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Desde el 2005, Sabine Lichtenfels ha guiado las

peregrinaciones anuales "en el nombre de Grace" con hasta


500 participantes a través de Israel-Palestina, Colombia y
Portugal. En el siguiente extracto de su libro "Grace -
Pilgrimage for a Future without War” [“Grace -
Peregrinación por un futuro sin guerra"] ella describe el
trabajo por la paz en que esta peregrinación se basa:

Sabine Lichtenfels
¿Qué significa Grace?
Para que este peregrinaje llegue a ser exitoso, en lo que
respecta al trabajo de paz interior y exterior, se necesita de una
fuerza espiritual. Por lo tanto esto nos obliga como peregrinos
a actuar de una manera correcta y sanadora, a pesar de
cualquier situación difícil.
Mientras buscábamos el nombre más adecuado para el
peregrinaje, nos vino a la mente la palabra en ingles: GRACE
(en español: la gracia). Grace tiene muchas connotaciones:
Piedad, bondad, compasión, buena disposición, caridad,
consideración, congeniar, y además es el acto mismo de la
Sabine Lichtenfels Photo: © Tamera gracia. Grace me recuerda que estoy caminando en el servicio
de una misión superior, en el servicio de la vida y su justicia.
Todos aquellos que caminen en el nombre de Grace no vienen a juzgar, no vienen a imponer nuevas
ideologías a países o a personas, vienen al servicio de la solución, de la percepción y del apoyo.
Grace tiene la obligación de no incentivar la guerra, sino de terminarla, dónde quiera estés. En el nombre de
Grace siempre estoy en búsqueda de la solución no violenta, una solución que crea justicia y sanación y que
sirve a las personas involucradas. Para eso, se necesita a veces un veredicto claro, más que condenación.
Grace dice: Estoy dispuesto a ponerle fin a la guerra, entender como terminarla, y a ponerme al servicio de
esta solución.
Grace no es creada por el hombre.
Grace siempre se refiere al nivel de orden más elevado de la vida misma.
No soy yo el que juzga, sino la vida misma. Dónde quiera estoy y vengo, primero siempre dejo todos mis
prejuicios. No llego con ideas preconcebidas sobre quién es el otro; y no dejo que mis prejuicios se vuelvan
la medida de mis acciones.
Durante todo el peregrinaje, siempre practiqué y aprendí a ver el Cristo en cada humano, donde quiera que
estuviera: Primero me concentro en el ser humano que es mi contraparte y dejo que me conmueva su historia.
Para eso, me anclo lo más posible en este momento. Una y otra vez me imagino que esta persona sentada
enfrente de mí podría ser yo misma. Podría yo también ser una colonizadora judía, o palestina o podría ser
una joven israelita que está a punto de incorporarse al ejército. También podría ser el soldado que acaba de
dispararles gas lacrimógeno a los niños palestinos. Detrás de todos los papeles y de todas las máscaras de la
alienación, busco el ser humano en su esencia.
Por supuesto, no siempre logro este tipo de presencia. ¿Cuántas veces me indigné por la concepción del
mundo de un rabino extremista o un musulmán fanático? ¿O cuántas veces he descubrí en mir interior
mecanismos de defensa y tuve una reacción de rechazo al escuchar las acusaciones e historias de sufrimiento
de los palestinos que viven en Cisjordania o la retórica fanática de los colonos israelitas?
Grace requiere de auto-conocimiento, y este auto-conocimiento no es siempre fácil de conseguir. Descubrir
las faltas de los demás es más fácil y más placentero que el desenmascararse uno mismo. Cuando estaba
sentada frente a un joven militar que me explicó los valores ideológicos de su estado lleno de convicción,
entonces todo dentro de mí quería gritar de rabia e indignación.
Repentinamente me vino a la mente: Él podría ser mi hijo. E inmediatamente veo el ser humano.
Éste es el primer paso que crea una apertura. Ahora todo depende en sí seré capaz de decirle sin miedo sobre
la verdad que veo.
Cuando estoy caminando en el nombre de Grace, intento principalmente encontrar al ser humano y me dejo
tocar por él, y no por la concepción del mundo que él representa. Siempre cuando nuestras reuniones se

© Verlag Meiga 1
iniciaban con los debates ideológicos se perdía todo. Nadie escuchaba más, e inmediatamente comenzaba el
caos emocional. Las reuniones tenían un desenlace totalmente distinto si el contacto humano sucedía.
Así surge Grace.
Me dejo tocar y intento a tocar. Siempre que me es posible llego a lugares con mi corazón abierto. Fue lo
mismo cuando me encontraba a soldados y oficiales, a palestinos campesinos y agricultores o con colonos
israelitas.
Grace surge de la fuerza y de la conexión con la fuente de la vida.
No debe de confundirse con un estado de miedo, en que uno no se atreve a hablar lo que ve, ni decir las
injusticias por su nombre.
En el estado de Grace no juzgo, pero tengo el coraje de decir la verdad. Quiero decir la verdad de tal manera
que alcance el otro, que cambie al otro, no con el fin de tener la razón, y así seguir incentivando la guerra.
En nuestra realidad diaria nos cerramos a ambos lados, ante la verdad de la víctima y ante la verdad del
agresor e inmediatamente imponemos nuestra concepción del mundo sobre ambos bandos. Lo más
importante es que nuestro punto de vista sobre el mundo sea correcto. Esa es nuestra protección para no ser
realmente tocados. Solo porque estamos ya tan cerrados, es que podemos soportar las noticias del mundo.
Nos sentimos aliviados cuando podemos distinguir entre los buenos y los malos. Vivimos nuestra vida
cotidiana bien cuidada, y pensamos que somos buenas personas cuando realizamos una pequeña obra de
caridad. Es así como nace el insidioso fascismo de nuestra era.
La gente cierra sus puertas de clase media a la realidad, hasta que ellos también se ven golpeados por la ola
de la vida real – que se siempre han reprimido – y que ahora muestra su lado más atroz y brutal.
La vida misma no es cruel, pero su parte reprimida se muestra cruel y violenta. Esto lo podemos ver en los
matrimonios en crisis, en las enfermedades, en el aumento de los porcentajes de suicidio, en las
enfermedades psiquiátricas, en el alcoholismo y otros problemas similares. Hasta que realmente
despertamos.
Grace nos recuerda que detrás de esta horrible dimensión de nuestra cultura que rápidamente pareciera no
ofrecernos ninguna salida, existe otra verdad y realidad. Es una verdad muy simple, que es la misma en todas
partes.
La verdad es diferente de la ideología porque es simple y sencillamente verdad.
Se me rompió el corazón al ver que en la mayoría de los casos los conflictos son nuevamente alimentados
por concepciones y convicciones del mundo, para que la gente se dispare entre si. Por nuestro miedo a la
verdad de la vida ,declaramos nuestras opiniones y puntos de vista como la verdad,por los que luchamos
hasta el fin,lo que genera la guerra psicológica que al final conduce a la verdadera guerra armada. Creemos
en una verdad que no tiene nada que ver con la verdad. Son las historias de nuestra socialización con las
cuales nos identificamos.
Repentinamente miras en el espejo distorsionado de la humanidad que se ha separado de sus raíces. En todas
partes, ves el mismo patrón básico de miedo, rabia, impotencia y dolor y como resultado, la guerra con sus
venganzas destructivas. Es la vida reprimida la que para poder sobrevivir elige la venganza.
Aquí, moralidad no tiene sentido. Imagínate que enfrente de tus ojos matan a tu hijo, ¿no es la venganza tu
primer y más fuerte impulso?
Esto se puede ver en todas partes, en diferentes grados, en mayor o menor escalas de crueldad, sin embargo
el patrón básico es el mismo. Se puede encontrar detrás de cada ideología, detrás de cada religión, detrás de
todas las concepciones del mundo; todos nos hemos convertido en víctimas de una cultura imperialista. Atrás
de esta avalancha de sufrimiento que cubre todas las áreas en conflicto del planeta y escribe la historia de
dolor de víctimas y perpetradores, atrás de todo eso encontrás en todos lados la misma hambre, la misma
hambre por la vida, el hambre por el amor, el hambre por la confianza y el hogar, hambre por reconocimiento
y hambre por ser visto y comprendido. Esta hambre es independiente a cualquier cultura. Simplemente
existe, en cada ser humano.
Grace siempre nos lo recuerda.
Grace es una candidez conscientemente escogida que nos ayuda a no confundirnos en el océano del
concepciones del mundo para que así podamos reconocer y proteger la simple y elemental verdad que se
encuentra detrás de todas las cosas. Creas aperturas para el llamado de la vida.
Ves el cuerpo colectivo del dolor delante de ti, que ha llevado los judíos a su terrible destino, ves la locura
colectiva de los alemanes en eso que incluso hoy en día no han sido capaces de ver su pasado y sanarlo
realmente. Ves el resultado de una mal guiada religión y cultura patriarcal en que las guerras son parte como
un espectáculo natural de un cielo de tormenta, y eso ha pasado durante miles de años.

© Verlag Meiga 2
Toda la historia de las víctimas y los agresores y la identificación con ellos debe terminar. Aquí la historia
del mundo está esperando por la gran transformación, por el gran despertar.
Grace siempre nos recuerda que este cambio no se puede realizar a través de nuestras fuerzas individuales.
Grace nos recuerda sobre lo sagrado que es cada momento de la vida.
Grace nos recuerda que la única manera de escapar del callejón sin salida es que nosotros como humanidad
regresemos a fundamentos verdaderos de la vida y el amor, de la confianza y la verdad.
Grace es el poder de un largo aliento que perdurará porque ve un nuevo amanecer en el horizonte de la
historia,una cultura paradisíaca de amor y caridad, una cultura que honra las diferencias mientras que
reconoce los valores comunes.
Grace es como un cordón umbilical que nos conecta a esta visión y que desde ahora nos permite actuar
desde su espíritu, abundancia y belleza.

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Mas informaciones, por favor contacta:
Instituto por la Paz Global (IGP)
Tamera, Monte do Cerro
P-7630-303 Colos, Portugal
Tel: +351 283 635 484, Fax: +351 283 635 374
eMail: igp@tamera.org, www.tamera.org

Usted puede descargar este texto como pdf de: www.verlag-meiga.org

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