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TEJIDO
16 DE JUNIO DE 2017
Colectivo de autogestión literaria Lemuria
Victoria, región de la Araucanía
Exordio
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literatura latinoamericana, Marcelo Garrido,
contribuyeron para el libro que ahora descansa en sus
manos.
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lemuralias, ritos y fiestas nocturnas de la antigua Roma,
donde a través de ofrendas se establecía un acuerdo con
los difuntos. Por último, la esencial significación de
aquellas primeras dos sílabas en Mapudungún: Lemu, que
nos dice, bosque o selva. Es un hallazgo maravilloso
encontrar tantas definiciones o acepciones para una sola
palabra. Esta invitación fue asumida por el Laboratorio de
Mapas Semánticos para Creación de Obras Literarias
[Fanpage: Laboratorio de mapas semánticos para creación
de obras literarias].
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abrimos al diálogo a través de la literatura,
comprendiéndola como los anillos que se originan en el
agua y, el formato de libro cartonero, como un soporte
para una nueva comunicación.
Escritor
Licenciado en Comunicación Social/Periodista
Magíster © en Lingüística
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María cósmica
Un agujero
Calando hondo en mi espalda
Ahí se anidan todas las palabras
Sigo recorriendo el camino de pantanos quebrantados por
el otoño
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Imagino que soy de esos pájaros del alma, que llaman
mariposas
Dibujo un cigarro de hojas
Un amor tierno y valiente
Nacen de mí
Mis abuelas me acarician el alma
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Más bien mi pasado me habla de un mal cuidado
de mis tierras vírgenes
En donde expoliaron y quemaron mi simplicidad
Han arrasado con mis ciclos naturales y nos han obligado
a ritmos cardíacos a complacer a los demás.
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THE ROKHA TIENE LA CULPA
Volando y nadando voy
Oros y piojos
Caen en la envergadura del planeta tierra
Mi revolución naturalmente
Fue lo que dictaminó mi cabeza
De Pablo leí una vez…
“el mundo se transforma, trabaja, piensa y ríe
En la máquina actual, infinita y divina,
En la ciudad moderna, que es trágica y no es triste,
En el ilimitado Zaratrusta de Nietzsche
Y no en vuestros minúsculos gritos de sabandijas”.
Para mí un apocalipsis hermoso
Una esperanza de vida letal
Llenos de humos escalofriantes
Del tiempo y del espacio
Que siempre quedarán en esos momentos
En donde mi corazón es volcánico
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Y arde tras las cenizas del amor.
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El zorzal
Por dónde empezar
Para dónde ir
Según la dirección del viento
Será su propia lucha empezar a escavar en el huerto.
Podría ahora mismo ser un zorzal,
Me dijeron que hablara de los pájaros.
Entendería que en su diminuto cerebro
Nacen corrientes de pensamientos
Liberando el sonido de las notas musicales que ahora son
agonía.
Una gota de agua en el cerezo
Patio trasero en donde juega a la escondida y se cubre
del viento
Anida en un árbol, su mezcla favorita de algodones, hojas
y ramas para pasar el invierno
Este pájaro no puede con su mente y cuerpo,
Se le ha quebrado un ala por ir demasiado lejos,
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Se le olvida que no tiene el poder de controlar el tiempo,
Ya no recuerda despertar en las mañanas,
A veces pierde la conciencia del cerezo.
Este pájaro se siente cansado de ser un pájaro
Sueña y a veces le gustaría ser una abeja,
Así tendría la valentía de volar de estación en estación
Para perseguir la dulzura, el amor y la pasión
Dicen que hay una sola vía. Como una arteria de sangre
que une el oxígeno a la tierra.
Entre entender a esa pájaro, mejor dicha a esta pájara
Me convierto en la rebeldía, o entiendo esta insurrección,
Como el destino volátil de nuestra armonía
Quizás nuestra próxima evolución
Será en donde el zorzal beba el veneno de la verde flor.
Pueda volar de pupila en pupila
Perseguirá al ratón y a la serpiente.
Volverá a Florecer en su propia selva, se unirá a su propio
bosque.
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Humedecerá su propia primavera
Arderá su corazón con tanta fuerza
Que el zorzal logrará su esencia
Será el sacrificio de su destino
Para transformar la muerte en renacimiento.
Y será víctima del tiempo
Porque nunca sanó sus heridas
Entonces este pequeño zorzal
Caerá en su licor
Y saboreará su angustia hasta perder razón.
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Haηa Kino
En mis sentimientos
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pero renacida al fulgor de la luna
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que en próximas estaciones renacería
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no me amarren mi alma gitana libre va,
la llama se apagará
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buscará otra brisa en tempestad
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mi alma guardará en sus más profundos recovecos
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Intuicioname el alma
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Acogedor sin incondicionalidad, presente por intuición,
bondadoso sin condición,
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Desde la punta del acantilado arranque rauda e
implacable
Poesía lírica dedicada con amor a Yesica Castillo con fecha 05/06/2017
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I
La ciudad es también
Amigos y navegantes
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y viejas historias de sus aldeas.
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II
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y los perros que se mueven
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III
El sol
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INCONSCIENTE COLECTIVO
Frantz Fanon
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Porque en medio de sus estudios, que eran su fuente y
pasión a los que dedicaba su vida, se nutrían sus sueños de
navegante. Porque ya tenía sus propias divagaciones
personales; que lo hacían soñar con encontrar un nuevo
mundo, y así convertirse para la posteridad de la
humanidad, en un héroe. Además en lo que serían sus
futuros viajes marinos, Cristóbal pensaba encontrarse con
dragones, serpientes, demonios, aves, monstruos de
leyendas nunca vistos, y por supuesto, con enormes e
imaginarias bestias de los mares, por lo que se debía ir
preparado para tales travesías. Claro que dichas ideas y
sueños que tenía, no eran compartidos por las masas, sino
que eran contenidos muy propios de él, íntimos e
individuales. En los que radicaba su espíritu de creerse un
futuro héroe, con un valor que tendría posteriormente; y
que soñaba con ser universal; por ser sueños muy
personales e idealistas. Porque la meta que tenía de ser
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héroe, en contraposición y contradicción a lo que le
planteaban las masas, tenía por finalidad expresar su más
profunda genuinidad, vale decir, autenticidad y de esta
forma demostrar que su imaginario legado, algún día
servirá para la humanidad dando expresión a un aspecto
del alma humana individual, hacia lo universal. Debido a
que lo que planteaban las masas, era que los proyectos que
exponía, sólo eran un legado de su imaginación, es decir,
correspondientes a sus desbordadas fantasías propias del
campo de los mitos, por consiguiente creados por el
hombre. Claro que eran tantas las divagaciones y sueños,
que en más de una ocasión, las masas lo tildaban de
trastornado, por creer que sus contenidos abarcaban todos
los tiempos y lugares del mundo, representados por
símbolos desconocidos, eran sólo producto de su
desbordada imaginación, contenidos de la psique humana
que están más allá de la razón. Y dichas materias
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trascendían todo lo conocido convencional y culturalmente
por las masas, que tenían sus prejuicios arraigados
fuertemente a la religión católica. Ya que las masas eran
muy dogmáticas, en lo que se refiere a sus planteamientos
de religión; debido a que los sueños tenían total relación
con la naturaleza inexplorada por el hombre. De esta
forma las masas sostenían que si hicieran realidad sus
proyectos, sería como enviarlo por medio de un metafísico
viaje hacia la luz, o hacia su muerte; existiendo la
posibilidad de encontrarse con lo desconocido porque no
sabría con qué se encontraría al final de él. Si con
monstruos de leyendas, hombres, riquezas, o si es que
volvería de tan arriesgada, inviable e instintiva empresa. El
planteamiento que tenían las masas, debido a su
dogmatismo era objetivo e incuestionable; frente a las
ideas personales, por ser estas, de naturalezas personales y
subjetivas, propias de un soñador, ya que ellas albergaban
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sus propios deseos personales, y de esta forma era
consideraba como un quimerista irreflexivo. Y como todo
soñador incorregible, Cristóbal anhelaba con cruzar el
mundo, llegando al lejano oriente desde Europa
navegando por el Atlántico rumbo al oeste, por exponerla
a las masas sus teorías consistentes en el tamaño de la
esfera mundial más pequeña de lo que realmente es; y
creyendo estas especulativas exposiciones plantearía que
existirían tierras más cercanas a Europa. Entonces fue el
primer navegante en llegar al nuevo mundo, estableciendo
el comercio y el nutriendo de alimentos que no tenían las
masas, como tabaco, maíz, papas, cacao, pimiento, zapallo
y poroto entre otros; logrando ser un héroe para las masas,
y también uno universal para toda la humanidad.
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de diseño gráfico publicitario. Ha participado en los
talleres de la Oveja Verde, actualmente es escritor virtual.
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Vuelta de un viaje sin mucho sentido a Traiguén
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Con los colores adecuados. A lo lejos los cerros se esfuman,
más que de costumbre, como nos enseñó Leonardo, por la
abundante neblina que forma vapores emergentes de la
tierra, tierra baldía, o nubes pesadas como gansos gordos,
que apenas rozan el suelo sin levantar vuelo y desdibujan
las márgenes, y hacen flotar los cerros como en un paisaje
chino.
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espacios y lo negro que es el tronco, produce en mi
memoria la idea de orden que ellos tienen.
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Luego llegamos al amplio y plano de Mariluán. Tierra de
sembradíos hoy, pero en la época adecuada; quizá antaño
corrieron por ahí esos guanacos mencionados en esa
toponimia. Aquí en días claros se vislumbran los lejanos
volcanes, pero en una tarde como hoy, fría y neblinosa de
invierno, eso es prácticamente imposible. A la derecha ese
cerrito piramidal que siempre me ha intrigado, tan
solitario en medio de la llanura, un kuel natural de
tamaño gigantesco.
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lugar de paseo de los transeúntes de Victoria, al menos de
los Scout según contaba el recordado Tomás Vinet.
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Llegó el día
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Caminé con pasos lentos hacia la zona de inscripción,
tratando de contener mis emociones. Ya era mayor de
edad, ya podía ser un trabajador más. Ya podría tener mi
propio dinero, dejar de comer lentejas, apuntarme a la
universidad e incluso comprarle algo a mi chica. La
semana anterior recorrí las tiendas una a una, observé a
los empleados ir y venir, cavilé sobre cuál sería la mejor
posición, traté de decidir cuál iba a ser mi estrategia.
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- Hola, me llamo Mike. Quiero inscribirme -le
dije tratando de contener una sonrisa
nerviosa. Ella me ignoró. Carraspeé-. ¿Hola?
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Como primer empleo solo tenía cuatro opciones: Ni el rojo
“acarreador” ni el blanco “aseo” eran de mi devoción, solo
quedaba elegir entre el verde “colista” o el beige
“empaque”. Según había observado el supermercado del
centro comercial gozaba de gran actividad, empaque era
una buena opción pero el verde es el color de la esperanza.
Miré detrás de mí por si hubiera alguien esperando pero
seguía solo. Al fondo un par de “acarreadores” llevaban
carros de un lado a otro preparándose para los primeros
clientes. Marqué “colista” y firmé. Le entregué el
formulario a la mujer. Dejó tranquilamente el periódico a
un lado y leyó detenidamente mis datos. Rebuscó entre sus
documentos y me entregó varios folios y una tarjeta atada
a un cordón negro.
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declaración jurada de que el centro comercial
no se hace responsable de los daños que
terceros puedan causarte, ni de los que tú
causes.
- ¿Y la otra?
- Es tu crédito de uniforme, ¿necesitas que te lo
explique?
- No, ¿y la tarjeta? -pregunté, luego firmé de
inmediato.
- Es tu número de contrato. El 40878. Debes
llevarlo encima siempre.
- De acuerdo.
- Bien, aquí tienes tu copia y aquí tu uniforme. -
Ella me entregó la ropa, pero era talla grande.
- Pedí una mediana.
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- No quedan. Ahora si me disculpas estoy muy
ocupada -Cerró la ventanilla y volvió a
hundirse en su periódico.
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- Dígame señor guardia -le dije estirando el
cuello para verle el rostro mejor, sus cejas
pobladas parecían sostener la visera.
- Eres nuevo, ¿no? -asentí con entusiasmo-. Se
nota. Los colistas no tienen autorizado
trabajar en el supermercado hasta las 10:30.
- Oh vaya!. No importa, me quedo aquí. Así
seré el primer colista.
- No entiendes nada muchacho. El orden de
ingreso a las colas no va así. ¿Qué número
eres? -preguntó el vigilante ajustándose la
visera, como si eso le permitiera verme mejor.
- El 40878 -respondí agarrando mi credencial
con ambas manos.
- Bien. El 4 inicial indica que eres colista,
entonces eres el número 878. El orden de
salida lo determinan esos números. Cuando
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sean las 10:30 los colistas se reúnen en la zona
verde -el tipo señaló un cuadrado verde
pintado en el suelo en la zona de las cajas-, y
de allí sale un colista cada 10 clientes a la fila
única. ¿Entiendes?
- Sí, eso creo. O sea que si llega el 540, por
ejemplo, saldrá antes que yo.
- Eso es. Ahora debo volver a mi trabajo.
- Gra… Gracias señor -respondí. Me miró con
una fugaz sonrisa y se dio la vuelta.
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El primero en salir fue una anciana con el número 40019,
tras ella marchó a goteos una lenta y geriátrica procesión.
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hombro y le dijo a un viejito de gafas gruesas y redondas
que “el día iba a estar lento”.
Llegó el momento.
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- Disculpe -me hice a un lado. Dejé que su
cliente y él pasaran, colocándome en la
posición que me correspondía.
- Niños, niños, niños -farfulló de nuevo.
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- Que tenga un buen día, gracias. -Le dije, ella
no respondió.
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- ¿Tan poco pagan? -le pregunté hinchando las
mejillas.
- ¿Y qué esperabas? -me respondió mirando al
suelo.
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La tesis del antropólogo caminante recién llegado
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HERRAMIENTA para conocer y, sobre todo,
comprender. Porque, ¿cómo puedo saber cómo ve
la gente de Victoria si no soy capaz de mirar lo que
miran? Y si no soy capaz de pisar su suelo, ¿cómo
saber cómo se sitúan? ¿Cómo voy a saber
entender a Victoria si no logro sentir sus calles en
toda su extensión: desde el polvo, el deterioro, y el
barro, hasta el miedo a pasar cerca de los perros
vagos, o de transitar por sus avenidas prejuiciadas
como peligrosas, o si no logro yo mismo ser tenido
por amenaza? Si no soy embriagado con su
humedad, si no soy mordido por los colmillos de
su frío, si no puedo pisar su suelo matinal
tapizado en nubes y blanco, si no puedo pasar por
allí donde caen las mil estrellas otoñales o navegar
por los surcos de las suaves brisas de cordillera
derretida; si no consigo que el árbol que mira me
mire; si no consigo ser enredado por los cabellos
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ondulados de sus mujeres, ni hipnotizado con las
salvajes formas de los colores frutales. Si no puedo
ser consumido con la fritanga de sus cocinerías
abandonadas allá frente a una estación oxidada
que aún sobrevive delante de la selva acorralada
hacia los extremos ancianos del campo
inalcanzable… Entonces jamás vine. Jamás estuve
aquí.
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mismísima Victoria se esparcen como semillas
vagabundas. Allá, donde las antiguas madres aún
alcanzan a mirar, ahí no hay zapatos si no
desconsolados por una eternidad desconocida,
sudorosa, resignada.
Y cuál sería la novedad
Tendrás que cabalgar sí o sí los caballos de acero,
goma y tuercas redondas, tanto hasta que pierdas
la idea de dar rienda suelta a las suelas de tu
conciencia, porque allá nadie llega sin haber sido
consumido por el óxido del corrosivo tic-tac, tic-
tac, tic-tac...
… Déjame un instante. Déjame inspirando y a ver
si divago en tu sentencia, en tu desesperanza.
No demores, oye que el tic-tac, tic-tac corre. Ven,
apúrate, que el tiempo muerde y mata si te atrapa.
… se ven tan cerca... pero están tan lejos …
¿Qué?
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Tiempo y distancia.
No sé qué quieres decir.
Muy a pesar mío ya me he subido a los simulacros
de caballos y de libertad. Afortunadamente vino a
mi mente que el motor que me mueve no está en
mis pies. Está en mis ojos.
Estás loco.
Piensa en las antiguas madres: piensa en sus
cabezas canosas y sus cuerpos macizos que puedes
casi abrazar buscando su cariño. Ya sea por el
camino a San Luis y a Quino; también desde los
durmientes hacia Púa y al sur del mundo
victoriense: las ves tan cerca, pero tan lejos. Lo
lamento pero tú has sucumbido al modelo que ha
impuesto un significado de distancia que dista de
lo que entra por la vista, de lo que se respira, de la
realidad misma de la vida. Ese que dicta que si no
es en aparatos no puedes llegar a poner allá tus
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zapatos. El modelo perfecto para la idea de lo
inmediato.
Ahí ya dejo de ser el antropólogo que vino a
conocer y comprender. Ahí comienzo a ser el
sujeto libre del tiempo y de la necesidad de medir
su movimiento. Créeme: no he andado tanto, pero
ya he visto el anaranjado pasto a orillas de
carreteras peligrosamente bellas, demasiado
curvilíneas. Óyeme: he convivido con la soledad de
árboles y cerros que cayeron salpicados en los
mares calmos de los campos arados... en reposo...
esperando... anhelando las tormentas del
sembrado. Acéptalo: que ya he traspasado la
negra locura de la carretera nocturna hacia Selva
Oscura. Yo asumo. Tus maquinarias me amargan,
pero soy capaz de hacer simbiosis si me hace falta.
Es mi espíritu el que se adapta, y mis ojos
inquietos son mis pasos por los campos cuando
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mis zapatos no logran dar sombra por toda
Victoria. Es mi primer otoño, y ya estoy encantado,
sin siquiera haber caminado un año por esta
tierra, bendita y bella.
Ahora sé lo que quieres comprender. Estás
enamorado y quieres saber por qué.
…
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local denominado “Los Cerros en 100 palabras”, llevado a
cabo en su natal territorio.
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