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El reavivamiento:
nuestra gran necesidad
Percepción y realidad
Hay una brecha entre la experiencia espiritual que Laodicea cree que
tiene y su experiencia real. ¿Notaste las palabras exactas que pronunció
nuestro Señor contra Laodicea en Apocalipsis 3:17? “Porque tú dices: Yo
soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sa-
bes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo”. El
problema de Laodicea no es meramente que no sabe. Es que no sabe que
no sabe. La evaluación que hace Laodicea de su propia condición difiere
Un amor inexorable
El mensaje a la iglesia de Laodicea termina con una ferviente y sincera
apelación. Jesús nos dice a cada uno de nosotros: “He aquí, yo estoy a la
puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré
con él, y él conmigo. Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi
trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”
(Apocalipsis 3:20, 21).
En el Cercano Oriente, la cena era (y todavía es) sumamente impor-
tante. Cuando terminó el trabajo del día y los hombres regresaban de los
campos, la familia entera se reunía alrededor de la mesa. En la mayoría de
los casos, la familia extendida vivía junta, de modo que el número de las