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fábrica grande, el cual ideó un ingenioso plan de robar propiedad
de la empresa para la que trabajaba. Cada día cuando su turno
había terminado, él pasaba a través de la puerta de salida mientras
empujaba una carretilla, caminando delante del guardia de la
planta. La carretilla siempre estaba llena de serrín y cubierta con
una lona . El guardia tenía sospechas de que estaba robando algo y
cada vez que levantaba la lona para ver si había algunos elementos
ocultos bajo ella nunca descubrió nada. Esto continuó por más de
un mes y el guardia se volvió más exasperado con el paso del
tiempo. Finalmente, en su desesperación, le dijo al hombre de la
carretilla: "Mira, sé que estás robando algo. Si me dices qué cosa
estás robando, entonces te voy a perdonar tus robos anteriores.
Dime ahora ¿qué es lo que has estado robando? El hombre
respondió: "Carretillas".
Mis queridos Hermanos y Hermanas: Este hombre fue capaz de
engañar al guardia de una manera muy particular. Sin embargo,
nunca debemos tratar de engañar a nuestro Padre Celestial,
porque Él no puede ser engañado. Leamos Gálatas 6:57 que dice:
Porque cada cual llevará su propia carga.
Y el que es enseñado en la palabra, comparta todo lo bueno con el que
le instruye. No os engañéis; Dios no puede ser burlado, porque todo lo
que el hombre siembre, eso también segará.
Tampoco debemos tratar de engañarnos a nosotros mismos.
Debemos recordar que somos sólo instrumentos en las manos del
Señor cuando hacemos su voluntad. No debemos suponer que
nuestro servicio en la Iglesia es por nuestra grandeza individual.
Hoy tengo el privilegio de compartir un discurso sobre la
importancia de la enseñanza en la Iglesia. Aunque soy una persona
a la que le gusta demostrar visualmente, y me gusta hacer
lecciones prácticas, nuestra reunión sacramental no es el lugar
adecuado para ello. Nos reservamos estas lecciones prácticas para
las otras reuniones de la iglesia.
El Presidente David O. McKay una vez dijo: ‘La responsabilidad
más grande que puede tener un hombre [o una mujer] es la de
ser maestro de los hijos de Dios’
1. Ame a quienes enseña
Juan 3:16 Porque de tal manera amó Dios al
mundo que ha dado a su Hijo Unigénito, para que
todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga
vida eterna.
1 Juan 3:18 Hijitos míos, no amemos de palabra ni
de lengua, sino de hecho y en verdad
1 Juan 4:8 El que no ama, no conoce a Dios, porque
Dios es amor.
2. Prepárese espiritualmente
Alma 17:2–3 Estos hijos de Mosíah... se
habían fortalecido en el conocimiento de la verdad;
porque eran hombres de sano entendimiento, y
habían escudriñado diligentemente las Escrituras
para conocer la palabra de Dios.
Mas esto no es todo; se habían dedicado a mucha
oración y ayuno; por tanto, tenían el espíritu de
profecía y el espíritu de revelación, y cuando
enseñaban, lo hacían con poder y autoridad de
Dios.
3. Enseñe mediante el Espíritu
D y C 50:1314 Por tanto, yo, el Señor, os hago
esta pregunta: ¿A qué se os ordenó?
A predicar mi evangelio por el Espíritu, sí, el
Consolador que fue enviado para enseñar la verdad.
Moroni 10:5 y por el poder del Espíritu Santo
podréis conocer la verdad de todas las cosas.