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Registro: 2017265
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 55, Junio de 2018, Tomo IV
Materia(s): Común
Tesis: XXVII.3o.65 C (10a.)
Página: 3111
PERSONAS CON DISCAPACIDAD. AL PERTENECER A UN GRUPO VULNERABLE QUE LOS INCLUYE EN
UNA CATEGORÍA SOSPECHOSA Y ATENTO A LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DE ACCESO A LA
JUSTICIA Y DEBIDO PROCESO, OPERA EN SU FAVOR LA SUPLENCIA DE LA QUEJA DEFICIENTE
CONFORME AL ARTÍCULO 79, FRACCIÓN II, DE LA LEY DE AMPARO.
Conforme a los artículos 1o. de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, 2 de la
Declaración Universal de los Derechos Humanos, 18 del Protocolo Adicional a la Convención
Americana sobre Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
"Protocolo de San Salvador", 12, numeral 4 y 13, numeral 1, de la Convención sobre los Derechos
de las Personas con Discapacidad y 28 a 31 de la Ley General para la Inclusión de las Personas con
Discapacidad, la persona con discapacidad pertenece a un grupo vulnerable que la incluye en una
categoría sospechosa, situación que obliga al juzgador a tomar todas aquellas medidas necesarias
para respetar y garantizar los derechos fundamentales de acceso a la justicia y al debido proceso
en igualdad de condiciones que su contraparte, incluso, allegarse oficiosamente las pruebas
necesarias para constatar que la persona encuentra especial dificultad en razón de sus capacidades
funcionales para ejercer sus derechos y pueden dilucidar de manera efectiva la controversia en que
estén en juego derechos de personas con discapacidad. Así, cuando en el juicio de amparo se
advierta, por ejemplo, la intervención de una persona con discapacidad diagnosticada con una
enfermedad mental, de conformidad con el artículo 79, fracción II, de la Ley de Amparo, al
actualizarse una violación que dejó sin defensa a la persona, se hace necesario suplir la deficiencia
de la queja a su favor en toda su amplitud.
Esta tesis se publicó el viernes 22 de junio de 2018 a las 10:28 horas en el Semanario Judicial de la
Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2016905
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Gaceta del Semanario Judicial de la Federación
Libro 54, Mayo de 2018, Tomo III
Materia(s): Civil
Tesis: V.3o.C.T.8 C (10a.)
Página: 2410
Amparo directo 822/2017. 22 de febrero de 2018. Unanimidad de votos. Ponente: José Manuel
Blanco Quihuis. Secretario: Germán Gutiérrez León.
Nota: La parte conducente de las ejecutorias relativas al amparo directo en revisión 269/2014 y a
la contradicción de tesis 359/2014, así como la tesis de jurisprudencia 1a./J. 28/2015 (10a.), de
título y subtítulo: "DIVORCIO NECESARIO. EL RÉGIMEN DE DISOLUCIÓN DEL MATRIMONIO QUE
EXIGE LA ACREDITACIÓN DE CAUSALES, VULNERA EL DERECHO AL LIBRE DESARROLLO DE LA
PERSONALIDAD (CÓDIGOS DE MORELOS, VERACRUZ Y LEGISLACIONES ANÁLOGAS)." citadas,
aparecen publicadas en el Semanario Judicial de la Federación de los viernes 26 de junio de 2015 a
las 9:20 horas, 23 de junio de 2017 a las 10:29 horas y 10 de julio de 2015 a las 10:05 horas y en la
Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libros 19, Tomo I, junio de 2015,
página 538; 43, Tomo I, junio de 2017, página 333 y 20, Tomo I, julio de 2015, página 570,
respectivamente.
Esta tesis se publicó el viernes 18 de mayo de 2018 a las 10:23 horas en el Semanario Judicial de la
Federación.
Época: Décima Época
Registro: 2002873
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Libro XVII, Febrero de 2013, Tomo 2
Materia(s): Penal
Tesis: IX.1o.3 P (10a.)
Página: 1433
El artículo 66 del Código Penal del Estado de San Luis Potosí establece que sólo a petición del
ofendido o de su legítimo representante, se procederá contra quien, por culpa y con motivo del
tránsito de vehículos, cause lesiones, cualquiera que sea su naturaleza, siempre que el conductor
no se hubiese encontrado en estado de ebriedad o bajo el influjo de estupefacientes, psicotrópicos
o de cualquiera otra sustancia que produzca efectos similares y no haya dejado abandonada a la
víctima. Por su parte, el artículo 146 del Código de Procedimientos Penales de la misma entidad
señala que en los casos en que el ofendido sea menor de edad o mayor incapacitado, la querella
será presentada por conducto de quien ejerza la patria potestad o la tutela o por quien tenga el
carácter de víctima del delito, y que en los casos de menores de edad pero mayores de dieciséis
años, lo podrá hacer por sí mismo. Sin embargo, tales disposiciones son omisas para el caso en que
el afectado mayor de edad carezca de representante legal y las lesiones provocadas por dicho
percance lo incapaciten para presentar por sí mismo la querella, lo cual no implica que, ante la
carencia de esa formalidad, el Ministerio Público no pueda ejercer la acción penal, pues si se toma
en cuenta que la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, aprobó las Normas
Uniformes sobre la igualdad de oportunidades para las personas con discapacidad, que
comprenden, entre otras, aquellas que padezcan una deficiencia física, intelectual o sensorial, una
dolencia que requiera atención médica o una enfermedad mental, sean permanentes o transitorias
y el artículo 13 de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, que
establece que los Estados Partes asegurarán que las personas con discapacidad tengan acceso a la
justicia en igualdad de condiciones con las demás, si el ofendido se encontraba imposibilitado
físicamente para expresarse, por estar inconsciente, y con fractura de maxilar inferior, es evidente
que presentaba un estado, al menos temporal, de incapacidad; en tal caso, la ausencia de querella
por parte del propio lesionado no debe impedir el ejercicio de la acción persecutora del delito,
porque lo contrario se traduce en un acto discriminatorio, que afecta su derecho de acceso a la
justicia.
PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO DEL NOVENO CIRCUITO
Conforme a los artículos 1o., párrafos primero y tercero, 4o., párrafo tercero y 18 de la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos todas las personas gozarán de los derechos
humanos reconocidos en la Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado
Mexicano sea parte; asimismo, imponen la obligación a todas las autoridades de promover,
respetar, proteger y garantizar los derechos humanos, destacando entre ellos el de la protección a
la salud, cuyos titulares son todos los seres humanos, incluidas las personas sujetas a prisión
preventiva, quienes siguen gozando de éste. Por otro lado, el sistema penitenciario debe
organizarse sobre la base del respeto a los derechos humanos y sobre la protección a la salud de
las personas privadas de la libertad, inclusive los artículos 22, 23, 24, 25, 26 y 62 de las Reglas
Mínimas para el Tratamiento de los Reclusos y 24 del Conjunto de Principios para la Protección de
todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detención o Prisión, adoptados por las
Naciones Unidas, establecen la obligación de contar con médicos calificados en todo
establecimiento de reclusión, los cuales velarán por la salud física y mental de los internos, quienes
tienen en todo tiempo el derecho a recibir gratuitamente atención y tratamiento médico cada vez
que sea necesario. De lo anterior se concluye que el derecho a la protección de la salud de un
inculpado recluido en un centro penitenciario significa que cuando éste tenga alguna enfermedad
o padecimiento que amerite atención y tratamiento médico, el Juez o Magistrado que lo tenga a su
disposición está obligado a proveer las diligencias necesarias para vigilar y garantizar que en ese
lugar el detenido las reciba adecuada y oportunamente, pues en virtud de sus mandatos
jurisdiccionales se encuentra privado de su libertad, incluso en la sentencia definitiva al poner al
inculpado a disposición de la autoridad administrativa que ejecute la pena, deberá ordenar a ésta
proporcione la asistencia médica necesaria respecto de las enfermedades y heridas que presente
el acusado durante el tiempo que permanezca a su disposición.
Amparo directo 798/2011. 30 de noviembre de 2011. Unanimidad de votos. Ponente: José Ybraín
Hernández Lima. Secretario: Edgar Bruno Castrezana Moro.
El artículo 483 del Código de Procedimientos Penales para el Estado de Guanajuato prescribe que
para resolver sobre la inimputabilidad de un inculpado, el tribunal, si lo creyere conveniente, o a
petición de parte, antes de que dicte sentencia irrevocable, designará peritos que lo examinen. De
igual manera, dispone que las partes "también" tendrán derecho a designar peritos. De lo anterior
se concluye que ante la sospecha de inimputabilidad del inculpado, el Juez debe allegarse de los
dictámenes correspondientes, ya sea que a su juicio lo estime conveniente, o bien que las partes lo
soliciten; empero, en cualquiera de los casos, será el propio tribunal quien designe a los peritos, sin
que en forma alguna se establezca que es en las partes en quienes recae la carga de proponerlos,
ya que sólo reconoce a estas últimas el derecho de designar los suyos, como se advierte del
vocablo "también" inserto en el segundo párrafo del citado numeral. De tal suerte que desde el
momento en que fue ofrecido en la causa el dictamen pericial correspondiente por alguna de las
partes, el Juez debe -con independencia de que éstas también lo hagan- designar peritos para que
evalúen la condición mental del inculpado. Congruente con ello, de conformidad con el artículo 33,
fracción VII, del Código Penal para esa entidad, no es imputable quien, en el momento del hecho y
por causa de enfermedad mental que perturbe gravemente su conciencia, de desarrollo psíquico
incompleto o retardado, o de grave perturbación de la conciencia sin base patológica, no tenga la
capacidad de comprender el carácter ilícito de aquél o de conducirse de acuerdo con esa
comprensión; por lo que de presentarse, implicaría el surgimiento de un impedimento para
instaurar a determinado individuo una causa penal.
Amparo directo 635/2009. 25 de febrero de 2010. Unanimidad de votos. Ponente: Alberto Augusto
de la Rosa Baraibar. Secretario: Uriel Villegas Ortiz.
Época: Novena Época
Registro: 165112
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XXXI, Marzo de 2010
Materia(s): Civil
Tesis: XIV.C.A.33 C
Página: 2872
El artículo 205 del Código Civil del Estado de Yucatán establece: "En los casos de divorcio, la mujer
inocente tendrá derecho a alimentos mientras no contraiga nuevas nupcias y viva honestamente.-
El marido inocente sólo tendrá derecho a alimentos, cuando esté imposibilitado para trabajar y no
tenga bienes propios para subsistir. Para los efectos de este artículo se considera inocente al
cónyuge demandado en los casos de las fracciones VI, VII y IX del artículo 194 de este código.", del
que derivan dos reglas generales y una de excepción; la primera, que señala que la mujer inocente
tendrá derecho a alimentos mientras no contraiga nuevas nupcias y viva honestamente; la
segunda, que alude al marido inocente el cual sólo tendrá derecho a alimentos cuando esté
imposibilitado para trabajar y no tenga bienes propios para subsistir; con respecto a estas dos
reglas, es importante destacar que el tema cónyuge inocente se vincula con la persona que no
haya dado motivo a la disolución del vínculo matrimonial. Y la tercera regla, que puede catalogarse
como de excepción a las dos anteriores, determina un concepto especial de inocencia al estatuir
que se considera como tal al cónyuge demandado en los supuestos de las fracciones VI, VII y IX del
referido artículo 194, esto es, cuando se dé la separación matrimonial, por enfermedad crónica o
incurable que sea además contagiosa o hereditaria, por enajenación mental incurable o por
separación de la casa conyugal por más de un año, originado por causa que sea bastante para pedir
el divorcio, sin que el cónyuge que se separó entable demanda. En esas condiciones, si bien es
cierto que la causal de adulterio contenida en la fracción I de este numeral, no está comprendida
en la última regla, también lo es que es evidente que sí lo está en alguna de las dos primeras y, por
consiguiente, al cónyuge que no cometió el adulterio, le corresponde el derecho a alimentos.
El artículo 194 del Código Civil del Estado de Yucatán, prevé diecisiete causas de divorcio, las cuales
pueden agruparse de la siguiente manera: A) Las que constituyen delito o lo constituirían si se
cometieran contra personas ajenas, contempladas en las fracciones IV, que se refiere a "la
incitación o la violencia hecha por un cónyuge al otro para cometer algún delito"; la V, "actos
ejecutados por el marido o la mujer con el fin de corromper a los hijos, así como por la tolerancia
manifiesta en su corrupción, ya se trate de hijo de ambos, ya sea de uno solo de ellos"; la XII,
"haber cometido uno de los cónyuges un delito intencional o doloso, que no sea político y cuya
pena impuesta exceda de dos años de prisión"; la XIV, "cometer un cónyuge, contra la persona o
los bienes del otro, un acto que sería punible si se tratara de persona extraña, siempre que en la
ley se sancione dicho acto con pena de prisión que sea mayor de un año" y la XVI, "la acusación
calumniosa hecha por un cónyuge contra el otro, de haber cometido un delito que merezca pena
mayor de dos años de prisión". B) Las que constituyen falta grave de un cónyuge a otro y que la ley
estimó de trascendencia y gravedad suficientes para establecer la disolución del vínculo
matrimonial, como las señaladas en las diversas fracciones I, que se refiere al adulterio; la II, al
hecho de que la mujer dé a luz un hijo concebido antes del matrimonio, siempre que judicialmente
se declare que no es hijo del marido; la III, de obligar o forzar a uno de los cónyuges para prostituir
a otro, no sólo cuando lo haga directamente, sino también cuando se pruebe que ha recibido
dinero o cualquiera remuneración con objeto de permitir que otra persona tenga relaciones
sexuales con su cónyuge; la VIII, separación de la casa conyugal por más de seis meses sin causa
justificada; la X, que contempla la sevicia, lesiones, amenazas o injurias graves de un cónyuge para
el otro; la XI, la negativa injustificada de alguno de los cónyuges a cumplir con las obligaciones de
proporcionar alimentos a sus acreedores, siendo necesario agotar previamente los procedimientos
tendientes a su cumplimiento; la XIII, el hábito de juego cuando amenace causar la ruina de la
familia, el de embriaguez, las aberraciones sexuales de alguno de los cónyuges, y el uso indebido y
persistente de drogas enervantes, de estupefacientes o de otras substancias que alteren
gravemente la conducta; la XV, separación de los cónyuges por más de dos años,
independientemente del motivo que haya originado la separación, la cual podrá ser invocada por
cualquiera de ellos; y la XVII, la declaración de ausencia legalmente hecha, o la de presunción de
muerte, en los casos de excepción en que no se necesita para que se haga ésta que proceda la
declaración de ausencia. Y, C) Las que sin constituir un delito o falta grave de un cónyuge para el
otro, por causas inimputables a los mismos cónyuges, son suficientes para establecer la disolución
del contrato, como pueden ser las de las fracciones VI, VII y IX, que aluden, respectivamente, a
cuando cualquiera de los cónyuges presenta una enfermedad crónica o incurable que sea además
contagiosa o hereditaria; enajenación mental incurable; o bien, se separe de la casa conyugal por
más de un año, originada por causa que sea bastante para pedir el divorcio, sin que quien se
separó entable demanda. En consecuencia, cuando el motivo del divorcio se ubica en alguna de las
causas previstas en las fracciones citadas en los incisos A) y B), en que por ser manifiesta la
voluntad de los cónyuges en ejecutar el acto delictivo o en cometer la injuria o la falta, la misma ley
ha establecido como pena al cónyuge culpable, además de la disolución del vínculo matrimonial la
pérdida de su derecho a obtener alimentos. No ocurre así con las causales comprendidas en el
último grupo de la clasificación, porque no puede decirse que la enfermedad o locura sean
imputables al cónyuge que desgraciadamente la padezca, o que al cónyuge que se apartó del hogar
con motivo suficiente para pedir el divorcio, sin que lo hubiere hecho, se le considere culpable, ya
que sería injusto que en esos casos también deba aplicarse la sanción consistente en la pérdida del
derecho de alimentos.
Registro: 165826
Instancia: Pleno
Materia(s): Constitucional
Tesis: P. LXVIII/2009
Página: 6
El referido derecho, contenido en el artículo 4o. de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos y reconocido en diversos tratados internacionales suscritos por México, no se limita a la
salud física del individuo, es decir, a no padecer, o bien, a prevenir y tratar una enfermedad, sino
que atento a la propia naturaleza humana, va más allá, en tanto comprende aspectos externos e
internos, como el buen estado mental y emocional del individuo. De ahí que el derecho a la salud
se traduzca en la obtención de un determinado bienestar general integrado por el estado físico,
mental, emocional y social de la persona, del que deriva un derecho fundamental más, consistente
en el derecho a la integridad físico-psicológica.
Amparo directo 6/2008. 6 de enero de 2009. Once votos. Ponente: Sergio A. Valls Hernández.
Secretaria: Laura García Velasco.
El Tribunal Pleno, el diecinueve de octubre en curso, aprobó, con el número LXVIII/2009, la tesis
aislada que antecede. México, Distrito Federal, a diecinueve de octubre de dos mil nueve.
Época: Novena Época
Registro: 183173
Instancia: Tribunales Colegiados de Circuito
Tipo de Tesis: Aislada
Fuente: Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta
Tomo XVIII, Septiembre de 2003
Materia(s): Penal
Tesis: VII.1o.P.142 P
Página: 1450
De conformidad con los artículos 391, fracción III, 418, 419 y 420 del Código de Procedimientos
Penales para el Estado, que establecen que iniciado un procedimiento judicial podrá suspenderse
cuando el procesado enloquezca, cualquiera que sea el estado del proceso; que tan pronto como
se sospeche que el inculpado está loco, idiota, imbécil o sufra cualquiera otra debilidad,
enfermedad o anomalía mentales, el tribunal lo mandará examinar por peritos médicos sin
perjuicio de continuar el procedimiento en la forma ordinaria; que inmediatamente que se
compruebe que el inculpado está en alguno de los casos anteriores cesará el procedimiento
ordinario y se abrirá el especial, en que la ley deja al recto criterio y a la prudencia del tribunal la
forma de investigar el delito imputado, la participación que hubiere tenido el inculpado y la de
estudiar su personalidad, sin necesidad de que el procedimiento que se emplee sea similar al
judicial; y que si se comprueba el delito y que en él tuvo participación el inculpado, previa solicitud
del Ministerio Público y con audiencia de éste, del defensor y del representante legal, si los tuviere,
el tribunal resolverá el caso ordenando la reclusión en términos de los artículos 32, fracción VIII y
57 del Código Penal del Estado. Consecuentemente, si durante el proceso penal existe la sospecha
de que el inculpado sufre alguna debilidad mental, el órgano jurisdiccional deberá mandarlo
examinar por peritos médicos, y en caso de que se comprobara alguna de aquellas hipótesis en el
estado mental del acusado, deberá suspender el procedimiento ordinario y abrir el especial; por lo
que si, como en el caso, no cumplió con la obligación legal de mandar examinar a la inculpada por
peritos médicos, a pesar de que existía la sospecha de que sufría alguna debilidad, enfermedad o
anomalía mental, y menos aún suspendió el procedimiento ordinario para abrir el especial, se
actualizó la violación al procedimiento en términos de lo dispuesto por el artículo 160, fracción
XVII, en relación con la VI, de la Ley de Amparo.
Amparo directo 259/2003. 29 de mayo de 2003. Unanimidad de votos. Ponente: Sofía Virgen
Avendaño. Secretario: Gustavo Vite Arellanos.
Si durante el procedimiento se sospecha, por cualquier medio, que el inculpado padece alguna
debilidad, enfermedad o anomalía mental, el Juez tiene la obligación de ordenar oficiosamente el
desahogo de las pruebas que sean necesarias para determinar con certeza el estado mental del
acusado, máxime si al respecto existe pedimento o dictamen pericial ofrecido por la defensa en tal
sentido; lo anterior, sin perjuicio de continuar el procedimiento en la forma ordinaria o, en su caso,
si existe motivo fundado, ordenar provisionalmente la reclusión del inculpado en alguna institución
médica de atención especial. Consecuentemente, si tales circunstancias no las advirtió el Juez, es
indudable que se violaron las normas que rigen el procedimiento penal, en especial, la relativa a
cuando existe la sospecha de que el acusado revela indicios de lesión o enfermedad orgánico-
cerebral, prevista en el artículo 495 del Código Federal de Procedimientos Penales y, por ende, se
debe reponer aquél conforme a lo establecido por el numeral 160, fracción XVII, de la Ley de
Amparo.
Amparo directo 159/2000. 15 de junio de 2000. Unanimidad de votos. Ponente: María del Pilar
Parra Parra. Secretario: Luis Humberto Medina Arellano.
Amparo directo 405/2000. 8 de diciembre de 2000. Unanimidad de votos. Ponente: María del Pilar
Parra Parra. Secretario: Luis Humberto Medina Arellano.
Amparo directo 351/2001. 23 de octubre de 2001. Unanimidad de votos. Ponente: Jorge Fermín
Rivera Quintana. Secretario: Francisco Javier Villaseñor Casillas.
Amparo directo 371/2001. 15 de noviembre de 2001. Unanimidad de votos. Ponente: Jorge Fermín
Rivera Quintana. Secretario: Francisco Villaseñor Casillas.
Amparo directo 395/2001. 29 de noviembre de 2001. Unanimidad de votos. Ponente: Jorge Fermín
Rivera Quintana. Secretario: Francisco Javier Villaseñor Casillas.