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En ese sentido, la historia es la experiencia del historiador, que implica diferentes puntos
de vista y percepción de los hechos1, así como el modo en el que se decide contarlos. La
única forma de hacer historia es escribirla y documentarla. Así como nos cuenta Carr, “la
condición de hecho histórico dependerá de una cuestión de interpretación. Este elemento
interpretativo interviene en todos los hechos históricos”. (Carr, 1961, p. 56)
1
“De esta manera, al presente del historiador no llega el hecho ‘en sí’, ‘en estado puro’, sino interpretaciones
o percepciones del hecho, distintas caras de una realidad abarcable y limitada en el espacio y en el tiempo. La
percepción del hecho genera el acontecimiento histórico.” (Pinilla García, 2005, p. 246)
p. 69). De esta forma, el lector puede identificar las huellas en una escritura,
relacionada con instituciones de poder que le prohiben o permiten al historiador el
trato de ciertos temas y delimitan la manera en que se va a hacer. La mirada del
historiador depende de su medio social (Carr, 1961, p. 35) y define el discurso y la
mirada de su interpretación.
2. Una práctica: Para Carr, “La historia consiste en un cuerpo de hechos verificados.
Los hechos los encuentra el historiador en los documentos, en las inscripciones, etc.
El historiador los reune, se los lleva a la casa, donde los guisa y los sirve como a él
más le apetece” (…) “él es quien decide a qué hechos se da paso y en qué orden y
contexto hacerlo” y en ese sentido “El historiador es necesariamente selectivo”
(Carr, 1961, pp. 52, 54 y 55). Define la técnica, es decir el metodo a seguir y la manera
de trabajar e interpretar documentos. Es necesario aclarar que la práctica trabaja
con lo dicho sobre los hechos históricos, no con ellos en sí, lo que hace esencial el
papel crítico del historiador.
Paul Ricoeur también está relacionado con la idea de “operación historiográfica” y con De
Certeau como el autor que la presenta. Se refiere a este, como un trabajo que radica en la
sociología de la historia ya que “ya no es el objeto o el método de la historia los que son
problematizados, sino el propio historiador, en cuanto a su operación.”2 Ricoeur transforma
el discurso y lo trata de cierta manera con fuente de inspiración en De Certeau, pero no más
que eso. Es así, como se establece la relación entre los dos autores en los siguientes
términos: “En tanto que De Certeau se mueve en el ámbito de la sociología de la escritura
de la historia, Ricoeur hace epistemología. Lo que en De Certeau es lugar / prácticas /
escritura, en Ricoeur es fase documental / explicación-comprensión / representación;
cualquier intento por establecer correspondencias, salvo, quizá, en lo relativo a los terceros
elementos, resultaría un tanto forzado” (Vergara, 2009, p. 111).
2
Paul Ricoeur, Tiempo y narración III. El tiempo narrado. México, Siglo XXI, 1996, p. 851.
Mendiola denomina un “giro historiográfico” al decisivo e importante aporte de De Certeau,
esto lo explica como “la inclusión reflexiva de la práctica de la escritura de la historia del
historiador dentro de esa misma práctica. La realización de este acto reflexivo específico
desdibuja la distinción entre el teorizar sobre la historia y la escritura de la historia.”
(Vergara, 2009, p. 105). Es así como se muestra de manera concisa la teorización y
explicación del trabajo del historiador.
Fuentes bibliográficas
- http://tallerinvestigacionhistorica.blogspot.com/2008/08/de-certeau.html Taller
de Investigación Histórica. De Certeau. Por: Sofía Delgado Remírez. (consultada el
18 de agosto de 2018)