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3.1 Quién es abogado?.

Es comúnmente aceptada la definición de abogado como el perito en leyes que se


dedica a defender en juicio, por escrito o de palabra, los derechos e intereses de
sus representados o clientes, además de brindarles asesoramiento en distintos
aspectos legales y jurídicos.

Para ejercer la abogacía a título legal, en la mayoría de ordenamientos jurídicos es


requisito imprescindible haber cursado la carrera de Derecho hasta alcanzar la
Licenciatura o nivel equivalente. Además de ello es preciso estar inscrito en un
Colegio de Abogados.

Es aquella persona que ejerce profesionalmente la defensa jurídica en un juicio,


así como los procesos judiciales y administrativos ocasionados o sufridos por ella.

3.2. Su ejercicio y su fuerza interior.


El abogado es un profesional cuyo objetivo fundamental es colaborar en la
defensa de la Justicia. Cuenta con una sólida formación teórica y suficiencia
práctica, supervisada por los Colegios y el Estado.

Interviene en la resolución de conflictos judiciales y extrajudiciales, la función


pública, la magistratura, la enseñanza y la investigación. Se encargan de defender
los intereses de una de las partes en litigio. Al ser el abogado un profesional
específicamente preparado y especializado en cuestiones jurídicas, es el único
profesional que puede ofrecer un enfoque adecuado del problema legal que tiene
el ciudadano o 'justiciable'.

La fuerza que no hallemos en nosotros mismos no se hallará en ninguna parte, ya


que fuera de nosotros están toda clase de sugestiones: el doctrinarismo
contradictorio para sembrar la duda, el sensualismo para perturbar nuestra moral,
la crítica para desorientarnos, el adversario para desconcentrarnos, la injusticia
para enfurecernos. ¿Qué pasa cuando se nos plantea un caso y hemos de formar
opinión y trazar un plan?:

Sentimos que una voz interna nos dice "cuidado! no tengas el atrevimiento de
juzgar sin leer lo que dicen los autores y consultar la jurisprudencia y escuchar el
parecer de tu docto amigo Fulano" y es así como esta voz nos induce a perder el
sentido propio a puro recabar los ajenos.

3.3. Situaciones y dificultades que se presentan en la profesión.


La falta de voluntad política y liderazgo: La experiencia sugiere que se requiere
compromiso político sostenido de la comunidad internacional, los dirigentes
nacionales y el personal directivo superior para garantizar que las instituciones de
seguridad respeten los derechos de la mujer y aborden el problema de la violencia
contra ellas.

Corrupción, saturación del mercado y desempleo; son algunos de los principales


problemas que afectan a los profesionales del Derecho en nuestro país.
El abogado que trabaja a disgusto, sujeto a horario, se rutiniza e incide en la
mediocridad, enemiga de la grandeza, el abogado pasivo y pusilánime pierde
combatividad

3.4. La abogacía es un arte o una ciencia?


La abogacía es la profesión o disciplina que ejercen los letrados o versados en las
leyes y la jurisprudencia. Se dice que la abogacía es un arte, para el que hay que
saber, necesariamente, de derecho

3.5. El abogado profesional liberal e independiente.


La independencia del abogado supone instrumentos y medios para alcanzar la
excelencia en su profesión. Esta independencia es un principio deontológico del
abogado, que le otorga cierto respeto respecto del cliente y la sociedad.

La abogacía, desde la antigüedad, se ha utilizado para combatir las injusticias, las


arbitrariedades, la tiranía, y otros abusos de derechos y libertades.

La función técnica de la abogacía se basa en cubrir las exigencias de las ciencias


jurídicas y de ajustar la conducta humana a los principios civilizados de la
sociedad, basándose en el cumplimiento de la ley y el respeto de los derechos y
libertades de las personas.

La importancia de la abogacía es la esencia de la justicia, y a la vez, auxiliar y


colaboradora de la misma.

La abogacía es un servicio a favor del bienestar de la sociedad, debido a que el


abogado juega un papel fundamental para la justicia y para sus clientes.

La abogacía permite que los abogados estén cerca del poder político y en posición
privilegiada, debido a la independencia y a la disponibilidad de tiempo. Ésta es una
trascendencia social real de la abogacía.

Los abogados de renombre y honestos gozan de prestigio profesional y social,


de admiración y respecto del pueblo. Para puntualizar las limitaciones de la
abogacía, es preciso citar lo que señalan algunos juristas expertos en la materia.

3.6. La deontología en el profesional del derecho.


Por su propia naturaleza la Abogacía es una profesión que exige unos estrictos
condicionamientos y controles deontológicos, pues los clientes depositan en
nosotros su confianza para que intervengamos en asuntos y conflictos muy
diversos, cuya gestión exige el respeto más exquisito a los principios éticos de la
profesión.

3.7. El abogado, sus derechos y privilegios.


El privilegio entre abogado y cliente es una doctrina legal destinada a proteger la
confidencialidad de las comunicaciones entre un abogado y sus clientes. Al
garantizar una comunicación confidencial, los abogados y sus clientes tendrán
libertad a la hora de debatir en profundidad asuntos legales confidenciales.

La comunicación que cumpla las pruebas legales que define el privilegio puede
considerarse confidencial.

No se puede obligar a ninguna persona a desvelar tal comunicación hasta que lo


decida el cliente. Para que una comunicación se considere como privilegio entre
abogado y cliente, por lo general debe cumplir todos los criterios siguientes: Debe
realizarse entre el abogado y el cliente.

Debe tener como finalidad la búsqueda o la prestación de asesoramiento


legal.

Tiene como fin ser confidencial. Su confidencialidad debe mantenerse de manera


estricta.

Todo Abogado y Abogada tiene derecho a recibir apoyo gremial, ante cualquier
proceso en su contra, mientras no haya sido declarado culpable en juicio oral y
público.

Toda Abogada y Abogado tiene derecho a pertenecer a la Asociación de Abogados


que estime pertinente y a no ser obligado a pertenecer a alguna de ellas.

3.8 La moral individual del abogado.


No solo con sus clientes, también en su vida social, el abogado debe existir
rectitud, honradez, nobleza, honestidad, lealtad, respeto y fraternidad con sus
colegas. En tal sentido, existen normas entre los profesionales del Derecho que
deben respetarse. Podríamos citar, cualquier arreglo o transacción con la parte
contraria deberán siempre tratarse por intermedio o por el conducto de su
representante legal, y no a espalda de este.

La justicia es el valor supremo que todos nosotros debemos concebir y como


hombres y mujeres de derecho podemos hacer aportes para esa justicia eficiente
y efectiva

Hay un solo sistema de valores, resultado de influencias individuales recíprocas


dentro de un grupo dado y en determinadas situaciones económicas, pero esto no
implica que no puedan existir juicios de valor contradictorios.

Respecto al valor supremo no puede darse una respuesta racional, sino que se
emite un juicio subjetivo como norma de validez absoluta.
El ser humano posee la necesidad profunda de justificar su conducta.

Al hombre sólo se le hace posible justificar los medios cuando logra determinado
fin. No se podrá especular con un fin determinado cuando los medios se refieran
específicamente a fenómenos sociales.
"El fin justifica los medios; en cambio, los medios no justifican el fin".
Nuestra conducta se ve justificada por el fin último y supremo, el cual, no es medio
para otro fin.

La justificación de una conducta humana para lograr un fin, es un justificar


condicional; depende de que el fin esté justificado o no: "la democracia es una
forma de gobierno justa pues asegura la libertad individual".

La conciencia del ser humano no se contenta con justificaciones condicionales,


sino que pide una justificación absoluta; o sea; que la conducta coincida con un
valor absoluto. No puede lograrse esta justificación por medios racionales.

El ser humano necesita de una justificación absoluta, esto es la justicia absoluta


en la religión y la metafísica; esto significa que la justicia se basa en una autoridad
sobrenatural inaccesible al conocimiento humano: el hombre cree en Dios, ser
supremo de justicia absoluta. Pero hay también quienes no aceptan la solución
metafísica del problema de la justicia y tratan de definirla de manera racional y
científica; todos ellos se autoengañan.

En cuanto a teorías sobre la justicia, pueden ser reducidas a lo metafísico-religioso


por un lado y a lo pseudo-racionalista por otro.
4.1 Deberes sociales.
La función social de la Abogacía exige establecer unas normas deontológicas para
su ejercicio. A lo largo de los siglos, muchos han sido los intereses confiados a la
Abogacía, todos ellos trascendentales, fundamentalmente relacionados con el
imperio del Derecho y la Justicia humana. Y en ese quehacer que ha trascendido
la propia y específica actuación concreta de defensa, la Abogacía ha ido
acrisolando valores salvaguardados por normas deontológicas necesarias no sólo
al derecho de defensa, sino también para la tutela de los más altos intereses del
Estado, proclamado hoy como social y democrático de Derecho.

Como toda norma, la deontológica se inserta en el universo del Derecho, regido


por el principio de jerarquía normativa y exige, además, claridad, adecuación y
precisión, de suerte que cualquier modificación de hecho o de derecho en la
situación regulada, obliga a adaptar la norma a la nueva realidad legal o social.

Durante siglos, los escasos cambios operados en las funciones del Abogado y en
la propia sociedad motivaron reducidas modificaciones en unas normas
deontológicas que venían acreditándose eficaces para la alta función reservada al
Abogado, casi siempre motivadas por drásticas convulsiones sociales, pero que
terminaron devolviendo al Abogado su función y la normativa deontológica con que
la desempeña.

Es a partir de la segunda mitad del siglo XX, desde el momento en que los
Estados decididamente consagran la dignidad humana como valor supremo que
informa todo el ordenamiento jurídico, cuando la función del Abogado alcanza su
definitiva trascendencia, facilitando a la persona y a la sociedad en que se integra,
la técnica y conocimientos necesarios para el consejo jurídico y la defensa de sus
derechos. De nada sirven éstos si no se provee del medio idóneo para defender
los que a cada cual le corresponden.

4.2. Su dignidad, lealtad, veracidad y buena fe en el ejecicio.


Dignidad: La vida del abogado está expuesta permanentemente a tentaciones y
flaquezas. Se dice, por ello que la abogacía puede ser la más noble de las
profesiones o el más vil de los oficios.
La dignidad del abogado puede apreciarse si se toma en cuenta que el valor de un
acto humano se mide por la elevación del fin que persigue.

Lealtad: La lealtad obliga al abogado el cumplimiento de los siguientes deberes:


decirle la verdad, hacerle conocer el alcance del problema mantenerlo informado
sobre el avance del proceso, demostrar interés por la causa, actuar con agilidad,
instruir al cliente sobre lo que debe hacer o decir, presentar toda la prueba posible,
no transigir ni renunciar derechos sin el expreso consentimiento del cliente, etc.
La independencia del abogado le obliga a no ser partícipe de los intereses en
conflicto y por eso no es conveniente el pacto de cuota- litis así como la
aceptación del mandato, porque el primero convierte al abogado interesado en la
cuota Litis, y, el segundo le hace también litigante, haciendo proclive a que el
proceso se revista de pasión y encono.

Veracidad: El abogado debe ser una persona veraz. La veracidad es una virtud
personal de gran valía, pero, en el profesional del Derecho, debe constituir una
norma de conducta cotidiana.

Buena fe: El abogado debe de actuar de buena fe y debe creer en la buena fe de


los demás, sin llegar al extremo de pecar de una confianza excesiva.

4.3 Los mandamientos del abogado.


Estudia. - el derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos, será
cada día un poco menos abogado.

Piensa. - el derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.


Trabaja. - la abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de las causas justas.

Procura la Justicia. - tú deber es luchar por el derecho; pero el día en que


encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la justicia.

Se Leal. - con tu cliente, al que no debes abandonar hasta que comprendas que
es indigno de ti. Leal para con el adversario, aun cuando él sea desleal contigo.
Leal para con el juez, que ignora los hechos y debe confiar en lo que tú le invocas.

Tolera. - la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la
tuya.

Ten Paciencia. - en el derecho, el tiempo se venga de las cosas que se hacen sin
su colaboración.

Ten Fe. - ten fe en el derecho, como el mejor instrumento para la convivencia


humana; en la justicia, como destino normal del derecho; en la paz, como
sustitutivo bondadoso de la justicia. Y, sobre todo, ten fe en la libertad, sin la cual
no hay derecho, ni justicia ni paz.

Olvida. - la abogacía no es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras


cargando tu alma de rencor, llegará un día en que la vida será imposible para ti.
Concluido el combate, olvida tan pronto tu victoria como tu derrota.

Ama Tu Profesión. - trata de considerar la abogacía de tal manera, que el día en


que tu hijo te pida consejo sobre su destino, consideres un honor para ti,
proponerle que se haga abogado.

4.4. La publicidad.
Resulta innegable que los abogados hacemos permanentemente publicidad y que
siempre buscamos los medios más ingeniosos para hacerla de modo discreto y de
modo tal que nadie se percate; sin embargo, los métodos utilizados son tan obvios
que al final resultan mensajes muy confusos para el consumidor de servicios
legales.

En tal sentido, iniciamos nuestra reflexión indicando que la publicidad de los


servicios legales y de abogados, independientemente de que sea no ética
realizarla, no es un acto ilegal y en estricto término legal no se encuentra
prohibida; es más, en supuesto que se decida hacerla debe ser analizada de
acuerdo a lo establecido por las normas que regulan la publicidad y la
competencia.

Entendemos que los consumidores de servicios legales tienen el derecho


invariable de contar con información respecto de los servicios que van a contratar,
la especialidad del abogado, los grados académicos que posee, la experiencia en
el manejo de casos que pretende encomendar, quienes son sus clientes y demás
asuntos que puedan ser determinantes para que sus procesos de consumo sean
acertados.

4.5. La chicana.
Cuando una persona solicita los servicios de un abogado es porque está en una
situación de dificultad y espera que ese profesional le resuelva o por lo menos
haga su mayor esfuerzo para lograr resultados positivos.

Lamentablemente hay muchos abogados que se aprovechan de esas situaciones


y lo que hacen es complicarle más la situación al cliente utilizando diferentes tipos
de artimañas.

Algunos abogados solo se preocupan por el dinero que les pagan los clientes y no
hacen un buen uso de los mejores recursos jurídicos para tratar de obtener
buenos resultados para sus representados.
Entiendo que los abogados que engañan a los representados ya sea no
sustentando bien desde el punto de vista jurídico un expediente, muchos dejan
caer los casos por no respetar los plazos, hacen acuerdos o transacciones por no
litigar en los tribunales, otros llegan a acuerdos con la parte contraria etc.
Si bien es cierto que el colegio de abogados tiene un departamento que sanciona
esas malas prácticas, las mismas no son muy conocidas por la población y
además, en mi opinión, las sanciones aplicables son muy leves.

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