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josE LuIs LuNe Bnlvo, AnnnN E.

Bnrnic
v ANe M,q.ni^q. BoNEr nE Vror,q.
(Editores)

Plur alismo e int ercultur alid ad


en Amdrica Latina en tiempos
de globalizaciön
Ac er c amient o s multidis ciplin ar e s

Josd Luis Luna Bravo I Jorge J. Locane


Ana Estefanfa Carballo I Catalina Ibäfiez Gutidrrez
Carlos Miguel G6mez Rincön
Rene Femando Zamora Palma
Alexandra Acevedo Martinez I Paul Ricardo Dävila Mateus
Tania Revollar Ridoutt I Paulo C6sar Nodari
Ana Marfa Bonet de Viola I Adrian E. Beling

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FLACSO
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iAttoIschtR A(AofMlscttR
AUSIAND!F,D]EN5I

ilrilgrRmR
l[[[lgr,RmR indice

(cJ Grama ediciones,2016.


P16logo
Av. Maipri 3511, 1o A (1636) Olivos. Pcia. de Buenos Aires.
Thomas Krüggeler y Hermann Weber
Tel; 5293 -227 5 . gr ama@gramaediciones. com. ar
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Presentaci6n 11
losö Luis Lunn Braao, Adrian E. Beling y
o Luna Bravo, Jos6 Luis;, Beiling, Adriän E.;
Ana Maria Bonet de Viola (Editores)
Bonet de Viola, AnaMaria,201.6.

Luna Bravo, Josd Luis Pnnranne sEccröN: Tnls r^a, rENSröN ENTRE Lo cLoBAL y
Pluralismo e interculturalidad en Am6rica Latina en tiempos LO PLURAL
de globalizaciön / Jos6 Luis Luna Bravo; Adriän E. Beiling ; Ana
Maria Bonet de Viola; compilado por Josd Luis Luna Bravo; El Circulo de Eranos y el sfmbolo como pura
Adriän E. Beiling; Ana Maria Bonet de Viola. - La ed . - Olivos :
Grama Ediciones, 2016. mediaciön: Aportes para una lectura intercultural de
300 p. ; 21 x L4 cm. la experiencia simbdlica ................. 23
losö Luis Luna Braao
rsBN 978-987 -1982-7 6-9

1. Filosofia. I. Luna Bravo, ]os6 Luis, comp. II. Beiling, Adriän Mäs allä de Anagrama. De la literatura mundial a la
E., comp. III. Bonet de Viola, Ana Maria, comP. IV. Tftulo. literatura pluriversal. 39
lorge l. Locane

Pensando el desarrollo: Una genealogia


latinoamericana 63
Ana Estefania Carballo

Diseflo de tapa: Krr,ar I Diseflo y Web La globalizaciön jurfdica a prop6sito de la justicia


www.kilak.com de transici6n desde una mirada latinoamericana...... 89
Catalina lb 6fr ez Gutiörrez

Sncurqne succröN: Hecn uN orÄroco DE RACToNALTDADEs


Hecho el depdsito que determina la ley 11..723.
Queda prohibida la reproduccidn total o parcial de este libro por
medios gräficos, fotostäticos, electrdnicos o cualquier otro sin per-
La Interpelaciön lntercultural como base para una
miso del editor. racionalidad comunicativa postsecular ............ 1L1
Carlos Miguel Gömez Rinc1n
Impreso en Argentina
6 LL. LUNA BRAVo, A.E. BELING/ A.M. BoNET DE vIoLA - EDIToRES

Seguridad ciudadana: multiculturalidad, multietnicidad


y plurilingualidad de una naci6n. El caso de Guatemala L43
Rene Fernsndo Zamora Pnlma

Historia oficial y apdcrifa: dos racionalidades en


tensiön en "Respiraciön Artificial" de Ricardo Piglia 1'57
AIex an dr a Ac ea e do Mar t inez

Acercamiento al entendimiento indigena de la


naturaleza para el diälogo intercultural. Investigaciön
6tnico-literaria de la poesia de Hugo famioy, de la
comunidad kamöntsa, Putumayo, Colombia 179
PauI Ricardo Ddaila Mateus

lnterculturalidad oficial y la propuesta de educaciön


intercultural para todos y todas en Peni 203
Tania Reaollar Ridoutt

Tnncnne sncclöt,t: C^q,N{r}.Jo A LA RESPoNSABILIDAD GLoBAL

Etica da responsabilidade em 6poca de globalizaqäo 227


Paulo Cösar Nodari

La democratizacilndel conocimiento a travds de


normas de acceso globales. Pluralismo jurfdico y
propiedad intelectual. 247
Ana Maria Bonet de Viola

Lfmites y potencialidades de la teorfa del


reconocimiento como gdnesis de la gramätica moral
de la sociedad frente al cambio climätico global........ 271'
Adrian E. Beling

Sobre los autores 294


El Círculo de Eranos y el símbolo
como pura mediación: Aportes para una lectura
intercultural de la experiencia simbólica1

José Luis Luna Bravo

En el irremediable desgarramiento entre la fugacidad


de la imagen y la perennidad del sentido, que constituye
el símbolo, se refugia la totalidad de la cultura humana,
como una mediación perpetua entre la Esperanza de los
hombres y su condición temporal.
(Gilbert Durand 2007: 140)

E l proyecto del Círculo de Eranos2 constituye sin lugar a


dudas uno de los esfuerzos más relevantes y fructíferos
en la historia del siglo XX por tematizar la plurivocidad de la
experiencia cultural a través de la simbólica que surge en las
diversas tradiciones espirituales. Eranos es ante todo un lugar
de encuentro de profesores y eruditos de diferentes naciona-
lidades y disciplinas que, en su primer ciclo, durante más de
cincuenta años, se reunieron anualmente en Ascona, Suiza,
para reflexionar sobre la simbólica de las culturas. Su trabajo,
reunido en 57 volúmenes, los así llamados Eranos Jahrbücher,

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Este artículo se inscribe en el marco del proyecto de investigación doc-
toral titulado “Phänomenologie der symbolischen Erfahrung. ��������
Der Sym-
bolismus bei Eranos und die Phantasiewelt bei Husserl”, bajo la direc-
ción del Prof. Dr. Hans-Helmuth Gander, Husserl-Archiv Freiburg /
Albert-Ludwigs-Universität Freiburg, Alemania, financiado por el Ka-
tholischer Akademischer Ausländer-Dienst (KAAD).
2 Una lectura detallada del trabajo de Eranos puede encontrarse en las
investigaciones del profesor Andrés Ortiz-Osés, quien ha sido uno de los
encargados de difundir la obra de Eranos en español (Ortiz-Osés 1994a;
1994b; 2012). En lengua alemana se destaca la obra del profesor Hans
Thomas Hakl (2001; 2015). Más reciente, la edición de Elisabetta Barone,
Matthias Riedl y Alexandra Tischel (2004).
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permite, por una parte, tener una amplia mirada sobre lo que hasta las grandes colectividades, como las identidades conti-
bien podría denominarse el almacén simbólico de la humani- nentales. En esta aparente infinita variedad de expresiones,
dad; y por otra, puede servir de base para nuevas investiga- a modo de aseguramiento de su singularidad – tanto indivi-
ciones sobre los símbolos de las culturas, no como experien- dual como colectiva –, no es de extrañar que cada miembro
cias aisladas, sino más bien como experiencias vinculantes. Si del grupo considere que sus logros espirituales, encarnados
bien a lo largo de su extensa obra se encuentra un único aporte en sus modos de comportarse, vestir, gobernar, creer, saber,
que de manera directa se acerca a la simbólica de las culturas etc., sean tenidos como los más valiosos y por tanto, los más
en América Latina3, pues Eranos se concentra ante todo en el deseables para todos. Consecuencia de ello, y menos extraño
diálogo entre la tradición europea y las tradiciones orientales, aun, es el hecho de que se susciten enfrentamientos en los que
el marco epistemológico que abren sus reflexiones ofrece una se invalidan las expresiones ajenas y, por el convencimiento
plataforma más que probada, considerando los fructíferos de las superioridad de las propias, al tiempo, se impongan
resultados surgidos del diálogo por ellos emprendido, para aquellas que se tienen por más valiosas.
pensar la simbólica tanto de los pueblos indígenas como de Muestras de estas tensiones culturales las encontramos a
las nuevas realidades pluriculturales latinoamericanas. gran, mediana y pequeña escala. Los choques culturales que
En el marco del camino abierto por los análisis de Eranos, se presentan a gran escala se exponen a modo de enfrenta-
aunque sin tematizar los casos concretos tratados por ellos, el miento entre dos facciones de la humanidad, p.ej. Occidente
presente artículo se plantea como objetivo explicitar la noción cristiano contra Oriente pagano en las cruzadas de la Edad
eranosiana de símbolo que subyace a sus investigaciones y, a Media, Occidente capitalista contra Oriente comunista en la
partir de ella, esbozar el fundamento epistémico que permita Guerra Fría, Occidente democrático-libre contra Oriente tirá-
pensar la interculturalidad a la luz de la experiencia simbó- nico-musulmán en los actuales enfrentamientos en Oriente
lica. De esta manera, queda, por lo menos, planteada la base Medio, etc.4 A mediana escala se destacan las tensiones pre-
que permita abordar el diálogo concreto de las tradiciones es- sentes en el interior de cada una de esas grandes colectivida-
pirituales latinoamericanas con el concierto de la simbólica des, p.ej. Conservadurismo contra Liberalismo, Catolicismo
universal en clave eranosiana. contra Protestantismo, Cientificismo contra Teísmo, etc. A
menor escala se encuentran los conflictos particulares propios
de la cotidianidad del mundo de la vida, que van desde movi-
La interculturalidad como problema simbólico lizaciones grupales, p.ej. las luchas de resistencia de comuni-
dades indígenas ante ciertas políticas de Estado, hasta dispu-
Las expresiones de la cultura, que incluyen tanto a las pro- tas personales, p.ej. discusiones entre amigos sobre religión,
ducciones individuales, p.ej. las obras de arte, como a las más política o ciencia.
bastas construcciones colectivas, p.ej. las instituciones, se pre-
sentan indudablemente como obras del espíritu. Esta varie-
dad de elaboraciones comparte rasgos comunes en cada gru- 4 Vale la pena aclarar que estos conflictos son presentados así, al tiempo
que simplificados, por así decirlo, a modo de propaganda, pues no cabe
po, desde las pequeñas asociaciones, como el núcleo familiar,
duda que muchos otros aspectos quedan ocultos en esta lógica bipolar.
Estas visiones bivalentes corresponden a una estructura lógica de com-
prender el mundo y la historia. Una reflexión más amplia al respecto la
3 Eranos 5-1937. Danzel, Th.-Wilhelm. Zur Psychologie der altmexikanischen hemos desarrollado en Lógicas de la filosofía de la historia. Hacia una crítica
Symbolik. de la lógica de la razón histórica. (Luna Bravo 2011)
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Cualquiera sea el caso, la base de la tensión cultural, que ello puede conducir, asuma propositivamente la posibilidad
bien puede conducir a la violencia, suele ser la misma, a saber, de un encuentro a partir del reconocimiento del valor absolu-
el sujeto “es absorbido, podríamos decir, por las opiniones y tamente mediador que implican los símbolos y, con ello, de la
tendencias de la conciencia colectiva y surge de ese modo necesidad de múltiples experiencias simbólicas, que no se ex-
el hombre-masa, que siempre está entregado a un «ismo»” cluyen sino que, por el contrario, sin conformar una síntesis,
(Jung 1947: 467; 2011: 263).5 Paradójicamente no se trata de un enriquecen la experiencia del sentido.
proceder inconsciente, sino de un abandono a una conciencia En este marco, ha sido el Círculo de Eranos una experien-
colectiva que se hace cargo de la responsabilidad individual, cia sobresaliente de reflexión intercultural en clave simbólica.
de modo que –siguiendo a Jung– el único que puede cometer A pesar de contar con la participación de pensadores como
errores es el gran anónimo, ya sea el Estado o la Sociedad. Rudolf Otto, Carl G. Jung, Gershom Scholem, Henry Corbin,
Consecuencia de ello, “[e]n lugar de conocimiento se tiene Mircea Eliade, Karl Kerényi, Paul Tillich, Hugo Rahner, Adolf
entonces convicción, lo que a veces es más cómodo y por lo Portmann, Erich Neumann, Joseph Campbell, Gilbert Du-
tanto más atrayente” (Jung 1947: 468; 2011: 263). rand, entre muchos otros, los encuentros de Eranos en Ascona
Una tal identificación entre el yo y la conciencia colectiva eran más que un simple evento académico. Se trataba, como el
produce al hombre-masa, con su permanente inclinación al mismo nombre Eranos lo indica, de un banquete, una comida
enfrentamiento con otras expresiones culturales. Ahora bien, en común en la que cada invitado demuestra ser digno de la
si por otra parte el yo “es lo bastante independiente como para invitación por medio de un aporte espiritual, es precisamente
reconocer la estrechez del «ismo» social, queda entonces bajo un punto de encuentro del que se toma parte mediante un
la amenaza de la inflación subjetiva” (Jung 1947: 471; 2011: don, un regalo. La primera actitud, entonces, que correspon-
267), y con ello sujeto a delirios de grandeza o mesianismos, de a todo Erano es la preparación del dar y al mismo tiempo
con los consecuentes choques culturales que ello conlleva. la disposición del recibir.
En la tensión entre la identificación del yo con la concien- Bajo el mismo espíritu del propósito de Eranos, expresado
cia colectiva y la inflación subjetiva producto de una preten- en las palabras del biólogo Adolf Portmann, segundo coordi-
sión de independencia absoluta se configura el espacio para la nador del Círculo, demos paso al siguiente momento de la re-
experiencia intercultural en clave simbólica. La identificación flexión: “Con profundo respeto acoger el misterio del espíritu
y la inflación subjetiva corresponden a dos modos de asumir viviente, con buen juicio traer al lenguaje lo expresable, pero
las expresiones culturales; son, si se permite afirmarlo, modos también con profundo respeto saber presente lo inexpresable
de aseguramiento unívocos –sígnicos– de una realidad que – en este espíritu acontece el trabajo de Eranos” (Portmann
por su propia naturaleza es plurívoca –simbólica–. 1962: 8).
Considerando este estado de cosas, cabe preguntar por
una lectura de la experiencia intercultural que, a la vista de
los riesgos de identificación e inflación y la violencia a la que Eranos y la experiencia simbólica.

La historia de Eranos destaca la actitud de la mediación


5 Para citar los Anuarios de Eranos se indicará el autor, el año de la edición
del Eranos-Jahrbuch y la página correspondiente. Seguido, en caso de como su impronta más relevante. Ahora bien, llama la aten-
haber una traducción al español, se indica el año y la página de la tra- ción que aquello que define su labor intelectual, defina igual-
ducción. En caso que no se haga referencia a otra edición, se entiende mente y en gran medida su planteamiento teórico, toda vez
que la traducción es propia.
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que, si se asume que el centro de su reflexión se ocupa de vez paradójico y abierto del símbolo, pues al ser pura relación
la experiencia simbólica en la diversidad de las tradiciones de sentido e imagen se constituye en apertura, de modo que
culturales, se puede afirmar que aquello que caracteriza pro- un simbolizado puede estar encarnado en múltiples simboli-
piamente el símbolo es su carácter mediador. zantes, como un simbolizante puede vincular a varios simbo-
El símbolo, como perteneciente a la categoría de signo, lizados. Aquí radica la flexibilidad necesaria del símbolo.
puede ser analizado a partir de la estructura simbolizante- Como requisito de esta flexibilidad, el símbolo se ofrece
simbolizado. No obstante, a diferencia de los signos en los siempre en la esfera de la vivencia, es decir, como “una parti-
que los significantes “remiten a un significado que puede es- cipación en la vida, de la cual yo no soy propietario”, y como
tar presente o ser verificado”, de modo que se “reemplaza con consecuencia de ello la experiencia simbólica exige “superar
economía una larga definición conceptual” (Durand 2007: 10), el principio de propiedad” (Panikkar 2004: 394), toda vez que no
los simbolizantes no sustituyen lo simbolizado, pues el sim- hay posesión de lo simbolizado ni del simbolizante, sino vi-
bolizado es y sólo puede ser en los simbolizantes. El símbolo vencia de la relación. En este sentido, la conciencia simbólica
en última instancia es pura relación. En este sentido, la palabra no trata – siguiendo a Panikkar – de un racionalizar el sím-
alemana para símbolo, Sinnbild, expresa con mayor claridad bolo, sino de un “darse cuenta”, de una advertencia simbólica.
dicha correspondencia, pues el símbolo es sentido (Sinn) – La advertencia de estar en participación de una experien-
simbolizado– e imagen (Bild) –simbolizante–, siempre vincu- cia simbólica implica una doble exigencia: por un lado, asumir
lados. Se trata de un movimiento inverso al que se presenta la incapacidad de agotar el sentido en las formas simbólicas;
con el signo, pues mientras en éste se conoce previamente el pero por otro, la animación a creer en la absoluta pertenencia
significado y se definen a partir de él los significantes que lo del sentido en los simbolizantes (Durand 1993: 22). El “darse
representan, el símbolo “ubica por así decirlo a la “causali- cuenta” entonces no es una conciencia reflexiva-teórica que
dad” del simbolizante en un simbolizado a menudo inaccesi- pone como objeto los simbolizantes o la experiencia, sino el
ble, en “otro lugar”, pero determinando la pluralidad de los percatarse del estar acogido en el símbolo, de ser, como el
impactos simbólicos” (Durand 2003: 52). En esta medida el símbolo mismo, relación. De ahí que, “si al tocar el símbolo no
símbolo mismo es mediación de sentido e imagen, es Sinn-Bild. me toco a mí mismo, no es un símbolo” (Panikkar 2004: 398),
De ahí que la división simbolizante-simbolizado no quiebre es un darse cuenta afectivo, más que teórico-reflexivo, si bien
lo real, pues no hay una remisión a otra realidad, aunque hay hay un lugar para el pensamiento en el marco de sus límites.
una polaridad que se mantiene por el propio símbolo.6 Esta mediación simbólica acontece en imágenes, que com-
Tenemos un simbolizado que, por una parte, es inaccesi- prenden más que lo que la metáfora visual indica, pues en la
ble, no en el sentido del noúmeno kantiano, sino más bien de idea de imágenes simbólicas están incluidas, en palabras de
lo numinoso según la descripción de Rudolf Otto (2001); y por Gilbert Durand, las tres dimensiones del aparato simbólico:
otra, que determina simultáneamente los simbolizantes. Se el esquema, que se refiere a la dimensión verbal, es decir, a los
trata de una no-presencia del simbolizado presente en el sim- procesos, y las imágenes arquetipales7, que se dividen en epítetas
bolizante. En esta no-presencia presente radica el carácter a la y sustantivas (Durand 1993). Estas tres dimensiones del apara-

6 Una descripción más detallada de la noción de símbolo y conciencia 7 En lo posible se ha evitado utilizar categorías como “arquetipo” e
simbólica en Eranos puede leerse en el artículo “Conciencia simbólica y “inconsciente colectivo” en el desarrollo de la argumentación, que si
redundancias míticas. El círculo de Eranos y la función restaurativa del bien son fundamentales en la reflexión de Eranos conllevan no pocas
símbolo” (Luna Bravo 2012). dificultades, que escapa al presente texto aclarar.
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to simbólico agrupan los modos de no-presencia presente del tos, es decir, reducir los comportamientos colectivos a una
simbolizado en simbolizantes: acciones, cosas y calificativos. utilidad técnica o de simple reconocimiento y las represen-
Este carácter mediador, constitutivo del símbolo –siguien- taciones de mundo a las colecciones en los museos, pierde de
do a Durand–, puede ser analizado en y a partir de los niveles vista la dimensión relacional del símbolo. Con ello se atiende
formadores de las imágenes simbólicas, a saber: el nivel natural exclusivamente al componente relativo a los simbolizantes
que se refiere a la reflexiología; el nivel pedagógico que remi- y descuida lo simbolizado y la función relacional, y en con-
te a la educación del niño; y el nivel cultural vinculado a las secuencia hace imposible cualquier lectura intercultural del
constituciones hereditarias de la sociedad en las que habita el símbolo que pretenda ir más allá de una mera descripción de
adulto (Durand 2007: 93-123). Considerando el tema que nos las formas simbólicas en su variedad.
ocupa, nos centraremos en el nivel cultural. Ahora bien, si se mantiene a la vista el “segundo sentido”
de los comportamientos colectivos y la idea de las formas
como “manifestación” de las representaciones, es decir, si se
Una mirada a la experiencia simbólica en clave intercultural conserva la vigencia de lo simbolizado en su calidad de com-
ponente constitutivo de las imágenes simbólicas, es posible
El nivel cultural se constituye a partir de dos dimensiones: abordar otra clave de lectura de la interculturalidad.
por un lado, “los gestos habituales de una determinada socie- Lo inaccesible del simbolizado, su no-presencia presente,
dad”, es decir, aquello que compone las “costumbres, ritos y determina simultáneamente su inagotabilidad y plurivoci-
comportamientos colectivos que encierran un segundo sentido, dad, pues no se reduce ni a una forma simbólica, ni a la suma
a veces perdido e inconsciente, además de su utilidad técnica de todas. Lo simbolizado se dice en múltiples simbolizantes,
y de su misión de reconocimiento” (Durand 2007: 112 cursiva pero no se agota en ninguno. En este medida, ese “otro lugar”
añadida). Por otro lado, “el plano de las representaciones de del sentido, de lo simbolizado, se presenta sin lugar a dudas
una determinada sociedad en una época dada, la Weltbild, que más complicado que el “aquí y ahora” (Durand 2003: 56). De
se manifiesta mediante la lengua, los lenguajes artísticos, los ahí la permanente pretensión de la reflexión teórica a definir
estilos estéticos, los sistemas de conocimiento y los mitos cos- los sentidos de las formas simbólicas, que encuentran en el
mogónicos y religiosos” (Durand 2007: 112 cursiva añadida). dogma, en el canon y en la norma su caracterización y con ello
Se trata, en resumen, de los comportamientos colectivos y las su restricción más precisa. Si bien, como Carl Jung lo ha ad-
representaciones de mundo, es decir, tanto de la dimensión vertido (1935), no se debe de ninguna manera despreciar el rol
verbal del aparato simbólico, como de la dimensión epíteta y que estos cumplen en la experiencia simbólica, es necesario
sustantiva. De este modo, las dos dimensiones del nivel cul- insistir en que ello constituye una restricción a la univocidad
tural se constituyen en imágenes simbólicas, que en el com- de aquello que por su propia naturaleza es plurívoco.
ponente relativo a las formas, es decir, a los simbolizantes, Una mirada a la experiencia simbólica en clave intercultu-
permiten identificar con claridad una particularización en el ral debe considerar por tanto la “no-separabilidad” del senti-
tiempo y en el espacio que aparentemente impide cualquier do y su imagen, es decir, el carácter relacional del símbolo. En
generalización, y en el peor de los casos cualquier contacto esta “no-separabilidad” se destacan tanto las connotaciones
con otras formas. inagotables del sentido como la variedad de las formas. En
Empero, restringir la experiencia simbólica a las formas consecuencia, de acuerdo con Durand, “esta dis-locación del
particulares, individualizadas en tiempos y espacios concre- fenómeno, así como su coexistencia de no-separabilidad, su
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arraigamiento por simetría en el “otro lugar”, incitan a repen- frente a otras. En esta tendencia reduccionista del símbolo la
sar la noción de identidad” (Durand 2003: 54), pues ahora se reflexión teórica desempeña un rol fundamental, pues se le
trata de dos principios de identidad, dos tipos de identidad dife- impone como tarea la dilucidación del sentido, y consecuen-
rentes. Por un lado, el principio de localización, pues el sím- cia de ello es la valoración y/o denuesto de unas formas fren-
bolo “llama al sentido por un nombre, un concepto” (Durand te a otras. La limitación del sentido, junto con la selección de
2003: 54), que se establece en un tiempo y espacio definidos, imágenes privilegiadas para mediarlo, es decir, la vuelta síg-
y que equivale al simbolizante. La otra identidad, bajo la que nica del símbolo, trae consigo muy de cerca la justificación de
se ubica el simbolizado, es una identidad no-localizable, se la imposición de “mis” formas simbólicas –ya sígnicas– que
trata de “la colección no localizada de las cualidades, de los comunican “mis” sentidos.
epítetos, que describe y define a un objeto” (Durand 2003: 54), Además de la tendencia a la posesión del sentido, apare-
a un simbolizante. ce otra forma de reducción más sutil, pero no por ello menos
Este doble principio de identidad en su “no-separabilidad” efectiva. Se trata, como lo advierte Jung, de la familiaridad
encuentra en las imágenes simbólicas su dynamis más íntima, excesiva con las imágenes: “cuanto más habituales son para
cuya organización más elaborada está en los mitos. Los mitos nosotros tanto más las ha desgastado el uso frecuente y les ha
se entendiden como relatos en los que se encarna la compleja dejado sólo la superficialidad trivial con su carácter paradóji-
carga de sentido en imágenes concretas, y que bien podría- co casi sin sentido” (Jung 1935: 185; 2011: 16). Entonces, más
mos caracterizar bajo la idea del proceso de individuación que una forma de reducción, es una forma de disolución del
jungiano. En este sentido, como advierte Durand, “el mito es sentido. En esta tendencia, las formas –ya ni simbólicas ni síg-
[…] la cosa que se traduce mejor, porque ninguna localización nicas– se convierten en cascarones vacíos, que en el mejor de
obstaculiza su sentido. De ahí las inverosímiles peregrinacio- los casos pasan a cumplir un rol de decoración o de vestigios
nes, exportaciones, internacionalizaciones – ¡si es que puedo de un cierto tiempo pasado. Este vaciamiento de sentido de las
decirlo! – de los mitos” (Durand 2003: 55). formas se complejiza, por un lado, al extenderse a todas expe-
A partir de los dos principios de identidad y su “no-sepa- riencias, incluso a aquellas de las que no participo, o por otro,
rabilidad”, destacando el principio de no propiedad, la tra- al pretender llenar el vacío generado con otras formas que, en
ducibilidad del mito bien podría ubicarse en el centro de una principio ajenas y por ello mismo llamativas, con el tiempo –
mirada intercultural del símbolo. En la mediación –tensión– no necesariamente– tienden a desembocar en el mismo vacío.
que representa la diversidad de formas y el “otro lugar” del No es de extrañar que la tensión entre la actitud reduc-
sentido se posibilita la traducibilidad del mito bajo la condi- cionista y disolvente desemboque en incomunicación, in-
ción de que este último no se inserte en una trama histórica tolerancia y finalmente en violencia. Hay por lo menos una
concreta, lo que significaría su trasformación en signo. cuádruple relación que conlleva esta incomprensión: (1) re-
Un símbolo se agota y muere, transformándose en signo, ducción-reducción: dos sentidos restringidos incompatibles
cuando no comunica sentido, sino que lo impone. Este pro- que buscan imponerse uno al otro; (2) reducción-disolución:
cedimiento de reducción se presenta como el más notorio en la imposición de un sentido frente al vacío del otro; (3) disolu-
la experiencia cotidiana. No son extraños entonces los cho- ción-reducción: imposición del vacío frente la univocidad del
ques culturales que surgen bajo la idea de posesión del sen- otro; (4) disolución-disolución: abandono al vacío.
tido, y con ello, la convicción de una aparente superioridad En cualquiera de las relaciones indicadas se pierde el ca-
de ciertas formas de mediar, es decir, de comunicar el sentido rácter de traducibilidad del mito, de la experiencia simbólica,
34 j.l. luna bravo, a.e. belingy, a.m. bonet de viola - editores pluralismo e interculturalidad en américa latina… 35

ya sea por la delimitación exagerada del sentido o por su au- simbólica: el hombre y su sombra. Hay una tendencia a centrar
sencia. No puede haber traducción si hay posesión y restric- toda la atención sobre el cuerpo iluminado, en clave cultural,
ción absoluta o si por el contrario hay nulidad de sentido. En a hacer una lectura unilateral de la propia elaboración sim-
ambos extremos hay una especie de inflación excesiva de la bólica, de las costumbres y representaciones del mundo. La
reflexión teórica que delimita lo que por esencia es plurívoco advertencia simbólica implica lo que Jung denominó realización
o desconoce lo que por esencia es no-presencia presente. de la sombra, pero no se trata de una reducción de la sombra al
Ahora bien, la tendencia a la reducción y a la difusión sur- cuerpo iluminado, pues “esa «sombra» no puede ser falseada
ge de una in-advertencia simbólica. Es un no-darse-cuenta de convirtiéndola en un fenómeno intelectual, porque constituye
estar en vivencia de una experiencia simbólica, de modo que una vivencia y una experiencia que compromete al hombre
se presenta la imagen unívoca, el lenguaje del signo, como todo” (Jung 1947: 452; 2011: 244). Frente a esta tendencia re-
la traducción por excelencia del sentido. Como consecuen- duccionista, de carácter intelectualista, se encuentra la ima-
cia de ello, surge el choque de dos o más imágenes sígnicas gen del hombre sin sombra, “el tipo de hombre estadísticamen-
que pretende imponer su supremacía. La intraducibilidad del te más común, que se imagina que él es sólo aquello que se
mito deviene tendencia a la propiedad o el vaciamiento del digna saber de sí mismo. Desgraciadamente ni el hombre al
sentido. Cuando creo poseer o cuando vacío de sentido a una que se acostumbra a llamar religioso, ni el que fuera de toda
experiencia, ésta se hace intraducible y surge la intolerancia. duda está orientado científicamente constituyen excepciones
De ahí que, aunque el símbolo pertenece a la categoría de a esta regla” (Jung 1947: 452-453; 2011: 245).
signo, este último no comprende ni abarca al primero, no obs- La realización de la sombra exige la actitud eranosiana ya
tante si es posible una lectura inversa. En otras palabras, no citada en la indicación de Adolf Portmann: “con buen juicio
es posible reducir los símbolos en su sentido esencial a la es- traer al lenguaje lo expresable, pero también con profundo
tructura unívoca del signo, si bien sí es posible comprender la respeto saber presente lo inexpresable” (Portmann 1962: 8).
univocidad del signo como un modo de mediación del sentido Esta actitud, a la base de una reflexión intercultural en clave
entre muchos otros modos. Desde este punto de vista, es posi- simbólica, implica no una asimilación o negación de la som-
ble afirmar que incluso la misma ciencia constituye un mito, bra respecto al cuerpo iluminado, sino un reconocimiento de
es decir, es una modalidad de mediación del sentido, cuya ca- la transparencia de la luz, pues “la transparencia no es ver una
racterística esencial es la tendencia a la comprensión unívoca cosa, porque estamos dentro de ella. El símbolo es transpa-
de los fenómenos; por el contrario, no es posible afirmar que rente: estamos en el símbolo y por eso no lo vemos” (Panikkar
la ciencia sea el modelo por excelencia de dicha mediación. En 2004: 409), sólo lo advertimos.
este contexto, cobran especial valor las palabras de Panikkar Con lo planteado hasta acá queda claro que una lectura
cuando afirma que “la realidad es simbólica, y yo participo en intercultural de la experiencia simbólica en clave eranosiana
ella a la vez como actor y como espectador” (Panikkar 2004: no surge, ni puede surgir, originariamente de una labor pura-
403); como actor de mi propia vivencia simbólica que implica mente reflexiva de la conciencia teórica, sino de la advertencia
a su vez ser espectador de las vivencias simbólicas de otros. simbólica de lo simbolizando en y a través de los simbolizan-
La violencia entre culturas y entre epistemes surge precisa- tes; en palabras de Jung, de la referencia a los contenidos in-
mente de esta in-advertencia simbólica. conscientes hechos conscientes en las formas. Contenidos que
El psicólogo de las profundidades C.G. Jung ofrece una son de carácter universal –todos somos también una sombra–
imagen bastante ilustrativa para iluminar esta in-advertencia y que encuentran diversidad de formas de expresión en la va-
36 j.l. luna bravo, a.e. belingy, a.m. bonet de viola - editores pluralismo e interculturalidad en américa latina… 37

riedad de culturas –en las particularidades de los cuerpos ilu- vencia simbólica. La religión, la ciencia, la política, la mayoría
minados–. Así, no se trata de abordar la experiencia simbólica de las veces, parecen haber in-advertido su carácter simbólico
desde una racionalidad que acuerde ciertas formas en común y con ello se han convertido en signos que buscan imponerse
– ciertas formas de cuerpos –, o de una racionalidad que cla- unos a otros: “El artista sabe todo esto, pero los pensadores lo
rifique o explicite racionalmente los contenidos inconscientes han olvidado” (Panikkar 2004: 404).
y clasifique sus modos de expresión consciente – petrificación
de la sombra –, o que vacíe de sentido las formas – negación
la sombra –. Una lectura intercultural de la experiencia sim-
bólica trata, por el contrario, de una afectividad vinculante, Referencias
pues “la apertura del símbolo pertenece a una consciencia
simbólica sui generis: no puede ser fruto de un razonamiento, BARONE, Elisabetta / RIEDL, Matthias / TISCHEL, Alexandra
tiene que ser algo frente a lo cual se cae en éxtasis, algo que (Eds.) (2004): Pioniere, Poeten, Professoren. Eranos und der Monte
«está ahí»; que está ahí y también aquí” (Panikkar 2004: 391). Verita. In der Zivilisations geschichte des 20. Jahrhunderts. Würz-
Es pues una advertencia de la transparencia que está implicada burg: Königshausen & Neumann.
DURAND, Gilbert (1993): De la mitocrítica al mitoanálisis: Figuras mí-
en la mediación del cuerpo iluminado en su variedad de for-
ticas y aspectos de la obra. Barcelona: Anthropos; México: Universi-
mas –simbolizantes–, con la sombra –no posesiva, pues no es dad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa.
“su” sombra, sino correlativa: “la” sombra–, que acontece en DURAND, Gilbert (2003): Mitos y sociedades. Introducción a la mitodo-
los contenidos inconscientes universales, en lo simbolizado. logía. Buenos Aires: Biblos.
La experiencia intercultural entonces no encuentra su suelo DURAND, Gilbert (2007): La imaginación simbólica. Buenos Aires:
nutricio en la racionalidad unívoca del signo, sino en la afecti- Amorrortu.
vidad plurívoca vinculante de los símbolos; “de ahí la conse- HAKL, Hans Thomas (2001): Der verborgene Geist von Eranos. Unbe-
cuencia importante de que podamos comunicarnos con el símbolo kannte Begegnungen von Wissenschaft und Esoterik. Eine alternative
sin que nuestras interpretaciones tengan que ser necesariamente las Geistesgeschichte des 20. Jahrhunderts. Sinzheim: Scientia Nova,
Verl. Neue Wiss.
mismas” (Panikkar 2004: 399).
HAKL, Hans Thomas (2015): Eranos. Nabel der Welt, Glied der golde-
El desgarramiento entre la fugacidad, la variedad de las
nen Kette; die alternative Geistesgeschichte. Gaggenau: scientia nova
formas y la universalidad, la perennidad del sentido encuen- Verlag Neue Wissenschaft.
tran su sutura en el acontecer del estar-envuelto en el símbo- JUNG, C.G. (1935): “Über die Archetypen des kollektiven
lo. El acontecer del suturar simbólico es redundante y conti- Unbewussten”. En: FRÖBE-KAPTEYN, Olga (Ed.): Ostwestliche
nuo, pues la adecuación simbolizante-simbolizado siempre se Symbolik und Seelenführung. Eranos-Jahrbuch 1934. Band 2. Zürich:
le evade. Esta redundancia y continuidad ha encontrado en el Rhein-Verlag.
mito, en los sueños, en el arte, su lugar privilegiado, de ahí su JUNG, C.G. (1947): “Der Geist der Psychologie”. En: FRÖBE-KAP-
incesante peregrinaje en todos los pueblos y culturas. Mitos TEYN, Olga (Ed.): Geist und Natur. Eranos-Jahrbuch 1946. Band 14.
universales en variedad de relatos, multiplicidad de soñado- Zürich: Rhein-Verlag.
JUNG. C.G. (2011): Arquetipos e inconsciente colectivo. Barcelona: Pai-
res con imágenes comunes, obras de arte en diversidad de ex-
dós, 2011.
presiones, que no se invalidan o vacían de sentido entre ellas LUNA BRAVO, José Luis (2011): Hacia una crítica de la lógica de la ra-
a pesar de sus más disímiles formas, son modos ejemplares de zón histórica. Bogotá: Universidad de San Buenaventura.
la traducibilidad del símbolo, de la interculturalidad como vi- LUNA BRAVO, José Luis (2012): “Conciencia simbólica y redundan-
38 j.l. luna bravo, a.e. belingy, a.m. bonet de viola - editores

cias míticas. El círculo de Eranos y la función restaurativa del


símbolo”. En: ROCHA DE LA TORRE, Alfredo (Ed.): Reflexiones Más allá de Anagrama. De la literatura mundial
en filosofía contemporánea. Buenos Aires: Grama Ediciones.
ORTIZ-OSÉS, Andrés (1994a): “El Círculo de Eranos. Una herme- a la literatura pluriversal
néutica simbólica del sentido”. En: Anthropos. Revista de docu-
mentación científica de la cultura. Barcelona: Anthropos, No.153, Jorge J. Locane
febrero 1994.
ORTIZ-OSÉS, Andrés (1994b): “Una interpretación evaluativa de
cultura. Análisis y lectura del almacén simbólico de Eranos”. En:
Suplementos. Materiales de trabajo intelectual. Barcelona: Anthro- Vos confundís la literatura universal con el catálogo de
pos, No.42, febrero 1994. Anagrama.
ORTIZ-OSÉS, Andrés (2012): Hermenéutica de Eranos. Las Estructuras
Daniel Guebel (Libertella 2011)
simbólicas del mundo. Barcelona: Anthropos.
OTTO, Rudolf (2001): Lo santo. Lo racional y lo irracional en la idea de
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simbólica. Para una lectura intercultural del símbolo”. En: Arque-
tipos y símbolos colectivos: Círculo Eranos I. Barcelona: Anthropos.
PORTMANN, Adolf (1962): “Vom Sinn und Auftrag der Eranos-
Tagungen”. En: FRÖBE-KAPTEYN, Olga (Ed.): Der Mensch im
E l nacimiento de la categoría es hoy en día común consen-
so: cualquier diccionario de literatura contiene la corres-
pondiente entrada y lo comenta. Casi todos los textos aca-
Spannungsfeld der Ordnungen. Eranos-Jahrbuch 1961. Band 30. démicos concebidos para reflexionar sobre la Weltliteratur, a
Zürich: Rhein-Verlag.
su vez, parten de una recapitulación, de modo que remito a
ellos (particularmente a Pizer (2012: 3-11) o a Damrosch (2003:
1-36)) para quien desee precisiones sobre el origen. Con algu-
na excepción marginal, todos coinciden en asignarle a Johann
W. Goethe, en sus conversaciones con el joven Johann P. Ec-
kermann (Eckermann 1981), la gestación del término. Luego
vinieron Karl Marx y Friedrich Engels (1999) y más tarde, en-
tre algunos otros, Erich Auerbach (1967: 301-310). Pero es re-
cién en la actual fase de la globalización, a fines de los años 90
del siglo pasado, que el término literatura mundial – a menudo
traducido como world literature – ha ganado un protagonismo
hasta el momento insólito en algunos escenarios especializa-
dos, particularmente en la comparatística. Tres fuentes, al me-
nos, actúan de cimiento y marcan las coordenadas del debate:
“Conjectures on World Literature” (Moretti 2000: 54-68) y sus
sucesivas ampliaciones (Moretti 2003: 73:81; 2005; 2013), de
Franco Moretti; La République mondiale des Lettres, de Pascale
Casanova (1999) y What is World Literature? (1999), de David

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