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EL ARTE NEGRO

El reconocimiento del “arte negro” tiene a la vez el carácter de una exploración


y el de un escándalo. En 1871, el Dr. Schweinfurt descubrió fortuitamente, en
África central, figuritas esculpidas cuya perfección le impresionó, y se dedicó a
coleccionar, estudiar y dar a conocer la producción de los artesanos y artistas
africanos; en 1875 publicó Artes Africanas. Más tarde, Leo Frobenius proseguirá
el descubrimiento sistemáticamente: se le debe, entre otras aportaciones
decisivas, el primer estudio dedicado a las mascaras negras (1898). Pero las
“curiosidades” africanas no se impusieron a la atención de un público amplio
sino por impulso de ciertos pintores fauves y cubistas, y escritores (Apollinaire,
Blaise Cendrars). Desde 1918 el entusiasmo por las “esculturas negras” adquirió
un cariz provocativo y renovador.

En 1915, Carl Einstein había publicado Negerplastik, presentando la escultura


africana como la que mejor resuelve el problema de la expresión de los
volúmenes. En 1919, la Galerie Devambez, de París, hizo la primera exposición
de obras africanas y oceánicas. El anónimo escultor negro orienta, desde su
distancia, e inconscientemente, las empresas artísticas más revolucionarias. Hay
un segundo descubrimiento de las artes africanas, resultante de las
investigaciones de los etnógrafos, el cual ha mostrado la variedad de estilos,
revelando los “ambientes” que dan a las obras su pleno sentido. Ha incitado a
considerar el arte como un “lenguaje” que comunica tanto más el saber cuanto
remedia la falta de escritura, y como medio de delectación a la vez que de
acción ritual. En muchas circunstancias, intervienen objetos que son, a la vez,
portadores de valores estéticos y de conocimientos, y aún de técnicas
materiales. Las calabazas grabadas de Dahomey “fijan” la enseñanza
proverbial. Los pesos para el oro, de los países de la Costa de Oro, constituyen
por series una verdadera enciclopedia que se expresa con símbolos y alegorías.
Las cubiertas con motivos tenidos del Sudán evocan los grandes mitos. Sucede
igual con frecuencia, a nivel menos alto, con los útiles de la vida doméstica. El
ejercicio del poder, ordenado por ritos, determina generalmente una activa
creación artística. Efigies, tronos, tambores reales, telas ornamentadas
reservadas a los aristócratas, etc., concurren para recordar los fundamentos
míticos de la autoridad, sacralizándola. El dominio de lo sacro es, por
excelencia, el de las manifestaciones artísticas. Las representaciones de
antepasados y las mascaras, llevadas por los miembros de las sociedades de
iniciación, lo atestiguan. La vida religiosa africana es muy rica en símbolos y
manipulaciones que se relacionan con lo sacro. Al margen de la religión, la
magia determina también la producción de objetos que dan ocasión a la
actividad creadora.

Estas artes, tan recientemente admitidas como tales, y estas obras con
frecuencia perecederas, datan de antiguo. Tienen lejanos antecesores. Las
pinturas y grabados rupestres no sólo se hallan en la zona sahariana sino en el
África oriental (de mediocre calidad) y meridional - donde debieron de
practicarse desde el paleolítico tardío hasta la época contemporánea - y llevan
el arte animalístico a su perfección. Gracias a ellas, los bosquimanos,
desprovistos de bienes materiales, se imponen, sin embargo, como creadores
de civilización. La arqueología africana comienza a exhumar los productos de
sus grandes civilizaciones perdidas: la de Nok (2ª mitad del Iº milenio a. J.), en
Nigeria; la de los Sao (siglos X-XVI), en la región del Tchad. Enriquecen un
panorama del pasado dominado por las ruinas monumentales y enigmáticas de
Zimbabwe en Zambezia.

Pero los descubrimientos mas impresionantes siguen siendo las terracotas y


bronces de Ife (anteriores a los últimos decenios del siglo XIII), y los bronces y
marfiles de Benin (siglos XII-XVII), que manifiestan la existencia de
civilizaciones admirables en las orillas del golfo de Guinea y son testimonios de
un arte que lleva la impronta de los grandes estilos y pertenecen al tesoro
común de la humanidad. Otros antecedentes - asimismo nobles - pudieran
evocarse: la estatuaria en piedra del Congo, cuyas bellas obras, que dan a la
cabeza una actitud meditativa o representan maternidades, datan al parecer del
siglo XVII.

Las artes africanas recurren a todos los materiales disponibles y a los modos de
expresión compatibles con el nivel técnico. El cuerpo humano pide el adorno; la
piel (por sus tatuajes) y el peinado (de estructura compleja con frecuencia) son
pretextos propicios para la búsqueda decorativa. Las fibras y otras materias
vegetales son tratadas técnicamente y con intención estética más o menos
manifiesta: “terciopelos” y cesterías de los ba-kuba del Congo, telas de algodón
con temas ornamentales de los senufo, de la Costa de Marfil, etc. La madera-
labrada, pulida, tenida, revestida de metales nobles - es el primero de los
materiales de este arte. Permite la talla directa y es objeto de predilección por
parte de los africanos, lo cual no significa exclusividad. En diversos puntos del
África occidental y de la cuenca congoleña, la piedra blanda es labrada.

En todas partes se busca el marfil; por poseer su pulido y patina una calidad
estética inmediata, su valor comercial le confiere nobleza. La terracota está
muy difundida; pero las estatuas “de alfarería” más bien parecen raras, aunque
a veces alcancen valor de obras maestras, cual las de Ife, y revelan, a pesar del
alejamiento de los centros artísticos, un gran parentesco morfológico. Latón,
bronce y cobre han permitido a los africanos manifestar su talento de
fundidores; esos metales dieron a las civilizaciones de Benin el medio para
manifestar su grandeza, como el oro facilitó a las culturas de la Costa de Oro la
posibilidad de mostrar su esplendor.

Diversas, las artes negras no se dejan “clasificar” fácilmente. La expresión “arte


salvaje” no las define. Si nos atenemos a un solo tipo de creaciones - la
escultura en madera - la dificultad se advierte desde el instante en que se trata
de identificar y caracterizar “escuelas”. Mejor que retener analogías
superficiales (y cómodas) conviene designar los conjuntos regionales donde se
inscriben las grandes artes escultóricas. En la región sudanesa se hallan el rigor
estilístico de los bambara, el vigor simbólico de los dogón, la exuberancia
creadora de los senufo. La región de Guinea (en torno al golfo) es el lugar de
encuentro de un pasado prestigioso - del que Ife y Benin afirman la revelación -
y de un presente rico en obras y dotado de grandeza, del que los pueblos
yoruba, ashanti, baule y agni son los realizadores. Pero la diversidad mas
acentuada es privilegio de la región congoleña y sus alrededores: desde el arte
bamileke y la escultura embrujadora de los fang a las obras aristocráticas de los
ba-kuba y clásicas de los ba-luba. Es la tierra en que florecen “bellezas
desconocidas”, donde las creaciones de los hombres poseen espontáneamente
las cualidades que buscan nuestros artistas, multiplicando esfuerzos y audacias.

GEOGRAFÍA

Continente situado entre 17º 30' oeste y 51º 25' este de longitud y 37º 20'
norte y 34º 50' sur de latitud, unido a Asia por el i9stmo de Suez y separado de
Europpa por el mar Mediterraneo; 30.l73.248 Kilòmetros cuadrados,
365.092.000 h.

LAS TÉCNICAS, MATERIALES Y ÚTILES

En África domina la escultura sobre madera, el artista dispone de un utillage


más o menos completo según las regiones: diferentes tipos de azuelas,
doladeras, gubias y cuchillos con hoja de dos filos. A este conjunto se añadirán
hojas duras que sirven para pulir la escultura una vez finalizada y preparados
especiales destinados a patinar artificialmente las obras (a base de aceite de
palma). Cuando la estatuilla y la máscara son policromas, la paleta es limitada:
los colores se preparan a partir de ingredientes naturales: caolín (blanco),
carbón de madera (negro) y a veces ocre rojo y amarillo. Después de la
colonización aparecen colores químicos procedentes de las factorías europeas.

Tras haber tomado las precauciones rituales reglamentarias, el artista derriba el


árbol que ha elegido y señala la parte que le parece adecuada para ser
esculpida. La talla es siempre directa: el escultor nunca utiliza el cincel.

Con la ayuda de un a doladera de hoja ancha, procede a desbastar y esboza la


cabeza y el cuerpo. Para afinar este vago personaje, utiliza seguidamente dos
tipos de azuela, de mango corto, cuya hoja larga y fina, ligeramente curvada,
en su extremo se aplana en forma de abanico y está afilada. Entonces entra en
juego la tercer azuela para terminar la estatua, excluyendo los párpados, las
estrías de los cabellos, etc., para los que el artista emplea cuchillos.

Entre los ba-kuba , el cuchillo de esculpir se deriva de una punta de flecha


enmangada en un palo mayor y más corto: se compone de una hoja
punteaguda afilada en los dos cortes y de un mango que se apoya en el hueco
del codo. La mano coge la hoja con el pulgar y el índice y determina el ataque
del material.

Además de la madera se tallaban otros materiales. Se conocen piedras


esculpidas en regiones bien localizadas: Guinea y Sierra Leona (piedras kisi y
mende), Nigeria (Ifé, Esié) y, finalmente, en Zimbambué.
El marfil ha sido tallado esporádicamente: se conocen los grandes colmillos de
elefante de Benin, en cuyas superficies son talladas en hueco escenas
complejas.

En el Congo, el marfil fue empleado para realizar instrumentos de música o


para usos rituales.

La alfarería es trabajo de mujer : va de los utensilios de forma más sencilla, a


los vasos antropomorfos de los que los más famosos son los de mangbetu. La
alfarería enrolla la masa de arcilla en forma de “ morcillas” que superpone,
empleando a veces una forma interior en cesto , para sostener mejor la jarra o
el cacharro. Con ayuda de un trozo de calabaza alisa el interior y luego el
exterior de las paredes que a veces decora con ligeras incisiones o que recubre
con un barniz vegetal.

Las obras de bronce o de oro fundidas a la cera perdida revelan una misma
técnica. El artista modela su obra en cera. Añade una prolongación que servirá
de conducto al metal fundido. Entonces recubre esta armazón de cera con
arcilla pulverizada y mojada, por encima de esta primera capa añade arcilla
menos fina a la que ha agregado barro de kapok. Todo esto se calienta: la cera
sale fundida del molde. El orfebre o el broncista coloca entonces el metal en el
crisol que adapta a la boca del molde, tapando cuidadosamente las dos partes
con arcilla. Lo mete todo con el crisol hacia abajo en el fogón y lo aviva, el oro
o el bronce salen por el hueco dejado por la cera. El molde se rompe cuando el
metal se ha enfriado, la obra se separa del pedúnculo y se desbarba con el
cincel.

Escultores de madera o piedra, cinceladores de marfil, modeladores o


fundidores, los artistas africanos pueden ser asimismo notables forjadores

LA ESTATUARIA

las estatuillas son objetos inmóviles que ocupan un lugar definido en el espacio.
Generalmente también se manipulan por necesidades de cultos privados .

La estatuaria puede caracterizarse por el empleo de dos técnicas principales: El


tallado y el modelado.

POSTIGOS, BAJORRELIEVES Y PLACAS

Al lado de la estatuaria, existen obras que no son objeto de culto y manifiestan


cierta autonomía con respecto a la vida religiosa. Se trata de puertas y postigos
esculpidos, bajo relieves y placas de bronce que se encuentran entre los dogón,
los senufo y los baulé, en Dahomey y en Benin. Estas obras están asociadas a
una arquitectura, la del palacio del soberano o la de un santuario. Su fin es
recordar acontecimientos míticos o históricos.
El siguiente postigo resume uno de los mitos de origen, revela que el edificio
sobre el que está colocado se halla dedicado a un nommo. Para relatar el mito
e inscribir en una casta las personas que dependen del santuario, el escultor ha
yuxtapuesto figuras cuyo sentido no aparece individualmente sino que se
desprende una visión de conjunto y de su posición relativa sobre la superficie
del postigo.

Los bajorrelieves son de naturalezas muy diversas: relatan acontecimientos


históricos (una batalla), reproducen escudos de armas y a veces seres míticos.

Arte emblemático, arte alegórico, dirigido esencialmente hacía los valores


nacionales y políticos que encarnan los soberanos. Estos bajorrelieves no
manifiestan un arte profano o laico.

Las placas de Benin pertenecen a sistemas figurativos diferenciados. Algunos


autores han pensado que estas obras eran tanto mas recientes cuanto mas
acentuado era el relieve.

MUSICA

JAZZ

Jazz es - una forma de expresión espontanea ú individual que se crea en el


momento. Es improvisación, libertad, canto de protesta y de marginación. La
crearon los negros de los estados esclavistas del Sur -Alabama, Louisiana,
Georgia- mientras trabajaban en las plantaciones de algodón. Sus blues y sus
spirituals fueron la semilla. De ella nacerían los primeros sonidos del auténtico
jazz, último género popular en la historia de la música occidental. Un tipo de
expresión urbana que empezó a afianzarse en los cafés de los negros de Nueva
Orleáns a finales del siglo XIX y principios del XX.

Según las estadísticas, el mercado de esclavos africanos tuvo un saldo de 15


millones de hombres, mujeres y niños, vendidos en distintas zonas del mundo.
La mayor parte de esta cifra fue a parar a América. Los campos de algodón y
tabaco exigían mucha mano de obra. El negro africano era fuerte y trabajaba
por un pequeño jornal: comida y choza. Fuera de eso, nada poseía, excepto el
recuerdo imborrable de las danzas y cantos de su Africa natal. La música era
fundamental para el africano. Y la música, agradecida, iba a ayudarle a soportar
la angustia de la esclavitud. A fin de cuentas, el equipaje de un esclavo solo
contenía ritmo y melodía.

Los negros africanos, poseedores de un gran sentido religioso, aceptaron con


facilidad el cristianismo. Pero, acostumbrados como estaban a iniciar sus ritos
religiosos con canciones y bailes, pronto empezaron a introducir palmas y
movimientos rítmicos en las vehementes reuniones de los campamentos del
Sur, a finales del siglo XIX. Las voces negras, desgarradas y de un timbre muy
peculiar, cantaban melodías realmente conmovedoras. De manera espontánea,
los negros de las comunidades protestantes fueron hilvanando himnos
religiosos: los spirituals.

A estos temas de oración y súplica se agregaron las canciones de trabajo. ¿Por


que? El esclavo se dio cuenta de que era mucho más fácil trabajar cantando.
Los peones, los estibadores, los presos. los obreros portuarios y del ferrocarril
cantaban. Un guía improvisaba y los demás respondían con murmullos o gritos

La sencillez de estas frases debida probablemente a su escaso conocimiento de


la lengua de los Colonos fue evolucionando hasta convertirse en poesía
vigorosa, tierna, desesperada a veces. Tanto que Jean Cocteau llegó a afirmar
que las letras de los blues eran la última aparición de una poesía
automáticamente popular. Y los blues eran ya un género típicamente jazzistico.

Naturalmente, los spirituals y los blues evolucionaron hasta crear su propio


lenguaje: el del jazz. ¿Cómo es ese lenguaje? Uso de la síncopa, insistencia
rítmica, timbres instrumentales insólitos difíciles de encontrar en otro tipo de
música improvisación, y, en cuanto a las voces, desgarro de las mismas. Todo
ello impregnado de una palabra mágica: swing. El alma del jazz. Algo que va
más allá de la propia interpretación.

"El swing no existe en el texto musical, solo puede darse en la ejecución",


afirmaba constantemente Duke Ellingtong.

Efectivamente, el jazz era y es una peculiarisima manera de entender la


práctica musical por el negro norteamericano. Una práctica llena de
expresividad, original, vitalista cien por cien. Una música para expresar amor,
dolor. Una música para contar la vida del héroe, las amarguras y desencantos
de cada día. El jazz primitivo era una válvula de escape emocional ante las
frustraciones del hombre negro en el mundo del hombre blanco.

Los negros, abolida la esclavitud, llegaron a las ciudades para trabajar en ellas.
Y con los negros, sus canciones: los blues y los spirituals.

En Nueva Orleáns, los antiguos esclavos descubrieron las tiendas de


instrumentos musicales y la posibilidad, al fin, de comprar lo que veían. Antes
habían tenido que fabricarse sus propios instrumentos con calabazas, huesos,
ralladores, palanganas de metal. Ahora, además de su banjo y la armónica,
podían acariciar un trombón, una corneta, un clarinete, un tambor. El problema
estaba en que el ex esclavo no tenía ni idea de lo que era una partitura, ni
solfeo, ni notas. Desconocía cualquier tipo de técnica musical. Solo sentía la
música y, eso sí, era capaz de improvisar.

El problema de la ignorancia musical tenía difícil solución. Pero el negro tuvo


una idea: tocar como cantaba. ¡Eso es! Los instrumentos musicales serían una
extensión de su voz. Empezó el largo aprendizaje. Un aprendizaje que hizo
posible el milagro del jazz, cuyos sonidos no pueden escribirse.
Si la banda militar salía a la calle para desfilar, el negro se ponía en primera fila
y a escuchar con atención. Si iba a la iglesia, pues a no perderse estrofa de la
música sacra. Poco a poco fue mezclando unos ritmos y otros, añadiendo el
batir de palmas, el golpeteo de los pies. Luego incorporó sus spirituals y blues
de la esclavitud. Su música empezaba a nacer. Salía del alma y era
delicadamente poética.

Los especialistas afirman que fue en los funerales negros donde empezó a
sonar el jazz. Desde 1980, los funerales tenían música. Se organizaba una larga
procesión al cementerio, con abundante acompañamiento de familiares, amigos
y vecinos. Y una banda: la de la sociedad benéfica, que acompañaba al muerto
tocando himnos lentos y tristes. Todo muy solemne. Al regreso, la banda
comenzaba a tocar de nuevo: marchas de rápido movimiento(de 2/4), melodías
y ragtime, un tipo de música sincopada que no era sino jazz, improvisación.
¿ Falta de respeto? Nada de eso. porque la opinión general era que el muerto
estaba en el cielo y había que regocijarse con él.

SON

El Son surgió en la Habana, Cuba por los años 1917-1920. Tiene los mismos
elementos que el Danzón pero es diferente en su forma. Se debe al son que los
instrumentos africanos salieron a animar las orquestas típicas y así se reveló el
caudal rítmico enorme que trajeron los esclavos africanos con ellos en su triste
peregrinaje a otras naciones.

El Son proviene de la región central oriental de Cuba, especialmente de la parte


campesina. Su forma no es complicada pues consiste en la repetición de un
estribillo de 4 compases que desde los principios se le llamó "Montuno", el que
se canta a coro respondiendo a un solista.

El ritmo Son es la unión de la cultura española y la africana combinando la lírica


española e instrumentos de cuerda a la armonía e instrumentos de percusión
africana. El Son de más antigüedad es conocido como "Changüí" precursor del
Son moderno.

Es un género vocal, instrumental bailable, que constituye una de las formas


básicas dentro de la música cubana. Presenta en su estructura, elementos
procedentes de las músicas africanas (Bantú) y españolas, pero ya fundidos en
lo cubano, confluyendo en él giros rítmicos, estribillos, modos percutivos,
entonaciones y sonoridades de las cuerdas pulsadas que denuncian sus dos
fuentes originarias.

Se baila por pareja enlazada, y para producir su música se emplea una amplia
gama instrumental que puede ir de un simple tres o guitarra, a veces
acompañado de marímbula, güiro y bongó, hasta grupos más grandes y
complejo.
Según Odilio Urfé el son "es el exponente sonoro más sincrético de la identidad
cultural nacional [...] su existencia verificada comienza concretamente en las
postrimerías del siglo XIX, en una ubicación zonal múltiple que comprende los
suburbios montuneros de algunas ciudades orientales, como Guantánamo (con
el Changuí), Baracoa (lugar donde según Sindo Garay, se originó el tres
cubano), Manzanillo (con su base organera) y Santiago de Cuba con sus barrios
folklóricos de emplazamientos sub-urbanos [...]

INSTRUMENTOS MUSICALES DE ORIGEN AFRICANO.

LEGADOS

En los primeros años del siglo XX, los pintores y escultores de las nuevas
generaciones artísticas europeas se afanaban por lograr nuevas vías de
expresión, que les permitiesen liberarse de la monótona representación
naturalista. Para ellos el impresionismo, que estaba sujeto a la plasmación de
los cambiantes efectos visuales que provoca la luz en el color de la superficie de
los objetos, era otra forma del naturalismo, y por lo tanto estaba también
periclitado.

El interés por las formas puras, que preconizaba Cezanne, y el tratamiento del
color, en la obra de Van Gogh, marcarían nuevas orientaciones para esos
artistas; el arte africano las reafirmaría y ampliaría sus horizontes.

Entre los artistas que trabajaban en París esas orientaciones se plasmarían en


dos nuevos estilos estéticos: el cubismo y el fauvismo.

Esos artistas, que más tarde se denominarían cubistas, vieron en las tallas
africanas, de formas estilizadas, a veces reducidas a puros volúmenes
geométricos, la inspiración que les liberaría de la representación naturalista.

Los estudios realizados sobre la evolución de la obra de Picasso, en los


comienzos de su evolución hacia el cubismo, subrayan la fuerte influencia que
ejercieron sobre el artista las tallas africanas, que se puede seguir en el
tratamiento progresivamente geometrizado de la figura humana, representada
por medio de atrevidos planos y ángulos, que modifican las proporciones
naturales, logrando la misma sensación de fuerza y potencia latente que se
desprende de las hieráticas representaciones de antepasados de los tallistas
negroafricanos.

A esa primera geometrización sigue, en la obra picassiana, una creciente


distorsión de los elementos que constituyen la figura, distorsión muy frecuente
asimismo en las estatuillas y especialmente en las máscaras rituales africanas.

Hablando de música, el jazz fue para Estados Unidos una de sus mejores
tarjetas de identidad y todos los historiadores musicales coinciden en señalarlo
como su contribución más importante al mundo de la cultura.
Este proceso de identidad cultural fue relativamente corto.

Comenzó a raíz de la independencia de las colonias. Pero..., ¿Qué tenían éstas


para crear su patrimonio cultural? Por un lado, la herencia europea y los
elementos autóctonos: descendientes de los antiguos colonos, nuevos
inmigrantes, Por otro, el negro americano, ciudadano al fin tras una larga
esclavitud. Y con el negro, su música.

COMENTARIO

No cabe duda que el arte negro ha influenciado la vida de América y Europa de


una manera inesperada.

Podemos decir que tenemos sus ritmos insertos en casi toda la música, desde el
Danzón hasta el hip-hop, el cual también es considerado música de los negros,
así como la gran variedad de instrumentos musicales como los tambores y la
marimba.

Es un arte muy rico, que representa toda una que se ha dispersado por todo el
mundo tomando participación de manera directa o indirecta de la escultura y la
pintura de Europa.

Fueron Braque, Picasso, y más tarde Juan Gris, los que primero manifestaron
explícitamente su entusiasmo por el arte «primitivo». Braque y Picasso
adquirieron estatuillas y máscaras africanas y oceánicas, Gris, que no podía
adquirirlas, se complacía en reproducir sus formas.

BIBLIOGRAFÍA

GEORGES Balandier, Diccionario universal del arte y de los artistas.


Ed. Custavo Gili. Barcelona 1969. págs. 11-14

LAUDE Jean, Las artes del Africa Negra.

Ed. Labor, S.A.. España 1968. Págs. 282

STORM R. John, La música negra afro-americana.

Ed. Víctor Lerúb S. A. Buenos Aires, 1978. Págs. 327

La Plástica Africana,

Fondo de Cultura Económica, págs. 151

INTERNET: www.afrika.com

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