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Universidad Distrital Francisco José de Caldas

Facultad de Artes ASAB


Cátedra de Arte y Contexto
Profesor: Fernando Rincón Estrada
Catalina Cotrino
20152016022

El hombre solitario
La noción de masificación está asociada a la idea de masas, el sujeto colectivo cuyos
integrantes comparten ciertos comportamientos sociales o culturales. Cuando las masas
adoptan determinada conducta, ésta se masifica, se vuelve masiva, y dicho proceso de
crecimiento se conoce como masificación.1

En el texto de Georg Simmel, filósofo y sociólogo


alemán, La metrópolis y la vida mental, Simmel intenta
responder la pregunta acerca del cómo la personalidad
se acomoda y se ajusta a las exigencias de la vida social,
una vida que es diferente en un lugar donde todo llega y
testá a disposición de todos.

A lo largo del texto de Simmel, este aborda los


cambios que resultan para un hombre moderno dentro de la metrópoli, en este texto se hace
un estudio de los comportamientos de este hombre, visto desde un punto de vista psicológico.
Allí se describe por un lado, un hombre ajeno a la ciudad que posee unas actitudes de
relaciones más hacia lo emocional, y por el otro, un hombre de metrópoli que tiene relaciones
de intelecto. Dentro del argumento el autor va explicando cómo afecta la masificación al
hombre moderno dentro de su urbe.

Así, Simmel expone como este hombre de ciudad tiene una misión, lo que en realidad
intenta es salvaguardar su individualidad a través de la adquisición de objetos, gracias a la
masificación. Y es que según el autor, en primer lugar es necesario entender cómo funciona
la metrópoli, y a partir de allí se entiende que en la vida fuera de la metrópoli se encuentran
relaciones diferentes a las que están dentro de la ciudad, mientras que el hombre propio de
ciudad utiliza su intelecto, es decir que sostiene relaciones de razón, el hombre rural por otro
lado, lo que hace es mantener relaciones emocionales. Este tipo de relaciones lleva a que el
hombre de metrópoli, gracias a su relación de intelecto, lo lleven a juzgar a todos y todo con
valores numéricos, Simmel en esta parte afirma: la transportación del mundo a un problema
aritmético, así como a fijar cada parte del mundo por medio de fórmulas matemáticas.
Únicamente la economía monetaria ha podido llenar tanto los días de tantas gentes con
operaciones de cálculo (Pág. 3). Por otra parte el hombre que habita fuera de la ciudad con
sus relaciones emocionales, se convierte en un ser individualista, lo que hace que sostenga
mejores enlaces con los demás, pues sus individualidades interactúan.
También el autor aborda el concepto de la actitud Blasée, que dentro del texto se define
como disposición o actitud emocional que denota una indiferencia basada en el hastió.
Respecto a ello Simmel menciona: Esto es precisamente lo que conforma a esa actitud blasée
que despliegan todos los niños metropolitanos cuando se les compara con los niños de
medios ambientales más tranquilos y menos cambiantes (Pág. 4). De esta forma se nos
explica que esta actitud es desarrollada gracias a que el hombre encuentra tantos estímulos
que lo llevan a caer en esta condición.

Con ello el autor también se refiere a que el individuo adquiere una actitud de reserva
frente a todo lo que sucede a su alrededor, un claro ejemplo de ello, encontrado en Colombia,
es la carrera Séptima de Bogotá, donde se desarrollan miles de actividades exóticas, que
pasan desapercibidas ante la mirada de unos ciudadanos indiferentes, a los que parece que ya
nada les sorprende, ya que estas manifestaciones, al ser tan abundantes y diversas de por sí,
llevan a las personas a ser indiferentes e individualistas.

Para concluir el texto de Simmel, el autor afirma que dentro de la metrópoli El individuo
se ha convertido en un simple engranaje de una enorme organización de poderes y cosas que
le arrebata de las manos todo progreso, espiritualidad y valor (Pág. 9). Y asegura que es
necesario entender este proceso ya que no estamos en este mundo para juzgarlo o perdonarlo.

Por otro lado, el texto de Walter Benjamín, filósofo, crítico literario, traductor y ensayista
alemán, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, aborda el
funcionamiento del arte dentro de este nuevo campo de la sociedad masificada, que allí se
transforma en arte masificado o arte reproducido. Para Benjamín esta forma de hacer arte en
torno a la reproducción del mismo, hace que se pierda el aura o su valor ritual, que está
relacionado con un marco de la tradición. Esta nueva forma de ver el arte y la forma en que
se crea y se distribuye, cambia también la forma en que se entiende a la sociedad, una nueva
sociedad que ha surgido y que es postiza.

En su libro, Benjamín describe unos mecanismos que obligan a la reproducción artística


a estar estrechamente ligada al comportamiento de la sociedad, y de esta forma a un
comportamiento de ámbito mundial. Del mismo modo, Benjamín no piensa que las obras de
arte sean una forma en que los artistas se expresan, sino que piensa que las obras son objetos
que pueden contribuir al progreso del desarrollo cultural de las masas. Por otra parte el autor
compara al arte con el lenguaje, ya que afirma que ambos sirven, o pueden ser utilizados,
para divulgar conocimientos o generar reflexiones.

Así mismo, Benjamín asegura que la forma de reproductibilidad técnica en el arte atrofia
al objeto artístico en su originalidad, autenticidad y su unicidad. Afirma también que estas
eran nociones que se vieron transformadas a partir de la llegada de esa reproductibilidad
técnica, y que estas como otras nociones quedan, por ende, fuera de las utilidades propias del
arte, en el momento en que se presenta una imagen como una copia, y deja al original de
lado, se pierde ese Aura que es el responsable de que sintamos cosas cuando observamos una
pieza. De la misma forma se puede afirmar que para la sociedad de masas es entretenido el
hecho de hacer propios los objetos, adueñarse y sentirse amos de estas copias que se
reproducen para complacer sus gustos. Y una buena forma de complacer estos gustos es a
través de la exhibición del arte, y es que este en parte se hace para garantizar una mejor
dinámica entre espectador-arte.

Siguiendo con Benjamín, este también afirma que en vez de la tradicional forma ritual en
que se percibe y se desarrolla el arte, como lo venía haciendo, este tiene un cambio y se
convierte en una práctica política. Entonces, el arte empieza a tener importancia en la medida
en que desarrolla una misión para expresar su deseo social, o educativo, o político, como
sería propio en un desarrollo por un hombre libre.

Dentro de uno de los capítulos del escrito de Benjamín, este hace una diferenciación entre
la escena que se realiza en un set de filmación y en un escenario de teatro, esto a causa de
demostrar como la reproductibilidad técnica atrofia la forma en que se realiza el arte. Asegura
que el espacio donde se graba una escena para cine, es un espacio imaginario que es logrado
por la edición. El autor crítica la forma en que se logra este arte, porque considera que no es
producto de unos artistas que se desenvuelven en el escenario, sino más bien el producto de
una serie de artefactos que generan toda la ilusión de las imágenes dentro del cine.

El autor, también, hace una comparación entre el cine y la pintura, afirmando que la
pintura es una imagen total, mientras que el cine es una imagen despedazada, Benjamín
afirma: Si para el hombre de hoy la más significativa de todas las representaciones de la
realidad es la cinematografía, ello se debe a que ésta entrega el aspecto de la realidad como
una realidad libre respecto del aparato —que él tiene derecho de exigir en la obra de arte—
precisamente sobre la base de su compenetración más intensa con ese aparato (Pág. 81).

En los dos textos también se entiende que gracias a la democratización de todo, en donde
las personas tienen acceso al catálogo completo de productos, la población de masas se
convierten en expertos de cosas de las que antes no sabrían o no se atreverían a opinar en
absoluto, esto hace que los contenidos carezcan de crítica. Este poder opinar sobre todo en
cierta medida, nos acerca y nos aleja. Se plantea que el cine es un ejemplo de la sociedad
moderna, ya que en este lo masivo pasa a ser común, es decir, todo el contenido es entendible
por todo el público, ya que las películas tienen un formato y características que les permiten
ser amplias y están hechas especialmente para que sean comerciales, para que todos las
puedan entender, se podría afirmar que estas imágenes repetitivas carecen de Aura. Pero no
sucede solo con las películas, ya que para la creación de libros o música también existen unos
parámetros pre-establecidos que ayudan a la facilidad de comprensión y a que se expanda
más allá del tipo de público al que van dirigidas, es decir, no solo tienen un cierto público,
que en realidad es muy amplio, sino que también tienen unas reglas, para que todo lo
producido sea igual. Se crea una generalización de contenidos.

La masificación del arte como de la cultura en general trae grandes cambios a la forma
como se desarrolla la vida, estos cambios pueden ser positivos, como tener el conocimiento
y las noticias de todos los países al alcance de la mano, o en un aspecto más hacia las artes
plásticas, la nueva forma en que los museos han decidido tener sucursales de ellos mismos
en otros países, como lo es el caso de los museos Guggenheim o el de Louvre, que permiten
tener más a disposición y de una forma más “cercana” el conocimiento. Por otro lado, estas
nuevas formas de adquirir conocimientos y enriquecerse culturalmente, puede llevar también
a caer en una carencia de la propia cultura, y a una especie de colonización global, por parte
de unos poderosos que lleva a que todos seamos iguales. Estos impactos afectan el desarrollo
del individuo llevándolo a tener una conciencia carente de respuestas o posibilidades de
respuestas.

En nuestra actualidad la masificación ha llevado más a un vacío del ser, estamos más cerca
de todo, tenemos los conocimientos y las personas más cerca, todo se presenta de forma más
inmediata, y parece que somos iguales en pensamiento gracias a la globalización. Gracias a
los sistemas de comunicación informática través de los chats o las videoconferencias,
estamos al alcance de personas que habitan a miles de kilómetros de nuestras residencias.
Pero este enfrascamiento dentro de nuestros aparatos tecnológicos, y como lo explicaba
Simmmel, el individualismo creado por el hombre de la metrópoli con su actitud blasée nos
lleva cada vez más a estar solos, a no entablar relaciones y conexiones reales o cercanas con
nuestros compañeros.

Un claro ejemplo es el caso de los países más desarrollados, donde la tecnología es mayor,
y donde también la masificación aumenta, son consideradas personas felices, porque tienen
acceso a la información y la cultura, de una forma mucho más efectiva que en otros lugares.
Pero, esto no es algo que sirva de mucho, ya que existe un estudio publicado por la
Universidad estatal de San Diego, Estados Unidos, donde Jean Twenge, investigadora y
autora del informe, afirma que la cantidad de tiempo que los jóvenes pasan frente a las
pantallas de sus dispositivos electrónicos, está estrechamente relacionada con el aumento de
la depresión y el desarrollo de las conductas y pensamientos suicidas en adolescentes,
especialmente en países desarrollados. Entonces, países como Japón, Suiza o Noruega donde
los jóvenes intentan destacarse de cualquier manera, tratando de imponer su individualidad,
es donde se encuentran las tasas de suicidio más grandes del mundo.

Esto demostrando que la masificación, lleva en realidad, a una democratización tan grande
que nos deja a solas en el mundo.

BIBLIOGRAFIA:

• Benjamín Walter, La obra de arte en la época de su reproductibilidad técnica, 2003,


Editorial Itaca
• Simmel Georg, La metrópolis y la vida mental, 1903
1• Definición, Masificación
• Revista Semana de Colombia, ¿Aumento de suicidios tiene que ver con el uso de nuevas
tecnologías?

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