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Dios le anunció a María con todo respeto que quería que fuera la
Madre de Jesús. Y ella aceptó de corazón. Sabía que era
pequeña, pero con la ayuda de Dios sabía también que lo podría
todo. Fue valiente en aceptar esa responsabilidad tan grande. Y
toda su vida se mantuvo fiel a su compromiso de acompañar a su
hijo Jesús.
Lucas 1, 26-38
El ángel se retira.
- SEGUNDO ACTO -
Canto "Magnificat"
Cuando MAría le contó a José del embarazo, no fue fácil para él.
No podía dejar de preguntarse: ¿Cómo es posible que María me
haya engañado? ¿Cómo hago para salir de esta? Tengo que hacer
algo para que no apedreen a María. Ya sé, la voy a abandonar en
secreto. Así le voy a salvar.
Fueron a una posada y luego de llamar, José dijo: Buen día, señora,
¿tendrá alojamiento para mí y mi esposa que está por dar a luz?
La mujer dijo: no, señor, no tengo…
Fueron a una segunda posada y luego de llamar a la puerta,
José dijo: Buen día, señor, mi esposa y yo hemos buscado
alojamiento en todo Belén y no hemos encontrado nada,
mi esposa está por dar a luz y estamos en la calle. ¿Usted no
tendrá un lugar para nosotros?
Ella le respondió: no tengo lugar, señor, no queda ni una
habitación. Mmm…si no se ofenden, sólo les puedo ofrecer un
lugar no muy cómodo. Es una cueva donde están los animales,
pero…es un lugar calentito, si no les importa pueden ir allí.
Allí, en ese pobre, humilde y sucio pesebre, dio a luz María al
Salvador del mundo, al mismísimo Hijo de Dios.
En esa región acampaban unos pastores, que vigilaban por turno sus
rebaños durante la noche. De pronto, se les apareció el Angel del Señor y la
gloria del Señor los envolvió con su luz. Ellos sintieron un gran temor, pero el
Angel les dijo: «No teman, porque les traigo una buena noticia, una gran
alegría para todo el pueblo: Hoy, en la ciudad de David, les ha nacido un
Salvador, que es el Mesías, el Señor. Y esto les servirá de señal:
encontrarán a un niño recién nacido envuelto en pañales y acostado en un
pesebre». Y junto con el Angel, apareció de pronto una multitud del ejército
celestial, que alababa a Dios, diciendo: ¡Gloria a Dios en las alturas, y en la
tierra, paz a los hombres amados por él».
Después que los ángeles volvieron al cielo, los pastores se decían unos a
otros: «Vayamos a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos
ha anunciado». Fueron rápidamente y encontraron a María, a José, y al
recién nacido acostado en el pesebre.
Adoración
- SEXTO ACTO -
Unos magos que venían del oriente se presentaron en Jerusalén
diciendo:
-“¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Pues
vimos su estrella en el oriente y hemos venido a adorarle...”
Reflexión final:
Aquí contemplamos el pesebre, Dios que se hizo uno de
nosotros en Jesús. Queremos adorar al Niño; hacer silencio y en
ese silencio adorarlo, verdaderamente descubrir aquí a Dios
presente en medio de la humanidad, la pobreza y la humildad.
Queremos, como la Virgen, guardar todas estas cosas y meditarlas
en el corazón.