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Según un estudio realizado por Cende Quispe, Yatsen Chiara & Oscar Moreno
en el 2016, en una escuela ubicada en el distrito de Yura en Arequipa con una
población de 83 niños entre los 4 y 8 años de edad, mediante el método de
Teleman modificado, la prevalencia de Blastocystis spp. fue 81,9% (68/83), la
prevalencia global de parásitos fue 96,4% (80/83); además, 80,7% (67/83)
tenía más de un tipo de parásito, concluyendo que existe una elevada
prevalencia de Blastocystis spp. y de otros enteroparásitos; también, un
elevado poliparasitismo en la población escolar estudiada. La prevalencia de
Blastocystis spp. encontrada es una de las más altas registradas a nivel
nacional e incluso internacional. Esto probablemente se deba a la falta de
servicios básicos como agua potable y desagüe, condiciones a las que están
sometidos los poblados periurbanos de ciudades con gran número de
habitantes en los países en desarrollo. Por otro lado, el binomio pobreza-
estrés, así como en otras enfermedades a las que el estrés predispone, como
consecuencia de la pobreza (4).
Según un estudio realizado por Casquina & Martínez en el 2006, 205 escolares
del centro poblado de Pucchún del distrito Mariscal Cáceres, Provincia de
Camaná, Departamento de Arequipa, Perú. Se encontró un 92,68% de
prevalencia a uno o más parásitos intestinales, con el predominio de los
protozoos frente a los helmintos: Entamoeba histolytica/E.dispar (33,17%),
Giardia intestinalis (31,71%), Hymenolepis nana (47,17%), Diphyllobothrium
pacificum (0,49%) y Fasciola hepática (0,49%); siendo más frecuente el
poliparasitismo con 42,63%. La prevalencia para los parásitos no patógenos
fue: Entamoeba coli (72,68%), Blastocystis hominis(48,29%), Endolimax nana
(35,61%), Lodamoeba butschlii (23,90%) y Chilomastix mesnilli (16,58%). Así
mismo, los principales factores epidemiológicos que influyen en la prevalencia
del parasitismo intestinal en los escolares son: viviendas construidas a base de
quincha/estera, edad entre 8 a 10 años, agua proveniente de pozos,
eliminación de basuras en el peridomicilio y campo abierto, presencia de
roedores y vectores, y consumo de verduras tanto crudas como cocidas (5).