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Páscoa. ( I ) Nome. P. vem do aram. pashã’ (hebr.

pesah; no grego » áa%a, algumas vêzes náoxa,


uma vez qxioex). O sentido original de pesah
é discutido: alguns derivam a palavra de pãsah
(claudicar ou saltar): pesah significaria originàriamente
dança cultuai (IR s 18,21); conforme
outros a passagem do sol pela constelação do
carneiro ou da lua pelo seu ponto mais alto.
Em Êx 12,13.27 a palavra é relacionada com o
fato de que Javé “passou poupando”: na noite
em que feriu os primogênitos dos egípcios,
Javé, conforme Ex 12,13.23, saltou as casas dos
israelitas, porque a vêrga e as duas ombreiras
da porta foram pintadas com o sangue do cordeiro
pascal. N a Bíblia pesah e seus equivalentes
são usados para indicar tanto a festa
(p. ex., Êx 12,48) como o animal sacrifical (p.
ex., matar o cordeiro pascal: Êx 12,21; Dt 16,2;
Mac 14,12; comer o cordeiro pascal: Êx 12,32;
Mt 26,17). Mais tarde, quando a festa dos ázimos
ficou unida com a P., pesah, que era então
o primeiro dia (14/15 de Nisan) da festa dos
ázimos, podia significar também a festa tôda,
que durava sete dias (p. ex., Ez 45,21-24; Mc
14,12; Mt 26,17; Lc 22,1.7; Ant. 14,2.1; B J . 5,3.1).

Hiervas amargas buscar que significa

Los siete días, buscar que significa

La levadura de los fariseos (Mt 16.11)

La levadura de los saduceos

La levadura de Herodes (mr 8.15)


Significado de la Fiesta de los Panes sin levadura
Por apóstol Daniel Guerrero

La Fiesta de los Panes sin levadura, conocida en hebreo como Hag Ha-Matzah, es parte de las
primeras tres fiestas dentro del Calendario que Dios le dio a Su pueblo, y se celebra durante la
estación primaveral, que comienza con el mes de Abib (Aviv/Nisán).
Esta Fiesta comenzó el mismo día en el que se celebró la primera Pascua; es decir el 14 del
mes de Abib, y desde entonces, fue establecido que duraría por siete días más, hasta el 21 del
mismo mes (Éx. 12:14-20; Lev. 23:6-8).

"Siete días comeréis panes sin levadura; así el primer día haréis que no haya levadura en
vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado desde el primer día hasta el séptimo,
será cortado de Israel. El primer día habrá santa convocación, y asimismo en el séptimo día
tendréis santa convocación; ninguna obra se hará en ellos, excepto solamente que preparéis lo
que cada cual haya de comer. Y guardaréis la fiesta de los panes sin levadura, porque en este
mismo día saqué vuestras huestes de Egipto; por tanto, guardaréis este mandamiento en
vuestras generaciones por costumbre perpetua. En el mes primero (Abib) comeréis los panes sin
levadura, desde el día catorce del mes por la tarde hasta el veintiuno del mes por la tarde. Por
siete días no se hallará levadura en vuestras casas; porque cualquiera que comiere leudado, así
el extranjero como natural del país, será cortado de la congregación de Israel. Ninguna cosa
leudada comeréis; en todas vuestras habitaciones comeréis panes sin levadura" (Éx. 12:14-20).

Durante siete días, no podía haber ninguna cosa leudada en las casas de los israelitas ni podían
consumir ningún tipo de pan con levadura, so pena de ser expulsados de la congregación o
comunidad de fe.

Así que, veamos ahora qué significados y principios podemos extraer de la celebración de esta
Fiesta para nuestro crecimiento en nuestra fe, amor y obediencia a Dios.

LA PURIFICACIÓN
Como dije arriba, esta Fiesta es una de las tres Fiestas de purificación, las otras dos son la Fiesta
de las Trompetas (Yom Teruah) y la del Perdón (Yom Kippur); y a través de ellas, Dios da un
mensaje claro (repetido tres veces), que Él desea que Su pueblo se mantenga puro, libre de
toda contaminación.

La levadura, la mayoría de las veces, tiene una connotación negativa, como un elemento o
factor contaminante; y se le relaciona con el pecado, la malicia y la maldad, que influye, desde
el ser interior, a toda persona. Ese fue precisamente el mensaje que nuestro Señor subrayó,
cuando enseñó sobre lo que contamina al hombre (Mt. 15:11; Mr. 7:15-23, 1Cor. 5:8):
"Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él,
eso es lo que contamina al hombre... Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al
hombre. Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los
adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la
lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro
salen, y contaminan al hombre".

Y siguiendo esa misma interpretación del significado del símbolo de la levadura, Jesús advirtió a
sus discípulos a cuidarse de diferentes clases de levaduras, que nosotros igualmente hacemos
bien en evitarlas:

1. la levadura de los fariseos (pensamientos y conductas religiosas, hipócritas).


2. la levadura de los escribas y saduceos (pensamientos incrédulos y declaraciones
eminentemente racionales y legalistas, que anulan, suprimen o cuestionan las obras
sobrenaturales de Dios).
3. la levadura de Herodes (pensamientos y conductas hipócritas, que nos conducen a "asesinar"
a nuestro hermano; acciones que buscan limitar, entorpecer o dañar la vida y desarrollo de
nuestro prójimo, a fin de lograr nuestros propios intereses, pasiones y deseos).

El apóstol Pablo también nos enseña sobre otro tipo de levadura, que también contamina
nuestro ser interior, como lo es la inmoralidad sexual (lascivia, lujuria, fornicación, adulterio,
etc.); y subraya que los panes sin levadura tienen que ver más con un corazón puro, sincero y
verdadero (1Cor. 5:1-13); y por lo tanto, debemos cortar de la congregación a aquellos que
llamándose "cristianos o hermanos" viven vidas contaminadas, que a su vez pueden contaminar
la vida de otros dentro de la misma congregación. Esto último está en perfecta concordancia con
la misma enseñanza que encontramos en el Antiguo Testamento (Éx. 12:15, 19).
El Antiguo Testamento subraya la importancia que nuestra casa esté limpia de toda levadura o
cosa leudada; así también, el Nuevo Testamento subraya la importancia y necesidad que nuestro
corazón y mente, nuestro ser interior, esté libre de toda contaminación de pecado, malicia y
maldad; por lo tanto, debemos purificarnos y limpiar nuestro corazón de todo lo malo.

LA SANTIFICACIÓN
Otro significado que encontramos en la celebración de la Fiesta de los Panes sin levadura, es el
deseo de Dios que Su pueblo sea santo, al igual que Él es santo. El significado de la palabra
"santo" (heb. kadósh 6918/kodésh 6944) en el Antiguo Testamento, es apartado, dedicado,
consagrado. Y eso es lo que Dios trata de decirle a Su pueblo, que Él quiere que se distingan de
los demás pueblos y naciones (Éx. 19:5-6).

Durante la celebración de la primera Pascua, Dios dijo a través de Su siervo Moisés, que la
sangre en los postes y dinteles sería por señal, para que su ángel no hiriera sus casas; pero los
panes sin levaduras también serían señal para que no fueran "cortados" de Su pueblo. Ambas
acciones, tenían como propósito dejar claro en la mente de los israelitas, que Dios los estaba
santificando, apartando de entre los egipcios y las demás naciones presentes en Egipto, para no
herirlos ni juzgarlos juntamente con ellos (Éx. 12:22-23; 12:43-49).

Ese es el mismo mensaje que ahora, en el Nuevo Pacto, a través de la sangre de Jesucristo,
nuestro Señor, tenemos en la Iglesia y que nos fue entregado a través de los apóstoles:
"Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la
gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; como hijos obedientes, no os
conforméis a los deseos (levadura) que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como
aquel os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir;
porque escrito está: Sed santos porque yo soy santo" (1Pe. 1:13-2:3).

Así como Israel, ahora nosotros la Iglesia del Señor, somos llamados, escogidos, para ser el
pueblo de Dios, una nación santa, cuya principal misión es traer mayor gloria y alabanza a
nuestro Dios, el único Dios verdadero (1Pe. 2:9-10; Ef. 1:3-14).

¿Cómo podemos avanzar en nuestro proceso de santificación? El apóstol Pablo nos da la


respuesta (Fil. 4:8-9): cuida tu mente y corazón de todo lo malo y más bien piensa en:
1. todo lo que es verdadero
2. todo lo honesto
3. todo lo justo
4. todo lo puro
5. todo lo amable
6. todo lo que es de buen nombre
7. todo lo que tenga virtud o sea digno de alabanza

Si conservamos a nuestra mente y corazón puros, nuestras acciones y decisiones serán puras; y
por lo tanto, caminaremos en santidad.

LA CONSAGRACIÓN
Y el último significado que podemos encontrar al celebrar la Fiesta de los panes sin levadura
(Hag Ha-Matzah) es que Dios desea nuestra consagración, es decir nuestra dedicación
primeramente a Él y a la Misión que Él nos ha dado, la cual tiene dos aspectos: 1. Proclamar Sus
virtudes, Su gloria; 2. Proclamar Su reino y Su justicia entre las naciones. Claro, aquí debemos
afirmar que esta "proclamación" se hace en palabras y obras, no solamente en palabras, sino en
obras que Dios ha preparado, antes de la fundación del mundo, para que andemos en ellas (Ef.
2:10).

Esta consagración la podemos notar en las instrucciones que Dios le da a Su pueblo de comer la
Pascua y los panes sin levadura:
"Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos (preparados para correr o caminar rápido), vuestro
calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano; y lo comeréis apresuradamente;
es la Pascua de Jehová" (Éx. 12:11) .
Es decir, el pueblo debía estar enfocado en salir de Egipto. Aunque había gozo y muchas ganas
de celebrar el fin del cautiverio en Egipto, debían estar consagrados a la tarea que Dios había
puesto delante de ellos, salir tan pronto como pudieran de la esclavitud.

También, el mismo hecho de cómo prepararon y comieron los panes sin levadura apunta a la
idea de una salida rápida. Dice el relato, "Y cocieron tortas sin levadura de la masa que habían
sacado de Egipto, pues no había leudado, porque al echarlos fuera los egipcios, no habían tenido
tiempo ni para prepararse comida" (v. 39). Y observamos también, que los mismos egipcios,
después de experimentar tantas plagas seguidas y la mortandad de todos los primogénitos de
familiares y rebaños, literalmente los echaron de la tierra, "Y los egipcios apremiaban al pueblo,
dándose prisa a echarlos de la tierra; porque decían: Todos somos muertos. Y llevó el pueblo
masa antes que leudase, sus masas envueltas en sus sábanas sobre sus hombros" (vv. 33-34).

Todo apuntaba al hecho que los israelitas debían consagrarse a la apremiante tarea que tenían
delante de ellos: ¡salir de Egipto, salir de la esclavitud! No tuvieron tiempo para distraerse o
entretenerse en otra cosa que no fuera su liberación, su salvación.

Tanto el Señor como los apóstoles toman este mismo principio de nuestra consagración o
dedicación total a la Misión que Dios nos ha dado, de anunciar el Evangelio del reino de Dios.
Cuando Jesús estaba entrenando a Sus primeros discípulos, les dio instrucciones específicas que
subrayan este principio de consagración a la Misión:
"Y los envió a predicar el reino de Dios, y a sanar a los enfermos. Y les dijo: no toméis nada
para el camino, ni bordón, ni alforja, ni pan, ni dinero, ni llevéis dos túnicas. Y en cualquier casa
donde entréis, quedad allí y de allí salid" (Lc. 9:2-4; 10:1-9).

El apóstol Pedro, después de enseñar sobre el sacerdocio que todos los creyentes tenemos en
Cristo, también nos exhorta a tener en mente este principio: "Amados, yo os ruego como
extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales ( levadura) que batallan
contra el alma" (1Pe. 2:9-11). Es decir, abstengámonos de toda levadura, de todo aquello que
pueda contaminar nuestra alma y obstaculice nuestra misión o tarea sacerdotal de "anunciar las
virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a Su luz admirable" (1Pe. 2:9).

CONCLUSIÓN
Dios desea que Su pueblo sea santo como Él es santo; por esa razón, Él nos predestinó, nos
llamó, nos justificó y nos glorificó, para que seamos hechos conforme a la imagen de Su Hijo,
nuestro Señor Jesucristo (Ro. 8:28-30); para que seamos para la alabanza de Su gloria (Ef. 1:5-
6,14); y para que anunciemos Sus virtudes y salvación a todas las naciones (1Pe. 2:9; Sal.
96:3).

Tanto la Fiesta de la Pascua como la de los Panes sin levadura apuntan a diferentes aspectos
de lo que somos en el Nuevo Pacto, a través de la sangre de nuestro Señor Jesucristo (1Pe.
2:9):
1. Somos Linaje escogido, por lo tanto debemos PURIFICARNOS de toda iniquidad, pecado,
maldad y malicia en nuestro ser interior, para que todo nuestro ser refleje la gloria de Dios.
2. Somos real sacerdocio, por lo tanto debemos CONSAGRARNOS a la tarea que el Señor nos
ha dado de ser luz del mundo y sal de la tierra, sin entretenernos con nada de lo que el sistema
de este mundo nos pueda ofrecer.
3. Somos nación santa, por lo tanto debemos SANTIFICARNOS para ser más como nuestro
Señor y Dios en toda nuestra manera de vivir.
4. Somos pueblo adquirido por Dios, por lo tanto debemos LIBERARNOS de toda especie de
esclavitud espiritual, mental, emocional, física y social, sabiendo que fuimos comprados no con
oro ni plata, sino con la preciosa sangre de nuestro Señor Jesucristo, el cordero de Dios (1Pe.
1:17-21).

"Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo,
sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo. Fiel es el que os llama, el
cual también lo hará" (1Tes. 5:23-24)

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