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RESUMEN DE: EL ELEMENTO

Algunas personas han logrado un cierto equilibrio en sus vidas, tanto a nivel personal como profesional, y sienten que no
les queda nada pendiente. Se levantan cada mañana, van a trabajar, cumplen con sus obligaciones familiares y cuando su
empresa se lo permite disfrutan de sus vacaciones en algún lugar turístico. Su vida no es lo que podríamos definir como
“apasionante” pero se sienten cómodos y no necesitan perseguir nada más.

Sin embargo, existen también personas que a pesar de tener una vida “cómoda”, sienten que todavía les falta algo. Yo lo
expreso habitualmente como “un vacío” o “desarraigo”.

Es como si en lo más profundo de tu Ser reconocieras que tu vida actual no encaja con quién Eres realmente. Entonces
empiezas a preguntarte: ¿para qué estoy trabajando aquí? ¿qué sentido tiene que yo me dedique a ésto? ¿qué otra cosa
podría hacer? Empiezas a cuestionarte si no deberías hacer un giro radical en tu vida, y darte espacio para Ser lo que
realmente Eres.

Bien, si eres una de estas personas te recomiendo efusivamente que leas este libro. Sin duda, te ayudará a entender qué es lo
que te está pasando y cómo darle una salida a todas estas emociones y sensaciones que te pueden hacer sentir muy
incomprendido en un mundo tan estandarizado y vacío de significado. Quién sabe, podría ser el primer paso hacia una vida
llena de pasión y sentido

1. El Elemento
Encontrar tu Elemento es importante para:

 conseguir el bienestar y el éxito a largo plazo,


 adquirir el potencial para alcanzar mayores logros y satisfacciones
 utilizar las capacidades naturales de forma integral
Al inicio del libro el autor narra cómo tres personajes famosos alcanzaron el éxito profesional, trás descubrir su “Elemento”.
Tal es el caso de Matt Groening, creador de la serie Los Simpsons, que decidió no seguir los consejos de aquellos que le
decían que tenía que dedicarse a una carrera «de verdad», en lugar de pasarse el día dibujando e inventarse historias
cómicas para divertirse.

Es fácil encontrar ejemplos de personas exitosas en la vida que si supieron encontrar su Elemento. Sin embargo, “el camino
marcado” tanto por el sistema educativo como por el sistema empresarial suele ignorar este aspecto.

Tal es la situación actual en el sistema educativo, que gran parte de los estudiantes nunca llegan a explorar todas sus
capacidades e intereses. En lugar de desarrollar nuestras habilidades naturales y capacitarnos para que nos abramos paso en
la vida, los refrena, haciendo mella en la motivación y sobretodo en la creatividad individual.

En cuanto al sistema empresarial, muchas personas dejan a un lado su vocación y se dedican a cosas que no les interesan en
aras de la seguridad económica. Olvidándose de sí mismos en puestos que les inhiben de toda creatividad y de la posibilidad
de desarrollar sus talentos.

Pero ¿qué es el Elemento?

El Elemento es el punto de encuentro entre las aptitudes naturales y las inclinaciones personales. Cuando una persona ha
encontrado su Elemento hace lo que le gusta y al hacerlo se siente realmente ella misma: el tiempo transcurre de manera
diferente y se siente más viva, más centrada y llena de vida que en cualquier otro momento.
Cuando una persona está en su Elemento establece contacto con algo fundamental para su sentido de la identidad, sus
objetivos y su bienestar. Experimenta quién es realmente y qué debe hacer con su vida.

El Elemento tiene dos características principales: la capacidad y la vocación. Y hay dos condiciones para estar en el: actitud
y oportunidad.

1. La capacidad: Capacidad es la facilidad natural para hacer una cosa; es una percepción intuitiva o una comprensión de
qué es algo, cómo funciona y cómo utilizarlo.
2. La vocación: Para estar en tu Elemento necesitas: apasionarte. Las personas que están en su Elemento encuentran gran
deleite y placer en lo que hacen.
3. La actitud: Es la perspectiva personal que tenemos de nosotros mismos y de nuestras circunstancias, es decir, el ángulo
desde el que miramos las cosas, nuestra disposición.
4. La oportunidad: Las aptitudes no llegan a hacerse patentes a menos que tengamos la oportunidad de utilizarlas.
Descubrir nuestro Elemento depende mucho de las oportunidades que tenemos, de las que creamos, de si las
aprovechamos y de cómo lo hacemos. A menudo, estar en tu Elemento significa relacionarte con otras personas que
compartan las mismas aficiones. Esto significa tratar de encontrar oportunidades que te permitan explorar tu
aptitud en campos diferentes.
La secuencia es más o menos así: lo entiendo -> me encanta -> lo quiero -> ¿dónde está?

2. Pensar de Forma Diferente


Damos por sentado que nos conocemos. Y también damos por sentado que la Inteligencia, en su sentido más amplio, se
corresponde con la capacidad que tenemos para resolver cuestiones matemáticas y utilizar adecuadamente palabras para
comunicarnos.

Entender el Elemento supone un cambio de paradigma, pues la Inteligencia no puede tener una sola definición, es tan
voluble como las diferencias que existen entre las personas.

Es por ello que para buscar tu Elemento, no debes centrarte solamente en lo que das por supuesto acerca de cuáles pueden
ser tus habilidades o talentos. Existen tantos talentos y habilidades como personas, y el hecho de no encontrar las tuyas en
una lista o a través de un test, no significa que no las tengas. En general, lo que suele ocurrir, es que no las encuentras
porque las das por hecho. Dado que ya forman parte de ti y de tu día a día, no les prestas atención, te pasan
desapercibidas, como el agua para un pez.
Por ejemplo, el gimnasta Bart Conner no era un alumno destacado de su clase, pero se pasaba el día haciendo cabriolas ante
sus familiares, ¡le encantaba hacerlo! Aquello no parecía tener una aplicación práctica, hasta que un día un profesor que vió
en él un gran potencial le invitó a visitar un gimnasio. El resto de su vida es una historia de éxitos.

La diversidad de inteligencias es uno de los fundamentos básicos del Elemento. Encontrar tu Elemento supone aceptar que
el mundo puede percibirse de muchas maneras diferentes, no hay límites en cuanto a las posibilidades de encontrar a la
persona que realmente eres. No des por sentado que no tienes talento, puntos fuertes o habilidades naturales, no te prives
de encontrar tu Elemento.

3. Más allá de la Imaginación


Comprender que la Inteligencia y la Creatividad están estrechamente relacionadas puede ser de gran ayuda en la búsqueda
del Elemento. El autor nos dice: estoy convencido de que no se puede ser creativo y no actuar inteligentemente. Del mismo
modo, la forma más elevada de inteligencia consiste en pensar de manera creativa.
La tendencia general en nuestra sociedad es creer que sólo alguna personas “especiales” son creativas. La creatividad es
parecida a la capacidad de leer y escribir, que una persona no sepa hacerlo no significa que no lo pueda hacer, ya que
cualquiera puede aprenderlo. Lo bueno, es que se puede ser creativo en cualquier cosa, bien sea en el trabajo, en la vida, en
las relaciones interpersonales, y en general en cualquier cosa que requiera inteligencia.

La imaginación es una de esas cualidades que solemos dar por supuesta (como vimos en el capítulo anterior), y es el punto
de partida de la mayoría de los actos de creación, ya que la creación no es más que la aplicación práctica e inteligente de
aquello que hemos imaginado previamente, a través de un medio ( se puede ser creativo en la música, en la danza, en el
teatro, en las matemáticas, en los negocios, en nuestra relaciones). Al igual que vimos que la inteligencia es totalmente
heterógenea y su estructura depende de cada persona, con la creatividad pasa exactamente lo mismo.

Cuando uno ha encontrado ese medio a través del cual expresar su inteligencia y su creatividad se puede decir que se
encuentra en su Elemento.

En realidad todos somos creativos, pero desde un punto de vista personal e inimitable. Son los intereses y las aptitudes
personales las que nos guían hacia la explotación de nuestra creatividad personal. Normalmente los profesionales más
creativos, son aquellos que han encontrado un trabajo que les encanta hacer, a través del cual conjugan muchas de sus
habilidades naturales de una forma totalmente única.

4. En la Zona
Estar en la zona te lleva a encararte con lo más profundo de tu Elemento. Cuando estás en la zona, vives el momento, ya
que haces lo que amas, te entregas totalmente a ello y das lo máximo de ti mismo: SIN ESFUERZO. Es como si te fundieras
con lo que realmente eres, en esencia, y ahí, todo fluye.
“Cuando estamos en nuestro Elemento, sentimos que estamos haciendo lo que se supone que tenemos que estar
haciendo y siendo lo que se supone que tenemos que ser. Cuando se está conectado de esta manera con nuestros más
profundos intereses y nuestra energía natural, el tiempo tiende a pasar más rápido,con mayor fluidez. Uno se desplaza
hacia cierto tipo de «metaestado» donde las ideas aparecen más rápidamente, como si estuvieses conectado a una fuente
que hace que sea significativamente más fácil lograr tu cometido. Cualquier cosa que estés realizando resulta sencilla
porque unificas la energía con el proceso y con el esfuerzo que estás haciendo. Y sientes realmente que las ideas fluyen a
través y fuera de ti, y que de alguna forma estás canalizándolas; estás siendo su instrumento en vez de obstruirlas o de
empeñarte en alcanzarlas.” Ken Robinson.
Pero ojo! dedicarte a lo que realmente amas, no significa que vayas a estar siempre en la zona. Siempre existen tareas
relacionadas con lo que haces, a través de la cuales no fluyes, o simplemente puede ser que “hoy no sea un buen día”. La
célebre deportista Monica Seles dice: «Cuando juego mi mejor tenis me siento en la zona. — Pero apunta —: En cuanto
piensas que estás en la zona, sales de ella».

Así como las actividades que no te gusta hacer, te hacen sentirte “pesado” y te dejan sin fuerzas. Aquellas que te encanta
hacer, lejos de quitarte energía, te la dan. Esto suele ser un claro indicativo de que estás en la zona y por tanto dentro de tu
Elemento.

Por eso es vital que todos encontremos nuestro Elemento. Y no hay un fórmula fija para encontrarlo, ya que existen tantas
posibilidades de estar en la zona como personas existen en el planeta. Se trata de algo muy personal, y una de las maneras
de acercarse a él es plantearse las siguiente preguntas:

 Si pudieras dedicar tu vida a hacer cualquier cosa, sin impedimentos económicos, físico, o sociales ¿qué harías?
 ¿En qué tipo de tareas sueles involucrarte sin necesidad de hacerlo, es decir, por puro placer?
 ¿Cuáles son tus áreas de interés, las que absorben tu tiempo sin darte cuenta?
 ¿Qué habilidades tienes o que los demás creen que tienes?

5. Encontrar tu Tribu
Si existiera un lugar concreto que te facilitara reencontrarte con tu Elemento, ese sería “tu tribu”. ¿A qué se refiere el autor
con este concepto?

1. En primer lugar a la idea de “dominio”, que se refieres a las distintas actividades y disciplinas a las que uno puede
dedicarse (danza, hip-hop, interiorismo, coaching, estética, diseño, investigación, informática, etc).
2. En segundo lugar al “campo”, que hace referencia a las demás personas que se dedican al cada dominio.
Por ejemplo, en el caso de la famosa actriz Meg Ryan, el dominio a través del cual reconoció su Elemento fue la
interpretación, y el campo eran los otros actores con los que trabajaba, éstos amaban el oficio tanto como ella y sustentaron
su creatividad.

Una tribu puede estar compuesta por colaboradores o competidores, lo importante es que entre ellos puedes compartir
libremente tus opiniones, sientes con ellos un compromiso común y una conexión por aquello que amáis hacer.

Encontrar tu tribu te demuestra que no estás solo, que hay otros que pueden entender tu pasión (dejas de sentirte tan
incomprendido) y con ello consigues ratificación además de interacción. También proporciona inspiración y provocación
para seguir avanzado y expandiendo tus propios logros (en todo grupo entusiasta, cada persona anima a las demás, comparte
opiniones, se crean sinergias, colaboraciones, etc).

6. ¿Qué Pensarán los Demás?


Encontrar tu Elemento, puede suponer en muchos casos, todo un desafío a tres niveles:

Nivel Personal
Ser fiel a uno mismo, supone tener una fuerte determinación. Por eso la actitud tiene mucha importancia a la hora de buscar
el Elemento. Lo que ocurre normalmente es que la mayoría de la gente no suele afrontar sus propias miedos ni tampoco su
falta de autoconfianza. El miedo suele ser el obstáculo más común para encontrar el Elemento. ¿Cuántas veces te has dejado
de hacer algo que realmente te apetecía por miedo? La actitud es: aunque tengas miedo, actúa igualmente.
Nivel Social
Además de nuestros propios miedos, está también el miedo al qué dirán (o qué pensarán de mi los otros). La desaprobación
de los demás nos da un miedo tremendo, sobretodo si hablamos de nuestros seres queridos. Tu pareja padre, madre, hijos, o
amigos, seguramente “tienen la certeza de saber qué es lo mejor para ti” y por tanto pueden ser un gran obstáculo añadido a
tu encuentro con tu Elemento. Un ejemplo notable es el de Paulo Coelho:
Cuando era adolescente le confesó a sus padres que quería ser escritor, sin embargo éstos tenían la firme idea de que debía
dedicarse a la abogacía para tener una carrera de éxito. Así que le internaron tres veces en un hospitar psiquiatrico “por su
bien” para que le quitaran esas absurdas ideas de la cabeza. Aún así Paulo Coelho encontró su Elemento, fue fiel a si mismo
a pesar de la oposición de su familia y se dedicó a la escritura. Hoy en día su novela El Alquimista convirtió en éxito de
ventas con más de 40 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo.
Muchas personas no encuentran nunca su Elemento porque no tiene la determinación necesaria para desligarse de sus
relaciones más próximas. ¿Alguna vez has dejado de dar tu opinión por miedo a desentonar con respecto al resto del grupo?
Es algo que hacemos muy habitualmente, y que puede llevarnos a hacer cosas “por obligación” o por “complacer”.
La pregunta es ¿merece la pena abandonar nuestras pasiones y relegar nuestra verdadera identidad, por sentir que
pertenecemos a un grupo?

7. ¿Te Sientes Afortunado?


Ken Robinson nos advierte que al leer su libro es posible que caigamos en el: ”bueno, bueno, para encontrar tu Elemento
tal y como lo hicieron Meg Ryan o Paulo Coelho, se necesita tener mucha suerte”. Pero Ken nos recuerda que la suerte es
más bien una cuestión de actitud ante la vida. A todos nosotros nos suceden cosas buena o malas un día tras otro, la cuestión
no es esa, sino qué hacemos cada uno de nosotros con las cosas que nos pasan, esto es lo que marca la diferencia.
Encontrar tu Elemento no depende de que te quedes esperando a que te llegue la suerte, sino de tener una actitud y
comportamiento que te lleven a estar atento y sobretodo a crear oportunidades. Se trata de tener un papel activo, de
configurar las circunstancias y las realidades de tu vida y además de transformarlas.
Las personas que han encontrado su Elemento, son personas que saben que la pasión y la actitud antes los acontecimientos y
antes si mismos son imprescindible en sus vidas.

8. Que Alguien me Ayude


Habitualmente, encontrar tu Elemento puede requerir la necesidad de ayuda por parte de otra persona. Alguien capaz de ver
en nosotros algo que no vemos (o que damos por hecho y por tanto nos pasa desapercibido). Los mentores pueden aparecer
en el momento más oportuno y cambiarnos la vida simplemente ayudándonos a vernos a nosotros mismos, tal y como nos
ven ellos: con todo nuestro potencial al descubierto.
Un mentor suele desarrollar alguno de los siguientes cuatro papeles:

Reconocimiento.
Son capaces de ver en nosotros no sólo aquellas aptitudes generales que podamos tener, sino que van más allá y pueden
ayudarnos incluso a ver aquellas que son más sutiles y específicas. Por ejemplo, es posible que dos personas que tienen
aptitudes generales para la música, tengan aptitudes personales diferentes, es decir, que una de ellas se desenvuelva mejor
con la música clásica y la otra con la música folk. Incluso podríamos hilar más fino, y quizás uno de ellos tengas talento
componiendo música y el otro tocando la guitarra. Y dentro de estas quizás el segundo sea mejor tocando la guitarra
acústica y no la eléctrica. Conocer esta sutiles distinciones personales marca la diferencia entre un interés y una pasión
potencial, y es clave para encontrar tu Elemento.
Y bueno, existe gente como los mentores cuyo Elemento es precisamente reconocer en otros su propia chispa de interés.
Pueden reconocer en ti y ayudarte a ejercitar las aptitudes específicas del dominio que concuerde con tus propias
capacidades personales.
Estimular.
Sucumbir ante la falta de confianza en uno mismo es relativamente fácil, sobretodo cuando creemos que nuestra meta es
inalcanzable. Sin embargo, cuando tenemos un mentor, éste no dejará que desistamos, nos recordará una y otra vez las
habilidades que poseemos y que lograr nuestro sueño si es posible.
Facilitar.
Consejos, técnicas, sentido de dirección, aprendizaje. Un mentor está ahí para ayudarte durante el camino hacia tu
Elemento. Pasa a ser el sostén sobre el que te apoyas para recuperarte y aprender tras cada error.
Exigir.
Es propio de un buen mentor, pedirnos más de lo que pensamos que podemos dar. Nos anima a rebasar nuestros propios
límites.
Ken Robinson nos afirma que los mentores prestan una ayuda inestimable a la hora de ayudar a otras personas a encontrar
su Elemento. Los obstáculos y límites se rebasan más fácilmente con un guía experimentado a tu lado, éste te ayuda a
identificar tus pasiones, te anima a profundizar en tus intereses y te da un empujoncito para que saques tu máximo potencial
en el camino hacia tus sueños.

9. ¿Demasiado Tarde?
Hoy en día existen muchas personas que desearían mejorar su vida, pero simplemente piensan que es “demasiado tarde“. A
sus 39, 52, o 64 años se sientan atrapadas y no hacen nada para cambiarlo puesto que “las oportunidades ya han pasado” o ”
es poco realista“.

A los 68 años B. Franklin inventó las lentes bifocales, Agatha Christie escribió La Ratonera a los 62 años y Jessica Tandy
ganó el Oscar a la mejor actriz a los 80 años.
Si comparamos estos logros con las numerosas personas de entre 30 y 40 años que dicen que “ya es demasiado tarde para
buscar su Elemento”, una se pregunta en qué clase de sociedad desesperanzada vivimos.

Es evidente que algunos sueños ya no podrán realizarse a esas edades, como por ejemplo llegar a ser Atleta Olímpico, pero
eso no significa que otros muchos no puedan llegar a alcanzarse, aunque uno no sea consciente todavía del ¿cómo?.

Para hallar ese “cómo” debemos dejar de creer que la vida es lineal. La vida humana es dinámica y cíclica, y es que
capacidades diferentes se expresan con más o menos intensidad en distintos momentos de nuestras vidas.

Te animo fehacientemente a ti, seguidor o seguidora de este blog, a que recuerdes esto: constantemente tenemos a nuestro
alcance oportunidades para evolucionar y encaminarnos hacia lo que realmente nos llena e interesa, la cuestión es creer que
esto posible para poder verlas, en lugar de que nos pasen desapercibidas en medio de nuestra rutinaria vida. Créeme, estás a
tiempo de encontrar tu Elemento.

“Como Sophia Loren dijo una vez: «Existe la fuente de la juventud: se trata de tu mente, de tus talentos, de la
creatividad que lleves a tu vida y a la de aquellos a los que amas. Cuando aprendas a conectar con esa fuente, habrás
vencido realmente a la edad».”

10. A cualquier Precio


Estar en tu Elemento no significa que debas dejarlo todo, tu trabajo, tu familia, tus amigos, etc para dedicarte por completo
a ello. Tienes la opción de vivirlo simplemente como un amateur, de manera que te sirva de desahogo a tu profesión
habitual en la que a lo mejor no haces nada creativo o que te apasione.

Encontrar el Elemento es fundamental para tener una vida equilibrada y puede ayudarte a entender quién eres en realidad,
ya que hoy en día es muy común identificarse con el trabajo: “soy médico”, “soy arquitecta”, “soy panadero”. Esto puede
resultar incluso frustrante si éste no te satisface. Por tanto, si por los motivos que sean no quieres transformar tu trabajo en
consonancia con tu Elemento, no hay ningún problema, puedes encontrarlo en cualquier otra parte en tu tiempo libre, y ….
nunca se sabe lo que puede pasar después (yo misma soy un claro ejemplo)

El objetivo final de todo esto es que tu vida deje de ser una simple rutina de “cosas que debo hacer” para reorganizarse en
un nuevo equilibrio que comprenda también la plenitud y la autorealización.

11. Conseguir el Objetivo


Aunque la Educación tiene la función de formarnos para que podamos labrarnos un buen futuro, podríamos decir que en
cuanto a ayudarnos en la búsqueda del Elemento, la cosa flojea bastante.

Según el autor los sistemas educativos del mundo entero necesitan ser transformados, hacia una personalización de la
educación. Es decir, dejar atrás ese tan instaurado intento de estandarizar a los alumnos como si de una fábrica de futuros
profesionales se tratara.
Esta personalización de la educación se refiere a promover que los alumnos puedan descubrir sus propios talentos y
pasiones individuales, así como proporcionarles un entorno en el que quieran aprender. Esto es:

1. Suprimir la jerarquía de las asignaturas, puesto que esto ofende al principio de diversidad, ¿por qué iban a ser más
importantes las matemáticas que el arte, si por ejemplo soy un alumno con talento y habilidades personales para el arte?
2. Más dinamismo entre asignaturas, debemos dejar de verlas como materias separadas. Las matemáticas pueden
emplearse para hacer arte a nivel técnico, y de la misma manera hay mucha pasión e intuición dentro del mundo de las
ciencias. Separar, por ejemplo, las “humanidades” de las “ciencias” puede comprometer que algunos alumnos
encuentren su Elemento.
3. El plan de estudios debe tender a la personalización. Los sistemas educativos actuales se basan en una sola cosa: que
logremos pasar una serie de pruebas y exámenes, pero ¿dónde quedan los estilos individuales de aprendizaje de cada
alumno? El aprendizaje acontece en la mente y alma de las personas, y no en una hoja de test.
Ken Robinson nos recuerda que los desafíos a los que se enfrenta la educación hoy en día, podrían solucionarse dándoles
poder a los profesores creativos y entusiastas, y estimulando la imaginación y la motivación de los alumnos.

CONCLUSIÓN
Vivimos en una sociedad marcada por la Industrialización. Todo lo que nos rodea está analizado, clasificado y ordenado.
Las especies están clasificadas entre animales y vegetales, las empresas están clasificadas por sectores, y por supuesto los
seres humanos también estamos clasificados habitualmente según nuestras profesiones: “yo soy bombero”, “yo soy
abogada”, “yo soy repostero”. En definitiva, la despersonalización reina por doquier, en un intento desesperado de intentar
controlar que todo esté “en su sitio”.

La pregunta es ¿dónde dejamos nuestra verdadera identidad?, ¿en qué momento de nuestras vidas hemos renunciado a lo
que Somos para convertirnos en lo que se supone que debemos ser?

En mi opinión lo que Ken Robinson nos intenta recordar en este libro, es que cada uno de nosotros tiene en su interior una
combinación única e irrepetible de pasiones, habilidades y talentos personales. Descubrirlos y vivir en coherencia con ellos,
es lo que él describe como “estar en tu Elemento”.

Una vez encuentras la manera de dar salida esta combinación única de pasiones y habilidades personales, el mundo y la vida
en general cobran un nuevo significado que reconforta nuestras mentes y sobretodo nuestras almas.

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