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Desde los tiempos más remotos el ser humano ha dependido consciente o inconscientemente, directa o
indirectamente, de la disponibilidad de recursos naturales. Si bien en un principio su existencia y
supervivencia se basaron en la recolección de frutos y en la caza de animales , su relación con el medio
se fue complicando progresivamente, acelerando los procesos de deterioro de los elementos naturales .
Es así como surge el derecho ambiental, el conjunto de principios, leyes, normas y jurisprudencia, que
regulan la conducta humana dentro del campo ambiental, entendido como un sistema global constituido
por elementos naturales y artificiales de naturaleza física, química o biológica en peramente modificación
por la acción humana o natural, y que rige y condiciona la existencia y desarrollo de la vida en sus múltiples
manifestaciones
El Derecho Ambiental entonces es el conjunto de normas jurídicas que regulan las conductas humanas
que pueden influir de una manera relevante en los procesos de interacción que tienen lugar entre los
sistemas de los organismos vivos y sus sistemas de ambiente, mediante la generación de efectos de los
que se espera una modificación significativa de las condiciones de existencia de dichos organismos
El derecho ambiental es un derecho puramente social, va más allá de lo individual, personal o patrimonial;
se acerca más a lo colectivo, a lo social. Protege a poblaciones y comunidades, a todo ser viviente en
general. La preocupación del derecho ambiental es la protección del ecosistema y sus componentes, de
su funcionamiento; protege la vida en la Tierra.
En el derecho civil o penal, el individuo es lo principal, su familia, su honra. El derecho ambiental está
centrado en el ecosistema, persigue el ordenamiento de la conducta humana en torno a proteger y
mejorar nuestro medio, en beneficio no solo de un individuo, sino de las presentes y futuras generaciones
El derecho ambiental emerge de la ecología, desde donde se alimenta para fijar sus normas de conducta;
mas no será la ciencia ecológica la que encausara al hombre en el camino correcto sino el derecho, el cual
regulara dicha conducta mediante la ley y la coacción para quien la infrinja, pero esto solo sucederá si
somos capaces de internalizar la norma y que la sociedad disponga de institucionalidad adecuada para
exigir su cumplimiento. La educación ambiental será un aliado insustituible del derecho en todos sus
niveles.
El derecho ambiental es un derecho que está en desarrollo, es un derecho que está en construcción y que
se va perfeccionando y evolucionando de acuerdo con las necesidades de la sociedad. El tema ambiental
es un tema global y emergente, las normas deberían ser las mismas internacionalmente, el problema es
regional, afecta a todos sin importar las fronteras. Ej. En un país talar árboles es ilegal y en otro no lo es.
Una primera visión del ambiente como bien jurídico, lo considera al mismo como un conjunto de bienes
distintos, como recursos naturales (agua, aire, suelo, flora y fauna), paisaje natural, paisaje edificado, y
las relaciones entre los recursos, el paisaje y el hombre. Cuando hablamos del ambiente como bien
jurídico, nos referimos a este como un objeto susceptible de tutela por el ordenamiento legal y no como
un bien apropiable.
Una aproximación más detallada es la que percibe al ambiente de manera global, como un bien unitario
en el cual confluyen todos los recursos naturales. Desde esta perspectiva, la noción de bien jurídico no se
limita a los bienes ambientales antes señalados, sino que abarca también la función que estos
desempeñan, como los ciclos y equilibrios naturales cuyo mantenimiento es esencial para la biosfera,
como el ciclo natural del agua, la diversidad biológica, la acidez del suelo, etc.
El bien jurídico medio ambiente, vendría a ser el conjunto de relaciones sociales que se establecen por el
hombre con su entorno natural y social, que sirve para el desarrollo humano, y que va a establecer un
balance adecuado entre las necesidades humanas y la naturaleza. Es un bien jurídico colectivo, del cual
somos todos titulares, y no cada uno considerados individualmente.
En la doctrina penal, el bien jurídico ha sido definido como “la relación de disponibilidad de un individuo
con un objeto, protegida por el Estado, que revela su interés mediante la tipificación penal de conductas
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que le afectan”. Pero el medio ambiente es un bien jurídico diferente, en cuanto circunda y condiciona la
vida de la persona, comprende intereses muy variados, que siguen formas muy dispares de protección
jurídica. Son bienes que solo pueden convertirse en jurídicos cuando el ordenamiento así los asuma,
mediante un reconocimiento puramente abstracto, y solo se materializan como atribución a un sujeto
determinado por medio de las consecuencias de violación, en un aspecto concreto, del precepto
fundamental que los reconoce. Benefician indirectamente la esfera jurídica de los sujetos determinados
pero sin atribuir un verdadero derecho subjetivo.
Por todo lo antes dicho, podemos afirmar que para considerar al ambiente como un bien jurídico distinto
a los elementos que lo integran y por tanto susceptible de protección, se debe cumplir con lo siguiente:
que sea reconocido e incorporado al orden jurídico, ya sea en el plano constitucional, de la legislación
secundaria o de la jurisprudencia; que se le otorgue autonomía respecto a los elementos que lo integran,
esto es que sea tratado como un todo; que el orden jurídico resuelva sobre la titularidad del mismo; que
el derecho positivo establezca los mecanismos para su protección y reparación en caso de daño.
Existen principios del derecho ambiental internacional que han sido recogidos de manera sistemática de
los tratados y convenios internacionales sobre medio ambiente, en los que destaca la soberanía de los
recursos naturales. Esto implica que cada país, es libre de utilizarlos de la manera que lo creyere
conveniente siempre y cuando su explotación o utilización no provoque daños o impactos ambientales:
Principio de soberanía sobre los recursos naturales y la responsabilidad de no causar daño al ambiente
de otros Estados o en áreas fuera de la jurisdicción nacional; siendo sus más celebres concreciones la
Convención del Derecho del Mar (1982), el Convenio de Diversidad Biológica (1992) y la Convención
Marco de Cambio Climático (1992).
Principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas; los Estados deberán colaborar con la
conservación del ambiente teniendo en cuenta el aporte que han realizado al estado actual del ambiente.
Los países industrializados tienen una mayor obligación de contribuir a la restitución del equilibrio de los
ecosistemas como se puede observar en el Protocolo de Kyoto.
Principio de Precaución; especialmente relevante a nivel internacional en los casos de pruebas atómicas.
Aunque ya desde principios del siglo pasado se han venido celebrando tratados bilaterales y multilaterales
que pueden conducir a la idea de protección del medioambiente, entendiéndose éste como el conjunto
de elementos que son imprescindibles para la vida, como la biósfera y el ecosistema global, los cuales
incluyen al agua, aire, tierra, flora y fauna y sus respectivos ecosistemas. Es solo a partir del convenio de
Londres de 1954 y de Estocolmo de 1972 que ha surgido propiamente un cuerpo de declaraciones,
resoluciones, tratados multi y bilaterales; que podríamos englobar en la idea del derecho internacional
ambiental contemporáneo
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano (1972) se llevó a cabo por la preocupación
global que existía en torno al hombre y al ambiente que lo rodea, y como la preservación de éste
beneficiaba a aquel. Es así, por lo que entre otras cosas se sostuvo que los recursos naturales de la Tierra,
incluidos el aire, el agua, la tierra, la flora y la fauna, y especialmente los ecosistemas naturales, deben
preservarse en beneficio de las generaciones presentes y futuras
Se afirma que los recursos no renovables de la Tierra deben emplearse de forma responsable a fin de
evitar su agotamiento. Se advierte que los Estados deben tomar medidas urgentes para impedir la
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contaminación de los mares, la misma que puede poner en grave peligro la salud del hombre y dañar la
vida marina
Tal declaración emitió una serie de recomendaciones con el propósito de cuidar el ambiente y evitar su
contaminación. Así se estableció que los gobiernos provean información sobre las técnicas de lucha
contra la contaminación, así como de sus disposiciones legislativas y administrativas para tal efecto
Se reconoce que el medio y la fauna marina son de vital importancia para la humanidad. Por lo tanto se
necesita una adecuada administración, y las medidas encaminadas a evitar la contaminación de los mares
y océanos, y de sus recursos naturales. Se recomienda a los Estados adoptar las medidas que van permitan
prevenir o reparar daños ambientales
La Carta Mundial de la Naturaleza ( 1982) manifiesta que la especie humana es parte de la naturaleza y
que la vida depende del funcionamiento ininterrumpido de los sistemas naturales que son fuente de
energía y materia. Sostiene que la civilización tiene sus raíces en la naturaleza, y es la vida en armonía con
la misma, la que hace posible que el hombre pueda desarrollar sus capacidades y habilidades. Toda forma
de vida es única y merece ser respetada, por lo tanto, la humanidad debe guiarse por un código de acción
moral. Se dice que el hombre es capaz de transformar la naturaleza y agotar sus recursos; por ello, éste
debe reconocer la importancia de mantener un equilibrio en ella.
En la Carta Mundial de la Naturaleza se habla de que los beneficios que se puedan obtener de la naturaleza
dependen de la protección de la diversidad biológica y sus recursos, los cuales corren peligro cuando se
explota excesivamente o se destruye sus hábitats. Es justamente por ese consumo excesivo y el abuso de
los recursos naturales, por lo que se produce el deterioro de los ecosistemas. El hombre debe aprender a
utilizar los recursos naturales de forma eficiente y responsable, para poder preservar las especies y los
ecosistemas en beneficio de las generaciones presentes y futuras. Lo cual exige adoptar medidas
adecuadas para proteger la naturaleza y promover la cooperación internacional en este campo
La Declaración de Rio sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo ( 1992 ) sostiene que los seres humanos
constituyen el centro de las preocupaciones relacionadas con el desarrollo sostenible. Los mismos tienen
derecho a una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza . El derecho al desarrollo debe
responder equitativamente a las necesidades de desarrollo y ambientales de las generaciones presentes
y futuras
Se insta a que los Estados cooperen solidariamente para conservar, proteger y restablecer la salud y la
integridad del ecosistema de la Tierra. En vista de que han contribuido de una u otra manera a la
degradación del ambiente, los Estados tienen responsabilidades compartidas. Los países desarrollados
están conscientes de la responsabilidad que tienen en la búsqueda del desarrollo sostenible a nivel
internacional; así mismo, reconocen que sus sociedades ejercen una fuerte presión en el medio ambiente
mundial.
Los Estados deben promulgar leyes más eficaces que protejan el medio ambiente.
El origen del concepto de desarrollo sostenible está asociado a la preocupación creciente existente en la
comunidad internacional en las últimas décadas del siglo XX al considerar el vínculo existente entre el
desarrollo económico y social y sus efectos más o menos inmediatos sobre el medio natural.
La toma de conciencia a nivel mundial de la estrecha relación existente entre el desarrollo económico y el
medio ambiente, tuvo su expresión en el marco de las Naciones Unidas con la creación por este organismo
en el año 1983 de la Comisión de Desarrollo y Medio Ambiente, integrada por un grupo de personalidades
del ámbito científico, político y social, representativo de los diversos intereses existentes en la comunidad
internacional.
Se puede llamar desarrollo sostenible, aquél desarrollo que es capaz de satisfacer las necesidades actuales
sin comprometer los recursos y posibilidades de las futuras generaciones. Instintivamente una actividad
sostenible es aquélla que se puede conservar. Por ejemplo, cortar árboles de un bosque asegurando la
repoblación es una actividad sostenible. Por contra, consumir petróleo no es sostenible con los
conocimientos actuales, ya que no se conoce ningún sistema para crear petróleo a partir de la biomasa.
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Hoy estar al corriente que una buena parte de las actividades humanas no son sostenibles a medio y largo
plazo tal y como hoy está planteado.
Su definición se formalizó por primera vez en el documento conocido como el Informe Brundtland de
1987, denominado así por la primera ministra noruega Gro Harlem Brundtland, fruto de la Comisión
Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo de Naciones Unidas, creada durante la Asamblea de
las Naciones Unidas en 1983.
En resumen, el desarrollo sostenible o sustentable es un concepto desarrollado hacia el fin del siglo
XX como alternativa al concepto de desarrollo habitual, haciendo énfasis en la reconciliación entre el
bienestar económico, los recursos naturales y la sociedad, evitando comprometer la posibilidad de vida
en el planeta, ni la calidad de vida de la especie humana.
El objetivo del desarrollo sostenible es definir proyectos viables y reconciliar los aspectos económico,
social y ambiental , de las actividades humanas; se trata de progresar en estos ámbitos sin tener que
destruir el medio ambiente. Los "tres pilares" que deben ser tenidos en cuenta tanto por las empresas,
como por las comunidades y las personas:
Los límites de los recursos naturales sugieren tres reglas básicas en relación con los ritmos para dicho
desarrollo
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Ningún contaminante deberá producirse a un ritmo superior al que pueda ser reciclado, neutralizado o
absorbido por el medio ambiente.
Ningún recurso no renovable deberá aprovecharse a mayor velocidad de la necesaria para sustituirlo por
un recurso renovable utilizado de manera sostenible
En conclusión se trata de un concepto que emergió por primera vez en el año 1987 en la publicación
del Informe Brundtland, el cual creaba una alerta sobre las consecuencias negativas que se estaban
generando en el medio ambiente a causa del desarrollo económico y la globalización. El desarrollo
sostenible hace referencia al desarrollo que tiene la capacidad de satisfacer las necesidades de la
generación actual mediante el consumo de los recursos naturales sin comprometer a la disponibilidad de
estos para futuras generaciones.
Por ejemplo, talar arboles se puede considerar una actividad sostenible siempre y cuando esté asegurada
la repoblación de los mismos. Por el contrario, la consumación de petróleo actualmente no es una
actividad ligada al desarrollo sostenible, puesto que no podemos reponerlo de forma relativamente
inmediata para generaciones venideras, lo cual ocurre con gran parte de las actividades humanas tal y
como se desarrollan hoy en día.
Aunque puedan resultar términos muy parecidos no se deben de confundir. El desarrollo sostenible busca
conseguir la sostenibilidad o sustentabilidad, por lo que esta constituye un objetivo de este tipo de
desarrollo. Así, este desarrollo pretende conseguir una mejora en el entorno y la calidad de vida de las
personas sin poner en peligro el sustento para la supervivencia de las futuras generaciones y al planeta
en sí. La sostenibilidad en la ecología se conoce como el proceso mediante el cual en los sistemas
biológicos las especies se encuentran en equilibrio con los recursos del entorno que habitan
Los objetivos del desarrollo sostenible están recogidos en la Agenda 2030, aprobada por las Naciones
Unidas., tenemos:
Tomar acción ante el cambio climático para proteger y mantener la vida submarina y la vida en los
ecosistemas terrestres.
El desarrollo sostenible tiene tres pilares fundamentales que, en cierto modo, agrupan los objetivos
anteriores. Estos pilares son la sostenibilidad económica, social y ambiental o protección del medio
ambiente.
Sostenibilidad económica
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Sostenibilidad social
En este ámbito el objetivo es implantar la idea de igualdad donde cada ciudadano sea capaz de acceder a
una buena calidad de vida. Para ello se pueden promocionar políticas de educación y salud, concienciar a
la población para que participe en los procesos empleados en el desarrollo sostenible de los recursos de
las ciudades y países en los que habitan o emplear políticas que impulsen la paz.
Sostenibilidad ambiental
La idea básica es que los recursos que ofrece la naturaleza no son inagotables, por lo que debe ser un bien
que ha de protegerse y racionarse. Algunos ejemplos de medidas que se pueden tomar para conseguirlo
son el uso de políticas de agricultura sostenible y desarrollo rural, empleo de energías renovables, ahorro
de agua, reciclaje, el control de la deforestación o una movilidad sostenible.
Existe una gran variedad de proyectos relacionados con el desarrollo sostenible que conducen a un
aprovechamiento más racional de los recursos creando un menor impacto. Algunos de ellos son:
Reciclaje de la basura inorgánica, ya que esta puede ser transformada posteriormente en materiales
reutilizables tales como bolsas, botellas o envases.
Plantas de energía solar que utilicen la luz solar para la producción de energía eléctrica.
Parques eolicios que aprovechen la fuerza del viento para la producción de energía eléctrica a través de
aerogeneradores.
Utilización de la energía undimotriz, que se genera también energía eléctrica a partir de la fuerza de las
olas del mar, en el cual se encuentran boyas flotantes que aprovechan el movimiento del oleaje para
producir la presión hidráulica que posteriormente se convertirá en electricidad.
Agricultura ecológica, que consiste en el uso óptimo de los recursos naturales para producir alimentos sin
dejar de proteger los suelos, el agua y el clima, puesto que reduce el efecto invernadero.
Ecoturismo, que hace referencia a un tipo de turismo ecológico en el que los turistas experimentan la
forma de vida rural, lo cual además les permite disfrutar del entorno natural sin interferir negativamente
en él produciendo los daños y contaminación del turismo tradicional.
Movilidad sostenible como el empleo de coches eléctricos impulsados por fuentes de energía limpia o
"ciclopistas" solares que durante el día aprovechan la energía solar para iluminarse por las noches
permitiendo el desplazamiento a través de bicicletas.
“Son Principios Rectores generales por su naturaleza y subsidiarios por su función, porque suplen las
lagunas de las fuentes formales del Derecho.”
los principios son ideas directrices, que sirven de justificación racional de todo el ordenamiento jurídico;
son, pues, pautas generales de valoración jurídica. Líneas fundamentales e informadoras de la
organización. “Las líneas directrices que informan algunas normas e inspiran directa o indirectamente
una serie de soluciones por lo que pueden servir para promover y encauzar la aprobación de nuevas
normas, orientar la interpretación de las existentes y resolver los casos no previstos
a) carácter interdisciplinario;
b) carácter sistemático;
d) espacialidad singular;
e) especificidad finalista;
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f) énfasis preventivo;
h) vocación redistributiva;
También Pigretti sostiene que el derecho ambiental constituye a su vez, un nuevo ámbito de
responsabilidad, con criterios, principios e instituciones singulares.
a) eticismo y solidaridad;
b) enfoque sistémico;
c) participación pública;
d) interdisciplina;
h) coordinación de actuaciones;
i) ordenamiento ambiental;
j) calidad de vida;
k) cooperación internacional
1) de realidad;
2) de solidaridad;
4) de responsabilidad compartida;
9) de unidad de gestión;
El Tratado de la Comunidad Europea Amsterdam (1997) permite referir en forma conceptual, la vigencia
de los siguientes principios:
a) de cautela;
b) de acción preventiva;
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i) de evaluación del impacto ambiental;
j) de participación ciudadana;
Principio de prevención: las causas y las fuentes de los problemas ambientales se atenderán en forma
prioritaria e integrada, tratando de prevenir los efectos negativos que sobre el ambiente se puedan
producir
Principio precautorio: Cuando haya peligro de daño grave o irreversible, la ausencia de información o
certeza científica no deberá utilizarse como razón para postergar la adopción de medidas eficaces, en
función de los costos, para impedir la degradación del medio ambiente.
Principio de equidad intergeneracional: los responsables de la protección ambiental deberán velar por
el uso y goce apropiado del ambiente por parte de las generaciones presentes y futuras
Principio de progresividad: los objetivos ambientales deberán ser logrados en forma gradual, a través
de metas interinas y finales, proyectadas en un cronograma temporal que facilite la adecuación
correspondiente a las actividades relacionadas con esos objetivos.
Principio de cooperación: los recursos naturales y los sistemas ecológicos compartidos serán utilizados en
forma equitativa y racional. El tratamiento y mitigación de las emergencias ambientales de efectos
transfronterizos serán desarrolladas en forma conjunta.
a) función informadora;
b) función de interpretación;
En síntesis, las funciones de los principios, son concebidas de tal forma que “de faltar cambiaría el carácter
de una institución o de todo el derecho, la consecuencia práctica es o debe ser que el principio se erige
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en criterio preferente para la interpretación de las normas singulares de su grupo o institución, por cuanto
se supone que dota de sentido unitario y coherente al conjunto normativo
Determinar qué normas jurídicas pueden ser consideradas “ambientales” (y cuáles no) no constituye una
tarea sencilla. Dependiendo del tipo de criterio que utilicemos podemos pasar de un número
relativamente pequeño de normas a miles de ellas.
Brañez introdujo una primera distinción entre las normas propiamente ambientales, conformadas por las
“leyes generales del ambiente” y las normas derivadas de ellas, las normas sectoriales de relevancia
ambiental (que regulan los componentes ambientales de bienes de regulación sectorial, como el agua o
los bosques), y las normas de relevancia ambiental casual, que teniendo impactos sobre lo ambiental no
tienen en este último punto su principal materia de preocupación
Otro criterio de clasificación distingue entre lo que denominaremos “normas de resultado” y las “normas
de aplicación”. Las primeras son las que consagran el derecho a un ambiente adecuado y su contenido.
Por ejemplo, el artículo que consagra el Derecho a un ambiente adecuado establecido en la Constitución,
las normas que definen la calidad del aire adecuado para vivir, o del agua, o del suelo, o los niveles de
ruido que son tolerables por las personas como es el caso de los Estándares Nacionales de Calidad
Ambiental (ECA).
Las normas de aplicación son bloques normativos (conjunto de normas) que regulan instrumentos de
gestión ambiental (con el fin de alcanzar las normas de resultado). Aquí podemos a su vez distinguir dos
tipos de mandatos: entre aquellos orientados a la administración, normas que determinan qué
actividades o acciones debe realizar la administración; de aquellos mandatos dirigidos al administrado y
que estos deben cumplir para la adecuada aplicación de los instrumentos de gestión ambiental. Ejemplo
de este último caso lo constituyen los Límites Máximos Permisibles de emisión.
El Perú contó con su primera norma propiamente ambiental en el año 1990 con la promulgación del
Código del Medio Ambiente y los Recursos Naturales (Decreto Legislativo Nº 613). Hoy esta norma ha sido
reemplazada por la reciente Ley General del Ambiente (Ley Nº 28611). Esta última junto con la Ley Marco
del Sistema Nacional de Gestión Ambiental (Ley Nº 28245) dictada en el 2004, constituyen el núcleo de la
legislación peruana.
El marco general parece entonces estar adecuadamente cubierto, y esto incluye una buena regulación de
los derechos, deberes, principios, políticas e instrumentos básicos para la gestión ambiental contenidos
en los mencionados cuerpos normativos. Sin embargo, otros aspectos de gran importancia que requieren
expresión legal como lo son los Estándares de Calidad Ambiental están incompletos, faltando normas tan
importantes como los ECA de Agua y de Suelo.
Si vamos por el lado de las normas de aplicación podemos identificar importantes vacíos. El principal es
un marco normativo incompleto en materia de prevención, debido a que no se dicta hasta la fecha el
reglamento de la Ley del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental. Por dicha razón no
importantes áreas de la actividad productiva y de servicios no se encuentran bajo el ámbito de este
instrumento (ejemplos: proyectos de saneamiento, infraestructura urbana, etc.).
Tampoco se cuenta todavía con el Régimen Común de Fiscalización Ambiental (donde se regula además
el régimen de incentivos y sanciones ambientales), con un Reglamento general en materia de acceso a la
información y participación ambiental, y reglamentos en materia de tratamiento de pasivos y planes de
descontaminación. Lo mismo se puede decir de la ausencia de límites máximos permisibles en la gran
mayoría de actividades, con lo cual se dificulta enormemente cualquier acción destinada a incentivar
conductas ambientalmente adecuadas. Ni la actividad industrial pesquera, ni los servicios de
saneamiento, por mencionar dos de las de mayor relevancia, carecen de estas normas.
A esto debe agregarse la necesidad de reformar las normas penales que regulan las afectaciones al bien
jurídico “ambiente”, tal como se define en la Ley General del Ambiente, y las mejoras que se requieren
para facilitar el acceso de los ciudadanos y ciudadanas a los mecanismos de acceso a la justicia ambiental.
Finalmente, pero no menos importante, todavía encontramos vacíos en la asignación de
responsabilidades en materia de gestión pública ambiental. A esto debe agregarse también la dación de
normas “sectoriales” como la Ley General de Aguas, cuya relevancia para la gestión ambiental es crítica.
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En conclusión, una mirada metodológica adecuada muestra un déficit normativo importante en materia
ambiental. Aunque importantes leyes se han dictado sobre la materia, fijando los resultados u objetivos
de política, se destaca la ausencia de normas de aplicación en campos claves de la gestión pública. La
cobertura de esta carencia debe formar parte de una estrategia integral de fortalecimiento de la
institucionalidad ambiental, a fin de evitar la dación de normas con bajos niveles de cumplimiento. Esto
originará sin duda un aumento en el gasto público y en el gasto privado, que debe ser acompañado de
una mejora en la calidad de dicho gasto.
La legislación peruana reconoce una serie de derechos ambientales que todos debemos ejercer y hacer
respetar, a fin de alcanzar el desarrollo sostenible de nuestro país. Hay diversas normas que tutelan
nuestros derechos. Entre ellas:
La Constitución Política del Perú: la norma legal más importante porque establece los principales
derechos que tenemos, la forma cómo se organiza el Estado y los mandatos esenciales que deben cumplir
y hacer cumplir las autoridades públicas.
El artículo 2 inciso 22 de la Constitución Política establece como derecho fundamental de toda persona
«el derecho a gozar de un ambiente equilibrado y adecuado al desarrollo de su vida». Es decir, el derecho
a que el ambiente del lugar en el que vivimos o transitamos, esté libre de contaminación
El Código del Medio Ambiente y los Recursos Naturales: principal norma ambiental del país que establece
principios y normas exigibles a todas las autoridades públicas, a las empresas y a la población
Las normas que apruebe el Consejo Nacional del Ambiente, en su calidad de autoridad ambiental nacional.
Las normas de las autoridades sectoriales, que establecen las obligaciones específicas que tienen que
cumplir las empresas. Por ejemplo, la autoridad sectorial competente para las actividades pesqueras es
el Ministerio de la Producción.
Las ordenanzas municipales que regulan la actuación de las municipalidades y nuestros derechos como
vecinos.
Las autoridades deben establecer las condiciones necesarias para que la calidad de vida de las personas,
sea compatible con la dignidad humana. Por ejemplo, el Código del Medio Ambiente y los Recursos
Naturales, señala que al Estado le corresponde prevenir y controlar la contaminación ambiental, así como
cualquier proceso de deterioro o depredación de los recursos naturales
¿Cualquier persona puede solicitar a las autoridades públicas, la información ambiental que tienen en
su poder?
SI. Por ejemplo, podemos solicitar información a las municipalidades o los ministerios, quienes deberán
facilitar el acceso a la información solicitada, salvo en aquellos casos de excepción, en los que dicha
información haya sido clasificada como secreta o confidencial, de acuerdo con criterios como la seguridad
nacional o el orden interno, entre otras excepciones expresamente señaladas en la ley.
SI. Todos los Estudios de Impacto Ambiental (pesquería, minería, industria, infraestructura sanitaria, etc.)
son públicos y deben estar a disposición de la población para que puedan ser consultados.
Todas las empresas están obligadas a cumplir las normas ambientales y a evitar o prevenir la
contaminación ambiental. Antes de construir sus instalaciones y de empezar a operarlas o ampliarlas, las
empresas deben elaborar y someter a aprobación por la autoridad competente, un Estudio de Impacto
Ambiental (EIA). A través de este estudio, se deben definir los compromisos que asumirán las empresas a
fin de prevenir, controlar y mitigar, los riesgos y daños ambientales que se derivarían de sus actividades.
El EIA debe ser sometido a consulta para recibir los aportes de la población.
El artículo 2, inciso 17 de la Constitución Política reconoce que toda persona tiene el derecho de
«...participar, en forma individual o asociada en la vida política, económica, social y cultural de la Nación».
Asímismo, el artículo VI del Título Preliminar del Código del Medio Ambiente y los Recursos Naturales
establece que: «Toda persona tiene derecho de participar en la definición de la política y en la adopción
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de las medidas de carácter nacional, regional y local relativas al medio ambiente y a los recursos
naturales»
En concordancia con las normas mencionadas, la participación ciudadana es el derecho que tenemos
todas las personas a opinar sobre los asuntos relacionados con el lugar donde vivimos y las actividades
que realizamos. Las autoridades deben informar a la población, recibir sus aportes y rendir cuenta acerca
del ejercicio de sus funciones. Dado que todos tenemos derecho a disfrutar de un ambiente saludable,
también tenemos derecho a dar nuestra opinión sobre las acciones y decisiones que puedan afectar la
calidad ambiental o la conservación de los recursos naturales.
La participación ciudadana es un medio para que antes de tomar una decisión, las autoridades reciban los
aportes, inquietudes u observaciones de la población.
Las normas de los sectores productivos como energía y minas e industria establecen que se deben realizar
audiencias públicas en el procedimiento de aprobación de los EIA. Mediante la Ley del Sistema Nacional
de Evaluación de Impacto Ambiental, se ordena que haya participación ciudadana en todas los sectores y
en todas las etapas del EIA: evaluación preliminar, elaboración, revisión, aprobación y, seguimiento y
control.
El Artículo III del Título Preliminar del Código del Medio Ambiente señala que todos tenemos el derecho
a acceder a la justicia para defender el medio ambiente y nuestros derechos, aún cuando el daño
ambiental generado no nos afecte directamente.
Como se ha señalado, la protección del medio ambiente es responsabilidad de las autoridades públicas,
pero también de todos nosotros. Por ello, es importante conocer nuestros derechos y las obligaciones
que establecen las normas ambientales, a fin de contribuir con las acciones de vigilancia ambiental y
asegurar el debido cumplimiento de las obligaciones establecidas
El Consejo Nacional del Ambiente (CONAM) es la autoridad ambiental del país y cumple un rol director y
ordenador de la gestión ambiental.
Entre las funciones que tiene a su cargo el CONAM, están proponer la Política Nacional Ambiental, aprobar
el Plan Nacional de Acción Ambiental y apoyar el ejercicio de las funciones ambientales que ejercen las
autoridades sectoriales, así como los gobiernos regionales y locales. Se apoya regionalmente en las
Comisiones Ambientales Regionales (CAR) que son coordinadas por los Secretarios Ejecutivos Regionales
del CONAM.
Mediante esta ley se reglamentan aspectos relacionados a la materia ambiental en el Perú. Asimismo; por
un lado plantea a los ciudadanos una serie de derechos con relación al tema ambiental, en tanto que se
debe garantizar un ambiente saludable, equilibrado y apropiado para el desarrollo de la vida; y por otro
lado, deberes, en la medida en que todos estamos obligados a contribuir a una efectiva gestión ambiental
y a proteger el ambiente.
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Uno de los objetivos de la Ley, es la regulación de los numerosos instrumentos que contribuyen a la
gestión ambiental del país; y uno de los más significativos aportes es la consagración de la responsabilidad
por daño ambiental.
Esta ley, nos informa sobre el Estándar de Calidad Ambiental (ECA), que es un indicador de la calidad
ambiental, que mide la concentración de elementos, sustancias, parámetros físicos, químicos y biológicos
que se encuentran presentes en el aire, agua o suelo, pero que no representan peligro para los seres
humanos ni para el ambiente.
La Ley General del Ambiente, ha sido modificada por las siguientes normas: Decreto Legislativo Nº 1055,
Ley N° 29263, y Ley Nº 29895.
El Estado, a través de sus entidades y órganos correspondientes, diseña y aplica las políticas , normas,
instrumentos, incentivos y sanciones que sean necesarios para garantizar el efectivo ejercicio de los
derechos y el cumplimiento de las obligaciones y responsabilidades contenidas en la presente Ley.
Patrimonio de la Nación.-
Los recursos naturales constituyen patrimonio de la Nación . Su protección y conservación pueden ser
invocadas como causa de necesidad pública, conforme a ley.
Las normas ambientales, incluyendo las normas en materia de salud ambiental y de conservación de la
diversidad biológica y los demás recursos naturales, son de orden público. Es nulo todo pacto en contra
de lo establecido en dichas normas legales
La Gestión Ambiental
El Sistema Nacional de Gestión Ambiental se constituye sobre la base de las instituciones estatales,
órganos y oficinas de los distintos ministerios, organismos públicos descentralizados e instituciones
públicas a nivel nacional, regional y local que ejercen competencias y funciones sobre el ambiente y los
recursos naturales.
La Certificación Ambiental,
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Estrategias, Planes y Programas de Prevención,
La Asignación de Usos
Se basa en la evaluación de las potencialidades y limitaciones del territorio utilizando, entre otros, criterios
físicos, biológicos, ambientales, sociales, económicos y culturales, mediante el proceso de zonificación
ecológica y económica. Dichos instrumentos constituyen procesos dinámicos y flexibles, y están sujetos a
la Política Nacional Ambiental.
Toda actividad humana que implique construcciones, obras, servicios y otras actividades, así como las
políticas, planes y programas públicos susceptibles de causar impactos ambientales de carácter
significativo, está sujeta, de acuerdo a ley, al Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental - SEIA,
el cual es administrado por la Autoridad Ambiental Nacional. La ley y su reglamento desarrollan los
componentes del Sistema Nacional de Evaluación de Impacto Ambiental.
Los Proyectos o actividades que no están comprendidos en el Sistema Nacional de Evaluación de Impacto
Ambiental, deben desarrollarse de conformidad con las normas de protección ambiental específicas de la
materia.
Los EIA son instrumentos de gestión que contienen una descripción de la actividad propuesta y de los
efectos directos o indirectos previsibles de dicha actividad en el medio ambiente físico y social, a corto y
largo plazo, así como la evaluación técnica de los mismos. Deben indicar las medidas necesarias para evitar
o reducir el daño a niveles tolerables e incluirá un breve resumen del estudio para efectos de su publicidad
.
ECA es la medida que establece el nivel de concentración o del grado de elementos, sustancias o
parámetros físicos, químicos y biológicos, presentes en el aire , agua o suelo , en su condición de cuerpo
receptor, que no representa riesgo significativo para la salud de las personas ni al ambiente. Según el
parámetro en particular a que se refiera, la concentración o grado podrá ser expresada en máximos,
mínimos o rangos.
El ECA es obligatorio en el diseño de las normas legales y las políticas públicas. Es un referente obligatorio
en el diseño y aplicación de todos los instrumentos de gestión ambiental
En relación a la responsabilidad de los Estados por los daños ambientales supranacionales, el Principio 21
de la Declaración de Estocolmo de 1972 estableció que: "Conforme a la Carta de la Naciones Unidas y a
los principios del derecho internacional, los Estados tienen el derecho soberano de explotar sus propios
recursos y tienen el deber de actuar de manera que las actividades ejercidas en los limites de sus
jurisdicciones o bajo su control no causen daño al medio ambiente en los otros Estados o en las regiones
mas allá de su jurisdicción nacional".
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"Sin embargo los Estados se han cuidado de no poner en ejecución éste principio, han invocado esta
declaración para detener las acciones de las víctimas, transfiriéndolas conforme al principio
"Contaminador-pagador", a las relaciones entre particulares, eludiendo la responsabilidad interestatal
que les correspondiera por la reparación de esos daños". Este principio según el cual quien contamina
debe pagar, se encuentra establecido en el principio 16 de la Declaración de Río, el cual establece: ... "el
que contamina debe en principio cargar con los costos de la contaminación, teniendo debidamente en
cuenta el interés público"
Sostiene Jorge Bustamante Alsina, que el derecho internacional en lugar de abordar este tema a través
del daño que ha sido causado por el Estado, lo hace a través del concepto de "hecho internacional ilícito",
conforme a éste la responsabilidad del Estado solo es una técnica de sanción por la violación de una norma
internacional. Sin embargo surge el interrogante a cerca de lo que ocurriría si el daño tuviese por causa
un hecho lícito, como por ejemplo la utilización legal de un curso de agua internacional, interrogante que
hoy en día parecería no tener respuesta,
Con respecto al hecho ilícito del Estado, tanto puede consistir en la violación de una obligación
convencional que tenga su fuente en un tratado, como puede ser la violación de una norma impuesta por
la costumbre; "Toda violación de una obligación internacional comporta el deber de reparar", así lo ha
establecido la Corte Permanente de Justicia Internacional en la sentencia del 13-IX-1928.
La Comisión de Derecho Internacional sobre la Responsabilidad de los Estados expresó que uno de
los principios más arraigados en la doctrina del derecho internacional es el principio de que
todo comportamiento de un Estado calificado por el derecho internacional de hecho jurídicamente
ilícito entraña en una responsabilidad de dicho Estado. Esta ha sido definida como la relación jurídica
automática e inmediata que surge entre el sujeto al que se le imputa un hecho ilícito y el sujeto que vio
sus derechos lesionados por éste. El primero tendría la obligación de reparar los daños causados y el
segundo el derecho a reclamar la reparación. Toda la doctrina está de acuerdo en lo que respecta a la
existencia de la obligación de reparar los daños causados por el hecho ilícito.
Para que exista responsabilidad tienen que estar presentes ciertos elementos. Algunos autores exigen
solo dos: un comportamiento consistente en una acción u omisión atribuible según el derecho
internacional al Estado y que a su vez este comportamiento constituya una violación de una obligación
internacional del Estado. Otros autores exigen un tercer requisito: el daño. Entre el perjuicio
experimentado y el comportamiento que viola la obligación internacional debe existir un vínculo de
causalidad
Algunos autores exigen otro elemento, la culpa, sin embargo la mayoría de la doctrina y
la jurisprudencia internacional no comparte esta posición.
El problema radica entonces en que, los Estados no tendrían responsabilidad alguna por el daño ambiental
que se origine en ellos y proyecte sus consecuencias en otros Estados, si no existe un tratado entre ellos
que haya previsto el hecho de forma tal que la ilicitud resulte de la violación de aquellas normas o de un
principio impuesto por la costumbre.
La responsabilidad internacional por las consecuencias perjudiciales de actos no prohibidos por el derecho
internacional se encuentra en proceso de formación. El proyecto de la Comisión de Derecho Internacional
de la Naciones Unidas abarca solo actividades no prohibidas por el derecho internacional
b) otras actividades no prohibidas por el Derecho internacional, que no entrañen el riesgo pero
causan tal daño por sus consecuencias físicas.
Uno de los principios guía de este proyecto es que no debe dejarse que la víctima inocente soporte toda
la pérdida ocasionada por los daños.
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En lo que atañe a la responsabilidad el proyecto establece que, se responderá de los daños
transfronterizos ocasionados por una de dichas actividades, y esa responsabilidad dará lugar a
indemnización u otra forma de reparación.
En relación a la reparación si bien se tiene presente que la víctima inocente no soporte el peso de los
daños sufridos, no se le exime de ellos en forma total.
Sin embargo, este proyecto no puede en el estado actual en que se encuentra ser utilizado como
fundamento de la reparación de daños al medio ambiente .
Rey Caro sostiene que no se ha logrado un tratado que recepte los grandes principios que deben regir
la conducta de los estados en materia ambiental. Continúa la "sectorialización" normativa de origen
convencional, es más, ésta se ha acrecentado. No obstante, ello no significa un retroceso, ya que la
multiplicidad de tratados y otros instrumentos de alcance general ha dado un gran impulso al Derecho
internacional Medioambiental
Los acuerdos internacionales existentes se hallan limitados a los daños causados por ciertas actividades
relativas a, la energía nuclear , el transporte marítimo de hidrocarburos , la explotación
de recursos petrolíferos en altamar y el transporte terrestre de mercaderías peligrosas. Las reglas que
estas convenciones fijan pueden ser trasladadas a otras clases de daños.
"Canalización de la Responsabilidad" sobre una sola persona como primer responsable, sin perjuicio
de que esta por una acción recursoria se vuelva contra el verdadero responsable final.
De acuerdo a estos principios la víctima sabrá a quien dirigirse y podrá obtener la indemnización sin
probar la culpa, facilitándose así el resarcimiento.
Existen obligaciones establecidas por el derecho de costumbres internacionales, aunque son escasas y
se limitan a las siguientes:
La "Obligación de informar" a cargo de los Estados respecto de los otros Estados sobre los proyectos a
desarrollar susceptibles de producir efectos perjudiciales al medio ambiente tras las fronteras.
El "Deber de información a los otros Estados susceptibles de ser afectados en caso de una
situación critica ocasionada en el medio ambiente
Como la mayoría de los organismos de la ONU, el PNUMA recoge información, la procesa, la estudia y
formula proyectos. La eficacia del mismo depende solamente de su capacidad de comunicación y
convicción, ya que no deciden y sus recomendaciones no son obligatorias.
Principales Instrumentos
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Es importante señalar que antes de esta conferencia , la Asamblea General de la ONU dispuso realizar
cuatro reuniones regionales preparatorias con miras a conciliar políticas nacionales relativas al medio
ambiente, dando así a los países subdesarrollados la oportunidad de defender su desarrollo .
La conferencia emitió una declaración que en su principio primero reconoce al hombre el derecho
fundamental de la libertad, la igualdad y el disfrute de condiciones adecuadas de vida que permitan llevar
una vida digna y gozar de bienestar, condenando todas las políticas que "promuevan o perpetúen el
apartheid, la segregación racial, la discriminación, la opresión colonial y otras formas de opresión". A su
vez este mismo principio encomienda al hombre la "solemne obligación de proteger y mejorar el medio
ambiente para las generaciones presentes y futuras".
En la declaración se mencionan también el apoyo que debe darse a los pueblos en la justa lucha contra la
contaminación (principio 6), la importancia de que los Estados tomen medidas con el fin de evitar
la contaminación de los mares (principio 7), la importancia del desarrollo económico y social para
asegurar al hombre un ambiente de vida y trabajo favorables (principio 8).
Los Estados firmantes mencionan también la importancia del empleo racional de los recursos no
renovables, para evitar su agotamiento (principio 5), la necesidad de una educación e investigación sobre
temas ambientales, sobre todo en los países en desarrollo (principios 19 y 20) y se asienta el principio,
que cada Estado tiene el derecho soberano a explotar sus propios recursos en aplicación de su
propia política ambiental, teniendo la obligación de asegurar que todas las actividades llevadas a cabo
dentro de su jurisdicción no afecten al medio de otros Estados o de zonas situadas fuera de toda
jurisdicción nacional (principio 21).
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente (Estocolmo, 1972) En esta conferencia se
celebró una convención sobre diversidad biológica y otra sobre cambio climático. A pesar de haberse
proyectado sancionar una Carta de la Tierra, finalmente se emitió una modesta declaración (denominada
"Declaración de Río sobre Medio Ambiente y Desarrollo").
En el principio 2, esta declaración repite con palabras muy similares el principio 21 de la Declaración de
Estocolmo de 1972, en cuanto a que cada Estado es soberano para aprovechar sus recursos según sus
propias políticas ambientales y de desarrollo, pero es responsable de velar porque las actividades
realizadas dentro de su jurisdicción o bajo su control no causen daños al medio ambiente de otros Estados
o de zonas que estén fuera de los límites de su jurisdicción nacional.
El principio 5 establece que "todas los Estados y todas las personas deberían cooperar en la tarea
esencial de erradicar la pobreza como requisito indispensable del desarrollo sostenible ..".
En su principio 7, busca la cooperación entre todos los Estados para la conservación, protección y
restablecimiento de la salud e integridad del ecosistemas de la Tierra y el reconocimiento que les cabe
a los países más desarrollados en la búsqueda internacional del desarrollo sostenible.
El principio 8 establece que, para alcanzar dicho desarrollo y una mejor calidad de vida para todas las
personas, los Estados deberían reducir y eliminar los sistemas de producción y consumo insostenibles
y fomentar políticas demográficas apropiadas.
El principio 18 los Estados se obligan a notificar inmediatamente a otros Estados de los desastres
naturales u otras situaciones de emergencia que puedan producir efectos nocivos súbitos en el medio
ambiente de esos Estados.
Finalmente, en los principios 24 y 25 se hace referencia a que la guerra es enemiga del desarrollo
sostenible, por lo que las controversias deben solucionarse de forma pacífica, siendo la paz un amigo
del desarrollo sostenible.
Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo (Río de Janeiro, 1992)
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Declaración de Johannesburgo sobre el Desarrollo Sostenible (Johannesburgo, 2002)
En esta declaración, los representantes de los pueblos del mundo reafirmaron su compromiso a favor del
desarrollo sostenible, comprometiéndose a construir una sociedad mundial humanitaria, equitativa y
generosa, conscientes de la necesidad de respetar la dignidad de todos los seres humanos.
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