera sentencia judicial nacional.

El examen de validez y regularidad del laudo arbitral ya fue realizado por la Corte Suprema a la luz
de la convención de Nueva York, norma aplicable de conformidad con el artículo 242 del Código de
Procedimiento Civil. Resulta improcedente la pretensión de la ejecutada, en cuanto persigue que el
tribunal que conoce de la ejecución y cumplimiento de la sentencia arbitral, se pronuncie sobre
una cuestión de competencia exclusiva y excluyente de la Corte Suprema.

En cuanto a la alegación de la ejecutada relativa a la supuesta ilegalidad que importaría el haber


fijado el tribunal arbitral sus honorarios en el laudo definitivo, la misma resulta improcedente
puesto que las partes, en ejercicio de la autonomía de la voluntad, que rige esta materia, se
sometieron a las normas del reglamento indicado, en la medida del procedimiento por lo que la ley
chilena no resulta aplicable al arbitraje. Por lo mismo, es una cuestión que no puede ser objeto de
un nuevo pronunciamiento en virtud de la eficacia de cosa juzgada de que goza la sentencia
arbitral ejecutoriada y el exequátur.

En cuanto a las supuestas infracciones que alega la ejecutada relativas al orden público chileno y a
la bilateralidad de la audiencia, éstas son impertinentes desde que sólo eran admisibles al
momento de contestar la demanda de exequátur y, al respecto, existe cosa juzgada careciendo el
tribunal de competencia para pronunciarse sobre aquello.

Finalmente, respecto de la excepción de nulidad de la obligación, pide su rechazo, remitiéndose a


lo señalado precedentemente.

INTO: Que del mismo modo no es posible acoger los errores denunciados por la parte impugnante
en el arbitrio, en atención a que de manera equívoca por parte de la recurrente, se le ha dado un
tratamiento de costas procesales a los honorarios de los árbitros, circunstancia esta que debe ser
rechazada, basado en el hecho que la determinación de los honorarios que corresponden al árbitro
no es un asunto que pueda estar comprendido entre sus atribuciones, los honorarios constituyen
una obligación civil que emerge de la relación habida entre el árbitro y las partes, no se trata de
una obligación procesal, de manera que no se puede imponer, necesariamente han de convenirse
en el juicio arbitral mismo (Arbitraje en Chile, Análisis crítico de su normativa y jurisprudencia,
María Fernanda Vásquez Palma, Legal Publishing, Santiago de Chile, 2009, Pág. 191). En el mismo
sentido, la autora recién citada, señala al efecto la jurisprudencia recaída en un fallo de la Corte
Suprema de fecha 18 de agosto de 1992, en causa "Empresa Tarapacá S.A. con Juez Arbitro
Franklin Geldres Aguilar". Todo lo anterior reafirma que no deben confundirse el derecho
sustantivo de los honorarios del árbitro con las costas procesales como pretende la recurrente.

Que aduciendo la recurrente un primer error de derecho sustentado en la vulneración de los


artículos 1462 y 1682 del Código Civil en relación al artículo 464 N°14 del Código de Procedimiento
Civil, arguyendo que, habiéndose planteado una excepción de nulidad de la obligación material de
la ejecución, se habrían dejado de aplicar normas legales relativas a la excepción de nulidad de la
obligación dispuesta en el artículo 1462 del Código Civil y 1682 del mismo cuerpo legal, puesto que
no está permitido en el ordenamiento jurídico que los jueces árbitros fijen unilateralmente sus
honorarios en la sentencia que resuelve el conflicto, desde que no puede ser el árbitro juez y parte
en relación a su cometido. Que al efecto, dicha argumentación aparece insostenible en la medida
que, tal como se ha señalado previamente, no resulta posible homologar el derecho sustantivo que
tiene todo árbitro a percibir honorarios con la noción de costas procesales, como argumenta la
recurrente, sin perjuicio que no aparece ni consta la nulidad invocada en el arbitrio en cuestión.

SEXTO: Que un segundo grupo de errores de derecho invocados dice relación con una errónea
aplicación de los artículos 434 N°1 y 467 N°7 del Código de Procedimiento Civil, en relación a lo
previsto en los artículos 176, 242 y 248 del mismo cuerpo legal, consistente en haber conferido el
carácter de título ejecutivo a una sentencia arbitral extranjera respecto de la recurrente, en la cual
se consignan honorarios y gastos de los jueces árbitros, argumentando la peticionaria que no se
habrían cumplido los requisitos legales que establecen las referidas normas. Que se aduce en el
recurso que en el exequátur de la sentencia arbitral, éste aparece solicitado por los demandantes
en el proceso arbitral, pero no respecto de los jueces árbitros demandantes en el actual juicio, de
forma tal, que ha habido una utilización, según sostiene la recurrente, por parte de los actores de
autos invocando a su favor un laudo arbitral expedido por ellos mismos, para cobrar
compulsivamente sus honorarios y gastos, sin que exista un procedimiento exequátur homologo al
anterior ante la Corte Suprema, que faculte a la sentencia arbitral su cumplimiento en Chile.

Que al respecto, cabe hacer presente que esa alegación sustentada en el recurso contradice los
parámetros de lo que implica toda relación procesal válidamente ejercida y consolidada por
estadios intermedios aptos, que tienen plena validez mientas no se pruebe su carácter nulo o
írrito, de forma tal que la relación procesal que se forma entre demandante y demandado y el
tribunal respectivo competente, como acaece en el caso de un tribunal arbitral, conforma, de
acuerdo a las modernas teorías procesales, una infinidad de definiciones, entre las partes y el juez.

A partir de toda esa amalgama de relaciones procesales surgen principios fundamentales como el
de preclusión, cosa juzgada y muchos otros que son verdaderos institutos que permiten desarrollar
la acción jurisdiccional per se, como es el pronunciar una sentencia legal y legitima.

Así las cosas, no resulta pertinente acceder a la petición de la recurrente en cuanto consta de su
propia naturaleza y característica que el solo hecho de haberse establecido originariamente una
relación procesal entre las partes y el juez árbitro, conlleva las obligaciones que se impetran en
estos autos, por lo que no resulta pertinente el razonamiento explicitado en este tópico del
recurso.

SEPTIMO: Que, como tercer capítulo de errores denunciados, se señala la errónea aplicación de los
artículos 464 N°4 del Código de Procedimiento Civil en relación a lo previsto de los artículos 438 y
254 del mismo cuerpo legal, basados en que los actores señalaron en su demanda ejecutiva que se
despachase un mandamiento, ascendente a ochenta y un mil ochocientos noventa y nueve dólares
de los Estados Unidos de Norte América, lo cual es contradictorio, sostienen los peticionarios,
entre la cantidad que se desprende del presunto titulo ejecutivo invocado y aquella cantidad por la
cual se despachó la ejecución de autos, lo que redunda, al decir de la recurrente, en una ejecución
expedida por una suma mayor a la que en realidad se adeuda, por lo cual resulta suficiente para
deducir la excepción de pago, arguye la parte impugnadora.

Que al tenor de lo expuesto en el libelo donde se materializó el arbitrio se está invocando una
excepción de pago en los términos que establece el artículo 464 N°9 del Código de Procedimiento
Civil, excepción que en la presentación de fojas 344 (81) en su segundo otrosí no aparece
deducida, toda vez que en dicha instancia la ejecutada sólo dedujo las excepciones de los
numerales 4, 7 y 14 del referido artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, esto es, que se ha
invocado en el arbitrio una argumentación nueva que no fue utilizada en la oportunidad pertinente
por la recurrente. Que a mayor abundamiento, tampoco es posible acceder a la petición de nulidad
en el acápite en cuestión, teniendo para ello presente que tal, como consta en la sentencia dictada
por esta Corte, con fecha once de enero de dos mil siete de la cual consta copia autorizada a fojas
316 de autos, en el motivo primero del referido fallo se estableció textualmente: "Como
consecuencia de lo arriba expuesto, el total de las costas asciende a la suma de ochenta y un mil
ochocientos noventa y nueve dólares estados unidos (U$S 81.899)".
OCTAVO: Que en el mismo sentido no es dable acoger lo razonado por la demandada en cuanto a
que se ha aplicado erróneamente en autos el artículo 464 N°4 del Código de Procedimiento Civil,
en relación a lo previsto en los artículos 438 y 254 del mismo cuerpo legal, aduciendo que se
despachó un mandamiento de ejecución y embargo en contra de su parte por una suma superior a
la que correspondía, circunstancia esta que implica cuestionar un requisito formal, que más bien
dice relación con un vicio de casación formal, el cual no fue deducido, además que, tal como se
señaló, se invoca para la alegación un argumento que dice más bien relación con el
cuestionamiento de la suma cobrada en esta causa, que con la ineptitud del libelo, razón esta que
lleva, igualmente, a desechar tal fundamentación.

NOVENO: Que atendido lo anteriormente señalado, las alegaciones presentadas en el recurso


ameritan, para su debida consideración que la recurrente hubiese interpuesto otras excepciones
distintas a aquellas que se ventilaron en los autos.

DÉCIMO: Que los razonamientos traídos a colación en los considerandos que anteceden resultan
suficientes para demostrar, sin lugar a dudas, que la sentencia atacada mediante el recurso
formulado por los demandantes, dio correcta interpretación y aplicación a las normas legales que
resultaban atinentes para dirimir la controversia sobre la que versaba el proceso; por lo que las
infracciones normativas que en su libelo se le atribuyen a dicho fallo carecen de asidero jurídico;
correspondiendo, por consiguiente, desestimar semejante impugnación.

Corte: Corte Suprema

Rol: 5199-2011

Fecha: 11/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 245 n° 1, Ley N° 19947 Año 2004 art 83, Código de
Procedimiento Civil art 242 y ss, Ley N° 19947 Año 2004 art 42, Ley N° 19947 Año 2004 art 54, Ley
N° 19947 Año 2004 art 55

Primero: Que entre Chile y Colombia no existe tratado sobre cumplimiento de resoluciones
judiciales pronunciadas en los respectivos países ni hay constancia sobre una posible situación de
reciprocidad. Por consiguiente, no corresponde dar aplicación a las normas de los artículos 242,
243 y 244 del Código de Procedimiento Civil, sino a la regla del artículo 245 del mismo cuerpo
legal, que fija los trámites judiciales que han de cumplirse en Chile para que las resoluciones
pronunciadas por tribunales extranjeros puedan tener fuerza, ejecutarse o cumplirse en nuestro
país.
Segundo: Que el aludido precepto confiere a las resoluciones dictadas por tribunales extranjeros la
misma fuerza que si se hubieren dictado por tribunales chilenos, con tal que: 1°) no contengan
nada contrario a las leyes de la República; 2°) no se opongan a la jurisdicción nacional; 3°) que la
parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido debidamente notificada de la acción y
4°) que estén ejecutoriadas en conformidad a las leyes del país en que se hayan sido pronunciadas.

 Nro_Legalpublishing = 58577
Corte: Corte Suprema
Rol: 1673-2010
Fecha: 30/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 242 y ss, Código de Procedimiento Civil art
245, Código Civil art 546 y ss
Primero: Que entre Chile e Italia no existe tratado que regule el cumplimiento de
resoluciones judiciales pronunciadas en los respectivos países ni hay constancia sobre una
posible situación de reciprocidad. Por consiguiente, no corresponde dar aplicación a las
normas de los artículos 242, 243 y 244 del Código de Procedimiento Civil, sino a la regla del
artículo 245 del mismo cuerpo legal, que fija los trámites judiciales que han de cumplirse
en Chile para que las resoluciones pronunciadas por tribunales extranjeros puedan tener
fuerza, ejecutarse o cumplirse en nuestro país.
Segundo: Que el aludido precepto confiere a las resoluciones dictadas por tribunales
extranjeros la misma fuerza que si se hubieren dictado por tribunales chilenos, con tal que:
1°) no contengan nada contrario a las leyes de la República; 2°) no se opongan a la
jurisdicción nacional; 3°) que la parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido
debidamente notificada de la acción y 4°) que estén ejecutoriadas en conformidad a las
leyes del país en que se hayan sido pronunciadas.
Séptimo: Que por lo razonado, resulta que las sentencias cuyo exequátur se solicita, no
contravienen las leyes de la República, ni tampoco se oponen a la jurisdicción nacional, en
la medida que declaran la interdicción judicial definitiva de una persona con incapacidad
mental grave, en los casos y cumpliéndose los requisitos previstos en el ordenamiento
patrio.
Octavo: Que, en consecuencia, concurriendo cada una de las circunstancias exigidas en el
artículo 245 del Código de Enjuiciamiento Civil, corresponde acoger la solicitud en
comento respecto de las sentencias ya individualizadas.

Art. 243 (240). Si no existen tratados relativos a esta materia con la nación de que procedan las
resoluciones, se les dará la misma fuerza que en ella se dé a los fallos pronunciados en Chile.

SENTENCIA
• Nro_Legalpublishing = 58577
Corte: Corte Suprema
Rol: 1673-2010
Fecha: 30/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 242 y ss, Código de Procedimiento Civil art 245,
Código Civil art 546 y ss
Primero: Que entre Chile e Italia no existe tratado que regule el cumplimiento de resoluciones
judiciales pronunciadas en los respectivos países ni hay constancia sobre una posible situación de
reciprocidad. Por consiguiente, no corresponde dar aplicación a las normas de los artículos 242,
243 y 244 del Código de Procedimiento Civil, sino a la regla del artículo 245 del mismo cuerpo
legal, que fija los trámites judiciales que han de cumplirse en Chile para que las resoluciones
pronunciadas por tribunales extranjeros puedan tener fuerza, ejecutarse o cumplirse en nuestro
país.
Segundo: Que el aludido precepto confiere a las resoluciones dictadas por tribunales extranjeros la
misma fuerza que si se hubieren dictado por tribunales chilenos, con tal que: 1°) no contengan
nada contrario a las leyes de la República; 2°) no se opongan a la jurisdicción nacional; 3°) que la
parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido debidamente notificada de la acción y
4°) que estén ejecutoriadas en conformidad a las leyes del país en que se hayan sido pronunciadas.
Séptimo: Que por lo razonado, resulta que las sentencias cuyo exequátur se solicita, no
contravienen las leyes de la República, ni tampoco se oponen a la jurisdicción nacional, en la
medida que declaran la interdicción judicial definitiva de una persona con incapacidad mental
grave, en los casos y cumpliéndose los requisitos previstos en el ordenamiento patrio.
Octavo: Que, en consecuencia, concurriendo cada una de las circunstancias exigidas en el artículo
245 del Código de Enjuiciamiento Civil, corresponde acoger la solicitud en comento respecto de las
sentencias ya individualizadas.

Art. 244 (241). Si la resolución procede de un país en que no se da cumplimiento a los fallos de los
tribunales chilenos, no tendrá fuerza en Chile.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58577
Corte: Corte Suprema
Rol: 1673-2010
Fecha: 30/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 242 y ss, Código de Procedimiento Civil art
245, Código Civil art 546 y ss
Primero: Que entre Chile e Italia no existe tratado que regule el cumplimiento de
resoluciones judiciales pronunciadas en los respectivos países ni hay constancia sobre una
posible situación de reciprocidad. Por consiguiente, no corresponde dar aplicación a las
normas de los artículos 242, 243 y 244 del Código de Procedimiento Civil, sino a la regla del
artículo 245 del mismo cuerpo legal, que fija los trámites judiciales que han de cumplirse
en Chile para que las resoluciones pronunciadas por tribunales extranjeros puedan tener
fuerza, ejecutarse o cumplirse en nuestro país.
Segundo: Que el aludido precepto confiere a las resoluciones dictadas por tribunales
extranjeros la misma fuerza que si se hubieren dictado por tribunales chilenos, con tal que:
1°) no contengan nada contrario a las leyes de la República; 2°) no se opongan a la
jurisdicción nacional; 3°) que la parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido
debidamente notificada de la acción y 4°) que estén ejecutoriadas en conformidad a las
leyes del país en que se hayan sido pronunciadas.
Séptimo: Que por lo razonado, resulta que las sentencias cuyo exequátur se solicita, no
contravienen las leyes de la República, ni tampoco se oponen a la jurisdicción nacional, en
la medida que declaran la interdicción judicial definitiva de una persona con incapacidad
mental grave, en los casos y cumpliéndose los requisitos previstos en el ordenamiento
patrio.
Octavo: Que, en consecuencia, concurriendo cada una de las circunstancias exigidas en el
artículo 245 del Código de Enjuiciamiento Civil, corresponde acoger la solicitud en
comento respecto de las sentencias ya individualizadas.

Art. 245 (242). En los casos en que no pueda aplicarse ninguno de los tres artículos precedentes,
las resoluciones de tribunales extranjeros tendrán en Chile la misma fuerza que si se hubieran
dictado por tribunales chilenos, con tal que reúnan las circunstancias siguientes:
1 Que no contengan nada contrario a las leyes de la República. Pero no se tomarán en
consideración las leyes de procedimiento a que haya debido sujetarse en Chile la substanciación
del juicio;
2 Que tampoco se opongan a la jurisdicción nacional;
3 Que la parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido debidamente notificada de la
acción. Con todo, podrá ella probar que, por otros motivos, estuvo impedida de hacer valer sus
medios de defensa;
4 Que estén ejecutoriadas en conformidad a las leyes del país en que hayan sido pronunciadas.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57915

Corte: Corte Suprema

Rol: 2289-2010

Fecha: 13/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 242, Código de Procedimiento Civil art 243,
Código de Procedimiento Civil art 244, Código de Procedimiento Civil art 245

Sentencia: SENTENCIA

Primero: Que entre Chile y los Estados Unidos de América no existe tratado sobre
cumplimiento de resoluciones judiciales pronunciadas en los respectivos países, ni hay
constancia de una posible situación de falta de reciprocidad. Por consiguiente, no
corresponde dar aplicación a las normas de los artículos 242, 243 y 244 del Código de
Procedimiento Civil, sino a la regla del artículo 245 del mismo cuerpo legal, que fija los
trámites judiciales que han de cumplirse en Chile para que las resoluciones pronunciadas
por tribunales extranjeros puedan tener fuerza, ejecutarse o cumplirse en nuestro país.

Segundo: Que el aludido precepto confiere a las resoluciones dictadas por tribunales
extranjeros la misma fuerza que si se hubieren dictado por tribunales chilenos, con tal que:
1°) no contengan nada contrario a las leyes de la República; 2°) no se opongan a la
jurisdicción nacional; 3°) que la parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido
debidamente notificada de la acción y 4°) que estén ejecutoriadas en conformidad a las
leyes del país en que hayan sido pronunciadas.

Redacción a cargo del Ministro Patricio Valdés Aldunate.

Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor
Patricio Valdés A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa Egnem S., señor Juan Fuentes B., y el
Abogado Integrante señor Ricardo Peralta V.

Nro_Legalpublishing = 59506

Corte: Corte Suprema

Rol: 442-2009

Fecha: 15/03/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 19947 Año 2004 art 83, Ley N° 19947 Año 2004 art 42, Código de Procedimiento
Civil art 242 y ss

Sentencia: SENTENCIA

Primero: Que entre Chile y Estados Unidos de América no existe tratado sobre cumplimiento de
resoluciones judiciales pronunciadas en los respectivos países ni hay constancia sobre una posible
situación de reciprocidad. Por consiguiente, no corresponde dar aplicación a las normas de los
artículos 242, 243 y 244 del Código de Procedimiento Civil, sino a la regla del artículo 245 del
mismo cuerpo legal, que fija los trámites judiciales que han de cumplirse en Chile para que las
resoluciones pronunciadas por tribunales extranjeros puedan tener fuerza, ejecutarse o cumplirse
en nuestro país.

Segundo: Que el aludido precepto confiere a las resoluciones dictadas por tribunales extranjeros la
misma fuerza que si se hubieren dictado por tribunales chilenos, con tal que: 1°) no contengan
nada contrario a las leyes de la República; 2°) no se opongan a la jurisdicción nacional; 3°) que la
parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido debidamente notificada de la acción y
4°) que estén ejecutoriadas en conformidad a las leyes del país en que se hayan sido pronunciadas.

Nro_Legalpublishing = 60999

Corte: Corte Suprema

Rol: 3725-2009

Fecha: 28/05/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 19947 Año 2004 art 42, Ley N° 19947 Año 2004 art 55, Ley N° 19947 Año 2004
art 83, Código de Procedimiento Civil art 245

Primero: Que entre Chile y los Estados Unidos de América no existe tratado sobre cumplimiento de
resoluciones pronunciadas en los respectivos países, ni hay constancia sobre una posible situación
de reciprocidad, de modo que no corresponde dar aplicación a las normas de los artículos 242, 243
y 244 del Código de Procedimiento Civil, sino a la regla del artículo 245 del mismo cuerpo legal,
que regula los trámites judiciales que han de cumplirse en Chile para que las resoluciones
pronunciadas por tribunales extranjeros puedan tener fuerza, ejecutarse o cumplirse en nuestro
país.

Segundo: Que el aludido precepto confiere a las resoluciones dictadas por tribunales extranjeros la
misma fuerza que si se hubieren dictado por tribunales chilenos, con tal que: 1°) no contengan
nada contrario a las leyes de la República; 2°) no se opongan a la jurisdicción nacional; 3°) que la
parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido notificada de la acción; y 4°) que estén
ejecutoriadas en conformidad a las leyes del país en que hayan sido pronunciadas.

 Nro_Legalpublishing = 58577
Corte: Corte Suprema
Rol: 1673-2010
Fecha: 30/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 242 y ss, Código de Procedimiento Civil art
245, Código Civil art 546 y ss
Primero: Que entre Chile e Italia no existe tratado que regule el cumplimiento de
resoluciones judiciales pronunciadas en los respectivos países ni hay constancia sobre una
posible situación de reciprocidad. Por consiguiente, no corresponde dar aplicación a las
normas de los artículos 242, 243 y 244 del Código de Procedimiento Civil, sino a la regla del
artículo 245 del mismo cuerpo legal, que fija los trámites judiciales que han de cumplirse
en Chile para que las resoluciones pronunciadas por tribunales extranjeros puedan tener
fuerza, ejecutarse o cumplirse en nuestro país.
Segundo: Que el aludido precepto confiere a las resoluciones dictadas por tribunales
extranjeros la misma fuerza que si se hubieren dictado por tribunales chilenos, con tal que:
1°) no contengan nada contrario a las leyes de la República; 2°) no se opongan a la
jurisdicción nacional; 3°) que la parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido
debidamente notificada de la acción y 4°) que estén ejecutoriadas en conformidad a las
leyes del país en que se hayan sido pronunciadas.
Séptimo: Que por lo razonado, resulta que las sentencias cuyo exequátur se solicita, no
contravienen las leyes de la República, ni tampoco se oponen a la jurisdicción nacional, en
la medida que declaran la interdicción judicial definitiva de una persona con incapacidad
mental grave, en los casos y cumpliéndose los requisitos previstos en el ordenamiento
patrio.
Octavo: Que, en consecuencia, concurriendo cada una de las circunstancias exigidas en el
artículo 245 del Código de Enjuiciamiento Civil, corresponde acoger la solicitud en
comento respecto de las sentencias ya individualizadas.
 Nro_Legalpublishing = 59011
Corte: Corte Suprema
Rol: 2169-2008
Fecha: 20/02/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 242 y ss, Ley N° 19947 Año 2004 art 83, Ley
N° 19947 Año 2004 art 42, Ley N° 19947 Año 2004 art 55 inciso 1
Primero: Que entre Chile y Alemania no existe tratado sobre cumplimiento de resoluciones
judiciales pronunciadas en los respectivos países ni hay constancia de una posible situación
de reciprocidad. Por consiguiente, no corresponde dar aplicación a las normas de los
artículos 242, 243 y 244 del Código de Procedimiento Civil, sino que a la regla del artículo
245 del mismo cuerpo legal, que fija los trámites judiciales que han de cumplirse en Chile
para que las resoluciones pronunciadas por tribunales extranjeros puedan tener fuerza,
ejecutarse o cumplirse en nuestro país.
Segundo: Que el aludido precepto confiere a l as resoluciones dictadas por tribunales
extranjeros la misma fuerza que si se hubieren dictado por tribunales chilenos, con tal que:
1°) no contengan nada contrario a las leyes de la República; 2°) no se opongan a la
jurisdicción nacional; 3°) la parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido
debidamente notificada de la acción y 4°) estén ejecutoriadas en conformidad a las leyes
del país en que se hayan sido pronunciadas.
Sexto: Que, por lo antes razonado, resulta que la sentencia cuyo exequátur se pide, no
contraviene las leyes de la República ni tampoco se opone a la jurisdicción nacional, en la
medida que significa la disolución del matrimonio por una causal prevista por el
ordenamiento patrio según la normativa actualmente vigente.
 Nro_Legalpublishing = 59012
Corte: Corte Suprema
Rol: 8836-2009
Fecha: 20/02/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 245, Ley N° 19947 Año 2004 art 83, Ley N°
19947 Año 2004 art 42, Ley N° 19947 Año 2004 art 55, Ley N° 19947 Año 2004 art 54
Primero: Que entre Chile y Australia no existe tratado sobre cumplimiento de resoluciones
judiciales pronunciadas en los respectivos países ni hay constancia sobre una posible
situación de reciprocidad. Por consiguiente, no corresponde dar aplicación a las normas de
los artículos 242, 243 y 244 del Código de Procedimiento Civil, sino a la regla del artículo
245 del mismo cuerpo legal, que fija los trámites judiciales que han de cumplirse en Chile
para que las resoluciones pronunciadas por tribunales extranjeros puedan tener fuerza,
ejecutarse o cumplirse en nuestro país.
Segundo: Que el aludido precepto confiere a las resoluciones dictadas por tribunales
extranjeros la misma fuerza que si se hubieren dictado por tribunales chilenos, con tal que:
1°) no contengan nada contrario a las leyes de la República; 2°) no se opongan a la
jurisdicción nacional; 3°) la parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya sido
debidamente notificada de la acción y 4°) estén ejecutoriadas en conformidad a las leyes
del país en que se hayan sido pronunciadas.
Sexto: Que, en relación con la materia, es útil anotar que el inciso segundo del artículo 83
de la ley N°19.947, dispone que "las sentencias de divorcio y nulidad de matrimonio
dictadas por tribunales extranjeros serán reconocidas en Chile conforme a las reglas
generales que establece el Código de Procedimiento Civil", de suerte que como en la
especie no concurre la circunstancia 1ª exigida en el artículo 245 del Código de
Enjuiciamiento Civil, ya reseñada, no es dable autorizar su ejecución en este país.
Acordada con el voto en contra del Ministro Sr. Muñoz, quien fue del parecer de conceder
el exequátur solicitado sobre la base de las siguientes consideraciones:
1° Que el exequátur consiste en la decisión de la Corte Suprema que, luego de sustanciar el
procedimiento respectivo, procede a revisar las exigencias legales y sin entrar a estudiar en
detalle el fondo de la cuestión controvertida en el juicio respectivo, otorga autorización o
pronunciamiento favorable a la sentencia extranjera que lo resuelve, con el objeto de
otorgarle la fuerza de la que carece y reconocerle los mismos efectos que los fallos
expedidos por jueces nacionales, lo que permitirá se la pueda cumplir mediante el
procedimiento y ante el tribunal competente.
2° Que, desde antiguo los estados, celosos de su soberanía, consideraban que las
resoluciones dictadas por tribunales extranjeros no producían efecto en el estado
requerido, fundando tal negativa en que las resoluciones habían sido libradas teniendo
como antecedente un ordenamiento jurídico diferente, de conformidad a normas que
regulan aspectos sustantivos y de procedimiento diversas a las que emanan de la
expresión de su soberanía, como por autoridades judiciales que no han sido designadas
mediante el sistema estatal. Este predicamento permaneció vigente en Chile desde nuestra
independencia, disponiéndose expresamente en el artículo V del Reglamento
Constitucional de 26 de octubre de 1812: "Ningún decreto, providencia u orden, que
emane de cualquier autoridad o tribunales de fuera del Territorio de Chile, tendrá efecto
alguno; y los que intentaren darles valor, serán castigados como reos de Estado". Esta
situación general se vio alterada con motivo de la promulgación de la Ley 1552, de 28 de
agosto de 1902, que aprobó el Código de Procedimiento Civil, en cuyo Mensaje se lee: "La
ejecución de las sentencias da lugar a dificultades que se ha tratado de subsanar,
especialmente en lo relativo a las que emanan de tribunales extranjeros, los tratados, la
reciprocidad y, en último término, los principios de natural equidad, son las bases sobre
que descansan estas disposiciones", reglándose el procedimiento de exequátur en los
artículos 242 a 251 del referido Código.
El desarrollo de las relaciones internacionales dentro del campo público y privado
determinó la flexibilización de los principios de territorialidad, ampliando el
reconocimiento a la cooperación o asistencia recíproca; más aún, hoy día, en que ese
avance lleva a generar multiplicidad de fluidas y continuas relaciones entre personas de
distintos países, como por los estados mismos, que alcanzan los más variados ámbitos del
derecho, por lo que se hace necesario atender a esta realidad y la forma como se integran
los distintos sistemas jurídicos, reconociendo validez y fuerza obligatoria a las resoluciones
de los tribunales de los distintos estados, conforme a las decisiones legislativas que en tal
sentido se han adoptado.
3° Que en el tiempo se han establecido distintos sistemas para el cumplimiento de
sentencias dictadas por tribunales extranjeros, como aquél que niega fuerza
extraterritorial a las sentencias, el que desde hace siglos, se ha batido en retirada, pues se
fundamenta en que el aparato jurisdiccional de un país forma parte de la soberanía de ese
estado y, por lo tanto, sus resoluciones pierden fuerza obligatoria fuera de sus fronteras, al
afectar la soberanía del país donde se pretende su cumplimiento. También se encuentra el
sistema del Case Law, propio de los países anglosajones, en los que se entrega todo lo
relativo a la ejecución extraterritorial de los fallos a la magistratura requerida y el
Moderno, en el que el examen de la sentencia cuya ejecución se solicita no se extiende al
fondo de la cuestión que se ha resuelto, ni se exige reciprocidad, únicamente se examina si
la sentencia reúne los requisitos establecidos por la ley del estado requerido con el objeto
de proteger su soberanía y los derechos e intereses de los litigantes.
El sistema chileno ha recogido elementos de cada uno de los anteriores y los ha conjugado,
reglamentando expresamente la materia en los artículos 242 a 245 del Código de
Procedimiento Civil, que es un sistema "en cascada", en el que, en primer término, se
atiende a los tratados existentes o de reciprocidad convencional y, a continuación, el de la
reciprocidad legal o interpretativa. En ausencia de antecedentes que permitan determinar
tales parámetros para reconocer los efectos que se prevé para cada caso, pasa a regir el
sistema moderno o de la regularidad internacional, para lo cual esta Corte debe examinar
las sentencias extranjeras con el objeto de decidir si ellas cumplen con los requisitos
estatuidos en el artículo 245 del citado cuerpo legal, pero en ningún caso a revisar en
detalle lo que fue la controversia ni la justicia o injusticia intrínseca contenida en la
resolución. Así, la finalidad del procedimiento de exequátur, de acuerdo con el principio de
la "regularidad internacional de los fallos", es verificar el cumplimiento de ciertos
requisitos mínimos, sin que de manera alguna constituya una instancia de revisión de lo allí
resuelto.
4° Que tal como se ha indicado en el fallo entre Chile y Australia no existe tratado sobre
cumplimiento de las resoluciones judiciales pronunciadas en los respectivos países, de
manera que no es posible aplicar lo previsto en los artículos 242, 243 y 244 del Código de
Procedimiento Civil; en consecuencia se debe recurrir al sistema de regularidad
internacional de los fallos, consagrado en el artículo 245 del mismo Código, que establece
los presupuestos bajo los cuales se puede permitir el cumplimiento en Chile de las
sentencias dictadas en otros países, disponiendo al efecto que "en los casos en que no
pueda aplicarse ninguno de los tres artículos precedentes (circunstancia que sucede en la
especie, según se ha dejado establecido), las resoluciones de tribunales extranjeros
tendrán en Chile la misma fuerza que si se hubieran dictado por tribunales chilenos, con tal
que reúnan las circunstancias siguientes: 1).– Que no contengan nada contrario a las leyes
de la República. Pero no se tomarán en consideración las leyes de procedimiento a que
haya debido sujetarse en Chile la substanciación del juicio; 2).– Que tampoco se opongan a
la jurisdicción nacional; 3).– Que la parte en contra de la cual se invoca la sentencia haya
sido debidamente notificada de la acción. Con todo, podrá ella probar que, por otros
motivos, estuvo impedida de hacer valer sus medios de defensa y; 4).– Que estén
ejecutoriadas en conformidad a las leyes del país en que hayan sido pronunciadas".
5° Que lo preceptuado en la norma legal transcrita tiene por objeto que las resoluciones
dictadas por tribunales extranjeros tengan la misma fuerza que si se hubieren dictado por
tribunales chilenos, con tal que reúnan las exigencias anteriormente precisadas;
6° Que, en consecuencia, corresponde a esta Corte examinar, a la luz de los antecedentes
allegados a estos autos, el cumplimiento del mandato legal transcrito, teniendo presente,
en todo caso, que este procedimiento de exequátur no es una instancia en la que
corresponda debatir nuevamente el fondo del asunto resuelto en la sentencia cuya
autorización de cumplimiento en Chile se solicita.
7° Que respecto del primer requisito estatuido por el artículo 245 del Código de
Procedimiento Civil, cabe destacar que el mismo distingue entre las leyes sustantivas y las
de procedimiento, indicando claramente que para la aplicación de esta disposición no se
tomarán en consideración las que tengan éste último carácter a que haya debido sujetarse
el fallo. De lo anterior se concluye que las diferencias que puedan existir en materia de
procedimiento entre la ley chilena y la extranjera, no impiden su ejecución, respetándose
de este modo el principio de la lex fori. Lo que la ley exige es que el fallo extranjero no
contraríe nuestras leyes sustantivas, pero ello no significa que el mismo deba haber sido
dictado con plena y estricta conformidad a las leyes chilenas, pues lo que se cautela es que
no exista incompatibilidad con el derecho público chileno. Así lo expresa el autor don
Fernando Albónico Valenzuela: "contravendría a las leyes de la República toda sentencia
que fuera declarativa o constitutiva de una situación que estuviere en pugna con los
principios del Derecho Público chileno o con la constitución moral, económica y política del
país" (Derecho Internacional Privado ante la jurisprudencia chilena, Editorial Nascimento,
Santiago, 1943, página.
8°.–Que en el caso sub–lite lo resuelto en la sentencia materia de este exequátur, en
cuanto declara el divorcio entre las partes, acogiéndose así la solicitud de disolución
formulada por una de ellas, al determinarse por el tribunal que el matrimonio "fracasó
irremediablemente", no contraviene las leyes nacionales sustantivas, desde que la
legislación nacional contempla la institución del divorcio como causal de disolución del
vínculo matrimonial, en sus variantes de unilateral, de común acuerdo o culposo al
verificarse ciertas causales que la ley contempla. Por lo que no es procedente, atendida la
naturaleza procesal del procedimiento de que se trata, exigir que el fallo extranjero se haya
dictado con plena sujeción a los motivos y plazos de la ley chilena, pues éstos constituyen
exigencias impuestas por normas que corresponde atribuirles naturaleza procesal y no de
fondo, que no presentan una contrariedad con el orden público, como objeto jurídico
protegido por el legislador en este tipo de materias. En efecto, la causal sustentada en el
cese de la convivencia conyugal por uno o tres años, en el caso que se solicite el divorcio
de común acuerdo por los cónyuges o uno de ellos de manera unilateral, tiene un
componente sustancial y otro de admisibilidad procesal. El aspecto de fondo o material es
que la vida en pareja ha concluido o fracasado irremediablemente, y el componente de
admisibilidad procesal es el transcurso del plazo, en el entendido que no podrá requerirse
antes de un año por ambos cónyuges o de tres por uno de ellos. Es el primer presupuesto
el que integra el núcleo fundamental de la causal y al que corresponde prestar atención en
el análisis en materia de exequátur, no así el referido plazo, puesto que será resorte de
cada país contemplarlo con mayor o menor extensión o simplemente omitirlo.
En el caso de autos esta última exigencia resulta total y absolutamente desproporcionada a
la luz de un análisis en el contexto de Derecho Público Chileno, si se tiene presente que
debe interpretarse a favor de las personas, o pro homine, esto es, teniendo como centro
de la decisión jurisdiccional el mayor desarrollo de los hombres y mujeres que integran la
sociedad.
Del mismo modo se impone esta interpretación si se considera que el cese de la
convivencia entre los ex cónyuges a lo menos a la fecha en que se declaró el divorcio, han
transcurrido casi treinta años con lo cual, indudablemente se encuentra absolutamente
satisfecha la regularidad internacional exigida por nuestra legislación.
9° Que el resto de los requisitos previstos en el artículo 245 del Código de Enjuiciamiento
Civil, parecen cumplidos en el caso de autos, desde que la sentencia en estudio no se
opone a la jurisdicción nacional, al ser competente el tribunal extranjero para dictarla,
atendido el domicilio de las partes a la época de su expedición, la parte en contra de quien
se dirigió la acción fue emplazada y pudo comparecer al juicio de divorcio y su ejecutoria
ha sido debidamente demostrada.
10° Que, en consecuencia, reuniéndose todos y cada uno de los presupuestos para la
procedencia del exequátur solicitado, este debió ser concedido en los términos
reclamados.

Título XX
DE LAS MULTAS
LIBRO SEGUNDO
DEL JUICIO ORDINARIO

Título I
DE LA DEMANDA

Art. 254 (251). La demanda debe contener:


1 La designación del tribunal ante quien se entabla;
2 El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandante y de las personas que lo representen, y
la naturaleza de la representación;
3 El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado;
4 La exposición clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoya; y
5 La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión de las peticiones que se sometan al
fallo del tribunal.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57644

Corte: Corte de Apelaciones de Concepción

Rol: 1501-2011

Fecha: 05/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 254 N° 3

Sentencia: SENTENCIA

Concepción, cinco de enero de dos mil doce.

5.– Que, por lo demás, el recurso de casación sólo puede deducirse por quien se ha visto
agraviado por la resolución recurrida y en este caso, el fundamento para recurrir por el
ejecutado es que se despachó un mandamiento por una suma menor que la demandada,
por lo que es evidente que no ha resultado agraviado por tal circunstancia, razón que lleva,
también, al rechazo del recurso por el vicio señalado.

6.– Que, en cuanto al segundo vicio, esto es, la omisión de requisitos de la sentencia y,
específicamente de la apreciación de la prueba rendida, cabe advertir que ni los correos
electrónicos ni las declaraciones de los testigos acreditan la concesión de esperas. A lo
más, como lo indica el propio recurrente, dejan en evidencia algún tipo de negociación
entre las partes, pero nada que lleve a acreditar tales aseveraciones. Por ello, de existir el
vicio denunciado, ninguna influencia habría tenido en lo dispositivo del fallo, por lo que el
recurso deducido tampoco puede prosperar por esta causal.

II. EN CUANTO AL RECURSO DE APELACIÓN DEDUCIDO EN EL PRIMER OTROSÍ DEL ESCRITO


DE FOJAS 56.

8.– Que, en relación con la primera excepción opuesta, esto es, la ineptitud del libelo, el
recurrente sostiene que exponer "ignoro profesión u oficio" constituye un incumplimiento
al artículo 254 del Código de Procedimiento Civil y atentaría contra la debida comprensión
de la demanda.

9.– Que, como ya se ha resuelto reiteradamente, para que se configure la referida


excepción es menester que se trate de un error de magnitud, que implique la
incomprensión de la demanda lo que es evidente, no acontece ni remotamente en la
referencia a que alude el recurrente.

Redacción de la abogada integrante doña Ruth Gabriela Lanata Fuenzalida.

Rol 1501–2011

Art. 261 (258). Notificada la demanda a cualquiera de los demandados y antes de la contestación,
podrá el demandante hacer en ella las ampliaciones o rectificaciones que estime convenientes.
Estas modificaciones se considerarán como una demanda nueva para los efectos de su notificación,
y sólo desde la fecha en que esta diligencia se practique correrá el término para contestar la
primitiva demanda.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58050

Corte: Corte de Apelaciones de Concepción

Rol: 355-2011

Fecha: 19/01/2012

Leg. Aplic.: Constitución Política art 19 n° 3 inciso 5, Código del Trabajo art 452, Código del
Trabajo art 435 inciso 1, Código de Procedimiento Civil art 67, Código de Procedimiento
Civil art 68, Código del Trabajo art 168, Código de Procedimiento Civil art 261, Código de
Procedimiento Civil art 478

Sentencia: SENTENCIA
6° Que no puede confundirse los medios de impugnación de las resoluciones judiciales,
con las excepciones opuestas.

Los medios de impugnación tienden a subsanar los defectos o incorrecciones de las


resoluciones o actuaciones judiciales y tratándose de resoluciones judiciales los medios de
impugnación son los recursos.

Se ha definido el recurso como "el acto jurídico procesal de parte o de quien tenga
legitimación para actuar, mediante el cual impugna una resolución judicial no ejecutoriada,
dentro del mismo proceso en que se pronunció, solicitando su revisión a fin de eliminar el
agravio que sostiene se le ha causado con su pronunciamiento" (Los Recursos Procesales.
Mario Mosquera Ruíz y Cristián Maturana Miquel. Editorial Jurídica de Chile. Primera
Edición, agosto de 2010.)

Las excepciones en cambio, si son dilatorias tienen como finalidad diferir la entrada al
juicio mientras no se subsanen los defectos de la demanda o se cumplan ciertos requisitos
necesarios para que se entable regularmente una acción, todo ello con el objeto de
obtener la formación de una relación procesal válida. (Corte de Apelaciones de
Concepción, sentencia citada en el Repertorio de Legislación y Jurisprudencias Chilenas,
Código de Procedimiento Civil, Tomo II, página 59); si las excepciones son perentorias
tienen por objeto enervar la acción.

7° Que, consiguientemente, no basta para la preparación del recurso de nulidad el haber


opuesto excepciones en el juicio, sino que debió haberse interpuesto en contra de la
resolución que causaría el vicio de nulidad, el recurso correspondiente. Al no haberse
hecho, el recurso de nulidad debe ser rechazado.

Nro_Legalpublishing = 59656

Corte: Corte de Apelaciones de Concepción

Rol: 84-2012

Fecha: 22/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 44, Código de Procedimiento Civil art 9, Código de
Procedimiento Civil art 261

Sentencia: SENTENCIA
4º.– Que el inciso segundo del artículo 261 del Código de Procedimiento Civil establece que la
ampliación de la demanda se considerará "como una demanda nueva para los efectos de su
notificación y sólo desde la fecha en que esta diligencia se practique correrá el término para
contestar la primitiva demanda". Esto significa que debe cumplir con todos los requisitos del
emplazamiento.

Esto significa, que la nueva notificación debe practicarse en forma legal, esto es, hacerse a quien, a
esa fecha, es el representante legal de la demandada. Mientras no se haga en la forma indicada, no
existe emplazamiento válido y por tanto, no se ha trabado la litis, es decir, aún no existe juicio. Por
ello, no es aplicable lo dispuesto en el artículo 9º del citado Código, pues requiere la existencia del
juicio, lo que no ocurre en la especie.

5º.– Que, por otro lado, de los antecedentes no aparece que el incidente sea extemporáneo, por
cuanto no se ha acreditado que los actuales representantes legales de la demandada "Inmobiliaria
Carmé Ltda." actual "Inmobiliaria España Ltda.", hayan tomado conocimiento del juicio con
anterioridad a la fecha que estos indican, el 14 de junio de 2011 o que hayan realizado alguna
gestión que signifique haber tomado conocimiento de la causa. Al respecto cabe tener presente
que si bien se notificó legalmente la demanda (la primera) al representante legal de "inmobiliaria
Carmé Ltda.", ello no significa que el actor esta facultado para notificarle la ampliación al mismo
representante legal, sino que, como se ha indicado, la ley establece que éste nuevo libelo debe
considerarse como una nueva demanda para los efectos de su notificación y, como también se ha
dicho, debe hacerse a quien a esa fecha era su representante legal, lo que no ocurrió en la especie.

6º.– Que, como ya se ha expresado por la jurisprudencia, las normas procesales son de orden
público, rigen in actum, estando el juez obligado a aplicarlas, con el objeto de velar por la pureza
de los actos procesales, lo que obliga a declarar su nulidad cuando no se observan los
procedimientos establecidos para su ejecución, a fin de evitar la indefensión de las partes.

7º.– Que habiéndose incurrido en la falta de emplazamiento a la demandada "Inmobiliaria Carmé


Ltda." actual "Inmobiliaria España Ltda.", al omitirse la notificación de la ampliación de la demanda
y su proveído a los representantes legales, lo que irroga perjuicio a la demandada, al dejarla en la
indefensión, deberá acogerse la incidencia de nulidad de todo lo obrado en estudio.

Art. 287 (277). Para decretar las medidas de que trata este Título, deberá el que las solicite
expresar la acción que se propone deducir y someramente sus fundamentos.
JURISPRUDENCIA

Nro_Legalpublishing = 62412

Corte: Corte de Apelaciones de San Miguel

Rol: 725-2012

Fecha: 10/08/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 287, Código de Procedimiento Civil art 289

3º) Que, por su parte, el artículo 273 del Código de Procedimiento Civil dispone que las medidas
prejudiciales pueden impetrarse solamente por el demandante en contra de quien éste se propone
dirigir la demanda. En la especie, las medidas precautorias que se han concedido han afectado el
patrimonio de la sociedad anónima "Industria de Tubos y Perfiles de Acero S. A." ente que forma
una persona jurídica distinta de los socios individualmente considerados, de conformidad con el
artículo 2503 del Código Civil. En el caso sub iúdice, en ninguna parte del escrito en que el
solicitante impetró las medidas prejudiciales precautorias anunció que iba a dirigir el libelo en
contra de la sociedad anónima que se ha visto afectada con las medidas decretadas, ello debe
relacionarse con el hecho de que las referidas cautelares necesariamente deben ser dirigidas a
asegurar el resultado de la acción que se va a deducir, lo que no ha acontecido en autos, en
consecuencia, no es procesalmente admisible la concesión de medidas prejudiciales precautorias
en contra de un sujeto de derecho, en este caso la sociedad anónima, si quien las pide no ha
expresado claramente en su solicitud que va a deducir en contra de esa sociedad una acción
judicial determinada.

Título II
DE LA CONCILIACION

Título III
DE LA JACTANCIA

Título IV
DE LAS MEDIDAS PREJUDICIALES

Título V
DE LAS MEDIDAS PRECAUTORIAS

Art. 295 (285). La retención de dineros o cosas muebles podrá hacerse en poder del mismo
demandante, del demandado o de un tercero, con relación a los bienes que son materia del juicio,
y también respecto de otros bienes determinados del demandado, cuando sus facultades no
ofrezcan suficiente garantía, o haya motivo racional para creer que procurará ocultar sus bienes, y
en los demás casos determinados por la ley.
Podrá el tribunal ordenar que los valores retenidos se trasladen a un establecimiento de crédito o
de la persona que el tribunal designe cuando lo estime conveniente para la seguridad de dichos
valores.

Nro_Legalpublishing = 60843

Corte: Corte de Apelaciones de Coyhaique

Rol: 20-2012

Fecha: 16/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 295, Código de Procedimiento Civil art 298

CUARTO: Que, en doctrina se ha entendido, que el objeto de las medidas cautelares es asegurar el
cumplimiento de la eventual sentencia que se pronuncie, aceptando la pretensión del actor o
evitar los perjuicios irreparables que puedan producirse con motivo del retardo en su dictación.

En tanto el artículo 290 del Código de Procedimiento Civil, respecto a las medidas precautorias
señala, que son los medios que se conceden al demandante para asegurar los resultados del juicio,
estableciendo en su número 3, la retención de bienes determinados del demandado, que es
precisamente, la que se está solicitando, en el caso que se revisa.

QUINTO: Que, según se desprende del tenor de las normas antes citadas, respecto de la medida
precautoria de retención de bienes determinados del demandado, la ley impone dos obligaciones
al solicitante, por una parte, acreditar que las facultades de aquél no ofrecen suficiente garantía o
que se tema que procurará ocultar sus bienes, y por otra, acompañar comprobantes, que
constituyan presunción grave del derecho que se reclama.

Así lo ha dejado asentado la Excma. Corte Suprema en sentencia del año 1995 contenida en RDJ–
TXCII, Segunda parte, Sección 2°, página.112, en la que, respecto a la medida precautoria de
retención de bienes, ha dicho, que para concederla, el solicitante deberá acreditar el cumplimiento
de los requisitos exigidos en las normas legales, contenidas en los artículos 295 y 298 del Código de
Procedimiento Civil.

Art. 296 (286). La prohibición de celebrar actos o contratos podrá decretarse con relación a los
bienes que son materia del juicio, y también respecto de otros bienes determinados del
demandado, cuando sus facultades no ofrezcan suficiente garantía para asegurar el resultado del
juicio.
Para que los objetos que son materia del juicio se consideren comprendidos en el número 4 del
artículo 1464 del Código Civil, será necesario que el tribunal decrete prohibición respecto de ellos.
Título VI
DE LAS EXCEPCIONES DILATORIAS

Art. 303 (293). Sólo son admisibles como excepciones dilatorias:


1 La incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la demanda;
2 La falta de capacidad del demandante, o de personería o representación legal del que comparece
en su nombre;
3 La litis-pendencia;
4 La ineptitud del libelo por razón de falta de algún requisito legal en el modo de proponer la
demanda;
5 El beneficio de excusión; y
6 En general las que se refieran a la corrección del procedimiento sin afectar al fondo de la acción
deducida.

Nro_Legalpublishing = 60866

Corte: Corte Suprema

Rol: 9327-2009

Fecha: 17/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 303 N° 3

Se han definido las excepciones como "aquellas peticiones que formula el demandado, basado en
elementos de hecho y de derecho que tienen eficacia extintiva, impeditiva o invalidativa del efecto
jurídico afirmado como fundamento de la pretensión"; y las excepciones dilatorias, como "aquellas
que se refieren a la corrección del procedimiento sin afectar el fondo de la acción (pretensión)
deducida, de conformidad a lo prescrito en el N° 3 del artículo 303 del Código de Procedimiento
Civil" (Cristian Maturana Miquel, Disposiciones Comunes a todo Procedimiento, Universidad de
Chile, Facultad de Derecho, Departamento de Derecho Procesal, pág. 125).

CUARTO: Que para "que proceda la litis pendencia es necesario que haya otro juicio, seguido entre
las mismas partes y persiguiendo la misma causa y objeto. Cuatro son los requisitos o presupuestos
de la litis pendencia: 1°.– que exista un juicio pendiente, sea ante el mismo tribunal o ante otro;
2°.– identidad legal de personas; 3°.– identidad de objeto; 4°.– identidad de causa de pedir"
(Cristian Maturana Miquel, Actuaciones judiciales, notificaciones, resoluciones judiciales y el juicio
ordinario, Universidad de Chile, Facultad de Derecho, Departamento de Derecho Procesal, pág.
90).

Para que exista un juicio pendiente es necesario que se haya trabado la litis, de forma que
inequívocamente se entienda que hay un juicio seguido entre las mismas partes, con identidad de
objeto y causa de pedir.
Nro_Legalpublishing = 61099

Corte: Corte de Apelaciones de Coyhaique

Rol: 15-2012

Fecha: 31/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 303 N° 2, Código de Procedimiento Civil art 7, Código
de Procedimiento Civil art 8, Ley N° 18120 Año 1982

CUARTO: Que, en la materia que se debate es importante dejar constancia, que la primera
presentación de cada parte ante cualquier Tribunal de la República, acorde a lo dispuesto en el
artículo 1 de la Ley 18.120 debe ser patrocinada por un abogado habilitado para el ejercicio de la
profesión y a su vez, éste debe ser mandatario judicial de la parte a quien dice representar, en los
términos señalados en el artículo 6° del Código de Procedimiento Civil.

QUINTO: Que, del mérito de los antecedentes de autos, aparece que tres ciudadanos españoles,
parte demandante de autos, confirieron mandato especial y judicial al abogado de la plaza don
Andrés Pincheira Stambuk, el que rola de fojas 102 a 104 y de la lectura de su cláusula Segunda
aparece, que le confieren mandato judicial amplio, para que los represente ante los Tribunales de
Justicia de la República de Chile, en cualquier clase de juicio o trámite judicial que sea y que tengan
actualmente, con las facultades de ambos incisos del artículo séptimo del Código de Procedimiento
Civil, hasta la completa ejecución de la sentencia; pudiendo nombrar abogados patrocinantes y
apoderados, con todas las facultades que a él se le confieren y además, delegar su poder y
reasumirlo cuantas veces lo estime conveniente.

SEXTO: Que, tanto la doctrina como la jurisprudencia son unánimes en declarar, que el mandato
judicial es un contrato solemne que se rige por las normas generales del derecho civil y que
además está reglamentado en el Titulo II Libro I del Código de Procedimiento Civil y es así como el
artículo 6° en su inciso 1° dispone "El que comparezca en juicio a nombre de otro, en desempeño
de un mandato o en ejercicio de un cargo que requiera especial nombramiento, deberá exhibir el
titulo que acredite su representación ".

La doctrina señala que las principales características del mandato judicial, es que el encargo que
encomienda consiste en la representación o defensa judicial de los derechos de la persona que lo
confiere, citando los artículos 395 y 598 del Código Orgánico de Tribunales; que le son aplicables
las disposiciones del mandato civil en lo que no sean contrarias a las especiales contenidas en el
Código de Procedimiento Civil y demás leyes particulares; que se perfecciona sólo por la
aceptación del mandatario y que faltando ésta, el mandato no existe. Es un contrato, por lo que no
puede confundirse con la representación legal en juicio de otra persona, la que se rige por los
preceptos especiales de la ley que la establece y no por los artículos 7 y 8 del Código de
Procedimiento Civil, que se refieren exclusivamente al mandato para juicios.
Título VII
DE LA CONTESTACION Y DEMAS TRAMITES HASTA EL ESTADO DE PRUEBA O DE SENTENCIA

Art. 310 (300). No obstante lo dispuesto en el artículo anterior, las excepciones de prescripción,
cosa juzgada, transacción y pago efectivo de la deuda, cuando ésta se funde en un antecedente
escrito, podrán oponerse en cualquier estado de la causa; pero no se admitirán si no se alegan por
escrito antes de la citación para sentencia en primera instancia, o de la vista de la causa en
segunda.
Si se formulan en primera instancia, después de recibida la causa a prueba, se tramitarán como
incidentes, que pueden recibirse a prueba, si el tribunal lo estima necesario, y se reservará su
resolución para definitiva.
Si se deducen en segunda, se seguirá igual procedimiento, pero en tal caso el tribunal de alzada se
pronunciará sobre ellas en única instancia.

SENTENCIA

Nro_Legalpublishing = 59854

Corte: Corte Suprema

Rol: 9688-2009

Fecha: 02/04/2012

Leg. Aplic.: Código Tributario art 200 inciso 1, Código Tributario art 59, Código Tributario art 63,
Código Tributario art 24 inciso 2, Código de Procedimiento Civil art 310, Código Tributario art 21,
Código Civil art 1698, Código Civil art 1702, Código Tributario art 200, Código Tributario art 201,
Código Civil art 2514, Código Tributario art 124, Código Tributario art 125, Código Tributario art 53,
Código de Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA

Décimo séptimo: Que el fallo de primera instancia –confirmado por el de segundo grado–
consideró acertadamente que la prescripción se suspendió con la interposición de los reclamos
tributarios, por lo que cabe desestimar el segundo capítulo del recurso. Tales razonamientos, en
razón a lo que se ha expresado en las motivaciones precedentes, llevan a rechazar la vulneración
del artículo 310 del Código de Procedimiento Civil, por cuanto la prescripción impetrada fue
considerada por el sentenciador de primera instancia y en todo caso, igualmente no pudo ser
acogida porque el plazo legal de prescripción quedó suspendido desde la interposición de los
reclamos.
 Nro_Legalpublishing = 59367
Corte: Corte de Apelaciones de Arica
Rol: 462-2011
Fecha: 07/03/2012
Leg. Aplic.: Código Civil art 1487, Código Civil art 1488, Código Civil art 904, Código de
Procedimiento Civil art 310, Código Civil art 1483, Código Civil art 1485
Quinto: Que, efectivamente, la demandada al contestar la demanda no opuso la excepción
de pago, sino la falta de un interés legítimo de la demandante para ejercer la acción de
resolución del contrato de promesa, por no estar el demandado en mora de pagar la
deuda hipotecaria pero no se fijó un plazo para el cumplimiento de dicha condición de la
que pendía la suscripción de la escritura definitiva de compraventa, por lo que no ha
incumplido lo pactado, sin perjuicio de alegar que se encuentra al día en dicha obligación.
La excepción de pago, entre otras, conforme lo estatuye el inciso primero del artículo 310
del Código de Procedimiento Civil, puede alegarse en segunda instancia antes de la vista de
la causa, como ocurrió en la especie, habiéndose fundado en antecedentes escrito, y con la
formalidad prevista en dicha norma, es decir, por escrito.
En todo caso, habiéndose acogido la objeción de los documentos con los cuales el
demandado pretendía acreditar el pago de los dividendos hipotecarios ya referidos, será
desestimada la excepción de que se trata.

Nro_Legalpublishing = 62473

Corte: Corte Suprema

Rol: 6870-2010

Fecha: 17/08/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 310, Código Tributario art 200, Código de
Procedimiento Civil art 223, Decreto Ley N° 825 Año 1974 art 23 n° 5, Decreto Ley N° 825 Año 1974
art 64

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, diecisiete de agosto de dos mil doce.

Quinto: Que comenzando con el primer capítulo de casación, la reclamante postula como
equivocado que los jueces de segunda instancia no hayan emitido pronunciamiento sobre la
excepción de prescripción contenida en el escrito de apelación, pues considera que ello vulnera el
mandato del artículo 310 del Código de Procedimiento Civil.
Al respecto, la disposición citada prescribe en su inciso primero que: "No obstante lo dispuesto en
el artículo anterior, las excepciones de prescripción, cosa juzgada, transacción y pago efectivo de la
deuda, cuando ésta se funde en un antecedente escrito, podrá oponerse en cualquier estado de la
causa; pero no se admitirán si no se alegan por escrito antes de la citación para sentencia en
primera instancia, o de la vista de la causa en segunda".

En el caso que nos ocupa la sociedad reclamante no invocó la prescripción en su escrito de reclamo
de las liquidaciones, ni lo hizo durante todo el curso de la primera instancia, sólo se refiere a ella en
el escrito de apelación en contra de lo resuelto por el juez a quo, incorporando esta alegación en
forma expresa según puede leerse a fojas 151 y además como petición concreta de dicho recurso,
por lo que corresponde determinar si dicha alegación ha sido oportuna.

Sexto: Que la norma citada –artículo 310 del Código de Procedimiento Civil– permite invocar como
excepción –entre otras– la prescripción antes de la vista de la causa en segunda instancia. Sabido
es que la vista de la causa es un trámite complejo por medio del cual un tribunal colegiado toma
conocimiento del asunto sometido a su decisión y de acuerdo con lo dispuesto en el artículo 223
del Código de Procedimiento Civil se inicia con la relación y culmina con los alegatos de los
abogados de las partes. Doctrinariamente se han incorporado a este trámite un conjunto de actos
relacionados con la vista, como son la notificación del decreto autos en relación, la colocación de la
causa en tabla, el anuncio de la misma, y después de la relación y los alegatos de los abogados, el
acuerdo que se adopta por el tribunal.

En todo caso, cualquiera sea la posición al respecto, no existe duda de que el inicio de este trámite
se produce con el decreto "autos en relación". Así, el artículo 310 del Código de Procedimiento
Civil cuando ordena que las excepciones que regula se interpongan antes de la vista de la causa,
quiere decir antes del decreto precedentemente aludido, situación que la sociedad reclamante ha
cumplido a cabalidad pues su petición la efectuó en el escrito de apelación, que es evidentemente
anterior al decreto "en relación"; y si bien el recurso de apelación se deduce ante el juez de
primera instancia, tiene como objetivo que el tribunal superior enmiende con arreglo a derecho la
resolución del inferior según reza el artículo 186 del Código de Procedimiento Civil, es decir la
petición que se sustenta en dicho arbitrio procesal va dirigida al tribunal de segundo grado, de
manera que si la petición es para ante ese tribunal y es previa al decreto en relación, no cabe duda
de que la excepción se ha invocado conforme a derecho.

Por lo demás, entender para los efectos de decidir este punto que existen tres etapas diversas,
diferenciadas y autónomas entre primera instancia, apelación y segunda instancia, es desconocer
la esencia del proceso y más especialmente del procedimiento, cuya característica esencial es ser
un conjunto de actuaciones que se encadenan con un fin, todas las cuales no pueden ser
observadas independientemente sin considerar que unas son el antecedente de las otras. En
efecto, la vinculación entre primera y segunda instancia es precisamente la interposición del
recurso de apelación, antecedente esencial que origina la intervención del tribunal de segundo
grado, pues de lo contrario queda a firme la decisión del tribunal de primera instancia, así como
además es sobre los aspectos a que se refiere dicho libelo lo que motivará y comprenderá el
pronunciamiento del tribunal ad quem. Es más, "el tribunal de alzada sólo tiene facultades para
conocer de los puntos comprendidos en la apelación; pero no respecto de los consentidos no
apelados. Es la norma contenida en el aforismo "Tantum devolutum appellatum" (Alejandro
Espinoza Solís de Ovando, Manual de Procedimiento Civil, Editorial Jurídica, páginas 67 y 68).

Se agrega a lo anterior una razón derivada de la lógica formal, que se sustenta en el hecho que el
pronunciamiento del tribunal de apelación tiene su aspecto básico y esencial de dar respuesta y
resolver el recurso que le da competencia, y no es posible que uno de los asuntos que lo integran
no obligue al tribunal de alzada a pronunciarse sobre él, como es la excepción de prescripción a
que se ha hecho alusión. Por último, ha de establecerse que el fundamento dado por la Corte de
Apelaciones de Puerto Montt tendría cierta explicación cuando existía la expresión de agravios en
segunda instancia en el juicio ordinario, pero hoy, en que todo el recurso lo constituyen las
alegaciones expresadas en el escrito en que se interpone, han dejado de satisfacer cualquier
fundamento al respecto.

Séptimo: Que conforme a lo razonado la sentencia impugnada, ha incurrido en error de derecho al


privar a la reclamante del pronunciamiento sobre una excepción oportunamente planteada de
acuerdo al artículo 310 del Código de Procedimiento Civil. Sin embargo, para que dicho yerro
amerite la invalidación de lo resuelto es menester que tenga influencia en lo decidido, por lo que
resulta necesario analizar el segundo capítulo de casación invocado.

Título VIII
DE LA RECONVENCION

Título IX
DE LA PRUEBA EN GENERAL

Art. 318 (308). Concluidos los trámites que deben preceder a la prueba, ya se proceda con la
contestación expresa del demandado o en su rebeldía, el tribunal examinará por sí mismo los autos
y si estima que hay o puede haber controversia sobre algún hecho substancial y pertinente en el
juicio, recibirá la causa a prueba y fijará en la misma resolución los hechos substanciales
controvertidos sobre los cuales deberá recaer.
Sólo podrán fijarse como puntos de prueba los hechos substanciales controvertidos en los escritos
anteriores a la resolución que ordena recibirla.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58161
Corte: Corte Suprema
Rol: 2650-2010
Fecha: 24/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 152, Código de Procedimiento Civil art 318
CUARTO: Que el abandono del procedimiento es una institución de carácter procesal que
tiene lugar cuando todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su prosecución
durante el tiempo que la ley señala. Constituye una sanción para el litigante que, por su
negligencia, inercia o inactividad, da pábulo para que se detenga el curso del pleito,
impidiendo con su paralización que éste tenga la pronta y eficaz resolución que le
corresponde; y una vez declarado el abandono y por efecto del mismo, las partes pierden
el derecho de continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo valer en un nuevo
juicio, aunque no se extinguen sus acciones y excepciones, subsistiendo con todo su valor
los actos y contratos de que resulten derechos definitivamente constituidos; todo ello de
conformidad con lo dispuesto en el artículo 156 del Código de Procedimiento Civil;
QUINTO: Que, acorde con lo preceptuado en el inciso primero del artículo 153 del Código
de Procedimiento Civil, el abandono podrá hacerse valer sólo por el demandado, durante
todo el juicio y hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa. Esto, con la
salvedad que indica el inciso segundo de la disposición legal citada, que no corresponde a
la situación que ahora se resuelve;
SEXTO: Que, analizando el tenor del artículo 152 del Código de Procedimiento Civil, resulta
propicio dejar anotado que la frase "cesación de las partes en la prosecución del juicio",
indicativa de la inactividad de las partes y de su consiguiente desinterés en obtener una
decisión al conflicto sometido al conocimiento jurisdiccional, alude, además, a una
pasividad imputable a los litigantes en propulsar el avance del proceso; exigencia esta
última, de acuerdo con la cual, las partes, enteradas del estado de la causa y gravitando
sobre ellas la carga – entendida como el ejercicio de un derecho en el logro del propio
interés – de instar por su progresión, nada hacen en tal sentido.
"Podemos afirmar que se habrá cesado en la tramitación del juicio cuando, existiendo la
posibilidad de que las partes del proceso realicen actos procesales útiles a la prosecución
del mismo, omiten toda gestión o actuaciones tendientes a preparar los elementos que
permiten llegar al estado de sentencia. Por consiguiente. Sólo cabe decir que todas las
partes de un juicio han cesado en su prosecución, cuando teniendo los medios
conducentes a instar por la terminación del pleito se niegan a utilizarlos, sea por
negligencia u otra causa dependiente de su voluntad "" (Del Abandono del Proceso, Alma
Wilson Gallardo, página 20, Editorial Jurídica de Chile).
A su vez, la prosecución del juicio, esto es, el dinamismo que las partes interesadas
imprimen al avance del pleito hacia su resolución, se reconoce "al constituirse,
modificarse, impulsarse o definirse una relación procesal" (Jerónimo Santa María
Balmaceda, citado por Carlos Stoehrel Maes en "De las Disposiciones comunes a todo
procedimiento y de los Incidentes", Editorial Jurídica de Chile, pág. 195). Sin embargo, esta
carga que los litigantes han de ejercer, so pena de perder – dejando a salvo las excepciones
legales – el derecho a continuar el procedimiento abandonado y de hacerlo valer en otro
juicio, según dispone el artículo 156 de la codificación procesal civil, únicamente encuentra
sentido en tanto sea exigible a aquéllos desplegar su diligencia en pos de obtener la
decisión jurisdiccional a la controversia que se haya planteado, circunstancia que,
indudablemente, se encuentra ausente cada vez que el ordenamiento procesal prescribe el
pronunciamiento del tribunal;
SÉPTIMO: Que si bien la carga de realizar las actuaciones y diligencias necesarias para dar
curso progresivo al procedimiento, recae en general sobre las partes, en armonía con el
principio dispositivo civil, la asignación al tribunal de un rol activo en el impulso procesal
de ciertos y determinados actos, no deviene incompatible con aquel principio. Por el
contrario, la carga procesal de parte se extingue o desaparece allí donde hay un deber del
juez, como observa Santiago Sentís Melendo (autor cit., "Perención de la instancia y carga
procesal", en: Estudios de Derecho Procesal I, Ed. Jurídicas Europa–América, Buenos Aires,
1.967, p. 352);

OCTAVO: Que son variados los casos en que la ley procesal civil entrega al tribunal de la causa
facultades para obrar de oficio, v. gr. para denegar la ejecución, previo examen del título, en el
juicio ejecutivo (artículo 441); para dar curso a la tercería de dominio (artículo 523); para resolver
un incidente una vez vencido el término probatorio, inmediatamente o a más tardar dentro de o a
más tardar dentro de tercero día (artículo 91); citar a la partes para oír sentencia (artículo 432) y
declarar inadmisible o desierta la apelación (artículo 201). En este mismo escenario se sitúa, por
cierto, la normativa atinente a este caso, representada por el artículo 318 del código de
enjuiciamiento civil;
NOVENO: Que el precepto en cuestión faculta indudablemente al juez para intervenir de oficio en
la agilización del procedimiento, desde que imperativamente le ordena examinar por sí mismo los
autos, una vez concluidos los trámites que deben preceder a la prueba, y, añade que si estima que
hay o puede haber controversia sobre algún hecho substancial y pertinente en el juicio, "recibirá"
la causa a prueba y "fijará" en la misma resolución los hechos substanciales controvertidos sobre
los cuales deberá recaer". Si bien se observa, ni la disposición en examen ni ninguna de las
referidas en el motivo 8° que antecede, utilizan la palabra sacramental "de oficio" para connotar la
carga impuesta al tribunal para dar por sí curso a los autos, siendo suficiente para entenderlo así el
empleo en todos los casos del verbo rector correspondiente, en futuro imperativo;
UNDÉCIMO: Que, como secuela de lo razonado, es lícito colegir que las partes del juicio no cesaron
en la prosecución del juicio durante el plazo que el artículo 152 del Código de Procedimiento Civil
prescribe como mínimo para aplicar la sanción de abandono del procedimiento. Esta es la
interpretación que mejor se aviene con la letra y el espíritu de esa disposición, en su relación con
el artículo 318 del mismo cuerpo adjetivo, que articula su contexto.
Redacción a cargo del Abogado Integrante señor Hernández.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún M.,
Juan Araya E., Guillermo Silva G. y Abogados Integrantes Sra. Maricruz Gómez de la Torre V. y Sr.
Domingo Hernández E.

Título X
DEL TERMINO PROBATORIO

Art. 339 (328). El término de prueba no se suspenderá en caso alguno, salvo que todas las partes lo
pidan. Los incidentes que se formulen durante dicho término o que se relacionen con la prueba, se
tramitarán en cuaderno separado.
Si durante él ocurren entorpecimientos que imposibiliten la recepción de la prueba, sea
absolutamente, sea respecto de algún lugar determinado, podrá otorgarse por el tribunal un nuevo
término especial por el número de días que haya durado el entorpecimiento y para rendir prueba
sólo en el lugar a que dicho entorpecimiento se refiera.
No podrá usarse de este derecho si no se reclama del obstáculo que impide la prueba en el
momento de presentarse o dentro de los tres días siguientes.
Deberá concederse un término especial de prueba por el número de días que fije prudencialmente
el tribunal, y que no podrá exceder de ocho, cuando tenga que rendirse nueva prueba, de acuerdo
con la resolución que dicte el tribunal de alzada, acogiendo la apelación subsidiaria a que se refiere
el artículo 319. Para hacer uso de este derecho no se necesita la reclamación ordenada en el inciso
anterior. La prueba ya producida y que no esté afectada por la resolución del tribunal de alzada
tendrá pleno valor.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58587
Corte: Corte Suprema
Rol: 4636-2011
Fecha: 30/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768, Código Orgánico de Tribunales art 195,
Código de Procedimiento Civil art 170, Ley N° 3390 Año 1918 art 5 Transitorio, Código de
Procedimiento Civil art 339, Código Civil art 1713, Código Civil art 1698, Código de
Procedimiento Civil art 425, Código Civil art 1701
TERCERO: Que, en seguida, de conformidad con lo dispuesto en el número 5 del artículo
768 del Código de Procedimiento Civil, es causal de casación en la forma haber sido
pronunciada la sentencia con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el
artículo 170.
El Código de Procedimiento Civil, en sus artículos 169, 170 y 171, regula las formas de las
sentencias y, con arreglo a lo preceptuado en el artículo 170 en mención – en lo que
interesa al presente recurso –, las sentencias de segunda instancia que revoquen en su
parte dispositiva las de otros tribunales, contendrán: "...4°. Las consideraciones de hecho o
de derecho que sirven de fundamento a la sentencia...6°. La decisión del asunto
controvertido. Esta decisión deberá comprender todas las acciones y excepciones que se
hayan hecho valer en el juicio; pero podrá omitirse la resolución de aquéllas que sean
incompatibles con las aceptadas...".
QUINTO: Que a objeto de determinar si el fallo cuestionado envuelve el último defecto de
casación alegado por las demandantes – que la sentencia contenga decisiones
contradictorias –, es útil indagar sobre el contenido de la voz que define la causal:
contradictorio. Según el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua, en su
vigésimo segunda edición, el término en mención significa: "Que tiene contradicción con
algo. Cada una de las dos proposiciones, de las cuales una afirma lo que la otra niega, y no
pueden ser a un mismo tiempo verdaderas ni a un mismo tiempo falsas".
Por ello es que – como lo ha expresado por esta Corte en forma reiterada –, para entender
concurrente el vicio en referencia, es requisito que la sentencia contenga dos o más
decisiones antagónicas o incompatibles entre sí, de manera que no sea posible cumplirlas
porque se contradicen y no se pueden obedecer simultáneamente. Contradictorias son
aquellas proposiciones en que una afirma lo que la otra niega, como si por un lado se
declara resuelto un contrato y por otro se ordena el cumplimiento del mismo o, si se
rechaza una demanda en su totalidad, pero al mismo tiempo se declara que alguna de las
peticiones contenidas en la misma queda acogida, aunque sea parcialmente.
En la especie, revisado el tenor de la sentencia definitiva pronunciada por la Corte de
Apelaciones de Santiago – en lo que incumbe al vicio que se examina –, se advierte que
contiene una sola decisión: la de rechazar, en todas sus partes, las demandas deducidas en
lo principal y primer otrosí de fojas 29, de suerte que resulta imposible que pueda estar en
contradicción con alguna otra.
En todo caso, valga dejar expresado que el aserto que sirve a las recurrentes para
enderezar esta causal de nulidad de forma: que la sentencia cuestionada envuelva una
doble y disonante determinación del justo precio del predio sub lite, no resulta ser
efectivo, dado que la novedad introducida al fallo por los magistrados de alzada dice
relación con el proceder previo de las actoras, al haber vendido el bien raíz sub lite al
mismo precio que unos meses antes había pactado a su respecto al comprarlo, actuar
propio de las litigantes en mención del que los sentenciadores coligen su conformidad
manifiesta acerca de la adecuada proporcionalidad de ese valor, mirado desde la óptica de
la equivalencia de las prestaciones, una de las ideas jurídicas que se encuentra en la base
del instituto de la lesión enorme que han invocado.
NOVENO: Que los planteamientos que sirven al postulado de nulidad de las demandantes
hacen necesario poner de relieve que, bajo el prisma actual, el recurso de casación en el
fondo se concibe orientado, esencialmente, a cautelar la observancia de la ley en
resguardo, in fine, de la eficacia de la garantía constitucional de igualdad de las personas
ante ella. El Tribunal Constitucional de Chile, en la sentencia dictada con fecha 1 de febrero
de 1995, en los autos rol N° 205, se refirió a este tema, expresando que "mediante el
recurso de casación en el fondo, el sistema procesal da eficacia al principio de legalidad y al
de igualdad ante la ley, garantizados ambos plenamente por la Constitución Política", "toda
vez que se ha establecido un solo tribunal competente para conocerlo con el objeto de que
éste resuelva si ha existido error de derecho en la sentencia recurrida y si lo hubiere la
anule y restablezca el imperio de la norma violentada".
En general, la doctrina y la jurisprudencia han caracterizado a este medio de impugnación
como uno de índole extraordinaria, que no constituye instancia jurisdiccional, pues no
tiene por finalidad connatural revisar las cuestiones de hecho del pleito ya tramitado, sino
antes que ello, se trata de un arbitrio de derecho, puesto que la resolución del mismo debe
limitarse en forma exclusiva a la detección de la correcta o incorrecta aplicación de la ley
en la sentencia que se trata de invalidar, respetando los hechos que vienen dados en el
fallo, que habrán sido fijados soberanamente por los jueces sentenciadores. En ese
sentido, por disposición de la ley, el examen y consideración de tales hechos y de todos los
presupuestos fácticos previos en que se apoya la decisión que se revisa, escapan al
conocimiento del tribunal de casación.
Ahora bien, como se sabe, esa limitación a la actividad jurisdiccional de esta Corte se
encuentra legalmente contemplada en el artículo 785 del Código de Procedimiento del
ramo, en cuanto dispone que la Corte Suprema, al invalidar una sentencia por casación en
el fondo, dictará acto continuo y sin nueva vista, pero separadamente, la sentencia que
zanje el asunto que haya sido objeto del recurso, de la manera que crea conforme a la ley y
al mérito de los hechos, tal como se han dado establecidos en el fallo recurrido. Sin
embargo, en forma excepcional, es posible conseguir la alteración de los hechos asentados
por los tribunales de instancia en caso que la infracción de ley que se denuncia en el
recurso responda a la transgresión de una o más normas reguladoras de la prueba, mas no
respecto de alguna de aquéllas que reglan la apreciación de las probanzas que se hubiesen
rendido, cuya aplicación es facultad privativa del juzgador;
DÉCIMO: Que esas reglas que rigen la prueba, cuya infracción hace posible que en sede de
casación varíen los hechos de la causa, condicen con aquellas directrices que constituyen
normas fundamentales encargadas de determinar los diferentes medios probatorios; el
procedimiento y la oportunidad en que debe ofrecerse, aceptarse y rendirse las probanzas;
la fuerza o valor de cada medio y la manera como el tribunal debe ponderarlos,
importando verdaderas obligaciones y limitaciones dirigidas a ajustar las potestades de los
sentenciadores en dicho ámbito y, de esta forma, conducir a una correcta decisión en el
juzgamiento. En el sistema probatorio civil están referidas a: 1) instituir los medios de
prueba que pueden utilizarse para demostrar los hechos en un proceso; 2) precisar la
oportunidad en que puede valerse de ellos; 3) determinar el procedimiento que las partes
y el juez deben utilizar para ofrecer, aceptar y aportar las probanzas al juicio; 4) asignar el
valor probatorio que tiene cada uno de los medios individualmente considerados; y 5)
ordenar la forma como el sentenciador debe realizar la ponderación comparativa entre los
medios de la misma especie y entre todos los reconocidos por el ordenamiento legal.
Sin embargo, sólo a algunas de las normas relativas a la prueba se les reconoce el carácter
de esenciales respecto de la actividad probatoria y que es objetivamente ponderada por el
legislador – justificando la intervención del tribunal de casación –, pues no queda dentro
del criterio o decisión subjetiva de los magistrados que aquilatan los antecedentes. Ellas se
reconocen en que su conculcación se da en las siguientes circunstancias: a) al aceptar un
medio probatorio que la ley prohíbe absolutamente o respecto de la materia de que se
trata; b) por el contrario, al rechazar un medio que la ley acepta; c) al alterar el onus
probandi o peso de la prueba, esto es, en quien queda radicada la carga de aportar los
elementos que acreditan los hechos que conforman la litis; d) al reconocer a un medio de
prueba un valor distinto que el asignado en forma por el legislador o hacerlo sin que se
cumplan los supuestos determinados como regla general por el legislador; e) igualmente, a
la inversa, al desconocer el valor que el legislador asigna perentoriamente a un elemento
de prueba, cuando éste cumple efectivamente los supuestos legales, y f) al alterar el orden
de precedencia en que deben ser llamados los medios probatorios y que la ley les
asignare, en su caso.
En la medida que los jueces del fondo respeten esas pautas elementales de juzgamiento,
son soberanos para apreciar la prueba y, en consecuencia, sus decisiones no son
susceptibles de ser revisadas por la vía de la casación, tanto en cuanto se basen en la
justipreciación de los diversos elementos de convicción. Se excluye, entonces, lo atinente a
la ponderación comparativa de una misma clase de medio probatorio o de la apreciación
que se realiza en conjunto de todos los medios. Esta salvedad se explica en el componente
básico de prudencia en la decisión que exhibe la actividad jurisdiccional, por cuanto las
determinaciones que adoptan los jueces, sustentadas en aquellos preceptos – como se ha
dicho –, les otorgan libertad para calibrar los diversos elementos probatorios, quehacer
situado al margen del examen que se realiza por la vía de casación de fondo.
La razón cardinal de lo descrito reside en la justificación de la verdad de los hechos
controvertidos en un juicio llevada a efecto en la forma dispuesta por el legislador del
ramo;
UNDÉCIMO: Que el artículo 1713 del Código Civil asigna valor de plena prueba contra el
litigante que la presta, ya tácita o expresamente, a la confesión que alguno hiciere en juicio
por sí o por medio de apoderado especial o representante legal, relativa a un hecho
personal de la misma parte, aunque no haya un principio de prueba por escrito, salvo en
los casos comprendidos en el inciso primero del artículo 1701 del mismo cuerpo legal y en
los demás que las leyes exceptúen. Agrega el inciso segundo del mismo precepto, que el
confesante no podrá revocarla "a no probarse que ha sido el resultado de un error de
hecho".
A su turno, el artículo 399 de la compilación procesal civil ordena a los tribunales apreciar
la fuerza probatoria de la confesión judicial en conformidad a la disposición
precedentemente relacionada;
DECIMOQUINTO: Que otra razón que conduce a concluir que el recurso de casación en el
fondo interpuesto por las actoras ve mermado el vigor de sus basamentos resulta de no
haber encaminado el error de derecho que le sirve de fundamento en una vulneración de
las normas que, en la especie, tuvieron el carácter decisorias de la litis, es decir, los
preceptos que al ser aplicados han servido para resolver la cuestión controvertida,
particularmente, aquéllas contenidas en el párrafo 13 del título vigésimo tercero del Libro
Cuarto del Código Civil, que trata "De la rescisión de la venta por lesión enorme", de entre
las cual destaca el artículo 1889, por ser la que describe la figura sustantiva en mención.
Así construido el libelo de casación, éste revela que las impugnantes no cuestionan, ergo
acepta, la aplicación que de ellas efectúa el fallo cuya anulación postula. De consiguiente,
aún en el evento de que esta Corte concordara con estas litigantes en el sentido de
haberse producido los yerros que denuncian, tendría, no obstante, que declarar que los
mismos no influyen en lo dispositivo de la sentencia, desde que las normas nutrientes del
instituto que conforma la causal de rescisión que se pide declarar, no han sido
consideradas al puntualizar la infracción preceptiva descrita en el arbitrio procesal que se
examina.
Al respecto, es pertinente recordar que el recurso de casación en el fondo persigue instar
por un examen del juicio conclusivo de la cuestión principal, desplegado desde la sustancia
misma de la sentencia definitiva o interlocutoria que se busca anular, cuyos desaciertos
jurídicos autorizarán una sanción procesal de esa envergadura, en la medida que hayan
trascendido hasta la decisión propiamente tal del asunto, definiéndola en un sentido
diverso a aquél que se imponía según la normativa aplicable.
De esta manera, entonces, aún bajo los parámetros de desformalización y simplificación
que caracterizan a este arbitrio desde la entrada en vigencia de la Ley N° 19.374, no se
exime a quien lo plantea de indicar, al menos, la ley que se denuncia como vulnerada y que
ha tenido influencia sustancial en lo resolutivo de la sentencia cuya anulación se persigue,
esto es, aquel precepto legal que en el proceso ostenta la condición de ley decisoria litis;
DECIMOSEXTO: Que, por último, se destinarán algunos pasajes a la circunstancia puntual
advertida por el tribunal de segunda instancia, relativa a la exacta armonía que se observa
entre el precio en que el mismo inmueble materia de la causa fue adquirido por las
demandantes y el valor en que tres meses después lo transfirieron por medio del contrato
de compraventa que solicitan rescindir alegando, justamente, que el precio pactado era
inferior a la mitad de aquél que habría de considerarse "justo".
Pues bien, al poner de relieve tales acontecimientos, los jueces de alzada no hacen sino
traer a colación y dar vigor al principio encarnado en la frase latina "venire contra factum
proprium non valet", que se ha traducido en la "teoría del acto propio", vinculada con toda
claridad a uno de los puntales de nuestro sistema jurídico: el principio de la buena fe,
llamado a imperar en todo orden de materias, especialmente, en el ámbito contractual;
DECIMONONO: Para situar lo anterior en su contexto, es necesario recordar que la
actividad jurisdiccional se corresponde con una función pública, rodeada de garantías que
permiten el logro, entre otras, de la claridad y transparencia, no sólo para las partes de la
relación procesal, sino para el conjunto de la sociedad atento al quehacer judicial. De esa
forma, el control de la actividad procesal y de lo resuelto adquiere real connotación, al
tiempo que se legitima su imperio. Para que ello tenga lugar, resulta imprescindible que la
sentencia cumpla en debida forma con la fundamentación exigida por el artículo 170 del
Código de Procedimiento Civil, sirviendo de nexo y posibilitando la inteligencia entre lo
expositivo o descriptivo del pleito y lo resolutivo.
Lo indicado deja ver que la legitimidad de la decisión del juez radica no sólo en el
convencimiento de éste acerca de lo justo y arreglado a la ley de su sentencia, sino que,
además, en las justificaciones que exteriorice en el fallo para dotarlo de congruente
sustentación que explique la aplicación del derecho al caso determinado. Al respecto, se
ha dicho: "Eso permite el control de la actividad jurisdiccional por las partes, o por
cualquier ciudadano, ya que la sentencia debe ser el resultado de un razonamiento lógico
capaz de ser demostrado mediante la relación entre la exposición, la fundamentación y la
parte dispositiva" (Guilherme, Pérez y Núñez, "Fundamentos del Proceso Civil. Hacia una
teoría de la adjudicación", Legal Publishing, pág.106);

Título XI
DE LOS MEDIOS DE PRUEBA EN PARTICULAR

1. Disposiciones generales

Art. 341 (330). Los medios de prueba de que puede hacerse uso en juicio son:
Instrumentos;
Testigos;
Confesión de parte;
Inspección personal del tribunal;
Informes de peritos; y
Presunciones.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57982

Corte: Corte Suprema

Rol: 424-2010

Fecha: 17/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, diecisiete de enero de dos mil doce.

QUINTO: Que en lo atingente al primer capítulo de casación, basado en el incumplimiento


por el sentenciador de las normas reguladoras de la prueba, aprecia el recurso como
errada la aplicación que se hace del artículo 1.698 del Código Civil, por cuanto –según lo
establecería el propio fallo– se encontrarían plenamente establecido los hechos fundantes
de la acción interpuesta, sin que la demandada haya acreditado, en cambio, el
cumplimiento de sus obligaciones o bien la exención de su pago.
Se ha sostenido repetidamente por este Tribunal de Casación –en una formulación clásica
atribuida originalmente a don Pedro Silva Fernández, ex Presidente de esta Suprema
Corte– que "cabe entender vulneradas las normas reguladoras de la prueba,
principalmente cuando los sentenciadores invierten el onus probandi, o carga de la
prueba, rechazan las pruebas que la ley admite, aceptan las que la ley rechaza, desconocen
el valor probatorio de las que se produjeron en el proceso cuando la ley le asigna uno
determinado de carácter obligatorio o alteran la procedencia que la ley le diere" ( CS., 13
de julio de 2000, en: RDJ, T. 97, Sec. 1ª, p. 132; CS, 31 de julio de 2000, RDJ, t. 97, sec. 1ª, p.
141). En la misma línea, se ha dicho que las leyes reguladoras de la prueba son "normas
fundamentales impuestas por la ley a los falladores en forma ineludible, y que importan
limitaciones concretas de su facultad de apreciación, dirigidas a asegurar una decisión
correcta en el juzgamiento" (CS., 4 de enero de 2.001, en: RDJ., T. 98, Sec. 1ª, p. 15–19).

La contravención imputada adolece de una ambiguedad que la torna contradictoria,


puesto que al declarar que "[E]l peso de la prueba le asiste al actor", liberándose a su
contraparte de probar la liberación de sus obligaciones o el pago – en lo que consistiría la
transgresión– la recurrente ha debido demostrar por qué se produjo esta inversión del
fardo de la prueba. En vez de ello, intenta acreditar que los medios probatorios utilizados
por ella han sido inadecuadamente ponderados, premisa que es exactamente la contraria
de la sustentatoria de su argumento, en cuanto parte de la base de que la prueba rendida y
que era de su cargo, no fue apreciada de acuerdo con las reglas procesales que la rigen, en
las disposiciones que señala como específicamente infringidas.

Debe puntualizarse en este orden de ideas que la ponderación de la prueba – aspecto en


que centra su desarrollo el recurso– pertenece soberanamente a los jueces de la instancia,
en uso de sus atribuciones privativas, que no corresponde revisar a la Corte de Casación al
conocer de este arbitrio extraordinario, sin perjuicio de lo cual en los motivos siguientes se
examinará el presunto quebrantamiento de las normas procesales relacionadas en aquél y
que se habrían vulnerado, con injerencia en lo resuelto;

SEXTO: Que las reseñadas reglas, citadas en el fundamento 1° precedente, no configuran,


con la excepción del artículo 1.700 del compendio sustantivo, disposiciones evaluables
como reguladoras de la prueba.

En efecto, algunas de ellas son simplemente enunciativas, como la del artículo 341 del
código procedimental en lo civil, que enumera los medios de prueba, o el artículo 342, que
hace lo propio con los instrumentos públicos. En el caso de los artículos 428 y 429 del
mismo cuerpo adjetivo, el tribunal de la causa ha sido dotado de atribuciones
discrecionales, lo que descarta su condición de norma reguladora –en el primero– o de
apreciación según las reglas de la sana crítica, en el supuesto del último, respecto del cual
no se proporciona antecedente alguno dirigido a evidenciar que el tribunal haya faltado a
los principios de la lógica, las máximas de la experiencia y los conocimientos
científicamente afianzados, elementos que sin discusión caracterizan por definición el
sistema de la sana crítica.

Sólo el artículo 1.700 del Código Civil contiene una prescripción probatoria vinculante para
los jueces, relativa al valor de los instrumentos públicos en juicio. Pero el remedio procesal
no va más allá, en este punto, de la simple mención del precepto regulador, pero no
identifica cuál o cuáles instrumentos de esta naturaleza fueron justipreciados
erróneamente y en qué radicó el yerro. Esta omisión impide al tribunal de casación revisar
el desacierto propuesto, porque al hacerlo se estaría subrogando a la parte en la búsqueda
y determinación de la infracción que se imputa, actitud que excede de sus facultades
tratándose de un recurso de derecho estricto como el deducido, y se yergue en obstáculo
definitorio para el éxito del mismo.

En lo concerniente a la prueba de presunciones, el recurso alude al artículo 1.712 del


Código Civil, disposición que deje entregada la evaluación de su fuerza vinculante a los
magistrados de la instancia, llamados a formarse convicción según sea la gravedad,
precisión y concordancia que derive de las mismas. Esta latitud discrecional obsta a
conceptuar esta pauta como reguladora de la prueba, como lo ha resuelto invariablemente
la jurisprudencia.

Por idéntico motivo, son del todo inidóneas las referencias que se hace a los "demás"
artículos de los códigos sustantivo y adjetivo involucrados, pues un arbitrio de la naturaleza
del que interesa, no admite alusiones indeterminadas e inespecíficas a violaciones del
sistema de regulación de la prueba tasada, como la que se pretende a través de la fórmula
aludida;

Redacción a cargo del Abogado Integrante señor Hernández.

N° 424–2010.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún
M., Juan Araya E., Guillermo Silva G. y Abogados Integrante Sres. Nelson Pozo S. y Domingo
Hernández E.

Nro_Legalpublishing = 62365

Corte: Corte Suprema

Rol: 2768-2010

Fecha: 08/08/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1437, Código Civil art 1560, Código Civil art 1567, Código Civil art 1438,
Código Civil art 1545, Código Civil art 707, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 5, Código de
Procedimiento Civil art 341 y ss, Código de Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, ocho de agosto de dos mil doce.

OCTAVO: Que, tal como ha señalado esta Corte de manera reiterada, las leyes reguladoras de la
prueba constituyen normas básicas que limitan las facultades privativas de los sentenciadores al
momento de valorar las probanzas allegadas al juicio; su infracción se produce, sustancialmente,
cuando se invierte el peso de la prueba; cuando se rechaza un medio probatorio que la ley
autoriza; cuando se acepta uno que ley descarta o, cuando se altera el valor probatorio que el
legislador asigna a los diversos medios de prueba. En la medida que los jueces del fondo
respeten estas reglas elementales de juzgamiento, son soberanos para apreciar la prueba y, en
consecuencia, sus decisiones no son susceptibles de ser revisadas por la vía de la casación, tanto
en cuanto se basen en la justipreciación de los diversos elementos de convicción.

Así las cosas, la justificación de la verdad de los hechos controvertidos en un juicio corresponde
hacerla en la forma dispuesta por el legislador del ramo, motivo por el cual, ha de resolverse si, de
acuerdo a lo señalado con antelación, puede atribuirse el carácter de regulatorias de la prueba a
los preceptos mencionados en el libelo de casación y si han sido conculcados como el impugnante
pretende, en su caso;

NOVENO: Que la primera disposición perteneciente a la esfera probatoria que se cita en el libelo
de casación es el artículo 341 del Código de Procedimiento Civil, sin embargo, analizado su alcance,
de inmediato se constata que no presenta el carácter de regulador de la prueba, toda vez que se
limita únicamente a señalar los medios de prueba de que puede hacerse uso en juicio, cuya ligazón
con los antecedentes viene dada con la consideración a los medios de prueba aportados y
producidos en la causa, específicamente, instrumental, testimonial y de presunciones. Luego, la
conclusión derecha de lo anterior, es que no se ha otorgado relevancia sino a probanzas de rango
legal, cuya ponderación comparativa por parte de los sentenciadores los ha dotado de fuerza de
convicción suficiente para hacer prevalecer la pretensión del mandatario demandante;

2. De los instrumentos

Art. 342 (331). Serán considerados como instrumentos públicos en juicio, siempre que en su
otorgamiento se hayan cumplido las disposiciones legales que dan este carácter:
1 Los documentos originales;
2 Las copias dadas con los requisitos que las leyes prescriban para que hagan fe respecto de toda
persona, o, a lo menos, respecto de aquella contra quien se hacen valer;
3 Las copias que, obtenidas sin estos requisitos, no sean objetadas como inexactas por la parte
contraria dentro de los tres días siguientes a aquel en que se le dio conocimiento de ellas;
4 Las copias que, objetadas en el caso del número anterior, sean cotejadas y halladas conforme con
sus originales o con otras copias que hagan fe respecto de la parte contraria; y
5 Los testimonios que el tribunal mande agregar durante el juicio, autorizados por su secretario u
otro funcionario competente y sacados de los originales o de copias que reúnan las condiciones
indicadas en el número anterior.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58103

Corte: Corte Suprema

Rol: 4018-2011

Fecha: 20/01/2012

Leg. Aplic.: Código Orgánico de Tribunales art 379, Código de Procedimiento Civil art 342,
Constitución Política art 19 n° 3 inciso 5, Código de Procedimiento Civil art 346

Sentencia: SENTENCIA

4° Otra idea de carácter introductorio gira en torno a la correlación que existe entre forma
y materia, lo que esta Corte aprecia indispensable revisar cuando, como en la especie, la
resolución de una contienda se hace depender de lo que para los decidores constituye un
error formal, a saber, no haberse adjuntado al procedimiento prueba documental con
estricta sujeción al artículo 346 N° 3° del código procesal, sino a su artículo 342 N° 3°.
En los tiempos que corren nadie pone en entredicho la pertenencia esencial del derecho a
defenderse, al instituto jurídico del debido proceso; tampoco, que una de las modalidades
que asume ese derecho es la relativa a la producción de pruebas, lo que se conoce bajo la
denominación de "derecho a defenderse probando".

Fiel a ese axioma, el legislador contemporáneo universal –y, por cierto, el nacional (nuevos
procedimientos penal, familiar y laboral)– se ha esmerado en dinamizar el ejercicio
procesal de la prerrogativa comprobatoria, instando por mecanismos de inmediación,
concentración, oralidad, ductilidad/flexibilidad/amplitud, al tiempo que ha ido
destrabando el superior momento en que el juridiscente sopesa las evidencias con miras al
logro de la convicción, luz interior en la que conciencia y razón convergen hacia lo que se
mira como la mejor decisión posible para el caso concreto.

No hay que olvidar que la prueba busca traspasar al litigio lo que ha acontecido en la
realidad. En otras palabras, es la reproducción jurisdiccional de ese pedazo de realidad
social configurado por la situación contenciosa. Como la visión de ésa varía entre las
partes, gatillando perspectivas no sólo diferentes, sino opuestas y hasta incompatibles, el
proceso se transforma en la búsqueda dialéctica de lo que haya de tenerse por lo más
cercano a lo acontecido, a base, muy relevantemente, de las aportaciones probatorias
conducentes a respaldar cada una de las posturas en pugna.

En suma, el trabajo litigioso de cara a la persuasión de los juzgadores –que está directa y
esencialmente vinculada a la manera como asuman o tengan por reproducida la realidad
contendida– se convierte en piedra angular del juicio jurisdiccional.

Esto corresponde a la pura materialidad del derecho a defenderse probando;

5°.– El legislador ha creído del caso regular ese derecho a defenderse probando. Lo ha
hecho por la vía de normar la carga de probar, la manera de hacerlo, la fuerza de
convicción de las diversas probanzas y otros aspectos.
Ese esfuerzo actualmente está garantizado por el artículo 19 N° 3° inciso quinto de la
Constitución Política de la República, según el cual toda sentencia que emane de un órgano
que ejerza jurisdicción deberá fundarse en un proceso. Pero no bastó al constituyente esa
primera vara de exigencia de legitimidad de la sentencia jurisdiccional. Añadió que tal
proceso debe estar legalmente tramitado. Tampoco el legislador mayor llegó nada más
hasta allí. Prescribió que será el legislador el que ha de establecer procedimientos
racionales y justos.

Esta nota de derecho superior pone las cosas en su lugar.

El proceso es la materia: resolver conforme a derecho las contiendas de relevancia jurídica


que sean requeridas ante los tribunales que establece la ley.

El procedimiento es su forma: actuaciones y diligencias del tribunal y de las partes que


concatenadas de manera progresivamente causal y sucedánea, garantizan el debido
proceso.

Por naturaleza, las formas son tributarias de la materia. Lo substantivo es resolver


conforme a derecho. Pero para que ello se actúe legítimamente, es menester someterse a
las reglas del juego, lo adjetivo.

En tanto cuanto adjetivas, nunca las formalidades procedimentales habrán de justificarse si


la inteligencia que de ellas se efectúa en sede concreta, deja entrever el sacrificio de la
decisión de derecho, aserto éste que se revela del todo consecuente con el comentado
mandato constitucional. En efecto, aplicar una cualquiera de tantas reglamentaciones de
procedimiento, a la luz de un entendimiento que sacrifique o traicione lo que se mira como
justo, es asignarle irracionalidad, lo que el precepto constitucional veda, en la medida que
presupone que el legislador genera "siempre" adjetividades racionales, racionalidad ésta
que apunta sólo y tan sólo a la plausibilidad del logro de los fines del proceso y la
jurisdicción que, de la manera señalada, quedarían preteridos.

Por consiguiente, el examen iniciado en el considerando que precede permite refrendar el


carácter instrumental de las reglas que para producir la prueba fija el Código de
Procedimiento Civil, entre las cuales, claro está, las de los mencionados artículos 342 y 346
de ése;

8°.– El criterio que ha inspirado al legislador a la hora de regular la presentación de


pruebas es, fundamentalmente, el de salvaguardar a todo trance la bilateralidad o
audiencia ínsita en el instituto jurídico del racional procedimiento. En la medida que las
partes se afanan en convencer a los jueces sobre la efectividad de las aseveraciones
fácticas que sustentan sus respectivos intereses jurídicos en pugna, resulta lógico el
conocimiento que haya de proporcionarse a la contraria, de cada prueba que una
cualquiera haga valer, corolario indefectible del rasgo dialéctico del procedimiento
controversial.

Tanto el artículo 342 como el 346 establecen fórmulas para resguardar tal audiencia. En la
época de su gestación, la ley procesal vigente para esta clase de asuntos estaba inspirada
en una visión abiertamente formalista de las intervenciones de los litigantes; ogaño esa
tendencia se encuentra decididamente superada, cual lo demuestran las innovaciones que
en ese orden registran en Chile los tres últimos lustros y que, como es de público
conocimiento, pronto abarcarán el contencioso civil. Más aún, el contexto socio funcional
imperante a la sazón, era uno en el que la grafía se alzaba prácticamente como "la" forma
de asegurar la palabra. Los fuertes vientos de cambio que caracterizan la presente vivencia
social, hacen cada vez más efímeras las grafías en pro de diversas formas, antaño
desconocidas, de plasmar realidades tan mutantes como escurridizas; fuentes auditivas y
visuales, comunicaciones inalámbricas, correos satelitales, realidades virtuales, etc., etc.
presentan un panorama enteramente otro.

Las distinciones efectuadas por el código en comento, entre instrumentos de una u otra
clase, lo movieron, en su momento, a sostener que para los efectos del lenguaje de los
procedimientos, se tendría como instrumentos públicos las copias dadas con los requisitos
que las leyes prescriben para que hagan fe respecto de toda persona o, al menos, respecto
de aquella contra la que se hacen valer –artículo 342 ordinal 2°– y las que obtenidas sin
esos requisitos, no sean objetadas como inexactas por la parte contraria dentro de los tres
días siguientes a aquel en que se le dio conocimiento de las mismas –artículo 342 numeral
3°–.

La finalidad del precepto salta a la vista, esto es, que las partes estén noticiadas de los
antecedentes que las demás blanden como respaldo de sus alegaciones y defensas y que
queden en situación de reaccionar a sus respectos de la manera que les parezca plausible;
9Acordada con el voto en contra del Ministro señor Pfeiffer y de la Abogada Integrante
señora Gómez de la Torre, quienes estuvieron por rechazarlo en virtud de las siguientes
consideraciones:

Redacción del ministro suplente señor Cerda.

Art. 343 (332). Cuando las copias agregadas sólo tengan una parte del instrumento original,
cualquiera de los interesados en el pleito podrá exigir que se agregue el todo o parte de lo omitido,
a sus expensas, sin perjuicio de lo que se resuelva sobre pago de costas.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58593
Corte: Corte Suprema
Rol: 12716-2011
Fecha: 30/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n° 7, Código de Procedimiento Civil
art 464 n° 14, Código de Procedimiento Civil art 434 n° 4, Código Orgánico de
Tribunales art 400, Código Orgánico de Tribunales art 401 n° 10, Código Orgánico de
Tribunales art 425, Código de Procedimiento Civil art 343 n° 4, Código del Trabajo art
399
11°.– Que todo conduce a concluir que en criterio del legislador, el instrumento
autorizado por un notario da fe del conocimiento por parte de éste de los contenidos
veraces del mismo; en otros términos, al rubricar la pieza, el notario ofrece una verdad
que, consecuentemente, la deja revestida de la certeza manifestada mediante su
atestado, en orden a que la persona que en ella se obliga está identificada, justamente
porque el notario ha adquirido la convicción de que, realmente, la firma proviene de
quien en el mismo documento está singularizado.
Para el Código Orgánico de Tribunales el rol notarial constituye una misión de servicio
público que implica la corrección de sus actos.
Esta idea no es caprichosa, como quiera que aparece recogida en un documento que la
Corte de Apelaciones de Santiago emanó el 4 enero 1.978, precisamente relacionado
con las autorizaciones de firmas en los documentos privados, en el que se lee: "En los
casos que la ley exige dichas autorizaciones de firmas, lo ha hecho, indudablemente,
con el propósito de amparar con la eficacia inherente a la fe pública una autenticidad
que no podría ser desconocida o negada sin atentar gravemente contra la certidumbre
del testimonio prestado por un oficial público..."
Se corrobora, pues, la noción inicial en punto a que la autorización de firma
instrumental de que se viene tratando forma parte esencial de la eficacia inherente a
la fe pública, lo que conlleva su autenticidad;
Art. 346 (335). Los instrumentos privados se tendrán por reconocidos:
1 Cuando así lo ha declarado en el juicio la persona a cuyo nombre aparece otorgado el
instrumento o la parte contra quien se hace valer;
2 Cuando igual declaración se ha hecho en un instrumento público o en otro juicio diverso;
3 Cuando, puestos en conocimiento de la parte contraria, no se alega su falsedad o falta de
integridad dentro de los seis días siguientes a su presentación, debiendo el tribunal, para este
efecto, apercibir a aquella parte con el reconocimiento tácito del instrumento si nada expone
dentro de dicho plazo; y
4 Cuando se declare la autenticidad del instrumento por resolución judicial.

 Nro_Legalpublishing = 57981

Corte: Corte Suprema

Rol: 12378-2011

Fecha: 17/01/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 675, Código Civil art 700, Código Civil art 925, Código Civil art
1700, Código Civil art 1702, Código de Procedimiento Civil art 346 n° 3, Código de
Procedimiento Civil art 384 n° 2, Código de Procedimiento Civil art 425, Código Civil art 889

Sentencia: SENTENCIA

6º.– Que para un adecuado análisis del error de derecho denunciado por el recurrente,
debe consignarse que las leyes reguladoras de la prueba, como lo ha reconocido
reiteradamente esta Corte, se entienden vulneradas, fundamentalmente, cuando los
sentenciadores invierten el onus probandi, rechazan las pruebas que la ley admite, aceptan
las que la ley rechaza, desconocen el valor probatorio de las que se produjeron en el
proceso cuando la ley le asigna uno determinado de carácter obligatorio o alteran el orden
de precedencia que la ley le diere.

Se ha repetido que ellas constituyen normas básicas de juzgamiento, que contienen


deberes, limitaciones o prohibiciones a que deben sujetarse los sentenciadores. Luego, los
jueces del fondo son soberanos para apreciar las pruebas, dentro del marco establecido
por las normas pertinentes. Por ello, no son susceptibles de ser revisadas por la vía de la
casación las decisiones de los sentenciadores basadas en disposiciones que entregan
libremente la justipreciación de los diversos elementos probatorios;

7º.– Que luego de lo dicho, resulta fundamental precisar que el artículo 346 Nº 3 del
Código de Procedimiento Civil no reviste el carácter que la recurrente pretende asignarle,
toda vez que dicho precepto se limita a establecer una de las situaciones en que los
instrumentos privados se tendrán por reconocidos en juicio.

8°.– Que respecto a la imputación de errada ponderación de la prueba testimonial rendida


en autos y a la consecuente denuncia de infracción al artículo 384 del Código de
Procedimiento Civil, cabe consignar que este Tribunal de Casación ha sostenido de manera
invariable que la citada norma legal, en los términos indicados en el recurso, no reviste la
naturaleza de ser reguladora de la prueba, afirmación que deriva de una interpretación
que emana de la historia fidedigna del establecimiento del precepto, conforme lo
consignado en la segunda parte del artículo 19 del Código Civil. En efecto, la Comisión
Revisora del Proyecto de Código de Procedimiento Civil consideró las normas de la citada
disposición legal como principios generales para los jueces, circunstancia que precisaría
luego la Comisión Mixta y al efecto puede citarse que el senador señor Ballesteros expuso
que "debería dejarse amplia libertad al tribunal para apreciar el mérito probatorio de las
declaraciones de testigos, como quiera que en realidad constituyen sólo una presunción,
en el sentido lato de la palabra". (Los Códigos Chilenos Anotados. Código de Procedimiento
Civil (Conforme a la Edición Reformada de 1918) Orígenes, Concordancias, Jurisprudencia,
Santiago Lazo, Poblete–Cruzat Hermanos Editores, 1918, páginas 338 a 342).

Además de lo expuesto precedentemente, se debe tener presente que la apreciación de la


prueba testimonial, entendida como el análisis que efectúan de ellas los sentenciadores de
la instancia para establecer cada uno de los elementos que consagra el legislador para
regular su fuerza probatoria, queda entregado a dichos magistrados y escapa al control del
Tribunal de Casación;

9°.– Que finalmente, en relación a la denuncia de infracción al artículo 425 del Código de
Procedimiento Civil, es menester señalar que la prueba pericial se aprecia de acuerdo a las
reglas de la sana crítica, análisis que importa tener en consideración las razones jurídicas,
asociadas a las simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia en cuya virtud les
asigne o les reste valor, tomando en consideración especialmente la multiplicidad,
gravedad, precisión, concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes del proceso,
de manera que el examen conduzca lógicamente a la conclusión que convence al
sentenciador. En definitiva, el juez efectúa la ponderación de los elementos de juicio, sobre
la base de parámetros jurídicos, lógicos y de manera fundada, apoyado en los principios
que le produzcan convicción de acuerdo a su experiencia.
Conforme a lo señalado anteriormente, cabe sólo concluir que no se advierte en el caso en
particular una errónea valoración y ponderación de los medios probatorios rendidos, en
general, ni de la prueba pericial, en lo específico, en términos tales que los sentenciadores
contravengan las leyes de la lógica, la experiencia y los conocimientos científicamente
afianzados;

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres. Jaime
Rodríguez E., Héctor Carreño S., Carlos Cerda F., Alfredo Pfeiffer R. y Abogado Integrante Sr.
Nelson Pozo S.

Nro_Legalpublishing = 60553

Corte: Corte de Apelaciones de San Miguel

Rol: 31-2012

Fecha: 27/04/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1699, Código Civil art 1700, Código de Procedimiento Civil art 346, Ley
N° 19474 Año 1996

Octavo: Que en cuanto a los documentos objetados por emanar de terceros ajenos al juicio y no
constar su autenticidad, la recurrente los ha calificado de documentos privados, pero no son tales,
desde que en su otorgamiento ha intervenido un funcionario público aunque sin la concurrencia
de las solemnidades requeridas para que constituyan instrumentos públicos, es decir, han
emanado de autoridades que realizan actividades propias de sus cargos, ellos no hacen plena fe en
los términos de los artículos 1699 y 1700 del Código Civil, sin embargo, los mismos como ya se dijo,
no pueden ser considerados como privados y por ende no se aplica, entonces, lo que previene el
artículo 346 del Código de Procedimiento Civil y corresponde al Tribunal del fondo determinar el
grado de certeza que cabe asignarles de acuerdo al mérito de autos, en uso de una facultad
privativa del Tribunal, consecuencialmente será rechazada la objeción que se pretende a su
respecto.

Nro_Legalpublishing = 61732

Corte: Corte Suprema

Rol: 3921-2012

Fecha: 29/06/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1708, Código Civil art 1709, Código Civil art 1711, Código de
Procedimiento Civil art 346 n° 3, Código Civil art 1572
6º.– Que para un adecuado análisis de los errores de derecho denunciados por el recurrente, debe
consignarse que las infracciones de las leyes reguladoras de la prueba, como lo ha reconocido
reiteradamente esta Corte, se entienden vulneradas, fundamentalmente, cuando los
sentenciadores invierten el onus probandi, rechazan las pruebas que la ley admite, aceptan las
que la ley rechaza, desconocen el valor probatorio de las que se produjeron en el proceso
cuando la ley le asigna uno determinado de carácter obligatorio o alteran el orden de
precedencia que la ley le diere.

Se ha repetido que ellas constituyen normas básicas de juzgamiento, que contienen deberes,
limitaciones o prohibiciones a que deben sujetarse los sentenciadores. Luego, los jueces del
fondo son soberanos para apreciar las pruebas, dentro del marco establecido por las normas
pertinentes. Por ello, no son susceptibles de ser revisadas por la vía de la casación las decisiones de
los sentenciadores basadas en disposiciones que entregan libremente la justipreciación de los
diversos elementos probatorios;

8º.– Que, por su parte, tampoco el artículo 346 N° 3 del Código de Procedimiento Civil, que el
recurrente también acusa infringido, tiene el carácter de ley reguladora de la prueba, por cuanto se
trata de una norma que no impone forzosamente una valoración probatoria, sino una facultad su
apreciación por los jueces del fondo.

9º.– Que del libelo aparece que las transgresiones que el recurrente estima han cometido los
jueces del fondo, persiguen desvirtuar, mediante el establecimiento de nuevos hechos, los
supuestos fácticos fundamentales asentados por aquellos, esto es la existencia del contrato y sus
condiciones, toda vez que resultó debidamente probado el arrendamiento del vehículo por parte
del actor al demandado, por un año, por una renta de $12.000 diarios y del análisis del recurso
interpuesto se advierte claramente que el propósito final de las argumentaciones que vierte el
recurrente en relación a la ponderación de la prueba instrumental para expresar el error de
derecho que atribuye a la sentencia recurrida, consiste en promover que se lleve a cabo por esta
Corte una nueva valoración de las probanzas, distinta de la ya efectuada por los jueces del mérito,
actividad que resulta extraña a los fines de la casación en el fondo;

10º.– Que al efecto resulta pertinente recordar que solamente los jueces del fondo se encuentran
facultados para fijar los hechos de la causa y que efectuada correctamente dicha labor – al haberse
determinado éstos con sujeción al mérito de los antecedentes, probanzas aportadas por las partes,
interpretación y aplicación de las normas atinentes al caso en estudio–, los mismos resultan
inamovibles para este tribunal, conforme a lo previsto en el artículo 785 del Código de
Procedimiento Civil, no siendo posible su revisión por la vía de la nulidad que se revisa, por lo que
el recurso de casación en el fondo deducido por el demandante no podrá prosperar, toda vez que
adolece de manifiesta falta de fundamento.
Art. 373 (362). Solamente podrán oponerse tachas a los testigos antes de que presten su
declaración. En el caso del inciso final del artículo anterior, podrán también oponerse dentro de los
tres días subsiguientes al examen de los testigos.
Sólo se admitirán las tachas que se funden en alguna de las inhabilidades mencionadas en los
artículos 357 y 358, y con tal que se expresen con la claridad y especificación necesarias para que
puedan ser fácilmente comprendidas.

JURISPRUDENCIA

Nro_Legalpublishing = 60891

Corte: Corte de Apelaciones de Arica

Rol: 86-2012

Fecha: 18/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 373

QUINTO: Que el profesor don Mario Casarino Viterbo, en su Manual de Derecho Procesal (Derecho
Procesal Civil), Tomo IV, Sexta Edición, Colección Manuales Jurídicos, Editorial Jurídica de Chile,
página 85, expone que:"Por consiguiente, para que una tacha sea admitida a tramitación requiere
fundarse en causa legal y ser expresada con la claridad y especificación necesarias para que
puedan fácilmente ser comprendidas.

Lo primero, desde el momento en que la institución de las tachas es de excepción y sólo puede
existir en los casos en que la ley expresamente lo consagra; y lo segundo, a fin de que no exista la
menor duda acerca de los fundamentos de hecho en que la tacha se basa, y colocar así también a
la contraria en condiciones adecuadas para rebatirla y al tribunal para fallarla.Si al formularse la
tacha el oponente no cumple con los dos requisitos legales señalados, el tribunal podrá negarse a
admitirla a tramitación y desecharla desde luego. Así se comprende, por lo demás, del contexto de
la frase: "Sólo se admitirán las tachas...".

Art. 384 (374). Los tribunales apreciarán la fuerza probatoria de las declaraciones de los testigos
conforme a las reglas siguientes:
1 La declaración de un testigo imparcial y verídico constituye una presunción judicial cuyo mérito
probatorio será apreciado en conformidad al artículo 426;
2 La de dos o más testigos contestes en el hecho y en sus circunstancias esenciales, sin tacha,
legalmente examinados y que den razón de sus dichos, podrá constituir prueba plena cuando no
haya sido desvirtuada por otra prueba en contrario;
3 Cuando las declaraciones de los testigos de una parte sean contradictorias con las de los testigos
de la otra, tendrán por cierto lo que declaren aquellos que, aun siendo en menor número, parezca
que dicen la verdad por estar mejor instruidos de los hechos, o por ser de mejor fama, más
imparciales y verídicos, o por hallarse más conformes en sus declaraciones con otras pruebas del
proceso;
4 Cuando los testigos de una y otra parte reúnan iguales condiciones de ciencia, de imparcialidad y
de veracidad, tendrán por cierto lo que declare el mayor número;
5 Cuando los testigos de una y otra parte sean iguales en circunstancias y en número, de tal modo
que la sana razón no pueda inclinarse a dar más crédito a los unos que a los otros, tendrán
igualmente por no probado el hecho; y
6 Cuando sean contradictorias las declaraciones de los testigos de una misma parte, las que
favorezcan a la parte contraria se considerarán presentadas por ésta, apreciándose el mérito
probatorio de todas ellas en conformidad a las reglas precedentes.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57739

Corte: Corte Suprema

Rol: 7258-2009

Fecha: 10/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 384 n° 2, Constitución Política art 19 n° 3,
Código Civil art 1698, Código Civil art 2314, Código de Procedimiento Civil art 207, Código
de Procedimiento Civil art 159

Sentencia: SENTENCIA

Cuarto: Que partiendo de la premisa que en el procedimiento civil el rol de los jueces es
preferentemente pasivo, en virtud del principio dispositivo que lo rige, son las partes que
deben instar por la prosecución del proceso y por la aportación de las pruebas que
requieren ser aptas y coherentes con las alegaciones vertidas, por lo que no es dable
considerar como yerro de derecho la circunstancia alegada por la actora en orden a que los
sentenciadores debieron igualar a los litigantes y en tal cometido disponer la medida para
mejor resolver propuesta por la recurrente, medidas que, como la propia recurrente lo
reconoce corresponden a facultades que la ley acuerda a los jueces.

Quinto: Que, por otra parte, la prueba testifical a que alude la recurrente, no es tal, ya que
se trata de documentos privados que no se tuvieron por acompañados por haberse
adjuntado extemporáneamente, de modo que no se advierte vulneración del artículo 384
N° 2 del Código de Procedimiento Civil, norma que por lo demás no reviste la naturaleza de
reguladora de la prueba, en la medida en que su redacción otorga a los jueces una facultad
y no les impone una forma de ponderación de dicha prueba.

Redacción a cargo de la Ministra, señora Rosa Egnem Saldías.

Nº 7258–2009.

Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señores
señor Patricio Valdés A., señoras Rosa Egnem S., María Eugenia Sandoval G., señor Juan
Fuentes B., y el Ministro Suplente señor Alfredo Pfeiffer R.

 Nro_Legalpublishing = 58042

Corte: Corte Suprema

Rol: 4880-2009

Fecha: 19/01/2012

Leg. Aplic.: Decreto Ley N° 2186 Año 1978 art 9, Decreto Ley N° 2186 Año 1978 art 12,
Código de Procedimiento Civil art 767, Código Civil art 1700, Código de Procedimiento Civil
art 384, Código de Procedimiento Civil art 425, Constitución Política art 19 n° 24

Sentencia: SENTENCIA

DÉCIMO QUINTO: Que, en lo relativo a la trasgresión del artículo 384 del Código de
Procedimiento Civil, que la sentencia recurrida habría cometido al evaluar el mérito de los
testimonios aportados por la demandante, para desestimar el recurso bajo tal aspecto,
cabe apuntar que en su formulación tampoco se satisfizo el requisito de indicar cómo se ha
configurado la vulneración de dicha disposición legal, la que, como es sabido, contempla
en su texto seis hipótesis distintas para la valoración de las declaraciones de testigos, a lo
que corresponde agregar que en cada una de ellas se entregan al juez de la causa
facultades discrecionales para extraer de esas probanzas las conclusiones que su análisis
sugiera como pertinentes al caso.
DÉCIMO SEXTO: Que, según el artículo 425 del Código de Procedimiento Civil –que
también se considera vulnerado en el recurso– los tribunales apreciarán la fuerza
probatoria del dictamen de peritos en conformidad a las reglas de la sana critica, esto es,
con sujeción a criterios racionales, fundados en los principios de la lógica y las máximas de
experiencia, que conforman un método de valoración de la prueba en que se conjugan
factores internos de orden psicológico e intelectual, propios del juzgador y que, por lo
mismo, quedan al margen de control por vía del recurso de casación en el fondo, como lo
ha sostenido la jurisprudencia reiterada de esta Corte, que sólo de manera excepcional ha
aceptado la procedencia de dicho recurso en casos de estimaciones arbitrarias de la
prueba, que se apartan grave y manifiestamente de las reglas de la lógica y del sentido
común; situación de demérito en la que no se encuentran los razonamientos que, respecto
de la prueba pericial agregada a estos autos, se desarrollan por los jueces del fondo en los
considerandos décimo cuarto, décimo quinto y vigésimo primero del fallo de primer grado,
que la sentencia de alzada hizo suyos al tenerlos por reproducidos, sin perjuicio de
complementar tal valoración en sus basamentos primero y tercero, permitiendo así a la
Corte recurrida compartir la tasación que ha hecho la señora juez a quo acerca del monto
final de la indemnización por cada uno de los lotes objeto de este reclamo.

Redactó el Ministro señor Dolmestch.

Rol Nº 4880–2009.

Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Jaime Rodríguez E.,
Rubén Ballesteros C., Hugo Dolmestch U., Carlos Kunsemuller L. y Juan Escobar Z.

4. De la confesión en juicio

Nro_Legalpublishing = 59699

Corte: Corte Suprema

Rol: 9673-2011

Fecha: 26/03/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 426, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de
Procedimiento Civil art 785, Código Civil art 889

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, veintiséis de marzo de dos mil doce.

OCTAVO: Que en lo que hace a las normas referentes a la confesión judicial, es oportuno
considerar que por ella se entiende "la declaración que hace una parte de la verdad de los hechos
que le son desfavorables y son favorables a la otra parte" (A. Alessandri, M. Somarriva y A.
Vodanovic, citando el artículo 2730 del Código Civil italiano "Derecho Civil, Parte Preliminar y Parte
General", Ed. Conosur Ltda., pág. 479).

El artículo 1713 del Código Civil – que es la norma atinente al medio de prueba en mención que en
el recurso se dice transgredida –, asigna valor de plena prueba contra el litigante que la presta, ya
tácita o expresamente, a la confesión que alguno hiciere en juicio por sí o por medio de apoderado
especial o representante legal, relativa a un hecho personal de la misma parte, aunque no haya un
principio de prueba por escrito, salvo en los casos comprendidos en el inciso primero del artículo
1701 del mismo cuerpo legal y en los demás que las leyes exceptúen. Agrega el inciso segundo del
mismo precepto, que el confesante no podrá revocarla "a no probarse que ha sido el resultado de
un error de hecho".

NOVENO: Que, como ya se adelantó, el impugnante alega error de derecho en materia de la


prueba de confesión acudiendo al tenor de lo declarado por la entonces futura demandada, en el
cuaderno de medida prejudicial que antecedió a la demanda de reivindicación, sede en la que fue
citada para exhibir el instrumento que la dotaría de titularidad sobre el retazo que ocupa
materialmente, pero que el solicitante se preparaba para reclamar para sí. Al comparecer ante el
tribunal, doña Dora Méndez Hernández expresó haber dividido el terreno en el que vivía junto a su
marido, quedando dueña de una parte del mismo, de la que está posesión y ocupa, sin conocer sus
dimensiones. Acto seguido, exhibió copia de la escritura pública de división de comunidad
correspondiente.

Lo anotado recién deja en evidencia que en manera alguna lo declarado y exhibido por la ahora
demandada en aquella diligencia decretada a modo de medida prejudicial conlleva el
reconocimiento expreso del que se intenta persuadir en el recurso, puesto que únicamente
reconoció la ocupación del retazo del que quedó dueña tras la liquidación de una comunidad –
cuya división aparece efectuada más de un año antes de la compraventa que sirvió a la tradición
del inmueble inscrito a nombre del actor –, sin conocer su extensión ni explayarse sobre sus
deslindes ni, menos – como pretende quien recurre –, significar con sus dichos que lo ocupado
abarcaría esa parte cuyo dominio esgrime el demandante.

Al faltar un reconocimiento explícito, claro y directo en cuanto a la posesión precisa de la porción


de inmueble que se reclama en la litis, conduce a concluir que el fallo cuestionado no colisiona lo
dispuesto en el artículo 1713 del Código Civil, dado que no se ha producido en autos la confesión
judicial de la demandada.

No obstante que el arbitrio de casación del actor no sitúa el desacierto que asigna a los jueces del
fondo en el ámbito de la prueba derivada de la confesión espontánea de su contraparte, se
advierte lo favorable de dejar anotado que la aserción contenida en el párrafo previo no se ve
empañada por el hecho que doña Dora Méndez Hernández se haya defendido por medio de la
excepción de prescripción adquisitiva y haya impetrado, además, una demanda reconvencional por
usucapión. Esto porque, precisamente, los magistrados del mérito, sobre la base de la valoración
de la prueba rendida, determinaron que la demandante reconvencional no logró acreditar la
posesión del mismo retazo que la contraria reclamaba para sí, de forma tal, entonces, que al venir
descartada como un hecho asentado en el pleito la posesión invocada, además, por la
prescribiente, no queda sino entender que esta Corte ha de estarse a ello, máxime teniendo en
cuenta que el recurrente de casación no ha enderezado su recurso sobre el particular;

DÉCIMO: Que, en otro orden de reflexiones, respecto de la prueba de testigos y su ponderación, la


jurisprudencia de este tribunal ha sostenido de manera invariable que la norma del artículo 384
del Código de Procedimiento Civil, en los términos indicados en el recurso, no reviste la naturaleza
de ser reguladora de la prueba, afirmación que deriva de una interpretación que emana de la
historia fidedigna del establecimiento del precepto, conforme lo consignado en la segunda parte
del artículo 19 del Código Civil.

En efecto, la Comisión Revisora del Proyecto de Código de Procedimiento Civil consideró las reglas
del artículo 384 como principios generales para los jueces, circunstancia que precisaría luego la
Comisión Mixta y, al efecto, puede citarse que el senador señor Ballesteros expuso que "debería
dejarse amplia libertad al tribunal para apreciar el mérito probatorio de las declaraciones de
testigos, como quiera que en realidad constituyen sólo una presunción, en el sentido lato de la
palabra. El señor Vergara recuerda que así lo ha sostenido en otras ocasiones en que se ha tratado
de cuestiones relacionadas con la apreciación de la prueba. De tal manera que, a su juicio, el
tribunal debiera estar facultado para desestimar, no sólo el dicho de dos, sino de cualquier número
de testigos, cuando en su concepto no fueren dignos de fe sus testimonios. La Comisión aceptó las
ideas de los señores Ballesteros y Vergara y para consignarlas en el proyecto se acordó reemplazar
las palabras "hará" que empleaba el número 2°, por la frase "podrá constituir" (Los Códigos
Chilenos Anotados. Código de Procedimiento Civil (Conforme a la Edición Reformada de 1918)
Orígenes, Concordancias, Jurisprudencia, Santiago Lazo, Poblete–Cruzat Hermanos Editores, 1918,
páginas 338 a 342). Además de lo expuesto precedentemente, cabe tener en cuenta que la
apreciación de la prueba testimonial, entendida como el análisis que efectúan de ella los
sentenciadores de la instancia para calibrar cada uno de los elementos que consagra el legislador a
objeto de regular su fuerza probatoria, queda entregada a dichos magistrados y escapa al control
de este tribunal de casación;

UNDÉCIMO: Que en el recurso, además, se acusa yerro jurídico atinente a la apreciación de la


fuerza probatoria del informe de perito mensurador evacuado en la causa, en conformidad con lo
dispuesto en el artículo 425 de la aludida compilación procesal.

A este respecto corresponde señalar que la prueba pericial se aprecia de acuerdo a las reglas de la
sana crítica, análisis que importa tener en consideración las razones jurídicas, asociadas a las
simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia en cuya virtud se le asigne o reste valor,
tomando en cuenta, especialmente, la multiplicidad, gravedad, precisión, concordancia y conexión
de las pruebas o antecedentes del proceso, de manera que el examen conduzca lógicamente a la
conclusión que convence al sentenciador. En definitiva, se trata de un sistema de ponderación de la
prueba articulado por medio de la persuasión racional del juez, quien calibra los elementos de
juicio, sobre la base de parámetros jurídicos, lógicos y de manera fundada, apoyado en los
principios que le produzcan convicción de acuerdo a su experiencia.

En ese contexto, entonces, este sistema de apreciación de la prueba debe entenderse asociado a
ese proceso eminentemente subjetivo de quien analiza la opinión o afirmación expuesta por otro –
en este caso la de un técnico en una determinada ciencia, oficio o materia puntual –, sin sujeción a
parámetros rígidos o preestablecidos en normas jurídicas. Por consiguiente, entonces, constituye
una materia de apreciación y, por lo mismo, de hecho, privativa de los jueces que deben valorar la
prueba y no de quienes están llamados a controlar la legalidad de esa justipreciación.

En todo caso, dadas las razones por las cuales los jueces del fondo descartan la trascendencia
probatoria – con fines de convicción – del informe pericial rendido en la causa, esto es, porque no
resulta posible concluir que la superficie de terreno de la que no está en posesión el demandante
se ubique en el terreno del cual era propietaria la demandada, es suficientemente explicativa y
denota, sin dificultad, la lógica del motivo por el que dicho dictamen fue desestimado,
desvaneciendo con ello la duda planteada sobre un eventual desacato a la calificación de la
probanza en mención de acuerdo a la sana crítica, máxime si el recurrente no atacan de manera
directa y articulada el camino y componentes del raciocinio que a este respecto siguieron los
magistrados de segunda instancia;

DUODÉCIMO: Que en cuanto a la vulneración del artículo 426 del Código de Procedimiento Civil –
relativo a la prueba de presunciones –, esta Corte Suprema ha sostenido invariablemente que la
construcción y determinación de la fuerza probatoria de aquéllas que construye el juez queda
entregada a los tribunales de la instancia, puesto que la convicción de los sentenciadores ha de
fundarse en la gravedad, precisión y concordancia que derive de las mismas.

Dicho de otra manera, el ámbito regido por la norma que se dice conculcada se encuentran
relacionadas, en lo medular, con la facultad de los jueces del mérito para calificar la gravedad,
precisión y concordancia de las presunciones que permitan asignarles valor probatorio, actividad
que en sí misma es ajena al control de legalidad que ejerce este tribunal de casación, por encontrar
su fuente en un proceso racional de esos magistrados y que, por lo general, no quedará sujeta al
control del recurso de casación en el fondo.

Esto último, sin embargo, no constituye un aserto único e insalvable, dado que parte de un
supuesto que no puede faltar: la gravedad, precisión, concordancia y suficiencia de las
presunciones, derivadas de un discurrir explicitado que permita constatar – siguiéndolo igual como
ha hecho el sentenciador – la lógica en la ilación de sus basamentos y conclusiones, a tal punto que
llevan a persuadir acerca de una determinada verdad procesal. En definitiva, el juez calibra los
elementos de juicio sobre la base de parámetros jurídicos, lógicos y de manera fundada, apoyado
en los principios que le produzcan convicción de acuerdo a la lógica y experiencia generalmente
asentada. Allí, en la exteriorización de esas razones que conducen a la construcción de cada
presunción, residen los factores que permiten controlar lo acertado o aceptable en su empleo para
tener por justificado o no un hecho controvertido;

DECIMOTERCERO: Que, no obstante lo señalado, la situación que se postula en el recurso que se


analiza es diferente, pues no se trata de un caso en que los tribunales del fondo hayan recurrido a
la prueba de presunciones para sustentar la decisión a la que arribaron. Al contrario, es el
recurrente quien intenta inducir el razonamiento deductivo en esta Corte, sosteniendo que los
diversos antecedentes que enuncia dan por inequívoco fruto la posesión de la demandada
respecto de la porción de terreno que intenta reivindicar.
De la manera señalada, esto es, al no venir contenido en las razones del fallo opugnado ese
procedimiento racional del órgano jurisdiccional conducente a la conformación de una o varias
presunciones ordenadas a probar un hecho del pleito, no cabe, entonces, profundizar en el
examen de un eventual error de derecho en el ámbito legal que las rige, puesto que, al no haberse
acudido a esa prueba para zanjar el litigio, no ha podido verse desconocido su valor; ergo, no cabe
que esta Corte examine la lógica de deducciones que no se contienen en la sentencia del grado.

En otras palabras, dado que la presunción importa el ejercicio de una operación intelectual de la
que emana un hecho que se tiene por cierto – el hecho presunto –, a partir de otro – el hecho base
–, trae por evidente consecuencia que, si aquella actividad pensante no se llevó a cabo, no ha
podido ser erróneamente sub valorada, como pretende el recurrente;

DECIMOCUARTO: Que, bajo las circunstancias anotadas, al tiempo que se hace evidente la
inexistencia de una transgresión a las leyes que rigen la prueba, se devela que las conculcaciones
que se acusan en el libelo del casación persiguen desvirtuar, por medio del afincamiento de nuevos
hechos, el supuesto fáctico fundamental asentado por los jueces del grado, esto es, que no fue
constatada la posesión de la demandada respecto del retazo en disputa.

Este momento hace propicio reiterar una de las directrices en que esta Corte a menudo insiste, y
es que la regla general dicta que la actividad de valoración o ponderación de las probanzas y, tras
ella, la fijación de los hechos del proceso, quedan agotadas en cada uno de los grados de
conocimiento y fallo del juicio, a menos que los jueces de la instancia – al fijarlos – hayan
desatendido las pautas objetivas del sistema de la prueba legal o tarifada o las razones lógicas,
científicas, técnicas o de experiencia, en cuya virtud ha correspondido asignarles valor y
determinar su eficacia. Debido a que, como ya se ha expuesto, los antecedentes involucrados en el
alegato de casación del demandante no han dejado de manifiesto que una desatención como la
referida haya tenido lugar, no queda sino entender que la sentencia impugnada no quebrantó los
preceptos que rigen la prueba en conformidad con los cuales este tribunal de casación hubiera
podido variar los hechos que vienen determinados en la litis y, por esa vía, revertir la decisión de
rechazar la demanda de reivindicación;

DECIMOQUINTO: Que otra razón que conduce a concluir que el recurso de casación en el fondo
interpuesto por el actor ve mermado el vigor de sus basamentos resulta de no haber encaminado
el error de derecho que le sirve de fundamento en una vulneración de las normas que, en la
especie, tuvieron el carácter decisorias de la litis, es decir, los preceptos que al ser aplicados han
servido para resolver la cuestión controvertida, particularmente, aquéllas contenidas en el título
duodécimo del Libro Segundo del Código Civil, que trata "De la reivindicación", de entre las cual
destaca el artículo 889, por ser la que describe la acción de dominio.

Como es sabido, el recurso de casación en el fondo permite la invalidación de determinadas


sentencias que hayan sido pronunciadas con infracción de ley, siempre que ésta haya tenido
influencia sustancial en su parte resolutiva o decisoria.

Semejante connotación esencial de este medio de impugnación se encuentra claramente


establecida en el artículo 767 del Código de Procedimiento Civil, que lo instituye dentro de nuestro
ordenamiento positivo y se traduce en que no cualquier transgresión de ley resulta idónea para
provocar la nulidad de la sentencia impugnada, la nulidad no se configura en el mero interés de la
ley– sino sólo aquélla que haya tenido incidencia determinante en lo resuelto por aquélla, esto es,
la que recaiga sobre alguna ley que en el caso concreto ostente la condición de ser decisoria litis.

En tal sentido, esta Corte ha dicho que las normas infringidas en el fallo para que pueda prosperar
un recurso de casación en el fondo, han de ser tanto las que el fallador invocó en su sentencia para
resolver la cuestión controvertida, como aquéllas que dejó de aplicar "normas decisoria litis",
puesto que en caso contrario, esta Corte no podría dictar sentencia de reemplazo, dado el hecho
que se trata de un recurso de derecho estricto. (CS, 14 diciembre 1992, RDJ, T. 89, secc. 1ª, pág.
188);

DECIMOSEXTO: Que, al respecto, es pertinente recordar que el recurso de casación en el fondo


persigue instar por un examen del juicio conclusivo de la cuestión principal, desplegado desde la
sustancia misma de la sentencia definitiva o interlocutoria que se busca anular, cuyos desaciertos
jurídicos autorizarán una sanción procesal de esa envergadura, en la medida que hayan
trascendido hasta la decisión propiamente tal del asunto, definiéndola en un sentido diverso a
aquél que se imponía según la normativa aplicable.

De este modo, entonces, aún bajo los parámetros de desformalización y simplificación que
caracterizan a este arbitrio desde la entrada en vigencia de la Ley N° 19.374, no se exime a quien lo
plantea de indicar, al menos, la ley que se denuncia como vulnerada y que ha tenido influencia
sustancial en lo resolutivo de la sentencia cuya anulación se persigue, esto es, aquel precepto legal
que en el proceso ostenta la condición de ley decisoria litis;
DECIMOSÉPTIMO: Que, con lo apuntado y de la manera en que ha sido construido el libelo de
casación, no cabe sino entender que éste revela que el impugnante no cuestiona, ergo acepta, la
aplicación que de las normas decisoria litis efectúa el fallo cuya anulación se postula. De
consiguiente, aún en el evento de que esta Corte concordara con este litigante en el sentido de
haberse producido los yerros que denuncia, tendría, no obstante, que declarar que los mismos no
influyen en lo dispositivo de la sentencia, desde que las normas nutrientes del instituto que
conforma la pretensión de dominio exclusivo que se pide declarar, no han sido consideradas al
puntualizar la infracción preceptiva descrita en el arbitrio procesal que se examina;

Nro_Legalpublishing = 60690

Corte: Corte Suprema

Rol: 7862-2009

Fecha: 08/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 384 n° 3

Sobre el particular, de inmediato se dirá que la infracción que se denuncia respecto del artículo 384
del Código de Procedimiento Civil, tocante a la fuerza de convicción de las declaraciones de los
testigos que depusieron en la causa, refiere a preceptos que configuran un marco normativo en
que los jueces del fondo, de manera exclusiva, ejercen sus facultades privativas de ponderación del
mérito de la probanza en mención, resultando ajena al control de este tribunal de casación.

En otras palabras, las citadas disposiciones legales no han podido ser infringidas, desde que no
tienen el carácter de normas reguladoras de la prueba, sino que sólo constituyen pautas
proporcionadas a los sentenciadores para ponderar el referido medio probatorio.

Nro_Legalpublishing = 60490

Corte: Corte Suprema

Rol: 947-2010

Fecha: 25/04/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 2195, Código Civil art 1700, Código Civil art 1706, Código de
Procedimiento Civil art 384, Código Civil art 2194, Código Civil art 1702, Código Civil art 1438

Octavo: Que en lo que concierne a la supuesta vulneración del artículo 384 del Código de
Procedimiento Civil, tal disposición no reviste el carácter de norma reguladora de la prueba, toda
vez que entrega a los jueces del fondo facultades soberanas y privativas para ponderar y valorar las
declaraciones de los testigos de las partes, que no están sujetas a la revisión del Tribunal de
Casación.
 Nro_Legalpublishing = 59312
Corte: Corte Suprema
Rol: 3866-2011
Fecha: 06/03/2012
Leg. Aplic.: Ley N° 20015 Año 2005 art 1 Transitorio, Código Civil art 1545, Código Civil art
1546, Código Civil art 1698, Código de Procedimiento Civil art 384 n° 2, Ley N° 19895 Año
2003 art 2, Ley N° 18933 Año 1990 art 138, Ley N° 18933 Año 1990 art 171
QUINTO: Que, previo a analizar la falta de legitimación pasiva, que motiva, entre otras
cosas, la interposición de este recurso, conviene tener presente que en el caso de falta de
legitimación activa no concurre "la aptitud y suficiencia para hacer valer una pretensión" y
que "Es indispensable para que pueda dictarse una sentencia eficaz, la cual, naturalmente,
podrá ser favorable o desfavorable" (Cristian Maturana Miquel, Acciones Judiciales,
Notificaciones, Resoluciones Judiciales, El Juicio Ordinario, Universidad de Chile, Facultad
de Derecho, año 2009, pág. 89, citando a Enrique Vescovi en el último caso).
También se ha señalado respecto de la falta de legitimación, que: "En nuestro sistema, que
sigue el de la mayoría, la falta de capacidad o de representación da lugar a una excepción
dilatoria, de previo y especial pronunciamiento, como veremos al estudiar el
procedimiento. En cambio, la falta de legitimación es una defensa de fondo y se tramita y
resuelve con las demás excepciones y defensas (no dilatorias), en la sentencia definitiva.
Aunque el juez, desde el punto de vista lógico, considerará previamente esta cuestión, y si
las partes –o alguna de ellas– carece de la necesaria legitimación, no efectuará
pronunciamiento sobre el mérito. En este sentido, la legitimación es un presupuesto
procesal (de la sentencia) de los cuales, según la mayoría de la doctrina y jurisprudencia, el
propio magistrado puede relevar de oficio, aunque la parte no lo haya señalado" (Cristina
Maturana Miquel, op. cit., pág. 89).
Luego, se conceptúa la excepción de falta de legitimación pasiva como la ausencia de la
cualidad de titular del derecho de pretender una sentencia favorable respecto de lo que es
objeto de litigio –en su faz activa– o bien cuando no medie coincidencia entre la persona
del demandado y aquella contra la cual la acción está dirigida.
Esta última tesis fue la acogida por la Corte de Apelaciones de Rancagua, al señalar que
hasta antes de 2005, la Fundación de Salud El Teniente tenía el doble carácter de
Institución de Salud Previsional y de Institución Prestadora de Salud, en tanto, a partir de la
dictación de la Ley N° 20.015, se dividió en Isapre Fusat Ltda. y Fundación de Salud,
correspondiendo a la primera asumir el rol de continuadora de la segunda sólo para los
efectos de lo dispuesto por el artículo 1 Transitorio de la Ley N° 20.015, que se analizará a
continuación;

Nro_Legalpublishing = 61985

Corte: Corte Suprema

Rol: 1747-2012
Fecha: 19/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 384

Tercero: Que la sentencia definitiva debe reunir o contener los presupuestos señalados en el
artículo 170 del Código de Procedimiento Civil; y, en lo que interesa al recurso, la del numeral 4º,
es decir, "las consideraciones de hecho y de derecho que sirvan de fundamento al fallo".

Séptimo: Que, en consecuencia, no bastaba, –para decidir la preeminencia de la prueba


testimonial del actor por sobre la de su contraparte– con señalar que esta última era insuficiente,
sino que, al tenor de lo exigido por el artículo 384 del Código de Procedimiento Civil, era necesario
especificar los motivos que conducían a tal conclusión, especialmente, en relación al nivel de
conocimiento, imparcialidad y veracidad de las declaraciones de los deponentes de una y otra
parte como ya en su oportunidad lo había hecho el fallo de primer grado.

Octavo: Que la omisión en la que se incurrió en la sentencia que se revisa ha privado a las partes
de la posibilidad de conocer las razones que condujeron a resolver del modo que se hizo, de lo que
se sigue que efectivamente el fallo adolece del vicio que le atribuye el recurrente toda vez que no
se ha dado cumplimiento a la exigencia prevista por el artículo 170 N°4° del Código de
Procedimiento Civil, configurándose, en la especie, la causal de nulidad contemplada en el numeral
5° del artículo 768 del citado Código, lo que autoriza su invalidación, motivo por el que se acogerá
el arbitrio de nulidad formal interpuesto.

Art. 399 (389). Los tribunales apreciarán la fuerza probatoria de la confesión judicial en
conformidad a lo que establece el artículo 1713 del Código Civil y demás disposiciones legales.
Si los hechos confesados no son personales del confesante o de la persona a quien representa,
producirá también prueba la confesión.

SENTENCIA

Nro_Legalpublishing = 60147

Corte: Corte Suprema

Rol: 1675-2012

Fecha: 11/04/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1698, Código de Procedimiento Civil art 425, Código de Procedimiento
Civil art 394, Código de Procedimiento Civil art 399, Código Civil art 1703, Código Civil art 1702,
Código Civil art 1700, Código de Procedimiento Civil art 343, Código de Procedimiento Civil art 342,
Código Civil art 70 y ss, Código Civil art 916, Código Civil art 924, Código Civil art 925, Código Civil
art 2492 y ss, Código Civil art 588, Código Civil art 713, Código Civil art 2510, Código Civil art 1810
Sentencia: SENTENCIA

4º.– Que, enfrentados a lo que se ha razonado debe anotarse que a la categoría jurídica de las
denominadas leyes reguladoras de la prueba pertenece el artículo 1698 del Código Civil – norma
que se denuncia como transgredida – en cuanto, por su primer inciso, regula la distribución de la
carga de la prueba, haciéndola gravitar sobre quien alega la existencia de la obligación o la
extinción de ésta; y, en su inciso segundo, enumera los distintos medios de prueba que pueden
hacerse valer en juicio; disposición complementada en este aspecto por el artículo 341 del Código
de Procedimiento Civil, que agrega el informe de peritos, no contemplado en la norma del Código
Civil.

En la impugnación de que aquí se trata se denunció por el actor infringido el artículo 1698 recién
mencionado, sin precisar a cuál de las dos normas que éste comprende dirige su censura.

Empero, examinada ésta, se advierte que, por su intermedio, lo que en verdad se cuestiona es la
apreciación que los sentenciadores de la instancia hicieron de las pruebas allegadas al expediente,
en particular, la instrumental y confesional, circunstancia ésta que significa que se critica la
operación mental desarrollada por dichos magistrados con el objeto de conocer el mérito o valor
de convicción que pueda deducirse del contenido de esa prueba; pero cierto es que no se le ha
negado valor y existencia al medio probatorio mismo, el que se analiza y pondera;

6°.– Que, por su parte, haciéndose cargo de los artículos 394, 399 del Código Adjetivo 1713 del
Código Civil, también aludidos como quebrantado por la actora, debe anotarse, primeramente, que
la confesión puede producirse en juicio como medio probatorio, para dar por demostrado un
hecho, o bien para conseguir un título ejecutivo y gestión preparatoria, en determinados casos
siendo las reglas en uno y otro, distintas. Para determinar la apreciación de la prueba confesional,
en primer lugar, debe establecerse si la confesión es válida; luego fijar el contenido de la misma, es
decir, cuáles son los hechos confesados y, finalmente, asignarle el mérito probatorio que contenga
como instrumento de complexión y respecto de la existencia o inexistencia de tales presupuestos
fácticos. Reunido los requisitos pertinentes dicha probanza constituye una prueba de eficacia
privilegiada, de plena prueba.

Luego, en cuanto a las normas cuya contravención se reclama supone, en términos bastante
simples, no otorgar valor de plena prueba al reconocimiento de hechos personales del confesante
y que, por cierto, le sean perjudiciales, o, por la inversa y en lo que importa a la casación, otorgar
ese valor en circunstancias que no se verifique el mismo presupuesto.
Pues bien, del análisis de los fundamentos del fallo impugnado no aparece en lo absoluto que los
magistrados hubieran incurrido en la falta antes descrita, en cualquiera de sus modalidades,
debiendo hacerse presente que la conclusión a la cual arribaron los sentenciadores, derivó de la
ponderación que aquellos efectuaron –con ocasión de las facultades que les son propias– de las
probanzas aportadas por las partes al pleito;

7°.– Que, finalmente y en vinculación con la vulneración al artículo 425 del Código de
Procedimiento Civil, también reclamada, que se orienta a argumentar una indebida apreciación del
mérito probatorio de la prueba pericial, es menester señalar que dicha probanza se aprecia de
acuerdo a las reglas de la sana crítica, análisis que importa tener en consideración las razones
jurídicas, asociadas a las simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia en cuya virtud
les asigne o les reste valor, tomando en consideración especialmente la multiplicidad, gravedad,
precisión, concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes del proceso, de manera que el
examen conduzca lógicamente a la conclusión que convence al sentenciador. En definitiva, el juez
efectúa la ponderación de los elementos de juicio, sobre la base de parámetros jurídicos, lógicos y
de manera fundada, apoyado en los principios que le produzcan convicción de acuerdo a su
experiencia.

Conforme a lo señalado anteriormente, cabe sólo concluir que no se advierte en el caso en


particular una errónea valoración y ponderación de los medios probatorios rendidos, en general, ni
de la prueba pericial, en lo específico, en términos tales que los sentenciadores contravengan las
leyes de la lógica, la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados;

Art. 402 (392). No se recibirá prueba alguna contra los hechos personales claramente confesados
por los litigantes en el juicio.
Podrá, sin embargo, admitirse prueba en este caso y aun abrirse un término especial para ella, si el
tribunal lo estima necesario y ha expirado el probatorio de la causa, cuando el confesante alegue,
para revocar su confesión, que ha padecido error de hecho y ofrezca justificar esta circunstancia.
Lo dispuesto en el inciso precedente se aplicará también al caso en que los hechos confesados no
sean personales del confesante.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57543

Corte: Corte de Apelaciones de Talca


Rol: 101-2011

Fecha: 04/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 402, Ley N° 18290 Año 2005 art 167 n° 13, Ley N°
18287 Año 1984 art 14

Sentencia: SENTENCIA

Talca, cuatro de enero dos mil doce.

Tercero: Que, muy por el contrario, la apelante no puede pretender en sede de procedimiento
de Policía Local aplicar las reglas de la prueba legal o tasada, así el juez a quo, señala en su
considerando décimo que, apreciando las pruebas de acuerdo a las reglas de la sana crítica,
según lo faculta el artículo 14 de la Ley 18.287, llega a la conclusión de que no existe prueba
que permita dar por establecida una conducción descuidada y los daños ocasionados en la
infraestructura vial, y por lo tanto, la responsabilidad infraccional, máxime, cuando se ha
probado en el proceso que la vía se encontraba en malas condiciones, debido al terremoto,
había escasa señalización, así como una densa neblina que impedía la normal conducción.

Quinto: Que era a la Sociedad demandante a quien correspondía la carga procesal probatoria
tanto respecto de la responsabilidad infraccional, como cuanto la responsabilidad civil, cosa
que no logró en el proceso. Se debe tener presente que corresponde a cada parte ejercitar las
cargas procesales establecidas en su propio interés –GOLDSCHMIDT–, una carga es el ejercicio
de un derecho para el logro del propio interés–, concepto procesal "que impide que se
produzca la situación conocida como la absolución de la instancia o non likuet, que existía en el
derecho romano, y en virtud de la cual, si no se acreditaban los hechos, el juez estaba obligado
a sobreseer el proceso. Hoy en día, si no se rinde prueba, el juez deberá dictar sentencia
desfavorable contra el que no sobrellevó la carga de la prueba".

Redacción del abogado integrante de la I. Corte de Apelaciones de Talca don RUPERTO


PINOCHET OLAVE

Regístrese y devuélvase.

Rol 101–2011/Crimen.

PRONUNCIADA POR LA PRESIDENTE DE LA SEGUNDA SALA MINISTRA DOÑA OLGA MORALES


MEDINA, FISCAL JUDICIAL DON MOISÉS MUÑOZ

5. De la inspección personal del tribunal


Art. 425 (427). Los tribunales apreciarán la fuerza probatoria del dictamen de peritos en
conformidad a las reglas de la sana crítica.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57465

Corte: Corte de Apelaciones de Santiago

Rol: 2477-2010

Fecha: 02/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 425, Código de Comercio art 539

Sentencia: SENTENCIA

Octavo: Que el informe pericial precedentemente citado, ponderado de acuerdo a la sana


crítica, permite al tribunal concluir que el valor del camión asegurado por la empresa
demandada es de $10.125.000.

Conviene recordar que uno de los elementos de la sana crítica al apreciar la prueba, es la
experiencia y es sabido que la tasación de los vehículos que hace el Servicio de Impuestos
Internos es bastante inferior a su valor comercial, lo que hace que la Corte dé preeminencia al
informe pericial de fojas 159 por sobre la tasación del servicio supradicho. Además, contribuye
a la convicción del tribunal la publicación de prensa de fojas 134 que a un vehículo de análogas
características a las del que es materia de la litis lo valoriza en $13.800.000.

En cuanto a la apelación:

SE CONFIRMA la misma sentencia con declaración de que se eleva a $10.125.000 (diez


millones ciento veinte cinco mil pesos) la suma que la demandada debe pagar al demandante a
título de indemnización por el siniestro del vehículo asegurado, más los intereses corrientes
para operaciones no reajustables a contar de la fecha de esta sentencia.

Regístrese y notifíquese.

Rol 2477–2010

Redacción del Ministro señor Patricio Villarroel Valdivia.

Pronunciada por la Novena Sala de esta I. Corte de Apelaciones de Santiago, integrada por los
Ministros señor Patricio Villarroel Valdivia, señor Raúl Héctor Rocha Pérez y la Abogado
integrante señora Paola Herrera Fuenzalida.

 Nro_Legalpublishing = 57942
Corte: Corte de Apelaciones de La Serena

Rol: 1670-2011

Fecha: 13/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 425

Sentencia: SENTENCIA

CUARTO: Este principio es de aquellos que vienen del Derecho Romano, y que los tratadistas
atribuyen a Pomponio en el Digesto. "Iure naturae aequum est, neminem cum alterius
detrimento et iniuria fieri locupletiorem" ("Es justo, por Derecho natural, que nadie se haga
más rico con daño y perjuicio de otro") (Pomponio, Digesto, de regulis iuris, 50, 17.) y, en ese
orden de ideas es que se derivan los razonamientos de la juez a quo, analizando la procedencia
de la acción in rem verso se establecen justamente verificando aquellos requisitos que acorde
a la naturaleza de la misma se deben conformar para darle lugar o negar su pedido;

Redacción del Abogado Integrante señor Manuel Cortés Barrientos.

 Nro_Legalpublishing = 57948

Corte: Corte Suprema

Rol: 3407-2011

Fecha: 16/01/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1698, Código de Procedimiento Civil art 144, Código de
Procedimiento Civil art 785, Código Civil art 889, Código Civil art 19, Código de Procedimiento
Civil art 384, Código Civil art 1700, Código de Procedimiento Civil art 428, Código de
Procedimiento Civil art 425, Código Civil art 2493

Sentencia: SENTENCIA

OCTAVO: Que los planteamientos que cimentan el recurso – ya reseñados en la cuarta


motivación, obligan a poner de relieve que, bajo el prisma actual, el recurso de casación en el
fondo se concibe como orientado, esencialmente, a cautelar la observancia de la ley en
resguardo, in fine, de la eficacia de la garantía constitucional de igualdad de las personas ante
ella. El Tribunal Constitucional de Chile, en la sentencia dictada con fecha 1de febrero de 1995,
en los autos rol N° 205, se refirió a este tema, expresando que "mediante el recurso de
casación en el fondo, el sistema procesal da eficacia al principio de legalidad y al de igualdad
ante la ley, garantizados ambos plenamente por la Constitución Política", "toda vez que se ha
establecido un solo tribunal competente para conocerlo con el objeto de que éste resuelva si
ha existido error de derecho en la sentencia recurrida y si lo hubiere la anule y restablezca el
imperio de la norma violentada".

En general, la doctrina y la jurisprudencia han caracterizado a este medio de impugnación


como uno de índole extraordinaria, que no constituye instancia jurisdiccional, pues no tiene
por finalidad connatural revisar las cuestiones de hecho del pleito ya tramitado, sino antes que
ello, se trata de un arbitrio de derecho, puesto que la resolución del mismo debe limitarse en
forma exclusiva a la evaluación de la aplicación de la ley en la sentencia que se trata de
invalidar, respetando los hechos que vienen dados en el fallo, que habrán sido fijados
soberanamente por los jueces sentenciadores. En ese sentido, por disposición de la ley, el
examen y consideración de tales hechos y de todos los presupuestos fácticos previos en que se
apoya la decisión que se revisa, escapan al conocimiento del tribunal de casación.

Ahora bien, como se sabe, esa limitación a la actividad judicial de esta Corte se encuentra
legalmente contemplada en el artículo 785 del Código de Procedimiento del ramo, en cuanto
dispone que la Corte Suprema, al invalidar una sentencia por casación en el fondo, dictará acto
continuo y sin nueva vista, pero separadamente, la sentencia que zanje el asunto que haya sido
objeto del recurso, de la manera que crea conforme a la ley y al mérito de los hechos, tal como
se han dado establecidos en el fallo recurrido. Sin embargo, en forma excepcional, es posible
conseguir la alteración de los hechos asentados por los tribunales de instancia en caso que la
infracción de ley que se denuncia en el recurso responda a la transgresión de una o más
normas reguladoras de la prueba, mas no respecto de alguna de aquéllas que reglan la
apreciación de las probanzas que se hubiesen rendido, cuya aplicación es facultad privativa del
juzgador;

NOVENO: Que esas reglas que rigen la prueba, cuya infracción hace posible que en sede de
casación varíen los hechos de la causa, condicen con aquellas directrices que constituyen
normas fundamentales encargadas de determinar los diferentes medios probatorios; el
procedimiento y la oportunidad en que debe ofrecerse, aceptarse y rendirse las probanzas; la
fuerza o valor de cada medio y la manera como el tribunal debe ponderarlos, importando
verdaderas obligaciones y limitaciones dirigidas a ajustar las potestades de los sentenciadores
en dicho ámbito y, de esta forma, conducir a una correcta decisión en el juzgamiento. En el
sistema probatorio civil están referidas a: 1) instituir los medios de prueba que pueden
utilizarse para demostrar los hechos en un proceso; 2) precisar la oportunidad en que puede
valerse de ellos; 3) determinar el procedimiento que las partes y el juez deben utilizar para
ofrecer, aceptar y aportar las probanzas al juicio; 4) asignar el valor probatorio que tiene cada
uno de los medios individualmente considerados y 5) ordenar la forma como el sentenciador
debe realizar la ponderación comparativa entre los medios de la misma especie y entre todos
los reconocidos por el ordenamiento legal.

Sin embargo, sólo a algunas de las normas relativas a la prueba se le reconoce el carácter de
esenciales respecto de la actividad probatoria y que es objetivamente ponderada por el
legislador – justificando la intervención del tribunal de casación –, pues no queda dentro del
criterio o decisión subjetiva de los magistrados que aquilatan los antecedentes. Ellas se
reconocen en que su conculcación se da en las siguientes circunstancias: a) al aceptar un
medio probatorio que la ley prohíbe absolutamente o respecto de la materia de que se trata;
b) por el contrario, al rechazar un medio que la ley acepta; c) al alterar el onus probandi o peso
de la prueba, esto es, en quien queda radicada la carga de aportar los elementos que acreditan
los hechos que conforman la litis; d) al reconocer a un medio de prueba un valor distinto que el
asignado en forma por el legislador o hacerlo sin que se cumplan los supuestos determinados
como regla general por el legislador; e) igualmente, a la inversa, al desconocer el valor que el
legislador asigna perentoriamente a un elemento de prueba, cuando éste cumple
efectivamente los supuestos legales, y f) al alterar el orden de precedencia en que deben ser
llamados los medios probatorios y que la ley les asignare, en su caso.

En la medida que los jueces del fondo respeten esas pautas elementales de juzgamiento, son
soberanos para apreciar la prueba y, en consecuencia, sus decisiones no son susceptibles de
ser revisadas por la vía de la casación, en tanto se basen en la justipreciación de los diversos
elementos de convicción. Se excluye, entonces, lo atinente a la ponderación comparativa de
una misma clase de medio probatorio o de la apreciación que se realiza en conjunto de todos
los medios. Esta salvedad se explica en el componente básico de prudencia en la decisión que
exhibe la actividad jurisdiccional, por cuanto las determinaciones que adoptan los jueces,
sustentadas en aquellos preceptos – como se ha dicho –, les otorgan libertad para calibrar los
diversos elementos probatorios, quehacer situado al margen del examen que se realiza por la
vía de casación de fondo.

La razón cardinal de lo descrito reside en la justificación de la verdad de los hechos


controvertidos en un juicio llevada a efecto en la forma dispuesta por el legislador del ramo;

UNDÉCIMO: Que respecto a la imputación de una errada ponderación de la prueba testimonial


rendida en autos, cabe consignar que el artículo 384 del Código de Procedimiento Civil –
disposición que se dice infringida en el recurso – mirado desde el ángulo propuesto en el libelo
de nulidad, no reviste la naturaleza de ser reguladora de la prueba. Esta aserción deriva de una
interpretación que emana de la historia fidedigna del establecimiento del precepto, a la que ha
de acudirse con arreglo a lo consignado en la segunda parte del artículo 19 del Código Civil.

En efecto, la Comisión Revisora del Proyecto de Código de Procedimiento Civil consideró las
reglas de la citada disposición legal como principios generales para los jueces, circunstancia
que precisaría luego la Comisión Mixta y al efecto puede citarse que el senador señor
Ballesteros expuso que "debería dejarse amplia libertad al tribunal para apreciar el mérito
probatorio de las declaraciones de testigos, como quiera que en realidad constituyen sólo una
presunción, en el sentido lato de la palabra. El señor Vergara recuerda que así lo ha sostenido
en otras ocasiones en que se ha tratado de cuestiones relacionadas con la apreciación de la
prueba. De tal manera que, a su juicio, el tribunal debiera estar facultado para desestimar, no
sólo el dicho de dos, sino de cualquier número de testigos, cuando en su concepto no fueren
dignos de fe sus testimonios. La Comisión aceptó las ideas de los señores Ballesteros y Vergara
y para consignarlas en el proyecto se acordó reemplazar las palabras "hará" que emplea el
número 2° por la frase ‘podrá constituir’". (Los Códigos Chilenos Anotados. Código de
Procedimiento Civil – Conforme a la Edición Reformada de 1918 – Orígenes, Concordancias,
Jurisprudencia, Santiago Lazo, Poblete–Cruzat Hermanos Editores, 1918, páginas 338 a 342);

DUODÉCIMO: Que, de consiguiente, no queda sino entender que los tribunales de la instancia
obran con independencia al apreciar la prueba de testigos – entendida como el análisis que
efectúan de ellas los sentenciadores del grado para determinar cada uno de los elementos que
consagra el legislador a objeto de regular su fuerza probatoria –, labor que se encuentra
entregada a dichos jueces y escapa al control del Tribunal de Casación;

DECIMOCUARTO: Que en lo referente al artículo 428 del Código de Procedimiento Civil, última
de las normas tocantes a la esfera probatoria denunciadas como transgredidas en el recurso,
es útil señalar que, en virtud de ella, se entrega a los jueces del fondo la facultad de decidir,
entre pruebas contradictorias, las que ellos crean más conforme con la verdad. Consagra así,
claramente, la apreciación judicial de las pruebas rendidas y no impone una valoración legal
obligatoria.

En el caso sub lite, se puede establecer que los jueces del fondo llegaron a sus conclusiones
sobre la base de la apreciación comparativa de los medios de prueba conforme a sus
atribuciones privativas, optando por otorgar certidumbre a lo afirmado en sendos peritajes –
de ingeniero civil y geomensor – agregados en cada una de las instancias del proceso que, al
decir del tribunal de alzada constituye la única prueba con aptitud para esclarecer el asunto
sub judice, llevando a esos jueces a inclinarse en el mismo sentido que ya lo había hecho el a
quo, esto es, al acogimiento de la demanda reivindicatoria, por entender que, con dicha
prueba, quedó justificado que, de las inscripciones dominicales presentadas por los litigantes,
aquélla perteneciente al actor exhibía mayores coincidencias con el terreno en litigio, mientras
que los datos del título registrado a nombre de la demandada no muestra concordancia alguna
con los deslindes del predio de la contienda;

De lo expresado, cabe inferir que la infracción denunciada a lo dispuesto en el artículo 428 del
Código de Procedimiento Civil incide en una facultad privativa entregada a los jueces del
mérito en un marco normativo en que éstos pueden hacer la comparación de la prueba
rendida en el proceso, correspondiendo tal actuación a un proceso racional que, en cuanto tal,
no está sujeto al control del recurso de casación en el fondo;

DECIMOQUINTO: Que mención aparte merece la circunstancia que en el aquilatamiento de


esas pericias los sentenciadores han procedido conforme a los dictados de la sana crítica,
puesto que así lo prevé el artículo 425 del Código de Procedimiento Civil.

Desde ya, resalta que el libelo de casación no acusa transgresión al antedicho precepto,
circunstancia que unida a la ausencia de un reproche directo y circunstanciado fundado en
error en la valoración de la pericial con arreglo al sistema de valoración de la prueba que le es
propio, termina por neutralizar cualquier posibilidad de revertir lo que viene sentado como el
fundamento fáctico del fallo;

DECIMOSEXTO: Que, sin perjuicio de lo último, de todos modos se dirá que así como las leyes
reguladoras de la prueba son a un sistema de prueba tasada, la sana crítica lo es a un sistema
de apreciación de la prueba por medio de la persuasión racional del juez, menos intenso que el
primero, pero ciertamente, más estricto a la hora de otorgar libertad de ponderación de la
prueba al sentenciador, como sucede cuando éste actúa conforme al sistema de la libre
convicción.

Doctrina y jurisprudencia dan cuenta de las diversas visiones sobre la procedencia de la


revisión de la función jurisdiccional en torno a la ponderación de la prueba conforme a las
leyes de la sana crítica. Por una parte están quienes entienden que ésta queda entregada
exclusivamente a la ponderación de los jueces de la instancia y que la Corte de Casación no
está llamada a revisar la formulación de los hechos de esta forma establecidos. La opinión
contraria, que reconoce competencia al Tribunal de Casación en este sentido, se sustenta en
los parámetros objetivos en que descansa la aplicación de estas reglas, circunstancia que las
hace perfectamente controlables mediante el recurso de casación, corrigiendo de esta forma
graves y objetivos errores en las determinaciones jurisdiccionales.

En lo fundamental, la sana crítica está referida a la valoración y ponderación de la prueba, esto


es, la actividad encaminada a determinar, en primer lugar, los aspectos que inciden la decisión
de considerar aisladamente los medios probatorios, para precisar su eficacia, pertinencia,
fuerza, vinculación con el juicio y cuanto pueda producir fe en el juzgador respecto de su
validez y su contribución al establecimiento de la verdad de los hechos controvertidos, esto es
el mérito que puede incidir en la convicción del sentenciador. Luego, en una valoración
conjunta de los medios probatorios así determinados, extraer las conclusiones pertinentes en
cuanto a los hechos y fijar la forma en que sucedieron los hechos. En ambos escalones deberá
tener presente el magistrado las leyes de la lógica, la experiencia y los conocimientos
científicamente afianzados en la comunidad en un momento determinado, por ello es que son
variables en el tiempo y en el espacio, pero estables en el pensamiento humano y la razón.
Este es el contenido de la sana crítica o su núcleo medular; son los aspectos que no pueden ser
desatendidos;

Redacción a cargo del ministro señor Sergio Muñoz G.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún M.,
Sergio Muñoz G., Juan Araya E., Guillermo Silva G. y Carlos Cerda F.

Nro_Legalpublishing = 60147

Corte: Corte Suprema

Rol: 1675-2012

Fecha: 11/04/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1698, Código de Procedimiento Civil art 425, Código de Procedimiento
Civil art 394, Código de Procedimiento Civil art 399, Código Civil art 1703, Código Civil art 1702,
Código Civil art 1700, Código de Procedimiento Civil art 343, Código de Procedimiento Civil art 342,
Código Civil art 70 y ss, Código Civil art 916, Código Civil art 924, Código Civil art 925, Código Civil
art 2492 y ss, Código Civil art 588, Código Civil art 713, Código Civil art 2510, Código Civil art 1810

Sentencia: SENTENCIA
4º.– Que, enfrentados a lo que se ha razonado debe anotarse que a la categoría jurídica de las
denominadas leyes reguladoras de la prueba pertenece el artículo 1698 del Código Civil – norma
que se denuncia como transgredida – en cuanto, por su primer inciso, regula la distribución de la
carga de la prueba, haciéndola gravitar sobre quien alega la existencia de la obligación o la
extinción de ésta; y, en su inciso segundo, enumera los distintos medios de prueba que pueden
hacerse valer en juicio; disposición complementada en este aspecto por el artículo 341 del Código
de Procedimiento Civil, que agrega el informe de peritos, no contemplado en la norma del Código
Civil.

En la impugnación de que aquí se trata se denunció por el actor infringido el artículo 1698 recién
mencionado, sin precisar a cuál de las dos normas que éste comprende dirige su censura.

Empero, examinada ésta, se advierte que, por su intermedio, lo que en verdad se cuestiona es la
apreciación que los sentenciadores de la instancia hicieron de las pruebas allegadas al expediente,
en particular, la instrumental y confesional, circunstancia ésta que significa que se critica la
operación mental desarrollada por dichos magistrados con el objeto de conocer el mérito o valor
de convicción que pueda deducirse del contenido de esa prueba; pero cierto es que no se le ha
negado valor y existencia al medio probatorio mismo, el que se analiza y pondera;

6°.– Que, por su parte, haciéndose cargo de los artículos 394, 399 del Código Adjetivo 1713 del
Código Civil, también aludidos como quebrantado por la actora, debe anotarse, primeramente, que
la confesión puede producirse en juicio como medio probatorio, para dar por demostrado un
hecho, o bien para conseguir un título ejecutivo y gestión preparatoria, en determinados casos
siendo las reglas en uno y otro, distintas. Para determinar la apreciación de la prueba confesional,
en primer lugar, debe establecerse si la confesión es válida; luego fijar el contenido de la misma, es
decir, cuáles son los hechos confesados y, finalmente, asignarle el mérito probatorio que contenga
como instrumento de complexión y respecto de la existencia o inexistencia de tales presupuestos
fácticos. Reunido los requisitos pertinentes dicha probanza constituye una prueba de eficacia
privilegiada, de plena prueba.

Luego, en cuanto a las normas cuya contravención se reclama supone, en términos bastante
simples, no otorgar valor de plena prueba al reconocimiento de hechos personales del confesante
y que, por cierto, le sean perjudiciales, o, por la inversa y en lo que importa a la casación, otorgar
ese valor en circunstancias que no se verifique el mismo presupuesto.
Pues bien, del análisis de los fundamentos del fallo impugnado no aparece en lo absoluto que los
magistrados hubieran incurrido en la falta antes descrita, en cualquiera de sus modalidades,
debiendo hacerse presente que la conclusión a la cual arribaron los sentenciadores, derivó de la
ponderación que aquellos efectuaron –con ocasión de las facultades que les son propias– de las
probanzas aportadas por las partes al pleito;

7°.– Que, finalmente y en vinculación con la vulneración al artículo 425 del Código de
Procedimiento Civil, también reclamada, que se orienta a argumentar una indebida apreciación del
mérito probatorio de la prueba pericial, es menester señalar que dicha probanza se aprecia de
acuerdo a las reglas de la sana crítica, análisis que importa tener en consideración las razones
jurídicas, asociadas a las simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia en cuya virtud
les asigne o les reste valor, tomando en consideración especialmente la multiplicidad, gravedad,
precisión, concordancia y conexión de las pruebas o antecedentes del proceso, de manera que el
examen conduzca lógicamente a la conclusión que convence al sentenciador. En definitiva, el juez
efectúa la ponderación de los elementos de juicio, sobre la base de parámetros jurídicos, lógicos y
de manera fundada, apoyado en los principios que le produzcan convicción de acuerdo a su
experiencia.

Conforme a lo señalado anteriormente, cabe sólo concluir que no se advierte en el caso en


particular una errónea valoración y ponderación de los medios probatorios rendidos, en general, ni
de la prueba pericial, en lo específico, en términos tales que los sentenciadores contravengan las
leyes de la lógica, la experiencia y los conocimientos científicamente afianzados;

Nro_Legalpublishing = 60647

Corte: Corte Suprema

Rol: 7978-2009

Fecha: 04/05/2012

Leg. Aplic.: Constitución Política art 19 n° 24, Código de Aguas art 8, Código de Procedimiento Civil
art 425, Código de Procedimiento Civil art 384 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 408, Código
de Aguas art 10, Decreto Ley N° 2603 Año 1979 art 7, Código Civil art 582, Código de Aguas art 179

Un segundo comentario ineludible consiste en que, por regla general, el empleo por los
sentenciadores de la pauta del artículo 425 no resulta impugnable en un recurso de casación de
fondo, a menos que exprese con toda claridad y de manera determinada y específica la regla de la
lógica, de la experiencia, de la razón o el sentido común que quienes argumentan han infringido.
Sana crítica, como lo ha mencionado reiteradamente este supremo tribunal, importa un respeto a
la libertad del pensamiento judicativo que soberanamente están llamados a desarrollar los
juzgadores para aplicar el derecho a la situación concreta que por intermedio del procedimiento
les es presentada. Es por ello que como corolario de la independencia del juicio jurisdiccional no
puede interceptarse ni obstaculizarse, de manera alguna, el superior desarrollo de tan superior
facultad en un Estado de derecho donde la jurisdicción resulta ser, a la postre, la que asegura la
eficacia del espectro normativo que la sociedad democrática se ha dado. Su límite está puesto por
los bordes propios de la inteligencia. No es posible aceptar, entonces, que sin más, se espete que
una sentencia quiebra los parámetros de la lógica, sin explicar los fundamentos de semejante
imputación.

Nro_Legalpublishing = 58587
Corte: Corte Suprema
Rol: 4636-2011
Fecha: 30/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768, Código Orgánico de Tribunales art 195, Código
de Procedimiento Civil art 170, Ley N° 3390 Año 1918 art 5 Transitorio, Código de Procedimiento
Civil art 339, Código Civil art 1713, Código Civil art 1698, Código de Procedimiento Civil art 425,
Código Civil art 1701
TERCERO: Que, en seguida, de conformidad con lo dispuesto en el número 5 del artículo 768 del
Código de Procedimiento Civil, es causal de casación en la forma haber sido pronunciada la
sentencia con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el artículo 170.
El Código de Procedimiento Civil, en sus artículos 169, 170 y 171, regula las formas de las
sentencias y, con arreglo a lo preceptuado en el artículo 170 en mención – en lo que interesa al
presente recurso –, las sentencias de segunda instancia que revoquen en su parte dispositiva las de
otros tribunales, contendrán: "...4°. Las consideraciones de hecho o de derecho que sirven de
fundamento a la sentencia...6°. La decisión del asunto controvertido. Esta decisión deberá
comprender todas las acciones y excepciones que se hayan hecho valer en el juicio; pero podrá
omitirse la resolución de aquéllas que sean incompatibles con las aceptadas...".
QUINTO: Que a objeto de determinar si el fallo cuestionado envuelve el último defecto de casación
alegado por las demandantes – que la sentencia contenga decisiones contradictorias –, es útil
indagar sobre el contenido de la voz que define la causal: contradictorio. Según el Diccionario de la
Real Academia Española de la Lengua, en su vigésimo segunda edición, el término en mención
significa: "Que tiene contradicción con algo. Cada una de las dos proposiciones, de las cuales una
afirma lo que la otra niega, y no pueden ser a un mismo tiempo verdaderas ni a un mismo tiempo
falsas".
Por ello es que – como lo ha expresado por esta Corte en forma reiterada –, para entender
concurrente el vicio en referencia, es requisito que la sentencia contenga dos o más decisiones
antagónicas o incompatibles entre sí, de manera que no sea posible cumplirlas porque se
contradicen y no se pueden obedecer simultáneamente. Contradictorias son aquellas
proposiciones en que una afirma lo que la otra niega, como si por un lado se declara resuelto un
contrato y por otro se ordena el cumplimiento del mismo o, si se rechaza una demanda en su
totalidad, pero al mismo tiempo se declara que alguna de las peticiones contenidas en la misma
queda acogida, aunque sea parcialmente.
En la especie, revisado el tenor de la sentencia definitiva pronunciada por la Corte de Apelaciones
de Santiago – en lo que incumbe al vicio que se examina –, se advierte que contiene una sola
decisión: la de rechazar, en todas sus partes, las demandas deducidas en lo principal y primer
otrosí de fojas 29, de suerte que resulta imposible que pueda estar en contradicción con alguna
otra.
En todo caso, valga dejar expresado que el aserto que sirve a las recurrentes para enderezar esta
causal de nulidad de forma: que la sentencia cuestionada envuelva una doble y disonante
determinación del justo precio del predio sub lite, no resulta ser efectivo, dado que la novedad
introducida al fallo por los magistrados de alzada dice relación con el proceder previo de las
actoras, al haber vendido el bien raíz sub lite al mismo precio que unos meses antes había pactado
a su respecto al comprarlo, actuar propio de las litigantes en mención del que los sentenciadores
coligen su conformidad manifiesta acerca de la adecuada proporcionalidad de ese valor, mirado
desde la óptica de la equivalencia de las prestaciones, una de las ideas jurídicas que se encuentra
en la base del instituto de la lesión enorme que han invocado.
NOVENO: Que los planteamientos que sirven al postulado de nulidad de las demandantes hacen
necesario poner de relieve que, bajo el prisma actual, el recurso de casación en el fondo se concibe
orientado, esencialmente, a cautelar la observancia de la ley en resguardo, in fine, de la eficacia de
la garantía constitucional de igualdad de las personas ante ella. El Tribunal Constitucional de Chile,
en la sentencia dictada con fecha 1 de febrero de 1995, en los autos rol N° 205, se refirió a este
tema, expresando que "mediante el recurso de casación en el fondo, el sistema procesal da eficacia
al principio de legalidad y al de igualdad ante la ley, garantizados ambos plenamente por la
Constitución Política", "toda vez que se ha establecido un solo tribunal competente para conocerlo
con el objeto de que éste resuelva si ha existido error de derecho en la sentencia recurrida y si lo
hubiere la anule y restablezca el imperio de la norma violentada".
En general, la doctrina y la jurisprudencia han caracterizado a este medio de impugnación como
uno de índole extraordinaria, que no constituye instancia jurisdiccional, pues no tiene por finalidad
connatural revisar las cuestiones de hecho del pleito ya tramitado, sino antes que ello, se trata de
un arbitrio de derecho, puesto que la resolución del mismo debe limitarse en forma exclusiva a la
detección de la correcta o incorrecta aplicación de la ley en la sentencia que se trata de invalidar,
respetando los hechos que vienen dados en el fallo, que habrán sido fijados soberanamente por
los jueces sentenciadores. En ese sentido, por disposición de la ley, el examen y consideración de
tales hechos y de todos los presupuestos fácticos previos en que se apoya la decisión que se revisa,
escapan al conocimiento del tribunal de casación.
Ahora bien, como se sabe, esa limitación a la actividad jurisdiccional de esta Corte se encuentra
legalmente contemplada en el artículo 785 del Código de Procedimiento del ramo, en cuanto
dispone que la Corte Suprema, al invalidar una sentencia por casación en el fondo, dictará acto
continuo y sin nueva vista, pero separadamente, la sentencia que zanje el asunto que haya sido
objeto del recurso, de la manera que crea conforme a la ley y al mérito de los hechos, tal como se
han dado establecidos en el fallo recurrido. Sin embargo, en forma excepcional, es posible
conseguir la alteración de los hechos asentados por los tribunales de instancia en caso que la
infracción de ley que se denuncia en el recurso responda a la transgresión de una o más normas
reguladoras de la prueba, mas no respecto de alguna de aquéllas que reglan la apreciación de las
probanzas que se hubiesen rendido, cuya aplicación es facultad privativa del juzgador;
DÉCIMO: Que esas reglas que rigen la prueba, cuya infracción hace posible que en sede de
casación varíen los hechos de la causa, condicen con aquellas directrices que constituyen normas
fundamentales encargadas de determinar los diferentes medios probatorios; el procedimiento y la
oportunidad en que debe ofrecerse, aceptarse y rendirse las probanzas; la fuerza o valor de cada
medio y la manera como el tribunal debe ponderarlos, importando verdaderas obligaciones y
limitaciones dirigidas a ajustar las potestades de los sentenciadores en dicho ámbito y, de esta
forma, conducir a una correcta decisión en el juzgamiento. En el sistema probatorio civil están
referidas a: 1) instituir los medios de prueba que pueden utilizarse para demostrar los hechos en
un proceso; 2) precisar la oportunidad en que puede valerse de ellos; 3) determinar el
procedimiento que las partes y el juez deben utilizar para ofrecer, aceptar y aportar las probanzas
al juicio; 4) asignar el valor probatorio que tiene cada uno de los medios individualmente
considerados; y 5) ordenar la forma como el sentenciador debe realizar la ponderación
comparativa entre los medios de la misma especie y entre todos los reconocidos por el
ordenamiento legal.
Sin embargo, sólo a algunas de las normas relativas a la prueba se les reconoce el carácter de
esenciales respecto de la actividad probatoria y que es objetivamente ponderada por el legislador
– justificando la intervención del tribunal de casación –, pues no queda dentro del criterio o
decisión subjetiva de los magistrados que aquilatan los antecedentes. Ellas se reconocen en que su
conculcación se da en las siguientes circunstancias: a) al aceptar un medio probatorio que la ley
prohíbe absolutamente o respecto de la materia de que se trata; b) por el contrario, al rechazar un
medio que la ley acepta; c) al alterar el onus probandi o peso de la prueba, esto es, en quien queda
radicada la carga de aportar los elementos que acreditan los hechos que conforman la litis; d) al
reconocer a un medio de prueba un valor distinto que el asignado en forma por el legislador o
hacerlo sin que se cumplan los supuestos determinados como regla general por el legislador; e)
igualmente, a la inversa, al desconocer el valor que el legislador asigna perentoriamente a un
elemento de prueba, cuando éste cumple efectivamente los supuestos legales, y f) al alterar el
orden de precedencia en que deben ser llamados los medios probatorios y que la ley les asignare,
en su caso.
En la medida que los jueces del fondo respeten esas pautas elementales de juzgamiento, son
soberanos para apreciar la prueba y, en consecuencia, sus decisiones no son susceptibles de ser
revisadas por la vía de la casación, tanto en cuanto se basen en la justipreciación de los diversos
elementos de convicción. Se excluye, entonces, lo atinente a la ponderación comparativa de una
misma clase de medio probatorio o de la apreciación que se realiza en conjunto de todos los
medios. Esta salvedad se explica en el componente básico de prudencia en la decisión que exhibe
la actividad jurisdiccional, por cuanto las determinaciones que adoptan los jueces, sustentadas en
aquellos preceptos – como se ha dicho –, les otorgan libertad para calibrar los diversos elementos
probatorios, quehacer situado al margen del examen que se realiza por la vía de casación de
fondo.
La razón cardinal de lo descrito reside en la justificación de la verdad de los hechos controvertidos
en un juicio llevada a efecto en la forma dispuesta por el legislador del ramo;
UNDÉCIMO: Que el artículo 1713 del Código Civil asigna valor de plena prueba contra el litigante
que la presta, ya tácita o expresamente, a la confesión que alguno hiciere en juicio por sí o por
medio de apoderado especial o representante legal, relativa a un hecho personal de la misma
parte, aunque no haya un principio de prueba por escrito, salvo en los casos comprendidos en el
inciso primero del artículo 1701 del mismo cuerpo legal y en los demás que las leyes exceptúen.
Agrega el inciso segundo del mismo precepto, que el confesante no podrá revocarla "a no probarse
que ha sido el resultado de un error de hecho".
A su turno, el artículo 399 de la compilación procesal civil ordena a los tribunales apreciar la fuerza
probatoria de la confesión judicial en conformidad a la disposición precedentemente relacionada;
DECIMOQUINTO: Que otra razón que conduce a concluir que el recurso de casación en el fondo
interpuesto por las actoras ve mermado el vigor de sus basamentos resulta de no haber
encaminado el error de derecho que le sirve de fundamento en una vulneración de las normas
que, en la especie, tuvieron el carácter decisorias de la litis, es decir, los preceptos que al ser
aplicados han servido para resolver la cuestión controvertida, particularmente, aquéllas contenidas
en el párrafo 13 del título vigésimo tercero del Libro Cuarto del Código Civil, que trata "De la
rescisión de la venta por lesión enorme", de entre las cual destaca el artículo 1889, por ser la que
describe la figura sustantiva en mención.
Así construido el libelo de casación, éste revela que las impugnantes no cuestionan, ergo acepta, la
aplicación que de ellas efectúa el fallo cuya anulación postula. De consiguiente, aún en el evento
de que esta Corte concordara con estas litigantes en el sentido de haberse producido los yerros
que denuncian, tendría, no obstante, que declarar que los mismos no influyen en lo dispositivo de
la sentencia, desde que las normas nutrientes del instituto que conforma la causal de rescisión que
se pide declarar, no han sido consideradas al puntualizar la infracción preceptiva descrita en el
arbitrio procesal que se examina.
Al respecto, es pertinente recordar que el recurso de casación en el fondo persigue instar por un
examen del juicio conclusivo de la cuestión principal, desplegado desde la sustancia misma de la
sentencia definitiva o interlocutoria que se busca anular, cuyos desaciertos jurídicos autorizarán
una sanción procesal de esa envergadura, en la medida que hayan trascendido hasta la decisión
propiamente tal del asunto, definiéndola en un sentido diverso a aquél que se imponía según la
normativa aplicable.
De esta manera, entonces, aún bajo los parámetros de desformalización y simplificación que
caracterizan a este arbitrio desde la entrada en vigencia de la Ley N° 19.374, no se exime a quien lo
plantea de indicar, al menos, la ley que se denuncia como vulnerada y que ha tenido influencia
sustancial en lo resolutivo de la sentencia cuya anulación se persigue, esto es, aquel precepto legal
que en el proceso ostenta la condición de ley decisoria litis;
DECIMOSEXTO: Que, por último, se destinarán algunos pasajes a la circunstancia puntual advertida
por el tribunal de segunda instancia, relativa a la exacta armonía que se observa entre el precio en
que el mismo inmueble materia de la causa fue adquirido por las demandantes y el valor en que
tres meses después lo transfirieron por medio del contrato de compraventa que solicitan rescindir
alegando, justamente, que el precio pactado era inferior a la mitad de aquél que habría de
considerarse "justo".
Pues bien, al poner de relieve tales acontecimientos, los jueces de alzada no hacen sino traer a
colación y dar vigor al principio encarnado en la frase latina "venire contra factum proprium non
valet", que se ha traducido en la "teoría del acto propio", vinculada con toda claridad a uno de los
puntales de nuestro sistema jurídico: el principio de la buena fe, llamado a imperar en todo orden
de materias, especialmente, en el ámbito contractual;
DECIMONONO: Para situar lo anterior en su contexto, es necesario recordar que la actividad
jurisdiccional se corresponde con una función pública, rodeada de garantías que permiten el logro,
entre otras, de la claridad y transparencia, no sólo para las partes de la relación procesal, sino para
el conjunto de la sociedad atento al quehacer judicial. De esa forma, el control de la actividad
procesal y de lo resuelto adquiere real connotación, al tiempo que se legitima su imperio. Para que
ello tenga lugar, resulta imprescindible que la sentencia cumpla en debida forma con la
fundamentación exigida por el artículo 170 del Código de Procedimiento Civil, sirviendo de nexo y
posibilitando la inteligencia entre lo expositivo o descriptivo del pleito y lo resolutivo.
Lo indicado deja ver que la legitimidad de la decisión del juez radica no sólo en el convencimiento
de éste acerca de lo justo y arreglado a la ley de su sentencia, sino que, además, en las
justificaciones que exteriorice en el fallo para dotarlo de congruente sustentación que explique la
aplicación del derecho al caso determinado. Al respecto, se ha dicho: "Eso permite el control de la
actividad jurisdiccional por las partes, o por cualquier ciudadano, ya que la sentencia debe ser el
resultado de un razonamiento lógico capaz de ser demostrado mediante la relación entre la
exposición, la fundamentación y la parte dispositiva" (Guilherme, Pérez y Núñez, "Fundamentos
del Proceso Civil. Hacia una teoría de la adjudicación", Legal Publishing, pág.106);

Nro_Legalpublishing = 61955

Corte: Corte de Apelaciones de Santiago

Rol: 6303-2010

Fecha: 17/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 425

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, diecisiete de julio de dos mil doce.


Sexto: Que la prueba pericial, conforme lo ordena el artículo 425 del Código de Procedimiento
Civil, se aprecia conforme a las normas de la sana crítica.

Séptimo: Que sobre esta materia, Eduardo Couture define las reglas de la sana crítica como "las
reglas del correcto entendimiento humano; continentes y variables con relación a la experiencia
del tiempo y del lugar; pero estables y permanentes en cuanto a los principios lógicos en que
debe apoyarse la sentencia". Continua señalando que configuran una categoría intermedia entre
la prueba legal y la libre convicción. Sin la excesiva rigidez de la primera y sin la excesiva
incertidumbre de la última, configura una feliz formula de regular la actividad intelectual del juez
frente a la prueba. Son las reglas del correcto entendimiento humano, interfiriendo en ellas las
reglas de la lógica, con las reglas de la experiencia del juez. Unas y otras contribuyen de igual
manera a que el magistrado pueda analizar la prueba con arreglo a la sana razón y a un
conocimiento experimental de los casos. De este modo, el juez que debe decidir con arreglo a la
sana crítica, no es libre de razonar a voluntad, discrecionalmente, arbitrariamente. Esta manera de
actuar no sería sana crítica, sino libre convicción. La sana crítica es la unión de la lógica y la
experiencia sin excesiva abstracciones de orden intelectual, pero también sin olvidar esos
preceptos que los filósofos llaman de higiene mental, tendientes a asegurar el más certero y eficaz
razonamiento." (Eduardo Couture, Fundamentos de Derecho Procesal Civil, Arayus, Bs. Aires,
1955).

Por su parte, Hugo Alsina señala que, "las reglas de la sana crítica no son otras que las que
prescribe la lógica y derivan de la experiencia, las primeras con carácter permanente y las
segundas, variables en el tiempo y en el espacio"(Hugo Alsina, Tratado Teorico–practico de
Derecho Procesal Civil y comercial, Ediar, Bs. Aires, 1956).

Octavo: Que al momento de valorar la pericia médica, es igualmente importante considerar las
reglas de la lógica y además las reglas de la experiencia, ya que el juez no es una máquina de
razonar, sino, esencialmente, un hombre que toma conocimiento del mundo que le rodea y le
conoce a través de sus procesos sensibles e intelectuales. La sana crítica es, además de lógica, la
correcta apreciación de ciertas proposiciones de experiencia de que todo hombre se sirve en la
vida. Evidentemente, esas conclusiones no tienen lo rígido de los principios lógicos tradicionales,
sino que son contingentes y variables con relación al tiempo y lugar. El progreso de la ciencia está
hecho de una serie de máximas de la experiencia derogadas por otras más exactas; y aún frente a
los principios de la lógica tradicional, la lógica moderna muestra cómo el pensamiento humano se
halla en constante progreso en la manera de razonar.
Noveno: Que en los hechos, el actor no ha señalado de qué manera se han vulnerado los principios
que la sana crítica contiene, sino que más bien realiza un análisis e interpretación diversa del que
hace el sentenciador, que le lleva a estimar que el peritaje no es concluyente y atinente a la
cuestión debatida, sino más bien parcial e incompleto.

Décimo: Que, luego de realizadas las consideraciones precedentes, debe consignarse que el
tribunal a quo efectuó una ponderación de la prueba conforme a las reglas que la rigen, en cuanto
a la pericial, las normas de la sana crítica y respecto de la restante, de acuerdo a la prueba legal o
tasada.

7. De las presunciones

Art. 426 (428). Las presunciones como medios probatorios, se regirán por las disposiciones del
artículo 1712 del Código Civil.
Una sola presunción puede constituir plena prueba cuando, a juicio del tribunal, tenga caracteres
de gravedad y precisión suficientes para formar su convencimiento.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58166
Corte: Corte Suprema
Rol: 8869-2009
Fecha: 24/01/2012
Leg. Aplic.: Código Civil art 1698, Código de Procedimiento Civil art 341, Código de
Procedimiento Civil art 365 y ss, Código de Procedimiento Civil art 384, Código de
Procedimiento Civil art 426, Código Civil art 19 y ss, Ley N° 18575 Año 1999 art 42
QUINTO: Que cabe precisar que aunque el recurrente se esmera en presentar parte de sus
alegaciones como dirigidas a la denuncia de infracción de leyes reguladoras de la prueba,
lo cierto es que del tenor del recurso es posible advertir que lo que impugna es la
valoración que los jueces del fondo hicieron de la que se rindió en el proceso. En efecto, no
denuncia ninguna de las circunstancias mencionadas en el considerando cuarto de este
fallo, sino que la imputación que se formula por el recurso versa sobre el desconocimiento
que de la prueba que rindió su parte hizo el fallo impugnado; es decir, se refiere en
realidad a la ponderación que los sentenciadores hicieron de dicha prueba, la que
corresponde a una facultad exclusiva de éstos. Por su parte, el artículo 426 del Código de
Procedimiento Civil señala en su inciso segundo que una sola presunción puede constituir
plena prueba cuando, a juicio del tribunal, tenga caracteres de gravedad y precisión
suficientes para formar su convencimiento, de lo que se desprende que la deducción que
hace el tribunal, así como la calificación de su gravedad, precisión y concordancia es una
facultad privativa que corresponde a un proceso racional y, por ende, no sujeto al control
del recurso de casación en el fondo.
Redacción a cargo del Ministro Sr. Pierry.
 Nro_Legalpublishing = 59320
Corte: Corte de Apelaciones de Concepción
Rol: 1750-2011
Fecha: 06/03/2012
Leg. Aplic.: Código Orgánico de Tribunales art 195 n° 5, Código de Procedimiento Civil art
125, Código de Procedimiento Civil art 44
SEXTO.– Que conforme a los razonamientos anteriores, el incidente de nulidad de lo
obrado debe ser acogido, invalidándose las resoluciones indicadas en el motivo quinto y,
consecuencialmente, la notificación de la demanda ejecutiva, el requerimiento de pago y
todo lo obrado con posterioridad en atención a que no ha existido emplazamiento válido
en atención a que la notificación conforme al artículo 44 del Código de Procedimiento Civil
la ordenó un juez inhabilitado, debiendo retrotraerse la causa al estado de notificarse
legalmente a las partes la declaración de inhabilidad de fojas 10 para que puedan ejercer
sus derechos y, dependiendo de ello, se continúe adelante con la tramitación del juicio por
el juez que corresponda.

Nro_Legalpublishing = 59736

Corte: Corte Suprema

Rol: 1118-2012

Fecha: 27/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 426

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, veintisiete de marzo de dos mil doce.

8º.– Que, de igual modo, deberá ser desestimada la denuncia de trasgresión al artículo 1713 del
Código Civil, toda vez que del análisis del fallo recurrido se colige que los jueces del fondo de modo
alguno incurrieron en infracción a la confesional –consistente en la absolución de posiciones
prestada por don Alejandro Navarro Días a fojas 650–, cuya ponderación se realizó en
concordancia con los demás antecedentes adjuntados a los autos, debiendo considerarse, además,
que el propósito final de las argumentaciones que vierte el recurrente a este respecto para
expresar el error de derecho que atribuye a la sentencia recurrida, consiste en instar porque se
determine la efectividad del incumplimiento contractual de la demandada, basado en su desacato
a las condiciones estipuladas en el instrumento de 3 de noviembre de 2005, puntualmente a la
época de entrega de las plantas frutales negociadas entre las partes y, derivar de allí los perjuicios
que la actora pide que le sean resarcidos.

Lo anterior, no es sino promover por parte de quien recurre que se lleve a cabo por esta Corte una
nueva valoración de las probanzas, distinta de la ya efectuada por los jueces del mérito, actividad
que resulta extraña a los fines de la casación en el fondo.

Por lo demás, no debe perderse de vista que, en general, las alegaciones de la impugnante en
torno a la inobservancia contractual que asigna a la contraria, se estrellan en el hecho capital
sentado por los sentenciadores de segundo grado, en cuanto a que la promesa de compraventa de
3 de noviembre de 2005 a que se aludía en el fallo apelado, no tiene relación directa con los
litigantes, puesto que aparece suscrita por partes distintas;

9º.– Que, asimismo, no se divisa trasgresión al artículo 1702 del Código Civil, toda vez que el
análisis del fallo recurrido muestra que en ningún momento los jueces del fondo negaron el
carácter de instrumentos privados a los documentos de tal carácter acompañados válidamente al
proceso, ni tampoco el valor probatorio que ellos pudieran tener, en especial del contrato de 3 de
noviembre de 2005. En lo referente a la valoración de esa prueba instrumental, atendidas las
argumentaciones que se aprecian en el recurso en estudio, es menester precisar que dicha
probanza sí fue ponderada por los sentenciadores del fondo – tal como se constata de lo
expresado en el motivo el sexto de la sentencia del tribunal de alzada – quienes, no obstante su
análisis, en uso de las facultades que les son privativas, concluyeron que tal documento es
insuficiente – sea directamente o por la vía de tenerlo como principio de prueba por escrito – para
sostener la existencia de la relación contractual entre los ahora litigantes en los términos que allí se
describen.

Más allá, de los términos del libelo de casación se advierte que el propósito final de las
argumentaciones que vierte el recurrente en relación a la ponderación de la prueba instrumental
para expresar el error de derecho que atribuye a la sentencia recurrida, de nuevo consiste en
suscitar una nueva valoración de dicha probanza por esta Corte, quehacer ajeno a la casación en el
fondo;

10º.– Que acerca de la pretendida contravención de lo prevenido en el artículo 1712 del Código
Civil, precepto que refiere a la tipología de las presunciones, y el artículo 426 del Código de
Procedimiento Civil, cabe señalar que ambas constituyen normas que no admiten, por las razones
esgrimidas en el recurso, la intromisión de este tribunal de casación en los hechos que vienen o no
justificados en el pleito, con el mérito de la prueba rendida, puesto que la facultad prevista en tales
disposiciones para calificar la gravedad, precisión y concordancia de las presunciones que permitan
asignarles valor probatorio, es ajena al control de legalidad que ejerce esta Corte, correspondiendo
tal actuación a un proceso racional de los jueces del mérito que no está sujeto al control del
recurso de casación en el fondo;

11º.– Que definida la inexistencia de infracción de leyes reguladoras de la prueba, resulta que las
conculcaciones que el recurrente estima se han cometido por los jueces del fondo persiguen
desvirtuar – mediante el establecimiento de nuevos hechos – los supuestos fácticos fundamentales
asentados por aquéllos, esto es, que el desacato contractual de la demandada principal, a
diferencia de lo determinado en la sentencia, sí resultó demostrado, tanto por el retardo en la
entrega de la cosa vendida, con respecto a la época pactada, como por el ocultamiento de
información que, a la sazón, era su deber evidenciar al comprador, en virtud de lo que, en
definitiva, se desencadenaron los perjuicios patrimoniales y morales cuya indemnización reclama;

12º.– Que en este punto, es pertinente recordar que solamente los jueces del fondo se encuentran
facultados para fijar los hechos de la causa y que efectuada correctamente dicha labor, al
determinar éstos con sujeción al mérito de los antecedentes, probanzas aportadas por las partes,
interpretación y aplicación de las normas atinentes al caso en estudio, ellos resultan inamovibles
para este tribunal, conforme a lo previsto en el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, no
siendo posible su revisión por la vía de la nulidad que se revisa, circunstancia que conlleva concluir
que el recurso en estudio adolece de manifiesta falta de fundamento, por lo que no puede
prosperar, dado que las infracciones que denuncia pretenden alterar los supuestos de hecho en
que se hace recaer la decisión.

Nro_Legalpublishing = 61842

Corte: Corte Suprema

Rol: 2555-2012

Fecha: 09/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 384 n° 2, Código Civil art 19, Código Civil art 1699,
Código Civil art 1701, Código de Procedimiento Civil art 426, Código de Procedimiento Civil art 425,
Código de Procedimiento Civil art 427, Código Civil art 716, Código Civil art 889, Código Civil art
1698

OCTAVO: Que en cuanto a la contravención alegada en el recurso en lo que toca al artículo 426 del
Código de Procedimiento Civil, cabe señalar que la facultad prevista en dicho precepto legal para
calificar la gravedad, precisión y concordancia de las presunciones que permitan asignarles valor
probatorio es ajena al control de legalidad que ejerce este Tribunal de Casación, correspondiendo
tal actuación a un proceso racional de los jueces del mérito que no está sujeto al control del
recurso de casación en el fondo.

NOVENO: Que si bien el recurrente expone, para argumentar la supuesta nulidad sustancial del
fallo recurrido, que el tribunal a quo no habría apreciado un informe pericial conforme a derecho,
sin expresar en el recurso la infracción al artículo 425 del Código de Procedimiento Civil que se
refiere al valor probatorio que cabe atribuir a dicho medio de prueba, aún si así lo hubiese hecho
no procedería la nulidad del fallo por esta causal, toda vez que aquella norma no es reguladora de
la prueba. En efecto, el artículo 425 dice que los tribunales apreciarán la fuerza probatoria del
dictamen de peritos en conformidad a las reglas de la sana crítica, y esta forma de ponderación,
típicamente judicial, que se aparta de la apreciación reglada, consiste en que el juez valorará dicha
prueba conforme a las reglas de la lógica; a las máximas de la experiencia y de sentido común, con
lo cual, al no fijar el legislador normas imperativas respecto de estas características, que informan
la sana crítica, no es posible consignar un error de derecho que permita la nulidad que persigue el
recurso de casación en el fondo.

DÉCIMO: Que en relación con la supuesta infracción al artículo 427 del Código de Procedimiento
Civil, el recurrente no ha indicado expresamente – ni ha sido posible a este Tribunal advertir – de
qué modo habría sido infringido por el tribunal a quo, lo que impide absolutamente cualquier
pronunciamiento sobre la misma. Sin perjuicio de ello, cabe señalar a mayor abundamiento, que
ésta tampoco es, en estricto rigor, una norma reguladora de la prueba sino que constituye sólo una
pauta que la ley entrega a los jueces del fondo para apreciar cierto tipo de prueba, lo que
determina que es incompatible con la nulidad objeto del recurso de casación en el fondo.

Nro_Legalpublishing = 61843

Corte: Corte Suprema

Rol: 3455-2012

Fecha: 09/07/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 2295, Código Civil art 2297, Código Civil art 2300, Ley N° 19947 Año
2004 art 59, Ley N° 19947 Año 2004 art 60, Código Civil art 1700, Código de Procedimiento Civil art
426, Código Civil art 321, Código Civil art 2298, Código Civil art 1527, Código Civil art 1532

DUODÉCIMO: Que, específicamente, la operación intelectual que hace el juzgador de instancia al


construir y determinar la fuerza probatoria de las presunciones judiciales, adquiere gravitación en
la litis en la medida que se constate – como ya se anotó –, la gravedad, precisión y concordancia de
las mismas, allí radica su factor de convicción.

En primer término, la gravedad – se ha dicho – "es la fuerza, entidad o persuasión que un


determinado antecedente fáctico produce en el raciocinio del juez para hacerle sostener una
consecuencia por deducción lógica, de manera que la gravedad está dada por la mayor o menor
convicción que produce en el ánimo del juez. Si bien el artículo 1712 del Código Civil nada dice
respecto de la gravedad, sí lo hace el artículo 426 de la compilación procesal que lo acompaña, en
cuanto expresa que una sola presunción puede constituir plena prueba cuando, a juicio del
tribunal, tenga caracteres de gravedad y precisión para formar su convencimiento, de modo que no
queda dudas que su apreciación queda entregada a los jueces del fondo, puesto que, en el mejor
de los casos, son revisables los elementos de las presunciones que son ostensibles y que el juez
debe manifestar y encuadrar en la ley, pero no pueden ser revisables, como en ninguna prueba
puede serlo, el proceso íntimo del sentenciador para formar su convencimiento frente a los medios
probatorios que reúnen las condiciones exigidas por la ley. La apreciación de la gravedad de las
presunciones escapa absolutamente al control del Tribunal de Casación y así lo ha declarado la
Corte Suprema" (Waldo Ortúzar Latapiat, "Las Causales del Recurso de Casación en el Fondo en
materia penal", págs.. 427 y 428).

La precisión, por su parte, está referida a lo uniforme de los resultados del razonamiento del juez,
de modo que una misma presunción no conduzca sino a una consecuencia y no a múltiples
conclusiones. Esta particularidad se encuentra condicionada por el razonamiento del juez y la
ponderación de los elementos sobre los cuales la asienta y los demás antecedentes probatorios de
la causa, de manera que resultará de la ponderación individual y comparativa de este medio con
los demás, quedando, de este modo, relativizada la misma precisión, por lo que es
indiscutiblemente subjetiva y personal del juzgador, a quien debe persuadir, quedando su revisión,
por este mismo hecho, excluida de un nuevo examen sede de casación.

Finalmente, la concordancia se refiere a la conexión que debe existir entre las presunciones y que
todas las que se den por establecidas lleguen a una misma consecuencia, cuestión que escapa al
control del arbitrio procesal en estudio, puesto que importa una ponderación individual y
comparativa de las presunciones entre sí y con los demás elementos de juicio reunidos en el
proceso;

Art. 427 (429). Sin perjuicio de las demás circunstancias que, en concepto del tribunal o por
disposición de la ley, deban estimarse como base de una presunción, se reputarán verdaderos los
hechos certificados en el proceso por un ministro de fe, a virtud de orden de tribunal competente,
salvo prueba en contrario.
Igual presunción existirá a favor de los hechos declarados verdaderos en otro juicio entre las
mismas partes.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58166
Corte: Corte Suprema
Rol: 8869-2009
Fecha: 24/01/2012
Leg. Aplic.: Código Civil art 1698, Código de Procedimiento Civil art 341, Código de
Procedimiento Civil art 365 y ss, Código de Procedimiento Civil art 384, Código de
Procedimiento Civil art 426, Código Civil art 19 y ss, Ley N° 18575 Año 1999 art 42
QUINTO: Que cabe precisar que aunque el recurrente se esmera en presentar parte de sus
alegaciones como dirigidas a la denuncia de infracción de leyes reguladoras de la prueba,
lo cierto es que del tenor del recurso es posible advertir que lo que impugna es la
valoración que los jueces del fondo hicieron de la que se rindió en el proceso. En efecto, no
denuncia ninguna de las circunstancias mencionadas en el considerando cuarto de este
fallo, sino que la imputación que se formula por el recurso versa sobre el desconocimiento
que de la prueba que rindió su parte hizo el fallo impugnado; es decir, se refiere en
realidad a la ponderación que los sentenciadores hicieron de dicha prueba, la que
corresponde a una facultad exclusiva de éstos. Por su parte, el artículo 426 del Código de
Procedimiento Civil señala en su inciso segundo que una sola presunción puede constituir
plena prueba cuando, a juicio del tribunal, tenga caracteres de gravedad y precisión
suficientes para formar su convencimiento, de lo que se desprende que la deducción que
hace el tribunal, así como la calificación de su gravedad, precisión y concordancia es una
facultad privativa que corresponde a un proceso racional y, por ende, no sujeto al control
del recurso de casación en el fondo.
Redacción a cargo del Ministro Sr. Pierry.
 Nro_Legalpublishing = 59320
Corte: Corte de Apelaciones de Concepción
Rol: 1750-2011
Fecha: 06/03/2012
Leg. Aplic.: Código Orgánico de Tribunales art 195 n° 5, Código de Procedimiento Civil art
125, Código de Procedimiento Civil art 44
SEXTO.– Que conforme a los razonamientos anteriores, el incidente de nulidad de lo
obrado debe ser acogido, invalidándose las resoluciones indicadas en el motivo quinto y,
consecuencialmente, la notificación de la demanda ejecutiva, el requerimiento de pago y
todo lo obrado con posterioridad en atención a que no ha existido emplazamiento válido
en atención a que la notificación conforme al artículo 44 del Código de Procedimiento Civil
la ordenó un juez inhabilitado, debiendo retrotraerse la causa al estado de notificarse
legalmente a las partes la declaración de inhabilidad de fojas 10 para que puedan ejercer
sus derechos y, dependiendo de ello, se continúe adelante con la tramitación del juicio por
el juez que corresponda.

8. De la apreciación comparativa de los medios de prueba

Art. 428 (431). Entre dos o más pruebas contradictorias, y a falta de ley que resuelva el conflicto,
los tribunales preferirán la que crean más conforme con la verdad.

SENTENCIA
Nro_Legalpublishing = 59963

Corte: Corte Suprema

Rol: 6084-2011

Fecha: 04/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 426, Código Civil art 999, Código Civil art 1003,
Código Civil art 1712

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, cuatro de abril de dos mil doce.

QUINTO: Que, de este modo, la justificación de la verdad de los hechos controvertidos en un juicio
corresponde hacerlo en la forma que lo dispone el legislador, motivo por el cual ha de resolverse
inicialmente si –de acuerdo con lo anotado con antelación– a las normas que el recurrente indica
se les puede atribuir el carácter de reguladoras de la prueba y, en tal evento, si han sido
conculcadas como éste pretende, además con repercusión en la decisión a que llegan los
sentenciadores de la instancia;

SEXTO: Que en esta materia, respecto a la imputación de una errada ponderación de la prueba
testimonial rendida en autos, cabe consignar que la norma del artículo 384 del Código de
Procedimiento Civil –disposición que se dice infringida en el recurso– en sus números 1° y 2°,
mirada desde el ángulo propuesto en el libelo de nulidad, no reviste la naturaleza de ser
reguladora de la prueba. Esta aserción deriva de una interpretación que emana de la historia
fidedigna del establecimiento del precepto, a la que ha de acudirse con arreglo a lo consignado en
la segunda parte del artículo 19 del Código Civil.

En efecto, la Comisión Revisora del Proyecto de Código de Procedimiento Civil consideró las reglas
de la citada disposición legal como principios generales para los jueces, circunstancia que
precisaría luego la Comisión Mixta y al efecto puede citarse que el senador señor Ballesteros
expuso que "debería dejarse amplia libertad al tribunal para apreciar el mérito probatorio de las
declaraciones de testigos, como quiera que en realidad constituyen sólo una presunción, en el
sentido lato de la palabra. El señor Vergara recuerda que así lo ha sostenido en otras ocasiones en
que se ha tratado de cuestiones relacionadas con la apreciación de la prueba. De tal manera que, a
su juicio, el tribunal debiera estar facultado para desestimar, no sólo el dicho de dos, sino de
cualquier número de testigos, cuando en su concepto no fueren dignos de fe sus testimonios. La
Comisión aceptó las ideas de los señores Ballesteros y Vergara y para consignarlas en el proyecto
se acordó reemplazar las palabras "hará" que emplea el número 2° por la frase "podrá constituir".
(Los Códigos Chilenos Anotados. Código de Procedimiento Civil –conforme a la edición reformada
de 1918– Orígenes, Concordancias, Jurisprudencia, Santiago Lazo, Poblete–Cruzat Hermanos
Editores, 1918, páginas 338 a 342);

SÉPTIMO: Que, de consiguiente, no queda sino entender que los tribunales de la instancia obran
con independencia al apreciar la prueba de testigos –entendida como el análisis que efectúan de
ella los sentenciadores del grado para determinar cada uno de los elementos que consagra el
legislador a objeto de regular su fuerza probatoria– labor que se encuentra entregada a dichos
jueces y escapa al control del Tribunal de Casación;

OCTAVO: Que, en lo que hace a las normas referentes a la prueba de confesión judicial, es
oportuno considerar que por ella se entiende "la declaración que hace una parte de la verdad de
los hechos que le son desfavorables y son favorables a la otra parte". (A. Alessandri, M. Somarriva y
A. Vodanovic, citando el artículo 2730 del Código Civil italiano "Derecho Civil, Parte Preliminar y
Parte General", Ed. Conosur Ltda., pág. 479).

Asimismo, para efectos de una debida comprensión de lo que en seguida se dirá, es útil repasar lo
prevenido en las normas relativas a la prueba de confesión en juicio y que se dicen infringidas en el
libelo de casación que se examina. Así, el artículo 1713 del Código Civil, en su inciso primero,
dispone que la confesión relativa a un hecho personal de la misma parte que la presta por sí, o por
medio de apoderado especial, o de su representante legal, producirá plena fe contra ella, aunque
no haya principio de prueba por escrito; salvo que se dé alguno de los casos reglados en el primer
inciso del artículo 1701 de la citada codificación u otro que las leyes exceptúen.

Más adelante, el artículo 399 de la misma compilación procesal regula lo pertinente a la


apreciación de la fuerza probatoria de la confesión judicial, y en ese contexto ordena al órgano
jurisdiccional atender a lo estatuido en el artículo 1713 recién aludido y en las demás disposiciones
legales y, aún en caso que los hechos confesados no sean personales del confesante o de la
persona a quien representa, también producirá prueba la confesión;

DÉCIMO: Que, en lo que concierne a la contravención de los artículos 1712 del Código Civil y 426
del Código de Procedimiento Civil que consagran dentro de nuestro ordenamiento el régimen
normativo de la prueba de presunciones judiciales, corresponde, desde luego, consignar que la
actividad de aquilatar el mérito de convicción de este tipo de probanzas pertenece en lo medular a
una operación de orden intelectual propio y privativo de los jueces del grado, ajeno, por ende, al
control del presente recurso de derecho estricto. Así, la jurisprudencia de este tribunal, en relación
a la materia, ha sostenido de manera constante que la construcción y determinación de la fuerza
probatoria de las presunciones judiciales queda entregada a los magistrados de la instancia, desde
que la convicción de los sentenciadores ha de fundarse en los caracteres de gravedad, precisión y
concordancia advertible en las mismas. Se trata de una cuestión de hecho entregada a los jueces
del mérito, quienes son los llamados a calificar los aspectos subjetivos anotados.

Al término de las reflexiones que anteceden necesariamente ha de concluirse que, al valerse de la


prueba de presunciones judiciales, para dar por establecidos los hechos asentados por los
sentenciadores, el fallo recurrido no ha vulnerado los aludidos artículos 1712 del Código Civil y 426
del Código de Procedimiento Civil, que, como se expresó antes, contienen el estatuto normativo de
dicho medio de prueba;

UNDECIMO: Que, por último, en la línea esbozada, y en relación a la transgresión del artículo 428
del Código de Procedimiento Civil, la doctrina jurisprudencial ha sostenido que los sentenciadores
ejercitan facultades privativas de su jurisdicción al apreciar las pruebas que las partes han
producido en la secuela del juicio, igual ponderación subjetiva y comparativa se realiza con motivo
de prueba contradictoria en su mérito.

Cabe recordar, asimismo, como lo ha señalado la jurisprudencia uniforme de esta Corte, que
cuando un determinado medio probatorio produce, de acuerdo a la ley, prueba completa de un
hecho, ello no impide que ese hecho sea desvirtuado por otro medio que produzca también plena
prueba y que el tribunal crea más conforme con la verdad. Este precepto, sin embargo, no tiene
aplicación cuando la misma ley resuelve la eventual contradicción entre dos o más evidencias,
como ocurre con la confesión de hechos personales o los hechos que se presumen de derecho, que
no admiten prueba en contrario. Tal es la regla que consagra la disposición legal denunciada, sobre
cuya aplicación no tiene cabida el control que ejerce este tribunal de casación sino en cuanto,
obviamente, los jueces prefieran un medio en circunstancias que la ley les haya impuesto inclinarse
necesariamente por otro, circunstancia que, según se constata, no sucedió en el caso sub judice,
en que los magistrados han fijado los antecedentes que sirven de base a su decisión en los diversos
medios probatorios aparejados al proceso, sobre cuya base construyeron la decisión que ahora se
impugna, conforme a la fuerza de convicción que la ley les autoriza atender al efecto y, sin que
pueda esgrimirse la existencia de una eventual contraposición de pruebas, como cree ver el
demandante, dentro de la actividad de ponderación comparativa de los medios de prueba
agregados al proceso, razón por la cual, resulta patente que la aplicación de la norma cuya
transgresión se denuncia, se encuentra marginada de la revisión que esta Corte realiza;

DUODECIMO: Que al tiempo que queda en evidencia la inexistencia de una transgresión a las leyes
que rigen la prueba, se revela que las conculcaciones que se acusan en el libelo de casación
persiguen desvirtuar, por medio del afincamiento de nuevos hechos, el supuesto fáctico
fundamental asentado por los jueces del grado, esto es, que no fue demostrada la existencia del
otorgamiento de testamentos conjuntos que aseverara la demandante en su libelo pretensor y por
la que solicitaba la anulación de ciertos negocios, por envolver vicios que comprometerían su
validez.

Apuntado lo precedente, cabe recordar que los tribunales del fondo son los únicos facultados para
fijar los hechos de la causa y que, efectuada en forma correcta esa labor, con sujeción al mérito de
los antecedentes, probanzas aportadas por las partes, interpretación y aplicación de las normas
pertinentes al caso de que se trata, ellos resultan inamovibles para esta Corte, conforme lo prevé
el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, no siendo posible revisarlos en sede de casación.

Por consiguiente y teniendo en cuenta lo colegido precedentemente, resulta ser un hecho de la


causa, que adquiere el carácter de definitivo, y de acuerdo al cual corresponde resolver los demás
errores de derecho que se han reclamado, que los testamentos cuya nulidad se pretenden, son dos
actos independientes, otorgados ambos con fecha 6 de abril de 1993, en horas distintas, ante los
mismos testigos y el mismo notario, de manera recíproca por ambos testadores, pero que no se
encuentran contenidos en un mismo acto u otorgados a un mismo.

Nro_Legalpublishing = 61109

Corte: Corte Suprema

Rol: 9047-2009

Fecha: 01/06/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1698, Código Civil art 2314, Código Civil art 2329, Código de
Procedimiento Civil art 384 n° 2, Código de Procedimiento Civil art 428, Decreto Supremo N° 50 de
25/01/2002 MINISTERIO DE OBRAS PUBLICAS art 17, Decreto con Fuerza de Ley N° 382 de
21/06/1989 MINISTERIO DE OBRAS PUBLICAS Ley General de Servicios Sanitarios art 10, Decreto
con Fuerza de Ley N° 382 de 21/06/1989 MINISTERIO DE OBRAS PUBLICAS Ley General de Servicios
Sanitarios art 33 y ss
Sexto: Que el segundo capítulo de casación el recurrente lo hace residir en que la sentencia
impugnada habría vulnerado el artículo 428 del Código de Procedimiento Civil, sobre valoración
comparativa de los distintos medios de prueba, al preferir el informe de peritos de fs. 345, a la
prueba de testigos de la demandante e inspección ocular del tribunal de fs. 259. Sobre este
capítulo, es también una doctrina asentada de esta Corte que la supuesta falla en que incurriría un
juez del grado en la apreciación que hagan de distintos medios de prueba cuando ellos fueron
contradictorios conforme con el artículo 428 del Código de Procedimiento Civil, no puede ser
objeto de una recurso de casación de fondo, pues, ello queda entregado a los jueces del fondo,
pues, la norma autoriza a aplicar el criterio que se estime más conforme con la verdad. En todo
caso, debe señalarse que, en este caso, no se aprecia que haya existido verdadera contradicción
entre el informe pericial referido, con la inspección ocular y la prueba de testigos presentados por
la demandada, por cuanto lo que el informe pericial abona es que la propiedad estaba bajo la cota
de la cámara, y con la inspección ocular el Tribunal simplemente se constataron los daños sufridos
por la propiedad y que la cámara podía verse a la salida del inmueble. Los testigos en esta materia,
aparte de declarar que hubo daños, afirmaron que de parte de la demandada no se habían hecho
mantenciones en el colector, declaraciones que el Tribunal decidió no darles pleno valor probatorio
para los efectos de acreditar la negligencia de la demandada, por las razones que ya se han
indicado. Por lo expuesto, tampoco se acogerá este capítulo de casación de fondo.

Nro_Legalpublishing = 61441

Corte: Corte Suprema

Rol: 3454-2012

Fecha: 21/06/2012

Leg. Aplic.: Decreto Ley N° 2186 Año 1978, Código de Procedimiento Civil art 384, Código de
Procedimiento Civil art 428

5.– Que, en cuanto al primer reproche del libelo de impugnación, referido a la supuesta trasgresión
de las normas reguladoras de la prueba que se han denunciado, debe señalarse, como
reiteradamente esta Corte ha precisado, que ellas se entienden vulneradas cuando los
sentenciadores invierten el "onus probandi", o carga de la prueba; cuando rechazan pruebas que la
ley admite; aceptan las que la ley rechaza; desconocen el valor probatorio de las que se hayan
producido en el proceso cuando la ley le asigna uno determinado de carácter obligatorio, o alteran
el orden de precedencia que la ley les otorga.

Entonces, de acuerdo a lo anterior y atendido el tenor del artículo 425 del Código de
Procedimiento Civil, que se estima quebrantado en este capítulo, cabe concluir que,
contrariamente a lo que sostiene el oponente, esta disposición no reviste el carácter de tal, toda
vez que el precepto no le fija un valor probatorio tasado a la prueba pericial, como acontece con
otras probanzas, sino que consagra la potestad del tribunal de apreciarla en conformidad a las
reglas de la sana crítica.

El artículo 425 del Código de Procedimiento Civil, al disponer que "Los tribunales apreciarán la
fuerza probatoria del dictamen de peritos en conformidad a las reglas de la sana crítica", conduce
el análisis del sentenciador conforme a las reglas del correcto entendimiento contingentes y
variables, con relación a la experiencia del tiempo y del lugar, que son estables y permanentes en
cuanto a los principios lógicos en que debe apoyarse la sentencia. Es la ley la que envía al juez la
forma como apreciará la prueba pudiendo, por ende, dar o no dar valor probatorio a estos medios,
razonado conforme a las reglas de la lógica y máximas de experiencia, motivo por el cual queda
dentro de lo que se denomina prueba judicial y no legal, permitiendo su revisión por la vía del
recurso de apelación, pero no por la casación en el fondo, en atención a que dicha actividad, por la
libertad y naturaleza de los parámetros que se entregan al juez, impiden que se incurra en error de
derecho;

6.– Que, en este orden de ideas, del examen del fallo impugnado fluye que no es efectivo que la
experticia aportada por la actora no fue considerada por los jueces de fondo, ya que ella fue
analizada –al igual que la ofrecida por la demandada– y razonadamente ponderada por los
mismos, según se desprende de la lectura de los motivos quinto del fallo de primer grado,
reproducido por el objetado y primero al tercero contenidos en éste, regulando prudencialmente
el valor por metro cuadrado del terreno expropiado, en los términos ya expuestos.

8.– Que para emprender ahora el estudio de la pretendida vulneración del artículo 384 del Código
de Procedimiento Civil, es necesario señalar que, conforme a dicha disposición, los jueces de la
instancia tienen facultades soberanas y privativas para ponderar y valorar las declaraciones de los
testigos de las partes, para preferir a unos por sobre otros, tomando en cuenta con este fin
diversas circunstancias que atañen o al número de ellos o a sus condiciones de calidad, ciencia,
fama, imparcialidad o veracidad, o, en fin, a las contradicciones que pudieran aflorar de sus dichos;
para concluir, en definitiva, si a través de este análisis, dan o no por acreditados ciertos y
determinados hechos, facultades que, en consecuencia, por ser exclusivas de los jueces del fondo,
no están sujetas a la revisión del Tribunal de Casación, el cual se transformaría en una tercera
instancia si entrara de nuevo a su examen y ponderación, lo que también impone necesariamente
el rechazo del libelo, en lo referido a esta causal;

9.– Que en lo atinente a la denunciada infracción de la norma contenida en el artículo 428 del
Código de Procedimiento Civil, debe apuntarse que la facultad soberana de los magistrados del
fondo en la apreciación de las probanzas, no sólo comprende la que se practique respecto de cada
una de ellas singularmente consideradas, sino que se extiende, además, a la valoración
comparativa entre los diversos medios, de acuerdo con lo que dispone la disposición
supuestamente vulnerada, según la cual entre dos o más pruebas contradictorias y, a falta de ley
que resuelva el conflicto, los tribunales preferirán las que crean más conformes a la verdad.
Por consiguiente, el estudio y ponderación de los medios de prueba que presentan oposición entre
sus conclusiones también escapa al control de este Tribunal de Casación, al cual le queda vedado
revisar el criterio que hubieran utilizado los jueces que suscribieron el fallo impugnado para
resolver las discrepancias que el recurrente cree advertir entre el mérito de autos y la ponderación
de las pruebas, específicamente su prueba testimonial e instrumental y los informes periciales de
ambos intervinientes.

Así, sólo cabe concluir que con la normativa que se dice vulnerada en este capítulo del recurso, lo
que en verdad se reclama es de la apreciación comparativa que hicieron los jueces del grado de los
medios de prueba, lo que constituye una facultad privativa de los juzgadores, expresamente, ajena
al control judicial por medio del recurso de casación en el fondo, lo que denota la improcedencia,
también en este punto, del arbitrio intentado;

Nro_Legalpublishing = 62710

Corte: Corte Suprema

Rol: 6089-2012

Fecha: 12/09/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 425, Código de Procedimiento Civil art 428

5º.– Que la denuncia de vulneración al artículo 425 del Código de Procedimiento Civil, orientada a
argumentar una transgresión de las máximas de lógica y experiencia inherentes a la sana crítica,
hace necesario señalar, de manera previa, que el artículo 425 del Código de Procedimiento Civil
dispone: Los tribunales apreciarán la fuerza probatoria del dictamen de peritos en conformidad a
las reglas de la sana crítica, esto es, conforme a las reglas del correcto entendimiento contingentes
y variables, con relación a la experiencia del tiempo y del lugar, que son estables y permanentes en
cuanto a los principios lógicos en que debe apoyarse la sentencia. Se trata, en particular, de las
razones jurídicas y las simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia en cuya virtud les
designe valor a las pruebas o las desestime. La apreciación de esta prueba, pudiendo el juzgador
dar o no dar valor probatorio a las aserciones de una pericia, hacen que ella, por ser prueba de
índole judicial y no legal, permita su revisión por vía de apelación, pero no de casación en el fondo,
por cuanto dicha actividad, por la libertad y naturaleza de los parámetros que se entregan al juez,
impiden que se incurra en error de derecho.

El análisis de la prueba pericial con arreglo a la sana crítica a que se refiere la norma citada, dice
relación con un proceso eminentemente subjetivo de aquel que analiza una opinión expuesta por
otro – en este caso un perito –, sin sujeción a parámetros rígidos o prestablecidos en normas
jurídicas y, por ello, constituye una materia de apreciación y, por lo mismo, de hecho, que es
privativa de los jueces llamados a valorar la prueba y no de aquéllos llamados a controlar la
valoración. En consecuencia, no cabe sino rechazar el recurso de casación en el fondo que se
sustenta sobre la base de la transgresión de este único precepto, dado que por medio de ello se
persigue alterar los supuestos de hecho en que se hace recaer la decisión;

Nro_Legalpublishing = 62697

Corte: Corte Suprema

Rol: 7990-2009

Fecha: 11/09/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 425, Código de Procedimiento Civil art 428

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, once de septiembre de dos mil doce.

Quinto: Que se denuncia asimismo, como violentado el artículo 384 numeral tercero del código
adjetivo, al restar los juzgadores valor de convicción a las declaraciones de los testigos de la
expropiada Roberto Rojas Núñez y Pablo Arriagada Díaz, quienes, dando razón de sus dichos,
fueron contestes en afirmar que el valor del terreno expropiado asciende a U.F. 8 el metro
cuadrado y que lo construido alcanzaba los 184,46 metros cuadrados.

Sexto: Que, se denuncia como constitutivo de contravención legal, haber determinado en la


sentencia el importe de la indemnización definitiva en base al Informe de la Comisión de Hombres
Buenos, desestimando totalmente la experticia confeccionada por el perito Kristian Martínez
Cortés, que concluyó que la cuantía de cada uno de los 184,46 metros cuadrados construidos
ascendía a $101.062. Lo anterior, no obstante que el informe pericial tiene pleno valor probatorio
de acuerdo a las reglas de la sana crítica, conforme a las cuales la sentencia señala haber valorado
la prueba pericial, aunque sin expresar las razones jurídicas y las simplemente lógicas, científicas o
de experiencia con arreglo a las cuales se le asignó un determinado valor o se desecharon las
pruebas existentes.

Noveno: Que, por lo anteriormente señalado, hay que concluir que el recurso que se analiza va
contra los hechos del proceso, sentados por los jueces del fondo, en uso de las facultades que les
son privativas. De esta manera, el recurso, al ir contra los hechos del pleito, lo que pretende es
variarlos, pretensión que no se compadece con la naturaleza de recurso de derecho de la casación,
esto es, que analiza la legalidad de una sentencia, o sea, la aplicación del derecho a los hechos
soberanamente fijados por los referidos jurisdicentes. El único modo como ello podría ocurrir sería
a través de la denuncia y comprobación de trasgresión de normas reguladoras de la prueba que
establezcan parámetros legales determinados de apreciación de la prueba que se rinda, lo que no
ha ocurrido en el presente caso, sea porque las normas que se señalan como vulneradas no
revisten dicho carácter, o bien, porque en realidad no se ha producido tal quebrantamiento.

Décimo: Que, en efecto, hay que precisar que el recurso de casación aborda la infracción de lo que
llama leyes reguladoras de la prueba, incluyendo en tal denominación los artículos 346 N° 3, 384
N° 3 y 425 del Código de Procedimiento Civil.

Sobre este particular, es útil recordar la noción de leyes reguladoras de la prueba, que esta Corte
Suprema ha venido consignando con reiteración, por tratarse de una materia recurrente. Es así
que, como repetidamente se ha resuelto, las disposiciones reguladoras del valor de la prueba son
aquellas normas fundamentales impuestas por la ley a los falladores en forma ineludible, y que
entrañan verdaderas limitaciones a la discrecionalidad judicial, destinadas a asegurar una decisión
correcta en el juzgamiento. De esta manera, para que se produzca infracción de tales disposiciones
es necesario que se haya incurrido en error de derecho en su aplicación, la que se produce cuando
se altera el peso de la prueba, se aceptan medios de prueba que la ley no admite, se rechazan
medios de prueba que la ley acepta o se desconoce el valor de convicción que la ley señala para
determinadas pruebas.

Undécimo: Que, del análisis del libelo que contiene el recurso, no se advierte la vulneración del
artículo 346 N° 3 del código adjetivo denunciada, desde que ésta se hace consistir en haber
desestimado los sentenciadores la totalidad de los instrumentos acompañados por la expropiada,
otorgando pleno valor de convicción al informe de tasación de la Comisión de Hombres Buenos, lo
que evidencia que el reproche va dirigido a la ponderación de manera diversa a la pretendida por
la recurrente, que de los distintos instrumentos se efectuó en la sentencia cuestionada, asilándose
el reclamo en una cuestión –que como ya se dijera– cae dentro del ámbito de las atribuciones
privativas de los jueces del fondo y por ende resulta ajena al control por la vía de la casación. En
parte alguna, la sentencia rechaza este medio de prueba que la ley acepta, lo que sucede es que no
se le atribuye el mérito de convicción que se reclama por la recurrente.

Duodécimo: Que, por su parte, el artículo 384 del código procedimental civil, que se relaciona con
la prueba testifical y se denuncia vulnerado, dispone una serie de reglas a observar por los
tribunales para apreciar la fuerza probatoria de las declaraciones de testigos y no tiene la categoría
jurídica de norma de regulación tasada por ley del mérito de las evidencias de la naturaleza ya
indicada, esto es, no obliga a los jueces a apreciar la prueba testimonial en cierto sentido, pues se
trata de una probanza de valoración típicamente judicial, como se desprende de su texto, que deja
entregada a los jueces del fondo la apreciación de diversas circunstancias, de donde deviene la
imposibilidad de su impugnación por medio de la casación, porque si se trata de disposiciones que
no establecen parámetros legales fijos de apreciación o valoración, los jurisdicentes no han podido
vulnerar la ley al ponderar dicha clase de probanza, sino que se han limitado a hacer uso soberano
de sus atribuciones legales.

Décimo tercero: Que, en lo tocante a la vulneración del artículo 425 del referido cuerpo de leyes,
cabe recordar que su texto establece que los tribunales apreciarán la fuerza probatoria del
dictamen de peritos en conformidad a las reglas de la sana crítica. Esto significa que tampoco la
transcrita constituye una disposición reguladora del valor de las probanzas de la naturaleza ya
indicada, sino que también contempla su apreciación judicial, en que incluso se entrega a los
jueces mayor latitud en tal tarea, pues para apreciar el mérito de una pericia deben acudir a las
razones jurídicas y simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia, lo que implica una
seria dificultad a la hora de escrutar una posible trasgresión del precepto en cuestión, ya que ello
podrá ocurrir tan sólo cuando el tribunal se aparte de una manera absurda de las reglas
expresadas, o cuando se trate de una apreciación francamente arbitraria de tal probanza, lo que en
el presente caso no se advierte que haya ocurrido.

Décimo cuarto: Que de lo expuesto resulta que las alegaciones que fundamentan el recurso dicen
relación con otro aspecto de la regulación legal de las pruebas, cual es la valoración de las mismas,
o sea, aquella actividad intelectual que tiene por objeto determinar el mérito o fuerza de
convicción que puede deducirse de su contenido con miras a establecer los hechos del pleito.

Se cuestiona, en efecto – según se deduce de las argumentaciones ya reseñadas del recurrente –,


la forma cómo los jueces de la instancia analizaron las pruebas rendidas en el proceso, para arribar
a las conclusiones que les permitieron resolver del modo en que lo hicieron.

Décimo quinto: Que la facultad soberana de los magistrados del fondo en la apreciación de las
probanzas, no sólo comprende la que se practique respecto de cada una de ellas singularmente
consideradas, sino que se extiende, además, a la valoración comparativa entre los diversos medios,
de acuerdo con lo que dispone el artículo 428 del Código de Procedimiento Civil, según el cual
entre dos o más pruebas contradictorias y, a falta de ley que resuelva el conflicto, los tribunales
preferirán las que crean más conformes a la verdad.

Por consiguiente, el estudio y ponderación de los medios de prueba que presentan oposición entre
sus conclusiones escapa al control de este Tribunal de Casación, al cual le queda vedado revisar el
criterio que hubieren utilizado los jueces que suscribieron el fallo impugnado para resolver las
discrepancias que la recurrente cree advertir entre el mérito de autos y la ponderación de las
pruebas, específicamente la instrumental, la testifical y los informes periciales de ambos
intervinientes.

Décimo sexto: Que, sin perjuicio de lo razonado, el enjuiciamiento efectuado por el recurrente
respecto de los yerros existentes en la apreciación de las probanzas, resulta infundado, por cuanto
del examen de las motivaciones octava y novena de la sentencia en alzada, reproducidas
íntegramente por la de segundo grado, que tuvo presente para decidir, el mérito de los
antecedentes, se infiere que en la especie existió una estimación integral de las evidencias
aportadas al juicio, entre ellas, la documental, la testifical y la pericial de ambas partes,
ponderación que permitió evaluar el daño patrimonial efectivamente causado a la reclamante por
el terreno y la superficie construida expropiados.

Título XII
DE LOS PROCEDIMIENTOS POSTERIORES A LA PRUEBA

Art. 432. Vencido el plazo a que se refiere el artículo 430, se hayan o no presentado escritos y
existan o no diligencias pendientes, el tribunal citará para oír sentencia.
En contra de esta resolución sólo podrá interponerse recurso de reposición, el que deberá
fundarse en error de hecho y deducirse dentro de tercero día. La resolución que resuelva la
reposición será inapelable.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57920

Corte: Corte Suprema

Rol: 5021-2011

Fecha: 13/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 432, Código de Procedimiento Civil art 152,
Código de Procedimiento Civil art 430, Código Orgánico de Tribunales art 10

Sentencia: SENTENCIA

PRIMERO: Que el recurrente estima que la sentencia impugnada ha transgredido el artículo


432 del Código de Procedimiento Civil pues en el caso de autos el impulso procesal estaba
radicado en el tribunal por estar vencido con creces el término probatorio, sin perjuicio de
encontrarse pendiente a esa fecha la realización de un peritaje, atendidos los términos de
la referida norma.
Explica que el abandono del procedimiento es una sanción para el litigante negligente,
cuyo no es el caso ya que gracias al obrar de su parte se obtuvo la devolución del
expediente que había sido solicitado por otro Tribunal para ser tenido a la vista.

Por todo lo anterior, solicita que se acoja el presente recurso, se anule el fallo recurrido y
acto seguido, sin nueva vista pero separadamente, se dicte sentencia de reemplazo por
medio de la cual se rechace, con costas, el referido incidente;

SÉPTIMO: Que de lo reseñado en los dos motivos que preceden se desprende con claridad
que la esencia del problema radica en determinar si puede o no considerarse abandonado
un procedimiento que se encuentra en estado de citar a las partes para oír sentencia o, lo
que es lo mismo, de certificarse el vencimiento del término probatorio, tratándose de un
procedimiento ordinario, ello de acuerdo al período invocado por el solicitante de fojas
213.

El procedimiento civil, se ha sostenido, reposa sobre el principio de la pasividad,


consagrado en el artículo 10 del Código Orgánico de Tribunales, de acuerdo al cual los
tribunales no podrán ejercer su ministerio sino a petición de parte, salvo los casos en que
la ley los faculte para proceder de oficio.

Esta norma entrega a las partes la iniciación, la dirección, el impulso procesal, tanto en lo
relativo al curso del juicio, como a la prueba, los recursos e incluso a su terminación, pues
mantienen siempre la propiedad de la acción, lo que las faculta para disponer del derecho
controvertido.

Teniendo en cuenta que la inestabilidad en las relaciones jurídicas debe extenderse el


menor tiempo posible y que la existencia de juicios inconclusos no ayuda a tal propósito, el
Mensaje con que el Ejecutivo envía al Parlamento el Código de Procedimiento Civil, señala
que "en las leyes de procedimiento se hace preciso conciliar el interés de los litigantes, que
exige una pronta solución de los pleitos, y el interés de la justicia, que requiere una
concienzuda y acertada apreciación del derecho sobre que debe recaer el fallo. En
obedecimiento a este doble propósito, se ha creído necesario, por una parte, simplificar en
lo posible la tramitación y adoptar al mismo tiempo una serie de medidas encaminadas a
hacer ineficaces los expedientes dilatorios a que apela la mala fe para retardar la solución
de los pleitos; y por otra parte, dar a los magistrados mayor latitud en sus atribuciones a
fin que puedan hacer sentir en mayor grado que hasta ahora su acción en la formación y
marcha de los procesos. Confiados éstos a la sola iniciativa de las partes, se desvían a
menudo de su verdadera marcha, resultando de allí que la acción de la justicia se hace más
fatigosa y menos eficaz".

En la misma dirección, se expresa en el Mensaje de reforma al mismo cuerpo de leyes que


"se amplían las atribuciones de los magistrados, que en numerosos casos, hasta podrán
proceder de oficio; a los jueces se les saca de su rol pasivo de meros espectadores en la
contienda judicial, para llevarlos al plano de personeros activos de la justicia, premunidos
de las facultades necesarias para establecer, con pleno conocimiento de causa, la verdad
jurídica que permita, fundada y rápidamente, dar a cada uno lo que es suyo". Por tales
fundamentaciones se contempla el desistimiento de la acción, el abandono del
procedimiento, la posibilidad de declarar la nulidad de actos de procedimiento o de casar
sentencias por el tribunal competente, los plazos fatales para realizar algunas actuaciones,
las audiencias de conciliación, etc.

Puede concluirse, en consecuencia, que actualmente el legislador ha hecho compatibles


los principios de la pasividad y oficialidad, reglando el campo de acción de las partes y de
los jueces.

Lo anterior nos permite señalar que la tendencia legislativa en materia procesal, tanto en
la tramitación del procedimiento ejecutivo, como en la del ordinario, ha sido plasmar en las
disposiciones del código respectivo, el interés y la intención social de que sea el juez, quien
en ciertas instancias procesales, asuma la responsabilidad de instar por la prosecución y
término del juicio.

Así, con este mismo espíritu, la Ley Nº 18.882 dispuso que el trámite de citación para oír
sentencia en el procedimiento ordinario queda entregado en su iniciativa, en forma
preeminente, al juez, al estatuir que, luego de vencido el plazo que tienen las partes para
realizar sus observaciones a la prueba, "hayan o no presentado escritos, y existan o no
diligencias pendientes, el tribunal citará a las partes para oír sentencia" (inciso primero del
artículo 432 del Código de Procedimiento Civil). Se eliminó de esta forma la antigua
referencia a que tal diligencia se dispondría a petición de parte de manera escrita o verbal;
OCTAVO: Que en atención a lo dicho, el demandante se encontraba eximido de la carga de
dar impulso al trámite en esta etapa, puesto que debió el tribunal, de propia iniciativa,
citar a las partes para oír sentencia, vencido el término para hacer observaciones a la
prueba;

NOVENO: Que en razón de todo lo acotado, la relación entre los artículos 152, 430 y 432
del Código de Procedimiento Civil debió llevar a los magistrados de segunda instancia a su
aplicación armónica y lógica, a la luz de lo dispuesto en el inciso primero del artículo 22 del
Código Civil y en ningún caso a invocar la institución del abandono del procedimiento en
circunstancias que, según el estado en que se encontraba la tramitación del asunto en el
período que el demandado imputa falta de diligencia al demandante, el impulso procesal
le correspondía, por imperativo legal, al juez y no a aquélla parte.

Esta errónea aplicación de la ley ha tenido influencia substancial en lo dispositivo del fallo,
al acogerse un incidente de abandono del procedimiento que debió ser desestimado, por
lo que corresponde hacer lugar al recurso de casación interpuesto.

El ministro suplente señor Cerda tiene presente, además: 1) que la inexcusabilidad


decisoria se alza como baluarte del régimen judicial chileno, conforme explícita
consagración de los artículos 76 de la Constitución Política de la República y 10 del Código
Orgánico de Tribunales, 2) por ello es que los equivalentes jurisdiccionales –denominación
con que la doctrina identifica las maneras de poner legítimamente término a un litigio por
vía distinta a la de la sentencia definitiva– son excepcionales y han de sujetarse a un rigor
extremo a la hora de revisar sus requisitos de procedencia , y 3) bajo semejante prisma
resulta intolerable que por causa de omisiones del órgano judicial se pretenda abortar el
derecho a la acción –garantido, ahora, en el artículo 19 N° 3° inciso quinto de la carta
primera– por la vía de eludir la decisión de lo controvertido.

Redacción a cargo del Ministro señor Silva y de la prevención, su autor.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Juan Araya E.,
Guillermo Silva G., Carlos Cerda F., Alfredo Pfeiffer R. y Abogado Integrante Sr. Nelson Pozo
S.
LIBRO TERCERO
DE LOS JUICIOS ESPECIALES

Título I
DEL JUICIO EJECUTIVO EN LAS OBLIGACIONES DE DAR

1. Del procedimiento ejecutivo

Art. 434 (456). El juicio ejecutivo tiene lugar en las obligaciones de dar cuando para reclamar su
cumplimiento se hace valer alguno de los siguientes títulos:
1. Sentencia firme, bien sea definitiva o interlocutoria;
2. Copia autorizada de escritura pública;
3. Acta de avenimiento pasada ante tribunal competente y autorizada por un ministro de fe o por
dos testigos de actuación;
4. Instrumento privado, reconocido judicialmente o mandado tener por reconocido. Sin embargo,
no será necesario este reconocimiento respecto del aceptante de una letra de cambio o suscriptor
de un pagaré que no hayan puesto tacha de falsedad a su firma al tiempo de protestarse el
documento por falta de pago, siempre que el protesto haya sido personal, ni respecto de
cualquiera de los obligados al pago de una letra de cambio, pagaré o cheque, cuando, puesto el
protesto en su conocimiento por notificación judicial, no alegue tampoco en ese mismo acto o
dentro de tercero día tacha de falsedad.
Tendrá mérito ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento previo, la letra de cambio, pagaré o
cheque, respecto del obligado cuya firma aparezca autorizada por un notario o por el oficial del
Registro Civil en las comunas donde no tenga su asiento un notario;
5. Confesión judicial;
6. Cualesquiera títulos al portador, o nominativos, legítimamente emitidos, que representen
obligaciones vencidas, y los cupones también vencidos de dichos títulos, siempre que los cupones
confronten con los títulos, y éstos, en todo caso, con los libros talonarios.
Resultando conforme la confrontación, no será obstáculo a que se despache la ejecución la
protesta de falsedad del título que en el acto haga el director o la persona que tenga la
representación del deudor, quien podrá alegar en forma la falsedad como una de las excepciones
del juicio; y
7. Cualquier otro título a que las leyes den fuerza ejecutiva.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58165
Corte: Corte Suprema
Rol: 6178-2011
Fecha: 24/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 434 N° 4
5°.– De conformidad con el artículo 434 número cuarto inciso segundo del Código de
Procedimiento Civil, tendrá mérito ejecutivo, sin necesidad de reconocimiento previo, el
pagaré a la orden respecto del obligado "cuya firma aparezca autorizada por un notario".
Si bien de su sola lectura surge con claridad que la conducta exigida al notario es la de
"autorizar", la dificultad que aquí se plantea radica en saber si esa acción exige o no la
presencia ante él del obligado que firma el pagaré o de algún equivalente que
objetivamente demuestre la plena identidad entre aquel a quien se atribuye la obligación,
por una parte, y quien suscribe, por la otra.
Sobre el particular debe tenerse presente que el artículo 399 del Código Orgánico de
Tribunales define a los notarios como los "ministros de fe pública encargados de autorizar
los instrumentos que ante ellos se otorgaren".
Por "autorizar" el diccionario de la Real Academia de la Lengua entiende –en lo que viene
al caso– la acción de "dar fe el escribano o notario en un documento".
El mismo diccionario define el concepto de "dar fe", en su acepción forense, como
"ejercitar la fe pública: extrajudicialmente, los notarios".
Nuestra fuente en referencia precisa en esta forma la expresión "fe pública": "autoridad
legítima atribuida a notarios... para que los documentos que autorizan en debida forma
sean considerados como auténticos y lo contenido en ellos sea tenido por verdadero
mientras no se haga prueba en contrario";
6°.– Sobre la base del análisis semántico que precede, resulta que la forma verbal
"autorizar" no supone necesariamente la presencia de aquel cuya rúbrica se autentifica.
Desde este prisma la correcta interpretación del referido inciso segundo del número cuarto
del artículo 434 no podría llevar a exigir la comparecencia ante el notario del obligado que
firma un pagaré, bastando al efecto la sola actuación de ese ministro de fe;
7°.– Hay ahí un supuesto de virtuosismo en el ejercicio de la función notarial, en la medida
que tales definiciones trasuntan la idea según la cual en la condición de notario está ínsita
la veracidad de lo que hacen. Si no fuera así, lo suyo no estaría revestido de la fuerza de la
legitimidad, de la autenticidad y de la veracidad que, al menos en lo que va del análisis,
indudablemente se le atribuye.
Podría ser que en estos tiempos un concepto semejante fuese mirado como exagerado,
extremo, demasiado absoluto.
Empero, no es esa sensación de mayor o menor desconfianza popular en determinados
cometidos públicos la que haya de servir de parámetro para la resolución de lo pendiente.
Esto exige buscar en el ordenamiento alguna luz que conduzca a la comprobación o
disprobación de la tesis que viene de presentarse, es decir, que la ejecutividad de un
documento de aquellos a que se refiere el artículo 434 N° 4° inciso segundo no hace
indispensable que el obligado lo rubrique en presencia física del notario ni que éste deje
en él estampadas las razones a base de las cuales da fe de la identidad;
13°.– Es eso lo que predicó la sentencia objetada, que hizo suyo el motivo séptimo de la
del juez, que reza: "... consta del pagaré que la firma del suscriptor se encuentra autorizada
ante Notario Público, por ende, conforme lo establecido en el artículo 434 N° 4 del Código
de Procedimiento Civil, tiene mérito ejecutivo propio y permite accionar judicialmente
para perseguir su cobro." (fs. 82)
Consecuente con los análisis que anteceden, la Corte no advierte las infracciones de ley
que le han sido aquí planteadas;
14°.– Antes de concluir, dos comentarios:
A. La perseguida no ha objetado la substantividad del cobro. Estos sentenciadores están
conscientes que no es éste un punto que hubiere de ser tenido en cuenta a la hora de
examinar las presuntas vulneraciones preceptivas. No obstante, no es un dato irrelevante
como para efectuar absoluta abstracción del mismo.
B. Sabido es que no es la sede de casación de fondo una apta para introducir en el pleito
excepciones, alegaciones o defensas que no formaron parte de la controversia procesal,
que se gestó, particularmente, con los escritos de excepciones a la ejecución y
contestación de ésas.
La razón es sencilla.
La regla del grado que consagra el artículo 110 del estatuto orgánico, no tolera trasladar a
la segunda instancia materias que en la primera no fueron objeto del debate.
Ergo, no es concebible que se pretenda distraer a la Corte Suprema, cuanto menos en sede
de casación de fondo, hacia temas que rebasan el contencioso.
Valga lo señalado para justificar la prescindencia por parte de esta Corte, en abordar la
alegación que incluye el libelo de nulidad, en cuanto a que el instrumento mercantil en
que se apoya este procedimiento monitorio no cumplió con dejar constancia de la fecha en
que se lo habría firmado, limitándose a indicar la data de su emisión, lo que le parece
contrario al citado artículo 425 N° 1°, que somete al notario al deber de dejar constancia
de la fecha en que se firman los instrumentos privados en los que da fe del conocimiento o
de la identidad de los firmantes;
 Nro_Legalpublishing = 58593
Corte: Corte Suprema
Rol: 12716-2011
Fecha: 30/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n° 7, Código de Procedimiento Civil art
464 n° 14, Código de Procedimiento Civil art 434 n° 4, Código Orgánico de Tribunales art
400, Código Orgánico de Tribunales art 401 n° 10, Código Orgánico de Tribunales art 425,
Código de Procedimiento Civil art 343 n° 4, Código del Trabajo art 399
11°.– Que todo conduce a concluir que en criterio del legislador, el instrumento autorizado
por un notario da fe del conocimiento por parte de éste de los contenidos veraces del
mismo; en otros términos, al rubricar la pieza, el notario ofrece una verdad que,
consecuentemente, la deja revestida de la certeza manifestada mediante su atestado, en
orden a que la persona que en ella se obliga está identificada, justamente porque el
notario ha adquirido la convicción de que, realmente, la firma proviene de quien en el
mismo documento está singularizado.
Para el Código Orgánico de Tribunales el rol notarial constituye una misión de servicio
público que implica la corrección de sus actos.
Esta idea no es caprichosa, como quiera que aparece recogida en un documento que la
Corte de Apelaciones de Santiago emanó el 4 enero 1.978, precisamente relacionado con
las autorizaciones de firmas en los documentos privados, en el que se lee: "En los casos
que la ley exige dichas autorizaciones de firmas, lo ha hecho, indudablemente, con el
propósito de amparar con la eficacia inherente a la fe pública una autenticidad que no
podría ser desconocida o negada sin atentar gravemente contra la certidumbre del
testimonio prestado por un oficial público..."
Se corrobora, pues, la noción inicial en punto a que la autorización de firma instrumental
de que se viene tratando forma parte esencial de la eficacia inherente a la fe pública, lo
que conlleva su autenticidad;

Art. 438 (460). La ejecución puede recaer:


1. Sobre la especie o cuerpo cierto que se deba y que exista en poder del deudor;
2. Sobre el valor de la especie debida y que no exista en poder del deudor, haciéndose su
avaluación por un perito que nombrará el tribunal, y
3. Sobre cantidad líquida de dinero o de un género determinado cuya avaluación pueda hacerse en
la forma que establece el número anterior.
Se entenderá cantidad líquida, no sólo la que actualmente tenga esta calidad sino también la que
pueda liquidarse mediante simples operaciones aritméticas con sólo los datos que el mismo título
ejecutivo suministre.
El acreedor expresará en la demanda ejecutiva la especie o la cantidad líquida por la cual pide el
mandamiento de ejecución.
Sin embargo, tratándose de moneda extranjera, no será necesario proceder a su avaluación, sin
perjuicio de las reglas que para su liquidación y pago se expresan en otras disposiciones de este
Código.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57653

Corte: Corte Suprema

Rol: 7039-2011

Fecha: 05/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 438

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, cinco de enero de dos mil doce.

TERCERO: Que la sentencia recurrida que, en lo pertinente al presente arbitrio, revocó el


fallo de primer grado, rechazando, en definitiva, la excepción prevista en el numeral 7º del
artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, reflexiona sobre el tema que "lo primero a
dilucidar es cuál es el título que sirve de base a la ejecución, esto es, la resolución que tuvo
al ejecutado por confeso de la deuda y reconocida su firma, o por el contrario si lo es el
Acta de reconocimiento antes mencionada", señalando que si "bien el reconocimiento de
su firma por parte del deudor deja preparada la ejecución sin que sea necesario la
dictación de una resolución judicial, ya que el documento debidamente firmado y
reconocido es el título ejecutivo (Fernando Orellana Torres, Manual de Derecho Procesal.
Proceso de Ejecución, página 59), en autos, con fecha treinta de noviembre de dos mil seis,
como se lee a fojas 17 del cuaderno preparatorio, se dictó la resolución que tuvo por
confeso al ejecutado de adeudar al ejecutante la suma de $37.500.000, una u otra pueden
integrarse con otros documentos, como en este caso con el Acta tantas veces mencionada,
donde aparece que el ejecutante aportó al ejecutado una suma de dinero, lo que éste no
ha negado, sosteniendo en cambio que no era a él a quien le correspondía restituir dicha
suma", añadiendo, enseguida, que "en la mencionada acta, aparece que el ejecutante
aportó dineros a través de una asociación en participación para financiar un proyecto de
forestación, asumiendo el contratista (ejecutado en esta causa) el compromiso de la
devolución de los dineros recibidos y de los beneficios, como también un tercero el pago
del aporte y de los beneficios si los había, pero el contratista obligado siempre, a la
devolución de la suma originalmente aportada, en el evento que el negocio fracasara";

QUINTO: Que el sistema de preparación de la vía ejecutiva, en aquello que nos convoca,
tiene por objeto dotar de título ejecutivo a quien carece de éste, mediante el
procedimiento de otorgar mérito ejecutivo a un documento que carece del mismo o que es
imperfecto para este fin.

Así, el artículo 435 del Código de Procedimiento Civil expresa: "Si, en caso de no tener el
acreedor título ejecutivo, quiere preparar la ejecución por el reconocimiento de firma o
por la confesión de la deuda, podrá pedir que se cite al deudor a la presencia judicial, a fin
de que practique la que corresponda de estas diligencias.

Y, si el citado no comparece, o sólo da respuestas evasivas, se dará por reconocida la firma


o por confesada la deuda".

Se ha señalado que no obstante aceptarse desde siempre por la práctica de los tribunales
que el acreedor solicite en forma conjunta ambas diligencias, esto es, tanto la citación a
reconocer firma como a confesar deuda, lo cierto es que la parte final del inciso primero
del citado artículo 435 señala textualmente que el acreedor puede pedir que se cite al
deudor a la presencia judicial, a fin de que practique la que corresponda de estas
diligencias. Como se destaca de la transcripción de la norma, la naturaleza de la gestión
que debe realizarse no queda entregada al arbitrio del acreedor ni del tribunal, sino que
está determinada, según la ley, por el hecho de contar o no el primero con un antecedente
escrito que dé cuenta de la obligación. Si lo tiene, la que corresponde es la diligencia de
reconocimiento de firma; si no lo tiene, en cambio, la que corresponde es la de confesión
de deuda. Sólo en este entendido se confiere sentido a la expresión de que se vale el
legislador –antes recalcada– y quedan a salvo las eventuales contradicciones que puedan
suscitarse en materia de prescripción. Asimismo, la justificación de esta forma de entender
el precepto es aún más evidente si se atiende a la esencia del objeto de estas gestiones
preparatorias. En efecto, se afirma que éstas tienen por finalidad constituir títulos –si se
carece de ellos– o perfeccionar títulos imperfectos y, en este entendido, se sostiene
también que la confesión de deuda es la gestión que permite constituir un título y el
reconocimiento de firma es la que permite perfeccionar el imperfecto. Ahora bien, es
indudable que no puede constituirse o forjarse aquello que ya se tiene, aunque sea
imperfectamente, y que sólo puede perfeccionarse aquello ya previamente constituido o
forjado. De este modo, si el acreedor cuenta con un documento privado cuya firma no ha
sido reconocida judicialmente o mandada tener por reconocido –en términos tales que
carece de mérito ejecutivo y es sólo un título imperfecto– lo legalmente procedente,
correcto y adecuado es que se decrete la diligencia tendiente a perfeccionar ese título –la
citación a reconocer firma– y no a constituirlo o forjarlo.

En síntesis, si el acreedor cuenta con un antecedente escrito la gestión que corresponde es


únicamente la de citación a reconocer firma. Si no lo tiene, obviamente, la diligencia
procedente es la de citación a confesar deuda;

SEXTO: Que en este contexto, la diligencia de reconocimiento de firma, cuando se la


vincula a un instrumento preciso del que emana la misma, no tiene la virtud de revivir un
título que se ha extinguido por cualquier causa o respecto del cual el legislador ha
dispuesto un procedimiento especial para dotarle de dicha fuerza, puesto que, en este
último caso, se estaría eludiendo seguir el camino dispuesto por el mismo legislador;

SEPTIMO: Que conforme al análisis que antecede debe considerarse, entonces, que en el
caso sub lite no se encuentra discutido que el acreedor que era inicialmente poseedor de
un documento privado carente de mérito ejecutivo, –"Acta de Reconocimiento de
Asociación en Participación y Acuerdo de Pago a Tercero"–, en que el ejecutado reconoce
efectivamente una deuda, mediante el procedimiento contemplado en el artículo 435 del
Código de Procedimiento Civil preparó la presente ejecución, en razón del reconocimiento
expreso de la firma extendida en el citado instrumento, efectuado por don Hernán Ramírez
Baeza.
Al haberse preparado de este modo la vía ejecutiva, el titulo que se originó y que funda la
acción ejecutiva de autos, es aquel señalado en el numeral 4º del artículo 434 del Código
Procesal Civil, esto es, el instrumento privado reconocido judicialmente o mandado tener
por reconocido, puesto que al requerirse la citación judicial del deudor con el objeto que
éste reconozca la firma puesta en un documento y al efectuar aquel positivamente dicha
acción, o bien al no comparecer o sólo dar respuestas evasivas –en cuyo caso se le tendrá
por incurso en la sanción legal contemplada en el inciso 2° del citado artículo 435–, habrá
obtenido el acreedor, en cualquiera de estas hipótesis, un título ejecutivo que le permitirá
compeler al deudor al cumplimiento de la obligación contenida en el instrumento privado,
que originalmente carecía de la facultad que ahora se le reconoce, raciocinio que permite
desde ya desechar las alegaciones vertidas en el primer capítulo de nulidad sustantiva, por
no ser efectivos, desde el punto de vista jurídico, los supuestos sobre los que se desarrolla
su argumentación.

Sin perjuicio de lo señalado, conviene, destacar, que la constitución del título ejecutivo
previsto en el Nº 4 del artículo 434 del Código de Procedimiento Civil, no impedirá de
modo alguno que el ejecutado pueda oponer posteriormente a la acción que de él emana,
en el correspondiente procedimiento ejecutivo, las causales de extinción de la obligación
que sean procedentes en cada caso en particular;

OCTAVO: Que, ahora bien, habiéndose excepcionado el ejecutado argumentando, en lo


pertinente al presente arbitrio, la excepción de falta de alguno de los requisitos o
condiciones establecidos por las leyes para que el título esgrimido gozare de fuerza
ejecutiva, es menester recordar que esta Corte ha manifestado reiteradamente que para
ser exitosa la oposición de la referida excepción, ella ha de sustentarse en situaciones
fácticas que se orienten a mermar el valor o las propiedades del título ejecutivo, con el
objeto de acreditar que aquél carece de la fuerza de la que, al menos, inicialmente aparece
dotado, resultando, en consecuencia, absolutamente impertinentes las alegaciones que
pretenden basar tal defensa en circunstancias que sean ajenas al instrumento en que el
ejecutante respalda su acción y conforme al cual se instruyó el procedimiento ejecutivo
propiamente tal.

"Se opondrá esta excepción cada vez que falte alguno de los requisitos para que proceda la
acción ejecutiva, sea porque el título no reúne todas las condiciones establecidas por la ley
para que se le considere como ejecutivo, o porque no es actualmente exigible. Esta
excepción debe relacionarse, pues, con todos aquellos preceptos legales que consagran
exigencias para que un título tenga fuerza ejecutiva. Estos preceptos legales, como se
comprenderá, son innumerables, dada la diversidad de títulos ejecutivos que la ley crea,
como también la diversidad de condiciones que establece para cada uno de ellos". (Raúl
Espinosa Fuentes, "Manual de Procedimiento Civil. El Juicio Ejecutivo", Edición actualizada
por Cristian Maturana Miquel, Editorial Jurídica, 2003, págs. 113 y 114);

NOVENO: Que asentado lo anterior, cabe manifestar que para que pueda exigirse
ejecutivamente el cumplimiento de una obligación de dar, es necesario que su objeto sea
líquido, esto es, que se encuentre perfectamente determinado en su especie o en su
genero y cantidad.

Aplicando los principios contenidos en el artículo 438 del Código de Procedimiento Civil,
podemos señalar que el objeto de la obligación se entiende líquido: cuando es una especie
o cuerpo cierto que se encuentra en poder del deudor; cuando consiste en el valor del
cuerpo cierto debido, que no existe en poder del deudor, siendo indispensable, en este
caso, avaluar dicho cuerpo cierto por un perito nombrado por el tribunal; cuando se trata
de una suma determinada de dinero; y cuando consiste en cosas genéricas, cuya
avaluación pueda hacerse, asimismo, por un perito.

Por su parte, el propio artículo 438 nos indica igualmente que: "se entenderá por cantidad
líquida no sólo la que actualmente tenga esa calidad, sino también la que pueda liquidarse
mediante simples operaciones aritméticas con solo los datos que el mismo título ejecutivo
suministre".

"Obligación líquida es aquélla en que la declaración contenida en el título es completa, en


el sentido que se baste a sí misma; es decir, debe tratarse de obligaciones en las cuales no
sea dudoso lo que se debe y su determinación cualitativa". (Sentencia de la C. de
Concepción, de 11 de noviembre de 1965, R., t. 62, sec. 2ª, pág. 170).

"Es líquida la obligación que en el título aparece determinada y precisada con exactitud o
cuyo monto puede determinarse por medio de simples operaciones aritméticas con los
datos únicos que proporcione el título, es decir, la ley exige que en el mismo documento se
den los elementos para obtener esa cantidad, sin recurrir ni considerar otros antecedentes;
que el carácter de líquida de la obligación aparezca del propio título que sirve de base a la
ejecución". (Sentencia C. Suprema, 16 de septiembre de 1971, R., t. 68, sec. 1ª, pág. 280);
DECIMO: Que en razón de lo reflexionado precedentemente, no es posible sino concluir
que, contrariamente a lo afirmado por el recurrente, los magistrados del mérito efectuaron
una correcta interpretación de las normas legales pertinentes, al rechazar la excepción de
falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidos por las leyes para que el título
esgrimido gozare de fuerza ejecutiva, puesto que tal como se desprende del claro tenor de
lo convenido por las partes en el "Acta de Reconocimiento de Asociación en Participación y
Acuerdo de Pago a Tercero" de 29 de agosto de 2003, resulta evidente que, tal como
expresaron los sentenciadores de segundo grado, de dicho instrumento es posible colegir
dos contratos distintos, el primero una asociación en participación, celebrada entre las
partes de esta causa y, enseguida, el compromiso de pago de un tercero –Tamarugal S.A.–,
para el evento de que se concretara el emprendimiento que se pretendía a esa fecha y que
consistía en trabajos de forestación encargados por esta última empresa a don Hernán
Ramírez Baeza en el predio Las Palmeras, comuna de Canela, provincia de Choapa. Este
negocio, que como el propio ejecutado reconoce en su libelo de fojas 23, "fracasó y no se
obtuvo beneficio o resultado alguno, perdiendo toda la inversión y trabajo realizado",
supuesto fáctico que determina concluir que resultaban, entonces, aplicables a las partes
lo estipulado en la cláusula tercera del tantas veces citado contrato en donde se acordó,
entre otros asuntos, que para el caso de que no se lograra la densidad de 937 plantas por
hectárea, no se originarían beneficios participativos a los asociados. En este último caso, el
contratista quedaba obligado a la devolución de la suma originalmente aportada de
$37.500.000", acuerdo que se reitera en la estipulación quinta, cuando se expresa que "el
saldo que no se alcanzare a cubrir, quedará pendiente de pago hasta el 31 de julio del
2005, dicho saldo se gravará con una tasa de interés convencional del 1.0% mensual y será
pagado directamente por el contratista", todo lo cual determina que deban desestimarse
también las alegaciones comprendidas en los capítulos segundo, tercero y cuarto del
presente arbitrio, en cuanto pretenden aseverar que la obligación cobrada no sería líquida
y que se habría efectuado una incorrecta interpretación y aplicación del contrato
denominado "Acta de Reconocimiento de Asociación en Participación y Acuerdo de Pago a
Tercero";

Redacción a cargo del Ministro Sr. Sergio Muñoz Gajardo.

Nº 7039–2011.–.
Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Sergio Muñoz
G., Juan Araya E., Guillermo Silva G., Carlos Cerda F. y Abogado Integrante Sr. Jorge Medina
C.

Nro_Legalpublishing = 60148

Corte: Corte Suprema

Rol: 2212-2012

Fecha: 11/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 438

Sentencia: SENTENCIA

3°.– Que la excepción sobre inidoneidad ejecutiva del título invocado, que se ha pretendido
fundamentar en la falta de liquidez de la deuda, no puede aceptarse, por tratarse de una alegación
que aparece desprovista de asidero en los antecedentes del proceso, donde se persigue el cobro
del saldo de la deuda proveniente de un mutuo, contenido en una escritura pública, y la cual se
encuentra perfectamente singularizada. En efecto, el título invocado da cuenta de una obligación
líquida, al ser determinable mediante simples operaciones aritméticas con sólo los datos que el
título ejecutivo acompañado suministra, de acuerdo con la previsión normativa, a que ya se aludió,
contenida en el artículo 438 del Código del Ramo;

4°.– Que la circunstancia de haberse redactado la cláusula duodécimo del contrato que vincula a
las partes, en los términos a que alude la parte demandada en su recurso, en nada altera la
conclusión a que se ha arribado con antelación. Lo anterior por cuanto a los contratantes no les
está vedada la posibilidad de incluir en la convención expresiones alfanuméricas, de manera que la
situación que ha sido reclamada –como acertadamente lo determinaron los jueces del mérito– no
le resta la calidad de escritura pública al título ejecutivo invocado. Así, este Tribunal no advierte la
forma como podría haberse transgredido la norma contenida en el artículo 404 del Código
Orgánico de Tribunales;

Art. 442 (464). El tribunal denegará la ejecución si el título presentado tiene más de tres años,
contados desde que la obligación se haya hecho exigible; salvo que se compruebe la subsistencia
de la acción ejecutiva por alguno de los medios que sirven para deducir esta acción en
conformidad al artículo 434.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57522
Corte: Corte Suprema

Rol: 15586-2011

Fecha: 04/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 442, Ley N° 17322 Año 1970 art 31 bis,
Decreto Ley N° 3500 Año 1980 art 19, Código de Procedimiento Civil art 441, Ley N° 17322
Año 1970 art 2 inciso 4, Ley N° 17322 Año 1970 art 8, Código de Procedimiento Civil art
545, Código de Procedimiento Civil art 201

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, cuatro de enero de dos mil doce.

Cuarto: Que el recurso de queja se encuentra contemplado en el Título XVI del Código
Orgánico de Tribunales, que trata "De la jurisdicción disciplinaria y de la inspección y
vigilancia de los servicios judiciales", y está reglamentado en su párrafo primero que lleva
el epígrafe de "Las facultades disciplinarias". De conformidad con lo dispuesto en el
artículo 545 del cuerpo legal citado, este medio de impugnación tiene por exclusiva
finalidad corregir las faltas o abusos graves cometidos en sentencia interlocutoria que
ponga fin al juicio o haga imposible su continuación o en sentencia definitiva, que no sea
susceptible de recurso alguno, ordinario o extraordinario.

Sexto: Que, en el presente caso, el mérito de los antecedentes no permite concluir que los
jueces recurridos –al decidir como lo hicieron– hayan incurrido en alguna de las conductas
que la ley reprueba y que sea necesario reprimir y enmendar mediante el ejercicio de las
atribuciones disciplinarias de esta Corte. Por el contrario, la inadmisibilidad decidida se
fundó en la interpretación jurídica que los recurridos hicieron de las facultades otorgadas
en el artículo 442 del Código de Procedimiento Civil, sin que concurran, tampoco,
antecedentes que ameriten que esta Corte haga uso de sus facultades para obrar de oficio.

Se previene que el Ministro señor Patricio Valdés A. y el Abogado Integrante señor Ricardo
Peralta V. concurren a desestimar el recurso de queja, teniendo además presente las
siguientes consideraciones:

1°.– Que el artículo 442 del Código de Procedimiento Civil, aplicable en este caso, dispone
que el tribunal denegará la ejecución si el título ejecutivo presentado tiene más de tres
años, contados desde que la obligación se haya hecho exigible, esto es, mes a mes; salvo
que se compruebe la subsistencia de la acción ejecutiva por alguno de los medios que
sirven para deducir esta acción en conformidad al artículo 434 del mismo texto, lo cual no
se verificó en la situación de autos.

2°.– Que en la especie los jueces recurridos examinaron el título y acertadamente


denegaron la ejecución, al constatar que la obligación tenía más de tres años,
pronunciándose de esta manera sólo respecto de la prescripción extintiva de la acción
ejecutiva.

3°.– Que, de este modo, al haber los sentenciadores denegado la ejecución fundados en
las facultades que otorga el referido artículo 442 del Código de

Redacción a cargo del Ministro señor Juan Fuentes Belmar.

Regístrese, comuníquese y archívese.

Nº 15586–2011.

Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor
Patricio Valdés A., señoras Rosa Egnem S., señor Juan Fuentes B., y los Abogados
Integrantes señores Jorge Lagos G. y Ricardo Peralta V.

Nro_Legalpublishing = 61562

Corte: Corte de Apelaciones de Concepción

Rol: 616-2012

Fecha: 28/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 442

4°) Que la norma invocada por la jueza de primer grado sólo permite al tribunal denegar la
ejecución, si el título presentado tiene más de tres años, contados desde que la obligación se haya
hecho exigible; salvo que se compruebe la subsistencia de la acción ejecutiva por alguno de los
medios que sirven para deducir esta acción en conformidad al artículo 434 del mencionado texto
legal.

En la especie el título está constituido por la notificación judicial del protesto de los cheques y el
transcurso del plazo legal de tres días sin que se haya alegado tacha de falsedad, habiéndose
efectuado la notificación de los protestos el 26 de marzo de 2012, la certificación correspondiente
el 25 de abril recién pasado y la demanda ejecutiva se presentó el 02 de mayo último;

5°) Que, por lo demás, el artículo 442 del Código de Procedimiento Civil sólo permite denegar la
ejecución en los casos que señala, pero no autoriza a declarar de oficio una prescripción cuando
los títulos ejecutivos son de aquellos que por su naturaleza prescriben en un plazo inferior a tres
años.

Así lo reconoce la doctrina nacional cuando ha señalado que "el artículo 442 es una norma de
carácter excepcional dentro de la estructura dispositiva de procedimiento civil, y por tanto, debe
ser interpretada de manera restrictiva. El precepto en comento no habla de toda obligación, sino
que solamente de aquellas cuyo título tiene más de tres años contados desde que la obligación se
hizo exigible" (Cristian Maturana Miquel. El Juicio Ejecutivo).

En el mismo sentido discurre Espinosa Fuentes, quien refiriéndose a ciertas acciones que
prescriben, de acuerdo con disposiciones especiales, en menos de tres años, cual es el caso de las
acciones emanadas del cheque, letra de cambio y pagaré que prescriben en un año, señala que el
juez no podría declarar de oficio la prescripción, "ya que la ley sólo lo faculta para declarar la
prescripción y denegar la ejecución cuando el título presentado tuviere más de tres años, sin que
pueda hacerlo cuando el título tiene menos de ese lapso, aun cuando la acción esté prescrita por
tener un plazo de prescripción inferior. Será el ejecutado quien deba oponer en su oportunidad la
excepción de prescripción" ("El Juicio Ejecutivo" Raúl Espinosa Fuentes. Editorial Jurídica de Chile.
Undécima edición, página 72);

6°) Que, en consecuencia, no habiendo transcurrido el término legal y, además, habiéndose


excedido la jueza "a quo" de la acotada facultad que le confiere el artículo 442 del Código de
Procedimiento Civil, no cabe sino revocar la resolución apelada.

Art. 443 (465). El mandamiento de ejecución contendrá:


1. La orden de requerir de pago al deudor. Este requerimiento debe hacérsele personalmente; pero
si no es habido, se procederá en conformidad al artículo 44, expresándose en la copia a que dicho
artículo se refiere, a más del mandamiento, la designación del día, hora y lugar que fije el ministro
de fe para practicar el requerimiento. No concurriendo a esta citación el deudor, se hará
inmediatamente y sin más trámite el embargo.
Cuando el deudor haya sido notificado personalmente o con arreglo al artículo 44 para otra gestión
anterior al requerimiento, se procederá a éste y a los demás trámites del juicio, en conformidad a
lo establecido en los artículos 48 a 53. La designación del domicilio, exigida por el artículo 49,
deberá hacerse en tal caso por el deudor dentro de los dos días subsiguientes a la notificación, o
en su primera gestión si alguna hace antes de vencido este plazo;
2. La de embargar bienes del deudor en cantidad suficiente para cubrir la deuda con sus intereses y
las costas, si no paga en el acto; y
3. La designación de un depositario provisional que deberá recaer en la persona que, bajo su
responsabilidad, designe el acreedor o en persona de reconocida honorabilidad y solvencia, si el
acreedor no la ha indicado. El acreedor podrá designar como depositario al mismo deudor o pedir
que no se designe depositario.
No podrá recaer esta designación en empleados o dependientes a cualquier título del tribunal ni
en persona que desempeñe el cargo de depositario en tres o más juicios seguidos ante el mismo
juzgado.
Si la ejecución recae sobre cuerpo cierto, o si el acreedor en la demanda ha señalado, para que se
haga el embargo, bienes que la ley permita embargar, el mandamiento contendrá también la
designación de ellos.
Siempre que en concepto del tribunal haya fundado temor de que el mandamiento sea
desobedecido podrá solicitar, a petición de parte, el auxilio de la fuerza pública para proceder a su
ejecución.
SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57805

Corte: Corte Suprema

Rol: 3119-2011

Fecha: 12/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 443 N° 1

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, doce de enero de dos mil doce.

SEGUNDO: Que la voz "nulidad" deriva de la palabra Nulo, vocablo cuyo origen etimológico
proviene de nullus que debe entenderse como falta de valor y fuerza para obligar o tener
efecto, por ser contrario a las leyes o por carecer de las solemnidades que se requieren en
su substanciación o en su modo. Entre las definiciones clásicas podemos citar al
procesalista Hugo Alsina, para quien la nulidad "Es la sanción por la cual la ley priva a un
acto jurídico procesal de sus efectos normales, cuando en su ejecución no se han guardado
las formas prescritas para ello." (Alsina Hugo "Tratado Teórico Práctico de Derecho Procesal
Civil y Comercial", Editorial Justicia, Buenos Aires, Argentina, 1963.) Por su parte, Eduardo
J. Couture afirma que "La nulidad consiste en el apartamiento de las formas necesarias
establecidas por la ley" (Eduardo J. Couture. Fundamentos del Derecho Procesal Civil.
Cuarta Edición Póstuma, Buenos Aires. Euros Editores 2002).

A su vez las nulidades procesales pueden ser extrínsecas e intrínsecas. Las primeras atañen
al quebrantamiento de las formalidades procesales; las segundas, a los vicios del
consentimiento, como la simulación o el fraude procesal;

TERCERO: Que de otro lado, necesariamente debe hacerse presente que resultan
aplicables a las nulidades procesales extrínsecas los principios de trascendencia (pas de
nullite sans grief), legalidad (pas de nullite sans texte), conservación, protección (Propiam
Turpidenen allegan non est audiendus), convalidación, subsanación e integración.

CUARTO: Que de acuerdo a la primera de estas máximas, "no hay nulidad sin perjuicio", de
manera que resulta ser un elemento esencial para la procedencia de declaración de
nulidad la concurrencia de un perjuicio cierto e irreparable, como lo es también el interés
jurídico en su reclamación. Y como decía Eduardo J. Couture: "...No existe impugnación de
Nulidad, en ninguna de sus formas, sino existe un interés lesionado que reclame
protección. La anulación por anulación no vale." (Couture, Eduardo J., Op. Cit., Pág. 397)

Este principio está recogido y normado en el artículo 83 del Código de Procedimiento Civil,
que establece en su inciso primero: "La nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio o a
petición de parte, en los casos que la ley expresamente lo disponga y en todos aquellos en
que exista un perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad."

La exigencia de "perjuicio" o "interés afectado" es un presupuesto que especialmente


diluye la posibilidad de incurrir en nulidad por nulidad misma.

De lo anterior resulta que, constituyendo el agravio una exigencia de procedencia de la


nulidad, corresponde determinar el perjuicio que origina la resolución impugnada, la
forma como éste se concreta en el caso particular y las razones por la cuales se produce, lo
que en el caso de marras cobra vital importancia;

QUINTO: Que, luego, de acuerdo al principio de legalidad – que también se inspira en el


sistema francés– ningún acto procesal podrá ser declarado nulo si la Ley no prevé
expresamente esa sanción. Este principio también llamado de la especificidad se ha
tornado relativo, insertándose el tema de las denominadas "nulidades implícitas" o
"virtuales" –aporte del sistema finalista italiano– las cuales reconocen la procedencia de
las nulidades aun cuando no estén expresamente sancionadas en la ley, siempre que se
verifique la omisión de formalidades esenciales y que violen las garantías fundamentales
del proceso, esto es, cuando su quebrantamiento es tan grave que no se puede establecer
una relación jurídica procesal válida;

SEXTO: Que, por su parte, el principio de conservación de los actos procesales mira a la
trascendencia en la determinación, de manera que no hay nulidad si el remedio del vicio
no ha de influir en la dirección de la resolución o en las consecuencias del acto procesal.
Este criterio, en los términos formulados por el jurista argentino Roberto Berizonce, "es
aquel que consagra la conveniencia de preservar la eficacia, la validez de los actos frente a
la posibilidad de anulación o pérdida, lo que llevaría a un resultado disvalioso para el
proceso". (La nulidad en el proceso. Edit. Platense, La Plata, 1967);
SÉPTIMO: Que, a su vez, la regla de protección mira a que nadie sea oído si alega su propia
torpeza la cual se identifica con el brocardo "nemo auditur propriam turpitudinem
allegans", el cual encuentra su basamento en la teoría de los actos propios, conforme a la
cual nadie puede ir válidamente contra sus propia conducta;

OCTAVO: Que, finalmente y en relación con la máxima de convalidación en materia de


nulidad procedimental, debe anotarse que aquella es propia de las nulidades relativas, es
decir, atiende a los actos procesales que pueden ser subsanados. Por cuanto, tratándose
de la nulidad absoluta, entendiendo que ésta "se produce siempre que un acto procesal
adolezca de una circunstancia esencial fijada en las leyes procesales como necesaria para
que el acto produzca sus efectos normales" (Serra Domínguez, Manuel: Nulidad procesal,
en Revista peruana de derecho de procesal, Nro. II, Lima, 1998, p. 563.), no puede ser
convalidada, aun cuando requiere que sea declarada su invalidez, desde que adolece de un
vicio estructural que priva al acto de lograr sus efectos normales.

Además, la nulidad absoluta es insubsanable, y procede de oficio o a pedido de parte, y,


doctrinariamente, en cualquier estado del proceso, mientras que éste no haya terminado.
Para Couture (Op. cit., p. 378) "el acto absolutamente nulo tiene una especie de vida
artificial hasta el día de su efectiva invalidación; pero la gravedad de su defecto impide que
sobre él se eleve un acto válido";

NOVENO: Que, seguidamente debe consignarse que la nulidad procesal puede ser
declarada de oficio, ello tratándose de vicios insubsanables, es decir, según se adelantó,
aquellos que no sean susceptibles de convalidación por inactividad de la parte que debió
reclamarlo tempestivamente.

La procedencia de la nulidad de oficio está en la protección de las garantías


constitucionales del proceso, siendo una de las más importantes el respeto al debido
proceso. "El juez no necesita justificar el interés para declarar de oficio la nulidad porque
es el director del proceso, pero motivará la resolución nulificatoria." (Camusso, Jorge P.
Nulidades procesales, EDIAR, 2da edición, Buenos Aires, 1983, página 99).

En este sentido es dable hacer presente que el último inciso del artículo 84 del Código de
Enjuiciamiento Civil dispone "El juez podrá corregir de oficio los errores que observe en la
tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la nulidad
de los actos de procedimiento. No podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones viciadas
en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley.";

DÉCIMO: Que sentadas que han quedado las premisas esenciales sobre las cuales emerge
la nulidad procesal, corresponde observar las actuaciones realizadas y que han sido
consignadas en el motivo segundo que antecede, a la luz de las normas que reglan el
procedimiento ejecutivo, de acuerdo al cual se regulan las formalidades de este pleito.

DÉCIMO TERCERO: Que lo anterior denota que esas modificaciones y nuevas disposiciones
legales del Código de Procedimiento Civil, han determinado que la primera notificación
que se realiza al demandado en el juicio ejecutivo importa el objetivo esencial de ponerle
en conocimiento de la demanda ejecutiva, de la resolución recaída en ella y del
mandamiento de ejecución y embargo, procediendo luego a embargarle bienes suficientes,
si aquél no paga lo que le viene requerido;

DÉCIMO CUARTO: Que, por su parte, sobre los objetivos del requerimiento de pago, éstos
se pueden resumir, en dos finalidades fundamentales: la primera, notificar al deudor,
poniéndolo en conocimiento de la demanda ejecutiva iniciada en su contra para que pueda
defenderse y, constreñirlo para que pague la obligación cuyo cumplimiento compulsivo se
pretende; y luego, una consecuencial, para el caso de desobediencia, cual es la de
embargarle bienes suficientes para cubrir capital, intereses y costas adeudadas;

DÉCIMO QUINTO: Que, desde el punto de vista del sujeto pasivo de la litis, el
planteamiento de su defensa presupone, ineludiblemente, su emplazamiento que, a su
vez, presenta dos aspectos fundamentales, a saber: el conocimiento de la demanda, que se
cumple por la notificación de la misma, y el transcurso del plazo para acudir al llamamiento
del tribunal.

De conformidad con lo expresado con antelación y de lo dispuesto en el artículo 443 Nº 1


del Código de Procedimiento del ramo, y según esta Corte ha tenido oportunidad de
señalarlo en otras oportunidades, el requerimiento de pago es una actuación de carácter
complejo, que en atención a la forma en que se realice tendrá un inicio y conclusión más o
menos definidos, dado que se puede efectuar en una sola actuación o en un conjunto de
ellas. Dicho de otra manera, se inicia con la notificación de la demanda y concluye con la
intimación al deudor de pagar lo adeudado, procediendo luego, como gestión anexa, a
trabar embargo. Esa notificación que da punto de partida a la gestión procesal del
requerimiento se puede concretizar mediante la notificación personal de la demanda
ejecutiva o personal subsidiaria del artículo 44 del aludido cuerpo legal o, incluso, según lo
prescrito en los artículos 48 a 53 del mismo estatuto normativo y, debe culminar con el
requerimiento propiamente tal;

DÉCIMO SEXTO: Que teniendo en consideración las premisas y lineamientos enunciados en


los acápites precedentes y ante la hipótesis a la que se ve enfrenta esta Corte en el caso de
marras – de haberse omitido el requerimiento de pago, no obstante entenderse efectuada
la notificación en forma tácita– ha de resolverse de forma tal que la determinación se
avenga, por una parte, con las particularidades de ese trámite complejo que no se observa
posible de dividir y, de otro lado, con las exigencias de un procedimiento racional y justo,
entendido como uno de los presupuestos de la garantía constitucional del debido proceso,
al cual deben sujetarse los tribunales.

Lo anterior conduce necesariamente a concluir que se está en presencia de una


inobservancia que debe necesariamente ser sancionada con la nulidad, toda vez que no
debe perderse de vista que la primera finalidad del requerimiento es la notificación de la
demanda, hecho que desencadena el transcurso del plazo para ejercitar la respectiva
defensa, habida cuenta de la ampliación contemplada en la ley por la vía de aguardar la
conclusión del trámite del requerimiento de pago. Máxime, si dice relación con el término
de emplazamiento, que es la diligencia de mayor trascendencia en el juicio, al definir el
momento en que se ejerce la primera defensa en el procedimiento y que, como ha
sucedido en el presente caso, importa omitir toda tramitación y decisión sobre las
excepciones formuladas.

Así, en el caso en estudio, si bien se puede estimar que se dio inicio a este trámite
complejo, lo cierto es que aquél nunca se completó, por haber faltado el requerimiento
debido. De manera que, nunca ha sido el demandado compelido al pago de lo
supuestamente adeudado;

DÉCIMO SEPTIMO: Que al respecto se ha pronunciado variada jurisprudencia. Así, se ha


dicho: "El requerimiento de pago es la notificación de la demanda del juicio ejecutivo, o
sea, el emplazamiento que se le hace al deudor para que comparezca a defenderse o a
oponerse a la ejecución" (C. Ap. Valparaíso 5 de octubre de 1905 G. 1905 t. I, N° 717 p.
1109; C. Ap. Talca 11 de octubre de 1910 G. 1910 t. II N° 984 p. 563) "El requerimiento
reemplaza la notificación de la demanda ejecutiva, constituyendo el verdadero
emplazamiento del deudor para que comparezca al juicio a hacer valer sus derechos. La
falta de requerimiento hecho en forma legal impide que corra el plazo a la demandada
para oponer las excepciones que estime conveniente formular." (C.S. 9 de enero 1984 R.
t.81 secc. 1° p. 2°) "El requerimiento de pago produce, en general, el efecto de emplazar al
deudor y de someterlo a todos los trámites del juicio ejecutivo" (C.Ap. Valdivia 3 de
diciembre de 1945 R. t. 43 secc. 2ª p. 101);

DÉCIMO OCTAVO: Que resulta atingente considerar, que toda declaración de nulidad
producirá efectos relevantes en la serie procedimental y respecto de los sujetos de la
relación procesal, razón por la cual el tribunal tiene el deber de analizar
retrospectivamente el interés afectado, que dice relación con el "perjuicio causa" y
prospectivamente el fin propuesto "perjuicio efecto" mediante la nulidad que se propone
declarar, a partir del análisis de sus efectos, de modo tal que la declaración misma no
ocasione una afectación al interés de la parte cuya garantía se ha vulnerado.

Redacción a cargo del Ministro suplente Sr. Alfredo Pfeiffer R.

Rol Nº 3119–2011.–

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún
M., Sergio Muñoz G., Juan Araya E., Guillermo Silva G. y Alfredo Pfeiffer R.

Nro_Legalpublishing = 60488

Corte: Corte Suprema

Rol: 11311-2011

Fecha: 25/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 443 N° 1, Código de Procedimiento Civil art 459

CUARTO: Que en relación con la reglamentación que históricamente ha tenido el plazo para
oponerse a la ejecución, resulta pertinente recordar que la Ley de 8 de febrero de 1837, que
estableció el procedimiento ejecutivo, se caracteriza por la expedición por parte del tribunal del
respectivo "mandamiento de ejecución y embargo contra la persona y bienes del deudor" (artículo
5); procediéndose luego al embargo de bienes (artículos 20 y 21) y porque "hecha la traba, se le
notificará al deudor si no la hubiere presenciado y al mismo tiempo se le citará de remate"
(artículo 27), agregando luego que "el deudor tendrá el término de dos días naturales, contados
desde la citación de remate, para hacer el pago de la deuda u oponerse a la ejecución" (artículo
29).

Con posterioridad, la Comisión Revisora del Código de Procedimiento Civil, en su sesión N° 27


acordó modificaciones al Proyecto, una de las cuales– atinente al entonces artículo 459– vino
precedida de lo anotado por el Sr Aldunate en el sentido que la reforma a aquél precepto "suprime
la citación de remate, desde cuya fecha se cuenta hoy el plazo para oponerse a la ejecución. Cree
útil conservar el trámite, especialmente en el caso que el deudor no haya presenciado el embargo;
ello importaría una seguridad para el ejecutado, contra quien en ningún caso podría procederse sin
que conociera el estado del juicio". Al respecto, además, el "señor Presidente indica que en todo
caso el término para deducir la oposición comience a correr desde el día del requerimiento: así se
evita toda vaguedad y peligro, pues se toma un punto de partida invariable que nunca puede ser
ignorado por el deudor. El Sr Gandarillas acepta esta idea y la complementa proponiendo que el
acto de requerir al demandado, el ministro de fe le haga saber el plazo que la ley le concede para
oponerse, y que esta circunstancia se haga constar en la diligencia". (Santiago Lazo, Los Códigos de
Chilenos anotados, Código de Procedimiento Civil. Poblete Cruzat Hnos. Editores, pag. 439).

SEPTIMO: Que, desde el punto de vista del sujeto pasivo de la litis, el planteamiento de su defensa
presupone, ineludiblemente, su emplazamiento el que, a su vez, presenta dos aspectos
fundamentales, a saber: el conocimiento de la demanda, que se cumple por la notificación de la
misma, y el transcurso del plazo para acudir al llamamiento del tribunal.

A la luz del párrafo anterior y de lo dispuesto en el artículo 443 Nº 1 del código del ramo, el
requerimiento de pago es una actuación de carácter complejo, que en atención a la forma en que
se realice tendrá un inicio y conclusión más o menos definidos, dado que se puede efectuar en una
sola actuación o en un complejo de ellas. Dicho de otra manera, se inicia con la notificación de la
demanda y concluye con la intimación al deudor de pagar lo adeudado, procediendo luego, como
gestión anexa, a trabar embargo. Esa notificación que da punto de partida a la gestión procesal del
requerimiento se puede concretizar mediante la notificación personal de la demanda ejecutiva o
personal subsidiaria del artículo 44 del aludido cuerpo legal o, incluso, según lo prescrito en los
artículos 48 a 53 del mismo estatuto normativo y, culminar con el requerimiento propiamente tal.

De esta forma, entonces, entre las modalidades de requerimiento de pago se cuenta la que se
realiza según el artículo 48 del Código de Procedimiento Civil, expresándose en la copia a que ese
artículo se refiere, amén del mandamiento, la designación del día, hora y lugar que fije el ministro
de fe para practicar el requerimiento y, de no concurrir el deudor a esta citación, se hará de
inmediato y sin más trámite el embargo;

Nro_Legalpublishing = 62453

Corte: Corte Suprema

Rol: 4740-2012
Fecha: 16/08/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 443 n° 1, Código de Procedimiento Civil art 459,
Código Civil art 22, Código de Procedimiento Civil art 44, Código de Procedimiento Civil art 464 n°
7, Código de Procedimiento Civil art 464 n° 14

SEXTO: Que por su parte, sobre los objetivos del requerimiento de pago, la doctrina ha distinguido
varios propósitos. En lo esencial, se ha dicho, persigue dos finalidades fundamentales: notificar al
deudor de la demanda ejecutiva y requerirlo para que pague la obligación cuyo cumplimiento
ejecutivo se pretende y luego, para el caso que esto último no ocurra, embargar bienes suficientes
para cubrir el capital, intereses y costas adeudadas.

"El requerimiento de pago persigue dos finalidades esenciales: poner en conocimiento del deudor
la demanda ejecutiva que se ha iniciado en su contra y constreñirlo para que pague la obligación
cuyo cumplimiento compulsivo pretende el acreedor. En consecuencia, requerir de pago al deudor
significa también emplazarlo al juicio, poner en su conocimiento la demanda ejecutiva que se ha
iniciado en su contra para que haga su correspondiente defensa". (Manual de Derecho Procesal,
Mario Casarino Viterbo, Tomo V, Sexta Edición, actualizada por Cristián Maturana Miquel y
revisada por el autor, págs. 65 y 76);

SÉPTIMO: Que, desde el punto de vista del sujeto pasivo de la litis, el planteamiento de su defensa
presupone, ineludiblemente, su emplazamiento que, a su vez, presenta dos aspectos
fundamentales, a saber: el conocimiento de la demanda, que se cumple por la notificación de la
misma y el transcurso del plazo para acudir al llamamiento del tribunal.

A la luz del párrafo anterior y de lo dispuesto en el artículo 443 Nº 1 del Código de Procedimiento
del ramo, el requerimiento de pago es una actuación de carácter complejo, que en atención a la
forma en que se realice tendrá un inicio y conclusión más o menos definidos, dado que se puede
efectuar en una sola actuación o en un complejo de ellas. Dicho de otra manera, se inicia con la
notificación de la demanda y concluye con la intimación al deudor de pagar lo adeudado,
procediendo luego, como gestión anexa, a trabar embargo. Esa notificación que da punto de
partida a la gestión procesal del requerimiento se puede concretizar mediante la notificación
personal de la demanda ejecutiva o personal subsidiaria del artículo 44 del aludido cuerpo legal o,
incluso, según lo prescrito en los artículos 48 a 53 del mismo estatuto normativo y, culminar con el
requerimiento propiamente tal.

De esta forma, entonces, entre las modalidades de requerimiento de pago se cuenta la que se
realiza según el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, expresándose en la copia a que ese
artículo se refiere, amén del mandamiento, la designación del día, hora y lugar que fije el ministro
de fe para practicar el requerimiento y, de no concurrir el deudor a esta citación, se hará de
inmediato y sin más trámite el embargo;

OCTAVO: Que ante la hipótesis de iniciarse el requerimiento de pago con la notificación de la


demanda en una comuna distinta de aquélla que sirve de asiento al tribunal, pero dentro del
territorio jurisdiccional de éste y, concluirse el mismo en el lugar de asiento del juzgado, ha de
adoptarse una línea de interpretación que se avenga, por una parte, con las particularidades de
ese trámite complejo que no se observa posible de dividir y, de otro lado, con las exigencias de un
procedimiento racional y justo, entendido como uno de los presupuestos de la garantía
constitucional del debido proceso, al cual deben sujetarse los tribunales, lo que, a su vez, lleva a
privilegiar el hecho de que cualquiera de las actuaciones que informan el trámite en mención,
deberá entenderse realizado fuera de la comuna asiento del tribunal, toda vez que no debe
perderse de vista que la primera finalidad del requerimiento es la notificación de la demanda,
hecho que desencadena el transcurso del plazo para ejercitar la respectiva defensa, habida cuenta
de la ampliación contemplada en la ley por la vía de aguardar la conclusión del trámite del
requerimiento de pago.

Entender la situación descrita de una forma diversa, importa restringir el término para defenderse
de parte de los ejecutados, circunstancia no deseada por el legislador procesal, atento a favorecer
el ejercicio del derecho a defensa y vencer sus limitaciones, máxime si dice relación con el término
de emplazamiento, que es la diligencia de mayor trascendencia en el juicio, al definir el momento
en que se ejerce la primera defensa en el procedimiento y que, como ha sucedido en el presente
caso, importa omitir toda tramitación y decisión sobre las excepciones formuladas;

NOVENO: Que al respecto y de manera consonante se ha pronunciado variada jurisprudencia.

Así, se ha dicho: "Si la intención del artículo 459 del Código de Procedimiento Civil, al ampliar el
plazo para oponer excepciones es que el deudor pueda procurarse una mejor defensa
(entendiendo que al estar más lejos del tribunal requiere de mayor tiempo para hacerlo), no
parece razonable sostener que la ficción legal contenida en el artículo 443 Nº 1 de ese cuerpo
legal, pueda significar una disminución en el plazo.

En efecto, si el deudor que es notificado y requerido de pago fuera de la comuna de asiento del
tribunal, de la manera más perfecta como la que se practica en forma personal cuenta con ocho
días hábiles para oponerse a la ejecución, no hay razón para sostener que cuando ese mismo
requerimiento se efectúa en la forma dispuesta por el artículo 443 Nº 1 del Código de
Procedimiento Civil, el deudor cuente con un plazo menor.

Por otra parte, aplicar un criterio diferente resulta contradictorio con la propia finalidad del
artículo 443 Nº 1 tantas veces mencionado, ya que si al legislador no le bastó con la notificación
del artículo 44 cuando el deudor no era habido, sino que ideó un mecanismo especial, mediante el
cual se lo cita a las oficinas del ministro de fe para practicarle el requerimiento, esto es, para
instarlo a que se efectúe el pago, fue justamente porque le pareció que el emplazamiento en un
juicio ejecutivo ameritaba un tratamiento distinto, bastante más complejo". (C. Santiago, Rol Nº
8817–2004, 18 de agosto de 2006);

Art. 447 (469). Puede el acreedor concurrir al embargo y designar, si el mandamiento no lo hace,
los bienes del deudor que hayan de embargarse, con tal que no excedan de los necesarios para
responder a la demanda, haciéndose esta apreciación por el ministro de fe encargado de la
diligencia, sin perjuicio de lo que resuelva el tribunal a solicitud de parte interesada.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57815

Corte: Corte de Apelaciones de Concepción

Rol: 1875-2011

Fecha: 12/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 447, Código Civil art 2465

Sentencia: SENTENCIA

4° Que de conformidad a lo dispuesto en el artículo 443 de Código de Procedimiento Civil,


el mandamiento de ejecución contendrá, entre otras menciones, la designación de los
bienes que el acreedor ha señalado y que la ley permite embargar.

Por su parte, el artículo 447 del Código de Procedimiento Civil señala que el acreedor
puede concurrir al embargo y señalar bienes del deudor que hayan de embargarse con tal
que no excedan de los necesarios para responder de la demanda, haciéndose esta
apreciación por el ministro de fe encargado de la diligencia, sin perjuicio de lo que resuelva
el tribunal a solicitud de parte interesada.

De las disposiciones legales transcritas aparece que el acreedor puede designar bienes
para la traba de embargo y que es el ministro de fe encargado de la diligencia, en su caso,
quién apreciará si los bienes exceden de los necesarios para responder de la demanda.

Art. 459 (481). Si el deudor es requerido de pago en el lugar del asiento del tribunal, tendrá el
término de cuatro días útiles para oponerse a la ejecución.
Este término se ampliará con cuatro días, si el requerimiento se hace dentro del territorio
jurisdiccional en que se ha promovido el juicio, pero fuera de la comuna del asiento del tribunal.

JURISPRUDENCIA

Nro_Legalpublishing = 61951
Corte: Corte Suprema

Rol: 4161-2012

Fecha: 17/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 459

TERCERO: Que, ahora bien, teniendo en consideración la materia sometida al conocimiento y


resolución de este Tribunal, resulta propicio recordar que, con arreglo a lo prevenido en el artículo
459 del Código de Procedimiento Civil, el deudor requerido de pago tendrá el término de cuatro u
ocho días hábiles para oponerse a la ejecución, según si la aludida actuación procesal se efectúa en
el lugar de asiento del tribunal o fuera de la comuna de asiento del tribunal, aunque dentro del
territorio jurisdiccional en que se ventila el pleito, respectivamente;

CUARTO: Que en relación con la reglamentación que históricamente ha tenido el plazo para
oponerse a la ejecución, se observa la pertinencia de rememorar que la Ley de 8 de febrero de
1837, que estableció el procedimiento ejecutivo, dispuso que presentada la demanda respectiva el
juez despacharía el respectivo "mandamiento de ejecución y embargo contra la persona y bienes
del deudor" (art. 5°), procediéndose luego al embargo (arts. 20 y 21) y que "hecha la traba, se le
notificará al deudor si no la hubiere presenciado, y al mismo tiempo se le citará de remate" (art.
27), agregando, luego, que "el deudor tendrá el término de dos días naturales, contados desde la
citación de remate, para hacer el pago de la deuda u oponerse a la ejecución" (art. 29).

Con posterioridad, la Comisión Revisora del Código de Procedimiento Civil, en su sesión Nº 27,
acordó modificaciones al Proyecto, una de las cuales –atinente al entonces artículo 429– vino
precedida de lo anotado por el señor Aldunate en el sentido que la reforma a aquel precepto
"suprime la citación de remate, desde cuya fecha se cuenta hoy el plazo para oponerse a la
ejecución. Cree útil conservar el trámite, especialmente en el caso de que el deudor no haya
presenciado el embargo; ello importaría una seguridad para el ejecutado, contra quien en ningún
caso podría procederse sin que conociera el estado del juicio". Al respecto, además, el "señor
Presidente indica que, en todo caso, el término para deducir la oposición comience a correr desde
el día del requerimiento: así se evita toda vaguedad y peligro, pues se toma un punto de partida
invariable que nunca puede ser ignorado por el deudor. El señor Gandarillas acepta esta idea y la
complementa proponiendo que en el acto de requerir al demandado, el ministro de fe le haga
saber el plazo que la ley le concede para oponerse, y que esta circunstancia se haga constar en la
diligencia". (Santiago Lazo, Los Códigos de Chilenos Anotados, Código de Procedimiento Civil,
Poblete Cruzat Hnos. Editores, año 1918, pág. 439);

QUINTO: Que lo anterior denota que esas modificaciones y nuevas disposiciones legales del Código
de Procedimiento Civil, han determinado que la primera notificación que se realiza al demandado
en el juicio ejecutivo importa el objetivo esencial de ponerle en conocimiento de la demanda
ejecutiva, de la resolución recaída en ella y del mandamiento de ejecución y embargo,
procediendo luego a embargarle bienes suficientes, si aquél no paga lo que le viene requerido;
SEXTO: Que por su parte, sobre los objetivos del requerimiento de pago, la doctrina ha distinguido
varios propósitos. En lo esencial, se ha dicho, persigue dos finalidades fundamentales: notificar al
deudor de la demanda ejecutiva y requerirlo para que pague la obligación cuyo cumplimiento
ejecutivo se pretende y luego, para el caso que esto último no ocurra, embargar bienes suficientes
para cubrir el capital, intereses y costas adeudadas.

"El requerimiento de pago persigue dos finalidades esenciales: poner en conocimiento del deudor
la demanda ejecutiva que se ha iniciado en su contra y constreñirlo para que pague la obligación
cuyo cumplimiento compulsivo pretende el acreedor. En consecuencia, requerir de pago al deudor
significa también emplazarlo al juicio, poner en su conocimiento la demanda ejecutiva que se ha
iniciado en su contra para que haga su correspondiente defensa". (Manual de Derecho Procesal,
Mario Casarino Viterbo, Tomo V, Sexta Edición, actualizada por Cristián Maturana Miquel y
revisada por el autor, págs. 65 y 76);

SÉPTIMO: Que, desde el punto de vista del sujeto pasivo de la litis, el planteamiento de su defensa
presupone, ineludiblemente, su emplazamiento que, a su vez, presenta dos aspectos
fundamentales, a saber: el conocimiento de la demanda, que se cumple por la notificación de la
misma y el transcurso del plazo para acudir al llamamiento del tribunal.

A la luz del párrafo anterior y de lo dispuesto en el artículo 443 Nº 1 del Código de Procedimiento
del ramo, el requerimiento de pago es una actuación de carácter complejo, que en atención a la
forma en que se realice tendrá un inicio y conclusión más o menos definidos, dado que se puede
efectuar en una sola actuación o en un complejo de ellas. Dicho de otra manera, se inicia con la
notificación de la demanda y concluye con la intimación al deudor de pagar lo adeudado,
procediendo luego, como gestión anexa, a trabar embargo. Esa notificación que da punto de
partida a la gestión procesal del requerimiento se puede concretizar mediante la notificación
personal de la demanda ejecutiva o personal subsidiaria del artículo 44 del aludido cuerpo legal o,
incluso, según lo prescrito en los artículos 48 a 53 del mismo estatuto normativo y, culminar con el
requerimiento propiamente tal.

De esta forma, entonces, entre las modalidades de requerimiento de pago se cuenta la que se
realiza según el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, expresándose en la copia a que ese
artículo se refiere, amén del mandamiento, la designación del día, hora y lugar que fije el ministro
de fe para practicar el requerimiento y, de no concurrir el deudor a esta citación, se hará de
inmediato y sin más trámite el embargo;

OCTAVO: Que ante la hipótesis de iniciarse el requerimiento de pago con la notificación de la


demanda en una comuna distinta de aquélla que sirve de asiento al tribunal, pero dentro del
territorio jurisdiccional de éste y, concluirse el mismo en el lugar de asiento del juzgado, ha de
adoptarse una línea de interpretación que se avenga, por una parte, con las particularidades de
ese trámite complejo que no se observa posible de dividir y, de otro lado, con las exigencias de un
procedimiento racional y justo, entendido como uno de los presupuestos de la garantía
constitucional del debido proceso, al cual deben sujetarse los tribunales, lo que, a su vez, lleva a
privilegiar el hecho de que cualquiera de las actuaciones que informan el trámite en mención,
deberá entenderse realizado fuera de la comuna asiento del tribunal, toda vez que no debe
perderse de vista que la primera finalidad del requerimiento es la notificación de la demanda,
hecho que desencadena el transcurso del plazo para ejercitar la respectiva defensa, habida cuenta
de la ampliación contemplada en la ley por la vía de aguardar la conclusión del trámite del
requerimiento de pago.

Entender la situación descrita de una forma diversa, importa restringir el término para defenderse
de parte de los ejecutados, circunstancia no deseada por el legislador procesal, atento a favorecer
el ejercicio del derecho a defensa y vencer sus limitaciones, máxime si dice relación con el término
de emplazamiento, que es la diligencia de mayor trascendencia en el juicio, al definir el momento
en que se ejerce la primera defensa en el procedimiento y que, como ha sucedido en el presente
caso, importa omitir toda tramitación y decisión sobre las excepciones formuladas;

Nro_Legalpublishing = 62678

Corte: Corte Suprema

Rol: 5451-2012

Fecha: 07/09/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 44, Código de Procedimiento Civil art 48, Código de
Procedimiento Civil art 459

TERCERO: Que, ahora bien, teniendo en consideración la materia sometida al conocimiento y


resolución de este Tribunal, resulta propicio recordar que, con arreglo a lo prevenido en el artículo
459 del Código de Procedimiento Civil, el deudor requerido de pago tendrá el término de cuatro u
ocho días hábiles para oponerse a la ejecución, según si la aludida actuación procesal se efectúa en
el lugar de asiento del tribunal o fuera de la comuna de asiento del tribunal, aunque dentro del
territorio jurisdiccional en que se ventila el pleito, respectivamente;

CUARTO: Que en relación con la reglamentación que históricamente ha tenido el plazo para
oponerse a la ejecución, se observa la pertinencia de rememorar que la Ley de 8 de febrero de
1837, que estableció el procedimiento ejecutivo, dispuso que presentada la demanda respectiva el
juez despacharía el respectivo "mandamiento de ejecución y embargo contra la persona y bienes
del deudor" (art. 5°), procediéndose luego al embargo (arts. 20 y 21) y que "hecha la traba, se le
notificará al deudor si no la hubiere presenciado, y al mismo tiempo se le citará de remate" (art.
27), agregando, luego, que "el deudor tendrá el término de dos días naturales, contados desde la
citación de remate, para hacer el pago de la deuda u oponerse a la ejecución" (art. 29).

Con posterioridad, la Comisión Revisora del Código de Procedimiento Civil, en su sesión Nº 27,
acordó modificaciones al Proyecto, una de las cuales –atinente al entonces artículo 429– vino
precedida de lo anotado por el señor Aldunate en el sentido que la reforma a aquel precepto
"suprime la citación de remate, desde cuya fecha se cuenta hoy el plazo para oponerse a la
ejecución. Cree útil conservar el trámite, especialmente en el caso de que el deudor no haya
presenciado el embargo; ello importaría una seguridad para el ejecutado, contra quien en ningún
caso podría procederse sin que conociera el estado del juicio". Al respecto, además, el "señor
Presidente indica que, en todo caso, el término para deducir la oposición comience a correr desde
el día del requerimiento: así se evita toda vaguedad y peligro, pues se toma un punto de partida
invariable que nunca puede ser ignorado por el deudor. El señor Gandarillas acepta esta idea y la
complementa proponiendo que en el acto de requerir al demandado, el ministro de fe le haga
saber el plazo que la ley le concede para oponerse, y que esta circunstancia se haga constar en la
diligencia". (Santiago Lazo, Los Códigos de Chilenos Anotados, Código de Procedimiento Civil,
Poblete Cruzat Hnos. Editores, año 1918, pág. 439);

QUINTO: Que lo anterior denota que esas modificaciones y nuevas disposiciones legales del Código
de Procedimiento Civil, han determinado que la primera notificación que se realiza al demandado
en el juicio ejecutivo importa el objetivo esencial de ponerle en conocimiento de la demanda
ejecutiva, de la resolución recaída en ella y del mandamiento de ejecución y embargo,
procediendo luego a embargarle bienes suficientes, si aquél no paga lo que le viene requerido;

SEXTO: Que por su parte, sobre los objetivos del requerimiento de pago, la doctrina ha distinguido
varios propósitos. En lo esencial, se ha dicho, persigue dos finalidades fundamentales: notificar al
deudor de la demanda ejecutiva y requerirlo para que pague la obligación cuyo cumplimiento
ejecutivo se pretende y luego, para el caso que esto último no ocurra, embargar bienes suficientes
para cubrir el capital, intereses y costas adeudadas.

"El requerimiento de pago persigue dos finalidades esenciales: poner en conocimiento del deudor
la demanda ejecutiva que se ha iniciado en su contra y constreñirlo para que pague la obligación
cuyo cumplimiento compulsivo pretende el acreedor. En consecuencia, requerir de pago al deudor
significa también emplazarlo al juicio, poner en su conocimiento la demanda ejecutiva que se ha
iniciado en su contra para que haga su correspondiente defensa". (Manual de Derecho Procesal,
Mario Casarino Viterbo, Tomo V, Sexta Edición, actualizada por Cristián Maturana Miquel y
revisada por el autor, págs. 65 y 76);

SÉPTIMO: Que, desde el punto de vista del sujeto pasivo de la litis, el planteamiento de su defensa
presupone, ineludiblemente, su emplazamiento que, a su vez, presenta dos aspectos
fundamentales, a saber: el conocimiento de la demanda, que se cumple por la notificación de la
misma y el transcurso del plazo para acudir al llamamiento del tribunal.

A la luz del párrafo anterior y de lo dispuesto en el artículo 443 Nº 1 del Código de Procedimiento
del ramo, el requerimiento de pago es una actuación de carácter complejo, que en atención a la
forma en que se realice tendrá un inicio y conclusión más o menos definidos, dado que se puede
efectuar en una sola actuación o en un complejo de ellas. Dicho de otra manera, se inicia con la
notificación de la demanda y concluye con la intimación al deudor de pagar lo adeudado,
procediendo luego, como gestión anexa, a trabar embargo. Esa notificación que da punto de
partida a la gestión procesal del requerimiento se puede concretizar mediante la notificación
personal de la demanda ejecutiva o personal subsidiaria del artículo 44 del aludido cuerpo legal o,
incluso, según lo prescrito en los artículos 48 a 53 del mismo estatuto normativo y, culminar con el
requerimiento propiamente tal.

De esta forma, entonces, entre las modalidades de requerimiento de pago se cuenta la que se
realiza según el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, expresándose en la copia a que ese
artículo se refiere, amén del mandamiento, la designación del día, hora y lugar que fije el ministro
de fe para practicar el requerimiento y, de no concurrir el deudor a esta citación, se hará de
inmediato y sin más trámite el embargo;

Nro_Legalpublishing = 62390

Corte: Corte Suprema

Rol: 4532-2012

Fecha: 09/08/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 443 n° 1, Código de Procedimiento Civil art 459,
Constitución Política art 19 n° 2, Constitución Política art 19 n° 3, Código de Procedimiento Civil art
44, Código de Procedimiento Civil art 41

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, nueve de agosto de dos mil doce.

CUARTO: Que en relación con la reglamentación que históricamente ha tenido el plazo para
oponerse a la ejecución, se observa la pertinencia de rememorar que la Ley de 8 de febrero de
1837, que estableció el procedimiento ejecutivo, dispuso que presentada la demanda respectiva el
juez despacharía el respectivo "mandamiento de ejecución y embargo contra la persona y bienes
del deudor" (art. 5°), procediéndose luego al embargo (arts. 20 y 21) y que "hecha la traba, se le
notificará al deudor si no la hubiere presenciado, y al mismo tiempo se le citará de remate" (art.
27), agregando, luego, que "el deudor tendrá el término de dos días naturales, contados desde la
citación de remate, para hacer el pago de la deuda u oponerse a la ejecución" (art. 29).

Con posterioridad, la Comisión Revisora del Código de Procedimiento Civil, en su sesión Nº 27,
acordó modificaciones al Proyecto, una de las cuales –atinente al entonces artículo 429– vino
precedida de lo anotado por el señor Aldunate en el sentido que la reforma a aquel precepto
"suprime la citación de remate, desde cuya fecha se cuenta hoy el plazo para oponerse a la
ejecución. Cree útil conservar el trámite, especialmente en el caso de que el deudor no haya
presenciado el embargo; ello importaría una seguridad para el ejecutado, contra quien en ningún
caso podría procederse sin que conociera el estado del juicio". Al respecto, además, el "señor
Presidente indica que, en todo caso, el término para deducir la oposición comience a correr desde
el día del requerimiento: así se evita toda vaguedad y peligro, pues se toma un punto de partida
invariable que nunca puede ser ignorado por el deudor. El señor Gandarillas acepta esta idea y la
complementa proponiendo que en el acto de requerir al demandado, el ministro de fe le haga
saber el plazo que la ley le concede para oponerse, y que esta circunstancia se haga constar en la
diligencia". (Santiago Lazo, Los Códigos de Chilenos Anotados, Código de Procedimiento Civil,
Poblete Cruzat Hnos. Editores, año 1918, pág. 439);

QUINTO: Que lo anterior denota que esas modificaciones y nuevas disposiciones legales del Código
de Procedimiento Civil, han determinado que la primera notificación que se realiza al demandado
en el juicio ejecutivo importa el objetivo esencial de ponerle en conocimiento de la demanda
ejecutiva, de la resolución recaída en ella y del mandamiento de ejecución y embargo,
procediendo luego a embargarle bienes suficientes, si aquél no paga lo que le viene requerido;

SEXTO: Que por su parte, sobre los objetivos del requerimiento de pago, la doctrina ha distinguido
varios propósitos. En lo esencial, se ha dicho, persigue dos finalidades fundamentales: notificar al
deudor de la demanda ejecutiva y requerirlo para que pague la obligación cuyo cumplimiento
ejecutivo se pretende y luego, para el caso que esto último no ocurra, embargar bienes suficientes
para cubrir el capital, intereses y costas adeudadas.

"El requerimiento de pago persigue dos finalidades esenciales: poner en conocimiento del deudor
la demanda ejecutiva que se ha iniciado en su contra y constreñirlo para que pague la obligación
cuyo cumplimiento compulsivo pretende el acreedor. En consecuencia, requerir de pago al deudor
significa también emplazarlo al juicio, poner en su conocimiento la demanda ejecutiva que se ha
iniciado en su contra para que haga su correspondiente defensa". (Manual de Derecho Procesal,
Mario Casarino Viterbo, Tomo V, Sexta Edición, actualizada por Cristián Maturana Miquel y
revisada por el autor, págs. 65 y 76);

SÉPTIMO: Que, desde el punto de vista del sujeto pasivo de la litis, el planteamiento de su defensa
presupone, ineludiblemente, su emplazamiento que, a su vez, presenta dos aspectos
fundamentales, a saber: el conocimiento de la demanda, que se cumple por la notificación de la
misma y el transcurso del plazo para acudir al llamamiento del tribunal.

A la luz del párrafo anterior y de lo dispuesto en el artículo 443 Nº 1 del Código de Procedimiento
del ramo, el requerimiento de pago es una actuación de carácter complejo, que en atención a la
forma en que se realice tendrá un inicio y conclusión más o menos definidos, dado que se puede
efectuar en una sola actuación o en un complejo de ellas. Dicho de otra manera, se inicia con la
notificación de la demanda y concluye con la intimación al deudor de pagar lo adeudado,
procediendo luego, como gestión anexa, a trabar embargo. Esa notificación que da punto de
partida a la gestión procesal del requerimiento se puede concretizar mediante la notificación
personal de la demanda ejecutiva o personal subsidiaria del artículo 44 del aludido cuerpo legal o,
incluso, según lo prescrito en los artículos 48 a 53 del mismo estatuto normativo y, culminar con el
requerimiento propiamente tal.

De esta forma, entonces, entre las modalidades de requerimiento de pago se cuenta la que se
realiza según el artículo 44 del Código de Procedimiento Civil, expresándose en la copia a que ese
artículo se refiere, amén del mandamiento, la designación del día, hora y lugar que fije el ministro
de fe para practicar el requerimiento y, de no concurrir el deudor a esta citación, se hará de
inmediato y sin más trámite el embargo;

OCTAVO: Que ante la hipótesis de iniciarse el requerimiento de pago con la notificación de la


demanda en una comuna distinta de aquélla que sirve de asiento al tribunal, pero dentro del
territorio jurisdiccional de éste y, concluirse el mismo en el lugar de asiento del juzgado, ha de
adoptarse una línea de interpretación que se avenga, por una parte, con las particularidades de
ese trámite complejo que no se observa posible de dividir y, de otro lado, con las exigencias de un
procedimiento racional y justo, entendido como uno de los presupuestos de la garantía
constitucional del debido proceso, al cual deben sujetarse los tribunales, lo que, a su vez, lleva a
privilegiar el hecho de que cualquiera de las actuaciones que informan el trámite en mención,
deberá entenderse realizado fuera de la comuna asiento del tribunal, toda vez que no debe
perderse de vista que la primera finalidad del requerimiento es la notificación de la demanda,
hecho que desencadena el transcurso del plazo para ejercitar la respectiva defensa, habida cuenta
de la ampliación contemplada en la ley por la vía de aguardar la conclusión del trámite del
requerimiento de pago.

Entender la situación descrita de una forma diversa, importa restringir el término para defenderse
de parte de los ejecutados, circunstancia no deseada por el legislador procesal, atento a favorecer
el ejercicio del derecho a defensa y vencer sus limitaciones, máxime si dice relación con el término
de emplazamiento, que es la diligencia de mayor trascendencia en el juicio, al definir el momento
en que se ejerce la primera defensa en el procedimiento y que, como ha sucedido en el presente
caso, importa omitir toda tramitación y decisión sobre las excepciones formuladas;

NOVENO: Que al respecto y de manera consonante se ha pronunciado variada jurisprudencia.


Así, se ha dicho: "Si la intención del artículo 459 del Código de Procedimiento Civil, al ampliar el
plazo para oponer excepciones es que el deudor pueda procurarse una mejor defensa
(entendiendo que al estar más lejos del tribunal requiere de mayor tiempo para hacerlo), no
parece razonable sostener que la ficción legal contenida en el artículo 443 Nº 1 de ese cuerpo
legal, pueda significar una disminución en el plazo.

En efecto, si el deudor que es notificado y requerido de pago fuera de la comuna de asiento del
tribunal, de la manera más perfecta como la que se practica en forma personal cuenta con ocho
días hábiles para oponerse a la ejecución, no hay razón para sostener que cuando ese mismo
requerimiento se efectúa en la forma dispuesta por el artículo 443 Nº 1 del Código de
Procedimiento Civil, el deudor cuente con un plazo menor.

Por otra parte, aplicar un criterio diferente resulta contradictorio con la propia finalidad del
artículo 443 Nº 1 tantas veces mencionado, ya que si al legislador no le bastó con la notificación
del artículo 44 cuando el deudor no era habido, sino que ideó un mecanismo especial, mediante el
cual se lo cita a las oficinas del ministro de fe para practicarle el requerimiento, esto es, para
instarlo a que se efectúe el pago, fue justamente porque le pareció que el emplazamiento en un
juicio ejecutivo ameritaba un tratamiento distinto, bastante más complejo". (C. Santiago, Rol Nº
8817–2004, 18 de agosto de 2006);

DÉCIMO: Que teniendo en consideración las premisas y lineamientos enunciados en los acápites
precedentes y, atendido que en autos la ejecutada doña Julia Miryam Castillo Aguilera fue
notificada de la demanda de conformidad a lo dispuesto en el inciso segundo del artículo 44 del
Código de Procedimiento Civil, el 23 de mayo de 2011, en su domicilio ubicado en la comuna de
Estación Central, constando en el cuaderno de apremio que se le dejó "cédula de espera",
citándole para el 24 de ese mismo mes, a la oficina del receptor judicial, ubicada en la comuna de
Santiago, a fin de requerirla de pago, actuación que se llevó a efecto en la oportunidad fijada, en
rebeldía de la ejecutada, se arriba a la inequívoca conclusión que el requerimiento a la ejecutada
se inició con la notificación de la demanda el día 23 de mayo de aquél año, en la comuna de
Estación Central, y concluyó con el requerimiento de pago propiamente tal efectuado el día 24 del
mismo mes y, con ello, la oposición de la ejecutada, por la vía de las excepciones formuladas en el
escrito presentado el 31 de mayo de 2011, no es extemporánea, puesto que lo fue al sexto día
luego de requerida de pago, en la forma antes descrita, resultando aplicable en la especie lo
preceptuado en el inciso segundo del artículo 459 tantas veces mencionado;
UNDECIMO: Que el yerro recién apuntado, en que incurrieron los jueces del mérito, al concluir de
manera equivocada, que a la fecha en que la ejecutada formuló sus defensas había transcurrido el
plazo que el legislador prevé para ello, se ha cometido tras haberse interpretado y aplicado
erróneamente al caso en particular los artículos 443 N° 1 y 459 del Código de Procedimiento Civil,
situación por la cual no cabe sino acoger el recurso de nulidad sustantiva interpuesto por el
recurrente.

Art. 464 (486). La oposición del ejecutado sólo será admisible cuando se funde en alguna de las
excepciones siguientes:
1 La incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la demanda;
2 La falta de capacidad del demandante o de personería o representación legal del que comparezca
en su nombre;
3 La litis pendencia ante tribunal competente, siempre que el juicio que le da origen haya sido
promovido por el acreedor, sea por vía de demanda o de reconvención;
4 La ineptitud del libelo por falta de algún requisito legal en el modo de formular la demanda, en
conformidad a lo dispuesto en el artículo 254;
5 El beneficio de excusión o la caducidad de la fianza;
6 La falsedad del título;
7 La falta de alguno de los requisitos o condiciones establecidos por las leyes para que dicho título
tenga fuerza ejecutiva, sea absolutamente, sea con relación al demandado;
8 El exceso de avalúo en los casos de los incisos 2. y 3. del artículo 438;
9 El pago de la deuda;
10 La remisión de la misma;
11 La concesión de esperas o la prórroga del plazo;
12 La novación;
13 La compensación;
14 La nulidad de la obligación;
15 La pérdida de la cosa debida, en conformidad a lo dispuesto en el Título XIX, Libro IV del Código
Civil;
16 La transacción;
17 La prescripción de la deuda o sólo de la acción ejecutiva; y
18 La cosa juzgada.
Estas excepciones pueden referirse a toda la deuda o a una parte de ella solamente.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57493

Corte: Corte Suprema

Rol: 6809-2011

Fecha: 03/01/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 18092 Año 1982 art 98, Ley N° 18092 Año 1982 art 100, Ley N° 18092
Año 1982 art 106, Ley N° 18092 Año 1982 art 107, Código Civil art 2492, Código Civil art
2514, Código Civil art 2515, Código de Procedimiento Civil art 464 n° 17, Código de
Procedimiento Civil art 759

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, tres de enero de dos mil doce.

SEGUNDO: Que el vicio de ultra petita se produce cuando la sentencia se aparta de los
términos que las partes sitúan la controversia por medio de sus acciones, excepciones y
defensas, alterándose su contenido, cambiando su objeto o modificando la causa de pedir;
igualmente, cuando la sentencia otorga más de lo pedido por las partes en sus respectivos
escritos que fijan la competencia del tribunal o cuando, en otra hipótesis, se emite
pronunciamiento en relación a materias que no fueron sometidas a la decisión del tribunal.

Al efecto, la doctrina comparada ve en la denominada ultra petita –más allá de lo pedido–,


un vicio que ataca un principio rector de la actividad procesal, cual es, el principio de la
congruencia y ese ataque se produce, precisamente, con la "incongruencia", entendida
conforme expone el tratadista español Manuel Serra Domínguez, (Derecho Procesal Civil,
pág. 395), en su acepción más simple y general, "como la falta de adecuación entre las
pretensiones de las partes formuladas oportunamente y la parte dispositiva de la
resolución judicial".

Se ha resuelto que la incongruencia es "un desajuste entre el fallo judicial y los términos en
los que las partes han formulado sus pretensiones que constituyen el objeto del proceso
en los escritos esenciales del mismo. Al conceder más, menos o cosa distinta a lo pedido".
(Tribunal Constitucional de España, STC 124/2000; STC174/2004; STC 130/2004);

DECIMO TERCERO: Que, corresponde dilucidar, entonces, la vinculación que existe entre la
acción dirigida en contra el deudor personal y aquélla que lo ha sido en contra de los
terceros poseedores de la finca hipotecada, en términos de los efectos de la extinción por
prescripción y, consecuentemente, de la extensión que ha de otorgarse a la interrupción de
la misma que ha operado respecto del primero.

Al efecto, debe consignarse que la hipoteca no puede extinguirse por prescripción extintiva
independientemente de la obligación que garantiza, pues, según afirman los artículos 2434
inciso primero y 2516 del Código Civil, la acción hipotecaria prescribe conjuntamente con
la obligación principal a que accede, en aplicación del principio de que lo accesorio sigue la
suerte de lo principal, de manera que, como reiteradamente se ha sostenido por esta
Corte, no existe un plazo fijo y propio de prescripción para las acciones hipotecarias
porque dependerá del plazo de prescripción de la obligación principal. Por lo mismo,
mientras no prescriba la obligación principal no puede entenderse prescrita extintivamente
la obligación accesoria hipotecaria ni la acción que persigue esta última.

En efecto, los preceptos citados precedentemente no hacen distinción alguna, de manera


tal que la acción hipotecaria contra el tercer poseedor es inseparable de la acción contra el
deudor directo o personal, razón por la cual la primera no prescribe extintivamente de
forma independiente de la obligación a la que accede, prescribiendo las acciones
hipotecarias y demás accesorias en forma simultánea con las acciones a las que acceden.

De lo anterior procede colegir indefectiblemente, entonces, que si la prescripción extintiva


de la acción propia de la obligación principal se ha interrumpido en perjuicio del deudor
personal, ello ha surtido efectos jurídicos en detrimento del tercer poseedor o garante
hipotecario, interrumpiéndose, asimismo, la acción hipotecaria de desposeimiento incoada
en su contra. Así, la acción de desposeimiento no puede entenderse autónoma en relación
con las acciones impetradas en contra del deudor principal y, consecuencialmente, la
interposición de éstas, en la medida que producen la interrupción de la prescripción de la
acción principal, conllevan un efecto interruptivo que impide la extinción de la acción
accesoria.

Al respecto cabe finalmente reflexionar que si bien, con finalidades básicamente de tipo
académicas y pedagógicas, destacados autores nacionales han expresado que la
interrupción de la prescripción de la acción principal perjudica al tercer poseedor, esto es,
interrumpe la prescripción de la acción hipotecaria, dicha aseveración sólo resulta
aceptable en el entendido de reforzar didácticamente la argumentación que vincula la
obligación principal con la de garantía. Con todo, es menester consignar que éste tipo de
afirmaciones importa reconocer la procedencia de la prescripción extintiva de la acción
hipotecaria de manera autónoma, en circunstancias que la acción hipotecaria sólo
prescribe en el evento que lo hace la principal que garantiza y, por lo mismo, la acción
hipotecaria no se interrumpe, al no prescribir extintivamente en un contexto fáctico como
el analizado en el caso sub lite, debiendo concluirse, en definitiva, que la acción
hipotecaria mantendrá su exigibilidad en tanto sea exigible, asimismo, la acción principal a
la que accede;

Redacción a cargo del Ministro Sr. Juan Araya Elizalde.

Rol Nº 6809–2011.–

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún
M., Sergio Muñoz G., Juan Araya E., Carlos Cerda F. y Alfredo Pfeiffer R.

Nro_Legalpublishing = 59765

Corte: Corte Suprema

Rol: 5556-2010

Fecha: 28/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 4, Código de Procedimiento Civil art 434 1

Sentencia: SENTENCIA
Santiago, veintiocho de marzo de dos mil doce.

PRIMERO: especto del primer acápite y reiterando los argumentos de hecho y de derecho vertidos
al momento de oponer la excepción de nulidad de la obligación, afirma que en este proceso los
actores pretenden un cobro forzado de una obligación contenida en una sentencia arbitral que, en
esa parte, contraviene el derecho público chileno toda vez que no está permitido que los jueces
árbitros fijen unilateralmente sus honorarios en la sentencia que resuelve el conflicto y que
corresponde a la por ellos pronunciada.

A continuación se remite a la Carta Fundamental, para afirmar que las normas sobre debido
proceso son disposiciones de derecho público y que su infracción acarrea la nulidad absoluta.
Sobre el particular destaca que de las normas del debido proceso, aparece la exigencia clara e
insoslayable que el juez llamado a dictar sentencia debe ser una persona distinta de las partes en
conflicto.

Continúa razonando, que los señores jueces árbitros que dictaron la sentencia fijaron por sí y ante
sí, en manera unilateral, sus honorarios y gastos que pretenden cobrar ejecutivamente a su parte.
Entonces, de aceptarse la tesis de la parte demandante se permitiría a los jueces árbitros crear una
sentencia, en forma unilateral, estableciendo obligaciones a su favor que, además, pueden
ejecutar forzosamente.

Por otro lado, añaden que la solicitud de homologación sólo pudo pedirse por los actores del
presente juicio, lo que no acaeció, ya que la Corte Suprema no podía pronunciarse respecto de la
nulidad de la obligación que se cobra en autos, si ello no fue alegado por la recurrente en atención
que el exequátur fue solicitado por otras personas.

Expresa que menor análisis aún resiste la argumentación de los sentenciadores, en cuanto a que
éstos no podían pronunciarse sobre la nulidad absoluta de la obligación que pretende cobrarse en
juicio, invocando ser esta materia, de competencia privativa de la Corte Suprema en el
conocimiento del exequátur. En efecto, basta con señalar que el artículo 1683 del Código Civil
faculta al tribunal, incluso, para obrar de oficio a dicho respecto, cuando el vicio de nulidad se
expresa de manifiesto en el acto, como sucede en el caso de marras, para lo cual cita fallos de esta
Corte de 22 de febrero de 1997, de 15 de diciembre de 1982 y de 18 de agosto de 1992.

En síntesis, concluye que la obligación contenida en el supuesto laudo arbitral es nula y de ningún
valor, porque la homologación que hizo la Corte Suprema no permite ni autoriza la ejecución del
exequátur a favor de quienes resolvieron la controversia, para cobrar sus honorarios y gastos,
porque ello contraviene el orden público nacional y está sancionado con la nulidad absoluta.

En lo que concierne al segundo acápite de infracción, sostiene que el tribunal del grado yerra al
haberle conferido el carácter de título ejecutivo a una sentencia arbitral extranjera, que si bien fue
homologada mediante el exequátur, carece de fuerza ejecutiva respecto de la recurrente, en lo que
al cobro compulsivo de honorarios y gastos de los jueces árbitros respecta, por no haberse
cumplido con los requisitos legales dispuestos en las normas jurídicas citadas como infringidas.
Agrega que es un hecho conocido por los jueces del fondo, que el exequátur de la sentencia
arbitral fue solicitado por quienes fueron demandantes pero no por los jueces árbitros, que son
demandantes en el presente juicio. Así, resulta absolutamente claro que los actores de autos
utilizaron a su favor, un laudo arbitral expedido por ellos mismos, para los efectos de cobrar
compulsivamente sus honorarios y gastos, pero sin que hayan sido ellos los que requirieron el
procedimiento de homologación ante la Corte Suprema, requisito fundamental para que tal
sentencia pudiera cumplirse en Chile.

Sigue señalando que el procedimiento utilizado por los ejecutantes aparece proscrito por la
legislación procesal chilena, cuestión que necesariamente debía redundar en la manifiesta falta de
fuerza ejecutiva del título fundante de la ejecución. El artículo 242 del Código de Procedimiento
Civil dispone que una sentencia dictada en el extranjero tiene en Chile la fuerza que le otorguen
sus respectivos tratados y su ejecución debe someterse a las leyes de la República. Por su parte, el
artículo 248 del cuerpo legal citado, establece en qué casos de jurisdicción contenciosa, la
respectiva solicitud de exequátur debe notificarse a la parte en contra de la cual se seguirá la
ejecución, la cual cuenta con el término de emplazamiento para exponer lo que estime pertinente.
Por último, el artículo 176 del mismo Código en comento, dispone que corresponde la acción de
cosa juzgada a aquél en cuyo favor se ha declarado un derecho en juicio. En síntesis, puede
ejecutarse en Chile un fallo extranjero, sólo por aquellas personas que, beneficiadas con lo resuelto
en dicha sentencia, solicitaron y obtuvieron la homologación de la misma, por parte del máximo
tribunal.

Concluye que, al desecharse la excepción, los jueces de la instancia han legitimado el proceder de
los actores, quienes aprovechando a su favor la homologación de que fuera objeto el laudo arbitral
por la Corte Suprema, violaron un principio procesal básico, integrante de la garantía constitucional
del debido proceso de ley, cual es el de la "bilateralidad de la audiencia". Su parte no fue oída en el
procedimiento de exequátur en cuanto a la pretensión de los actores se refiere.

Para terminar, en cuanto al tercer capítulo de infracciones, indica la recurrente, que los actores
señalaron en su demanda ejecutiva que la cantidad que se les adeudaría asciende a la suma de US
$36.400.– dólares americanos, cifra precisa por la cual pidieron despachar la ejecución, agregando,
además, que en el laudo arbitral las costas fueron tasadas en US$ 81.899.– dólares americanos.

Argumenta que los actores demandaron el pago de una cantidad de dinero que antojadizamente
han determinado, cantidad que no guarda relación alguna con lo que se desprende de su presunto
título ejecutivo. En efecto, se desprende con claridad de la sentencia arbitral, que aquéllos que
fueron demandantes en dicho proceso, pagaron por concepto de costas y gastos del juicio la suma
equivalente a US$ 56.000.– dólares americanos, de lo cual se deduce, mediante el empleo de una
simple operación aritmética, que no podría demandarse – por dicho concepto – sino la cantidad de
US$25.899.– En consecuencia, lo que hace inepto el libelo es la abierta contradicción entre la
cantidad que emana del presunto título ejecutivo, con aquélla por la que se pide se despache la
ejecución. Así, los actores solicitaron y obtuvieron que se despachara mandamiento de ejecución y
embargo en contra de la recurrente, por una suma abiertamente superior a la que podría
desprenderse el mismo título, infringiéndose el requisito del artículo 254 N° 5 del Código de
Procedimiento Civil y del artículo 438 del mismo estatuto, porque la cantidad líquida por la que
solicitó la ejecución no guarda ninguna relación con la que se desprende del título, por lo que
debió ser necesariamente rechazada.

Termina señalando, que no obstante los sentenciadores admitieron expresamente la notoria


contradicción, por estimar que en realidad se está en presencia de una excepción de fondo relativa
al pago parcial de la obligación, lo que constituye un grave error de derecho, por cuanto no es el
caso de una ejecución expedida por más dinero del que en realidad se adeuda sino por más dinero
que el que señala el título.

Por todo lo anterior, solicita invalidar el fallo recurrido y reemplazarlo por otra sentencia que
revoque el anterior de primer grado, declarando, en su lugar, que se acogen las excepciones
opuestas y se rechaza la demanda ejecutiva entablada, con costas.
B.– el exequátur pedido por los demandantes del juicio arbitral no puede aprovechar a los jueces
árbitros demandantes de autos. Es un hecho aceptado por los actores, que el exequátur de la
sentencia arbitral que concedió la Corte Suprema fue solicitado por los actores del proceso
arbitral, señores Stubrin, y no respecto de los jueces árbitros que ahora lo están utilizando a su
favor.

Así, –dicen– resulta absolutamente claro que los demandantes han utilizado a su favor un laudo
arbitral expedido por ellos mismos, para los efectos de cobrar compulsivamente sus honorarios y
gastos pero sin que hayan sido ellos los que requirieron el procedimiento de homologación ante la
Corte Suprema, requisito fundamental para que la sentencia arbitral pueda cumplirse en Chile. De
manera que una sentencia extranjera sólo puede constituir título ejecutivo en Chile en la medida
que el máximo tribunal haya concedido el exequátur a su respecto y, por la inversa, carece de
fuerza ejecutiva aquélla que no cumpla con tal exigencia.

De permitirse la pretensión de los demandantes se violaría el principio del debido proceso de ley,
cual es el de la bilateralidad de la audiencia.

Esta alegación no es una cuestión meramente formal, toda vez que de haber requerido los señores
árbitros el exequátur de la sentencia arbitral, en lo que a sus honorarios y gastos se refiere, estima
que la Corte Suprema lo hubiera negado, toda vez que conforme a los artículos 242 y siguientes del
Código de Procedimiento Civil, es condición esencial que el fallo extranjero que se trate de cumplir
no contravenga el orden público chileno. Así lo dispone el numeral 1° del artículo 245 del precitado
texto normativo, que previene que el fallo extranjero que se trate de cumplir no debe contener
"nada contrario las leyes de la República". Lo anterior por cuanto en Chile no hay norma alguna
que autorice en forma general a los árbitros a fijar sus honorarios unilateralmente en el propio la
laudo arbitral como se pretende en la especie, por cuanto nadie puede ser juez y parte a la vez.
(Cita jurisprudencia Corte Suprema y de Corte de Apelaciones)

Además, las propias convenciones internacionales que citan los demandantes, en apoyo de su
acción, ratifican que lo antes dicho es principio de derecho internacionalmente aceptado, como
son el artículo 1° N° 2 del Reglamento de la CIAC y artículo 5° número 2° de la Convención sobre el
reconocimiento y ejecución de las sentencias arbitrales extranjeras conocida como Convención de
Nueva York.
No cabe duda, que la sentencia arbitral establece claramente que la parte ejecutada debe pagar las
costas del proceso, lo que comprende todo los gastos del proceso incluyendo honorarios y gastos
del procedimiento arbitral, según lo establece el Reglamento de la Comisión Interamericana de
Arbitraje Comercial (CIAC), al cual se sometieron las partes al subscribir la cláusula compromisoria
del contrato de compraventa de acciones, según se indica en el punto 3° de la parte considerativa
de la sentencia arbitral. Las partes acordaron que todo lo relativo al procedimiento arbitral se
regiría por el reglamento aludido y en cuanto al fondo, por la ley argentina. Pues bien, el
Reglamento citado en materia de costas establece lo siguiente: "Costas ( artículos 35 a 38).

La alegación acerca de que el exequátur concedido no podría aprovechar a la parte ejecutante,


debe ser rechazada por cuanto resulta irrelevante que el exequátur no haya sido solicitado por los
demandantes, lo que importa es que el fallo arbitral es ejecutable en nuestro país al igual que
cualquiera sentencia judicial nacional.

El examen de validez y regularidad del laudo arbitral ya fue realizado por la Corte Suprema a la luz
de la convención de Nueva York, norma aplicable de conformidad con el artículo 242 del Código de
Procedimiento Civil. Resulta improcedente la pretensión de la ejecutada, en cuanto persigue que el
tribunal que conoce de la ejecución y cumplimiento de la sentencia arbitral, se pronuncie sobre
una cuestión de competencia exclusiva y excluyente de la Corte Suprema.

En cuanto a la alegación de la ejecutada relativa a la supuesta ilegalidad que importaría el haber


fijado el tribunal arbitral sus honorarios en el laudo definitivo, la misma resulta improcedente
puesto que las partes, en ejercicio de la autonomía de la voluntad, que rige esta materia, se
sometieron a las normas del reglamento indicado, en la medida del procedimiento por lo que la ley
chilena no resulta aplicable al arbitraje. Por lo mismo, es una cuestión que no puede ser objeto de
un nuevo pronunciamiento en virtud de la eficacia de cosa juzgada de que goza la sentencia
arbitral ejecutoriada y el exequátur.

En cuanto a las supuestas infracciones que alega la ejecutada relativas al orden público chileno y a
la bilateralidad de la audiencia, éstas son impertinentes desde que sólo eran admisibles al
momento de contestar la demanda de exequátur y, al respecto, existe cosa juzgada careciendo el
tribunal de competencia para pronunciarse sobre aquello.

Finalmente, respecto de la excepción de nulidad de la obligación, pide su rechazo, remitiéndose a


lo señalado precedentemente.
INTO: Que del mismo modo no es posible acoger los errores denunciados por la parte impugnante
en el arbitrio, en atención a que de manera equívoca por parte de la recurrente, se le ha dado un
tratamiento de costas procesales a los honorarios de los árbitros, circunstancia esta que debe ser
rechazada, basado en el hecho que la determinación de los honorarios que corresponden al árbitro
no es un asunto que pueda estar comprendido entre sus atribuciones, los honorarios constituyen
una obligación civil que emerge de la relación habida entre el árbitro y las partes, no se trata de
una obligación procesal, de manera que no se puede imponer, necesariamente han de convenirse
en el juicio arbitral mismo (Arbitraje en Chile, Análisis crítico de su normativa y jurisprudencia,
María Fernanda Vásquez Palma, Legal Publishing, Santiago de Chile, 2009, Pág. 191). En el mismo
sentido, la autora recién citada, señala al efecto la jurisprudencia recaída en un fallo de la Corte
Suprema de fecha 18 de agosto de 1992, en causa "Empresa Tarapacá S.A. con Juez Arbitro
Franklin Geldres Aguilar". Todo lo anterior reafirma que no deben confundirse el derecho
sustantivo de los honorarios del árbitro con las costas procesales como pretende la recurrente.

Que aduciendo la recurrente un primer error de derecho sustentado en la vulneración de los


artículos 1462 y 1682 del Código Civil en relación al artículo 464 N°14 del Código de Procedimiento
Civil, arguyendo que, habiéndose planteado una excepción de nulidad de la obligación material de
la ejecución, se habrían dejado de aplicar normas legales relativas a la excepción de nulidad de la
obligación dispuesta en el artículo 1462 del Código Civil y 1682 del mismo cuerpo legal, puesto que
no está permitido en el ordenamiento jurídico que los jueces árbitros fijen unilateralmente sus
honorarios en la sentencia que resuelve el conflicto, desde que no puede ser el árbitro juez y parte
en relación a su cometido. Que al efecto, dicha argumentación aparece insostenible en la medida
que, tal como se ha señalado previamente, no resulta posible homologar el derecho sustantivo que
tiene todo árbitro a percibir honorarios con la noción de costas procesales, como argumenta la
recurrente, sin perjuicio que no aparece ni consta la nulidad invocada en el arbitrio en cuestión.

SEXTO: Que un segundo grupo de errores de derecho invocados dice relación con una errónea
aplicación de los artículos 434 N°1 y 467 N°7 del Código de Procedimiento Civil, en relación a lo
previsto en los artículos 176, 242 y 248 del mismo cuerpo legal, consistente en haber conferido el
carácter de título ejecutivo a una sentencia arbitral extranjera respecto de la recurrente, en la cual
se consignan honorarios y gastos de los jueces árbitros, argumentando la peticionaria que no se
habrían cumplido los requisitos legales que establecen las referidas normas. Que se aduce en el
recurso que en el exequátur de la sentencia arbitral, éste aparece solicitado por los demandantes
en el proceso arbitral, pero no respecto de los jueces árbitros demandantes en el actual juicio, de
forma tal, que ha habido una utilización, según sostiene la recurrente, por parte de los actores de
autos invocando a su favor un laudo arbitral expedido por ellos mismos, para cobrar
compulsivamente sus honorarios y gastos, sin que exista un procedimiento exequátur homologo al
anterior ante la Corte Suprema, que faculte a la sentencia arbitral su cumplimiento en Chile.
Que al respecto, cabe hacer presente que esa alegación sustentada en el recurso contradice los
parámetros de lo que implica toda relación procesal válidamente ejercida y consolidada por
estadios intermedios aptos, que tienen plena validez mientas no se pruebe su carácter nulo o
írrito, de forma tal que la relación procesal que se forma entre demandante y demandado y el
tribunal respectivo competente, como acaece en el caso de un tribunal arbitral, conforma, de
acuerdo a las modernas teorías procesales, una infinidad de definiciones, entre las partes y el juez.

A partir de toda esa amalgama de relaciones procesales surgen principios fundamentales como el
de preclusión, cosa juzgada y muchos otros que son verdaderos institutos que permiten desarrollar
la acción jurisdiccional per se, como es el pronunciar una sentencia legal y legitima.

Así las cosas, no resulta pertinente acceder a la petición de la recurrente en cuanto consta de su
propia naturaleza y característica que el solo hecho de haberse establecido originariamente una
relación procesal entre las partes y el juez árbitro, conlleva las obligaciones que se impetran en
estos autos, por lo que no resulta pertinente el razonamiento explicitado en este tópico del
recurso.

SEPTIMO: Que, como tercer capítulo de errores denunciados, se señala la errónea aplicación de los
artículos 464 N°4 del Código de Procedimiento Civil en relación a lo previsto de los artículos 438 y
254 del mismo cuerpo legal, basados en que los actores señalaron en su demanda ejecutiva que se
despachase un mandamiento, ascendente a ochenta y un mil ochocientos noventa y nueve dólares
de los Estados Unidos de Norte América, lo cual es contradictorio, sostienen los peticionarios,
entre la cantidad que se desprende del presunto titulo ejecutivo invocado y aquella cantidad por la
cual se despachó la ejecución de autos, lo que redunda, al decir de la recurrente, en una ejecución
expedida por una suma mayor a la que en realidad se adeuda, por lo cual resulta suficiente para
deducir la excepción de pago, arguye la parte impugnadora.

Que al tenor de lo expuesto en el libelo donde se materializó el arbitrio se está invocando una
excepción de pago en los términos que establece el artículo 464 N°9 del Código de Procedimiento
Civil, excepción que en la presentación de fojas 344 (81) en su segundo otrosí no aparece
deducida, toda vez que en dicha instancia la ejecutada sólo dedujo las excepciones de los
numerales 4, 7 y 14 del referido artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, esto es, que se ha
invocado en el arbitrio una argumentación nueva que no fue utilizada en la oportunidad pertinente
por la recurrente. Que a mayor abundamiento, tampoco es posible acceder a la petición de nulidad
en el acápite en cuestión, teniendo para ello presente que tal, como consta en la sentencia dictada
por esta Corte, con fecha once de enero de dos mil siete de la cual consta copia autorizada a fojas
316 de autos, en el motivo primero del referido fallo se estableció textualmente: "Como
consecuencia de lo arriba expuesto, el total de las costas asciende a la suma de ochenta y un mil
ochocientos noventa y nueve dólares estados unidos (U$S 81.899)".

OCTAVO: Que en el mismo sentido no es dable acoger lo razonado por la demandada en cuanto a
que se ha aplicado erróneamente en autos el artículo 464 N°4 del Código de Procedimiento Civil,
en relación a lo previsto en los artículos 438 y 254 del mismo cuerpo legal, aduciendo que se
despachó un mandamiento de ejecución y embargo en contra de su parte por una suma superior a
la que correspondía, circunstancia esta que implica cuestionar un requisito formal, que más bien
dice relación con un vicio de casación formal, el cual no fue deducido, además que, tal como se
señaló, se invoca para la alegación un argumento que dice más bien relación con el
cuestionamiento de la suma cobrada en esta causa, que con la ineptitud del libelo, razón esta que
lleva, igualmente, a desechar tal fundamentación.

NOVENO: Que atendido lo anteriormente señalado, las alegaciones presentadas en el recurso


ameritan, para su debida consideración que la recurrente hubiese interpuesto otras excepciones
distintas a aquellas que se ventilaron en los autos.

DÉCIMO: Que los razonamientos traídos a colación en los considerandos que anteceden resultan
suficientes para demostrar, sin lugar a dudas, que la sentencia atacada mediante el recurso
formulado por los demandantes, dio correcta interpretación y aplicación a las normas legales que
resultaban atinentes para dirimir la controversia sobre la que versaba el proceso; por lo que las
infracciones normativas que en su libelo se le atribuyen a dicho fallo carecen de asidero jurídico;
correspondiendo, por consiguiente, desestimar semejante impugnación.

Nro_Legalpublishing = 60114

Corte: Corte Suprema

Rol: 6164-2011

Fecha: 10/04/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n° 6, Código de Procedimiento Civil art 464 n° 14,
Código Civil art 17 y ss, Código Civil art 1560, Código Civil art 2131, Código Civil art 2140, Ley N°
18046 Año 1981 art 40, Ley N° 18092 Año 1982

Sentencia: SENTENCIA

TERCERO: Que, sobre el primer capítulo de nulidad sustantiva en lo concerniente a los pretendidos
yerros normativos atribuidos a los jueces del fondo al resolver la excepción de falsedad del artículo
464 n° 6 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia impugnada que confirmó el fallo de primer
grado, reproduciéndolo, hace suyas las reflexiones de aquél en cuanto a que las hojas de
prolongación que anteceden y las que suceden a las cuestionadas, no son falsas ni tampoco los
pagarés, constituyendo un hecho inamovible de la causa que los demandados suscribieron los
pagarés que sirven de base a la ejecución, sobre los cuales las partes convinieron sucesivas
prórrogas a través de hojas de prolongación de los mismos, cuyas respectivas firmas fueron
autorizadas ante notario, cuestionándose sólo dos de las referidas prórrogas, en el sentido que la
firma puesta en cada una, no fue hecha en la forma que en tales documentos se señala, pero no se
pone en duda que las firmas son del demandado.

A este respecto la sentencia razona en el sentido que las firmas que se consignan en dos hojas de
prolongación de los pagarés, no habrían podido ser suscritas por el demandado en las fechas que
se indica en las mismas, pues se encontraba fuera del país, pero considera que, además, ambas
prórrogas poseen varias anteriores y otras posteriores que no han merecido reparo alguno por la
parte ejecutada. Siendo así, tales documentos encuentran explicación en la circunstancia de existir
una deuda no solucionada que pesa sobre los demandados y cuyo acreedor es el banco
ejecutante.

El recurrente, en cambio, insiste en que, no obstante lo expuesto, sería falso el título ejecutivo y las
demás hojas de prolongación, toda vez que la falsedad de dos de las mencionadas hojas, se
extendería a las demás y al título de las que forman parte, por lo que, de la cita de las
disposiciones legales expuestas previamente en el motivo primero y los argumentos esgrimidos en
apoyo de sus afirmaciones en tal sentido, se habría incurrido en infracción de ley al desestimar la
mencionada excepción.

De acuerdo a lo manifestado es dable concluir que las infracciones que el recurrente estima se han
cometido por los jueces del fondo persiguen desvirtuar los supuestos fácticos fundamentales
asentados por aquéllos, mediante el establecimiento de nuevos hechos, que pese a lo sostenido,
no fueron establecidos del modo que se pretende, toda vez que no se fijaron los supuestos básicos
en que los ejecutados fundaron la excepción que nos ocupa.

Expresado lo anterior, resulta pertinente recordar que solamente los jueces del mérito se
encuentran facultados para determinar los hechos de la causa y que efectuada correctamente
dicha labor, habiéndose asentado éstos con sujeción al mérito de los antecedentes, probanzas
aportadas por las partes, interpretación y aplicación de normas atinentes al caso en estudio, ellos
resultan inamovibles para este tribunal, conforme a lo previsto en el artículo 785 del Código de
Procedimiento Civil, no siendo posible su revisión por la vía de la nulidad que se pide, al no
haberse impugnado el fallo recurrido denunciando infracción a leyes reguladoras de la prueba, lo
que lleva a desestimar este capítulo del recurso.

Por otro lado, dicha decisión se ve reafirmada si se considera que las modificaciones que constan
en hojas separadas relativas a las prórrogas que se otorgaron de los pagarés, en lo que se
denomina hoja de prolongación, consisten en documentos que, en primer término, no constituyen
los verdaderos títulos fundantes de la ejecución que son los pagarés originales y en segundo lugar,
sus menciones pueden ser llenadas por el tenedor legítimo, sujetándose a las instrucciones que
haya recibido de los obligados al pago, quienes no alegaron ni menos demostraron que las
prórrogas cuestionadas se hubieran llenado contra sus instrucciones o que no las hubieran dado en
el sentido que consta en dichos instrumentos, por lo que carece de relevancia la circunstancia que
tales hojas adicionales no hayan sido firmadas en la época que en ellas se indica, puesto que no se
discutió que la firma es verdaderamente del demandado y fue éste quien la estampó en los
aludidos instrumentos modificatorios;

CUARTO: Que en relación a las infracciones de ley en que habrían incurrido los jueces del mérito al
resolver la excepción de nulidad de la obligación del n° 14 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil, las citas de la disposiciones legales denunciadas por la recurrente, expuestas
en el motivo primero y los argumentos esgrimidos en apoyo de sus afirmaciones en ese sentido,
ponen de manifiesto que la cuestión en que centra la crítica de ilegalidad dirigida contra la
sentencia que impugna, radica en la carencia de facultades de quien aparece suscribiendo los
pagarés y sus respectivas prórrogas en nombre del deudor, en el sentido que estos documentos
fueron suscritos en representación de la demandada GSA Capitales SA por Nelson Chinchón
Bunting, sin que éste estuviera expresamente facultado para obligarla por los montos pactados,
considerando el actuar que atribuye al ejecutante a fin de burlar dicha restricción, pues habría
obligado a don Nelson Chinchón Bunting a firmar dos pagarés el mismo día, uno por $100.000.000
y otro por $50.000.000, con la intención de hacer que se cumpliera aparentemente con la
limitación de poderes que conocía.
De este modo, las transgresiones que el recurrente estima se han cometido por los jueces del
fondo, al igual que en la excepción anterior, persiguen desvirtuar – mediante el establecimiento de
nuevos hechos – los supuestos fácticos fundamentales asentados por aquellos para desestimar la
nulidad por faltar la verificación de algún vicio que la amerite, esto es, que los pagarés que
sustentan la ejecución fueron suscritos por don Nelson Chinchón Bunting en representación de la
empresa deudora GSA Capitales S.A, y en su calidad de aval y codeudor solidario, ambos ahora
ejecutados, sin que haya quedado justificado que estuvieran vinculados a un mutuo o fueran de
éste, actos jurídicos accesorios o en su caso, dependientes de él, ni que el actor hubiere obtenido
la firma puesta en ellos y en las hojas de prolongación, contra la voluntad de la parte demandada o
mediante maquinaciones en las cuales la voluntad de ésta no concurrió a configurarlas, o dicho de
otro modo, que la demandada no aportó prueba tendiente a demostrar que suscribió los referidos
pagares como consecuencia de la fuerza o el dolo ejercido por la demandante. Por último, no
constan en autos los hechos en que se basa la excepción ni que la demandante haya efectuado
gestiones ilícitas o contrarias a los acuerdos del directorio de GSA Capitales S.A., para obtener la
suscripción de los pagarés.

El impugnante, en cambio, intenta persuadir acerca de la inexistencia de facultades suficientes que


validen lo actuado por el suscriptor de los títulos en nombre del obligado sin aludir a una falta de
objeto o de causa de la obligación contenida en el título, basada en la inexistencia de la deuda;

QUINTO: Que, de acuerdo a lo anotado en este punto, es posible desprender que el recurrente
impugna la ponderación que de las probanzas rendidas por las partes hicieron los jueces del fondo
e insta de esa manera por la alteración de los hechos asentados, desconociendo que la valoración
de los elementos de convicción agregados al proceso, corresponde a las atribuciones privativas de
los jueces del grado a menos que en tal labor se denuncie alguna transgresión a las leyes
reguladoras de la prueba, lo que no realizó en la especie. En efecto, las referidas normas – como lo
ha sostenido esta Corte – se entienden vulneradas, fundamentalmente, cuando los sentenciadores
invierten el onus probandi, rechazan las pruebas que la ley admite, aceptan las que la ley rechaza,
desconocen el valor probatorio de las que se produjeron en el proceso cuando la ley le asigna uno
determinado de carácter obligatorio o alteran el orden de precedencia que la ley le diere. Se trata
de normas básicas de juzgamiento, que contienen deberes, limitaciones o prohibiciones a que
deben sujetarse los sentenciadores. Por lo mismo, los jueces del fondo, respetando dicha
preceptiva, son soberanos para apreciar las pruebas dentro del marco establecido por las normas
pertinentes, de forma que al no denunciarse una conculcación de las normas que rigen la prueba,
no es permitido a esta Corte Suprema revisar los hechos asentados en el fallo cuestionado,
circunstancia que conduce a tener por hechos indiscutibles la validez y suficiencia del mandato
conferido por la ejecutada a don Nelson Chinchón para suscribir en su nombre la obligación o
deuda contraída con el actor. Como en ello radicaban los motivos medulares de la tesis de nulidad
de la obligación esgrimida como excepción por el ahora recurrente, los que no resultaron
demostrados, sólo queda concluir que los magistrados del fondo resolvieron acertadamente al
desestimar la excepción en referencia, por faltar la justificación de algún vicio de nulidad que le
sirva de sustento;

Nro_Legalpublishing = 60589

Corte: Corte Suprema

Rol: 2566-2012

Fecha: 02/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n° 2, Código de Procedimiento Civil art 464 n° 9,
Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4, Ley N°
19983 Año 2004 art 3, Ley N° 19983 Año 2004 art 7

4°.– Que en el punto que nos convoca, procede tener en consideración que el yerro que se
denuncia, sólo concurre cuando la sentencia carece de las consideraciones de hecho o de
derecho que le sirven de fundamento, pero no tiene lugar cuando aquéllas existen pero no se
ajustan a la tesis sustentada por el reclamante, como ocurre en la especie, desde que, de la sola
lectura del fallo impugnado se advierte que aquél contiene los razonamientos de hecho y de
derecho que llevaron a los sentenciadores a decidir de la forma en que lo hicieron, aunque al
demandado no le satisfagan por ser su pretensión que se rechace la demanda;

Nro_Legalpublishing = 60650

Corte: Corte Suprema

Rol: 11827-2011

Fecha: 04/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n° 6, Código de Procedimiento Civil art 435,
Código de Procedimiento Civil art 384 n° 2, Código Civil art 1698

SEGUNDO: Que la sentencia recurrida que, en lo pertinente al presente arbitrio, confirmó el fallo
de primer grado, rechazando, en definitiva, la excepción prevista en el numeral 6º del artículo 464
del Código de Procedimiento Civil, reflexiona sobre el tema que "en nuestro caso, el título invocado
y que funda la demanda ejecutiva de autos, consiste en una confesión judicial, la que se encuentra
prevista en el artículo 434 del Código de Procedimiento Civil, tramitada conforme a las normas
legales", señalando, a continuación, que "tal como han expresado nuestros tribunales superiores
de justicia, la excepción de falsedad en el título, mira a la autenticidad del instrumento que sirve de
base a la ejecución. Pero la excepción interpuesta mira a la falta de autenticidad de la obligación
que origina el juicio, siendo por tanto improcedente la excepción interpuesta, por cuanto no se
refiere a la veracidad o autenticidad del título, sino a la legalidad de la obligación" y que, por otro
lado, "la ejecutada ninguna prueba rindió a fin de acreditar sus pretensiones y al ser ella fundada
en supuestos fácticos distintos a los que hacen procedente la excepción, esta será rechazada en los
términos en que fue planteada", añadiendo, posteriormente, que "sólo a mayor abundamiento y
por razones de justicia debe dejarse en claro que la ejecutante al absolver posiciones aseveró que
no sólo facilitó el crédito para la compra de una lavadora, sino también sacó un avance en efectivo
en Almacenes Paris, que la ejecutada se comprometió a cancelar las cuotas correspondientes, por
lo que la deuda de $800.000 corresponde a ambas circunstancias";

Nro_Legalpublishing = 60651

Corte: Corte Suprema

Rol: 11931-2011

Fecha: 04/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n° 6, Código Civil art 1698, Código Civil art 1702,
Código Civil art 1712, Código de Procedimiento Civil art 341, Código de Procedimiento Civil art 160,
Decreto con Fuerza de Ley N° 707 de 07/10/1982 MINISTERIO DE JUSTICIA Ley de Cuentas
Corrientes Bancarias y Cheques art 11, Decreto con Fuerza de Ley N° 707 de 07/10/1982
MINISTERIO DE JUSTICIA Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques art 13, Ley N° 18092 Año
1982 art 11, Código de Procedimiento Civil art 1445, Código de Procedimiento Civil art 1458,
Código de Procedimiento Civil art 1459

CUARTO: Que para un adecuado análisis de los errores de derecho denunciados por el recurrente,
debe consignarse, en primer lugar, que las leyes reguladoras de la prueba, como lo ha reconocido
reiteradamente esta Corte, se entienden vulneradas, esencialmente, cuando los sentenciadores
invierten el onus probandi, rechazan las pruebas que la ley admite, aceptan las que la ley rechaza,
desconocen el valor probatorio de las que se produjeron en el proceso cuando la ley le asigna uno
determinado de carácter obligatorio o alteran el orden de precedencia que la ley le diere.

Se ha repetido que ellas constituyen normas básicas de juzgamiento, que contienen deberes,
limitaciones o prohibiciones a que deben sujetarse los sentenciadores. Luego, los jueces del fondo
son soberanos para apreciar las pruebas, dentro del marco establecido por las normas
pertinentes. Por ello, no son susceptibles de ser revisadas por la vía de la casación las decisiones
de los sentenciadores basadas en disposiciones que entregan libremente la justipreciación de los
diversos elementos probatorios;

Nro_Legalpublishing = 60743
Corte: Corte Suprema

Rol: 7603-2010

Fecha: 10/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n° 7, Código de Procedimiento Civil art 177,
Código de Procedimiento Civil art 434 n° 7, Decreto con Fuerza de Ley N° 707 de 07/10/1982
MINISTERIO DE JUSTICIA Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques art 33, Decreto con Fuerza
de Ley N° 707 de 07/10/1982 MINISTERIO DE JUSTICIA Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y
Cheques art 22, Código Civil art 19, Código de Procedimiento Civil art 174, Código Civil art 22 inciso
1

CUARTO: Que la excepción de cosa juzgada es el efecto que proviene de las sentencias definitivas
e interlocutorias firmes, que impide la renovación de un mismo debate en el futuro, y prohíbe
modificar lo ya resuelto, traduciéndose en un deber de abstención para el órgano jurisdiccional.

Que para que proceda la excepción de cosa juzgada es fundamental que exista una sentencia
pronunciada por un órgano que ejerza jurisdicción.

Es decir, para que nos encontremos frente a esta institución, debe necesariamente existir un juicio.
En la jurisprudencia se ha reconocido reiteradamente la necesidad de un juicio contradictorio,
como requisito para que se produzca la cosa juzgada. Esta Corte Suprema, en fallo de 31 de agosto
de 1989 (RDJ, t. 86, sec. 1ª, pág. 115), destaca muy bien esta idea al declarar que "la cosa juzgada
es una institución jurídica que tiene por objeto impedir que en un nuevo proceso se pretenda
juzgar lo mismo que se juzgó en otro anterior, lo que supone la existencia de dos juicios distintos
deducidos entre las mismas partes y sobre la misma materia", la misma sentencia agrega que "este
presupuesto jurídico, esto es, tratarse de una sentencia firme dictada en un juicio anterior a aquel
en que se invoca, que mira la procedencia misma de la excepción de cosa juzgada, debe
examinarse antes de entrar a verificar la concurrencia de las tres identidades que enumera el
artículo 177 del Código de Procedimiento Civil" (Alejandro Romero Seguel, "La cosa juzgada en el
proceso civil chileno". Doctrina y jurisprudencia, Editorial Jurídica de Chile, 2002, pág. 43).

Desde la perspectiva constitucional, la necesidad de un juicio para la producción de la cosa juzgada


surge del contenido básico que se debe dar a la garantía del debido proceso, específicamente del
principio de la bilateralidad. En efecto, la Constitución asegura a todas las personas que la
sentencia de un órgano que ejerza se funde en un proceso previo, y no se configure éste sin que
previamente exista un emplazamiento, que permita que lo decidido por dicho órgano se haga
extensivo a quienes figuraron como parte (Alejandro Romero Seguel, ob. cit., pág. 43–44).

La cosa juzgada es un fin del proceso. La idea de proceso es teleológica y apunta necesariamente
hacia la obtención de una decisión del conflicto mediante un fallo que adquiera la autoridad de la
cosa juzgada. Por tanto, necesariamente debe existir un juicio previo para que se genere la
excepción cosa juzgada. Sin olvidar que el concepto de juicio es más procesal que sustantivo.

A su vez, el artículo 174 del Código de Procedimiento Civil señala cuando una resolución debe
entenderse firme o ejecutoriada, requisito necesario para que opere la excepción de cosa juzgada.
Para determinar cuándo tiene dicho carácter, se debe distinguir: a) Si no procede recurso alguno,
queda firme desde que se notifica a las partes; b) Si proceden recursos, a su vez se distingue, si se
han deducido oportunamente, desde que se notifique el "cúmplase" que pronuncia el tribunal de
primera instancia, si no se han deducido los recursos, desde que transcurren todos los plazos que
la ley concede para su interposición.

Nro_Legalpublishing = 61143

Corte: Corte Suprema

Rol: 12461-2011

Fecha: 04/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n° 2, Código de Procedimiento Civil art 464 n° 4,
Código de Procedimiento Civil art 459, Constitución Política art 19 n° 3, Constitución Política art
443 n° 1

SEXTO: Que en este punto resulta propicio recordar que, con arreglo a lo prevenido en el artículo
459 del Código de Procedimiento Civil, el deudor requerido de pago tendrá el término de cuatro
días hábiles u ocho días hábiles para oponerse a la ejecución, según si la aludida actuación
procesal se efectúa en el lugar de asiento del tribunal o fuera de la comuna de asiento del tribunal,
aunque dentro del territorio jurisdiccional en que se ventila el pleito, respectivamente;

SÉPTIMO: Que en relación a las directrices que proporciona el legislador procesal civil para que el
ejecutado se resista a la ejecución por medio de una o más de las excepciones del catálogo del
artículo 464 de la codificación del ramo, se observa la pertinencia de rememorar que la Ley de 8 de
febrero de 1837 estatuyó el procedimiento ejecutivo, caracterizado por la expedición por parte del
tribunal del "mandamiento de ejecución y embargo contra la persona y bienes del deudor"
(artículo 5°); procediéndose luego al embargo de bienes (artículos 20 y 21) y "hecha la traba, se le
notificará al deudor si no la hubiere presenciado, y al mismo tiempo se le citará de remate"
(artículo 27) y, añadía: "el deudor tendrá el término de dos días naturales, contados desde la
citación de remate, para hacer el pago de la deuda u oponerse a la ejecución" (artículo 29).

Con posterioridad, la Comisión Revisora del Código de Procedimiento Civil, en su sesión Nº 27,
acordó modificaciones al Proyecto, una de las cuales – atinente al entonces artículo 429 – vino
precedida de lo anotado por el señor Aldunate en el sentido que la reforma a aquel precepto
"suprime la citación de remate, desde cuya fecha se cuenta hoy el plazo para oponerse a la
ejecución. Cree útil conservar el trámite, especialmente en el caso de que el deudor no haya
presenciado el embargo; ello importaría una seguridad para el ejecutado, contra quien en ningún
caso podría procederse sin que conociera el estado del juicio". Al respecto, además, el señor
Presidente indica que en todo caso el término para deducir la oposición comience a correr desde el
día del requerimiento: así se evita toda vaguedad y peligro, pues se toma un punto de partida
invariable que nunca puede ser ignorado por el deudor. El señor Gandarillas acepta esta idea y la
complementa proponiendo que en el acto de requerir al demandado, el ministro de fe le haga
saber el plazo que la ley le concede para oponerse, y que esta circunstancia se haga constar en la
diligencia". (Santiago Lazo, Los Códigos de Chilenos Anotados, Código de Procedimiento Civil.
Poblete Cruzat Hnos. Editores, año 1918, pág. 439);

OCTAVO: Que lo anterior denota que esas modificaciones y nuevas disposiciones legales del Código
de Procedimiento Civil, han determinado que la primera notificación que se realiza al demandado
en el juicio ejecutivo importa el objetivo esencial de ponerlo en conocimiento de la demanda
ejecutiva, de la resolución recaída en ella y del mandamiento de ejecución y embargo – o
desposeimiento –, procediendo, en consecuencia, a concretar el apremio, si aquél no paga lo que
le viene requerido;

NOVENO: Que, ahora bien, sobre los objetivos del requerimiento de pago, se ha dicho que
"persigue dos finalidades fundamentales: notificar al deudor de la demanda ejecutiva y requerirlo
para que pague la obligación cuyo cumplimiento ejecutivo se pretende; y luego, una
consecuencial, para el caso de desobediencia, cual es la de embargarle bienes suficientes para
cubrir capital, intereses y costas adeudadas" y, reitera luego: "el requerimiento de pago persigue
dos finalidades esenciales: poner en conocimiento del deudor la demanda ejecutiva que se ha
iniciado en su contra y constreñirlo para que pague la obligación cuyo cumplimiento compulsivo
pretende el acreedor. En consecuencia, requerir de pago al deudor significa también emplazarlo al
juicio, poner en su conocimiento la demanda ejecutiva que se ha iniciado en su contra para que
haga su correspondiente defensa" (Mario Casarino Viterbo, "Manual de Derecho Procesal", T. V;
Ed. Jurídica de Chile, págs. 65 y 76);

DÉCIMO: Que, desde el punto de vista del sujeto pasivo de la litis, el planteamiento de su defensa
necesariamente presupone – circunstancia de toda obviedad – su emplazamiento, actuación que,
su vez, comprende dos aspectos fundamentales: el conocimiento de la demanda, cumplido en
virtud de la notificación de la misma, ya expresa o tácita, y el transcurso del plazo para acudir al
llamamiento del tribunal.

A la luz del párrafo anterior y de lo dispuesto en el artículo 443, primer numeral, del Código de
Procedimiento Civil, el requerimiento de pago es una actuación de carácter complejo que, en
atención a la forma en que se realice, tendrá un inicio y conclusión más o menos definidos, dado
que se puede efectuar en un solo acto o en un grupo concatenado de actuaciones. En lo específico,
se inicia con la notificación de la demanda y concluye con la intimación al deudor a pagar lo
adeudado, procediendo luego, como gestión anexa, a trabarse el embargo. Asimismo, esa
notificación que marca el punto de partida a la gestión procesal del requerimiento se puede
concretizar mediante la notificación personal de la demanda ejecutiva o personal subsidiaria o,
incluso, según lo prescrito en los artículos 48 a 53 del mismo Código y, culminar con el
requerimiento propiamente tal.

De esta forma, entonces, entre las modalidades de requerimiento de pago se cuenta el que
conlleva la denominada "cédula de espera", el que se realiza según lo dispuesto en el artículo 44
del Código de Procedimiento Civil, expresándose en la copia a que la norma se refiere, amén del
mandamiento, la designación del día, hora y lugar que fije el ministro de fe para practicar el
requerimiento y que, de no concurrir el deudor a esta citación, se hará de inmediato y sin más
trámite el embargo;

UNDÉCIMO: Que, a más abundamiento y tal como describe la impugnante – parafraseando lo que
esta Corte Suprema ha expresado en pronunciamientos previos –, en el evento que el
emplazamiento del ejecutado se inicie con la notificación de la demanda realizada en una comuna
distinta de aquélla de asiento del tribunal de la causa, empero, seguida del requerimiento
propiamente dicho llevado a cabo en el lugar de asiento del juzgado, lo acertado será definir el
plazo para oponer excepciones, según mejor convenga a las particularidades y, más importante
aún, a las consecuencias jurídicas de ese trámite complejo e indivisible, interpretadas en
consonancia con los dictados del racional y justo procedimiento – entendido como uno de los
presupuestos de la garantía constitucional del debido proceso –, de suerte que la primacía del
mayor plazo para defenderse, esto es, ocho días, tendrá lugar si una cualquiera de las actuaciones
que informan el trámite en mención es realizada fuera de la comuna de asiento del tribunal, caso
éste en que el requerimiento se tendrá por realizado de esa manera.

El vigor del aserto precedente proviene de sopesar la primera finalidad del requerimiento: la
notificación de la demanda, con ocasión de la cual se desencadena el transcurso del plazo para
ejercitar la respectiva defensa, conforme a la ampliación contemplada en la ley por la vía de
aguardar la conclusión del trámite del requerimiento de pago;

DUODÉCIMO: Que al respecto y de manera consonante se ha pronunciado variada jurisprudencia,


poniendo acento, además, en la mayor racionabilidad relativa en la conjugación de lo preceptuado
en los artículos 459 y 443 número 1, ambos de la codificación procesal civil, puesto que si la
ampliación del plazo para oponer excepciones es tributaria del inequívoco espíritu de la ley
orientado a que el ejecutado se encuentre en real situación de procurarse una defensa adecuada –
entendiendo que al estar más lejos del tribunal requiere de mayor tiempo para hacerlo –, no
parece atinado sostener que, en caso de un requerimiento de pago ficto por la rebeldía del
notificado a la citación del ministro de fe a cargo de la diligencia, llegue a significar una
disminución en el plazo sólo porque dicha convocatoria se hizo a un oficio o dependencia situada
dentro de los límites de la comuna en que funciona el tribunal, ergo, diverso del domicilio del
notificado que será requerido de pago.
En otras palabras, si al legislador no le bastó con la notificación por cédula cuando el ejecutado no
era habido, sino que instituyó un mecanismo especial, mediante el cual se genera una segunda
oportunidad para propiciar su presencia ante el ministro de fe, esta vez para practicarle el
requerimiento a objeto de que pague lo que el actor cobra, es justamente porque el
emplazamiento en propiedad en un juicio ejecutivo amerita un tratamiento diferente, de mayor
complejidad relativa, atendida la especialidad del procedimiento asociado al mismo;

Nro_Legalpublishing = 61301

Corte: Corte Suprema

Rol: 3902-2012

Fecha: 13/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n° 7, Código de Procedimiento Civil art 464 n° 17,
Decreto con Fuerza de Ley N° 707 de 07/10/1982 MINISTERIO DE JUSTICIA art 11, Decreto con
Fuerza de Ley N° 707 de 07/10/1982 MINISTERIO DE JUSTICIA art 14, Decreto con Fuerza de Ley N°
707 de 07/10/1982 MINISTERIO DE JUSTICIA art 34, Código de Procedimiento Civil art 170, Código
de Procedimiento Civil art 441, Código Civil art 1902, Ley N° 18092 Año 1982 art 100, Código
Orgánico de Tribunales art 178, Código de Procedimiento Civil art 434 n° 4, Código de
Procedimiento Civil art 29, Código de Procedimiento Civil art 40

5°.– Que del examen de los preceptos transcritos se desprende que la gestión preparatoria de
notificación de protesto de cheque y el juicio posterior, en este caso ejecutivo, constituyen una
unidad procesal, aun cuando materialmente puedan existir dos cuadernos diversos, sin que ello
obste a la unidad del proceso, puesto que éste se formará "con los escritos, documentos y
actuaciones de toda especie que se presenten o verifiquen en el juicio", según indica el artículo 29
del Código de Procedimiento Civil.

En el sentido expresado se puede agrega que el legislador sólo ha requerido en forma perentoria
que "la primera notificación a las partes o personas a quienes haya de afectar sus resultados,
deberá hacérselas personalmente", atendido lo ordenado por el artículo 40 del mismo Código, la
que se entiende cumplida al notificarse la gestión preparatoria de la vía ejecutiva y luego la
resolución que provee la demanda, ordenando el despáchese, puede notificarse por cédula en
atención al hecho que en el "sistema adoptado en el Proyecto –dice el Mensaje del Código de
Procedimiento– consiste en practicar una primera notificación personal al demandado, rodeándola
de todas las seguridades necesarias para su regularidad, e imponer en seguida a las partes la
obligación de mantener vigilancia activa sobre la marcha del proceso autorizando para ello las
notificaciones por cédula y aún por la simple inscripción en los estados de las secretarías";

6°.– Que así, continuando con la reflexión, no puede sino concluirse que en la especie resulta
procedente aseverar – como lo hacen los jueces de la instancia – que la notificación de la gestión
preparatoria de la vía ejecutiva, ha tenido la facultad de interrumpir la prescripción, desde que
dicha actuación precisamente ha tenido tal efecto, al verificarse antes que se completara un año
desde la fecha de los protestos de los cheques cuyo cobro se pretende en estos autos.

 Nro_Legalpublishing = 58550
Corte: Corte de Apelaciones de Santiago
Rol: 6859-2010
Fecha: 27/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464
Primero: Que, jurídicamente, el cheque es un título valor que actúa como medio de pago,
sustituyendo al dinero. Su finalidad e importancia en la actividad económica radica en su
uso como instrumento de circulación del dinero, como un medio de pago, en lugar de la
moneda de curso legal. Dentro de sus características esenciales destaca su carácter literal y
abstracto, es decir, que debe atenderse estrictamente a lo que en él se expresa y que
comporta una orden incondicional de pago que se desvincula del negocio que pudo darle
origen;
Acordada con el voto en contra del Abogado Integrante señor Pfeffer, quien fue de opinión
de rechazar la demanda ejecutiva toda vez que en su opinión debió acogerse la excepción
del número 14 del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil, en base a las
consideraciones que siguen:
4) Que más allá de que es cierto que el cheque es un documento incausado que circula
libremente con independencia del negocio causal al que accede, resulta evidente que en el
presente caso el que se cobra en estos autos está indisolublemente unido a un trabajo de
impresión especifico que liga a las partes y respecto del cual una de ellas no lo recibió por
estimarlo deficiente, lo que acredita que el cheque garantizaba aquella prestación, más no
pretendía extinguirla, lo que hace que el cobrado ejecutivamente en estos autos quede
desnaturalizado y, consiguientemente, sea nulo.
 Nro_Legalpublishing = 58593
Corte: Corte Suprema
Rol: 12716-2011
Fecha: 30/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n° 7, Código de Procedimiento Civil art
464 n° 14, Código de Procedimiento Civil art 434 n° 4, Código Orgánico de Tribunales art
400, Código Orgánico de Tribunales art 401 n° 10, Código Orgánico de Tribunales art 425,
Código de Procedimiento Civil art 343 n° 4, Código del Trabajo art 399
11°.– Que todo conduce a concluir que en criterio del legislador, el instrumento autorizado
por un notario da fe del conocimiento por parte de éste de los contenidos veraces del
mismo; en otros términos, al rubricar la pieza, el notario ofrece una verdad que,
consecuentemente, la deja revestida de la certeza manifestada mediante su atestado, en
orden a que la persona que en ella se obliga está identificada, justamente porque el
notario ha adquirido la convicción de que, realmente, la firma proviene de quien en el
mismo documento está singularizado.
Para el Código Orgánico de Tribunales el rol notarial constituye una misión de servicio
público que implica la corrección de sus actos.
Esta idea no es caprichosa, como quiera que aparece recogida en un documento que la
Corte de Apelaciones de Santiago emanó el 4 enero 1.978, precisamente relacionado con
las autorizaciones de firmas en los documentos privados, en el que se lee: "En los casos
que la ley exige dichas autorizaciones de firmas, lo ha hecho, indudablemente, con el
propósito de amparar con la eficacia inherente a la fe pública una autenticidad que no
podría ser desconocida o negada sin atentar gravemente contra la certidumbre del
testimonio prestado por un oficial público..."
Se corrobora, pues, la noción inicial en punto a que la autorización de firma instrumental
de que se viene tratando forma parte esencial de la eficacia inherente a la fe pública, lo
que conlleva su autenticidad;
 Nro_Legalpublishing = 59370
Corte: Corte Suprema
Rol: 9994-2011
Fecha: 08/03/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n° 2, Código de Procedimiento Civil art
464 n° 7, Código de Procedimiento Civil art 464 n° 9, Código de Procedimiento Civil art 464
n° 17, Ley N° 18092 Año 1982 art 98
CUARTO: Que la cita de las disposiciones legales denunciadas por el recurrente, expuestas
previamente en el motivo primero y los argumentos esgrimidos en apoyo de sus
afirmaciones en tal sentido, tienen por objeto sustentar, en relación a la excepción de
prescripción de la acción ejecutiva, que la exigibilidad del total de la obligación insoluta se
habría producido con antelación a la notificación de la demanda sub lite y que, en
consecuencia, la acción cambiaria se encontraría efectivamente prescrita;
QUINTO: Que, ahora bien, encontrándose circunscrita, a este respecto, la controversia que
se ha sometido a la resolución de esta Corte, resulta indispensable manifestar que las
partes se encuentran contestes, sin que se produjera discusión al efecto, de los términos
en que está redactada la cláusula de aceleración en el pagaré Nº 2008006048, de 11 de
enero de 2008, la cual dispone: "En caso de mora o simple retardo en el pago de un
cualquiera de las cuotas antes indicadas, Coopeuch Limitada estará facultada para exigir
anticipadamente el saldo total adeudado, como si fuere de plazo vencido y en tal caso,
todas las demás obligaciones de crédito de dinero que el deudor hubiere contraído con
Coopeuch Limitada, se considerarán de plazo vencido por el total adeudado y
devengándose a contar de la fecha de la mora o el simple retardo, como interés moratorio,
el interés máximo convencional que sea lícito pactar para operaciones no reajustables que
rija durante el periodo de la mora. El interés moratorio indicado se aplicará sobre el total
del saldo adeudado desde la mora o simple retardo y hasta la fecha de su pago efectivo,
capitalizándose los intereses conforme a la ley";
 Nro_Legalpublishing = 59373
Corte: Corte Suprema
Rol: 5996-2011
Fecha: 08/03/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n°2, Código de Procedimiento Civil art 83
QUINTO: Que de otro lado, necesariamente debe hacerse presente que resultan aplicables
a las nulidades procesales extrínsecas los principios de trascendencia (pas de nullite sans
grief), legalidad o especificidad (pas de nullite sans texte), conservación, protección
(Propriam Turpitudenem allegan non est audiendus), convalidación, subsanación e
integración.
SEXTO: Que de acuerdo a la primera de estas máximas, "no hay nulidad sin perjuicio", de
manera que resulta ser un elemento esencial para la procedencia de declaración de
nulidad la concurrencia de un perjuicio cierto e irreparable, como lo es también el interés
jurídico en su reclamación. Y como decía Eduardo J. Couture: "...No existe impugnación de
Nulidad, en ninguna de sus formas, si no existe un interés lesionado que reclame
protección. La anulación por anulación no vale." (Couture, Eduardo J., Op. Cit., Pág. 397).
Este principio está recogido y normado en el artículo 83 del Código de Procedimiento Civil,
que establece en su inciso primero: "La nulidad procesal podrá ser declarada, de oficio o a
petición de parte, en los casos que la ley expresamente lo disponga y en todos aquellos en
que exista un perjuicio reparable sólo con la declaración de nulidad."
A su vez, el artículo 768 del mencionado cuerpo legal indica que, "no obstante lo dispuesto
en este artículo, el tribunal podrá desestimar el recurso de casación en la forma, si de los
antecedentes aparece de manifiesto que el recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable
sólo con la invalidación del fallo...". Luego y en el mismo sentido el artículo 771 exige que
"debe ser interpuesto por la parte agraviada". Este aserto importa necesariamente que la
sentencia censurada debe haber causado al recurrente un menoscabo sólo reparable con
la invalidación del fallo.
La exigencia de "perjuicio" o "interés afectado" es un presupuesto que especialmente
diluye la posibilidad de incurrir en nulidad por nulidad misma.
De lo anterior resulta que, constituyendo el agravio una exigencia de procedencia de la
nulidad, corresponde determinar el perjuicio que origina la resolución impugnada, la
forma como éste se concreta en el caso particular y las razones por la cuales se produce, lo
que en el caso de marras cobra vital importancia;
SEPTIMO: Que, luego, de acuerdo al principio de legalidad – que también se inspira en el
sistema francés– ningún acto procesal podrá ser declarado nulo si la Ley no prevé
expresamente esa sanción. Este principio también llamado de la especificidad se ha
tornado relativo, insertándose el tema de las denominadas "nulidades implícitas" o
"virtuales" –aporte del sistema finalista italiano– las cuales reconocen la procedencia de
las nulidades aun cuando no estén expresamente sancionadas en la ley, siempre que se
verifique la omisión de formalidades esenciales y que violen las garantías fundamentales
del proceso, esto es, cuando su quebrantamiento es tan grave que no se puede establecer
una relación jurídica procesal válida.
Lo anterior resulta de considerar que la ley procesal ha construido todo un sistema
armónico de exigencias y formalidades necesarias a cada acto procesal y al proceso en su
unidad. "El derecho procesal no necesita, pues, consagrar de un modo expreso la nulidad
procesal. La ley de procedimiento, por su naturaleza misma de ley, lleva consigo la sanción
de nulidad de los actos y procesos en que las formas por ella ordenadas no han sido
cumplidas." (Santa Cruz Serrano, Víctor, op. Cit. p. 9);
OCTAVO: Que, por su parte, el principio de conservación de los actos procesales mira a la
trascendencia en la determinación, de manera que no hay nulidad si el remedio del vicio
no ha de influir en la dirección de la resolución o en las consecuencias del acto procesal.
Este criterio, en los términos formulados por el jurista argentino Roberto Berizonce, "es
aquel que consagra la conveniencia de preservar la eficacia, la validez de los actos frente a
la posibilidad de anulación o pérdida, lo que llevaría a un resultado disvalioso para el
proceso". (La nulidad en el proceso. Edit. Platense, La Plata, 1967).
En estrecha vinculación con lo afirmado el artículo 768 del Código de Enjuiciamiento Civil
prevé que tribunal podrá rechazar el recurso de casación en la forma, si de los
antecedentes aparece de manifiesto que el vicio no ha influido en lo dispositivo del mismo.
Así, en caso de duda, y en virtud del mentado principio, debe mantenerse la validez del
acto, por cuanto aquél mira a los valores de seguridad y firmeza, relevantes dentro de la
función jurisdiccional;
NOVENO: Que, a su vez, la regla de protección mira a que nadie sea oído si alega su propia
torpeza, la cual se identifica con el brocardo "nemo auditur propriam turpitudinem
allegans", el cual encuentra su basamento en la teoría de los actos propios, conforme a la
cual nadie puede ir válidamente contra sus propia conducta.
De manera que "nadie puede alegar la nulidad que él mismo ha cometido o ayudado a
cometer" (Adrio Giovannoni, "Estudios de Nulidades Procesales", Editorial Hammurabi,
Buenos Aires, p. 73);
DÉCIMO: Que, finalmente y en relación con la máxima de convalidación en materia de
nulidad procedimental, debe anotarse que aquella es propia de las nulidades relativas, es
decir, atiende a los actos procesales que pueden ser subsanados. Por cuanto, tratándose
de la nulidad absoluta, entendiendo que ésta "se produce siempre que un acto procesal
adolezca de una circunstancia esencial fijada en las leyes procesales como necesaria para
que el acto produzca sus efectos normales" (Serra Domínguez, Manuel: Nulidad procesal,
en Revista peruana de derecho de procesal, Nro. II, Lima, 1998, p. 563.), no puede ser
convalidada, aun cuando requiere que sea declarada su invalidez, desde que adolece de un
vicio estructural que priva al acto de lograr sus efectos normales.
Además, la nulidad absoluta es insubsanable, y procede de oficio o a pedido de parte, y,
doctrinariamente, en cualquier estado del proceso, mientras que éste no haya terminado.
Para Couture (Op. cit., p. 378) "el acto absolutamente nulo tiene una especie de vida
artificial hasta el día de su efectiva invalidación; pero la gravedad de su defecto impide que
sobre él se eleve un acto válido";
UNDÉCIMO: Que, seguidamente, debe consignarse que la nulidad procesal puede ser
declarada de oficio, ello tratándose de vicios insubsanables, es decir, según se adelantó,
aquellos que no sean susceptibles de convalidación por inactividad de la parte que debió
reclamarlo tempestivamente.
La procedencia de la nulidad de oficio está en la protección de las garantías
constitucionales del proceso, siendo una de las más importantes el respeto al debido
proceso. De manera que esta potestad encuentra como límite el interés público,
excluyendo de esa labor oficiosa, los actos dispuestos en interés particular de los litigantes,
en el entendido que, en palabras de el profesor Julio Salas Vivaldi "el procedimiento no
solo cautela los derechos de las partes sino que determina la acción del Estado en su
misión de administrar justicia. En los juicios no entran solamente en contacto los
particulares que aspiran al reconocimiento de un determinado derecho, por cuanto en
ellos interviene también el Estado, quien, por intermedio del juez, instruye y decide la
contienda jurídica. Es por eso que Lorenzo Carnelli expresa que, desde que se constituye
tiene el proceso una trascendencia que compromete de un modo actual la voluntad
pública y, potencialmente, el orden jurídico." ("Los incidentes y en especial el de nulidad
procesal", Editorial Jurídica, Tercera Edición Actualizada p. 133)
Así, solamente aquellos actos que comprometen el orden público, a saber, los que "en
conjunto tienden a formar la relación procesal y los llamados presupuestos procesales que
resguardan su validez" (Salas Vivaldi, Julio, op. cit. p. 134) son indispensables en la
configuración del proceso, pudiendo, en cambio, prescindirse de los restantes.
En el mismo sentido se puede afirmar que "el juez no necesita justificar el interés para
declarar de oficio la nulidad porque es el director del proceso, pero motivará la resolución
nulificatoria." (Camusso, Jorge P. Nulidades procesales, EDIAR, 2da edición, Buenos Aires,
1983, página 99).
En esta dirección es dable hacer presente que el último inciso del artículo 84 del Código de
Enjuiciamiento Civil dispone "El juez podrá corregir de oficio los errores que observe en la
tramitación del proceso. Podrá asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la nulidad
de los actos de procedimiento. No podrá, sin embargo, subsanar las actuaciones viciadas
en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo fatal indicado por la ley.";
DUODÉCIMO: Que sentadas las premisas esenciales sobre las cuales emerge la nulidad
procesal, corresponde observar las actuaciones realizadas, que han sido consignadas en el
motivo primero que antecede y éstas, a su vez, en conjunto con los restantes antecedentes
aportados a los autos, a la luz de las normas que reglan el procedimiento al que se han
sometido las partes y, de acuerdo al cual, se regulan las formalidades de este pleito.
Al efectuar el ejercicio anunciado, es preciso resaltar que, según quedó consignado en el
motivo primero, no obstante haberse dirigido la acción ejecutiva en contra de lo
demandados Edith Raquel Estay Euler, Olga Graciela Callejas Basic y Alberto Alday Pantoja,
sólo uno de ellos, a saber, la ejecutada Callejas Basic, se opuso la ejecución, deduciendo la
excepción prevista en el numeral segundo del artículo 464 del Código de Procedimiento
Civil.
De manera que, en relación con los otros dos ejecutados cobra aplicación lo que dispone el
artículo 472 del mencionado cuerpo legal, norma que prescribe que si el ejecutado no se
ha opuesto a la ejecución en el plazo fatal que tenía para hacerlo, se omitirá la sentencia y
bastará el mandamiento de ejecución para que el acreedor pueda perseguir la realización
de los bienes embargados y el pago, en conformidad a las disposiciones del procedimiento
de apremio;
DÉCIMO TERCERO: Que al tenor de la antedicha disposición resulta que "por el hecho de
no haberse opuesto el deudor a la ejecución, se extinguieron en forma irrevocable todos
los derechos de éste, debiendo proseguirse el apremio hasta el total cumplimiento de la
obligación." (Espinosa Fuentes, Raúl "El Juicio Ejecutivo" Décima Edición actualizada, pág.
119).
Así, continúa señalando el autor, "el mandamiento de ejecución pasa a tener el carácter de
una sentencia definitiva que, en razón de no haber existido oposición del deudor, reviste la
autoridad de cosa juzgada, tanto en el juicio ejecutivo en que incide, como respecto de
cualquier otro juicio en que se discuta la misma cuestión."
Por su parte, y en relación con el precepto en análisis, la jurisprudencia ha señalado "Si no
se oponen excepciones en el juicio ejecutivo y, por consiguiente, se omite dictar sentencia,
el mandamiento de ejecución pasa a tener el mérito de una sentencia de término, toda vez
que la falta de oposición extingue en forma irrevocable los derechos que pudiera ejercer el
ejecutado." (C. Suprema, 12 abril 1983. R., t. 80, sec. 1ª, p. 28).
DÉCIMO CUARTO: Que de lo expresado se revela, en forma palmaria, que la circunstancia
que uno de los demandados se hubiera opuesto a la ejecución, y que la excepción
deducida se hubiera acogido, – en este caso aquella prevista en el numeral segundo del
artículo 464 del Código de Procedimiento Civil– no importa, de manera alguna, que dicho
proceder y posterior decisión, pueda extenderse, en cuanto a sus efectos, a los restantes
demandados que se mantuvieron inactivos.
Por consiguiente, en relación con quienes no formularon excepciones, el juicio debe seguir
adelante por entenderse que, a su respecto, el mandamiento de ejecución y embargo hace
las veces de sentencia definitiva.
Por lo anterior, al haber decidido el tribunal anular lo que se había obrado en dirección a
perseguir la ejecución de los demandados Estay Euler y Alday Pantoja, ha equivocado la
regular tramitación del juicio, error que debe ser enmendado por la vía de la invalidación;
DÉCIMO QUINTO: Que resulta atingente considerar, que toda declaración de nulidad
producirá efectos relevantes en la serie procedimental y respecto de los sujetos de la
relación procesal, razón por la cual el tribunal tiene el deber de analizar
retrospectivamente el interés afectado, que dice relación con el "perjuicio causa" y
prospectivamente el fin propuesto "perjuicio efecto" mediante la nulidad que se propone
declarar, a partir del análisis de sus efectos, de modo tal que la declaración misma no
ocasione una afectación al interés de la parte cuya garantía se ha vulnerado.
Examinados en el caso de marras tales elementos, aparece palmario que la única forma de
reconducir válidamente este proceso en contra de los ejecutados Estay Euler y Alday
Pantoja, a fin de evitar el consecuente perjuicio que se le irroga al actor al haberle
impedido, no obstante lo obrado legítimamente, continuar con la tramitación del pleito en
contra de aquéllos, es la declaración de nulidad y, considerando el grave defecto de que
adolece la tramitación del proceso amerita que aquel sea subsanado de oficio.
Art. 471 (493). Si en la sentencia definitiva se manda seguir adelante en la ejecución, se impondrán
las costas al ejecutado.
Y, por el contrario, si se absuelve al ejecutado, se condenará en las costas al ejecutante.
Si se admiten sólo en parte una o más excepciones, se distribuirán las costas proporcionalmente,
pero podrán imponerse todas ellas al ejecutado cuando en concepto del tribunal haya motivo
fundado.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57985

Corte: Corte Suprema

Rol: 6869-2011

Fecha: 17/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 4, Código de Procedimiento Civil art
464 n° 7, Código de Procedimiento Civil art 438, Código de Procedimiento Civil art 471,
Código de Procedimiento Civil art 469, Código de Procedimiento Civil art 431, Código Civil
art 1698 y ss

Sentencia: SENTENCIA

Décimo: Que finalmente en cuanto a la infracción al artículo 471 del Código de


Procedimiento Civil, por la que se objeta la condena en costas, al no revestir ésta el
carácter de sentencia definitiva, pues se trata de una medida de orden económico, no
forma parte del asunto controvertido.

A mayor abundamiento la norma señalada expresamente ordena imponer costas al


ejecutante cuando se absuelve al ejecutado, lo que ha ocurrido en la especie.

Redacción a cargo del ministro suplente sr. Alfredo Pfeiffer R.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres. Sergio Muñoz
G., Juan Fuentes B., Carlos Cerda F., Alfredo Pfeiffer R. y Abogada Integrante Sra. Maricruz
Gómez de la Torre V.
Art. 472 (494). Si no se oponen excepciones, se omitirá la sentencia y bastará el mandamiento de
ejecución para que el acreedor pueda perseguir la realización de los bienes embargados y el pago,
de conformidad a las disposiciones del procedimiento de apremio.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 59401
Corte: Corte Suprema
Rol: 7771-2011
Fecha: 09/03/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 153, Código de Procedimiento Civil art 472,
Código de Procedimiento Civil art 155, Código de Procedimiento Civil art 152 y ss
QUINTO: Que el artículo 153 del Código de Procedimiento Civil dispone que en los juicios
ejecutivos el ejecutado podrá solicitar el abandono del procedimiento después de
ejecutoriada la sentencia definitiva o en el caso del artículo 472, situaciones en que el
plazo para declararlo es de tres años contados desde la última gestión útil hecha en el
procedimiento de apremio, destinado a obtener el cumplimiento forzado de la obligación,
cuyo es el caso de autos.
SEXTO: Que, por su parte, el artículo 155 del mismo Código estatuye que si renovado el
procedimiento el demandado hace cualquier gestión que no tenga por objeto alegar el
abandono, se tendrá por renunciado tal derecho.
SÉPTIMO: Que, el abandono del procedimiento, cuando se hace valer por vía de la
excepción, constituye, indudablemente, un incidente de la causa, o sea, una cuestión
accesoria que requiere pronunciamiento especial; pero es una incidencia singular, diversa
de la general que se contempla en los artículos 8 y siguientes del Código de Procedimiento
Civil, y que tiene una reglamentación propia; sus caracteres derivan de la normativa que se
consagra y estatuye en los artículos 152 a 157 del Código antes aludido. Se trata de una
sanción, que por expresa disposición de la ley, puede alegarse por el demandado durante
todo el juicio y hasta que se haya dictado sentencia ejecutoriada en la causa, esto, en el
caso del inciso primero del artículo 153 del Código de Enjuiciamiento Civil y, en la situación
del artículo 472 del cuerpo de leyes en comento, puede plantearse el abandono, incluso,
después de ejecutoriado el fallo, acorde con lo prevenido en el inciso segundo del referido
artículo 153, y mientras el procedimiento de apremio no haya concluido totalmente.
Es importante anotar que el instituto jurídico en examen carece de plazo y puede invocarse
en las oportunidades precedentemente indicadas con una característica sí digna de
destacar; si se renueva el procedimiento y el demandado hace cualquiera gestión que no
tenga por objeto alegar su abandono, se considera como renunciado este derecho, según
lo previene el artículo 155 del Código de Procedimiento Civil, como se manifestó en el
raciocinio que antecede.
Pues bien, en la especie, renovado el procedimiento por la parte demandante, la
demandada no realizó gestión alguna hasta, precisamente, hacer valer el abandono que ha
motivado el recurso que ahora se resuelve, como también anteriormente se consignó.
Acordada con el voto en contra del Ministro Sr. Muñoz, quien estuvo por anular el fallo
impugnado y, al dictar la correspondiente sentencia de reemplazo, revocar la resolución de
primera instancia y rechazar el abandono del procedimiento alegado, en consideración a
los siguientes argumentos:
1°) El derecho del trabajo surge como una necesidad de protección de los trabajadores,
dirigiendo la relación laboral, consagrando para ello la intervención estatal en la relación
laboral, circunstancia que importó abandonar el esquema de libertad contractual que rige
en el ámbito civil. El elemento que caracteriza la relación laboral es la subordinación del
trabajador, aspecto que implica la primacía del poder de uno de los contratantes, el
empleador, por sobre el otro, el trabajador, situación que hace necesaria una protección
de los derechos del trabajador, y la garantía de los derechos fundamentales.
2°) Es justamente en virtud de este principio protector, derivado de las desiguales
condiciones entre los contratantes, que se abandonaron los principios generales del
derecho civil, inspirado en la igualdad de las partes para contratar, y se reguló la relación
laboral con normas propias, especiales, formándose esta nueva rama del derecho, cuyos
postulados o principios básicos inspiradores son distintos de aquéllos, desde que
obedecen a la inspiración de justicia social de que se nutre esta rama del derecho desde
sus inicios, principios que son de orden público. Dentro del principio protector de este
derecho encontramos la regla in dubio pro operario, la de la norma más favorable, de la
condición más beneficiosa, la irrenunciabilidad de los derechos, la continuidad o
estabilidad laboral y el de la primacía de la realidad.
3°) Que, consecuente con este principio protector, inspirador de la legislación laboral, es
que el Código del Trabajo se distancia del principio dispositivo que inspira al Código de
Procedimiento Civil, y en cambio dispone que el Juez debe llevar adelante el
procedimiento de oficio, y hacerlo además en forma oportuna. Así se desprende de los
artículos 429, 444, 452, 454 y 428 del Código del Trabajo vigentes a la fecha de iniciación
de este juicio y aplicables en la especie atento lo dispuesto en el artículo 2° transitorio de
dicho cuerpo legal. Es así como el artículo 429, en lo pertinente, establece: "Los plazos que
se establecen en este Título –relativo al procedimiento– son fatales, salvo aquellos
establecidos para la realización de actuaciones propias del tribunal. En consecuencia, la
posibilidad de ejercer un derecho o la oportunidad para ejecutar el acto se extingue por el
solo ministerio de la ley al vencimiento del plazo. En estos casos el tribunal, de oficio o a
petición de parte, proveerá lo que convenga para la prosecución del juicio, sin necesidad
de certificado previo". Por su parte el artículo 444 establece "De no haber conciliación ni
hechos sustanciales, pertinentes y controvertidos, el tribunal dictará sentencia de
inmediato, o a más tardar, dentro del décimo quinto día" y el artículo 452 que señala
"Vencido el término de prueba y dentro de los cinco días siguientes, las partes podrán
hacer por escrito las observaciones que el examen de la prueba les sugiera. Expirado este
plazo, se haya o no presentado escrito y existan o no diligencias pendientes, el tribunal
citará para oír sentencia, la que se dictará dentro de los quince días siguientes". Asimismo,
el artículo 454 dispone en su inciso 1° que "El tribunal podrá de oficio, a partir de la
recepción de la causa a prueba, decretar para mejor resolver cualquiera de las medidas a
que se refiere el artículo 159 del Código de Procedimiento Civil u otras diligencias
encaminadas a comprobar los hechos controvertidos." En este mismo sentido se puede
observar el artículo 428 que autoriza a decretar diligencias directamente a los tribunales
en otras jurisdicciones.
4°) Que atento lo razonado, por no ser aplicable a las causas regidas por el derecho del
trabajo el principio dispositivo es que no resulta procedente a su respecto la institución del
abandono del procedimiento que contempla el Código de Procedimiento Civil, propio del
principio antes mencionado, establecido como sanción para el litigante negligente. Tanto
es así, que en la actualidad, luego de la modificación introducida por la Ley N° 20.260, el
actual artículo 429 del Código del Trabajo lo declaró inaplicable, lo que no es mas que la
consagración legal de lo que la doctrina y parte de la jurisprudencia venían sosteniendo, en
virtud de los argumentos antes vertidos.
5°) Que, atento lo antes razonado, al estimar los jueces del fondo procedente la institución
del abandono del procedimiento han incurrido en error de derecho que ha influido en lo
dispositivo de la sentencia, desde que se acogió tal incidencia, impidiendo con ello la
prosecución de la causa hasta la obtención por parte de los trabajadores del pago de las
prestaciones adeudadas por la demandada.

Art. 477 (499). La acción ejecutiva rechazada por incompetencia del tribunal, incapacidad,
ineptitud del libelo o falta de oportunidad en la ejecución, podrá renovarse con arreglo a los
preceptos de este Título.

JURISPRUDENCIA

Nro_Legalpublishing = 61522

Corte: Corte de Apelaciones de Concepción

Rol: 225-2012

Fecha: 26/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 477

4) Que en relación a la pertinencia de esa segunda decisión cabe remitirse a lo preceptuado en el


artículo 477 del Código de Procedimiento Civil que prescribe: "La acción ejecutiva rechazada por
incompetencia del tribunal, incapacidad, ineptitud del libelo o falta de oportunidad en la
ejecución, podrá renovarse con arreglo a los preceptos de este Titulo". De acuerdo al Diccionario
RAE "renovar" en su primera acepción significa "hacer como de nuevo algo, o volverlo a su primer
estado", entendiéndose así que "renovar" es hacer de nuevo una cosa o empezarla de nuevo.
La doctrina ha sostenido que dicha disposición importa una excepción al principio de que la
sentencia recaída en el juicio ejecutivo produce cosa juzgada en un nuevo juicio ejecutivo, "puesto
que se permite que una acción ejecutiva rechazada pueda promoverse nuevamente", lo que
encuentra justificación en que se trata de excepciones de carácter dilatorio, de manera que
subsanados los defectos "parece lógico y justo que la ejecución pueda renovarse..." (Mario
Casarino Viterbo "Derecho Procesal Civil", T.V, Sexta Edición, pág. 103). En el mismo sentido Raúl
Espinoza Fuentes: "es natural que una vez subsanado el vicio en que se fundaba la excepción
dilatoria, el actor pueda renovar su demanda ejecutiva" (El Juicio Ejecutivo", Undécima Edición,
pág.131).

Por su parte Hernán Troncoso Larronde sostiene que "En la nueva demanda ejecutiva deberán
haberse subsanado los vicios o errores de que adolecía la demanda anterior y que motivaron su
rechazo", preguntándose enseguida si la nueva demanda puede presentarse en el primitivo
expediente, estimando "que no es posible presentarla en el expediente en que se tramitó el juicio
anterior, ya que se trata de un nuevo juicio ejecutivo desvinculado del primero, el cual terminó por
la sentencia que acogió las excepciones que se hicieron valer por el ejecutado. Además, la ley
habla de renovar la acción ejecutiva y dicho expresión significa "hacer de nuevo" o "sustituir una
cosa por otra igual". La ley está indicando con el empleo de estas expresiones que el nuevo juicio
ejecutivo es totalmente independiente del anterior y que todos sus trámites deben realizarse como
si no hubiese existido el otro proceso" (Memoria de Prueba, 1965, U. de Concepción, pág. 41–42).

En este orden de ideas, debe recordarse que las excepciones dilatorias y perentorias deben
oponerse en un mismo escrito y todas resolverse en la sentencia definitiva, como lo ordenan
expresamente los artículos 470 y 471 del Código de Procedimiento Civil, de modo que falladas por
sentencia firme o ejecutoriada rechazándolas, queda terminado el juicio ejecutivo, a diferencia de
lo que ocurre en el procedimiento ordinario, donde las excepciones dilatorias deben ser falladas
previamente y rechazadas para llevar el juicio adelante.

De seguirse la tesis de la ejecutada se llegaría al absurdo de que en el juicio ejecutivo, una vez
corregidos los errores de la demanda, habrían dos sentencias definitivas, la que acoge las
excepciones dilatorias y la que se pronuncia sobre las excepciones perentorias una vez corregidos
los errores de la demanda, lo que es jurídicamente improcedente.

Art. 518. En el juicio ejecutivo sólo son admisibles las tercerías cuando el reclamante pretende:
1. Dominio de los bienes embargados;
2. Posesión de los bienes embargados;
3. Derecho para ser pagado preferentemente; o
4. Derecho para concurrir en el pago a falta de otros bienes.
En el primer caso la tercería se llama de dominio, en el segundo de posesión, en el tercero de
prelación y en el cuarto de pago.
SENTENCIA

Nro_Legalpublishing = 59840

Corte: Corte Suprema

Rol: 501-2012

Fecha: 02/04/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1698, Código Civil art 2476, Código Civil art 2472 n° 9, Código de
Procedimiento Civil art 518, Código de Procedimiento Civil art 527

Sentencia: SENTENCIA

QUINTO: Que para poder interponer en un procedimiento de apremio una tercería de prelación,
entonces, es necesario: 1º) Ser tercero, 2º) hacer valer un crédito ejecutivo en contra del ejecutado
y 3º) acompañar el título ejecutivo en que conste el título del tercerista. De este modo, no existe
como supuesto legal de procedencia de la demanda incidental de tercería de prelación el requisito
cuya acreditación motiva el recurso en análisis. En efecto, la necesidad de acreditar la insuficiencia
de los bienes del deudor no aparece como un supuesto de procedencia de tal acción. Ello a la luz
del artículo 527 del Código de Procedimiento Civil, que dispone: "Si no teniendo el deudor otros
bienes que los embargados, no alcanzan a cubrirse con ellos los créditos del ejecutante y del
tercerista, ni se justifica derecho preferente para el pago, se distribuirá el producto de los bienes
entre ambos acreedores, proporcionalmente al monto de los créditos ejecutivos que hagan valer".
De esta manera, la señalada disposición deja claro que la distribución del producto de los bienes
del deudor entre los acreedores, cuando éste no tiene suficientes para cubrir todas las acreencias,
procede siempre que no se haya justificado un derecho preferente, como se produjo por el Fisco
de Chile en el presente caso.

SEXTO: Que además la carga de acreditar otros bienes del deudor correspondía a la demandada
incidental, tanto porque de esa forma le era posible desvirtuar los fundamentos de la acción
dirigida en su contra, cuanto porque pretender lo contrario deviene en exigir a la tercerista el
acreditar un hecho negativo, lo que es contrario a las normas y a los principios que rigen en
materia probatoria.

Nro_Legalpublishing = 61050

Corte: Corte Suprema

Rol: 2690-2012

Fecha: 30/05/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 524, Código de Procedimiento Civil art 518

7°.– Que previo al análisis de los errores de derecho denunciados debe consignarse que tercería de
pago es la intervención, en juicio ejecutivo, de un tercero que pretende derecho para concurrir con
el ejecutante en el pago, a falta de otros bienes del deudor. Los fundamentos de la tercería de pago
los encontramos en el hecho de que el embargo trabado por un acreedor sobre los bienes del
deudor, no confiere a aquél ninguna preferencia ni impide que otros acreedores persigan otros
bienes. De modo que si ninguno de los acreedores puede invocar alguna causa legal de
preferencia, ni el deudor tiene otros bienes que los embargados, el producto de dichos bienes se
distribuirá a prorrata entre los diversos acreedores. (Raúl Espinoza Fuentes "Manual de
Procedimiento Civil. El juicio Ejecutivo" Editorial Jurídica de Chile, 1984, p.p. 222–223). También se
la ha definido "como aquella por la cual un tercero, acreedor ejecutivo no privilegiado, interviene
en el juicio ejecutivo pretendiendo derecho para concurrir al pago con el producto de bienes
embargados a falta de otros bienes embargables y a prorrata de sus respectivos créditos".
(Rodríguez G., Sergio: Tratado de las Tercerías, tomo III, p. 643);

Por su parte, el artículo 527 del Código de Procedimiento Civil estatuye que: "Si no teniendo el
deudor otros bienes que los embargados, no alcanzan a cubrirse con ellos los créditos del
ejecutante y del tercerista, ni se justifica derecho preferente para el pago, se distribuirá el producto
de los bienes entre ambos acreedores, proporcionalmente al monto de los créditos ejecutivos que
hagan valer".

De lo anterior se desprende que son requisitos para interponer la demanda de tercería de pago en
el juicio ejecutivo que: 1.– se trate de un tercero; 2.– que aquél funde su crédito en un título
ejecutivo; 3.– que el deudor no tenga otros bienes que los embargados y; 4.– que el tercerista no
invoque un derecho preferente, exigencia, esta última, a la que correspondería agregar la
necesidad de resultar tal circunstancia efectivamente justificada;

Art. 521. La tercería de dominio se seguirá en ramo separado con el ejecutante y el ejecutado, por
los trámites del juicio ordinario, pero sin escrito de réplica y dúplica. Las tercerías de posesión, de
prelación y de pago se tramitarán como incidente.
El tercerista tendrá el mismo derecho que el artículo 457 concede al deudor principal.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57646

Corte: Corte de Apelaciones de San Miguel

Rol: 30-2011

Fecha: 05/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 189 inciso 2, Código de Procedimiento Civil
art 521, Código de Procedimiento Civil art 205, Código de Procedimiento Civil art 197,
Código de Procedimiento Civil art 158

Sentencia: SENTENCIA

San Miguel, cinco de enero de dos mil doce.

Vistos:

Cuarto: Que del mérito de los antecedentes, se desprende que la discusión se centra en
dilucidar la naturaleza de la resolución que se pronuncia sobre una tercería de posesión y
el plazo para deducir recurso de apelación en su contra.

Quinto: Que la tercería de posesión tiene por finalidad hacer valer contra el actor y el
demandado, un derecho propio respecto de determinados bienes embargados en la causa,
pretensión que es incompatible con los interese de la partes originarias, naciendo así lo
que la doctrina llama una "intervención principal" que se caracteriza por " la afirmación del
interviniente que le pertenece a él un derecho que es objeto de litigio entre otras dos
personas", lo que constituye una pretensión nueva hecha valer en juicio, por tanto la
sentencia que resuelve la tercería de posesión tiene el carácter de definitiva, puesto que
resuelve el asunto entre las partes, conforme a lo preceptuado por el artículo 158 .

Que no obsta lo anterior, el hecho que se le de tramitación incidental a las tercerías


conforme al artículo 521 del Código de Procedimiento Civil por cuanto ello no altera la
naturaleza jurídica de la resolución que se pronuncia sobre ella.

Sexto: Que establecida la naturaleza jurídica de la resolución, cabe determinar el plazo que
tiene la parte agraviada para impugnarla vía recurso de apelación.

Séptimo: Que, el artículo 189 del Código de Procedimiento Civil, prescribe que la apelación
deberá interponerse en el término fatal de cinco días, contados desde la notificación de la
parte que entable el recurso, plazo que se aumentará a diez días tratándose de sentencia
definitivas.

Octavo: Que, conforme a lo razonado precedentemente, la resolución debió ser


impugnada dentro del plazo de diez días, término que debe contarse desde el 14 de
noviembre del 2011, fecha en que le fue notificada la decisión del Tribunal al recurrente,
venciendo el plazo para deducir la apelación indefectiblemente el 25 de noviembre del año
recién pasado, de lo cual se desprende claramente que el recurso fue deducido dentro del
término legal, razón por la cual se acogerá el presente recurso

Pronunciado por los Ministros de la Cuarta Sala Sr. Claudio Pavez Ahumada, Sra. Marta
Hantke Corvalán y Fiscal Judicial Sra. Cecilia Venegas Vásquez.
San Miguel, cinco de enero de dos mil doce, notifiqué por el estado diario la resolución
precedente.

Art. 527 (549). Si no teniendo el deudor otros bienes que los embargados, no alcanzan a cubrirse
con ellos los créditos del ejecutante y del tercerista, ni se justifica derecho preferente para el pago,
se distribuirá el producto de los bienes entre ambos acreedores, proporcionalmente al monto de
los créditos ejecutivos que hagan valer.

SENTENCIA

Nro_Legalpublishing = 59840

Corte: Corte Suprema

Rol: 501-2012

Fecha: 02/04/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1698, Código Civil art 2476, Código Civil art 2472 n° 9, Código de
Procedimiento Civil art 518, Código de Procedimiento Civil art 527

Sentencia: SENTENCIA

QUINTO: Que para poder interponer en un procedimiento de apremio una tercería de prelación,
entonces, es necesario: 1º) Ser tercero, 2º) hacer valer un crédito ejecutivo en contra del ejecutado
y 3º) acompañar el título ejecutivo en que conste el título del tercerista. De este modo, no existe
como supuesto legal de procedencia de la demanda incidental de tercería de prelación el requisito
cuya acreditación motiva el recurso en análisis. En efecto, la necesidad de acreditar la insuficiencia
de los bienes del deudor no aparece como un supuesto de procedencia de tal acción. Ello a la luz
del artículo 527 del Código de Procedimiento Civil, que dispone: "Si no teniendo el deudor otros
bienes que los embargados, no alcanzan a cubrirse con ellos los créditos del ejecutante y del
tercerista, ni se justifica derecho preferente para el pago, se distribuirá el producto de los bienes
entre ambos acreedores, proporcionalmente al monto de los créditos ejecutivos que hagan valer".
De esta manera, la señalada disposición deja claro que la distribución del producto de los bienes
del deudor entre los acreedores, cuando éste no tiene suficientes para cubrir todas las acreencias,
procede siempre que no se haya justificado un derecho preferente, como se produjo por el Fisco
de Chile en el presente caso.

SEXTO: Que además la carga de acreditar otros bienes del deudor correspondía a la demandada
incidental, tanto porque de esa forma le era posible desvirtuar los fundamentos de la acción
dirigida en su contra, cuanto porque pretender lo contrario deviene en exigir a la tercerista el
acreditar un hecho negativo, lo que es contrario a las normas y a los principios que rigen en
materia probatoria.

Título II
DEL PROCEDIMIENTO EJECUTIVO EN LAS OBLIGACIONES
DE HACER Y DE NO HACER

Título III
DE LOS EFECTOS DEL DERECHO LEGAL DE RETENCION

Título IV
DE LOS INTERDICTOS

1. Definiciones y reglas generales

Art. 549 (701). Los interdictos o juicios posesorios sumarios pueden intentarse:
1. Para conservar la posesión de bienes raíces o de derechos reales constituidos en ellos;
2. Para recuperar esta misma posesión;
3. Para obtener el restablecimiento en la posesión o mera tenencia de los mismos bienes, cuando
dicha posesión o mera tenencia hayan sido violentamente arrebatadas;
4. Para impedir una obra nueva;
5. Para impedir que una obra ruinosa o peligrosa cause daño, y
6. Para hacer efectivas las demás acciones posesorias especiales que enumera el Título XIV, Libro II
del Código Civil.
En el primer caso, el interdicto se llama querella de amparo; en el segundo, querella de restitución;
en el tercero, querella de restablecimiento; en el cuarto, denuncia de obra nueva; en el quinto,
denuncia de obra ruinosa; y en el último, interdicto especial.
SENTENCIA

Nro_Legalpublishing = 60429

Corte: Corte de Apelaciones de Iquique

Rol: 710-2011

Fecha: 20/04/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 916 y ss, Código de Procedimiento Civil art 549, Código de
Procedimiento Civil art 551

SEGUNDO: La finalidad perseguida por los interdictos posesorios en general es suspender los actos
cuyos efectos provoquen menoscabo en el goce de la posesión en distintos sentidos, debiendo,
quien los alega, acreditar posesión continua, pública e ininterrumpida por más de un año contado
desde que la ha perdido, sin que para la resolución del conflicto deba considerarse el dominio del
bien, aunque puede servir como medio de prueba de la posesión en los casos que su existencia se
logre comprobar sumariamente. En otras palabras, en este tipo de procedimiento no se cuestiona
el dominio ni el derecho a la posesión, sino la forma en que ésta se afecta con la ocurrencia de un
hecho. Por lo mismo, al resolver no se constituyen derechos permanentes.

Título V
DE LA CITACION DE EVICCION

Título VI
DE LOS JUICIOS ESPECIALES DEL CONTRATO DE ARRENDAMIENTO

1. Del desahucio, del lanzamiento y de la retención

Art. 588 (746). El desahucio de la cosa arrendada puede efectuarse judicial o extrajudicialmente.
La prueba del desahucio extrajudicial se sujetará a las reglas generales del Título XXI, Libro IV del
Código Civil y a los procedimientos que establece el presente Código.
El desahucio judicial se efectuará notificando al arrendador o arrendatario, de conformidad al
artículo 553, el decreto en que el juez manda poner en conocimiento de uno u otro la noticia
anticipada a que se refiere el artículo 1951 del Código Civil.

Nro_Legalpublishing = 61158

Corte: Corte de Apelaciones de Arica

Rol: 117-2012

Fecha: 04/06/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1702, Código Civil art 2195, Código Civil art 1950 n° 3, Código de
Procedimiento Civil art 588, Código de Procedimiento Civil art 604

Decimotercero: Que, si bien la propiedad ya individualizada fue vendida siendo adquirida por la
Sociedad Comercializadora Todos Dos Limitada, cabe tener presente que si el contrato de
arrendamiento fue acordado por el demandado con la anterior dueña, se estima que se está en
presencia de un título que justifica la ocupación.

Sobre el particular, en el libro Serie Jurisprudencia Contrato de Arrendamiento & Leasing, Editorial
Metropolitana, páginas 167, 168 y 169, se señala que según la doctrina puede extinguirse el
derecho del arrendador sobre la cosa arrendada por hecho o culpa suya, como sería el caso en que
"el arrendador pierda su derecho porque vende o dona la cosa arrendada; o porque se resuelve la
compraventa que le sirvió de título para adquirir el dominio, por no haberse pagado el precio de la
misma; etc. En las situaciones indicadas la pérdida del derecho del arrendador se debe a "una
causa imputable a su persona".
Así, respecto a la acción que corresponde al nuevo propietario entablar para solicitar la restitución
del inmueble arrendado, se ha fallado que "Establecido en autos que el demandado ocupa el
inmueble en virtud de un contrato de arrendamiento celebrado con los anteriores propietarios del
bien raíz, corresponde al nuevo dueño (no obligado legalmente a respetar el arriendo), para
obtener la restitución de la cosa, entablar la acción basada en los artículo 1950 N° 3 del Código
Civil y 588 y 604 del Código de Procedimiento Civil" (Corte de Apelaciones de Concepción, 12 de
diciembre de 1974).

Título VII
DE LOS JUICIOS SOBRE CONSENTIMIENTO PARA EL MATRIMONIO

Título VIII
DEL JUICIO ARBITRAL

Art. 635 (792). Para la ejecución de la sentencia definitiva se podrá ocurrir al árbitro que la dictó, si
no está vencido el plazo por que fue nombrado, o al tribunal ordinario. correspondiente, a elección
del que pida su cumplimiento.
Tratándose de otra clase de resoluciones, corresponde al árbitro ordenar su ejecución.
Sin embargo cuando el cumplimiento de la resolución arbitral exija procedimientos de apremio o el
empleo de otras medidas compulsivas, o cuando haya de afectar a terceros que no sean parte en el
compromiso, deberá ocurrirse a la justicia ordinaria para la ejecución de lo resuelto.

SENTENCIA

Nro_Legalpublishing = 59734

Corte: Corte Suprema

Rol: 10527-2011

Fecha: 27/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n° 1, Código de Procedimiento Civil art 464 n° 2,
Código de Procedimiento Civil art 464 n° 7, Código Civil art 1701, Código Civil art 1699, Código de
Procedimiento Civil art 334 n° 1, Código de Procedimiento Civil art 174, Código de Procedimiento
Civil art 693 y ss, Código Orgánico de Tribunales art 227 n° 3, Código Civil art 2115, Código Civil art
2091

Sentencia: SENTENCIA

SEGUNDO: Que la sentencia recurrida que reprodujo y confirmó el fallo de primer grado,
rechazando, en definitiva, las excepciones opuestas por el ejecutado, reflexiona al efecto, en
relación a la pretendida falta de requisitos o condiciones establecidos por la ley para que el título
tenga fuerza ejecutiva que "la sentencia declarada en el juicio arbitral, es una sentencia
condenatoria" que establece "la existencia de un crédito directo del ejecutante en contra del
ejecutado" y que consta "a fojas 19 que dicho fallo se encuentra firme y ejecutoriado con la
certificación correspondiente", razonando, a continuación, sobre la reclamación de incompetencia
que "este tribunal civil es competente para conocer de la demanda ejecutiva, ya que los tribunales
arbitrales carecen de imperio y no pueden conocer un proceso de apremio o ejecutivo, conforme a
lo ordenado en el artículo 635 del Código de Procedimiento Civil", concluyendo, finalmente,
respecto de la defensa de falta de capacidad del demandante que "la sentencia del juicio arbitral
es clara en resolver en su decisión II que se acoge en todas sus partes la demanda de fojas 1 y
siguientes y declara que: El demandado don Ismael del Rosario Ramos Castillo, adeuda al
demandante don Ariel Aníbal Corral Astorga la suma de $69.120.000" y que "evidenciándose de su
tenor que es una sentencia condenatoria en cuya virtud el demandado se encuentra condenado a
pagar la suma ya referida de dinero, esta excepción será igualmente rechazada";

DECIMO: Que, finalmente, en lo que dice relación con la excepción de falta de capacidad del
ejecutante, la que se sustenta, básicamente, en su supuesta carencia de legitimación activa, de la
sola lectura del resolutivo segundo de la sentencia arbitral que sirve de título a la presente
ejecución – que se reprodujo en el acápite individualizado con la letra b).– del motivo tercero–, es
posible colegir que, contrariamente a lo afirmado por el recurrente, el ejecutado fue condenado a
pagar al demandante la suma de $69.120.000, por concepto de utilidades de los ejercicios
comerciales de los años 1999 a 2002, a razón de su participación en calidad de socio en la sociedad
"Ismael Ramos Castillo y Cia. Ltda.".

Al efecto, conviene recordar lo que se ha dicho en oportunidades anteriores por este mismo
Tribunal de Casación en el sentido que, para poder figurar y actuar eficazmente como parte, en un
proceso determinado y específico, no basta con disponer de la aptitud general de la capacidad o
legitimatio ad processum, sino que es necesario poseer, además, una condición más precisa y
referida en forma particularizada al proceso individual de que se trate. Tal condición que se
denomina "legitimatio ad causam" o legitimación procesal afecta al proceso no en su dimensión
común, sino en lo que tiene de individual y determinado.

La legitimación procesal es la consideración especial que tiene la ley, dentro de cada proceso, a las
personas que se hallan en una determinada relación con el objeto del litigio y, en virtud de la cual,
exige, para que la pretensión procesal pueda ser examinada, en cuanto al fondo, que sean dichas
personas las que figuren como parte en tal proceso.
La sola capacidad procesal no basta para formular una pretensión y para oponerse a ella en un
proceso, sino que es necesaria una condición más precisa y específica referida al litigio mismo.

La legitimación procesal o legitimatio ad causam, es entonces, la consideración legal respecto de


un proceso particular, a las personas que se hallan en una determinada relación con el objeto del
litigio y en virtud de la cual se exige, para que la pretensión de fondo pueda ser examinada, que
dichas personas figuren como partes en el proceso.

Así, también, la legitimación procesal, legitimatio ad caussam o legitimación en la causa se ha


definido como "la consideración especial en que tiene la ley, dentro de cada proceso, a las
personas que se hallan en una determinada relación con el objeto litigio y, en virtud de la cual,
exige para que la pretensión procesal pueda ser examinada en cuanto al fondo, que sean dichas
personas las que figuren como parte en tal proceso". (Jaime Guassp citado por Cristian Maturana
Miquel, "Disposiciones Comunes a Todo Procedimiento", Departamento de Derecho Procesal,
Universidad de Chile, 2006, pág. 46).

De lo reflexionado precedentemente y, conforme se infiere de la situación fáctica que encuadra la


aplicación del derecho en este caso, es dable concluir, entonces, que el ejecutado fue
efectivamente condenado a pagar al ejecutante una determinada cantidad de dinero –que es parte
de la que se cobra en autos–, situación que conlleva colegir que aquél indudablemente posee la
necesaria legitimación activa para deducir la acción ejecutiva que dio origen al proceso judicial en
estudio;

2. Del juicio seguido ante arbitradores

Art. 636 (793). El arbitrador no está obligado a guardar en sus procedimientos y en su fallo otras
reglas que las que las partes hayan expresado en el acto constitutivo del compromiso.
Si las partes nada han dicho a este respecto, se observarán las reglas establecidas en los artículos
que siguen.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58134
Corte: Corte de Apelaciones de Santiago
Rol: 2599-2011
Fecha: 23/01/2012
Leg. Aplic.: Código Civil art 1552, Código Civil art 1545, Código Orgánico de Tribunales art
545, Código Civil art 1546, Código Orgánico de Tribunales art 223, Código de
Procedimiento Civil art 636
4º) Que el de queja es un recurso disciplinario de viabilidad excepcional cuyo objetivo, al
decir del legislador, es "corregir las faltas o abusos graves" cometidos en la dictación de
resoluciones de carácter jurisdiccional, de manera tal que para su procedencia debe
exigirse, como requisito sine qua non, la efectiva existencia de una falta o abuso cuya
gravedad amerite su corrección.
5º) Que, respecto de las faltas y abusos denunciadas es del caso precisar que la sentencia
acoge en parte la demanda principal interpuesta por el Sr. Zlatar en contra de Lipigas S.A.
en cuanto declara resuelto el contrato por ambos celebrados, pero sin indemnización de
perjuicios por aplicación del artículo 1552 del Código Civil, de igual forma acoge la
demanda reconvencional, interpuesta por Lipigas S.A. en contra del actor, solo en cuanto
hace lugar a la resolución del referido contrato, sin la indemnización de perjuicios; en
virtud del mismo principio "la mora purga la mora"; por cuanto deja claramente
establecido que se ha logrado convicción, que en la especie ambas partes son
responsables de la inejecución del contrato; y al quedar éste en suspenso ninguno de los
contratantes podía imputar mora al otro; no siendo efectivo como denuncia el quejoso,
vulneración de los principios de la lógica y la racionalidad como tampoco se divisa que
exista falta de congruencia entre el razonamiento y la decisión del fallo.
6º) Que en tal virtud, bien puede afirmarse–en resumen– que lo que amerita o permite la
corrección o enmienda por ésta vía, es la inexcusabilidad del error, a la luz de las reglas del
arte jurisdiccional: "la falta o abuso representa siempre una violación de deberes, sea por
ignorancia o en forma maliciosa" (Munita Herrera, Roberto, Estudio Crítico sobre el
Recurso de Queja, pág.93).
7º) Que árbitro arbitrador o amigable componedor es aquel llamado a fallar sin sujeción a
estrictas leyes y obedeciendo únicamente "a lo que su prudencia y la equidad le dictaren, y
no estará obligado a guardar en sus procedimientos y en su fallo otras reglas que las que
las partes hayan expresado", según definición y mandato del inciso tercero del artículo 223
del Código Orgánico de Tribunales, y preceptos contenidos en los artículos 636 y siguientes
del Código de Procedimiento Civil. Es decir aquel juez que dirime el conflicto con cautela,
moderación, sensatez o buen juicio, según la justicia natural, por oposición a la letra de la
ley positiva.
 Nro_Legalpublishing = 58137
Corte: Corte de Apelaciones de Santiago
Rol: 213-2011
Fecha: 23/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 636 inciso 3
3º) El recurso de apelación impugnó la resolución de 31 de diciembre de 2010,
argumentando que el demandante debería haber solicitado el cumplimiento de la
sentencia definitiva arbitral en un juicio ejecutivo y, que el tribunal a quo no podía ejecutar
vía exhorto actuaciones que el tribunal exhortante no estaba legalmente facultado para
decretar.
4º) En nuestra legislación, si bien es cierto que los árbitros por autorización expresa de la
ley ejercen juridicción , no es menos cierto que no pueden ordenar el empleo de la fuerza
pública ni requerir directamente a la autoridades encargadas de ella para que le presten su
auxilio. El inciso tercero del artículo 636 del Código de Procedimiento Civil determina que
la potestad jurisdiccional de la cual se encuentran investidos los árbitros en nuestro
derecho, se encuentra desprovista de imperio o poder para hacer ejecutar sus resoluciones
mediante procedimientos de apremio o el empleo de otras medidas compulsivas,
debiendo ocurrirse a la justicia ordinaria para la ejecución de lo resuelto.
En cuanto al alcance de lo que debemos entender por "procedimientos de apremio o el
empleo de otras medidas compulsivas", la ley no define estos conceptos, pero recurriendo
a la historia fidedigna del establecimiento de la ley podemos formarnos una idea de lo que
comprenden estos dos conceptos, y es así como en la sesión 31 de las actas de la Comisión
Revisora se señala lo siguiente: "Agrega el señor Valdés que entre los procedimientos de
apremio y medidas compulsivas a que se refiere esta disposición, se comprenden los
embargos, lanzamientos, mandamientos posesorios, etc., y en general todas las diligencias
que por su naturaleza requieren el empleo de la fuerza o la intervención de la autoridad
pública o de sus agentes.
5º) En el mismo sentido se ha pronunciado nuestra jurisprudencia al señalar que si el
cumplimiento de la sentencia arbitral ejecutoriada exige procedimientos de apremio o
medidas compulsivas, deberá ocurrirse ante la justicia ordinaria ; y por esta circunstancia
es menester que aquella parte que obtuvo decisión favorable del tribunal arbitral , acuda a
los jueces ordinarios para lograr el fin último de su demanda, que se traduce en el
cumplimiento íntegro de lo ordenado por el tribunal que decidió en su favor en el litigio
declarativo.
 Nro_Legalpublishing = 58634
Corte: Corte de Apelaciones de Concepción
Rol: 1497-2011
Fecha: 31/01/2012
Leg. Aplic.: Código Orgánico de Tribunales art 545 inciso 2, Código Orgánico de Tribunales
art 10, Código Orgánico de Tribunales art 14, Código Orgánico de Tribunales art 15, Código
Orgánico de Tribunales art 196, Código de Procedimiento Civil art 636, Código de
Procedimiento Civil art 637, Código de Procedimiento Civil art 640
4.– Que el artículo 545 del Código Orgánico de Tribunales señala que el recurso de queja
tiene por exclusiva finalidad corregir las faltas o abusos graves en la dictación de
resoluciones de carácter jurisdiccional. Agrega que también procede cuando se incurra en
errores u omisiones manifiestos y graves.
Que la Excma. Corte Suprema, precisando su contenido y finalidad, ha expresado que el
recurso de queja es, atendida su naturaleza y finalidad, uno de carácter extraordinario,
debiendo averiguarse primordialmente, para acogerlo o rechazarlo, si el o los jueces
recurridos, al ejercer la función judicial y en cuya virtud dictaron la resolución recurrida,
incurrieron o no en falta o abuso que deba ser enmendado por vía disciplinaria. En
consecuencia, aunque pueda ser discutida y aún equivocada la tesis jurídica sustentada
por el Juez recurrido, ésta sola consideración no es bastante para hacer uso de las
facultades disciplinarias y dar admisión al recurso de queja. (C. Suprema, fallo de
25.03.1960, Fallos del Mes N° 16, pág.5; C. Suprema, fallo de 29.12.1964, R.D.J., T.61.
sec.1, pág. 366).
5.– Que el procesalista Raúl Tavolari Oliveros, al hacerse cargo del recurso de queja, en su
obra "Recursos de Casación y Queja, Nuevo Régimen", Editorial Jurídica Conosur Ltda.,
julio 1996, página 9, señala que: a) Se ha restringido notablemente la posibilidad de
interponerlo; b) Anima a la modificación, el propósito de evitar que se continúe
distorsionado el sistema mediante su uso en reemplazo de los recursos jurisdiccionales.
El mismo autor apunta que se desnaturaliza el procedimiento de queja y no puede ser
aceptado, en los casos en que se denuncian presuntas faltas o abusos por problemas que
no son realmente disciplinarios y en los cuales se reclama por una equivocada
interpretación del derecho o por su interpretación de formas diferentes a los padrones
habituales.
Asimismo, en la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado,
se dejó constancia de su coincidencia con el proyecto de limitar el recurso, a fin de evitar
que, en la práctica, se transforme en una tercera instancia, como ocurría hasta antes de la
modificación legal introducida por la ley 19.374.
6.– Que, para la resolución de este asunto, debe considerarse que se trata de un fallo
dictado por un árbitro arbitrador, que no está sujeto a normas legalmente acotadas al
dictar su sentencia, pues, por propia definición, falla obedeciendo a lo que su prudencia y
la equidad le dictaren. En efecto, el artículo 636 del Código de Procedimiento Civil,
establece que "El arbitrador no está obligado a guardar en sus procedimientos y en su fallo
otras reglas que las que las partes hayan expresado en el acto constitutivo del
compromiso.
Si las partes nada han dicho a este respecto, se observarán las reglas establecidas en los
artículos que siguen."
A su vez, el artículo 637 del mismo cuerpo legal, en su inciso primero, parte final
expresa..."y dará su fallo en el sentido que la prudencia y la equidad le dicten."; en el
mismo sentido, se refiere el artículo 640 del mismo Código, al indicar las menciones que
debe contener la sentencia del arbitrador, señalando en el número 4°, "Las razones de
prudencia o de equidad que sirven de fundamento a la sentencia."
Don Patricio Aylwin Azócar, en su obra "El Juicio Arbitral", señala que el árbitro
arbitrador,..."en cuanto al fallo, tiene amplia libertad, ya que las partes lo entregan por
completo a su personal prudencia y sentido de justicia", pág. 476.
7.– Que, en forma previa, sostiene el recurrente, que el árbitro carecería de imparcialidad
para resolver el conflicto sometido a su conocimiento, por haber sido éste último abogado
del demandante, circunstancia que ignoraba su parte al momento en que se acordó su
designación.
A este respecto, hay que señalar, que ambas partes lo designaron Juez Árbitro en la
escritura pública de 9 de abril de 2009, por la que éstas celebraron el contrato de venta de
áridos y autorización para su extracción y procesamiento, cuya resolución es materia de la
demanda que interpuso el actor en contra del demandado, y que rola a fs. 3 de este
recurso.
A fs. 22 de la causa ordenada tener a la vista por esta Corte, rol C–16–2011 del ingreso del
Segundo Juzgado de Letras de Los Ángeles, consta que la parte recurrente pidió la nulidad
del nombramiento del árbitro recurrido, la que fue rechazada por resolución de 25 de
mayo de 2011, apelando la demandada, recurrente de estos autos, siendo declarado
desierto su recurso por resolución de 30 de junio de 2011, escrita a fs. 63 de dicha causa.
De otro lado, el juez árbitro recurrido, si bien pudo haber actuado como abogado de la
parte demandante, también lo ha hecho como tal para la demandada. Así aparece de los
contratos que rolan a fs. 16 y 21 de la causa arbitral. Además en dicha causa, fue rechazada
por éste la recusación amistosa que le fuera planteada por la recurrente, a fs. 30.
En suma, no se ve una falta de imparcialidad del árbitro, que signifique un abuso en su
actuar.

Art. 637 (794). El arbitrador oirá a los interesados; recibirá y agregará al proceso los instrumentos
que le presenten; practicará las diligencias que estime necesarias para el conocimiento de los
hechos, y dará su fallo en el sentido que la prudencia y la equidad le dicten.
Podrá oír a los interesados por separado, si no le es posible reunirlos.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58634
Corte: Corte de Apelaciones de Concepción
Rol: 1497-2011
Fecha: 31/01/2012
Leg. Aplic.: Código Orgánico de Tribunales art 545 inciso 2, Código Orgánico de Tribunales
art 10, Código Orgánico de Tribunales art 14, Código Orgánico de Tribunales art 15, Código
Orgánico de Tribunales art 196, Código de Procedimiento Civil art 636, Código de
Procedimiento Civil art 637, Código de Procedimiento Civil art 640
4.– Que el artículo 545 del Código Orgánico de Tribunales señala que el recurso de queja
tiene por exclusiva finalidad corregir las faltas o abusos graves en la dictación de
resoluciones de carácter jurisdiccional. Agrega que también procede cuando se incurra en
errores u omisiones manifiestos y graves.
Que la Excma. Corte Suprema, precisando su contenido y finalidad, ha expresado que el
recurso de queja es, atendida su naturaleza y finalidad, uno de carácter extraordinario,
debiendo averiguarse primordialmente, para acogerlo o rechazarlo, si el o los jueces
recurridos, al ejercer la función judicial y en cuya virtud dictaron la resolución recurrida,
incurrieron o no en falta o abuso que deba ser enmendado por vía disciplinaria. En
consecuencia, aunque pueda ser discutida y aún equivocada la tesis jurídica sustentada
por el Juez recurrido, ésta sola consideración no es bastante para hacer uso de las
facultades disciplinarias y dar admisión al recurso de queja. (C. Suprema, fallo de
25.03.1960, Fallos del Mes N° 16, pág.5; C. Suprema, fallo de 29.12.1964, R.D.J., T.61.
sec.1, pág. 366).
5.– Que el procesalista Raúl Tavolari Oliveros, al hacerse cargo del recurso de queja, en su
obra "Recursos de Casación y Queja, Nuevo Régimen", Editorial Jurídica Conosur Ltda.,
julio 1996, página 9, señala que: a) Se ha restringido notablemente la posibilidad de
interponerlo; b) Anima a la modificación, el propósito de evitar que se continúe
distorsionado el sistema mediante su uso en reemplazo de los recursos jurisdiccionales.
El mismo autor apunta que se desnaturaliza el procedimiento de queja y no puede ser
aceptado, en los casos en que se denuncian presuntas faltas o abusos por problemas que
no son realmente disciplinarios y en los cuales se reclama por una equivocada
interpretación del derecho o por su interpretación de formas diferentes a los padrones
habituales.
Asimismo, en la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado,
se dejó constancia de su coincidencia con el proyecto de limitar el recurso, a fin de evitar
que, en la práctica, se transforme en una tercera instancia, como ocurría hasta antes de la
modificación legal introducida por la ley 19.374.
6.– Que, para la resolución de este asunto, debe considerarse que se trata de un fallo
dictado por un árbitro arbitrador, que no está sujeto a normas legalmente acotadas al
dictar su sentencia, pues, por propia definición, falla obedeciendo a lo que su prudencia y
la equidad le dictaren. En efecto, el artículo 636 del Código de Procedimiento Civil,
establece que "El arbitrador no está obligado a guardar en sus procedimientos y en su fallo
otras reglas que las que las partes hayan expresado en el acto constitutivo del
compromiso.
Si las partes nada han dicho a este respecto, se observarán las reglas establecidas en los
artículos que siguen."
A su vez, el artículo 637 del mismo cuerpo legal, en su inciso primero, parte final
expresa..."y dará su fallo en el sentido que la prudencia y la equidad le dicten."; en el
mismo sentido, se refiere el artículo 640 del mismo Código, al indicar las menciones que
debe contener la sentencia del arbitrador, señalando en el número 4°, "Las razones de
prudencia o de equidad que sirven de fundamento a la sentencia."
Don Patricio Aylwin Azócar, en su obra "El Juicio Arbitral", señala que el árbitro
arbitrador,..."en cuanto al fallo, tiene amplia libertad, ya que las partes lo entregan por
completo a su personal prudencia y sentido de justicia", pág. 476.
7.– Que, en forma previa, sostiene el recurrente, que el árbitro carecería de imparcialidad
para resolver el conflicto sometido a su conocimiento, por haber sido éste último abogado
del demandante, circunstancia que ignoraba su parte al momento en que se acordó su
designación.
A este respecto, hay que señalar, que ambas partes lo designaron Juez Árbitro en la
escritura pública de 9 de abril de 2009, por la que éstas celebraron el contrato de venta de
áridos y autorización para su extracción y procesamiento, cuya resolución es materia de la
demanda que interpuso el actor en contra del demandado, y que rola a fs. 3 de este
recurso.
A fs. 22 de la causa ordenada tener a la vista por esta Corte, rol C–16–2011 del ingreso del
Segundo Juzgado de Letras de Los Ángeles, consta que la parte recurrente pidió la nulidad
del nombramiento del árbitro recurrido, la que fue rechazada por resolución de 25 de
mayo de 2011, apelando la demandada, recurrente de estos autos, siendo declarado
desierto su recurso por resolución de 30 de junio de 2011, escrita a fs. 63 de dicha causa.
De otro lado, el juez árbitro recurrido, si bien pudo haber actuado como abogado de la
parte demandante, también lo ha hecho como tal para la demandada. Así aparece de los
contratos que rolan a fs. 16 y 21 de la causa arbitral. Además en dicha causa, fue rechazada
por éste la recusación amistosa que le fuera planteada por la recurrente, a fs. 30.
En suma, no se ve una falta de imparcialidad del árbitro, que signifique un abuso en su
actuar.

Art. 640 (797). La sentencia del arbitrador contendrá:


1. La designación de las partes litigantes;
2. La enunciación breve de las peticiones deducidas por el demandante;
3. La misma enunciación de la defensa alegada por el demandado;
4. Las razones de prudencia o de equidad que sirven de fundamento a la sentencia; y
5. La decisión del asunto controvertido.
La sentencia expresará, además, la fecha y el lugar en que se expide; llevará al pie la firma del
arbitrador, y será autorizada por un ministro de fe o por dos testigos en su defecto.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58634
Corte: Corte de Apelaciones de Concepción
Rol: 1497-2011
Fecha: 31/01/2012
Leg. Aplic.: Código Orgánico de Tribunales art 545 inciso 2, Código Orgánico de Tribunales
art 10, Código Orgánico de Tribunales art 14, Código Orgánico de Tribunales art 15, Código
Orgánico de Tribunales art 196, Código de Procedimiento Civil art 636, Código de
Procedimiento Civil art 637, Código de Procedimiento Civil art 640
4.– Que el artículo 545 del Código Orgánico de Tribunales señala que el recurso de queja
tiene por exclusiva finalidad corregir las faltas o abusos graves en la dictación de
resoluciones de carácter jurisdiccional. Agrega que también procede cuando se incurra en
errores u omisiones manifiestos y graves.
Que la Excma. Corte Suprema, precisando su contenido y finalidad, ha expresado que el
recurso de queja es, atendida su naturaleza y finalidad, uno de carácter extraordinario,
debiendo averiguarse primordialmente, para acogerlo o rechazarlo, si el o los jueces
recurridos, al ejercer la función judicial y en cuya virtud dictaron la resolución recurrida,
incurrieron o no en falta o abuso que deba ser enmendado por vía disciplinaria. En
consecuencia, aunque pueda ser discutida y aún equivocada la tesis jurídica sustentada
por el Juez recurrido, ésta sola consideración no es bastante para hacer uso de las
facultades disciplinarias y dar admisión al recurso de queja. (C. Suprema, fallo de
25.03.1960, Fallos del Mes N° 16, pág.5; C. Suprema, fallo de 29.12.1964, R.D.J., T.61.
sec.1, pág. 366).
5.– Que el procesalista Raúl Tavolari Oliveros, al hacerse cargo del recurso de queja, en su
obra "Recursos de Casación y Queja, Nuevo Régimen", Editorial Jurídica Conosur Ltda.,
julio 1996, página 9, señala que: a) Se ha restringido notablemente la posibilidad de
interponerlo; b) Anima a la modificación, el propósito de evitar que se continúe
distorsionado el sistema mediante su uso en reemplazo de los recursos jurisdiccionales.
El mismo autor apunta que se desnaturaliza el procedimiento de queja y no puede ser
aceptado, en los casos en que se denuncian presuntas faltas o abusos por problemas que
no son realmente disciplinarios y en los cuales se reclama por una equivocada
interpretación del derecho o por su interpretación de formas diferentes a los padrones
habituales.
Asimismo, en la Comisión de Constitución, Legislación, Justicia y Reglamento del Senado,
se dejó constancia de su coincidencia con el proyecto de limitar el recurso, a fin de evitar
que, en la práctica, se transforme en una tercera instancia, como ocurría hasta antes de la
modificación legal introducida por la ley 19.374.
6.– Que, para la resolución de este asunto, debe considerarse que se trata de un fallo
dictado por un árbitro arbitrador, que no está sujeto a normas legalmente acotadas al
dictar su sentencia, pues, por propia definición, falla obedeciendo a lo que su prudencia y
la equidad le dictaren. En efecto, el artículo 636 del Código de Procedimiento Civil,
establece que "El arbitrador no está obligado a guardar en sus procedimientos y en su fallo
otras reglas que las que las partes hayan expresado en el acto constitutivo del
compromiso.
Si las partes nada han dicho a este respecto, se observarán las reglas establecidas en los
artículos que siguen."
A su vez, el artículo 637 del mismo cuerpo legal, en su inciso primero, parte final
expresa..."y dará su fallo en el sentido que la prudencia y la equidad le dicten."; en el
mismo sentido, se refiere el artículo 640 del mismo Código, al indicar las menciones que
debe contener la sentencia del arbitrador, señalando en el número 4°, "Las razones de
prudencia o de equidad que sirven de fundamento a la sentencia."
Don Patricio Aylwin Azócar, en su obra "El Juicio Arbitral", señala que el árbitro
arbitrador,..."en cuanto al fallo, tiene amplia libertad, ya que las partes lo entregan por
completo a su personal prudencia y sentido de justicia", pág. 476.
7.– Que, en forma previa, sostiene el recurrente, que el árbitro carecería de imparcialidad
para resolver el conflicto sometido a su conocimiento, por haber sido éste último abogado
del demandante, circunstancia que ignoraba su parte al momento en que se acordó su
designación.
A este respecto, hay que señalar, que ambas partes lo designaron Juez Árbitro en la
escritura pública de 9 de abril de 2009, por la que éstas celebraron el contrato de venta de
áridos y autorización para su extracción y procesamiento, cuya resolución es materia de la
demanda que interpuso el actor en contra del demandado, y que rola a fs. 3 de este
recurso.
A fs. 22 de la causa ordenada tener a la vista por esta Corte, rol C–16–2011 del ingreso del
Segundo Juzgado de Letras de Los Ángeles, consta que la parte recurrente pidió la nulidad
del nombramiento del árbitro recurrido, la que fue rechazada por resolución de 25 de
mayo de 2011, apelando la demandada, recurrente de estos autos, siendo declarado
desierto su recurso por resolución de 30 de junio de 2011, escrita a fs. 63 de dicha causa.
De otro lado, el juez árbitro recurrido, si bien pudo haber actuado como abogado de la
parte demandante, también lo ha hecho como tal para la demandada. Así aparece de los
contratos que rolan a fs. 16 y 21 de la causa arbitral. Además en dicha causa, fue rechazada
por éste la recusación amistosa que le fuera planteada por la recurrente, a fs. 30.
En suma, no se ve una falta de imparcialidad del árbitro, que signifique un abuso en su
actuar.

Título IX
DE LOS JUICIOS SOBRE PARTICION DE BIENES

Art. 665 (822). En el laudo podrá hacer el partidor la fijación de su honorario, y cualquiera que sea
su cuantía, habrá derecho para reclamar de ella. La reclamación se interpondrá en la misma forma
y en el mismo plazo que la apelación, y será resuelta por el tribunal de alzada en única instancia.

JURISPRUDENCIA

Nro_Legalpublishing = 61151

Corte: Corte de Apelaciones de Concepción

Rol: 1448-2011

Fecha: 04/06/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 2521, Código Civil art 1333, Ley N° 16271 Año 1965 art 4 n° 2, Código de
Procedimiento Civil art 665

5) Que varias son las oportunidades en que pueden determinarse los honorarios del partidor:
puede ser que en el testamento, al mismo tiempo que se le designa, se fijen los honorarios, pero
en este caso la estimación hecha por el causante no tiene fuerza obligatoria y el compromisario
puede cobrar los que correspondan si los estima insuficientes; también los honorarios pueden
estimarse de común acuerdo entre el partidor y los comuneros, sea al momento de constituirse el
compromiso o bien durante el desarrollo de la partición; finalmente, si no lo hubiere hecho en otra
oportunidad, el partidor puede fijar sus honorarios en el laudo, facultado para ello por el artículo
665 del Código de Procedimiento Civil (Manuel Somarriva Undurraga "Indivisión y Partición", 5ta.
Edición, pág. 364–365).

7) Que no obstante que los honorarios así determinados no fueron reclamados dentro del término
legal, de todos modos no era procedente que el partidor obrara de ese modo, pues el artículo 665
del Código de Procedimiento Civil sólo le confería la facultad de determinarlos en el laudo y
ordenata si no lo hubiere hecho en alguna oportunidad anterior con acuerdo de los indivisarios,
pero como el procedimiento particional no terminó por un laudo o sentencia final, sino por una
transacción, no correspondía que el partidor pudiese determinarlos con posterioridad a la
terminación del proceso de partición y liquidación de la comunidad.

En tal situación no queda más camino a los demandantes que perseguir la estimación y pago de
sus honorarios conforme a las reglas generales.

Título X
DE LOS JUICIOS SOBRE DISTRIBUCION DE AGUAS

Título XI
DEL PROCEDIMIENTO SUMARIO

Art. 686 (844). La prueba, cuando haya lugar a ella, se rendirá en el plazo y en la forma establecidas
para los incidentes.

SENTENCIA

• Nro_Legalpublishing = 58398
Corte: Corte Suprema
Rol: 7381-2009
Fecha: 25/01/2012
Décimo tercero: Que en primer término, respecto de la vulneración de los artículos 90 y 686 del
Código de Procedimiento Civil, cabe tener presente que los jueces del grado, en uso de las
facultades que son de su exclusiva competencia –la ponderación de la prueba y el establecimiento
de los hechos– asentaron los elementos indicados en el motivo décimo de este fallo y decidieron
como se ha dicho en el considerando anterior.
Décimo cuarto: Que en lo atinente al denuncio por vulneración a las normas reguladoras de la
prueba, cabe señalar que las alegaciones que en este sentido se formulan en el libelo, constituyen
un cuestionamiento a la labor de ponderación, y, en estas condiciones aparece que ellas están
orientadas, en definitiva, a modificar las conclusiones fácticas asentadas por los jueces del grado
las que son inalterables.
Al efecto, se debe considerar, como se ha sostenido reiteradamente por esta Corte, que las leyes
reguladoras de la prueba son aquellas que establecen la carga de la prueba, indican los medios
probatorios, regulan el valor probatorio de cada uno de tales medios de prueba y las que
imperativamente se refieren a elementos relevantes de los mismos, de forma tal, que se entienden
vulneradas cuando los sentenciadores invierten el onus probandi, rechazan pruebas que la ley
admite respecto de la materia específica de que trata el juicio, por el contrario aceptan las que la
ley rechaza, desconocen el valor probatorio de las que se produjeron en el proceso, cuando la ley
les asigna uno determinado y con carácter obligatorio o alteran el orden de precedencia con que la
ley les llama para establecer los hechos del pleito.
Tales disposiciones constituyen reglas básicas de juzgamiento, que contienen deberes, limitaciones
o prohibiciones a que deben sujetarse los sentenciadores. Por el contrario, en lo demás, los jueces
del fondo son soberanos para apreciar las pruebas, dentro del marco establecido por las normas
dadas por el legislador. En este último aspecto, las determinaciones de los magistrados no son
susceptibles de ser revisadas por la vía de la casación en el fondo, en especial en aquellas materias
en que se les entrega la valoración de las pruebas con ciertas directrices, que no llegan a constituir
determinaciones imperativas.
Décimo quinto: Que de lo expuesto se advierte que el recurrente expresa una crítica a los jueces
de la instancia y pretende que esta Corte efectúe una nueva valoración de las probanzas, distinta
de la realizada por aquellos sentenciadores, labor que resulta extraña a los fines de la casación en
el fondo, salvo que al hacerlo hayan vulnerado las leyes reguladoras de la prueba, cuyo no es el
caso.

Título XII
JUICIOS SOBRE CUENTAS

Título XIII
DE LOS JUICIOS SOBRE PAGO DE CIERTOS HONORARIOS

Título XIV
DE LOS JUICIOS DE MENOR Y DE MINIMA CUANTIA

Título XV
DEL JUICIO SOBRE ARREGLO DE LA AVERIA COMUN

Título XVI
DE LOS JUICIOS DE HACIENDA

Art. 752. Toda sentencia que condene al Fisco a cualquiera prestación, deberá cumplirse dentro de
los sesenta días siguientes a la fecha de recepción del oficio a que se refiere el inciso segundo,
mediante decreto expedido a través del Ministerio respectivo.
Ejecutoriada la sentencia, el tribunal remitirá oficio al ministerio que corresponda, adjuntando
fotocopia o copia autorizada de la sentencia de primera y de segunda instancia, con certificado de
estar ejecutoriada.
Se certificará en el proceso el hecho de haberse remitido el oficio y se agregará al expediente
fotocopia o copia autorizada del mismo. La fecha de recepción de éste se acreditará mediante
certificado de ministro de fe que lo hubiese entregado en la Oficina de Partes del Ministerio o, si
hubiese sido enviado por carta certificada, transcurridos tres días desde su recepción por el correo.
En caso que la sentencia condene al Fisco a prestaciones de carácter pecuniario, el decreto de pago
deberá disponer que la Tesorería incluya en el pago el reajuste e intereses que haya determinado
la sentencia y que se devenguen hasta la fecha de pago efectivo. En aquellos casos en que la
sentencia no hubiese dispuesto el pago de reajuste y siempre que la cantidad ordenada pagar no
se solucione dentro de los sesenta días establecidos en el inciso primero, dicha cantidad se
reajustará en conformidad con la variación que haya experimentado el Indice de Precios al
Consumidor entre el mes anterior a aquel en que quedó ejecutoriada la sentencia y el mes anterior
al del pago efectivo.

JURISPRUDENCIA

Nro_Legalpublishing = 61368

Corte: Corte de Apelaciones de Copiapó

Rol: 72-2012

Fecha: 15/06/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 19519 Año 1997, Código de Procedimiento Civil art 752

5º.– Que desde tal perspectiva, la pretensión del actor contenida en su demanda de fojas 1,
encaminada a obtener el pago de las costas personales que se reclaman, que ya se encontraban
reguladas en causa penal, no se condice y resulta inconciliable con la naturaleza que es común a
todo juicio ordinario. En efecto, el procedimiento en que este se enmarca, es eminentemente
declarativo, en cuanto por medio de él, no se persigue el cumplimiento forzado o compulsivo de
una obligación, sino la declaración o el reconocimiento de un derecho desconocido o
menoscabado. En el hecho, mediante sus sentencias se persigue la condena del demandado a una
determinada prestación, la mera declaración de un derecho controvertido o la producción de
efectos jurídicos constitutivos (Manual de Derecho Procesal Mario Casarino V. Pág. 17). Nada de lo
cual, sin embargo, parece animar al actor en estos antecedentes, según se advierte de la lectura
del libelo de demanda.

Título XVII
DE LOS JUICIOS DE NULIDAD DE MATRIMONIO Y DE DIVORCIO
Título XVIII
DE LA ACCION DE DESPOSEIMIENTO CONTRA TERCEROS POSEEDORES
DE LA FINCA HIPOTECADA O ACENSUADA

Título XIX
DEL RECURSO DE CASACION

1. Disposiciones generales

Art. 764 (938) El recurso de casación se concede para invalidar una sentencia en los casos
expresamente señalados por la ley.

 Nro_Legalpublishing = 57650

Corte: Corte Suprema

Rol: 3791-2009

Fecha: 05/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 764, Código de Procedimiento Civil art 767,
Código de Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, cinco de enero de dos mil doce.

QUINTO: Que, como lo ha sostenido reiteradamente esta Corte, debe tenerse en cuenta
que el recurso de casación es de derecho estricto y, en tal virtud, se halla sometido a reglas
muy precisas que el legislador se ha encargado de plasmar en los principios y normas que
lo rigen.

Entre las exigencias que debe cumplir el escrito que contiene el recurso, se encuentra la de
que el recurrente ha de señalar de manera clara y determinada los preceptos legales
violentados, la forma cómo se ha producido la infracción de ley y cómo ha influido tal
contravención en lo dispositivo de la sentencia atacada.

SEXTO: Que en la especie, el examen del libelo evidencia el incumplimiento de los


requisitos mencionados, toda vez que el recurrente, si bien esboza desde fojas 66 a 81 la
forma cómo se habría producido la infracción cometida por los sentenciadores, cita en
forma errada e imprecisa los preceptos violentados, lo que impide a este tribunal de
casación abocarse de una manera perfectamente concreta y definida, al análisis de los
problemas jurídicos que se someten a su decisión.

No basta – como ocurre en el caso sub lite – mencionar genéricamente los preceptos
supuestamente quebrantados, como se hace con el artículo 299 del Código de Aguas, sino
que debe especificarse qué parte de esa disposición es la que a su juicio ha sido mal
aplicada por los sentenciadores o bien de qué inciso o numeral debían valerse como norma
decisoria litis. Del mismo modo, del simple análisis del arbitrio queda en evidencia que la
transcripción literal de la segunda norma denunciada como transgredida, no corresponde
al artículo 46 del mencionado estatuto del Ramo, sino que a la Resolución DGA N° 425, de
31 de diciembre de 2007, que dispone "Normas de Exploración y Explotación de Aguas
Subterráneas", canon de carácter administrativo que no tiene el rango jurídico o normativo
de una ley común, sino que forma parte de la potestad reglamentaria de que se encuentra
dotado el Poder Ejecutivo, por lo que no puede servir de base o fundamento a un recurso
de casación, medio de impugnación extraordinario que necesariamente exige como causal
para su procedencia de una "infracción de ley" –norma jurídica emanada del Congreso
Nacional de una jerarquía superior–, con influencia substancial en lo dispositivo de la
sentencia atacada, según lo expresa palmariamente el artículo 767 del Código de
Procedimiento Civil.

SÉPTIMO: Que, en consecuencia, en virtud de los defectos de formalización detectados


corresponde desestimar el medio de impugnación en estudio, por tratarse de vicios que
impiden a esta Corte entrar al estudio de fondo de la cuestión jurídica sometida a su
decisión, porque de otro modo, este recurso se transforma en una nueva instancia del
pleito que el legislador expresamente quiso evitar, conclusión que resulta tanto del claro
tenor de los preceptos que lo gobiernan, cuanto de la historia fidedigna del
establecimiento de la ley (SCS, 23.07.1990, R., t. 87, secc. 1ª, p. 101; SCS, 04.04.1991, R., t.
88, secc. 1ª, p. 23; SCS, 12.05. 1991, R., t. 89, secc. 1ª., p, 51).

Redactó el Ministro señor Ballesteros.

Rol Nº 3791–2009.–

Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Nibaldo Segura P., Jaime
Rodríguez E., Rubén Ballesteros C., Hugo Dolmestch U., y el abogado integrante Ricardo
Peralta V.

 Nro_Legalpublishing = 57737

Corte: Corte Suprema

Rol: 6612-2009

Fecha: 10/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 805
Sentencia: SENTENCIA

Santiago, diez de enero de dos mil doce.

Quinto: Que, a este respecto, cabe reiterar que mediante la casación se analiza la legalidad
de una sentencia, esto es, se estudia si el objeto de un recurso de nulidad de fondo ha
aplicado correctamente el derecho a los hechos asentados por los jueces a cargo de la
instancia, no pudiendo variarlos este tribunal de casación, a menos que se haya alegado y
comprobado la infracción de normas reguladoras relativas al valor de la prueba, lo que no
ha acontecido en la especie, puesto que no se ha denunciado la vulneración de las aludidas
leyes, ni de ninguna otra de carácter adjetivo. De ello se sigue que no es efectivo que las
normas de orden sustantivo relacionadas con el fondo de la cuestión litigiosa, hubieren
dejado de ser aplicadas en la decisión del asunto controvertido.

Sexto: Que en armonía con lo que se lleva expuesto, puede inferirse que el recurso de
casación de fondo va contra los hechos del proceso fijado por los referidos jueces, quienes
son soberanos sobre dicho particular, e intenta variarlos, proponiendo otros que a juicio
del recurrente, estarían probados.

Redacción a cargo del abogado integrante señor Rafael Gómez Balmaceda.

Rol Nº 6612–2009.

Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, Integrada por los Ministros Sr.
Pedro Pierry A., Sr. Haroldo Brito C., Sra. María Eugenia Sandoval G., y los Abogados
Integrantes Sr. Rafael Gómez B., y Sr. Patricio Figueroa S.

Nro_Legalpublishing = 60518

Corte: Corte Suprema

Rol: 9128-2009

Fecha: 26/04/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 764, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de
Procedimiento Civil art 785

Quinto: Que, a partir de lo señalado, resulta clara la necesidad de que el recurrente, denuncie
todas las normas vulneradas y así permita a esta Corte pronunciarse en los términos
pretendidos; y que, para el caso de acogerse el arbitrio, conforme a lo que dispone el artículo 785
del Código de Procedimiento Civil, la sentencia de reemplazo que se dicte, se pronuncie sobre "la
cuestión materia del juicio que haya sido objeto del recurso...".

Sexto: Que de lo señalado precedentemente es posible concluir que, para que pueda prosperar el
recurso de casación en el fondo, las disposiciones denunciadas han de ser tanto las que el
fallador invocó en su sentencia para resolver la cuestión controvertida, como aquellas que dejó
de aplicar – normas decisoria litis– puesto que en caso contrario, esta Corte no podría dictar
sentencia de reemplazo, en atención a que estamos en presencia de un recurso de derecho
estricto.

Nro_Legalpublishing = 60870

Corte: Corte Suprema

Rol: 9987-2011

Fecha: 18/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 170 N° 4, Código de Procedimiento Civil art 764

El rigor exigible a una impugnación de esta naturaleza hace que el lenguaje en que ella se formula
haya de traducir fielmente el fondo de la crítica. La palabra "ausencia" significa inexistencia, no
estar, no ser; lo propio de la ausencia es el vacío; no estar donde se debe estar; faltar; el espacio
destinado a algo no ha sido llenado; se lo echa de menos. Es un substantivo de significación
radical. Hay o no hay. Se está o no se está.

Se critica a los juzgadores por no haber efectuado "ningún tipo de análisis" (fojas 476), para
afirmarse, acto seguido, que hay razonamientos en el fallo –que, incluso, parcialmente se
transcribe– que parecen sin importancia, por obvios. Es del caso reivindicar para la jurisdicción el
soberano ejercicio de la razón, a la hora de justificar sus decisiones con la independencia
reclamada por el debido proceso. Todo defecto invalidador ha de ser de estricta disciplina, toda vez
que no solamente por gozar del género de las actuaciones de los órganos públicos, sino por
emanar de un órgano que ejerce jurisdicción, la sentencia es presumidamente soberana, siendo su
ineficacia del todo excepcional.

No considerar no es lo mismo que considerar de manera insatisfactoria a los ojos de una parte. El
entendimiento de las personas es actualmente clasificado por la teoría del conocimiento en
categorías y grados de calidad, intensidad, modalidad, idoneidad, pertinencia, exteriorización y
otros paradigmas. Superados por mucho están los tiempos de las unanimidades, intolerancias,
descartes y exclusiones; aquellos en que todo había de ser unívoco y todos pensar al unísono. El
razonamiento es por naturaleza intransferible, inalienable. Enfrente suyo no cabe sino el acuerdo o
el desacuerdo, total o parcial.

En buena medida fue el paulatino consenso en torno a esta verdad el que en la historia del ser
humano condujo a la aceptación de terceros juzgadores dirimentes de las contiendas
inconciliables. Ello conllevó, como no podía menos, el respeto al obrar de ese tercero, el juzgador,
fundamentalmente de cara a la justificación de su veredicto.

Art. 767. El recurso de casación en el fondo tiene lugar contra sentencias definitivas inapelables y
contra sentencias interlocutorias inapelables cuando ponen término al juicio o hacen imposible su
continuación, dictadas por Cortes de Apelaciones o por un tribunal arbitral de segunda instancia
constituido por árbitros de derecho en los casos en que estos árbitros hayan conocido de negocios
de la competencia de dichas Cortes, siempre que se hayan pronunciado con infracción de ley y esta
infracción haya influido substancialmente en lo dispositivo de la sentencia.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57499

Corte: Corte Suprema

Rol: 9418-2010

Fecha: 03/01/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 889, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de
Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, tres de enero de dos mil doce.

DECIMO: Que, en atención a lo expresado, el recurso de casación en examen controvierte


los acontecimientos asentados por los jueces del mérito los que, según se ha explicado, no
son susceptibles de modificación. Luego, en la medida que el éxito del recurso quedó
supeditado a que se asuma como correcta su forma de interpretación del contrato,
significa que no puede prosperar y debe ser, entonces, en cuanto a esta causal se refiere,
desestimado.
UNDECIMO: Que aun cuando lo expuesto anteladamente bastaría para desestimar el
presente medio de nulidad, no está demás consignar que tanto los sentenciadores del
grado como el recurrente coinciden en apreciar que la cuestión a la decisión de aquellos
como a la de esta Corte de Casación se reduce a un problema de interpretación de algunas
de las estipulaciones del contrato de compraventa y del convenio modificatorio de éste
precedentemente señalados. En efecto, en la especie los jueces de la instancia, mediante
el análisis de las cláusulas en entredicho concluyeron que ellas están concebidas en
términos claros y en las que aparece en forma precisa la pretensión de los contratantes en
cuanto a que el convenio celebrado el 5 de mayo de 1999, no fue otra que fijar un nuevo
plazo para pagar el saldo precio adeudado (cláusula quinta), de suerte que han aplicado
correctamente las normas que gobiernan la interpretación de los contratos.

DUODECIMO: Que, de lo que se viene explicando, queda en evidencia que los


sentenciadores del grado, al decidir como lo hicieron, no solamente respetaron el ya citado
artículo 1560 del Código Civil, sino que hicieron una correcta aplicación. La regla del
artículo 1560 es la piedra angular en materia de interpretación de contratos, es la regla
principal" "y en consecuencia, si conocida claramente la intención de los contratantes, ella
es contraria a las restantes disposiciones, el juez debe dar primacía a la voluntad de las
partes. Igualmente, si hay clara disposición de éstas en contrario de ellas, el juez no podrá
eludir su aplicación." (Abeliuk Manasevich, René; Las Obligaciones, Tercera Edición, 1993,
Tomo I, pag.92.)

DECIMO TERCERO: Que, en consecuencia, habiéndose establecido por los jueces del
mérito que el término primitivamente fijado para pagar el saldo de precio adeudado, esto
es, el 29 de julio de 1998, fue modificado por las partes en virtud del convenio celebrado el
5 de mayo de 1999, fijándose un nuevo plazo de 30 meses, el que vencía el 30 de
noviembre de 2001, al 2 de agosto de 2003, fecha de la notificación de la demanda, no
había transcurrido el plazo de 5 años para que opere la prescripción. De este modo, los
sentenciadores del grado no han infringido las normas que gobiernan este instituto, más
aún, las han aplicado correctamente.

DECIMO CUARTO: Que la segunda causal del recurso de casación se hace consistir
sustancialmente en haberse acogido la demanda de resolución de contrato, en
circunstancias que no fueron emplazados en juicio todos los que lo suscribieron,
incurriendo así en la infracción de los artículos 18, 254 N° 3, 256 y 795 N° 1 del Código de
Procedimiento Civil.

La parte recurrente ha centrado su crítica en la circunstancia de haberse vulnerado en el


fallo que impugna los preceptos antes indicados, arguyendo que el contrato de
compraventa también fue suscrito por el Citibank N.A. quien compareció a la escritura de
compraventa alzando la hipoteca y las prohibiciones que gravaban el inmueble objeto de la
compraventa y, lo hizo, porque la demandante pagó el monto de la deuda que se
encontraba garantizada con esa hipoteca y prohibiciones, por lo que resulta evidente que
el mencionado banco tiene intereses sustanciales comprometidos, puesto que al
declararse resuelto el contrato de compraventa, las partes deben retrotraerse al estado
anterior a la suscripción del mismo.

DECIMO SEXTO: Que, un simple examen de las estipulaciones del contrato de


compraventa, aparece nítidamente que la comparecencia del CITIBANK N.A. a la escritura
pública, tuvo por finalidad única y exclusivamente: alzar la hipoteca y las prohibiciones que
gravaban el inmueble de marras que caucionaba obligaciones del vendedor con la
institución; y percibir una cantidad de dinero correspondiente al precio recibido por la
sociedad vendedora para ser abonada a su deuda que mantenía con dicha entidad
bancaria. En armonía con lo expuesto, bajo ningún respecto se puede considerar a dicha
entidad bancaria como parte del contrato de compraventa en los términos del artículo
1793 del Código Civil. A su vez, el vendedor no hace otra cosa, que cumplir con la
obligación de saneamiento que le impone el artículo 1837 del Código Civil.

DECIMO SEPTIMO: Que la última causal del recurso, la hace consistir en la errónea
aplicación de las normas referentes al pago de las obligaciones y la prueba, incurriendo así
en la infracción de los artículos 425 el Código de Procedimiento Civil en relación con el
artículo 119 del Código de Comercio; 346 N° 4 del Código de Procedimiento Civil en
relación con los artículos 1700, 1702 y 1706; 1567 N° 1, 1568 y 1489 del Código Civil.

Sobre la procedencia de esta causal, el recurrente sostiene que la resolución impugnada ha


desconocido las conclusiones del perito judicial don Pablo Kong, en circunstancias que éste
dejó consignado en su informe que no existía ninguna duda que la firma que aparece en el
recibo es del demandante señor Márquez y que existen simples presunciones que la firma
de cancelación estampada en el anverso del cheque corresponde a una firma auténtica del
referido señor Márquez, y que en esa forma, la expresada resolución ha violado el artículo
425 del Código de Procedimiento Civil en relación al artículo 119 del Código de Comercio,
con influencia substancial en lo dispositivo, pues de no haberse cometido dicha infracción,
habría dado por establecido que el saldo de precio fue solucionado.

DECIMO OCTAVO: Que, del tenor del libelo, puede inferirse que el recurrente no cuestiona
propiamente la aplicación del derecho atinente a la materia sino que, en definitiva, lo que
está reprochando es la forma o manera en que fuera pronunciado aquel fallo, capítulo éste
que no corresponde a la naturaleza del recurso intentado. Así, se advierte que los
cuestionamientos esenciales del recurso dicen relación con el alcance y sentido que
corresponde conferir a la prueba rendida en el proceso, sin embargo, tal actividad se agotó
con la determinación que, a este respecto, hicieron los jueces del fondo, quienes – en uso
de sus facultades privativas – consignaron que con la prueba aportada se ha demostrado
que "el perito calígrafo Pablo Kong no pudo concluir si las firmas del cheque en cuestión
son auténticas o no, solicitando al igual que la parte demandante, se oficiara al Banco para
que remitiera el original del documento, diligencia que no se concretó, comunicando el
Banco que siendo un documento de más de 10 años de data, fue destruido hace más de
cuatro" (motivo 27°); y "que en todo caso, con el mérito del oficio remitido por el banco
Santander Chile, que rola a fojas 158, inobjetado, ha quedado acreditado sin que la pericia
caligráfica entre en contradicción con aquel, que si bien se cobró un cheque de la cuenta
corriente del demandado Feldman, por caja, cheque girado abierto y endosado a la orden
de Inmobiliaria Mirasol, sin número de cuenta, esa misma cantidad, ascendente a $
316.139.278 fue depositada en efectivo en la cuenta corriente del señor Feldman, mismo
girador del cheque, todo en una misma fecha, 30 de enero de 1998" (considerando 28°);

VIGESIMO CUARTO: Que, por lo demás, como esta Corte varias veces ha reiterado, la regla
general es que la actividad de valoración o ponderación de las probanzas y, con ello la
fijación de los hechos en el proceso, queda agotada en la instancia del juicio, a menos que
los sentenciadores del grado – al fijar aquellos – hayan desatendido las razones lógicas,
científicas, técnicas o de experiencia, en cuya virtud ha correspondido asignarles valor y
determinar su eficacia. Circunstancia que no se evidencia que se verifique en la especie, al
tenor de los razonamientos y consideraciones que sustentan la decisión de los referidos
jueces.

Redacción del Abogado Integrante señor Lagos.

Nº 9418–2010.–

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Sergio Muñoz
G., Juan Araya E., Guillermo Silva G. y Abogados Integrantes Sres. Jorge Lagos G. y Rafael
Gómez B.

 Nro_Legalpublishing = 57773

Corte: Corte Suprema

Rol: 8023-2011

Fecha: 11/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464, Código de Procedimiento Civil art 767,
Código de Procedimiento Civil art 768

Sentencia: SENTENCIA

Puerto Montt, trece de enero de dos mil once.


OCTAVO: Que para un adecuado análisis de los errores de derecho denunciados por el
recurrente, debe consignarse que las leyes reguladoras de la prueba, como lo ha reconocido
reiteradamente esta Corte, se entienden vulneradas, fundamentalmente, cuando los
sentenciadores invierten el onus probandi, rechazan las pruebas que la ley admite, aceptan las
que la ley rechaza, desconocen el valor probatorio de las que se produjeron en el proceso
cuando la ley le asigna uno determinado de carácter obligatorio o alteran el orden de
precedencia que la ley le diere.

Se ha repetido que ellas constituyen normas básicas de juzgamiento, que contienen deberes,
limitaciones o prohibiciones a que deben sujetarse los sentenciadores. Luego, los jueces del
fondo son soberanos para apreciar las pruebas, dentro del marco establecido por las normas
pertinentes. Por ello, no son susceptibles de ser revisadas por la vía de la casación las
decisiones de los sentenciadores basadas en disposiciones que entregan libremente la
justipreciación de los diversos elementos probatorios;

NOVENO: Que luego de lo dicho, deberá ser desestimada la denuncia de trasgresión a los
artículos 1700 y 1702 del Código Civil, toda vez que del análisis del fallo recurrido se colige que
los jueces del fondo en ningún momento negaron el carácter de instrumentos públicos o
privados, según correspondiera, a los documentos acompañados al proceso por ambas partes,
ni tampoco el valor probatorio que ellos pudieran tener, debiendo considerarse, entonces, que
el propósito final de las argumentaciones que vierte el recurrente a ese respecto para expresar
el error de derecho que atribuye a la sentencia recurrida, consiste en promover que se lleve a
cabo por esta Corte una nueva valoración de las probanzas, distinta de la ya efectuada por los
jueces del mérito, actividad que resulta extraña a los fines de la casación en el fondo;

DECIMO: Que establecida la inexistencia de infracción de leyes reguladoras de la prueba,


resulta adecuado recordar que la excepción de falta de capacidad del demandante o de
personería o representación legal del que comparezca en su nombre, en cuanto alude a la
capacidad, se sostiene en el supuesto de su insuficiencia o falta, esto es, en la carencia de los
atributos o condiciones que integran la capacidad procesal de una parte, debiendo
considerarse, en todo caso, que la regla general es que toda persona sea capaz para
comparecer en juicio, constituyendo la excepción a dicha máxima la situación de los incapaces
a quienes la ley confiere expresamente dicha condición.

La personería, por su parte, es la facultad para representar a otra persona y la falta de ella se
verificará en razón de la carencia del vínculo jurídico que habilita para actuar en juicio a
nombre y en representación de otro.
Finalmente, la representación consiste en la relación jurídica de origen legal, judicial o
voluntario, en virtud de la cual una persona, denominada representante, actuando dentro de
los límites de su poder, realiza actos a nombre de otra, llamada representado, haciendo recaer
sobre ésta los efectos jurídicos emergentes de su gestión;

UNDECIMO: Que, ahora bien, habiéndose esgrimido la aludida defensa arguyendo, en la


práctica, la última de las situaciones a que se ha hecho referencia en el motivo anterior y sobre
la base de un supuesto fáctico y jurídico que no fue establecido como un hecho de la causa por
los jueces del fondo, en uso de las facultades que les son privativas, cual es la disolución de la
sociedad, por haber renunciado a ella la ejecutada con fecha 4 de julio de 2008, resulta
pertinente señalar que la buena fe objetiva –principio general de derecho que sirve de
sustentación a la doctrina de los actos propios– "también llamada buena fe en sentido ético o
buena fe lealtad, consiste en la creencia y confianza que tiene un sujeto en que una
declaración surtirá en un caso concreto los mismos efectos que ordinaria y normalmente ha
producido en casos iguales. Es decir, son las reglas objetivas de la honradez en el comercio o en
el tráfico, que llevan a creer en la palabra empeñada y en que el acto sea concertado
lealmente, obrando con rectitud".

"Es que debe exigirse a las partes un comportamiento coherente, ajeno a los cambios de
conducta perjudiciales, desestimando toda actuación que implique un obrar incompatible con
la confianza que –merced a tales actos anteriores– se ha suscitado en otro sujeto. Ello es así,
por cuanto no sólo la buena fe sino también la seguridad jurídica se encontrarían gravemente
resentidas si pudiera lograr tutela judicial la conducta de quien traba una relación jurídica con
otro y luego procura cancelar parcialmente sus consecuencias para aumentar su provecho.
Nadie puede ponerse de tal modo en contradicción con sus propios actos y no puede –por
tanto– ejercer una conducta incompatible con la asumida anteriormente". (Alejandro Borda,
"La Teoría de los actos propios. Un análisis desde la doctrina argentina", Cuadernos de
Extensión Jurídica N° 18, Universidad de Los Andes, páginas 36 y 35);

DUODÉCIMO: Que, siempre en referencia a la buena fe, considerada como principio inspirador
de la regla de los actos propios, se ha dicho por la doctrina de los autores, principal fuente de
elaboración conceptual de dicho instituto, ante la ausencia de regulación normativa sobre el
tema, que: "Si se observan los casos en que los autores y los tribunales han afirmado la
vigencia del "venire contra factum proprium", se puede advertir que en todos ellos está en
juego la protección de la buena fe objetiva, es decir, del deber de no defraudar deslealmente la
confianza que un tercero ha podido legítimamente depositar en un determinado estado de
hecho provocado voluntariamente por las palabras o las actuaciones de una persona. Es la
lesión injustificada de la buena fe la que proporciona una razón suficientemente fuerte para
poner de cargo del que se contradice el riesgo de su inconsistencia". (Hernán Corral Talciani,
"La doctrina de los actos propios en el Derecho de Familia Chileno", Cuadernos de Extensión
Jurídica N° 18, Universidad de Los Andes, páginas 105 y 106).

"La conducta contraria es una contravención o una infracción del deber de buena fe. Ya antes
hemos señalado que el hecho de que una persona trate, en una determinada situación
jurídica, de obtener la victoria en un litigio, poniéndose en contradicción con su conducta
anterior, constituye un proceder injusto y falta de lealtad. He aquí por donde la regla, según la
cual, nadie puede ir contra sus propios actos, se anuda estrechamente con el principio de
derecho que manda comportarse de buena fe en las relaciones jurídicas". (Luis Diez Picazo, "La
Doctrina de los Actos Propios. Estudio Crítico sobre la Jurisprudencia del Tribunal Supremo",
citado por María Fernanda Ekdahl Escobar en "La doctrina de los Actos Propios", Editorial
Jurídica de Chile, páginas 72 y 73);

DÉCIMO TERCERO: Que, debe apuntarse que, en general, se entiende que la aplicación de la
doctrina en análisis requiere la concurrencia copulativa de los siguientes requisitos:

a.– Una conducta jurídicamente relevante y eficaz por parte del sujeto, manifestada con
anterioridad a aquélla que, luego, pretende contradecir;

b.– Una pretensión antagónica con el comportamiento precedente, exteriorizada mediante el


ejercicio, por el mismo sujeto, de un derecho subjetivo, originándose con ello una situación
litigiosa, debido a la contradicción de ambas conductas, con afectación del principio de la
buena fe;

c.– Perjuicio grave para terceros que han ajustado su proceder a la conducta anterior y que
resultan afectados por el cambio posterior de ésta; e

d.– Identidad entre el sujeto que desarrolló la conducta original y el que, con posterioridad,
pretende desconocerla, desplegando un comportamiento en sentido contrario;
Redacción a cargo del Ministro Sr. Sergio Muñoz Gajardo.

Regístrese y devuélvase, con sus agregados.

Nº 8023–2011.–

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún M.,
Sergio Muñoz G., Guillermo Silva G., Carlos Cerda F. y Abogada Integrante Sra. Maricruz Gómez
de la Torre V.

Nro_Legalpublishing = 59451

Corte: Corte Suprema

Rol: 4154-2009

Fecha: 13/03/2012

Leg. Aplic.: Decreto Ley N° 2186 Año 1978 art 5, Decreto Ley N° 2186 Año 1978 art 17, Decreto Ley
N° 2186 Año 1978 art 9, Decreto Ley N° 2186 Año 1978 art 12, Código de Procedimiento Civil art
767, Código de Procedimiento Civil art 384, Código de Procedimiento Civil art 425, Código Civil art
1700, Constitución Política art 19 n° 24, Decreto Ley N° 2186 Año 1978 art 38, Código de
Procedimiento Civil art 170

Sentencia: SENTENCIA

NOVENO: Que, como es sabido, el recurso de casación en el fondo procede cada vez que en la
sentencia impugnada se ignora una ley que influya sustancialmente en su acápite resolutivo, sin
otro límite que semejante anomalía preceptiva no configure en sí misma una causal específica
justificativa del recurso de casación en la forma, prevista como tal en el artículo 768 de la
compilación Procedimental Civil; no es dable, por lo tanto, fundar un recurso de casación en el
fondo en actos u omisiones propios de casación formal.

DÉCIMO: Que la premisa así enunciada resulta aplicable al reparo que el libelo en análisis formula
al laudo atacado, esto es, la falta de ponderación de la prueba, por cuanto esa abstención
precisamente constituye el motivo de nulidad formal contemplado en el ordinal quinto del
precepto recién aludido, consistente en haber sido pronunciada la sentencia con ausencia de un
requisito exigido en el literal cuarto del artículo 170 de ese estatuto, relativo a la carencia de
consideraciones de hecho que le sirvan de fundamento.

De ello fluye como corolario, que en este alcance el recurso queda desprovisto de asidero.

DUODÉCIMO: Que, sin embargo, el principio de la intangibilidad de los hechos ante el recurso de
casación pierde su vigor cuando en la fijación y establecimiento de los mismos la sentencia incurre
en error de derecho, violentando las leyes reguladoras de la prueba, es decir, de aquellas reglas
que el legislador señala imperativamente a los jueces en la tarea de instalar los acontecimientos de
la causa para asegurar un correcto juzgamiento del conflicto sometido a su conocimiento y cuyo
atropello ocurre cuando se altera el peso de la prueba, se admiten medios de prueba que la ley
repudia, se rechazan otros que la ley acepta o se desconoce el valor de convicción que la ley asigna
a pruebas singulares.

DÉCIMO TERCERO: Que entonces el arbitrio intenta modificar la valoración de la prueba ejecutada
por los jueces del fondo, con miras a lograr un justiprecio distinto y, desde luego, superior del
campo requisado frente al que aquéllos fijaron en su fallo, devela con tal designio conculcadas
leyes reguladoras de la prueba, calidad que atribuye a los artículo 1700 del Código Civil y 384 y 425
del de Procedimiento del ramo.

Nro_Legalpublishing = 59505

Corte: Corte Suprema

Rol: 150-2010

Fecha: 15/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 341, Código de Procedimiento Civil art 346 n° 3,
Código de Procedimiento Civil art 428, Código Civil art 1698, Código Civil art 1702, Código de
Procedimiento Civil art 767, Código Civil art 1915, Código Civil art 1942, Ley N° 18101 Año 1982 art
6

Sentencia: SENTENCIA

Cuarto: Que para resolver derechamente el recurso, es preciso considerar que, al tenor de lo que
dispone el artículo 767 del Código de Procedimiento Civil, la casación en el fondo se concede para
invalidar sentencias que se hayan pronunciado con infracción de ley que haya influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo, esto es, que contengan errores de derecho consistentes
en una equivocada aplicación, interpretación o simplemente que se haya incurrido en falta de
aplicación de aquellas normas destinadas a decidir la cuestión controvertida.

Sexto: Que del tenor del arbitrio deducido, queda en evidencia que la fundamentación del mismo
es insuficiente, por cuanto éste se funda en la presunta infracción de normas que tienen el carácter
de adjetivas, las que no deciden el pleito, pues para ello se requiere de la aplicación de las que han
decidido la litis, es decir, aquellas normas analizadas y aplicadas por los aludidos sentenciadores en
la decisión del asunto controvertido al tenor de la acción deducida, esto es, cobro de rentas
arrendamiento que no se pagaron durante la vigencia de la relación contractual, las que fueron
omitidas como son los artículos 1915 y 1942 del Código Civil y 6º de la Ley Nº18.101.

Séptimo: Que, en consecuencia, si el sustento jurídico que demanda la ley en la motivación del
arbitrio que se analiza, es de derecho estricto, una omisión de tal dimensión no puede ser suplida
o subsidiada por este tribunal, de modo que éste no puede prosperar.

Nro_Legalpublishing = 59509

Corte: Corte Suprema

Rol: 4620-2011

Fecha: 15/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Penal art 546, Código de Procedimiento Civil art 767, Código
de Procedimiento Penal art 482, Código de Procedimiento Penal art 459, Ley N° 18216 Año 1984
art 148, Ley N° 18216 Año 1984 art 172, Ley N° 18216 Año 1984 art 143

Sentencia: SENTENCIA

II.– SOBRE EL RECURSO DE NULIDAD SUSTANTIVA EN SU APARTADO CIVIL:

DÉCIMO SÉPTIMO: Que ante la imposibilidad de introducir una demanda en los términos del
artículo 254 del Código de Procedimiento Civil en el sumario, cualquier acto procesal –que no
requiere ritualidades especiales– por el que se explícite haber sido perjudicado civilmente por el
delito y que oportunamente la intentará en ese proceso, es bastante para la interrupción de la
prescripción de la petición civil, la que se extiende por toda la fase sumarial, hasta la oportunidad
dispuesta por la ley para su formal ejercicio, en otras palabras, en la acusación, acorde con el
artículo 427, inciso segundo, o en presentación separada, en el evento del artículo 429 de la
recopilación adjetiva penal.
DÉCIMO OCTAVO: Que, por lo demás, este tribunal ha resuelto desde antiguo que la mera mención
en la querella respectiva del derecho a obtener una reparación dineraria constituye gestión
suficiente, que refleja en forma inequívoca, que el acreedor pone en juego la función jurisdiccional
para obtener o proteger su derecho (Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo LXI, año mil
novecientos sesenta y dos, secc. 4ª, páginas 4 a 71 y tomo LXII, año mil novecientos sesenta y
cinco, secc. 4ª, páginas 4 a 16). También, la doctrina especializada proclama que: "la manifestación
hecha en el sumario por alguna persona de haber sido perjudicada civilmente por el delito, y de
que oportunamente intentará demanda civil, no requiere de formalidades especiales. Su efecto sí
es importante, pues dicha manifestación interrumpe la prescripción de la acción civil" (Guillermo
Ruiz Pulido: "La acción civil en el nuevo proceso penal", en Revista de Derecho del Consejo de
Defensa del Estado, año 1, N° 2, diciembre, año dos mil, página 174. Asimismo, Adolfo Cisterna
Pino: "Acciones civiles en el nuevo proceso penal", Editorial Librotecnia, año dos mil siete,
Santiago, páginas 27 y 28). Esta intelección adquiere especial relevancia si se advierte que con ella
se elimina la coyuntura absurda e injusta en que se mantenía al afectado, que después de cuatro
años de permanecer la causa en sumario, vería con impotencia que ya no tenía sentido presentar
la demanda en el plenario.

En definitiva, la sola manifestación de voluntad expresa del perjudicado en orden a declarar su


decisión de no abandonar sus derechos y ejercer en su oportunidad las acciones civiles que brotan
del hecho criminoso pesquisado, es bastante para interrumpir su prescripción.

DÉCIMO NONO: Que en autos fluye de la querella de fojas 22 a 24, de veintitrés de julio de dos mil
cuatro, que el padre del fallecido, José Manuel Rojas Escobar, luego de solicitar el castigo penal por
el cuasidelito de homicidio indagado, indica que lo requerido es: "sin perjuicio de las acciones
civiles que en su oportunidad procesal deduciré, con expresa condena en costas", por lo que
resulta evidente que el perjudicado no sólo promovió acción penal, sino que explicitó
inequívocamente su voluntad de oponer la pretensión civil correspondiente, conteniendo a lo
menos en germen, la esencia de lo que se aviene con una demanda civil notificada legalmente.

Nro_Legalpublishing = 59619

Corte: Corte Suprema

Rol: 303-2012

Fecha: 21/03/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil
art 785

Sentencia: SENTENCIA
Séptimo: Que sólo resta señalar, en lo que se refiere a la infracción de la Circular N° 8 que se
denuncia, que no es susceptible de ser revisada por esta vía, desde que el artículo 767 del Código
de Procedimiento Civil estatuye que el recurso de casación en el fondo tiene lugar contra las
resoluciones que allí se mencionan, "siempre que se hayan pronunciado con infracción de ley y
esta infracción haya influido sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia." Como se advierte
del claro tenor de dicha norma, tan sólo la infracción de leyes –entendida según el concepto que
entrega el artículo 1º del Código Civil– permite la interposición de este medio de impugnación
jurídico procesal.

Nro_Legalpublishing = 59619

Corte: Corte Suprema

Rol: 303-2012

Fecha: 21/03/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil
art 785

Sentencia: SENTENCIA

Séptimo: Que sólo resta señalar, en lo que se refiere a la infracción de la Circular N° 8 que se
denuncia, que no es susceptible de ser revisada por esta vía, desde que el artículo 767 del Código
de Procedimiento Civil estatuye que el recurso de casación en el fondo tiene lugar contra las
resoluciones que allí se mencionan, "siempre que se hayan pronunciado con infracción de ley y
esta infracción haya influido sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia." Como se advierte
del claro tenor de dicha norma, tan sólo la infracción de leyes –entendida según el concepto que
entrega el artículo 1º del Código Civil– permite la interposición de este medio de impugnación
jurídico procesal.

Nro_Legalpublishing = 59648

Corte: Corte Suprema

Rol: 4800-2009

Fecha: 22/03/2012

Leg. Aplic.: Constitución Política art 19 n° 24, Decreto Ley N° 2186 Año 1978 art 10 y ss, Decreto
Ley N° 2186 Año 1978 art 38, Decreto Ley N° 2186 Año 1978 art 13, Constitución Política art 19 n°
26, Constitución Política art 5, Constitución Política art 6, Código Civil art 1556, Código Civil art 19,
Código de Procedimiento Civil art 144

Sentencia: SENTENCIA
QUINTO: Que, como cuestión previa al análisis de fondo del libelo, debe tenerse especialmente en
consideración que, según ha decidido esta Corte, constituye una redundancia fundar un recurso de
casación en el fondo en disposiciones constitucionales, pues dichos preceptos establecen
principios o garantías de orden general que usualmente tienen desarrollo en preceptos de inferior
jerarquía, cuya aplicación práctica queda entregada a los tribunales, a través de normas legales y
en cada caso concreto. (SCS, 05.09.2006, Rol 1917–2006).

Por ende, sólo cabe revisar si se han contravenido o no las disposiciones de la Ley Orgánica de
Procedimiento de Expropiaciones y aquéllas del Código Civil que se han denunciando como
quebrantadas.

Se previene que los Ministros señores Juica y Cerda no comparten la fundamentación quinta de la
sentencia de casación.

Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres. Milton Juica A., Hugo Dolmestch
U., Carlos Kunsemuller L., Haroldo Brito C. y Carlos Cerda F. No firma el Ministro Sr. Brito, no
obstante haber estado en la vista de la causa y acuerdo del fallo, por estar en comisión de
servicios.

Nro_Legalpublishing = 59987

Corte: Corte Suprema

Rol: 9893-2011

Fecha: 05/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464, Código de Procedimiento Civil art 254, Código de
Procedimiento Civil art 310, Código de Procedimiento Civil art 3, Código de Procedimiento Civil art
19, Código de Procedimiento Civil art 459, Código de Procedimiento Civil art 462 y ss, Código de
Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA

QUINTO: Que sin perjuicio de lo señalado precedentemente y sólo a mayor abundamiento, es


necesario consignar que los artículos 3, 19, 64 inciso primero, 310, 459 inciso primero, 462 inciso
primero, 463 y 465 del Código de Procedimiento Civil, que se denuncian vulnerados, carecen de la
calidad de normas decisoria litis, correspondiéndoles, en cambio, en forma incuestionable el
carácter de preceptos ordenatoria litis, de modo que su infracción, en caso de existir realmente, no
puede servir de base para la interposición de un recurso de casación en el fondo, puesto que
reglan aspectos puramente formales relacionados con el desarrollo del juicio, debiendo
considerarse, al efecto, que la declaración de nulidad a través del presente arbitrio requiere
siempre de la actividad jurisdiccional previa, que se traduzca en una sentencia dictada con
infracción de ley decisoria litis. (Juan Colombo Campbell, Los Actos Procesales, T. II, pág. 491);

SEPTIMO: Que, ahora bien, de todo lo que se ha expuesto queda en evidencia que el recurso en
estudio no ha pretendido, como debió hacerlo, que la sentencia que impugna haya incurrido en
errores de derecho por infracción a la preceptiva legal señalada en el motivo anterior, la cual
constituye, como se ha visto, el fundamento jurídico para resolver la controversia en la forma en
que se hizo, la cual no se ha denunciado como vulnerada. De lo dicho se sigue, que siendo la
casación de fondo un recurso de derecho estricto, en el cual debe expresarse en qué consisten los
errores de derecho de que adolece el fallo recurrido y de qué modo esos errores de derecho o
infracciones de ley influyen sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia –artículos 767 y 772
del Código de Procedimiento Civil–, esta Corte Suprema se encuentra impedida de entrar a
pronunciarse acerca de si la sentencia recurrida aplicó acertadamente o no la preceptiva decisoria
litis comentada, cuya vulneración el recurso no invoca, lo que lleva a concluir que este recurso no
puede prosperar;

OCTAVO: Que no obstante lo concluido en los fundamentos precedentes, advirtiendo esta Corte la
trascendencia de la controversia fundamental sobre la que discurre este asunto y, atendida la labor
orientadora e inspiradora de la jurisprudencia que debe motivar el contenido de las decisiones de
este máximo tribunal, se estima pertinente precisar en la especie que estos sentenciadores
consideran que, tratándose de hechos sobrevinientes y posteriores a la época en que el ejecutado
pudo oponer excepciones a la demanda ejecutiva, de conformidad a lo previsto en el artículo 19 N°
3 de la Constitución Política de la República, le está permitido oponer las excepciones prevenidas
en el artículo 310 del Código de Procedimiento Civil, puesto que encontrándose dicho precepto en
el Libro II del referido cuerpo normativo, relativo al procedimiento ordinario, es dable atender al
tenor del artículo 3 del mismo estatuto legal, en cuanto estatuye que: "Se aplicará el
procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites y actuaciones que no estén sometidos a
una regla especial diversa, cualquiera que sea su naturaleza", no pareciendo lógico ni ajustado a un
procedimiento "racional y justo" entender que el artículo 465 del Código de Enjuiciamiento Civil
constituiría en este tipo de procesos "una regla especial diversa", puesto que tal interpretación
determinaría un alejamiento de los principios constitucionales que dan contenido a la garantía del
debido proceso, en orden a privilegiar la opción de posibilitar el derecho de defensa antes que
limitarlo;
Nro_Legalpublishing = 60170

Corte: Corte Suprema

Rol: 9133-2011

Fecha: 12/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 772.

QUINTO: Que efectuadas las confrontaciones de rigor, se desprende que el recurrente encaminó su
defensa en orden a desvirtuar los presupuestos de la excepción opuesta por su contendor, sin
detenerse en ningún estadio de la litis, salvo ahora, a alegar la extemporaneidad de la actuación
del ejecutado. Así, no se alzó frente a la declaración de admisibilidad de la excepción, ni en contra
del auto de prueba y respecto de la sentencia definitiva del juez a quo, no recurrió.

Tampoco al comparecer a estrados ante el tribunal de alzada parece haber patentado su nuevo
reclamo puesto que, tal como consigna el ministro de fe de la audiencia, el ahora recurrente,
anunció que su alegato se dirigía "contra el recurso de apelación" y no hay antecedente alguno en
el fallo de segundo grado que haga presumir siquiera que el actor hizo ver la extemporaneidad que
ahora alega.

SEXTO: Que en esas condiciones no queda sino rechazar el recurso en análisis, por cuanto no han
podido ser infringidas por los magistrados del mérito disposiciones legales que no han sido
impetradas por las partes al sustentar sus demandas, excepciones o defensas, no formando parte
del asunto controvertido.

Nro_Legalpublishing = 60174

Corte: Corte Suprema

Rol: 11377-2011

Fecha: 12/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 785

QUINTO: Que, como es sabido, el recurso de casación en el fondo permite la invalidación de


determinadas sentencias que hayan sido pronunciadas con infracción de ley, siempre que ésta
haya tenido influencia sustancial en su parte resolutiva o decisoria.

Semejante connotación esencial de este medio de impugnación se encuentra claramente


establecida en el artículo 767 del Código de Procedimiento Civil, que lo instituye dentro de nuestro
ordenamiento positivo y se traduce en que no cualquier transgresión de ley resulta idónea para
provocar la nulidad de la sentencia impugnada –la nulidad no se configura en el mero interés de la
ley– sino sólo aquélla que haya tenido incidencia determinante en lo resuelto por aquélla, esto es,
la que recaiga sobre alguna ley que en el caso concreto ostente la condición de ser "decisoria" litis.

En tal sentido, esta Corte ha dicho que las normas infringidas en el fallo para que pueda prosperar
un recurso de casación en el fondo, han de ser tanto las que el fallador invocó en su sentencia para
resolver la cuestión controvertida, como aquéllas que dejó de aplicar –normas decisoria litis–,
puesto que en caso contrario, esta Corte no podría dictar sentencia de reemplazo, dado el hecho
que se trata de un recurso de derecho estricto. (CS, 14 diciembre 1992, RDJ, t. 89, sec. Ia p. 188);

En este tema, en general, la doctrina y la jurisprudencia han caracterizado al recurso de casación


expresando que es extraordinario y que, en ningún caso, constituye una instancia judicial, en la
que, de ser así, normalmente el tribunal superior revisa las cuestiones de hecho y de derecho. Por
tal motivo, se sostiene, el recurso de casación en el fondo es esencialmente de derecho, puesto
que la resolución que ha de recaer con motivo de su interposición debe limitarse exclusivamente a
confrontar si en la sentencia que se trata de invalidar se ha aplicado correctamente la ley,
respetando en toda su magnitud los hechos, tal como éstos se han dado por establecidos
soberanamente por los jueces sentenciadores. De forma que el examen y consideración de tales
hechos y de todos los presupuestos fácticos previos en que se sustenta la decisión que se revisa,
por disposición de la ley, escapan al conocimiento del tribunal de casación.

Ahora bien, como es sabido, esta limitación a la actividad jurisdiccional de esta Corte se encuentra
legalmente contemplada en el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, en cuanto dispone
que la Corte Suprema al invalidar una sentencia por casación en el fondo, dictará acto continuo y
sin nueva vista, pero separadamente, sobre la cuestión que haya sido objeto del recurso, la
sentencia que crea conforme a la ley y al mérito de los hechos tales como se han dado por
establecidos en el fallo recurrido.

Sin embargo, excepcionalmente es posible conseguir la alteración de los hechos estatuidos por los
jueces de la instancia, y ello en el caso que la infracción de ley que se denuncia en el recurso
corresponda a la transgresión de una o más normas reguladoras de la prueba; más no respecto de
alguna de aquellas que reglan la apreciación de las probanzas que se hubieren rendido, cuya
aplicación es facultad privativa del tribunal, sino únicamente podrá revisarse la violación de una
norma determinada cuando ésta se hace consistir en la alteración del peso de la prueba, o en dar
por acreditado un hecho por medios no admitidos legalmente; o por variar el valor de los medios
probatorios que la ley permite emplear o rechazar los que el ordenamiento jurídico contempla;

Nro_Legalpublishing = 60232

Corte: Corte Suprema

Rol: 8361-2009

Fecha: 16/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767


QUINTO: En este orden de ideas, tanto la jurisprudencia como la doctrina hacen consistir esos
yerros en aquéllos que pudieron originarse por haber otorgado los sentenciadores un alcance
diferente a una norma legal respecto del establecido por el legislador, ya sea ampliando o
restringiendo el mandato de sus disposiciones; o por haber aplicado una ley a un caso no previsto
en ella o, por último, por haber dado aplicación a un precepto legal en una situación ajena a la de
su prescripción.

Aparte del cumplimiento del requisito enunciado en el párrafo precedente, con idéntica
rigurosidad, el mismo artículo 772 del Código de Enjuiciamiento Civil impone, a quien interponga
un recurso de casación en el fondo, la obligación de señalar en el respectivo escrito el modo en
que él o los errores de derecho que denuncia han influido sustancialmente en lo dispositivo de la
sentencia que trata de invalidar.

Atento a lo expresado, resulta inconcuso que el recurso que se examina, en lo que dice relación
con las normas anotadas y a la generalidad con que aparecen citados los preceptos que se dicen
vulnerados, carece de razonamientos concretos y precisos dirigidos a demostrar los errores de
derecho en que habrían incurrido los sentenciadores, constriñendo su exposición a planteamientos
generales, los que, por su amplitud y falta de precisión, adolecen de vaguedad y confusión, que no
se condice con la exigencia impuesta por el legislador;

Nro_Legalpublishing = 60782

Corte: Corte Suprema

Rol: 762-2012

Fecha: 14/05/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 889, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento
Civil art 785

DECIMOTERCERO: Que en el recurso, además, se acusa yerro jurídico atinente a la apreciación de


la fuerza probatoria del informe de perito mensurador evacuado en la causa, en conformidad con
lo dispuesto en el artículo 425 de la aludida compilación procesal.

A este respecto corresponde señalar que la prueba pericial se aprecia de acuerdo a las reglas de la
sana crítica, análisis que importa tener en consideración las razones jurídicas, asociadas a las
simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia en cuya virtud se le asigne o reste valor,
tomando en cuenta, especialmente, la multiplicidad, gravedad, precisión, concordancia y conexión
de las pruebas o antecedentes del proceso, de manera que el examen conduzca lógicamente a la
conclusión que convence al sentenciador. En definitiva, se trata de un sistema de ponderación de la
prueba articulado por medio de la persuasión racional del juez, quien calibra los elementos de
juicio, sobre la base de parámetros jurídicos, lógicos y de manera fundada, apoyado en los
principios que le produzcan convicción de acuerdo a su experiencia.
En ese contexto, entonces, este sistema de apreciación de la prueba debe entenderse asociado a
ese proceso eminentemente subjetivo de quien analiza la opinión o afirmación expuesta por otro –
en este caso la de un técnico en una determinada ciencia, oficio o materia puntual– sin sujeción a
parámetros rígidos o preestablecidos en normas jurídicas. Por consiguiente, constituye una
materia de apreciación y, por lo mismo, de hecho y privativa de los jueces que deben valorar la
prueba y no de quienes están llamados a controlar la legalidad de esa justipreciación.

Nro_Legalpublishing = 60823

Corte: Corte Suprema

Rol: 8332-2011

Fecha: 16/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 765, Código de Procedimiento Civil art 767

QUINTO: Que con miras a la solución del conflicto, y a la luz de las alegaciones formuladas en el
arbitrio en estudio, conviene dejar en claro que los elementos identificadores del objeto del
proceso, son la petición o "petitum" y la "causa petendi" o causa de pedir. Aquél estriba en lo que
se pide del órgano jurisdiccional sea de condena, constitución o declaración, y también aquello
que en cada caso pretende se obtenga, la prestación específica, se distingue entonces, entre la
petición inmediata y la mediata. A su turno, la causa de pedir es entendida como el fundamento
inmediato del derecho deducido en juicio, definida en el artículo 177, inciso final, de la
recopilación funcional civil, y se la reconoce con la pregunta: "por qué se pide la declaración o
reconocimiento del derecho". Permite identificarla con el conjunto de hechos que justifican la
petición, en búsqueda de la individualización de los mismos a un plano concreto, los que
debidamente acreditados, persiguen se les apliquen determinados colofones jurídicos. Se tratará
entonces, en los procesos constitutivos, de los hechos a los que el precepto vincula el efecto de
crear, modificar o extinguir la relación jurídica.

Sobre este cimiento los tribunales de justicia deben ceñirse al apotegma de pasividad que gobierna
su actuar, como al de congruencia, determinado por los asuntos sometidos a su decisión. No
puede soslayarse que el brocárdico iura novit curia del sistema dispositivo y de aportación de
partes viene a significar tan sólo la posibilidad que tiene el juez de desvincularse de la
fundamentación jurídica sustentatoria de las pretensiones de cada litigante para la solución de la
contienda que ha sido sometida a su conocimiento, sin apartarse de la causa de pedir. Dicho
axioma permite, sin incurrir en incongruencia, dar a los hechos planteados exclusivamente por los
contendientes y que derivan de las probanzas rendidas, la calificación jurídica adecuada.

La causa de pedir concurre como el límite al que debe aplicarse el derecho. La decisión debe
atenerse a la causa petendi, con respeto a los antecedentes fácticos, porque los hechos
pertenecen a la exclusiva disposición de los contradictores. No puede, por tanto, variarse en la
resolución jurisdiccional el fundamento jurídico.

Alumbra también tales disquisiciones la máxima de la congruencia que busca vincular a las partes y
al juez al debate. Por el contrario, conspira en contra del necesario encadenamiento de los actos
que lo conforman pues pretende dotarles de eficacia, y obsta a ella la falta de coherencia entre
estas porciones que componen un todo. Emerge así este aforismo que enlaza la pretensión, la
oposición, la prueba, la sentencia y los recursos, siendo la congruencia procesal en la decisión un
imperativo a respetar por el magistrado al resolver la discrepancia. Se podrá sostener y con razón,
que no existe un conjunto de cánones que regulen la institución, la estructure en sus presupuestos,
requisitos y efectos, pero no por ello es desconocida en nuestro ordenamiento, por cuanto se
refieren a la congruencia directa o indirectamente distintas normas, entre las que se cuenta la que
reglamenta el contenido de las sentencias. En general la congruencia es la debida correspondencia
entre los fragmentos que integran un todo. Jurídicamente se puede decir que es el dogma con
arreglo al cual debe existir conformidad entre todos los actos del procedimiento, aisladamente
considerados, que confeccionan el proceso. No obstante ponerse énfasis por la doctrina en resaltar
los nexos entre las pretensiones sostenidas por el actor y la sentencia, no se puede ignorar que
tiene igualmente aplicación en parangón con la oposición, la prueba y los recursos, según se ha
explicitado, pero encuentra su mayor restricción en los hechos, puesto que en cuanto al derecho
aplicable, al juez le vincula otro brocardo: iura novit curiat, en el sentido que conoce y aplica el
derecho, sin que ello afecte la causa petendi, como ya se adelantó.

El sano entendimiento y armonía de estos refranes origina la conclusión que, inclusive al referirse
el juez al derecho, puede existir contravención al adagio de congruencia o de vinculación a la litis,
infracción que sin duda se producirá si se desatiende lo que son su objeto y causa. De esta forma la
libertad del juez para interpretar y aplicar el derecho, queda delimitada por el principio de
congruencia, el cual le otorga el marco de su contenido;

Nro_Legalpublishing = 60975

Corte: Corte Suprema

Rol: 9431-2011

Fecha: 25/05/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 889, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento
Civil art 785, Ley N° 19253 Año 1993

Noveno: Que como lo ha señalado reiteradamente esta Corte Suprema, el artículo 767 del Código
de Procedimiento Civil dispone que el recurso de casación en el fondo procede sólo contra las
sentencias definitivas dictadas con infracción de ley, es decir, cuando los sentenciadores han
incurrido en errores de derecho, sea por haber dado un alcance diferente a una norma legal de
aquél otorgado por el legislador, por aplicar un precepto a una situación no prevista por éste, ó,
por último, dejando de hacerlo en un caso que sí está regulado, todo ello siempre que los errores
constatados hayan influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo impugnado.

Nro_Legalpublishing = 60998

Corte: Corte Suprema

Rol: 283-2010

Fecha: 28/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 775, Ley N°
17336 Año 1970

Segundo: Que según ha determinado esta Corte Suprema, el fallo afectado por ultra petita es
aquel que se aparta de los límites en que las partes situaron la controversia por medio de sus
respectivas acciones o excepciones, alterando el contenido de éstas, cambiando su objeto o
modificando su causa de pedir. Lo anterior debe necesariamente relacionarse con lo prescrito en
el artículo 160 del Código de Procedimiento Civil, conforme al cual las sentencias se pronunciarán
conforme al mérito del proceso y no podrán extenderse a puntos que no hayan sido sometidos
expresamente a juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los tribunales
proceder de oficio.

En consecuencia, el vicio formal en referencia se verifica cuando la sentencia otorga más de lo que
las partes oportunamente han solicitado mediante las actuaciones procesales pertinentes –
demanda, contestación, réplica y dúplica– por medio de las cuales se fija la competencia del
Tribunal, o cuando se emite pronunciamiento en relación a materias que no fueron sometidas a la
decisión del mismo.

Nro_Legalpublishing = 61131

Corte: Corte Suprema

Rol: 299-2012

Fecha: 04/06/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1824, Código Civil art 1837, Código Civil art 1843, Código de
Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA
QUINTO: Que el objetivo procesal civil es una decisión sobre la fundamentación de la pretensión
hecha valer. El procedimiento decisorio comienza con la demanda y termina con la sentencia. Por
la demanda el procedimiento se pone en movimiento. La demanda es la petición de otorgamiento
de protección jurídica a través de la sentencia. Con aquélla el actor determina el tribunal que debe
decidir; al demandado que debe afrontar el proceso, como asimismo, el objeto litigioso. El tribunal
y las partes deben saber sobre qué están litigando en resumidas cuentas y qué debe ser decidido.

Decisivo para la determinación del contenido de la pretensión procesal es la petición del


demandante, con la que designa el objeto de su demanda, es decir, la pretensión de derecho
material deducido en juicio.

El demandado debe saber, qué decisión se pretende para tomar posición al respecto. El tribunal
debe saber, sobre qué debe decidir. Por ello en la demanda se debe exponer, sobre qué se litiga, es
decir, sobre cuáles pretensiones o de qué relación jurídica se trata.

El procedimiento procesal civil termina con la sentencia. Las sentencias se pronuncian por el
tribunal del proceso, conforme a su mérito, sin extenderse a puntos que no hayan sido
expresamente sometidos a juicio por las partes, es decir, ateniéndose el tribunal a lo que fue
alegado y probado por ellas, salvo aquellos casos en que la ley permite su actuación de oficio
(artículo 160 Código de Procedimiento Civil).

En este punto es útil señalar que los jueces del mérito, al zanjar un pleito, resolviendo el conflicto
de relevancia jurídica que lo originó, han de observar el principio de congruencia, entendida como
la relación coherente y lógica que debe concurrir entre las pretensiones de las partes y lo resuelto
en la sentencia y también entre la prueba legalmente rendida por las partes y lo que el fallo
decide. Sólo concurriendo la congruencia procesal, como base fundamental de la estructura
orgánica del procedimiento, se cumple con la exigencia base del debido proceso constitucional de
razonabilidad y justicia (Hugo Botto O. "La congruencia procesal". Editorial de Derecho, 2007).

Por tanto, se trata de un principio que enlaza la pretensión, la oposición, la prueba, la sentencia y
los recursos, al mismo tiempo que cautela la conformidad que debe existir entre todos los actos
del procedimiento que componen el proceso. Si bien, la doctrina enfatiza los nexos que han de
concurrir entre las pretensiones sostenidas por el actor y la sentencia, la misma vinculación resulta
con idéntica capital importancia tratándose de la oposición, la prueba y los recursos. Su mayor
limitación se encuentra en los hechos, pues aunque el órgano jurisdiccional no quede circunscrito
a los razonamientos jurídicos expresados por las partes, ello no aminora la exigencia según la cual
el derecho aplicable debe enlazarse a las acciones y excepciones, alegaciones y defensas que las
partes han sostenido en el pleito. Por consiguiente, una sentencia deviene en incongruente en
caso que su parte resolutiva otorgue más de lo pedido por el demandante o no otorgue lo
solicitado, pero también, si excede la oposición del demandado o, lo que es lo mismo, se produce
el señalado defecto si el fallo no resuelve los puntos objeto de la litis o se extiende a puntos que no
fueron sometidos a la decisión del tribunal (C.S. Rol N° 8.233–2010);
SEXTO: Que lo reflexionado deja en evidencia que, justamente, fue en el contexto de la
observancia del principio de la congruencia – hermanado, incluso, a la cautela de la debida
bilateralidad entre los contendientes por la que debe velar el tribunal –, que los sentenciadores se
vieron impedidos de acoger la demanda en los términos que ahora se postula.

En efecto, constituye una circunstancia de innegable y absoluta trascendencia para los efectos de
resolver el remedio procesal que se examina, el que los jueces de fondo se inclinaron en
desestimar la demanda, teniendo en cuenta que no se estableció en autos los objetivos de la
obligación de saneamiento por evicción ni sus presupuestos, toda vez que "el vendedor solo fue
demandado en juicio ordinario de responsabilidad civil contractual";

Nro_Legalpublishing = 61135

Corte: Corte Suprema

Rol: 1225-2012

Fecha: 04/06/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 700, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento
Civil art 785, Código de Procedimiento Civil art 426

Sentencia: SENTENCIA

QUINTO: Que según se ha reflexionado, deberá asimismo ser desestimada la denuncia de


trasgresión al artículo 426 del Código de Procedimiento Civil, relativo a las presunciones, toda vez
que la facultad para calificar la gravedad, precisión y concordancia de aquellas, en forma tal que en
definitiva permita a los sentenciadores asignarles valor probatorio, se corresponde con un proceso
racional de los jueces del grado que no está sujeto al control del recurso de casación en el fondo;

Dicho lo anterior, es pertinente recordar que solamente los jueces del fondo se encuentran
facultados para fijar los hechos de la causa y que efectuada correctamente dicha labor, habiéndose
determinado éstos con sujeción al mérito de los antecedentes, probanzas aportadas por las partes,
interpretación y aplicación de las normas atinentes al caso en estudio, ellos resultan inamovibles
para este tribunal, conforme a lo previsto en el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, no
siendo posible su revisión por la vía de la nulidad que se revisa;

Nro_Legalpublishing = 61141

Corte: Corte Suprema

Rol: 9596-2011

Fecha: 04/06/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 144, Código de Procedimiento Civil art 152, Código de
Procedimiento Civil art 767

Tercero: Que, en cuanto a la condena en costas, el artículo 767 del Código de Enjuiciamiento Civil
dispone "El recurso de casación en el fondo tiene lugar contra de las sentencias definitivas
inapelables y contra sentencias interlocutorias inapelables cuando ponen término al juicio o hacen
imposible su continuación, dictadas..– en lo que interesa para el presente caso– por Cortes de
Apelaciones.. siempre que se hayan pronunciado con infracción de ley y esta infracción haya
influido substancialmente en lo dispositivo de la sentencia".

Cuarto: Que tal como reiteradamente lo ha señalado esta Corte, la condena en costas no reviste el
carácter de sentencia definitiva, pues se trata de una medida de carácter económico que no forma
parte del asunto controvertido, sin que detente las características de aquellas resoluciones
aludidas en el motivo que antecede, toda vez que no ha puesto fin a la instancia, ni tampoco ha
concluido el juicio ni hace imposible su prosecución, constituyendo un pronunciamiento distinto de
aquel que resuelve el objeto principal del juicio, razón por la cual la alegación del recurrente no
resulta procedente e impide que el arbitrio impetrado pueda ser acogido.

Quinto: Que en relación con el incidente de abandono del procedimiento, tal como quedó
consignado en la sentencia que viene recurrida, éste fue acogido por estimarse que concurría el
presupuesto fáctico del lapso legal de seis meses de inactividad de las partes en el proceso. Para
ello, los jueces del fondo reflexionan acerca de la naturaleza de la última resolución recaída en
gestión útil para dar curso progresivo a los autos, asignándole tal calidad a la interlocutoria de
prueba de fecha 05 de noviembre de 2010, cuya notificación data el día 09 de mayo de 2011; no
acogiendo la alegación del demandante en orden a considerar el encargo de la diligencia al
receptor como de aquellas que tengan el efecto procesal de proseguir la sustanciación de los
autos.

Sexto: Que el artículo 152 del Código de Enjuiciamiento Civil exige la concurrencia de los siguientes
requisitos: el transcurso del lapso de seis meses de inactividad contado desde la última resolución
y la ausencia de gestiones útiles para dar curso progresivo a los autos. En efecto, la institución del
abandono del procedimiento reglada en los artículos 152 a 157 del Código de Procedimiento Civil
está establecida por el legislador para sancionar la negligencia de las partes en procurar la
continuidad del proceso e instar por su término en busca de la certeza jurídica que éstas pretenden
a través del juicio, cuando "todas las partes que figuran en el juicio han cesado en su prosecución
durante seis meses".

En el análisis de la expresión "cesación", la doctrina la asimila al silencio en la relación jurídica,


inactividad motivada por su desinterés por obtener una decisión de los tribunales sobre el
conflicto sometido a su conocimiento.
"Podemos afirmar que se habrá cesado en la tramitación del juicio cuando, existiendo la
posibilidad de que las partes del proceso realicen actos procesales útiles a la prosecución del
mismo, omiten toda gestión o actuaciones tendientes a preparar los elementos que permiten
llegar al estado de sentencia". "Por consiguiente, sólo cabe decir que todas las partes de un juicio
han cesado en su prosecución, cuando teniendo los medios conducentes a instar por la
terminación del pleito se niegan a utilizarlos, sea por negligencia u otra causa dependiente de su
voluntad" (Del abandono del proceso, Alma Wilson Gallardo, Página 20 Editorial Jurídica de Chile).

Séptimo: Que la alegación vertida por el recurrente en su escrito de nulidad de fondo, sobre la
existencia de una diligencia a la que le atribuye el carácter interruptiva, como es el encargo de
notificar la interlocutoria de prueba a un receptor, no reviste el carácter de "útil", en la medida que
no se dirige, real y efectivamente, a dar curso progresivo a los autos. Por consiguiente es dable
atribuirle falta de diligencia, inacción e inactividad, que es precisamente la conducta sancionada
con el instituto del abandono del procedimiento, la cual se impone al no existir fecha del retiro del
proceso por el receptor, con mayor razón si el actor expresa a fojas 96 que encargó la diligencia de
notificación el día 2 de mayo de 2011, esto es, solamente tres días antes que transcurriera el plazo
previsto en el artículo 152 del Código de Procedimiento Civil y, como se ha dicho, no consta la
fecha en que el ministro de fe retiró el proceso, sólo que notificó el día 9 del referido mes y año.

Octavo: Que de lo señalado queda en evidencia que habiéndose acreditado en el proceso la


inactividad de las partes por un período superior a seis meses, corresponde aplicar la sanción
procesal y, en dichas circunstancias, al decidir como lo hicieron los jueces del fondo no han
incurrido en el error de derecho denunciado.

Nro_Legalpublishing = 61212

Corte: Corte Suprema

Rol: 2570-2012

Fecha: 08/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 180, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de
Procedimiento Civil art 781

Cuarto: Que el alcance de la cosa juzgada que la sentencia penal produce en sede civil está
precisado en el artículo 180 del Código de Procedimiento Civil: "Siempre que la sentencia criminal
produzca cosa juzgada en el juicio civil, no será lícito en éste tomar en consideración pruebas o
alegaciones incompatibles con lo resuelto en dicha sentencia o con los hechos que le sirvan de
necesario fundamento".

Es decir, produce cosa juzgada lo que se ha resuelto en el juicio criminal y los hechos que se tienen
por probados y que sirven de necesario fundamento a lo establecido en sede penal. En términos
simples, puede decirse que sólo lo declarado expresamente en la sentencia penal produce el
efecto de cosa juzgada en materia civil.

Así, por ejemplo, en esta causa no habría podido ponerse en duda la existencia del hecho que
constituye el ilícito penal ni sostenerse la falta de culpabilidad del chofer condenado, ni establecer
que el accidente no fue consecuencia de la imprudencia o negligencia de aquél;

Quinto: Que dicho lo anterior, cabe consignar que el objeto de la acción civil es diferente al de la
acción penal y que la responsabilidad civil se funda en hechos o calificaciones jurídicas diferentes a
las de la sentencia penal, de modo que respecto de ellas en caso alguno podrá producirse una
contradicción entre dos fallos, que es lo que pretende impedir la cosa juzgada;

Nro_Legalpublishing = 61213

Corte: Corte Suprema

Rol: 3302-2012

Fecha: 08/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 438 N° 3, Código de Procedimiento Civil art 767,
Código de Procedimiento Civil art 782

4°.– Que en lo relativo a la causal prevista en el número 7 del artículo 768 del Código de
Procedimiento Civil, reiteradamente esta Corte ha fallado que dicho motivo de nulidad formal
esgrimido debe referirse a decisiones contenidas en la parte resolutiva de la sentencia que sean
incompatibles entre sí, de manera que no puedan cumplirse simultáneamente por interferir unas
con otras, lo que no se observa en el presente caso, desde que en su parte dispositiva, en lo que al
recurso de casación en la forma interesa, se contiene la única decisión de ordenar proseguir la
ejecución, sin perjuicio de considerarse un abono por $ 299.523.

En consecuencia, no existe la pretendida contradicción acusada por el recurrente, tanto porque el


fallo en análisis no contiene otras decisiones que la anotada, cuanto porque de la sola
circunstancia de considerarse un abono a la deuda –autorizando una ejecución por un monto
menor al originalmente demandado– no puede inferirse que el actor no haya dado cumplimiento a
lo que previene el inciso tercero del número 3 del artículo 438 del Código de Procedimiento Civil,
ya que el examen relativo al cumplimiento de dicho requisito se verifica en la oportunidad que
considera el artículo 441 del mismo cuerpo legal.

Por lo demás, la conclusión a la que necesariamente se arribaría al aceptarse la tesis que el


ejecutado propone en su libelo, importa otorgar al simple pago parcial un efecto liberatorio que la
ley ha reservado sólo a la solución íntegra de lo debido, de modo que lo que postula el deudor
repugna con los principios que gobiernan el procedimiento ejecutivo;
5°.– Que en relación con la segunda causal de nulidad denunciada; esto es, la ultra petita, esta
Corte de Casación ya ha establecido que aquélla concurre cuando la sentencia, apartándose de los
términos en que las partes situaron la controversia por medio de sus respectivas acciones o
excepciones, altera el contenido de éstas, cambiando su objeto o modificando su causa de pedir.

Establecido entonces el marco jurídico que a este respecto alumbra el problema sometido al
conocimiento y resolución de este Tribunal, corresponde determinar si en la especie, en el fallo
objetado que confirmó la sentencia de primer grado y, consecuencialmente, ordenó la ejecución
considerando un abono al monto demandado, existe un desajuste entre lo resuelto y los términos
en que las partes formularon sus pretensiones;

10°.– Que, descansando el recurso de casación en el fondo en idénticos presupuestos que los
sostenidos en el recurso de casación en la forma, habrá de estarse a los razonamientos que
impusieron desechar la pretensión de invalidación del fallo por defectos formales.

Con todo, conviene aún precisar que lo que al acreedor le impone el inciso tercero del numero 3
del artículo 438 del Código de Procedimiento Civil se encuentra debidamente satisfecho en la
demanda de autos, desde que el libelo de fojas 26 expresa con claridad y precisión el monto cuyo
pago se persigue ejecutivamente. La circunstancia de establecerse en la sentencia un abono a
dicha deuda no autoriza a entender, como lo pretende la recurrente, que dicha exigencia no se
haya cumplido a la época de interponer la acción ni que los jueces se encuentren inhibidos de
considerar la existencia de un abono que se anunció, entre otros argumentos, al fundar una de las
excepciones opuestas por la demandada, sosteniéndose genéricamente, en dicha oportunidad
procesal, que existen "notas de crédito que rebajan el valor de las facturas y que se puede asimilar
al pago". Tal defensa, del modo que se expuso, evidentemente otorga competencia a los
sentenciadores para conocer y resolver a su respecto. Luego, al establecerse con la prueba
aportada que dichas notas de crédito –una, en rigor– rebaja el valor de las facturas, sin liberar al
deudor por no tratarse de un pago total, la decisión de considerar dicho pago como abono y
ordenar proseguir la ejecución se ha adoptado mediante una correcta aplicación de la normativa
atinente al caso de que se trata;

Nro_Legalpublishing = 61351

Corte: Corte Suprema

Rol: 9618-2009

Fecha: 15/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 785
En lo referido al establecimiento de los hechos, el tribunal constata los aspectos que se encuentran
reconocidos por ambas partes y en los que existe contradicción. Estos últimos son los que le
corresponde determinar, para lo cual analizará la prueba ofrecida por las partes, aceptada por el
tribunal y rendida válidamente, respetando las reglas de valoración individual y conjunta de cada
medio probatorio, como la ponderación comparativa de los distintos medios.

En la interpretación de los hechos, actos, contratos o convenciones los jueces deben ceñirse a las
disposiciones que establece el legislador, atribuyéndoles y deduciendo los efectos y alcances que
sobre la base de tales reglas de interpretación es posible otorgarles. En efecto, la doctrina ha
expresado que el legislador adhirió al sistema subjetivo de interpretación, sin perjuicio de
diferentes normas que establecen normas específicas respecto de los hechos y actos de la
referencia. Una idea es posible de expresar inmediatamente: No es prerrequisito para la labor de
interpretación la oscuridad del acto a esclarecer, pues es sabido que esta sola precisión lleva
envuelta una interpretación. Parece apropiado, en tal sentido, que deba distinguirse entre lo que
es el hecho o el acto propiamente tal y la calificación que pueda hacerse de ellos, circunstancia,
esta última, que excede la simple enunciación, la que está referida a determinar su sentido y
alcance en el acto o convención, sin que deba considerarse para ello los efectos que tendrá, los
cuales luego corresponde determinar o constatar.

La precisión de los elementos de relevancia jurídica es lo que permitirá efectuar la subsunción de


los supuestos de hecho en la norma, está constituida por el producto de la interpretación de los
hechos, actos, contratos o convenciones, por lo que excede dicha actividad, al precisar los
antecedentes o bases aisladas que tienen relevancia en el derecho, pero para un correcto análisis
deben ser considerados en su conjunto, no de manera aislada.

En la calificación jurídica nos encontramos con la actividad tendiente a aplicar el "derecho a los
hechos, con el fin de determinar su naturaleza jurídica, o sea, la denominación atribuida por la ley
a una situación de hecho determinada, especialmente en lo referente a los actos y contratos, en
los cuales ella ha dado reglas que deben ser observadas, toda vez que no hayan sido derogadas por
acuerdo de las partes, en cuyo silencio entra a suplirlas" (José Florencio Infante Díaz, Causales de
Casación de Fondo en Materia Civil, páginas 98 y 99), para Capitant es "la determinación previa de
la naturaleza jurídica de una relación de derecho, con el fin de clasificarla en una de las categorías
jurídicas existentes". Sea una actividad previa o esté comprendida en la misma la precisión de la
naturaleza jurídica, la calificación jurídica indudablemente lleva a ella.

La determinación legal de los hechos, está constituida por la actividad que encierra el
establecimiento de todas aquellas circunstancias, condiciones, caracteres, requisitos o elementos
que debe reunir un hecho, acto o contrato, encaminados a la producción que un efecto
determinado.
La determinación de las disposiciones legales aplicables al caso es una labor que resulta como
consecuencia de las actividades anteriores, en que se verá la normativa llamada a ser aplicada al
litigio, de la que se presume su mayor conocedor al juez.

Los efectos jurídicos que de tales normas derivan para el caso concreto, son las consecuencias en
los derechos de las partes que genera la aplicación de las disposiciones legales, los que serán
decididos y declarados por el tribunal como la culminación de la actividad jurisdiccional.

La Corte Suprema al conocer de un recurso de casación en el fondo está impedida de revisar la


forma en que se establecieron los hechos por los jueces de la instancia, pero, en el evento que el
tribunal de la instancia incurra en ciertos errores, de manera excepcional es posible la revisión de
la labor de esos tribunales por la Corte de Casación, son las denominadas leyes reguladoras de la
prueba. Pero sólo tales disposiciones, puesto que existen otras que están relacionadas con la
prueba, que son soberanía específica de los jueces del fondo.

Por otra parte, indudablemente queda dentro de la competencia de la Corte de Casación la


revisión de la calificación jurídica de los hechos, la determinación del carácter legal de los mismos,
como de las disposiciones legales aplicables y los efectos que de tales normas derivan para el caso
concreto, por cuanto "lo que le corresponde ver a la Corte de Casación es si establecido un hecho
cualquiera – éste – reúne los caracteres o requisitos fijados por la ley para que produzca un efecto
determinado, y ver si las consecuencias jurídicas que los jueces sentenciadores han sacado de los
hechos constatados soberanamente, están ajustadas a derecho, o por el contrario si se han negado
a admitir las consecuencias que de ellos se deducen" (J. F. Infante D., obra citada, página 100). En
este mismo sentido se expresa Luis Claro Solar al señalar que "todo lo que toca a la calificación
legal de los hechos y todo lo que se refiere a las consecuencias de esta calificación legal, bajo el
punto de vista de la aplicación de la ley, entra forzosamente en el dominio de la Corte de Casación,
porque corresponde al terreno del Derecho" (Explicaciones de Derecho Civil Chileno y Comparado,
Tomo XI, N° 1032, página 474).

Controversia causa la precisión de los elementos de relevancia jurídica, pues algunos la entienden
como una labor que queda comprendida dentro de la interpretación, pero lo cierto es que de ser
efectivo que la integran sería en todo caso interpretación legal y quedaría incluida dentro del
control de posibles vicios in iudicando.

El mayor problema se ha planteado en nuestra jurisprudencia respecto de la interpretación de los


contratos, que se ha dicho ha pasado por diferentes etapas, desde la posición absoluta que es una
cuestión de hecho, pero este máximo Tribunal – siguiendo a don Luis Claro Solar –, ha estimado en
reiteradas ocasiones que queda comprendida dentro del control de la Corte de Casación en el
evento que fijado el alcance del contrato éste es desnaturalizado, para llegar alguna doctrina a
estimar que la interpretación de los contratos no es una cuestión de hecho. Sin embargo,
precisados los términos de un contrato, los efectos que de ello de desprende "son elevados por el
legislador a la categoría de ley obligatoria" (Héctor Brain Rojas, citado por Jorge López Santa María,
Pág. 114, Interpretación y calificación de los contratos). En todo caso, como se ha indicado,
ciertamente, cuando se alteran las consecuencias de cláusulas respecto de las que no existe
controversia en la forma en que se pactaron, se llega a desnaturalizarla y, en tales circunstancias,
"el poder soberano de los jueces del pleito para establecer los hechos de la causa, no puede
extenderse a su apreciación jurídica y a la determinación de la ley que les sea aplicable; y por
consiguiente la ilegal apreciación de las cláusulas del contrato y las erróneas consecuencias que de
esta ilegal apreciación deduzcan los jueces del pleito deben ser sometidas a la censura de la Corte
Suprema por medio del recurso de casación por violación del artículo 1545, o sea por violación de
la ley del contrato" (Luis Claro Solar, obra citada, página 474). Una circunstancia que no ha sido
entendida suficientemente por la doctrina, está constituida por el antecedente que la tarea de
revisión importa reconocer competencia sobre el objeto revisado, sin que sea relevante el
resultado de esa labor.

Sin duda la competencia de la Corte Suprema al conocer del recurso de casación en el fondo se
refiere al establecimiento de la infracción de ley que constituye uno de los errores de derecho
denunciados por el recurso, que al tener influencia substancial en lo dispositivo de la sentencia,
permite ser acogido, puesto que es el legislador, quien por este medio cuida se respete su
voluntad, pero más que eso, la soberanía que importa la dictación de las leyes, agregando un
objetivo unificador de la jurisprudencia, que pretende dar certeza y seguridad jurídica a las
personas al interior del Estado, todo lo cual no puede ser desatendido.

En este sentido, es también indudable que cuando la propia ley ha definido los conceptos de que
se vale, como ocurre, por ejemplo, con los de culpa, caso fortuito o caución (artículos 44, 45 y 46 el
Código Civil, respectivamente), la correspondencia entre el hecho dado por establecido en el
proceso y la calificación que debe efectuarse del mismo, resolviendo la coincidencia con el módulo
a que alude el legislador, es una decisión que está referida al derecho, revisable por el tribunal de
casación.

Del mismo modo, la labor de calificación de un suceso acreditado en el juicio es también jurídica y
queda dentro del dominio de la Corte Suprema, cuando el legislador echa mano de los
denominados "conceptos jurídicos indeterminados" o como los denomina cierta doctrina alemana
"conceptos legales indeterminados", esto es, de eventos no definidos expresamente por la ley,
pero que ésta incorpora en la descripción de la hipótesis de aplicación de la norma. La subsunción
del hecho material que se ha tenido por probado en ese concepto que configura la hipótesis, esto
es, su calificación, es siempre un problema de derecho y no de hecho, pues implica, precisamente,
una calificación. "No cabría legislar sin utilizar ese tipo de conceptos y cuando las partes en un
proceso discrepan sobre su aplicación al caso parece claro que corresponde al juez determinar si el
supuesto de hecho discutido se acomoda o no a este tupo de conceptos a los que la Ley ha
conectado alguna consecuencia jurídica" (Eduardo García de Enterría, Democracia, Jueces y
Control de la Administración, Thomson – Civitas, 2005, página 147). Al efectuar el análisis por los
jueces de la Corte de Casación lo que están es examinar si el hecho reúne las exigencias previstas
por la ley, controla que concurra el evento que legitima el actuar y como ese concepto lo entrega la
ley, es siempre una cuestión jurídica.

Desarrollando lo anterior se ha dicho que "en los términos tradicionales, que distingue en los
conceptos indeterminados un núcleo de certeza, de absoluta certeza, un halo de imprecisión o de
posible incertidumbre, y un lugar – más o menos alejado del centro, pero inexorable – de
certidumbre categóricamente negativa" (Eduardo García de Enterría, obra citada página 253), de
manera que la labor de control de los tribunales se refiere a los planos de plena certeza.

Prosiguiendo con la mirada del tema y desde una perspectiva general, para evitar confusiones
respecto de la materia y sólo para pretender avanzar en la exposición, es posible exponer que la
doctrina agrega: "Bien es cierto que en todos los terrenos jurídicos se emplean conceptos
indeterminados en gran cantidad; pero ello ocurre en razón, a mi juicio, sólo en tres grupos de
casos: los conceptos de contenido cambiante, los conceptos formados pre–judicialmente y los
principios regulativos", entendiendo por los primeros "a aquellos cuya regulación remite el
legislador a la convicción popular, que está en continua transformación, convirtiéndola en directriz
de su intervención", "el legislador pretende aquí adaptarse al fluir de la concepción general, sería
inútil un concepto estático, de contenido fijo; el concepto indeterminado constituye la única
posibilidad de dar cuenta de la dinámica de las valoraciones sociales". "Un concepto está formado
prejurídicamente cuando toma su contenido de ámbitos extrajurídicos de1 ser y de la vida,
asumiéndolo el legislador en su regulación. Cuando a tal efecto hay que emplear conceptos
indeterminados, ello ocurre en dos ámbitos: en las concepciones sociales consolidadas relativas a
‘normas culturales’ (conceptos de contenido cambiante) y en el terreno de la ética (valores de
contenido no cambiante, inmutables)", los cuales brinda a la jurisprudencia de baremos "que son
verificables objetivamente, previenen el arbitrio falto de norte y además resultan imprescindibles
en la fundamentación ético–social del Derecho". "Los conceptos regulativos, a diferencia de los
otros dos referentes, se caracterizan "por no ofrecer baremos ni jurídicos ni extrajurídicos", pues
"está claro que con tales conceptos regulativos no se pueden formar conceptos jurídicos. Su
ámbito de aplicación es, por eso, mucho más reducido; se limita a posibilitar una resolución justa
del caso concreto sólo en los espacios marginales no codificados de conceptos que por lo demás
poseen nítidos contornos" Claus Roxin, Autoría y Dominio del Hecho, en Derecho Penal, Séptima
edición, año 2000, 15, III, páginas 135, 136 y 137).

Se llega así a dar solución a la inquietud de resolver el conflicto teniendo en cuenta la justicia del
caso y seguridad jurídica o, al tema conceptual: la flexibilización del sistema ante descripciones
taxativas y rígidas. "La probabilidad de ejercer efecto lo individual sobre la decisión concreta del
caso particular es mayor cuanto más abstracto sea el concepto legal". "Al utilizar el legislador tales
‘conceptos necesarios de complementación’ transmite al encargado de aplicar la ley la indicación o
la autorización de tener en cuenta aquellos elementos peculiares del caso concreto que se
sustraen al enjuiciamiento previo generalizador del legislador" (Heinrich Henkel, citado por Claus
Roxin, Autoría y Dominio del Hecho, en Derecho Penal, Séptima edición, año 2000, 15, III, página
135). En este punto se torna relativa la respuesta que estemos en presencia de un aspecto de
Derecho (ver sobre el tema Sentencia de la Segunda Sala de la Corte Suprema de fecha 19 de julio
de 2005, Rol 2005–05 y Enrique Bacigalupo, Derecho Penal, Parte General, Editorial Hammurabi,
Segunda Edición ampliada, 1999, páginas 226 a 230).

Séptimo: Que de la historia fidedigna del establecimiento de la norma del artículo 785 del Código
de Procedimiento Civil se deduce que la sentencia de casación se acordó se extendiera al agravio
sostenido al interponerse el recurso. En efecto, el inciso primero del artículo 785 del Código de
Procedimiento Civil, en su texto original dispuso: "Cuando la Corte Suprema invalidare una
sentencia por casación en el fondo, dictará acto continuo y sin nueva vista, pero separadamente
sobre la cuestión materia del juicio, la sentencia que corresponda conforme a la ley y al mérito de
los hechos tales como se han dado por establecidos en el fallo recurrido", con lo cual se otorga
amplia competencia en el fallo de reemplazo respecto de la aplicación del derecho.

En 1912 se presenta un proyecto de reforma al recurso de casación por los senadores Luis Claro
Solar y Alfredo Barros Errázuriz, para agilizar la tramitación del recurso, simplificar el trabajo de la
Corte Suprema y evitar el retardo considerable que existía en el despacho del tribunal. En este
mismo sentido, el senador Eliodoro Yánez presenta un proyecto alternativo; sin embargo, la
Comisión de Legislación y Justicia del Senado opta por limitar doblemente la competencia de la
Corte Suprema al conocer el recurso de casación en el fondo: primero entiende que el fallo del
recurso de casación en el fondo se circunscribe a una labor de respuesta a las impugnaciones
formuladas por las partes y no de control amplio de la forma como se aplicó el derecho por los
jueces del fondo y, en segundo lugar, el fallo de reemplazo pasó a ser un fallo resumen de lo
resuelto por los jueces de la instancia respecto de los hechos y aplicación del derecho en la parte
no casada, como también comprendiendo lo resuelto por la sentencia de casación en lo que al
derecho se refiere, pero sólo respecto de los aspectos impugnados y acogidos por el Tribunal.

Es así como producto de la reforma introducida por la Ley 3.390, de 15 de julio de 1918, el artículo
en referencia ahora dispone: "Cuando la Corte Suprema invalide una sentencia por casación en el
fondo, dictará acto continuo y sin nueva vista, pero separadamente, sobre la cuestión materia del
juicio que haya sido objeto del recurso, la sentencia que crea conforme a la ley y al mérito de los
hechos tales como se han dado por establecidos en el fallo recurrido, reproduciendo los
fundamentos de derecho de la resolución casada que no se refieran a los puntos que hayan sido
materia del recurso y la parte del fallo no afectada por éste".

De este modo, teniendo en vista el fallo de reemplazo, cobra relevancia la calificación de la


infracción de ley, puesto que la Corte Suprema al resolver un recurso de casación no solamente
debe dar por establecida la infracción de ley, sino que, además, su influencia substancial en lo
dispositivo del fallo. La falsa aplicación, interpretación errónea y la contravención formal de la
norma jurídica es necesario que tenga una relevante trascendencia en lo resuelto por los jueces de
la instancia, esto es, que permita variar en forma significativa lo resuelto respecto de las acciones o
excepciones materia de la litis, análisis en el cual indudablemente la Corte debe efectuar una
ponderación preliminar de los elementos de juicio del pleito, con el fin de precisar si se comparten
los razonamientos, ponderaciones y juicios que puedan incidir en la decisión del caso, de forma tal
que no resulta errado, para reforzar este concepto que se haga referencia a aspectos de mérito. Es
más, esta Corte en diversas oportunidades, no obstante dejar constancia de la errada aplicación de
la ley al caso, ha rechazado los recursos respectivos haciendo alusión a la falta de influencia
substancial que tiene ésta en la determinación que se podrá realizar en el fallo de reemplazo; fallo
de reemplazo en el cual se ha entendido que se subroga a la Corte de Apelaciones al conocer del
recurso de apelación respecto de la sentencia de primer grado.

Octavo: Que así como la sana crítica es a un sistema de apreciación de la prueba por medio de la
persuasión racional del juez, las leyes reguladoras de la prueba son a un sistema de prueba tasada.

Doctrina y jurisprudencia dan cuenta de las diversas visiones sobre la procedencia y extensión, en
su caso, de la revisión de la función jurisdiccional en torno a la ponderación de la prueba, cuando
se desarrolla conforme a parámetros de prueba legal o tasada. Por una parte están quienes
restringen al máximo cualquier actividad a este respecto, dejando entregada a la ponderación de
los jueces de la instancia su toda determinación en cuanto a los antecedentes que conforman el
sustrato fáctico de la litis y, por lo mismo agregan, que la Corte de Casación no está llamada a
revisar su formulación. La opinión contraria, reconoce competencia al Tribunal de Casación en ese
examen, solamente se varía si ello se circunscribe a algunos aspectos materiales o se extiende en
un sentido más amplio que incluya los actos, convenciones y contratos. El sustento de estas últimas
visiones está en la existencia de parámetros objetivamente constatable por el Tribunal al resolver
un recurso de casación en el fondo, puesto que tal actividad descansa en la aplicación de estas
reglas, circunstancia que las hace perfectamente controlables, corrigiendo de esta forma graves y
objetivos errores en las determinaciones jurisdiccionales.

En torno a la apreciación de la prueba se puede decir, que los sistemas probatorios han
evolucionado, respondiendo al desarrollo cultural y la naturaleza de las materias, explorando la
forma en que mejor se cumpla con la garantía del debido proceso al obtener la debida y suficiente
argumentación de las decisiones jurisdiccionales.

En un sentido general, se ha considerado que la actividad probatoria consiste en proporcionar al


órgano jurisdiccional los antecedentes necesarios para establecer la existencia de un hecho, sea
una acción u omisión. Las definiciones relativas al sujeto, objeto, medios y oportunidad en que
debe ser proporcionada o aportada la prueba resultan determinantes a la hora de calificar el
sistema, como también las etapas mismas de la actividad probatoria dentro del proceso, esto es, la
ubicación del elemento de juicio; la proposición u ofrecimiento efectuado al tribunal; la aceptación
que hace éste para que se incorpore al proceso, ordenando recibirlo; la producción o rendimiento
del medio respectivo; su valoración individual como medio probatorio, tanto al verificar que las
etapas anteriores se encuentran ajustadas a la ley, como a los aspectos sustantivos, evaluando su
mérito, legitimidad, pertinencia legal o contribución en la búsqueda de la verdad; la ponderación
de los elementos de juicio que constituyen un mismo tipo de medio probatorio; la misma
ponderación comparativa de los diferentes medios, en conjunto; por último, la revisión que
corresponde realizar de toda la actividad anterior por medio de los sistemas recursivos. Resalta en
todo lo anterior la valoración individual y comparativa de los medios probatorios, labor que
constituye su ponderación.

La clasificación general de los sistemas atiende, en primer término, a la reglamentación de los


medios probatorios y se les califica de: a) Legal, cuando la ley los señala expresamente, variando si
son números cláusus o números apertus; b) Libre, al hacer el legislador una referencia general, sin
mencionarlos expresamente o hacerlo a título referencial.

La regulación del valor probatorio enfrenta los sistemas de prueba: a) Legal o tasada, en que en
legislador indica perentoriamente el valor de cada medio; b) Libre convicción, en que no se
entregan parámetros rígidos de valor de los medios a los magistrados, los cuales expondrán los
motivos por los cuales prefieren unos en desmedro de otros; c) Entregado a la conciencia del
juzgados, en que se solicita que el medio probatorio produzca certeza en la esfera intima del juez y
éste exprese tales circunstancias; d) Sana crítica, se requiere que la persuasión que ocasiona el
medio en el juez no se realice obedeciendo a cualquier fundamento, sino sobre la base de un
análisis razonado que explicita el magistrado en su decisión, atendiendo a las leyes de la
experiencia, la lógica y los conocimientos comúnmente afianzados.

Respecto de la ponderación de los medios probatorios o evaluación comparativa de los mismos, se


considera a los sistemas: a) Legal, cuando el legislador efectúa una regulación en la valoración
comparativa de un mismo medio probatorio y de éste con los demás medios reunidos en el
proceso, indicando la preeminencia o falta de valor en cada circunstancia; b) Intima convicción,
cuando se entrega al magistrado realizar la ponderación comparativa para llegar a una decisión,
exigiéndole solamente expresar las razones; c) Persuasión racional, la ley entrega al juez la
competencia de asignar valor a los medios probatorios y preferirlos unos en desmedro de otros.

El legislador conjuga estas funciones relacionadas con la prueba, sin embargo, éste busca la
fundamentación de los fallos y que ésta argumentación sea congruente. La sana crítica viene a
constituir un sistema que pretende liberar al juez de disposiciones cerradas, puesto que no
siempre el seguirlas es garantía de justicia en las determinaciones jurisdiccionales, reaccionando
en contra de la aplicación objetiva de la ley, impulsando al magistrado a buscar con determinación
la verdad dentro del conflicto.

Noveno: Que diferentes definiciones corresponde expresar en cuanto al procedimiento y la


actividad probatoria, puesto que, como lo ha sostenido el Foro Civil en su informe del proyecto del
nuevo Código Procesal Civil, "el verdadero respeto de las garantías importa consagrar principios del
procedimiento que permiten una justicia verdadera, moderna, rápida y eficaz". El principio
dispositivo, se ha dicho, se ve morigerado "por el deber que tiene el órgano jurisdiccional de
esclarecimiento de los hechos sometidos a su decisión (GRUNSKY, Zivilprozessrecht, Munchen,
2003 págs. 29 y ss.). Si bien es asunto de las partes la formulación de peticiones y el planteamiento
de ellas, es deber del Tribunal el esclarecimiento de los hechos y ello lo obliga a influir para que las
partes planteen peticiones claras y conducentes. Aquí la limitación atiende al interés en una
equitativa realización del Derecho para lograr la tutela judicial efectiva y para la observancia eficaz
de la audiencia judicial." (Informe Foro Civil). Es así que "tradicionalmente se ha sostenido que el
principio de aportación de parte es propio del proceso civil y el de investigación de oficio es propio
del proceso penal. En el principio de aportación de parte la carga de la prueba y la iniciativa de los
actos de producción de prueba recaen sobre las partes, sin que se reconozca al Tribunal facultades
para intervenir en ella (ROSENBERG/SCHWAB/GOTTWALD, Zivilprozessrecht, Munchen, 2004, págs.
481 y ss.; GRUNSKY, Zivilprozessrecht, op. cit. págs. 27 y ss, etc.). El principio de aportación de
parte descansa, fundamentalmente, en la autonomía de la voluntad particular" (Informe Foro
Civil).

La consideración del carácter adversarial del procedimiento, en que las partes tienen un papel
activo en la marcha de éste y que controlan eficientemente que se ajuste a la legalidad, lleva a que
sólo se consideren las pruebas aportadas por las partes y que en esa tarea se observe la legalidad.
Lo anterior no importa renunciar al deber del juez de determinar los hechos no discutidos por las
partes, en los que ellas están de acuerdo, limitando la controversia sobre ellos a aquellos aspectos
en que se observan diferencias entre las partes.

Uno de los principios bases del procedimiento, puesto que en ella reposa la certeza de la litis, es
"el deber de veracidad y buena fe de las partes. De acuerdo a este principio, las partes deben
formular sus declaraciones sobre las circunstancias fácticas íntegramente y de acuerdo a la
realidad de los hechos. Este deber de integridad y verdad no aparta el derecho y deber de las
partes de relatar el material fáctico del procedimiento, pero las obliga, en el marco de su
exposición, a conducirse con lealtad procesal" (Informe del Foro Civil). En este sentido cobra
aplicación general la norma del artículo 724 del Código de Procedimiento Civil, en cuanto expresa:

El Tribunal conserva siempre el deber, en lo posible con oportunidad inmediata, de "realizar


exámenes de oficio de los presupuestos procesales de existencia y validez", tanto respecto de la
prueba, como respecto de los presupuestos de la acción o excepciones planteadas por las partes,
"puesto que el juicio siempre debe concluir con un pronunciamiento sobre el fondo del asunto, sin
que sea dable esperar que se resuelvan en la sentencia definitiva la falta de presupuestos
procesales o de vicios formales que impidan lograr aquél objetivo" (Informe Foro Civil).

En tanto se mantenga el sistema legal sobre la determinación de los medios probatorios, como
respecto de su valoración, corresponde dar estricta aplicación a las disposiciones legales vigentes
al respecto, por lo que en ello debe radicarse el examen que efectúa la Corte Suprema al resolver
un recurso de casación en el fondo cuando se denuncian infringidas normas calificadas como
reguladoras de la prueba en diferentes aspectos.

Décimo: Que, como se ha dicho, la revisión de la forma en que se ha dado por establecido por
hechos por parte de los jueces de la instancia, al conocer de un recurso de casación en el fondo, ha
sido una tarea que muchos ordenamientos no permiten, dejando definitiva e inmutablemente
resuelta esta materia conforme al juicio de los magistrados del mérito.

El sistema chileno, en lo referente al recurso de casación en el fondo, ha transitado desde la


imposibilidad de modificar los hechos a la aceptación jurisprudencial en materia civil, aspecto que
se cumple ante el supuesto que los recurrentes denuncien infringidas las normas que gobiernan la
prueba. En efecto, no puede soslayarse la importancia de la correcta aplicación de la ley en la
determinación de los presupuestos fácticos – materia integrada por la noción de leyes reguladoras
de la prueba –, desde que sólo una vez fijados aquéllos, procederá la determinación de la correcta
aplicación de las normas sustantivas que reglan el asunto sometido al conocimiento de los
sentenciadores del fondo, pero en lo cual resulta igualmente relevante el estricto cumplimiento de
la legislación que regula, con un carácter objetivo, los distintos aspectos que integran la actividad
probatoria de las partes y el tribunal.

De lo dicho con antelación se desprende que esta Corte, conociendo de una nulidad de fondo,
puede entrar a apreciar la forma como han sido fijados los hechos, al precisar la correcta aplicación
de las normas legales pertinentes a la prueba, pero para ese exclusivo objeto: examinar la legalidad
en la fijación de los hechos y, por lo mismo, su validez. La Corte Suprema no varía los hechos y
sobre ellos asienta una nueva decisión, sino que únicamente – en el fallo de casación – establece
que aquellos supuestos fácticos – fijados erróneamente – no permiten llegar a la determinación
adoptada por los jueces de la instancia en cuanto a la aplicación del derecho sustantivo. En una
labor anexa a esta, determinando los hechos correctamente decide la litis conforme a la normativa
aplicable a esos nuevos supuestos fácticos establecidos validamente, esto es en el fallo de
reemplazo.

Para llegar a tal actuación compleja, que conforma el fallo de casación y el fallo de reemplazo, es
preciso que se conjugue la primera con la segunda decisión. En lo medular se podrán variar los
hechos asentados por los jueces del mérito, circunstancia que tendrá lugar cuando se haya
constatado la transgresión de normas que reglan la prueba. Se les atribuye tal naturaleza a
aquellas directrices o pautas fundamentales, impuestas por la ley, que se encargan de determinar
los diferentes medios probatorios, el procedimiento y la oportunidad en que deben ofrecerse,
aceptarse y rendirse las probanzas, la fuerza o valor de cada medio y la manera como el tribunal
debe ponderarlos, importando verdaderas obligaciones y limitaciones dirigidas a ajustar las
potestades de los sentenciadores en dicho ámbito y, de esta forma, conducir a una correcta
decisión en el juzgamiento.

El legislador ha adoptado la decisión política básica y fundamental en cuanto al sistema probatorio,


el procedimiento y la ponderación, ajustarse a él es una obligación de los magistrados. Ante tal
determinación legislativa, su transgresión trae aparejada una sanción, cual es su ineficacia, la que
se declara mediante una acción de nulidad.
Así, las leyes reguladoras de la prueba en el sistema probatorio civil están referidas: 1) a aquellas
normas que instituyen los medios de prueba que pueden utilizarse para demostrar los hechos en
un proceso; 2) las que precisan la oportunidad en que pueden valerse de ellos; 3) las que se
refieren al procedimiento que las partes y el juez deben utilizar para ofrecer, aceptar y aportar las
probanzas al juicio; 4) a aquellas reglas que asignan el valor probatorio que tiene cada uno de los
medios individualmente considerados y 5) a las que disciplinan la forma como el sentenciador
debe realizar la ponderación comparativa entre los medios de la misma especie y entre todos los
reconocidos por el ordenamiento legal.

Empero, sólo a algunas de las normas relativas a la prueba se le reconoce el carácter de esenciales
respecto de la actividad probatoria y que es objetivamente ponderada por el legislador – que
permite justificar la intervención del Tribunal de Casación –, pues no queda dentro del criterio o
decisión subjetiva de los magistrados que aquilatan los antecedentes, por ello su conculcación se
puede producir en las siguientes circunstancias: a) al aceptar un medio probatorio que la ley
prohíbe absolutamente o respecto de la materia de que se trata; b) por el contrario, al rechazar un
medio que la ley acepta; c) al alterar el onus probandi o peso de la prueba, en quien queda
radicada la carga de aportar los elementos que acreditan los hechos que conforman la litis; d) al
reconocer a un medio de prueba un valor distinto que el asignado expresamente por el legislador o
hacerlo sin que se cumplan los supuestos objetivamente determinados por el legislador; e)
igualmente, a la inversa, al desconocer el valor que el legislador asigna perentoriamente a un
elemento de prueba, cuando éste cumple efectivamente los supuestos legales, y f) al alterar el
orden de precedencia en que deben ser llamados los medios probatorios y que la ley les asignare,
en su caso.

Se excluye de la labor anterior la ponderación comparativa de una misma clase de medio


probatorio o de la apreciación que se realiza en conjunto de todos los medios. Esta exclusión se
justifica en el antecedente que la actividad jurisdiccional considera un componente básico de
prudencia en la decisión, por cuanto las determinaciones que adoptan los jueces, sustentadas en
aquellos preceptos – como se ha dicho –, le otorgan libertad en la justipreciación de los diversos
elementos probatorios, por lo que quedan al margen del examen que se realiza por la vía de
legalidad en la casación.

Undécimo: Que constituye un factor mínimo de procedencia de la nulidad o de trascendencia, que


la errónea labor desarrollada por los magistrados de la instancia repercuta o tenga consecuencias
necesarias en la decisión. En efecto, en complemento de la infracción de ley constatada respecto
de las leyes que regulan la prueba, debe tenerse presente, que aún cuando, efectuado al caso
concreto el análisis precedente se constatara la violación que la recurrente reclama, tal conclusión
no es suficiente para arribar al acogimiento del recurso en estudio, desde que se requiere
forzosamente y de manera adicional, la concurrencia de otra exigencia dispuesta por el legislador
para su procedencia, cual es, que la infracción de una norma que reúna las características
precedentes – de reguladora de la prueba –, pero, además, que se verifique con influencia
fundamental en lo decisorio de la sentencia, esto es, que su correcta interpretación y aplicación
conduzca a modificar lo ya resuelto, puesto que, en caso contrario, la nulidad carecerá del fin que
la justifica.

Duodécimo: Que en el caso de autos no se ha denunciado por el recurso la infracción de normas


reguladoras de la prueba por los sentenciadores del grado, circunstancia que impide revisar la
actividad desarrollada por ellos en vinculación con aquéllas, y variar, por este Tribunal de Casación,
los supuestos fácticos determinados y sobre los cuales recayó la aplicación del derecho sustantivo.

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Corte: Corte Suprema

Rol: 524-2010

Fecha: 19/06/2012

Leg. Aplic.: Decreto Ley N° 2186 Año 1978, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de
Procedimiento Civil art 785

SEXTO: Que en cuanto al reproche relativo al mérito que la sentencia atribuye al informe de
tasación de la Comisión de Peritos, es menester tener en cuenta que dicho informe constituye un
antecedente del acto expropiatorio administrativo que tiene por finalidad sustentar la decisión del
ente expropiante en cuanto a la determinación del monto de la indemnización provisoria que ha
de pagarse al expropiado, más, al contrario de lo que cree el impugnante, atendido su
incuestionable carácter administrativo, no se trata de una probanza rendida en el juicio.

En consecuencia, y aún cuando el razonamiento del juez fuere erróneo al calificarlo como un
documento privado cuyo reconocimiento exige ratificación en juicio conforme a lo dispuesto en el
artículo 346 N°1 del Código de Procedimiento Civil, tal yerro no ha de tener mayor influencia en lo
dispositivo del fallo, puesto que independientemente del mentado reconocimiento, ese
instrumento no tiene más valor que el ya señalado en el acápite que antecede.

SÉPTIMO: Que, atento a lo razonado, lo que debieron analizar los sentenciadores conforme a las
reglas impuestas por el artículo 425 del Código Procedimental Civil, que se dice trasgredido, son los
peritajes efectivamente rendidos en el juicio y si, como corresponde en derecho, la ponderación ha
de efectuarse conforme a las reglas de la sana crítica, que constituye un campo amplio e
inespecífico de análisis con apego a las pautas inmutables de la lógica, de los principios científicos
afianzados y de las máximas de la experiencia, no puede sostenerse que ese escrutinio no existió,
según dejan en evidencia los motivos noveno y décimo de la sentencia de primer grado,
confirmados por el fallo del tribunal de alzada, análisis que permitió a los sentenciadores arribar al
convencimiento que resultaba más ajustada a derecho la pericia de los reclamantes, en cuanto
refleja de mejor modo el real valor de los tres lotes expropiados. Luego, entonces, ninguna
vulneración puede achacarse a los jueces del grado en relación a la norma ya citada.
OCTAVO: Que, en consecuencia, al no existir trasgresión a las leyes reguladoras de la prueba, los
hechos dados por establecidos por los jueces de la instancia en los fundamentos décimo y
undécimo del laudo de primer grado, confirmados por los falladores de alzada, han quedado como
inamovibles para esta Corte de Casación.

En tal virtud, no es posible alterar lo asentado por los sentenciadores en cuanto al valor que tiene
el terreno donde se ubican los inmuebles de los expropiados, cuantía que por lo demás ha sido
asignada por aquellos en el legítimo ejercicio de sus facultades privativas;

NOVENO: Que, sobre tales hechos compatibles con los presupuestos del artículo 38 de la ley del
ramo y con el concepto que de "expropiación" por causa de utilidad pública, establecen tanto la
Constitución Política de la República en su artículo 19 Nº 24, como la Ley Orgánica de
Procedimiento de Expropiaciones, los jueces del mérito concluyeron que el valor del metro
cuadrado de terreno era aquél fijado por la pericia de los reclamantes, monto referido al perjuicio
patrimonial efectivamente causado con el acto administrativo, y por ende, de naturaleza
esencialmente indemnizable;

Nro_Legalpublishing = 61437

Corte: Corte Suprema

Rol: 496-2012

Fecha: 21/06/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 18092 Año 1982, Código Civil art 1681, Código Civil art 1682, Código de
Procedimiento Civil art 767

OCTAVO: Que una reflexión especial merece la tesis de la recurrente, en cuanto a que la sanción
por los actos del mandatario que actúa sin facultades para ello, o teniéndolas éstas resultan
insuficientes, es la nulidad. Ello, porque como lo ha fallado reiteradamente este tribunal de
casación la sanción para tal hipótesis no es la nulidad, sino que la inoponibilidad, lo que significa
que lo actuado por el mandatario no produce efectos en relación con el mandante. Por ello, mal
pueden estimarse infringidos, como lo hace la recurrente, los artículos 1681 y 1682 del Código
Civil, como tampoco el artículo 464 Nº 14 del Código de Procedimiento Civil, lo que determina que
el rechazo de las excepciones de nulidad de la obligación y de falta de fuerza ejecutiva del título se
ajusta a derecho.

Nro_Legalpublishing = 61443

Corte: Corte Suprema

Rol: 4054-2012

Fecha: 21/06/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 782

2º) Que el recurso se ha enderezado sobre la base de la contravención que, a juicio de la


recurrente, se contiene en la sentencia impugnada del cuarto numeral del artículo 434 del Código
de Procedimiento Civil, argumentando al efecto, que el apercibimiento debe ser claro y preciso, en
términos que permita al apercibido saber o entender para qué está siendo citado al tribunal, no
siendo dable exigir o suponer que una persona extraña a los textos legales, tenga que saber que se
le está citando a reconocer firma por el mero hecho de mencionarse el artículo 434 en referencia.

En seguida, expresa que tampoco procedía a su respecto el apercibimiento fundado en el precepto


en alusión, toda vez que la disposición refiere a los aceptantes de una letra de cambio, suscriptor
de un pagaré o girador de un cheque, esto es, personas que han intervenido en esos documentos
mercantiles, pues son los únicos que pueden determinar si su firma es falsa o verdadera. Enfatiza
que no procede el apercibimiento a un heredero para tachar de falsos o reconocer los documentos
suscritos por su causante, más aún si, como en su caso, ignoraba la existencia de los documentos y
desconocía la firma de su hijo, el girador fallecido;

3º) Que lo reseñado en el motivo que antecede, revela que las alegaciones sobre las cuales la
ejecutada funda su recurso refieren a la improcedencia del apercibimiento que, de conformidad
con la Ley sobre Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques, permite tener por preparada la vía
ejecutiva en un caso como el planteado en la causa, en que la gestión y subsecuente ejecución se
enderezaron en contra de la única heredera universal del girador de los cheques que les sirven de
fundamento, fallecido con anterioridad a que los presentes autos fueron incoados. En cambio, es
ostensible que la recurrente ha omitido extender, de manera circunstanciada, la infracción legal a
los preceptos que en la especie han tenido un carácter decisorio litis, es decir, aquéllos que, al ser
aplicados, sirvieron a los jueces del fondo para resolver la cuestión controvertida, específicamente,
el artículo 464 número 7 del Código de Procedimiento Civil, por ser la norma que prevé la
excepción a la ejecución opuesta, conocida y desestimada por los sentenciadores;

4°) Que esta situación implica que la impugnante no cuestiona, ergo acepta, la decisión contenida
en la resolución cuya casación persigue, en cuanto al rechazo de la acción de nulidad incoada. Lo
anterior pues, aún en el evento de que esta Corte concordara con quien recurre en el sentido de
haberse producido el yerro jurídico que denuncia, tendría no obstante que declarar que éste no
influye en lo dispositivo de la sentencia, desde que el instituto de la excepción a que se ha negado
lugar no ha sido considerado como error de derecho;

 Nro_Legalpublishing = 58398
Corte: Corte Suprema
Rol: 7381-2009
Fecha: 25/01/2012
Décimo tercero: Que en primer término, respecto de la vulneración de los artículos 90 y
686 del Código de Procedimiento Civil, cabe tener presente que los jueces del grado, en
uso de las facultades que son de su exclusiva competencia –la ponderación de la prueba y
el establecimiento de los hechos– asentaron los elementos indicados en el motivo décimo
de este fallo y decidieron como se ha dicho en el considerando anterior.
Décimo cuarto: Que en lo atinente al denuncio por vulneración a las normas reguladoras
de la prueba, cabe señalar que las alegaciones que en este sentido se formulan en el libelo,
constituyen un cuestionamiento a la labor de ponderación, y, en estas condiciones aparece
que ellas están orientadas, en definitiva, a modificar las conclusiones fácticas asentadas
por los jueces del grado las que son inalterables.
Al efecto, se debe considerar, como se ha sostenido reiteradamente por esta Corte, que las
leyes reguladoras de la prueba son aquellas que establecen la carga de la prueba, indican
los medios probatorios, regulan el valor probatorio de cada uno de tales medios de prueba
y las que imperativamente se refieren a elementos relevantes de los mismos, de forma tal,
que se entienden vulneradas cuando los sentenciadores invierten el onus probandi,
rechazan pruebas que la ley admite respecto de la materia específica de que trata el juicio,
por el contrario aceptan las que la ley rechaza, desconocen el valor probatorio de las que
se produjeron en el proceso, cuando la ley les asigna uno determinado y con carácter
obligatorio o alteran el orden de precedencia con que la ley les llama para establecer los
hechos del pleito.
Tales disposiciones constituyen reglas básicas de juzgamiento, que contienen deberes,
limitaciones o prohibiciones a que deben sujetarse los sentenciadores. Por el contrario, en
lo demás, los jueces del fondo son soberanos para apreciar las pruebas, dentro del marco
establecido por las normas dadas por el legislador. En este último aspecto, las
determinaciones de los magistrados no son susceptibles de ser revisadas por la vía de la
casación en el fondo, en especial en aquellas materias en que se les entrega la valoración
de las pruebas con ciertas directrices, que no llegan a constituir determinaciones
imperativas.
Décimo quinto: Que de lo expuesto se advierte que el recurrente expresa una crítica a los
jueces de la instancia y pretende que esta Corte efectúe una nueva valoración de las
probanzas, distinta de la realizada por aquellos sentenciadores, labor que resulta extraña a
los fines de la casación en el fondo, salvo que al hacerlo hayan vulnerado las leyes
reguladoras de la prueba, cuyo no es el caso.

Nro_Legalpublishing = 61900

Corte: Corte Suprema

Rol: 2838-2012

Fecha: 12/07/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1289, Código Civil art 1296, Código de Procedimiento Civil art 767,
Código de Procedimiento Civil art 785
OCTAVO: Que en lo atinente al rechazo realizado por los recurridos de la excepción de prescripción
que se interpuso, quien recurre indica como conculcados los artículos anotados en la letra c) del
motivo quinto, estimando los del Código de Enjuiciamiento Civil que cita y el artículo 1712 del
Código Civil "leyes reguladoras de la prueba" que a su juicio se habrían vulnerado.

Esta Corte ha sostenido, reiteradamente, que hay infracción a las normas reguladoras de la
prueba cuando los jueces invierten el "onus probandi" o carga de la prueba, rechazan las
pruebas que la ley admite, aceptan las que la ley rechaza, desconocen el valor probatorio de las
que se produjeren en el juicio cuando la ley les asigna uno determinado de carácter obligatorio o
alteran el orden de precedencia que la ley les diere.

Estas leyes reguladoras de la prueba no pueden confundirse con aquellas que se refieren a la
apreciación de la prueba, encaminadas al establecimiento de los hechos, órbita esta última
reservada exclusivamente a los magistrados del fondo, quienes están investidos de facultades
soberanas para determinarlos.

UNDÉCIMO: Que de la simple lectura de lo reseñado en la primera reflexión de esta sentencia


queda en claro que las infracciones a las que el recurrente denomina leyes reguladoras de la
prueba no las apoya en ninguna de las situaciones anotadas en el párrafo segundo del
considerando octavo y que, por el contrario, ha incurrido en la situación en análisis precisamente
en la confusión anotada en el acápite tercero del mismo razonamiento.

Manifiesta que en el proceso existen "tres presunciones graves, múltiples, precisas y concordantes,
esto es, dos documentos –los señala– más los dichos de un testigo, de las que era forzoso concluir
que el legado se dejó de pagar antes de abril de 2003", probanzas éstas que, a su juicio, debieron
"preferirse" a la prueba producida por la parte demandante, "por estar más conforme a la verdad".
Termina exponiendo, en apoyo de su posición, que su prueba era mucho más seria, veraz y
contundente que la de la actora.

Como fácilmente se puede apreciar, la base de la impugnación del recurrente reside en la


disconformidad con el valor que asignaron los falladores a los distintos medios probatorios
reunidos en la causa, olvidando que los jueces del fondo son soberanos para apreciar las pruebas
dentro del marco establecido por las normas pertinentes, no siendo susceptibles de ser revisadas
por la vía de la casación las decisiones de los sentenciadores fundadas en disposiciones que les
entregan libremente la justipreciación de los diversos elementos probatorios. Este tribunal ha
resuelto, invariablemente, que si los jueces no han invertido el peso de la prueba, no han
rechazado pruebas que la ley admite ni han aceptado otras que la ley rechaza, ni han desconocido
el valor probatorio de las que se rindieren en el juicio cuando la ley le asigna uno determinado de
carácter obligatorio, la Corte de Casación no puede al pronunciarse sobre un recurso de nulidad
sustancial, discutir el valor que el tribunal de la instancia ha atribuido a la prueba allegada por las
partes en relación con los derechos ejercitados en el pleito (RDJ., Tomo 51, secc. 1ª., pág. 222;
autos rol 3249–2006, fallo de 11 de septiembre de 2007).

Nro_Legalpublishing = 62217
Corte: Corte Suprema

Rol: 3936-2012

Fecha: 27/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 785, Ley N°
18092 Año 1982

TERCERO: Que previo al examen de las infracciones de ley que el recurrente denuncia, es menester
consignar que el mérito ejecutivo de un pagaré emana de la circunstancia de que la firma del
obligado se halle autorizada por un notario, desde que en esa eventualidad el aludido efecto de
comercio queda asimilado a un instrumento público. También que los intervinientes en tal acto
jurídico pueden liberar de la obligación de protesto, sin que ello perjudique la fuerza ejecutiva que
de él pueda emanar;

CUARTO: Que esta Corte, por lo que luego se dirá, considera que el mandatario con poder para
suscribir u otorgar cualquier instrumento privado, entre ellos un pagaré, no requiere facultad
especial para que su firma sea reconocida y certificada por un notario público a través de la
pertinente autorización de la misma, pues con ello da certidumbre al hecho de haberse firmado el
documento respecto de cualquier persona, independientemente del efecto que dicha circunstancia
puede producir en relación con el mérito ejecutivo del título;

QUINTO: Que expresado en otros términos, para quedar inhibido el mandatario de actuar de la
manera indicada, el mandante tendría que habérselo prohibido de forma expresa, única forma en
que con sujeción al principio de la buena fe las partes y terceros tendrían certeza de que el
apoderado no contaba con esa facultad;

Nro_Legalpublishing = 62237

Corte: Corte Suprema

Rol: 3691-2012

Fecha: 30/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4,
Código de Procedimiento Civil art 170 n° 5, Código Civil art 2505, Código Civil art 2503, Código de
Procedimiento Civil art 767, Ley N° 19386 Año 1995 art 7

OCTAVO: Que, como es sabido, el recurso de casación en el fondo permite la invalidación de


determinadas sentencias que hayan sido pronunciadas con infracción de ley, siempre que ésta
haya tenido influencia sustancial en su parte resolutiva o decisoria.

Semejante connotación esencial de este medio de impugnación se encuentra claramente


establecida en el artículo 767 del Código de Procedimiento Civil, que lo instituye dentro de nuestro
ordenamiento positivo y se traduce en que no cualquier transgresión de ley resulta idónea para
provocar la nulidad de la sentencia impugnada –la nulidad no se configura en el mero interés de la
ley– sino sólo aquélla que haya tenido incidencia determinante en lo resuelto, esto es, la que
recaiga sobre alguna ley que en el caso concreto ostente la condición de ser "decisoria" litis.

En tal sentido, esta Corte ha dicho que las normas infringidas en el fallo para que pueda prosperar
un recurso de casación en el fondo, han de ser tanto las que el fallador invocó en su sentencia para
resolver la cuestión controvertida, como aquéllas que dejó de aplicar –normas decisoria litis–,
puesto que en caso contrario, esta Corte no podría dictar sentencia de reemplazo, dado el hecho
que se trata de un recurso de derecho estricto. (Corte Suprema 14 diciembre 1992, RDJ, t. 89, sec.
1ª p. 188);

Nro_Legalpublishing = 62417

Corte: Corte Suprema

Rol: 4090-2012

Fecha: 13/08/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 18092 Año 1982 art 98, Código Civil art 1545, Código de Procedimiento Civil art
767, Código de Procedimiento Civil art 772, Ley N° 18092 Año 1982 art 105, Constitución Política
art 19 N° 3

SEXTO: Que entre las disposiciones legales que la recurrente acusa como vulneradas, no se
contiene mención alguna al artículo 464 Nº 17 del Código de Procedimiento Civil, que constituye,
como se ha visto, el fundamento jurídico esencial e indispensable para la resolución de la
controversia. Ahora bien, como lo ha señalado reiteradamente esta Corte Suprema, siendo la
casación de fondo un recurso de derecho estricto, en el cual deben expresarse en qué consisten los
errores de derecho de que adolece el fallo recurrido y de qué modo esas infracciones de ley
influyen sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia artículos 767 y 772 del Código de
Procedimiento Civil el tribunal se encuentra impedido de entrar a pronunciarse acerca de si el
fallo impugnado aplicó acertadamente o no la preceptiva decisoria litis, carácter que tiene el
artículo 464 Nº 17, cuya vulneración el recurso no invoca, lo que lleva a concluir que no puede
prosperar.

Nro_Legalpublishing = 62452

Corte: Corte Suprema

Rol: 4706-2012

Fecha: 16/08/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 2470, Código Civil art 2472 N° 8, Código de Procedimiento Civil art 767,
Código de Procedimiento Civil art 785
CUARTO: Que la tercería de prelación o de preferencia es la que tiene lugar cuando adviene un
tercero al juicio ejecutivo que, invocando la calidad de acreedor del ejecutado, reclama mejor
derecho para pagarse con el producido de la subasta y pide que se le pague preferentemente con
el producto de la realización de los bienes embargados por el ejecutante.

El objeto de esta tercería es que se reconozca al tercero la calidad de acreedor privilegiado y hacer
efectiva la preferencia en el pago sobre los bienes embargados con antelación a otros acreedores
no privilegiados o privilegiados de menor grado que concurran al pago. Se trata de una pretensión
de pago preferente. "En consecuencia, la tercería de prelación sólo podrá interponerla el acreedor
del ejecutado que tenga preferencia para pagarse" (Espinosa Fuentes Raúl, "Manual de
Procedimiento Civil", El Juicio Ejecutivo, pág. 211);

SEXTO: Que, asimismo, es menester considerar, que la formulación de una tercería de prelación
supone siempre el ejercicio de dos acciones que tienen como destinatarios sujetos pasivos
diferentes, fundamentos diversos y objetivos distintos.

De este modo el petitum frente al ejecutado se concreta en la exigencia de pago de un crédito


cierto, vencido y exigible, mientras que respecto del ejecutante se traduce en la alegación de pago
preferente, invocando un mejor derecho para la satisfacción de su crédito. Se trata de una facultad
que le otorga la ley y que le permite reclamar del juez el pago con antelación al ejecutante.

"La acción de prelación tiene por objeto obtener del Estado (juez) el cambio del plan legal de
distribución del producto de los bienes embargados, tutela que sólo puede ser concedida por él.
Esta tutela exclusivamente procesal imprime carácter a la intervención, determinando las
particularidades de este instituto". (Sergio Rodríguez Garcés, "Tratado De Las Tercerías", Editorial
Vitacura Limitada, 1987, pág. 638).

A su vez, la causa de pedir frente al ejecutado esta representada por una relación jurídica anterior,
que vincula a éste y al tercerista respecto de un determinado crédito, en circunstancias que ella, en
relación al ejecutante, se concreta en la existencia de una norma legal que otorga una preferencia
al crédito del tercerista.

La acción que el tercerista de mejor derecho dirige frente al ejecutado es, en la mayoría de los
caso, una acción personal de condena, basada en la existencia de un crédito cierto, líquido y
exigible. Ella en nada se diferencia en cuanto a sus requisitos y efectos materiales de la acción que
todo acreedor tiene contra su deudor para la protección de su crédito y está sujeta, asimismo, a
idénticas condiciones, requisitos y excepciones que cabría oponer si no se hubiere deducido por
este especialísimo cauce.

La demanda de tercería de prelación como tal, como pretensión de mejor derecho para concurrir
en el pago con exclusión, en todo o parte, del ejecutante, se dirige contra él, siendo su objetivo
inmediato y específico el de anteponer el crédito del tercerista al suyo y, en definitiva, enervar la
facultad procesal que aquel había adquirido por medio del embargo.
"La tercería de prelación corresponde al acreedor privilegiado para hacer valer su crédito respecto
del ejecutado y su preferencia respecto del ejecutante. Este tiene la calidad de acreedor del
ejecutado y es titular de un mejor derecho al pago que el ejecutante. Por ello que su objetivo
inmediato sea el reconocimiento de su calidad de acreedor privilegiado; y, consecuencialmente, el
pago preferente de su crédito". (Sergio Rodríguez Garcés, op. cit, pág. 625);

Nro_Legalpublishing = 61780

Corte: Corte Suprema

Rol: 7636-2009

Fecha: 04/07/2012

Leg. Aplic.: Decreto Ley N° 2186 Año 1978 art 21, Decreto Ley N° 2186 Año 1978 art 12, Código de
Procedimiento Civil art 425, Código de Procedimiento Civil art 428, Código Civil art 644, Código
Civil art 648, Código Civil art 1700, Código Civil art 1712, Código Civil art 47, Código de
Procedimiento Civil art 772

Sentencia: SENTENCIA

Noveno: Que como primera cuestión a dilucidar y para el orden de las infracciones de ley que se
denuncian, es necesario determinar la existencia de la vulneración de las leyes reguladoras de la
prueba y por ello es del caso analizar el arbitrio de la parte expropiada, por cuanto ésta ha
fundamentado la nulidad precisamente en el quebrantamiento de los preceptos que se contienen
en los artículos 1700 inciso primero del Código Civil y los artículos 425 y 428 del Código de
Procedimiento Civil. Al respecto es necesario recordar que no toda regla relativa a la prueba
puede ser considerada como decisoria litis para los fines del recurso de casación en el fondo,
puesto que como reiteradamente se ha dicho, constituyen normas reguladoras de la evidencia,
sólo aquellas que se establecen como preceptivas obligatorias de los jueces y que éstos no pueden
eludir, como por ejemplo las que disponen la carga de la prueba, o la obligatoriedad de probar
determinados hechos sólo con precisos medios y cómo algunos hechos no se pueden demostrar
por determinadas probanzas y, también, hay una infracción de ley, cuando se le da a un testimonio
en particular un valor probatorio que la ley no acepta. Desde este punto de visto, resulta evidente
que el artículo 1700 inciso 1° del Código Civil constituye una norma a la cual los jueces deben
tomar en consideración, si se trata de un documento público, para demostrar que éste hace plena
fe en cuanto al hecho de haberse otorgado y de su fecha. En cuanto a las declaraciones que ellos se
contienen, el legislador dispuso que no es plena prueba, en cuanto a su veracidad, la que solo es
vinculante respecto de los contratantes. Sin embargo es del caso enfatizar que en el presente caso
el argumento dado de la prueba completa de una escritura pública no está referida a la
expropiación misma, materia del juicio, sino a ciertas convenciones celebradas por otras partes
respecto de distintos inmuebles, con lo cual se trataría de demostrar un valor parecido al del
predio expropiado, con lo cual su mérito probatorio como referencia queda entregado, junto a
otras pruebas a la libre ponderación de los jueces de la instancia, sin que sea lícito que esta corte
de casación entre a revisar lo establecido por aquellos, de tal modo, que la infracción al artículo
antes aludido no se ha producido;

Décimo: Que en lo que se refiere al reproche manifestado en torno a los artículos 47 y 1712 del
Código Civil, es necesario señalar que dichas normas se refieren a las presunciones: la primera sólo
define el medio aludido y luego lo clasifica, de manera que nada tienen que ver con la cuestión
debatida en autos, toda vez que el ejercicio de demostrar los hechos a través de la prueba
indiciaria, si ésta no está prohibida, como lo es en el caso, también es una cuestión de estimación
judicial y escapa al control del recurso de casación en el fondo: En lo que dice relación a lo previsto
en el artículo 1712 del código aludido, el que luego de distinguir entre presunciones legales y
judiciales, expresa que las que deduce el juez deberán ser graves, precisas y concordantes, de
manera tal que traslada su aplicación a la esfera privativa de los jueces del fondo en cuanto a la
entidad de los indicios para acreditar un hecho del pleito, siendo improcedente hacer una crítica
de nulidad sustancial a la tarea valorativa de los sentenciadores en esta tarea jurisdiccional, de
manera que tampoco se han producido los quebrantos legales que se han denunciado. Finalmente,
en lo que atañe a la supuesta vulneración de los artículos 425 y 428 del Código de Procedimiento
Civil, dichas normas se refieren, la primera a la facultad que le asiste a los tribunales de apreciar la
prueba de peritos, conforme a las reglas de la sana crítica y, la segunda, es la que le permite a los
mismos sentenciadores determinar libremente, entre dos o más pruebas contradictorias y a falta
de ley que resuelva el conflicto, las que crean más conforme con la verdad, preceptos que
claramente importan una valoración propia de la instancia, respecto de la cual no es posible
contradecirla por la vía de la nulidad sustancial;

Nro_Legalpublishing = 61803

Corte: Corte Suprema

Rol: 1922-2010

Fecha: 05/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, cinco de julio de dos mil doce.

Décimo tercero: Que la parte demandada expresa que la sentencia al acoger parcialmente la
demanda ha incurrido en tres errores de derecho. En cuanto al primero, indica que se ha
vulnerado el artículo 23 de la Ley Nº19.537 sobre Copropiedad Inmobiliaria por cuanto se ha
estimado que el administrador tiene facultades legales para interponer la demanda de
indemnización de perjuicios en representación de los copropietarios; pues esta facultad de
representación sólo se refiere a las causas concernientes a la administración y conservación del
edificio y, en el caso de autos, se ha ejercido una acción cuyo objeto pedido es que se declare la
obligación de su representada de indemnizar los perjuicios cuyo monto se ha reservado para la
etapa de cumplimiento incidental del fallo. En cuanto al segundo error de derecho, éste se ha
producido al acoger la reserva solicitada por el actor en orden a que la especie y monto de los
perjuicios sean determinados en la etapa de cumplimiento incidental del fallo, vulnerándose con
ello el artículo 173 del Código de Procedimiento Civil, pues esta reserva es improcedente en
materia de responsabilidad extracontractual, como la de autos, pues ninguna vinculación existe
entre el actor y su representada; y, porque la determinación del monto y especie de los perjuicios
es uno de los requisitos de procedencia de este tipo de responsabilidad. Por último, alega que se
han vulnerado las normas reguladoras de la prueba, especialmente: a) artículo 346 Nª1 del Código
de Procedimiento Civil, ya que se tuvo por reconocido un documento– el informe técnico de la
Escuela de Construcción Civil, de la Universidad Católica de Chile – sin cumplir con las exigencias
legales, pues no pudo ser ratificado por una de las personas que concurrieron a su elaboración,
pues se había acompañado al proceso después de la fecha en que éste declaró como testigo; b)
artículo 1702 del Código Civil, por cuanto se ha alterado el valor probatorio asignado por la ley a
los instrumentos privados, situación en la que se encontraría el documento citado
precedentemente, es decir, sòlo haría fe de su contenido respecto de las personas que lo
otorgaron y no otras; y c) por último, el artículo 1698 del Código citado, por cuanto se ha
procedido a acoger una demanda sin que la actora cumpliera con la carga probatoria que le
correspondía conforme a la ley.

Décimo cuarto: Que el recurso de casación en el fondo es de derecho estricto y en él deben


precisarse los errores de derecho que el recurrente advierte en el fallo impugnado, exigencia que
no se cumple si los que se mencionan son alternativos o subsidiarios.

Nro_Legalpublishing = 61862

Corte: Corte Suprema

Rol: 4597-2012

Fecha: 10/07/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 16744 Año 1968, Código del Trabajo art 184, Código de Procedimiento Civil art
767, Código de Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA
Santiago, diez de julio de dos mil doce.

Quinto: Que esta Corte reiteradamente ha sostenido que la causal en referencia (768 N°7) se
presenta en el evento que en el fallo atacado se contengan, a lo menos, dos resoluciones que
pugnen entre sí y no puedan cumplirse al unísono, cuestión que no se advierte en el caso, en la
medida que la sentencia impugnada contiene una única condena solidaria impuesta a las
demandadas.

Sexto: Que, en consecuencia, por no constituir los argumentos invocados por las demandadas, las
causales de nulidad esgrimidas, sus recursos deben ser declarados inadmisibles.

Nro_Legalpublishing = 61946

Corte: Corte Suprema

Rol: 1317-2012

Fecha: 17/07/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 18092 Año 1982, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de
Procedimiento Civil art 772

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, diecisiete de julio de dos mil doce.

NOVENO: Que siendo el recurso de casación en el fondo un recurso de derecho estricto, en el cual
deben expresarse en qué consisten los errores de derecho de que adolece el fallo recurrido y de
qué modo esas infracciones de ley influyen substancialmente en lo dispositivo del fallo, tal como lo
exige el artículo 772 del Código de Procedimiento Civil, esta Corte Suprema se encuentra impedida
de entrar a pronunciarse acerca de si el fallo impugnado hizo una interpretación correcta o no del
texto que contiene la cláusula que establece la caducidad o aceleración del plazo del pagaré de
autos, determinando si en la especie la tantas veces referida cláusula de aceleración era de
ejercicio facultativo o imperativo para el acreedor, lo que lleva a estimar que este recurso no puede
prosperar;

DÉCIMO: Que consecuentemente, el presente recurso de casación en el fondo necesariamente


debe ser desestimado;

Nro_Legalpublishing = 62391
Corte: Corte Suprema

Rol: 4711-2012

Fecha: 09/08/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 765, Código de Procedimiento Civil art 767

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, nueve de agosto de dos mil doce.

QUINTO: Que, ahora bien, de lo que se ha expuesto queda en evidencia que el recurso en estudio
no ha pretendido, como debió hacerlo, que la sentencia que impugna haya incurrido en errores de
derecho por infracción a la preceptiva legal señalada en el motivo anterior, la cual constituye,
como se ha visto, el fundamento jurídico para resolver la controversia en la forma en que se hizo,
la que no se denunció como vulnerada. De lo dicho se sigue que siendo la casación de fondo un
recurso de derecho estricto, en el cual deben expresarse en qué consisten los errores de derecho
de que adolece el fallo recurrido y de qué modo esas infracciones de ley influyen sustancialmente
en lo dispositivo de la sentencia –artículos 767 y 772 del Código de Procedimiento Civil–, esta
Corte Suprema se encuentra impedida de entrar a pronunciarse acerca de si el fallo impugnado
aplicó acertadamente o no la preceptiva decisoria litis comentada, cuya vulneración el recurso no
invoca, lo que lleva a concluir que este recurso no puede prosperar;

SEXTO: Que consecuentemente, el presente recurso de casación en el fondo necesariamente debe


ser desestimado.

Acordada con el voto en contra del ministro suplente señor Cerda, quien estuvo por acogerlo y, en
la sentencia de reemplazo, revocar el fallo de primer grado, en la parte que rechazó la excepción
de prescripción y acogerla íntegramente, en virtud de las siguientes consideraciones:

1) En lo que hace a la cuestión previa relativa a la rigurosa exigencia de explicitarse en el libelo de


casación la o las leyes que se supone infringidas, este discrepante estima que la modificación que
obró en el artículo 772 del Código de Procedimiento Civil la Ley 19.374 en orden a que ahora basta
mencionar en qué consiste el o los errores de derecho de que adolece la sentencia, tuvo como
principal finalidad favorecer la materialidad jurídica por sobre su formalidad, siguiendo los
derroteros de la más actual teoría del derecho y del proceso, por lo que no ha resultado
impedimento para abordar la substantividad de la queja, la circunstancia de no haberse indicado
concretamente como infringidos los artículos 1560 y siguientes del Código Civil.
Nro_Legalpublishing = 62254

Corte: Corte Suprema

Rol: 6273-2011

Fecha: 31/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 427, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de
Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA

Quinto: Que los recurrentes invocan la causal contemplada en el artículo 768 Nº 5 del Código de
Procedimiento Civil, en relación con el numeral cuarto del artículo 170 del mismo cuerpo legal,
esto es, por haberse omitido las consideraciones de hecho o de derecho que deben de servir de
fundamento a la sentencia.

Refiriéndose los comparecientes a la forma en que se produciría el vicio que invocan, señalan en
primer término que la falta de razonamientos lleva a la sentencia recurrida a fundarla en un acta
de inspección que no existe en el proceso. Al respecto señalan que durante la tramitación ante la
Corte de Apelaciones se constató que el fallo fue dictado sobre la base de una supuesta inspección
personal del tribunal que no consta en autos y que nadie ha podido ver. Indican que la propia Corte
se percató que este medio de prueba que habría sido llevado a cabo por el árbitro anterior de la
causa y sobre el que se abona buena parte de la decisión, no consta ni constaba en el proceso al
momento de elevar los autos ante ese tribunal, lo que se encuentra certificado a fojas

Décimo noveno: Que atendido lo dicho, resulta necesario precisar, que el artículo 1699 del Código
Civil no reviste el carácter que la recurrente pretende asignarle, toda vez que la referida norma se
limita a indicar los conceptos de instrumento y de escritura pública.

En cuanto al artículo 160 del Código de Procedimiento Civil, esta Corte ha sostenido en forma
invariable que esa disposición consagra la regla fundamental del derecho procesal, de acuerdo a la
cual los tribunales deben sujetarse al fallar a lo alegado y probado. En consecuencia, el precepto
tiene el carácter de ordenatorio litis, esto es, contiene una regla general de procedimiento que no
está destinada a la decisión del pleito. Por lo tanto, el quebrantamiento del artículo 160 del Código
de Procedimiento Civil, por ser meramente ordenatorio de la litis, no da base para deducir un
recurso de casación en el fondo.
Vigésimo: Que en lo que toca a la norma del artículo 408 del Código de Procedimiento Civil, que
permite ser calificada de reguladora de la prueba, ésta dispone: "La inspección personal constituye
prueba plena en cuanto a las circunstancias o hechos materiales que el tribunal establezca en el
acta como resultado de su propia observación".

En este caso, se ha concluido que los cobros referidos en la demanda se encuentran acreditados y
que a mayor abundamiento, a la prueba testimonial ya citada corresponde añadir el Acta de
Inspección Personal del anterior Árbitro don Fernando Castro Álamos en cuanto al primer nivel de
las oficinas y contar con equipamiento completo; asimismo, se ha determinado que ponderando y
analizando el mérito de la prueba rendida por los demandantes y demandados, mérito de la
inspección personal del tribunal ex árbitro don Fernando Castro Álamos , los demandados no
lograron desvirtuar la prueba de los actores y tampoco pudieron probar que sus actos y contratos
con empresas relacionadas fueran similares a las condiciones del mercado y tampoco que hubieran
sido aprobadas por Junta Extraordinaria General de Accionistas.

Sin embargo, a fojas 1402 la señora Secretaria de la Corte de Apelaciones de Santiago certificó que
no hay constancia en el proceso acerca de haberse verificado la inspección personal del tribunal
solicitada a fojas 683 del Tomo II y decretada para el día 14 de diciembre de 2005 a fojas 685.

Al respecto, cabe considerar que el precepto del artículo 408 del Código de Procedimiento Civil se
ha interpretado en el sentido de que la inspección personal del juez constituye prueba en cuanto a
las circunstancias o hechos materiales que éste establezca como resultado de su propia
observación. En la especie, la ministra de fe de la Corte de Apelaciones de esta ciudad consignó
que no hay constancia de haberse efectuado la inspección personal del tribunal aludida en el fallo
de primer grado, por lo que no puede haber en el proceso hechos establecidos como resultado de
la propia constatación del juez. En ese sentido, el análisis, ponderación y mérito atribuido al medio
de prueba en examen, pasa a ser una afirmación sin el necesario correlato probatorio, quedando
desprovista de toda base, de manera que se verifica la trasgresión que el recurrente denuncia
respecto del referido artículo 408 y, de este modo, se incurre en error de derecho por falsa
aplicación de la norma indicada.

Vigésimo primero: Que en relación a la contravención alegada en el recurso, en lo que toca a las
normas de los artículos 47 del Código Civil y 427 del Código de Procedimiento Civil, relativas a las
presunciones, cabe señalar que la primera disposición, que tiene el carácter de reguladora de la
prueba, establece: "Se dice presumirse el hecho que se deduce de ciertos antecedentes o
circunstancias conocidas", por lo tanto, las presunciones han de construirse sobre la base de un
ejercicio intelectual que supone extraer de los antecedentes agregados al proceso, circunstancias
graves, precisas y concordantes y que, concurrentes, conforman las presunciones para los efectos,
en general, de tener por probados ciertos presupuestos de orden fáctico. En esta operación, los
jueces del fondo son soberanos en la medida en que no procedan contra la lógica, ni se aparten de
los elementos aportados válidamente a la causa, especialmente si no han sido contradichos por
otras pruebas.

Vigésimo segundo: Que por su parte, el inciso primero del artículo 427 del Código de
Procedimiento Civil dispone: "Sin perjuicio de las demás circunstancias que, en concepto del
tribunal o por disposición de la ley, deban estimarse como base de una presunción, se reputarán
verdaderos los hechos certificados en el proceso por un ministro de fe, a virtud de orden de
tribunal competente, salvo prueba en contrario". Agrega el inciso segundo: "Igual presunción
existirá a favor de los hechos declarados verdaderos en otro juicio entre las mismas partes".

Ahora bien, la sentencia de primera instancia consigna que las partes acompañaron al proceso el
fallo dictado por el Juez Árbitro don Antonio Bascuñán Valdés y, los demandados, además,
adjuntaron copia autorizada del respectivo juicio de disolución de la sociedad Par S.A. seguido ante
el árbitro individualizado precedentemente. En la referida sentencia que es de fecha dos de
diciembre de dos mil tres, que se encuentra ejecutoriada según consta de la certificación de 29 de
diciembre del mismo año, el juez árbitro acogió la demanda interpuesta por don Osvaldo Manuel
Quiroga Soto por sí y en representación de la sociedad Aqua S.A. en contra de la sociedad Par S.A.
y sus accionistas Inversiones Ran S.A. representada por don Raúl Osvaldo Quiroga Soto, e
Inversiones Chungará Limitada, representada por don José Miguel Quiroga Soto y declaró disuelta
la sociedad Par S.A., disponiendo que la disolución produciría sus efectos a contar de la fecha en
que quedara ejecutoriada la sentencia que la declara, y que se procedería a efectuar la liquidación
de dicha sociedad conforme a las normas legales, reglamentarias y estatutarias aplicables. En el
referido fallo se expone que los demandantes plantearon dos grupos de causales de disolución,
acogiéndose en definitiva la demanda por la pérdida absoluta e irremediable de la affectio
societatis entre los socios. En el análisis del primer grupo de situaciones o hechos constitutivos de
la causal de disolución por la infracción de normas que habría ocasionado perjuicio a los
accionistas o a la sociedad, se declararon como verdaderos los siguientes hechos en el motivo
vigésimo noveno: "Que respecto a las operaciones relacionadas de Par S.A. con sus accionistas
Inversiones Ran S.A. e Inversiones Chungará Limitada y otras, de los antecedentes del proceso, en
particular la carta del asesor legal señor Ugarte de fojas 715, se desprende que desde el año 1992
se convino una remuneración por la prestación de servicios que Par S.A. daría a las sociedades
vinculadas. El hecho del retiro de Aqua S.A. de dicho acuerdo no altera la relación existente con las
otras sociedades. Si lo convenido se estimó adecuado por todos los socios al suscribirse el
convenio y no se ha modificado el tipo de servicios prestados, ni el monto de su remuneración
desde que también se otorgaba el servicio a Aqua S.A., no parece discutible la operación, siendo
ella conocida y aprobada por el Directorio de la sociedad, por lo que no se advierte, entonces, la
infracción al artículo 44 de la Ley 18.046". Asimismo, se establecieron como hechos en los
considerandos décimo octavo y décimo noveno que a raíz de las discrepancias surgidas en relación
con la iniciación de acciones judiciales indemnizatorias en contra del grupo Pathfinder, por los
presuntos perjuicios que la operación de toma de control de Campos Chilenos habría ocasionado a
Par S.A., han sucedido una serie de situaciones que han afectado las relaciones personales entre
don Osvaldo Quiroga Soto y sus hermanos don Raúl y don José Miguel Quiroga, las que se han
manifestado, entre otros hechos, en: "decisión de don Osvaldo Quiroga y su sociedad Aqua S.A. de
dejar las oficinas que ocupaban junto con Par S.A., Inversiones Ran S.A. e Inversiones Chungará
Limitada en Avda. Kennedy N° 5146, Of. 62, Vitacura, según aparece de la carta de 27 de marzo de
2000, agregada a fojas 529 al absolver posiciones don Raúl Quiroga a fojas 566 y siguientes".

No obstante lo anotado, en la sentencia impugnada el juzgador de la instancia no consideró la


existencia de hechos declarados verdaderos en otro juicio, ni menos les otorgó el carácter de base
de una presunción judicial, lo que denota que los jueces del mérito no han procedido con todo el
rigor de derecho atinente a la determinación de los hechos justificados en autos de conformidad a
la normativa aplicable, toda vez que, al razonar en apoyo de su decisión, no observaron el mandato
contenido en el artículo 427 del Código de Procedimiento Civil, con arreglo al cual, salvo prueba en
contrario, deben reputarse verdaderos los hechos declarados como tales en otro juicio entre las
mismas partes y, de esa manera, desatendieron el mérito de los hechos establecidos en la
sentencia de dos de diciembre de dos mil tres dictada por el juez árbitro señor Antonio Bascuñán
Valdés. En consecuencia, incurrieron en infracción de las normas en examen.

Cuadragésimo séptimo: Que como lo ha señalado reiteradamente esta Corte, el artículo 767 del
Código de Procedimiento Civil dispone que el recurso de casación en el fondo procede sólo y para
los efectos que interesa a este examen respecto de las sentencias definitivas dictadas con
infracción de ley, es decir, cuando los sentenciadores han incurrido en errores de derecho, sea
dando a la norma un alcance diferente de aquél otorgado por el legislador, aplicando un precepto
a una situación no prevista por el mismo o dejando de hacerlo en un caso que sí está regulado por
él, siempre que los yerros referidos hayan influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo
impugnado.

A partir de lo señalado, resulta clara la necesidad de que el recurrente, a través de la denuncia de


todas las normas vulneradas, permita a esta Corte pronunciarse en los términos pretendidos, lo
que no sucede en la especie, desde que ha omitido en el recurso, como ya se ha dicho, denunciar
la vulneración de normas decisorias que resultaban imprescindibles para pronunciarse sobre el
fondo del asunto.
Cuadragésimo octavo: Que, por lo razonado y concluido, la nulidad de fondo impetrada en lo
atinente a los capítulos referidos a la demanda reconvencional, deberá ser desestimada.

Nro_Legalpublishing = 62583

Corte: Corte Suprema

Rol: 9440-2009

Fecha: 29/08/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, veintinueve de agosto de dos mil doce.

Quinto: Que cabe precisar que aunque el recurrente se esmera en presentar parte de sus
alegaciones como dirigidas a la denuncia de infracción de leyes reguladoras de la prueba, lo cierto
es que del tenor del recurso es posible advertir que lo que se impugna es la valoración que los
jueces del fondo hicieron de la que se rindió en el proceso.

En efecto, no se denuncia ninguna de las circunstancias mencionadas en el considerando anterior,


sino que acerca de la presunta transgresión de los artículos 341 y 342 Nº 2 del Código de
Procedimiento Civil se limita a aseverar que la sentencia omitió instrumentos públicos que
acreditan que en la atención del señor Ballón no se cumplió con el acceso, oportunidad y
tratamiento establecido en el Decreto Nº 170 del Ministerio de Salud, publicado en el Diario Oficial
de 28 de enero de 2005. Lo anterior revela que lo cuestionado en este acápite del recurso es la
ponderación que hicieron los jueces de la instancia de las probanzas rendidas por su parte, que
corresponde a una facultad que le es exclusiva y que no puede ser revisada a través de este arbitrio
de derecho estricto.

Que a propósito del artículo 384 Nº 6 del mismo Código, que también se reclama como vulnerado,
basta señalar que éste no tiene el carácter de ley reguladora de la prueba, de modo que aun de
aceptarse su infracción no permite modificar los hechos.
Nro_Legalpublishing = 62592

Corte: Corte Suprema

Rol: 4912-2012

Fecha: 30/08/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1545, Código Civil art 1546, Código de Procedimiento Civil art 767,
Código de Procedimiento Civil art 768

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, treinta de agosto de dos mil doce.

4°.– Que, como se ha dicho por esta Corte, las consideraciones de hecho y de derecho que exige el
Nº 4º del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil y que deben servir de fundamento al fallo,
tienden a asegurar la legalidad de las sentencias y a proporcionar a los litigantes los antecedentes
que les permitan conocer los motivos que determinaron la decisión del litigio para la interposición
de los recursos por medio de los cuales fuere posible la modificación o invalidación de los mismos;

5°.– Que, de la lectura del fallo impugnado, aparece con claridad que la Corte de Apelaciones se
hizo cargo de las alegaciones del actor, entregando las razones jurídicas y de lógica por las cuales
no hace lugar a ellas, consideraciones que, aún en la hipótesis de ser erradas –como lo estima la
demandante–, son suficientes para entender cumplida la exigencia legal a que se hizo referencia en
el motivo anterior.

En efecto, la sentencia impugnada analiza las pretensiones y las desestima ya por improcedentes,
en relación a la acción deducida, ya por falta de prueba, en cuyo caso se ocupa de señalar las
razones que amerita desestimar aquella que había sido considerada por el juez de primer grado;

Art. 768 El recurso de casación en la forma ha de fundarse precisamente en alguna de las causas
siguientes:
1 En haber sido la sentencia pronunciada por un tribunal incompetente o integrado en
contravención a lo dispuesto por la ley;
2 En haber sido pronunciada por un juez, o con la concurrencia de un juez legalmente implicado, o
cuya recusación esté pendiente o haya sido declarada por tribunal competente;
3 En haber sido acordada en los tribunales colegiados por menor número de votos o pronunciada
por menor número de jueces que el requerido por la ley o con la concurrencia de jueces que no
asistieron a la vista de la causa, y viceversa;
4 En haber sido dada ultra petita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, o
extendiéndola a puntos no sometidos a la decisión del tribunal, sin perjuicio de la facultad que éste
tenga para fallar de oficio en los casos determinados por la ley;
5 En haber sido pronunciada con omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el artículo
170;
6 En haber sido dada contra otra pasada en autoridad de cosa juzgada, siempre que ésta se haya
alegado oportunamente en el juicio;
7 En contener decisiones contradictorias;
8 En haber sido dada en apelación legalmente declarada desierta, prescrita o desistida, y
9 En haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o a cualquier otro
requisito por cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay nulidad.
En los negocios a que se refiere el inciso segundo del artículo 766 sólo podrá fundarse el recurso
de casación en la forma en alguna de las causales indicadas en los números 1, 2, 3, 4, 6, 7 y 8 de
este artículo y también en el número 5 cuando se haya omitido en la sentencia la decisión del
asunto controvertido.
No obstante lo dispuesto en este artículo, el tribunal podrá desestimar el recurso de casación en la
forma, si de los antecedentes aparece de manifiesto que el recurrente no ha sufrido un perjuicio
reparable sólo con la invalidación del fallo o cuando el vicio no ha influido en lo dispositivo del
mismo.
El tribunal podrá limitarse, asimismo, a ordenar al de la causa que complete la sentencia cuando el
vicio en que se funda el recurso sea la falta de pronunciamiento sobre alguna acción o excepción
que se haya hecho valer oportunamente en el juicio.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57462

Corte: Corte de Apelaciones de Santiago

Rol: 739-2011

Fecha: 02/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 9, Ley N° 19968 Año 2004 art 66 n° 4, Ley
N° 19968 Año 2004 art 67 letra b, Código de Procedimiento Civil art 795

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, dos de enero de dos mil doce.

CONSIDERANDO:.
UNDÉCIMO: Que, en adición a todo lo hasta aquí señalado, el recurrente concluye su recurso
pidiendo "se tenga por interpuesto recurso de casación en la forma, en contra de la sentencia
de primera instancia .... solicitando se conceda para ante la Iltma.. Corte de Apelaciones de
Santiago, la que conociendo del presente recurso, case en la forma la sentencia dictada por S.S.
enmendando conforme a derecho el proceso incoado, dictando sentencia de reemplazo que
ordene retrotraer todo lo obrado en autos al estado de audiencia preparatoria, con costas.".

Así, entonces, debe concluirse que el petitorio del recurso de casación que se analiza es
totalmente incompleto y contradictorio, porque se limita a solicitar que "se dicte sentencia de
reemplazo que ordene retrotraer todo lo obrado al estado de audiencia preparatoria", lo que
resulta una petición contradictoria, que nos lleva a pensar que se ignora lo que persigue
realmente el impugnante con su recurso, a lo que debe agregarse que nada se dice en relación
con el contenido de la respectiva y eventual sentencia de reemplazo, omisión insalvable, que
no puede llevar, así como los restantes defectos que se ha puesto de relieve, sino al rechazo del
recurso de casación.

Especialmente grave, resulta lo relativo al petitorio, porque al ser incompleto y contradictorio,


este tribunal aunque encontrare la razón al recurrente, no tendría competencia para dictar
sentencia de reemplazo, porque no se señaló lo que se desea que, en definitiva, se resuelva.

En razón de lo expuesto, el recurso que se analiza no puede prosperar y deberá ser


desestimado.

II.– En cuanto al recurso de apelación:

Regístrese y devuélvase.

Redacción del abogado integrante Sr. Asenjo.

N° Familia– 739–2011.–

Pronunciada por la Séptima Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago, presidida por el


Ministro señor Mario Rojas González, e integrada por la Ministro señora Pilar Aguayo Pino y
por el abogado integrante señor Rodrigo Asenjo Zegers.

 Nro_Legalpublishing = 57472

Corte: Corte de Apelaciones de San Miguel

Rol: 1249-2011

Fecha: 02/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de Procedimiento Civil art 170,
Código de Procedimiento Civil art 768 inciso 2, Código Civil art 1567 n° 3, Código Civil art 2446,
Código Civil art 2460, Código Civil art 1698, Código de Procedimiento Civil art 310, Código Civil
art 2515, Código Civil art 2518

Sentencia: SENTENCIA

San Miguel, dos de Enero de dos mil doce.

3º Que de conformidad con lo dispuesto en el inciso 2° del artículo 768 del cuerpo legal ya
citado, este Tribunal puede desestimar el recurso de casación en la forma, atendido que
aparece de manifiesto que el recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable sólo con la
invalidación del fallo, ya que por medio del recurso de apelación también interpuesto en el
primer otrosí de la presentación de fojas 212, pude esta Corte satisfacer las falencias alegadas
en relación con el fallo del a quo.

4° Que a mayor abundamiento, si bien es cierto que el considerando décimo del fallo que se
revisa, sólo contiene una descripción o catálogo de las pruebas aportadas por la parte
demandada, no es menos cierto, que luego en los motivos siguientes se enumeran todos los
hechos que a juicio del tribunal se encuentran suficientemente acreditados con el mérito de
las probanzas aportadas, indicándose los motivos por los cuales se rechazan cada una de las
alegaciones vertidas por el demandado, satisfaciendo a juicio de estos sentenciadores los
estándares exigidos en el artículo 170 del Código de Procedimiento Civil.

5° Que por lo razonado precedentemente, y tomando en consideración además que entre los
motivos decimo sexto y vigésimo tercero, el tribunal a quo se hace cargo de la fundamentación
jurídica por la cual se llega a la decisión, esta Corte rechazará el referido recurso de casación
según se declarará en la parte resolutiva del presente fallo.

Redacción de la Ministro señora María Teresa Letelier Ramírez.

Nº 1249–2011–Civil.

Pronunciada por los Ministros señor Carlos Gajardo Galdames, señora Ma. Teresa Letelier
Ramírez y señora Adriana Sottovia Giménez.

En San Miguel, dos de Enero del año dos mil doce, notifiqué por el estado diario la resolución
precedente.

 Nro_Legalpublishing = 57492

Corte: Corte Suprema

Rol: 5663-2009

Fecha: 03/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Ley N° 18575 Año 1986 art 4, Ley N°
18575 Año 1986 art 42, Código Civil art 1698, Código Civil art 2314, Código de Procedimiento
Civil art 384, Código de Procedimiento Civil art 342, Código de Procedimiento Civil art 346 n° 1,
Código de Procedimiento Civil art 401, Código de Procedimiento Civil art 428, Código de
Procedimiento Civil art 775

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, tres de enero del año dos mil doce.

Cuarto: Que del examen de la sentencia de segundo grado, confirmatoria de la de primera


instancia, aparece que carece de los fundamentos que sustenten la decisión adoptada. En
efecto, si bien la sentencia ordena a la demandada el pago del daño moral que habrían sufrido
los actores, tal decisión carece de fundamento desde que el fallo se limita a reproducir la
prueba rendida en la causa, luego establece la relación de parentesco entre los actores y el
occiso y finalmente se refiere a los dichos de testigos "que declararon por Exhorto", sin
individualizarlos, los que señalaron que a los actores les unía un lazo afectivo profundo con su
hijo y hermano respectivamente, y como consecuencia de ello le extrañan. Es decir, la
sentencia no hace un análisis acerca de la forma en que los hechos de esta causa habrían
afectado a los demandantes, específicamente acerca de la existencia del daño moral
demandado. Por el contrario, la sentencia de segundo grado señaló que no existe prueba
objetiva por parte de los actores acerca del daño moral sufrido por la muerte de Miguel Ángel
Abarca Muñoz, ni se acreditó la frecuencia con que aquéllos visitaban a este último mientras se
encontraba internado en el Hospital Psiquiátrico.

Quinto: Que de lo expresado anteriormente se advierte que la sentencia carece de


consideraciones que le sirvan de fundamento, circunstancia que configura el vicio de casación
formal contemplado en el N°5 del artículo 768 del Código ya citado.

Sexto: Que lo anteriormente expuesto autoriza a esta Corte, al no existir otro medio idóneo
para corregir la deficiencia procesal comprobada, para casar de oficio la sentencia de segundo
grado por adolecer del vicio que se hizo notar, lo que hace innecesario emitir pronunciamiento
sobre el recurso de casación de fondo que se interpuso.

Redacción a cargo del Ministro Sr. Carreño.

Rol Nº 5663–2009.

Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, Integrada por los Ministros Sr. Héctor
Carreño S., Sr. Pedro Pierry A., Sra. María Eugenia Sandoval G. y los Abogados Integrantes Sr.
Ricardo Peralta V. y Sr. Domingo Hernández E. No firman, no obstante haber concurrido a la
vista y al acuerdo de la causa, los Abogados Integrantes Sr. Peralta y Sr. Hernández por estar
ambos ausentes. Santiago, 03 de enero de 2012.

Sentencia de reemplazo
Santiago, tres de enero del año dos mil doce.

TERCERO: Que según lo ha señalado reiteradamente esta Corte, existe falta de servicio cuando
éste ha funcionado deficientemente, no ha funcionado debiendo hacerlo, o lo ha hecho en
forma tardía. En el caso sublite correspondía a la parte demandante acreditarla. Sin embargo,
del mérito de la prueba rendida en autos no es posible establecer su concurrencia. En efecto,
se alega por los demandantes que el personal paramédico a cargo de los pacientes era
insuficiente para cumplir su cometido, que incluye el resguardo de la seguridad personal de
éstos. Sin embargo en autos no existen probanzas que avalen tal afirmación, pues los dichos de
las enfermeras Marienalla Mora Nuñez a fojas 170, Orielle Catalán Ubilla a fojas 238 y Lucrecia
Orellana Salgado a fojas 246 carecen de valor probatorio, toda vez que declararon como
testigos, en circunstancias que se limitaron a elaborar diversas conclusiones fundadas en
antecedentes que conocieron a través de terceros, emitiendo un dictamen acerca de la
actuación del Servicio de Salud, lo que corresponde en estricto rigor a una prueba pericial –sin
que fuesen designadas en la causa como peritos– y no a describir un hecho percibido por sus
sentidos, como testigos presenciales, ni a describir uno que conocieron por el dicho de otra
persona, como ocurre con los testigos de oídas.

SEXTO: Que, en definitiva, no existe ninguna probanza en la causa que permita establecer que
la caída al mar y posterior muerte del paciente Miguel Abarca Muñoz fue consecuencia de falta
de servicio por parte de la demandada, requisito fundamental para establecer su
responsabilidad en estos hechos, de manera que la demanda intentada no puede prosperar.

 Nro_Legalpublishing = 57657

Corte: Corte Suprema

Rol: 1532-2009

Fecha: 05/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768, Código de Procedimiento Civil art 766,
Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4, Decreto Ley N° 3063 Año 1979 art 23, Decreto Ley
N° 3063 Año 1979 art 26, Ley N° 19537 Año 1997 art 17 n° 7, Constitución Política art 7

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, cinco de enero de dos mil doce.

TERCERO: Que lo anterior significa que en los asuntos regidos por leyes especiales, cuyo es el
caso de autos desde que se trata de una reclamación contemplada en la Ley Nº 18.695, el
recurso de casación en la forma no procede por la causal del número 5 del artículo 768 del
Código citado cuando ésta se haya fundado en una causal distinta a la omisión en la sentencia
de la decisión del asunto controvertido, como ocurre en este caso.

Redacción a cargo del Ministro Señor Brito.

Rol Nº 1532–2009.

Pronunciado por la Tercera Sala de esta Corte Suprema, Integrada por los Ministros Sr. Héctor
Carreño, Sr. Pedro Pierry, Sr. Haroldo Brito, Sra. Rosa Egnem y el Abogado Integrante Sr. Jorge
Lagos.

 Nro_Legalpublishing = 57665

Corte: Corte Suprema

Rol: 7451-2009

Fecha: 06/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 7685

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, seis de enero de dos mil doce.

Quinto: Que al efecto cabe tener presente que en el recurso en análisis solamente se denuncia
como infringidos, en relación a la apreciación de la prueba, los artículos 428 y 431 del Código
de Procedimiento Civil, disposiciones que no pueden considerarse como reguladoras de la
prueba toda vez que no reúnen los requisitos exigidos por esta Corte Suprema al respecto. En
efecto, este Tribunal ha resuelto reiteradamente, que éstas son aquellas normas que el
legislador señala imperativamente a los magistrados en la operación de establecer los hechos
de la causa para asegurar un correcto juzgamiento del litigio sometido a su decisión y cuyo
quebrantamiento se produce cuando se altera el peso de la prueba, se acogen medios de
prueba que la ley no admite, se rechazan medios probatorios que la ley acepta o se desconoce
el valor de convicción que se halla establecido para determinadas pruebas, lo que claramente
no ocurre en la especie, respecto de las normas en estudio.
Octavo: Que por último cabe tener presente que si bien la decisión respecto de las costas se
incluye en el fallo impugnado, esta no participa de la naturaleza jurídica de sentencia
definitiva, toda vez que constituye una regla de carácter económico o disciplinario, siendo en
consecuencia, improcedente su impugnación a través del recurso de que se trata.

Redacción a cargo del Ministro Suplente señor Alfredo Pfeiffer Richter.

Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por los Ministros señor Patricio
Valdés A., señoras Gabriela Pérez P., Rosa Egnem S., señor Juan Fuentes B. y el Ministro
Suplente señor Alfredo Pfeiffer R.

 Nro_Legalpublishing = 57678

Corte: Corte de Apelaciones de Concepción

Rol: 1371-2011

Fecha: 06/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 254 n° 5, Código de Procedimiento Civil art 160,
Código de Procedimiento Civil art 775, Código de Procedimiento Civil art 768 n° 4, Código Civil
art 1489

Sentencia: SENTENCIA

Concepción, seis de enero de dos mil once.

QUINTO.– Que la anomalía precedentemente señalada es constitutiva del vicio de "ultra


petita" que se ha cometido en el pronunciamiento de la sentencia, indicado en el artículo 768
N° 4 del Código de Procedimiento Civil como causal que da lugar a la casación formal y que
autoriza a esta Corte para invalidar de oficio la sentencia definitiva, de acuerdo a la facultad
que le concede el artículo 775 del mismo cuerpo legal.

SEXTO.– Que esta Corte a fin de corregir el vicio procesal a que se ha hecho referencia con
anterioridad, hará uso de la prerrogativa que la ley le concede invalidando la sentencia
definitiva y dictando acto continuo y sin nueva vista, pero separadamente, la que corresponda
con arreglo a la ley.

TERCERO.– Que el artículo 254 Nº 5 del Código de Procedimiento Civil establece como
requisito de toda demanda que ella debe contener "la enunciación precisa y clara, consignada
en la conclusión de las peticiones que se sometan al fallo del tribunal".

De esta regla fundamental y de lo establecido además en el artículo 170 Nº 6 del mismo


cuerpo legal, se sigue como consecuencia que en un juicio los tribunales deben resolver en la
sentencia definitiva únicamente –en cuanto al demandante se refiere– las peticiones
enunciadas o formuladas en la conclusión o parte petitoria del escrito de la demanda y de
acuerdo con la causa de pedir que se hizo valer.

CUARTO.– Que los escritos de aclaración de la demanda y de réplica, agregados a fojas 66 y 82,
tampoco suplen la deficiencia a que se hizo mención anteriormente ya que no contienen en su
conclusión ninguna petición clara y expresa sobre el punto anotado.

QUINTO.– Que lo expuesto precedentemente, impide al tribunal declarar resueltos los


contratos de compraventa a que se alude en la demanda debido a la falta de petición concreta
en que se ha incurrido sobre tal punto, careciendo en consecuencia de competencia específica
para emitir dicho pronunciamiento, ya que la sentencia definitiva debe dictarse conforme al
mérito del proceso y no puede extenderse a puntos que no hayan sido expresamente
sometidos a juicio por las partes, sin que se pueda hacer uso de facultades oficiosas en este
caso.
SEXTO.– Que al no tener facultad el tribunal para declarar resueltos los contratos de
compraventa indicados, tampoco es posible otorgar la indemnización de perjuicios pretendida
por el actor por tratarse de una consecuencia de tal resolución, lo que lleva necesariamente a
desestimar la demanda en todas sus partes, como se expresará en lo resolutivo.

Redacción del abogado integrante don Hugo Tapia Elorza.

Ministro señor César Panés Ramírez,

Sra. Herrera

Sr. Tapia

Nro_Legalpublishing = 59538

Corte: Corte Suprema

Rol: 8898-2009

Fecha: 16/03/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 2520, Código Civil art 2509, Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5,
Código de Procedimiento Civil art 170, Código Civil art 2524, Código Civil art 2332, Código Civil art
19 y ss, Código Civil art 1445, Código Civil art 2314, Código Civil art 1438, Código Civil art 1545,
Código Civil art 2515, Código Civil art 2522

Sentencia: SENTENCIA

Segundo: Que en lo que concierne a la causal invocada cabe tener en consideración que, como
reiteradamente lo ha sostenido esta Corte, aquel vicio concurre cuando la sentencia carece de las
fundamentaciones fácticas o jurídicas que le sirven de sustento, mas no tiene lugar cuando
aquéllas existen pero no se ajustan a la tesis postulada por el reclamante, cual es la situación de
autos.

Nro_Legalpublishing = 59567
Corte: Corte de Apelaciones de Santiago

Rol: 6919-2010

Fecha: 19/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 N° 4, Código de Procedimiento Civil art 768 N° 7

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, diecinueve de marzo de dos mil doce.

6°) Que el vicio de ultra petita se produce cuando un fallo otorga más de lo pedido por las partes, o
lo extiende a puntos no sometidos a su consideración. En la especie, se advierteque las situaciones
planteadas, en opinión del recurrente, configurarían la segunda hipótesis, esto es, el yerro
consistente en extender el fallo a puntos no sometidos a la decisión del tribunal.

Nro_Legalpublishing = 59705

Corte: Corte Suprema

Rol: 8487-2010

Fecha: 26/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768, Código de Procedimiento Civil art 170, Código de
Procedimiento Civil art 795 n° 5, Código Civil art 1489, Código Civil art 795 n° 9, Código Civil art 769

Sentencia: SENTENCIA

TERCERO: Que la parte recurrente denuncia en su escrito de casación formal la infracción de los
numerales quinto, séptimo y noveno del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil.

Con respecto a la impugnación del numeral quinto del artículo 768, relacionado con lo dispuesto
en el sexto numeral del artículo 170 del Código antes mencionado, señala que la sentencia de
primer grado fue apelada por ambas partes, sin embargo el tribunal de alzada sólo se pronuncio
respecto de la apelación deducida por la demanda principal, rechazándola, pero omitiendo todo
pronunciamiento en cuanto al recurso de apelación interpuesto por la demandante principal y
recurrente;
CUARTO: Que se ha resuelto que de conformidad con lo dispuesto en el N°5 del artículo 768 del
señalado Código es causal de casación, cuando el fallo no contiene consideraciones de hecho o de
derecho que le sirvan de fundamento, esto es, cuando no se desarrollan los razonamientos que
determinen el fallo y carece de las normas de la ley, derecho o equidad que tiendan a obtener la
legalidad del mismo (Corte Suprema, Rol 4301–05, sentencia de 18 de abril de 2007). Así, en el
caso de autos, la infracción no concurre porque la sentencia de primer grado fue confirmada en
todas sus partes y sin declaraciones o complemento del tribunal de alzada. Por lo tanto, debe
entenderse que la Corte de Apelaciones la hizo suya a cabalidad. Por ello, de acuerdo al artículo
170, inciso segundo, del Código de Procedimiento Civil, no era requisito ineludible que el fallo de
segunda instancia tuviera que consignar razonamientos referentes a los fundamentos del recurso
de apelación, toda vez que, en cuanto éstos iban dirigidos a la sentencia de primer grado, para la
Corte fueron satisfechos con los motivos del juez a quo. Debido a lo cual se rechazará el recurso de
casación en la forma en lo que dice relación con este aspecto. En tales circunstancias, el recurso de
casación no fue preparado en los términos que precisa el artículo 769 del Código de Procedimiento
Civil;

QUINTO: Que la parte recurrente también denuncia la infracción al artículo 768 N° 9 en relación
con el artículo 795 N° 5 debido a que se habrían omitido documentos acompañados por las partes
por la pérdida de éstos, circunstancia que debió dar lugar a la reconstitución del expediente y a
anular la vista de la causa.

En relación con la segunda causal de casación en la forma, cabe precisar que ella se encuentra
establecida en los siguientes términos, por el N°9 del artículo 768 del Código de Procedimiento
Civil: "En haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o cualquier
otro requisito por cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay nulidad" y el N° 5 del
artículo 795 prescribe que "son trámites o diligencias esenciales en la primera o en la única en los
juicios de mayor o menor cuantía y en los juicios especiales: N°5 "La agregación de los
instrumentos presentados oportunamente por las partes, con citación o bajo apercibimiento legal
que corresponda respecto de aquella contra la cual se presentan".

De la lectura del expediente puede colegirse que no se da en el caso de autos, pues el trámite que
se dice omitido, en realidad no lo fue, toda vez que no faltó la agregación de la documental que
luego se tuvo por extraviada, sino que la misma fue acompañada en primera instancia y agregada
en forma legal en primera instancia, sin que la recurrente de casación hubiera formulado reparo
alguno en ese entonces, circunstancia que, aun de haber existido, no le es posible retomar ahora,
sin haber preparado el recurso que actualmente se resuelve;
SEXTO: Respecto de la infracción del artículo 768 N°7 del Código de Procedimiento Civil, también
denunciada, esta Corte ha sostenido reiteradamente que para que existan decisiones
contradictorias debe tratarse de dos o más decisiones incompatibles entre sí, de manera que no
pueden cumplirse simultáneamente, pues interfieren unas con otras. Luego, para que ello ocurra,
debe existir más de una decisión en el fallo recurrido.

En el caso sub lite tampoco se incurrió por los jueces del fondo en la séptima causal del artículo
768 del Código de Enjuiciamiento, puesto que el fallo impugnado no contiene decisiones
contradictorias, desde que se limita a confirmar aquél de primera instancia que desestimó la
demanda principal y acogió parcialmente la demanda reconvencional, declarando en definitiva
resuelto el subcontrato de construcción – que era también lo pedido por la actora principal – y
acogiendo la pretensión indemnizatoria de la demandante reconvencional, aunque sólo en parte
de lo impetrado. Tales decisiones de lo dispositivo de la sentencia no son antagónicas ni se
neutralizan recíprocamente, por lo que son susceptibles de cumplirse. Por lo que, no concurre el
supuesto que conforma la causal de casación en referencia;

Nro_Legalpublishing = 59962

Corte: Corte Suprema

Rol: 5517-2011

Fecha: 04/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 160,
Constitución Política art 19 n° 5 inciso 5

Sentencia: SENTENCIA

CUARTO: Que en este contexto y en relación con la causal de anulación invocada, debe anotarse
que el artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, en su numeral cuarto, le otorga en general el
nombre de ultra petita al vicio de incrongruencia consistente en dar más de lo pedido; sin expresar
su nombre, se refiere igualmente a la extra petita, que hace consistir en extenderse el
pronunciamiento del tribunal apuntos no sometidos a la decisión del tribunal, en el que se puede
comprender, además, la infra petita.

QUINTO: Que se ha sostenido que la congruencia es la conformidad que debe existir entre la
sentencia y la pretensión o pretensiones que consituyen el objeto del proceso, más la oposición u
oposiciones en cuanto delimitan este objeto. (Jaime Guasp, Derecho Procesal Civil, pag 517, citado
por Hugo Botto, La Congruencia Procesal, pag 121). "Es pues una relación entre dos términos, uno
de los cuales es la sentencia misma y, más concretamente, su fallo o parte dispositiva y otro, el
objeto procesal en sentido riguroso; no por lo tanto, la demanda, ni las cuestiones, ni el debate, ni
las alegaciones y las pruebas, sino la pretensión procesal y la oposición a la misma en cuanto la
delimita o acota, teniendo en cuenta todos los elementos identificadores de tal objeto; los sujetos
que en él figuran, la materia sobre que recae y al título que jurídicamente lo perfila". (Pedro
Aragoneses Alonso, Sentencias congruentes, pretensión, oposición, fallo, pag 11, citado por Botto,
pag 122).

SEXTO: Que efectivamente se sanciona la trasgresión de la congruencia, por cuanto ésta constituye
una garantía para las partes, un límite para el juez, que otorga seguridad y certeza a las partes e
interviene la posible arbitrariedad judicial. Por lo mismo la congruencia es un presupuesto de la
garantía del justo y racional procedimiento, que da contenido al derecho a ser oído o a la debida
audiencia de ley. Estos derechos y garantías fundamentales no sólo se vinculan con la pretensión y
oposición, sino que con la prueba y los recursos, conectándose con el principio dispositivo que
funda el proceso civil.

OCTAVO: Que, estando los tribunales en el deber de fallar los litigios conforme al mérito de autos y
con arreglo a las leyes que son aplicables al caso sometido a su conocimiento, es obvio que se
hallan facultados para hacer en sus sentencias todas aquellas consideraciones que guarden
relación con la acción deducida y que puedan desprenderse de los antecednetes del proceso.

Nro_Legalpublishing = 60217

Corte: Corte de Apelaciones de Chillán

Rol: 23-2012

Fecha: 13/04/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 19968 Año 2004 art 66, Ley N° 19968 Año 2004 art 67, Código de Procedimiento
Civil art 768, Código Civil art 321, Código Civil art 326, Ley N° 19.74 Año 2001 art 2 n° 1, Código
Civil art 232

4°.– Esta Corte desestima el recurso de casación en la forma interpuesto, por cuanto de los
antecedentes aparece de manifiesto que la recurrente no ha sufrido un perjuicio reparable solo
con la invalidación del fallo y en el presente caso, conjuntamente con el recurso de casación fue
interpuesto el recurso de apelación en contra de la misma sentencia. Por consiguiente, mediante
este último recurso, la recurrente está en situación de obtener que la sentencia en alzada sea
enmendada con arreglo a derecho, y en consecuencia, se desestimará el recurso de casación en la
forma interpuesto por la parte demandante.
Nro_Legalpublishing = 60307

Corte: Corte de Apelaciones de Rancagua

Rol: 1322-2011

Fecha: 17/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4,
Código Civil art 2503, Código Civil art 2514, Código Civil art 2515

2º. Que, teniendo presente que el perjuicio invocado por la recurrente también busca solución por
medio del recurso ordinario de apelación propuesto por éste en el primer otrosí de fojas 262, de
manera que existe otra vía para la enmienda del fallo en caso de serle perjudicial, la nulidad formal
alegada no sólo es reparable con la invalidación del fallo recurrido como lo exige el artículo 768 del
Código de Procedimiento Civil, motivo por el cual se procederá a rechazar el recurso.

Nro_Legalpublishing = 60438

Corte: Corte Suprema

Rol: 5028-2009

Fecha: 23/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 170,
Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de Aguas art 20, Código de Aguas art 1
Transitorio, Constitución Política art 19 n° 24

TERCERO: Que en cuanto a la primera causal denunciada por el recurrente, esta Corte, en
reiteradas oportunidades, ha resuelto que la "ultra petita" se produce cuando la sentencia se
aparta de los términos en que las partes sitúan la controversia por medio de sus acciones,
excepciones y defensas, alterándose su contenido, cambiando su objeto o modificando la causa de
pedir; igualmente, cuando el ente jurisdiccional otorga más de lo pedido por los intervinientes en
sus respectivos escritos de la etapa de discusión, actuaciones procesales que fijan la competencia
del tribunal o cuando, en otra hipótesis, se emite pronunciamiento acerca de asuntos no
sometidos a la decisión del tribunal (SCS, de diecisiete de junio de dos mil diez, N° 7016–08, entre
otras).

CUARTO: Que la institución en estudio, en este capítulo del recurso, aparece estrechamente unida
con la máxima de "congruencia procesal", que ostenta diferentes fundamentos, ámbitos de
aplicación y objetivos. Así por ella se busca vincular a los contendientes y al juez a la controversia,
enlaza la pretensión, la oposición, la prueba, el fallo dictado por el organismo jurisdiccional y los
recursos promovidos por los litigantes.
OCTAVO: Que, por lo anterior, para definir si existe "ultra petita", en cualquiera de sus dos
hipótesis, ha de analizarse el petitorio del escrito que contiene las pretensiones del demandante y
compararlo con lo decisorio del fallo impugnado, cuestión que como ya se ha demostrado
precedentemente, no acaece en la especie, ya que lo decidido es congruente con el sentido y
alcance de las peticiones y excepciones formuladas por las partes.

De igual modo, la doctrina ha establecido que la "ultra petita" dice relación con las peticiones que
formulan las partes y la causa en la cual se fundamentan las acciones y excepciones, pero no con
los argumentos, fundamentos o el razonamiento conforme al cual se formulan las peticiones
(Mario Mosquera Ruiz y Cristián Maturana Miquel (2010), "Los Recursos", Editorial Jurídica de
Chile, pág. 247).

UNDÉCIMO: Que en referencia al segundo vicio de anulación invocado, esto es, la causal quinta del
artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, relativa a haber sido pronunciada la sentencia con
omisión de cualquiera de los requisitos enumerados en el artículo 170 del mismo cuerpo legal,
referido específicamente a la falta de decisión del asunto controvertido, según lo ha decidido la
jurisprudencia de los tribunales superiores de justicia, al igual que importante doctrina sobre la
materia, ésta se produce –entre varias hipótesis fácticas–cuando una resolución contiene
decisiones que se destruyen las unas a las otras por ser inconciliables entre sí, de manera que no
pueden cumplirse simultáneamente, hipótesis que no sólo puede ocurrir en su parte dispositiva,
sino que puede darse perfectamente en los considerandos de la sentencia, máxime si éstos
revisten un carácter resolutivo, porque van resolviendo cuestiones parciales que sirven de
fundamento a la sección decisoria (Derecho Procesal, Juicio Ordinario y Recursos Procesales, Darío
Benavente, Editorial Jurídica de Chile, Cuarta Edición, 1997, páginas 229 y 231).

En efecto, las decisiones de la sentencia pueden encontrarse no sólo en la parte resolutiva sino que
también en algún fundamento que, junto con entregar razonamientos, proporciona la resolución
del asunto o al menos –como frecuentemente ocurre–, de parte de éstas, situación que se ha
conocido como "considerandos resolutivos". En la medida que estos basamentos decisivos son
contradictorios entre sí o con la parte resolutoria formal de la sentencia, el efecto natural y lógico
es que dichas decisiones se anulen entre sí, produciéndose de esa manera el vicio a que alude el
artículo 768 N° 5 del Código de Procedimiento Civil, en armonía con los numerales cuarto y sexto
del artículo 170 del mismo cuerpo legal, esto es, la omisión en la sentencia de la decisión del
asunto controvertido, por falta de sus consideraciones de hecho y de derecho que le sirven de
fundamento al laudo.

Nro_Legalpublishing = 60495

Corte: Corte Suprema

Rol: 7145-2010

Fecha: 25/04/2012
Leg. Aplic.: Código Civil art 1437, Código Civil art 1545, Código de Procedimiento Civil art 767,
Código de Procedimiento Civil art 768, Código de Procedimiento Civil art 805

Asimismo, la parte vencida pretende invalidar la sentencia porque uno de los


magistrados de la ILTMA. Corte de Apelaciones de Concepción no firmó el acuerdo, aun cuando
concurrió a la vista de la causa. A este respecto, reiterada jurisprudencia de este Tribunal de
Casación ha entendido que lo que se exige en la causal es que todos los jueces se presenten a la
vista de la causa (Revista de Derecho y Jurisprudencia, Tomo 152°, sección 1°, pág. 65.), de ello se
colige que la causal lo que exige es que no concurran jueces al fallo cuando no hayan estado
presentes en la vista de la causa. Por lo tanto, el reclamo de la parte vencida no resulta
procedente.

Del análisis de las reglas transcritas precedentemente, puede inferirse que los
sentenciadores de la instancia deben examinar y aquilatar la totalidad de las pruebas rendidas –
siempre que sean pertinentes a la cuestión debatida, por cierto– cualquiera sea la convicción a que
arriben en la decisión de la controversia, tanto porque es imperativo legal, como porque es
indispensable el establecimiento de los hechos que digan relación con esta última.

Ello exige efectuar, en la parte considerativa de la sentencia, un examen completo de la


prueba allegada al pleito y de los razonamientos que sirven a los magistrados para aceptarla o
rechazarla. En efecto, si el fallo omite lo anterior y prescinde absolutamente de considerar,
analizar y calificar la prueba rendida, le afecta la causal de nulidad que autoriza el recurso de
casación en la forma de acuerdo con lo dispuesto por el citado N° 5 del artículo 768 del Código de
Procedimiento Civil.

En relación con este punto, se debe recordar que el Tribunal de Casación tiene como
misión velar por la recta aplicación de las denominadas normas decisorias de la litis. Éstas dicen
relación con que la infracción de ley se produce cuando el juez, dentro de su libertad
interpretativa, contraviene fundamentalmente su texto, cuando se da un alcance distinto del dado
por el legislador, ya sea ampliando o restringiendo sus disposiciones, y, por último, cuando hace
una falsa aplicación de la ley, como sucede cuando la aplica a una situación no prevista por el
legislador o deja de aplicarla en el caso reglado ( Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 89,
sección I, pág.27). Una falsa aplicación de la ley consistiría en una violación que se da cuando aun
entendiendo rectamente una norma en sí misma, se hace aplicación de ella a un hecho no
regulado por la misma o se aplica de una manera de llegar a consecuencias jurídicas contrarias a
las requeridas por la ley (Revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 89, sección I, pág.97).

Además, para que la infracción influya en lo dispositivo del fallo es necesario que ella
determine precisamente la resolución en un sentido diverso a aquel en que se hubiere
pronunciado al no haberse incurrido en ella. (Corte Suprema, Sentencia, considerando 9, del 16
de enero de 1984, en revista de Derecho y Jurisprudencia, tomo 81, sección I, pág.8). En la especie,
no se ha dado por probada la infracción a derecho.
Asimismo, se debe recordar que solo excepcionalmente procede el recurso de casación en
el fondo respecto de leyes reguladoras de la prueba. Que tal como ha señalado esta Corte
reiteradamente, las leyes reguladoras de la prueba (como las que el recurrente estima vulneradas
en esta parte del recurso) constituyen normas básicas que limitan las facultades privativas de los
sentenciadores al momento de valorar las probanzas allegadas al juicio, y su infracción se produce,
sustancialmente, cuando se invierte el peso de la prueba; cuando se rechaza un medio probatorio
que la ley autoriza; cuando se acepta uno que la ley repudia, o cuando se altera el valor probatorio
que el legislador asigna a los diversos medios de prueba. En la medida que los jueces respeten
estas normas básicas de juzgamiento, son soberanos para apreciar la prueba, y, en consecuencia,
no serán susceptibles de ser revisadas por la vía de la casación las decisiones de los jueces del
fondo basadas en la apreciación soberana de la misma.

Nro_Legalpublishing = 60513

Corte: Corte Suprema

Rol: 3455-2010

Fecha: 26/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 768 n° 6,
Código de Procedimiento Civil art 160, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4, Código Civil art
1560, Código Civil art 1563, Código Civil art 1564, Código Civil art 1566, Código de Comercio art
553, Código Civil art 1545, Código de Procedimiento Civil art 773

SEGUNDO: Que cabe desde luego prevenir que la causal invocada de extra petita constituye una
variante del enunciado latino ultra petita, designado como causal del recurso de casación en la
forma en el artículo 768, N° 6° del ordenamiento procesal en lo civil. Sin distinguir entre sus
diversas variedades doctrinales – ultra petita propiamante tal, extra petita y citra petita, sobre lo
cual no abundaremos – nuestro legislador incorpora en esa disposición las dos primeras
hipótesis, consistentes en otorgar más de lo pedido por las partes, circunstancia que puede darse
tanto respecto de la pretensión como de la oposición, o en extender el pronunciamiento a
cuestiones no sometidas a la decisión del tribunal, que puede incluso estar referida a negar lo
que no ha sido solicitado, sea por vía de pretensión u oposición.

Estas dos modalidades viciosas representan otras tantas vertientes de incongruencia procesal, la
que, parafraseando a GUASP, puede entenderse como una disconformidad entre la sentencia y la
pretensión o pretensiones que constituyen el objeto del proceso, más la oposición u oposiciones
en cuanto delimitan este objeto (Jaime Guasp, Derecho Procesal Civil, página 517, citado por Hugo
Botto, La Congruencia Procesal, página 121).

Nro_Legalpublishing = 60517
Corte: Corte Suprema

Rol: 8949-2009

Fecha: 26/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768, Código de Procedimiento Civil art 795 n° 1,
Código de Procedimiento Civil art 303 n° 1, Código de Procedimiento Civil art 305, Ley N° 18046
Año 1981 art 133, Ley N° 18046 Año 1981 art 125 inciso 2, Ley N° 18046 Año 1981 art 4 n° 10, Ley
N° 18046 Año 1981 art 133 bis, Ley N° 18046 Año 1981 art 390, Ley N° 18046 Año 1981 art 41,
Código Civil art 2314, Código Civil art 1545, Código Civil art 13, Código Orgánico de Tribunales art
227, Código de Procedimiento Civil art 83, Código de Procedimiento Civil art 2314, Código de
Procedimiento Civil art 2316, Código de Comercio art 415

Tercero: Que para que sea procedente el recurso de casación en la forma por la falta invocada en
la especie, es indispensable, como lo exige el artículo 769 del Código de Procedimiento Civil que,
el que lo entabla haya reclamado de ella, ejerciendo oportunamente y en todos sus grados los
recursos establecidos por la ley, requisito al cual no se ha dado cumplimiento en autos , desde
que la demandante no interpuso recurso de nulidad formal contra la sentencia de primer grado y
la actualmente impugnada es confirmatoria de aquélla, sin mayores modificaciones.

Cuarto: Que sin perjuicio que lo razonado resulta suficiente para desechar la nulidad impetrada, es
necesario agregar que tampoco los hechos invocados configuran la causal, toda vez que la falta de
emplazamiento no la alega la demandada sino la demandante quien, en todo caso, no señala que
la primera no haya sido debidamente emplazada, sino sólo sobre la oportunidad procesal en la que
ésta hizo valer la excepción de incompetencia absoluta del tribunal para conocer de la acción
interpuesta por los actores fundada en lo dispuesto en el artículo 133 de la Ley N°18.046.

Nro_Legalpublishing = 60550

Corte: Corte de Apelaciones de Santiago

Rol: 5725-2010

Fecha: 27/04/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 18092 Año 1982, Código de Procedimiento Civil art 768

3º.– Que, también debe desestimarse la argumentación que en la etapa de cumplimiento


incidental del fallo no son procedentes las tercerías. En efecto, las tercerías son la actuaciones de
los terceros en los procedimientos que, pese a tener interés en los resultados, ellos no han iniciado
o no se han iniciado en su contra, y que en el juicio ejecutivo, la intervención de los terceros se
encuentra regulada en forma precisa a partir de los artículos 518 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil, para aquellos que tienen intereses distintos a ambas partes (terceros
excluyentes, en las tercerías de dominio o de posesión) o sólo respecto de una de ellas (tercerías
de pago o de prelación).

Para estos efectos, es necesario recordar que en este juicio, las únicas partes son el acreedor
ejecutante y el deudor ejecutado, siendo toda otra persona interesada que intervenga en el
procedimiento un tercero.

4º.– Que, desde el punto de vista de la historia de la ley, la existencia de procedimientos breves,
como lo son las tercerías en los juicios ejecutivos, no miran al interés del tercerista, sino que más
bien al interés del ejecutante.

Así, en el sesión tercera de la Comisión Mixta que revisó el proyecto de la ley que posteriormente
será el Código de Procedimiento Civil, se puede leer lo siguiente: "Analizada esta disposición,
expuso el señor Yáñez que había conveniencia en facilitar la entrada de un tercero al pleito en que
tiene interés a fin de que se ventile en un solo litigio lo que de otro modo exigiría dos contiendas
sucesivas, pero desde el momento en que se le admite como parte, por calificar el juez que tiene
interés en el juicio, debe figurar como parte directa y correr con él todos los plazos en la forma
ordinaria, y no en la excepcional establecida en el artículo 16 (actual artículo 15), pues no habría
razón alguna para no concederle la amplitud de defensa que como a tal le corresponde. En
consecuencia, hizo indicación para que se reemplazara la palabra «admitirá» que emplea el
artículo, por la frase «podrá el juez admitir», y se suprimirá la frase «en la forma establecida en el
artículo 16». El señor Riesco, por su parte, sostuvo que debía mantenerse el artículo en la forma en
que está redactado, porque de esta manera se evita que la parte interesada en demorar el juicio
pueda coludirse con un tercero que se presente con el sólo objeto de prolongar su tramitación.
Agregó que el tercero no estaba obligado a entrar al pleito y a sujetarse, por tanto, a la disposición
del artículo en estudio, ya que tendría expedito su derecho para deducir su acción por separado.
Los señores Ballesteros y Montt sostuvieron las mismas ideas insinuadas por el señor Riesco. El
señor Richard cree que no solo debía limitarse el derecho del tercero en la forma que este artículo
establece, sino que debía negársele en absoluto la entrada al juicio y suprimir, por lo tanto, dicho
artículo, para evitar los entorpecimientos consiguientes a su intervención. No lo estimaron así los
demás miembros de la Comisión y contra la opinión de los señores Richard y Yáñez, se resolvió
aprobar sin modificación el artículo del proyecto" (Santiago Lazo. "Los Códigos Chileno Anotados.
Código de Procedimiento Civil. Orígenes, concordancias y jurisprudencia". Poblete Cruzat Editores.
1916, Pág. 50).

Nro_Legalpublishing = 60590

Corte: Corte Suprema


Rol: 3965-2011

Fecha: 02/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 170 N° 4, Código de Procedimiento Civil art 170 N° 6,
Código de Procedimiento Civil art 768 N° 5

OCTAVO: Que, por otra parte, tanto la jurisprudencia como la doctrina se han preocupado también
de hacer hincapié en la trascendencia del presupuesto procesal en examen, aduciendo para ello
diversas razones.

Se ha expresado, en esta tesitura que, al establecerse por el ordenamiento la obligación de


fundamentar las sentencias, se pretende que éstas se expidan con arreglo a los criterios de
racionalidad y de sujeción a la ley, descartándose con ello preventivamente cualquier asomo de
arbitrariedad o "despotismo judicial".

Al mismo tiempo, se considera que el señalado deber de los jueces asume una finalidad persuasiva
respecto de las partes, en cuanto, al exponer el fallo las razones de carácter fáctico y jurídico,
quedarán éstas en situación de comprender la exactitud y corrección de tales razonamientos y que
la decisión a la que sirven de asidero constituye expresión genuina de la ley; y, en la eventualidad
de que tal convicción no llegue a producirse, cuenten con los elementos de juicio necesarios para
impugnar lo resuelto, utilizando los medios recursivos idóneos al efecto.

Siendo, en fin, las sentencias el instrumento mediante el cual los jueces desempeñan la función
jurisdiccional, que constituye una parte de la soberanía cuyo ejercicio les es delegado por la
nación, tienen los componentes de ésta el derecho a controlar la racionalidad y justicia de sus
decisiones, a través del examen de las razones que se aducen para fundamentarlas;

Nro_Legalpublishing = 60597

Corte: Corte de Apelaciones de Santiago

Rol: 1654-2011

Fecha: 02/05/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 19968 Año 2004 art 67 n° 6 letra b, Ley N° 19968 Año 2004 art 66 n° 3, Ley N°
19968 Año 2004 art 66 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 768 n° 4, Ley N° 19947 Año 2004 art
62

OCTAVO: Que, no obstante lo expresado precedentemente, se debe representar a la juez de la


instancia, la presentación formal de la sentencia. Tal como lo reclama el impugnante, estos
sentenciadores coinciden en cuanto a que el fallo en su conjunto, usa y abusa del sistema de
"copiar y pegar" el contenido de las actas de las audiencias, descuidando incluso el ni siquiera
homogeneizar el tipo de letra y el formato de todo aquello que copia y pega, observándose
párrafos ininteligibles, subrayados y, múltiples errores de redacción, puntuación y sintaxis, por lo
que la presentación del fallo denota un completo desorden y una falta del más mínimo cuidado
que debe observarse cuando se trata de un pronunciamiento jurisdiccional, todo lo cual hace muy
complicada su lectura, lo que resulta inaceptable en una sentencia que por su naturaleza es de
carácter público y de tanta relevancia para las partes a quienes afecta. Lo anterior se torna más
grave aún, cuando una de las partes se ve forzada a requerir una rectificación, aclaración o
enmienda, que en dos de su tres acápites, tiene su basamento en errores y faltas de cuidado de la
naturaleza de los anteriormente referidos.

Nro_Legalpublishing = 60670

Corte: Corte Suprema

Rol: 8512-2011

Fecha: 07/05/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1464 N° 3, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de
Procedimiento Civil art 768

NOVENO: Que esta regla directriz del procedimiento encuentra expresión normativa en el artículo
160 del Código de Procedimiento Civil, de acuerdo con el cual, las sentencias deben pronunciarse
conforme al mérito del proceso y no pueden extenderse a puntos que no hayan sido expresamente
sometidos a juicio por las partes, salvo en cuanto las leyes manden o permitan a los tribunales
proceder de oficio.

El precepto, así transcrito, como lo ha señalado la jurisprudencia de este Tribunal, constituye una
norma ordinatoria litis, en cuanto entraña una regla general del procedimiento, que no sirve de
base para decidir la controversia sometida a la decisión del juez; razón por la cual, su vulneración
no permite fundar un recurso de casación en el fondo; y tampoco da pábulo para cimentar en ella
un arbitrio de nulidad formal, por no encuadrar en alguna de las causales previstas taxativamente
al efecto en el artículo 768 del Código de Procedimiento Civil; sin perjuicio de la estrecha
vinculación que guarda con el vicio de ultra petita allí contemplado, según luego se ha de expresar;

DECIMOSÉPTIMO: Que resulta pertinente puntualizar, en atención a la naturaleza del vicio


invocado, que el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil establece que la excepción de cosa
juzgada puede alegarse por el litigante que haya obtenido en el juicio y por todos aquéllos a
quienes, según la ley, aprovecha el fallo, siempre que entre la nueva demanda y la anteriormente
resuelta exista identidad legal de personas, de cosa pedida y de causa de pedir. Al efecto, cabe
tener presente que los presupuestos objetivos de la cosa juzgada se refieren a la cosa pedida y a la
causa de pedir. El primero se relaciona con el beneficio inmediato que se reclama y al cual se
pretende tener derecho y, materialmente, se identifica tanto con la pretensión hecha valer por el
actor en su demanda como por las contraprestaciones opuestas por el demandado. El segundo de
dichos presupuestos se encuentra definido en la ley procesal como el fundamento inmediato del
derecho deducido en el juicio.

Del tenor de la disposición citada y el análisis de sus requisitos de procedencia se constata que el
instituto en estudio está concebido para evitar distintos pronunciamientos sobre una misma
materia y supone la existencia de dos demandas ventiladas en juicios diversos;

DECIMOCTAVO: Que la cosa juzgada se concibe como un estado jurídico producto de la solución de
un conflicto mediante la intervención de un tribunal y apunta al efecto que producen algunas
resoluciones judiciales que han entrado a resolver sobre el fondo del objeto del proceso, en el
sentido que lo decidido en éstas resulta inmutable y obligatorio, y tiene por finalidad que no vuelva
a debatirse entre los interesados el asunto que ya ha sido objeto de una decisión. Es así como debe
tenerse presente que el sentido y efecto de cosa juzgada importa producir la certeza de los
derechos, lo que impide un nuevo pronunciamiento sobre lo que fue juzgado, o como ya lo ha
asentado esta Corte en anteriores decisiones sobre la materia, trae como consecuencia "el efecto
de verdad jurídica indiscutible e inamovible que producen las sentencias firmes o ejecutoriadas".
Tal efecto, de acuerdo al artículo 175 del Código de Procedimiento Civil, es propio de sentencias
definitivas o interlocutorias firmes, que producen la acción y la excepción de cosa juzgada.

Fluye, entonces, que a diferencia de lo pretendido por el recurrente, no cabe concebir la


institución que se analiza como configurada en el marco de un mismo procedimiento, tanto porque
el citado artículo 177 supone la existencia de dos demandas, cuanto porque de ser admisible la
cosa juzgada en un mismo juicio resultaría innecesario exigir la triple identidad a que alude la
señalada norma, elemento que siempre y a todo evento concurre entre dos resoluciones dictadas
en un mismo juicio, en la medida que afecte a los mismos intervinientes en el proceso. De lo
anterior se concluye que la excepción de cosa juzgada exige entonces pluralidad de juicios,
identidad de partes, causa de pedir y objeto pedido;

DECIMONOVENO: Que por otra parte, cabe tener presente, que para que una sentencia
interlocutoria produzca el efecto de cosa juzgada, debe, además, de encontrarse firme, contener
un pronunciamiento de carácter sustancial, esto es, que verse sobre el fondo del asunto
controvertido o equiparable al mismo y no sobre un derecho o cuestión meramente procesal. Así
lo sostiene también el profesor Alejandro Romero Rojas, en su obra "La Cosa Juzgada en el Proceso
Civil Chileno". (Editorial Jurídica, año 2002, página 25), al señalar: "las interlocutorias que se
pronuncian sobre algún aspecto procesal, en el transcurso del juicio, al no contener una decisión
sobre el fondo no producen cosa juzgada; por lo mismo, los efectos jurídicos de tales resoluciones
se explican dentro de las consecuencias jurídicas que acarrea la preclusión". De este modo, la
resolución que recibe la causa a prueba, en cuanto resuelve sólo sobre un trámite que debe servir
de base al pronunciamiento de la sentencia definitiva, no genera el efecto de cosa juzgada que
pretende el demandante, pues la inclusión o exclusión de un punto de prueba, no condice con la
idea de juzgamiento, respecto de la procedencia de la acción intentada;

TRIGÉSIMO OCTAVO: Que, por consiguiente y siguiendo la regla común prescrita en el artículo 83
del Código de Procedimiento Civil, lo debido era que el demandante, parte en ese juicio en que se
llevó a efecto la pública subasta, por haber verificado créditos en la quiebra, promoviera el
respectivo incidente de nulidad dentro del plazo de cinco días, contados desde que apareciere o se
acreditare que tuvo conocimiento del vicio. Esto último, en razón de que ese litigante exhibía allá el
mismo interés o legitimación que ha venido a esgrimir como demandante de nulidad en este juicio
ordinario.

Al respecto se ha dicho: "En cuanto a los incidentes originados en irregularidades suscitadas en el


curso del proceso, cualquiera sea el efecto que en él produzcan, caen de plano en las normas del
referido artículo 82, que tiene el carácter de especial frente al 85, que se refiere a los incidentes en
general, dejando al primero la reglamentación de los de nulidad. Deben promoverse dentro del
plazo de cinco días señalados, a menos que antes se realice una gestión que suponga conocimiento
del vicio" (Julio Salas Vivaldi, "Estudios de Derecho Procesal", Ed. Lexis Nexis, pág. 271).

El mismo autor, refiriéndose a las características de la nulidad procesal, añade en otra de sus obras:
"Sólo puede intentarse o solicitarse la anulación de un acto o actuación procesal durante el
transcurso del juicio, de lo que se desprende que los vicios cometidos en él quedan saneados una
vez fenecido éste. A diferencia, entonces, de la nulidad civil, que queda saneada con el transcurso
de cierto lapso de tiempo determinado previamente, la nulidad procesal para estos efectos mira a
otras circunstancias. No es el transcurso del tiempo el que hace desaparecer esta institución, sino
el principio in limine litis". (Los Incidentes y en Especial el de Nulidad Procesal, Ed. Jurídica de
Chile, pág. 103);

Nro_Legalpublishing = 60713

Corte: Corte Suprema

Rol: 2398-2011

Fecha: 09/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768

DECIMOQUINTO: Que resulta atinente, además, referirse al capítulo de casación que se sustenta
en la causal de utra petita, por cuanto los sentenciadores excedieron sus facultades al declarar la
nulidad del usufructo por objeto ilícito no obstante que la demandada y demandante
reconvencional argumentó para sostener la nulidad que pretende, que el contrato versaría sobre
causa ilícita. Aún más, sostiene que los jueces de segunda instancia no podían hacer una
declaración de nulidad de oficio por impedírselo la norma del artículo 1683 del Código Civil que
determina el plazo en que aquella facultad se puede ejercer y que en el caso propuesto, se
encontraba vencido;

DECIMOSEXTO: Que en efecto, la declaración de los jueces, para acoger la nulidad de que se trata,
se aleja de los argumentos y consideraciones que se esgrimieron por la demandante
reconvencional, dado que siempre sostuvo que la nulidad que impetraba se afirmaba en que el
contrato de usufructo incurrió en causa ilícita, circunstancia que el fallo cuestionado evadió u
omitió y sustituyó por objeto ilícito, desde que no podía alterar la causa de pedir invocada por la
parte interesada;

DECIMOSEPTIMO: Que a la reflexión anterior cabe agregar que ostensiblemente los sentenciadores
al acoger la acción de nulidad absoluta, sobrepasaron el término que para ese efecto contempla el
artículo 1683 ya citado y que se extiende por un lapso de diez años, puesto que al interponerse la
demanda reconvencional ya se encontraba cumplido en exceso;

DECIMOCTAVO: Que, consiguientemente, debe darse acogida, así mismo, a la nulidad de la


sentencia observada, por la causal de ultrapetita;

Nro_Legalpublishing = 60737

Corte: Corte Suprema

Rol: 12116-2011

Fecha: 10/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 346 n° 3, Código de Procedimiento Civil art 384 n° 2,
Código Civil art 2446, Código Civil art 1682, Código de Procedimiento Civil art 394, Código Civil art
1451, Código Civil art 1482, Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de Procedimiento
Civil art 170 n° 4, Código Civil art 1713, Código Civil art 1701, Código Civil art 157, Código Civil art
1739 inciso 2, Código Civil art 2485

CUARTO: Que la revisión de la forma en que se han dado por establecidos los hechos por parte de
los jueces de la instancia, al conocer de un recurso de casación en el fondo, ha sido una tarea que
muchos ordenamientos no permiten, dejando definitiva e inmutablemente resuelta esta materia
conforme al juicio de los magistrados del mérito.

El sistema chileno, en lo referente al recurso de casación en el fondo, ha transitado desde la


imposibilidad de modificar los hechos a la aceptación jurisprudencial en materia civil, aspecto que
se cumple ante el supuesto que los recurrentes denuncien infringidas las normas que gobiernan la
prueba. En efecto, no puede soslayarse la importancia de la correcta aplicación de la ley en la
determinación de los presupuestos fácticos –materia integrada por la noción de leyes reguladoras
de la prueba–, desde que sólo una vez fijados aquéllos, procederá la determinación de la correcta
aplicación de las normas sustantivas que reglan el asunto sometido al conocimiento de los
sentenciadores del fondo, pero en lo cual resulta igualmente relevante el estricto cumplimiento de
la legislación que regula, con un carácter objetivo, los distintos aspectos que integran la actividad
probatoria de las partes y el tribunal;

QUINTO: Que de lo dicho con antelación se desprende que esta Corte, conociendo de una nulidad
de fondo, puede entrar a apreciar la forma como han sido fijados los hechos, al precisar la correcta
aplicación de las normas legales pertinentes a la prueba, pero para ese exclusivo objeto: examinar
la legalidad en la fijación de los hechos y, por lo mismo, su validez. La Corte Suprema no varía los
hechos y sobre ellos asienta una nueva decisión, así únicamente en el fallo de casación establece
que aquellos supuestos fácticos –fijados erróneamente– no permiten llegar a la determinación
adoptada por los jueces de la instancia en cuanto a la aplicación del derecho sustantivo. En una
labor anexa a ésta, determinando los hechos correctamente decide la litis conforme a la normativa
aplicable a esos nuevos supuestos fácticos establecidos válidamente, esto es, en el fallo de
reemplazo.

Para llegar a tal actuación compleja, que conforman el fallo de casación y la sentencia de
reemplazo, es preciso que se conjugue la primera con la segunda decisión. En lo medular se podrán
variar los hechos asentados por los jueces del mérito, circunstancia que tendrá lugar cuando se
haya constatado la transgresión de normas que reglan la prueba. Se les atribuye tal naturaleza a
aquellas directrices o pautas fundamentales, impuestas por la ley, que se encargan de determinar
los diferentes medios probatorios, el procedimiento y la oportunidad en que deben ofrecerse,
aceptarse y rendirse las probanzas, la fuerza o valor de cada medio y la manera como el tribunal
debe ponderarlos, importando verdaderas obligaciones y limitaciones dirigidas a ajustar las
potestades de los sentenciadores en dicho ámbito y, de esta forma, conducir a una correcta
decisión en el juzgamiento.

El legislador ha adoptado la decisión política básica y fundamental en cuanto al sistema probatorio,


el procedimiento y la ponderación, ajustarse a él es una obligación de los magistrados. Ante tal
determinación legislativa, su transgresión trae aparejada una sanción, cual es su ineficacia, la que
se declara mediante una acción de nulidad.

Así, las leyes reguladoras de la prueba en el sistema probatorio civil están referidas: 1) a aquellas
normas que instituyen los medios de prueba que pueden utilizarse para demostrar los hechos en
un proceso; 2) las que precisan la oportunidad en que pueden valerse de ellos; 3) las que se
refieren al procedimiento que las partes y el juez deben utilizar para ofrecer, aceptar y aportar
las probanzas al juicio; 4) a aquellas reglas que asignan el valor probatorio que tiene cada uno de
los medios individualmente considerados y 5) a las que disciplinan la forma como el
sentenciador debe realizar la ponderación comparativa entre los medios de la misma especie y
entre todos los reconocidos por el ordenamiento legal.
Empero, sólo a algunas de las normas relativas a la prueba se le reconoce el carácter de
esenciales respecto de la actividad probatoria y que es objetivamente ponderada por el
legislador –que permite justificar la intervención del Tribunal de Casación–, pues no queda
dentro del criterio o decisión subjetiva de los magistrados que aquilatan los antecedentes, por ello
su conculcación se puede producir en las siguientes circunstancias: a) al aceptar un medio
probatorio que la ley prohíbe absolutamente o respecto de la materia de que se trata; b) por el
contrario, al rechazar un medio que la ley acepta; c) al alterar el onus probandi o peso de la
prueba, en quien queda radicada la carga de aportar los elementos que acreditan los hechos que
conforman la litis; d) al reconocer a un medio de prueba un valor distinto que el asignado
expresamente por el legislador o hacerlo sin que se cumplan los supuestos objetivamente
determinados por el legislador; e) igualmente, a la inversa, al desconocer el valor que el legislador
asigna perentoriamente a un elemento de prueba, cuando éste cumple efectivamente los
supuestos legales, y f) al alterar el orden de precedencia en que deben ser llamados los medios
probatorios y que la ley les asignare, en su caso.

Se excluye de la labor anterior la ponderación comparativa de una misma clase de medio


probatorio o de la apreciación que se realiza en conjunto de todos los medios. Esta exclusión se
justifica en el antecedente que la actividad jurisdiccional considera un componente básico de
prudencia en la decisión, por cuanto las determinaciones que adoptan los jueces, sustentadas en
aquellos preceptos –como se ha dicho–, le otorgan libertad en la justipreciación de los diversos
elementos probatorios, por lo que quedan al margen del examen que se realiza por la vía de
legalidad en la casación;

Nro_Legalpublishing = 60974

Corte: Corte Suprema

Rol: 9338-2009

Fecha: 25/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código Civil art 1545

QUINTO: Que a fin de efectuar una delimitación precisa del asunto sometido a la decisión del
tribunal el legislador procesal civil dispuso, como exigencia de toda demanda y contestación, no
sólo que se expusieran claramente tanto los hechos como el derecho que fundamentan la
pretensión hecha valer, sino también que se enunciaran en forma precisa y clara las peticiones
sometidas al fallo, de lo cual se deriva que las peticiones que se someten al tribunal deben
consignarse en la conclusión de la demanda y son ellas las que forman el asunto controvertido
cuya decisión debe contener la sentencia (Corte Suprema, 10 de marzo de 1916, R. t. 13, secc. 1ª,
p. 327; Corte Suprema, 14 de noviembre de 1914, R. t. 12, secc. 1ª, p. 477, en el mismo sentido
Corte Suprema, 16 de diciembre de 1993, R. t. 90, secc. 1ª, p. 145), cuestión que importa que el
concepto de acción que utiliza el numeral 6º del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil ha
de ser entendido como sinónimo de derecho que se ejerce en juicio (Corte Suprema, 25 de abril de
1928, R. t. 26, secc. 1ª, p. 157), concepto que se ajusta normativamente al de excepción, pues ésta
ha de ser concebida como un poder jurídico del que se halla investido el demandado que lo
habilita para oponerse a la acción, es decir, es un hecho jurídico que aduce en su favor el
demandado y que tiene la virtud de impedir el nacimiento del derecho objeto de la acción, de
producir la extinción del mismo o de impedir el curso de la acción, o tienen el carácter de simples
alegaciones, defensas o argumentaciones respecto de las cuales no se pide declaración y que no
tienden a enervar la acción.

SEXTO: Que la conceptualización antes referida ha permitido a esta Corte sostener que "el asunto
controvertido queda fijado en primera instancia por las acciones promovidas por el demandante
en su demanda, por las excepciones opuestas por el demandado, por la reconvencional y
excepciones a ella, si esta se produce, y las excepciones que la ley permite formular en cualquier
estado de la causa" (Corte Suprema, 15 de junio de 1962, R. t. 59, secc. 1ª, p. 176), pues al tribunal
no le corresponde emitir pronunciamiento respecto de excepciones o defensas que fueran
formuladas en una oportunidad legal impropia, de hecho incluso la alegación opuesta en un escrito
de dúplica no puede considerarse como excepción en el juicio a menos que sea de aquellas que
puedan oponerse en cualquier estado del proceso (Corte Suprema, 11 de noviembre de 1964, R. t.
61, secc. 1ª, p. 388, y, Corte Suprema, 12 de noviembre de 1945, R. t. 45, secc. 1ª, p. 510).

Nro_Legalpublishing = 60977

Corte: Corte Suprema

Rol: 11046-2011

Fecha: 25/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4,
Código de Procedimiento Civil art 170 n° 5, Código de Procedimiento Civil art 169 y ss, Ley N° 3390
Año 1918 art 5 Transitorio, Código de Procedimiento Civil art 177

QUINTO: Que del contexto delineado en los párrafos anteriores, surge como observación
preliminar que la resolución criticada no aparece desprovista de consideraciones orientadas a
desestimar la demanda, puesto que deja en claro la razón que, bajo la óptica procesal –ergo
adjetiva y, por lo mismo, de examen previo al análisis del fondo del negocio–, llevó a los jueces del
fondo a repudiar la vía directa por la que se ha accionado de prescripción adquisitiva,
determinando, en cambio, que la alegación de dicho modo de adquirir el dominio pertenece al
elemento de la causa de pedir, concebida en el artículo 177 del Código Procedimental Civil como el
fundamento inmediato del derecho deducido en juicio o, en otras palabras, del objeto o beneficio
jurídico pedido.

Esa razón fundada en el ámbito procesal, que para los sentenciadores fue gravitante para zanjar la
contienda, evidencia que el fallo refutado no omitió sino que comprende las lucubraciones,
acertadas o no, que estimaron necesarias para arribar a la conclusión que anotaron. Lo expuesto
evidencia el debido cumplimiento de la exigencia que en el recurso se estima preterida.

Nro_Legalpublishing = 60978

Corte: Corte Suprema

Rol: 11112-2011

Fecha: 25/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 N° 4

TERCERO: Que la cátedra comparada ve en la denominada ultra petita –más allá de lo pedido–, una
deficiencia que ataca un principio rector de la actividad procesal, cual es, el axioma de la
congruencia y ese ataque se produce, precisamente, con la "incongruencia", que como lo
desarrolla el tratadista español Manuel Serra Domínguez (Derecho Procesal Civil, pág. 395), en su
acepción más simple y general, puede ser considerada "como la falta de adecuación entre las
pretensiones de las partes formuladas oportunamente y la parte dispositiva de la resolución
judicial". También se ha dicho que consiste en el deber de los órganos judiciales de decidir los
conflictos que a su consideración se hayan sometido, dando respuesta a las distintas pretensiones
formuladas por las partes a lo largo del proceso, a todas ellas, pero sólo a ellas, evitando que se
produzca un desajuste entre el fallo judicial y los términos en que las partes promovieron sus
pretensiones. Y que la incongruencia es "un desajuste entre el fallo judicial y los términos en los
que las partes han formulado sus pretensiones que constituyen el objeto del proceso en los
escritos esenciales del mismo. Al conceder más, menos o cosa distinta a lo pedido".

CUARTO: Que del análisis de la doctrina y de la jurisprudencia expuestas, y que esta Corte
comparte, fluye que la "incongruencia" puede tener tres manifestaciones: a) incongruencia por
ultra petita, cuando el fallo otorga mas de lo pedido; b) incongruencia por citra petitum, llamada
también, omisiva o ex silentio, que se produce cuando el dictamen omite resolver sobre alguna de
las cuestiones planteadas; y, c) incongruencia por extra petitum o exceso, que se manifiesta
cuando el órgano judicial concede o se pronuncia sobre una pretensión que no fue invocada por
los litigantes.

QUINTO: Que en lo que concierne al ordenamiento jurídico nacional, el ordinal 4° del artículo 768
del compendio procedimental civil, recoge expresamente este asunto, pero engloba la primera y la
tercera de las variantes señaladas, o sea, da el nombre de ultra petita al vicio de incongruencia
consistente en dar más de lo pedido y a la anomalía que radica en extenderse a puntos no
sometidos a la decisión del tribunal.

Nro_Legalpublishing = 60982

Corte: Corte Suprema

Rol: 840-2010

Fecha: 25/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 785 n° 5, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 6,
Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 5, Código de
Aguas art 129 bis n° 7, Constitución Política art 19 n° 3 inciso 5, Código Civil art 1700 y ss, Código
de Aguas art 129 bis 9, Código de Aguas art 59, Código de Procedimiento Civil art 768

DÉCIMO TERCERO: Que, a mayor abundamiento, cabe tener presente que el recurso de nulidad
intentado, según lo dispone el artículo 767 del Código de Procedimiento Civil, procede en contra
de las sentencias que se hayan pronunciado con infracción de ley y cuando dicha infracción haya
influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo. Por su parte, para que un error de derecho
pueda influir sustancialmente en lo dispositivo del fallo, como lo exige la ley, aquél debe consistir
en una equivocada aplicación o interpretación o en falta de aplicación de las normas destinadas a
decidir la cuestión controvertida, situación que no se ha constatado en el caso, desde que si bien el
recurso acusa infracción del artículo 129 bis 9 del Código de Aguas, que establece que el Director
General de Aguas, no podrá considerar como sujetos al pago de la patente en cuestión aquellos
derechos de aprovechamiento para los cuales existan obras de captación de las aguas,
entendiéndose por éstas, tratándose de aguas subterráneas, las que permitan su alumbramiento,
no denuncia como infringido el artículo 59 del texto citado, que establece que la explotación de las
aguas deberá efectuarse de acuerdo a las normas generales, previamente establecidas por la
Dirección General de Aguas, en virtud del cual dicho organismo dictó la Resolución N°341 de 2005,
hoy Resolución 425 de 2007, la que en su artículo 44, para los efectos del artículo 129 bis 9 inciso
final antes indicado, definió las obras de captación de aguas subterráneas que permitan su
alumbramiento como aquellas instalaciones definitivas que hagan posible la efectiva utilización de
las aguas.

Nro_Legalpublishing = 61080

Corte: Corte Suprema

Rol: 298-2012

Fecha: 31/05/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 170 N° 4, Código de Procedimiento Civil art 768 N° 5

NOVENO: Que, en consecuencia, los jueces, para dar estricto cumplimiento a lo dispuesto por el
constituyente y el legislador, han debido ponderar toda la prueba rendida en autos, tanto aquélla
en que se sustenta la decisión, como la descartada o aquélla que no logra producir la convicción
del sentenciador en el establecimiento de los hechos, lo cual no se logra con la simple enunciación
de tales elementos, sino que con una valoración racional y pormenorizada de los mismos.

Cabe, en este mismo sentido, tener presente que "considerar" implica la idea de reflexionar
detenidamente sobre algo determinado y concreto. En consecuencia, es nula, por no cumplir con
el precepto del Nº 4 del artículo 170 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia que hace una
estimación de la prueba y deduce una conclusión referente a la materia debatida sin analizarla,
como también la que realiza tal labor en términos generales, limitándose a expresar únicamente
que las probanzas acreditan o no un hecho dado o las declara ilegales o impertinentes o, por
último, considera inoficioso pronunciarse acerca de ellas;

DÉCIMOCUARTO: Que es así como del contexto de justificación que antecede, queda claramente
demostrada la falta absoluta a las disposiciones y principios referidos en que incurrieron los jueces
de la segunda instancia, al prescindir de la cabal ponderación de la prueba rendida en autos, como
al carecer su fallo de los razonamientos indispensables para fundar sus conclusiones y sustentar la
revocación del fallo de primer grado y en consecuencia rechazar en definitiva la demanda. De este
modo el fallo de la I. Corte ha incurrido en el vicio de casación más arriba descrito consistente en el
previsto en el artículo 768 N° 5, en relación con el artículo 170 N° 4, ambos del Código de
Procedimiento Civil, por la falta de consideraciones de hecho y de derecho que le sirven de
fundamento al fallo;

DÉCIMOQUINTO: Que el artículo 775 del Código de Procedimiento Civil dispone que los tribunales,
conociendo, entre otros recursos, por la vía de la casación, pueden invalidar de oficio las
sentencias, cuando los antecedentes manifiesten que ellas adolecen de vicios que dan lugar a la
casación en la forma, oyendo a los abogados que concurran a alegar, exigencia que no pudo ser
satisfecha, en este caso, por no haber éstos comparecido a estrados;

Nro_Legalpublishing = 61198

Corte: Corte Suprema

Rol: 11741-2011

Fecha: 06/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 434 N° 7, Código de Procedimiento Civil art 695

PRIMERO: Que el recurrente sostiene que la sentencia de segundo grado que, en lo pertinente a
este recurso, revocó la de primera instancia, acogiendo, en definitiva, la excepción del numeral 7º
del artículo 464 del Código de Procedimiento Civil opuesta a la ejecución, ha sido dictada con
infracción de disposiciones legales, según pasa a explicar:

SEGUNDO: Que la cuestión crucial que el presente recurso de casación ofrece, consiste en
determinar si una sentencia que acogió una demanda sobre obligación de rendir una cuenta, y que
no fijó un término para cumplir con dicha obligación, puede ejecutarse judicialmente o requiere
previamente que al deudor se le determine un plazo para constituirlo en mora. Para resolver esta
cuestión, conviene precisar primeramente que en nuestro sistema las obligaciones pueden
clasificarse en puras y simples o sujetas a modalidad, las primeras son aquellas que producen sus
efectos de inmediato y sin limitaciones, las segundas son aquellas que están sujetas a un plazo o
una condición o les afecta algún elemento que produce una alteración en sus efectos normales o
naturales. Así debe desprenderse de las reglas sobre clasificación de las obligaciones contenidas en
el Código Civil, en sus artículos 1470 y siguientes. Si una obligación no está sujeta a ninguna
modalidad, significa que ella debe cumplirse de inmediato y sin limitación de ningún tipo, es decir
es inmediatamente exigible, y así aparece paradigmáticamente en el artículo 1826 del Código Civil,
respecto de la obligación del vendedor de dar su obligación de dar o entregar la cosa;

TERCERO: Por otra parte, de toda resolución judicial que esté ejecutoriada puede pedirse su
ejecución, conforme con lo que disponen los artículos 231 y siguientes del Código de
Procedimiento Civil, pues, de otra manera lo obtenido por el demandante quedaría en el vacío y la
autoridad de la justicia seriamente lesionada;

CUARTO: Conforme con el artículo 693 del Código de Procedimiento Civil, el "que deba rendir una
cuenta la presentará en el plazo que la ley designe o que se establezca por convenio de las partes o
por resolución judicial", lo que supone que el plazo para rendir la cuenta puede venir dado por el
convenio de las partes, por la ley o por el propio juez. A su turno, el artículo 696 del mismo cuerpo
legal dispone que "Lo establecido en el inciso 1 del artículo anterior se entenderá sin perjuicio del
derecho que corresponda para exigir por acción ejecutiva el cumplimiento de la obligación de
presentar la cuenta, cuando dicha acción sea procedente", es decir, el acreedor de la obligación de
rendir cuenta tiene dos opciones en este caso, o presentarla él mismo la cuenta, o bien demandar
ejecutivamente el cumplimiento de esa obligación;

QUINTO: Que el primer capítulo de casación se hace descansar en que la sentencia impugnada
habría incurrido en una transgresión a los artículos 434 N°1 , 530, 532 y 533 del Código de
Procedimiento Civil, y al artículo 1553 del Código Civil, al acogerse la excepción opuesta por el
ejecutado fundada en el artículo 434 N°7 del Código de Procedimiento Civil. Como se ha hecho
presente, si bien el artículo 693 del Código de Procedimiento Civil dispone que el ejecutado debe
rendir cuenta en el plazo convencional, legal o judicial, la falta de un término para rendirla en la
sentencia que declara e impone la obligación de hacerlo, no puede considerarse que la hace
actualmente inexigible. En efecto, dado que el mismo artículo 696 del Código de Procedimiento
Civil autoriza para dirigir una demanda ejecutiva en contra del obligado, ello quiere decir que
pueden aplicarse las reglas propias del juicio ejecutivo de las obligaciones de hacer. No puede
considerarse como inexigible el título que se presente en este caso, para los efectos de la
aplicación del artículo 530 del cuerpo legal citado, por la circunstancia que la sentencia que se
trata de ejecutar no imponga al condenado un plazo para cumplir con su obligación, pues, debe
entenderse que la obligación impuesta en la sentencia ha debido cumplirse de manera inmediata,
tan pronto como ella quedó en estado de ejecutarse. Lo anterior se refuerza con lo dispuesto en
los artículos 532 y 533 del mismo Código, que autorizan al juez para fijar un plazo al ejecutado
destinado a que cumpla con su obligación, cuestión que en este caso hizo la sentencia de primer
grado cuando desechó la excepción opuesta, ordenando al ejecutado que rindiera la cuenta dentro
del plazo de 45 días corridos, desde que la sentencia que así lo ordenaba quedó ejecutoriada, todo
ello bajo el apremio del artículo 543 del Código de Procedimiento Civil. En consecuencia, al
ejecutado se le concedió el plazo que reclama para cumplir con su obligación. La ausencia de plazo
en la sentencia que impuso el deber de rendir cuenta al ejecutado debe entenderse que impone
una obligación de cumplimiento inmediato. Comprenderlo de otra manera significaría que
cualquier sentencia que imponga una obligación de hacer o no hacer, que no conlleve un plazo
para su ejecución, debería considerarse como inexigible, lo que supondría desconocer tanto las
reglas generales, ya recordadas, sobre el cumplimiento inmediato de las obligaciones puras y
simples, como las que disponen la ejecutividad de las resoluciones judiciales.

768 – casacion forma

Nro_Legalpublishing = 61218

Corte: Corte Suprema

Rol: 6693-2011

Fecha: 08/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 6, Código de Procedimiento Civil art 175,
Código de Procedimiento Civil art 213, Código de Procedimiento Civil art 214

Quinto: Que las sentencias interlocutorias, acorde con lo dispuesto en el artículo 175 del Código
mencionado, producen excepción de cosa juzgada; atributo que corresponde, entonces,
reconocerle a la resolución de la Corte de Apelaciones que declaró admisible el recurso de
apelación interpuesto contra la sentencia de primer grado.

Sexto: Que sin perjuicio de lo que se lleva dicho, se debe tener presente que la cosa juzgada a que
se alude en el motivo que antecede constituye una especie de cosa juzgada formal, en cuanto
efecto generado dentro de un mismo proceso, y reconoce como principio subyacente aquel
referido a la institución de la preclusión, conforme a la cual, dividido el procedimiento en etapas
continuas que permiten llegar ordenadamente a su meta final, las partes y el tribunal pueden
instar porque éstas se respeten, sancionando o corrigiendo las actuaciones irregulares. Sin
embargo, traspasada cada una de las etapas sin que las partes o el tribunal insten por la revisión
de las formas, dicho estadio procesal queda cerrado, por cuanto oportunamente no ha motivado
se sustente algún agravio, salvo que se afecte la esencia del procedimiento y la ley disponga un
motivo de nulidad expreso. Es así que se impide a las partes y al tribunal plantear nuevas
cuestiones que en el tiempo y forma que dispone el legislador no se expresaron. En efecto, por
regla general en la etapa de discusión se planteará la acción y la oposición; en la de prueba se
ofrecerá, aceptará y rendirá la que estimen pertinente las partes, y en la de decisión se entregará
el pronunciamiento del tribunal, sin que sea posible alterar este orden. Del mismo modo,
emplazadas las partes a segunda instancia, mediante la notificación de la resolución que concede
el recurso y el transcurso del plazo para hacerse parte en segunda instancia, el tribunal resuelve
sobre la corrección de las formas, disponiendo se siga con el procedimiento ordenando la siguiente
etapa, que en nuestro derecho será en cuenta o previa vista de la causa. De igual manera podrá
disponer, en su caso, que las formas sean corregidas o, ante una transgresión sustancial, dar por
concluida la revisión y emitir la sanción correspondiente.

Séptimo: Que, en este sentido, el principio de la preclusión, cuyo vínculo con el principio del orden
consecutivo legal resulta incuestionable, se manifiesta en la connotación dinámica del proceso,
que exige el avance inexorable de los actos del procedimiento hacia la sentencia, sin que ello
pueda verse afectado por retrocesos o retardos injustificados.

"Va de suyo –se ha dicho– que para que las diversas etapas del proceso puedan desarrollarse de un
modo serial, gradual, consecutivo y progresivo será necesario disponer la clausura definitiva de
cada una de aquéllas por medio de la preclusión, evitando así el retorno a etapas procesales ya
extinguidas o consumadas" (Adolfo E.C. Borthwick. "Principios procesales". MAVE Editor.
Corrientes. República Argentina. Año 2003. Página 113).

Es así como acerca de los efectos de la preclusión el profesor Eduardo J. Couture ha expresado:
"Transcurrida la oportunidad, la etapa del juicio se clausura y se pasa a la subsiguiente, tal como si
una especie de compuerta se cerrara tras los actos, impidiendo su regreso" ("Fundamentos del
Derecho Procesal Civil". Ediciones Depalma. Buenos Aires. Año 1978. Página 197).

Sobre el particular, es un punto pacífico en la doctrina y la jurisprudencia las ideas expresadas con
anterioridad, en cuanto ellas están referidas a las partes. De hecho se especifica la preclusión en
tres situaciones diferentes: "a) por no haberse observado el orden u oportunidad dado por la ley
para la realización de un acto (la preclusión es la consecuencia del transcurso infructuoso de los
términos procesales); b) por haberse cumplido una actividad incompatible con el ejercicio de otra
(corresponde al denominado principio de eventualidad); c) por haberse ejercido ya una vez,
válidamente, esa facultad (consumación propiamente dicha)" (Eduardo J. Couture, Fundamentos
del Derecho Procesal Civil, Editorial B de F, año 2009, página 160). Sin embargo, la concepción del
estado democrático de derecho y de juez natural, con todo el retroceso de los principios
inquisitivos en el procedimiento civil, que permiten la acción de oficio del tribunal en un menor
número de eventos, han denotado que también los jueces están ligados al respeto a los principios
de interés público comprometidos en la litis, que impone llegar a un pronunciamiento oportuno
del tribunal, de manera que la modalidad o especie de cosa juzgada formal dentro de un mismo
procedimiento, mencionada en los motivos quinto y sexto de este fallo, constituya "la máxima
preclusión", "en las cuales el impedimento de nueva consideración recae sobre las cuestiones que
ya han sido objeto de decisión y resueltas por sentencia firme" (Couture, obra citada página 162),
en cuanto a la etapa del proceso en que corresponde emitir pronunciamiento sobre las mismas. Se
produce esta especie de cosa juzgada procesal, puesto que para efectos del procedimiento no es
posible mantener la incertidumbre de manera indefinida.

En palabras de G. Chiovenda, la institución que en este caso concurre "pone límites al ejercicio de
determinadas facultades procesales, con la consecuencia siguiente: fuera de esos límites esas
facultades ya no pueden ejercitarse" (G. Chiovenda, Instituciones de Derecho Procesal Civil, v. III.
Edit. Revista de Derecho Privado, trad. Gómez Orbaneja, Madrid, 1936, pp. 277 y 278). Con esta
misma idea apunta Liebman al señalar que la preclusión busca "asegurar al proceso un desarrollo
expedito y libre de contradicciones y de retrocesos y garantizar la certeza de las situaciones
procesales". (Manual de Derecho Procesal Civil. EJEA, trad. S. Sentís, B. Aires, 1980, p. 176.)

Nro_Legalpublishing = 61284

Corte: Corte Suprema

Rol: 12187-2011

Fecha: 12/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 5,
Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 6, Código de
Procedimiento Civil art 769, Código Civil art 1698, Código Civil art 2116, Código de Procedimiento
Civil art 160, Código de Procedimiento Civil art 342 n° 2, Código de Procedimiento Civil art 342 n° 3,
Código Orgánico de Tribunales art 421, Código de Procedimiento Civil art 462 n° 2, Decreto con
Fuerza de Ley N° 3 de 19/12/1997 MINISTERIO DE HACIENDA Ley General de Bancos art 103,
Código de Procedimiento Civil art 177, Código de Procedimiento Civil art 464 n° 3, Código Civil art
2514, Código Civil art 2515, Código de Procedimiento Civil art 464 n° 17

PRIMERO: Que el recurrente sostiene que la sentencia de segundo grado, al proceder en la forma
indicada en la parte expositiva, ha incurrido en la causal N° 5 del artículo 768 del Código de
Procedimiento Civil, en relación a los numerales 4°, 5° y 6° del artículo 170 del mismo cuerpo legal,
al omitir las consideraciones de hecho y de derecho que sirven de fundamento a la sentencia; la
enunciación de las leyes, y en su defecto de los principios de equidad, con arreglo a los cuales se
pronunció el fallo; y la decisión del asunto controvertido, por cuanto contiene únicamente dos
considerandos en que se profundizan exclusivamente los razonamientos destinados a rechazar la
excepción de falta de capacidad del demandante o de personería o representación legal del que
comparece en su nombre, sin efectuar ninguna reflexión nueva en relación a las otras defensas
esgrimidas por su parte;

SEGUNDO: Que el recurso de nulidad formal deberá ser rechazado, puesto que no fue preparado
en los términos que exige el artículo 769 del Código de Procedimiento Civil. En efecto, consta en
autos que las alegaciones del recurrente se encuentran dirigidas al fallo de segunda instancia que
reprodujo íntegramente y confirmó el de primera, sentencia que, en consecuencia, adolecería de
los mismos vicios formales invocados en esta ocasión, sin que conste en el proceso que se haya
deducido en contra de aquel recurso de casación en la forma fundado en los reproches que ahora
se esgrimen. De lo anterior necesario es concluir que no se reclamó por el demandado,
oportunamente y en todos sus grados, del vicio que actualmente invoca;

Nro_Legalpublishing = 61355

Corte: Corte Suprema

Rol: 2386-2012

Fecha: 15/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4,
Decreto con Fuerza de Ley N° 707 de 07/10/1982 MINISTERIO DE JUSTICIA Ley de Cuentas
Corrientes Bancarias y Cheques art 1, Decreto con Fuerza de Ley N° 707 de 07/10/1982
MINISTERIO DE JUSTICIA Ley de Cuentas Corrientes Bancarias y Cheques art 10 y ss, Decreto con
Fuerza de Ley N° 707 de 07/10/1982 MINISTERIO DE JUSTICIA Ley de Cuentas Corrientes Bancarias
y Cheques art 22 y ss, Código de Procedimiento Civil art 434 n° 4, Código de Procedimiento Civil art
767, Código de Procedimiento Civil art 772

SEXTO: Que luego de lo dicho, es menester consignar que las infracciones que el recurrente estima
se han cometido por los jueces del fondo persiguen, en razón de ciertos argumentos, desvirtuar
determinados supuestos fácticos fundamentales asentados por aquellos, en relación a que el
cheque sub lite fue efectivamente protestado por el banco librado por falta de pago, por la causal
de orden de no pago por robo.

En relación a este primer grupo de alegaciones, deberá señalarse, desde luego, que los hechos
establecidos por los sentenciadores de la instancia resultan inamovibles para este tribunal,
conforme a lo previsto en el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, desde que han sido
establecidos con sujeción al mérito de los antecedentes, probanzas aportadas por las partes,
interpretación y aplicación de normas atinentes al caso en estudio, no siendo posible impugnarlos
por la vía de la nulidad que se revisa, al no haberse impugnado el fallo recurrido denunciando
infracción a leyes reguladoras de la prueba;

SEPTIMO: Que por otra parte, debe asimismo reflexionarse que la sentencia objeto del recurso en
estudio, para rechazar en definitiva la defensa esgrimida por el ejecutado en su libelo de fojas 56,
la cual replica, ahora, en el recurso de fojas 154, se sustenta en esencia y explícitamente en el
artículo 464 N° 7° del Código de Procedimiento Civil, infiriendo los sentenciadores, a la luz de la
interpretación efectuada a dicho precepto legal, la no concurrencia, en este caso, de los
presupuestos fácticos y jurídicos de procedencia de tal excepción;

Nro_Legalpublishing = 61472

Corte: Corte de Apelaciones de San Miguel

Rol: 1202-2011

Fecha: 22/06/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 9, Código de Procedimiento Civil art 795 n° 3,
Código de Procedimiento Civil art 84, Código de Procedimiento Civil art 55, Código de
Procedimiento Civil art 327, Código de Procedimiento Civil art 48

3°) Que como asunto previo necesario resulta tener presente que conforme lo dispone el artículo
327 del Código de Procedimiento Civil todo término probatorio es común para las partes, con lo
cual resulta de la esencia que la fecha en la cual éste comienza a regir sea inequívoca y no sujeta
a presunciones, tanto es así que la jurisprudencia ha sostenido que la notificación tácita que
consagra el artículo 55 del Código de Procedimiento Civil es solo procedente cuando se trata de
plazos individuales, mas no así cuando los plazos son comunes;

4°) Que cabe también tener en consideración que en la especie quien ha hecho uso de la
notificación tácita es la parte ejecutante y a su propia solicitud, pero su actuación presunta afecta
los derechos de su contraparte quien no está en la obligación legal de suponer que determinadas
actuaciones del ejecutante han podido surtir el efecto de tenerlo por notificado tácitamente del
auto de prueba, a lo cual cabe agregar que la resolución que así lo dispone fue dictada con fecha
09 de abril de 2010, disponiendo que el apoderado de la demandante se le ha tenido por
tácitamente notificado por una presentación realizada el 04 de agosto de 2009, es decir, ocho
meses antes, considerando a la vez, que el ejecutado repuso el auto de prueba con fecha 12 de
septiembre de 2009 y su petición se resuelve el 03 de noviembre del mismo año;

5°) Que a mayor abundamiento, el tribunal del grado por resolución que rola a fojas 36 dispuso
que la interlocutoria de prueba fuera notificada por cédula a las partes, lo que está en plena
concordancia con lo dispuesto en el artículo 48 del Código de Procedimiento Civil que ordena que
las sentencias definitivas, las resoluciones en que se reciba la causa a prueba, o se ordene la
comparecencia personal de las partes, se notificarán por cédulas que contengan la copia íntegra de
la resolución, y no obstante tal expresa disposición el tribunal del grado sin dejar sin efecto lo
resuelto por el mismo, dispuso con posterioridad que en la especie se ha producido una
notificación tácita;
6°) Que con lo razonado, se constata el vicio de carácter formal consagrado en el N° 9 del artículo
768, en relación con el artículo 795 N° 3, ambos del Código de Procedimiento Civil, en cuanto la
parte demandada no ha podido rendir su prueba instrumental, y en consecuencia, ha sido
privado de acreditar sus derechos, quedando procesalmente en la indefensión;

Nro_Legalpublishing = 61480

Corte: Corte de Apelaciones de Puerto Montt

Rol: 902-2011

Fecha: 22/06/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 2314, Código de Procedimiento Civil art 768 N° 4

Primero: Que, el recurso de nulidad formal se sustenta en la causal del artículo 768 N° 4 del Código
de Procedimiento Civil, esto es, en haber sido dada la sentencia ultra petita, otorgando más de lo
pedido o extendiéndose a puntos no sometidos a la decisión del Tribunal. Plantea el recurrente
que el fallo atacado, para los efectos de regulación de la indemnización de perjuicios, consideró
que la demandante se expuso imprudentemente al daño, en circunstancias que tal alegación no
fue realizada por la demandada y no estuvo dentro del asunto discutido entre las partes,
pronunciándose en consecuencia el fallo acerca de asuntos no sometidos a la decisión del Tribunal.

Segundo: Que, el vicio de ultra petita sólo puede tener lugar en la parte resolutiva de la sentencia
y, en la especie, no ha podido configurarse por cuanto el fallo trata y decide la cuestión
controvertida, acogiendo la demanda principal y rechazando la reconvencional, sin apartarse de los
términos en que las partes la situaron en sus acciones y defensas.

Nro_Legalpublishing = 61735

Corte: Corte de Apelaciones de Santiago

Rol: 3305-2011

Fecha: 29/06/2012

Leg. Aplic.: Código Orgánico de Tribunales art 545, Ley N° 18046 Año 1981, Código de
Procedimiento Civil art 768 N° 4

TERCERO: Que, respecto a la causal de nulidad de ultrapetita, el recurrente señala que el árbitro no
solo excedió en sus facultades, sino que al hacerlo actuó en forma ilegal, al equivocarse en relación
a la naturaleza del arbitraje, por haber actuado como árbitro de derecho siendo arbitrador y que la
facultad ejercida para anular de oficio el contrato que sirve de sustento a la demanda, no tiene
base legal y además, en la especie no se da ninguno de los requisitos que la ley establece para que
exista nulidad absoluta.
 Nro_Legalpublishing = 58395
Corte: Corte Suprema
Rol: 3557-2010
Fecha: 25/01/2012
Leg. Aplic.: Código Civil art 1876, Código Civil art 1701, Código Civil art 1682, Código de
Procedimiento Civil art 768 N° 4
TERCERO: Que dentro del procedimiento, el principio de congruencia tiene diferentes
fundamentos, ámbitos de aplicación y objetivos. En efecto, busca vincular a las partes y al
juez al debate. Por el contrario, conspira en contra del necesario encadenamiento de los
actos que lo conforman, pues pretende dotarles de eficacia y obsta a ella la falta de
coherencia entre estas partes que conforman un todo. Surge así este principio que enlaza
la pretensión, la oposición, la prueba, la sentencia y los recursos. Sin embargo,
corresponde exponer ahora y con miras a resolver el recurso de casación en la forma, lo
relativo a la congruencia procesal en la sentencia, como imperativo a respetar por el
magistrado al decidir la controversia.
Se podrá sostener y con razón, que no existe un conjunto de disposiciones que regulen la
institución, la estructure en sus presupuestos, requisitos y efectos, pero no por ello es
desconocida en nuestro ordenamiento, por cuanto se refieren a la congruencia, directa o
indirectamente distintas normas, entre las que se cuenta la que regula el contenido de las
sentencias.
En general la congruencia es la debida correspondencia entre las partes que componen un
todo. Jurídicamente se puede decir, que es el principio conforme al cual debe existir
conformidad entre todos los actos del procedimiento, aisladamente considerados, que
componen el proceso. Si bien se pone énfasis por la doctrina en resaltar los nexos entre
las pretensiones sostenidas por el actor y la sentencia, no se puede desconocer que tiene
igualmente aplicación en relación con la oposición, la prueba y los recursos, según se ha
expresado, pero encuentra su mayor limitación en los hechos, puesto que en cuanto al
derecho aplicable al juez le vincula otro principio: iura novit curiat, en el sentido que el
juez conoce y aplica el derecho, sin que ello afecte la causa petendi. En este aspecto, el
órgano jurisdiccional no queda circunscrito a los razonamientos jurídicos expresados por
las partes, aspecto que no obsta a la exigencia que el derecho aplicable debe enlazarse a
las acciones y excepciones, alegaciones y defensas que las partes sostienen en el pleito.
El sano entendimiento y armonía de estos principios origina la conclusión que, inclusive al
referirse el juez al derecho, puede existir contravención al principio de congruencia o de
vinculación a la litis, infracción que sin duda se producirá si se desatiende lo que son su
objeto y causa. De esta forma la libertad del juez para interpretar y aplicar el derecho,
queda delimitada por el principio de congruencia, el cual le otorga el marco de su
contenido. Por otra parte, si bien es cierto que se identifica el acto jurisdiccional con la
decisión que se contiene en la parte resolutiva de la sentencia, no lo es menos su
argumentación o razonamientos, que son los que legitiman la determinación del juez y le
sirven de necesario fundamento, cuya ausencia lleva a calificar su dictamen de arbitrario.
CUARTO: Que la congruencia se ha sostenido es la "conformidad que debe existir entre la
sentencia y la pretensión o pretensiones que constituyen el objeto del proceso, más la
oposición u oposiciones en cuanto delimitan este objeto" (Jaime Guasp, "Derecho
Procesal Civil", pág. 517, citado por Hugo Botto, "La Congruencia Procesal", Editorial
Libromar, 2006, pág. 121). "Es, pues, una relación entre dos términos, uno de los cuales es
la sentencia misma y, más concretamente, su fallo o parte dispositiva, y otro, el objeto
procesal en sentido riguroso; no, por lo tanto, la demanda, ni las cuestiones, ni el debate,
ni las alegaciones y las pruebas, sino la pretensión procesal y la oposición a la misma en
cuanto la delimita o acota, teniendo en cuenta todos los elementos identificadores de tal
objeto; los sujetos que en él figuran, la materia sobre que recae y al título que
jurídicamente lo perfila" (Pedro Aragoneses Alonso, "Sentencias congruentes. Pretensión,
oposición, fallo", pág. 11, citado por Botto, ob. cit. pág. 122).
En este sentido el Diccionario de la Lengua Española entrega un buen significado jurídico
al expresar que la congruencia es: "Conformidad de extensión, concepto y alcance entre el
fallo y las pretensiones de las partes formuladas en el juicio".
En la doctrina se encuentran diferentes definiciones, remarcando, en cada una de ellas,
los elementos a los que se les otorga mayor preponderancia: "El principio normativo que
delimita el contenido de las resoluciones judiciales que deben proferirse, de acuerdo con
el sentido y alcance de las peticiones formuladas por las partes, para el efecto de que
exista identidad jurídica entre lo resuelto y las pretensiones y excepciones o defensas
oportunamente aducidas, a menos que la ley otorgue facultades especiales para
separarse de ellas" (Hernándo Devis Echandía, "Teoría General del Proceso", Editorial
Universidad, Argentina, pág. 433). "La conformidad que debe existir entre la sentencia y la
pretensión o pretensiones que constituyen el objeto del proceso, más la oposición u
oposiciones en cuanto delimitan este objeto" y como "la adecuación entre las
pretensiones de las partes, formuladas oportunamente, y la parte dispositiva de la
resolución judicial" (Ortells Ramos M. y otros, "Derecho jurisdiccional II", 2009, pág. 281).
En relación con la congruencia, el derecho romano expresaba: "sententia debet esse
conformis, libello; ne eat judex, ultra, extra aut citra petita partium; tantum legatum
quantum judicatum; judex judicare debet secundum allegata et probatia parlium" –la
sentencia debe estar conforme con la reclamación escrita, para que el juez no vaya más
allá, fuera o más acá de las demandas de las partes; tanto lo imputado como lo
sentenciado; el juez debe juzgar de acuerdo con las razones alegadas y probadas por las
partes– (Botto, ob. cit., pág. 151).
QUINTO: Que en cuanto a los efectos que genera la transgresión de la congruencia, se
sitúan en la teoría de la nulidad procesal, que permite invalidar los actos que la
contravienen. La sentencia deviene igualmente en incongruente cuando su parte
resolutiva otorga más de lo pedido por el demandante o no se otorga lo solicitado al
exceder la oposición del demandado; incurre en esa contravención si no resuelve los
puntos objeto de la litis o se extiende a puntos que no fueron sometidos a la decisión del
tribunal. El objeto de la función jurisdiccional no es simplemente resolver la litis y decidir
la existencia del derecho que se pretende, sino que, si la situación de hecho en que se
apoya el litigio permite sustentarlo, puesto que el planteamiento a decidir por el
magistrado está constituido no por la declaración de una determinada relación jurídica,
sino que, si de los hechos en que se sustenta la acción, se puede tener por acreditada una
determinada relación jurídica, considerando la oposición, que es el aspecto que también
delimita el pronunciamiento jurisdiccional, que se complementa con los aspectos en que
la ley permite proceder de oficio. En este sentido se puede expresar que efectivamente
corresponde decidir las acciones y excepciones en lo dispositivo de la sentencia, conforme
a las argumentaciones que las respaldan, pero también teniendo presente la forma en
que han sido resistidas unas y otras, pues junto a las alegaciones y defensas constituyen la
controversia que se desarrolla en el curso del procedimiento y especialmente se mantiene
en los términos que se renueva el agravio al interponer los recursos judiciales.
Se sanciona la transgresión de la congruencia por cuanto constituye una garantía para las
partes, un límite para el juez, que otorga seguridad y certeza a las partes e interviene la
posible arbitrariedad judicial. Por lo mismo la congruencia es un presupuesto de la
garantía del justo y racional procedimiento, que da contenido al derecho a ser oído o a la
debida audiencia de ley. Estos derechos y garantías fundamentales no sólo se vinculan con
la pretensión y oposición, sino que con la prueba y los recursos, en fin se conectan con el
principio dispositivo que funda el proceso civil.
La clasificación clásica considera: a) Incongruencia por ultra petita (ne eat judex ultra
petita partium), que se produce al otorgar más de lo pedido, circunstancia que puede
darse tanto respecto de la pretensión como de la oposición; b) Incongruencia por extra
petita (ne eat extra petita partium), al extender el pronunciamiento a cuestiones no
sometidas a la decisión del tribunal, que puede incluso estar referida a negar lo que no ha
sido solicitado sea por vía de pretensión u oposición; c) Incongruencia por infra petita (ne
eat judex infra petita partium), defecto cuantitativo cuando se decide sobre una
pretensión en extensión menor que lo solicitado, sea que se conceda o niegue y en el
entendido que se ha requerido una cantidad determinada y no otra. También concurre si
se otorga menos de lo reconocido por el demandado; d) Incongruencia por citra petita (ne
eat judex citra petita partium), llamada también omisiva o ex silentio, que se produce al
omitir la decisión de un asunto cuya resolución formó parte de la contienda y no existir
autorización legal que permita así decidirlo, falta de pronunciamiento que puede ser total
o parcial; igualmente al expresar que no se decide una acción o excepción por
incompatibilidad, la cual resulta inexistente o se reserva el pronunciamiento para otra
etapa u otro juicio, en circunstancias que no fue solicitado en tales condiciones y no lo
ordena la ley.
Esta incongruencia debe estudiarse, según lo ha dicho esta Corte, ponderando la cuestión
controvertida en el pleito en su integridad, en comparación con la parte dispositiva de la
sentencia, sea que ésta se encuentre en los considerandos decisorios, como en la
resolución del fallo propiamente tal. La sentencia congruente, por su parte, sólo responde
a la exigencia de validez de la misma y a ningún otro aspecto relacionado con la justicia o
verdad representada en la decisión jurisdiccional.
SEXTO: Que la ultra petita "pronunciarse más allá de lo pedido" constituye un vicio que
ataca el principio de la congruencia y ese ataque se produce, precisamente, con la
"incongruencia".
La "incongruencia", de conformidad a lo que expone el tratadista español Manuel Serra
Domínguez ("Derecho Procesal Civil", pág. 395) en su acepción más simple y general,
puede ser considerada "como la falta de adecuación entre las pretensiones de las partes
formuladas oportunamente y la parte dispositiva de la resolución judicial".
Se ha resuelto que la incongruencia es "un desajuste entre el fallo judicial y los términos
en los que las partes han formulado sus pretensiones que constituyen el objeto del
proceso en los escritos esenciales del mismo. Al conceder más, menos o cosa distinta a lo
pedido". (Tribunal Constitucional de España, STC 124/2000; STC174/2004; STC 130/2004).
Del análisis de la doctrina y de la jurisprudencia expuesta, y que esta Corte comparte, se
desprende que la "incongruencia" puede tener las manifestaciones ya expresadas: a)
Incongruencia por ultra petita; b) Incongruencia por extra petita; c) Incongruencia por
infra petita; d) Incongruencia por citra petita.
SÉPTIMO: Que en lo que se refiere al ordenamiento jurídico nacional, cabe recordar que el
artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, en su numeral 4º, recoge expresamente
esta materia, pero le otorga en general el nombre de ultra petita al vicio de incongruencia
consistente en dar más de lo pedido; sin expresar su nombre se refiere igualmente a la
extra petita, el que hace consistir en extenderse el pronunciamiento del tribunal a puntos
no sometidos a la decisión del tribunal, en el que se puede comprender, además, la infra
petita. Por su parte la citra petita se regula en la causal 5° del citado artículo 768, en
relación con el Nº 6 del artículo 170, ambos del Código de Procedimiento Civil.
 Nro_Legalpublishing = 58580
Corte: Corte Suprema
Rol: 2411-2009
Fecha: 30/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 4, Código de Procedimiento Civil art
768 n° 5, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4
Segundo: Que el vicio de ultra petita, se hace consistir en que la sentencia se extendió a
puntos no sometidos a la decisión del tribunal apartándose de los términos en que las
partes situaron la controversia, y ello, en tanto se modificó la causa a pedir de la demanda
respecto del daño moral, toda vez que se acogió esa pretensión en base a consideraciones
ajenas a las alegaciones formuladas por los actores.
Quinto: Que, al efecto, debe tenerse presente que como esta Corte ha señalado con
anterioridad, el vicio de ultra petita se produce cuando la sentencia otorga más de lo
pedido o se extiende a puntos no sometidos a la decisión del tribunal, esto es, cuando
apartándose de los términos de la controversia planteada por las partes mediante sus
respectivas acciones o excepciones, se altera el contenido de las mismas, cambiando su
objeto o modificando su causa de pedir.

Nro_Legalpublishing = 61800

Corte: Corte Suprema


Rol: 4360-2012

Fecha: 05/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4,
Constitución Política art 19 n° 24, Código Civil art 684, Código Civil art 685, Código de
Procedimiento Civil art 341, Código de Procedimiento Civil art 384, Código de Procedimiento Civil
art 160, Código Civil art 1560 y ss, Código Civil art 1545

3°.– Que en relación a este vicio de forma que invoca quien recurre, se hace necesario recordar
que el mismo se configura cuando en la sentencia se omiten las consideraciones de hecho y de
derecho que sirven de fundamento al fallo. Lo que se exige a las sentencias a fin de satisfacer el
requisito del N° 4 del citado artículo 170 es, en síntesis, explicitar las razones que justifican la
decisión a la que arriban, sobre la base del análisis, también manifestado en razonamientos, de la
prueba rendida y de las alegaciones de las partes.

En el caso de autos, se pretende por la tercerista la exclusión del embargo y de la ejecución de


todo el vuelo, rodales o masa boscosa existente en el predio embargado en la cuerda principal,
fundándose para ello en el dominio que alega sobre tales bienes. En este contexto, el fallo
cuestionado reproduce y, por ende hace suyos, los motivos del a quo que pormenorizan los medios
de prueba aportados por los litigantes, como también, los hechos asentados en su mérito. Por lo
mismo, no es efectivo que falte la referencia y la ponderación de la prueba rendida.

6°.– Que el artículo 341 del Código de Procedimiento Civil no reviste el carácter que la recurrente
pretende asignarle, toda vez que dicho precepto legal refiere únicamente los medios de prueba de
que puede hacerse uso en juicio, circunstancia que en el caso de autos no se han desatendido.

A su turno, el artículo 160 de la citada codificación procesal tampoco resulta pertinente al medio
de impugnación en estudio, dado que sabido es que dicha norma consagra la regla fundamental
que en el ámbito procesal sujeta a los tribunales a fallar lo alegado y probado por los litigantes,
salvo aquellos casos en que la ley los autorice para proceder de oficio; luego, se trata de un
precepto ordinatorio litis que, en tal carácter, no da base para deducir un recurso de casación en el
fondo.

A su vez, sobre la infracción que se denuncia respecto del artículo 384 del Código de
Procedimiento Civil – sin ligazón puntual a alguna de las reglas que el precepto reconoce, fue
incluida bajo el epígrafe de las "normas infringidas", pero no invocada nuevamente en los capítulos
del recurso que luego se desarrollaron –, ha de tenerse en consideración que la valoración de la
fuerza de las declaraciones de los testigos se rige por las normas integrantes de un marco
preceptivo en que los jueces del mérito calibran cada uno de los elementos que consagra el
legislador para regular su fuerza probatoria, facultad que tienen reservada de manera privativa,
que no está sujeta al control del tribunal de casación;

Nro_Legalpublishing = 61883
Corte: Corte Suprema

Rol: 4720-2012

Fecha: 11/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 1, Código de Procedimiento Civil art 764 y ss,
Código de Procedimiento Civil art 771, Ley N° 18046 Año 1981 art 49, Código Civil art 1713, Ley N°
18046 Año 1981 art 40, Código Tributario art 126, Código Civil art 2229, Código Civil art 2295

4°.– Que, así, diferentes exigencias comparte el recurso de casación con los recursos en general,
siendo una de ellas precisamente el agravio que debe manifestar quien lo interpone, esto es, la
determinación del perjuicio que le origina la resolución impugnada, la forma como éste se
concreta en el caso particular y las razones por la cuales se produce, que en el caso del recurso en
estudio cobran vital importancia. La exigencia anterior, según se adelantó, se encuentra
expresamente prevista por el legislador en el artículo 771 del Código de Procedimiento Civil;
requisito que es común a todo recurso.

Expresar tal fundamentación es relevante no sólo por ser una exigencia legal, sino, además, por ser
a ella a la cual debe ajustarse la labor de respuesta de esta Corte de Casación. En efecto, la
competencia del tribunal se circunscribe doblemente, tanto por el vicio que sustenta su
impugnación como al perjuicio denunciado por el recurrente, de tal suerte que el tribunal y la
sentencia de casación se encuentran determinados por los extremos del recurso de casación, que
debe ser congruente con la defensa asumida en el juicio.

Nro_Legalpublishing = 62369

Corte: Corte Suprema

Rol: 798-2010

Fecha: 08/08/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 6, Código de Procedimiento Civil art 177,
Código de Procedimiento Civil art 175

Sexto: Que en las condiciones anotadas, cuando se afirma que el sentido y efecto de cosa juzgada
importa producir certeza de los derechos impidiendo un nuevo pronunciamiento sobre lo que fue
juzgado, tal alusión se vincula ciertamente con la cosa juzgada material o sustancial, y es así como
esta Corte en anteriores decisiones sobre la materia, ha asentado, en la misma dirección, que la
cosa juzgada trae como consecuencia "el efecto de verdad jurídica indiscutible e inamovible que
producen las sentencias firmes y ejecutoriadas". Tal efecto, de acuerdo a lo prescrito por el artículo
175 del Código de Procedimiento Civil, es propio de las sentencias definitivas o interlocutorias
firmes, que producen la acción y la excepción de cosa juzgada. Sobre el particular, el artículo 177
del Código de Procedimiento Civil establece que la excepción de cosa juzgada puede alegarse por
el litigante que haya obtenido en el juicio y por todos aquellos a quienes según la ley aprovecha el
fallo.

En relación a este punto, y distinguiendo entre cosa juzgada sustancial y formal el profesor Hugo
Pereira Anabalón, en su obra "La Cosa Juzgada en el Proceso Civil", página 108, ha indicado:
"Constituye, entonces, la cosa juzgada substancial el principio fundamental que solamente admite
ruptura en los casos excepcionales previstos en la ley, que expresa de manera clara, patente o
explicita lo contrario, en orden a permitir un nuevo proceso para debatir y resolver nuevamente el
asunto ya juzgado. En suma la cosa juzgada formal es una excepción de aplicación restrictiva si la
ley la dispone expresamente".

En el mismo sentido se expresan los profesores Mario Mosquera Ruiz y Cristian Maturana Miquel,
en el libro "Breves Nociones acerca la Cosa Juzgada", página 61, al afirmar que: "La regla general
en nuestro derecho corresponde a lo previsto en el artículo 175 del Código de Procedimiento Civil
en que las sentencias definitivas e interlocutorias firmes o ejecutoriadas producen cosa juzgada
sustancial. Ello significa que todos esos fallos una vez ejecutoriados (Cosa Juzgada Formal),
producen cosa juzgada sustancial, salvo que el legislador los hubiera excluido expresamente de
esta clase de efectos". Se añade luego que: "En la cosa juzgada formal, existe siempre una
disposición legal expresa en que se atenúa la inmutabilidad de fallo, permitiéndose su revisión en
un proceso posterior".

Nro_Legalpublishing = 61777

Corte: Corte Suprema

Rol: 1983-2010

Fecha: 04/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 38,
Código de Procedimiento Civil art 310, Código de Procedimiento Civil art 428, Código de
Procedimiento Civil art 607, Código de Procedimiento Civil art 611 inciso 1, Código Civil art 1438,
Código Civil art 1489, Código Civil art 1545, Código Civil art 1546, Código Civil art 1568, Código Civil
art 1576, Código Civil art 1591 inciso 2, Código de Procedimiento Civil art 767

Segundo: Que la causal de ultra petita se verifica cuando la sentencia, apartándose de los términos
en que las partes situaron la controversia por medio de sus respectivas acciones y excepciones,
altera el contenido de éstas, cambiando su objeto o modificando su causa de pedir; o cuando la
sentencia otorga más de lo pedido por las partes en sus respectivos escritos que fijan la
competencia del tribunal o cuando se emite pronunciamiento en relación a materias que no
fueron sometidas a la decisión del mismo.

Nro_Legalpublishing = 61824

Corte: Corte Suprema


Rol: 4525-2012

Fecha: 06/07/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 9, Código de Procedimiento Civil art 795, Ley
N° 2695 Año 1979, Código de Procedimiento Civil art 170 n° 6, Código de Procedimiento Civil art
768 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 800, Código de Procedimiento Civil art 772, Código Civil
art 889

4°.– Que respecto del vicio de ultra petita, de los argumentos que enarbola el recurrente, es
posible sostener que los hechos que invoca no constituyen la causal alegada, desde que el
sentenciador en caso alguno ha otorgado más de lo pedido por las partes o se ha extendido a
puntos no sometidos a su decisión, sino que por el contrario, se pronunció específicamente sobre
los presupuestos de la acción deducida, estimando que eran concurrentes la totalidad de ellos y
que, en consecuencia, correspondía acoger la demanda en los términos que fue intentada;

5°.– Que por último, en lo que se refiere a la omisión de trámites esenciales, para desestimar este
vicio, basta señalar que según se observa del propio libelo anulatorio, en éste capítulo, no reúne
los requisitos formales que exige el artículo 772 del Código de Procedimiento Civil, puesta que ni
siquiera se ha mencionado la causal legal específica en la que podrían encuadrarse los hechos que
alega, por lo que al apartarse de las exigencias propias del recurso de derecho estricto en estudio,
no se acogerá a tramitación;

Nro_Legalpublishing = 62273

Corte: Corte Suprema

Rol: 3202-2012

Fecha: 01/08/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 177, Código de Procedimiento Civil art 768

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, uno de agosto de dos mil doce.

QUINTO: Que la cosa juzgada o res judicata constituye un instituto jurídico atinente a los efectos
jurídico–procesales del litigio e importa una limitación al derecho que, por regla general, tienen las
partes para discutir lo decidido, el que adquiere vigor en tanto se inicie un pleito con una
pretensión ya resuelta en una sentencia ejecutoriada previa. Por consiguiente, su objetivo es
impedir un nuevo pronunciamiento sobre materias respecto de las cuales ha recaído ya una
decisión, motivo por el cual debe indagarse sobre la concurrencia de la triple identidad entre el
fallo existente y aquél que vaya a dictarse;
SEXTO: Que de conformidad con lo dispuesto en los artículos 175 y 176 del Código de
Procedimiento Civil, las sentencias definitivas o interlocutorias producen la acción o excepción de
cosa juzgada y que corresponde la acción a aquél a cuyo favor se ha declarado un derecho en el
juicio, para el cumplimiento de lo resuelto o para la ejecución del fallo en la forma prevenida por el
Título XIX del Libro Primero de dicho Código.

Lo anterior, denota que la figura de la cosa juzgada reconoce límites objetivos y subjetivos, de
suerte que, habrá de determinarse si en ambos pleitos ha sido igual la cosa demandada, fundada
en la misma causa y, también, si la demanda impetrada vincula, legalmente, a unas mismas
personas. Estas identidades se encuentran recogidas por el artículo 177 del Código de
Procedimiento Civil y, todas concurren en el asunto sub judice;

SÉPTIMO: Que con respecto al último de los límites en mención, resulta un antecedente evidente y
meridiano el que la relación procesal se mantiene entre las mismas personas, en los mismos roles
de actor y demandados.

En seguida, acerca de los límites objetivos de la cosa juzgada, cabe tener en cuenta que el objeto
pedido condice con el beneficio jurídico inmediato que se reclama por quien concurre al juicio
afirmando tener derecho a ello. En otras palabras, no se requiere que las acciones ejercidas sean
idénticas; lo relevante, en cambio, es el derecho cuya concreción se persigue, que en la especie se
nutre de la restitución al demandante del valor de los frutos atribuibles a la cosa reivindicada.

Finalmente, en lo pertinente a la causa de pedir, es útil recordar que ella es concebida en el


artículo 177 del Código de Procedimiento Civil como el fundamento inmediato – el hecho jurídico o
material – del derecho deducido en juicio. De ello, ha de entenderse que la causa de pedir encarna
el fundamento del objeto o beneficio jurídico pedido y, con ello, se separa de los motivos y sus
diversas particularidades que sirven a los argumentos que fundan la demanda.

Pues bien, en los autos a los que tocan estas reflexiones la causa de pedir ha obedecido a la
posesión material por los demandados del retazo de terreno reclamado por su contraparte,
desconociendo su derecho de propiedad sobre el mismo, postulando el actor, tanto el reintegro de
ese aspecto fáctico atinente a su dominio –a objeto de permitirle el ejercicio cabal de los atributos
que le son propios–, como también, ver recuperado el valor de los frutos emanados de la cosa que
los demandados mantuvieron en su poder, habiendo podido hacerla producir en su provecho, sin
ser sus dueños;

OCTAVO: Que la sentencia de cumplimiento, sobre la base de los antecedentes allegados en el


proceso y por simples operaciones aritméticas, ha podido avaluar los frutos naturales y también
los civiles resultantes de no haberse enterado en tiempo oportuno el valor de aquellos, más
todavía porque, como se ha expresado, la sentencia de segunda instancia que revoca la que
condena a pagar una determinada cantidad al poseedor vencido de mala fe, se encuentra en
abierta colisión con la que, en el juicio reivindicatorio, declaró que el reivindicante tenía derecho a
exigir por concepto de frutos todos los naturales y civiles que hubiese podido percibir con mediana
inteligencia y actividad de haber tenido la cosa en su poder, produciéndose jurídicamente los
mismos efectos que derivan de haberse dictado una sentencia contra otra pasada en autoridad de
cosa juzgada, pues en ambos pleitos ha sido igual la cosa demandada, fundada en la misma causa y
vinculándose las mismas partes, con lo que se da la triple identidad recogida por el artícul0 177 del
Código de Procedimiento Civil;

NOVENO: Que a la luz de lo razonado en los considerandos que preceden, estima esta Corte de
casación que asiste la razón a la recurrente cuando denuncia que la sentencia dictada por la Corte
de Apelaciones de Chillán con fecha quince de marzo del presente año, ha incurrido en el vicio
previsto en la sexta causal del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, al haber decidido de
una manera que deja enervados los efectos del fallo de primera instancia en lo atinente a la
restitución de los frutos de la cosa reivindicada; motivo que llevará a acoger arbitrio procesal en
estudio.

Nro_Legalpublishing = 62416

Corte: Corte Suprema

Rol: 2648-2010

Fecha: 13/08/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 254,
Código de Procedimiento Civil art 255, Código de Procedimiento Civil art 256, Código de
Procedimiento Civil art 303, Código de Procedimiento Civil art 307, Código de Procedimiento Civil
art 308, Código de Procedimiento Civil art 156, Código de Procedimiento Civil art 768 n° 7, Ley N°
18101 Año 1982 art 21, Código de Procedimiento Civil art 4, Código de Procedimiento Civil art 6,
Código de Procedimiento Civil art 160

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, trece de agosto de dos mil doce.


CUARTO: Que acerca del primer ordinal de casación que invoca la impugnante, es pertinente
recordar que el precepto que lo consagra estatuye: “El recurso de casación en la forma ha de
fundarse precisamente en alguna de las causas siguientes: 4ª En haber sido dada la sentencia ultra
petita, esto es, otorgando más de lo pedido por las partes, o extendiéndola a puntos no sometidos
a la consideración del tribunal, sin perjuicio de la facultad que éste tenga para fallar de oficio en los
casos determinados por la ley .

Lo transcrito es indicativo del doble cariz que presenta el defecto en análisis, a saber: otorgar más
de lo pedido, que es la ultra petita propiamente tal y el extender el fallo a puntos no sometidos a la
decisión del tribunal, tópico que constituye la denominada extra petita;

QUINTO: Que, según ha resuelto uniformemente esta Corte Suprema, el fallo incurre en ultra
petita cuando, apartándose de los términos en que los litigantes situaron la controversia por medio
de sus respectivas acciones o excepciones, altera el contenido de éstas, cambian su objeto o
modifica su causa de pedir. La pauta anterior debe necesariamente vincularse con el artículo 160
del estatuto antes citado, de acuerdo al cual las sentencias se pronunciarán conforme al mérito del
proceso y no podrán prolongarse a puntos que no hayan sido sometidos expresamente a juicio por
los contradictores, salvo en tanto las leyes manden o permitan a los tribunales proceder de oficio.

En consecuencia, el vicio formal en comento se verifica cuando la sentencia otorga más de lo que
los contendientes han solicitado en sus escritos de fondo –demanda, contestación, réplica y
dúplica a través de los cuales se fija la competencia del tribunal o cuando se emite
pronunciamiento en torno a materias que no fueron sometidas a la decisión del mismo, conculca,
de ese modo, el aforismo de la congruencia, rector de la actividad procesal;

SEXTO: Que entre los principios capitales del proceso –constituidos por ciertas ideas centrales
referidas a su estructuración y que deben tomarse en cuenta, tanto por el juez al tramitar y decidir
las controversias sometidas a su conocimiento, como por el legislador al sancionar las leyes figura
el de la congruencia, que sustancialmente apunta a la conformidad que ha de mediar entre la
sentencia expedida por el órgano jurisdiccional y las pretensiones que las partes han expuesto
oportuna y formalmente en sus escritos fundamentales adjuntos al litigio; se plasma en la máxima
“ne eat iudex ultra petita partium y guarda estrecha concordancia con otro axioma formativo del
proceso: el dispositivo, por medio del cual, los contradictores fijan el alcance y contenido de la
tutela que impetran al órgano jurisdiccional a favor de los intereses jurídicamente relevantes que
creen afectados;
SÉPTIMO: Que, como se adelantara, el canon directriz del procedimiento encuentra expresión
normativa en el artículo 160 del Código Procedimental Civil, precepto ordenatorio litis, con arreglo
al cual las resoluciones deben extenderse ajustadas al mérito del proceso y no pueden prolongarse
a puntos que no hayan sido expresamente sometidos a juicio por los contendores, salvo en cuanto
las leyes manden o permitan a los tribunales proceder de oficio;

OCTAVO: Que la congruencia procesal a que se ha venido aludiendo, tiene por virtud mitigar la
eventual discrecionalidad del juzgador, allí donde no la tiene permitida. De manera que se otorga a
las partes garantía de seguridad y certeza en el destino de sus acciones.

Dicho proverbio se ve violentado con su antagónico: la incongruencia que, en su faz objetiva –


desde la perspectiva de nuestro ordenamiento procesal civil se presenta bajo las dos modalidades
ya enunciadas en el raciocinio segundo: ultra petita, cuando se otorga más de lo pedido por las
partes, circunstancia que puede darse tanto respecto de la pretensión del demandante como de la
oposición del demandado; y extra petita, cuando se concede algo que no ha sido impetrado,
extendiéndose el pronunciamiento a cuestiones que no fueron sometidas a la decisión del tribunal;

NOVENO: Que, ahora bien, como se sabe, la legitimación procesal es la “consideración especial en
que tiene la ley, dentro de cada proceso, a las personas que se hallan en una determinada relación
con el objeto litigioso, y, en virtud de la cual, exige, para que la pretensión procesal pueda ser
examinada en cuanto al fondo, que sean dichas personas las que figuren como parte en tal proceso
. (Enrique Vesconi. Teoría General del Proceso. Editorial Temis. 1986 Pág. 196).

A su vez, respecto del demandado, la legitimación en la causa consiste: “en ser la persona que
conforme a la ley sustancial está legitimada para discutir u oponerse a dicha pretensión del
demandante. Es decir, el demandado debe ser la persona a quien conforme a la ley corresponde
contradecir la pretensión del demandante o frente a la cual permite la ley que se declare la
relación sustancial objeto de la demanda; y el demandante la persona que según la ley puede
formular las pretensiones de la demanda, aunque el derecho sustancial pretendido por él no exista
o corresponda a otra persona. (Jaime Guasp. Derecho procesal Civil. Tomo I. Editorial Civitas.
Madrid Pág. 168)

Debe también anotarse que “la legitimación es un presupuesto procesal (de la sentencia) de los
cuales, según la mayoría de la doctrina y jurisprudencia, el propio magistrado puede revelar de
oficio, aunque la parte no lo haya señalado (Cristián Maturana Miquel, Acciones Judiciales,
Notificaciones, Resoluciones Judiciales, El Juicio Ordinario, Universidad de Chile, Facultad de
Derecho, año 2009, pág. 89). De manera que nada obsta que los jueces del mérito, constatada una
falencia de tal naturaleza, la hagan evidente en su dictamen;

DÉCIMO: Que, así, la sentencia impugnada, al resolver el conflicto de la manera que se ha señalado
rechazando la demanda no se extendió a puntos no sometidos a la decisión del tribunal y, por
ende, no ha sido pronunciada ultra petita, toda vez que la Corte de Apelaciones no ha hecho otra
cosa que examinar la concurrencia de los presupuestos legales para el ejercicio de la acción,
concluyendo que el demandado Salas Olguín carece de legitimación pasiva.

UNDÉCIMO: Que en efecto, los tribunales de justicia tienen atribuciones bastantes para apreciar la
procedencia de las acciones y excepciones sometidas a su conocimiento y para dar las razones
legales que hayan tenido presentes para acoger aquellas que estiman aceptables o para desestimar
las restantes. Luego, no puede decirse que la sentencia incurre ultra petita, como afirma la
recurrente, por la circunstancia de que ella, al pronunciarse sobre la acción deducida, la haya
desestimado por no haber acreditado la demandante que el demandado Salas sea el
representante legal de la Iglesia Evangélica;

DUODÉCIMO: Que, en consecuencia, los sentenciadores han actuado dentro del ámbito de las
atribuciones que les corresponden, y sin que se hayan extendido a puntos no sometidos a su
decisión;

Nro_Legalpublishing = 62331

Corte: Corte Suprema

Rol: 5209-2012

Fecha: 06/08/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 9, Código de Procedimiento Civil art 385,
Código de Procedimiento Civil art 795 n° 6, Código de Procedimiento Civil art 428, Código Civil art
1700, Código Civil art 724, Código Civil art 728, Código Civil art 706, Código Civil art 890

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, seis de agosto de dos mil doce.–


4°.– Que en el entendido que el cuestionamiento del impugnante dice relación con la causal
prevista en el número 9 del artículo 768 del Código de Enjuiciamiento Civil, del estudio del proceso
se constata que en fecha 8 de mayo de 2012, por resolución que se lee a fojas 199, la Corte de
Apelaciones de Concepción trajo los autos en relación para conocer de la apelación deducida por
la demandada contra el fallo de primer grado y que, habiéndose incorporado la causa a la tabla
respectiva, por presentación agregada a fojas 201, de 12 de mayo del año en curso, dicha parte
solicitó se citara a absolver posiciones al actor, diligencia que a fojas 205 fue admitida a tramitación
por resolución de 16 de mayo de 2012, fijando para tal efecto la audiencia de 29 de mayo de 2012
y ordenó notificar lo resuelto al apoderado de la demandante, por cédula.

El 22 de mayo de 2012, dicho apoderado repuso de la resolución que dispuso la práctica de la


prueba confesional y, en subsidio, solicitó autorización para absolver las posiciones por su
mandante. Por resolución de fojas 201, ese mismo día, la Corte de Apelaciones de Concepción
negó lugar al recurso de reposición y autorizó el cambio de absolvente. A continuación, procedió a
la vista de la causa, compareciendo únicamente el apoderado de la actora, el que no fue llamado a
alegar, quedando la causa en estado de acuerdo, que concluyó al día siguiente con la confirmación
del fallo de primer grado;

5°.– Que el inciso segundo del artículo 385 del Código de Procedimiento Civil establece que la
diligencia de absolución de posiciones "se podrá solicitar en cualquier estado del juicio y sin
suspender por ella el procedimiento, hasta el vencimiento del término probatorio en primera
instancia y hasta antes de la vista de la causa en segunda";

6°.– Que, como determina con claridad la norma citada, la solicitud de citar a absolver posiciones
no suspende el procedimiento. Luego, haciendo una correcta aplicación de la disposición
cuestionada al caso de que se trata, los sentenciadores han decidido proceder a la vista de la causa
pendiendo la práctica de dicha diligencia, decisión en la que no han incurrido en la vulneración de
ley ni el error de derecho denunciado;

7°.– Que a la misma conclusión también se arriba en lo referido a la supuesta vulneración de la


exigencia que impone el numeral 6° de artículo 795 del Código de Procedimiento Civil ya que la
resolución que accede a la diligencia de absolución de posiciones solicitada por el actor, escrita a
fojas 205, cumple la exigencia que el impugnante echa de menos, haciéndole de su cargo, además,
notificar lo resuelto al apoderado de la contraria;
8°.– Que conforme a los razonamientos precedentes, el recurso de nulidad de forma no podrá
prosperar, debiendo desestimarse en todos sus extremos;

12°.– Que, por lo demás, y sin perjuicio de lo ya razonado, cabe recordar que, en lo relativo a la
supuesta infracción al artículo 428 del Código de Procedimiento Civil, la jurisprudencia uniforme de
esta Corte ya ha señalado que cuando un determinado medio probatorio produce, de acuerdo a la
ley, prueba completa de un hecho, ello no impide que ese hecho sea desvirtuado por otro medio
que produzca también plena prueba y que el tribunal crea más conforme con la verdad. Este
precepto, sin embargo, no tiene aplicación cuando la misma ley resuelve la eventual contradicción
entre dos o más evidencias, como ocurre con la confesión de hechos personales o los hechos que
se presumen de derecho, que no admiten prueba en contrario. Tal es la regla que consagra la
disposición legal denunciada, sobre cuya aplicación no tiene cabida el control que ejerce este
tribunal de casación sino en cuanto, obviamente, los jueces prefieran un medio en circunstancias
que la ley les haya impuesto inclinarse necesariamente por otro.

Por su parte, tocante a la supuesta infracción al artículo 1700 del Código Civil, del análisis del fallo
recurrido se colige que los jueces del fondo en ningún momento negaron el carácter de
instrumentos públicos que cabe atribuir a los documentos acompañados al proceso por la
recurrente, ni tampoco el valor probatorio que ellos pudieran tener. Tales instrumentos fueron
debidamente analizados y ponderados, al punto de concluir los sentenciadores que ellos no tienen
relación con la cadena ininterrumpida de títulos del actor y de sus antecesores en el dominio del
inmueble que reivindica. Así, se revela que el propósito final de las argumentaciones que vierte la
recurrente a este respecto, para expresar el error de derecho que atribuye a la sentencia recurrida,
consiste, una vez más, en promover que se lleve a cabo por esta Corte una nueva valoración de las
probanzas, distinta de la ya efectuada por los jueces del mérito, actividad que resulta extraña a los
fines de la casación en el fondo;

Nro_Legalpublishing = 62340

Corte: Corte de Apelaciones de Valparaíso

Rol: 1153-2012

Fecha: 06/08/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 230, Código de Procedimiento Civil art 186, Código de Procedimiento
Civil art 768

Sentencia: SENTENCIA
Valparaíso, seis de agosto del año dos mil doce.

TERCERO: Que, el recurso en comento [768 N°9 Código de Procedimiento Civil, esto es, "9° En
haberse faltado a algún trámite o diligencia declarados esenciales por la ley o cualquier otro
requisito por cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay nulidad.", en relación con el
artículo 795 ? 4], se rechazará por cuanto el artículo 431 del Código de Procedimiento Civil,
establece que: "No será motivo para suspender el curso del juicio ni será obstáculo para la
dictación del fallo el hecho de no haberse devuelto la prueba rendida fuera del tribunal, o el de no
haberse practicado alguna otra diligencia de prueba pendiente, a menos que el tribunal, por
resolución fundada la estime estrictamente necesaria para la acertada resolución de la causa. En
este caso, la reiterará como medida para mejor resolver y se estará a lo establecido en el artículo
159.

En todo caso, si dicha prueba se recibiera por el tribunal una vez dictada la sentencia, ella se
agregará al expediente para que sea considerada en segunda instancia, si hubiere lugar a ésta.",
cuyo es el caso.

Por estas consideraciones y disposiciones legales citadas y artículo 764 del Código de
Procedimiento Civil, se rechaza el recurso de casación en la forma deducida en lo principal e fs. 1,
sin costas al ser patrocinada por la Corporación de Asistencia Judicial de esta región.

Nro_Legalpublishing = 62633

Corte: Corte Suprema

Rol: 3356-2012

Fecha: 04/09/2012

Leg. Aplic.: Código de Minería art 86, Código de Minería art 95, Código de Minería art 96, Código
de Minería art 97, Código de Procedimiento Civil art 768 N° 4

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, cuatro de septiembre de dos mil doce.


Tercero: Que esta Corte ha señalado con anterioridad que "...el objeto del recurso de nulidad
formal es velar por el exacto cumplimiento de las disposiciones legales que miran a la forma
externa de los litigios y a su cumplido desarrollo procesal; y por tratarse de un recurso de derecho
estricto, su planteamiento y formalidades deben cimentarse precisamente en las excepcionales
situaciones de transgresión de la ritualidad, que logran hacer conducente la nulidad de lo que se
ha fallado en esas circunstancias. Tales alteraciones han de referirse, por lo tanto, a determinados
requisitos precisos que debe contener la sentencia que se impugna, o cuando no se han cumplido
los trámites esenciales en el desarrollo del juicio." (Corte Suprema, 7 de agosto de 1986, R tomo
83, sección 1°, pág. 109)

Décimo quinto: Que la segunda causal de nulidad formal impetrada por la recurrente es la
contemplada en el numeral cuarto del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, estos es, en
haber sido dada ultrapetita, otorgando más de lo pedido por las partes, o extendiéndola a puntos
no sometidos a la decisión del tribunal, sin perjuicio que éste tenga la facultad para fallar de oficio
en los casos determinados por la ley.

Décimo sexto: Que el fundamento esgrimido para alegar la nulidad formal del fallo, por esta causal
se sustenta en que del tenor de la demanda y de su parte petitoria, que transcribe, el actor no
rechaza la existencia de la mensura sino que sólo objeta su oportunidad y el no haberla entregado
dentro del plazo que establece la ley. En parte alguna de ésta se señala que haya existido dolo o
mala fe de parte del perito mensurador ni del manifestante. Los hechos en que se funda la
demanda son entonces constitutivos de caducidad y no de nulidad; sin embargo, lo que hace el
fallo impugnado es acoger la demanda por una causal de nulidad, no invocada por la actora y no
por la causal de caducidad esgrimida en el libelo. Luego entre la causa de pedir como sustento de
la demanda y lo resuelto por la Corte de Apelaciones, se configura la ultrapetita. Corrobora el
aserto anterior que en la interlocutoria de prueba no se fija como hecho sustancial, pertinente y
controvertido, la existencia de dolo o mala fe de parte del perito mensurador.

Décimo séptimo: Que previo a resolver la causal impetrada, es preciso tener presente que el
artículo 774 del Código de Procedimiento Civil establece que: "Interpuesto el recurso, no puede
hacerse en él variación de ningún género.

Por consiguiente, aun cuando en el progreso del recurso se descubra alguna nueva causa en que
haya podido fundarse, la sentencia recaerá únicamente sobre las alegadas en tiempo y forma".
Décimo octavo: Que atendida la naturaleza de derecho estricto del arbitrio en análisis y lo
dispuesto en la norma legal antes citada, esta Corte no se hará cargo de las alegaciones vertidas en
estrados por el recurrente, en cuanto a la existencia del vicio de ultrapetita fundado en que el fallo
habría modificado el objeto pedido en la demanda, por lo que a continuación se analizará
únicamente si el vicio se configura respecto de los argumentos expuestos en el motivo décimo
quinto que precede.

Décimo noveno: Que como esta Corte lo ha señalado en reiteradas oportunidades, para que se
configure la causal de ultrapetita, la sentencia debe apartarse de los términos en que las partes
situaron la controversia por medio de sus acciones y excepciones, alterando su contenido,
cambiando el objeto o modificando su causa de pedir, también cuando otorga más de lo pedido
por las partes en sus escritos que fijan la competencia del Tribunal o cuando emite algún
pronunciamiento en relación a materias que no fueron sometidas a su decisión.

Vigésimo: Que en el caso de autos, el argumento esgrimido por la recurrente ha sido que se ha
modificado la causa de pedir, definida expresamente por el legislador en el inciso final del artículo
177 del Código de Procedimiento Civil, el que al efecto señala: "Se entiende por causa de pedir el
fundamento inmediato del derecho deducido en juicio". Así debe entenderse entonces como las
razones o motivos jurídicos que sirven de sustento a la demanda.

Art. 769 Para que pueda ser admitido el recurso de casación en la forma es indispensable que el
que lo entabla haya reclamado de la falta, ejerciendo oportunamente y en todos sus grados los
recursos establecidos por la ley.
No es necesaria esta reclamación cuando la ley no admite recurso alguno contra la resolución en
que se haya cometido la falta, ni cuando ésta haya tenido lugar en el pronunciamiento mismo de la
sentencia que se trata de casar, ni cuando dicha falta haya llegado al conocimiento de la parte
después de pronunciada la sentencia.
Es igualmente innecesario para interponer este recurso contra la sentencia de segunda instancia
por las causales cuarta, sexta y séptima del artículo 768, que se haya reclamado contra la sentencia
de primera instancia, aun cuando hayan afectado también a ésta los vicios que lo motivan.
La reclamación a que se refiere el inciso primero de este artículo deberá hacerse por la parte o su
abogado antes de verse la causa, en el caso del número 1 del artículo 768.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57498

Corte: Corte Suprema


Rol: 9328-2010

Fecha: 03/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 768

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, tres de enero de dos mil doce.

SEGUNDO: Que, el artículo 769 del Código de Procedimiento Civil dispone que el recurso
de casación en la forma requiere de preparación, es decir, que quien lo entabla haya
reclamado de la falta ejerciendo oportunamente y en todos sus grados los recursos
establecidos por la ley. Consiguientemente y como lo ha reiterado esta Corte, se entiende
legalmente preparado el recurso cuando la parte que lo deduce ha reclamado previamente
del vicio que constituye la causal que le sirve de fundamento, ejerciendo oportunamente y
en todos sus grados los recursos establecidos por la ley, como son básicamente los
recursos de reposición y apelación.

TERCERO: Que, en el caso de autos, del estudio de los antecedentes es posible concluir, sin
margen de duda, que la parte recurrente no interpuso oportunamente el recurso
respectivo denunciando el vicio que ahora se reclama en contra de la sentencia de primer
grado incumpliendo de este modo lo exigido por el citado artículo 769 del Código de
Procedimiento Civil, pues la sentencia atacada es solo confirmatoria de aquella. Ha faltado
por lo tanto a este recurso la debida preparación.

OCTAVO: Que, atendida la naturaleza de derecho estricto de este recurso [casación], al


omitir mencionar el recurrente las normas de carácter sustantivo o decisorio litis
infringidas por el sentenciador que permitirían resolver la contienda a su favor y no
desarrollar la forma en que ellas habrían influído en lo dispositivo de la sentencia, deja a
esta Corte sin competencia para su adecuada resolución.

NOVENO: Que lo anteriormente expuesto implica la aceptación de la decisión en cuanto al


fondo de la cuestión debatida pues aún cuando se aceptaren los yerros que se denuncian,
esta Corte tendría que declarar que no influyen sustancialmente en lo dispositivo de la
sentencia, por lo que el recurso de casación en el fondo debe ser desestimado.

Redacción del Abogado Integrante Luis Bates H.

Rol N° 9328–2010.

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún
M., Juan Araya E., Guillermo Silva G. y Abogados Integrantes Sres. Luis Bates H. y Jorge
Lagos G.
No firma el Ministro Sr. Araya y el Abogado Integrante Sr. Bates, no obstante haber
concurrido ambos a la vista del recurso y acuerdo del fallo, por estar con feriado legal el
primero y ausente el segundo.

Autorizado por la Ministra de fe de esta Corte Suprema.

En Santiago, a tres de enero de dos mil doce, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la
resolución precedente.

 Nro_Legalpublishing = 57917

Corte: Corte Suprema

Rol: 3183-2011

Fecha: 13/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 170, Ley N° 18092 Año 1982, Ley N° 18092
Año 1982 art 98, Ley N° 18591 Año 1987, Ley N° 18681 Año 1987, Código Civil art 2492,
Código Civil art 2514

Sentencia: SENTENCIA

2°.– No puede esta Corte obviar un error procesal que hace inviable esta queja formal.

No hace falta argumentar mayormente en torno a la necesidad de preparación de una


impugnación como la que viene de sintetizarse.

La casación formal es una forma de nulidad que, como es característico a toda clase de
arbitrio de saneamiento, debe ser impetrada apenas del vicio tiene conocimiento la parte
que por él se considera perjudicada, regla ésta del todo acorde con la naturaleza misma de
cualquier intento invalidatorio, desde que éste se dirige contra una actuación revestida de
público imperio que, por lo mismo, nadie debe desacatar, lo que reviste de excepcionalidad
al instituto procesal de la nulidad y hace que si la parte que se estima perjudicada no se
vale de los instrumentos que la ley pone a su disposición para reclamar de la causa del mal,
en su debido momento, incurra en una omisión que revierte en su contra, inhibiéndole una
tardía reacción.
Es lo que recoge el artículo 769 del Código de Procedimiento Civil, que como corolario de
lo recién recordado, establece como requisito de admisibilidad del recurso de casación en
la forma, que se haya hecho valer, en tiempo, los resortes de sanidad puestos a su
disposición.;

Siendo así, no queda sino concluir que el recurso de casación en la forma se revela
improponible, por falta de preparación y así se lo declarará.

5°.– Previo al estudio de la objeción, la Corte cree conveniente traer a colación un principio
informante del derecho procesal y, particularmente, del de acción.

Existe consenso doctrinario universal de cara a la plena libertad del ejercicio del derecho
de acción.

Quien se considera titular de un derecho o prerrogativa jurídica, sabe que en un Estado de


Derecho cuenta con el permanente amparo de tribunales independientes, precisamente
establecidos para garantizarlo. Tal conciencia jurídico–social hace que quede en manos de
toda persona la decisión de requerir la intervención de los tribunales que establece la ley.
El sistema no se conforma con ello, habiendo llegado, además, a establecer vías de acción
garantes de lo que se conoce como debido proceso, destinadas, en definitiva, a velar por la
idoneidad de los jueces y la pureza del debate que ha de conducir a la resolución de lo
contendido.

Semejante titularidad forma parte del patrimonio personal y reconoce en el demandante


al dueño exclusivo y excluyente de su anhelo jurisdiccional.

La consecuencia de este verdadero axioma jurídico va de suyo: el demandante y nadie más


que él es quien fija los términos del litigio que él abre, lo que supone total y absoluto
respeto, al menos, a la identidad del sujeto pasivo contra el que se dirige, a la causa fáctica
y jurídica de pedir y a la cosa pedida;

Redacción del ministro suplente señor Cerda.


Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún
M., Juan Araya E., Guillermo Silva G., Carlos Cerda F. y Abogado Integrante Sr. Nelson Pozo
S.

 Nro_Legalpublishing = 58097

Corte: Corte Suprema

Rol: 9837-2011

Fecha: 20/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 782,
Código de Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA

Tercero: Que la causal invocada no puede prosperar, desde que no fue preparado el
recurso en contra de la sentencia de segunda instancia que es simplemente confirmatoria
de la de primer grado. En efecto, según lo dispone el artículo 769 del Código de
Procedimiento Civil, para que un recurso de casación en la forma pueda ser admitido la
parte que lo entabla debe haber reclamado oportunamente y en todos sus grados del vicio
que invoca, lo que en la especie no ocurre, toda vez que la recurrente sólo apeló de la
sentencia de primera instancia omitiendo atacarla por la vía de la casación en la forma
invocando la causal que ahora esgrime.

Redacción a cargo del Ministro Sr. Pierry.

Nro_Legalpublishing = 59768

Corte: Corte Suprema

Rol: 549-2011

Fecha: 28/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 170 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5,
Código de Procedimiento Civil art 464 n° 2, Código de Procedimiento Civil art 464 n° 9, Código
Orgánico de Tribunales art 421, Código Orgánico de Tribunales art 426 n° 1, Código de
Procedimiento Civil art 769, Código de Procedimiento Civil art 158, Código de Procedimiento Civil
art 169 y ss, Ley N° 3390 Año 1918 art 5 Transitorio

Sentencia: SENTENCIA

SEGUNDO: Que para rechazar la nulidad de forma, basada en la causal prevista en el artículo 768
n° 9 del código adjetivo, basta señalar que el artículo 769 del mismo código estatuye que para que
pueda ser admitido el recurso de casación en la forma es indispensable que el que lo entabla haya
reclamado de la falta, ejerciendo oportunamente y en todos sus grados los recursos establecidos
en la ley.

En la especie, el vicio que el recurrente atribuye a la sentencia de segunda instancia, se habría


cometido también en el fallo de primer grado, en contra del cual si bien se alzó de apelación, no
esgrimió la referida causal de casación en la forma que ahora invoca, omisión que determina el
incumplimiento de la exigencia establecida en el precepto precedentemente citado, lo que hace
que el recurso no pueda prosperar por esta causal.

10° Tanto respecto de las consideraciones de hecho como las de derecho, el tribunal observará al
consignarlas el orden lógico que el encadenamiento de las proposiciones requiera, y, al efecto, se
observará, en cuanto pueda ser aplicable a tribunales unipersonales, lo dispuesto en el artículo
186 del Código de Procedimiento Civil", actual artículo 83 del Código Orgánico de Tribunales.

En diferentes ocasiones esta Corte Suprema ha resaltado la importancia de cumplir con tales
disposiciones, tanto por la claridad, congruencia, armonía y lógica en los razonamientos que deben
observar los fallos, entre las que destaca la sentencia publicada en la Revista de Derecho y
Jurisprudencia Tomo XXV, Sección 1°, Pág., 156, año 1928.

En este contexto surge toda la distinción racional sobre lo que efectivamente constituye el
fundamento del fallo por parte de los jueces, distinguiendo lo que son las motivaciones,
fundamentaciones, justificaciones y argumentaciones, resolviéndose por la jurisprudencia
comparada que hay ausencia de fundamento tanto cuando éste se encuentra ausente, como
cuando la ausencia es parcial o son insuficientes los expresados, al igual que al existir incoherencia
interna, arbitrariedad e irrazonabilidad.

Se han detenido los tribunales y la doctrina en el estudio de este requisito de las sentencias, por
razones procesales y extraprocesales. Está presente, principalmente, la posibilidad de las partes de
recurrir y con ello dar aplicación al "justo y racional procedimiento" que exige la Constitución
Política, que en mayor medida se debe alcanzar en la sentencia, por ser la ocasión en que el
Estado, por medio del órgano jurisdiccional, responde al derecho de petición y especialmente a la
acción interpuesta en el proceso, todo lo cual, sin duda, debe tener en consideración el tribunal
superior al revisar eventualmente la decisión. Tan importante como lo anterior es la legitimación
con la sociedad y el escrutinio que puede hacer cualquier ciudadano de lo expuesto por el juez,
esta es una de las formas como el Poder Judicial se legitima día a día en sus decisiones, se llega a la
aplicación de los principios de transparencia y publicidad, pilares fundamentales del Estado
democrático y social de Derecho.

La jurisprudencia comparada, al exigir la motivación de los fallos, conforme a la tutela judicial


efectiva ha resumido su finalidad, en que:

"1° Permite el control de la actividad jurisdiccional por parte de la opinión pública, cumpliendo así
con el requisito de publicidad."

"2° Logra el convencimiento de las partes, eliminando la sensación de arbitrariedad y


estableciendo su razonabilidad, al conocer el por qué concreto de la resolución."

"3° Permite la efectividad de los recursos."

"4° Pone de manifiesto la vinculación del Juez a la Ley" (Sentencia del Tribunal Constitucional
español, de 5 de febrero de 1987);

QUINTO: Que los jueces para dar estricto cumplimiento a lo dispuesto por el Constituyente y el
legislador han debido ponderar toda la prueba rendida en autos, puesto que la valoración integral
de ésta así lo impone, tanto aquella en que se sustenta la decisión, como la descartada o la que no
logra producir la convicción del sentenciador en el establecimiento de los hechos, lo cual no se
obtiene incluso con la simple enunciación de tales elementos, sino que con una ponderación
racional y pormenorizada de los mismos, con mayor razón si solo es referida por el nombre de los
testigos y la foja donde se agregan los documentos. Esta mayor exigencia, si se quiere, proviene de
la calificación de justo y racional del procedimiento que debe mediar para asentar las decisiones de
los órganos que ejercen jurisdicción en el Estado. Tan importante como antigua es esta obligación
impuesta a los magistrados, por lo que su inobservancia corresponde sancionarla, privando de
valor al fallo.

Resulta palmario en esta causa, el vicio indicado si se tiene presente, además, que las
circunstancias relativas a la excepción de pago opuesta, se encuentran suficientemente justificadas
a partir de la documentación aportada para demostrarla que da cuenta de pagos efectuados a la
actora por la ejecutada, ascendentes a la suma total de $386.421 en especial los comprobantes (de
fojas 68 a 70) y documentos de la contabilidad integrada de Logros Ltda. (de fojas 71 a 74) que no
pueden explicarse sino en relación a la deuda cuyo cobro se persigue en autos, teniendo en cuenta
su monto y oportunidad, como asimismo, la inexistencia de antecedentes que descarten esta
conclusión o que, por el contrario, permitan determinar que correspondan a una deuda distinta
entre las mismas partes.

Art. 771 (945). El recurso debe interponerse por la parte agraviada ante el tribunal que haya
pronunciado la sentencia que se trata de invalidar y para ante aquel a quien corresponde conocer
de él conforme a la ley.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58039

Corte: Corte Suprema

Rol: 3-2012

Fecha: 19/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 764, Código de Procedimiento Civil art 771

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, diecinueve de enero de dos mil doce.

5º.– Que el recurso de nulidad formal por la causal enunciada en el párrafo que antecede
deberá ser declarado inadmisible, debido a que los hechos descritos por la recurrente no
configuran la causal invocada.
En efecto, cabe recordar que la doctrina comparada ve en la denominada ultra petita –más
allá de lo pedido–, un vicio que ataca un principio rector de la actividad procesal, cual es, el
principio de la congruencia y ese ataque se produce, precisamente, con la "incongruencia".

La "incongruencia", en su acepción más simple y general, puede ser entendida como la


falta de correspondencia entre las pretensiones de las partes sean estas acciones o
excepciones y la parte dispositiva de la sentencia judicial;

6º.– Que, ahora bien, del mérito de los autos y de lo resuelto en la sentencia impugnada se
puede constatar que los jueces del fondo se limitaron a resolver lo pedido, al hacer lugar a
la petición de la demandante en orden a declarar que la demandada se encuentra obligada
a cumplir con el contrato de compraventa materia de la litis; debiendo pagar, en
consecuencia, las cuotas de saldo de precio adeudadas, con el reajuste convenido y el
interés corriente, expresamente solicitado. Y, si bien el momento en que se fija el inicio del
cómputo del referido interés difiere de aquel indicado por la actora, puesto que se
concede desde la fecha de notificación de la demanda en lugar de la época de
incumplimiento de cada cuota mensual insoluta, lo cierto es que ello no ha de entenderse
constitutivo del vicio invocado, al menos no desde la óptica que interesa a la demandada
de autos.

El último aserto queda suficientemente esclarecido si se considera que la figura en que


habrían incurrido los sentenciadores pudiera entenderse como una hipótesis de infra
petita, dado que pidieron intereses respecto de la fecha de vencimiento de cada
mensualidad que no fue pagada, esto es, desde el mes de septiembre de 2004 en adelante.
Sin duda que, al resolver que el interés debe calcularse desde la fecha de notificación de la
demanda, vale decir, desde el 27 de agosto de 2009, la parte demandada, lejos de verse
perjudicada, se ha visto notablemente beneficiada con la decisión, circunstancia que, a la
luz de lo dispuesto en el artículo 771 de la compilación procesal del ramo, que exige que el
recurso de casación sea interpuesto por la parte agraviada con la sentencia que se trata de
invalidar, hace que el remedio procesal intentado no pueda prosperar.

Considerada la situación desde el prisma de la actora, pudiera haber sido ella quien se
alzara, no sólo por la morigeración del lapso de cálculo de los intereses, sino, además, por
la falta de pronunciamiento sobre la reserva que hizo para discutir la especie y monto de
los perjuicios que demandara para la fase de ejecución del fallo o en otro juicio diverso. Sin
embargo, pese a ello, los antecedentes reflejan que se conformó con los términos del fallo
pronunciado.
Nro_Legalpublishing = 60666

Corte: Corte Suprema

Rol: 859-2010

Fecha: 07/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Comercio art 822, Código Civil art 2515, Código de Comercio art 1, Código de
Comercio art 3 n° 1, Código de Comercio art 96, Código Civil art 4, Código Civil art 13, Código Civil
art 2381 n° 3, Código Civil art 2516, Código de Procedimiento Civil art 771

Tercero: Que el artículo 771 del Código de Procedimiento Civil dispone que el recurso de casación
debe interponerse por la parte agraviada ante el tribunal que haya pronunciado la sentencia que
se trata y para ante aquel a quien corresponde conocer de él conforme a la ley.

Cuarto: Que de lo antes expuesto aparece que el recurso de casación en el fondo en estudio no
puede prosperar, toda vez que ha sido interpuesto por quien no tiene agravio. En efecto,
atendido los términos de la contestación de la demanda, lo decidido por los jueces del fondo
respecto de la prescripción de la acción de conformidad con lo dispuesto en el artículo 2515 del
Código Civil no perjudicó al demandado, toda vez que la sentencia se limitó a acceder a una de sus
peticiones. En este sentido, no procede que el demandado denuncie como error de derecho la
aplicación del artículo 2515 citado, si entre las defensas esgrimidas al contestar la demanda solicitó
al tribunal que lo hiciera.

Art. 772 (946). El escrito en que se deduzca el recurso de casación en el fondo deberá:
1) Expresar en qué consiste el o los errores de derecho de que adolece la sentencia recurrida, y
2) Señalar de qué modo ese o esos errores de derecho influyen sustancialmente en lo dispositivo
del fallo.
Si el recurso es en la forma, el escrito mencionará expresamente el vicio o defecto en que se funda
y la ley que concede el recurso por la causal que se invoca.
En uno y otro caso, el recurso deberá ser patrocinado por abogado habilitado, que no sea
procurador del número.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57980

Corte: Corte Suprema

Rol: 12282-2011

Fecha: 17/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 772, Código de Procedimiento Civil art 764,
Código de Procedimiento Civil art 768, Código Civil art 570 n° 5, Código Civil art 1698,
Código Civil art 1545, Código Civil art 1437

Sentencia: SENTENCIA

3°.– Que, como reiteradamente lo ha expresado esta Corte, el recurso de casación, en


general, es de derecho estricto, naturaleza que se refrenda si se tienen en cuenta las
exigencias que respecto de su interposición se contemplan en el artículo 772 del Código de
Procedimiento Civil.

En relación al recurso de casación en la forma, dicho precepto, en armonía con lo previsto


en los artículos 764 y 768 del mismo código, permite como único sustento de invalidación
de las resoluciones susceptibles de ser impugnadas a través de dichos recursos, aquellos
vicios referidos en la última norma mencionada. Por ello, es menester que al interponer un
recurso de la especie, el recurrente cumpla necesariamente con lo exigido por el precepto
en análisis, esto es, indicar expresamente el vicio o defecto en que se funda y la ley que
concede el recurso por la causal que invoca, presupuesto elemental que no se constata
haya sido verificado en el caso de marras;

8° Que, en relación al recurso de casación en el fondo el artículo 772 del Código de


Enjuiciamiento Civil, en armonía con lo previsto en los artículos 764 y 767 del citado
cuerpo legal, permite como sustento de la invalidación de la sentencia impugnada, el
quebrantamiento de una o más normas legales contenidas en la decisión. Por ello, es
menester que, al interponer un recurso de la especie, el recurrente deba cumplir
necesariamente con lo exigido por el precepto en análisis, esto es, expresar en qué
consisten él o los errores de derecho de que adolece la sentencia recurrida. En este orden
de ideas, tanto la jurisprudencia judicial como la doctrina hacen consistir esos yerros en
aquéllos que pudieron originarse por haber otorgado los sentenciadores un alcance
diferente a una norma legal a la establecida por el legislador, ya sea ampliando o
restringiendo el mandato de sus disposiciones; por haber aplicado una ley a un caso no
previsto en ella, o, por último, por haber dado aplicación a un precepto legal en una
situación ajena a la de su prescripción.

Aparte del cumplimiento del requisito enunciado en el párrafo precedente, con idéntica
rigurosidad, el mismo artículo 772 aludido impone a quien interponga un recurso de
casación en el fondo la obligación de señalar, de manera circunstanciada, en el respectivo
escrito el modo en que él o los errores de derecho que denuncia han influido
sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia que trata de invalidar;
9º Que, al enfrentar lo expuesto precedentemente con el recurso de casación en el fondo
en estudio, procede concluir, indefectiblemente, que aquél carece de los requerimientos
legales exigibles para su interposición. En efecto, del examen del libelo que contiene la
nulidad impetrada se constata que si bien en aquél se mencionan las normas que
considera conculcadas y los presupuestos fácticos que estima acreditados, olvida explicitar
de manera debida en qué consisten los errores de derecho que dice invocar; de suerte
que, al incurrirse en la inobservancia indicada, se obstaculiza a este Tribunal para resolver
sobre la correcta aplicación de derecho. Debe además anotarse que la parte recurrente
circunscribe sus exiguas argumentaciones a reclamar un vicio que no es propio de la
nulidad en examen sino más bien de una casación formal, equivocando así la vía utilizada.

Por su parte, al no dar cumplimiento a la primera de las exigencias previstas en la


disposición legal citada del Código de Enjuiciamiento Civil, menos aún puede considerarse
que acontece con el segundo requisito, esto es, el de explicar debidamente de qué modo
ese o esos yerros tiene injerencia esencial en lo resuelto. En efecto, en relación con tal
requerimiento, no existe mención alguna constatable del libelo;

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres. Jaime
Rodríguez E., Héctor Carreño S., Carlos Cerda F., Alfredo Pfeiffer R. y Abogado Integrante Sr.
Nelson Pozo S.

Nro_Legalpublishing = 61444

Corte: Corte Suprema

Rol: 4086-2012

Fecha: 21/06/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1545, Código Orgánico de Tribunales art 138, Código Orgánico de
Tribunales art 134, Código de Procedimiento Civil art 464 n° 1, Código de Procedimiento Civil art
767, Código de Procedimiento Civil art 772

6°.– Que sin perjuicio de lo señalado y únicamente a mayor abundamiento, debe también
consignarse que la sola lectura del libelo que contiene el recurso de casación en estudio permite
comprobar que la ejecutada no ha acusado, como debió hacerlo, que la sentencia que impugna
haya incurrido en error de derecho por infracción a la preceptiva legal que constituye el
fundamento jurídico para resolver la controversia en la forma en que se hizo, esto es, la norma
relativa a la excepción de incompetencia del tribunal ante quien se presentó la demanda,
contenida en el artículo 464 Nº 1 del Código de Procedimiento Civil, precepto que no se denunció
como vulnerado, en circunstancias que fue él el que sirvió de base para la resolución de la defensa
promovida en el caso en particular. De lo dicho se sigue que siendo la casación de fondo un recurso
de derecho estricto, en el cual deben expresarse en qué consisten los errores de derecho de que
adolece el fallo recurrido y de qué modo esos errores de derecho o infracciones de ley influyen
sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia –artículos 767 y 772 del Código de Procedimiento
Civil–, esta Corte Suprema se encuentra impedida de entrar a pronunciarse acerca de si la
sentencia recurrida aplicó acertadamente o no la preceptiva decisoria litis comentada, cuya
transgresión el recurso no invoca;

7°.– Que esta situación conlleva que deba entenderse que el recurrente entiende que el juicio fue
bien fallado en lo que se refiere al rechazo de la aludida excepción, lo que necesariamente impide
que su recurso de nulidad de fondo pueda, en definitiva, lograr su natural cometido. Ello pues, aún
en el evento que esta Corte Suprema concordara con dicho litigante en el sentido de haberse
producido los errores de derecho que denuncia en su recurso, tendría, no obstante, que declarar
que éstos no influyeron en lo dispositivo de la sentencia, desde que lo resuelto sobre la referida
excepción no ha sido considerado como yerro de derecho.

 Nro_Legalpublishing = 58393
Corte: Corte Suprema
Rol: 2669-2010
Fecha: 25/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 772
TERCERO: Que reclama la recurrente en el primer capítulo de su escrito de casación
sustancial la infracción de las normas contenidas en los artículos 1401, 1444, 1445 N° 3 y
4, 1460, 1467 del Código Civil, y otras que se indicaron en el considerando primero. Sobre
las normas citadas en este considerando, la vencida no cumple con uno de los requisitos
fundamentales del recurso de casación en el fondo, esto es, la explicación de los errores
de derecho cometido, según prescribe el artículo 772 del Código de Procedimiento Civil.
La sola enunciación de los artículos no satisface la exigencia legal. Al respecto es necesario
desarrollar fundamentos, o razonar con la necesaria precisión exigida por la ley para
explicar en qué habrían consistido los errores de derecho. Asimismo, se debe recordar
que el recurso de casación en el fondo puede tener tres fundamentos: a) la aplicación de
una ley que no corresponde; b) la no aplicación de una normativa que debió aplicarse, y;
c) la interpretación o extensión de la ley distintas de las que ha dado el fallo. La recurrente
sostiene que no se habrían aplicado las normas que transcribe que declararían que el
contrato es simulado. Sin embargo, como se explicará en los considerandos siguientes, no
acreditó las circunstancias para que el tribunal de instancia pudiese determinar que
existió simulación en el contrato que se intenta impugnar. En consecuencia es necesario
recordar que para la aplicación de las normas es necesario que se cumplan los supuestos
de hechos descritos en la regla.
CUARTO: Que el recurso de casación en el fondo excepcionalmente procede respecto de
leyes reguladoras de la prueba cuando: a) se altera la carga de la prueba; b) da por
probado un hecho por un medio de prueba que la ley no admite para ello, y; c) alteran el
valor probatorio que la ley ha establecido o rechaza los medios de pruebas admitidos por
la ley.
Que como denuncia la recurrente en su escrito de casación, a fojas 222, se habrían
infringido las leyes de la prueba, situación que no se condice con los hechos del
procedimiento.
QUINTO: Que ante la supuesta infracción de los artículos 1.698 y 1.699 del Código Civil, se
debe tener presente que el artículo 1.698 establece en su inciso 1° que "Incumbe probar
las obligaciones o su extinción al que alega aquéllas o ésta.". De este precepto se
desprende que la obligación de probar la simulación del contrato de cesión de derechos
celebrado, el 20 de enero de 2004, ante la 35° Notaría Civil de Santiago, era de la
demandante.
Como se señaló en el considerando que antecede, el recurso de casación en el fondo
procede en contra de las leyes reguladoras de la prueba en el caso que se dé por probado
un hecho por un medio de prueba que la ley no admite para ello.
En este sentido, se debe entender que las declaraciones de una de las partes litigantes
constituyen el medio de prueba denominado "confesión en juicio" regulado en los
artículos 385 y siguientes del Código de Procedimiento Civil. Bajo este precepto legal, las
declaraciones de la demandada proceden solo si se solicitan dentro del juicio, y así
adquieren valor probatorio. En caso de que se hayan prestado fuera del juicio, solo
constituyen la base una presunción judicial, como prescribe el artículo 398 del Código
citado.
Agrega el mismo artículo 398, en su inciso segundo, que la confesión extrajudicial debe
invocarse ante la parte que la invoca o ante un juez incompetente, pero que ejerza
jurisdicción. Solo en esos casos puede considerarse como un presunción grave.
Sin embargo, la sola circunstancia de que la declaración de la señora María Oscarina Pavez
Pérez se haya efectuado ante una fiscalizadora del Servicio de Impuestos Internos, priva
tal declaración del carácter de confesión de parte, toda vez que los fiscalizadores no
ejercen jurisdicción. A mayor abundamiento, las decisiones de los órganos de la
Administración del Estado, no son vinculantes para un poder autónomo de la República
como lo son los Tribunales de Justicia. En consecuencia, las declaraciones no constituyen
una prueba legal, por lo que no podían aceptarse como tal en juicio.
Redacción de la Abogada Integrante señora Maricruz Gómez de la Torre Vargas.
 Nro_Legalpublishing = 59091
Corte: Corte Suprema
Rol: 12182-2011
Fecha: 29/02/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Penal art 546, Código de Procedimiento Penal art
481, Código Penal art 11 n° 9, Ley N° 18216 Año 1983, Código de Procedimiento Penal art
535, Ley N° 19374 Año 1995, Código de Procedimiento Civil art 772, Código de
Procedimiento Civil art 767
SEGUNDO: La norma legal en comento establece que el error de derecho se descompone
en un presupuesto base, cual es la correcta calificación del delito y en una consecuencia,
esto es que se sancione al condenado con una pena más grave que la designada en la ley
para ese delito. En la interposición por esta causal existe un presupuesto base correcto y
una consecuencia errónea. Esta falta de correspondencia deriva de una equivocación del
tribunal, la que puede relacionarse con tres motivos: a) al determinar la participación que
ha cabido al condenado en el delito; b) al calificar los hechos que constituyen
circunstancias agravantes, atenuantes o eximentes de su responsabilidad, y c) al fijar la
naturaleza y el grado de la pena.
La impugnación, en el caso de la especie, no se refiere al primero de los motivos
indicados, cuestiona solamente que la confesión del sentenciado constituye una
circunstancia atenuante, específicamente la prevista en el artículo 11 N° 9 del Código
Penal, la cual no fue establecida por los jueces del fondo y, además, sobre la base de esa
infracción, se ha incurrido en error de derecho en la fijación del grado de la pena corporal.
Surge aquí el problema fundamental de determinar las cuestiones de hecho y de derecho.
Desde el punto de vista procesal se ha realizado un esfuerzo para delinear finamente los
contornos del recurso de casación en el fondo, estableciendo exigencias específicas
respecto de la interposición de éstos, distinguiendo el legislador entre errores formales y
sustanciales y, en estos últimos, cuestiones de hecho y derecho.
En efecto, en la resolución de conflictos de carácter jurídico sometidos a la decisión de los
tribunales, en las sentencias que expiden, luego de exponer lo que son las acciones
interpuestas, los fundamentos en que descansan, la oposición que se deduce,
especialmente las excepciones que se interponen, sus argumentos y defensas, se
desarrolla la labor consistente en: a) establecer los hechos; b) interpretar tales hechos; c)
precisar los elementos de relevancia jurídica; d) calificar jurídicamente los hechos; e)
determinar el carácter legal de los mismos; f) fijar las disposiciones legales aplicables y g)
deducir y declarar los efectos que de tales normas derivan para el caso concreto. En el
ámbito penal se han hecho estas precisiones, pero cada una de ellas se ha referido al
hecho punible, en lo relativo a la teoría de la acción, el tipo y sus elementos, como la
tipicidad o adecuación de la conducta a la norma, atendiendo debidamente a la faz
objetiva y subjetiva del tipo, con la problemática relacionada con la voluntad y los
elementos subjetivos del injusto, la antijuricidad en sus distintas teorías, considerando la
acción y el resultado, la culpabilidad, la imputabilidad. A lo cual se une el iter críminis o
grado de desarrollo del delito, la participación en sus distintas especies, las circunstancias
modificatorias de la responsabilidad penal en su aspecto amplio, esto es la ausencia de
acción, errores relacionados con el tipo y sus distintos elementos que lo componen, las
causales de justificación, ya sea ante la teoría causalista o finalista, los casos de
inimputabilidad, ausencia de la conciencia de ilicitud de la conducta, causales de exclusión
de la culpabilidad, al no ser posible exigir otra conducta, etc. Como, indudablemente, las
atenuantes, agravantes y eximentes de responsabilidad penal, concurso de personas y
delitos, la teoría de la ley penal en el tiempo y la aplicación de las sanciones aplicables, sin
desatender el estudio pormenorizado de los elementos de cada ilícito penal, al referirse a
la tipicidad.
En lo referido al establecimiento de los hechos, el tribunal constata los aspectos que se
encuentran reconocidos por los intervinientes, en los cuales podrá incluso existir
convenciones probatorias, sin perjuicio de determinar aquellos en que efectivamente
existe contradicción y que debe fijar el tribunal. Estos últimos son aquéllos que le
corresponde determinar, para lo cual analizará la prueba ofrecida por las partes, aceptada
por el tribunal y rendida validamente, respetando las reglas de valoración individual y
conjunta de cada medio probatorio, como la ponderación comparativa de los distintos
medios, conforme a las normas que al efecto determinó el Código de Procedimiento Penal.
En la interpretación de los hechos los jueces deben ceñirse a las disposiciones que
establece el legislador, atribuyéndoles y deduciendo los efectos y alcances que sobre la
base de tales reglas de interpretación es posible otorgarles.
La precisión de los elementos de relevancia jurídica es lo que permitirá efectuar la
subsunción de los supuestos de hecho en la norma, está constituida por el producto de la
interpretación de los hechos, por lo que excede dicha actividad, al precisar los
antecedentes o bases aisladas que tienen relevancia en el derecho, pero para un correcto
análisis deben ser considerados en su conjunto, no de manera aislada.
En la calificación jurídica nos encontramos con la actividad tendiente a aplicar el derecho a
los hechos, con el fin de determinar el antecedente que permitirá singularizar la norma
jurídica que les es pertinente.
La determinación legal de los hechos está constituida por la actividad que encierra el
establecimiento de todas aquellas circunstancias, condiciones, caracteres, requisitos o
elementos que debe reunir un hecho, encaminados a la producción que un efecto
determinado que regula la norma legal.
La determinación de las disposiciones legales aplicables al caso es una labor que resulta
como consecuencia de las actividades anteriores, en que se verá la normativa llamada a
ser aplicada al litigio, de la que se presume su mayor conocedor es el juez.
Los efectos jurídicos que de tales normas derivan para el caso concreto son las
consecuencias en los derechos de las partes que genera la aplicación de las disposiciones
legales, los que serán decididos y declarados por el tribunal como la culminación de la
actividad jurisdiccional.
La Corte Suprema, como antes se advirtió, al conocer de un recurso de casación en el
fondo, está impedida de revisar la forma en que se establecieron los hechos por los jueces
de la instancia, pero, en el evento que el tribunal de la instancia viole las leyes reguladoras
de la prueba con influencia substancial en lo dispositivo de la sentencia y se invoque la
causal séptima del artículo 546 del Código de Procedimiento Penal, se permite, de manera
excepcional, la revisión de la labor de esos tribunales por la Corte de Casación. La
apreciación individual de cada prueba y la que se desarrolle en conjunto para las diversas
en cantidad, pero idénticas en su naturaleza, como en la labor comparativa de los medios
probatorios de diversa naturaleza, queda dentro de la competencia exclusiva de los jueces
del fondo, quienes fijarán soberanamente los hechos acudiendo a tales circunstancias.
Por otra parte, indudablemente queda dentro de la competencia de la Corte de Casación la
revisión de la calificación jurídica de los hechos, la determinación del carácter legal de los
mismos, como de las disposiciones legales aplicables y los efectos que de tales normas
derivan para el caso concreto, por cuanto "lo que le corresponde ver a la Corte de Casación
es si establecido un hecho cualquiera – éste – reúne los caracteres o requisitos fijados por
la ley para que produzca un efecto determinado, y ver si las consecuencias jurídicas que los
jueces sentenciadores han sacado de los hechos constatados soberanamente, están
ajustadas a derecho, o por el contrario si se han negado a admitir las consecuencias que de
ellos se deducen" (José Florencio Infante, La causal de casación en el fondo, página 100).
Controversia causa la precisión de los elementos de relevancia jurídica, pues algunos la
entienden como una labor que queda comprendida dentro de la interpretación, pero lo
cierto es que de ser efectivo que la integran sería en todo caso interpretación legal y
quedaría incluida dentro del control de posibles vicios in iudicando.
Sin duda la competencia de la Corte Suprema al conocer del recurso de casación en el
fondo se refiere al establecimiento de la infracción de ley que constituye uno de los errores
de derecho denunciados por el recurso, que al tener influencia substancial en lo dispositivo
de la sentencia, permite sea acogido, puesto que es el legislador, quien por este medio
cuida se respete su voluntad, pero más que eso, la soberanía que importa la dictación de
las leyes, agregando un objetivo unificador de la jurisprudencia, que pretende dar certeza y
seguridad jurídica a las personas al interior del Estado, todo lo cual no puede ser
desatendido.
Del mismo modo, la labor de calificación de un suceso acreditado en el juicio es también
jurídica y queda dentro del dominio de la Corte Suprema, cuando el legislador echa mano
de los denominados "conceptos jurídicos indeterminados" o como los denomina cierta
doctrina alemana "conceptos legales indeterminados", esto es, de eventos no definidos
expresamente por la ley, pero que ésta incorpora en la descripción de la hipótesis de
aplicación de la norma. La subsunción del hecho material que se ha tenido por probado en
ese concepto que configura la hipótesis, esto es, su calificación, es siempre un problema
de derecho y no de hecho, pues implica, precisamente, una calificación. "No cabría legislar
sin utilizar ese tipo de conceptos y cuando las partes en un proceso discrepan sobre su
aplicación al caso parece claro que corresponde al juez determinar si el supuesto de hecho
discutido se acomoda o no a este tipo de conceptos a los que la Ley ha conectado alguna
consecuencia jurídica" (Eduardo García de Enterría, Democracia, Jueces y Control de la
Administración, Rhomson – Civitas, 2005, página 147). Al efectuar el análisis por los jueces
de la Corte de Casación lo que están haciendo es examinar si el hecho reúne las exigencias
previstas por la ley, controla que concurra el evento que legitima el actuar y como ese
concepto lo entrega la ley, es siempre una cuestión jurídica.
Desarrollando lo anterior se ha dicho que "en los términos tradicionales, que distingue en
los conceptos indeterminados un núcleo de certeza, de absoluta certeza, un halo de
imprecisión o de posible incertidumbre, y un lugar – más o menos alejado del centro, pero
inexorable – de certidumbre categóricamente negativa" ((Eduardo García de Enterría,
Democracia, Jueces y Control de la Administración, Rhomson – Civitas, 2005, página 253),
de manera que la labor de control de los tribunales se refiere a los planos de plena certeza.
Prosiguiendo con la mirada del tema y desde una perspectiva general, para evitar
confusiones y sólo para pretender avanzar en la exposición, es posible exponer que la
doctrina agrega: "Bien es cierto que en todos los terrenos jurídicos se emplean conceptos
indeterminados en gran cantidad; pero ello ocurre en razón, a mi juicio, sólo en tres grupos
de casos: los conceptos de contenido cambiante, los conceptos formados pre–
judicialmente y los principios regulativos", entendiendo por los primeros "a aquellos cuya
regulación remite el legislador a la convicción popular, que está en continua
transformación, convirtiéndola en directriz de su intervención", "el legislador pretende
aquí adaptarse al fluir de la concepción general, sería inútil un concepto estático, de
contenido fijo; el concepto indeterminado constituye la única posibilidad de dar cuenta de
la dinámica de las valoraciones sociales". "Un concepto está formado prejurídicamente
cuando toma su contenido de ámbitos extrajurídicos de ser y de la vida, asumiéndolo el
legislador en su regulación. Cuando a tal efecto hay que emplear conceptos
indeterminados, ello ocurre en dos ámbitos: en las concepciones sociales consolidadas
relativas a ‘normas culturales’ (conceptos de contenido cambiante) y en el terreno de la
ética (valores de contenido no cambiante, inmutables)", los cuales brinda a la
jurisprudencia baremos "que son verificables objetivamente, previenen el arbitrio falto de
norte y además resultan imprescindibles en la fundamentación ético–social del Derecho".
"Los conceptos regulativos, a diferencia de los otros dos referentes, se caracterizan "por no
ofrecer baremos ni jurídicos ni extrajurídicos", pues "está claro que con tales conceptos
regulativos no se pueden formar conceptos jurídicos. Su ámbito de aplicación es, por eso,
mucho más reducido; se limita a posibilitar una resolución justa del caso concreto sólo en
los espacios marginales no codificados de conceptos que por lo demás poseen nítidos
contornos" (Claus Roxin, Autoría y Dominio del Hecho, en Derecho Penal, Séptima edición,
año 2000, 15, III, páginas 135, 136 y 137).
Se llega así a dar solución a la inquietud de resolver el conflicto teniendo en cuenta la
justicia del caso y seguridad jurídica, o al tema conceptual: la flexibilización del sistema
ante descripciones taxativas y rígidas. "La probabilidad de ejercer efecto lo individual sobre
la decisión concreta del caso particular es mayor cuanto más abstracto sea el concepto
legal". "Al utilizar el legislador tales ‘conceptos necesarios de complementación’ transmite
al encargado de aplicar la ley la indicación o la autorización de tener en cuenta aquellos
elementos peculiares del caso concreto que se sustraen al enjuiciamiento previo
generalizador del legislador" (Heinrich Henkel, citado por Claus Roxin, Autoría y Dominio
del Hecho, en Derecho Penal, Séptima edición, año 2000, 15, III, página 135). En este
punto se torna relativa la respuesta que estemos en presencia de un aspecto de Derecho
(Ver sobre el tema Sentencia de la Segunda Sala de la Corte Suprema de fecha 19 de julio
de 2005, Rol 2005–05 y Enrique Bacigalupo, Derecho Penal, Parte General, Editorial
Hammurabi, Segunda Edición ampliada, 1999, páginas 226 a 230).
"La norma legal contiene una regulación abstracta de la conducta humana, y esa
regulación abstracta es el derecho; la concreción de la conducta supuesta en un
acontecimiento real, es el hecho", dice Fernando de la Rua (La Casación Penal, LexisNexis,
página 55). "La norma penal, en cuanto describe fáctica e hipotéticamente una eventual
conducta humana punible, suministra un concepto jurídico, entendido como regulación
abstracta de la conducta, contenida en la ley penal: matar, hurtar, incendiar, abusar
deshonestamente; la premeditación, la alevosía, el ardid, son conceptos jurídicos, y no
simples hechos. ‘Una cosa es la materialidad que sustenta el concepto jurídico y otra el
concepto jurídico relativo esa materialidad’, dice Núñez. Cada uno de estos conceptos
constituye la abstracción generalizadora con que la ley penal atrapa una serie indefinida de
modos probables de conductas humanas. A estas conductas, que constituyen el episodio
histórico, se aplica o no el concepto correspondiente, según se den o no los presupuestos
necesarios para configurarlo. Cada concepto, en la vida real, se traduce o despliega en un
episodio concreto, al cual debe aplicarse la norma jurídica."
"A su vez, cada concepto jurídico general está integrado por una serie de conceptos
jurídicos particulares o integrativos".
"La ley penal contiene también previsiones específicas reguladoras de las consecuencias
jurídicas que acarrea el hecho hipotizado por la norma en caso de concretarse como
realidad y ser jurídicamente determinado. Son los institutos jurídico–penales, que regulan
el ejercicio de la pretensión punitiva, o sea, la individualización de la genérica potestad de
represión en la voluntad social de castigo frente al delito cometido. Son institutos jurídicos
la pena, la prescripción, el ámbito de aplicación de la ley penal, la condenación
condicional, el concurso de delitos, etc. Los institutos se aplican a los conceptos, una vez
que se ha determinado la realidad histórica de una conducta que encuadre en ellos.
Para deslindar lo que puede ser materia de casación (derecho) de lo que no lo es (hecho),
debe enfocarse la sentencia a la luz de los instrumentos dogmáticos indicados: el instituto
y el concepto. Todo lo que sea valoración, inteligencia o interpretación de un concepto o
de un instituto, constituye el objeto de la casación; el objeto material alcanzado por el
concepto o por el instituto, es decir, el hecho histórico y concreto, queda fuera de la
posibilidad del recurso y definitivamente fijado en la sentencia.
Son derecho, pues, los conceptos y los institutos establecidos por la ley penal, que
constituyen su contenido; hechos son los acaeceres históricos ocurridos en la vida real,
todo lo que se da en el mundo materialmente, sea en lo psíquico o en lo físico. Se
comprende en ellos la ‘estructuración subjetiva y objetiva, física y psíquica de lo sucedido’,
tal como la individualización de los sujetos activos o pasivos y las circunstancias de modo,
lugar y tiempo del hecho."
"El problema no admite una fórmula generalizante de solución y depende de las
circunstancias del caso. La regla es que el punto será revisable si no se alteran los
presupuestos del hecho establecidos por la sentencia que constituyen la base fáctica del
estado psíquico del sujeto, limitándose al control jurídico de los juicios valorativos
formulados sobre la base de tales situaciones fácticas. El límite está configurado por los
hechos descritos por el tribunal; mientras éstos no se modifiquen, el tribunal de casación
puede revisar su encuadramiento en un determinado concepto jurídico. La regla está dada
por la necesidad de comprobación judicial del acontecimiento histórico: todo aquello que
para ser valorado necesite la determinación judicial que declare su existencia en el mundo
de la realidad, pertenece a los hechos, irrevisables en casación." ("La Casación Penal. El
recurso de casación penal en el nuevo Código Procesal Penal de la Nación", Fernando de la
Rúa, LexisNexis, Edición 2006).
En definitiva, la impugnación planteada por el recurrente representa una cuestión de
derecho al estar referida a una atenuante, como a la extensión de la pena aplicada al
sentenciado.
TERCERO: Que la reforma introducida por la Ley 19.374 a las normas que regulan el
recurso de casación en el fondo en materia civil, aplicables al procedimiento penal por
remisión expresa del artículo 535 del Código de Procedimiento Eliminación de la cuantía,
por las diferentes consecuencias que determinó la jurisprudencia que traía aparejado su
erróneo establecimiento; b) Eliminación de la consignación previa como requisito de
interposición, producto de la revisión estricta que se desarrolló al respecto por la Corte, y
c) Sustitución de las exigencias: 1) Hacer "mención expresa y determinada de la ley o leyes
que se suponen infringidas"; 2) Hacer "mención expresa y determinada de "la forma en
que se ha producido la infracción", y 3) Precisar "la manera cómo ésta (infracción) influye
en lo dispositivo del fallo", por las siguientes: 1) Expresar en qué consiste el o los errores
de derecho de que adolece la sentencia recurrida, y 2) Señalar de qué modo ese o esos
errores de derecho influyen sustancialmente en lo dispositivo del fallo.
Todo lo anterior pretende que la Corte Suprema pueda entrar a resolver, sin mayores
problemas, el fondo de los asuntos sometidos a su conocimiento, uniformando el criterio
de los tribunales de justicia.
En la historia fidedigna del establecimiento de la modificación introducida al artículo 772
del Código de Procedimiento Civil por la Ley 19.374 de 1995, se dispuso que en el escrito
que se interpone el recurso de casación en el fondo debe expresarse "en que consiste el o
los errores de derecho de que adolece la sentencia recurrida", constituyéndose, en
concepto del legislador, en "la innovación más importante", puesto que "no se obliga a
hacer mención expresa y determinada de la ley o leyes que se suponen infringidas", pero
se limita a precisar que lo anterior se produce como reacción a "muchas declaraciones de
inadmisibilidad", bastando ahora con precisar "en qué consisten el error o los errores de
derecho que adolece la sentencia recurrida" (Diario de Sesiones de la Cámara de
Diputados, sesión 4°, Martes 7 de junio de 1994, página 371).
Esta modificación legislativa no altera lo dispuesto en el artículo 767 del Código citado, el
cual dispone que el recurso de casación en el fondo tiene lugar contra las sentencias que
indica, "siempre que se hayan pronunciado con infracción de ley", con lo cual la
competencia de la Corte Suprema, al conocer de un recurso de casación en el fondo, no se
ha alterado. El recurrente propone o denuncia un error de derecho y el Tribunal resuelve
específicamente si concurre tal error de derecho y, en este caso, especificará la infracción
de ley, puesto que pesa sobre él la presunción de conocimiento de la legislación, que
desde antiguo se conoce como iura novit curiat.
En la misma historia fidedigna del establecimiento de la modificación al aludido artículo
772 se deja constancia que una Senadora presentó indicación para que no fuera alterado
su texto, pues en la práctica no se han planteado problemas de interpretación en lo que
comprende la noción de "infracción de ley", con lo que se evitarían futuras dificultades
respecto de la inteligencia de "error de derecho". Sin embargo, el Senador informante
respondió: "La nueva proposición de la señora Senadora que me precedió en el uso de la
palabra es totalmente contradictoria con el espíritu de la reforma propuesta por la
comisión. Porque la exigencia de hacer `mención expresa y determinada de la ley o leyes
que se suponen infringidas es precisamente la que ha dificultado la interposición del
recurso de casación en el fondo, ya que, en la práctica, ha bastado la omisión de una ley
para que se lo declare inadmisible.
El artículo 772 se refiere a los requisitos de forma. Por eso, hablamos de ‘error de derecho’,
el cual justifica el recurso de casación en el fondo. Y debemos distinguirlo del error de
procedimiento. Uno es error in procedendo y otro el error in indicando. Y este último
puede tener tres fundamentos: la aplicación de una ley que no corresponde; la no
aplicación de una normativa que debió aplicarse, y, por último, una interpretación o
extensión de la ley distintas de las que le ha dado el fallo. En esto consiste el error de
derecho, y así lo reconocen todos los tratadistas de Derecho Procesal. Por eso,
precisamente en el ánimo de mantener lo que señalaba el Honorable señor Martín –
puedo citarlo porque coincido con él – en el sentido de que la razón de este recurso es
preservar la debida y correcta aplicación e interpretación de la ley en base a los hechos, tal
cual fueron establecidos en el juicio, es necesario señalar cuáles son los errores de derecho
en que se puede haber incurrido. En cambio, quedarnos con el artículo 772 vigente,
agregándole lo relativo a los hechos, cambiaría radicalmente la proposición de la Comisión
y crearía nuevamente el problema que se trata de evitar: la obligación de señalar todas y
cada una de las leyes infringidas, de donde nace la gran causal de rechazo de recursos de
casación en el fondo. Cuando se establece como requisito para el escrito de formalización
del recurso ‘Consignar precisa y claramente los hechos, tal cual fueron establecidos en la
sentencia recurrida, que sean pertinentes y conciernan a la o las infracciones de ley
alegadas en el recurso’ se hace porque, si se citan otros hechos, no puede alegarse
infracción de ley por parte de la sentencia, pues ésta solo puede infringirla en base a los
hechos que consignó. Por su parte, al proponerse en el punto 2) ‘Expresar en qué consiste
el o los errores de derecho de que adolece la sentencia recurrida’, dejamos constancia –y
es bueno que así quede para la debida historia de la ley – de que ellos pueden consistir en
aplicar una ley que no corresponde, en dejar de aplicar la que corresponde o en aplicar
una ley con una extensión o interpretación distinta". Ante esta explicación se preguntó a la
Senadora si estaba en condiciones de sumarse al texto propuesto y ésta contestó
afirmativamente, dándose por aprobado el precepto (Diario de Sesiones del Senado,
sesión 14°, Martes 16 de noviembre de 1993, páginas 2092 y 2093).
Con lo expuesto queda en claro que el Senado, al igual que la Cámara de Diputados,
entendió la modificación al artículo 772 del Código de Procedimiento Civil como una
desformalización en la interposición de la casación en el fondo, pero no varió la causal del
recurso, en el cual es posible expresar en qué consisten las infracciones de ley, pero no
estar obligado, bajo sanción de inadmisibilidad de la impugnación, a señalar todas y cada
una de las normas legales que se estiman vulneradas, bastando con expresar en qué
consiste el incorrecto análisis y aplicación de las normas legales por los sentenciadores.

Nro_Legalpublishing = 62733

Corte: Corte Suprema

Rol: 4680-2010

Fecha: 14/09/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 772

SÉPTIMO: Que dado el carácter extraordinario de la impugnación aquí pendiente, su interposición


se encuentra sujeta a formalidades, entre las cuales destaca la necesidad de expresar en el libelo
que lo conduce en qué consiste él o los errores de derecho de que adolecería la sentencia
recurrida y señalar de qué modo ése o ésos influyeron substancialmente en lo decidido.

Por mucho que este tribunal de casación atienda a los propósitos de desformalización que
trasuntan las modificaciones que al artículo 772 del código procesal introdujo la Ley 19.374, ello ha
de tener un límite, si se tiene en cuenta que la renovada oración del artículo 772 en el sentido que
debe expresarse "en qué consiste el error o los errores de derecho de que adolece la sentencia
recurrida" debe ser leída en el contexto de su artículo 767, que establece esta excepcional vía de
impugnación respecto de las resoluciones pronunciadas "con infracción de ley", cuando esta
última ha "influido sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia".

Eso obligaba al recurrente a indicar la ley que denunciaba como vulnerada y que, en todo evento,
hubiere tenido influencia substancial en lo resolutivo;

Nro_Legalpublishing = 62650

Corte: Corte Suprema

Rol: 3324-2012

Fecha: 05/09/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 772, Código
Civil art 2465

Sentencia: SENTENCIA
Santiago, cinco de septiembre de dos mil doce.

6°. Una primera observación cae por su propio peso.

No hace falta detenerse en la excepcionalidad del recurso en estudio, cuyo carácter extraordinario
ha llevado al legislador a sujetarlo a rigurosos esquemas formales, cuya razón de ser se encuentra,
a la postre, en el irrenunciable respeto que la institucionalidad brinda al imperio jurisdiccional que,
en lo que viene a lo presente, impele a la conservación de lo que dos instancias de juzgadores han
decidido, de modo que tan sólo se permite anular el resultado de tan soberano ejercicio de la
autoridad cuando la preservación del ordenamiento jurídico así lo requiere, como extrema razón.

No es posible, entonces, tolerar en un escrito donde se plasma un recurso de casación en el fondo,


contradicciones que, en definitiva, hacen que se auto eliminen las argumentaciones que en él se
contiene, con lo que, en último término, se queda vacío de fundamento, situación absolutamente
vedada por el artículo 772 del Código de Procedimiento Civil.

Estas prevenciones, que no son más que recuerdos de lo más esencial del derecho de
impugnaciones, se han hecho necesarias a raíz de la incompatibilidad entre los dos capítulos de
saneamiento, en la forma que vienen formulados.

La infracción al citado artículo 1907 se hace consistir, sin duda alguna, en la más plena existencia y
vigencia del crédito cedido y, por lo tanto, de la condición de acreedor de Lozano con respecto a su
deudor Bravo, habiéndose producido la liberación consiguiente.

Empero, el atentado al artículo 2465 se hace consistir en que la obligación que alega Lozano se
encontraba extinguida al momento de la cesión y que ésta no produjo semejante efecto liberatorio

Lo uno o lo otro, pero no las dos cosas a la vez;


Art. 775 (949). No obstante lo dispuesto en los artículos 769 y 774, pueden los tribunales,
conociendo por vía de apelación, consulta o casación o en alguna incidencia, invalidar de oficio las
sentencias cuando los antecedentes del recurso manifiesten que ellas adolecen de vicios que dan
lugar a la casación en la forma, debiendo oír sobre este punto a los abogados que concurran a
alegar en la vista de la causa e indicar a los mismos los posibles vicios sobre los cuales deberán
alegar.
Si el defecto que se advierte es la omisión del fallo sobre alguna acción o excepción que se haya
hecho valer en el juicio, el tribunal superior podrá limitarse a ordenar al de la causa que complete
la sentencia, dictando resolución sobre el punto omitido, y entre tanto suspenderá el fallo del
recurso.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 58583
Corte: Corte Suprema
Rol: 3871-2011
Fecha: 30/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de Procedimiento Civil art
170 n° 4, Código de Procedimiento Civil art 775, Constitución Política art 19 n° 3 inciso 5,
Constitución Política art 76, Código Civil art 889, Código Civil art 700
4°.– La importancia que el ordenamiento jurídico confiere a un procedimiento puro,
prístino, transparente, en el que jueguen equilibradamente todas las garantías ínsitas en
su constitucional razonabilidad, lo condujo a poner en manos del tribunal la atribución
oficiosamente rectificadora, para evitar la consumación de procederes falentes o
malogrados;
5°.– Uno de tantos elementos del debido proceso, que en la carta fundamental chilena
asume la denominación de racional procedimiento, tiene que ver con las bases
fundamentales de la institucionalidad judicial, que se compone de factores orgánicos –
derecho procesal orgánico– y funcionales –derecho procesal funcional– cuando no mixtos
–orgánicos y funcionales a la vez–.
En su norma 76, la ley primera obliga a los jueces que la ley establece, a resolver las
controversias de su competencia, en las que han sido requeridos. No hay excusa posible.
Ni siquiera la falta de ley de directa e inmediata atingencia.
Requerimiento y competencia son dos pilares del derecho judicial chileno. Los jueces, al
menos en el orden del contencioso civil que aquí incumbe, inician su labor judicativa nada
más previo requerimiento, lo que constituye un reconocimiento a su pasividad, en lo que
hace a su falta de iniciativa.
Esta pasividad se desenvuelve en una vertiente orgánica y en otra funcional.
La orgánica está tratada por la competencia de los tribunales, pues sólo en negocios que
sean de su competencia, es decir, que quepan o caigan dentro de la órbita de las
atribuciones que la ley describe, estarán legitimados para intervenir.
La funcional viene siendo un lógico corolario de aquélla. Si el juez ha de estar atento al
requerimiento de parte, sigue que su labor ha de atenerse a los términos de ése, como
quiera que de no ser así se estaría admitiendo su oficiosidad en lo que no estuviere
comprendido en el libelo portador de la pretensión.
Organicidad –competencia– y funcionalidad –pasividad–se funden, entonces, para dar
cara al principio de aportación de parte, conforme al cual la judicatura propia del
contencioso de derechos subjetivos, como lo es ésta, no puede ir más allá ni quedarse
más acá de lo que los contendientes "ponen" en el litigio;
6°.– Este topo del derecho procesal se concentra en la causa de pedir y en la cosa pedida,
girando aquélla en torno a su fundamento fáctico. Al juez, entonces, el deber de atenerse
a todo ello, verdadero muro del poder casuístico que en él tan soberanamente deposita el
sistema. Dentro del campo así circunscrito, toca al juez disponer del derecho, a fin de
particularizarlo en la decisión, labor esencial que, aunque enmarcada de la señalada
forma, en caso alguno puede inhibir el iura novit curia, justamente por ser presumido la
voz del derecho, cuyos entendimientos no pueden quedar hipotecados a los de parte;

Nro_Legalpublishing = 62348

Corte: Corte Suprema

Rol: 12344-2011

Fecha: 07/08/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 775, Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5,
Código de Procedimiento Civil art 170, Código del Trabajo art 458 n° 5, Código del Trabajo art 183
B, Ley N° 20123 Año 2006, Código del Trabajo art 64, Código del Trabajo art 162

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, siete de agosto de dos mil doce.

Primero: Que, en conformidad con lo dispuesto en el artículo 775 del Código de Procedimiento
Civil, pueden los tribunales, conociendo por vía de apelación, consulta o casación, o en alguna
incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los antecedentes del recurso manifiesten que
ellas adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la forma, debiendo oír sobre este punto a
los abogados que concurran a alegar en la vista, lo que no se hizo por no haber asistido letrados a
formular alegaciones.
Segundo: Que es causal de nulidad formal, de acuerdo a lo establecido en el artículo 768 Nº 5 del
Código de Procedimiento Civil, la circunstancia de haberse dictado la sentencia con omisión de
alguno de los requisitos establecidos en el artículo 170 del mismo texto legal, en la especie,
artículo 458 del Código del Trabajo, cuyo Nº 5 dispone que las sentencias deben contener las
consideraciones de hecho y de derecho que le sirvan de fundamento.

Tercero: Que al respecto cumple señalar que la importancia de cumplir con tal disposición la ha
acentuado esta Corte Suprema en diversas oportunidades, para la claridad, congruencia, armonía y
lógica en los razonamientos que deben observar los fallos. En este contexto surge toda la distinción
racional sobre lo que efectivamente constituye el fundamento del fallo por parte de los jueces,
distinguiendo lo que son las motivaciones, fundamentaciones, justificaciones y argumentaciones,
resolviéndose por la jurisprudencia comparada que hay ausencia de fundamento tanto cuando
éste se encuentra ausente, como cuando la ausencia es parcial o son insuficientes los expresados,
al igual que al existir incoherencia interna, arbitrariedad e irrazonabilidad. Los tribunales y la
doctrina han hecho hincapié en esta obligación de motivar o fundamentar las sentencias, por
cuanto tal exigencia no sólo dice relación con un asunto exclusivamente procesal, referido a la
posibilidad de recurrir, que implica impugnar una resolución de manera de evitar errores y
arbitrariedades –derecho consagrado en la Carta Fundamental, que importa la idea del racional,
justo y debido proceso que debe alcanzarse en la sentencia – sino porque, además, se relaciona
con un tema externo a la procesabilidad indicada, que se enmarca en la necesidad de someter al
examen que puede hacer cualquier ciudadano de lo manifestado por el juez y que hace posible,
asimismo, el convencimiento de las partes en el pleito, evitando la impresión de arbitrariedad al
tomar éstas conocimiento del porqué de una determinación.

La jurisprudencia comparada, al exigir la motivación de los fallos, conforme a la tutela judicial


efectiva, ha resumido su finalidad, en que: 1) Permite el control de la actividad jurisdiccional por
parte de la opinión pública, cumpliendo así con el requisito de publicidad; 2) Logra el
convencimiento de las partes, eliminando la sensación de arbitrariedad y estableciendo su
razonabilidad, al conocer el por qué concreto de la resolución; 3) Permite la efectividad de los
recursos; 4) Pone de manifiesto la vinculación del Juez a la Ley (Sentencia del Tribunal
Constitucional Español, de 5 de febrero de 1987).

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57519

Corte: Corte Suprema

Rol: 10065-2010
Fecha: 04/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, cuatro de enero de dos mil doce.

CUARTO: Que para un adecuado análisis de los errores de derecho denunciados por el
recurrente, debe consignarse, en primer lugar, que las leyes reguladoras de la prueba, como lo
ha reconocido reiteradamente esta Corte, se entienden vulneradas, fundamentalmente,
cuando los sentenciadores invierten el onus probandi, rechazan las pruebas que la ley admite,
aceptan las que la ley rechaza, desconocen el valor probatorio de las que se produjeron en el
proceso cuando la ley le asigna uno determinado de carácter obligatorio o alteran el orden de
precedencia que la ley le diere.

Se ha repetido que ellas constituyen normas básicas de juzgamiento, que contienen deberes,
limitaciones o prohibiciones a que deben sujetarse los sentenciadores. Luego, los jueces del
fondo son soberanos para apreciar las pruebas, dentro del marco establecido por las normas
pertinentes. Por ello, no son susceptibles de ser revisadas por la vía de la casación las
decisiones de los sentenciadores basadas en disposiciones que entregan libremente la
justipreciación de los diversos elementos probatorios;

QUINTO: Que conforme lo señalado en el considerando precedente, debe desestimarse el


recurso en cuanto está fundado en la infracción del artículo 1698 del Código Civil, por cuanto,
esta norma se infringe cuando la sentencia obliga a una de las partes a probar un hecho que
corresponde acreditar a su contraparte, esto es, si se altera el onus probandi, lo que a la luz de
los antecedentes, se observa, no ha ocurrido;

OCTAVO:

Dicho lo anterior, resulta pertinente recordar que solamente los jueces del fondo se
encuentran facultados para fijar los hechos de la causa y que efectuada correctamente dicha
labor, habiéndose determinado éstos con sujeción al mérito de los antecedentes, probanzas
aportadas por las partes, interpretación y aplicación de las normas atinentes al caso en
estudio, ellos resultan inamovibles para este tribunal, conforme a lo previsto en el artículo 785
del Código de Procedimiento Civil, no siendo posible su revisión por la vía de la nulidad que se
revisa, conclusión que impone que deban ser consecuentemente desestimados los capítulos
segundo, tercero, cuarto y quinto del presente arbitrio de casación sustantiva;

DECIMO: Que, finalmente, deberá igualmente desestimarse el primer capitulo de casación en


el fondo, puesto que su argumentación se sostiene en un presupuesto legal incorrecto, cual es,
pretender que sería necesario –para dotar a la factura de mérito ejecutivo–, que en la gestión
preparatoria, al efectuarse la notificación de la solicitud del requirente, debiese acompañarse,
además de los documentos detallados en los artículos 40, 48 y 54 del Código de Procedimiento
Civil, dependiendo del tipo de notificación, copia del cuadruplicado del documento mercantil
cuyo cobro se pretende obtener, lo que obviamente constituye una exigencia que excede lo
dispuesto por el legislador en el artículo 5 letra d) de la Ley 19.983, el que se limita a requerir
que tales instrumentos deben ser puestos "en conocimiento del obligado a su pago mediante
notificación judicial", requisito que debe entenderse satisfecho mediante la entrega de las
copias de los documentos que se detallan en la normativa anteriormente citada, de cuyo tenor
literal, es evidente, que el notificado podrá informarse con detalle respecto de la
individualización de la factura que se le intenta cobrar, existiendo siempre la posibilidad que de
existir alguna imprecisión que le haga incurrir en dudas acerca de la identificación del
documento, pueda éste concurrir al tribunal a examinar las copias de los cuadruplicados de las
facturas, las que normalmente permanecerán en custodia, a su entera disposición para ser
examinadas;

Redacción a cargo del Ministro Sr. Sergio Muñoz Gajardo.

Rol Nº 10065–2010.–

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún M.,
Sergio Muñoz G., Juan Araya E., Guillermo Silva G. y Carlos Cerda F.

 Nro_Legalpublishing = 58007

Corte: Corte Suprema

Rol: 12256-2011

Fecha: 18/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n° 7, Código Orgánico de Tribunales art 404
n° 10, Código de Procedimiento Civil art 434 n° 4

Sentencia: SENTENCIA

6º.– Que para un adecuado análisis de los errores de derecho denunciados por el recurrente,
debe consignarse que las infracciones de las leyes reguladoras de la prueba, como lo ha
reconocido reiteradamente esta Corte, se entienden vulneradas, fundamentalmente, cuando
los sentenciadores invierten el onus probandi, rechazan las pruebas que la ley admite, aceptan
las que la ley rechaza, desconocen el valor probatorio de las que se produjeron en el proceso
cuando la ley le asigna uno determinado de carácter obligatorio o alteran el orden de
precedencia que la ley le diere. Se ha repetido que ellas constituyen normas básicas de
juzgamiento, que contienen deberes, limitaciones o prohibiciones a que deben sujetarse los
sentenciadores. Luego, los jueces del fondo son soberanos para apreciar las pruebas, dentro
del marco establecido por las normas pertinentes. Por ello, no son susceptibles de ser
revisadas por la vía de la casación las decisiones de los sentenciadores basadas en
disposiciones que entregan libremente la justipreciación de los diversos elementos
probatorios;

9º.– Que dicho lo anterior, resulta pertinente recordar que solamente los jueces del fondo se
encuentran facultados para fijar los hechos de la causa y que efectuada correctamente dicha
labor, al determinar éstos con sujeción al mérito de los antecedentes, probanzas aportadas por
las partes, interpretación y aplicación de las normas atinentes al caso en estudio, ellos resultan
inamovibles para este tribunal, conforme a lo previsto en el artículo 785 del Código de
Procedimiento Civil, no siendo posible su revisión por la vía de la nulidad que se revisa,
circunstancia que conlleva concluir que el recurso en estudio adolece de manifiesta falta de
fundamento, por lo que no puede prosperar, dado que las infracciones que denuncia
pretenden alterar los supuestos de hecho en que se hace recaer la decisión;

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema, por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún
M., Jaime Rodríguez E., Guillermo Silva G., Carlos Cerda F. y Abogado Integrante Sr. Domingo
Hernández E.

Nro_Legalpublishing = 59448

Corte: Corte Suprema

Rol: 12467-2011

Fecha: 13/03/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, trece de marzo de dos mil doce.

3°.– Que la impugnación aludida deberá ser declarada inadmisible, toda vez que la causal se
configura cuando en la sentencia se omiten las consideraciones de hecho y de derecho que sirven
de fundamento al fallo y, respecto de ello, el fallo objeto de reproche cumple con la exigencia que
el recurrente echa de menos. En efecto, en el fallo que se revisa, el tribunal de alzada confirma el
del tribunal a quo haciendo suyas las reflexiones vertidas en dicha resolución, a las que añade
otras que las complementan, con las cuales es posible constatar una correcta enunciación y análisis
de la prueba rendida, en base a cuyo mérito los sentenciadores reflexionaron acerca de la
concurrencia de los presupuestos de la acción, para, subsiguientemente, efectuar los
razonamientos que les determinaron resolver del modo en que lo hicieron.
Según la reiterada jurisprudencia de este Tribunal, los jueces del fondo han de ponderar la prueba
rendida, esto es, valorar su mérito de convicción; sin embargo, no es necesario que la sentencia
refute en sus considerandos todas las razones aducidas por las partes y que el tribunal no acepta,
pues basta que se refiera a aquéllas que determinan su decisión.

La revisión de los antecedentes revela que los jueces del grado, no han omitido el análisis y la
consideración de la prueba rendida – cosa distinta es que los argumentos esgrimidos a este
respecto en el fallo no se ajusten a las tesis de los actores –, puesto que, manifiestamente, lo
cardinal para que los sentenciadores se inclinaran por el rechazo de las acciones indemnizatorias
incoadas fue la falta de la prueba pericial que permitiera comprobar la infracción a la lex artis que
gobierna el quehacer médico; circunstancia que hace obvio colegir que los restantes medios de
convicción allegados al expediente no subsanan la carencia anotada.

De allí, entonces, que la explicitación puntual acerca de la insuficiencia de la instrumental que se


dice no analizada por quienes recurren, no resulta de crucial relevancia frente a lo que constituye
la razón central por la que las demandas no prosperaron.

En estas condiciones, el motivo que sirve a la causal de casación en referencia no amerita la


invalidación perseguida en el libelo;

7°.– Que en este punto es adecuado recordar que solamente los jueces del fondo se encuentran
facultados para fijar los hechos de la causa y que, efectuada correctamente dicha labor, vale decir,
determinados esos hechos con sujeción al mérito de los antecedentes, probanzas aportadas por
las partes, interpretación y aplicación de las normas atinentes al caso en estudio, ellos resultan
inamovibles para este tribunal, conforme a lo previsto en el artículo 785 del Código de
Procedimiento Civil, a no ser que se haya impugnado el fallo denunciando contravención a las leyes
reguladoras de la prueba.

Las leyes reguladoras de la prueba, como lo ha reconocido en forma reiterada esta Corte, se
entienden vulneradas, fundamentalmente, cuando los sentenciadores invierten el onus probandi,
rechazan las pruebas que la ley admite, aceptan las que la ley rechaza, desconocen el valor
probatorio de las que se produjeron en el proceso cuando la ley le asigna uno determinado de
carácter obligatorio o alteran el orden de precedencia que la ley le diere.
Ellas constituyen normas básicas de juzgamiento, que contienen deberes, limitaciones o
prohibiciones a que deben sujetarse los sentenciadores. Luego, los jueces del fondo son soberanos
para apreciar las pruebas, dentro del marco establecido por las normas pertinentes. Por ello, no
son susceptibles de ser revisadas por la vía de la casación las decisiones de los sentenciadores
basadas en disposiciones que entregan libremente la justipreciación de los diversos elementos
probatorios;

8º.– Que en el contexto que se viene señalando, el recurso en estudio sólo acude a la infracción
que afirma respecto del inciso primer del artículo 1698 del Código Civil, norma fundamental sobre
la atribución de la carga probatoria en nuestro ordenamiento, que se ve conculcada cuando la
sentencia obliga a una de las partes a probar un hecho que corresponde acreditar a su contraparte,
esto es, si se altera el onus probandi, lo que a la luz de los antecedentes, no se observa que haya
ocurrido;

Nro_Legalpublishing = 59618

Corte: Corte Suprema

Rol: 9617-2009

Fecha: 21/03/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 19 y ss, Código Civil art 2314, Código Civil art 930, Código Civil art 931,
Código Civil art 582, Código Civil art 588, Código Civil art 670, Código Civil art 679, Código Civil art
683, Código Civil art 687, Código Civil art 690, Código Civil art 714, Código Civil art 716, Código Civil
art 700 y ss, Código Civil art 2315, Constitución Política art 19 n° 3, Código Orgánico de Tribunales
art 10, Código Orgánico de Tribunales art 1698, Código de Procedimiento Civil art 398, Código de
Procedimiento Civil art 384 n° 5, Código de Procedimiento Civil art 384 n° 2

Sentencia: SENTENCIA

Quinto: Que esta Corte ha señalado con anterioridad que los hechos asentados por los jueces del
fondo son inamovibles, a menos que el recurrente haya denunciado de modo eficiente infracción a
las normas reguladoras de la prueba pertinentes, lo que no puede estimarse que haya ocurrido en
la especie, toda vez que no se han invocado con la modalidad prevista en tales disposiciones, por
lo que resulta imposible decidir en sentido contrario.

En efecto, el objeto del recurso de casación en el fondo se circunscribe a la revisión y análisis de la


legalidad de la sentencia, es decir, a la correcta aplicación del derecho, sobre la base de los hechos
tal y como soberanamente han dado por probados los jueces del grado, en uso de las facultades
que son de su exclusiva competencia.
Décimo: Que en lo atingente a la supuesta infracción del artículo 384 del Código de Procedimiento
Civil, tal disposición no reviste el carácter de norma reguladora de la prueba, toda vez que entrega
a los jueces del fondo facultades soberanas y privativas para ponderar y valorar las declaraciones
de los testigos de las partes, que no están sujetas a la revisión del Tribunal de Casación.

Undécimo: Que en lo que se refiere a la vulneración de los artículos 342 N° 2 del Código de
Procedimiento Civil y 1699 del Código Civil, tampoco estas normas tienen el carácter de
reguladoras de la prueba, puesto que el primero sólo se limita a definir los instrumentos públicos y
el segundo dispone que serán considerados como tales en juicio las copias de éstos dadas con los
requisitos que las leyes prescriben.

Nro_Legalpublishing = 60114

Corte: Corte Suprema

Rol: 6164-2011

Fecha: 10/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 464 n° 6, Código de Procedimiento Civil art 464 n° 14,
Código Civil art 17 y ss, Código Civil art 1560, Código Civil art 2131, Código Civil art 2140, Ley N°
18046 Año 1981 art 40, Ley N° 18092 Año 1982

Sentencia: SENTENCIA

TERCERO: Que, sobre el primer capítulo de nulidad sustantiva en lo concerniente a los pretendidos
yerros normativos atribuidos a los jueces del fondo al resolver la excepción de falsedad del artículo
464 n° 6 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia impugnada que confirmó el fallo de primer
grado, reproduciéndolo, hace suyas las reflexiones de aquél en cuanto a que las hojas de
prolongación que anteceden y las que suceden a las cuestionadas, no son falsas ni tampoco los
pagarés, constituyendo un hecho inamovible de la causa que los demandados suscribieron los
pagarés que sirven de base a la ejecución, sobre los cuales las partes convinieron sucesivas
prórrogas a través de hojas de prolongación de los mismos, cuyas respectivas firmas fueron
autorizadas ante notario, cuestionándose sólo dos de las referidas prórrogas, en el sentido que la
firma puesta en cada una, no fue hecha en la forma que en tales documentos se señala, pero no se
pone en duda que las firmas son del demandado.
A este respecto la sentencia razona en el sentido que las firmas que se consignan en dos hojas de
prolongación de los pagarés, no habrían podido ser suscritas por el demandado en las fechas que
se indica en las mismas, pues se encontraba fuera del país, pero considera que, además, ambas
prórrogas poseen varias anteriores y otras posteriores que no han merecido reparo alguno por la
parte ejecutada. Siendo así, tales documentos encuentran explicación en la circunstancia de existir
una deuda no solucionada que pesa sobre los demandados y cuyo acreedor es el banco
ejecutante.

El recurrente, en cambio, insiste en que, no obstante lo expuesto, sería falso el título ejecutivo y las
demás hojas de prolongación, toda vez que la falsedad de dos de las mencionadas hojas, se
extendería a las demás y al título de las que forman parte, por lo que, de la cita de las
disposiciones legales expuestas previamente en el motivo primero y los argumentos esgrimidos en
apoyo de sus afirmaciones en tal sentido, se habría incurrido en infracción de ley al desestimar la
mencionada excepción.

De acuerdo a lo manifestado es dable concluir que las infracciones que el recurrente estima se han
cometido por los jueces del fondo persiguen desvirtuar los supuestos fácticos fundamentales
asentados por aquéllos, mediante el establecimiento de nuevos hechos, que pese a lo sostenido,
no fueron establecidos del modo que se pretende, toda vez que no se fijaron los supuestos básicos
en que los ejecutados fundaron la excepción que nos ocupa.

Expresado lo anterior, resulta pertinente recordar que solamente los jueces del mérito se
encuentran facultados para determinar los hechos de la causa y que efectuada correctamente
dicha labor, habiéndose asentado éstos con sujeción al mérito de los antecedentes, probanzas
aportadas por las partes, interpretación y aplicación de normas atinentes al caso en estudio, ellos
resultan inamovibles para este tribunal, conforme a lo previsto en el artículo 785 del Código de
Procedimiento Civil, no siendo posible su revisión por la vía de la nulidad que se pide, al no
haberse impugnado el fallo recurrido denunciando infracción a leyes reguladoras de la prueba, lo
que lleva a desestimar este capítulo del recurso.

Por otro lado, dicha decisión se ve reafirmada si se considera que las modificaciones que constan
en hojas separadas relativas a las prórrogas que se otorgaron de los pagarés, en lo que se
denomina hoja de prolongación, consisten en documentos que, en primer término, no constituyen
los verdaderos títulos fundantes de la ejecución que son los pagarés originales y en segundo lugar,
sus menciones pueden ser llenadas por el tenedor legítimo, sujetándose a las instrucciones que
haya recibido de los obligados al pago, quienes no alegaron ni menos demostraron que las
prórrogas cuestionadas se hubieran llenado contra sus instrucciones o que no las hubieran dado en
el sentido que consta en dichos instrumentos, por lo que carece de relevancia la circunstancia que
tales hojas adicionales no hayan sido firmadas en la época que en ellas se indica, puesto que no se
discutió que la firma es verdaderamente del demandado y fue éste quien la estampó en los
aludidos instrumentos modificatorios;

CUARTO: Que en relación a las infracciones de ley en que habrían incurrido los jueces del mérito al
resolver la excepción de nulidad de la obligación del n° 14 del artículo 464 del Código de
Procedimiento Civil, las citas de la disposiciones legales denunciadas por la recurrente, expuestas
en el motivo primero y los argumentos esgrimidos en apoyo de sus afirmaciones en ese sentido,
ponen de manifiesto que la cuestión en que centra la crítica de ilegalidad dirigida contra la
sentencia que impugna, radica en la carencia de facultades de quien aparece suscribiendo los
pagarés y sus respectivas prórrogas en nombre del deudor, en el sentido que estos documentos
fueron suscritos en representación de la demandada GSA Capitales SA por Nelson Chinchón
Bunting, sin que éste estuviera expresamente facultado para obligarla por los montos pactados,
considerando el actuar que atribuye al ejecutante a fin de burlar dicha restricción, pues habría
obligado a don Nelson Chinchón Bunting a firmar dos pagarés el mismo día, uno por $100.000.000
y otro por $50.000.000, con la intención de hacer que se cumpliera aparentemente con la
limitación de poderes que conocía.

De este modo, las transgresiones que el recurrente estima se han cometido por los jueces del
fondo, al igual que en la excepción anterior, persiguen desvirtuar – mediante el establecimiento de
nuevos hechos – los supuestos fácticos fundamentales asentados por aquellos para desestimar la
nulidad por faltar la verificación de algún vicio que la amerite, esto es, que los pagarés que
sustentan la ejecución fueron suscritos por don Nelson Chinchón Bunting en representación de la
empresa deudora GSA Capitales S.A, y en su calidad de aval y codeudor solidario, ambos ahora
ejecutados, sin que haya quedado justificado que estuvieran vinculados a un mutuo o fueran de
éste, actos jurídicos accesorios o en su caso, dependientes de él, ni que el actor hubiere obtenido
la firma puesta en ellos y en las hojas de prolongación, contra la voluntad de la parte demandada o
mediante maquinaciones en las cuales la voluntad de ésta no concurrió a configurarlas, o dicho de
otro modo, que la demandada no aportó prueba tendiente a demostrar que suscribió los referidos
pagares como consecuencia de la fuerza o el dolo ejercido por la demandante. Por último, no
constan en autos los hechos en que se basa la excepción ni que la demandante haya efectuado
gestiones ilícitas o contrarias a los acuerdos del directorio de GSA Capitales S.A., para obtener la
suscripción de los pagarés.

El impugnante, en cambio, intenta persuadir acerca de la inexistencia de facultades suficientes que


validen lo actuado por el suscriptor de los títulos en nombre del obligado sin aludir a una falta de
objeto o de causa de la obligación contenida en el título, basada en la inexistencia de la deuda;
QUINTO: Que, de acuerdo a lo anotado en este punto, es posible desprender que el recurrente
impugna la ponderación que de las probanzas rendidas por las partes hicieron los jueces del fondo
e insta de esa manera por la alteración de los hechos asentados, desconociendo que la valoración
de los elementos de convicción agregados al proceso, corresponde a las atribuciones privativas de
los jueces del grado a menos que en tal labor se denuncie alguna transgresión a las leyes
reguladoras de la prueba, lo que no realizó en la especie. En efecto, las referidas normas – como lo
ha sostenido esta Corte – se entienden vulneradas, fundamentalmente, cuando los sentenciadores
invierten el onus probandi, rechazan las pruebas que la ley admite, aceptan las que la ley rechaza,
desconocen el valor probatorio de las que se produjeron en el proceso cuando la ley le asigna uno
determinado de carácter obligatorio o alteran el orden de precedencia que la ley le diere. Se trata
de normas básicas de juzgamiento, que contienen deberes, limitaciones o prohibiciones a que
deben sujetarse los sentenciadores. Por lo mismo, los jueces del fondo, respetando dicha
preceptiva, son soberanos para apreciar las pruebas dentro del marco establecido por las normas
pertinentes, de forma que al no denunciarse una conculcación de las normas que rigen la prueba,
no es permitido a esta Corte Suprema revisar los hechos asentados en el fallo cuestionado,
circunstancia que conduce a tener por hechos indiscutibles la validez y suficiencia del mandato
conferido por la ejecutada a don Nelson Chinchón para suscribir en su nombre la obligación o
deuda contraída con el actor. Como en ello radicaban los motivos medulares de la tesis de nulidad
de la obligación esgrimida como excepción por el ahora recurrente, los que no resultaron
demostrados, sólo queda concluir que los magistrados del fondo resolvieron acertadamente al
desestimar la excepción en referencia, por faltar la justificación de algún vicio de nulidad que le
sirva de sustento;

Nro_Legalpublishing = 60173

Corte: Corte Suprema

Rol: 10029-2010

Fecha: 12/04/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 2448, Código Civil art 1681, Código Civil art 1682, Código Civil art 1489,
Código Civil art 1491, Código Civil art 2448, Código Civil art 1554, Código Civil art 1877, Código Civil
art 1879, Código Civil art 1873, Código de Procedimiento Civil art 160

QUINTO: Que la postura de que da cuenta el recurso conspira contra el principio de congruencia,
exigible por imperativo del artículo 160 del Código de Procedimiento Civil. Jurídicamente se puede
decir que conforme a tal principio debe existir conformidad entre todos los actos del
procedimiento aisladamente considerados, mismos que componen el proceso. Se enlaza entonces
la pretensión, la oposición, la prueba, la sentencia y los recursos siendo la congruencia procesal, en
la sentencia, un imperativo para el juzgador. Se pone énfasis por la doctrina en resaltar los nexos
entre las pretensiones sostenidas por el actor y la sentencia, además de las excepciones y la
prueba, según se ha reconocido, pero encuentra su mayor limitación en los hechos.

De acuerdo a lo expresado, esta Corte se encuentra impedida de revisar cualquier aspecto del
recurso de casación en el fondo a que se viene haciendo referencia, puesto que los términos en
que éste fue formulado se apartan de los postulados que las partes han sometido al conocimiento
y resolución de este tribunal. De la forma antes dicha, las argumentaciones incorporadas por la
demandante, en cuya virtud modificó sus pretensiones, constituyen alegaciones que han sido
traídas a colación y desarrolladas íntegramente sólo al interponer el presente recurso de casación
en el fondo, por lo que no habiendo formado parte de la controversia, cuyo marco quedó fijado
con la demanda y las defensas y excepciones, esta Corte, como se reitera, no puede pronunciarse
sobre tales contenidos. Consecuentemente, no pueden constituir errores de derecho las
infracciones que se atribuyen al fallo en este sentido;

SEXTO: Que en un segundo capítulo del arbitrio, se denuncia la vulneración de lo previsto en el


artículo 1489 del Código Civil, lo que produce al revocar el sentenciador de segundo grado la
sentencia de primera instancia, en cuanto acogió la demanda de resolución del contrato de
compraventa materia de autos, entendiendo erróneamente que el contrato de promesa aludido se
encontraba vigente y, por ende, la demanda había sido interpuesta de manera extemporánea, por
no haber expirado el plazo pactado en aquel instrumento.

Que según se desprende del recurso, éste ha sido formulado en base a peticiones subsidiarias. Por
una parte, se solicita la declaración de nulidad absoluta de oficio del contrato de promesa de
resciliación, por otra parte, se esgrime la vulneración del artículo 1489 del Código Civil al revocar el
fallo de primera instancia en la parte que acogía la demanda de resolución del contrato de
compraventa.

Como reiteradamente lo ha decidido esta Corte, al ser el recurso de casación en el fondo un


recurso de derecho estricto, no admite la interposición de peticiones subsidiarias, por lo que
necesariamente deberá ser desestimado en este apartado;

Nro_Legalpublishing = 60174

Corte: Corte Suprema

Rol: 11377-2011

Fecha: 12/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 785

QUINTO: Que, como es sabido, el recurso de casación en el fondo permite la invalidación de


determinadas sentencias que hayan sido pronunciadas con infracción de ley, siempre que ésta
haya tenido influencia sustancial en su parte resolutiva o decisoria.
Semejante connotación esencial de este medio de impugnación se encuentra claramente
establecida en el artículo 767 del Código de Procedimiento Civil, que lo instituye dentro de nuestro
ordenamiento positivo y se traduce en que no cualquier transgresión de ley resulta idónea para
provocar la nulidad de la sentencia impugnada –la nulidad no se configura en el mero interés de la
ley– sino sólo aquélla que haya tenido incidencia determinante en lo resuelto por aquélla, esto es,
la que recaiga sobre alguna ley que en el caso concreto ostente la condición de ser "decisoria" litis.

En tal sentido, esta Corte ha dicho que las normas infringidas en el fallo para que pueda prosperar
un recurso de casación en el fondo, han de ser tanto las que el fallador invocó en su sentencia para
resolver la cuestión controvertida, como aquéllas que dejó de aplicar –normas decisoria litis–,
puesto que en caso contrario, esta Corte no podría dictar sentencia de reemplazo, dado el hecho
que se trata de un recurso de derecho estricto. (CS, 14 diciembre 1992, RDJ, t. 89, sec. Ia p. 188);

En este tema, en general, la doctrina y la jurisprudencia han caracterizado al recurso de casación


expresando que es extraordinario y que, en ningún caso, constituye una instancia judicial, en la
que, de ser así, normalmente el tribunal superior revisa las cuestiones de hecho y de derecho. Por
tal motivo, se sostiene, el recurso de casación en el fondo es esencialmente de derecho, puesto
que la resolución que ha de recaer con motivo de su interposición debe limitarse exclusivamente a
confrontar si en la sentencia que se trata de invalidar se ha aplicado correctamente la ley,
respetando en toda su magnitud los hechos, tal como éstos se han dado por establecidos
soberanamente por los jueces sentenciadores. De forma que el examen y consideración de tales
hechos y de todos los presupuestos fácticos previos en que se sustenta la decisión que se revisa,
por disposición de la ley, escapan al conocimiento del tribunal de casación.

Ahora bien, como es sabido, esta limitación a la actividad jurisdiccional de esta Corte se encuentra
legalmente contemplada en el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, en cuanto dispone
que la Corte Suprema al invalidar una sentencia por casación en el fondo, dictará acto continuo y
sin nueva vista, pero separadamente, sobre la cuestión que haya sido objeto del recurso, la
sentencia que crea conforme a la ley y al mérito de los hechos tales como se han dado por
establecidos en el fallo recurrido.

Sin embargo, excepcionalmente es posible conseguir la alteración de los hechos estatuidos por los
jueces de la instancia, y ello en el caso que la infracción de ley que se denuncia en el recurso
corresponda a la transgresión de una o más normas reguladoras de la prueba; más no respecto de
alguna de aquellas que reglan la apreciación de las probanzas que se hubieren rendido, cuya
aplicación es facultad privativa del tribunal, sino únicamente podrá revisarse la violación de una
norma determinada cuando ésta se hace consistir en la alteración del peso de la prueba, o en dar
por acreditado un hecho por medios no admitidos legalmente; o por variar el valor de los medios
probatorios que la ley permite emplear o rechazar los que el ordenamiento jurídico contempla;

Nro_Legalpublishing = 60231

Corte: Corte Suprema


Rol: 5337-2011

Fecha: 16/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 785

SEXTO: Como ha señalado esta Corte de manera reiterada, las leyes reguladoras de la prueba
constituyen normas básicas que limitan las facultades privativas de los sentenciadores al momento
de valorar las probanzas allegadas al juicio. En la medida que los jueces del fondo respeten estas
reglas elementales de juzgamiento, son soberanos para apreciar la prueba y, en consecuencia, sus
decisiones no son susceptibles de ser revisadas por la vía de la casación, tanto en cuanto se basen
en la justipreciación de los diversos elementos de convicción. De este modo, queda excluido de los
contornos de la casación lo atinente a la ponderación comparativa de una misma clase de medio
probatorio o la apreciación que se realiza en conjunto de todas las probanzas; salvedad que se
apoya en el componente básico de prudencia en la decisión que exhibe la actividad jurisdiccional,
por cuanto las determinaciones que adoptan los jueces, si es que acatan estos preceptos que rigen
la prueba, les otorgan libertad para calibrar los diversos elementos de convicción; quehacer
situado al margen del examen que es posible realizar por la vía de casación de fondo;

Nro_Legalpublishing = 61194

Corte: Corte Suprema

Rol: 3235-2012

Fecha: 06/06/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 1560 y ss, Código Civil art 1482, Código Civil art 19, Código Civil art 24,
Código Civil art 1552, Código de Procedimiento Civil art 785

6º.– Que dicho lo anterior, resulta pertinente recordar que solamente los jueces del fondo se
encuentran facultados para fijar los hechos de la causa y que efectuada correctamente dicha labor,
al determinar éstos con sujeción al mérito de los antecedentes, probanzas aportadas por las
partes, interpretación y aplicación de las normas atinentes al caso en estudio, ellos resultan
inamovibles para este tribunal, conforme a lo previsto en el artículo 785 del Código de
Procedimiento Civil, no siendo posible su revisión por la vía de la nulidad que se revisa, al no
haberse impugnado el fallo denunciando infracción a las leyes reguladoras de la prueba,
circunstancia que conlleva concluir que el recurso en estudio adolece de manifiesta falta de
fundamento, por lo que no puede prosperar, dado que las infracciones que denuncia pretenden
alterar los supuestos de hecho en que se hace recaer la decisión;

Nro_Legalpublishing = 61491

Corte: Corte Suprema


Rol: 12551-2012

Fecha: 25/06/2012

Leg. Aplic.: Código Civil art 889, Código Civil art 1698, Código de Procedimiento Civil art 425,
Código de Procedimiento Civil art 785, Código Civil art 728

SEXTO: Que, ahora bien, analizando los basamentos del arbitrio de casación de la actora, es
manifiesto que ellos conciernen a la esfera probatoria de la contienda, circunstancia que hace
necesario recordar que, en general, la doctrina y la jurisprudencia han caracterizado a este medio
de impugnación como uno de índole extraordinaria, que no constituye instancia jurisdiccional,
pues no tiene por finalidad propia revisar las cuestiones de hecho del pleito ya tramitado, sino
antes que ello, se trata de un recurso de derecho, puesto que la resolución del mismo debe
limitarse en forma exclusiva a examinar la correcta o incorrecta aplicación de la ley en la
sentencia que se trata de invalidar, respetando los hechos que vienen dados en el fallo, que
habrán sido fijados soberanamente por los jueces sentenciadores. En ese sentido, por disposición
de la ley, el examen y consideración de tales hechos y de todos los presupuestos fácticos previos en
que se apoya la decisión que se revisa, escapan al conocimiento del tribunal de casación.

Como se sabe, esa limitación a la actividad judicial de esta Corte se encuentra legalmente
contemplada en el artículo 785 del Código de Procedimiento del ramo, en cuanto dispone que la
Corte Suprema, al invalidar una sentencia por casación en el fondo, dictará acto continuo y sin
nueva vista, pero separadamente, la sentencia que zanje el asunto que haya sido objeto del
recurso, de la manera que crea conforme a la ley y al mérito de los hechos, tal como se han dado
establecidos en el fallo recurrido. Sin embargo, en forma excepcional, es posible alterar o
modificar los hechos asentados por los tribunales de instancia en caso que la infracción de ley
que se denuncia en el recurso responda a la transgresión de una o más normas reguladoras de la
prueba, mas no respecto de alguna de aquéllas que reglan la apreciación de las probanzas que se
hubiesen rendido, cuya aplicación es facultad privativa del juzgador;

SÉPTIMO: Que esas reglas que rigen la prueba, cuya infracción hace posible que en sede de
casación varíen los hechos de la causa condicen con aquellas directrices que constituyen normas
fundamentales encargadas de determinar los diferentes medios probatorios; el procedimiento y la
oportunidad en que debe ofrecerse, aceptarse y rendirse las probanzas; la fuerza o valor de cada
medio y la manera como el tribunal debe ponderarlos, importando verdaderas obligaciones y
limitaciones dirigidas a ajustar las potestades de los sentenciadores en dicho ámbito y, de esta
forma, conducir a una correcta decisión en el juzgamiento. En el sistema probatorio civil están
referidas a: 1) instituir los medios de prueba que pueden utilizarse para demostrar los hechos en
un proceso; 2) precisar la oportunidad en que puede valerse de ellos; 3) determinar el
procedimiento que las partes y el juez deben utilizar para ofrecer, aceptar y aportar las probanzas
al juicio; 4) asignar el valor probatorio que tiene cada uno de los medios individualmente
considerados y 5) ordenar la forma como el sentenciador debe realizar la ponderación comparativa
entre los medios de la misma especie y entre todos los reconocidos por el ordenamiento legal.

Empero, sólo a algunas de las normas tocantes al ámbito en referencia se les reconoce el carácter
de esenciales respecto de la actividad probatoria y son aquéllas que estatuidas objetivamente en la
ley, esto es, sin referir al criterio o decisión subjetiva de los magistrados que aquilatan los
antecedentes y, precisamente, en ese entendido, justifican la intervención del tribunal de casación.
Tales preceptos se reconocen pues su conculcación se da en las siguientes circunstancias: a) al
aceptar un medio probatorio que la ley prohíbe absolutamente o respecto de la materia de que se
trata; b) por el contrario, al rechazar un medio que la ley acepta; c) al alterar el onus probandi o
peso de la prueba, esto es, en quien queda radicada la carga de aportar los elementos que
acreditan los hechos que conforman la litis; d) al reconocer a un medio de prueba un valor distinto
que el asignado en forma imperativa por el legislador o hacerlo sin que se cumplan los supuestos
determinados como regla general por el legislador; e) igualmente, a la inversa, al desconocer el
valor que el legislador asigna perentoriamente a un elemento de prueba, cuando éste cumple
efectivamente los supuestos legales, y f) al alterar el orden de precedencia en que deben ser
llamados los medios probatorios y que la ley les asignare, en su caso.

Visto lo anterior desde el ángulo inverso, en la medida que los jueces del fondo respeten esas
pautas elementales de juzgamiento, son soberanos para apreciar la prueba y, en consecuencia, sus
decisiones no son susceptibles de ser revisadas por la vía de la casación, tanto en cuanto se basen
en la justipreciación de los diversos elementos de convicción. De este modo, queda excluido de los
contornos de la casación, lo atinente a la ponderación comparativa de una misma clase de medio
probatorio o la apreciación que se realiza en conjunto de todas las probanzas; salvedad que se
apoya en el componente básico de prudencia en la decisión que exhibe la actividad jurisdiccional,
por cuanto las determinaciones que adoptan los jueces, si es que acatan estos preceptos que rigen
la prueba, les otorgan libertad para calibrar los diversos elementos de convicción; quehacer
situado al margen del examen que se realiza por la vía de casación de fondo.

NOVENO: Que en el recurso, además, se acusa yerro jurídico atinente a la apreciación de la fuerza
probatoria del informe del peritaje evacuado en la causa, en conformidad con lo dispuesto en el
artículo 425 de la aludida compilación procesal.

A este respecto corresponde señalar que la prueba pericial se aprecia de acuerdo a las reglas de la
sana crítica, análisis que importa tener en consideración las razones jurídicas, asociadas a las
simplemente lógicas, científicas, técnicas o de experiencia en cuya virtud se le asigne o reste valor,
tomando en cuenta, especialmente, la multiplicidad, gravedad, precisión, concordancia y conexión
de las pruebas o antecedentes del proceso, de manera que su examen conduzca lógicamente a la
conclusión que convence al sentenciador. En definitiva, se trata de un sistema de ponderación de la
prueba articulado por medio de la persuasión racional del juez, quien calibra los elementos de
juicio, sobre la base de parámetros jurídicos, lógicos y de manera fundada, apoyado en los
principios que le produzcan convicción de acuerdo a su experiencia.
En ese contexto, entonces, este sistema de apreciación de la prueba debe entenderse asociado a
ese proceso eminentemente subjetivo de quien analiza la opinión o afirmación expuesta por otro –
en este caso la de un técnico en una determinada ciencia, oficio o materia puntual– sin sujeción a
parámetros rígidos o preestablecidos en normas jurídicas. Por consiguiente, constituye una
materia de apreciación y, por lo mismo, de hecho y privativa de los jueces que deben valorar la
prueba y no de quienes están llamados a controlar la legalidad de esa justipreciación.

En todo caso, dadas las razones por las cuales los jueces del fondo otorgaron trascendencia
probatoria –con fines de convicción– al informe pericial producido en la causa, esto es, que resulta
posible concluir que la superficie de terreno de la que no está en posesión el demandante, le
pertenece y se ubica en el terreno que detenta la demandada, es suficientemente explicativa y
denota, sin dificultad, la lógica del motivo por el que dicho dictamen fue valorado, desvaneciendo
con ello la duda planteada sobre un eventual desacato a la calificación de la probanza en mención
de acuerdo a la sana crítica, máxime si el recurrente no ataca de manera directa y articulada el
camino y componentes del raciocinio que a este respecto siguieron los magistrados de segunda
instancia.

A mayor abundamiento, el único argumento en que se sustenta la denuncia al artículo en cuestión,


es la falta de valoración del informe pericial rendido en la causa sobre querella de
restablecimiento, seguida entre las mismas partes, que concluyó que los demandados no ocupan
terrenos de la demandante. Empero, olvida el recurrente que el referido informe no fue ofrecido
como prueba en el caso de marras, desde que, si bien se trajo a la vista el proceso sumario aludido,
el tribunal por resolución de fecha treinta de julio de dos mil nueve, que se lee a fojas 138, ordenó
a las partes interesadas formular lo concerniente a sus derechos y dejar copia de las piezas
pertinentes que respalden sus dichos. Luego, sólo la parte demandante cumplió lo ordenado (fs.
198), agregándose al proceso las piezas pertinentes de aquél traído a la vista, dentro de las que no
se encuentra el peritaje aludido por el arbitrio en estudio, el que por lo tanto, no fue considerado
por el sentenciador de la instancia al momento de resolver la controversia, según se desprende del
considerando 5° de la sentencia de primer grado que, de manera pormenorizada, indica qué
antecedentes del proceso por querella de restablecimiento fueron introducidas en este juicio.
Luego, no puede existir infracción en la ponderación de un antecedente probatorio no hecho valer
en el juicio, considerando además, que al momento de agregarse el informe pericial decretado en
estos autos, los demandados nada dijeron al respecto, ni mucho menos profundizaron sobre la
prevalencia de uno por sobre otro, o bien, solicitaron un nuevo peritaje que permitiera dirimir las
supuestas diferencias existentes entre ambos. Entonces, ninguna vulneración ha existido en esta
materia, desde que un solo informe pericial se rindió en el proceso, el que luego de ponderado,
constituye uno de los elementos probatorios en que se sustenta la decisión impugnada;

DÉCIMO: Que, bajo las circunstancias anotadas, al tiempo que se hace evidente la inexistencia de
una transgresión a las leyes que rigen la prueba, se devela que las infracciones que se acusan en el
libelo de casación persiguen desvirtuar, por medio del afincamiento de nuevos hechos, el supuesto
fáctico fundamental asentado por los jueces del grado, esto es, que los retazos de terreno que se
reivindican se encuentran suficientemente singularizados y determinados y que éstos, de dominio
de la actora, están en posesión de los demandados.

Este momento hace propicio reiterar una de las directrices en que esta Corte a menudo insiste, y
es que la regla general dicta que la actividad de valoración o ponderación de las probanzas y, tras
ella, la fijación de los hechos del proceso, quedan agotadas en cada uno de los grados de
conocimiento y fallo del juicio, a menos que los jueces de la instancia –al fijarlos– hayan
desatendido las pautas objetivas del sistema de la prueba legal o tarifada o las razones lógicas,
científicas, técnicas o de experiencia, en cuya virtud ha correspondido asignarles valor y
determinar su eficacia. Debido a que, como ya se ha expuesto, los antecedentes involucrados en el
alegato de casación del demandado no han dejado de manifiesto que una desatención como la
referida haya tenido lugar, no queda sino entender que la sentencia impugnada no quebrantó los
preceptos que rigen la prueba en conformidad con los cuales este tribunal de casación hubiera
podido variar los hechos que vienen determinados en la litis y, por esa vía, revertir la decisión de
acoger la demanda de reivindicación;

UNDÉCIMO: Que, aun cuando lo precedente ya sería bastante para definir el destino del arbitrio de
nulidad en estudio, la ocasión hace propicio dejar expresadas algunas otras reflexiones tocantes a
la figura jurídica de la reivindicación, considerando el rol orientador que esta Corte está llamada a
cumplir;

DUODÉCIMO: Que es menester recordar que el Derecho Privado contiene una considerable
cantidad de acciones que con mayor o menor intensidad tienden a un común cometido: la defensa
del dominio. Todas ellas se determinan por ser su objeto más o menos directo la protección de tal
derecho, razón por la cual son calificadas como acciones protectoras. La doctrina tradicional divide
en dos grupos las acciones que protegen el dominio. El primero está constituido por las acciones
dominicales propiamente dichas y que son las que lo protegen en forma directa. El segundo está
configurado por acciones que protegen el dominio solamente de manera indirecta (porque su
misión específica es atender otras situaciones), como las acciones posesorias y la acción publiciana
por ejemplo.

 Nro_Legalpublishing = 58396
Corte: Corte Suprema
Rol: 4883-2009
Fecha: 25/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 767, Código de Procedimiento Civil art 785
Sexto: Que en este sentido cabe precisar que, como lo ha sostenido reiteradamente esta
Corte Suprema, se entienden vulneradas las normas reguladoras de la prueba cuando los
sentenciadores invierten el onus probandi, rechazan pruebas que la ley admite, aceptan
medios que la ley rechaza, desconocen el valor probatorio de las producidas en la causa
no obstante asignarles la ley uno de carácter obligatorio, y/o alteran el orden de
precedencia que la propia ley les otorga. Como se advierte, las recién indicadas son
normas básicas de juzgamiento que contienen deberes, limitaciones o prohibiciones a que
deben sujetarse los juzgadores y por ende, estos últimos son soberanos para apreciar las
probanzas entre tanto se mantienen en el marco fijado por las normas reguladoras ya
indicadas. Por la misma razón, no son susceptibles de ser revisadas por la vía de casación
las decisiones basadas en disposiciones que otorgan libertad a los jueces del fondo para
valorar los elementos probatorios aportados.
Octavo: Que en lo que concierne a la vulneración de los artículos 426 del Código de
Procedimiento Civil y 1712 del Código Civil en que se apoya el recurso de autos, es de
advertir que ambas disposiciones aluden al proceso interno de valoración del juzgador,
individual, y con parámetros comparativos que envuelven al resto de las pruebas
aportadas, proceso que evidentemente escapa al control de casación. En efecto, en la
determinación de la gravedad de la presunción, el artículo 426 del Código de
Procedimiento Civil acude al concepto que se forme el tribunal, de modo que al así
determinarlo, ha obrado precisamente en el marco de las facultades que la ley le otorga.
También forman parte de la apreciación subjetiva y personal del juzgador la
determinación de la precisión y concordancia de las presunciones a que se refiere el
artículo 1712 del Código Civil, de forma tal que sus conclusiones no pueden ser atacadas
por la vía de estimarse vulneradas las normas citadas.
 Nro_Legalpublishing = 58608
Corte: Corte Suprema
Rol: 4846-2010
Fecha: 31/01/2012
Leg. Aplic.: Código Civil art 1698, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de
Procedimiento Civil art 785
QUINTO: Que cabe reconocer que lo postulado por los demandados en su excepción de
incompetencia sólo atañe al tribunal al que debe someterse la litis, más no a resolver el
fondo de la cuestión debatida y así lograr una relación procesal válida.
Es sabido que las excepciones dilatorias no afectan al derecho de las partes, sino que
están destinadas a corregir vicios posibles de procedimiento. En el caso en examen, su
finalidad consistía en impedir tramitar la causa ante un tribunal que se estimaba
incompetente, sin entrar siquiera a cuestionar los hechos o el derecho argumentado por
los litigantes.
En consecuencia, este motivo de nulidad formal debe ser desestimado.
VIGÉSIMO PRIMERO: Que en relación con el artículo 342 N° 2 y 3 y 346 N° 3 del Código de
Procedimiento Civil, como tantas veces lo ha repetido esta Corte Suprema, los jueces de la
instancia son soberanos para apreciar su valor probatorio dentro de los marcos
establecidos por las normas legales pertinentes, de manera que no es atinente revisar sus
decisiones, puesto que ellas encuentran fundamento suficiente en disposiciones que les
entregan exclusiva competencia para tasarla, más todavía si no se ha probado
quebrantamiento de la norma básica de atribución de la carga procesal que se encuentra
señalada en el artículo 1698 del Código Civil;
 Nro_Legalpublishing = 59262
Corte: Corte Suprema
Rol: 7692-2011
Fecha: 02/02/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 158, Código de Procedimiento Civil art 169 y
ss, Código de Procedimiento Civil art 785, Código de Procedimiento Civil art 186, Código
Orgánico de Tribunales art 83, Código de Procedimiento Civil art 768 n° 5, Código de
Procedimiento Civil art 775
CUARTO: Que el Código de Procedimiento Civil, en los artículos 158, 169, 170 y 171 reguló
las formas de las sentencias.
QUINTO: Que la importancia de la parte considerativa de la sentencia, en cuanto allí se
asientan las bases que sirven de sustento previo y necesario de la decisión mediante la
cual ella dirime el litigio, resulta de tal envergadura que algunas constituciones – como la
española, la italiana y la peruana – consignan de manera expresa la obligación de los
jueces de fundamentar sus fallos.
Semejante deber aparece también contemplado de manera implícita dentro de nuestro
ordenamiento constitucional, según se desprende de lo dispuesto en el artículo 8º de la
Carta Política, donde se consagra el principio de publicidad de los actos y resoluciones
emanados de los órganos del Estado así como de sus "fundamentos"; en el artículo 76 del
mismo cuerpo normativo que se refiere a la prohibición de los otros Poderes del Estado
en orden a revisar los "fundamentos" de las resoluciones de los tribunales de justicia
establecidos por ley, a lo que debe sumarse, especialmente, el arbitrio garantístico
previsto en el artículo 19 Nº 3, inciso 5º de la Carta, de acuerdo con el cual, toda sentencia
de un órgano que ejerza jurisdicción debe "fundarse" en un proceso previo y legalmente
tramitado, agregando que corresponde al legislador establecer las garantías de un
procedimiento y una investigación racionales y justas.
Al satisfacer este imperativo, vinculado al debido proceso legal, tiende el antes citado
artículo 170 del Código de Procedimiento Civil en cuanto ordena a los jueces expresar
determinadamente las razones de índole fáctica y jurídica en que se apoyen sus
sentencias; resultando, entonces, patente la raigambre constitucional de la mencionada
exigencia.
SEXTO: Que, por otra parte, tanto la jurisprudencia como la doctrina se han preocupado
también de hacer hincapié en la trascendencia del presupuesto procesal en examen,
aduciendo para ello diversas razones.
Se ha expresado en esta postura que, al establecerse por el ordenamiento la obligación de
fundamentar las sentencias, se pretende que éstas se expidan con arreglo a los criterios
de racionalidad y de sujeción a la ley, descartándose con ello preventivamente cualquier
asomo de arbitrariedad o "despotismo judicial".
Al mismo tiempo, se considera que el señalado deber de los jueces asume una finalidad
persuasiva respecto de las partes, en cuanto, al exponer el fallo las razones de carácter
fáctico y jurídico, quedarán éstas en situación de comprender la exactitud y corrección de
tales razonamientos y que la decisión a la que sirven de asidero constituye expresión
genuina de la ley; y, en la eventualidad de que tal convicción no llegue a producirse,
cuenten con los elementos de juicio necesarios para impugnar lo resuelto, utilizando los
medios recursivos idóneos al efecto.
Siendo, en fin, las sentencias el instrumento mediante el cual los jueces desempeñan la
función jurisdiccional, que constituye una parte de la soberanía cuyo ejercicio le es
delegado por la nación, tienen los componentes de ésta el derecho a controlar la
racionalidad y justicia de sus decisiones, a través del examen de las razones que se aducen
para fundamentarlas;
OCTAVO: Que es así como del contexto de justificación que antecede, queda claramente
demostrada la falta absoluta a las disposiciones y principios referidos en que incurrieron
los jueces de la instancia, al prescindir de la cabal ponderación de la prueba.
Esta omisión constituye el vicio de casación de forma previsto en el artículo 768 Nº 5, en
relación con el artículo 170 Nº 4, ambos del Código de Procedimiento Civil, por la falta de
consideraciones de hecho que le sirven de fundamento al fallo.
NOVENO: Que, de acuerdo con lo que se dispone en el artículo 775 del Código de
Procedimiento Civil, pueden los tribunales, conociendo por vía de apelación, consulta o
alguna incidencia, invalidar de oficio las sentencias cuando los antecedentes del recurso
manifiesten que ellos adolecen de vicios que dan lugar a la casación en la forma.
Establece el mismo precepto que el tribunal debe oír sobre este punto a los abogados que
concurran a alegar en la vista de la causa, indicándoles los posibles vicios sobre los que
deba versar sus alegatos; exigencia que no pudo satisfacerse en el presente caso, en razón
de haberse advertido el defecto procesal, encontrándose los autos en estado de acuerdo;
DECIMO: Que por las razones expresadas en las motivaciones anteriores, se procederá a
ejercer las facultades que le permiten a esta Corte casar en la forma de oficio.
Por estas consideraciones y visto, además, lo dispuesto en las normas legales citadas y lo
señalado en los artículos 786 y 806 del Código de Procedimiento Civil, se anula de oficio la
sentencia de la Corte de Apelaciones de Talca, de seis de julio de dos mil once, escrita a
fojas 200, la que se remplaza por la que se dicta a continuación, separadamente, pero sin
nueva vista de la causa.

Nro_Legalpublishing = 61948

Corte: Corte Suprema

Rol: 2609-2012

Fecha: 17/07/2012

Leg. Aplic.: Ley N° 18175 Año 1982 art 43 n° 1, Ley N° 18175 Año 1982 art 45, Código de Comercio
art 3 n° 6, Código Civil art 1700, Código Civil art 1702, Código Civil art 1713, Código de Comercio
art 3 n° 20, Código de Procedimiento Civil art 785, Código de Procedimiento Civil art 385, Código
Civil art 157, Código Civil art 1739, Código Civil art 2485, Código Civil art 4, Código de Comercio art
2, Código Civil art 581

Sentencia: SENTENCIA

SEXTO: Que, ahora bien, mirando los basamentos del arbitrio de casación de la actora, parte de sus
argumentos conciernen a la esfera probatoria de la contienda, circunstancia que hace necesario
recordar que, en general, la doctrina y la jurisprudencia han caracterizado a este medio de
impugnación como uno de índole extraordinaria, que no constituye instancia jurisdiccional, pues
no tiene por finalidad propia revisar las cuestiones de hecho del pleito ya tramitado, sino antes que
ello, se trata de un recurso de derecho, puesto que la resolución del mismo debe limitarse en
forma exclusiva a examinar la correcta o incorrecta aplicación de la ley en la sentencia que se trata
de invalidar, respetando los hechos que vienen dados en el fallo, que habrán sido fijados
soberanamente por los jueces sentenciadores. En ese sentido, por disposición de la ley, el examen
y consideración de tales hechos y de todos los presupuestos fácticos previos en que se apoya la
decisión que se revisa, escapan al conocimiento del tribunal de casación.

Como se sabe, esa limitación a la actividad judicial de esta Corte se encuentra legalmente
contemplada en el artículo 785 del Código de Procedimiento del ramo, en cuanto dispone que la
Corte Suprema, al invalidar una sentencia por casación en el fondo, dictará acto continuo y sin
nueva vista, pero separadamente, la sentencia que zanje el asunto que haya sido objeto del
recurso, de la manera que crea conforme a la ley y al mérito de los hechos, tal como se han dado
establecidos en el fallo recurrido. Sin embargo, en forma excepcional, es posible conseguir la
alteración de los hechos asentados por los tribunales de instancia en caso que la infracción de ley
que se denuncia en el recurso responda a la transgresión de una o más normas reguladoras de la
prueba, mas no respecto de alguna de aquéllas que reglan la apreciación de las probanzas que se
hubiesen rendido, cuya aplicación es facultad privativa del juzgador;

SÉPTIMO: Que esas reglas que rigen la prueba, cuya infracción hace posible que en sede de
casación varíen los hechos de la causa condicen con aquellas directrices que constituyen normas
fundamentales encargadas de determinar los diferentes medios probatorios; el procedimiento y la
oportunidad en que debe ofrecerse, aceptarse y rendirse las probanzas; la fuerza o valor de cada
medio y la manera como el tribunal debe ponderarlos, importando verdaderas obligaciones y
limitaciones dirigidas a ajustar las potestades de los sentenciadores en dicho ámbito y, de esta
forma, conducir a una correcta decisión en el juzgamiento. En el sistema probatorio civil están
referidas a: 1) instituir los medios de prueba que pueden utilizarse para demostrar los hechos en
un proceso; 2) precisar la oportunidad en que puede valerse de ellos; 3) determinar el
procedimiento que las partes y el juez deben utilizar para ofrecer, aceptar y aportar las probanzas
al juicio; 4) asignar el valor probatorio que tiene cada uno de los medios individualmente
considerados y 5) ordenar la forma como el sentenciador debe realizar la ponderación comparativa
entre los medios de la misma especie y entre todos los reconocidos por el ordenamiento legal.

Empero, sólo a algunas de las normas tocantes al ámbito en referencia se les reconoce el carácter
de esenciales respecto de la actividad probatoria y son aquéllas que estatuidas objetivamente en la
ley, esto es, sin referir al criterio o decisión subjetiva de los magistrados que aquilatan los
antecedentes y, precisamente, en ese entendido, justifican la intervención del tribunal de casación.
Tales preceptos se reconocen pues su conculcación se da en las siguientes circunstancias: a) al
aceptar un medio probatorio que la ley prohíbe absolutamente o respecto de la materia de que se
trata; b) por el contrario, al rechazar un medio que la ley acepta; c) al alterar el onus probandi o
peso de la prueba, esto es, en quien queda radicada la carga de aportar los elementos que
acreditan los hechos que conforman la litis; d) al reconocer a un medio de prueba un valor distinto
que el asignado en forma imperativa por el legislador o hacerlo sin que se cumplan los supuestos
determinados como regla general por el legislador; e) igualmente, a la inversa, al desconocer el
valor que el legislador asigna perentoriamente a un elemento de prueba, cuando éste cumple
efectivamente los supuestos legales, y f) al alterar el orden de precedencia en que deben ser
llamados los medios probatorios y que la ley les asignare, en su caso.

Visto lo anterior desde el ángulo inverso, en la medida que los jueces del fondo respeten esas
pautas elementales de juzgamiento, son soberanos para apreciar la prueba y, en consecuencia, sus
decisiones no son susceptibles de ser revisadas por la vía de la casación, tanto en cuanto se basen
en la justipreciación de los diversos elementos de convicción. De este modo, queda excluido de los
contornos de la casación, lo atinente a la ponderación comparativa de una misma clase de medio
probatorio o la apreciación que se realiza en conjunto de todas las probanzas; salvedad que se
apoya en el componente básico de prudencia en la decisión que exhibe la actividad jurisdiccional,
por cuanto las determinaciones que adoptan los jueces, si es que acatan estos preceptos que rigen
la prueba, les otorgan libertad para calibrar los diversos elementos de convicción; quehacer
situado al margen del examen que se realiza por la vía de casación de fondo.

La razón cardinal de lo descrito reside en la justificación de la verdad de los hechos controvertidos


en un juicio llevada a efecto en la forma dispuesta por el legislador del ramo;

OCTAVO: Que aproximando el raciocinio que antecede a las normas cuyo quebrantamiento se
denuncia y, primeramente, sobre los artículos 1700 y 1702 del Código Civil, debe anotarse que el
recurrente sustenta su reclamo de ilegalidad en el hecho de haberse, a su entender, negado, por
una parte, el valor probatorio a las estipulaciones del contrato de arrendamiento celebrado
mediante escritura pública y, por otro, al desconocer los instrumentos aportados en segunda
instancia y, que permiten concluir, en ambos casos, que la fallida encuadra sus actividades en el
numeral 20° del artículo 3° del Código de Comercio. Empero, tal como es posible observar del
análisis de la sentencia cuestionada, los jueces del mérito, en ningún momento negaron el carácter
de instrumento público o privado a aquellos allegados al proceso por las partes, ni tampoco el
valor probatorio que ellos pudieran tener, debiendo considerarse, entonces, que el propósito final
de las argumentaciones que vierte el recurrente a ese respecto para expresar el error de derecho
que atribuye a la sentencia recurrida, consiste en promover que se lleve a cabo por esta Corte una
nueva valoración de las probanzas, distinta de la ya efectuada, actividad que resulta extraña a los
fines de la casación en el fondo;

NOVENO: Que, por su parte, haciéndose cargo del artículo 1713 del Código Civil, también aludido
como quebrantado por la actora, debe anotarse, primeramente, que la confesión puede producirse
en juicio como medio probatorio, para dar por demostrado un hecho, o bien para conseguir un
título ejecutivo y gestión preparatoria, en determinados casos, siendo las reglas en uno y otro,
distintas. Para determinar la apreciación de la prueba confesional, por un lado, debe establecerse
si la confesión es válida; luego fijar el contenido de la misma, es decir, cuáles son los hechos
confesados y, finalmente, asignarle el mérito probatorio que contenga como instrumento de
complexión y respecto de la existencia o inexistencia de tales presupuestos fácticos. Reunido los
requisitos pertinentes dicha probanza constituye una prueba de eficacia privilegiada, de plena
prueba.

Por regla general, la confesión judicial es admisible en toda clase de actos y contratos,
encontrándose la regla general sobre su procedencia en los artículos 1713 del Código Civil y 385
del Código de Procedimiento Civil. Excepcionalmente no es procedente en los siguientes casos: a)
en los actos y contratos solemnes (artículo 1701 del Código Civil); b) en el juicio de divorcio o
nulidad de matrimonio por encontrarse comprometido el interés público y de orden social; c) en
los casos expresamente exceptuados por la ley como son por ejemplo: 1.– en juicios de separación
de bienes por mal estado de los negocios del marido, la confesión de éste no hace prueba (artículo
157 Código Civil), 2.– La declaración de uno de los cónyuges que afirme ser suya o debérsele una
cosa perteneciente a la sociedad conyugal, ni la confesión del otro, ni ambas juntas, se estimarán
suficiente prueba, aunque se hagan bajo juramento (artículo 1739 inciso segundo del Código Civil),
3.– En la prelación de crédito la confesión del marido, padre o madre de familia, o del tutor o
curador fallidos, no hará prueba por sí sola contra los acreedores (artículo 2485 del Código Civil) y
4.– La confesión extrajudicial verbal sólo debe considerarse en los casos en que es admisible la
prueba de testigos (artículo 398 inciso primero del Código de Procedimiento Civil). Así, en estas
situaciones, la probanza en análisis pierde su carácter de plena prueba por haberla excluido la ley
respecto de los hechos que componen el objeto del proceso, porque inciden sobre derechos que el
confesante no puede renunciar o transigir válidamente o bien porque recae sobre hecho cuya
investigación prohíbe la ley. Esta excepción se sustenta en la circunstancia que de existir una
manifestación de la parte contraria podría conllevar dejar de lado la verdad material de los hechos
controvertidos para acoger simplemente la formal.

Luego, en cuanto a la norma del artículo 1713 del Código Civil aludida, su contravención supone,
en términos bastante simples, no otorgar valor de plena prueba al reconocimiento de hechos
personales del confesante y que, por cierto, le sean perjudiciales, o, por la inversa, otorgar ese
valor en circunstancias que no se verifique el mismo presupuesto.

Pues bien, del análisis de los fundamentos del fallo impugnado no aparece en lo absoluto que los
magistrados hubieran incurrido en la falta antes descrita, en cualquiera de sus modalidades,
debiendo hacerse presente que la conclusión a la cual arribaron, relativa tanto al giro del
demandado como a la naturaleza de la obligación de que se trata, derivó de la ponderación que
aquellos efectuaron –con ocasión de las facultades que les son propias– de las probanzas
aportadas por las partes al pleito, sin que en este proceso se haya rendido prueba confesional,
puesto que los antecedentes en que el recurrente ahora basa su crítica de ilegalidad fueron
debidamente consignados por el sentenciador de alzada al tiempo de pronunciarse sobre los
documentos aparejados en esa instancia, cuyo mérito, en lo que aquí interesa, no permitió asentar
las alegaciones que sustentan las pretensiones del recurso de casación;

DÉCIMO: Que al tiempo que queda en evidencia la inexistencia de una transgresión a las leyes que
rigen la prueba, se revela que las conculcaciones que se acusan en el libelo del casación persiguen
desvirtuar, por medio del afincamiento de nuevos hechos, el supuesto fáctico fundamental
asentado por los jueces del grado, esto es, que el giro de la sociedad demandada es el que
contempla en numeral 6° del artículo 3° del Código de Comercio, esto es, de transporte, que la
obligación de pagar las rentas adeudadas no deriva del ejercicio de las actividades propias del giro
principal del transporte, no encontrándose demostrada la mercantilidad que alega el solicitante y
por cuyo fundamento pedía la declaración de quiebra;

Apuntado lo precedente, cabe recordar que los tribunales del fondo son los únicos facultados para
fijar los hechos de la causa y que, efectuada en forma correcta esa labor, con sujeción al mérito de
los antecedentes, probanzas aportadas por las partes, interpretación y aplicación de las normas
pertinentes al caso de que se trata, ellos resultan inamovibles para esta Corte, conforme lo prevé
el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil, no siendo posible revisarlos en sede de casación;
UNDÉCIMO: Que, aun cuando lo precedente ya sería bastante para definir el destino del arbitrio de
nulidad en estudio, no puede soslayarse, a la luz de los planteamientos formulados en el arbitrio
en cuestión, que cada una de las denuncias en que ésta sustenta su crítica de ilegalidad resultan
improcedentes en sede casacional, según se pasa a explicar.

En efecto, los elementos identificadores del objeto del proceso, son la petición o "petitum" y la
"causa petendi" o causa de pedir. El primero, referido a aquello que se pide del órgano
jurisdiccional sea de condena, constitución o declaración, y también aquello que en cada caso
pretende se obtenga, la prestación específica, se distingue entonces, entre la petición inmediata y
la mediata. Por su parte, la causa de pedir, es entendida como el fundamento inmediato del
derecho deducido en juicio.

En el ámbito de la acción procesal, la causa de pedir es el fundamento inmediato del derecho


deducido en el juicio, definida en el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil. Se reconoce la
causa con la pregunta: "por qué se pide la declaración o reconocimiento del derecho". Permite
identificarla con el conjunto de hechos que fundamentan la petición, en búsqueda de la
identificación de los mismos a un aspecto concreto, los que debidamente acreditados, persiguen
se les apliquen determinadas consecuencias jurídicas. Se tratará entonces, en los procesos
constitutivos, de los hechos a los que la norma vincula el efecto de crear, modificar o extinguir la
relación jurídica.

Sobre la base de lo previamente expuesto, los tribunales de justicia deben ceñirse al principio de
pasividad que rige su actuar, como al de congruencia, determinado por los asuntos sometidos a su
decisión. No puede soslayarse que el principio iura novit curia del sistema dispositivo y de
aportación de partes viene a significar tan sólo la posibilidad que tiene el juez de desvincularse de
la fundamentación jurídica sustentatoria de las pretensiones de cada litigante para la resolución de
la controversia que ha sido sometida a su conocimiento, sin apartarse de la causa de pedir. Dicho
principio permite, si incurrir en incongruencia, dar a los hechos planteados exclusivamente por las
partes y que derivan de las probanzas rendidas, la calificación jurídica que corresponda.

La decisión debe atenerse a la causa petendi, con respeto a los antecedentes fácticos, puesto que
los hechos pertenecen a la exclusiva disposición de las partes. No puede, por ende, variarse en la
decisión jurisdiccional el fundamento jurídico.
Alumbra también los razonamientos antes anotados el principio de congruencia que busca vincular
a las partes y al juez al debate. Por el contrario, conspira en contra del necesario encadenamiento
de los actos que lo conforman, pues pretende dotarles de eficacia, y obsta a ella, la falta de
coherencia entre estas partes que conforman un todo. Surge así este principio que enlaza la
pretensión, la oposición, la prueba, la sentencia y los recursos, siendo la congruencia procesal en la
sentencia un imperativo a respetar por el magistrado al decidir la controversia. Se podrá sostener y
con razón, que no existe un conjunto de disposiciones que regulen la institución, la estructure en
sus presupuestos, requisitos y efectos, pero no por ello es desconocida en nuestro ordenamiento,
por cuanto se refieren a la congruencia directa o indirectamente distintas normas, entre las que se
cuenta la que regula el contenido de las sentencias. En general la congruencia es la debida
correspondencia entre las partes que componen un todo. Jurídicamente se puede decir, que es el
principio conforme al cual debe existir conformidad entre todos los actos del procedimiento,
aisladamente considerados, que componen el proceso. Si bien se pone énfasis por la doctrina en
resaltar los nexos entre las pretensiones sostenidas por el actor y la sentencia, no se puede
desconocer que tiene igualmente aplicación en relación con la oposición, la prueba y los recursos,
según se ha expresado, pero encuentra su mayor limitación en los hechos, puesto que en cuanto al
derecho aplicable, al juez le vincula otro principio: iura novit curiat, en el sentido que el juez
conoce y aplica el derecho, sin que ello afecte la causa petendi, según ya se adelantó.

El sano entendimiento y armonía de estos principios origina la conclusión que, inclusive al referirse
el juez al derecho, puede existir contravención al principio de congruencia o de vinculación a la
litis, infracción que sin duda se producirá si se desatiende lo que son su objeto y causa. De esta
forma la libertad del juez para interpretar y aplicar el derecho, queda delimitada por el principio de
congruencia, el cual le otorga el marco de su contenido;

DUODÉCIMO: Que en íntima conexión con lo anterior resulta imprescindible traer a colación los
artículos 160 y 170 N° 6°, de la recopilación adjetiva del ramo.

El precepto preliminar de esta normativa – consideradas como expresión positiva de uno de los
principios formativos del proceso al que ya se ha hecho alusión: el de la congruencia– estatuye que
los fallos deben extenderse de acuerdo al mérito del mismo, no pudiendo extenderse a puntos no
sometidos expresamente a juicio por los contradictores (salvo en cuanto las leyes autoricen o
permitan proceder de oficio).

La segunda de las reglas antes consignadas, en armonía con la recién transcrita, establece que el
acápite resolutivo del veredicto debe circunscribirse al asunto debatido, que abarca todas las
acciones y excepciones ventiladas en juicio.
Sabido es, que los litigantes someten sus pretensiones al tribunal en los escritos relevantes del
proceso: el actor, en su demanda y el demandado, en el de su contestación a la misma, como se
desprende de los literales 4° del artículo 254 y 3° y 4° del 309, de esa codificación;

DECIMOSEXTO: Que, sobre lo mismo, tanto la doctrina como la jurisprudencia desde antiguo
mantenida por esta Corte, aparecen contestes en la improcedencia de fundamentar un recurso de
casación en el fondo en aristas que, por ser ajenas a la discusión formalmente instalada, no
pudieron ser consideradas no resueltas en el pronunciamiento que, por vía de semejante arbitrio,
se pretende invalidar.

En síntesis, esta Corte se halla impedida de revisar cualquier aspecto del recurso de casación en el
fondo al que se viene haciendo referencia, dado que el lenguaje en que fue entablado se aparta de
los postulados que las partes han sometido a su conocimiento y resolución, al constituirse en
alegaciones que no han sido debidamente incorporadas y desarrolladas en el debate, por lo que no
habiendo conformado la discusión, cuyo marco quedó fijado con la demanda y las defensas y
excepciones opuestas por la demandada, de manera que no puede pronunciarse sobre ellos.
Consiguientemente, no pueden configurar errores de derecho las contravenciones que se
reprueban al fallo en este sentido, razón por la cual el recurso en observación queda desprovisto
de asidero;

Art. 785 (959). Cuando la Corte Suprema invalide una sentencia por casación en el fondo, dictará
acto continuo y sin nueva vista, pero separadamente, sobre la cuestión materia del juicio que haya
sido objeto del recurso, la sentencia que crea conforme a la ley y al mérito de los hechos tales
como se han dado por establecidos en el fallo recurrido, reproduciendo los fundamentos de
derecho de la resolución casada que no se refieran a los puntos que hayan sido materia del recurso
y la parte del fallo no afectada por éste.
En los casos en que desechare el recurso de casación en el fondo por defectos en su formalización,
podrá invalidar de oficio la sentencia recurrida, si se hubiere dictado con infracción de ley y esta
infracción haya influido substancialmente en lo dispositivo de la sentencia. La Corte deberá hacer
constar en el fallo de casación esta circunstancia y los motivos que la determinan, y dictará
sentencia de reemplazo con arreglo a lo que dispone el inciso precedente.

Nro_Legalpublishing = 62675

Corte: Corte Suprema

Rol: 6423-2010

Fecha: 07/09/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 177, Código de Procedimiento Civil art 767, Código de
Procedimiento Civil art 785
Sentencia: SENTENCIA

Santiago, siete de septiembre de dos mil doce.

Cuarto: Que de conformidad con lo dispuesto en el artículo 177 del Código de Procedimiento Civil,
la excepción de cosa juzgada corresponde al litigante que ha obtenido en el juicio y a quienes
según la ley aprovecha el fallo, siempre que entre la nueva demanda y la anteriormente resuelta
exista identidad legal de personas, de cosa pedida y de causa a pedir.

Quinto: Que, ciertamente no existe entre la presente causa y el proceso Rol N°9257–07, seguido
ante el Vigésimo Séptimo Juzgado Civil de Santiago, la triple identidad exigida por el artículo 177
del Código de Procedimiento Civil. En efecto, tal como lo ha decidido la sentencia impugnada,
específicamente, en el motivo cuarto, no concurre ni la identidad legal de partes, ni la cosa pedida
ni la causa de pedir.

Sexto: Que en cuanto a la identidad legal de personas, no concurre porque en este juicio la
demandante es Compañía de Seguros Generales Penta Security y los demandados son Fernando
Farías y Transportes de Combustibles de Chile; y, en el juicio seguido ante el 27 Juzgado Civil, los
partes eran, por una parte, la viuda del fallecido por sí y sus hijos menores y por la otra,
Transportes de Combustibles Chile S.A. y Copec. Ello porque la Compañía de Seguros Generales no
se subrogó en los derechos de la viuda sino de quien recibió el pago del siniestro, es decir, el
Sindicato Minero de Trabajadores Codelco.

Séptimo: Que tampoco concurre la identidad en la cosa pedida, ya que en este juicio lo que la
actora reclama es el pago de la cantidad pagada al asegurado con motivo del siniestro; y en el
juicio seguido ante el 27° Juzgado Civil, se demanda el pago de los perjuicios causados por los
demandados por concepto de lucro cesante y daño moral.

Octavo: Que, por último, no concurre la causa de pedir, toda vez que los fundamentos de la acción
deducida también es distinta en ambos juicios; en el presente juicio, es el contrato de seguro y
ante el 27° Civil de Santiago, se invoca la calidad de herederos del trabajador fallecido.
Noveno: Que de lo expuesto se desprende que en la sentencia impugnada no se han contravenido
las normas denunciadas en la medida que ha decidido rechazar la excepción de cosa juzgada y
acoger la demanda.

Nro_Legalpublishing = 62179

Corte: Corte Suprema

Rol: 980-2010

Fecha: 25/07/2012

Leg. Aplic.: Código Tributario art 200, Código Tributario art 201, Código Civil art 2514, Código Civil
art 2521, Código Tributario art 24, Código Tributario art 124, Código Tributario art 135, Código
Tributario art 125, Código Tributario art 53, Código de Procedimiento Civil art 785

Sentencia: SENTENCIA

Santiago, veinticinco de julio de dos mil doce.

Décimo sexto: Que lo anterior tiene importancia para los efectos de hacer uso de la facultad de
obrar de oficio, por cuanto ella está permitida sólo cuando el recurso ha sido desechado por
defectos de formalización, según lo previene el artículo 785 del Código de Procedimiento Civil. En
la especie sólo se reclamó la nulidad por ser inexigible el pago del tributo, en circunstancias que,
como ya fuera dicho, no medió el tiempo de inactividad que genera el efecto liberatorio,
omitiéndose en el aludido recurso, como argumento secundario de la misma pretensión de nulidad
por falta de aplicación de las normas de inexigibilidad, una alegación de nulidad particular relativa
al pago de los intereses de la obligación tributaria.

Así las cosas, advirtiéndose tal insuficiencia del recurso y, como se pasará a explicar, una indebida
aplicación de intereses, esta Corte actuará de oficio para corregir la incorrecta aplicación de la ley.

Título XX
DEL RECURSO DE REVISION
Art. 810 (981). La Corte Suprema de Justicia podrá rever una sentencia firme en los casos
siguientes:
1 Si se ha fundado en documentos declarados falsos por sentencia ejecutoria, dictada con
posterioridad a la sentencia que se trata de rever;
2 Si pronunciada en virtud de pruebas de testigos, han sido éstos condenados por falso testimonio
dado especialmente en las declaraciones que sirvieron de único fundamento a la sentencia;
3 Si la sentencia firme se ha ganado injustamente en virtud de cohecho, violencia u otra
maquinación fraudulenta, cuya existencia haya sido declarada por sentencia de término; y
4 Si se ha pronunciado contra otra pasada en autoridad de cosa juzgada y que no se alegó en el
juicio en que la sentencia firme recayó.
El recurso de revisión no procede respecto de las sentencias pronunciadas por la Corte Suprema,
conociendo en los recursos de casación o de revisión.

SENTENCIA

 Nro_Legalpublishing = 57914

Corte: Corte Suprema

Rol: 2062-2010

Fecha: 13/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 810, Código de Procedimiento Civil art 813,
Código de Procedimiento Civil art 816

Sentencia: SENTENCIA

PRIMERO: Que el recurso de revisión se concede para invalidar sentencias firmes o


ejecutoriadas que han sido ganadas fraudulenta o injustamente en los casos previstos por
la ley.

En el recurso de autos, la parte que lo interpone ha invocado la causal del artículo 810 n°1
del Código de Procedimiento Civil, que señala que "La Corte Suprema de Justicia podrá
rever una sentencia firme en los siguientes casos: 1° Si se ha fundado en documentos
declarados falsos por sentencia ejecutoria, dictada con posterioridad a la que se trata de
rever;
TERCERO: Que, para que se configure la causal legal alegada, es necesario que concurran
copulativamente los siguientes requisitos: a) Que exista una sentencia ejecutoriada dictada
en un proceso civil entre partes, fundada en documentos falsos, y b) Que la falsedad de
dichos documentos haya sido declarada por sentencia ejecutoriada dictada con
posterioridad a la sentencia que se trata de revisar;

CUARTO: Que, para que pueda acogerse un recurso de revisión, obviamente resulta
necesario que quien así lo pretende, acredite legalmente los hechos en que lo funda; en el
presente caso, acorde con la causal alegada –art.810 nº 1 del Código de Procedimiento
Civil–, que los documentos en los cuales se basó el fallo que se persigue rever, hayan sido
declarados falsos por sentencia ejecutoriada dictada con posterioridad a aquél;

QUINTO: Que el único antecedente esgrimido para acreditar la existencia de sentencia


ejecutoriada que declare la falsedad de los documentos cuestionados por la parte
recurrente, lo constituye la causa criminal rit 916–2009 del Juzgado de Garantía de
Lautaro, seguida por delitos de prevaricación y falso testimonio, en la que, si bien se ha
pretendido el reconocimiento de la falsedad alegada, no se ha dictado sentencia definitiva
que así lo declare, habiéndose dispuesto en ese proceso, en cambio, la suspensión
condicional del procedimiento;

Redacción del ministro suplente señor Pfeiffer.

N° 2062–2010.–

Pronunciado por la Primera Sala de la Corte Suprema por los Ministros Sres. Adalis Oyarzún
M., Juan Araya E., Guillermo Silva G., Carlos Cerda F. y Alfredo Pfeiffer R.

 Nro_Legalpublishing = 58128
Corte: Corte Suprema
Rol: 12367-2011
Fecha: 23/01/2012
Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 177, Código de Procedimiento Civil art 810 n°
4
4°.– Que la cosa juzgada como institución jurídica se vincula a la idea de evitar un
pronunciamiento sobre un asunto ya resuelto y para decidir si se ha infringido, será
menester hacer una confrontación o comparación entre dos sentencias, de suerte de
determinar si la más nueva se adecua en la triple identidad que la ley exige con la antigua:
si hay tal adecuación, sin duda el segundo fallo ha vulnerado la res iudicata que emana de
la primera resolución;

LIBRO CUARTO
DE LOS ACTOS JUDICIALES NO CONTENCIOSOS

Título I
DISPOSICIONES GENERALES

Art. 817 (989). Son actos judiciales no contenciosos aquellos que según la ley requieren la
intervención del juez y en que no se promueve contienda alguna entre partes.

JURISPRUDENCIA

Nro_Legalpublishing = 60991

Corte: Corte de Apelaciones de San Miguel

Rol: 93-2012

Fecha: 25/05/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 817

Quinto: Que considerando el contexto de tramitación de autos y teniendo especialmente presente


la naturaleza no contenciosa del procedimiento, se concluye que cualquier tipo de objeción en
relación a alguno de los elementos del procedimiento tramitado, ya sea definición de los herederos
o de la masa hereditaria, debe necesariamente ser ejercido por las vías e instancias contenciosas
correspondientes, no siendo, por tanto, adecuado el proceso de autos para el conocimiento y
resolución de las impugnaciones efectuadas por la apelante; sin perjuicio de atender además a las
razones que, en cada caso, señala el tribunal a quo en sus decisiones. Y todo ello determina que las
resoluciones apeladas sólo pueden ser confirmadas, en el actual estado procesal de autos.

Art. 821 (993). Pueden los tribunales, variando las circunstancias, y a solicitud del interesado,
revocar o modificar las resoluciones negativas que hayan dictado, sin sujeción a los términos y
formas establecidos para los asuntos contenciosos.
Podrán también en igual caso revocar o modificar las resoluciones afirmativas, con tal que esté aún
pendiente su ejecución.

SENTENCIA
 Nro_Legalpublishing = 57548

Corte: Corte de Apelaciones de La Serena

Rol: 1593-2011

Fecha: 04/01/2012

Leg. Aplic.: Código de Minería art 86, Código de Minería art 82, Código de Minería art 78,
Código de Minería art 79, Código de Minería art 34, Código de Procedimiento Civil art 174,
Ley N° 18681 Año 1987, Código de Procedimiento Civil art 821, Código de Procedimiento
Civil art 92, Código de Procedimiento Civil art 823

Sentencia: SENTENCIA

La Serena, a cuatro de Enero de dos mil doce.

Vistos y Teniendo Presente:

8.–) Que en fin, en relación con el tema de la cosa juzgada en materia de asuntos no
contenciosos, habrá de indicar someramente que buena parte de la doctrina ha entendido
que esa institución es propia de la función jurisdiccional en cuanto resuelve conflictos, y
que aquí, es decir en el ámbito de los asuntos no contenciosos, resulta más propio hablar
de revocabilidad o irrevocabilidad. Sin embargo, justo es reconocer que el asunto ya no es
pacífico por el inciso quinto del artículo 86 del Código de Minería, introducido por la Ley Nº
18.681 de 1987, que señala que "una vez ejecutoriada conforme a lo dispuesto en el
artículo 174 del Código de Procedimiento Civil, la sentencia producirá cosa juzgada...".
Entendemos del atento examen del artículo 86 del Código de Minería , que todo aquello se
refiere a la sentencia constitutiva firme de una concesión minera, donde inclusive dictada
ésta, quedan saneados todos los vicios procesales y las caducidades en que se pueda haber
incurrido en la tramitación. Sin embargo, en el caso de una sentencia denegatoria
declarativa de caducidad, dado el carácter voluntario del asunto, y mientras no se
encuentre efectuada la cancelación de la inscripción de la manifestación, nada impide dar
aplicación a lo preceptuado en el artículo 821 del Código de Procedimiento Civil,
conservándose, junto a ello, la facultad correctiva prevista en el artículo 84 del mismo
texto legal.

En fin, para reforzar todo lo reflexionado, se debe recordar que el artículo 34 del Código de
Minería prescribe que las concesiones mineras se constituyen por resolución judicial
dictada en un procedimiento no contencioso, sin intervención decisoria alguna de otra
autoridad o persona, no siéndole aplicable lo dispuesto en los artículos 92 y 823 del Código
de Enjuiciamiento Civil, de lo que sigue, entonces, que sí es aplicable el ya comentado
artículo 821 del mismo compendio legal. Además, el mismo artículo 34 también faculta al
juez para corregir de oficio los errores que observe en la tramitación de la causa, salvo que
se trate de actuaciones viciadas en razón de haberse realizado éstas fuera del plazo fatal
indicado por la ley. Facultad que, como se ha razonado, por resultar procedente, ha tenido
en consideración esta Corte para decidir como ya se ha anunciado.

Por todo lo señalado, y visto, además, lo dispuesto en los artículos 34, 79, 82 y 86 del
Código de Minería; 27 del Reglamento del mismo Compendio y 84 del Código de
Procedimiento Civil, actuando de oficio esta Corte declara: Que se invalida la sentencia de
fecha de dieciséis de agosto de dos mil once, escrita a fojas 116 y 117 y complementada
con fecha dieciocho de agosto del mismo año , a fojas 118, que declaró la caducidad de los
derechos emanados de la concesión de explotación "MARCE CIENTO DIECISEIS 1 al 40", la
que es nula, retrotrayéndose la causa al estado de poner en conocimiento del interesado
las objeciones sobre aspectos técnicos formuladas por el SERNAGEOMIN, en los términos
previstos en el artículo 82 del Código de Minería, debiendo continuarse en lo que
corresponda con la tramitación de la causa, por el juez no inhabilitado que corresponda.

Redactada por el Abogado Integrante don Manuel Cortés Barrientos .

Rol Nº 1593–2011.– (Civil).

Art. 823 (995). Si a la solicitud presentada se hace oposición por legítimo contradictor, se hará
contencioso el negocio y se sujetará a los trámites del juicio que corresponda.
Si la oposición se hace por quien no tiene derecho, el tribunal, desestimándola de plano, dictará
resolución sobre el negocio principal.

SENTENCIA

Nro_Legalpublishing = 60486

Corte: Corte Suprema

Rol: 9897-2011

Fecha: 25/04/2012

Leg. Aplic.: Código de Procedimiento Civil art 817, Código de Procedimiento Civil art 823

2°.– Ninguna duda puede caber en cuanto a la naturaleza no contenciosa del asunto, lo que ha
significado que su tramitación se sujete al Libro Cuarto del código procesal, que define los actos
judiciales no contenciosos como aquellos que según la ley requieren intervención de juez a pesar
de no promoverse contienda entre partes;
3°.– Al regular los trámites voluntarios, el legislador obviamente hubo de ponerse en la situación
que el asunto deviniera contencioso, caso en el cual el negocio pasaba ipso facto a transformarse
en uno distinto al definido por el recordado artículo 817, que, como de destacó, caracteriza esa
clase de asunto como el que no conoce contienda entre partes.

Es por ello que el artículo 823 dispone que si a la solicitud presentada como voluntaria, se hace
oposición por legítimo contradictor, el negocio se hará contencioso y se sujetará a los trámites que
corresponda, según su naturaleza;

4°.– La sujeción al derecho procesal funcional por parte de los tribunales y de los justiciables viene
impuesta por mandato constitucional y legal, comoquiera que el ordinal 3° del artículo 19 de la
Constitución Política de la República deposita en manos del legislador la carga de establecer
siempre procedimientos de razón y de derecho (inciso 5°).

La norma del artículo 823 ciertamente constituye una tal disposición funcional que,
consiguientemente, no puede escapar al imperio de aquella orden constitucional;

Título II
DE LA HABILITACION PARA COMPARECER EN JUICIO

Título III
DE LA AUTORIZACION JUDICIAL PARA REPUDIAR LA
LEGITIMACION DE UN INTERDICTO

Título IV
DE LA EMANCIPACION VOLUNTARIA

Título V
DE LA AUTORIZACION JUDICIAL PARA REPUDIAR EL RECONOCIMIENTO DE
UN INTERDICTO COMO HIJO NATURAL

Título VI
DEL NOMBRAMIENTO DE TUTORES Y CURADORES Y DEL DISCERNIMIENTO DE
ESTOS CARGOS

Título VII
DEL INVENTARIO SOLEMNE

Título VIII
DE LOS PROCEDIMIENTOS A QUE DA LUGAR LA SUCESION POR
CAUSA DE MUERTE

Título IX
DE LA INSINUACION DE DONACIONES

Título X
DE LA AUTORIZACION JUDICIAL PARA ENAJENAR, GRAVAR O DAR EN ARRENDAMIENTO POR
LARGO TIEMPO BIENES DE INCAPACES, O PARA OBLIGAR A ESTOS COMO FIADORES

Título XI
DE LA VENTA EN PUBLICA SUBASTA

Título XII
DE LAS TASACIONES

Título XIII
DE LA DECLARACION DEL DERECHO AL GOCE DE CENSOS

Título XIV
DE LAS INFORMACIONES PARA PERPETUA MEMORIA

Título XV
DE LA EXPROPIACION POR CAUSA DE UTILIDAD PUBLICA

Título final
DE LA DEROGACION DE LAS LEYES DE PROCEDIMIENTO

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