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El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, dijo: «La violencia
contra la mujer es quizás la más vergonzosa violación de los derechos humanos. No conoce
límites geográficos, culturales o de riquezas. Mientras continúe, no podremos afirmar que
hemos realmente avanzado hacia la igualdad, el desarrollo y la paz»2. Un informe del Centro
Egipcio por los Derechos de la Mujer (ECWR, en sus siglas inglesas) destaca que el 62% de los
hombres admite acosar a las mujeres (El País, 2013). «En Nueva Dehli se registra una denuncia
de violación cada 18 horas»3. En otro país, «La pakistaní Malala Yousafzai tenía 11 años
cuando decidió contar en la Red cómo los talibanes, tras tomar el control del Valle de Swat,
decidieron entre sus primeras medidas cerrar los colegios femeninos. “Las mujeres no debían
estudiar”, ordenaban los talibanes en una interpretación extrema y fanática del Islam»4. Son
sobre todo los países de Oriente del Islam donde la discriminación es más fuerte y el
dogmatismo limita su libertad. El fundamentalismo islámico basa su tratamiento evidentemente
machista de la mujer, en función de variantes culturales. Sabemos que la cultura es creación y
no destrucción. La violencia es una forma de destrucción. Por lo tanto, ningún tipo de violencia
queda justificada de acuerdo a la cultura de la que proviene.
2
(Mujer 2000. Igualdad entre los géneros, desarrollo y paz para el siglo XXI, 2000)
3
(El País, 2013)
4
(El País, 2013)
Bibliografía
Mujer 2000. Igualdad entre los géneros, desarrollo y paz para el siglo XXI. (5 de Junio de 2000).
Recuperado el 25 de Noviembre de 2014, de
http://www.un.org/spanish/conferences/Beijing/fs4.htm