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cronista.com/fiscal/Licencia-por-enfermedad-derechos-y-obligaciones-que-tienen-los-empleados-20190225-0001.html
Situaciones comunes
A partir de estas pautas, se puede ofrecer respuesta a las diferentes alternativas que se nos presenten.
Desde el momento en que el trabajador decide ausentarse, porque subjetivamente entiende que la
patología que padece no le permite prestar servicios, el trabajador, teniendo la obligación, puede avisar o
no. Si no lo hace, salvo que acredite luego una causal de fuerza mayor la ausencia es injustificada, pierde
su derecho a salario y por tal incumplimiento es pasible de una sanción disciplinaria. Si da aviso, el
empleador puede ejercer su derecho de control o no. Si no lo ejerce, por el solo hecho de avisar al
trabajador le corresponde la remuneración. El empleador puede entonces controlar mediante un médico,
la existencia de la patología y si la misma impide prestar servicios. Si el profesional corrobora la patología,
la licencia será remunerada. Si en cambio entiende que el trabajador se encuentra "en condiciones
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laborales", la ausencia no será remunerada, pero en este caso el trabajador no será pasible de sanción
alguna dado que cumplió con las dos obligaciones que la Ley impone: 1) Dio aviso y 2) Se sometió al
control. Ahora bien, el control puede hacerse en el consultorio interno de planta - también en el
consultorio del centro de medicina laboral externo - o bien en el domicilio del trabajador. El uso y
costumbre para resolver el lugar de control está dado por la capacidad ambulatoria que tenga el
trabajador. La regla es que debe hacerse en el consultorio (interno o externo), y la excepción es que se
haga en el domicilio del trabajador (o donde se encuentre, lo que debe informar al dar el aviso) y opera
esta excepción únicamente en el caso que el trabajador, producto de la patología no pueda deambular. Si
el control debe hacerse en el consultorio y el trabajador no se presenta, la ausencia estará injustificada, no
será remunerada y será pasible de una sanción disciplinaria, en este caso por incumplir con el deber que
impone el art. 210 de la L.C.T. (someterse al control). Si se envía médico de control a domicilio, pueden
presentarse varias situaciones: Que el profesional justifique (es decir que corrobore la patología y que es
impeditiva de prestar servicios), donde en este caso el trabajador tiene derecho a percibir remuneración. Si
el trabajador no se encuentra en su domicilio la regla nos dice que la ausencia es injustificada, y en
consecuencia no remunerada y además pasible de sanción. Esta situación suele ser conflictiva, ya que
suele darse que el trabajador desconozca que el médico se presentó, o dice que "vino justo cuando fui al
médico", u omitió informar una mudanza, y un largo etcétera (a veces muy creativo). De cualquier modo
entendemos que se debe aplicar la regla (no remuneración y sancionable). Si el médico no llega al
domicilio por cualquier motivo (no tuvo tiempo, intransitable por inundación, hoy también hemos visto que
no se animan a ingresar a un barrio determinado y se indica "zona peligrosa", etcétera), la ausencia debe
ser remunerada ya que se entiende que el empleador no ejerció su facultad de control, y el trabajador dio
el pertinente aviso. Si el médico en domicilio lo encuentra en condiciones laborales, el trabajador pierde el
derecho de remuneración pero no es sancionable toda vez que, como indicamos, cumplió con sus dos
obligaciones.(2) En caso que la contingencia sea sobreviniente al goce de las vacaciones, se ha entendido -
la Ley no lo contempla - que implica la suspensión de la licencia. Ello no implica que si el trabajador
suspendió por tres días la licencia por vacaciones, automáticamente tenga el derecho a reincorporarse tres
días más tarde. La asignación de la fecha de vacaciones es una facultad privativa del empleador, dentro de
los márgenes que la Ley estipula al respecto, que hacen al ejercicio de la dirección y organización que la
Ley pone en su responsabilidad, y en consecuencia esos tres días pendientes la empresa los reasignará en
forma medianamente contemporánea al regreso, conforme sus necesidades funcionales.
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Nos permitimos discrepar con esta postura. En primera instancia la Ley nada dice al respecto de la
prevalencia de un criterio por sobre el otro. Por otro lado al único profesional médico que la Ley reconoce
es al de "control", es decir al designado por la empresa. El control implica corroboración de lo denunciado
por el trabajador, y si ello no se "corrobora" que es lo que la Ley ha pretendido, no entendemos porque la
solución debe ser en un sentido diferente. A su vez, el médico designado por la empresa se presume un
profesional con criterio profesional propio e independiente, que actúa de buena fe, aplicando su
conocimiento y en el marco de las responsabilidades profesionales que le caben. Por último, la experiencia
profesional nos indica que los casos de discrepancia entre profesionales se presentan en contadísimas
oportunidades. En consecuencia nos inclinamos en este caso, a diferencia de lo que nos dice la mayor
jurisprudencia, que debe prevalecer el criterio del profesional de la empresa, quien, como dijimos es al
único al que la Ley hace referencia y reconoce en estos casos. Si el trabajador insiste en su imposibilidad
de prestar servicio con apoyo a lo dictaminado por su médico, criterio contrario al del médico de la
empresa, la única consecuencia para el trabajador es la salarial, más no la disciplinaria, la que solo cabe
por falta de aviso y/o de sometimiento al control. Ahora bien la Ley trata de idéntica forma la enfermedad
prolongada y compleja que el dolor de panza de un día. No es lo mismo una situación que la otra, y las
respuestas jurídicas deberían ser diferentes. La prevalencia de la opinión del profesional de la empresa es
más aplicable en la patología no prolongada. En los casos de enfermedad prolongada, todo dependerá de
lo que en juicio se pruebe. Se han presentado casos de certificados médicos apócrifos o extendidos a
cambio de dinero. En nuestro lunfardo "truchos". El artículo 295 del Código Penal nos dice que "Sufrirá
prisión de un mes a un año, el médico que diere por escrito un certificado falso, concerniente a la
existencia o inexistencia, presente o pasada, de alguna enfermedad o lesión cuando de ello resulte
perjuicio".
(1) Este artículo tuvo su redacción en el año 1976, casi veinte años antes de la sanción de la Ley de Riesgos
de Trabajo, por lo que la aplicación en materia de accidentes y enfermedades profesionales en este
capítulo 1, del título X de la L.C.T., es supletoria en los casos que la L.R.T. nada legisla.
(2) Schiel, Eduardo Omar, "Curso de derecho laboral", Erreius, Buenos Aires, 2.017, página 223
(3) C.N.A.T., Sala II, "Lingua Ibis, amadeo c/C.I.V.I. Cía integral de vigilancia S.R.L., 29/07/1983
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(4) C.N.A.T., Sala VIII, "Farías, Héctor Fabián c/COTO CICSA S/Despido", 22/08/2008
(5) Art. 14 bis 3º párrafo: "El Estado otorgará los beneficios de la Seguridad Social"
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