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Figura 1
El muro se ensayó a carga lateral cíclica controlándose el desplazamiento horizontal (Do en la Fig.2)
en 7 fases (Tabla 1) mediante un actuador dinámico, hasta alcanzar un desplazamiento de 12.5 mm,
equivalente al límite de reparación especificado por la Ref.1 (h/200 = 2400/200 = 12 mm). La
instrumentación utilizada permitió medir además:
La deformación angular y el módulo de corte G, con los LVDT D1 y D2.
El tamaño de las grietas acumuladas en la región central del muro, con el LVDT D3.
Fig.2. Instrumentación.
Tabla 1. Fases del Ensayo de Carga Lateral Cíclica. Velocidad: 1 ciclo en 4 minutos.
Fase 1 2 3 4 5 6 7
Do (mm) 0.5 1.0 2.5 5.0 7.5 10.0 12.5
Ciclos 1 1 2 2 2 2 2
En la fase 2 se presentaron fisuras por flexión en los bordes libres de las columnas. Luego, en la fase
4 ocurrió la falla por corte, manifestada por una grieta diagonal (Fig.3). En la fase 6 algunos ladrillos
se trituraron, y en la fase 7 uno de los nudos (unión solera-columna) se agrietó.
Luego de ensayar al muro original, se le reparó reforzándolo por corte de la siguiente manera:
Se procedió al picado de las fisuras gruesas en la albañilería, para luego limpiarlas, humedecerlas
y rellenarlas con mortero 1:3 (Fig.4). Las fisuras finas no fueron resanadas.
Los ladrillos triturados fueron reemplazados por concreto simple.
En uno de los nudos dañados (Fig.4), el concreto fue sustituido por otro de similar característica,
empleándose resina epóxica en la unión de ambos materiales con distintas edades. Las fisuras finas
existentes en las columnas no se resanaron.
Luego se procedió a pañetear al muro (Fig.5) con un mortero cemento-arena gruesa 1:4.
Se colocaron las mallas, para luego introducir los conectores (alambre # 8) a través de las
perforaciones, atortolándolos contra los nudos de la malla mediante alambre #16 (Fig.6).
Luego se taponaron las perforaciones con una lechada de mortero que tenía una relación cemento
arena fina 1:3. Para esta operación se usó una botella de plástico como inyector.
Fig.6. Atortolado de la malla con los conectores (izq.) y taponado de las perforaciones con lechada
de mortero 1:3 con un inyector (der.).
Finalmente, se tarrajeó el muro con un mortero que tenía una relación cemento-arena fina 1:4. El
espesor final del muro fue 18 cm (incluyendo el pañeteo, las mallas y el tarrajeo).
El ensayo de carga lateral se llevó a cabo bajo las mismas condiciones con que se ensayó el muro
original (Fig.2), con la diferencia que se aplicaron dos fases adicionales a las indicadas en la Tabla 1
(fase 8: Do = 15 mm y fase 9: Do = 17.5 mm, con 3 ciclos cada una), ya que se pretendió llevar al
muro a condiciones extremas. Después de aplicar las 9 fases, el muro reparado fue sometido a un
movimiento armónico con una frecuencia de 1 Hz y un desplazamiento máximo de 10 mm (fase 10),
cuya intención fue observar el tipo de falla predominante.
En la fase 2 se originaron fisuras por flexión en los borde libres de las columnas. Luego, en la fase 3
aparecieron fisuras diagonales por corte muy finas, debido a que la malla electrosoldada no permitió
su abertura. Como las grietas por corte estaban controladas, el muro empezó a mostrar un patrón de
fallas por flexión (Fig.7). En la fase 5 se presentaron las primeras fisuras en la base de las columnas.
En la fase 7 empezó a producirse una falla por deslizamiento en la base del muro, asimismo, se
formó una fisura vertical en la parte inferior de la unión albañilería columna, esto se debió a que la
malla no fue conectada a la columna; esta fisura se presentó para una distorsión angular similar al
límite máximo impuesto por la Ref.1 (1/200). En la fase 9 empezó a desprenderse el tarrajeo ubicado
en la parte inferior de la conexión dentada entre la albañilería y la columna; en esta fase el
deslizamiento del muro fue del orden de 1cm. Durante el movimiento armónico (fase 10) las grietas
diagonales permanecieron finas, notándose el deterioro en las bases de las columnas (Fig.8), así
como también el deslizamiento del muro sobre la cimentación. Por lo tanto, se concluye que la falla
por flexión del muro reparado degeneró en un marcado deslizamiento a través de su base.
Rigidez Lateral
La rigidez lateral (K) inicial y final del muro original y del reparado fueron:
Resistencia
En la Fig.7 se muestra las envolventes de carga lateral máxima del muro original y del muro
reparado, allí se puede observar el incremento de resistencia (40%) del muro reparado con relación al
original. Por otro lado, mientras que la resistencia del muro original empezó a degradar a partir de un
desplazamiento de 9 mm (menor al límite de reparación 2400/200 = 12 mm), por la trituración de los
ladrillos huecos, el muro reparado lo hizo a partir de 14 mm debido a la falla por deslizamiento.
Esto demuestra la eficacia de la técnica de reforzamiento aplicada, ya que incluso sería posible
reforzar muros que se hayan construido con ladrillos huecos, en vista que la malla al cerrar las fisuras
del muro, evitó la trituración de los ladrillos huecos.
La resistencia al primer agrietamiento diagonal del muro reparado (14.5 ton en la fase 3) fue el 78%
de la resistencia original (18.7 ton en la fase 4); sin embargo, debe tenerse en cuenta que el muro
reparado presentó un patrón de fisuras diagonales finas, mientras que en el muro original las grietas
fueron hasta de 1 cm de ancho, esto se puede apreciar en la Fig.8.
Adicionalmente, el muro reparado soportó una carga lateral máxima de 29.12 ton (en la fase 7),
mientras que el muro original tuvo una resistencia máxima de 20.76 ton (en la fase 5), lo que quiere
decir que se logró un incremento sustancial (40 %) en la capacidad de carga lateral.
Fig. 8 Carga lateral vs. abertura de la grieta diagonal.
Tipo de Falla
La falla del muro original fue por corte, mientras que el muro reparado falló por flexión,
degenerando finalmente en deslizamiento con el pandeo del refuerzo vertical en las bases de las
columnas, pero ello ocurrió para un desplazamiento de 15 mm, mayor que el límite de reparabilidad
especificados por las Refs. 1 y 3.
Módulo de Corte
El valor del módulo de corte del muro reparado (G = 24000 kg/cm 2) fue 33% mayor que el módulo
de corte del muro original (G = 18000 kg/cm 2), mientras que lo contrario ocurrió con la rigidez
lateral (rigidez lateral), esta incongruencia se debe a que el tarrajeo disminuyó la deformación por
corte en el muro reparado, en tanto que la rigidez lateral depende además de la deformación por
flexión (las fisuras finas por flexión existentes en las columnas no fueron resanadas).
CONCLUSIONES
Muro Original
En este proyecto se utilizaron ladrillos que calificaron como huecos. Estas unidades empezaron a
triturarse, disminuyendo la resistencia a fuerza cortante, para distorsiones angulares menores que
1/200 (límite máximo especificado por la Ref.1).
Esta trituración pudo haberse producido en mayor grado de haberse aplicado carga vertical en el
muro, o por flexo compresión en muros de varios pisos, por lo que el uso de esos ladrillos debe
descartarse en la construcción de los muros portantes confinados (Refs. 2 y 3).
Muro Reparado
La técnica de reparación resultó sencilla de aplicar. Se pudo observar que no se requería de taladro
para perforar los ladrillos (bastó con el uso de cincel), ni de soldadura para unir los conectores con
las mallas (bastó atortolarlos con alambre # 16).
La técnica de reparación empleada hizo que la rigidez lateral inicial se recupere en 85% respecto a
la del muro original, por lo que se requiere la adición mínima de otros elementos estructurales en un
supuesto edificio a reparar (por ejemplo, placas de concreto armado) en caso se necesite recuperar o
incrementar su rigidez. Puesto que la rigidez del muro reparado no pudo evaluarse teóricamente,
porque las fisuras muy finas existentes en gran cantidad en la albañilería y en las columnas
permanecieron, se recomienda trabajar para fines de análisis estructural del edificio a reparar con el
85% de la rigidez original.
El módulo de corte del muro reparado fue 33% mayor que el del muro original, sin embargo, la
rigidez lateral del muro reparado fue 15% menor que la del muro original. Esta incongruencia podría
explicarse porque la rigidez lateral depende no solo de la deformación por corte, sino también de la
deformación por flexión, y en la reparación no se contempló el resane de las fisuras finas existentes
en las columnas ni la mejora de la resistencia a flexión.
La técnica de reparación empleada proporcionó al muro un mejor comportamiento sísmico, ya que
las grietas diagonales del muro original se transformaron en fisuras finas y la resistencia a carga
lateral se incrementó sustancialmente (40%). Asimismo, la falla en el muro reparado fue por flexión,
que finalmente derivó en deslizamiento y pandeo del refuerzo vertical para distorsiones mayores que
1/200. Puesto que las fallas que se puedan generar por encima de la distorsión máxima reglamentaria
(1/200) son irrelevantes, se concluye que la técnica de reparación aplicada en este proyecto es
adecuada.
COMPORTAMIENTO SÍSMICO DE UN MURO DE ALBAÑILERÍA CONFINADA
CON INSTALACIÓN SANITARIA EN SU INTERIOR
En nuestro país se acostumbra instalar las tuberías después de haberse construido a los muros
portantes confinados, para ello se pica a la albañilería, se instala el tubo y después se resana la zona
afectada con mortero. Este procedimiento se encuentra prohibido por la Norma E.070 (Ref.1) puesto
que: se puede desintegrar la conexión columna-muro (Fig.1) o dividir al muro en dos partes como si
existiese una junta vertical en su interior (Fig.2).
En reemplazo del procedimiento anterior, la Norma E.070 permite que la tubería quede embutida en
el interior de una falsa columna de concreto simple, para lo cual, durante la construcción de la
albañilería debe dejarse una cavidad conectando las partes divididas del muro mediante mechas de
acero colocadas en las juntas horizontales, tal como aparece en la Fig.3. Los dos procedimientos
citados fueron analizados en este proyecto mediante ensayos de carga lateral cíclica hechos en muros
a escala natural de iguales características.
CARACTERÍSTICAS DE LOS MUROS
Se construyeron dos muros de albañilería confinada (Fig.4) con la misma geometría, el mismo
refuerzo (en cada columna se utilizó 4 ?1/2” y estribos de ¼”: 1 a 5 cm, 4 a 10 cm y el resto a 20
cm), el mismo ladrillo (King Kong industrial de arcilla), y la misma calidad del concreto f’c = 175
kg/cm2. Lo se que varió fue el proceso constructivo para la instalación de la tubería de desagüe. Esta
tubería, de 4 pulgadas de diámetro, fue enrollada con alambre número 16 (Fig.5) y estuvo ubicada en
la parte central del muro.
Instalación de la Tubería en M1
En el muro M1 se siguió el procedimiento tradicional para instalar la tubería (Fig.6). Una vez
construida la albañilería y vaciadas las columnas, se picó a la albañilería por una de sus caras y se
instaló la tubería insertándola en un suple dejado en la cimentación, para luego resanar la zona
afectada con mortero cemento-arena 1:5. Finalmente, se vació la viga solera.
Instalación de la Tubería en M2
Se instaló la tubería insertándola en un suple dejado en la cimentación, para luego proceder con el
asentado de los ladrillos, haciendo una conexión dentada tanto con las columnas como con la falsa
columna. Para integrar las dos mitades del muro se usaron mechas de 6mm de diámetro por 98 cm de
longitud, estas mechas se colocaron en todas las juntas horizontales durante el proceso de asentado
de los ladrillos, intercalándolas en ambas caras del muro.
La falsa columna fue de 13x24 cm y no llevó refuerzo vertical en su interior. Una vez concluido el
levantamiento de la albañilería, se procedió con el vaciado de la falsa columna, utilizando grout con
10” de slump y una proporción cemento-arena-confitillo 1 : 2 ½ : 1 ½, con una resistencia a
compresión de 175 kg/ cm2. Simultáneamente se vaciaron las columnas de confinamiento y
finalmente se construyó la viga solera (Fig.7).
MATERIALES EMPLEADOS
Técnica de ensayo
Los muros M1 y M2 fueron ensayados a carga lateral cíclica (V), sin carga vertical, controlando el
desplazamiento horizontal (D) de la viga solera en 10 fases, según se indica en la Tabla 1. El número
de ciclos que se aplicó en cada fase fue el necesario para lograr estabilizar los lazos histeréticos V-D.
La carga lateral fue aplicada mediante un actuador dinámico, mientras que los desplazamientos
fueron medidos con LVDT, según se muestra en la Fig.10.
COMPARACIÓN DE RESULTADOS
Empleando la expresión [1] de la Ref.1, para muros sin carga axial y asumiéndose que M1 queda
dividido en 2 partes iguales, mientras que M2 se comporta como una sola unidad se tiene:
Donde:
v´m = resistencia a compresión diagonal de muretes = 8.9 kg/cm2 (ver 4.2).
t = espesor del muro = 13 cm
L = longitud del muro (240 cm para M2 y 120 cm para cada parte de M1)
h = altura del muro hasta el eje del actuador = 2.3 m
M = momento flector en la base del muro = V h
a= coeficiente de reducción de resistencia = V L / M = L / h, mayor que 1/3 y menor que 1.
a(M1) = 1.2 / 2.3 = 0.52, para una de las partes de M1
a(M2) = 2.4 / 2.3 = 1.04 usar 1.00
Comparando estos resultados con los experimentales (Tabla 2), se observa que los valores teóricos
son 15% menores que los experimentales, pero lo importante es que la baja resistencia que tuvo M1
puede justificarse teóricamente mediante la ecuación 1.
Empleando el mismo tipo de ladrillo, mortero y refuerzo, en la Ref.3 se construyó un muro “MT” de
iguales características que los analizados en este proyecto, pero sin tubería. El muro MT fue sujeto a
la misma técnica de ensayo utilizada en este proyecto. Con el objeto de observar si la tubería
embutida en la falsa columna de M2 afecta la resistencia de un muro que carece de tubería (MT), se
comparan en la Fig.14 la envolvente V-D de ambos muros, concluyéndose que hasta un
desplazamiento de 11.5 mm (distorsión 0.005), las diferencias no son significativas.
CONCLUSIONES
La Ref.1 clasifica a la unidad empleada en este proyecto como tipo III y descarta su uso en la
construcción de muros portantes en las zonas sísmicas 2 y 3 por calificar como hueca (con porcentaje
de perforaciones mayor que 30% del área bruta). Esta restricción se debe a que estas unidades
terminan triturándose ante los sismos severos. En el caso del muro M1 la trituración de los ladrillos
se inició para un desplazamiento de 5.0 mm (fase 4), inferior al límite de reparación especificado por
la Ref.1 (D = 0.005 h = 0.005x2300 = 11.5 mm), por lo que el empleo de estos ladrillos resulta
peligroso.
En el muro M2 la tubería fue embebida en una falsa columna y puesto que su rigidez lateral, carga
de fisuración de tracción por flexión, resistencia al agrietamiento diagonal, y la carga máxima fueron
superiores a las del muro M1 (en 56%, 44%, 85% y 74%, respectivamente), se puede concluir que el
empleo de una falsa columna con la adición de mechas que permiten integrar las partes divididas del
muro es una solución idónea para alojar tuberías sanitarias en los muros portantes. En adición, hasta
el instante de alcanzarse una distorsión de 0.005 (límite máximo de la Ref.1), el muro M2 tuvo un
comportamiento similar al muro MT de la Ref.3 carente de tubería, es decir, M2 se comportó como si
no existiese tubería en su interior. Para distorsiones mayores que 0.005, se produjo la degradación de
resistencia tanto en MT como en M2 (en menor grado que MT) debido a la trituración de sus
unidades huecas.
El procedimiento de instalación de tuberías mediante el picado y resane de la albañilería hizo que
el muro M1 se comporte como si estuviese compuesto por dos muros, uno a cada lado de la tubería
instalada, presentándose dos grietas en forma de “V” con el vértice en la base de la tubería. El
comportamiento como dos sub-muros fue evidente durante el ensayo, ya que se pudo observar que
una parte del muro se desplazaba verticalmente hacia arriba a lo largo de la tubería mientras que la
otra parte del muro se desplazaba hacia abajo.
La construcción de una falsa columna no reforzada pero con mechas de anclaje, dentro de la cual
se aloja la tubería, permite al muro tener una falla por corte muy similar a la de un muro que no
presenta instalación sanitaria, ya que se registra la formación de dos grandes grietas, describiendo
una especie de letra “X” sobre el muro, con la consecuente trituración de la región central de la
albañilería, el pandeo de las mechas y el aplastamiento de la tubería cuando se supera la distorsión
máxima permitida por la Ref.1 (0.005).
REPARACIÓN Y REFORZAMIENTO CON VARILLAS DE FIBRA DE
VIDRIO EN UN MURO DE ALBAÑILERÍA CONFINADA
En este proyecto se plantea el uso de varillas de fibra de vidrio (GFRP) como una técnica adicional
que permite ampliar las alternativas de reparación y reforzamiento existentes en muros de albañilería
confinada que hayan fallado por fuerza cortante. El método consiste básicamente en resanar las
grietas importantes que presentan la albañilería y las columnas del muro, reponiendo concreto en
caso sea necesario. Para después instalar las varillas de fibra de vidrio como refuerzo horizontal cada
2 hiladas, intercalándolas alternadamente en ambas caras del muro con el fin de no debilitar a su
sección transversal.
El muro original (Ref.1) tuvo las siguientes dimensiones: 2.4m de longitud por 2.68m de altura y un
espesor de 13cm. Este muro fue ensayado (Ref.1) a carga lateral cíclica con desplazamiento
horizontal controlado hasta alcanzar una deriva de 0.008, mayor que la deriva máxima permitida por
la Norma Sísmica E.030 (0.005, Ref.5) para las edificaciones de albañilería reforzada.
Posteriormente, se reparó y reforzó al muro, para finalmente reensayarlo bajo la misma técnica
aplicada en el muro original, para de esta manera comparar resultados.
Unidades de Albañilería
Los ladrillos de arcilla utilizados fueron del tipo King Kong con 18 huecos, de fabricación industrial.
Sus dimensiones nominales fueron: 23x13x9 cm. Se ensayaron 5 unidades, obteniéndose los
siguientes resultados:
• Variación dimensional: largo = 0.6%, ancho = 0.4%, altura = 1.1%
• Alabeo: 0.7mm.
• Resistencia a compresión f’b : 184 kg/cm2.
• Porcentaje de perforaciones: 30% del área bruta (unidad sólida).
• Succión: 22gr / (200cm2-min).
Según estos resultados y de acuerdo a la Norma E.070 (Ref.4), la unidad de albañilería calificó como
Clase V. Se determinó además que las unidades de albañilería sobrepasaban la succión óptima
especificada en la Ref.4, donde se indica que las unidades antes de ser asentadas deben tener una
succión comprendida entre 10 a 20 gr / (200 cm2-min); por lo que los ladrillos se regaron durante
media hora un día antes de asentarlos.
Para adherir las unidades de albañilería, se utilizó mortero compuesto por cemento Portland Tipo I y
arena gruesa en proporción volumétrica 1:4. Este mismo mortero se utilizó para reparar las grietas de
la albañilería y para sellar las juntas donde se colocaron las varillas GFRP; mientras que para resanar
las fisuras del concreto se utilizó un mortero con dosificación cemento-arena 1:3 y epóxico en polvo
para mejorar la adherencia con el concreto existente.
Para la construcción de las columnas y la viga solera del muro original se utilizó concreto con
resistencia f’c = 210 kg/cm2. El concreto empleado para reparar las columnas, tuvo una resistencia
promedio de f’c = 270kg/cm2, en 3 probetas estándar con 28 días de edad.
Acero de Refuerzo
En la construcción de los elementos estructurales del muro original se utilizó acero grado 60.
La resina epóxica SikaDur 32Gel, se usó para mejorar la adherencia entre el concreto fresco de
reparación y el concreto endurecido del muro original, también se aplicó la resina a las varillas de
acero de las columnas existentes, para mejorar su adherencia con el concreto fresco.
Las varillas GFRP (Fig.1) empleadas en el reforzamiento del muro reparado, están compuestas por
fibras de vidrio impregnadas con resina vinilester. Son corrugadas y están recubiertas con una capa
de arena fina. No son conductoras de electricidad y son muy livianas (γ = 2260kg/m3).
Además, son inmunes al ataque de cloruros (no se corroen), por lo que pueden tener poco
recubrimiento, con lo cual, no se necesitó profundizar demasiado la ranura en la junta donde fueron
instaladas. Sin embargo, presentan la desventaja que no se les puede doblar, no son resistentes a los
incendios y al ser cortadas desprenden fibra de vidrio, exigiendo, por tanto, el uso de mascarillas de
protección.
Las varillas GFRP utilizadas en este proyecto (Fig.1), tuvieron un diámetro de ¼ “(6.25mm) y una
resistencia a la tracción (8435kg/cm2) de casi el doble del esfuerzo de fluencia correspondiente a las
varillas de acero convencional, lo que permitió acelerar el proceso de instalación al utilizar menos
varillas, lo que además implica dañar menos al muro a ser reparado.
CARACTERÍSTICAS DEL MURO DE ALBAÑILERÍA CONFINADA ORIGINAL
El muro original (Fig.2) no tuvo refuerzo horizontal continuo, sin embargo, se utilizaron mechas de
acero de 6mm de diámetro cada 3 hiladas para conectar la albañilería con las columnas, debido a
que esa interface fue a ras, construyéndose primeramente la albañilería para después vaciar el
concreto de los confinamientos (Ref.1). Las características del muro original fueron:
En la fase 3 se presentó la primera fisura de tracción por flexión en las columnas, mientras que en la
fase 4 (Fig.4) se presentaron grietas diagonales en las ¾ partes inferior de la albañilería, alcanzando
aberturas de hasta 2.5mm. Durante la fase 5 (Fig.5) se formaron, de manera más pronunciada, más
grietas diagonales y muchas fisuras finas en toda la altura del muro.
Al someter al muro original a las fases 6 y 7, las grietas en las bases de las columnas fueron
agrandándose hasta un grosor de 6mm, asimismo, aumentaron de grosor las grietas diagonales. La
trituración de 2 ladrillos de la parte central del muro se inició durante el primer ciclo de la fase 8.
Finalmente se sometió al muro a la fase 10, observándose en la Fig.6 la trituración de la parte central
del muro, el grosor remanente de las grietas diagonales y su corrimiento hacia los 2 extremos
diagonalmente opuestos. En síntesis, el muro original tuvo una falla por corte.
Procedimiento Seguido
En la fase 2 se observaron fisuras muy finas en la albañilería que se presentaron en forma escalonada
en la mitad inferior del muro, las primeras fisuras por flexión se presentaron dispersas en ambas
columnas durante la fase 3. En la fase 4 (Fig.12) ocurrió la rotura diagonal, mientras que en la fase 5
(Fig.12) se fisuró el talón de la columna derecha reparada y las fisuras resanadas en la albañilería
empezaron a notarse con claridad. En la fase 6 (Fig.13) pudo notarse cómo las varillas GFRP
pudieron controlar el grosor de las grietas por corte. En la fase 7 (Fig.14), asociada a la deriva
máxima permitida por la Norma Sísmica E.030 (0.005, Ref.5), se formaron fisuras adicionales a las
que tuvo el muro original, y en ciertos puntos empezó a desprenderse el mortero que cubría a las
varillas GFRP. Durante la fase 8 (Fig.15), la varilla central GFRP quedó descubierta en su parte
intermedia. En la fase 9 empezó a triturarse el talón reparado y las varillas GFRP empezaron a
pandear en varias zonas del muro (Fig.16). En la fase 10 (Fig.17) se trituró la parte central del muro
y las varillas GFRP perdieron adherencia con la cama de mortero en distintas zonas del muro.
La conclusión es que las varillas GFRP trabajaron adecuadamente hasta la fase 8 del ensayo,
asociada a una deriva de 0.006, ligeramente mayor a la especificada como límite máximo por la
Norma Sísmica E.030 (0.005, Ref.5) para este tipo de edificaciones.
Comportamiento General
Muro Original. El muro original falló por corte, agrietándose fuertemente el concreto de la parte
superior de la columna izquierda y de la parte inferior de la columna derecha, además presentó un
ligero pandeo del refuerzo vertical existente en la base de la columna derecha y la trituración de los
ladrillos centrales, lo que produjo degradación de resistencia en la fase 10 del ensayo (figuras 19 y
20). Como se aplicó una deriva de 0.008, mayor que la deriva máxima permitida por la Norma E.030
(0.005, Ref.5), este muro quedó en estado irreparable, aún así, fue reparado y reforzado.
Muro Reparado. Luego de la rotura diagonal se activaron las varillas GFRP, elevándose la
resistencia linealmente, incluso por encima de la del muro original, a partir de la fase 7. En las fases
finales se perdió la adherencia de las varillas GFRP en la zona central del muro, degradándose la
resistencia, pero en menor proporción a la ocurrida en el muro original (Fig.20).
CONCLUSIONES
• El muro original fue sometido a derivas de hasta 0.008, que superó el límite de reparación (0.005)
especificado por la Norma Sísmica E.030 (Ref.5). De este modo, la técnica de reparación no fue lo
suficientemente efectiva como para recuperar la rigidez inicial y la resistencia al agrietamiento
diagonal.
• La rigidez lateral inicial y la resistencia al agrietamiento diagonal recuperada en el muro reparado
fue del orden del 70%, esto se debe al hecho de no poderse reparar la totalidad de las fisuras
presentes en la albañilería y en las columnas, porque resultaría un proceso muy costoso y
técnicamente imposible por la gran cantidad de fisuras existentes. De este modo, de aplicarse esta
técnica de reparación, se sugiere acompañarla de algunas placas de concreto armado, que permitan
restituir el 30% de la rigidez y resistencia al corte restante, para que los sismos moderados futuros no
dañen a la estructura reparada.
• La técnica de reparación hizo que se recupere unas 5.8 veces la rigidez con la que terminó el muro
original luego del ensayo de carga lateral al que fue sometido. Asimismo, la resistencia final del
muro original (13.6ton en la fase 10) pudo incrementarse en 62% mediante el refuerzo utilizado en el
muro reparado (22.1ton en la fase 7). Por lo tanto, se vuelve una técnica efectiva para aumentar
rigidez, aunque no al 100%, y la resistencia máxima.
• La fisura de tracción por flexión en las columnas se presentaron tanto para el muro original como
para el muro reparado, para derivas del orden de 0.001. La resistencia asociada a esta falla para el
muro reparado fue el 79% de la correspondiente al muro original, debido a que en las columnas se
repararon sólo aquellas fisuras que tuvieron más de 1.5mm de grosor.
• La capacidad de carga lateral máxima del muro pudo recuperarse mediante esta técnica de
reparación. Esto se debe a que las varillas de GFRP trabajaron después del agrietamiento diagonal
del muro reparado. Es decir, durante la etapa de grandes desplazamientos laterales generados por
sismos severos futuros, la técnica de reparación sería eficiente.
• Luego de alcanzado la rotura diagonal, no existió variación en la rigidez de ambos muros (original
y reparado), debido a que el deterioro fue similar.
• La técnica de reparación es muy fácil de aplicar por personas sin mucha experiencia en la
construcción, solo es necesario algún tipo de capacitación; además, tiene un bajo costo en
comparación a la construcción de un nuevo muro. Asimismo, como las varillas GFRP tienen una alta
resistencia a tracción, es posible reducir la cantidad de varillas requeridas, en comparación con las
varillas convencionales, lo que implica dañar en menor grado al muro en reparación y proporcionar
rapidez al proceso de reforzamiento, aparte que las varillas GFRP requieren de poco recubrimiento.