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 MATERIALES

a. Rejilla de amianto: Esta rejilla está impregnada por amianto, y sirve como zona de contacto
entre el foco de calor y el material a calentar.
b. Vasos de precipitados: Estos objetos son unos recipientes que además de servir de envase para
calentar los materiales estudiados, sirve para medir cantidades líquidas.
c. Espátula: Sirve para coger sustancias sin necesidad de utilizar las manos.
d. Báscula: Sirve para medir el peso de las sustancias estudiadas.
e. Varilla de vidrio: Sirve para dar vueltas a las sustancias que están calentándose.
f. Trípode: Es un objeto que sirve para sostener el vaso del precipitado mientras se calienta.
g. Mechero: Es el foco de calor, que calienta nuestras sustancias.
h. Pipeta: Es el objeto que utilizamos para medir volúmenes pequeños de líquidos.

 PROCEDIMIENTO.
a. En primer lugar se añaden 2 l. de agua a la sosa (NaOH).
b. A esa mezcla se le agregan 5 kg. de grasa.
c. Posteriormente, volvemos a añadir agua, en este caso 7 l.
d. Como último paso calentamos hasta diferenciar tres capas y dejamos enfriar.
e. Abajo quedará la glicerina, en medio el jabón y arriba el aceite que no ha reaccionado.
PROCESO CON ACEITE
Lo primero que haremos será disolver la sosa que la tenemos en estado sólido, para ello pesamos
20 gr de NaOH en la balanza y enrasamos a 100 ml de agua para obtener una disolución al 20 %.
Colocamos 100 ml de aceite en un recipiente, y lo mezclamos con la disolución de hidróxido
sódico. Calentamos durante 30 min aproximadamente, al baño María con cuidado y dejamos
reposar durante 24 h para que se forme el jabón. (Prior, 2 003)
PROCESO CON GRASA ANIMAL
Repetiremos el proceso de disolver 20 gr de sosa enrasando a 100 ml de agua para obtener una
disolución al 20 %. Pesaremos 100 gr de grasa animal en la balanza y la calentaremos al baño
María porque se encuentra en estado semisólido y nos interesa que esté algo más fluida. Cuando
ya la tenemos, la mezclamos con la disolución de hidróxido sódico y de nuevo calentamos la
mezcla al baño maría con cuidado y dejamos reposar para ver los resultados. (Prior, 2 003)
ELABORACIÓN DE JABONES POR EL PROCESO EN FRÍO
Se denomina así a la elaboración de jabón sin fuente calorífica externa. Se parte de unas grasas a
una temperatura baja y éstas, debido a la reacción de la saponificación, experimentan un aumento
de temperatura que puede llevar al jabón a la fase de gelificación.
Este procedimiento lo utilizamos para elaborar jabones duros de hidróxido sódico o sosa cáustica.
Antes que nada debemos dar un repaso a las medidas de seguridad. Para realizar un jabón
mediante el proceso en frío lo primero que tenemos que preparar es la lejía. Esta se obtiene
mediante la mezcla de agua y sosa. Pesamos cuidadosamente la sosa en un recipiente y el agua
en otro y añadimos el primero poco a poco sobre el segundo, removiendo lentamente con cuidado
de no salpicar.
El agua alcanzará gran temperatura en cuestión de segundos. Es por esto importante que la
temperatura de partida del agua sea baja ya que si está caliente puede llegar a hervir y salpicar la
lejía. Incluso, si queremos que no suba mucho la temperatura, podemos congelar en cubitos
previamente el agua. Una vez mezclados, la lejía tiene un aspecto blanquecino un poco turbio.
La dejamos reposar hasta que se vuelva totalmente transparente. Mientras, podemos ir derritiendo
los aceites duros en una olla al fuego o en un recipiente de vidrio en el microondas. Una vez
derretidos los mezclamos poco a poco y removiendo con los aceites blandos, para que la baja
temperatura de estos últimos no haga solidificar a los primeros. Si hay algún aceite especialmente
delicado debemos reservarlo y no mezclarlo aun con el resto de las grasas.
Una vez bien mezclados los aceites y considerando que tanto estos como la lejía no deben de estar
a más de 40ºC, mezclamos poco a poco ambos añadiendo la lejía sobre los aceites mientras
removemos suavemente. Cuando lo hemos mezclado todo, batimos la mezcla con la batidora de
mano a velocidad muy lenta. Antes de accionar la batidora tenemos que sumergirla bien en la
masa y asegurarnos de que no va a salpicar. Batimos hasta que queden todos los ingredientes bien
emulsionados, en varias ocasiones hasta que alcancemos el punto de traza. Esto tardará más o
menos dependiendo de los ingredientes. En este momento sacamos la batidora y añadimos el
aceite que habíamos reservado, incorporándolo a la masa mientras mezclamos con la espátula o
cuchara. Del mismo modo añadimos los aceites esenciales. Una vez que todo esté bien mezclado
y la masa resulte completamente homogénea la vertemos en los moldes. Si queremos que el jabón
gelifique aislamos el molde tapándolo con mantas o toallas. En las 24 a 48 siguientes el jabón
solidificará. Una vez que estemos seguros de que no se deforma al tocarlo procedemos a su
desmoldado y, si es el caso, su corte. Ya solo hay que dejarlo curar de 4 a 6 semanas antes de
usarlo y es aquí donde el jabonero se enfrenta a su impaciencia. (Prior, 2 003).
ELABORACIÓN DE JABONES MEDIANTE EL PROCESO EN CALIENTE
Se denomina así al proceso de fabricación del jabón que implica una fuente de calor externa. Hay
muchas formas de aplicar ese calor pero nos centraremos en el proceso en el horno. Hay que decir
también que todo esto se puede hacer perfectamente con dos ollas, al baño maría. Como ya dije
una vez el jabón en caliente tiene dos ventajas principales: Una es que no hay que esperar (o hay
que esperar muy poco) para poder usarlo y la otra es que una vez finalizado el proceso de
saponificación, le podemos agregar colorantes, aromas y aditivos sin miedo a que se nos echen a
perder.
Para empezar seguiremos al pie de la letra las indicaciones en el proceso en frío sólo que esta vez
no le vamos a añadir las esencias ni lo vamos a verter en el molde. En lugar de eso, una vez
mezclados los aceites con la lejía, lo vamos a meter en el horno a una temperatura aproximada de
80ºC. Hay que asegurarse que el jabón esté bien “trazado” antes de meterlo en el horno. De media
a una hora aproximadamente veremos como el jabón gelifica. Esto es que se vuelve semilíquido
y transparente. Cuando su aspecto sea completamente homogéneo y todo el jabón presente ese
aspecto de gel, lo removemos bien y lo dejamos otro ratito en el horno.
Dependiendo de la cantidad de agua que le hayamos puesto, la masa será más o menos removible.
Podemos usar algunos ingredientes para conseguir que la masa sea más fluida y por tanto más
fácil de remover y de moldear. Entre estos ingredientes está el sodio lactato (hasta el 3% de las
grasas) que aporta además dureza y suavidad al jabón. También se puede hacer una mezcla suave
de sal y carbonato sódico o potásico a partes iguales en una cantidad máxima del 1% del peso
total del jabón, diluido en 4 ó 5 veces su peso en agua destilada. Así por ejemplo para un jabón
de 2 kg se pondrían 10 gr de sal, 10 gr de carbonato sódico diluidos en 100 gr de agua destilada.
Después de unas dos horas en el horno podemos comprobar el Ph del jabón y si nos sale un
resultado aceptable damos por concluida su cochura.
Si habíamos decidido reservar un aceite más delicado para el sobre engrasado este es el momento
de añadirlo. Si le vamos a poner colores, los cuales al no verse afectados directamente por la
acción de la sosa resultarán más homogéneos y duraderos, se los ponemos justo antes de añadir
los aromas. En este caso no tenemos que temer por el hecho de que las esencias vayan a “fraguar”
el jabón de golpe porque al estar ya hecho no debe de cambiar su consistencia. También las
esencias cunden más si no se ven sometidas a la acción de la sosa pero hay que tener cuidado
porque si la masa está demasiado caliente se puede volatilizar gran parte de la esencia y por esto
es lo último que debemos añadir antes de verter en el molde. Si el molde lo permite, incluso le
podemos poner en él las esencias y mezclarlas ahí con el jabón. Hay que evitar altas temperaturas
en el horno que producirían burbujas en el jabón perjudicando su aspecto pero hay que mantener
la temperatura lo suficientemente alta como para que el jabón esté fluido. Si está un poco frío y
no se han añadido 65 ingredientes fluidificantes el moldeado se puede volver una pesadilla.
Un problema que puede darse con determinada facilidad es que al no estar suficientemente trazado
el jabón, se separe (se corte) al meterlo en el horno. En ese caso hay que sacarlo, añadir poco a
poco agua fría, removiendo hasta que se vuelva a emulsionar. Ese exceso de agua habrá que
cocerlo luego de más para que se evapore. Sigo pensando que el jabón elaborado en frío tiene una
textura más suave que el de en caliente.

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