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INTRODUCCION
Los movimientos rápidos y bruscos de las fallas y fracturas en el interior de la corteza terrestre,
se transmiten a grandes distancias del subsuelo como ondas elásticas, y se manifiestan
constantemente en la superficie en forma de trepidaciones, generalmente imperceptibles pero
ocasionalmente perceptibles con mayor o menor intensidad.
Tipos de seísmos
En su mayor parte, los seísmos son de naturaleza tectónica (seísmos tectónicos), y pueden
deberse a causas diversas, como los epirogénicos, que se dan en regiones tectónicamente
estables pero sometidas a movimientos de elevación o descenso; o los orogénicos, relacionados
con los fenómenos de plegamiento y fractura de la corteza terrestre (pliegues y fallas).
Algunos seísmos, los llamados locales,
tienen un ámbito geográfico muy
reducido, y su origen se debe, generalmente,
a vibraciones que se transmiten por
hundimientos en la corteza (seísmos de
hundimiento), ejemplo de galerías de minas,
deslizamientos de tierras sobre capas
arcillosas, u otros fenómenos como las
disoluciones de estratos yesíferos, que
provocan la ruptura y hundimiento de las
cavidades presentes en estos macizos.
Desarrollo de un seísmo
Las perturbaciones provocadas por las fallas se transmiten a través de las capas de la corteza
terrestre. Si una zona de la corteza donde existe una fractura es sometida a fuerzas tectónicas
capaces de desplazar grandes masas de tierra, dada la elasticidad de la corteza comienzan a
manifestarse deformaciones (pliegues). Conforme la presión aumenta progresivamente sobre las
masas, alcanzarán un valor límite en el cual la falla será desplazada rápidamente, liberándose a
la vez una gran cantidad de energía (vibraciones) que será transmitida a través de la litosfera, es
decir, se manifiesta un seísmo.
En cuanto a los efectos de los seísmos, se dice que éstos son primarios cuando están producidos
directamente por las dislocaciones, es decir, son producto de la intervención directa del
movimiento sísmico por encontrarse dentro del ámbito de desplazamiento de la falla. Si por el
contrario, los efectos ocurren alejados del punto de dislocación, pero surgen al paso de las ondas
sísmicas producidas por ella, se denominan efectos secundarios.
Las ondas sísmicas originadas por el movimiento de los bloques de la corteza son, en teoría,
esféricas. Estas ondas pueden ser registradas y medidas en unos aparatos denominados
sismógrafos. Las ondas sísmicas se propagan a través de la corteza en todas direcciones
partiendo en primer lugar del hipocentro, o punto interno de partida y máximo movimiento; y en
segundo lugar del epicentro, o punto externo de la corteza terrestre donde las ondas llegan por
primera vez.
Una deformación que viaja a través de un medio elástico se llama onda elástica; y cuando el
medio a través del cual se desplaza es la Tierra, se llama onda sísmica.
La onda sísmica deforma el terreno a través del cual pasa, lo cual indica que puede hacer
trabajo, y, por lo tanto, corresponde a energía elástica que se desplaza. En el caso de ondas
generadas por explosiones, la energía es producto de las reacciones químicas o nucleares que
causaron la explosión; en el caso de ondas generadas por sismos, es la que estaba almacenada
como energía de deformación en las rocas.
Se dice que una onda sísmica es de alta o baja frecuencia (o de periodo corto o largo) según
predominen en su espectro unas u otras componentes.
Las ondas sísmicas nacidas en el hipocentro son de dos tipos: ondas P y ondas S; las que
circulan por el exterior de la corteza son las ondas L. Todas estas ondas pueden ser detectadas y
registradas en los aparatos llamados sismógrafos, y a través de ellos evaluar el epicentro,
intensidad, dirección, y otros parámetros de un seísmo.
Ondas P
Las ondas P o primarias (también llamadas de compresión por producir cambios de volumen en
los materiales), se denominan así porque son las primeras en producirse. Son ondas
longitudinales, es decir, oscilaciones o vibraciones de las partículas de los materiales, que se
desplazan en la misma dirección de propagación que las ondas que las originaron. Estas ondas
son las que se mueven a mayor velocidad, y tienen la capacidad de hacerlo en cualquier medio,
sea agua, hielo, roca, etc.
Ésta es la más veloz de todas las ondas sísmicas (más de 5 km/s en las rocas graníticas cercanas
a la superficie, y alcanza más de 11 km/s en el interior de la Tierra) y, por lo tanto, es la primera
en llegar a cualquier punto, en ser sentida y en ser registrada en los sismogramas, por lo que se
llamó onda Primera o Primaria y de allí el nombre de P (en inglés se asocia también con push
que significa empujón o empujar).
Ondas S
Las ondas S o secundarias, (también llamadas de cizalla o distorsión), se llaman así porque son
las segundas en llegar. Son ondas transversales, es decir, las vibraciones de las partículas de los
materiales se producen en dirección perpendicular a la propagación del movimiento original.
Estas ondas pueden vibrar en planos horizontales o verticales. Se desplazan más lentamente que
las ondas P, y no tienen capacidad de hacerlo a través de fluidos ni de alterar el volumen de los
materiales.
Ondas superficiales
Además de las ondas que viajan a través del terreno, existen otras que lo hacen por la
superficie, esto es, su amplitud es máxima en ésta y nula en las grandes profundidades. Se
reconocen dos tipos de ondas L: ondas Love (o de torsión) y ondas Rayleigh; las primeras se
mueven perpendicularmente a la dirección de propagación, mientras que las segundas lo hacen
de forma elíptica con respecto a la citada dirección. Las ondas L son las más lentas de todas,
pero por el contrario tienen una gran amplitud y longitud, y por eso suelen ser las que provocan
los mayores desastres.
Estas ondas pueden explicarse como causadas por la interferencia de las ondas de cuerpo
(interacción de muchas de estas ondas que viajan en diferentes direcciones), y son más lentas
que éstas. En el caso de los telesismos (los que ocurren a más de 1000 km de distancia del
observador), las ondas superficiales llegan mucho después que las de cuerpo, y podemos
apreciar que presentan dispersión; esto es, las ondas de diferentes frecuencias viajan con
diferentes velocidades.
Ondas de Rayleigh.
Éstas, denotadas usualmente por R, o LR cuando son de periodo muy largo, se deben a la
interacción entre las ondas P y las SV, y el movimiento de cada partícula de la superficie del
terreno al paso de la onda se da en forma de elipse retrógrada.
Son las ondas más lentas con velocidades de grupo (la velocidad con que viaja la energía) que
van de 1 a 4 km/s, en la figura muestra varias curvas que corresponden a diversos modos de
propagación de la onda de Rayleigh; donde cada modo propio, modo fundamental o eigenmodo
es una forma en la cual puede vibrar el terreno de manera que se logre la interferencia
constructiva que da lugar a las ondas superficiales.
Ondas Love:
Las ondas L no son más que ondas estacionarias, fruto de la interferencia de las ondas P y S
cuando alcanzan la superficie de la corteza terrestre, es decir, la fusión de las ondas P y S al
encontrarse ambas en la superficie crean una tercera onda resultante L.
Aunque más lentas que las ondas de cuerpo, las ondas de Love tienen velocidades de 1 a 4.5
km/s son más veloces que las de Rayleigh. Podemos ver que, igual que con las ondas de
Rayleigh, cada modo tiene una velocidad tope, y también existe una frecuencia tope por debajo
de la cual no puede vibrar cada uno de los modos superiores.
DETERMINACION DEL EPICENTRO
Hemos mencionado que el lugar en que comienza el fallamiento que produce los temblores se
llama foco. A grandes distancias, el plano completo de ruptura aparece como un punto y lo
llamamos también foco; la proyección de éste sobre la superficie terrestre recibe el nombre de
epicentro (figura 15).
ZONAS DE ACTIVIDAD SÍSMICA
Las zonas de la Tierra con mayor actividad sísmica, dada su relación con los fenómenos
volcánicos, suelen coincidir entre sí. Se ha demostrado que la actividad volcánica y sísmica
tienen su máxima intensidad en aquellas zonas donde se produce la expansión o extensión de la
corteza, ejemplo
de las dorsales
oceánicas, zonas de
Se estima que la Tierra posee cinco zonas de máxima actividad volcánica y sísmica:
Circumpacífica, Mediterránea-asiática, Índica, Atlántica y Africana.
Zona Circumpacífica
Zona Mediterráneo-asiática
Zona Indica
La zona Índica enlaza con la Circumpacífica por Sumatra y Java rodeando el océano Índico. Se
distinguen montañas submarinas con vulcanismo activo, ejemplo de la isla de Reunión y
Comores.
Zona Atlántica.
La zona Atlántica se extiende de Norte a Sur por el centro del océano Atlántico. Se distinguen
volcanes en Islandia (Hekla, Laki, Helgafell); Ascensión, Santa Elena, Tristan da Cunha y
Gough; islas de Madeira e islas Salvajes. Asociados a fallas transformantes se distinguen los
archipiélagos de Azores y Canarias (Teide, Teneguía).
Zona Africana
3. Intensidad de un terremoto:
Escala de Rossi-Forel:
Intensidad Descripción
I Registrable solamente por instrumentos
II Sentido por poco personas en reposo
III Sentido por varias personas en reposo
IV Sentido por varias personas en movimiento, desplazamiento de objetos
V Sentido generalmente por todos, movimiento de muebles
VI Despertar general de aquellos que duermen
VII Vuelcos de objetos móviles, caída de partes de muros
VIII Caída de chimeneas, grietas en las paredes de los edificios
IX Destrucción total o parcial de algunos edificios
X Gran desastre, fisuras en la corteza terrestre
Escala de RICHTER: La escala de Richter mide la energía durante un terremoto en una forma
logarítmica. Este escala no tiene un límite hacia arriba.
Por medio de la escala de RICHTER se cuantifica la energía sísmica liberada por el terremoto.
La escala de RICHTER es absoluta y logarítmica basándose en las amplitudes de ondas
registradas en la superficie. La escala de RICHTER parte de menos de 0 y siendo abierta hacia
arriba.
3.3 El Sismógrafo
Un sismógrafo registra los movimientos del suelo en las dos direcciones horizontales y en la
vertical. Un sismógrafo ideal sería un instrumento sujetado en una base fija, la cual se ubica
afuera de la Tierra. De tal modo las vibraciones generadas por un movimiento del suelo se
podrían medir a través de la variación de la distancia entre el instrumento sujetado en la base
fija y el suelo. En un sismógrafo se une una masa (elemento inerte) ligeramente con el suelo, de
tal manera que el suelo puede vibrar sin causar grandes movimientos de la masa. La masa puede
ser acoplada con el suelo por medio de un péndulo o por medio de un resorte por ejemplo.
Durante el movimiento del suelo la masa tiende a mantener su posición debido a su inercia. El
desplazamiento relativo del suelo con respecto a la masa inerte se utiliza para determinar el
movimiento del suelo (tiempo de inicio del movimiento, amplitud, ubicación del epicentro). Los
sismógrafos modernos pueden detectar desplazamientos del suelo de 10 -10 m , lo que son
desplazamientos en dimensiones atómicas.
Tsunamis.
Cuando el seísmo se produce en el fondo del mar o en las costas, dependiendo de su magnitud,
las aguas pueden se agitadas violentamente y formar olas gigantescas (en ocasiones de hasta 30
metros de altura). Si el epicentro de seísmo se encuentra mar adentro, las olas se propagan hasta
las costas donde se estrellan, causando a su paso inundaciones y gran destrucción. Estos
maremotos se reconocen en sismología con cualquiera de los términos: tsunamis (en Japón), ola
de marea, ola de traslación, o también con la locución francesa raz de marée.
Zona G: Zona con registro sísmico muy bajo, asociado principalmente con la
subducción.
Figura No. 4.6: Fuentes sismogenéticas del Ecuador