You are on page 1of 22

Peritaje antropológico y judicialización de los derechos indígenas en la política

electoral mexicana

Resumen. En este texto se analiza el papel de los peritos antropológicos en un


juicio electoral sobre el derecho de los pueblos indígenas a elegir autoridades
municipales a través de usos y costumbres1 en lugar de la política partidaria
convencional. Este proceso se refiere a un municipio indígena en el estado de
Guerrero, México. Destacamos las posibilidades que la ley abre en la
judicialización de las reivindicaciones indígenas, el malestar que favoreció el
caso en el campo político electoral, y lo que este juicio revela sobre las
jerarquías raciales que estructuran dicho campo. También discutimos las
implicaciones de recurrir a informes antropológicos de expertos para
"autentificar" la permanencia de los sistemas normativos indígenas y las
reivindicaciones de validez cultural para la representación política indígena en
la arena política municipal. Con ello queremos contribuir a los debates sobre el
papel de los informes antropológicos en el avance de los derechos indígenas.

Introducción

El reconocimiento de los derechos políticos de los pueblos indígenas ha


generado nuevos desafíos en el campo electoral mexicano. El despliegue de
esta prerrogativa a nivel municipal requiere que las autoridades electorales
reconozcan un cambio de un sistema de partidos políticos muy arraigado a otro
basado en costumbres y tradiciones, es decir, que elijan a las autoridades
locales de acuerdo con sus normas y procedimientos tradicionales. Aunque las
reformas jurídicas en el estado de Oaxaca han reconocido este derecho desde
1996-y esto ha sido promulgado por un alto porcentaje de municipios indígenas
durante los períodos electorales-estas alternativas electorales han sido muy
recientes en otros estados de México. La novedad de estos procesos es la
judicialización de los derechos políticos de los pueblos indígenas, todo lo cual
implica el uso de informes antropológicos para verificar su condición de sujetos
étnicos y otros asuntos relacionados.

En este artículo analizamos el caso del municipio de San Luis Acatlán (SLA)
-ubicado en el estado de Guerrero en el suroeste de México- en una apuesta por
ejercer la autodeterminación y elegir a sus autoridades municipales mediante
procedimientos tradicionales. Este es el segundo caso2 donde el derecho a
elegir autoridades a través de "usos y costumbres" fue procesado en un juicio
electoral federal. Nuestro objetivo es tanto analizar las tensiones que existen en
el proceso judicial de los derechos políticos indígenas como destacar el papel
que juega el informe pericial antropológico en este proceso. El caso es
significativo porque pone de relieve aspectos cruciales de las relaciones de
poder que estructuran el campo político local, así como el racismo de las élites
locales que consideran que los sistemas normativos indígenas son un revés
para sus posiciones de privilegio. Nuestro informe pericial fue a su vez central
para la legitimación del reclamo indígena de una consulta sobre su derecho a
elegir autoridades municipales a través de "usos y costumbres". Esto tuvo tres

1
efectos principales: 1) reveló tensiones estructurales en el ámbito electoral
local, 2) pesó mucho en las decisiones de los magistrados del Tribunal Electoral
del Poder Judicial de la Federación TEPJF, y 3) ha sido un instrumento para que
los actores indígenas fundamenten su reclamo de elegir funcionarios con base
en "usos y costumbres". La disputa subyacente denota huellas históricas de
exclusión y subordinación en un contexto de "colonialismo interno" (González
1965) que implica una subyugación naturalizada en redes de poder espacial que
están controladas por las élites que están profundamente arraigadas en los
partidos políticos. En consecuencia, la lucha política a la que se enfrenta la ruta
de los "usos y costumbres" es por el gobierno municipal, incluyendo sus fondos
económicos, los cuales son controlados en gran medida por mestizos que
continúan ejerciendo su privilegio racial en relación con la mayoría de la
población indígena.

Nuestra intervención como peritos en este juicio se situó en el terreno


contencioso que configuró el proceso judicial. Este instrumento desempeñó un
papel importante en la validación del derecho a la consulta de la "comunidad
indígena" del SLA. Este procedimiento es el resultado de la legislación
multicultural establecida en México desde la reforma del artículo 2 de la
Constitución Nacional (2001), que reconoce el derecho de los pueblos indígenas
a la autodeterminación y autonomía, y el derecho a elegir a sus autoridades a
nivel municipal en base a sus propias costumbres y tradiciones. Este último
derecho implica la pluralización del campo electoral con respecto a las
comunidades indígenas. Para los representantes de los partidos políticos
-generalmente asociados a las élites mestizas locales- esta opción es vista
como un desafío directo a su poder económico y político; la posibilidad de
perder el control municipal de las elecciones locales representa un paso atrás
para ellos. Por esta razón, el informe pericial era en sí mismo una amenaza que
desafiaba el campo político establecido. Esto explica los momentos de tensión
que experimentamos tanto durante el trabajo de campo de este estudio como
después de su publicación. También revela los dilemas políticos y éticos a los
que nos enfrentamos al tener que defender nuestros resultados en un terreno
altamente complejo y contradictorio.

En resumen, en este texto argumentamos que el informe pericial en el campo


electoral contribuye a validar otras prácticas y conocimientos sobre los
derechos indígenas, que son descalificados como premodernos y rechazados
por cuestionar las nociones hegemónicas de representación política basadas en
la política partidaria. También revela la manera en que las nociones coloniales
de costumbres y tradiciones entran en un campo de poder disputado y se
benefician de una nueva semántica legitimada por el pluralismo jurídico. En este
caso, el informe pericial ha sido fundamental para legitimar el derecho de los
pueblos indígenas a elegir a sus autoridades municipales con base en sus
propias costumbres y tradiciones, es decir, su derecho político a la libre
determinación. Aunque se hicieron algunas mejoras en la lucha judicial, el
resultado final del informe no favoreció a los pueblos indígenas en esta ocasión.

2
En este caso analizamos el proceso de judicialización de los derechos
indígenas, no su resultado.

El artículo está dividido en cuatro secciones. En la primera sección se


presentan las discusiones que se han formulado respecto a los efectos que las
intervenciones de expertos antropológicos han tenido en los procesos judiciales
a través de informes; particularmente, en términos de su contribución a las
posibilidades transformadoras del derecho y a la conformación de las
categorías etnoculturales. En la segunda sección se esboza el contexto del
campo político-electoral en el que se desarrolla el caso analizado y en el que
tuvo lugar la elaboración del informe antropológico. En la tercera sección se
explica a grandes rasgos el origen y la trayectoria a través de la cual el
municipio analizado solicitó un cambio en la forma en que eligen a sus
autoridades del sistema de partidos políticos a uno basado en "usos y
costumbres". En la cuarta sección desarrollamos la parte principal de nuestro
análisis a partir de dos aspectos: por un lado, mostramos las estrategias legales
que siguieron los protagonistas del caso, destacando el uso que dieron a los
peritajes antropológicos; por otro lado, reconstruimos críticamente los
significados que los diferentes actores atribuyeron a conceptos como "usos y
costumbres" y "comunidad indígena" en el proceso judicial, y el efecto que tuvo
el informe antropológico en los significados antes mencionados.

I. Debates sobre los peritajes antropológicos en los procesos judiciales.

La intervención antropológica -los informes antropológicos (IA)- en los procesos


judiciales que involucran a los pueblos indígenas ha despertado interés no sólo
porque reflexiona sobre las estrategias que se siguen para documentar las
diferencias culturales y hacerlas legibles para los jueces, sino también porque
analiza las condiciones de producción de los informes y sus efectos en el
avance de los derechos indígenas. En esta dirección, hay una preocupación
recurrente en el ámbito académico que nos empuja a analizar críticamente
tanto los efectos de los informes antropológicos como los dilemas éticos y
políticos que este tipo de intervenciones pueden tener, y que corren el riesgo de
reproducir la colonialidad del poder que pretenden cuestionar. Con este fin,
destacamos dos líneas principales de reflexión: 1) el impacto del informe
antropológico sobre las posibilidades reguladoras o transformadoras del
derecho en los procesos judiciales, y 2) los efectos de las intervenciones
antropológicas en la construcción de las categorías étnicas y culturales de la
identidad.

1) En cuanto a la primera línea de reflexión, se plantean las siguientes


preguntas: ¿Cuál es el alcance y las limitaciones del IA (informes
antropológicos) en los procesos de judicialización de los derechos
colectivos de los pueblos indígenas? ¿Ayudan a resolver las
reivindicaciones de estos pueblos manteniendo al mismo tiempo una
visión transformadora o representan un conocimiento que legitima las
estructuras de poder existentes dentro de los Estados y les permite?

3
Estos dilemas son recurrentes en la elaboración de informes
antropológicos de expertos en relación con la defensa de los derechos
indígenas. América Latina ha tenido una importante tradición en el campo
de la antropología judicial que ha proporcionado peritajes antropológicos
para el cumplimiento de sentencias judiciales emblemáticas en la
defensa de las jurisdicciones indígenas (Sánchez 2010), o el derecho a la
tierra de los pueblos indígenas (Stavenhagen 2002; Hale 2006), entre
muchos otros estudios. Las sentencias favorables de los tribunales
fueron clave para la justiciabilidad de los derechos indígenas y en cada
uno de ellos los informes contribuyeron al avance de las perspectivas
contra-hegemónicas del derecho con importantes efectos en la
jurisprudencia nacional e internacional. Sin embargo, los informes
antropológicos no siempre lograron estos logros ni su alcance fue tan
emancipatorio. Como menciona Juan Carlos Martínez (inédito), los
informes ni siquiera se tienen en cuenta en algunas sentencias y a veces
pueden ser utilizados para justificar intervenciones que legitiman al
Estado y son desfavorables a los derechos colectivos. De esta manera,
cuanto más relevante es el aspecto disputado en el ámbito judicial, más
evidente se hace el uso estratégico del derecho por parte de los actores
en el ámbito judicial. Sin embargo, el efecto regulador o emancipador de
los procesos judiciales sólo puede valorarse una vez transcurridas todas
sus etapas. Por lo tanto, el posicionamiento hacia cualquier dirección
particular depende del proceso legal en relación a cómo es elaborado por
jueces y magistrados, pero principalmente de la movilización social que
lo apoya. Llegar a una conclusión sobre la efectividad del RA para
orientar las escalas de una u otra manera es una tarea complicada que
debe ser analizada en cada caso y dentro de cada contexto, ya que está
ligada a muchos otros aspectos. La experiencia sobre el ejercicio de los
derechos políticos de los pueblos indígenas que analizamos en este
artículo no involucró un caso de gran impacto legal, pero la intervención
del informe antropológico sí tuvo consecuencias en el proceso judicial.
Además, el caso generó presión en la arena política local al cuestionar la
ruta de los partidos políticos. De esta manera, nuestro informe contribuyó
a fundamentar una sentencia del Tribunal Federal Electoral (TPEJF) que
favorece el derecho a elegir autoridades municipales por la vía de los
"usos y costumbres" en lugar de los partidos políticos en el municipio de
San Luis Acatlán. Esto trazó un patrón para posteriores procesos
electorales en el estado de Guerrero que han obtenido importantes
logros, como ocurrió con el caso de Ayutla de los Libres en Guerrero, un
municipio indígena que ganó el derecho a elegir a sus autoridades a
través de usos y costumbres (ver abajo).

2) Desde el punto de vista de la crítica cultural buscamos, en primer lugar,


añadir a las discusiones que problematizan las intervenciones
antropológicas, y en segundo lugar, analizar tanto la semántica que se
produce en y por los informes de los expertos antropológicos como sus
4
posibles efectos esencializadores. Los cuestionamientos que, entre otros,
surgen son: ¿Hasta qué punto la IA termina reintroduciendo dinámicas
hegemónicas y coloniales al convertirse en la autoridad que autentifica la
cultura que sostiene? Todo ello nos remite a los clásicos debates sobre la
autoridad etnográfica en los informes antropológicos (Clifford 1988),
donde la voz de los expertos se ve favorecida por encima de la voz de los
pueblos indígenas, que necesitan que se aprueben sus identidades y
tradiciones para ganar legitimidad. En este sentido, escritores como
Martínez (inédito), Escalante (2018) y Kirsch (2018) han ofrecido
importantes argumentos sobre los riesgos de la esencialización de la
cultura y el papel que tienen los informes en la reproducción de
categorías que fijan significados culturales cuando se construyen fuera
de su contexto. Asimismo, en una reflexión sobre la crítica cultural y los
peritajes antropológicos, Loperena, Hernández y Mora (2018) subrayan
claramente la necesidad de conocer los significados y las consecuencias
epistémicas y morales de las intervenciones de los peritos en los juicios
que involucran a los pueblos indígenas. En el mismo sentido, Hale (2006)
subraya, desde la perspectiva de una antropología crítica y colaborativa,
tanto las relaciones de poder en las que se inserta el conocimiento de los
expertos como las consecuencias políticas de su implicación.
Parafraseando a Hale, nos preguntamos, por ejemplo, ¿cómo podemos
representar las reivindicaciones indígenas en lenguajes jurídicos que no
refuerzan las rigideces internas (en los colectivos indígenas) y que, al
mismo tiempo, pueden ser útiles para otras luchas subalternas? (texto
citado, 11). En el juicio que analizamos en el municipio de SLA, nos
enfrentamos a problemas similares al tener que estructurar el informe
antropológico pericial a partir de categorías esencializadoras que fueron
definidas por la autoridad judicial, tales como: sistemas normativos, usos
y costumbres, y la comunidad indígena de San Luis Acatlán. Nos vimos
obligados a desarrollar un análisis crítico de esos conceptos al tener que
considerar las condiciones sociales y demográficas de las comunidades
para ampliar su significado. De esta manera, revelamos tensiones
importantes que se reflejaron en el proceso judicial, como veremos más
adelante, pero también las definiciones que se establecieron en el
informe transformaron los conceptos al ampliarlos a sectores subalternos
que no eran necesariamente indígenas. Además, el desarrollo del informe
también implicó un cuidadoso manejo de los datos y su documentación,
ya que fue insertado en un campo político de poder fragmentado por las
élites locales y estatales, que veían amenazados sus privilegios. El hecho
de que el informe antropológico fuera solicitado por un organismo oficial
-el Instituto Estatal Electoral- nos obligó a mantener una vigilancia
epistemológica en la documentación del informe, utilizando datos
cualitativos bien fundamentados para obtener un mayor efecto analítico,
lo que hicimos.

5
II. El informe del experto antropológico y su impacto en el ámbito político-
electoral.

La decisión de realizar un informe pericial (Autor (a) y Autor (b) 2013) en una
región en la que habíamos realizado trabajo de campo durante más de una
década, así como esfuerzos de organización comunitaria a largo plazo,
representó una oportunidad única. Al hacerlo, apoyaríamos un reclamo que ha
sido defendido por diferentes organizaciones indígenas de esa región, así como
contribuir a la implementación del derecho de los pueblos indígenas a la
consulta previa. Nuestra participación tuvo lugar en un escenario de crecientes
tensiones y desafíos que habían transformado el escenario sociopolítico de
Guerrero. Aunque ambos investigadores habían realizado investigaciones a largo
plazo en este lugar y, por lo tanto, tenían un amplio conocimiento del contexto
local, decidimos realizar una visita al lugar específicamente para los fines de
este informe debido a las actuales tensiones locales, la especificidad de las
cuestiones planteadas por el fallo judicial que exigía el informe y la importancia
que este representaba. Por lo tanto, decidimos visitar seis de cada diez de las
comunidades indígenas más grandes del municipio. Esta selección se realizó en
base a los siguientes criterios: población, situación agraria (ejidal o comunal)3,
etnia, y si la ciudad en particular tenía (o no) un anexo demográfico. Como se
verá más adelante, dada la influencia que tiene la migración indígena en la
cabecera municipal, que en su mayoría está constituida por población mestiza,
el estudio también se amplió para abarcar la cabecera municipal. Una vez
terminado el trabajo de campo, la redacción final del documento se realizó en
dos meses, tiempo que fue estipulado por el Instituto Estatal Electoral de
Guerrero (IEEG), la institución que solicitó el informe.

El estado de Guerrero tiene la tasa de homicidios más alta de México y es


reconocido tanto por un aumento exponencial de la violencia relacionada con
las drogas como por una crisis exacerbada de los derechos humanos (Institute
for Economics and Peace 2017). El Estado también es conocido por su alto
índice de marginalidad (59.82%), que afecta particularmente a las comunidades
indígenas, la mayoría de las cuales viven en condiciones de extrema pobreza
(CONAPO 2010). Además, Guerrero es un estado multiétnico. Es el séptimo
estado más grande del país con la mayor concentración de pueblos indígenas
(19,3%), constituido por los pueblos nahuas, me'phaa, na savii y Nn´anncue El
estado de Guerrero también tiene una tradición colonial, racista y cacique local
de organización socio-política, incluyendo tácticas contrainsurgentes
patrocinadas por el estado contra los grupos guerrilleros durante el período
conocido como guerra sucia entre los años 1960 y 1970. Al mismo tiempo, el
estado de Guerrero es conocido por la fuerte trayectoria de resistencia social y
organizaciones indígenas que permitieron la expansión de diferentes tipos de
policía comunitaria -que se inspiraron en la institución emblemática de la
Policía Comunitaria de Guerrero, conocida como CRAC-PC (Autor (a) 2010, 2013;
Autor (b) 2015)4 - para enfrentar el aumento de la inseguridad y la violencia

6
debido a la guerra federal contra el narcotráfico y al aumento de la presencia
del crimen organizado en la última década (Tlachinollan 2016).

Nuestro informe pericial fue solicitado por el Instituto Electoral de Guerrero


(IEEG), y fue desarrollado en el marco de un acuerdo institucional entre el
Cuerpo Electoral Estatal de Guerrero y el CIESAS.5 Este informe formaba parte
de un proceso federal que requería que el instituto electoral local -el Instituto
Estatal Electoral de Guerrero (IEEG)- "hiciera todo lo que estuviera en su mano
para determinar hasta qué punto las costumbres y tradiciones siguen existiendo
en las comunidades indígenas del SLA".6 A pesar de que teníamos los contactos
necesarios para llevar a cabo el informe pericial, era necesario que
mantuviéramos un cierto nivel de autonomía para evitar que los grupos locales
en el poder cuestionaran el informe. Una de las dificultades a las que nos
enfrentamos fue que las tensiones y divisiones en el ámbito social local
aumentaron durante el trabajo de campo, lo que afectó nuestra propia presencia
en el espacio municipal.

El escenario es crucial para entender por qué nuestro informe de peritos tocó
los nervios sensibles en el campo político local y provocó una reacción de los
grupos de élite que estaban asociados con los partidos políticos y sintieron que
sus intereses estaban amenazados. La mayoría de ellos son identificados como
mestizos, que representan casi la mitad de la población total del SLA (45,46%),
aunque la mayoría de ellos se concentran en la ciudad política administrativa
central del municipio. Dada la migración local de los indígenas a la ciudad de
SLA, así como el alto porcentaje de población no indígena en la ciudad (casi el
50%), optamos por incorporar a nuestro estudio la perspectiva de diferentes
grupos de interés -incluyendo mestizos e indígenas que viven en la ciudad de
SLA- y no sólo las comunidades indígenas dispersas a través de los límites
político-administrativos municipales. Uno de los mayores desafíos que
enfrentamos en el estudio consistió en documentar la complejidad de los
sistemas normativos indígenas y sus múltiples variaciones (Autor (a) y Autor (b)
2013). En el informe pericial demostramos que detrás del concepto de
"Comunidad Indígena de San Luis Acatlán" (expresión utilizada por la sentencia
SUP-JDC-1740/2012) hay distintos conjuntos de comunidades que, a pesar de las
variaciones en sus prácticas y rituales culturales, comparten una estructura
organizativa común basada en el modelo de toma de decisiones colectiva de la
asamblea general. También documentamos la permanencia de los sistemas
normativos indígenas en los diferentes barrios del SLA, donde los migrantes
provenientes de comunidades indígenas decidieron establecerse. Además,
investigamos la influencia de los sistemas normativos indígenas en las
tradiciones populares mestizas y, para nuestra sorpresa, encontramos la
permeabilidad de las prácticas culturales comunitarias en los espacios
mestizos. En resumen, el estudio reveló una intrincada red de relaciones
comunitarias que coexisten en cruda tensión con esos vínculos de cacique
mestizo y parentesco que reproducen las jerarquías socioeconómicas a nivel

7
local. Esto llevó a una discusión del concepto homogéneo "la comunidad
indígena de San Luis Acatlán", que fue relevante para el análisis.

La investigación para este informe de expertos se desarrolló dentro de un


terreno altamente polémico que nos impactó directamente como investigadores
debido al hecho de que las élites políticas locales lo vieron como una amenaza
a su privilegio económico racializado. Al mismo tiempo, entre 2012 y 2013, se
produjo una escalada de conflictos en la región que polarizó aún más las
dinámicas sociales e impactó negativamente en el campo de poder local de las
organizaciones indígenas. Estas tensiones afectaron nuestra capacidad para
llevar a cabo el trabajo de campo, específicamente en la forma en que fuimos
recibidos por las comunidades en las que estábamos recopilando la mayor parte
de nuestros datos. A pesar de estos desafíos, el informe pericial ocupó un lugar
destacado en la decisión judicial del Tribunal Federal Electoral (TEPJF) y sentó
a su vez un precedente para los nuevos procesos legales que se están llevando
a cabo en otros municipios de Guerrero -como es el caso de Ayutla de los
Libres, cuya población ha ganado el derecho a elegir autoridades municipales a
través de "usos y costumbres", como se mencionó anteriormente-, proceso que
finalmente culminó con la elección de un "Concejo Municipal de Autoridades
Comunitarias" (15 de julio de 2018).

III . La ruta electoral a los "usos y costumbres". Trayectoria del proceso judicial

A principios de 2012, miembros de las organizaciones indígenas del SLA se


movilizaron para explorar la posibilidad de acceder al poder municipal a través
de elecciones a través de "usos y costumbres". Esta afirmación reflejaba una
crítica muy arraigada al gobierno municipal y el papel exclusivo, racista y
corporativista de los partidos políticos, que creían que el hecho de ser
gobernados sobre la base de costumbres y tradiciones representaba un
retroceso en términos de expresiones blanqueadas del progreso social. A pesar
de las críticas de la élite mestiza, el reclamo fue apoyado activamente por una
variedad de instituciones sociales y organizaciones populares como la UPOEG7,
CRAC-PC, CAMI8, la Asociación de Producción de Café "ARIC-Unión de Uniones"
y la Cooperativa de Café "Luz de la Montaña", todas las cuales tienen sus
oficinas principales en el centro político administrativo del municipio de SLA.
Esta movilización se inspiró en gran medida en la victoria legal del municipio
indígena Purépecha de Cherán, en el estado de Michoacán. En octubre de 2011,
tras un proceso judicial ante el Tribunal Federal Electoral (TEPJF), Cherán pudo
elegir a sus autoridades municipales en base a "usos y costumbres",
favoreciendo así el desarrollo de un autogobierno liderado por el Consejo de los
Keris, las tradicionales autoridades purépecha (Aragón 2013). Este caso sentó el
precedente para que la Sala Suprema del TEPJF evaluara casos similares, y
posteriormente resultó en la creación de un marco legal para alterar la ruta
electoral municipal establecida basada en la política partidista a una que pueda
incluir "usos y costumbres" indígenas. El proceso legal en Cherán también
definió una guía para el uso de informes antropológicos de expertos como una
fase necesaria para diseñar una consulta preliminar libre e informada con las

8
comunidades indígenas. De esta manera, los estudios antropológicos ingresaron
al ámbito político electoral para verificar la continuidad histórica de los
sistemas normativos indígenas como vía previa para legitimar el derecho a
elegir autoridades por medio de "usos y costumbres".

El proceso judicial del SLA se inició el 4 de junio de 2012, cuando el líder de la


UPOEG, Bruno Plácido, junto con otros representantes de la organización,
presentó una demanda para la protección de los derechos políticos electorales
de los ciudadanos ante el Instituto Electoral del Estado de Guerrero, con el fin
de llevar a cabo elecciones municipales a través de "usos y costumbres". Se
trató de tres juicios acumulados, todos ellos ganados por los demandantes, y
que finalmente desembocaron en la Consulta celebrada del 1 al 15 de febrero de
2015. Sin embargo, a pesar del importante esfuerzo popular que se realizó para
realizar asambleas y foros de difusión de la propuesta en todo el municipio, los
resultados de la Consulta no favorecieron el reclamo inicial. Finalmente, el 25
de marzo de 2015, el TEPJF declaró válida la consulta y cerró el caso, lo que
esencialmente rechazó la opción de que las autoridades municipales fueran
elegidas por "usos y costumbres" en el SLA, al menos por este tiempo.

No es nuestro objetivo estudiar las diferentes fases y resultados de la acción


judicial, sino analizar el terreno disputado en el que se desarrolló el informe
pericial y el proceso electoral. A continuación, destacamos el posicionamiento
de los diferentes actores involucrados, así como nuestros esfuerzos por navegar
entre conceptos legalmente definidos, que apelan al pluralismo jurídico, y un
análisis antropológico crítico de las lógicas culturales y de las relaciones de
poder que les dan sentido.

IV. Actores y estrategias en el terreno jurídico

Avanzando en nuestro análisis a continuación describimos el campo jurídico que


estructura las posiciones de los tres principales actores en este litigio: los
magistrados del Tribunal Electoral; los funcionarios del Instituto Estatal
Electoral; y el/los actor/es indígena/s que activan la demanda judicial. Además,
reconstruimos las estrategias y los derechos a los que apelaron para avanzar en
la disputa. Por lo tanto, enfatizamos varios aspectos: por un lado, la
heterogeneidad del Estado y del campo jurídico del Estado, que se encuentra en
las posiciones discretas de los funcionarios públicos que están marcados por
jerarquías de poder; y, por otro lado, los actores indígenas que hacen uso del
derecho nacional e internacional para reclamar sus derechos políticos como
pueblos indígenas. De esta manera se presentan los elementos necesarios para
avanzar hacia un análisis crítico del derecho y de las formas en que la RA se ha
desarrollado en el campo jurídico; en particular, en el proceso judicial.

El campo jurídico (Bourdieu 2000) en el que se desarrolló este proceso legal


revela fuertes tensiones entre los actores sociales que se ubican en campos de
poder polarizados y que recurren a la ley para disputar los mecanismos
necesarios para acceder al gobierno municipal. El terreno jurídico es un campo
social de fuerza en el que los actores involucrados desarrollan diversas
9
estrategias para fortalecer sus posiciones y alcanzar sus objetivos; su éxito no
depende necesariamente del razonamiento jurídico.

El análisis del proceso jurídico, como parte de este campo de fuerza social, nos
permite identificar tres posiciones principales: 1) La defendida por el
demandante (el líder de la UPOEG Bruno Plácido) como representante de las
organizaciones y comunidades indígenas; 2) la posición del Consejo General del
IEEG, un organismo electoral ostensiblemente neutral, que en la práctica actuó
como representante de los partidos políticos; 3) y, finalmente, la Sala Suprema
del Tribunal Federal Electoral (TEPJF), cuya función incluye la verificación de la
constitucionalidad del procedimiento electoral plural considerando los derechos
indígenas.

A pesar de los diferentes motivos, es interesante notar la convergencia entre el


punto de vista de los líderes indígenas locales y los magistrados del TEPJF.
Aunque cada uno de ellos defiende posiciones estructurales diferentes, ambos
defienden el derecho a la autodeterminación de las comunidades indígenas en
la elección de las autoridades municipales.

A continuación, se analizan las estrategias y derechos legales a los que


apelaron los actores intervinientes para entender la forma en que movilizaron la
ley para sus propios intereses políticos. Basamos nuestro análisis en los
resultados del informe pericial.

1. Estrategia de Confrontación: "Usos y Costumbres bajo ataque"

La demanda de la organización indígena que planteó el caso y su pretensión de


acceder al poder municipal a través del mecanismo de una democracia directa y
participativa no sólo representó una pretensión de ejercicio de un derecho, sino
que también significó un choque contra la monopolización de la representación
política por parte de los partidos políticos. Era un cuestionamiento de las redes
tradicionales de poder político basadas en el "caciquismo" de las élites
mestizas que controlaban los recursos y mantenían regulaciones
discriminatorias en el terreno local. Es decir, la demanda del demandante
movilizó un reclamo colectivo directo contra las prácticas racistas y
excluyentes de los partidos políticos que en gran medida estaban bajo el control
de las élites mestizas y que impedían la representación política de las
comunidades indígenas, así como su acceso a los recursos económicos
públicos. Tal como lo expresó Genaro Vázquez -ex presidente municipal del SLA
e hijo del legendario guerrillero9 del mismo nombre- lo que vemos es la
"acumulación de quejas" de las comunidades indígenas frente a un poder
cacique mestizo en el SLA, dado eso: "(...) Las estructuras de gobierno y de
representación se han erosionado; una rigidez de las estructuras políticas
electorales no permite una representación mayoritaria de las comunidades
mixteca (Na'savi) y tlapaneca (Me'phaa)". (Entrevista con GVR, 5 de julio de
2013, SLA.) Con estas palabras, Genaro Vázquez explica los agravios
estructurales expresados en el reclamo de elegir autoridades municipales a
través de "usos y costumbres".
10
En efecto, el informe pericial documenta la actualidad de estos agravios: el
hablar de "usos y costumbres" como tradiciones primitivas que carecen de
profundidad o que sólo se refieren al uso de ciertos objetos. Vimos un ejemplo
de esto, por ejemplo, cuando un ex presidente municipal de origen indígena
identificó "usos y costumbres" con el uso del temazcal10, así como cuando
encontramos las opiniones que toleran el ejercicio de "usos y costumbres" sólo
si se aplica "entre ellos mismos" (es decir, la comunidad indígena). De hecho,
estas expresiones revelan simultáneamente dos cosas. Por un lado, muestran el
afianzamiento de las lecturas racistas que socavan el legado indígena y niegan
la compatibilidad de los "usos y costumbres" con el mundo moderno, así como
su capacidad de hacer valiosas contribuciones a la forma en que articulamos
las representaciones políticas actuales. Por otro lado, también muestra las
estructuras de poder que se basan en los caciques y organizan tanto la vida de
la población en general en la cabecera municipal como la vida interna de los
partidos políticos.

Para ello, nuestro informe de expertos aportó pruebas que respaldan el hecho
de que los sistemas normativos indígenas han cambiado, adaptado e
intervenido en la vida social de la cabecera municipal. También se ha infiltrado
en la dinámica de la comunidad mestiza, que incluso se ha visto beneficiada por
algunas de las estructuras que se basan en "usos y costumbres", como es el
caso del sistema comunitario de justicia y seguridad de la CRAC-PC. Esto
ofreció argumentos que fueron utilizados estratégicamente por los actores
involucrados en la disputa: la opinión de los expertos proporcionó a los actores
una justificación adicional de su reclamo, lo que fortaleció su posición, si no en
un aspecto judicial, al menos en el campo de la disputa política local que estuvo
involucrada en el juicio. Es decir, el informe pericial agregó legitimidad a las
afirmaciones que dieron origen a la demanda original; además, los "usos y
costumbres" no se asemejaban en nada a los comentarios despectivos que se
basaban en concepciones racistas.

2. Estrategia de simulación. Defensa de Partidos Políticos

El Instituto Electoral del Estado de Guerrero (IEEG) es la autoridad autónoma


legalmente reconocida encargada de llevar a cabo las elecciones en Guerrero.
Aunque el GTEIIH debería funcionar como árbitro imparcial, en realidad
representaba los intereses de los partidos políticos en este proceso judicial. El
GEEI desarrolló una estrategia de contrapunto para evitar la posibilidad de
elegir autoridades municipales a través de "usos y costumbres", ya que lo
consideraban un revés con respecto al modelo electoral democrático liberal.
Durante las diferentes etapas del caso, el GEEI obstaculizó continuamente las
iniciativas electorales comunitarias en su intento de bloquear el proceso de
consulta.11 Pero recurrió a algo más que a meras estrategias. El organismo
electoral incluso hizo uso político del Informe Pericial de Testigos al mentir
sobre su contenido y utilizarlo para descalificar la ruta electoral a través de
"costumbres y tradiciones". Utilizaron la prensa local para publicar
declaraciones que iban en contra de lo que realmente se sostenía en el informe

11
pericial, como por ejemplo: "En el municipio de San Luis Acatlán, las
autoridades no son elegidas a través de usos y costumbres", se hace a través
del sistema de partidos políticos (...) dice el Informe Pericial de Testigos de las
CIESAS" (Hernández 2014a). Esta acción provocó una respuesta personal en un
ejercicio de nuestro derecho a responder públicamente a tal difamación. Aunque
esta respuesta resultó en nuevas acusaciones que revelaron el poder
intimidatorio de los partidos políticos en Guerrero, afortunadamente no
procedieron. Los magistrados federales (TEPJF) argumentaron en contra de las
decisiones del GEEI, considerando que el Informe Antropológico demostró la
validez del sistema normativo indígena y las prácticas de "usos y costumbres"
para elegir autoridades locales. En consecuencia, el Tribunal ordenó el
cumplimiento de la sentencia.

En resumen, el GEEI desarrolló una estrategia de contrapunto, que


supuestamente respetaba la ley, pero que finalmente tenía como objetivo
defender el sistema electoral de los partidos políticos. Sin embargo, se vieron
obligados a proceder con la Consulta para decidir el método de elección de las
autoridades municipales.

De esta manera, el Tribunal Federal Electoral implementó una estrategia de


contención y vigilancia sobre el GEEI, quien a su vez se vio obligado a cumplir
con las diferentes fases del fallo y las directrices de la Consulta. Esto significó
una importante victoria por sí mismo. Sin embargo, debido a una fuerte
campaña local de los partidos políticos contra los usos y costumbres,
incluyendo la amenaza de impedir la implementación de programas de pobreza
social en la región, un porcentaje importante de indígenas decidió no votar.
Finalmente, debido a una participación extremadamente baja -sólo el 10% de la
población- la Consulta favoreció al sistema de partidos políticos.

Como ya explicamos anteriormente, cada una de las partes involucradas en la


lucha judicial tenía sus propias estrategias legales y hacía un uso estratégico
de la ley de acuerdo a sus propios intereses. Aunque todos ellos influyeron en el
juicio, la cantidad de impacto que tuvieron fue diferente. Ese impacto no sólo
dependía de la perspicacia de los elementos de la argumentación jurídica, sino
también de otros aspectos extralegales que resonaban en el resultado final. Lo
más relevante para este artículo es que todas las partes involucradas tomaron
nuestro informe para sustentar su posición tanto dentro como fuera del juicio.
Esto demuestra innegablemente el impacto que la RA tuvo en este caso.

Finalmente, el Tribunal Federal Electoral recogió los elementos de nuestro


informe pericial para sustentar la orden que dio a la institución electoral local
de continuar con una Consulta Previa e Informada en la que tendrían que
preguntar a la población del SLA si aceptaban cambiar la ruta tradicional del
partido por una ruta que se basa en "usos y costumbres".

V. Judicialización del Derecho Indígena y el Ejercicio de la Libre Determinación:


Tensiones y Límites.

12
En la siguiente sección se analizan los conceptos de derecho indígena y
pluralismo jurídico expresados en este proceso jurídico, y lo que revelan sobre
los imaginarios políticos de los diferentes actores involucrados en el proceso.
En lugar de definiciones inequívocas, nos interesa reconstruir los significados
que los actores políticos inyectan en estos conceptos, así como la forma en que
se movilizaron y alteraron durante el transcurso del proceso electoral.
Asimismo, destacamos los efectos que el informe antropológico tuvo en los
argumentos desarrollados a lo largo del proceso jurídico. En particular, en la
forma en que contribuyó a expandir la semántica de conceptos clave como
"comunidad indígena", "sistemas normativos" y "usos y costumbres". Además,
cómo esta expansión contribuyó también a la desesencialización de tales
conceptos, teniendo en cuenta las realidades etnográficas/sociológicas que los
sustentan. A través de este análisis presentamos los elementos necesarios para
discutir los usos críticos del informe del perito, incluyendo tanto el potencial
como las limitaciones que tiene para apoyar los derechos políticos de
autodeterminación de los pueblos indígenas.

1. Colonialidad y Derecho Indígena. Un concepto que ocupa un lugar


destacado en los debates sobre derecho indígena es el de "usos y
costumbres". A pesar de su trasfondo colonial, ha sido incluido
acríticamente en los procesos judiciales y en los argumentos jurídicos en
los casos relacionados con los derechos indígenas. El término también se
ha popularizado en el lenguaje cotidiano de los actores sociales, incluido
el de los pueblos indígenas. La trayectoria de este concepto en los
debates de la antropología jurídica contemporánea ilustra que el término
"derecho consuetudinario" fue utilizado por la administración colonial en
sus diferentes versiones (inglés, español, francés, etc.) para el control
social de los pueblos colonizados (cf. Fitzpatrick 1990; Starr & Collier
1989). Por ejemplo, esto es lo que ocurrió con los habitantes originales
bajo la jurisdicción de la Corona española en América Latina. Más tarde,
en la era liberal posterior a la independencia, las constituciones de los
nuevos Estados-nación, como México, excluyeron todo reconocimiento
legal de las instituciones y prácticas indígenas.

El concepto de "usos y costumbres" resurgió paradójicamente en el


marco de un nuevo campo jurídico plural denominado proceso de
juridización del derecho indígena (Gómez 2002). A pesar de las
limitaciones del concepto "usos y costumbres" y de que ha sido
ampliamente criticado por los propios intelectuales y organizaciones
indígenas, bajo el argumento de que subordina los sistemas jurídicos
indígenas en relación con los marcos jurídicos estatales (Bartolomé
2006; López 2007; Autor (b) 2011), la fuerza y popularidad del concepto
siguen siendo dignas de mención. Los marcos internacionales para los
derechos indígenas, incluyendo el derecho a la autodeterminación y la
autonomía, han sido insuficientes para disminuir el uso de conceptos
como "usos y costumbres". Tales términos están claramente vinculados a

13
una colonialidad de poder (Quijano 2001) que reproduce jerarquías
racializadas y minimiza el derecho indígena. Así pues, existe una disputa
sobre el significado de estos conceptos en el campo jurídico que, por un
lado, nos obliga a cuestionar la estructuración colonial y eurocéntrica del
derecho estatal y, por otro, nos anima a hacer legible el pluralismo
jurídico. Este es el campo de fuerza que atraviesa la judicialización del
derecho indígena en el ámbito electoral mexicano. En el presente estudio
de caso, aunque la Sala Suprema del TEPJF presentó argumentos que
reconocen los sistemas normativos indígenas internos, éstos están lejos
de ser plenamente reconocidos como derecho indígena (López 2007).

Para ilustrar cómo los diferentes actores procesaron el concepto de "usos y


costumbres", a continuación presentamos tres modalidades que se hicieron
visibles en el juicio que estamos analizando.

1) "Usos y costumbres" como restos del pasado.

Desde la perspectiva del instituto electoral local /IEEG, los "usos y costumbres"
representan un "retorno al pasado", en oposición a las prácticas electorales
modernas basadas en el sistema de partidos políticos. Un sentido similar es
compartido por las élites mestizas del SLA, e incluso por algunos políticos
indígenas, como pudimos documentar durante nuestro trabajo de campo. En una
reunión con los vecinos del SLA, manifestaron que aceptar "usos y costumbres"
significaría un retroceso en el progreso social, es decir, un regreso a las
elecciones controladas por los caciques locales. Como mencionó un profesor:
"Usos y costumbres" dejó de funcionar en el municipio de SLA cuando los
partidos políticos entraron en él" (Trabajo de campo, 2 de julio de 2013).
Destaca el doble significado que los mestizos del SLA inyectan en las aduanas.
Por un lado, consideran la posibilidad de realizar elecciones municipales por
medio de "usos y costumbres" como una afrenta a la democracia moderna y un
riesgo de "volver al pasado" cuando la "tradición" del cacique era imponer
candidatos. De esta manera, asocian una tradición autoritaria utilizada por los
caciques de los partidos políticos como parte inherente de las comunidades
indígenas. Por otro lado, comparten la opinión de que las costumbres
electorales de las comunidades son buenas para ellas (es decir, para los
indígenas), pero no para la elección de las autoridades municipales. Como dice
el mismo profesor: "Ellos (las autoridades electorales) van a decir que los
mestizos[del SLA] estamos apegados al mandato federal, y los grupos étnicos,
los gobernados por "usos y costumbres"". (Entrevista JHS, SLA., 4 de julio de
2013). Las élites mestizas que fueron entrevistadas tendieron a combinar
visiones dicotómicas de los procesos electorales, donde la defensa de la
democracia moderna para los habitantes de la ciudad del SLA no excluye la
posibilidad de que los indígenas recurran a los "usos y costumbres". Es decir, en
sus comunidades pueden elegir a sus autoridades de la manera que quieran,
pero para el ayuntamiento municipal, el proceso electoral debe ser por medio de
elecciones de partidos políticos. Sin embargo, existían otras posiciones que
señalaban cómo se ha adaptado el modelo de partido político para que sea más

14
inclusivo. Estos cargos se utilizaron como ejemplos de casos de personas
indígenas que han sido elegidas en el gobierno municipal local, incluso como
presidentes municipales, a fin de argumentar que no existe discriminación
contra los pueblos indígenas. Sin embargo, esta misma posición contribuye a la
reproducción de estereotipos racistas en torno a los pueblos indígenas,
considerados "huancos "12, cuyas costumbres no tienen nada que enseñar a los
mestizos que viven en los centros urbanos.

3) Un significado alternativo de "usos y costumbres" se encuentra en las


sentencias de la Sala Superior del TEPJF. Aquí se identifica como una
dimensión de los sistemas normativos indígenas basada en el derecho de
los pueblos indígenas a la libre determinación. Este derecho está
reconocido en el artículo 2 de la Constitución mexicana, que recupera los
estándares internacionales de derechos humanos colectivos. Sin
embargo, el lenguaje de los "usos y costumbres" minimiza la fuerza del
derecho indígena y no destaca su carácter normativo como sistema
jurídico. Sin embargo, es importante destacar la significativa variación de
las prácticas electorales locales que existen en relación con el término
"costumbres y tradiciones", que fue documentado en el informe de
testigos antropológicos y recuperado por la resolución del TEPJF. Estas
prácticas revelan la riqueza y el sentido de alteridad a través del cual las
comunidades afirman su identidad indígena. Es el caso, por ejemplo, de la
comunidad Me'phaa de Pueblo Hidalgo, donde, antes de las elecciones,
los miembros de la comunidad barren las áreas públicas como una forma
de "despejar el camino":

"El primer lunes de septiembre, la autoridad, que es el Comisario municipal,


convoca a todos los vecinos a limpiar las zonas importantes. Por ejemplo, en
este caso, el cementerio, la iglesia, el patio alrededor del recinto, alrededor de
los patios de las escuelas, el terreno de la clínica (cf. Autor (a) y Autor (b) 2013:
57).

Estos "usos y costumbres" cristalizan un conjunto de conocimientos y prácticas


que conectan la cosmovisión indígena del orden y el respeto a las elecciones
locales anuales (Dehouve 2011). En este sentido surgen nuevas preguntas sobre
el significado de "usos y costumbres" mostrando su complejidad y variaciones
culturales.

3) "Usos y costumbres" materializados en el ejercicio del derecho indígena y la


democracia participativa. Esta conceptualización es defendida por miembros de
la comunidad que buscan cambiar el régimen electoral exigiendo la colocación
de mecanismos democráticos participativos en el centro de los procesos
electorales.

Cabe destacar que los propios miembros de las comunidades indígenas se han
apropiado del concepto de "usos y costumbres" como un componente central
del derecho indígena. Los resultados del informe antropológico confirman que
los actores indígenas no están en conflicto con este concepto, sino que el
15
término ha abierto un espectro de posibilidades para describir las prácticas
locales. Más que "usos y costumbres", el concepto tradicionalmente utilizado
por los indígenas para referirse específicamente al ritual de las tradiciones
comunales ha sido "Custom" (El Costumbre). El uso de este significado
mayormente ritual para describir las prácticas electorales les permite
desarrollar una visión integrada de estas prácticas como constituyentes de la
matriz social comunal.

Para que los pueblos indígenas se refieran a "usos y costumbres" como parte de
los mecanismos para elegir autoridades, la dimensión colectiva de las prácticas
comunales de autogobierno es el centro de la discusión, específicamente a
través de la asamblea comunitaria. Esto se confirma en las descripciones
proporcionadas por los directores-ancianos que anteriormente ocupaban
puestos de autoridad-de Pueblo Hidalgo durante una reunión colectiva:

"El pueblo lo propone, el "comisario"[la autoridad de la comunidad], en


asamblea y el mismo pueblo lo destituye si fracasa. La costumbre del pueblo es
reunir a todos los directores y luego llamar la atención de la autoridad si no está
trabajando... cuando las cosas van bien la gente los respalda, ellos les dan
apoyo para seguir adelante (Entrevista Colectiva con los Directores, Pueblo
Hidalgo, Trabajo de Campo, 30 de junio de 2013).

La Asamblea es el modelo de elección comunitaria de la mayoría de las


comunidades indígenas del país, como es el caso del estado de Guerrero. De
hecho, es la base de la cultura indígena. sistema normativo. Como modelo
estructural, ha superado los límites comunitarios de los municipios,
potenciando su eficacia para la regulación social a nivel regional, involucrando
a una gran jurisdicción, incluyendo a indígenas y mestizos. Es el caso de la
Policía Comunitaria (CRAC-PC), con sede en el municipio de SLA, Guerrero.

De esta manera, los diferentes significados que se le atribuyen al concepto de


"usos y costumbres" revelan las diferentes jerarquías y representaciones que
existen en relación con la indigenidad. Además, estas jerarquías y
representaciones están conectadas a referentes semánticos diferenciados que
se insertan en los campos de la lucha jurídica y política.

2. La construcción jurídica de la Comunidad Indígena y su impacto en el campo


político.

Durante el juicio, cabe destacar la importante tensión que existía respecto a la


forma en que se concibió la "comunidad indígena": ya sea como una
construcción homogénea o como una entidad histórica, dinámica y
heterogénea. En términos legales, la identidad indígena se basa en la
adscripción a la autoafiliación, tal como lo establece el artículo 2 de la
Constitución mexicana. Para la comunidad de San Luis Acatlán los magistrados
federales asumieron esta definición de comunidad indígena y la asumieron
como una unidad compacta. Esta imaginaria construcción de la "Comunidad
Indígena" se hizo notable por sus implicaciones en el proceso judicial. Sin

16
embargo, durante la última fase del juicio, el Tribunal Federal se vio obligado a
tener en cuenta una concepción más dinámica y heterogénea de la denominada
comunidad indígena del SLA. De hecho, esas tensiones se pusieron de relieve a
lo largo del Informe Pericial de los Testigos.

1) Para los magistrados del Tribunal Federal Electoral, el demandante implicado


en el proceso judicial fue "la Comunidad Indígena de San Luis Acatlán". Es decir,
se construyó como una entidad homogénea. El Tribunal Federal parecía
desconocer la realidad empírica de la comunidad en cuestión: las comunidades
y el centro del municipio de SLA son pluriétnicas, compuestas por los pueblos
Na'Savi, Mee'Pha y Nahua, así como por mestizos. La acción legal excluyó en
gran medida un elemento importante: en el municipio de SLA el 45,46% de la
población se identifica como mestiza. Para los magistrados, el hecho de que los
representantes indígenas reconocieran su afiliación a las comunidades
indígenas en el SLA era suficiente para aceptar su reclamación. El índice legal
oficial (INEGI 2000) establece que el 40% de la población en el SLA es indígena.
En términos legales, este porcentaje es suficiente para otorgar el carácter de
comunidad indígena a este municipio. Con base en esto, los magistrados
federales dieron por sentado el concepto de "comunidad indígena de San Luis
Acatlán" considerándolo como un todo. Sin embargo, nuestro informe
antropológico ofreció al tribunal una demografía diversa de la población
indígena municipal que vive en este municipio. Incluso cuestionó el porcentaje
oficial de comunidades indígenas presentado por el censo del INEGI13, ya que
muchas de las comunidades que presentaba como mestizas estaban
organizadas a través de un marco organizativo comunal. Es decir, aunque ya no
hablen una lengua indígena, reconocen su identidad indígena. Esta
documentación tuvo consecuencias en el desarrollo posterior del proceso
jurídico. Particularmente en lo que se refiere a quiénes serían incluidos en el
proceso de consulta sobre la posibilidad de llevar a cabo elecciones políticas
basadas en "usos y costumbres", que, como hemos señalado, tuvieron que ser
abiertas a la consideración de toda la población dentro del municipio.

2) Para el demandante, los representantes de la UPOEG, el concepto jurídico de


comunidad indígena se había convertido en una herramienta importante para
disputar los derechos colectivos. Desde el principio, la petición puso de
manifiesto la realidad multiétnica de los municipios. Una vez iniciado el proceso
judicial, quienes lo promovieron no cuestionaron la conceptualización de la
Corte de Justicia, en cuanto a una comunidad indígena homogénea. En su lugar,
basaron sus reivindicaciones en ella. Sin embargo, durante la fase de consulta,
la "Comunidad Indígena de San Luis Acatlán" -considerada como una unidad
compacta y separada- se convirtió en un obstáculo para los propósitos de la
demandante, dado que limitó el voto a los miembros indígenas que vivían en
comunidades y no consideró su diversidad. Esto representó un obstáculo
importante que limitó no sólo la participación de los habitantes indígenas que
habían emigrado a la ciudad de SLA, sino también de algunos mestizos que
estaban de acuerdo con la idea de elegir autoridades municipales a través de

17
costumbres y tradiciones. Finalmente, es importante destacar cómo los
partidos políticos pudieron haber usado esta evidencia para impugnar la
Consulta, ya que un sector importante de la población no habría participado de
no haber sido considerado en la decisión de elegir a sus autoridades
municipales. De hecho, se trataba de un nuevo dilema puesto de relieve por el
informe antropológico de los peritos.

3) El GEEI y los partidos políticos representados en el Cuerpo Electoral del


Estado no cuestionaron el concepto de "Comunidad Indígena del SLA". Sin
embargo, dirigieron sus críticas hacia la "autenticidad" de las prácticas
tradicionales, enfatizando el hecho de que el modelo de elecciones de los
partidos políticos ya estaba siendo utilizado en las comunidades. Estaban
tratando de ignorar la legitimidad de los "usos y costumbres" indígenas y, más
particularmente, el hecho de ser comunidades indígenas "tradicionales".
Aunque era evidente que el Consejo Estatal Electoral del GEEI defendía la
posición de los partidos políticos, no utilizaron el hecho empírico de la
presencia significativa de mestizos en el municipio para apelar el proceso
judicial. Sin embargo, las élites locales mestizas se estaban posicionando
activamente en la arena pública en contra de los "usos y costumbres", como
pudimos verificar durante el trabajo de campo. El Informe Pericial de Testigos
recuperó sus voces revelando las polarizadas tensiones interétnicas que
estructuran el campo político y social en el municipio de San Luis Acatlán.
Estaba claro que nuestro estudio tuvo un impacto en los intereses de los
partidos políticos. Y, por ello, fuimos observados y criticados directamente por
las élites locales (mestizas e incluso indígenas) que veían la posibilidad de una
consulta como una amenaza a sus posiciones de privilegio.

De esta manera, la argumentación del informe, así como el efecto que tuvo en el
proceso judicial y lo que reveló sobre el campo político del municipio,
constituyó una herramienta importante que proporcionó valiosa información
etnográfica y evidencia histórica que ayudó a entender el contexto contencioso
y racializado que estructura el municipio de San Luis Acatlán, que reproduce un
colonialismo interno. Adicionalmente, el informe aportó hitos antropológicos y
sociológicos que luego fueron recogidos por el Tribunal Federal Electoral del
Poder Judicial en su fallo a favor de la demanda indígena. También mostró las
tensiones que se produjeron por el uso de categorías judiciales delgadas que se
alejan de la realidad empírica y, además, destacó el margen de maniobra con el
que los actores indígenas pudieron ampliar el significado de dichas categorías
para lograr sus propios objetivos. Fue en este punto donde el apoyo del Tribunal
Federal Electoral fue primordial al tratar siempre de asegurar los derechos
colectivos de los pueblos indígenas.

Conclusiones

La lucha de los pueblos indígenas por ingresar al poder municipal a través de


una vía electoral está transformando el monopolio que el sistema partidista
tiene sobre la representación política moderna al introducir un método electoral

18
basado en la democracia participativa de sus "usos y costumbres" e integrar
modelos de gobierno indígena. Esto constituye una importante apuesta para que
los pueblos indígenas de México avancen en su ejercicio de autodeterminación
y autonomía. Uno se sorprende por la judicialización de estas luchas y la
manera en que esto ha cambiado la ley en una dirección transformadora al
aprovechar un nuevo y plural marco legal que obliga al estado mexicano a
reconocer los derechos indígenas. La lucha judicial indígena por la
representación política ha colocado los informes antropológicos en el centro de
atención. Como funcionan como garantías emitidas por expertos para
establecer la validez de la reclamación indígena, implican varios dilemas. Por un
lado, los informes son herramientas dentro de un juicio que ayudan a
fundamentar las razones culturales a favor del avance de los derechos
colectivos. Pero, por otro lado, los informes también pueden convertirse en
puntos de referencia de la estadidad que reproducen la colonialidad del poder
que tratan de contrarrestar. Por ello, los peritajes antropológicos adquieren una
nueva relevancia y resulta de suma importancia hacer un análisis crítico de sus
efectos epistémicos y políticos (Loperena, Hernández y Mora 2018) y una
documentación de las formas que subrayan los procesos judiciales en los que
intervienen. Este es el objetivo que nos fijamos como resultado de nuestra
intervención en el proceso judicial ante los tribunales electorales federales en
el municipio de San Luis Acatlán en Guerrero, México.

En esta conclusión nos gustaría destacar las implicaciones de recurrir a los


informes de expertos antropológicos en los procesos electorales, su
contribución a las luchas sociales transformadoras y las tensiones que conlleva
su implementación. El caso del SLA nos permite ampliar nuestras reflexiones
para abarcar nuevas experiencias que actualmente se están llevando a cabo en
México, ya que estas nuevas experiencias han logrado alcanzar importantes
metas para el ejercicio de sus gobiernos municipales a través de movilizaciones
legales y políticas. Destacamos en particular los siguientes aspectos: a) Las
tensiones en el campo político y judicial y su influencia en el informe
antropológico; b) El papel transformador del derecho y los efectos del informe
en el proceso judicial; y c) la desesencialización de las categorías étnicas y sus
efectos.

a) Ámbito judicial y político, un campo de tensiones.

El estudio de caso de este artículo señala las formas en que las numerosas
tensiones en el campo electoral en el SLA influyeron en el proceso de
judicialización del derecho indígena y en la petición de reconocimiento del
derecho a elegir autoridades municipales a través de "usos y costumbres". Los
partidos políticos ejercieron una fuerte oposición a la posibilidad de cambiar los
métodos de elección. Esta oposición se manifestó a través de una campaña
desplegada por las élites locales para descalificar la Consulta. Difundieron
rumores de que una elección por "usos y costumbres" significaría perder los
programas federales que proporcionaban apoyo económico a sus familias.

19
Sin embargo, la tensión más importante fueron las divisiones en el interior del
campo comunitario. La fragmentación de la institución indígena más
representativa de la región -la CRAC-PC- así como la descalificación del líder de
la UPOEG -Bruno Plácido- por parte de algunas facciones políticas, tuvieron un
efecto profundamente negativo en el proceso electoral. Como consecuencia, un
gran número de comunidades no apoyaron la Consulta y por lo tanto la
debilitaron. Tanto la polarización regional que se encontraba en su punto más
alto debido al incremento de la violencia por parte del crimen organizado como
la proliferación de la policía comunitaria y las autodefensas también
intervinieron en esto. Estos acontecimientos enrarecen el medio ambiente y
generan una atmósfera de desconfianza en la región. Esto se reflejó en el hecho
de que incluso aquellos que estaban obviamente interesados (comunidades
indígenas) no participaron en la consulta.

De esta manera, el enorme esfuerzo realizado para llevar el juicio a las


autoridades electorales no se tradujo en un apoyo abrumador por parte de las
comunidades de San Luis Acatlán que al final no se involucraron en la Consulta.
Todo esto confirma que los logros en la lucha judicial no son suficientes si no
van acompañados de un apoyo abrumador en el ámbito social.

b) El papel transformador de la ley y los efectos del informe en el proceso


judicial.

Dentro del proceso judicial, el papel del informe experto antropológico fue
decisivo. Ante el intento fallido del organismo electoral local (GEEI) de
tergiversar su contenido para evitar una consulta, el Tribunal Supremo Electoral
(TEPJF) ordenó al GEEI que reconsiderara la prueba ofrecida por el informe
antropológico que confirma categóricamente la validez de los sistemas
normativos. Para dicho tribunal, el estudio fue crucial ya que proporcionó los
elementos empíricos que apoyaron la reclamación en cuestión. El GEEI no pudo
descartar esta evidencia, por lo que lucharon por minimizar su contenido.
Incluso utilizaron los medios de comunicación locales en un intento de
desacreditar nuestro trabajo y credibilidad académica, como describimos
anteriormente. Además, en las sucesivas etapas del proceso judicial, el
demandante utilizó el informe pericial como prueba de la validez de los
sistemas normativos.

De esta manera, nuestro informe pericial contribuyó a corroborar una sentencia


del Tribunal Federal Electoral que favorecía el derecho a elegir autoridades
municipales en San Luis Acatlán a través de la vía de los "usos y costumbres" y
no a través de partidos políticos. Aunque el papel transformador de la ley apoyó
el requisito de una consulta en este caso, esta transformación no afectó la
decisión final de cambiar la ruta electoral a medida que el modelo de partido
político se prolongaba. Sin embargo, la lucha judicial en el SLA se convirtió en
un punto de referencia para otras luchas similares en Guerrero, como el caso de
Ayutla de los Libres, que recientemente logró cambiar a la ruta de los "usos y
costumbre" en sus elecciones municipales. Este proceso culminó con la

20
elección del Consejo Municipal de autoridades comunitarias el 15 de julio de
201814. Lo relevante en este caso es que nuestro informe pericial fue un punto
de referencia importante en el desarrollo de este juicio, ya que el juicio en el
que participó inspiró el proceso judicial que posteriormente se llevó a cabo en
Ayutla.

c) Desensibilización de las categorías judiciales y sus efectos

En el transcurso del informe pericial de los testigos antropológicos nos


enfrentamos al reto de no esencializar las categorías que eran primordiales
para la legitimidad de la reivindicación indígena pero que no correspondían a la
realidad sociológica de las comunidades. Por lo tanto, para evitar
construcciones que reifican la alteridad, decidimos explorar la influencia de los
"usos y costumbres" más allá de las comunidades indígenas. Este hecho
también fue importante para entender la subsiguiente solicitud del demandante
en el proceso judicial de incluir a la población de los barrios urbanos, tanto
indígenas como no indígenas, en la consulta. Esto significó no sólo reforzar el
contrapeso que queríamos hacer frente a la utilización fija de conceptos legales
que endurecen los supuestos culturalistas sobre la autenticidad, sino también
la posibilidad de ampliar su significado, mostrando la influencia de las
costumbres y prácticas tradicionales, en el corazón mismo de los barrios
mestizos de San Luis Acatlán; al mismo tiempo, las comunidades indígenas
urbanas reprodujeron sus sistemas normativos en forma renovada. Finalmente,
los conceptos de "comunidad indígena" y "usos y costumbres" no fueron
modificados en el fallo de la corte porque se refieren a la lengua internacional
de los derechos de los indígenas. Sin embargo, los argumentos sostenidos en el
informe de los peritos ayudaron a ampliar la Consulta a otros grupos indígenas y
subalternos fuera de sus comunidades y a la población mestiza del SLA. Este
procedimiento también fue seguido por el municipio de Ayutla, donde hay un alto
porcentaje de población mestiza e indígena que vive en la ciudad apoyando
"usos y costumbres". Aunque quedan varias cuestiones sin resolver en cuanto al
futuro de estos procedimientos, nos han mostrado que las categorías jurídicas
no pueden ser implementadas de manera homogénea: necesitan considerar los
contextos en los que serán aplicadas. De esta manera, es importante destacar
la flexibilidad de los magistrados del Tribunal Federal Electoral, quienes
estuvieron abiertos a considerar los contextos de las comunidades indígenas en
regiones multiétnicas y en centros urbanos con gran cantidad de población
indígena.

Los peritajes antropológicos contribuyen a la construcción de un campo judicial


electoral plural. La dificultad de navegar entre el derecho a la
autodeterminación y los derechos liberales a la ciudadanía enmarcaba las
alternativas expresadas en los juicios electorales federales. El conocimiento
cultural experto se enfrenta al reto de documentar la complejidad y las
condiciones cambiantes de las costumbres y tradiciones en el marco de la ley.
Por esta razón, los antropólogos se ven obligados a mantener una vigilancia
epistemológica, para no diluir la riqueza de la vida social en términos legales.

21
De particular relevancia para un informe pericial sobre los derechos políticos
indígenas es la necesidad de deconstruir visiones universales del derecho y los
derechos, y el endurecimiento de los imaginarios sociales coloniales al referirse
a "usos y costumbres".

Por último, el informe pericial tuvo efectos inesperados. Los hallazgos centrales
no se redujeron exclusivamente al ámbito del "conocimiento experto". A la luz
de las concepciones racistas que se negaron a aceptar las formas tradicionales
de elección de autoridades en las comunidades indígenas, hay importantes
contribuciones de los pueblos indígenas a los conceptos de democracia y
participación ciudadana que el informe del experto puso de relieve. Todos los
diferentes actores se apropiaron del contenido de nuestro estudio antropológico
y lo utilizaron para promover sus propias perspectivas. En este sentido, el
peritaje ilustró la fuerza performativa de la ley, al insertarse en el terreno
disputado, transformando así la realidad social que sólo se nos pidió que
describiéramos como peritos.

Los recientes acontecimientos en el municipio indígena de Ayutla de los Libres


en Guerrero y en el municipio tzeltal de Oxhuc en Chiapas, donde actualmente
defienden ante los tribunales su derecho a elegir a sus autoridades sin el uso de
partidos políticos, aportan nuevos elementos a la judicialización de los derechos
indígenas y a la discusión de los informes de testigos antropológicos como
evidencia judicial. Si bien el caso de Ayutla fue esbozado por el caso de San
Luis Acatlán -porque son municipios vecinos-, se ha ejercido la RA para
determinar la moneda de la alteridad y los sistemas normativos en el caso de
Oxchuc en Chiapas, que tiene una población indígena del 90%. En este otro
caso, el RA se convirtió en un instrumento de poder que reproducía la
colonialidad al tratar de encontrar un experto que confirmara lo que era
evidente a simple vista: que los tzeltales de Oxchuc son pueblos indígenas y
mantienen los sistemas normativos actuales y las formas de elección de sus
autoridades. Por lo tanto, su disputa consiste en decidir en una asamblea si
elegirán a sus autoridades municipales a través de "usos y costumbres" o a
través de partidos políticos. Este caso nos alerta sobre los usos políticos del
perito antropológico como obstáculo a la autodeterminación cuando se utiliza
en un engranaje jurídico perverso.

22

You might also like