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René Descartes

1. Vida y obra.

René Descartes nació el 31 de marzo de 1956 en La Haye en la Turena, Francia1, y


fue bautizado por la iglesia católica el 3 de abril del mismo año. Es el tercer y último hijo
nacido de Joachim Descartes y Jeane Brochard. Su padre era un consejero del parlamento de
la Bretaña, organización encargada de mejorar las relaciones entre Francia y Bretaña. Debido
a sus viajes por trabajo, Joachim Descartes se ausentaba por largos períodos de su casa. Su
madre, de salud siempre débil, falleció el 16 de mayo de 1597, dejando a su hijo menor con
14 meses de nacido. Debido a esto, dice Clarke, Descartes era prácticamente un huérfano.

Desde su nacimiento, Descartes tuvo una madre nodriza. Y lo que sabemos es que su
infancia más temprana estuvo fuertemente influenciada por mujeres; hasta el primer año, por
su madre, su nodriza y su abuela materna; luego, principalmente por sus abuelas y sus
hermanos mayores, principalmente su hermana, quienes se encargaron de su primera
educación (leer y escribir) que acostumbraban aprenderse en casa como preparación para la
educación formal. Ahora bien, el resto de su familia (abuelos, tíos, etc.) también se hizo
presente en su vida o, al menos, en su bautizo, y esperaba que siguiera una carrera de
abogado, como era la tradición familiar, tal como lo hiciera posteriormente su hermano
mayor.

En el 1607, con 11 años, Descartes ingresa al colegio de La Fleche, institución


dirigida por padres jesuitas y conocida como “El colegio del rey Enrique IV”. Clarke explica
que el currículum de estudio de la Fleche consideraba seis años de preparatoria, tres años
para filosofía (lógica y moral, física y matemáticas, y metafísica) y cuatro para teología.
Descartes aprendió ahí gramática, retórica, biografías de los grandes poetas y filósofos
griegos y romanos, las distintas doctrinas escolásticas, también griego y un muy buen latín.
Debido a sus problemas de salud, Descartes tenía permiso para faltar a algunas clases, lo que
le permitía sumergirse en el estudio personal más que el resto de los estudiantes. Mientras
la mayoría de los estudiantes desertaban antes de los primeros seis años, Descartes finalizó

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Desde 1967, el nombre actual de la ciudad de La Haye en la Turena es Decartes, en honor al
filósofo nacido en ella. Descartes es una comuna que se encuentra hacia el interior de Francia,
precisamente, en el distrito de Loches.
sus tres años de filosofía; y en el año 1615, abandona la Fleche. Al salir de La Fleche,
Descartes se dedica a viajar para descubrir, en términos del filósofo, “el gran libro del
mundo.”

En 1618, comienza la guerra de los 30 años (hasta 1648); en un principio, la guerra


comienza por disputas religiosas entre católicos y protestantes, pero luego se expande hacia
otros temas Llega 1619, año decisivo en la vida de Descartes. Se trasladó a Alemania, donde
fue testigo de la coronación del emperador Fernando en Frankfurt. Se unió al ejército de
Maximiliano de Baviera, con quienes se estaciona a orillas del Danubio, en Neuberg.

Ahí, frente al Danubio, el día 10 de noviembre de 1619, Descartes tuvo tres sueños
consecutivos que tomó como sueños proféticos, sueños que le revelaron lo que debía hacer
con su vida: la búsqueda de la verdad mediante el empleo de la razón. Estos sueños están
descritos por Baillet, biógrafo de Descartes, junto con la supuesta interpretación que el propio
Descartes hizo de ellos.

En el primer sueño, Descartes siente que, al ir por la calle, es repentinamente atacado


por una parálisis que le impide ponerse de pie. Luego, es empujado por un fuerte viento y,
para protegerse, entra a un colegio. Ahí, intenta saludar a un conocido, pero no lo logra. Al
mismo tiempo, ve en el colegio a alguien que le quiere entregar algo, y él tiene la sensación
de que es un melón. Entonces, se despierta y siente un dolor tan grande que piensa que es un
espíritu malo (genio maligno) que lo quiere tentar y alejar de su camino. Se mantiene
despierto un largo rato reflexionando y rezándole a dios, hasta que después de dos horas, se
queda dormido. De pronto, lo despierta un fuerte trueno; es el segundo sueño. Se despierta y
ve una lluvia de chispas dentro de la habitación que le permite ver todos los objetos dentro
de esta. Se vuelve a dormir. En el tercer sueño, descubre sobre su mesa un diccionario y, en
su mano, un libro que se titula Corpus poetarum. Lo abre y aparece la siguiente pregunta:
quod vitae sectabor iter? (¿qué vida debo seguir?). Descartes entendió estos sueños como
proféticos y marcaron un cambio en su vida.

Después de este episodio, se mantuvo por un tiempo más en la campaña. Luego, dejó
el ejército, vendió sus propiedades y se instaló en París hasta 1628. Ese año, consideró que
ya era buen momento para enfocarse en la tarea que, según él, debía ser la más importante en
su vida: aplicar el método que había descubierto a la filosofía para hallar un principio sólido
para todas las demás ciencias. Para esto, decidió buscar un refugio donde estar tranquilo y
sin distracciones, y así llegó a Holanda, en donde permaneció hasta 1649. En esa época,
Holanda era el centro del comercio en Europa y, además, era la cuna del florecimiento de las
ciencias. Descartes buscaba un lugar en donde encontrar paz, tranquilidad y seguridad; y
Holanda le parece el lugar indicado para eso. Allí escribe su primer texto importante, el
llamado Tratado de la luz en 1633, pero decide no publicarlo debido a la condena de Galileo;
el texto será publicado póstumamente en 1677.

Dentro de las obras más destacadas, mencionamos el Discurso del Método publicado
en francés en 1637. En 1641, se publican las Meditaciones metafísicas, cuyo título original
en latín es Meditationes de prima philosophia. Mientras Descartes vive, se alcanzan a
publicar dos ediciones de esta obra. En 1644, publica en latín los Principios de la Filosofía.
La obra Las pasiones del alma, escritas en francés en el año 1649, parece haber sido
publicado posteriormente por los amigos del filósofo.

En septiembre de 1649, Descartes se traslada de Holanda a Suecia a pedido de la reina


Cristina que deseaba estudiar filosofía con el erudito francés. El arduo invierno y los trabajos
con la reina, quien hacía que Descartes, acostumbrado a pasar largas horas en la cama, se
levantara a las cinco de la mañana para acudir a su biblioteca; le pasaron la cuenta a la salud
del filósofo francés. A fines de enero de 1650, tuvo un fuerte ataque de fiebre del que no se
pudo recuperar, falleciendo unos días después, el 11 de febrero.

Respecto de su personalidad, Copleston comenta que “Descartes fue un hombre


moderado y de disposición agradable.” Se sabe que fue generoso con sus servidores y
ayudantes, y que estos le tenían, a su vez, una gran estima. Durante su vida, mantuvo buenas
amistades, pero entendía que una vida retirada y tranquila era necesaria para su obra. Nunca
se casó. En cuanto a su vida religiosa, tal como fuera bautizado a los tres días de vida por la
iglesia católica, se mantuvo firme en la fe que le fue inculcada por su familia. Respecto a
esto, hay algunas controversias entre los estudiosos, pero Copleston apunta a que Descartes
nunca quiso hacer un trabajo puramente teológico, porque él no era teólogo, sino filósofo; y,
en consecuencia, se ocupaba de problemas que, según su creencia, podían ser resueltos por
la pura razón.
2. Objetivo de su filosofía y método.

El objetivo fundamental de Descartes es bastante claro: el logro de la verdad filosófica


mediante el uso de la razón. Pero la verdad que busca Descartes no es una multiplicidad de
verdades aisladas, sino que se propone crear un sistema de proposiciones verdaderas en las
que no haya nada que se dé por supuesto, sino que cada conocimiento debe ser evidente por
sí mismo e indubitable. De esta manera, Descartes busca un fundamento sólido en el que
puedan reposar todas las demás ciencias. Esta idea le surge a Descartes en su intento de crear
un sistema que no pueda ser destruido por el escepticismo.

Ahora bien, ¿qué entiende Descartes por filosofía? En los Principios de la Filosofía,
Descartes dice: “filosofía significa el estudio de la sabiduría, y por sabiduría entiendo no
solamente la prudencia en la acción, sino también un conocimiento perfecto de todas las
cosas que el hombre puede conocer, tanto para la conducción de su vida y la conservación de
su salud como para la invención de todas las artes.” Metafóricamente, Descartes entiende la
metafísica como las raíces del árbol del conocimiento, cuyo tronco sería la física (o filosofía
natural), y las ramas serían las demás ciencias, donde destacan la medicina, la mecánica y la
moral. Respecto al valor práctico de la filosofía, esto es, la moral, Descartes insiste en su
importancia; sin embargo, nunca profundizó mayormente en el tema.

Respecto al método, de modo general, diremos que Descartes entiende por método, según lo
que dice en las Reglas para la dirección del espíritu (escritas en 1628), “una serie de reglas
rectas y fáciles, tales que todo aquel que las observe exactamente no tome nunca algo falso
por verdadero, y, sin gasto alguno de esfuerzo mental, sino por incrementar su conocimiento
paso a paso, llegue a una verdadera comprensión de todas aquellas cosas que no sobrepasan
su capacidad.” La idea aquí, como lo vimos en el Discurso, es que todos tenemos la capacidad
del buen juicio, de razonar, pero necesitamos un conjunto de reglas que nos ayuden a llevar
por buen camino esa facultad a fin de encontrar los conocimientos verdaderos.

En la segunda parte del Discurso, leímos las cuatro reglas que componen el método:

1. Evitar la precipitación y la prevención. El único conocimiento aceptable es el que se


presenta claro y evidente.
2. Dividir las dificultades tanto como sea posible y necesario (análisis).
3. Conducir ordenadamente los pensamientos desde los más simples a los más
complejos (síntesis).
4. Hacer revisiones integrales y generales en cada paso para no omitir nada.

3. Las Meditaciones

Como dijimos, las Meditaciones fueron publicadas por primera vez en latín en el año
1641. Respecto al término meditatio, en un sentido lexicológico, significa “pensar, sopesar,
ponderar”. Meditatio viene del girego medomai, que significa “pensar” o también
“preocuparse de” o “atender a algo.” La meditación, entonces, surge desde el asunto mismo
al cual está referida. Así, la meditación será, desde su origen, una automeditación. Esto, en
el sentido en que el ejecutor de la meditación es el mismo objeto de esta: sí mismo. La
meditación como automeditación es la acción que ejecuta el sí mismo volcándose sobre sí
mismo, autodeterminándose como conciencia, en lo que el yo encuentra el fundamento
absolutamente cierto para la nueva filosofía por fundar y fundamentar. Por lo tanto, esta
automeditación se lleva a cabo como una analítica del yo, del sí mismo. Descartes no dice
esto de esta manera, sino que es la manera en que Descartes ejecuta este trabajo.

La distinción con la filosofía posterior es radical. Si Aristóteles centraba su atención


en el ente en cuanto ente, Descartes se centra en el cogito. Esto trae como resultado la idea
de la consciencia. Descartes no habla de consciencia, sino de “ser consciente.” Así, la
filosofía moderna ya no se pregunta primero por el ser, sino por cómo se conoce el ser.

Las Meditaciones cartesianas no tienen la intención de ser una teoría del


conocimiento, sino que son meditaciones sobre metafísica, pues tienen una intención
universal, y esto se ve en el título: “de prima philosophia.” Con esto, Descartes deja claro su
intención, pues recordemos que Aristóteles reservaba el término philosophia para aquella
ciencia que se distingue de las otras ciencias particulares puesto que estas consideran solo
una parte de lo que es; en cambio, la filosofía considera la totalidad de lo que es. Entonces,
lo que Descartes quiere hacer, según su declaración en el prefacio de las Meditaciones, es
“tratar acerca de los inicios de la filosofía primera.” Con esto se refiere a hallar un
fundamento nuevo que sea lo suficientemente sólido y que sea capaz de soportar la filosofía
(entendida como la metafísica) para asegurar la estabilidad de todo el árbol (o edificio) del
conocimiento.

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