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Marx, Lenin y Althusser

Posición política y
práctica teórica
Ignacio Libretti

(e)ikon editorial
Colección Estudios Marxianos
01

Primera edición: 2018

© Ignacio Libretti, 2018

© (e)ikon editorial, 2018

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y la Visualidad Contemporáneas iViCON

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ISBN: 978-956-09151-1-5
Marx, Lenin y Althusser

Introducción

El presente libro reúne el contenido de un conjunto de leccio-


nes introductorias a la obra del filósofo comunista Louis Althusser, que
dictamos entre los meses de octubre del 2016 y enero del 2017 en Santia-
go de Chile. Los asistentes fueron principalmente militantes de distintas
organizaciones políticas de izquierda, por lo cual nuestro interés en el
autor estuvo ligado a su aplicación en la práctica política regular de cada
partido. He allí el sentido de nuestra lectura. “Como no existe lectura
inocente, digamos de cuál lectura somos culpables”1: la marxista-leninista.
Dichas sesiones introductorias fueron realizadas siguiendo los principios
teóricos angulares del marxismo-leninismo. Somos culpables de dicha lec-
tura, y estamos orgullosos de serlo. En especial ahora, cuando celebramos
el centenario de la Revolución Bolchevique, un acontecimiento histórico
que transformó para siempre el desarrollo de la humanidad.
Sin embargo, las cosas han cambiado drásticamente desde aque-
llas gloriosas jornadas de Octubre hasta ahora. ¿Tiene sentido hablar de
marxismo-leninismo hoy en día, luego de la desintegración de la Unión
Soviética, el viraje hacia la derecha de China y Vietnam, la caída de la
Albania socialista, la contracción de Cuba y el encierro de la República
Popular Democrática de Corea, en una situación internacional donde la
hegemonía imperialista es cada vez más pronunciada, y la resistencia po-
pular asume banderas de lucha erráticas como el mal llamado Socialismo
del Siglo XXI? Para nosotros, sí. Y lo tiene pues seguimos las indicaciones
que nos dejó Althusser a lo largo de su obra teórico-política: el marxis-
mo-leninismo es una ciencia, y como tal puede sobrevivir a su tiempo
siempre y cuando se desarrolle científicamente. Eso intentó el autor, a través de la
incorporación de los productos de las revoluciones científicas contempo-
ráneas que el marxismo no supo entender en su momento.
El mejor ejemplo de lo anterior fue la relación entre marxismo y
psicoanálisis. Los comunistas franceses denunciaron en 1948 al psicoaná-
lisis como “ideología reaccionaria” sin comprender que lo denunciado no
era el descubrimiento científico de Freud, sino su explotación ideológica
por parte del revisionismo psicoanalítico. Una década después, para cuan-
1 Althusser, Louis y Balibar, Étienne. Para Leer eL CaPitaL. Siglo XXI
Editores, S.A., México D.F., 1970, p. 19.

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Introducción

do el revisionismo comenzaba a carcomer las entrañas comunistas, las co-


sas se aclararon. Marxismo y psicoanálisis se reencontraron fraternalmen-
te en la obra de varios autores –muchos de ellos, militantes comunistas–,
aunque siguiendo interpretaciones diferentes. Algunos insistieron en la
falsificación ideológica de ambos, continuando el legado de las corrientes
revisionistas dominantes en el período. Otros, como Althusser, se esforza-
ron por comprender sus respectivas problemáticas teóricas particulares,
llevando hasta el marxismo solamente los productos del psicoanálisis que
pudieran contribuir a su desarrollo científico en cuanto tal, sin suplemen-
tos nominales. Mirando hacia atrás, para cuando el marxismo rechazaba
categorialmente al psicoanálisis, Althusser comentó:

[…] hoy podemos decir que estos mismos marxistas fueron, a su manera, di-
recta o indirectamente, las primeras víctimas de la ideología que denunciaban,
puesto que la confundieron con el descubrimiento revolucionario de Freud, con
lo que aceptaron, de hecho, las posiciones del adversario, padeciendo sus propias
condiciones y reconociendo la imagen que les imponía la pretendida realidad del
psicoanálisis. Toda la historia pasada de las relaciones entre el marxismo y el
psicoanálisis descansa, esencialmente, en esta confusión y en esta impostura2.

Nuestra tesis principal es que la obra de Althusser –su intervención


teórico-política fundamental– fue la continuidad teórica e histórica del
marxismo-leninismo durante los años sesentas y setentas. Desde nuestra
perspectiva, el autor puso las piedras angulares para desarrollar científi-
camente al marxismo contemporáneo, incorporando en él los elementos
procedentes desde las revoluciones científicas ocurridas durante el siglo
XX –psicoanálisis, cibernética, etcétera–. Por lo tanto, rechazamos la cla-
sificación de su obra como un postmarxismo; interpretación retroproyecti-
va e historicista basada en la lectura irresponsable de sus escritos inéditos
en torno al materialismo aleatorio, publicados después de su muerte. El
propio Gramsci nos advertía tempranamente acerca de la importancia en
las condiciones materiales que rodean la publicación de cada obra:

En las obras del pensador dado, es preciso distinguir, entre otras, aquellas que
ha llevado a término y publicado de las que quedaron inéditas porque no han
sido terminadas y que fueron publicadas por algún amigo o discípulo, no sin
revisiones, arreglos, cortes, etc., o sea, con intervención activa del editor. Es
evidente que el contenido de estas obras póstumas tiene que ser considerado con
mucha cautela y discreción, pues no debe ser tenido por definitivo, sino como

2 Althusser, Louis. “Freud y Lacan”. En: aLthusser, Louis. esCritos so-


bre PsiCoanáLisis. Freud y Lacan. Siglo XXI Editores, S.A., México D.F., 1996, p.
25.

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Marx, Lenin y Althusser

material en elaboración, provisional3.

Nos concentraremos en abordar la obra de Althusser publicada


en vida del autor, pues a ella correspondió tanto su renombre en el movi-
miento comunista internacional, como su participación en las coyunturas
teóricas particulares que enfrentó. Es necesario subrayar que Althusser fue
un teórico de la práctica. Su obra siempre respondió a las necesidades ur-
gentes de la política revolucionaria. Pero lo hizo teniendo la capacidad
de proyectar sus conclusiones más allá de las discusiones puntuales que
animaron sus artículos polémicos. Althusser comprendió que la universa-
lidad de la contradicción habita en su particularidad, pero que, a su vez, la
alimenta. Nunca perdió de vista el horizonte estratégico que anima toda
práctica revolucionaria contemporánea: el comunismo.
Nuestra interpretación del marxismo sigue al pie del síntoma
la que ofreció Althusser. Para nosotros, el marxismo es la ciencia de la
Historia, y no un historicismo. En tanto ciencia sobrevive a su tiempo,
ya que es el conocimiento de su tiempo. Sin embargo, de no desarrollarse
científicamente, la ciencia degenera en ideología, sufriendo cesuras tales
como el dogmatismo y el revisionismo. Ambas corrientes fueron objeto de
la expoliación teórica de Althusser. Por lo tanto, tampoco compartimos la
interpretación de su obra como un dogmatismo encubierto.
Althusser combatió permanentemente los vicios incrustados en
el movimiento comunista internacional desde el período de la III Inter-
nacional. En especial, al seguidismo: garante del estancamiento acarrea-
do por las políticas del XX Congreso del PCUS. Sin embargo, lo hizo
siempre desde la tribuna comunista. Althusser no negó jamás su filiación.
Fue capaz de enfrentar con gran madurez teórico-política los aciertos y
desaciertos del movimiento comunista internacional, sin hacerse el desen-
tendido sobre el carácter estructural –por tanto, teórico– de los errores.
Mientras los revisionistas se excusaban a través del “culto a la personali-
dad”, Atlhusser insistía en buscar las causales teóricas de los errores, sin
rechazar el primado de los aciertos. Acerca de la Cuestión de Stalin, señaló:

Ved cómo Lenin, que denunció con extrema intransigencia la tendencia idealis-
ta-economicista de la II Internacional, trató a esta organización: jamás redujo
la II Internacional a su desviación. Reconoció períodos en su historia, dis-
tinguió lo principal de lo secundario –y por ejemplo siempre le atribuyó ante
el movimiento obrero el mérito de haber desarrollado las organizaciones de la
lucha de clase proletaria, los sindicatos y los partidos obreros–, nunca rehusó
citar a Kautsky y defender la obra filosófica de Plejánov. Así Stalin no puede,
por razones infinitamente más claras y fuertes, ser reducido a la desviación que

3 Gramsci, Antonio. eL MateriaLisMo históriCo y La FiLosoFía de be-


nedetto CroCe. Ediciones Nueva Visión SAIC, Buenos Aires, 1984, p. 83.

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Introducción

nosotros vinculamos a su nombre, y con más razón todavía la III Internacional,


a la que terminó por dominar, después de los años treinta. Tuvo otros méritos
ante la historia. Comprendió que era necesario renunciar al milagro inminente
de la “revolución mundial” y emprender la “construcción del socialismo” en un
solo país, y sacó sus consecuencias: defenderlo a cualquier precio como la base
y la retaguardia de todo socialismo en el mundo, convertirlo bajo el cerco del
imperialismo en una fortaleza inexpugnable y dotarlo para ello prioritariamente
de una industria pesada, de la que salieron los tanques de Stalingrado, que
sirvieron al heroísmo del pueblo soviético en una lucha a muerte por liberar
al mundo del nazismo. Nuestra historia pasa también por allí. Y a través de
deformaciones, caricaturas, y las propias tragedias de esta historia, millones de
comunistas aprendieron, aun cuando Stalin los “enseñaba” como dogmas, que
existían los Principios del leninismo4.

Siguiendo el imperativo categórico del marxismo, la obra teó-


rico-política de Althusser estuvo completamente centrada en torno a la
lucha de clases. Sin embargo, eso no garantizaba que se tratase efecti-
vamente de un autor marxista. Los autores burgueses también están dis-
puestos a reconocer la lucha de clases. De hecho, ellos la inventaron. “En
efecto, la doctrina de la lucha de clases no fue creada por Marx, sino por
la burguesía, antes de Marx, y es, en términos generales, aceptable para
la burguesía”5.
Lo que transforma a un determinado autor en marxista es el recono-
cimiento de la lucha de clases y de la dictadura del proletariado. Ya lo decía
Lenin: “marxista es el que hace extensivo el reconocimiento de la lucha
de clases al reconocimiento de la dictadura del proletariado”6. Eso fue lo
que ocurrió con Althusser. Toda su obra teórico-política giró alrededor
de la lucha de clases y la dictadura del proletariado. Esa fue su filiación,
así como también, lo que diferenció su trabajo del trabajo de sus pares.
Incluso, de sus camaradas del Partido Comunista de Francia; uno que,
para entonces, ya preparaba la supresión programática de la dictadura
del proletariado.
En las páginas que siguen, transcribimos lo abordado en cada
sesión de discusión sobre la obra de Althusser. Pero lo hicimos de modo
tal que lográsemos desarrollar en extenso lo discutido, aprovechando las
herramientas del medio escrito para conseguirlo. El medio escrito propor-
ciona valiosos recursos para una mayor profundidad y sistematicidad de
4 Althusser, Louis. “Sobre ‹‹la Crítica del Culto a la Personalidad››”. En:
Althusser, Louis. Para una CrítiCa de La PráCtiCa teóriCa. resPuesta a John
Lewis. Siglo XXI Editores, S.A., Buenos Aires, 1974, p. 100.
5 Lenin, V.I. eL estado y La revoLuCión. La doCtrina Marxista deL
estado y Las tareas deL ProLetariado en La revoLuCión. Ediciones en Lenguas
Extranjeras, Pekín, 1971, p. 41.
6 Lenin, V.I. op. cit.

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Marx, Lenin y Althusser

la teoría. La ciencia es, por principio, ciencia escrita. Aprovechamos dicha


condición material del medio para nutrir con argumentos y referencias
bibliográficas exactas cada uno de los temas tratados sobre la obra de
Althusser.
El trabajo bibliográfico es clave para comprender por qué afir-
mamos que Althusser fue continuador del marxismo-leninismo. En es-
pecial, dado el profundo desconocimiento contemporáneo de la teoría
marxista. Por eso, consideramos esencial este esfuerzo de formalización y
desarrollo escrito de lo discutido presencialmente, pues contribuye tanto a
profundizar como a difundir de manera mucho más esclarecedora nuestra
interpretación del autor. Siguiendo lo anterior, creemos pertinente aclarar
un par de puntos antes de entrar de lleno en nuestra exposición. Princi-
palmente, para trazar una línea de demarcación entre nuestra lectura de
Althusser y otras lecturas de su obra. Nos detendremos en seis problemas
actuales relativos a nuestra interpretación del autor.
Primero, el problema de su recepción contemporánea. Aunque hoy
en día la obra de Althusser nuevamente es bastante leída –y discutida7–,
consideramos que el interés hacia el trabajo del filósofo comunista no hace
justicia con sus principios políticos motrices. Ello sintomatiza un cambio
en las condiciones de lectura de su obra. La militancia comunista, público
para el cual siempre escribió –por eso su insistencia en publicar princi-
palmente en las revistas de los Partidos Comunistas–, ha sido desplazada
del campo althusseriano por una intelectualidad academicista que, si bien
aporta valiosos elementos para comprender aspectos particulares de su
obra, lo estudia desde posiciones políticas contrarias a las suyas.
El cambio en el perfil de los lectores de Althusser obstruye el im-
perativo marxista-leninista enunciado en su famosa entrevista llamada La
Filosofía: Arma de la Revolución: “en filosofía sucede como en política: sin
crítica no hay rectificación. Pedimos que se nos hagan críticas marxista-le-
ninistas”8. Al no existir un público predominantemente marxista-leninis-
ta, su obra es comprendida por fuera de su axiomática fundacional. Eso
explica la insistencia en clasificarlo como postmarxista. Haciendo gala de
7 La publicación reciente de los trabajos inéditos de Althusser traducidos
al castellano en editoriales consolidadas tales como Akal, Siglo XXI y Paidós, es
una muestra del interés que suscita el autor entre la nueva camada de lectores.
Cada vez aparecen más trabajos inéditos de Althusser en español. Muchos de
ellos, ni siquiera concebidos para su publicación en francés. Sin embargo, debe-
mos reconocer que algunos sí contribuyen a esclarecer el núcleo duro de la teoría
de Althusser. Por ejemplo, Sobre la Reproducción e Iniciación a la Filosofía para
No Filósofos. El último trabajo inédito de Althusser publicado hasta la fecha fue
¿Qué Es Ser Marxista en Filosofía? (Althusser, Louis. ser Marxista en FiLosoFía.
ediCiones Akal, S.A., Madrid, 2017). Lo más probable es que pronto aparezca otra
publicación de similares características.
8 Althusser, Louis. “La Filosofía: Arma de la Revolución”. En: Althusser,
Louis y Balibar, Étienne. Para Leer eL CaPitaL. Siglo XXI Editores, S.A., México
D.F., 1970, p. 12.

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Introducción

su desconocimiento del marxismo, la intelectualidad contemporánea afir-


ma que Althusser está por fuera de dicha filiación por el solo hecho de no
coincidir con las caricaturas occidentales del comunismo creadas durante
la guerra fría. Hay lucha de clases en la interpretación de la obra de cada
autor. Y cuando se trata de dirigentes comunistas, dicha lucha se convierte
en una guerra de posiciones.
Actualmente, distinguimos fundamentalmente tres corrientes de
lecturas althusserianas: 1) psicoanalítica; 2) materialista aleatoria; 3) estética.
En el caso de la primera, se trata principalmente del diálogo entre los tra-
bajos de Althusser y de Lacan en torno a la categoría de sujeto. Entre sus
principales exponentes destacan Emilio De Ípola y Alejandro Lezama. En
el caso de la segunda, se trata de la refundación del materialismo a partir
de la negación de la dialéctica. En ella destacan nombres como Vittorio
Morfino y Carlos Fernández Liria. Finalmente, en el caso de la tercera, la
discusión versa sobre la recuperación teórica de los aportes de Althusser
en torno al problema de la materialidad del arte presentes en sus escritos
tempranos9. Allí destacan algunos trabajos de Aurelio Sainz Pezonaga y
Warren Montag.
Como resulta patente, ninguna de esas tres corrientes centra sus
esfuerzos en torno a los debates propiamente marxista-leninistas que ins-
piraron el grueso de la obra de Althusser; aquella por la cual fue reconoci-
do internacionalmente. Solamente la corriente aleatoria procura esbozar
algunas nociones en torno a la relación entre política y coyuntura, pero lo
hace en un sentido postmilitante sumamente cuestionable, ligado princi-
palmente con las tendencias movimentistas contemporáneas. Por eso afir-
mamos que dichas lecturas, aunque interesantes, responden a problemá-
ticas secundarias en la obra de Althusser, mutiladas de su sentido motriz,
orientadas hacia círculos de interés académico ajenos a todo compromiso
orgánico revolucionario. Sin embargo, no recriminamos in abstracto a
los autores tal interés –y no otro– por la obra de Althusser. Al contrario,
reconocemos en ello un efecto propio de la lucha de clases en la teoría: la
pérdida de posiciones proletarias en el seno de la intelectualidad contemporánea.
Siguiendo el sentido de lo anterior, y a pesar de nuestras diferen-
cias políticas, reconocemos en los trabajos tempranos de Gabriel Albiac
y Marta Harnecker algunos precedentes de nuestra línea teórica para el
tratamiento de la obra de Althusser. Ambos autores velaron por establecer
un diálogo con Althusser que tuviera por sentido producir las herramien-
tas teóricas y políticas para enfrentar adecuadamente los desafíos revo-
lucionarios de su época. En el caso de Harnecker, su obra fue un valioso

9 Publicados hace pocos años en: Sainz Pezonaga, Aurelio (comp). esCri-
arte. Tierradenadie Ediciones, S.L., Madrid, 2011.
tos sobre eL

9
Marx, Lenin y Althusser

aporte para la asimilación latinoamericana del pensamiento del autor10.


Nuestros esfuerzos están orientados a recuperar el potencial re-
volucionario intrínseco a la obra de Althusser, dotándola de una lectura
propiamente marxista-leninista que tenga como receptor medio ideal a
la militancia comunista, independientemente de su grado de organicidad
temporal11. En razón de lo anterior, nuestro trabajo tiene por objetivo con-
tribuir al desarrollo de la práctica teórica de todos los militantes comunis-
tas errantes que hoy, a pesar de las derrotas internacionales y la confusión
dominante en el seno del movimiento obrero, no bajan los brazos, negán-
dose a sepultar al marxismo-leninismo.
Segundo, el carácter plurilateral de nuestra investigación sobre
Althusser. Si bien es cierto que nos concentramos en abordar su prácti-
ca teórica diferencial, también tratamos la axiomática marxista-leninista a
la cual respondió. Esta última, clausurada por decreto historicista luego
de la desintegración de la Unión Soviética. Las derrotas del movimiento
comunista internacional, orquestadas por el revisionismo soviético, invali-
daron socialmente las verdades científicas que la teoría de Marx, Engels,
Lenin y Stalin, entre otros, nos entregaron. De esa manera, la valiosa
teoría del proletariado cayó en las tinieblas del más profundo desconoci-
miento. Aunque los asistentes a las sesiones que sustantivaron este libro
pertenecen a organizaciones políticas ligadas al marxismo, no escapan al
desconocimiento general de la teoría marxista en la actualidad. Para peor,
dichos vacíos formativos tienden a suplirse con recurso a teorías ajenas al
marxismo, tales como el humanismo, economismo, tecnocratismo y mo-
vimentismo, entre otras. Contra ese fenómeno, la obra de Althusser es de
gran utilidad. Ella nos permitió discutir la teoría marxista-leninista como
tal, sus vaivenes políticos e históricos, y así introducir sus conceptos y ca-
tegorías elementales en la formación doctrinaria de los presentes. Dicho
claramente, la obra de Althusser funciona hoy en día como un puente
para la formación teórica marxista-leninista, con la ventaja propia de su
contemporaneidad relativa. Esto último, en razón del combate contra los
prejuicios cronologistas que dan por muerto al marxismo solo por su vieja

10 Harnecker, Marta. Los ConCePtos FundaMentaLes deL MateriaLisMo his-


tóriCo . Siglo XXI Editores, S.A., Santiago de Chile, 1972.
11 Sabemos que hoy en día el problema de la militancia comunista no obe-
dece a la simple adscripción formal hacia una determinada organización política
que proclame esa filiación. Chile es un triste ejemplo de eso. La parálisis proletaria
tiene a muchos partidos convertidos en simples apéndices de la socialdemocracia,
por lo cual el problema del “carnet del Partido” es, a todas luces, superficial. Espe-
ramos superar pronto este embrollo. A nuestro juicio, la salida del estancamiento
político y orgánico dependerá, en primera instancia, de la práctica teórica prole-
taria con la cual cada organización política enfrente sus desafíos. El resto se resol-
verá paulatinamente, a medida que dicha práctica consiga su adecuada inserción
entre las masas obreras y populares. Sin un paso atrás, jamás podremos dar dos
hacia adelante.

10
Introducción

data y por su presente desfavorable.


Tercero, la periodización de la obra de Althusser. Tal y como su-
cediera con Marx, Althusser atravesó distintas fases teóricas y políticas.
Su obra no fue pura continuidad. Exceptuando su prehistoria católica,
podemos clasificarla en cuatro grandes períodos: 1) teoricista; 2) autocrítica
y rectificación; 3) ruptura militante; 4) materialista aleatoria. Revisemos bre-
vemente cada una.
El primer período, teoricista (1955-1965), abarcó la obra de Al-
thusser que va desde Los Problemas de la Filosofía de la Historia (1955-
1956) hasta Para Leer El Capital, pasando por Montesquieu, la Política
y la Historia y La Revolución Teórica de Marx. Dicha fase se caracterizó
principalmente por el tratamiento epistemológico de los escritos de Marx,
acentuando su ruptura con sus predecesores y la fundación de la ciencia
de la Historia. El mejor ejemplo del teoricismo althusseriano durante esta
etapa fue su definición de la filosofía como “Teoría de la práctica teóri-
ca”12–fuertemente autocriticada posteriormente–, y la estricta oposición
entre Ciencia (singular) e Ideología.
Luego tenemos un segundo período, de autocrítica y rectificación
(1967-1976), que va desde el Curso de filosofía para Científicos hasta La
Transformación de la Filosofía, pasando por Lenin y la Filosofía, Ideología
y Aparatos Ideológicos del Estado (Notas para una Investigación), Para una
Crítica de la Práctica Teórica. Respuesta a John Lewis y Elementos de Au-
tocrítica, entre otros. En esta fase –la más importante para nosotros–, el
autor realizó el conocido ejercicio leninista de la autocrítica y rectificación
de sus tesis tempranas, las cuales clasificó como teoricistas. Su teoricismo
tuvo dos grandes equívocos. El primero fue la reducción de la revolución
de Marx a la escena especulativa/racionalista de la ruptura epistemológica13.
El segundo, la definición de la filosofía como Teoría de la práctica teórica.
La rectificación de ambos implicó la centralización del rol de la lucha de
clases en la formación del pensamiento de Marx, a partir de su toma de
posición de clase, y la redefinición de la filosofía como práctica, en última
instancia, de la lucha de clases en la teoría14.
Posteriormente, hubo un tercer período en la obra de Althusser
de ruptura militante (1977-1978), caracterizado por la agudización de sus
conflictos con el Partido Comunista de Francia y los debates en torno a su
XXII Congreso, que abarca entre Seis Iniciativas Comunistas y Marx Den-
tro de sus Límites, incluyendo Lo que No Puede Durar en el Partido Comunis-
ta, dedicado exclusivamente al PCF. Durante ella, Althusser fue definitiva-
12 Althusser, Louis. La revoLuCión teóriCa de Marx. Siglo XXI Edito-
res S.A., México D.F., 1968, p. 137.
13 Althusser, Louis. Elementos de Autocrítica. Laia S.A., Barcelona, 1975,
p. 12.
14 Althusser, Louis. Lenin y La FiLosoFía. Ediciones Era, S.A., México
D.F., 1970, p. 74.

11
Marx, Lenin y Althusser

mente aislado del Partido Comunista de Francia, viéndose sumido en los


equívocos propios de la lucha sin trinchera propia. Destacan su defensa a
rajatabla de la dictadura del proletariado –suprimida programáticamente
del PCF en su XXII Congreso–, pero su oposición al centralismo del Par-
tido. Además, destaca su reencuentro filial con la obra de Gramsci. Vale
señalar que, dejando de lado los documentos sobre el XXII Congreso del
PCF, buena parte de esa obra no fue publicada en vida del autor. Señala-
mos esto último para indicar su carácter inacabado15.
Finalmente, tenemos un cuarto período, el materialista aleato-
rio (1982-1988), que va desde La Corriente Subterránea del Materialismo
del Encuentro hasta Filosofía y Marxismo. Entrevista por Fernanda Nava-
rro. Dicha fase ya cuenta con Althusser completamente aislado del PCF,
abocado a la elaboración del materialismo del encuentro16: corriente subte-
rránea del materialismo que atraviesa la obra de Lucrecio, Maquiavelo,
Spinoza, Hobbes, Rousseau, Marx y Heidegger, entre otros. A partir del
materialismo del encuentro, Althusser abrió camino hacia el abandono
definitivo del materialismo dialéctico. Lo anterior, acusándolo de hegelia-
nizador. Esta fase coincide con el asesinato de Hélène. Fue paralela a su
marginación total del PCF y a su internación psiquiátrica permanente. En
esta fase, Althusser abandonó definitivamente las problemáticas militantes
coyunturales que motivaron su obra principal, asumiendo el aislamiento
político y social como las premisas de sus escritos.
Como vemos, la obra de Althusser abarcó desde el marxismo-le-
ninismo más ortodoxo hasta el atomismo revisitado. Eso suscita bastantes
equívocos a la hora de hablar de sus aportes teóricos. Particularmente,
con relación a su interpretación de la teoría marxista. Por eso, considera-
mos pertinente señalar que nuestro trabajo se concentrará en sus primeras
dos fases teóricas (desde 1959 hasta 1976); particularmente en su segunda
fase de desarrollo: la de autocrítica y rectificación. Lo hicimos así puesto
que, aunque los desafíos teóricos planteados en sus escritos sobre la crisis
del marxismo y el materialismo aleatorio sean filosóficamente atractivos,
nuestro interés principal en Althusser pasa por la relación que guarda su
obra con el marxismo-leninismo. Por eso, volveremos permanentemente
a La Revolución Teórica de Marx y Para Leer El Capital, referencias obliga-
das de sus disputas militantes coyunturales. Por supuesto, lo haremos sin
resquemor, pues a pesar de existir una desviación teoricista latente en esos
trabajos, nos presentan la panorámica de su combate teórico contra los
asaltos de la ideología burguesa y pequeñoburguesa en el seno del Partido
15 Althusser siempre fue crítico respecto a la validez de la obra de Marx
no publicada –ni preparada para publicación– en vida. Siguiendo esa dirección,
podemos tomar distancias acerca de la validez preliminar de sus experimentos
tardíos.
16 Althusser, Louis. Para un MateriaLisMo aLeatorio. Arena Libros, Ma-
drid, 2002, pp. 31-32.

12
Introducción

y del movimiento obrero. Además, en ellos se encuentran sus principales


aportes teóricos (ruptura epistemológica, sobredeterminación contradic-
toria, posición de clase, lectura sintomática, etcétera). Por lo tanto, son
referencia obligada.
Aunque de forma imperfecta, La Revolución Teórica de Marx y
Para Leer El Capital fueron trabajos profundamente políticos. No hubieran
sido posibles sin una toma de posición política proletaria, la cual se tradujo
posteriormente en una práctica teórica proletaria. En términos teóricos, Al-
thusser pasó por algo similar a Marx y Engels. “Marx y Engels no habrían
podido concebir su teoría si no la hubieran edificado sobre posiciones teó-
ricas de clases, efecto de su pertenencia efectiva al movimiento obrero”17.
Con Althusser sucedió igual. Su militancia comunista le permitió entrar
en el debate teórico acerca del porvenir del marxismo-leninismo luego del
XX Congreso del PCUS.
En el sentido de lo anterior, y solo en él, reconocemos el mérito
de Rancière, quien situó el período de intervención teórico-política fun-
damental de Althusser entre La Revolución Teórica de Marx y Para una
Crítica de la Práctica Teórica. Respuesta a John Lewis18. Bien sabemos que
los trabajos ulteriores de Althusser acerca de la crisis del marxismo y el
materialismo aleatorio, aunque interesantes, carecieron de impacto po-
lítico entre los comunistas, pues fueron realizados en un estado de total
marginación política. Su silencio posterior solo fue la confirmación de su
incapacidad para ser escuchado. Aun así, el autor no desesperó. Tuvo la
prudencia suficiente para mantener en privado sus investigaciones en cur-
so, comprendiendo su carácter germinal. Hoy tenemos acceso a ellas. Sin
embargo, es sumamente necesario leerlas a sabiendas de sus condiciones
materiales de elaboración.
Cuarto, nuestra insistencia en el carácter marxista-leninista de
la obra de Althusser. Consideramos que el núcleo diferencial y auténtico
de la obra de Althusser, eso que nos permite hablar de ella como única y
original, responde al desarrollo científico de la axiomática marxista-leni-
nista. Científico, decimos, pues Althusser veló siempre por la cientificidad
del marxismo, a través de la intervención de la filosofía en la depuración
de sus categorías. Sus riñas contra los teóricos soviéticos y europeos hijos
de la estrategia emanada del XX Congreso del PCUS (Sartre, Garaudy,
Seve, Kosík, etcétera) dieron cuenta de su insistencia en rechazar toda
ideología ajena al marxismo. Como tal, sus trabajos son incomprensibles
por fuera de los fundamentos del marxismo. Su obra publicada entre ini-
cios de los sesenta y la primera mitad de los setenta, lo convirtió en un

17 Althusser, Louis. iniCiaCión a La FiLosoFía Para Los no FiLósoFos. Editorial


Paidós SAICF, Buenos Aires, 2015, p. 157.
18 Rancière, Jacques. La LeCCión de aLthusser. LOM Ediciones, Santiago
de Chile, 2013, p. 10.

13
Marx, Lenin y Althusser

autor de renombre mundial tanto en el seno del movimiento comunista


internacional como en el ámbito académico.
El combate de Althusser contra el dogmatismo no contradijo su
estricta filiación con “la teoría de la revolución proletaria”19. Por el con-
trario, Althusser se caracterizó por su defensa de las posiciones auténticas
del marxismo aun cuando el humanismo carcomía sus entrañas a través
de la pluma revisionista de los apologetas del XX Congreso del PCUS.
Por eso, somos enfáticos en rechazar la interpretación de su obra como
un postmarxismo. Aunque reconocemos los equívocos de Althusser luego
de su separación definitiva del PCF, no consideramos válido clasificarlo
por ellos. Siguiendo el modelo de la contradicción de Mao Tse-tung20,
esos fragmentos solo fueron un aspecto secundario en el trabajo del autor.
El marxismo-leninismo fue su aspecto principal. El resto es revisionismo.
La clasificación de la obra de Althusser como un postmarxismo
tiene efectos políticos evidentes. El principal dice relación con la usur-
pación del carácter proletario de su filosofía, representándola como otro
academicismo francés más. Sabemos que dicha lectura indiscriminada
encuentra sitio dentro de su propia obra, gracias a los trabajos relativos
al materialismo aleatorio. Por supuesto, la responsabilidad principal recae
sobre los hombros del autor, quien dejó testimonio de sus investigaciones
a medio curso en publicaciones como Filosofía y Marxismo. Entrevista por
Fernanda Navarro. En cualquier caso, lo anterior no puede sino confirmar
lo evidente: en la lectura de la obra de cada autor existe lucha de clases. El
asalto pequeñoburgués que propició su obra tardía no justifica en absoluto
la omisión de sus trabajos fundamentales. Corresponde a los marxista-le-
ninistas defender el trabajo de su último gran teórico contra los revisio-
nismos academicistas, así como también, aprovecharla para el desarrollo
de la teoría marxista a la luz de las revoluciones científicas del presente.
Teniendo en consideración la periodización que hicimos de su obra,
es que afirmamos que no hubo continuidad entre sus trabajos centrales y
sus textos tardíos inéditos. Por lo tanto, es imposible hablar de realización.
El materialismo del encuentro no es la verdadera faceta del materialismo
dialéctico del cual nos habló Althusser durante más de una década. Así
como la vieja socialdemocracia travistió a Marx publicando sus Manus-
critos de 1844 para atacar con ellos las posiciones del leninismo desde los
años treinta del siglo pasado, la nueva socialdemocracia pretende hacer
lo mismo con los escritos tardíos e inéditos de Althusser, cerrándole paso
a las posiciones teóricas proletarias que aún perviven en estado de laten-

19 Stalin, José. “Sobre los Fundamentos del Leninismo”. En: Stalin, José.
Cuestiones deL LeninisMo. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú, 1941, p. 23.
20 Mao, Tse-tung. “Sobre la Contradicción”. En: Mao, Tse-tung. Obras
Escogidas de Mao Tse-tung. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Pekín, 1968, tomo
I, pp. 353 y ss.

14
Introducción

cia. Señalamos abiertamente como nuestro deber político en la teoría,


la defensa marxista-leninista de la obra de Althusser. Solo así podremos
mantener y profundizar su carácter auténticamente revolucionario.
Quinto, hemos decidido rescatar las categorías de posición política y
práctica teórica de la obra de Althusser –guardando los cuidados pertinen-
tes que el propio autor recomienda sobre este último21–, pues considera-
mos que representan adecuadamente el sentido original de su intervención
teórico-política. Además, responden al período actual de reconstrucción
comunista que nos convoca. Esta decisión fue por tres motivos.
El primero fue porque la definición de la teoría como una práctica
entre prácticas responde al apotegma de Lenin: “sin teoría revolucionaria
no puede haber movimiento revolucionario”22, el cual pone al centro del
debate la necesidad de una teoría revolucionaria para la reconstrucción
comunista, a la par que explicita los vínculos de mutua dependencia entre
política y teoría. En ese sentido, podemos afirmar que no existe práctica
política sin práctica teórica de base; aunque aquella no sea consciente de esta
última.
Para dimensionar el alcance del vínculo entre práctica y teoría,
es necesario comprender que esta última está presente cotidianamente. Su
materialización no es monopolio de ningún tipo de aristocracia gnoseo-
lógica de la contemplación. Acompaña a los hombres en cada uno de sus
movimientos y pensamientos. Eso quiere decir que el vínculo entre teoría
y práctica es orgánico. Se condicionan mutuamente a partir de sus efectos
de realidad. Althusser señala:

En la realidad concreta de las relaciones de los seres humanos con el mundo,


nunca se da la práctica sola por un lado (un trabajo puramente animal y ciego)
y la teoría sola por el otro (la pura contemplación sin ninguna actividad). En
la práctica más elemental (la del peón caminero que cava una zanja) hay ideas
sobre la manera de proceder, sobre el plan por seguir, sobre las herramientas por
utilizar y todas sus ideas solo existen en el lenguaje, aun cuando el hombre que
se sirve de ese lenguaje no sepa que eso es ya teoría. Y en la teoría más elevada,
la del matemático más abstracto, siempre hay práctica, no solamente el trabajo
del matemático sobre sus problemas, sino la inscripción de sus problemas en los
símbolos matemáticos con tiza sobre la pizarra, aun cuando el matemático no
sepa que esta simbolización es una práctica23.

21 Althusser, Louis. eLeMentos de autoCrítiCa. Laia S.A., Barcelona, 1975,


pp. 64-65.
22 Lenin, V.I. ¿Qué haCer? Editorial Claridad, S.A., Buenos Aires, 1946, p.
33.
23 Althusser, Louis. iniCiaCión a La FiLosoFía Para Los no FiLósoFos. Editorial
Paidós SAICF, Buenos Aires, 2015, p. 126.

15
Marx, Lenin y Althusser

En segundo lugar, porque luego de su rectificación, Althusser ex-


plicitó la supeditación de la práctica teórica hacia la toma de posición política
de clase, ofreciendo así, por una parte, nuevos datos para comprender la
ruptura de Marx respecto de sus predecesores, pero por otra, los elemen-
tos para hacer visible el vínculo entre posición política e intervención teórica,
cerrando así el ciclo de mutua dependencia entre política y teoría. Así, el
equívoco epistemologista de sus primeros escritos, basado en una distin-
ción especulativa/racionalista entre Ciencia (singular) e Ideología –trata-
das como Verdad y Error respectivamente–, fue clausurado, situando la
lucha de clases en el centro de las prácticas.
En tercero, para finalizar, porque supera la división ficticia entre
teoría y práctica; división que, además de volver ininteligible el proble-
ma de la fusión entre la teoría revolucionaria y el movimiento obrero,
funciona como justificación para la miopía política de todas las corrien-
tes oportunistas en el seno de la clase obrera –desde la socialdemocracia
hasta el izquierdismo anarquizante–. Como dijera Lenin, “el revolucio-
narismo vulgar no comprende que la palabra es también un hecho”24. En
ese sentido, Althusser afirmó siempre la primacía de la práctica, aunque
las distinguiera entre sí. En sus propias palabras: “nosotros afirmamos
teóricamente la primacía de la práctica mostrando que todos los niveles
de la existencia social son los lugares de distintas prácticas: la práctica eco-
nómica, la práctica política, la práctica ideológica, la práctica técnica y la
práctica científica (o teórica)”25. La unidad orgánica entre teoría y práctica
está signada por el efecto de realidad al cual ambas responden.
Sexto, y para terminar, consideramos necesario referirnos al estilo
de escritura que nos acompañará durante las siguientes páginas. Sabe-
mos que nuestro lenguaje podría resultar algo complicado para el lector
que desconoce la terminología marxista en general y la de Althusser en
particular. Tuvimos ese inconveniente incluso con algunos militantes mar-
xistas, quienes, a pesar de su condición, encontraban grandes dificultares
para comprender la teoría. Sin embargo, dicho problema lo resolvimos
“elevando hacia arriba”, y no redondeando hacia abajo el contenido de
cada exposición. Ese es el único método justo para lograr una adecuada
formación teórica marxista-leninista.
El conformismo es anticientífico. Nuestro estilo de trabajo pro-
cura ser riguroso y conciso, tal y como fueran los de Marx, Lenin y sus
discípulos, pero a su vez inteligible. Sin embargo, eso no garantiza que
cada contenido sea fácilmente asimilable. Por eso nos esforzaremos en
extendernos durante la explicación de los puntos más complejos de la

24 Lenin, V.I. dos táCtiCas de La soCiaLdeMoCraCia rusa en La revoLuCión


deMoCrátiCa. Ediciones Sur, Buenos Aires, 1971, p. 92.
25 Althusser, Louis y Balibar, Étienne. Para Leer eL CaPitaL. Siglo XXI Edi-
tores, S.A., México D.F., 1970, p. 65.

16
Introducción

teoría marxista-leninista, y en especial, en la teoría de Althusser, evitando


dar por hecho el grado de instrucción de nuestros lectores. Así fue como
resolvimos presencialmente las inquietudes en torno a las categorías y
conceptos más difíciles de asimilar en la obra de Althusser.
Por todo lo anterior, evitaremos las concesiones teóricas y también
las florituras lingüísticas. No miraremos en menos al lector ni en el sentido
de rebajar al mínimo el contenido de nuestra exposición, ni mucho menos
en el de rechazarlo a partir de una complejización estetizante de nuestro
lenguaje. Nos esforzaremos por seguir el modelo de escritura de Marx, del
cual Althusser indica:

Marx sabía hablar un lenguaje sencillo, claro y directo, pero al mismo tiempo no
hacía la menor concesión en cuanto al contenido científico de sus teorías. Con-
sideraba que los obreros tenían derecho a la ciencia y que podían superar per-
fectamente las dificultades propias de toda exposición verdaderamente científica.
Esta regla de oro es y sigue siendo más que nunca una lección para nosotros26.

Por eso, consideramos necesario abrir la vía para una lectura mar-
xista-leninista de la obra de Althusser, sin caer en reduccionismos vulgares
ni neologismos superficiales. Además de necesario, consideramos total-
mente justo que su obra sea leída nuevamente en clave marxista-leninista.
Ese era su sentido original. Por principio, defendemos firmemente la com-
prensión del marxismo como una ciencia; una ciencia que, mientras pue-
da desarrollarse científicamente, superará una y mil veces los obstáculos
ideológicos que amenazan su existencia. Pero para lograrlo, debe dotarse
de científicos a la altura de las circunstancias; artífices que trabajen desde
posiciones teóricas proletarias por y para el triunfo definitivo del comu-
nismo, sin renunciar nunca a la rigurosidad de la disciplina. Por lo tanto,
dicha altura no solamente consiste en el grado de preparación teórica de
sus aspirantes, sino también –y quizás aun más– en su capacidad de to-
mar partido por el proletariado en toda circunstancia. Es una tarea difícil,
que por su naturaleza exige un doble compromiso. Por un parte, científico;
por otra, proletario. El camino es complicado, pero nunca ha sido de otra
manera. Como dijera Marx, “no hay ninguna carretera principal para la
ciencia, y únicamente tienen posibilidad de alcanzar sus cimas luminosas
quienes no regateen esfuerzos por escalar sus escarpados senderos”27.
Dicho lo anterior, entramos de lleno en Althusser, el último gran fi-
lósofo marxista-leninista de occidente, en cuya obra ciframos las esperan-
zas para levantar nuevamente en alto las banderas de la lucha comunista.

26 Althusser, Louis. “¿Cómo leer ‹‹El Capital››?”. En: Althusser, Louis. PosiCiones.
Editorial Anagrama, Barcelona, 1977, p. 62.
27 Marx, Carlos. eL CaPitaL. CrítiCa de La eConoMía PoLítiCa. Libro I, Tomo
I. Ediciones Akal S.A, Madrid, 2000, p. 33.

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