You are on page 1of 94

ANÁLISIS DEL COMPORTAMIENTO POLÍTICO Y ELECTORAL

RESUMEN TODOS LOS TEMAS

Tema I.
Reflexiones previas. Democracia y representación política. Participación política. Actitudes
hacia la política. Enfoques interpretativos del comportamiento político:
a) el enfoque racional o económico b) el enfoque conductista c) El enfoque emocional.

· DEFINICIÓN DE COMPORTAMIENTO POLÍTICO: la manera en que los ciudadanos se conducen en sus relaciones
con el sistema político.

· CUATRO PREGUNTAS FUNDAMENTALES:


1. ¿De qué forma y con qué frecuencia participan los ciudadanos?
2. ¿Quién participa?
3. ¿Qué factores explican esta participación?
4. ¿Qué consecuencias tiene esta participación?

1) ¿DE QUÉ MANERA SE PARTICIPA?

- La participación política toma formas muy diferentes, desde la emisión del voto hasta el activismo en una
asociación u organización política, contacto con los políticos, acudir a manifestaciones y actos de protesta etc.

- El voto exige un esfuerzo esporádico mientras que el activismo en un partido es una forma de participación
mas exigente.

- Distinguir entre el repertorio y la frecuencia o intensidad de la participación.

- Los primeros análisis empíricos de la participación encontraron rápidamente que las distintas formas de
participación política son ejercidas por los ciudadanos de manera agrupada. Distintos ciudadanos se
“especializan” en el ejercicio de distintas formas de participación, dando lugar a lo que se llaman modos de
participación política (Verba y Nie, 1972).

Os podría preguntar cuáles son vuestras formas de participación política y cada uno podría expresar diferencias. (DEBATE)

2) ¿QUIÉN PARTICIPA?

La participación política no es una actividad homogéneamente extendida entre los ciudadanos. Algunos son muy activos
mientras que otros son muy distantes con la política.

La reflexión en torno a las características de los participantes y su comparación con los no participantes es una de las
cuestiones centrales del comportamiento político.

· DEFINICIÓN DE PARTICIPACIÓN POLITICA

Cualquier acción de los ciudadanos dirigida a influir en el proceso político y en sus resultados. Es un mecanismo para
incidir en la toma de decisiones y que por lo tanto está relacionado con el poder político.

La participación puede compensar en alguna medida las desigualdades sociales. Esto sucedería si los ciudadanos menos
favorecidos desde el punto de vista socioeconómico pudieran incidir mas en la toma de decisiones.

Sin embargo, si la participación se concentra entre los ciudadanos con mayores niveles de recursos socioeconómicos no
se producirá este efecto compensador.

Nos queda claro que cada uno participará con la idea de defender sus intereses.

1
3) ¿POR QUÉ SE PARTICIPA?

Esta es una pregunta fundamental no sólo en el Comportamiento sino en la Ciencia Política.

¿Qué es lo que hace que las personas dejen de actuar individualmente persiguiendo exclusivamente sus intereses
privados y decidan cooperar, coordinarse y emprender acciones colectivas?

La cuestión es fundamental ya que una participación motivada por el interés tiene una interpretación y unas
consecuencias muy distintas a una participación motivada por el descontento.

A continuación, destacaremos los factores que de alguna manera se encuentran sistemáticamente relacionados con la
participación:
1. Los recursos individuales, la edad, el nivel de estudios y de ingresos, la ocupación y el tiempo disponible
son variables que facilitan la participación política.
2. Las redes sociales, grupos y organizaciones. Los contactos con otras personas. La identificación con otras
comunidades, grupos, organizaciones… Asociaciones de carácter cívico, social y político facilita formas de
participación.
3. El interés y el compromiso con la política. La percepción de que la política es importante.
4. La influencia del contexto político e institucional influye en los tipos de participación y en la frecuencia de
su ejercicio. La organización territorial del Estado, Instituciones de Democracia Directa (Referéndum).

4) ¿QUÉ CONSECUENCIAS TIENE ESTA PARTICIPACIÓN? (Esta cuestión es la menos estudiada de todas).

SOBRE LAS PERSONAS ¿Contribuye la participación política a hacer mejores los ciudadanos , generando actitudes de
interés, cooperación y compromiso por las cuestiones públicas?

SOBRE LAS DECISIONES ¿Contribuye la participación directa de los ciudadanos a tomar mejores decisiones en términos
de eficiencia?; ¿O por el contrario las decisiones tomadas por los políticos y técnicos son las mas acertadas?

SOBRE LA DEMOCRACIA ¿Contribuye una intensa participación política a fortalecer la Democracia?


Son preguntas difíciles de contestar. No hay respuestas unívocas porque dependen de numerosos factores que
trataremos de responder en el Tema 5 sobre Valores y voto.

LAS APROXIMACIONES NORMATIVAS A LA PARTICIPACIÓN.

DIFERENCIAS ENTRE DEMOCRACIA DIRECTA Y DEMOCRACIA REPRESENTATIVA.

5) TEORÍA PARTICPATIVA Y EL SUPERCIUDADANO.

En la Democracia de la Grecia clásica, donde nace el término Democracia. La participación política de los ciudadanos era
frecuente, regular y directa. Los ciudadanos eran valorados por su interés, su preocupación y su actuación en asuntos
públicos. La participación política era remunerada y los ciudadanos accedían a los cargos públicos. La teoría
representativa de la democracia es defendida por Rousseau en el s. XVIII que considera que los ciudadanos deben
gobernarse a sí mismos.

En el siglo XX esta teoría participativa es defendida por autores como Poulantzas, Macpherson, Pateman o Barber que
argumentan que la participación directa de los ciudadanos en la toma de decisiones públicas es un elemento básico de la
democracia. La participación política, según ello, proporciona virtudes cívicas a las personas, entre ellas las de
deliberación, solidaridad, tolerancia y sentido comunitario. Y con personas así el sistema político resultante será mejor.
Será, como dice Benjamin Barber, una “democracia fuerte”.

C. B. MacPherson, un destacado teórico político canadiense, ya fallecido, o Carole Pateman, una teórica estadounidense,
interesada en cuestiones feministas, figuran, entre otros autores como el citado Barber, en dicha corriente, llamada
“democracia participativa”. Esta corriente teórica no implica el rechazo de “la democracia representativa”, es decir, la
sustitución del Parlamento compuesto por representantes por la democracia directa en la que todos puedan asistir y
debatir.

“Democracia participativa” significa, ante todo, favorecer y fortalecer la participación ciudadana, no solo en el ámbito
2
político, sino también en la empresa, en asociaciones diversas. Esto es, promover acciones que impliquen a los

3
ciudadanos en la vida colectiva. Pero también recurrir con mayor frecuencia a consultas populares e instituciones como el
referéndum.

La democracia ideal estaría caracterizada por una ciudadanía interesada e implicada en las cuestiones públicas y por
múltiples oportunidades de deliberar y participar en la toma de decisiones sobre asuntos públicos.

No hay verdadera democracia sin participación directa, la participación hace mejores a los ciudadanos y facilita la gestión
de los conflictos sociales. La democracia debe extenderse en los lugares de trabajo, en todos los ámbitos. Además esta
participación reduce los peligros de desviaciones autoritarias.

Parece que esta teoría entra en contradicción con la realidad política más habitual, marcada por estructuras políticas
complejas, con escaso margen para la participación directa más allá de las elecciones, unas decisiones cada vez más
complicadas y una ciudadanía que muestra un interés y una implicación limitada. Sin embargo la dificultad más
importante es cómo hacer efectiva esta participación directa y continuada en sociedades complejas como las actuales.

La toma de decisiones exige políticas exige visión de conjunto, coherencia y negociación lo que es difícil frente a
decisiones individualizadas con el riesgo de caer en un individualismos excesivos. Tampoco parece fácil encontrar
ámbitos de decisión y deliberación en los que puedan participar todos los ciudadanos.

La democracia participativa requiere ciudadanos buenos y sabios y comprobamos como los ciudadanos tienen interés y
participación limitados.

6) LA TEORÍA ELITISTA Y LA DEMOCRACIA REPRESENTATIVA.

La idea de Gobierno representativo surge en el s. XVIII. Hoy en las democracias contemporáneas, la participación de los
ciudadanos se articula en gran medida a través de instituciones representativas: los ciudadanos eligen representantes
sobre quienes delegan la capacidad de decidir durante un período determinado.

La teoría elitista de la democracia en clara oposición de la teoría participativa, desconfía de la participación directa de los
ciudadanos en la toma de decisiones. Considera que la política no es el ámbito en el que los ciudadanos se desenvuelven
mejor, ni al que deban dedicar una parte importante de su vida.

La política es una tarea que debe dejarse en manos de personas especializadas. Esto no significa que no haya que tener
en cuenta los deseos y la voluntad del ciudadano, ya que no podríamos hablar de democracia.

La democracia según Schumpeter, (1984), uno de los autores que mejor representa la teoría elitista por la competición de
los políticos por el apoyo de los ciudadanos a través de las elecciones, es esta competición por el voto lo que garantiza que
los cargos electos propongan o tomen decisiones que intenten satisfacer a sus electores de manera que puedan ser
elegidos o renovados en su mandato.

Una serie de teóricos políticos, desde Schumpeter a Downs, Sartori, Bell o Linz, entre otros muchos, forman parte de esta
corriente conocida como “democracia elitista”. Ha sido llamada así porque, de modo implícito, sostienen una noción de
democracia con rasgos elitistas: que la política hay que dejársela a los profesionales de la misma, esto es, a una minoría o
elite. Sostienen que la intensa participación política constituye un factor de riesgo para los sistemas democráticos. Según
ello, cierto grado de apatía política, incluso un elevado porcentaje de abstención electoral, no sólo no constituyen un
problema grave para la democracia liberal, sino que, al contrario, implican una garantía de estabilidad de la misma.

Si de lo que se trata es, ante todo, de entender la participación como un simple mecanismo para adoptar una decisión
colectiva, (por ejemplo, en el caso de la participación electoral, la decisión de quienes han de ser los representantes de
una comunidad), pues es preciso admitir que la abstención (dentro de unos imprecisos límites) no perjudica la
consecución de dicho objetivo. Y si, al mismo tiempo, se trata de conservar el sistema político, evitando incrementar los
conflictos, fracturas y tensiones que amenacen su estabilidad, pues cierta apatía política, sin duda alguna, contribuye a
ello.

Participar es competir. Y en una competición unos ganan y otros pierden. Es decir, el consenso social se debilita. Una
participación masiva, puede ser síntoma de tensiones sociales y, al propio tiempo, incrementar dichas tensiones. Si la
competición es muy polarizada, es decir, si las propuestas en liza se hacen más extremas y alejadas el consenso
disminuye.

4
De acuerdo con los supuestos de Schumpeter, la democracia es el sistema político en el cual los ciudadanos no deciden
cuestiones políticas, sino que se limitan a elegir periódicamente entre varios equipos de gobernantes. Ese es el llamado
“poder del pueblo”: esto es, el poder de elegir a otros que decidan, no el de decidir su destino directamente. En los
sistemas democráticos, para elegir a unos dirigentes, que son quienes adoptarán las decisiones que afectan a la
colectividad, no es preciso una intensa politización ni tampoco una alta participación electoral.

Otra cosa distinta de la decisión en sí misma, incluso distinta de su legalidad formal y validez democrática, es la posible
legitimidad con que cuenten los elegidos cuando la participación electoral es muy baja. Modernamente es frecuente
utilizar la expresión “calidad de la democracia” para referirse, entre otras cosas, al cumplimiento de las promesas, la
independencia del poder judicial, la rendición de cuentas, y también la legitimidad de la representación y de los
procesos electorales. Son muchos los analistas del presente que expresan sus críticas hacia la realidad democrática de
las sociedades contemporáneas.

Los estudios electorales realizados desde hace décadas, son cada vez más sofisticados y nos muestran la existencia de
cierta correlación entre una serie de variables sociodemográficas y la participación electoral. Factores tales como el nivel
de ingresos, de educación, la edad, el lugar de residencia, etc., tienen relación con una mayor o menor participación
electoral. Dicha correlación no es idéntica en distintos sistemas políticos, ni tampoco perdura a lo largo del tiempo. Y
además esa correlación es multifactorial, es decir, es preciso tener en cuenta más de una variable.

La teoría elitista reconoce que cierta dosis de apatía no es mala para la gobernabilidad del sistema político. Si los
ciudadanos no participan políticamente es porque las cosas funcionan.

Por el contrario, una elevada participación puede ser un indicador de insatisfacción, y si esta movilización se produce
fuera de los mecanismos de la democracia representativa (protestas) puede conducir a un sistema político a demasiadas
demandas o a una inestabilidad política.

De hecho en EEUU años 60 y 70 Huntington, Watanuki y Crozier (1975) vaticinaban un futuro negro para la democracia
representativa. (30 años mas tarde demuestran que estaban equivocados).

La teoría elitista defiende que no todo el mundo tiene que estar interesado en la política, ni conocerla en profundidad.
Todo esto ha cambiado.

La información política es mas accesible (a través de los medios de comunicación de masas y de la televisión) y los
ciudadanos están mas preparados para procesarla. (Dalton 2002).

Principios de Dalton
1. Limitar los ámbitos de interés. La especialización.
2. Utilizar principios generales. Los esquemas son estructuras cognitivas que facilitan la toma de decisiones. (El eje izda. –
Derecha)
3. Seguir al grupo.

Vivimos en cualquier caso un tiempo complejo sometido a numerosos cambios que afectan especialmente a la política.
Nos encontramos ante una mayor sofisticación política que afecta también a la Democracia y transforma la participación
política.

7) LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA. ¿QUÉ ES Y QUÉ NO ES?.

Inicialmente los análisis de la participación política se restringían al voto, posteriormente se empezó a prestar atención a
otras formas de acción como el contacto con los políticos, la participación en actividades de campaña electoral,
cooperación en campañas locales…

DEFINICIÓN DE PARTICIPACIÓN POLITICA: Cualquier acción de los ciudadanos dirigida a influir en el proceso político y en
sus resultados. Estas acciones pueden orientarse a la elección de los cargos públicos, a la formulación, elaboración y
aplicación de políticas públicas o la acción de otros actores relevantes.

Es un mecanismo para incidir en la toma de decisiones y que por lo tanto está relacionado con el poder político.

La participación política requiere por tanto de un comportamiento observable llevado a cabo en un ámbito público o
colectivo por parte de un ciudadano para ser considerada como tal.
5
Esta definición incluye:
- Acciones dirigidas a influir en la composición de órganos y cargos representativos y/o ejecutivos en un sistema
político.
- Acciones dirigidas a influir en las actitudes de los políticos.
- Acciones dirigidas a otros actores relevantes como empresas, organizaciones no gubernamentales.
- Acciones respuesta a las decisiones.
- Participación en organizaciones, asociaciones o plataformas de naturaleza política que buscan bienes colectivos
o influir en la toma de decisiones de partidos, sindicatos…

Esta definición excluye:


- El interés por la política y, en general las actitudes y valoraciones sobre la misma. Pueden influir en la
participación, pero no son en sí mismas acciones políticas.
- Las discusiones o conversaciones sobre política.
- La participación en organizaciones y asociaciones de carácter social (culturales, religiosas, deportivas…)
(DEBATE).
- El desempeño de cargos públicos (DEBATE).

Volvemos a nuestra cuestión. Podemos distinguir, como antes hemos hecho, entre varias formas de participación
política. En primer lugar participación electoral y no electoral. La primera es la más conocida y estudiada. ¿Por qué?

La primera de ellas consiste en la posibilidad de disponer gratuitamente de datos oficiales numéricos precisos,
conocidos a lo largo del tiempo, datos fácilmente manejables mediante el tratamiento estadístico, que
permiten la segregación y la comparación. El positivismo y su insistencia en el exclusivo valor de lo observable y
cuantificable han fomentado este modo de proceder, que desestima todo aquello que no puede reducirse a
números.

La segunda razón consiste en la abundancia de fondos, instituciones especializadas y personas capacitadas que
han sido y son empleados, en los estudios de participación electoral, así como en todas las encuestas de
opinión que acompañan a esta actividad. Las encuestas no permiten predecir con certeza. Sabemos que, a
menudo, entre sus predicciones y la realidad existen apreciables diferencias.

La tercera razón, consiste en reconocer, como hemos dicho, que las elecciones constituyen el lugar central del
mito democrático. Sin ellas, en realidad, no existe la democracia representativa.

La relevancia de los procesos electorales en los sistemas democráticos está fuera de toda duda. Más allá de lo que
tienen de espectáculo y de rito, sin elecciones no hay democracia.

Además de todo lo indicado, es útil recordar que la participación electoral es la forma de participación política que atrae
a un número mayor de personas. Aunque solamente sea una vez cada cuatro años.

Por todo ello, el comportamiento electoral constituye una parte destacada de la participación política y de este programa.

Los estudios iniciales sobre participación política, realizados en los EE.UU. en los años 20 del siglo XX, trataban
exclusivamente de la participación convencional, de aquella que tiene lugar mediante las instituciones y los cauces legales
establecidos. Más tarde, en particular a partir de los años 50 y 60, en USA y otras democracias europeas aparecen y se
extienden nuevas modalidades de participación como la objeción de conciencia, las protestas por la guerra de Vietnam,
los actos en apoyo de quienes se oponen a dictaduras, las ocupaciones de edificios, incluso politizados recitales de
poesía o de música, cortes de tráfico, boicots, enfrentamientos con la policía, sentadas y manifestaciones, marchas, etc.
Desde entonces hasta el siglo XXI, con las acciones de grupos ecologistas o defensores de minorías de diverso signo,
hasta las recientes protestas populares de los “indignados”, esas modalidades de participación política no convencionales
no han hecho más que aumentar.

Aunque todas estas modalidades son más complicadas de analizar que la participación electoral, y mucho más difíciles de
someter a los procedimientos cuantitativos que han presidido y presiden la investigación social y política, el análisis de las
mismas ha comenzado a interesar a los investigadores.

6
8) ¿Por qué participar políticamente? Modalidades.

TRES TIPOS DE PARTICIPACIÓN POLÍTICA:

1. PARTICIPACIÓN ELECTORAL Y NO ELECTORAL.


La participación electoral es una forma de participación esencial y perfectamente integrada en la estructura
institucional de la democracia representativa.

2. PARTICIPACIÓN CONVENCIONAL Y NO CONVENCIONAL.


Este criterio distingue las formas de participación política en función de si se ajustan o no a las normas sociales y a
los valores dominantes de una sociedad.

3. PARTICIPACIÓN BASADA EN LA VOZ, SALIDA Y LEALTAD. (ESQUEMA HIRSCHMAN)


En los años 70, Albert Hirschman un reputado economista y teórico político, estableció una tipología con las que a su
juicio eran las principales respuestas de los individuos a la política, estableciendo un esquema tripartito que desde
entonces es citado con mucha frecuencia. Esos tres tipos de respuestas son las llamadas por Hirschman salida, voz,
lealtad. Las tres, sin duda, son modalidades de participación política.

- LA PRIMERA ACTITUD VOZ, expresa una protesta. Consiste en manifestar y exteriorizar la disconformidad,
profunda o no, a través de la protesta, mediante la expresión pública de la misma. Puede hacerse de formas muy
variadas, desde la protesta individual verbal hasta el envío de cartas o e-mails a los responsables, o a los medios
de comunicación, hasta agruparse con otros asimismo disconformes y organizar la protesta. Se trata, en suma,
de hacerse oír. Es, por tanto, llamada por Hirschman la voz. Exige un esfuerzo mayor, pero al tiempo suele
obtener mayores resultados. Una combinación de ambas, voz y amenaza de salida, suele ser todavía más eficaz.
Protestamos e indicamos que, si no nos hacen caso, pues nos vamos.

- LA SEGUNDA ACTITUD, SALIDA indica una manifestación de disconformidad con una situación o ante una
medida determinada. Un individuo deja de votar, o de asistir al cine, o a clase (o a lo que sea), o de leer un
periódico o comprar en un establecimiento o incluso de permanecer casado, por disconformidad. A veces basta
con amenazar que se hará así para lograr lo que se pretende. O incluso que se creará una escisión. Esa actitud es
la llamada salida. Implica poco esfuerzo e indica desafección profunda.

- LA TERCERA ACTITUD, LA LEALTAD, no es una respuesta de disconformidad, sino de aceptación y de apoyo al


sistema. También puede manifestarse de forma pasiva y silenciosa, sencillamente cumpliendo las normas, o
bien de forma activa y ruidosa, participando en actos de apoyo convocados por las instituciones del sistema.

9) ESQUEMA MILBRAITH

Otra conocida clasificación de los participantes, formulada en los años setenta, en la de Milbraith, quien distingue tres
tipos de ciudadanos según su grado de participación política:

a) Apáticos. Según dicho autor, son un 30%. No votan ni muestran interés alguno por la política, salvo apenas
para criticar el gobierno de turno.

b) Espectadores. Aquellos que manifiestan poco interés, pero aunque no siempre suelen ejercer el derecho al
voto. Serían un 60% del total.

c) Gladiadores. Ingenioso nombre para nombrar a los más activos y comprometidos con la política. Un 10%.

La primera clasificación, la de Hirschman se fundamenta en la actitud hacia la política, mientras que la segunda, la de
Milbraith, lo hace en la intensidad de la participación. Otra clasificación en la de Barnes y Kaase, quienes señalan cinco
tipos: inactivos, conformistas, contestatarios, reformistas y activistas. Tampoco resulta muy satisfactoria. Ni siquiera
como esquema pedagógico.

7
Ejemplo: En España, de acuerdo con los estudios realizados por el CIS, a comienzos del siglo XXI, la participación electoral es la
modalidad de participación política más extendida. Más de un 80% de los encuestados manifiestan haber votado en alguna ocasión. A continuación, a
gran distancia, figuran las siguientes modalidades (con más de un 30% de respuestas afirmativas cada una de ellas): asistir a una manifestación,
participar en una huelga y firmar una petición. El resto de preguntas obtienen menos de un 10% de respuestas afirmativas. Entre ellas figuran la
afiliación a sindicatos, partidos, organizaciones profesionales, ONG’S, etc., (del 2 al 7%) asistencia a mítines (7%), etc.

8
10) MOTIVOS DE LA PARTICIPACIÓN.

Es frecuente señalar que esos índices y niveles de participación tienen relación con la cultura política y con la
socialización política, aunque dicha relación no pueda ser establecida de modo preciso. Asimismo es frecuente encontrar
estudios que asocian la participación política con diversas características sociales, como la edad, la profesión, la
educación, o incluso la religión y el tiempo de residencia en una comunidad, etc. Los datos acerca de dichas variables
son fáciles de obtener, pero en cambio es difícil obtener conclusiones valiosas de tales estudios.

Desde los años cuarenta del pasado siglo, cuando comenzaron los estudios electorales en los EE. UU., los factores
primero sociológicos y luego psicológicos que pudieran explicar el sentido del voto han sido tenidos en cuenta por los
investigadores. Las correlaciones establecidas son múltiples. No siempre son relevantes y en muchos casos tampoco son
duraderas. A la postre, el voto es secreto. ¿Podemos confiar en las encuestas? ¿Las respuestas son sinceras? ¿Están de
algún modo inducidas?

El investigador, al diseñar una encuesta, puede preguntar y hacer las preguntas de tal modo que cabe admitir que las
respuestas son más o menos sinceras. Pero nunca tendrá esa certeza de modo pleno. Por eso utilizan eso que llaman
“indicadores”, es decir, datos que “indican”, pero no prueban. También la participación puede tener una estrecha
relación con el nivel de satisfacción personal, aunque tampoco resulte sencillo establecerla. Porque ¿los más satisfechos
participan más o menos que los insatisfechos? No es fácil encontrar una respuesta que nos sirva para todos los casos y
para todas las ocasiones.

La gran cantidad de material disponible obtenido en las numerosas encuestas y trabajos, relaciona algunos aspectos de la
clase social con el comportamiento político. La conclusión generalizada es que el status social elevado (medido por
ingresos, prestigio o educación) está asociado (de manera variable) con mayor información, conservadurismo,
participación superior a la media y disposición a recibir estímulos e información política. Los individuos de status inferior,
por el contrario, no están tan bien situados ni dispuestos.

Probablemente, un extendido deseo de cambio se corresponde con una mayor participación, mientras que la
conformidad hace que ésta disminuya.

La conclusión es que no existen explicaciones satisfactorias de la participación política. Al analizar la participación


hemos de acostumbrarnos a no establecer relaciones monocausales. Casi siempre las causas de una actitud son más
de una.

Las encuestas tratan a los individuos de forma aislada. Responden a las preguntas en solitario. Han sido seleccionados
así, mediante una muestra, de acuerdo con una serie de variables. De tal modo que, al agregarlos, constituyan un
reflejo del conjunto social. Pero ignoramos como responderían cada una de esas mismas personas si lo hicieran en
grupo, interactuando. El hecho es que carecemos de una teoría explicativa consistente y que las nuevas teorías como
la espiral del silencio de Elizabeth Noelle Newmann, nos arrojan luz sobre la participación como veremos mas
adelante.

11) CONSECUENCIAS DE LA PARTICIPACIÓN.

En lo que respecta a los ciudadanos, resulta sencillo observar cuanto mayor es la participación política, mayor es también
la implicación en la vida colectiva. La participación política puede favorecer actitudes de solidaridad, tolerancia, sentido
cívico, respeto mutuo y colaboración con los demás. También, desde luego, proporciona información para comprender
mejor las normas que afectan a la vida cotidiana y por tanto el respeto a las mismas.

la participación muy intensa puede generar frustración, así como fomentar actitudes excluyentes y desconfiadas entre
quienes expresan opiniones políticas divergentes de una manera radical. Con lo cual cabe afirmar que las consecuencias
de la participación en los individuos son diferentes.

En los que respecta a los efectos de la participación sobre el sistema político y sobre las políticas públicas, tampoco
están del todo claros las conclusiones obtenidas Mayores o menores índices de participación electoral no garantizan
una eficacia mayor del sistema político.

En los sistemas democráticos, la participación política proporciona legitimidad al sistema. La opinión acerca de la
influencia positiva de la participación electoral en los sistemas democráticos está muy extendida, aunque los efectos en

9
el sistema de las protestas son más discutidos. Las protestas intensas y sostenidas, o el exceso de demandas no
satisfechas, pueden derivar en pérdida de legitimidad por lo que significan de desafío al sistema.

10
12) ENFOQUES EXPLICATIVOS DEL COMPORTAMIENTO POLÍTICO.

· EL ENFOQUE ECONÓMICO RACIONAL. A. DOWNS.

Uno de los motivos que ha sido expuesto para explicar la participación política es la conducta racional y calculadora de
los seres humanos. Ese argumento, típico de la economía, supone un actor individual que piensa, ante todo, en sus
intereses. Eso es lo que se entiende por racionalidad económica. Se basa en el individualismo metodológico. Al propio
tiempo, los individuos actúan también calculando lo que van a hacer los demás. Siguiendo la estela de Schumpeter, este
argumento explicativo, llamado racional, ha sido desarrollado en el comportamiento político y electoral por Anthony
Downs, a mediados de los años 50, en su Teoría económica de la democracia (1957), para explicar la decisión de votar o
no votar, cuáles son los motivos para hacer una cosa u otra y decidir a quién votar.

Las aproximaciones económicas al estudio de la política dan lugar a la teoría de la elección racional, según la cual el
comportamiento viene determinado por la valoración que hace el individuo de los costes y beneficios de participar.
Siendo incompleto y habiendo sido por ello muy criticado desde su inicial formulación, dicho argumento es claro y
perfectamente comprensible, aunque sin duda simplificador. Según el mismo, una persona actúa racionalmente cuando
minimiza los costes necesarios para alcanzar cualquier fin deseado. O bien, trata de maximizar los beneficios que
puedan obtener mediante de un determinado esfuerzo. Por eso, a veces, dicho cálculo ha sido llamado maxi-min.
(Máximo beneficio, mínimo esfuerzo). Según ello, aplicado al comportamiento electoral, una persona calcula
intuitivamente hasta que punto le beneficia o perjudica que un partido gane las elecciones y al propio tiempo calcula el
coste que tiene para el acudir a votar. Si la diferencia entre beneficio y coste es positiva, vota en consecuencia.

Por lo demás, tampoco está claro qué beneficios personales materiales obtiene un elector al votar, porque, salvo para los
profesionales de la política, los beneficios derivados de la victoria de un partido o un candidato, cuando existen, son
siempre colectivos, es decir, afectarán a todos los ciudadanos, o una parte de ellos, con independencia de que hayan o
no votado al vencedor.

Pero otros muchos motivos del comportamiento y de la participación política, asimismo influyentes y a menudo incluso
determinantes, están relacionados con otras cuestiones. Por ejemplo, con aspectos de la personalidad individual, que no
tiene que ver con el tipo de racionalidad enunciado. En particular, están relacionados con la llamada satisfacción de
necesidades psicológicas. Es decir, una persona puede acudir a votar porque o bien cree o siente que debe de hacerlo
(deber cívico) o porque simplemente le agrada, o bien por ambas cosas.

Parece, por tanto, que racionalidad es sinónimo de auto-interés, es decir, de egoísmo, a veces incluso llamado “egoísmo
racional”. El altruismo, no acabamos de entenderlo del todo. Nos parece algo excepcional e incluso irracional, al igual que
el despilfarro. Hay quien tiende a creer, incluso, que toda conducta altruista es también el resultado de algún cálculo, el
que sea.

Por último, dado que obtener y procesar toda la información necesaria para formular un cálculo racional resulta difícil y
costoso para la mayoría de los votantes, es preciso admitir que gran parte de ellos se dejan guiar por “atajos
informativos”, es decir, por las ideologías y por las anteriores experiencias.

Una parte de los electores se siente más o menos identificada con algún partido, con independencia del programa
concreto presentado por éste en una campaña determinada. Un programa que a menudo desconocen.

Esa identificación, no obstante, es hoy menos intensa que en el pasado, como ocurre con tantas otras lealtades, porque
hoy casi todo es más efímero y sujeto a rápidos cambios. Tampoco puede admitirse que tal identificación sea el factor
decisivo, el factor único, para explicar las preferencias de los electores. Pero si, en cambio, es útil tener en cuenta lo
realizado anteriormente tanto o más que lo prometido en las nuevas elecciones.

· LA LÓGICA DE LA ACCIÓN COLECTIVA, MANCUR OLSON

No obstante, en La lógica de la acción colectiva, Mancur Olson explicaba que, dada la insignificante influencia de un voto
en el resultado final de la elección compuesto por millones de votos, la actitud verdaderamente racional de un individuo
sería no votar. Para Olson, al igual que antes para Downs, ir a votar implica un esfuerzo que no resulta compensado. El
coste proviene del esfuerzo de adquirir información, procesarla, decidir una opción y desplazarse para acudir a las urnas.
Pero, según Olson, el cálculo racional individual, sobre todo en elecciones poco disputadas, podría ser el siguiente: “vote

11
o no vote yo, el resultado no ha de variar”. Si un partido fuera a ganar o perder independientemente de que ese
individuo votara, pues entonces él actuaría racionalmente no votando. Es decir, si el resultado no depende de mi voto,
¿para qué hacer el esfuerzo de votar?

12
· TEORÍAS DERIVADAS DEL INDIVIDUALISMO METODOLÓGICO EL “FREE RIDER” Y “EL DILEMA DEL PRISIONERO”

Una serie de paradojas propias del individualismo metodológico como “el dilema del prisionero”, “la tragedia de los
comunes”, o el “free rider”, tratan de mostrar como el comportamiento racional individual, que busca maximizar las
utilidades, puede conducir a un perjuicio mutuo o común. La “teoría de juegos” ha sido aplicada a la ciencia política
para explicar las ventajas y desventajas de la cooperación. Tampoco resulta concluyente. Sin duda, la introducción de
beneficios selectivos y no sólo colectivos puede contribuir a la cooperación.

Participar en política puede proporcionar satisfacciones inmateriales, no cuantificables, al igual que ocurre con otros
esfuerzos y costes que de otro modo no podrían ser comprendidos. Al igual que otras actividades humanas, no siempre es
un medio para obtener un beneficio material, sino un fin satisfactorio en sí mismo, es decir, una experiencia placentera. No
es por tanto instrumental, sino finalista, es decir, tiene un valor en sí misma.

La supuesta racionalidad del comportamiento político, como parte del comportamiento humano, no siempre se
corresponde con los resultados obtenidos en las investigaciones y como hemos visto en las últimas elecciones en EEUU y
en otras participaciones electorales, el comportamiento político es variable, cambia y no obedece a teorías inamovibles
dependerá siempre de los diferentes contextos. No obstante, algo ayuda a comprender las motivaciones de los
electores.

13) LA TEORÍA DEL FREE RIDER.

El Free Rider o teoría del polizón, o del consumidor parásito.

Un fenómeno que está dentro de la teoría de acción y elección racional es la expresión inglesa Free rider utilizada en
economía para referirse a los consumidores de bienes o servicios públicos indivisibles, en los que al no poder aplicarse
el principio de exclusión no revelan sus preferencias por el bien para no tener que pagar el precio o tasa
correspondiente porque saben que si otros lo obtienen ellos también lo obtendrán gratuitamente.

Partiendo de la base de que los individuos buscan conseguir lo máximo de un bien que les proporcione beneficio e
intenta reducir en la medida de lo posible aquel bien, que por el contrario, le provoque costes o riesgos podemos
catalogar al individuo en la política como un actor racional, egoísta y que busca la línea de actuación o elección que
mayor beneficio le vaya a proporcionar.

Se utiliza esta teoría como forma de explicar la existencia de los impuestos, además de la sobreocupación de actuación
del Estado en los ámbitos públicos.

Supongamos que en una calle residencial, un propietario posee cuatro de las cinco casas del terreno. A la hora de
efectuar el pago correspondiente por bienes públicos, tales como, los mantenimientos de aceras y/o carreteras, o el
alumbrado, realizan el mismo pago que el poseedor de una casa. Disfruta del mismo servicio que el otro individuo de
forma duplicada.

Otro de los ejemplos clásicos que identifica esta teoría es que un individuo posee dos campos de cultivos, y otro
individuo posee un terreno entre ambos campos, dónde quiere realizar apicultura. El agricultor, gracias a la polinización
que harían las abejas sobre las plantas, podría conseguir una mayor producción sin haber pagado por ese bien
externo. Es ahí donde entra el problema del freerider, ya que se estaría apropiando de un bien mayor sin haber pagado
una correspondencia equitativa por él.

14) EL DILEMA DEL PRISIONERO.

· Teoría de juegos de Nash.

La teoría de juegos es una rama de la economía que estudia las decisiones en las que para que un individuo tenga éxito
tiene que tener en cuenta las decisiones tomadas por el resto de los agentes que intervienen en la situación. En teoría de
juegos no tenemos que preguntarnos qué vamos a hacer, tenemos que preguntarnos qué vamos a hacer teniendo en
cuenta lo que pensamos que harán los demás, ellos actuarán pensando según crean que van a ser nuestras actuaciones.
Además, la teoría de los juegos se aplica en situaciones de interdependencia y de conflicto. Y también destacar que la
teoría de juegos trata de juegos de suma variable porque el resultado total depende de la estrategia de los jugadores. Y
el juego de suma variable más conocido es el dilema del prisionero.

13
El dilema del prisionero El dilema del prisionero es un problema fundamental de la teoría de juegos que muestra que dos
personas pueden no cooperar incluso si ello va en contra del interés de ambas. Fue desarrollado originariamente por
Merrill M. Flood y Melvin Dresher mientras trabajaban en RAND en 1950. Albert W. Tucker formalizó el juego con la frase
sobre las recompensas penitenciarias y le dio el nombre del "dilema del prisionero”. Este dilema que desarrolló Tucker
sería el siguiente: Dos delincuentes son detenidos y encerrados en celdas de aislamiento de forma que no pueden
comunicarse entre ellos. El alguacil sospecha que han participado en el robo del banco, delito cuya pena es diez años de
cárcel, pero no tiene pruebas. Sólo tiene pruebas y puede culparles de un delito menor, tenencia ilícita de armas, cuyo
castigo es de dos años de cárcel. Promete a cada uno de ellos que reducirá su condena a la mitad si proporciona las
pruebas para culpar al otro del robo del banco.

La conclusión que explica este ejercicio, es que el pensamiento lógico por separado de cada prisionero hace que al final
cada uno tome por separado la decisión que es mejor para él individualmente y no la que sería la mejor decisión para el
bien común.

Si nos ponemos en la piel de uno de los dos prisioneros, sabemos que nuestra mejor decisión será la de delatar al otro en
cualquier caso, pues así siempre minimizaremos nuestra condena, independientemente de lo que el otro haga. Y dado
que el otro prisionero es igual de inteligente y razonará de la misma manera, lo que al final ocurrirá es que ambos
acabarán pasando 5 años entre rejas (-5, -5), mientras que si hubieran cooperado hubieran sido condenados sólo 2 (-2, -
2).

La situación alcanzada finalmente es un "equilibrio de Nash": situación en la que cada jugador individual no gana nada
modificando su estrategia mientras que los otros mantengan las suyas. En este caso concreto, ambas partes no pueden
cambiar su decisión individual sin empeorar (si uno de los presos decidiera no delatar al otro, su situación sería aún
peor, pues le caerían más años de condena, mientras que el otro preso siga teniendo incentivos a delatar). De esta
forma, cada jugador ejecuta el mejor movimiento que pueda dados los movimientos de los demás jugadores.

15) OTRAS TEORIAS DE LA ACCIÓN COLECTIVA

· LA TRAGEDIA DE LOS COMUNES por Garret Hardin en 1968

“…lo que es común para la mayoría es de hecho objeto del menor cuidado.

Todo el mundo piensa principalmente en sí mismo, raras veces en el interés común”.

Aristóteles

La Tragedia de los comunes es un dilema escrito por Garret Hardin en 1968 para la revista Science que representó un
hito para el estudio y la búsqueda de soluciones de la degradación y destrucción de la naturaleza en nuestro planeta.
Hardin se centra en dar respuesta al dilema del uso óptimo de los bienes públicos (en este caso de los recursos
naturales) bajo condiciones como la indefinición de derechos de propiedad, la gratuidad y libre explotación de los
bienes.

La Tragedia de los comunes parte de la premisa de que si los individuos buscan maximizar su beneficio de forma
individual usarán constantemente ciertos bienes o recursos naturales (pastizales, ríos, bosques, etc.) hasta que estos se
agoten. Este comportamiento no considera el bienestar colectivo y menos la conservación del ambiente en el largo
plazo.

Existen tres principales propuestas de análisis surgidas a partir del planteamiento original de Hardin:

1) La ortodoxia económica supone que todos los individuos son agentes económicos y se encuentran en
constante competencia y, como tal, responderán de forma automática a la dinámica del mercado, que es en
última instancia el ente regulador de sus actividades y comportamiento.

2) Contrario a la visión de privatizar los bienes públicos es que el Estado tendría que ser el encargado de regular
la explotación y recuperación de los recursos naturales y sancionar a quien haga uso irracional de estos. Esto
implica la creación de instituciones y normas precisas que no necesariamente estarían reguladas por el mercado.

14
3) Una corriente heterodoxa representada por Elinor Ostrom premio nobel de Economía en el año 2009, quien a
través de su obra “El gobierno de los bienes comunes: la evolución de las instituciones de acción colectiva”
(1990) evidencia que dentro de ciertos grupos sociales es posible que exista la cooperación y responsabilidad
colectiva sobre la explotación de los recursos naturales. Grupos que han desarrollado mecanismos e instituciones

15
que no responden a la lógica privatizadora y del Estado. Desde 1960 Ostrom dedicó su quehacer académico a
analizar y presentar casos de estudio de productores rurales e indígenas en diversas latitudes del mundo con
estrategias apegadas a su contexto histórico y que han resultado exitosas tanto para su reproducción social y
económica como para salvaguardar el ambiente. También señala que pueden presentarse fallos y fracasos en
estas organizaciones sin embargo, suelen presentarse cuando hay una injerencia externa a ellas.

En materia estrictamente ambiental, se han creado estrategias para conformar mercados ambientales y propiciar que,
adjudicatarios o comuneros entren a la lógica del emprendimiento y que la sociedad en su conjunto asuma una
responsabilidad racional del uso de los bienes comunes ambientales (por ejemplo el uso del agua en área urbanas). A
partir de entonces se han registrado resultados asimétricos ya que por un lado existe una mayor restricción a la
degradación del ambiente en ciertas regiones del planeta, mientras que en lo general la devastación ambiental da signos
de no desacelerarse.

La Tragedia de los comunes ha inspirado el desarrollo de diferentes tipos de políticas ambientales en el mundo, como el
pago por servicios ambientales, pero es necesario complementar estas acciones con otras propuestas de carácter legal y
normativo no solo de corte económico. Es necesario tener claras las condiciones estructurales del ámbito urbano y rural
así como los fallos institucionales para alcanzar resultados positivos en la administración de los bienes comunes.

· TARROW, Sidney. El poder en movimiento. Movimientos sociales, acción colectiva y política. Madrid: Alianza, 1997

Frente a las explicaciones centradas en la sociedad civil para dar cuenta de las acciones gubernamentales y la actividad
política en general —rasgo compartido por los paradigmas estructural-funcionalista, pluralista e incluso marxista en alguna
de sus versiones—, en el curso de las últimas décadas las ciencias sociales han asistido a una avalancha de estudios
aglutinados en torno al proyecto de «recuperar el Estado» como actor autónomo capaz de configurar e influir en los
procesos sociales.

En el campo de estudio de los movimientos sociales, el proyecto de recuperación del Estado como variable explicativa del
acontecer social ha cristalizado en el denominado «enfoque del proceso político».

La intuición fundamental de dicho enfoque es que la configuración organizativa y las pautas de actividad del Estado
afectan a la formación, organización y éxito eventual de las organizaciones de un movimiento social y, por extensión, a los
movimientos sociales en su “heterogéneo” conjunto.

En el curso de los últimos años, son cada vez más los estudiosos que se aproximan a la acción colectiva desde este punto
de partida. Fruto de ello es que ahora disponemos de un amplio abanico de pormenorizados estudios acerca de
movimientos como el urbano, el ecologista, el de los derechos civiles, de la minoría afroamericana, el pacifista y
antimilitarista, el feminista o el antinuclear.

Uno de los autores que más se ha destacado en investigar el contexto político en el que se desenvuelven los movimientos
sociales ha sido el politólogo norteamericano Sidney Tarrow. En la obra El poder en movimiento, Tarrow culmina una
dilatada trayectoria profesional dedicada al estudio de los movimientos sociales y la acción colectiva caracterizada por
fijar su atención, no en factores culturales e identitarios (el énfasis preferido por los estudiosos europeos, como Touraine y
Melucci), ni tampoco en la disponibilidad y gestión de recursos para la acción (subrayado característico del enfoque
organizativo de la teoría de la movilización de recursos, representada por Zald y McCarthy), sino en factores de naturaleza
política en cuanto principales factores precipintantes de la acción colectiva.

Cuatro son, por consiguiente, las propiedades de los movimientos sociales:


1. Un desafío colectivo,
2. Objetivos comunes,
3. Solidaridad mutua
4. Interacción sostenida con oponentes.

En dicha interacción sostenida entre pares de actores (movi- mientos, por un lado, y destinatarios —políticos— de las
demandas, por otro lado) tiene un papel clave lo que desde el enfoque del proceso político se denomina la «estructura
de oportunidad política».

16
· LA ESTRUCTURA DE OPORTUNIDAD POLÍTICA (EOP)

La EOP hace referencia a «las dimensiones congruentes —aunque no necesariamente formales o permanentes— del
entorno político que ofrecen incentivos para que la gente participe en acciones colectivas al afectar a sus expectativas de
éxito o fracaso» Es decir, que frente a otras aproximaciones para el estudio de los movimientos sociales que intentan
responder al «cómo» (caso del enfoque organizativo de la teoría de la movilización de recursos) o al «porqué» de la
acción colectiva (caso del enfoque de los «nuevos» movimientos sociales), el enfoque del proceso político, sirviéndose
del concepto de EOP, aborda la cuestión del «cuándo».

Afirma Tarrow cuando las posibilidades de participación en la vida política se incrementan (sobre todo con ocasión de la
celebración de elecciones), cuando se producen cambios en las coaliciones de gobierno, cuando hay disponibles aliados
en la estructura institucional del Estado (en especial partidos políticos) dispuestos a servir de vehículo de las
reivindicaciones de la sociedad civil o cuando emergen conflictos entre las élites políticas, entonces se puede afirmar
que los movimientos disfrutan de una coyuntura favorable para emprender la acción colectiva en pos de sus
reivindicaciones. Cualquier agregación de estos factores no soolo favorece sino que también multiplica las posibilidades
de que un movimiento social recurra a la acción colectiva para ver incorporadas sus demandas en el proceso político.

En cualquier caso debemos añadir el poder de la comunicación digital que facilita la participación política y ciudadana por
medio de la instantaneidad del mensaje y la comunicación en RED. (Castells, Comunicación y poder, Jeremy Rifkin, La
civilización empática, Inglehardt La encuesta mundial de valores. (VWS)

La acción colectiva ha sido siempre un campo lleno de interrogantes, sobre todo porque se construye mediante
agregación de decisiones individuales aisladas, con lo cual se pierde la interacción entre dichos individuos. Pero tanto la
realidad social y política, como incluso la económica, no son netamente individuales sino sociales, es decir, no hay
conductas aisladas.

· EL ENFOQUE CONDUCTISTA

El conductismo revoluciona la ciencia política a mediados de siglo XX con el intento de responder a una pregunta
aparentemente sencilla: ¿Por qué la gente se comporta como lo hace?

EL COMPORTAMIENTO POLÍTICO ESTÁ CONSTITUIDO POR LAS ACCIONES E INTERACCIONES DE INDIVIDUOS Y GRUPOS
IMPLICADOS EN EL PROCESO DE GOBIERNO.

En los estudios políticos, el enfoque conductista debe su nombre al análisis de la conducta iniciada por la psicología
desde los años 20 (Watson) y reafirmada años después por B. F. Skinner, un psicólogo experimental muy popular en los
EEUU hacia mediados del siglo XX, entre otras cosas por sus experimentos con palomas. Su tesis de que la existencia de
regularidades en la relación estímulo-respuesta en el comportamiento animal, esto, es, la existencia de los reflejos
condicionados del legado de Paulov y sus experimentos con ratones, podía ser ampliada a los seres humanos. Mediante
esos reflejos condicionados cabe formular predicciones sobre la conducta. Y si la conducta humana es predecible, lo que
importa es averiguar las causas de la misma, esto es, averiguar los estímulos que provocan una respuesta. Para ello se
parte de una discutible hipótesis consistente en admitir que existe una relación constante estímulo -respuesta. Si fuera
así, lo cual a menudo no es cierto, incluso la conducta podía ser condicionada, al igual que hacía Paulov en sus
experimentos. Algo de ello puede haber, pero no conviene ser dogmáticos o simplificadores.

En la ciencia política, el conductismo, esto es, el estudio de la conducta política, comenzó a ser un enfoque destacado
después de la segunda guerra mundial y llegó a ser la corriente metodológica mayoritaria en los EEUU, hasta tal punto
que todavía hoy es frecuente citar la “revolución conductista” que había tenido lugar en la disciplina en dicha época.
Aspiraba a que los estudios políticos fueran más exigentes y científicos. Menos institucionales y más reales. Menos
valorativos y más descriptivos. Menos normativos (que traten de lo que “debe ser”) y más positivos (que traten de lo
que “es”).

Aquellos profesores, insatisfechos con su trabajo académico, que por su carácter abstracto o descriptivo apenas obtenía
consideración social y laboral fuera de la Universidad, desde la Universidad de Chicago, sobre todo, una serie de
estudiosos como Charles Merriam, V. O. Key, o Harold Lasswell, entre otros muchos analistas, desarrollaron está corriente
conductista, contando para ello con numerosos fondos para la realización de encuestas, la investigación empírica, la
metodología a emplear y el tratamiento estadístico de los numerosos datos obtenidos. La aparición de los primeros

17
ordenadores facilitó ese trabajo estadístico. Las técnicas de encuesta fueron depuradas y la aportación de nuevos datos y
relaciones entre ellos parecía mostrar un nuevo camino.

18
Para Sartori, el conductismo significó la transición entre la fase precientífica y otra científica en los estudios políticos.
Durante más de 20 años, esta corriente tuvo influencia predominante en algunos países, sobre todo en USA y su área
de influencia. Varios profesores adscritos a esta corriente presidieron la APSA, imprimiendo dicho sesgo a la influyente
Revista que publica dicha asociación, por entonces la más prestigiosa de esta área de conocimiento. Sin ser conductista,
llegó a ser muy difícil publicar en ella.

Aunque el conductismo pronto recibió agudas críticas desde otros enfoques, éstas fueron desdeñadas por anticuadas y
antimodernas. Años después, porque tenían fundamento, comenzaron a calar y desde los años setenta, bastante
afectada por las críticas de conservadurismo, banalidad e insuficiencia científica, el conductismo es una corriente más,
en España todavía muy influyente, no sólo en los estudios electorales.

La llamada “revolución conductista”, si bien no fue un movimiento homogéneo, afectó a los estudios y análisis
tradicionales de ciencia política en numerosos aspectos. Ante todo, en proporcionales y al tiempo exigirles, unas
características, tomadas del positivismo de Comte, que permitieran hablar de verdadera ciencia. Sin duda era una
aspiración muy optimista, por no decir bastante pretenciosa e incluso algo soberbia.

El fundamento de este enfoque estaba construido con los siguientes postulados, una especie de mandamientos
conductistas:
-Búsqueda de regularidades -Distinción entre hechos y valores
-Verificación de resultados -Investigación sistemática
-Cuantificación -Preocupación por la ciencia pura
-Técnicas de investigación -Atención a otras ciencias sociales

Hasta finales de los años sesenta, según indica Almond, la insistencia en tres postulados (tomados de las ciencias
exactas) estaba muy generalizada. El primero era que el objetivo de la ciencia consiste en descubrir regularidades y con
ellas formular leyes que expliquen los procesos sociales y políticos. El segundo era que la explicación científica ha de
contemplar los acontecimientos particulares dentro de “leyes generales”. El tercero sostiene como indispensable la
búsqueda de la causalidad en el comportamiento político. La obsesión por delimitar variables independientes y
dependientes, causas y efectos, condujo a no pocos abusos.

· EL POSTCONDUCTISMO

Después de los años setenta, admitidas algunas de las críticas citadas, comienza a hablarse de post-conductismo. Así lo
hizo Easton en su famosa alocución como presidente de la APSA y luego en un artículo siempre citado. Ese post-
conductismo, según Easton, reúne las siguientes características: el contenido prevalece sobre la técnica, no quieren caer
en el conservadurismo empirista del primer conductismo, ni perder contacto con la realidad, admiten que pueden y
deben investigar sobre valores, creen que los intelectuales tienen una responsabilidad social y política, y por último que la
politización de la profesión es algo tan inevitable como deseable.

El conductismo, ante todo, está definido por su metodología. Se centra en los individuos y en su conducta, en lugar de
hacerlo en las instituciones o las normas. Eso constituyó un nuevo y atractivo marco analítico en ciencia política.
Considera que toda hipótesis ha de ser construida mediante la observación sistemática de la realidad y que ha de
validarse a refutarse de nuevo a través de otras observaciones posteriores. Pero como sabemos que no todo es
observable, pues resulta que lo no observable es como si no existiera. ¿Acaso no existe la cara oculta de la luna, aunque
no podamos verla?

Por lo demás, para el conductismo los juicios de valor carecen de consistencia científica. El conductismo afirma que se
preocupa, ante todo, de lo que la política “es” (según su enfoque), y no de lo que “debiera ser”. Es decir, considera
erróneos los juicios críticos sobre hechos políticos, limitándose a la descripción, supuestamente neutral de los mismos.
Pero ya sabemos que esa supuesta neutralidad científica suele ser aceptación acrítica del modelo analizado.

El conductismo sostiene la necesidad de proceder al análisis sistemático de los datos obtenidos y a la elaboración de
leyes mediante el descubrimiento de regularidades y correlaciones en dicho análisis. El procedimiento de encuesta y sus
preguntas cada vez más depuradas, para la recogida de datos, y el tratamiento estadístico de los mismos, cruzando las
respuestas, forman parte esencial de las técnicas habituales de los conductistas.

19
No obstante, a un numeroso sector del público, y a los medios de comunicación, en particular, continúa atrayéndole
mucho la posibilidad de publicar resultados de encuestas que creen anticipar lo que ha de ocurrir. En realidad, los errores
y fracasos de dichas encuestas, han sido tantos o más que los aciertos. Anticipar el futuro. “Ver para preveer”, era el lema
del positivismo.

Pero esta pretensión, no sólo en el comportamiento político, no es nada fácil, salvo en aspectos muy obvios. Fenómenos
tan significativos como, por ejemplo, el golpe de los capitanes en Portugal en 1974, la revolución en Irán, la caída de los
regímenes socialistas o los recientes levantamientos de 2011 Egipto, Túnez o Libia, La primavera árabe, no fueron
previstos por ningún analista político, conductista o no, por ningún instituto de investigación, pese a los numerosos
estudios realizados. Todo ello revela la insuficiencia de una disciplina que pretende ser científica.

El conductismo adopta los postulados del positivismo lógico. Considera que cualquier explicación debe basarse en una
comprobación empírica fundamentada en la observación de lo que sucede.

El conductismo se centra por lo tanto en el análisis del comportamiento observable a partir de un marco metodológico
muy definido. Hoy se sabe algo más del comportamiento político que en el pasado. Aunque parte de ese conocimiento
es poco relevante, pues a veces se limita a lo fácilmente observable, y sin duda exige ser desmitificado, sobre todo en lo
que respecta a su pretendida objetividad, tampoco es para despreciar completamente sus aportaciones. Es cierto que
apenas permite construir una teoría general. Lo que ocurre es que no se ha inventado todavía un procedimiento mejor
y más barato que una encuesta. Pero también parece que este sistema tiene sus días contados con la llegada de la
democracia Digital y los big data.

Nuestra Huella digital deja información y las empresas digitales ya están clasificándola.

16) EL ENFOQUE EMOCIONAL

· INTRODUCCIÓN

Richard H. Thaler, economista especializado en psicología económica, ha sido galardonado con el Premio Nobel de
Economía 2017 por su contribución a la economía del comportamiento.

La teoría económica clásica ha considerado el comportamiento irracional como irrelevante en el ámbito de su


investigación. Sin embargo, la evidencia indica que el ser humano no actúa siempre guiado por criterios racionales y es
propenso a cometer errores. Nuestros deseos, valores, miedos, prejuicios o afectos, por ejemplo, influyen claramente en
nuestra valoración y juicio de las cosas, así como en nuestra toma de decisiones. Ya sea al comprar un despertador o
solicitar una hipoteca, todos nos desviamos de los estándares de racionalidad asumidos por los economistas y ese es el
objeto de estudio de la psicología económica.

· EL PODER DE LA EMOCIÓN

La comunicación se produce activando las mentes para compartir significado. La mente es un proceso de creación y
manipulación de imágenes mentales (visuales o no) en el cerebro. Las ideas pueden verse como configuraciones de
imágenes mentales.

Este enfoque se basa en buena medida en las investigaciones ncurocientificas del Dr. Antonio Damasio.

Las imágenes mentales, es decir, las ideas, se generan mediante la interacción entre regiones concretas del cerebro y del
cuerpo que responden a estímulos internos y externos. El cerebro construye patrones neuronales dinámicos trazando
mapas y almacenando actividades y las respuestas que provocan.

LAS REDES DE ASOCIACIONES DE IMÁGENES, IDEAS Y SENTIMIENTOS QUE SE CONECTAN CON EL TIEMPO CONSTITUYEN
PATRONES NEURONALES QUE ESTRUCTURAN LAS EMOCIONES, LOS SENTIMIENTOS Y LA CONCIENCIA.

Así pues, la mente funciona conectando en red modelos cerebrales con modelos de percepción sensorial que derivan
del contacto con las redes de materia, energía y actividad que constituyen nuestra experiencia, pasada, presente y
futura (anticipando las consecuencias de ciertas señales de acuerdo con las imágenes almacenadas en el cerebro).
- Somos redes conectadas a un mundo de redes. Cada neurona tiene miles de conexiones que proceden de
otras neuronas.
- Las representaciones mentales se convierten en motor de acciones con significado incorporando las
emociones, sentimientos y el razonamiento que definen cómo vivimos.
- Tenemos que comprender este mecanismo para poder captar lo que queremos decir realmente cuando
hablamos de política emocional.
- Las emociones, los sentimientos y el razonamiento se originan en el mismo modelado neuronal entre el cerebro
y el organismo, y siguen las mismas reglas de asociación y representación multinivel que caracterizan a la
dinámica de la mente.
- Las emociones están profundamente arraigadas en nuestro cerebro (y/en el de la mayoría de las especies)
porque han sido inducidas por el instinto de supervivencia en el proceso de evolución.

Ekman identificó seis emociones básicas son: miedo, asco, sorpresa, tristeza, alegría e ira. Las especies o individuos que
no tienen un sistema de detección emocional adecuado es improbable que sobrevivan.

El cerebro percibe las emociones como sentimientos: «Un sentimiento es la percepción de un determinado estado del
cuerpo junto con la percepción de un determinado modo de pensar y de pensamientos sobre determinados temas»

· MAPAS DEL CEREBRO

Las emociones y los sentimientos se conectan en la mente para orientar al yo hacia la toma de decisiones en relación
con sus redes internas y externas.

La mente humana se caracteriza por su capacidad para pensar en el futuro, que es su capacidad para relacionar
acontecimientos previsibles con los mapas del cerebro. Para que el cerebro conecte estos rnapas con acontecimientos
externos debe producirse un proceso de comunicación. Dicho con claridad: la mente humana se activa accediendo a los
mapas del cerebro mediante el lenguaje. Para que se produzca esta comunicación, el cerebro y sus percepciones
sensoriales necesitan protocolos de comunicación. Los protocolos de comunicación más importantes son las metáforas.
Nuestro cerebro piensa con metáforas, a las que se puede acceder por el lenguaje, pero que son estructuras físicas del
cerebro".

· LAS METÁFORAS

A través de las metáforas es como se construyen las narraciones. Las narraciones se componen de marcos, que son las
estructuras de la narración que corresponden a las estructuras cerebrales que con el tiempo han surgido por la
actividad cerebral. Los marcos son redes neuronales de asociación a las que se puede acceder desde el lenguaje a
través de conexiones metafóricas.

Enmarcar significa activar redes neuronales específicas.

En el lenguaje, las palabras se asocian en campos semánticos. Estos campos semánticos se refieren a marcos
conceptuales.

(Veremos más adelante la teoría de los Marcos de Lakoff)

Así pues, el lenguaje y la mente se comunican por marcos que estructuran narraciones que activan redes cerebrales.

Las emociones pueden actuar directamente en el proceso de toma de decisiones impulsando al sujeto a decidir según lo
que siente. No es que el razonamiento se vuelva irrelevante, sino que las personas tienden a seleccionar la información
que favorece aquella decisión que se sienten inclinadas a tomar…

Las emociones no son sólo decisivas para los sentimientos y el razonamiento, también son esenciales para la
comunicación en animales sociales. Las neuronas espejo, al activar determinados patrones neuronales, parecen
desempeñar un papel importante en la comunicación emocional porque se activan las mismas redes neuronales.

Los efectos de las neuronas espejo y sus patrones neuronales activados ayudan a la mente a representarse las
intenciones de los demás. Las neuronas espejo se activarán cuando realicen una acción y cuando observen la acción de
otro sujeto.
No obstante, para que esa acción tenga un significado en mi cerebro, tengo que valorar lo que el sujeto está haciendo.

Los experimentos han demostrado que la capacidad para evaluar las intenciones de los demás y enviar señales para
manipular esas intenciones puede ayudar a evolucionar hacia una mayor cooperación, induciendo mejores resultados
individuales y de grupo. La activación del cerebro mediante patrones neuronales inducidos por las neuronas espejo está
en el origen de la empatía y la identificación o el rechazo de las narraciones de la televisión, el cine o la literatura, así
como de partidos políticos y candidatos. Como afirma Lakoff ", el uso de la misma estructura neuronal para la experiencia
y la representación de la experiencia tiene (consecuencias políticas extraordinarias».

En palabras de Westen: (La persuasión política tiene que ver con redes y narraciones» porque «el cerebro político es un
cerebro emocional»

Los estados que realmente determinan las elecciones son los estados mentales de los votantes» Efectivamente,
numerosas investigaciones en ciencia política y comunicación han demostrado la existencia de un complejo sistema de
conexiones entre mente y poder en el proceso político.

Una corriente de investigación cada vez más influyente demuestra la integración entre cognición y emoción en la toma
de decisiones políticas. LA COGNICIÓN POLÍTICA ESTÁ MODELADA POR LAS EMOCIONES. NO HAY OPOSICIÓN ENTRE
COGNICIÓN Y EMOCIÓN.

EL PODER SE CONSTRUYE, COMO CUALQUIER REALIDAD, EN LAS REDES NEURONALES DEL CEREBRO. EL PODER SE
GENERA EN LOS REMOLINOS DE LA MENTE. EMOCIÓN, COGNICIÓN Y POLÍTICA
La cognición política ha sido un factor decisivo en la evolución de la humanidad, fomentando la cooperación y la toma de
decisiones colectiva en la búsqueda de la supervivencia y el bienestar.

EL COMPORTAMIENTO POLÍTICO ESTÁ CONDICIONADO POR DOS SISTEMAS EMOCIONALES:


a) El sistema de predisposiciones induce entusiasmo y organiza el comportamiento para conseguir los
objetivos del sujeto entusiasta en un entorno dado.

b) El sistema de vigilancia, cuando se experimenta miedo o ansiedad, se recurre al mecanismo de razonamiento


para evaluar cuidadosamente la respuesta adecuada a la amenaza percibida. Así pues, al actuar según la
predisposición, se debería disparar el entusiasmo, mientras que la ansiedad debería aumentar el análisis de la
complejidad de determinadas circunstancias.

Los ciudadanos entusiastas siguen la línea del partido mientras que los que están preocupados estudian con más
detenimiento las opciones.

ASÍ PUES, LA EMOCIÓN INFLUYE EN LA OPINIÓN POLÍTICA DE DOS FORMAS:

A) LA LEALTAD A LOS PARTIDOS, CANDIDATOS O LÍDERES DE OPINIÓN BASADA EN EL APEGO A DICHOS LÍDERES
(CUANDO LAS CIRCUNSTANCIAS SON CONOCIDAS).

B) UN EXAMEN CRÍTICO DE LOS PARTIDOS, CANDIDATOS O LÍDERES DE OPINIÓN BASADO EN CÁLCULOS


RACIONALES INFLUIDOS POR UNA MAYOR ANSIEDAD (CUANDO LAS CIRCUNSTANCIAS SON DESCONOCIDAS).

En ambos casos, la racionalidad por sí sola no determina la toma de decisiones; es un proceso de la información a un
segundo nivel que depende de las emociones activadas. El componente emocional de la cognición política condiciona la
eficacia del procesamiento de la información relativa a asuntos y candidatos.

Un estudio clásico de Zaller descubrió que la incertidumbre provocaba atención hacia la información política y aumentaba
la probabilidad de que la información se recordara. Cuando la gente busca información, empieza con sus valores y después
trata de hallar información que los confirme.

De forma similar, Popkin ha demostrado que los individuos son «avaros cognitivos) que buscan información que
confirme sus creencias y costumbres, un atajo cognitivo que reduce el esfuerzo mental necesario para realizar una
tarea. Por ejemplo, la gente emitirá juicios basándose en información que puede recordar en lugar de en una
información más completa recopilada en distintas fuentes.

· EL MIEDO Y LA ESPERANZA

Algunas de estas emociones tienen un papel especialmente importante en el proceso político. Una de ellas es el miedo.
Otra es la esperanza. Puesto que la esperanza supone proyectar el comportamiento en el futuro, está acompañada del
miedo a no conseguir los objetivos.

Así pues, la esperanza es un componente clave de la movilización política. Pero la esperanza también se mezcla con el
miedo a que el candidato favorito pierda o decepcione a sus votantes. La esperanza y el temor se combinan en el proceso
político, y los mensajes de las campañas se dirigen a menudo a estimular la esperanza e instigar miedo al oponente. El
miedo es esencial para la autoconservación, pero la esperanza es fundamental para la supervivencia porque permite a
las personas planificar el resultado de sus decisiones y las motiva a llevar a cabo una acción de la que esperan un
beneficio. Tanto el miedo corno la esperanza animan a la gente a buscar más información sobre sus decisiones.

Esperanza y entusiasmo no son lo mismo. La esperanza conlleva un grado de incertidumbre sobre el sujeto en el que se
deposita (es decir, el partido o el candidato). El entusiasmo es sencillamente una evaluación positiva y no requiere
necesariamente la proyección del cambio social.

Como señala Brader, durante mucho tiempo la investigación académica minimizó el impacto de los medios y de las
campañas políticas en el resultado de las elecciones, en contradicción con la mayoría de las opiniones y prácticas de los
asesores políticos. No obstante, desde los años noventa, un buen número de estudios sobre comunicación política han
demostrado la influencia de las noticias, campañas políticas y publicidad sobre los procesos de toma de decisiones de
los ciudadanos.

La mayoría de dichos estudios identificaban el contenido de! mensaje y las cuestiones políticas como los principales
factores a la hora de tomar decisiones políticas. No obstante, cada vez más estudios subrayan el papel del componente
emocional en las campañas políticas.

Además, los temas políticos se vuelven importantes sobre todo cuando despiertan sentimientos entre los votantes.

RESULTA INTERESANTE QUE LOS CIUDADANOS MÁS INFORMADOS SEAN TAMBIÉN LOS QUE MÁS RESPONDEN A LOS
LLAMAMIENTOS EMOCIONALES. ESTO CONCUERDA CON EL ARGUMENTO DE LA TEORÍA DE LA INTELIGENCIA AFECTIVA
SEGÚN EL CUAL LAS EMOCIONES SIRVEN DE «DETECTORES DE RELEVANCIA». HAY UN MAYOR ESCRUTINIO DE LAS
POSICIONES DE UN CANDIDATO CUANDO UN MENSAJE DISPARA EL MIEDO A LAS CONSECUENCIAS NEGATIVAS DE UN
RESULTADO ELECTORAL.

La emoción no sustituye al análisis en el proceso de toma de decisiones. Las emociones son un canal para transmitir
argumentos. Como señala Brader: La emoción y la información están relacionadas.

· LA POLÍTICA DE LAS CREENCIAS

Los materiales básicos que conforman la opinión pública son de tres tipos: valores, disposiciones del grupo e intereses
materiales personales.

La motivación es pues un factor clave para modelar la manera en que los individuos procesan la información que les
lleva a sus opiniones, especialmente cuando tratan de asuntos muy importantes.

Sears y Henry han sistematizado los datos de tres décadas de investigación que documentan el hecho de que los intereses
económicos no afectan en gran medida a las pautas de voto, excepto cuando dichos intereses representan sus valores y
creencias. Esto no es así cuando hay una crisis económica grave o cuando se produce un acontecimiento que altera
profundamente la vida cotidiana. No obstante, incluso en una crisis económica, lo que organiza el pensamiento y la
práctica política de la gente es la respuesta emocional personal y no un cálculo razonado sobre cómo responder mejor a
la crisis.

Resumiendo el corpus de investigación sobre este tema, Westen escribe: «Los datos de la ciencia política son evidentes:
la gente vota al candidato que le provoca los sentimientos adecuados, no al que presenta los mejores argumentos. Y
cuando no tienen un sentimiento claro o no confían lo suficientemente en la conexión entre sus sentimientos y las
instancias mediadoras, se retiran del proceso electoral. (Teoría que contradice el enfoque racionalista y economicista)

· ¿CÓMO SE PRESENTAN LAS NOTICIAS EN LOS MEDIOS?

Las noticias (especialmente las imágenes) pueden actuar como fuente de estímulos equivalente a las experiencias vividas.
El odio, la ansiedad, el miedo y la euforia son especialmente estimulantes y también se retienen en la memoria a largo
plazo. Pero cuando se disparan los mecanismos emocionales del sistema de vigilancia del cerebro, se activan las
capacidades de un nivel superior de decisión, lo que lleva a prestar una mayor atención a la información y a una
búsqueda más activa de ella. Esto explica por qué el enmarcado deliberado se basa normalmente en la activación de las
emociones.
EL ESTABLECIMIENTO DE LA AGENDA (AGENDA SETTING), LA PRIORIZACION (PRIMING) Y EL ENMARCADO (FRAMING).

La investigación sobre la comunicación ha identificado tres grandes procesos que intervienen en la relación entre los
medios y las personas durante la emisión y recepción de noticias sobre las que los ciudadanos se perciben en relación
con el mundo:
1. El establecimiento de la agenda (agenda setting),
2. La priorizacion (priming) y
3. El enmarcado (framing)

- EL ESTABLECIMIENTO DE LA AGENDA; se refiere a la asignación de una especial relevancia a un asunto particular o a un


conjunto de informaciones por parte de la fuente del mensaje (por ejemplo, una empresa de comunicación concreta) con
la expectativa de que la audiencia prestará una mayor atención al contenido y formato del mensaje. La investigación
sobre el establecimiento de la agenda presupone que, aun en el caso de que los medios no sean capaces de decir a la
gente cómo tiene que pensar, influyen enormemente en lo que piensa la gente.

De este modo, las opiniones políticas tanto de las élites como de la gente corriente están conformadas en gran medida
por la información facilitada por los medios de comunicación de masas o por otras fuentes de gran difusión tales como
Internet. La priorización se produce cuando el contenido de las noticias sugiere a las audiencias que deben utilizar
determinados asuntos como referencia para evaluar la actuación de los líderes y de los gobiernos.

- (PRIMING) LA PRIORIZACIÓN. Estableciendo la agenda, los medios de comunicación también pueden moldear los
aspectos que éstas tienen en cuenta cuando se forman una opinión sobre los candidatos o los asuntos políticos
(priming) La hipótesis de la priorización se inspira en el modelo cognitivo de las redes asociativas. Este modelo plantea
que las narraciones de determinados asuntos que afectan a un nodo de la memoria pueden expandirse para influir en
las opiniones y actitudes sobre otros asuntos. Así, cuanto más frecuentemente se hable de un asunto, con más
probabilidad la gente se basará en la información presentada para realizar sus evaluaciones políticas.

- SETTING EL ENMARCADO. El enmarcado es el proceso de «seleccionar y resaltar algunos aspectos de los


acontecimientos o asuntos y establecer relaciones entre ellos con el fin de promover una determinada interpretación,
evaluación y/o solución». El enmarcado es un mecanismo fundamental de activación de la mente porque relaciona
directamente la estructura de una narración transmitida por los medios con las redes neuronales del cerebro. Recuérdese
que los marcos mentales son redes neuronales asociativas.

El enmarcado, en tanto que acción elegida por el emisor del mensaje, es algunas veces deliberado, otras accidental y a
veces intuitivo. Pero siempre proporciona una conexión directa entre el mensaje, el cerebro receptor y la acción
siguiente.

Según Lakoff'", el enmarcado no es una cuestión de eslóganes; es una forma de pensar, una forma de actuar. No son sólo
palabras, aunque las palabras o las imágenes sean necesarias para construir el marco y comunicarlo. Lo fundamental es
que los marcos no están fuera de la mente. Sólo los marcos que son capaces de conectar el mensaje con los marcos
mentales preexistentes se convierten en activadores de la conducta.

Entman sostiene que los marcos que emplean términos con mayores resonancias culturales tienen mayores posibilidades
de influir: palabras e imágenes que llaman la atención, son comprensibles, fáciles de recordar y que incluyen una carga
emocional.

▪ Los marcos se hacen eficaces cuando tienen resonancia y aumentan la magnitud de su repetición.
▪ Cuanto mayores sean su resonancia y magnitud, más probabilidades habrá de que el enmarcado
evoque sentimientos y pensamientos parecidos en una audiencia más numerosa.
▪ El enmarcado funciona dejando vacíos en la información que la audiencia rellena con sus esquemas
preconcebidos: éstos son procesos interpretativos de la mente humana basados en ideas y sentimientos
conectados, almacenados en la memoria.

Bennet ha investigado la importancia de la indexación en la práctica del periodismo profesional. Los editores y
directores tienden a indexar la relevancia de las noticias y de las opiniones según la importancia que las élites y la
opinión pública den a un asunto determinado. Más concretamente, los profesionales de los medios tienden a clasificar
la importancia de un asunto en función de las declaraciones del gobierno. Esto no quiere decir que reproduzcan
simplemente el punto de vista del gobierno. Ha mostrado cómo los equipos de los líderes políticos, activistas y
periodistas
construyen los datos sobre la «opinión pública» y apelan a los representantes de los grupos de interés y a los expertos
para su interpretación.

Agrupando los tres mecanismos de influencia en la opinión pública, Entman sostiene que los medios no sólo dicen a la
audiencia sobre qué tienen que pensar, como en la proposición clásica de Cohen, sino también qué tienen que pensar. Y
Mediante el enmarcado, los actores políticos configuran los textos que influyen en las agendas, o las priorizan, y los
asuntos en los que piensa la gente... Como la mejor definición sucinta de poder es la capacidad para hacer que otros
hagan lo que uno quiere diciendo a la gente sobre qué tiene que pensar es como se ejerce influencia política en los
sistemas políticos no coercitivos (y en menor medida en los coercitivos)

· ACTIVACIÓN DE REDES EN CASCADA.

El modelo, basado en la investigación de Entman sobre la relación entre el enmarcado de las noticias, la opinión pública
y el poder en asuntos de política exterior de Estados Unidos, resalta la interacción secuencial entre los diferentes
actores en una jerarquía de influencia que combina los mecanismos de establecimiento de la agenda, preparación,
enmarcado e indexación en un único proceso que se caracteriza por las relaciones asimétricas entre los actores
atenuadas por bucles de retroalimentación.

Las declaraciones e historias generadas en el primer nivel de la jerarquía política (los funcionarios de alto rango de la
administración) suelen dar lugar a las noticias políticas nacionales e internacionales. Hay dos razones para que esto sea
así: poseen información privilegiada y sus decisiones políticas tienen por lo general mayor repercusión por ejemplo,
decidir entre la guerra o la paz en algunos casos).

El proceso de establecimiento de la agenda es filtrado por las élites políticas de segundo nivel o por élites extranjeras de
primer nivel hasta llegar a los medios, que proporcionan al público los marcos a partir de los mensajes recibidos de las
élites políticas. Los medios de comunicación y las redes interpersonales difunden los marcos que se activan en la mente
de la gente. Pero el público también reacciona influyendo en los medios con sus comentarios o simplemente con su nivel
de atención, tal y como se mide en los estudios de audiencia.

Es importante señalar que los marcos de las noticias, una vez construidos, retroalimentan a las élites políticas. Por
ejemplo, una vez que el marco «la guerra contra el terror» se asentó sólidamente en los medios, era muy arriesgado
para las élites políticas de segundo nivel oponerse a él con sus declaraciones o votos.

En el modelo de análisis de activación en cascada el público se equipara a la opinión pública percibida según la reflejan las
encuestas de opinión, las pautas de voto y otros indicadores de conductas asociadas. En este sentido, la lógica del modelo
está integrada en el sistema político. El público se considera una mezcla de consumidores políticos y audiencia reactiva.
Por supuesto, esto no es lo que opinan los investigadores, y mucho menos Entman, Refleja la construcción del proceso de
establecimiento de la agenda y enmarcado desde el punto de vista de las élites políticas,"

Las élites políticas de los principales partidos ejercen el mayor control sobre los marcos de las noticias. Su nivel de control
se intensifica cuando se refiere a acontecimientos culturalmente congruentes (por ejemplo, la defensa de la nación contra
el enemigo después del 11-S o en tiempos de guerra).

· LA TEORÍA D ELOS MARCOS DE LAKOFF.

LAS ÉLITES SELECCIONAN LOS MARCOS QUE FAVORECEN SUS CARRERAS POLÍTICAS. LOS PROFESIONALES DE LOS MEDIOS
SELECCIONAN LAS NOTICIAS QUE PUEDAN SER MÁS ATRACTIVAS PARA LAS AUDIENCIAS, SIN ARRIESGARSE A LAS
REPRESALIAS DE LOS PODEROSOS. LAS PERSONAS TIENDEN A EVITAR LA DISCREPANCIA EMOCIONAL, POR LO QUE
BUSCAN LOS MEDIOS QUE REAFIRMEN SUS PUNTOS DE VISTA.

Los investigadores han descubierto que las conexiones cognitivas y emocionales entre terrorismo y la guerra de Irak son
decisivas a la hora de aumentar los niveles de respaldo a la guerra. Diversos estudios han puesto de manifiesto que era
más probable que apoyaran al presidente Bush, la guerra de Irak y la guerra contra el terror en general aquellos que más
miedo tenían al terrorismo y/o estaban más preocupados por su propia muerte.

Los dos marcos, la guerra contra el terror y el patriotismo, fueron especialmente efectivos en el clima psicológico
resultante de los ataques del 11-S. Pero son distintos. La metáfora de la guerra contra el terror activó el marco del miedo,
que como se sabe está asociado a la ansiedad y a la ira. La metáfora del patriotismo actuó sobre la emoción del
entusiasmo, provocando la movilización en apoyo del país, congregando literalmente a la gente en torno a la imagen de la
bandera americana ondeando en las pantallas de televisión, en los camiones de los bomberos y de los ciudadanos de a
pie y en las insignias que llevaban los líderes de opinión

George Lakoff ha analizado cómo la administración Bush utilizó marcos sucesivos para neutralizar las críticas de los
demócratas a la guerra, incluso cuando estos últimos consiguieron el control de ambas cámaras en noviembre de 2006.

En palabras de Lakoff, "la batalla política fue una batalla del enmarcado». La administración Bush presentó la batalla del
enmarcado por fases, cambiando el discurso según la imprevisible evolución de la guerra.

· EL PODER DE LOS MARCOS.

El poder del marco El poder se construye conformando la toma de decisiones, por coacción o por construcción del
significado, o por ambos a la vez. La lucha secular por la democracia pretendía crear reglas para compartir el poder sobre
la base de la ciudadanía. Las personas se convirtieron en ciudadanos asumiendo sus funciones y sus derechos como
súbditos soberanos, para después delegar su poder en representantes responsables ante la ciudadanía. El imperfecto
aunque indispensable mecanismo de representación se basaba, teóricamente, en elecciones políticas controladas por un
sistema judicial independiente y que gracias a la prensa libre y el derecho a la libertad de expresión eran competitivas.
Los cambios históricos y la manipulación de las instituciones políticas por parte de quienes ostentan el poder han hecho
irreconocible la mayor parte de las veces el ideal de democracia si nos atenemos a una perspectiva mundial a largo plazo.
Aun así, los continuos intentos de mejorar la democracia todavía se centran en aproximarse a este tipo ideal de
democracia procedimental. Se daba por hecho, y aún se sigue haciendo, que si se mantiene la apertura del sistema
político, si los grupos de presión no controlan los cargos electos, si los partidos y gobiernos no tienen las manos libres
para manipular el sistema en beneficio propio, el pueblo libre e informado, confrontando sus puntos de vista sin
cortapisas, se acercará en última instancia a un proceso transparente de toma común de decisiones. Esto no asegurará el
buen gobierno, pero preservará la buena gobernanza, con la posibilidad de rectificar posibles errores en las opciones de
la mayoría y respetando los derechos de las minorías. Pero ¿cómo emerge el bien común de la pluralidad de individuos
libres y autodirigidos?

Mediante el debate abierto de las opciones políticas que los aspirantes a líderes presentan a los ciudadanos. Es decir, de
acuerdo con esta visión del proceso político, la clave está en cómo se deciden las políticas. Hay políticas buenas y
políticas malas para grupos concretos y para la colectividad en su conjunto. El proceso de agregación de intereses
mediante el debate de las opciones políticas supone la existencia de una racionalidad superior que se revelará
finalmente por sí misma a través de la libre confrontación de ideas. Naturalmente, la pluralidad de los valores e
intereses sociales debe tenerse en cuenta. En cualquier caso, la meta común es alcanzar el bien común, las opciones con
las que una mayoría de ciudadanos pueda convivir al menos durante un tiempo.

· CONCLUSIÓN.

La política liberal es la política de la razón. De hecho, durante un breve periodo, en el apogeo de la Revolución Francesa,
la diosa Razón fue entronizada en la catedral de Notre Dame el 10 de noviembre de 1794 cuando las iglesias se
convirtieron en templos de la diosa. La razón se convirtió en la nueva transcendencia, que anulaba el poder de Dios
porque apelaba a lo mejor de la mente de las personas, a su singularidad como especie consciente capaz de
comprender y controlar la vida, anticipar el futuro y dominar la naturaleza después de haber estado sometida a ella
durante milenios.

La razón nos hace superiores, mientras que los «instintos» o las emociones rebajarían nuestra humanidad al nivel de los
animales. La política de la razón se modeló sobre este principio y todavía lo sigue estando.

No obstante, ¿y si resulta que las emociones y los sentimientos son componentes esenciales del proceso de toma de
decisiones? ¿Qué pasa si las emociones y los sentimientos son los que deciden en última instancia la forma en que la
política y el ejercicio de! poder en general construyen e! significado, y por tanto la conducta, para determinar la acción
que se racionaliza, más que decidirse racionalmente?

Los símbolos más poderosos no se encuentran en teorías complicadas sobre la fiscalidad y el crecimiento económico ni
en eficientes estructuras de atención sanitaria ni tampoco en las estrategias para combatir el terrorismo o ganar una
guerra. Esos símbolos se encuentran en las imágenes y en los sonidos que conectan con las experiencias grupales
primarias de cosas que fomentan el orgullo o la satisfacción o bien con las fuentes de miedo o repulsión... El significado
está envuelto en emociones; está lejos de la fría racionalidad.
· LAS REDES SOCIALES.

Las redes sociales desempeñan un papel importante a la hora de definir el comportamiento político. Si las personas
encuentran actitudes con las que coinciden en su red social, son más activas políticamente, mientras que las ideas
contradictorias reducen la participación. Las que tienen convicciones firmes suelen estar en redes políticas
homogéneas. La actitud de los sujetos está influida por los sentimientos hacia otras personas de la red.

Las actitudes dependen de los sentimientos, y los sentimientos se construyen mediante la percepción de las emociones.

Diseñar e implantar una política, por ejemplo una política sobre la paz y la guerra, es un proceso crucial que debe
realizarse en el ejercicio de todas las facultades cognitivas de las que podamos disponer. Pero para alcanzar el nivel de la
toma de decisiones políticas tienen que seguirse unos procedimientos democráticos con una comprensión plena de los
procesos que intervienen.

Estos procesos son en gran medida emocionales, se articulan en torno a sentimientos conscientes y están conectados a
decisiones que provocan un conjunto complejo de respuestas dependientes de los estímulos recibidos de nuestro
entorno de comunicación. Como los políticos profesionales o los líderes natos saben cómo provocar las emociones
adecuadas para ganarse las mentes y los corazones de la gente, el proceso de ejercicio del poder se solapa con los
procedimientos formales de la democracia, condicionando así en gran medida el resultado de la contienda.
Tema II.
Otros factores que explican el comportamiento político. La cultura política.
La socialización política: concepto y procesos. La opinión pública. La espiral del silencio.
ELECCIONES Y COMPORTAMIENTO ELECTORAL.

· Introducción.
1. Requisitos que deben cumplir unas elecciones democráticas
2. Análisis de datos electorales
3. Análisis del Comportamiento electoral

1)EL ROL DE LAS ELECCIONES EN LOS SISTEMAS DEMOCRÁTICOS.


Las elecciones son uno de los procesos políticos más importantes dentro de los sistemas democráticos.

A través de las elecciones los ciudadanos expresan sus preferencias para decidir quién o quiénes ocuparán cargos
políticos representativos y ejecutivos.

Las elecciones son métodos de agregación de las preferencias de un conjunto de individuos con el fin de seleccionar a
los ocupantes de cargos públicos.

La elección, no es la única forma de seleccionar cargos públicos, esta selección puede hacerse a través de otros
mecanismos:
-Por consenso, cargos de neutralidad política como por ejemplo el defensor del pueblo.
-Por sorteo, como en la Grecia clásica.
-Por criterios de antigüedad, como presidente comisión en ámbito universitario.
-Por herencia como los monarcas.
-Por concurso u oposición, como el caso de los funcionarios.
-Por designación como el caso de los ministros o consejeros.

Pero la selección a través de un proceso electoral tiene una validez, un reconocimiento y una legitimidad democrática
especiales. Ya que permite que todos los ciudadanos participen en la decisión a través de un procedimiento explícito y
reconocido.

· LA EXTENSIÓN DEL SUFRAGIO Y LA APARICIÓN DE LA POLÍTICA DE MASAS

Los ciudadanos pueden influir en la política a través de tres canales:


1. El tradicional (Contacto con las élites).
2. El organizativo (Acción Colectiva a través de las asociaciones).
3. El electoral (Derechos de participación formalizados y recogidos en la ley con las debidas garantías.

La capacidad de influir en política a través del canal electoral tiene tres características especiales cuyo reconocimiento
requiere un proceso largo y costoso.

1. UNIVERSALIDAD DE ACCESO El sufragio universal implica que todas las personas que gozan de nacionalidad
puedan votar.
2. IGUALDAD DE INFLUENCIA El principio de “una persona, un voto, un valor”
3. PRIVACIDAD Y LIBERTAD DE VOTO. El voto secreto.

· HISTORIA

En Inglaterra del siglo XVII aparecen las primeras formulaciones de democracia liberal basadas en la idea de que los
gobiernos deben sus poderes al consentimiento de los gobernados.

A principios del s. XIX en Europa occidental el voto estaba restringido a unos pocos ciudadanos con una situación
económica favorable.
En momentos distintos y con ritmos diferentes, las democracias de Europa Occidental han ido transformándose de un
sufragio censitario (restringido a algunos ciudadanos) al sufragio universal reconocido para todos los ciudadanos
mayores de edad.

· LA DESIGUALDAD DEL VOTO. Algunos de los mecanismos institucionales para asegurar la desigualdad en el voto eran el
voto indirecto, el voto por estamentos o curias y el voto plural o ponderado.

A través del voto indirecto los ciudadanos eligen a grandes electores que a su vez eligen a los cargos. Ej. EEUU.

El voto por curias o estados divide a la población en grupos o estratos a los que se asigna un número de escaños. Voto
de elites. (Inversamente proporcional. Los grupos más reducidos, privilegiados económica y políticamente, elegían a mas
representantes que los más numerosos).

El voto plural, múltiple o ponderado. Atribuye más votos a las personas con mayores ingresos, estudios, representantes
de determinadas instituciones.

Paulatinamente se van eliminando las situaciones de sufragio ponderado, en las que el valor del voto dependía de la
situación económica. (Ej. Serie de los Medici)

El voto nominal tardó más años en ser abolido en los países en los que los terratenientes tenían más poder. Ej. G.B. hasta
1872. Suecia hasta 1866. Alemania permaneció hasta 1919.

A lo largo de la historia se van poniendo en marcha mecanismos que garantizan el anonimato a la hora de emitir el voto.
El voto secreto es una forma de proteger la libertad de las clases económicamente dependientes.

En el desarrollo de la democracia, estos tres elementos (universalidad de acceso, igualdad de influencia, y secreto de
voto) suponen la aceptación del individuo que actúa y participa en el proceso político con independencia de su situación
social, nivel de estudios, sexo, edad…

Ej. En los regímenes liberales como GB el sufragio cumplía una función más representativa, reflejo de los derechos de
asociación y oposición y de la importancia de los parlamentos como cámaras de control y legitimación.

En los Estados en los que la autoridad central es débil (como EEUU se dan mayores desigualdades y diferencias entre
territorios y resulta más costoso llegar a una estandarización de los derechos y procedimientos electorales.

· ELECCIONES LIBRES Y JUSTAS (pg. 68). Si la democracia representativa se basa en la libre elección de autoridades
políticas es necesario que los ciudadanos puedan formular y expresar sus preferencias con libertad y que estas
preferencias sean valoradas de igual forma por el gobierno (Dahl).

PREFERENCIAS
1. Los ciudadanos deben disponer de formulación plural e independiente de las alternativas para formular sus
preferencias.
2. Cualquier persona insatisfecha debe poder proponer su propia alternativa a través de la libertad de oposición,
expresión y crítica que debe garantizar todo sistema democrático.
3. La elección de autoridades debe de hacerse entre candidatos que compiten en igualdad de condiciones, sin
fraude ni manipulación.

EXPRESIÓN DE LAS PREFERENCIAS


1. Expresión de preferencias debe llevarse a cabo en libertad, sin coacción y sin manipulación. El secreto de voto
facilita esa libertad. Cualquier tipo de fraude o manipulación es considerado coloquialmente pucherazo o tongo.
2. Las preferencias expresadas por cada ciudadano deben ser tenidas en cuenta en términos de igualdad.
3. Dado que las preferencias de los ciudadanos no son estables es necesario que las elecciones sean periódicas.
*EXAMEN*· LAS FUNCIONES DE LAS ELECCIONES (Vallés y Bosch). Las elecciones que siguen estos requisitos cumplen al
menos tres funciones básicas:

1. PRODUCEN REPRESENTACIÓN. Las elecciones son el proceso en el que toman contacto los dos pilares de las
democracias contemporáneas: la participación y la representación. Son el mecanismo para elegir los
representantes a partir de las preferencias de los electores. Representantes y representados están vinculados a
través de un mandato representativo.

Con la extensión del sufragio y la política de masas, el electorado se hace mucho más amplio y heterogéneo y la
concepción de la representación vuelve a dar un giro. La fidelidad en la defensa de los intereses de distintos
grupos sociales que representan los partidos pasa a ser el elemento clave de la representación. (El
representante se debe al partido a través del mandato electoral y la disciplina del partido).

En este nuevo escenario pasa a ser muy importante la semejanza entre representantes y representados, la idea
de representación no sólo como delegación.

Por la propia lógica del sistema el acceso a cargos representativos está controlado por partidos políticos.

2. SELECCIONAR UN GOBIERNO. Las elecciones cumplen una función vital que es la de seleccionar al gobierno. Las
elecciones son un mecanismo de control de entrada y de salida. De manera directa en los sistemas
presidencialistas o indirecta en los parlamentaristas.

Los sistemas electorales pueden favorecer el que el resultado de unas elecciones se traduzca directamente en
una mayoría parlamentaria o bien esta surja como resultado de las negociaciones entre los distintos partidos
políticos.

3. PRODUCIR LEGITIMIDAD.Se trata del procedimiento más adecuado para determinar quién debe gobernar y
obtiene su legitimidad democrática por su carácter participativo. (Ritual/ fiesta).

Los gobiernos necesitan el reconocimiento de su legitimidad democrática por parte de los ciudadanos, de los
partidos, de la oposición, de grupos de presión y de otros países.

Las elecciones también fortalecen a las élites políticas y favorecen la estabilidad y una transferencia fluida del
poder.

Las elecciones legitiman no sólo al gobierno electo, sino también a la propia oposición y al sistema político en su
conjunto.

2)ASPECTOS METODOLÓGICOS EN EL ANÁLISIS DEL COMPORTAMIENTO ELECTORAL (pg.74)


· ELECTORES O ELECCIONES. El principio de voto secreto tiene repercusiones metodológicas fundamentales a la hora de
estudiar el comportamiento electoral como unidad de análisis del individuo.

Por esta razón LOS PRIMEROS ESTUDIOS ELECTORALES FUERON ANÁLISIS AGREGADOS O ANÁLISIS MACRO en los que los
investigadores intentaban explicar el comportamiento electoral a partir de resultados electorales.

Los resultados electorales eran, antes de la expansión de la encuesta, los únicos datos disponibles para los investigadores.

Los análisis ecológicos, agregados o macro recibieron un duro golpe con la publicación de un artículo de Robinson (1950)
que ponía de manifiesto las diferencias de algunas variables si eran medidas a nivel individual o agregado. Ej Raza, lugar
de nacimiento y analfabetismo no coincidían.

Características socialdemográficas

Falacias ecológicas = Conclusiones erróneas

· LA ELABORACIÓN DE SONDEOS. En estos años, al mismo tiempo que el informe Robinson y su observación de la falacia
ecológica comienza la expansión de los métodos de análisis basados en la elaboración de sondeos.
Las técnicas de recogida de datos basada en la encuesta permiten elaborar modelos explicativos del comportamiento
electoral basados no sólo en características socialdemográficas sino en los valores y las actitudes.

Los análisis a nivel individual también tienen el riesgo de olvidar los contextos.

A lo largo de las últimas décadas se han producido importantes avances de técnica de diseños de cuestionarios.

El análisis de encuestas presenta problemas que no se presentan en análisis agregados. Pueden venir de dos aspectos en
el proceso de diseño y medición de encuestas:
1. Selección de los casos. Evitar que la muestra esté sesgada de los grupos sociales +/-
2. La construcción del cuestionario. Redacción de preguntas relativas a actitudes y comportamientos.

*Tabla 2.1 Análisis del comportamiento electoral según el nivel de análisis (Ver cuadro pg. 77)*

Tres ideas fundamentales:


1. Tener en cuenta tanto el rol de las características individuales como de características del contexto.
2. Algunos factores explicativos del comportamiento electoral se refieren al individuo o elector, mientras que
otros son características de los sistemas o contextos en los que viven o actúan esos mismos individuos.
3. Si el análisis se limita aún sólo nivel de observación, el individual o el sistémico, es probable que los análisis
contenga cierta cantidad de sesgo porque dejan de lado variables relevantes.

· LOS SONDEOS Y ENCUENTAS ELECORALES.

La primera encuesta de ámbito estatal celebrada específicamente para el estudio de una elección fue el National Election
Study (NES) de 1952 en EEUU. Este estudio fue la base de la obra de Campbell The American voter.

Casi todas las democracias avanzadas tienen su propio NES inspirado en este modelo norteamericano.

Las encuestas no tienen la certeza absoluta / Márgenes de error.

En España además la dificultad de predecir un resultado electoral de manera precisa se incrementa por la prohibición de
publicar 5 días antes cualquier tipo de sondeo. La predicción exacta es imposible.

Los efectos más conocidos son:


- BANDWAGON (Carro ganador) Los electores refuerzan el voto por el partido o candidato que las encuestan dan
como ganador.
- UNDERDOG Los electores se movilizan por el candidato que las encuestas estiman perdedor.

· EL ERROR MUESTRAL Y NO RESPUESTA

Las encuestas se realizan sobre muestras diseñadas a partir de un universo. Este universo está constituido por el conjunto
de todos los electores.

El objetivo de la selección es asegurar la representatividad de la muestra.

La selección aleatoria permite conocer el margen de error en el que se mueven las estimaciones. Si la muestra está bien
definida la teoría del muestreo nos permite tener un cierto nivel de confianza. (95%) con un margen de error +/- 3.

El error muestral depende del tamaño de la muestra. Cuánto mayor sea la muestra, mayor información tendremos y
por tanto mayor certeza.

Respecto al problema de no respuesta siempre hay personas que no son contactadas o se niegan a contestar el
cuestionario. O hay que excluir encuestados. Esta exclusión de la muestra final hace que la muestra tenga un cierto sesgo,
es decir que no sea representativa de la población. (No sabe/ No contesta).

Las encuestas preelectorales son fundamentales desde el punto de vista político y periodístico porque permiten hacer
ejercicios de proyección. Recogen la intención de voto.
3)EL ANÁLISIS DE LOS RESULTADOS ELECTORALES.
A la hora de analizar unas elecciones conviene tener en cuenta:
1. Descripción de lo que ha pasado.
2. Explicación de los resultados.

LA ORIENTACIÓN DEL VOTO DE LOS ELECTORES ES EL PRIMER ASPECTO QUE SE ANALIZA EN UN RESULTADO ELECTORAL.

La orientación del voto puede expresarse en términos absolutos (número de votos obtenidos en cada candidatura) o en
porcentaje sobre votos emitidos, sobre votos válidos, o sobre el total del electorado.

El porcentaje de votos válidos es el dato más habitual porque indica el peso que tiene cada partido o coalición.

· FRAGMENTACIÓN Y CONCENTRACIÓN.

La concentración/fragmentación del voto indica en qué medida los votos de los electores se concentran en pocas
opciones políticas o por el contrario se distribuyen en muchas.

LA CONCENTRACIÓN del voto es el porcentaje del total de votos que suman los dos partidos más votados. Cuando los
dos partidos más votados concentran todos los votos , el nivel de concentración alcanza el 100%
Concentración = %A +%B
Siendo A y B los dos partidos más votados.

FRAGMENTACIÓN. El índice de fragmentación o fraccionalización tiene en cuenta tanto el número como el tamaño de los
partidos. (Rae 1971)

Representa la probabilidad de que, eligiendo a dos votantes al azar, éstos se decanten por partidos diferentes. Al ser una
probabilidad, el índice oscila entre 0 y 1. El valor mínimo 0 indica que es imposible que dos electores voten a distintos
partidos.

Si el índice de fragmentación oscila entre 0,5 (Una situación de bipartidismo perfecto).

Fragmentación (Rae) =F=1- Suma (v,)2 Siendo v, la proporción de votos de cada partido, sobre un total = 1

NÚMERO EFECTIVO DE PARTIDOS. El número efectivo de partidos es otro indicador del grado de fragmentación del voto
(Laasko y Taagepera, 1979). Se calcula de manera similar al índice de fragmentación pero se interpreta de manera más
intuitiva como el número de partidos imaginarios de igual tamaño que darían lugar al mismo grado de fragmentación.

· CAMBIO ENTRE ELECCIONES: TRANSFERENCIA DE VOTOS Y VOLATILIDAD.

Al analizar los resultados de una elección, un elemento de referencia es el resultado de la elección anterior, ya que las
elecciones se sitúan no sólo en un contexto determinado sino en un continuo temporal.

Los cambios pueden afectar en dos aspectos:


1) Los resultados electorales, es decir el porcentaje de voto que obtiene cada partido; estos cambios pueden
responder a factores coyunturales.
2) Las bases de apoyo de los partidos, es decir, el tipo de lectores que vota a cada partido; estos cambios suelen
responder a factores más a largo plazo.

- ELECCIONES CRÍTICAS (Terremoto electoral) (Key1955)

Cambian tanto las bases de apoyo de los partidos como sus resultados. Sólo se confirma la tendencia en elecciones
posteriores. Son elecciones que tienen consecuencias a largo plazo. Ej 1982 Elecciones en España. (PSOE)

- ELECCIONES DE CONTINUIDAD

Se producen pocos cambios respecto al resultado como a las bases de apoyo de los partidos. (1979,1986, y 1989).

- ELECCIONES DESVIADAS
Cambian los resultados de algunos partidos, pero no sus bases de apoyo. Se deben a factores coyunturales como un
candidato, la situación económica, o escándalos de corrupción. Son desviadas en la medida en que las siguientes
puedan considerarse elecciones de restitución, es decir, una vuelta a una situación similar a la anterior.

- ELECCIONES DE CONVERSIÓN

Cambian las bases de apoyo de los partidos aunque no su resultado electoral. Los partidos pueden permanecer
estables en sus resultados pero sus electores pueden ser cada vez más heterogéneos. Ej. Partidos socialistas y social
demócratas).

· LA VOLATILIDAD ELECTORAL.

Es un indicador del grado de cambio que supone el resultado de una elección con respecto a la anterior es el índice de
volatilidad electoral. Este índice indica los cambios mínimos que se han debido producir entre dos elecciones para que
se verifique la segunda con respecto a la primera. Nos sirve para analizar cambios netos en los resultados de los
partidos pero no para cambios en sus bases electorales.

En sistemas electorales proporcionales con muchos partidos políticos poco diferenciados y clivajes poco definidos.

La Volatilidad que se produce a través de la línea que define dos bloques de partidos se denomina voltilidad entre
bloques.

La volatilidad que se da entre bloques, más la volatilidad intrabloques (cambios entre partidos situados en el mismo
bloque). Suman la Volatilidad total.

Volatilidad Total=V entre Bloques +V. Intrabloques.

Los bloques ente partidos están definidos por los clivajes, líneas de fractura social como la clase social que se reflejan en
alineamientos electorales. Los clivajes pueden ser profundos y cerrados y los movimientos que se producen entre una
elección y la siguiente entre partidos del mismo bloque, sin que haya intercambio entre los dos bloques. Si los clivajes
están más abiertos refleja un mayor intercambio entre votos.

· COMPETICIÓN Y COMPETITIVIDAD.

1. Apertura del mercado electoral. Elecciones libres y justas. Pluralismo político


2. Disponibilidad de los electores para votar a diferentes partidos.Electores dispuestos a dejarse convencer por
los partidos. La volatilidad electoral es un indicador.
3. Diferenciación de las alternativas políticas.
4. Vulnerabilidad electoral del partido en el gobierno.

*COMPROBAR ARCHIVO WORD “Práctica de análisis: "Teoría de los marcos" de G. Lakoff”.

*COMPROBAR ARCHIVO WORD “LA ESPIRAL DEL SILENCIO”.


1. Concepto y valor de la opinión pública en la modernidad *(LO SUBRAYADO POR M.R.)*
Generaciones de filósofos, juristas, historiadores, politólogos, periodistas y sociólogos han intentado definir con precisión
el concepto de opinión pública. A mediados de los sesenta Harwood Childs emprendió la tediosa tarea de recoger las
definiciones que se habían dado de ese concepto. Encontró 50 diferentes en la literatura existente hasta esa fecha. Ante la
imposibilidad de acotarlo se decidió que lo mejor era abandonarlo. Que era una ficción, que era historia. No sirvió de nada,
“el concepto sencillamente se niega a morir”, se lamentaba el profesor de periodismo Emil Dovifat.

En 1968 W. Phillips Davison, profesor de periodismo de la Universidad de Columbia, comenzaba su artículo Public Opinion,
escrito para la International Encyclopedia of the Social Sciences comenzaba con esta frase: “No hay una definición
generalmente aceptada de “opinión pública”. Sin embargo, el término se ha utilizado con frecuencia creciente...los
esfuerzos por definir el término han llevado expresiones de frustración tales como “la opinión pública no es el nombre de
ninguna cosa, sino una clasificación de un conjunto de cosas”. En definitiva, ante esta evidente dificultad creo que lo mejor
es comenzar con un recorrido desde su nacimiento. Su aparición y su trayectoria nos aproximarán a lo que significa y será
mucho más fructuosa que el intento de localizar una definición clara y concisa.

1.1. LOS ORÍGENES DE LA OPINIÓN PÚBLICA EN LA MODERNIDAD.

De lo que si que no hay ninguna duda en la actualidad es que estamos hablando de uno de los conceptos más importantes
y decisivos en las ciencias sociales. Pocos términos han generado tanto interés y controversia en los foros intelectuales,
sociales y políticos como el que nos ocupa. Podemos remontarnos y encontraremos aproximaciones en la filosofía del
XVIII, en la literaratura del Renacimiento, e incluso en los trabajos de los clásicos griegos (Platón y Aristóteles). El
concepto de
o.p. es producto de la Ilustración. Es una idea cuyo desarrollo está íntimamente ligado a las filosofías políticas de finales de
siglo XVII y XVIII (Locke, Rousseau) y fundamentalmente a la teoría democrática y liberal del siglo XIX

Con anterioridad a esa concepción en el marco de la tª democrática moderna, existían dos sentidos de la palabra opinión,
que aún persisten. El primero es epistemológico, tomada del latín opinio, y se utiliza para referir a un estado cognitivo, a
una forma de conocimiento que discierne algo incierto de algo que se sabe cierto.

El segundo sentido, se considera equivalente a maneras, morales y costumbres. En esta acepción se subraya el papel de la
opinión una clase de presión y control social (Locke: hay tres leyes que regulan la conducta humana, la divina, la civil y la
“ley del uso”o ley de la censura privada). Como una manera informal de aprobar o condenar. Este uso tiene unas
connotaciones negativas en el sentido que se la opone a racional, y se la relaciona con el sentimiento.

Por su parte, el término público proviene del latín publicus, que a su vez es una derivación de poplicus o populus, que
significa el pueblo. Pero había dos sentidos diferentes de el pueblo. En un primer sentido el término hace referencia al
acceso común, como “lugar público”, espacios comunes de acceso abierto (un mercado, una plaza, etc.). El concepto de
apertura, accesibilidad. Esta noción continúa en la actualidad. Por ejemplo, si decimos “hacer público” significa hacer algo
accesible a la mayoría.

El otro uso del término refiere a cuestiones de interés general o común, al bien común, y más concretamente a asuntos
relacionados con la administración o el Estado. Hoy día casi no se puede evitar la asociación entre asuntos públicos y
gubernamentales.

Pero como hemos dicho la noción de opinión pública no surge hasta la Ilustración. Se considera a los franceses como
inventores y divulgadores del término. Noelle-Neumann2 afirma que es Rousseau el primer usuario de la combinación
opinión y público como expresión unida, utilizándola en el segundo sentido al que hemos referido antes: aludiendo a
costumbres y modos de la sociedad. En cualquier caso parece que hay acuerdo en afirmar que a finales del XVIII en la
literatura y en la intelectualidad francesa se hacía uso frecuente de esa expresión par referirse a asuntos de índole más
político que social, muy ligados a ideas como el “bien público”, “espíritu público” o “conciencia pública”.

Habermas une la aparición del concepto al nacimiento de una esfera pública de razonamiento crítico, ligada al crecimiento
del capitalismo y el dominio de la burguesía europea que se reunía en los cafés ingleses, en los salones parisinos o en las
sociedades de tertulias alemanas, lugares de reunión en los que se conversaba de los más diversos temas (sobre todo
artísticos), y donde la autoridad de los argumentos suplantó a la autoridad del título. Según Habermas el ilustrado del XVIII
ganó fuerza pública al consolidarse la burguesía y comenzar a construir un crítica liberal del Estado. El libre flujo de
información y crítica, el razonamiento y la argumentación pública se convirtieron en instrumentos del asentimiento público
sobre temas políticos. En esa esfera pública surge la opinión Como una nueva forma de autoridad política con la que la
burguesía desafiaba al gobierno.
2.1. ¿Cómo se convierte la opinión pública en objeto de estudio para las ciencias sociales?

Fue a finales del XIX cuando la Opinión Pública se encontró sometida a cada vez más frecuentes análisis empíricos al estilo
de las ciencias sociales, que cada vez cobraban más fuerza y representatividad como disciplinas científicas. A los científicos
les intrigaba esa nueva fuerza social que iba ganado poder, y se expandía a una mayor población, a través de los avances
en educación y en medios de comunicación. En torno a 1900 el cambio de perspectiva en el estudio de la Opinión Pública
era palpable. Con el crecimiento de las ciencias sociales, la Opinión Pública pasó a ser objeto de estudio de sociólogos,
politólogos e incluso psicólogos. Hay un cambio clarísimo de enfoque. Ahora de lo que se trata es de averiguar y conocer
los aspectos sociales y de conducta de la opinión Interesa la función y el poder de la Opinión Pública en la sociedad, los
medios con la controlan y/o configuran, así como la importancia de los factores emocionales e intelectuales en su
constitución. Eran nuevos campos de estudio que se relacionaban con: la conducta colectiva y la psicología social, la
relación entre actitud y opinión, análisis de la propaganda, conducta política e investigación sobre los media. Todas
estas investigaciones ya del XX han ido evidenciando una serie de problemas y miedos que han impulsado y llenado de
contenido los trabajos sobe la opinión Veámoslos.

2.3. Problemas de la opinión pública en el siglo XX.

A) Falta de competencia: Refiere a las reservas sobre la capacidad del público para opinar en los asuntos públicos. Quizás
una de las posturas más críticas sobre la Opinión Pública ha sido la de Lippmann en su obra Public Opinion3 : Su tesis es
que la democracia pide demasiado a los ciudadanos ordinarios, máxime cuando éstos además tienen poco interés en ese
tipo de asuntos.

B) Falta de recursos: Otros autores posteriores como Dewey consideraban que el problema no era la incompetencia del
individuo, sino la falta de medios suficientes para la comunicación pública. La respuesta estaba en la educación y en los
canales de expresión. Gracias a ellos se podría pasar de la "Gran Sociedad" a la "Gran Comunidad" que según Lippmann
era necesaria para que la teoría democrática realmente funcionase.

C) Tiranía de la mayoría: Es el peligro de que prevalezca la mediocridad generalizada en la opinión creada y mantenida por
la presión de la mayoría, o lo que es lo mismo, que frente a amplias mayorías , los puntos de vista de una minoría
importante, aun siendo válidos, se desvanezcan. Este temor fue explicitado por Tocqueville en el XIX, quien advirtió que en
una sociedad de iguales los individuos de la minoría quedarían “solos y desprotegidos” frente a los imperativos de la
mayoría. Precisamente será Noelle-Neumann quien, en su tratamiento de la opinión, se refirió al retraimiento de la
minoría frente a la mayoría como la espiral del silencio.

D) Susceptibilidad a la persuasión: La capacidad de los medios para despertar fuertes emociones (no racionales) en el
público y derivarlo a determinadas posiciones o conductas.

E) Dominio de las élites: Otra cuestión de controversia que despierta la Opinión Pública es lo que Ginsberg deminó “la
domesticación de las creencias de la masas”, refiriéndose a la pasividad del público, lo que provoca el dominio por parte
del gobierno y las élites agrupadas.

3.1. La idea de lo público en la teoría social. Multitud y Masas.

Nos situamos: a principios del XX la opinión pública se entendía como un producto social, no como una colección de
diferentes opiniones individuales, sino como la opinión de un público.

3.2. El concepto de multitud.

Las concepciones sociológicas del público se desarrollaron paralelamente a los estudios de la multitud. Desde principios
del XX existe un claro intento por comprender los fenómenos referidos a la masificación de la sociedad y sus males
próximos: estallidos violentos, pánico masivo, etc. La cuestión era responder a la pregunta de cómo individuos que en
principio se les supone civilizados pueden transformarse en multitudes alborotadoras o entusiastas. LeBon es el
primero en definir el concepto de multitud. Enuncia la “ley de la unidad mental de las multitudes”. Afirma que el ascenso
de las clases populares a la vida política, es uno de los aspectos más significativos de las sociedades modernas.
Indicó tres causas básicas de la conducta multitudinaria:
a) el anonimato: formar parte de una multitud relaja las limitaciones de los instintos básicos de los individuos.

b) Las emociones y las acciones se extienden rápidamente. Como por contagio

c) La personalidad consciente se desvanece: bajo el influjo de la multitud el individuo queda seducido por la
voluntad colectiva, queda como hipnotizado lo que permite a la multitud actuar como un solo hombre.

Estudios posteriores abandonaron esta interpretación demasiada trágica (esa hipnosis colectiva) de la multitud aunque
siguieron interesados en movimientos semejantes como las modas, movimientos sociales, etc.

3.3. El concepto de público.

Algunos de los estudios que no siguieron esa línea fueron los de Park8, a quien se la atribuye el acierto de entender que
tanto la multitud como el público son mecanismos de adaptación social y cambio, formas sociales transitorias utilizadas
por los grupos sociales para transformarse en nuevas organizaciones. Pueden ser caminos para la creación de entidades
sociales totalmente nuevas. Ninguno de los dos son grupos formalmente organizados (están en formación). Y
ambos están dominados por una fuerza colectiva, pero que aún no se ha convertido en norma social.

3.4. El concepto de masa.

Blumer indicó que bajo ciertas condiciones de excitación emocional común, el público podría transformarse en multitud,
generando un “sentimiento público”, y no una opinión publica. Pero a la vez apunta que en las sociedades modernas es
mas probable que el público sea desplazado por las masas que se convierta en multitud.

El tercer agrupamiento colectivo elemental es la masa, que se distingue de la multitud y del público. La masa se compone
de individuos anónimos con escasa o nula interacción entre ellos; muy heterogéneos (diversos estratos y profesiones), y
muy dispersa geográficamente. No está tan organizada como la multitud o el público, y cuyos miembros son incapaces de
actuar concertadamente.

Esta misma idea fue desarrollada por Mills quien opina que la masa había suplantado al público en la sociedad americana.
Piensa que en las condiciones modernas favorecen mucho más la masa que la op, en especial por cuatro razones:
1) Son muchas menos las personas que expresan opiniones que las que la reciben, ya que la mayoría se convierte
en una serie abstracta de personas receptores de información transmitida por los media.

2) En los sistemas de comunicación mediatica es imposible la respuesta inmediata.

3) La realización de la opinión está controlada por autoridades que controlan y organizan los canales de acción.

4) La masa no tiene autorización de las instituciones, sino que al contrario agentes de las instituciones
autorizadas se incorporan a esta masa (periodistas de simpatizantes).

Como resultado de todo esto hay pocas discusiones reales en la vida política moderna, y cualquier discusión que se
produzca no puede considerarse del todo auténtica, ya que está mediatizada en gran medida por los medios de
comunicación.

3.5. El público: formación, composición y variación.

En definitiva, el público es una entidad difícil de precisar; que está “imprecisamente” organizado alrededor de un asunto,
que incluye una parte activa y una pasiva; que cambia de tamaño y forma según se desarrolla, y existe o deja de existir el
mismo tiempo que persiste una cuestión. Además, en un tema determinado el público puede ser un sector de la
población, y en otro un sector bastante diferente.

Una concepción bastante generalizada es considerar al público como la población en su totalidad. Allport defendía esta
postura, afirmando que cualquier intento de delimitar el concepto de público, que no incluya a toda la población, es
demasiado ambiguo. Creyó que el público era una población definida por la jurisdicción geográfica, comunitaria y política,
o por otros límites.

Otra entidad identificada con el público es el electorado: el público que vota. Se trata de un colectivo indiferenciado que
supone aproximadamente el 70% de la población occidental y en algunas elecciones la cifra es menor. El electorado es una
de las definiciones operacionales más comunes del público, y los resultados electorales es el ejemplo más gráfico de la
opinión pública de la sociedad occidental.

No hay duda de que el acto de votar es una clara manifestación de una opinión, es incluso una forma de participación en el
debate público. Sin embargo, el hecho de que haya participado en unas elecciones no supone que haya reflexionado sobre
todas las posibilidades. Las investigaciones demuestran que gran parte del electorado va a votar sin mucha información
que manejar en su decisión (votantes desinformados).

Otra concepción es la que cita como el público atento. Del 70% de las personas que van a votar, sólo el 50% está realmente
atento a los problemas públicos. En el electorado se incluyen muchas personas que ni están implicadas en temas sociales
ni son activas políticamente.

Lo que se entiende con esta categoría de público atento, es aquel sector de la población que está informado e interesado
en las cuestiones sociales. Es el grupo que se implica en los temas y que habla con los demás de esas problemáticas. Estos
son los que anteriormente hemos catalogados como espectadores. Aquí es donde encontramos entremezclados la mas y
el público de Blumer.

La investigación sobre la atención a las noticias políticas confirma la idea de que hay un estrato más o menos estable de la
población que presta atención a estos temas. Devine utiliza 5 medidas de reconocimiento: interés general en política,
interés en campañas electorales, hablar sobre política y lectura sobre política en revistas. Sobre esta base clasificó a un
tercio de la población como generalmente atento. Es un grupo bastante heterogéneo, aunque las variables
socioeconómicas guardan bastante relación con pertenecer a esta categoría.

Este colectivo son mucho más activos que los otros en los debates públicos, se unen con mayor facilidad a las
manifestaciones o llevan emblemas de las campañas, y tienen unas diez veces más probabilidades de escribir sobre temas
de interés público.

Si damos un paso más nos encontramos con el público activo. Se trata de un grupo mucho más pequeño que puede ser el
15% del público atento. Son los actores en el esquema anterior.

Su comportamiento incluye medios formales de participación activa (contribución monetaria, pertenencia a grupos o
partidos, asistencia a mítines) y una participación informal muy activa (discusiones públicas y debates con los demás).

Estos miembros activos a veces se les considera como la elite, termino que se usa con bastante frecuencia. Incluso hay
analistas que equiparan la opinión de la elite con la opinión efectiva: quien moviliza a las elites moviliza al público.

4.1. Los elementos constitutivos de la opinión Pública: actitudes, opiniones, creencias y representaciones sociales.

En los años 30 se produjo un giro muy significativo en la concepción de la opinión Se abandona la idea de que la opinión
es un fenómeno supraindividual, colectivo a favor de una perspectiva mucho más individualista, donde la opinión es
un conjunto de opiniones de una población determinada. Este cambio de enfoque viene definido por dos hechos
concretos: uno fue el desarrollo de las técnicas cuantitativas para medición de las actitudes, y el segundo avance fue el
desarrollo de las técnicas de muestreo, que aunque ya se había utilizado anteriormente para obtener datos objetivos
como condiciones económicas, fue a finales de los años 20 y principio de los 30 cuando comenzaron a utilizarse para
muestreo de aspectos subjetivos.

La revista Public Opinion Quaterly que se publicó por primera vez en 1937 y la American Association for Public Opinion
Research se estableció en 1947, y ambas se convirtieron en centros neurálgicos para la investigación sobre sondeos y
estudios de opinión y actitud.

4.2. Opiniones y actitudes. Dos conceptos muy próximos.

Como decíamos parece que la historia de ambos conceptos va unida, y que incluso bastantes autores los utilizan
análogamente. Por ejemplo, Childs afirma que una opinión es “una expresión de la actitud por medio de palabras”.
Sin embargo, y a pesar de todo ello los dos conceptos tienen matices diferentes. Concretamente se apunta a tres
diferencias básicas:
1) En primer lugar, se entiende que las opiniones son observables, respuestas verbales ante una situación o
asunto público, mientras que la actitud es algo más secreto, más interna, una predisposición/tendencia a.

2) Aunque los dos impliquen acuerdo o desacuerdo, la actitud incide más en el afecto (gustos o fobias), y la
opinión, indica más hacia el conocimiento, a modo de decisiones conscientes de apoyo u oposición.

3) La actitud se entiende más como una orientación global, perdurable, mientras que la opinión se entiende
como más coyuntural, referida a un tema concreto en una situación determinada.

Una actitud es una predisposición estructural, una orientación permanente favorable o desfavorable; y una opinión es una
respuesta concreta, una decisión que adapta las actitudes relacionadas con un tema a la percepción coyuntural que las
personas tienen en un momento determinado.

De manera, que ambas pueden diverger, sobre todo cuando un tema enfrenta dos actitudes potencialmente conflictivas.
Hay ocasiones en que las personas pueden ocultar sus verdaderos sentimientos, y además la opinión puede implicar una
elección meditada entre alternativas concretas en un entorno determinado.

4.3. Bases psico-sociales de la opinión.

Del punto anterior podemos inferir que existen opiniones abiertas, públicas entendidas como juiciosa expresos sobre
temas concretos. Existen también opiniones secretas, juicios formados en la mente sobre acciones o asuntos que no
hacemos públicos; y finalmente actitudes como predisposiciones permanentes predispuestas favorable o
desfavorablemente a determinadas cuestiones. Las tres nociones están íntimamente relacionadas, sin embargo deben
diferenciarse conceptualmente, porque pueden no ser las mismas.

Está constatado que las personas pueden expresar opiniones muy diferentes de sus verdaderos puntos de vista privados o
íntimos, sobre todo si están sujetos a presión social. Cuando se espera oposición, puede haber cambio de posiciones
expresadas, o incluso abstenerse de dar opiniones. Por otra parte, es cierto que no es necesario haber desarrollado un
juicio subyacente o una preferencia para expresar una opinión sobre un tema.

Hay investigaciones que demuestran que las respuestas que se dan en las encuestas son inestables, son respuestas no
formadas y sobre las que no se ha meditado. A veces incluso, cuando se analizan, son respuestas inconsecuentes con sus
puntos de vista políticos o sociales. Todo ello sugiere que las opiniones son sólo conductas o respuestas superficiales que
no implican necesariamente una actitud o resolución subyacente (en contra de todo lo dicho anteriormente). Las opiniones
pueden ser sólo respuestas efímeras construidas en el momento.

Pero pese a todo ello, se sigue investigando, y mucho, sobre los elementos que sostienen la opinión (actitudes, esquemas,
valores, identificaciones de grupo) que se caracterizan por:
a) ser inferidas y no observable directamente,
b) más básicos y elementales que las opiniones, que son situacionales y transitorias,
c) se usan como explicaciones teóricas de las expresiones públicas de opinión.

Veamos algunos de ellos porque centran la perspectiva actual sobre la naturaleza de las opiniones:
A) Esquemas. Un esquema es una estructura cognitiva que representa el conocimiento general que alguien tiene sobre
algo. Un sistema de ideas inferidas relacionadas con cualquier concepto (persona: María, grupo: los profesores,
acontecimiento: la guerra, etc.) El esquema una vez activado funciona como un filtro perceptual a través del cual se pasa y
se selecciona la información relevante sobre una cuestión pública.

B) Valores. Los valores son otra construcción teórica subyacente a la formación de las opiniones. Los valores se
conceptualizan como creencias evaluadoras, pero tiene la cualidad de ser creencias sobre lo que es deseable y lo que no,
sea como un fin o un estado; que funcionan normalmente como pautas para la conducta personal o social, y como planes
que guían la acción personal.

C) Identificaciones de grupo. Otro concepto que encontramos tras las opiniones es lo que se viene denominando el
autoconcepto, que en gran medida se basa en las diferentes identificaciones de los grupos a los que pertenecen o se
identifican las personas. Muchos estudios de psicsociología se han interesado por ver cómo la unión con los grupos puede
influir en los pensamientos y conductas de los individuos, o qué perspectiva de grupo emplea una persona al definirse y
reaccionar en diferentes situaciones (ejemplo: madre o profesional).
D) Conclusión. Esquemas, actitudes, valores, identificaciones de grupo, todos ellos son conceptos que terminan
entremezclándose, y que aluden, en definitiva, a estructuras de información que reflejan diferentes aspectos del proceso
de información que puede influir en el cálculo y expresión de opiniones. El grado en que cada uno de estos conceptos
actúan en esa formación de opiniones no está claramente definido, pero cuando se disecciona una opinión vamos a
encontrarlos a todos. Y cuando se pregunta a los individuos el cómo y el por qué de una opinión particular termina
refiriéndose a estos elementos. El proceso es el siguiente: cuando se presenta un tema cualquiera, se activan esquemas,
actitudes, valores o adhesiones de grupo de forma selectiva (aquellos a los afecta tal asunto). Una vez activados, esos
elementos son la base fundamental que configuran los juicios internos y las opiniones expresadas. Pero, como ya vimos,
ellos solos no conforman totalmente la respuesta. También entran en juego percepciones de cómo responderán al
problema los demás, los amigos y los grupos que se valoran. Todo ello juega un papel importante. Las opiniones se basan
en el propio sistema de valores, en el esfuerzo por dar respuesta a un nuevo asunto. Durante la reflexión sobre el tema en
cuestión las creencias y las actitudes acuden a la mente, y se combinan con nueva información. Finalmente estas ideas se
configuran en una opinión expresada.

2.Opinión pública y medios de comunicación de masas.


A mitad del XX aparecieron dos obras reveladoras en la investigación de la opinión Una fue la de Walter Lippman Public
Opinion (1922) y otra la de Niklas Luhmann “Öffentliche Meinung”, en Politische Planung: Aufsätze zur Soziologie von
Politik und Verwaltung, 9-34 (1971). Ambas obras revelaron aspectos de la opinión desconocidos de la dinámica de la op,
y ambas insistían en la relación opinión y el periodismo.

Comencemos hablando del de Lippmann. Esta obra no tenía precedentes, no por su definición de opinión que es
precisamente uno de sus puntos débiles, tal y como afirma Noelle-Neumann. Es revelador porque desenmascara nuestro
autoengaño racionalista de cómo las personas se informan y hacen sus juicios, que se supone es con madurez, tolerancia,
observando, analizando, pensando, etc. Lippmann contrapone a esta ilusión una realidad totalmente diferente, mostrando
cómo forma sus concepciones a gene, cómo selecciona parte de los mensajes que le llegan, cómo los procesa y los
transmite. Hace un análisis de estos procesos, que se ha ido confirmando en posteriores trabajos.

1. La idea “establecimiento de la agenda” como función de los medios.

Algunas investigaciones sobre la opinión pública se han centrado no en la opinión de la gente en si misma, sino en
conjuntos de agendas de asuntos , los temas sobre las que las personas tienen opinión. Esos estudios investigan hasta
qué punto la atención del público hacia un problema específico depende del volumen de la cobertura de noticias que se
le dedica.

La agenda-setting refiere a la selección de lo que debe ser atendido por el público, de lo que debe considerarse urgente,
de los asuntos que deben importar a todos.

La teoría de la agenda-setting modifica el centro de interés de la investigación, dado que ahora comparará la agenda de los
medios con la de la población, llegando a conclusiones muy relevantes sobre la influencia específica de cada medio en la
agenda pública de una circunstancia determinada.

Esto es, los medios, como afirma Fermín Bouza26, han terminado por configurar una nueva realidad, especialmente en el
mundo político, en la que los propios medios son sus más destacados protagonistas. La astucia y sutileza comunicativa se
ha convertido en una fuerza de poder en sí misma.
DEFINICIÓN DE CULTURA POLÍTICA.
• Es el conjunto particular de actitudes, valores, sentimientos, información y conocimientos que tiene un grupo
o una comunidad.

• Se ha considerado a la cultura política como una variable que persiste en el tiempo y que ejerce una gran
influencia en el comportamiento de los actores políticos y en la propia estructura de los sistemas políticos.

• La cultura política se estructura en base a componentes cognitivos, tales como el conocimiento y las creencias,
a afectivos, como los sentimientos, y a evaluativos, como los juicios.

• Estos componentes forman el esqueleto de cualquier sistema político, definiendo lo que se entiende por
legitimidad, las funciones del sistema o los modelos de participación.

ALMONDY VERBA Y LA CULTURA CÍVICA.

• Según Almond y Verba en su obra de 1963 titulada con este nombre, se define por cultura cívica una cultura
que no es moderna pero tampoco tradicional, una cultura que se apoya en la comunicación y la persuasión, que
permita el cambio pero que lo modere al mismo tiempo.

• Apoyan en el desarrollo de Inglaterra y de su cultura cívica, como un ejemplo de los choques entre
modernización y tradición, suficientemente conflictivos como para modernizar algunos elementos, pero no tan
fuertes como para producir una desintegración.

• Pudo desarrollarse el sistema político democrático inglés, con su parlamentarismo y su representatividad,


donde partidos políticos se presentan a elecciones periódicas, con una burocracia neutral y responsable junto
con los medios de comunicación independientes y otros grupos asociativos y de interés, dándose así la máxima
expresión del pluralismo.

• Almond y Verba elaboran tres modelos de cultura política basándose en las actitudes de la población frente a
su sistema político referentes a la participación en torno a dos variables: la participación y la conciencia del
sistema político. Para enunciar estos tres tipos de culturas políticas se apoyaron en estudios realizados en
EE.UU, Gran Bretaña, México, Alemania e Italia. Nos hablan del término de cultura política por dos razones, la
primera al referirse a ésta como orientaciones específicamente políticas, como posturas relativas al sistema
político y sus diferentes elementos, así como a las actitudes relacionadas con la función de uno mismo dentro
del sistema. Por tanto, es un conjunto de orientaciones relacionadas con un sistema especial de objetos y
procesos sociales. Y, por otra parte, emplean el término de cultura política, porque les da la oportunidad
de usar un marco conceptual y los distintos enfoques de la antropología, la sociología y la psicología.

• Los tres tipos de cultura política se explican en la correlación de datos de esta tabla anterior, que determina
los casos en los que un país “pertenece” a una cultura determinada, sin embargo, esta clasificación no supone
homogeneidad o uniformidad de las culturas políticas. De este modo, las culturas de participación incluirán
elementos de cultura de súbdito y parroquial, y al contrario.
TIPOS DE CULTURA POLÍTICA. CLASIFICACIÓN Y ANÁLISIS.
MODELOS DE ALMONDY VERBA.

• Cultura política de parroquial: un ejemplo de estas sociedades según Coleman serían las sociedades tribales
africanas. Los roles políticos en estas sociedades no son especializados, son difusos de tipo político-económico-
religioso y, para los miembros de estas sociedades, las orientaciones políticas no están separadas de sus
orientaciones religiosas o sociales, a la hora de elegir esos roles. El individuo no espera nada del sistema político
y desconoce el impacto de las decisiones políticas sobre su vida. Se da sobre todo en sistemas arcaicos y
fuertemente tribales.

• La cultura política de súbdito: el ciudadano es consciente del sistema político, y puede incluso estar en contra
de él, pero se limita a obedecer pasivamente las leyes y a los agentes públicos, no se involucra en la actividad
política. Es la cultura política típica de los regímenes autoritarios. Se observa gran frecuencia de orientaciones
hacia un sistema político diferenciado y hacia aspectos administrativos del sistema, pero las orientaciones
respecto de objetos específicamente políticos y
hacia uno mismo como participante activo se
aproximan a cero.

• La cultura política de participación: es la propia


de los sistemas democráticos, está vinculada al
desarrollo del capital social. Es aquella en la que
los miembros de la sociedad tienden a estar
explícitamente orientados hacia al sistema como
un todo y hacia sus estructuras y procesos
políticos y administrativos. Los individuos tienden
a orientarse hacia un rol activo en la política.
También está sujeto a la ley y a la autoridad, y es
miembro de grupos primarios más difusos.

CULTURA CONSENSUAL Y CONFLICTIVA.


CULTURA POLÍTICA CONSENSUAL.

• Fácil llegar a acuerdos.

• Indicador: el voto de centro es el más importante.

• Dominante entre élites reformistas protagonistas de transiciones exitosas.

• Estudio de transiciones: la democracia es estable cuando las élites reformistas desarrollan una cultura de
moderación, cooperación, negociación y acomodación de intereses; basada en la tolerancia, el pragmatismo, la
confianza en los actores y el deseo de buscar compromiso con un discurso político civilizado.

Cultura política conflictiva.

• En países donde se tiende a polarizar la opinión pública, afectando a la legitimidad del sistema.

• Ejemplo: crisis democrática europea en el periodo de entreguerras: el voto se polariza en partidos de extrema
derecha o de extrema izquierda.
OTRAS TIPOLOGÍAS.

• Inglehart y la cultura materialista y post-materialista.

• Cultura política totalitaria y autoritaria.

• M. Weber y el concepto de legitimidad de la autoridad.

• Teóricos modernos y su revisión de la teoría de M. Weber.

INGLEHARTY LA CULTURA MATERIALISTA Y POST MATERIALISTA.


• Las sociedades occidentales viven un cambio en sus valores cuando caminan hacia la fase post-industrial.

• Factor determinante: seguridad material; una vez superada, los individuos se interesan por valores post-
materialistas (ecología, la cuestión nuclear, los derechos de las mujeres o la democracia participativa).

• Nacen las “nuevas políticas”, basadas en estos valores, seguidas por grupos sociales no vinculados a cleavages
tradicionales (jóvenes, nueva clase media, personas con formación universitaria o no religiosas).

CULTURA POLÍTICA TOTALITARIA Y AUTORITARIA.


Cultura política totalitaria:

• Culto al líder. unidades sociales naturales (familia, religión).


• Jerarquización de la élite. • Individuo sujeto a organizaciones de masas, para
• Negación de derechos individuales. aislarlos y manipularlos.

• Atomización del individuo. • Imposición de una ideología.

• Separación del individuo de sus • Sustitución de la información por la propaganda.

Cultura política autoritaria.

• Despolitización y desmovilización de los ciudadanos.

• Defensa de ideales generales (de tipo populista, nacionalista, islamista).

• Resultado: generalización de una cultura de súbdito.

M. WEBER Y EL CONCEPTO DE LEGITIMIDAD DE LA AUTORIDAD.


• Parte de la legitimidad como criterio en el que se fundamenta la autoridad.

• Tres tipos de autoridad:


- Tradicional: descansa en la creencia en la santidad de las tradiciones.

- Carismática: se apoya en las cualidad extraordinarias de santidad, heroísmo o ejemplaridad de cierta


persona.

- Legal-racional: sustentada en la creencia en la legalidad de las normas estatutarias y del derecho de


mando de aquellas personas que las normas conciben para ejercer el poder.
TEÓRICOS MODERNOS Y SU REVISIÓN DE LA TEORÍA DE M. WEBER.
• Consideran válidos el tipo tradicional y el moderno (legal-racional), alcanzan gran consistencia a lo largo del
tiempo.

• Alusión al cambio cultural derivado de la occidentalización: incorporación de ideas e instituciones de


Occidente en sociedades poco desarrolladas.

• Proceso lento: por los cambios que el desarrollo económico produce en la estructura social; muy profundos
pero a largo plazo.

• Factores complementarios: desarrollo de organizaciones sociales autónomas e influencia exterior e


internacional.

SUBCULTURAS POLÍTICAS.
• Culturas de grupos internos en la sociedad (partidos, grupos de presión, élites).

• Se basan en diferencias ideológicas.

• La cultura:
- Define los intereses del grupo y cómo perseguirlos.
- Ordena las prioridades políticas.
- Conecta al individuo con el grupo a través del destino común.
- Permite interpretar las acciones y motivaciones de otros grupos.

• Las culturas políticas parroquial, de súbdito y participante no son homogéneas.

• Tres tipos de culturas sistemáticamente mixtas:


- Cultura parroquial de súbdito: una gran parte de la población rechaza una difusa autoridad tribal, rural o
feudal y ha desarrollado interés hacia un sistema político más complejo.
- Cultura de súbdito-participante: una gran parte de la población ha adquirido orientaciones políticas,
mientras que la mayoría del resto de ciudadanos continúa apoyando una estructura gubernamental
autoritaria.
- Cultura parroquial-participante: sistemas en los que la cultura política es predominantemente parroquial
pero las normas estructurales son de participación.

ALMONDY VERBA.

• Subcultura: distintos posicionamientos ideológicos y partidistas (liberalismo, conservadurismo, democracia


cristiana, socialismo democrático, comunismo, ecologísmo, nacionalismo, etc.).

• Subculturas en base a diferencias étnicas, nacionales o religiosas están muy arraigadas, son perdurables y
pueden causar conflictos violentos (nacionalismo irlandés y vasco, diferencias religiosas en India).

FACTOR RELIGOSO.

• El factor religioso es determinante para su formación.

• En sociedades modernas tiene gran trascendencia a la hora de la construcción de partidos políticos (partido
demócrata cristiano en Alemania o Italia).

• En sociedades tradicionales lo importante es el determinismo religioso: cuanto más determinista sea la religión
más difícil es que se establezcan pautas democráticas en el sistema político.
MULTICULTURALISMO.
• Describe aquellas sociedades formadas por múltiples comunidades con lenguas, religiones y costumbres
diversas (India, Irak, Sudán, Ruanda, Canadá, Estados Unidos).

• Canadá, Bélgica o India son ejemplos de la posibilidad de la democracia en países con un pluralismo
subcultural elevado. Sin embargo, Filipinas es el ejemplo de un país en el que estas diferencias provoca
continuos conflictos en las zonas rurales del país.

• Tres condiciones para reducir la conflictividad en estos casos:


1. Debe haber un número elevado de miembros de cada subcultura, incluyendo los líderes, que deseen
cooperar con el resto de subculturas.
2. En caso de haber subculturas minoritarias, deben reconocer su incapacidad para constituir mayoría capaz
de formar gobierno, a menos que formen coalición con otras.
3. Se deben establecer garantías recíprocas entre subcultural mediante pactos, como los acuerdos
constitucionales.

• En sociedades democráticas con cleavage étnico acentuado encontramos el reto de integración en el ámbito
público de las minorías sin obligarlas a perder su identidad cultural.

• Se evita que su diversidad sea un motivo para la diferenciación y exclusión social. Para ello se reconocen
garantías junto a los derechos individuales.

PERSPECTIVAS MULTICULTURAL.

• En sociedades democráticas de tradición liberal las unidades políticas son los individuos regidos por una ley
común y libres sobre sus rasgos culturales.

• Los principios rectores de la vida política son la libertad individual y la universalidad de la ley.

• El reconocimiento de derechos a estas comunidades perpetúa la diferenciación y distorsiona la convivencia.

SOCIALIZACIÓN POLÍTICA. (RELACIÓN CON LA CULTURA POLÍTICA, ETAPAS Y AGENTES)


DEFINICIÓN DE SOCIALIZACIÓN.

• Socialización: término para explicar el complejo proceso por el cual el individuo crea y estructura sus valores
a lo largo de la vida.

• Socialización Política: proceso de formación y transmisión de la Cultura Política en una sociedad.


- Percepción común de valores, normas, símbolos.
- Una cultura que da cohesión a la comunidad.

• Dos perspectivas no excluyentes:


- Socialización individual.
- Socialización grupal.

CARACTERÍSTICAS SOCIALIZACIÓN POLÍTICA.

• Proceso difuso, informal, espontáneo e inconsciente

• Te permite construir un “kit de supervivencia” política con lo básico:


- Idea general de la política como actividad. - Una ubicación personal respecto a algunas
- Una percepción del propio papel del sujeto en dimensiones imaginarias del universo político.
el escenario político. - Elementos básicos.
- Una identificación con algunos grupos.
ANÁLISIS DEL COMPORTAMIENTO POLÍTICO Y ELECTORAL
RESUMEN TODOS LOS TEMAS

ETAPAS DE LA SOCIALIZACIÓN.

• Socialización primaria: (niño - vida activa): se asumen ideas muy básicas y necesarias, para más adelante fijar
valores más importantes y complejos.

• Socialización secundaria o “resocialización”: (edad adulta – toda la vida) Sirve para confirmar valores y
actitudes y reafirmarlos, o para realizar una reestructuración o rectificación de los valores y actitudes previos.
Importante en momentos de crisis, guerras…

VALORES PRE-POLÍTICOS.

Valores previos a los políticos, pero que ejercen enorme influencia sobre el proceso de socialización:
- Integración social. - Identidad nacional. - Religiosidad. - Clase social subjetiva.

AGENTES DE LA SOCIALIZACIÓN.

• Grupos primarios: relaciones “cara a cara” como la familia, amigos, vecinos… Familia como agente más
importante de la socialización.

• Grupos secundarios: Más instituciones y no tan relaciones personales. Son la escuela, los medios de
comunicación, asociaciones, sindicatos, partidos, organización no gubernamentales… Escuela como segundo
agente más importante de la socialización, seguido de los medios de comunicación.

• Grupos de referencia: características en común, como profesión, creencia religiosas, gustos deportivos,
nacionalidad…

CAPITAL SOCIAL. (CONCEPTO, DESARROLLO Y CONCLUSIONES)


• Definido en 1993 por Robert Putnam en su obra Making DemocracyWork: CivicTraditions in Modern Italy.

• El capital social se refiere a la existencia de redes dentro de la sociedad y al conjunto de reglas de reciprocidad
y confianza que generan.

• El desarrollo del mismo produce una “comunidad cívica”, es decir una comunidad caracterizada por la
existencia de pautas de confianza social y redes de cooperación.

• En sí misma, esta comunidad resultante es un tipo de cultura política.

DESARROLLO DEL CONCEPTO – MAKING DEMOCRACYWORK.

• Putnam resaltó las diferencias entre la Italia del Norte y la Italia del sur que, fundamentalmente, se
constituyen por el grado de confianza existente entre los actores sociales de una sociedad, las normas de
comportamiento cívico practicadas y el nivel de asociatividad que la caracteriza.

• Esto produce un incremento en la calidad de la democracia y el nivel de bienestar colectivo (mejora del
desarrollo económico). Además, permite solventar problemas que tiene la acción colectiva como por ejemplo,
el free rider.

• Las expectativas de cooperación se desarrollan y sostienen institucionalmente mediante asociaciones. El


asociacionismo mide la capacidad de cooperación y sirve para medir la calidad de la vida política.
CONCLUSIONES GENERALES.

• El concepto de capital social amplia las fronteras del concepto de cultura política ya que, es aplicable en
sociedades democráticas y no democráticas (Narayan y Pritchet (1997).

• Los estudios de Putnam indican que puede verse amenazado por el auge del comportamiento individualista
anómico, es decir, el estado sin normas que hace inestables las relaciones del grupo, impidiendo así su cordial
integración.

• La ONU resaltó la importancia del desarrollo del capital social en el informe de la Comisión Mundial de
Desarrollo y Cultura de la UNESCO (1996).

LA CULTURA POLÍTICA EN ESPAÑA.


(APARICIÓN DEL CONCEPTO Y ESTUDIOS MÁS DESTACADOS.)
CULTURA POLÍTICA COMO INSTRUMENTO EXPLICATIVO.

• La cultura política aparece en España en los años 70 como


herramienta de apoyo para las dos principales teorías del cambio
político que buscaban explicar la Transición.

TEORÍAS DE EXPLICACIÓN DEL CAMBIO POLÍTICO DURANTE LA TRANSICIÓN.

TEORÍA FUNCIONALISTA.

• Liberalización del franquismo en los años sesenta que, combinado con otros dos factores, como son el
turismo y la emigración, dan lugar a una transformación de modo significativo de los valores políticos de
amplios grupos de la población española y los mecanismos de socialización en la cultura. Esto da lugar a una
ruptura entre la cultura política autoritaria y la cultura política democrática que se instauraba en el país.

TEORÍA PLURALISTA + T.E.R.

• Se centran en los principales actores políticos y en las estrategias por medio de las cuales pudieron establecer
un pacto básico sobre el que fue posible construir, en un lapso de tiempo muy breve, una democracia
comparable a la de los países de nuestro entorno geopolítico. Estas estrategias y pactos entre élites sólo son
posibles en la medida en que existan bases socioculturales que hagan posible que la negociación se conciba
como la estrategia más beneficiosa para cada una de las partes y que existan refuerzos poderosos para el
mantenimiento de dicho pacto.
Tema III.
Comunicación y Propaganda. Análisis del discurso y del lenguaje
político.
El análisis del comportamiento y de la participación electoral. Aspectos metodológicos. Fuentes para
el estudio del comportamiento electoral: los resultados electorales y las encuestas electorales.

La participación electoral es una forma de participación política especialmente importante por lo que debemos
analizarla de manera independiente de otras formas de participación política.

Desde el punto de vista político, el nivel de movilización y el perfil de los electores participantes son elementos que
pueden incidir en los resultados de la elección y por tanto importantes en nuestro análisis. Recientemente se ha
detectado un descenso en los niveles de participación electoral que ha acrecentado el interés de esta dimensión del
comportamiento electoral.

1)CÓMO MEDIR LA PARTICIPACIÓN ELECTORAL.

Hemos visto como en la mayoría de los países occidentales existen cifras oficiales sobre el número de votos emitidos,
número de lectores registrados y la población en edad de votar. Con esta información es posible medir el nivel de
participación electoral, aunque la exactitud y fiabilidad de estos datos varía dependiendo del país, sobre todo en lo
referente al censo electoral.

Porcentaje de personas que votan con respecto al electorado registrado


P = (Número de votos emitidos / número de votos censados) 100

Los procedimientos de revisión y depuración del censo son fundamentales. Si el censo contiene un nº importante de
ciudadanos fallecidos o duplicaciones debido a cambios de domicilio se sobrestima el número de votantes potenciales. Si
no están en condiciones de votar… El nivel de abstención.

Porcentaje de personas que votan con respecto a la Población en edad de votar


P= (Número de votos emitidos/número de personas en edad de votar) 100. Estas formas de operacionalización son las
más apropiadas para comparar los niveles de participación.

2)DIFERENCIAS ENTRE PAÍSES Y EVOLUCIÓN DE LA PARTICIPACIÓN EN ELECCIONES GENERALES.

ELECCIONES LEGISLATIVAS MÁS IMPORTANTES.

Entre los países más representativos se encuentran Austria y Bélgica con niveles de participación superiores al 90% sobre
el total de lectores censados. Italia, Holanda, Dinamarca, Suecia y Alemania con participación superior a la media
europea (85% y 90%) Noruega, Grecia, Finlandia Francia y Portugal y Reino Unido muestran niveles ligeramente por
debajo del 75%. Suiza con una participación media del 57%. Bélgica y Dinamarca podrían ser los países más estables.

Debemos estudiar separadamente dos países que presentan niveles de participación extremadamente reducidos y con
tendencia decreciente como Suiza y EEUU.

En Suiza en los años 40 la participación era de un 70% y hoy no llega a un 45%. Causas:
 La democracia directa otorga al electorado la posibilidad de decidir sobre numerosas cuestiones que en
otros sistemas serían tratados por el Parlamento.
 Paralelamente a las elecciones las votaciones sobre cuestiones concretas ofrecen otras posibilidades eficaces de
influir en política.
 El sufragio femenino en algunos cantones a partir de 1989
 Desde 1956 El Gobierno suizo se construye a partir de la denominada “Fórmula mágica” que reparte carteras
ministeriales entre los cuatro principales partidos de acuerdo con criterios preestablecidos.
 Las elecciones no se asocian a cambio político o alternancia por lo que no existen este incentivo para que los
electores acudan a las urnas.
 Suiza es un caso de limitada importancia institucional en el Parlamento (Toma de decisiones) (Autonomía de los
cantones).
· ELECCIONES EUROPEAS 2014 (Mapa de
las elecciones en toda Europa).

Las distintas fechas para votar no son las


únicas diferencias que existen en clave
electoral entre los países de la UE. Por
ejemplo, el voto es obligatorio en cuatro
Estados: Bélgica, Grecia, Chipre y
Luxemburgo, países en los que, además, se
aplican multas a quienes no voten. De
hecho, en Luxemburgo la cuantía de la
multa que se impone a la persona que no
acude a votar oscila entre los 100 y 250
euros la primera vez y entre 500 y 1.000
euros si se es reincidente.

España, sin embargo, es el único país de la


Junta Electoral Central que entiende que
«la abstención es una opción tan legítima
como el ejercicio del derecho al sufragio».
Este es el motivo por el que los poderes
públicos sólo pueden realizar una
campaña destinada a informar a los
ciudadanos sobre la fecha electoral, el
procedimiento para votar y los requisitos y
trámite del sufragio por correo, sin llamar
activamente al voto.

· BARRERA ELECTORAL

El hecho de establecer o no una barrera electoral es otra de las diferencias. Según Dieter Nohlen, autor de «Sistemas
electorales y partidos políticos», ésta se define como «las disposiciones normativas que regulan o limitan el acceso a la
participación de algunos partidos políticos o candidatos en la vida de una sociedad política, que no hayan alcanzado una
votación determinada, y por lo tanto, no tienen el derecho de ocupar un escaño en el Parlamento o Congreso».

En España como sabemos la barrera electoral es un 3% la proporción mínima de votos de cada provincia que necesita
una lista electoral para que pueda conseguir representantes en el parlamento.

Para entender mejor su significado y utilidad se puede analizar el caso alemán, donde existe una barrera electoral del 5%.
Esto quiere decir que para que los partidos políticos ocupen un escaño tienen que alcanzar por lo menos el 5% de la
votación total.

· BREVE HISTORIA DE LAS ELECIONES EUROPEAS.

En las elecciones al parlamento europeo celebradas en junio de 1999 acudieron a depositar su voto tan sólo dos de cada
diez británicos. Tres de cada diez holandeses. Y cuatro de cada diez suecos. La participación media en los quince países de
la Unión no superó el 50%.

El porcentaje de electores que participan en las elecciones europeas ha caído en picado desde 1979.

Las elecciones europeas son quizás el ámbito que mejor refleja un fenómeno que se abre a múltiples interpretaciones
como el descenso de la participación electoral en las democracias occidentales.

En Resumen en las elecciones europeas el nivel de participación es muy inferior al de las elecciones generales y se
aprecia una clara tendencia a la baja. La participación media oscila entre el 32% del reino Unido y el 91% de Bélgica.
En España la evolución del porcentaje de participación en elecciones europeas no es decreciente sino que entre 1989 y
1999 pasa del 55% al 64% en parte por el efecto arrastre que se produce al celebrarse conjuntamente con las elecciones
autonómicas y locales en todo el territorio.

3)LA PARTICIPACIÓN ELECTORAL EN ESPAÑA.

La participación media se sitúa en el 70% como media pero fluctúa entre una elección y otra.

- Nuestra corta historia democrática puede ser una de las razones y los elementos coyunturales específicos de cada
elección.
- También los niveles medios de participación esconden diferencias territoriales importantes. Las comunidades de la
periferia Galicia, País Vasco, Canarias, Baleares y Cataluña presentan niveles de participación inferiores a las del centro.
Estas diferencias han ido reduciendo a lo largo del tiempo por lo que se puede hablar de una homogenización.
- No tenemos ese arraigo por un partido como en otros países europeos con mayor experiencia democrática.
- En el caso español es posible distinguir elecciones generales en las que se ha producido una movilización
importante del electorado (80%) en su razón de carácter excepcional (1977, 1982).
- Otras llamadas de continuidad o normales en las que la participación ha sido menor alrededor del 70%
(1979,1986,1989,2000)
- Las de 1993 y 1996 están marcadas por la vuelta de la competitividad electoral.

· ELECCIONES AUTONOMICAS.

Respecto a las comunidades autónomas las periféricas como Galicia, País Vasco, Canarias, Baleares y Cataluña, presentan
niveles de participación inferiores a las del centro. Estas diferencias se han ido reduciendo a lo largo del tiempo por lo
que se puede hablar de una pauta de homogenización o convergencia.

Algunas comunidades de niveles muy altos de participación como Madrid hoy son menos participativas mientras que
otras como Galicia registran mayores niveles de participación.

LA ABSTENCIÓN DIFERENCIAL Y LA PARTICIPACIÓN EN CATALUÑA.

La participación electoral en Cataluña muestra unas diferencias muy importantes según el tipo de convocatoria y se sitúa
siempre por debajo de los promedios estatales.

La participación más elevada, el 73% del electorado se registra en las elecciones generales.
Elecciones Municipales 63%.
Elecciones autonómicas 60%.
Elecciones europeas 57%.

Una de las preguntas que sugiere esta situación es que la participación en elecciones legislativas y la participación en
autonómicas se da una diferencia entre 13 puntos porcentuales a favor de las primeras.

La abstención diferencial en Cataluña afecta principalmente a las comarcas litorales, cinturones industriales, con electores
de izquierdas y castellano parlantes.

La pregunta qué podría plantearse es qué es lo ideal para un sistema político si un nivel de participación moderado o
incluso reducido o por el contrario.

El voto es una forma singular de participación política. En él se conjugan tres circunstancias:


1. Implantación del sufragio Universal
2. La influencia que cada ciudadano pueda ejercer sobre su entorno es igual independiente de su edad, condición
social u orientación ideológica.
3. El ciudadano que participa en una elección es libre.

La participación electoral por muy elevada que sea nunca es suficiente para garantizar el carácter democrático de un
sistema político. El ascenso de la abstención electoral no es un elemento especialmente preocupante.
La importancia de la participación en las elecciones no puede considerarse únicamente como medio para conseguir las
elecciones competitivas., sino que el voto tiene un valor legitimador muy importante.

4)TRES ARGUMENTOS EN DEFENSA DE LA PARTICIPACIÓN POLÍTICA.

1. La abstención es un síntoma de apatía, desafección, y alienación del ciudadano. Reducir la abstención es un


objetivo deseable. Puede ser además una manifestación de desinterés o una distancia entre los ciudadanos e
instituciones y partidos que amenaza la esencia de la democracia.

2. Una elevada participación es un objetivo deseable en sí mismo ya que refuerza actitudes y competencias
políticas deseables en los ciudadanos. (Virtudes cívicas)

3. Cuanto mayor es el nivel de abstención mayor será la parte de la ciudadanía excluida del sistema político. El
problema de la exclusión es tanto mayor cuanto mayores son las diferencias de carácter social y político entre la
población abstencionista y la participante. Sectores sociales como el de las mujeres, bajos niveles de estudios o
ingresos, jóvenes o muy ancianos, personas alejadas del “centro” del sistema público. Centro/Marginación.

La participación Electoral es básica para favorecer:


1. La legitimidad democrática.
2. La mejora de la ciudadanía.
3. La igualdad política entre los ciudadanos. La participación Universal.

· EXPLICACIONES DE LA PARTICIPACIÓN ELECTORAL (pg.122)

1. La posición social del elector: el género, la edad, el nivel de estudios, los ingresos…
2. Las actitudes políticas del elector: el interés, la politización o la valoración del sistema y de las instituciones.
3. El contexto político de la elección: El sistema electoral, la competitividad electoral o los sistemas de
incentivos institucionales.

En numerosos análisis se constata que las personas con una posición social privilegiada suelen votar más porque:
1. Más recursos individuales para asumir los costes de la participación (procesar información. Tiempo para el
voto).
2. Desarrollan actitudes por de interés por la política.
3. Más sensibles a los estímulos movilizadores de partidos e instituciones.

· ACTITUDES POLÍTICAS Y PARTICIPACIÓN ELECTORAL.

Factores como el interés por la política, el nivel de compromiso e implicación política a través de la identificación con
partidos, ideologías o el propio sistema político son las variables que debemos observar.

1. El interés por la política favorece la participación electoral. Personas mejor informadas y mayores motivaciones para
superar los costes de votar. La abstención como comportamiento apático es mucho más frecuente que la protesta.

2. Politización y cercanía a un partido. El grado en que los electores se identifican con diferentes opciones, políticas.
Partidistas o ideológicas es otro de los factores que favorece la participación electoral.

La identificación con un partido (Modelo Michigan) es una de las variables que más importancia han tenido en los
estudios de participación electoral. Todos los análisis manifiestan que las personas que se sienten cercanas a un partido
participan más en las elecciones.

También los electores que se identifican ideológicamente (ej. escala izda-derecha) votan más que aquellos que no se
ubican.

En definitiva la politización tiene una mayor participación electoral.


3. Satisfacción con la democracia e instituciones. La satisfacción que los electores tienen respecto al sistema político y
sus instituciones. La relación de esas actitudes con la participación es importante ya que la abstención como fenómeno
político es radicalmente distinta dependiendo de la influencia de estos factores.

Lo mismo sucede con la valoración de los partidos políticos como elementos centrales de la democracia. Las personas que
tiene una visión positiva de los partidos creen que son un mecanismo de participación y que son esenciales para que haya
democracia.

5)CONTEXTO POLÍTICO Y PARTICIPACIÓN.

1. CONTEXTO INSTITUCIONAL.

Como el tipo de elección, el sistema electoral y otras características del sistema político en el que se lleva a cabo la
elección.

Debemos destacar la importancia del tipo de convocatoria como factor que influye en la tasa de participación: los
electores distinguen perfectamente una elección de “primer orden” legislativa o presidencial de una elección
secundaria. (Local regional, europea) y la tasa de participación es siempre más elevada en las primeras que en las
segundas.

Las diferencias en los niveles de participación electoral reflejan que la relevancia política e institucional del órgano que
se elige tiene un efecto en la participación (Jackman y Miller, 1995).

Un segundo elemento institucional que influye en sobre la participación es el sistema electoral. Los sistemas
proporcionales presentan un porcentaje mayor que los sistemas mayoritarios. Los sistemas mayoritarios ofrecen varios
incentivos a la abstención. En cada distrito uninominal la representación no puede repartirse entre varios partidos sino
que en el mejor de los casos únicamente los dos partidos más votados tienden a conseguir el único escaño que elige la
circunspección. Todos los demás partidos, así como sus votantes potenciales saben que tienen la batalla perdida.

Dentro del grupo de sistemas electorales proporcionales hay una gran variedad. Algunos tienen efectos de una gran
proporcionalidad (Suiza, Países Bajos) mientras otros como el español de corte proporcional tiene efectos mayoritarios
importantes debido fundamentalmente al reducido tamaño de sus distritos.

Por ello conviene analizar no sólo la relación entre participación y tipo de sistema electoral sino también la relación entre
participación y grado de proporcionalidad de sistema electoral.

A mayor proporcionalidad del sistema electoral se da un mayor nivel de participación.

2. CONTEXTO PARTIDISTA.

Como el número de partidos que compiten, el grado de polarización, el grado de competitividad, la fuerza de los anclajes
sociales de los partidos, el esfuerzo movilizador de los partidos. Los partidos políticos son los principales agentes de
movilización electoral y sus características, así como las del sistema de partidos que configuran, influyen en los niveles de
participación electoral.

Podemos distinguir cuatro elementos del sistema de partidos que pueden tener un efecto sobre la participación:
- El número de partidos que compiten por el voto.
- La polarización o distancia ideológica de estos partidos.
- La fuerza de los anclajes de los partidos políticos con la sociedad.
- El grado de competitividad electoral.

La variedad y diversidad en la oferta política es otro de los factores que puede n incrementar la participación electoral.
(Crepaz, 1990).

Cuanto mayor sea el número de partidos políticos existentes y cuanto mayor sea la distancia ideológica que los separa,
más diversa es la oferta política.
Sin embargo un número de partidos excesivamente elevado puede hacer que la formación del gobierno dependa más
directamente de acuerdos entre éstos que del resultado electoral, lo que puede aumentar la abstención. Por tanto es
posible argumentar que un mayor número de partido conduce a una menor participación electoral. Estimar los efectos
del número de partidos sobre la participación puede ser problemático por la estrecha relación de esta variable con el
sistema electoral.

Los sistemas electorales mayoritarios penalizan severamente a los pequeños partidos con un apoyo electoral
territorialmente disperso, y por ello suele dar lugar a sistemas electorales de tipo proporcional.

Otra de las características del sistemas de partidos, relevante para la participación electoral, es la fuerza de los anclajes
de los partidos en la sociedad (POWELL, 1980) donde estos vínculos son fuertes y estables y proporcionan pistas a los
electores sobre cómo interpretar cuestiones políticas y escoger entre candidatos.

El grado de competitividad electoral que se da entre partidos es también analizado como posible factor explicativo.
Cuando menor es la distancia (en términos de intención de voto) que separa a los principales partidos o coaliciones que
compiten por el poder y más incierto es el resultado de la elección, mayor es la participación electoral.

En España ya hemos señalado que el carácter de elección excepcional en las que se percibía la excepción de cambio
político explica los incrementos en las tasas de participación.

La competitividad electoral es uno de los elementos de la teoría de la elección racional de Downs para explicar la
participación electoral. Una persona votará si los costes de participación son inferiores a los beneficios que el elector
obtendría si ganara su partido favorito. Esta teoría introduce elementos muy importantes como el sentimiento del deber
cumplido y el contexto político.

3. LOS INCENTIVOS DIRECTOS A LA PARTICIPACIÓN.

Como el voto obligatorio o las facilidades para votar. Como vemos en el mapa de Europa.

Los efectos de estas variables son más difíciles de estimar ya que contamos con menos casos que en el análisis individual.
(obviamente hay menos elecciones que electores).

Las facilidades para votar, disposiciones que simplifican el ejercicio del voto. El voto por correo anticipado, a través de
otra persona, los horarios de apertura de los colegios electorales, la instalación de urnas en los hospitales y otros
lugares públicos. Ejemplo: ESTADOS UNIDOS.

Estados Unidos es otro de los países con participación escasa y descendente. En los años sesenta superaba el 60%. En los
noventa no llegaba al 50%. En las elecciones del 2000 muy competitivas esta aumentó hasta el 67% . Con Políticas para
promover el voto como: Motor Voter Act (Para solicitar el carné de conducir).

Cansancio entre los electores ya que son llamados a las urnas frecuentemente.

· LAS CONSECUENCIAS DE LA PARTICIPACIÓN ELECTORAL.

La abstención como hemos visto se relaciona con el desinterés y la apatía y con la insatisfacción con el funcionamiento de
la democracia y de sus instituciones. Una elevada abstención pone en cuestión la legitimidad del sistema y al principio de
igualdad política que debe regir en los sistemas democráticos. En algunos sistemas políticos se llega a fijar umbrales de
participación mínima para dar por válidos los resultados de una elección o de un referéndum.

· EL DESCENSO DE LA PARTICIPACIÓN Y LAS ESTRATEGIAS MOVILIZADORAS

Comprender las razones de este descenso de la participación electoral es una tarea complicada.

Desde el punto de vista es difícil separar tres efectos:


- Período el contexto político es cada vez menos motivador.
- Generacional Las nuevas generaciones son cada vez más menos participativas.
- Ciclo de vida la distribución de los grupos de edad ha cambiado.
Podemos distinguir cuatro grupos de explicaciones del descenso de la participación electoral (Corbeta y Parisi 1994):
- Cambios sociodemográficos en el electorado.
- Cambios de las actitudes políticas de los electores.
- Cambios del contexto políticos.
- Cambios en los agentes movilizadores de los partidos y sindicatos.

Otra línea explicativa es el descenso de la participación electoral enfatiza la importancia de un proceso de


desmovilización política: los partidos y los sindicatos, agentes tradicionales de movilización son cada vez menos eficaces
y activos en esta tarea.

¿Tiene remedio este descenso de la participación?


Las propuestas que intentan cambiar el comportamiento del electorado: facilidades para votar, incentivo selectivos,
gratificaciones a los electores por el hecho de votar. En segundo lugar se encuentran las iniciativas que pretenden
aumentar la movilización electoral a través de la creación de sentimiento, y actitudes que favorezcan la participación.
Estas motivaciones son de carácter racional cuando se centran en la utilidad que el ciudadano puede obtener si vota. Las
motivaciones más altruistas justifican el voto como deber cívico.
Tema IV.
La Participación electoral. Posición Social y voto. Concepto de clivaje. Tipología de clivajes. Clase
social y voto. Origen y voto. Valoración de los clivajes como explicación del voto.

· POSICIÓN SOCIAL Y VOTO

Este tema explica cómo la posición social del individuo condiciona su voto. Ya sea como clase social, denominación
religiosa, origen u otros… Para ello debemos utilizar el concepto fundamental de clivaje. Estudiaremos cuáles son los
clivajes más relevantes en las democracias occidentales poniendo especial énfasis en Cataluña, España, y Europa
Occidental. Estos clivajes son de Clase, de denominación religiosa y de origen. Veremos también otros clivajes relevantes
electoralmente y otros nuevos que han empezado a aparecer en las Democracias occidentales. El concepto de clivaje es la
aportación fundamental de la escuela sociológica del comportamiento electoral basado en los estudios de Lipset y
Rokkam (1967).

· DEFINICIÓN:

Cleavage viene del término inglés que alude a la fractura de una unidad en dos partes o en bandos opuestos.

Un clivaje es una división de la sociedad en dos bandos opuestos que está determinado por la posición de
los individuos en la estructura social y que, es profundamente sentido por los individuos, acaba
configurando alineamientos entre los dos bandos de la sociedad y los partidos políticos. En los países
occidentales, los clivajes más relevantes son: la clase social, la denominación religiosa y el origen.

· TIPOLOGÍA DE CLIVAJES: 7. Clivaje de sexo


1. Clivaje de clase 8. Clivaje de edad (jóvenes)
2. Clivaje de denominación religiosa 9. Clivaje de la sociedad del Bienestar (Clivajes de
3. Clivaje de origen nacional sectores Público/Privado)
4. Clivaje de origen étnico 10. Clivaje de la Sociedad del conocimiento
5. Clivaje de origen regional o centro Periferia
6. Clivaje de origen urbano rural

1)CLIVAJES Y ALINEAMIENTOS ELECTORALES (PG.46)


Desde la escuela sociológica de comportamiento electoral se estudia no tanto el partido qué se vota como qué partidos
existen.

Vamos a ver qué sistema de partidos existe en un país cualquiera y a qué se debe qué exista este sistema de partidos y
no otro. En cualquier país democrático, el sistema de partidos resultante es el fruto de la historia de aquella sociedad.
Siendo la política una forma de regular los conflictos que existente en una sociedad, la aparición de determinados
partidos es consecuencia de los conflictos que haya existidos o existan en ella.

Por esta razón, hemos analizado los spots publicitarios de los partidos a través de la teoría de los marcos y el estudio de
la cultura política.

Los partidos son la consecuencia natural de la existencia de unos determinados clivajes en sus respectivos contextos.

Ej. Si en un país ha habido un profundo conflicto de clases existirá un partido de clase obrera. Lo mismo sucede si ha
habido algún conflicto entre denominaciones religiosas existirá cierto alineamiento y surgirán partidos de denominación
religiosa. Ejemplo: Italia y Dinamarca. En Italia existe partidos de clase obrera mucho más fuertes que por ejemplo en
Dinamarca.

· Hay que tener en cuenta:

1. Un clivaje siempre está determinado por la posición delos individuos en la estructura social y por lo
tanto no puede ser nunca una división generada por cuestiones actitudinales o ideológicas. Ej. Es falso que exista
un clivaje ente la izquierda y la derecha.
2. No todas las divisiones estructurales de una sociedad acaban siendo clivajes. Tiene que producirse un
alineamiento.

Con dos derivaciones estructurales:

a) Derivación normativa. Una división relevante que defienden unos valores políticos.

b) Derivación Organizativa. La articulación práctica de estos valores y por tanto, la creación de unos valores
políticos que la defiendan.

División  Desarrollo  Creaci


Estructura social valores Partidos ón
políticos políticos

Los principales clivajes de las democracias occidentales avanzadas son:


1. La clase social

2. La denominación religiosa (Pertenencia a una comunidad no es una cuestión de fe)

3. El origen

1.2) EL NACIMIENTO DE LOS PRINCIPALES CLIVAJES Y LA CONFIGURACIÓN DEL SISTEMA DE PARTIDOS


Entre los siglos XVI y XIX se producen en Europa tres fenómenos que afectarán profundamente su estructura social:
1. La configuración del Estado 2. La reforma protestante 3. La Revolución Industrial
Nación

Se podría decir simplificando que la formación del Estado nación da lugar a tres conflictos:
1. El enfrentamiento del centro dominante que dirige el Estado contra la periferia dominada.
2. El enfrentamiento de unas comunidades culturales con otras y el que opone a los súbditos del poder civil
contra los súbditos del poder eclesiástico.
3. La reforma protestante da lugar al conflicto entre católicos y protestantes.

En definitiva podemos observar como las sociedades occidentales están fragmentadas en varios bandos. Y esta división
condiciona su estructura social. A finales del s. XIX y principios de XX, la estructura social de estas sociedades ya estaba
fundamentada en estos clivajes.

Y los partidos se formaron sobres una estructura social establecida representando un bando de clivaje.

Ejs Labour party (Partido (Laborista) del trabajo o de los trabajadores); Partidos obreros. PSOE en

España

La existencia de los partidos es una cuestión históricamente contingente, ligada a los acontecimientos históricos y
sociales del país en cuestión.

El sistema de partidos que existe en cada contexto es una clase de registro estratificado donde se sintetizan los conflictos
que ha ido padeciendo aquella sociedad.

Podríamos hablar del voto como identidad y no como elección. Refiriéndonos al voto automático en el sentido de que los
católicos votan a los partidos católicos, los obreros votan a los partidos obreros…

2)CLASE SOCIAL Y VOTO

2.1) EL CLIVAJE DE CLASE Y SUS CONSECUENCIAS ELECTORALES


Para entender las consecuencias electorales del clivaje de clase sería ideal retroceder algunos años e imaginar las
comunidades obreras del s.XIX y principios del XX. Eran comunidades cerradas, donde todos los vecinos eran obreros.
(Habitualmente d ela misma industria). Predestinados a jubilarse en el mismo oficio con el que habían empezado. Todos
votaban lo mismo porque todos pertenecían a la misma colectividad y elpartido obrero era su partido.
Poco cualificados (no sabían leer y escribir) el voto no se deliberaba era automático. Si había alguna duda sobre ello el
contacto entre iguales reforzaba esta tendencia.

Este VOTO DE CLASE que se derivaba de la clase social presuponía la existencia de partidos obreros y partidos
burgueses. Con fuertes alineamientos entre los obreros y los partidos obreros y los burgueses y los partidos burgueses.
(Ver cuadro pg. 152) Hemos analizado este tema en los spots.

*El voto de clase ya no parece tan potente como para asegurar que los obreros voten automáticamente a un
partido obrero, y que los burgueses voten automáticamente a un partido burgués.

*Hay algunos países donde la diferencia de voto entre las distintas clases es más amplia que en otros. Ej. Gran
Bretaña y Dinamarca tienen votos de clase potentes.

Robert Alford (1963) trató de medir si el voto de clase era mas o menos potente en los distintos países.

El porcentaje de obreros que votan a partidos obreros menos el porcentaje de burgueses que votan a partidos
obreros.

Bien a través de esta fórmula observamos como el voto de clase se ha ido debilitando tanto en Europa como en
EEUU.

2.2) Causas del debilitamiento histórico del voto de clase


1. El voto de los obreros ha sido cada vez menos automático.
2. Se han reducido las diferencias entre las clases
3. Ha surgido una nueva clase social. El sector servicios

Gran parte de los profesionales del sector servicios hoy en día son trabajadores cualificados. Una amplia población
activa. Gozan de buenas condiciones laborales y económicas.

Esta nueva clase social no es burguesía ni tampoco clase obrera son asalariados cualificados que podrían denominarse de
clase media.

Esta nueva clase media, no manifiesta los mismos alineamientos que las dos clases anteriores por lo que el voto de clase
queda debilitado.

4. Los partidos han adaptado estrategias electorales interclasistas.

Existieron los partidos de masas los más conocidos eran los partidos obreros. En la segunda mitad del siglo XX, los viejos
partidos de masas han sido sustituidos por los partidos catch-all.

Estos partidos apelan a la totalidad del electorado y no a colectivos específicos. De este modo los obreros ya no tienen
partidos propios. Porque los partidos de obreros tratan de identificarse como los partidos de todos. Tampoco las clases
sociales son tan sólidas como antaño.

3)Denominación religiosa y voto


Al tratar la influencia de la denominación religiosa de los individuos sobre el voto debemos tener en cuenta países como:
Alemania, católicos y luteranos
Holanda, católicos y calvinistas
Suiza y Canadá, protestantes y católicos
India, Hindúes y animistas
Países africanos, Hindúes, animistas, musulmanes, católicos…

Frente a esta diversidad, la homogeneidad católica de los países latinos nos dice que somos la excepción y no la norma.
3.1) Clivaje de denominación religiosa y sus consecuencias electorales.
Hay que tener en cuenta que la conexión entre denominación religiosa y voto es distinta en cada país y se ejecuta de
forma específica en cada país de forma diferenciada. Esto quiere decir que por ej. Los católicos no votan como norma
general a los partidos conservadores. Esto es cierto para Alemania pero es falso para EEUU, En GB Los católicos Votan a
laboristas mas habitualmente que los anglicanos u Holanda.

Es decir se trata de una relación contingente de la cultura política y la historia de cada país y depende de los
alineamientos específicos que se hayan producido históricamente en cada contexto.

· OTRA VERSIÓN DEL CLIVAJE RELIGIOSO

EL clivaje religioso divide por ejemplo a los católicos de los no católicos.

En países católicos como Bélgica e Italia, el clivaje religioso tendría mayor influencia electoral porque la iglesia católica ha
permitido el adoctrinamiento religioso, cívico y político.

La relevancia electoral del clivaje religioso sería mayor en países que han desarrollado y mantenido partidos
específicamente cristianos. Los tres países con mayor influencia son Bélgica, Holanda, e Italia.

Tener en cuenta que la influencia de este clivaje sobre el voto tendría que ir descendiendo. Los procesos de
secularización que ha afectado a Europa en estos últimos años

También influye que las iglesias tengan cada vez más difícil su intervención en asuntos públicos.

Ej. España

En el caso español el clivaje religioso ha perdido vigor a lo largo de su tradición democrática.

· EL CLIVAJE DE ORIGEN NACIONAL

- BELGICA

En Bélgica coinciden dos comunidades nacionales muy diferentes: los flamencos (Flandes. Lengua neerlandesa) y los
valones (Valonia. Lengua francesa)

Lo que les diferencia no es su denominación religiosa ambos católicos ni de su clase social (burgueses, obreros), sino el
origen nacional de cada una de las comunidades.

Hay partidos preferidos por los valones y partidos preferidos por los Flamencos

Como podemos observar el caso Belga es un potentísimo clivaje de origen nacional.

- IRLANDA
En Irlanda del Norte también conviven dos nacionalidades diferentes:
Los Irlandeses, que comparten origen nacional con los vecinos del Sur
Y los ingleses con su origen nacional británico.
El caso de Irlanda del Norte nos muestra la gran incidencia que tiene la inmigración en la creación de colectividades con
orígenes nacionales distintos.
- CATALUÑA
En España también encontramos Cataluña y Euskadi donde la inmigración ha facilitado la existencia de colectividades
diferentes.

· El CLIVAJE ÉTNICO. (LA VERSIÓN AMERICANA: EL ORIGEN ÉTNICO)

Cada vez tendemos a una mayor heterogeneidad de origen. Cuando el clivaje de origen se basa en estas características
étnicas o raciales del individuo, lo denominamos clivaje de origen étnico o clivaje étnico.

En muchos países como EEUU, Latinoamérica podemos observar este clivaje.


Es general las minorías étnicas han votado al Partido demócrata. Vamos a estudiar el mapa de implantación de las
últimas elecciones presidenciales en las que ganó Trump.

· EL CLIVAJE CENTRO PERIFERIA

La versión Mediterránea: el origen regional o centro-periferia.

Los ejemplos más claros de clivaje centro periferia son los países del Sur de Europa. Periferia Rica la del Norte y Periferia
pobre la del Sur. Ej Italia

· EL CLIVAJE DE ORIGEN URBANO O RURAL (VERSIÓN ESCANDINAVA)

Existen partidos alineados con los sectores rurales y partidos alineados con sectores urbanos. Y es en estos territorios
donde cada uno de ellos tiene mayor implantación electoral.

Ej. En países como

Noruega, Suecia, Finlandia, Irlanda podemos detectar este tipo de clivaje.

Finlandia el Soumen Keskusta partido básicamente rural y en Helsinki los verdes llegan a tener una implantación casi tan
alta como los social demócratas.

Irlanda el Fine Gael (Rural)

· LA EXPRESIÓN TERRITORIAL DEL CLIVAJE DE ORIGEN

Los mapas de implantación ilustran como determinados territorios votan mucho más a algunos partidos que a otros. Ejs.
Cataluña y EEUU.

Ver mapa de implantación Cataluña

CIU territorios rurales del interior. (Girona y Cataluña Central).

En muchos de estos municipios el PSC ni siquiera se presenta a las elecciones municipales. En los territorios
metropolitanos el PSC se encuentra como pez en el agua frente a CIU.

Ver mapa EEUU

El partido demócrata tiene una gran implantación en todos los estados de Nueva Inglaterra y el resto del Nordeste. Zonas
urbanas de costa Este y Oeste.

· COMBINACIÓN DE CLIVAJES

Ninguno de los clivajes se presenta de forma pura:

1. SUPERPOSICIÓN DE CLIVAJES

Ej. Irlanda del Norte Clivaje religioso (Católicos y protestantes) y Clivaje de origen entre los de origen autóctono
irlandés y los inmigrantes británicos. Pero estos clivajes están superpuestos. Los católicos de origen autóctono y
los inmigrantes protestantes.

2. DOS CLIVAJES QUE SE YUXTAPONEN

No existe ninguna relación entre ellos.

Ej Holanda con el clivaje de denominación religiosa pero también existe un potente clivaje de clase. Los
católicos no son necesariamente de origen obrero.

3. LA CONTRADICCIÓN ENTRE CLIVAJES


Un elector manifiesta un alineamiento con un partido por efecto de un clivaje; pero también manifiesta un alineamiento
diferente con otro partido por efecto de un segundo clivaje.

Ej. Los árabes israelitas de clase acomodada por el clivaje de origen nacional tendrían que mantener un fuerte
alineamiento con algún partido árabe; pero este partido es de clase obrera.

Los partidos de clase acomodada que se les presentan como opciones de voto son típicamente judíos lo que para un
árabe es inaceptable y entran en clara contradicción de identidades.

3.2) CLIVAJE DE SEXO Y VOTO


El distinto sexo entre hombres y mujeres incluso entre homosexuales y lesbianas podrían también generar alguna clase
de partido.

Aunque los votos en los países occidentales no hay gran diferencia entre mujeres, sólo encontramos una excepción en
Islandia donde existe un partido votado fundamentalmente por mujeres. El (WA).

Sin embargo estamos frente a un empoderamiento de la mujer en el mundo y frente a reivindicaciones de los
homosexuales y lesbianas. Por lo que nos podemos encontrar con el surgimiento de un partido que defiendan
mayoritariamente sus intereses.

3.3) CLIVAJE DE EDAD Y VOTO


Otra característica que puede llegar a ser un clivaje es la edad. Podemos detectar diferencias de voto según la edad:

1. Los jóvenes votan más a partidos nuevos

2. Los jóvenes votan más a partidos radicales

3. Los jóvenes responden más a la atmósfera del momento

4.1) NUEVO CLIVAJE DE LA SOCIEDAD DEL BIENESTAR


Durante la segunda mitad del siglo XX, la expansión del sector público en los países occidentales ha sido espectacular.

Lo que más ha contribuido a esta expansión del sector público ha sido el crecimiento de los servicios públicos: sanidad
pública, educación, transporte público, Vivienda protegida… etc. En definitiva el Estado del bienestar.

Clivajes de sector:
1. Los que trabajan en el sector público y/o utilizan los servicios públicos
2. Los que trabajan en el sector privado.

Este clivaje de sector ya tiene consecuencias electorales. Se notan en los países donde el Estado del bienestar está más
desarrollado.

Ej Suecia el partido Social Demócrata es el partido de los funcionarios.

4.2) CLIVAJE DE LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO


A Finales del siglo XX las sociedades se han vuelto fuertemente tecnificadas. Las economías industriales han llegado a ser
post e hiperindustriales como nos señalaría Lipovestky.

Cada día más la riqueza de los países y de los individuos está en el conocimiento. Cada vez se habla más de capital
humano y de capital intelectual. La clase creativa.

En la sociedad del conocimiento la fractura social se fragmenta y se fragmentará cada día más en función de la habilidad
cognitiva de los individuos, de su capacidad de acceso a los conocimientos. Por lo que observamos que el clivaje del
conocimiento es cada vez más relevante.
TEMA V.
VALORES POLÍTICOS Y VOTO

En 1980, Richard Wirthlin, principal asesor electoral de Ronald Reagan, hizo un descubrimiento que cambió
profundamente la política estadounidense. Como experto en encuestas, había aprendido que la gente vota basándose en
las posiciones de los candidatos con respecto a temas puntuales. Pero sus primeras encuestas para Reagan le revelaron
algo fascinante: los votantes que no estaban de acuerdo con Reagan en algunos aspectos querían, no obstante, votarle.
Desconcertado, Wirthlin estudió el fenómeno y acabó descubriendo por qué la gente quería votar a Reagan.

Reagan no hablaba de temas puntuales sino de valores. Tenía más efecto comunicar valores que explicar propuestas
políticas específicas.

Reagan conectaba con la gente, transmitía. Reagan parecía ser un hombre auténtico, parecía creer en lo que decía.
Conectaba con la gente, resultaba auténtico y la gente sentía que podía confiar en él porque hablaba de sus valores.

Por estas cuatro razones:


—valores, capacidad de transmitir, autenticidad y confianza—

Los electores se identificaban con Reagan; sentían que era uno de los suyos. No porque compartieran sus valores, ni su
clase socioeconómica o su subcultura, sino porque creían en la integridad de su relación con ellos y en la conexión entre
su visión del mundo y sus acciones.

Las situaciones políticas son reales, tanto como los hechos que las suscitan, pero también movilizan valores y confianza.
Para ser efectivas, las campañas tienen que comunicar los valores del candidato. El candidato debe abordar los temas
de manera simbólica, para poder transmitir así sus valores morales y su honradez.

Recordemos cómo arremetió Reagan contra las madres pobres que abusaban de los servicios y subsi- dios sociales: es
famosa su imagen de la «reina de la beneficencia social conduciendo un Cadillac». Para Reagan, la «reina» encarnaba no
sólo el abuso de las ayudas sociales sino el símbolo de una política gubernamental equivocada en lo relativo a la pobreza,
basado en un amplio abanico de ayudas públicas. Para Reagan, estos programas de ayuda premiaban la desidia,
incentivaban la indisciplina y fomentaban la inmoralidad.

Con independencia de la opinión que nos merezca Reagan, el suyo fue un discurso ganador que, desde entonces, los
conservadores siguen usando. Los progresistas tienen que aprender del ejemplo. La política tiene que ver con los valores;
tiene que ver con la comunicación y con que los electores confíen en la honradez del candidato; tiene que ver con el
identificarse con la visión del mundo del candidato. Tiene que ver, en definitiva, con lo simbólico. Los asuntos específicos
son secundarios; no irrelevantes, ni menores, sino secundarios. La posición de un político con respecto a un asunto
determinado debe reflejar sus valores, y las medidas y políticas que proponga deben simbolizar esos valores. G. Lakoff
Puntos de reflexión.

LOS VALORES POLÍTICOS PUEDEN DENOMINARSE: CULTURA POLÍTICA, IDENTIFICACIONES POLÍTICAS, ACTITUDES
POLÍTICAS U OPINIÓN PÚBLICA.

La influencia de la posición social podría ser indirecta mediada por los valores políticos, siendo los valores políticos o la
cultura política los que ejercieran una influencia mas directa sobre el voto.

ESQUEMA: POSICIÓN SOCIAL ======== VALORES ========VOTO


POLÍTICOS
o Una Pregunta: ¿Por qué los valores políticos de los individuos condicionan su voto?

Porque los valores políticos son el principal instrumento mental que utilizan los ciudadanos
para procesar su información.

Cuando recibimos una información con un contenido político raramente se evalúa de una manera totalmente lógica.
(objetiva que contenga todos los datos de análisis).

Los valores políticos o la cultura política proporciona una estructura mental que permite analizar y valorar los hechos
políticos.
Deberíamos tener en cuenta la estructura de los marcos mentales que menciona Lakoff y que ya hemos estudiado en el
libro “No pienses en un elefante”

· EL ORIGEN DE LOS VALORES POLITICOS:


1. La socialización Primaria

El primer agente y más destacado es la familia. La socialización familiar es la principal causa de los
valores políticos de los individuos.

2. Los valores prepolíticos


a) Integración social: Sentimiento de pertenecer o formar parte de la comunidad
b) Identidad Nacional: Sentimiento de identificación con una comunidad nacional
c) Religiosidad: Creencias y culto.
d) Clase social subjetiva: Percepción sobre la pertenencia a la propia clase social.

Existen dos causas principales de variación de los valores políticos de los individuos:

3. Movilidad geográfica

4. Socialización secundaria a través de tres agentes de socialización:


a) La escuela Es una transmisora importante de valores
b) Los medios de comunicación
c) Los compañeros de trabajo o amigos

· LOS VALORES POLÍTICOS QUE TRATAREMOS CON UNA MAYOR PROFUNDIDAD SERÁN: (Desde luego hay otros valores
políticos relevantes como la eficacia política o el interés por la política pero nos centraremos en el estudio de estos tres
principalmente.)

1. LA IDEOLOGÍA IZQUIERDA DERECHA


Es el valor político que mas influencia ejerce sobre el voto en Europa Occidental. (En cambio en EEUU el
valor político más importante es la identificación con un partido).

La ideología izquierda derecha es un valor político que se ha definido de dos maneras: en función de
los resultados que persigue y en función de los medios que utiliza.

En función con los resultados que persigue la izquierda se define como aquel valor político o ideología
que busca una mayor igualdad entre los ciudadanos. (Bobbio ) En función de los medios que utiliza la
izquierda es la que pretende una mayor implicación del Estado.

En cualquier caso esta separación no siempre se da. Nos encontramos en una nueva era de globalización
donde estas ideologías ya no están tan divididas y terminan encontrándose o los electores cambian de
un lado a otro tratando de encontrar el modelo que buscan.

2. LA IDENTIFICACIÓN CON UN PARTIDO Y VOTO


Uno de los valores políticos que se transmiten en el proceso de socialización es el de una cierta simpatía
–o un sentimiento de identificación o afinidad-hacia determinados partidos. Es lo que llamamos
identificación con un partido. En los años 60 los académicos de la Universidad de Michigan identificaron
este valor político como la principal causa del voto en EEUU y construyeron lo que que se ha
denominado el modelo Michigan.

- Modelo de Michigan: un equipo de investigadores encabezados por Angus Campbell publica


en 1960 el libro ''The American Voter''.

Desde esta construcción teórica se reafirma el peso de las actitudes políticas por encima de las
variables sociológicas tradicionales.
En particular se identifican tres variables críticas:
b) la identidad partidaria de cada uno
c) la actitud frente a los temas políticos que están en agenda
d) el grado de simpatía o antipatía hacia los candidatos

El factor de más peso sería el primero, la identificación del votante con un partido político.

o Por ejemplo: si el votante se siente identificado con el Partido Demócrata, entonces su tendencia
será a mirar con mayor simpatía a los candidatos de ese partido y a coincidir más con las posiciones
del partido frente a los temas debatidos.

El modelo de Michigan parte de la idea de que el valor político que utiliza la mayor parte de los
americanos para procesar la información. Tratando de demostrar que existe una vinculación muy
estrecha.

En EEUU los partidos son plataformas electorales muy laxas, que no están obligadas a entenderse
internamente como bloques disciplinados como en los partidos europeos.

Los ciudadanos americanos se sienten más o menos cercanos a los partidos porque son las etiquetas
para articular la información política. (Valores políticos)

La identificación con un partido cumple este papel de procesamiento de información que podemos
atribuir a los valores políticos.

SOCIALIZACIONES: POSICIÓN SOCIAL === = = VALORES POLÍTICOS = = === VOTO


IDENTIFICACIÓN CON UN PARTIDO
Los defensores del modelo Michigan, la gran mayoría americanos, argumentan que la identificación
con un partido es una lealtad a largo plazo. Un valor político estable.

Peculiaridades sistema americano;


a) Voto personalizado. (Los americanos casi nunca votan a un partido sino a un candidato)
b) En USA hay muchas elecciones. Un americano medio vota: Elecciones presidenciales, Senado,
Gobernador del Estado, Elecciones del Parlamento del Estado, Municipales,…
c) Los partidos americanos son simples plataformas electorales muy débiles.

Dos Críticas al Modelo Michigan:

- La crítica de la tautología: Una variable no puede ser la causa de ella misma. Ej. La variable
identificación con un partido no puede ser la variable voto.

- La crítica del bipartidismo: Está construido para sistemas bipartidistas que no se adaptan
al multipartidismo.

3. NACIONALISMO Y VOTO

Ej Irlanda: En Irlanda hay muchos electores de izda. que no votan partidos de izda. ¿Por qué?

El motivo es el nacionalismo. Los electores irlandeses escogen el partido no por su ideología izda.
Derecha, sino en función de su grado de nacionalismo.

En algunos países europeos donde el nacionalismo es un valor políticamente relevante: Irlanda, Bélgica,
Euskadi Cataluña...

Ej. Cataluña: (Numerosos electores de izda. que votan a CIU)

· TIPOS DE VOTO. *EXAMEN*

- EL VOTO NORMAL O REITERADO: El hecho de que un individuo se identifique con un partido influye en
su voto. Se trata de un valor político estable en el tiempo. La existencia de este ritual reiterativo nos
confirma que el tipo de comportamiento que tienen presentes los expertos de la Escuela de Michigan es
un comportamiento de tipo emotivo no instrumental. El voto es un acto de afirmación. La distribución
estadística de la variable identificación con un partido determina el voto normal de un colectivo o zona
geográfica.

- VOTO DESVIADO: El tipo de comportamiento que lleva al elector a votar ocasionalmente en contra con
el partido que se identifica se denomina voto desviado. El individuo vota de una forma esporádica y
volverá a su voto anterior (Homing tendency).

- EL VOTO IDEOLÓGICO (Voto emotivo, sentimental, no racional): (Adaptación del modelo americano
del modelo Michigan al Europeo). Presupone que cuando el elector vota a aquel partido que está de
acuerdo con su propia ideología izquierda o derecha lo hace como una simple manifestación emotiva.

· CRÍTICA A ESTA TEORÍA (MICHIGAN): EL DESALINEAMIENTO Y LA VOLATILIDAD


Una de las críticas más habituales que pueden hacerse a las explicación del voto que se basa en los valores políticos es
que se trata de explicaciones caducas.

Durante una buena parte del siglo XX la identificación con un partido influía poderosamente en su voto ahora ya no lo

es. Actualmente los electores están menos identificados con los partidos. Ej EEUU.

Y ocurre otro fenómeno paralelo muy importante como y es que el voto de los electores ya no se identifica tanto con un
partido sino que el voto cada vez está mas condicionado por factores coyunturales y contextuales.

Antes los electores estaban alineados con unos partidos y deducían su voto de ese valor político.

En la sociedad actual ese alineamiento está en crisis. Esta situación tiene el nombre de desalineamiento.

El desalineamiento es la pérdida de influencia en la identificación con un partido (y de otros valores políticos, como puede
ser la ideología izquierda y derecha) sobre el voto.

El desalineamiento se refería originalmente a la pérdida de impacto electoral de la identificación con un partido, este
concepto se puede trasladar sin demasiados problemas a la pérdida de impacto electoral de otros valores políticos
como la ideología izquierda derecha.

- Causas:

a. En la sociedad actual se han erosionado mucho los vínculos grupales que se habían construido sobre la base de
la clase social, la religión etc. Esta erosión debilita los clivajes y las identificaciones con los partidos.
b. El incremento del conocimiento y de las habilidades cognitivas de los electores con mas estudios e información
política así como la globalización.
c. El Remplazo generacional facilita el desalineamineto.
d. En la decisión del voto se da mas importancia a las cuestiones coyunturales y contextuales. Como la coyuntura
económica.
e. Durante el último cuarto del siglo XX se han propagado nuevos valores políticos (la ecología, el feminismo, el
pacifismo) etc. Que no están recogidos por la viejas ideologías izda. Derecha ni por los partidos tradicionales con
los que se sienten identificados los electores.

· OTROS MODELOS

(Modelo de Columbia)
Este modelo tiene su inicio en la década del 40 del siglo pasado, a partir de los trabajos de Paul Lazarsfeld (de la
Universidad de Columbia). Las características centrales del Modelo de Columbia son:

1. El comportamiento del votante está determinado por aspectos sociológicos.


2. Las principales variables explicativas de la decisión de voto de cada uno son las variables demográficas duras: clase
social, edad, lugar de residencia, pertenencia religiosa...
3. Las decisiones políticas son extremadamente estables y sólidas.
4. Las campañas electorales inciden en una medida muy pequeña en la decisión de voto.
(Modelo Comunicacional)
Una derivación de los trabajos de la Universidad de Columbia dio lugar a un nuevo modelo que enfatiza en la incidencia
de las campañas electorales sobre la decisión de voto.

El razonamiento es sencillo: si hay un porcentaje del electorado que permanece indeciso en plena campaña electoral, y
si a ese segmento se suma el de aquellos que cambian su voto durante la campaña (segmento que en EEUU algunas
investigaciones situaron entre el 7 y el 11 %), entonces la comunicación política durante el período electoral es decisiva.

Aquí la comunicación política pasa a jugar un rol absolutamente relevante, pero faltaría aún profundizar cómo es
que opera sobre el cerebro del votante.
TEMA VI.
CONTEXTO ELECTORAL Y VOTO

En este tema vamos a estudiar cómo afecta la evaluación del contexto al voto.

Posición social + valores políticos + Evaluación del Contexto = VOTO.

Los antecedentes del voto que mostramos en este capítulo son muy importantes en los países avanzados y cómo hemos
visto están claramente en crisis. Tenemos la percepción de que estamos en un momento de desalineamiento: que los
clivajes tradicionales están desfasados y los electores se sienten menos identificados con los partidos y que la ideología
izquierda. Derecha condiciona cada vez menos la opción electoral. En definitiva, el comportamiento de los votantes se
ha vuelto cada vez más cambiante y menos anclado.

En estas condiciones, el elector vota cada vez más según antecedentes contextuales: por ejemplo los candidatos o la
coyuntura económica.

En este capítulo, analizaremos las influencias ejercidas sobre el voto a través de factores contextuales: variables que
dependen del lugar y del momento en el que se celebran las elecciones.

· SEIS VARIABLES FUNDAMENTALES:


1. El Voto se ve influido por los movimientos estratégicos de los partidos. El mejor modelo para estudiar este fenómeno
es el modelo de competencia espacial.
2. El voto es influido por las campañas electorales y los medios de comunicación (Ej. Análisis de los spots)
3. El voto es influido por los temas a debate. ISSUES. AGENDA. SETTING.
4. La influencia de la coyuntura económica
5. La relación entre el voto y la personalidad del candidato.
6. Y para finalizar veremos como el voto de los individuos se ve influido por el sistema electoral vigente en las elecciones
específicas.

A lo largo del curso hemos analizado la importancia de los siguientes temas que recordamos a continuación:
- Contexto real. - Evaluación de las campañas. - Ideología Izq-der
- Evaluación del Contexto. - Evaluación de los líderes - Identificación partidaria
- Valores Políticos. - Percepción de coyunturas económicas - Nacionalismo
- Voto. - Evaluación de los ISSUES - Postmaterialismo
- Ubicación de los partidos. - Conciencia del entorno institucional

· EL ANÁLISIS DEL CONTEXTO.


1. La delimitación territorial marca el ámbito de celbraciión de las elecciones que `puede ser regional, muniincipal,
nacional internacional.
2. La delimitación del votante imponen unas exigencias de edad, nacionalidad, que son muy importantes para el diseño
de la campaña.
3. El sistema electoral es otra de las características que delimitan el tipo de campaña, ya que el sistema electoral genera
un sistema de partidos.

· EL MODELO DE COMPETENCIA ESPACIAL AVANZADO.


El elector votará al partido que esté ubicado a una menor distancia de su propia autoubicación ideológica. El votante
actúa de esta manera con el fin de maximizar la utilidad que le reporta su voto.

El elector vota por el partido que, en el espectro espacial, se encuentre más cercano a sus preferencias. El votante actúa
de esta forma para maximizar la utilidad de su voto.

Pues el modelo asume que los partidos actuarán igualmente cuna lógica racional; es decir intentarán maximizar su
utilidad.

Al fenómeno de que la única utilidad que persiguen los partidos es la de conseguir votos lo llamamos el cinismo de los
partidos.
· LA CONVERGENCIA DE LOS PARTIDOS.

Con la intención de conseguir votos, los partidos realizan movimientos estratégicos sobre el eje ideológico pueden hacer
variar el voto de algunos electores.

- El votante actúa con la intención de maximizar la utilidad de su voto.


- Los partidos también actúan siguiendo una lógica racional.
- La utilidad que persiguen los partidos es conseguir votos.
(Entonces, surge la convergencia de partidos)
- Movimientos estratégicos a lo largo de la escala ideológica izda.-dcha.

Existen tres técnicas para detectar cuál es la ubicación izda-Dcha. de los partidos en un momento concreto.:
1. Encuesta
2. Análisis objetivos de los Programas electorales.
(Prácticas asignatura análisis de los programas electorales de los diferentes partidos)
3. Análisis de los marcos

· EL manifiesto Research Group.

Ha hecho un análisis de contenido de los programas electorales de todos los partidos occidentales desde la Segunda
Guerra Mundial.

Y los resultados de este estudio nos han permitido constatar la ubicación ideológica de los partidos.
IZQUIERDA ~ CENTRO ~ DERECHA

· CONVERGENCIA IDEOLÓGICA.

Si los partidos compiten por un espacio ideológico, y lo único que persiguen es maximizar votos, ambos partidos
convergen hacia una posición centrada.
Esta teoría entusiasma a los racionalistas, porque la media es el espacio donde se puede obtener el mayor número de
votos.

La convergencia también depende de:


- El número de partidos.
- Información sobre la distribución ideológica.
- los costes que reportan dichos movimientos - "reputación".
- La convergencia NO depende de dos cuestiones que a primera vista podrían parecer relevantes:
- La convergencia es independiente de la forma que tenga la distribución ideológica del electorado.
- La tendencia a la convergencia también es independiente del supuesto de cinismo de los partidos.

Los partidos se mueven a lo largo del eje ideológico en busca de votos, movimientos que condicionan el voto de los
electores.

Entonces el voto es influido por elementos contextuales, externos al elector.

· REPUTACIÓN DE LOS PARTIDOS.

El elector confía en que el partido realizará políticas que le sean favorables. Sin embargo(...):

- Promesas no cumplidas. - Posibilidad real de gobernar


- Alterar continuamente ubicación ideológica. - El votante traiciona sus preferencias si supone que es
- Reputación dudosa - reduce área de atracción. otro partido el que tiene posibilidades reales de
- Voto útil gobernar.
· COMPETENCIA ESPACIAL BIDIMENSIONAL.

Ubicación de partidos y de electores en un espacio constituido por dos valores políticos que entran en juego al mismo
tiempo.

En los anteriores apartados hemos explicado las posiciones y los movimientos de los partidos acerca de la escala
ideológica izda-Dcha.

Bien esto no nos sirve en países específico, por ejemplo en Irlanda, Bélgica, Cataluña Euskadi… los partidos no se
posicionan según ideología izquierda derecha, sino desde el nacionalismo y del posmaterialismo como ya hemos visto.

· LAS CAMPAÑAS ELECTORALES Y LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN.

Se consideran un medio que los partidos utilizan para influir en la decisión del elector.

Existe la idea de que una buena campaña electoral puede aportar muchos votos.

· TEORÍA HIPODÉRMICA.

Los mensajes emitidos por las campañas electorales y


en general por los medios de comunicación penetran
al interior de los individuos y pueden cambiar su
opinión e influir en su voto.

Sin embargo querríamos pensar que:


- Las personas no se exponen a todos los medios ni reciben todos los mensajes. Al contrario, los electores suelen
seleccionar sus medios. Por lo tanto se da una exposición selectiva.
- El elector no selecciona los mensajes al azar, sino que lo hace de acuerdo con sus valores políticos, con sus simpatías
con unos partidos y otros, con su posición social.

Entonces el mensaje no determina su votación. Si la exposición selectiva funciona correctamente, entonces la influencia
de los medios de comunicación y de las campañas políticas funciona como refuerzo del voto normal.

· EL ESTABLECIMIENTO DE LA AGENDA.

Esta teoría proclama que la influencia de las campañas no se dirige a cambiar la opinión de los electores en un asunto
sometido a debate sino a establecer el CATALOGO DE ASUNTOS sobre los que el elector debería formarse una opinión.
Es decir las campañas no influyen tanto en qué piensa el elector como en sobre qué piensa.

Un rol clave en el establecimiento de la agenda es la función del portero o gatekeeper. Con la función de qué asuntos
aparecen y cuáles desaparecen. Esta función las asumen los periodistas u otras élites periodísticas y por supuesto los
Gabinetes de Prensa que emiten los comunicados a los medios de comunicación. También los propios medios actúan
de la manera que consideran conveniente.

- Es una teoría que surge para paliar los efectos mínimos de las campañas y los medios de comunicación.
- Esta teoría proclama que la importancia de los medios no es cambiar la opinión del elector, sino establecer una
serie de temas sobre los cuáles el votante debería formase una opinión.

· EL TERCER FACTOR CONTEXTUAL DEL VOTO ES EL IMPACTO QUE EJERCEN LOS TEMAS DEL DEBATE POLÍTICO "ISSUES".
EL VOTO TEMÁTICO (issue voting).

Durante la campaña los partidos, los medios y los grupos de presión, introducen al debate político determinados
asuntos que dependen del contexto de la elección. (Temas estrella)

Cuando un elector no vota en función de factores estables (como su posición social o sus valores políticos
El voto temático asume tres condiciones mínimas:
1) El ciudadano tiene una opinión sobre un determinado debate político, vivienda, impuestos, etc.
2) El ciudadano está interesado en ese asunto, es decir, le resulta relevante.
3) El ciudadano conoce la posición que uno o varios partidos mantienen sobre ese tema.

Si se cumplen estas tres condiciones mínimas, el ciudadano podría acabar votando por aquel partido que mantuviera una
posición similar a su propia opinión sobre el asunto del que se trate.

Las transformaciones recientes, hacen del voto temático algo más verosímil:
- Mayor habilidad cognitiva que incrementa la probabilidad de que se cumplan las tres condiciones
mínimas anteriormente expuestas.
- Mayor posibilidad de los ciudadanos de acceder a los debates públicos.
- Voto temático a través de públicos especializados y de grupos monotemáticos.

Tres Condiciones que dificultan el voto temático:

1) el bipartidismo (no hay lugar para los partidos monotemáticos).

2) La unanimidad de los partidos. Cuando las posturas de los partidos son similares y se aproximan.

3) La vitalidad de los valores políticos. Los valores políticos tienen una clara influencia sobre las opiniones de los
ciudadanos hacia los asuntos de debate político. Cuando las identificaciones son especialmente potentes las
opiniones de los ciudadanos y la de los asuntos de debate acaban confluyendo.
a) Efecto Persuasión (El partido convence al elector) Lo persuade.

b) Efecto proyección El ciudadano partidario proyecta su opinión sobre la de su partido.

Parece claro que en situaciones de cierta debilidad de valores políticos, cuando la identificación con los partidos se
erosiona y la ideología izda. - Dcha. se debilita, las opiniones de los ciudadanos sobre los asuntos sometidos a debate
serán menos predeterminados por esos valores.

En estos contextos, el voto temático puede llegar a ser considerable.

· LA COYUNTURA ECONÓMICA: FUNCIONES DE POPULARIDAD. (HIPOTESIS DE LA RESPONSALBILIDAD).

La base de la relación entre economía y voto es lo que se llama: Hipótesis de la responsabilidad (Anthony Downs 1957
Teoría económica de la Democracia).

▪ Cuando la coyuntura económica es buena, los electores premian al gobierno, cuando es mala lo castigan. Los
ciudadanos responsabilizan al gobierno de su situación económica.
▪ Más allá de la influencia que ejerce la evolución objetiva de la macroeconomía, los ciudadanos se ven
influenciados por percepciones subjetivas.
▪ Estas percepciones se forman a través de la cobertura mediática de la economía real, pero con una buena dosis
de reinterpretación política, tanto por parte de los medios de comunicación como por parte de los propios
ciudadanos.

La constatación empírica de tal relación se realiza a través de las llamadas funciones de popularidad, nacidas en 1970.
Una función de popularidad es básicamente un modelo de regresión en el la que la variable dependiente es la evolución
de la intención de voto al partido en el gobierno y las variables independientes son los cambios macroeconómicos. (ej,
tasa de paro, inflación, crisis económica etc. )

· ECONOMIA OBJETIVA O PERCEPCIONES SUBJETIVAS.

Además del impacto electoral que ejercen las magnitudes macroeconómicas objetivas también hay que tener en cuenta
el papel de las percepciones subjetivas de los ciudadanos sobre la evolución de la economía.
Podría parecer que tenemos a un elector hiperracional que está pendiente de la información económica. Contrariamente
nos hallamos delante de un elector que combina la información mediática sobre la coyuntura con sus preferencias
ideológicas y de partido y que votan en función de una sensación genérica de que “las cosas van bien o no”.

Más allá de los símbolos ideológicos que todo candidato encarna y transmite, habitualmente la influencia del
candidato es mucho mayor o menor de lo que suponemos.

La mayor parte de los votantes de un partido valoran más a su candidato y no a otros candidatos.
¿lo votan porque lo valoran mejor?
¿lo valoran mejor porque es el candidato de su partido?
La valoración de los candidatos por parte de los electores se encuentra fuertemente influida por la identificación con un
partido.

· EL SISTEMA ELECTORAL.

El sistema electoral vigente en determinadas elecciones influye sobre el comportamiento de los electores. Se trata de
una influencia muy coyuntural.

La característica del sistema electoral que más influye en la decisión electoral, es la fragmentación del sistema de
partidos.

Cuando los electores se sienten frustrados porque su voto no tiene ninguna utilidad (por ejemplo: partidos
extraparlamentarios) optan por el voto útil, lo que lógicamente tiene mucho que ver con el sistema electoral (voto
dividido, voto preferencial transferible).

· PAÍSES EGOTRÓPICOS O SOCIOTRÓPICOS.

EGOTRÓPICOS: Aquellos países donde el voto depende sobre todo de la situación financiera de las personas por encima
de la situación económica del país. (Países centroeuropeos y escandinavos. Países con un mayor desarrollo del estado del
bienestar por lo que se preocupan también de las economías de las personas).

SOCIOTRÓPICOS: Aquellos países en donde el voto depende de la situación económica del país más que de la situación
financiera de las personas. (EEUU, GB, España) Países que en comparación con los escandinavos tienen un menor
desarrollo del estado del bienestar).

“LAS NUEVAS IDEOLOGÍAS: POSMATERIALISMO Y VOTO”


*LECTURA PARA AMPLIAR; DOCUMENTO EN EL CAMPUS*
TEMA VII.
LOS SISTEMAS ELECTORALES
*SOLO HECHAR UN VISTAZO PORQUE LOS VEMOS EN SISTEMA POLÍTICO ESPAÑOL*

INTRODUCCIÓN
Las elecciones tienen una gran trascendencia política y dan a la democracia una impronta particular: suponen el
reconocimiento de la voluntad popular en el que¬hacer político y abren el acceso en libertad al poder institucional y a su
ejercicio. En efecto, las elecciones constituyen una práctica sustancial y consustancial de las democracias. Son uno de los
elementos dominantes del proceso político, donde la ciudadana o el ciudadano, en su condición de elector, desempeña
uno de los roles fundamentales como actor político.

Esto por la simple razón de que el sistema electoral es un instrumento situado entre las preferencias políticas de los
votantes reflejadas en los resultados electorales y su concreción en las instituciones políti¬cas.

De ahí que el sistema electoral constituya la regla de juego de la elección de¬mocrática de los partidos en liza,
generando la conversión de los partidos electora¬les (los partidos que se presentan a las elecciones) en el subsiguiente
sistema de partidos (aquellos partidos que obtienen representación).

En términos for male s, cabe d efinir al si ste ma el ectoral co m o “ el conju nto d e reglas y p rocedimi entos confor me a lo
s
cuales se convocan y celebran las elecciones, se asignan los escaños a tenor de los votos obtenidos por las candidaturas y
se re suel ven los recur sos a q u e todo este proc eso d ier e lu g ar” (definición d e T ORRES DE L MORAL, en VVA A.:
Introducción al Derecho Político (unidades didácticas), UNED, Madrid, 1997, pp. 316).

Es decir, en los sistemas electorales encontramos en plena actuación tres ideas:


1. Participación ciudadana 2. Elección de dirigentes 3. Representación política.

Los ciudadanos que participan en los comicios eligen, mediante sus votos, a sus candidatos preferidos. Realizado el
recuento de los mismos, el sistema electoral (en las elecciones legislativas) transforma los votos depositados en las urnas
en escaños, atribuyéndolos a unos candidatos que son los representantes.

Los sistemas electorales tratan de reducir la complejidad el proceso electoral mediante unas normas jurídicas públicas y
que, por su repetición, son conocidas por los ciudadanos. Conviene resaltar la resistencia al cambio de dicha normativa.
Ello obedece tanto a que los beneficiarios del sistema existente se niegan a modificarlo, como a que los electores
tardarían en conocer y habituarse a las nuevas reglas, a veces sencillas pero en ocasiones complejas.

La enorme variedad de sistemas electorales obedece a cuestiones muy diversas. Por una parte influye el tipo de
elecciones (presidenciales, legislativas, locales; pero también elecciones en única o segunda vuelta); y por otra el tipo de
sufragio (directo o indirecto).

Pero, además de ello, existen otros elementos que afectan a la configuración de cada sistema electoral concreto. Por
ejemplo, el número total de escaños en pugna, el tamaño de la circunscripción, el tipo de candidatura (uninominal o
plurinominal), el tipo de voto (único o múltiple) y la fórmula electoral establecida (mayoritaria o proporcional).

La normativa electoral, además de lo indicado, contiene exigencias relativas tanto a los candidatos como a los electores
(nacionalidad, edad, domicilio, etc.) y a las papeletas, sobres, urnas, cabinas, sistema de identificación y recuento,
composición de las mesas, voto por correo, etc. A menudo también figura en ella normas relativas a: 1. los umbrales
electorales (porcentaje de votos a superar para lograr la adjudicación de un escaño); 2. Primas de mayoría (atribución de
escaños a las candidaturas con un elevado porcentaje de votos); 3. Quórum de participación; 4. Procedimientos para
cubrir las vacantes producidas, los casos de empate o, en general, las diferencias de criterio en la aplicación concreta de
normas generales.

1) FUNCIONES DE LAS ELECCIONES


Las elecciones generan grandes efectos en el sistema político: producir representación, producir gobierno y producir
legitimación (De Carreras y Valles, 1977). Una relación más pormenorizada de sus funciones (Harrop y Miller, 1987)
comprende: proporcionar representación, ofrecer una elección, producir gobier¬no, influir sobre las políticas, otorgar
mandatos, agregar legitimación, consolidar las elites, formar a los votantes e influir en los partidos. A continuación se
for-
mula una nueva tipología que tiene en cuenta las citadas anteriormente junto con el compendio elaborado por Nohlen
(1981, 1994). Esta nueva sistematización in¬cluye el siguiente elenco de funciones que pueden tener unas elecciones
demo¬cráticas.

EL PROCESO POLÍTICO EN LAS DEMOCRACIAS

La contienda electoral es un momento decisivo para ejercer influencia política. Los candidatos intentan recabar el apoyo
de los electores para llevar a cabo su actuación política, ofreciendo una elección entre programas políticos distintos. El
pro¬ceso electoral influye en el establecimiento de la agenda de temas que forman par¬te del debate político, sea con la
inserción de nuevos temas en la agenda pública, así como su consolidación, eliminación o jerarquización. Los electores
pueden trans¬mitir sus demandas a quienes ostentarán el poder de decisión política.

Funciones de las elecciones democráticas


1. Generar participación.
a) Expresar en votos las preferencias políticas del electorado.
b) Elegir entre programas políticos distintos.
c) Ejercer influencia política.

2. Producir representación.
a) Seleccionar y elegir a elites políticas y sus líderes.
b)Otorgar un mandato representativo fundado sobre una base electiva.
c)Reflejar el pluralismo de la sociedad en el seno de las instituciones políticas.

3. Proporcionar gobierno.
a) Crear un apoyo político que sustente el gobierno.
b)Crear una oposición parlamentaria que controle el gobierno.
c) Establecer la orientación general de las políticas públicas.

4. Ofrecer legitimación.
a) Contribuir a la socialización política y la formación de la cultura política del electorado.
b) Establecer comunicación política mediante la interacción entre la opinión pública y la elite
política. c) Legitimar el sistema político, el sistema de partidos y el gobierno.

1.Generar participación: Una de las diferencias fundamentales entre las democracias y las dictaduras radica,
respectivamente, en el desarrollo o la anulación de ca¬nales de participación en las decisiones políticas. El
proceso electoral posibilita la resolución pacífica de los conflictos sociales a través de la mediatización de las
instituciones políticas. No obstante, la participación política no se restringe a los partidos. La sociedad dispone
de otros cauces de participación como son los movimientos sociales y los grupos de interés, también actores
políticos.

Debemos de discernir términos. El concepto de participación política no se agota en la noción de participación


electoral y ésta a su vez, supera los confines de la votación en los comicios electorales. En palabras de
Gianfranco Pasquino (1988), «casi todos los autores coinciden en el hecho de que la participación electoral no
es más que una de las modalidades de participación política y quizás ni siquiera la más importante [...].
Además, la participación electoral puede constituir tanto el momento culminante de un conjunto de otras
actividades de partici¬pación política como el momento inicial, casi una condición previa de posteriores
ac¬tividades de participación política.» La participación electoral no se ciñe ni mucho me¬nos al ejercicio del
voto, bien que sea su principal elemento constitutivo y muchos ciudadanos circunscriban su participación a él.
Las elecciones son el mecanismo que permiten escoger entre unas elites políticas y otras y entre unos
programas.

2.Producir representación: En las democracias la titularidad del poder co¬rresponde a los individuos que
conforman la sociedad. No obstante, cabe distinguir entre la titularidad y el ejercicio del poder. Esta disyunción
nos lleva al con¬cepto de representación. En los sistemas políticos actuales, cuya organización es compleja, se
hace ineludible la democracia representativa, dada la inviabilidad de que todos los ciudadanos participen
diariamente en todas las decisiones públicas. Ello no obsta para que se pueda ahondar en la democracia
participativa como es el caso del referéndum, la iniciativa legislativa popular u otros mecanismos de de¬mocracia
directa. Así pues, en función de su autoridad, los cargos elegidos toman decisiones en nombre de la sociedad,
pues la representación emana de la voluntad popular surgida de las elecciones. Esto es, el proceso electoral
desempeña un pa¬pel decisivo en el proceso de selección y renovación de los representantes políti¬cos. Un
reclutamiento, el de las elites políticas, que viene condicionado en gran parte por la estructura organizativa de
los partidos. Los votos se emplean para pro¬ducir de forma pacífica la rotación de las elites en el poder, a
quienes se les con¬fiere un mandato electoral. Asimismo, el ejercicio del poder de los gobernantes es
mantenido o revocado después de unas elecciones.

La elección de un cuerpo de representantes que actúen en nombre de la colec¬tividad nos lleva a una
representación que refleje unos intereses sociales heterogéneos y conflictivos. De este modo, el pluralismo
político de la sociedad estará presente en el seno de las instituciones, un hecho que no sucede cuando las elites
políticas se sustentan sobre bases no electivas y el poder deriva de la religión o la coerción militar.

3.Proporcionar gobierno: En una democracia los aspirantes al gobierno re¬quieren obtener el apoyo - sea
parlamentario, sea presidencial- que surge de unas elecciones en las que los ciudadanos expresan sus
opciones individuales. Los elec¬tores eligen el gobierno de forma indirecta. En los sistemas parlamentarios,
esco¬gen los diputados que tomarán una decisión sobre quién ocupará la presidencia del gobierno. En los
sistemas presidenciales, eligen directamente a la persona que será titular de la presidencia del ejecutivo,
quien configurará el gobierno. Y frente al po¬der ejecutivo, las elecciones generan unos adversarios políticos,
una oposición par¬lamentaria encargada de controlar el gobierno.

Otra función que viene condicionada por las elecciones es la orientación gene¬ral de las políticas públicas que
se llevarán a término. Las elecciones pueden tener consecuencias importantes en su desarrollo, dado que los
resultados electorales configuran un gobierno de uno u otro signo, cuyas prioridades y preferencias políticas
difieren entre sí. Las elecciones autorizan a los gobiernos para llevar a cabo políticas públicas orientadas en un
sentido u otro. Sin embargo, la decisión de las urnas no es un cheque en blanco y a lo largo de la legislatura
puede aparecer el descontento con las decisiones políticas o el malestar por no poder expresar con una ma¬yor
influencia las demandas sociales.

4.Ofrecer legitimación: La vía de legitimación del acceso al poder son las elecciones porque la única forma de
representación legítima en una democracia es la elección de los representantes por parte de los ciudadanos. Con
las elecciones se legitima, en primer lugar, al sistema político como referente de la comunidad polí¬tica. También
se legitima a los distintos partidos que representan unos intereses con¬cretos, desarrollando el comportamiento
electoral que genera identificación parti¬dista. Y, por último, se legitima la designación de un gobierno.

Los medios de comunicación de masas permiten un espacio público de con¬frontación política y han incorporado la
noción de opinión pública, concepto distinto de electorado. El notable influjo del poder me di ático -sobretodo,
televisión, radio, prensa escrita y, cada vez más, el ciberespacio- amplia, pues, la perspecti¬va clásica sobre la
legitimación del sistema político y de sus actores, llevando el sentido actual del término legitimidad más allá del
de legalidad. Dicho de otro modo, si bien la legitimidad de la representación resulta de la elección, la legitimidad de la
acción política, entre dos elecciones, viene otorgada además por la comunicación política consistente en la interacción
entre la opinión pública y las elites s políticas. Las elecciones dan por zanjada una fase de comunicación política y abren
paso a una nueva etapa en la cual los sondeos de opinión darán mayor visibilidad a las preo-cupaciones de la opinión
pública. El proceso de comunicación se produce en am¬bas direcciones: en un sentido, la transmisión de información y el
marketing político conforman la percepción sobre la actividad política y contribuyen decisivamente a la legitimación de
los discursos públicos y, en el otro, la opinión pública se ex¬presa en sondeos o a través de la acción colectiva, como los
movimientos sociales.

La red comunicacional y otras formas de socialización política sirven para la difusión de una simbología política que
produce identificación en el electorado, creando hábitos de participación, percepción y comprensión del sistema
político. Se hace partícipes a los ciudadanos del conjunto de normas sociopolíticas y se les inserta en unas
determinadas culturas políticas. Se estructuran pensamientos, ac¬titudes y comportamientos políticos que contribuyan
a la legitimación. La sociali¬zación política busca efectos de integración, al conferir un carácter de aceptación de las
reglas de juego, como ciertos valores democráticos subyacentes al proceso político. Por último, la legitimación también
surgirá de la eficacia de la adminis¬tración pública en la resolución de las demandas sociales.
Acerca de las consultas electorales en los regímenes autoritarios, estas persi¬guen unas funciones distintas (Hermet et
al., 1982). En las dictaduras, el poder po¬lítico no está en juego y entre las funciones de las elecciones encontramos
preten¬der establecer una legitimidad en el interior del país y en las relaciones internacionales, ofrecer la apariencia de
normalidad, promover la adhesión al régimen autoritario que tenga un efecto institucional estabilizador a través de un
conformismo genera-lizado en la sociedad civil, y desprestigiar a la oposición democrática o neutrali¬zada. La diferencia
esencial entre unos sistemas electorales pluralistas y unas elec¬ciones no competitivas redunda en su carácter: elección
política en las democracias o control político en las dictaduras (Harrop y Miller, 1987).

2) EVOLUCIÓN Y CARACTERÍSTICAS DEL SUFRAGIO DEMOCRÁTICO.

La democracia presupone la celebración de unas elecciones mediante el sufragio universal, libre, igual, directo y secreto.
Todas estas características son condición ne¬cesaria para la democracia y el incumplimiento de una sola de ellas nos
remite a un sufragio no democrático, que puede ser restringido, no libre, desigual, indirecto o público. En términos de
política comparada, en el mundo es bajo el grado de arraigo de las elecciones libres y pluralistas y afectan a un número
de ciudadanas y ciu¬dadanos relativamente pequeño, aunque están ahora más extendidas que antaño.

· EL SUFRAGIO UNIVERSAL: El sufragio universal existe cuando el conjunto de la ciudadanía dispone del de¬recho de voto,
sin que puedan producirse exclusiones por cualquier condición o cir¬cunstancia de carácter discriminatorio. La definición
del electorado y la extensión del sufragio son ejes sobre los cuales han girado grandes debates. Merece la pena re¬cordar
que la historia de la democracia ha ido unida a la conquista del sufragio uni-versal, un proceso que ha consistido en
revertir los obstáculos que impedían su im¬plantación; una evolución democratizadora producida por la presión de
sectores de la sociedad excluidos inicialmente de la participación política. Durante el siglo XIX y principios del XX, sólo
partes muy exiguas de la población podían votar, dado que el acceso a las urnas estaba vetado a amplios sectores de la
sociedad, globalmente mayoritarios, entre otros: trabajadores (discriminación por razón de clase social), mujeres
(discriminación sexista), no blancos (discriminación racista) y jóvenes (dis¬criminación por razón de edad). Por ejemplo,
en la Gran Bretaña de 1832 únicamente podía votar el 4,7 por 100 de la población.

En un primer momento, la celebración de elecciones atendió al deseo de la bur¬guesía de hacerse con el control del
poder del Estado. No hubo intencionalidad de democratizar realmente el poder político haciéndolo extensivo a toda la
sociedad, sino una voluntad de trasladar el ejercicio del poder, asumirlo en otras manos. Con el Estado liberal, la
burguesía recurrió al sufragio para poder detentar el poder po¬lítico como sector privilegiado y, a su vez, fue quién
promovió que las clases baja y media fueran apartadas de la decisión política. Para ello, instauró un sufragio
res¬tringido, fuera censitario (restringido por razones de nivel de renta, propiedad o ri¬queza), capacitario
(restringido por razones de nivel intelectual, educativo o profe¬sional) o de cualquier otra índole similar. O bien el
derecho de sufragio dependía del pago de una determinada tasa de impuestos: un impuesto especial para el voto,
inaccesible para la inmensa mayoría de la sociedad.

La educación o la cultura eran también instrumentos discriminatorios. Para votar se exigía saber leer y escribir en una
época en la cual el analfabetismo era la pauta común. Y, cuando la enseñanza \ se encontró en expansión, se puso como
condición la posesión de un título profe-sional o educativo acreditativo de cierto grado escolar más elevado. Otro modo
de control que permitía limitar el acceso a las urnas era la exigencia de un período de residencia antes de poder estar
inscrito en el censo electoral. Esta medida tenía como trasfondo el contexto de una elevada movilidad residencial de los
trabajadores a la búsqueda de un empleo durante el proceso de industrialización, lo cual era un grave impedimento para
poder cumplir dicho requisito, obstaculizándose el ejerci¬cio de su voto. Todas las restricciones discriminatorias
mencionadas buscaban pri¬var del derecho de sufragio a la clase trabajadora.

· EL SUFRAGIO UNIVERSAL MASCULINO: La consecución del sufragio universal masculino y con ello la superación del
obs¬táculo de la discriminación social, a resultas de la presión del movimiento sindical y el surgimiento de los partidos de
izquierdas, representó un punto de inflexión esencial para comprender la transformación del Estado liberal al Estado
democrá¬tico. En Europa se postergó hasta la Primera Guerra Mundial, su asentamiento, des¬pués de un proceso de
derogaciones y reinstauraciones de este derecho para los va¬rones.

Teniendo presente que hubo varias derogaciones de este derecho, en España se introdujo en 1868, 1890, 1931 Y 1977.
De todos modos, debe subrayarse que tras la generalización del voto entre los hombres, continuó existiendo un sufragio
restringido de carácter sexista. Es me¬nester hacer hincapié en que se excluía a más de la mitad de la población de la
vida política y, por ende, de otros ámbitos de la vida cotidiana. Entre las razones esgri¬midas para impedir el voto de las
mujeres encontramos argumentos como su pre¬tendida menor capacidad intelectiva, la supeditación de la mujer al
hombre que ejer¬cía de cabeza de familia (fuera el padre o el marido) o la acusación de apatía o ignorancia de las
mujeres en relación a las cuestiones políticas.

Asimismo, a lo largo de la historia del sufragio, podemos observar que el límite mínimo de edad para poder votar estaba
atravesado también por la discriminación de género. En donde se concedió a regañadientes el sufragio a la mujer, se
añadieron requisitos como el establecimiento de una edad superior de voto para las mujeres con respec¬to a los
hombres. Éste fue el caso de Gran Bretaña donde en 1918 sólo se permitía votar a las mujeres mayores de treinta años.
En Bélgica (1919) únicamente las viudas y madres de víctimas de guerra y en Portugal (1931) sólo las mujeres con
estudios universitarios.

· EL SUFRAGIO FEMENINO: La primera vez que las mujeres pudieron ejercer su derecho al voto fue en 1866 en unas
elecciones municipales en Suecia. Los primeros países en los cuales se im¬plantó fueron los Estados norteamericanos
de Wyoming (1869) y Utah (1870), así como en Nueva Zelanda (1893) y Australia (1902). En Europa, fueron los países
nórdicos. En España se aprobó en 1931 y se ejerció en 1933. Los países de tradición católica y musulmana han sido los
más renuentes a la participación de las mujeres, mientras que en los países de tradición protestante las reticencias se
desvanecieron antes.

Además del movimiento obrero y de las sufragistas del movimiento feminista en algunos países la reivindicación de la
extensión del derecho al voto ha incluido a otros movimientos sociales, como el antirracista. La exclusión de las minorías
étnicas se ha producido con mecanismos diversos: negándoles la condición de ciudadanos, prohibiéndoles el derecho de
sufragio, restringiendo su derecho de voto e desincentivando su participación política. En Estados Unidos hasta 1965
estuvo obstaculizado el voto de los ciudadanos afroamericanos y Sudáfrica hasta 1994 no implantó el sufragio universal
e igual poniendo fin a la segregación racial. Otra limitación del sufragio que cabe indicar ha sido la discriminación por
razón de edad, acostumbrándose a fijar en los veinte, veintiuno, veintitrés, veinticinco o más años el mínimo de edad
para poder votar. La progresiva reducción de la mayoría de edad electoral hasta los dieciocho años, a partir de las
décadas de 1970 y 1980, hasta en¬tonces se había visto frenada en muchos países porque las elites políticas temían
que los jóvenes votaran en provecho de opciones más radicales.

· EL SUFRAGIO LIBRE: En un sistema constitucional de derechos y libertades, el pluralismo político, el ac¬ceso abierto al
proceso electoral, los partidos en competición, la periodicidad de la elecciones y la posibilidad efectiva de decidir sobre la
permanencia o sustitución del poder gubernamental son rasgos distintivos de unas elecciones donde el voto e libre. La
ausencia de una contienda electoral es un síntoma claro de inexistencia dé democracia, pero la presencia de unas
elecciones no indica ipso facto la existencia de un sistema político democrático. Debe haber un Estado dotado de un
sistema constitucional que establezca un marco jurídico donde se reconozcan y garanticen los derechos de la persona y las
libertades públicas (de expresión, ideológica, dé asociación, a la información, de reunión, etc.). De otro lado, la
competencia entré partidos es un denominador común de la amplia gama de variación de los sistema electorales en las
democracias. Entre sus disparidades, el carácter singular de las democracias es la subyacente confrontación política entre
partidos diferentes y su coexistencia democrática. El elemento central es competir por el voto para tener la capacidad de
representar y gobernar. Es patente que las relaciones mutuas y plura¬les se originan en los sistemas multipartidistas y
bipartidistas, mientras que en los sistemas de partido único no existen tales relaciones de reciprocidad.

Aparte de lo ya mencionado, otra condición para considerar un sufragio libre es que las elecciones sean recurrentes. La
periodicidad debe ser regular para evitar la perpetuación no electiva en el poder de las elites políticas. El desarrollo del
princi¬pio electivo conlleva la celebración de elecciones periódicas (habitualmente, en un período máximo de cuatro o
cinco años) donde se parte de la base de que éstas no pueden ser un instrumento utilizado de forma excepcional ni
pueden anularse las convocatorias posteriores con el fin de mantenerse en el poder.

Las elecciones no se celebran exclusivamente en sistemas políticos democráti¬cos. También hay elecciones sin elección.
Hay sistemas autoritarios que, conscientes de su incapacidad de forjar legitimidad, se sienten tentados a recurrir a las
elecciones, las cuales tienen un carácter plebiscitario y se desarrollan sin garantías de limpieza democrática que soslayen
las violaciones sistemáticas, y generalmente virulentas, de las reglas de juego inherentes a las democracias.
Las elecciones en una dictadura anulan, crean obstrucciones de gran calibre o son beligerantes con la conducta
com¬petitiva partidista. La confrontación partidista es reemplazada por la omnipresen¬cia de un partido único, o bien,
por amagos de diversidad con la presencia de can-didatos supuestamente alternativos porque, al fin y al cabo, se
entiende que este tipo de elecciones no afectarán, en ningún caso, a quienes detentan el monopolio del po¬der. La
transición política desde sistemas autoritarios hacia una democracia, tarde o temprano, deberá seguir la vía de unas
elecciones libres con sufragio universal.

· EL SUFRAGIO IGUAL: El voto igual implica que cada elector debe tener asignado el mismo número de votos
independientemente de la persona que los emita y, para ello, no deben existir diferencias cuantitativas en el número de
votos - generalmente, uno- dis¬ponibles para cada elector. La vulneración del voto igual (una persona, un voto) viene de
la mano del voto desigual (o voto plural, como también se le denomina), consistente en la concesión de uno o varios
votos adicionales a determinados tipos de electores. El voto desigual podía consistir en que un individuo poseyera varios
votos para emitirlos en una misma circunscripción. A veces se concedían más vo¬tos en proporción a la cantidad de
tierra de que fueran titulares o en proporción a la base fiscal de sus propiedades (Bélgica, hasta 1919). O podía suceder
que dis¬pusiera de múltiples votos, uno por cada circunscripción, estando calificado para ello, por ejemplo, por tener
propiedades en cada una de ellas (Gran Bretaña lo re-conoció hasta 1948). O podía establecerse un contingente de
electores adscritos a una circunscripción electoral conforme a un criterio distinto al territorial, como el profesional o el
socioeconómico; pudiendo estos electores votar con varios votos en dichas circunscripciones especiales (por ejemplo, las
circunscripciones británi¬cas de titulados universitarios -extinguidas en 1948-, donde estos disponían de diversos votos).

· EL SUFRAGIO DIRECTO: El voto debe ser efectuado por cada ciudadano de forma directa, sin interme¬diarios, porque
cada miembro de la sociedad está capacitado para tomar sus propias decisiones de acuerdo con sus propias preferencias.
El voto debe ser directo porque el derecho de voto no es un derecho transferible. Las elecciones indirectas consis¬ten en
elegir a unos delegados o compromisarios, que a su vez escogerán a los go-bernantes. El objetivo de tal mediatización es
filtrar, incluso moderar, los designios de los ciudadanos, pudiendo modificar su mandato explícito. Éste era el caso de la
Constitución española de 1812 y es la situación de aquellos senadores españoles elegidos por los parlamentos de las
comunidades autónomas. En EEUU, los ciuda¬danos no votan directamente al presidente sino a compromisarios, si bien
es cierto que en la actualidad se respeta el voto emanado del electorado y, por lo tanto, son elecciones indirectas sólo
desde el punto de vista formal.

· EL SUFRAGIO SECRETO: Se debe asegurar el secreto en el ejercicio del voto para garantizar la libre deci¬sión del votante.
El elector no debe ver limitada su libertad política cuando deposi¬ta su voto y por ello es imprescindible que el elector
pueda ejercitar su derecho al Sufragio, garantizando su privacidad, de forma que su voto no sea conocido por na¬die más.
Esta libertad de elección podría quedar condicionada mediante el voto público o abierto. El voto por aclamación, a mano
alzada o expresado oralmente es coercitivo. Para garantizar el voto secreto se establecen mecanismos como la instalación
de cabinas cerradas, el uso de urnas selladas, sobres opacos donde introducir las papeletas y otros mecanismos que hagan
efectiva la emisión secreta del voto. Con la introducción de la informática en las elecciones de algunos países, también
se establecen mecanismos apropiados para la emisión secreta del voto.

Conviene matizar que las garantías para la protección del secreto del voto no implican que el elector, si así lo desea
voluntariamente, no pueda dar a conocer su voto. El secreto del sufragio es, pues, una posibilidad que puede no ser
ejercida por el vo¬tante pero que debe quedar siempre garantizada. Australia fue el primer país en utilizar el voto secreto
en 1856.

Además de las características mencionadas, el voto debe ser personal. El voto por delegación puede ser objeto de
manipulación o suplantación. Por ello, en el supuesto de que un elector tenga imposibilidad material de votar el día de
las elecciones, para garantizarle el derecho de sufragio y, a su vez, mantener el requisito de que el voto sea personal,
entonces pueden articularse mecanismos para combinar ambos aspectos, como el voto por correo, el voto sur place
(cuando el elector tiene autorización para votar en un lugar distinto del que en principio le corresponde) o el voto en las
embajadas y consulados en el caso de residir en el extranjero.
3) ELECTORADO Y PROCESO ELECTORAL
3.1) CONDICIONES PARA EJERCER EL DERECHO DE VOTO

El cuerpo electoral o electorado es la totalidad de ciudadanas y ciudadanos que, cumpliendo unos requisitos jurídicos,
pueden votar. En los países con inscripción voluntaria en el censo electoral, hay que añadir que, además de poseer el
derecho de voto, deben estar inscritos en el censo. La noción de electorado no es, pues, idén¬tica al concepto de
población residente en un país. Existe un correlato de condicio¬nes para poder ejercitar el derecho al voto. Estas
condiciones se deben reunir para estar considerado jurídicamente capacitado para emitir el sufragio. Es conveniente
dividir las condiciones de la capacidad de sufragio bajo dos epígrafes: requisitos generales y restricciones
discriminatorias. Consideraremos que hay una línea divi¬soria entre los requisitos de carácter técnico y general y las
restricciones discrimi¬natorias -de clase, género, etnia, edad, etc.; ya analizadas- que vulneran el sufra¬gio universal e
igual.

Ni que decir tiene que cuando un individuo puede votar no implica que vote. Dependerá de su voluntad individual. Aquí
radica la distinción entre elector (per¬sona capacitada para votar) y votante (elector que ejerce efectivamente el
derecho de sufragio). El elector puede ejercer su derecho de voto pero rehuir la elección de representantes votando en
blanco. En algunos países (Grecia, Bélgica, Australia) existe el voto obligatorio, dado que es concebido como un derecho
político y, a su vez, un deber jurídico. Para obligar a votar se establecen unas sanciones para quien incumple este
precepto. En la participación electoral debemos distinguir entre el su¬fragio activo (derecho a ser elector) y sufragio
pasivo (derecho a ser elegible).

Entre los requisitos generales, encontramos los requisitos positivos (aquellas ca¬pacidades legales positivas que el
elector debe reunir) y las incapacidades (aquellas capacidades legales negativas que impiden al ciudadano formar parte
del electorado).

Entre los requisitos positivos que se establecen para poder ostentar la condición de elector se encuentran la edad, la
ciudadanía y el domicilio de residencia.

Ac¬tualmente, la edad fijada como límite mínimo a partir del cual se puede emitir el sufragio en las democracias se sitúa
en la mayoría de edad civil, por lo general en los dieciocho años. El límite mínimo de edad anteriormente había estado
fijado en edades más elevadas.

Otro requisito general para poder votar en una circuns¬cripción determinada es el domicilio de residencia, el cual se
vincula al ámbito te¬rritorial donde se realiza la elección y que determinará el colegio electoral al cual pertenece el
elector. Se considera como tal el domicilio donde el ciudadano consta a efectos jurídicos.

Disponer de la ciudadanía o nacionalidad jurídica es otra ca¬pacidad legal que se debe reunir. No disponer de ella supone
una restricción en la participación política que refuerza la desigualdad de estatus en la estructura social de los
trabajadores inmigrante s de origen extranjero y obstaculiza su integración social.

Existe el debate para dilucidar si la nacionalidad puede considerarse un requisito positivo de carácter general o bien es
una exclusión discriminatoria. Sue¬cia (1975), Dinamarca (1981), Noruega (1982) y Holanda (1985) reconocen el
derecho de voto en las elecciones municipales a los ciudadanos de origen extran¬jero.

Las incapacidades más frecuentes respecto a la privación del derecho al voto afectan a los ciudadanos discapacitados
psíquicos en el supuesto de que no dis¬pongan de plena capacidad jurídica (establecida judicialmente) o a personas con
penas de privación de liber¬tad que comporten la pérdida expresa del derecho de sufragio, Antaño, las inca-pacidades
han afectado a determinados tipos de funcionarios, como los militares y a personas que atentaron contra el Estado en
momentos de grandes cambios po¬líticos como sucedió en Francia con aquellas personas que colaboraron con los
dirigentes nazis.

LAS LISTAS ELECTORALES O CENSO ELECTORAL: Las listas electorales o censo electoral es el registro público donde
constan ins¬critos todos los electores, es decir, los ciudadanos con derecho al sufragio. En la mayoría de países, la
inscripción en el censo se produce de modo automático, a car¬go del Estado. La inscripción de forma voluntaria en el
censo (EEUU) u obligato¬rio pero a cargo del ciudadano (Francia, Australia), hace recaer enteramente sobre el
ciudadano la inscripción para poder participar en el proceso electoral y conlleva la probable disminución de la
participación electoral, afectando negativamente en los niveles medios-bajos y bajos de la estructura social. La inscripción
voluntaria puede convertirse, de hecho, en una restricción discriminatoria que debilita la democracia.

Para ser elegible, por lo general, se exigen al menos los mismos requisitos que para ser elector. Aunque en las
democracias se tiende a igualar las condiciones para ser elector y elegible, todavía perdura la agregación de algunas
condiciones restricti¬vas más para el sufragio pasivo. Como condiciones de inelegibilidad se halla el de¬sempeño de
cargos cuya naturaleza o relevancia pública pueda afectar al proceso electoral o al desarrollo institucional, como la
pertenencia al ejército o a la judi¬catura.

En algunos países (Italia, Irlanda, Bélgica, Francia, Grecia) todavía se exi¬ge una edad superior para ser elegido respecto a
ser elector, especialmente para de¬terminados cargos públicos de mayor relieve. A todo ello hay que añadir las
in¬compatibilidades -cuestión distinta de las inelegibilidades-, consistentes en impedir la simultaneidad de la condición del
cargo electo con determinadas situacio¬nes políticas, profesionales o administrativas, como por ejemplo ser miembro de
otra cámara de representantes. Su razón de ser estriba en el querer garantizar la de¬dicación al cargo y preservar su
independencia.

3.2) ETAPAS DEL PROCESO ELECTORAL

El proceso electoral se compone de una sucesión de diferentes etapas. Reseña¬remos cuáles son, advirtiendo sobre su
variabilidad según el país. La convocatoria de las elecciones da inicio, desde el punto de vista del derecho, a un nuevo
proce¬so electoral; aunque previamente deba haberse llevado a término la elaboración o actualización del censo
electoral. Ello no impide que, desde la perspectiva de la ciencia política, el proceso electoral haya empezado con
anterioridad, con la pre¬campaña electoral, o con la selección de candidatos y la confección de candidatu-ras, o que
incluso la decisión de convocar las elecciones pueda haberse anunciado con anterioridad a su convocatoria oficial. Por
ello, el proceso electoral debe con¬cebirse como un proceso político que va más allá de lo regulado jurídicamente por el
régimen electoral.

Después de haber fijado una fecha para la celebración de las elecciones y el ca¬rácter de las mismas, se abre el plazo de
presentación de candidaturas que conclui¬rá con la proclamación oficial de los candidatos. Más tarde, se disputa la
campaña electoral, espacio de tiempo de fuerte intensidad en la comunicación política en el que se puede solicitar el
voto de forma explícita. También se designan los miem¬bros de las mesas electorales y se acreditan los representantes
de las candidaturas.

El día anterior a la jornada electoral, puede haber una jornada de reflexión en la que se prohíbe hacer propaganda
electoral o solicitar el voto. Las elecciones se realizan en un solo día o en dos días (días consecutivos si sólo existe una
vuelta, días con intervalo de tiempo entre ellos de una o dos semanas después, cuando hay una se¬gunda vuelta). Cuando
la votación de los ciudadanos finaliza se realiza el escruti¬nio o recuento de los votos en las mesas electorales donde se
hallan las urnas. La abstención es el conjunto de electores que no ha votado. Del total de votos emiti¬dos (votos
computados), serán considerados votos válidos aquellos que se ajusten a los requisitos exigidos y serán votos nulos los
que incumplan algún requisito. Como votos válidos encontramos los votos destinados a candidaturas. En algunas
normativas electorales, como la española, también se consideran válidos los votos en blanco; cuando el votante no se
inclina por ninguna de las opciones que dispo¬ne para votar. Este será el caso de un sobre de votación vacío, sin papeleta
alguna.

Después de realizarse el escrutinio general, se proclaman los resultados provisio¬nales y se abre la etapa del
contencioso electoral para la presentación de impugna¬ciones y resolución de recursos. Finalmente, se procede a la
proclamación oficial de los resultados de las elecciones y de los candidatos electos.

Respecto al carácter de las elecciones, según el ámbito territorial, pueden ser: municipales (locales), autonómicas
(denominadas estatales, en países federales; re¬gionales; o cantonales), generales (llamadas también federales,
legislativas o esta¬tales) Y supraestatales (es el caso de las elecciones europeas).

4)COMPONENTES DEL SISTEMA ELECTORAL


Los sistemas electorales son el conjunto de métodos para traducir los votos de los ciudadanos en escaños de
representantes (Lijphart, 1995). Los votos son el in¬put o punto de entrada del sistema electoral y los escaños el output o
punto de sali¬da. Los elementos que conforman un sistema electoral son interdependientes.

Sus componentes básicos son: la circunscripción electoral, la forma de la candidatura, la estructura del voto, la barrera
legal y la fórmula electoral. El sistema electoral tie¬ne dos funciones básicas: trasladar las preferencias políticas de las
ciudadanas y los ciudadanos a un tipo de modalidad de voto y trasladar los votos a escaños. La es¬tructura del voto y la
forma de la candidatura cumplen la primera función. Los de-más componentes del sistema electoral cumplen la otra
función.

4.1.) CIRCUNSCRIPCIÓN ELECTORAL: La circunscripción electoral (puede denominarse también distrito electoral) es el
conjunto de electores - en la actualidad, pertenecientes a una unidad territorial- a partir del cual se procede, según las
distribución de los votos emitidos en las elec¬ciones, a la distribución de los escaños asignados. No debe confundirse el
tamaño de una circunscripción con su extensión territorial o su volumen demográfico.

Se lla¬ma tamaño o magnitud de una circunscripción al número de escaños asignados a la misma. Las circunscripciones
pueden ser clasificadas, atendiendo a su magnitud, como uninominales y plurinominales.

Las circunscripciones uninominales son aque¬llas que eligen un solo diputado. Las circunscripciones plurinominales son
aquellas que eligen dos o más escaños. Una variante de este segundo tipo, es la circunscrip-ción única, donde el
electorado de todo el territorio estatal es considerado como úni¬ca circunscripción electoral (Israel y Holanda tienen
circunscripción única, al igual que la mayoría de los países en las elecciones al Parlamento Europeo; entre ellos Es¬paña).
Suelen coincidir, aunque no siempre, de un lado, la circunscripción uninomi¬nal y las fórmulas mayoritarias, y de otro
lado, la circunscripción plurinominal y las fórmulas proporcionales.

En favor de las circunscripciones uninominales, se aduce el mayor acercamiento del representante al electorado y un
mejor reconocimiento de los candidatos por parte de los votantes, aunque la cercanía dependerá de la densi¬dad de
población de una circunscripción. En su contra se afirma que propicia el clien¬telismo y el localismo, y que impide la
representación de las minorías. Acerca de las circunscripciones plurinominales, se plasman argumentaciones en sentido
contrario.

Cuanto más elevado sea el número de escaños asignado a una circunscripción, más precisión habrá en la
proporcionalidad del sistema electoral (Mackenzie, 1962), mientras el resto de elementos del sistema permanezca
idéntico. Douglas W. Rae (1977) nos advierte que se presta en general demasiada atención a los efectos de las formulas
electorales, mientras que se da muy poca relevancia a los efectos de las magnitudes de circunscripción.

Junto con el tamaño de la circunscripción, otras va¬riables que influyen son el número de partidos competidores con peso
efectivo y el tamaño de la asamblea representativa, el cual condiciona el número de escaños a asignar entre las
circunscripciones. El grado de desproporcionalidad tiende a cre¬cer cuando el tamaño de la asamblea de representantes
disminuye. La despropor¬cionalidad de un sistema electoral puede aumentar cuando a unas circunscripcio¬nes les
corresponden más escaños en relación con su volumen demográfico que a otras circunscripciones (Gallagher, 1991). Esto
sucede, por lo general, cuando hay sobrerrepresentación de las zonas rurales en detrimento de las zonas urbanas. La
proporcionalidad se reflejará mejor cuando la distribución de escaños entre las cir¬cunscripciones se efectúe en función
de la población y no en razón de criteri9s te¬rritoriales.

Generalmente, las circunscripciones electorales son recíprocamente excluyen¬tes, de forma que un elector forma parte
de una sola circunscripción. Sin embargo, hay sistemas electorales que contemplan varios niveles de circunscripciones
su¬perpuestas, articulando un tipo de circunscripción en un nivel el cual se solapa so¬bre otro tipo de circunscripción
situada en otro plano (Alemania, Islandia, Dina¬marca, Suecia, Austria, Grecia, Bélgica, Noruega e Italia). Entonces, la
asignación de escaños se realiza en dos o más fases sucesivas y en dos o más instancias dis¬tintas. Usualmente, hay dos
niveles de circunscripciones (puede coexistir más de dos): aquel que contiene las circunscripciones de los diferentes
territorios y aquel que consiste en una circunscripción única que se superpone sobre los de niveles in-feriores y en el
que se produce la segunda fase de distribución de escaños.

Las manipulaciones en el diseño de las circunscripciones son un hecho conoci¬do como el gerrymandering. La técnica
gerrymandering consiste en delimitar cir¬cunscripciones en función de criterios exclusivamente partidistas para
privilegiar a una candidatura concreta. Se realiza con un diseño coincidente con la distribución geográfica del electorado
de un partido, para favorecerlo.

4.2.) FORMA DE LA CANDIDATURA: La forma de la candidatura desarrolla los lazos entre los votantes y los candi¬datos y
entre los candidatos y los partidos. La candidatura puede ser unipersonal o de lista. Se trata de una candidatura
unipersonal] cuando en ésta figura un solo can¬didato. Va ligada a fórmulas mayoritarias. Si la candidatura es un voto de
lista, en¬tonces lo relevante será la adscripción de candidatos a unas listas de partido, sien-do éstas la agrupación de
candidatos que se presentan a las elecciones. Implica, pues, que haya varios candidatos.
Los tipos de listas más frecuentes son tres. En primer lugar, las listas cerradas y bloqueadas (Alemania, Israel, Noruega,
México, Argentina, Portugal y España en las elecciones municipales, autonómicas, al Congreso de Diputados y europeas).
Son cerradas porque el elector vota a una lista de candidatos presentada por un par¬tido y son bloqueadas porque el
orden interno de la candidatura viene fijado por el partido y el votante no puede alterar.

La atribución de escaños obtenidos por un partido se hace siguiendo el orden establecido por la lista. Este tipo de listas
son criticadas por restringir la expresión de las preferencias de los electores y se argu-menta en su favor que propician la
consolidación organizativa de los partidos.

En segundo lugar, las listas desbloqueadas o listas cerradas y no bloqueadas (Finlan¬dia, Austria, Holanda, Bélgica,
Dinamarca, Suecia) son aquellas en las cuales un elector vota a la lista presentada por un partido pero el votante a su vez
puede mo¬dificar -total o parcialmente- el orden de candidatos preestablecido por aquél, ya sea mediante el voto
preferencial (para uno o varios candidatos), tachando nom¬bres de candidatos o poniendo un orden numérico en los
nombres de los candida¬tos.

Y, en tercer lugar, las listas abiertas (Suiza, Luxemburgo, Senado español) son aquellas que permiten al elector escoger
candidatos de diferentes partidos y esta¬blecer su orden de preferencia entre ellos. Las listas cerradas, sean bloqueadas
o no, van asociadas con mayor frecuencia a sistemas proporcionales mientras que las lis¬tas abiertas se identifican con
los sistemas mayoritarios.

Las listas abiertas y las listas desbloqueadas favorecen la competición intrapar¬tidaria, disminuyendo el poder del
aparato organizativo de los partidos en la desig¬nación de los candidatos, y permiten establecer una relación más
directa entre elec¬tores y elegidos, contribuyendo a una mayor transparencia y participación democrática.

En contraste, se argumenta que pueden acentuar el protagonismo de los líderes po¬líticos y pueden abrir camino a la
corrupción, construyendo redes clientelares entre políticos que reciben apoyo de grupos de interés a cambio de ofrecer
favores polí¬ticos.

4.3.) ESTRUCTURA DEL VOTO: El voto es un acto relativamente sencillo que no permite traslucir los mati¬ces de las
preferencias políticas de los ciudadanos. La estructura del voto es la forma de emisión o expresión de] voto y está
estrechamente vinculada a la for¬ma de la candidatura. Rae (1977) distingue entre voto categórico (el elector sólo puede
votar a candidatos de un mismo partido) y voto ordinal (el elector puede votar a candidatos de más de un partido). La
mayoría de países (Lijphart, 1995) contemplan un voto categórico, mientras que disponen de un voto ordinal Ir¬landa,
Malta, Australia, Luxemburgo, Suiza, Alemania, Francia y España para el Senado. Otra tipología distingue
fundamentalmente entre dos estructuras de voto: el voto único y el voto múltiple, que dan lugar a su vez a diversas
moda¬lidades:

1. El voto único es aquel en el cual que el elector emite un solo voto. Esto se pro¬duce sea cual fuere el número
de escaños asignados a una circunscripción. Puede emitirse en circunscripciones uninominales, cuando se vota
a una candidatura uni¬personal, o en circunscripción plurinominales, cuando se vota a una única lista de
candidatos que sea cerrada y bloqueada.

2. El voto múltiple permite emitir tantos votos como escaños dispone una cir¬cunscripción, pudiendo dar un
máximo de un voto a cada candidato. Se aplica, ge¬neralmente, en circunscripciones plurinominales y para las
listas abiertas y las lis¬tas desbloqueadas.

3. El voto alternativo es una forma de voto único donde el elector muestra su segunda preferencia, es decir,
indica que candidato votaría en el supuesto de que su candidato elegido como primera preferencia no obtenga
los votos necesarios para ser designado.

4. El voto limitado es una variante de voto múltiple. En este caso, el elector dispone de un número de
votos menor a los escaños de que dispone la circunscrip¬ción electoral. Suele aplicarse en
circunscripciones plurinominales y sistemas ma¬yoritarios con listas abiertas.

5. El voto acumulativo es otra variante de voto múltiple. En este caso, el elec¬tor sí tiene posibilidad de conceder
varios votos a un solo candidato si así lo de¬sea. Esta capacidad de acumulación de votos puede ser limitada o no
y puede no ser ejercida por el elector, el cual prefiera distribuir los votos entre distintos candidatos.

6. El voto preferencial es aquel tipo de voto múltiple en el que el elector esta¬blece su orden de preferencias
para elegir a los candidatos. Este orden puede con¬sistir en poner un número en los nombres de los candidatos,
o bien, en señalar a un número determinado de candidatos que, incluso, puede verse reducido a la expresión
de preferencia por un único candidato. Está asociado a las listas desbloqueadas.

7. El voto combinado, conocido también como panachage, es un tipo de voto múltiple en el que se tiene el
poder de seleccionar candidatos de distintos partidos sin que tenga relevancia alguna su posición en la lista. La
voluntad del elector pue¬de configurar una votación mezclando a candidatos de listas diferentes y establecer su
orden de preferencias. Está asociado a las listas abiertas.

8. El voto doble es una conjunción entre dos formas de candidaturas: el voto de lista y el voto unipersonal. El
elector toma dos decisiones con dos votos: con un voto elige a una lista de partido y con el otro voto escoge a un
candidato, que puede per¬tenecer a un partido no coincidente con el partido al cual eligió en el voto de lista.

4.4.) BARRERA LEGAL: La barrera legal es la cantidad mínima de votos que requiere superar cada parti¬do para tener
derecho a que se le aplique la fórmula electoral y pueda acceder al re¬parto de escaños. La barrera legal es una cláusula
de exclusión que se aplica en al¬gunos países con fórmulas proporcionales o con la fórmula de mayoría absoluta. Los
otros sistemas mayoritarios no necesitan barreras legales. La barrera puede consis¬tir en un porcentaje mínimo de votos
o en un número mínimo de votos prefijado, y, si se trata de un sistema con circunscripciones de doble nivel, también
puede con¬sistir en un número mínimo de escaños de elección directa o en el establecimiento de estas distintas
barreras o similares de forma combinada o alternativa. Puede ar¬güirse a favor de la exigencia de la barrera legal que
evita la excesiva fragmentación del sistema de partidos y puede aducirse en contra la distorsión de la distribución de
votos que limita la proporcionalidad y obstaculiza que los partidos pequeños obten¬gan escaños.

En aquellos sistemas proporcionales que disponen de barrera legal, la podemos encontrar situada en el 1,5 por 100
(Israel, México), el 2 por 100 (Dinamarca), el 3 por 100 (Argentina, Grecia y en las elecciones para el Congreso de
Diputados y la mayoría de elecciones autonómicas en España), el 4 por 100 (Suecia, Noruega, Austria) o el 5 por 100
(Alemania y elecciones municipales y algunas elec¬ciones autonómicas en España) de los votos válidos.

Con una fórmula de mayoría absoluta, se puede situar un porcentaje para acceder a la segunda vuelta (en Francia, el
12,5 por 100 de los electores inscritos). Cuando un partido supera la barrera legal no significa que automáticamente
entre en el reparto efectivo de los escaños. Puede quedar excluido de todas formas. Por ello, no debe confundirse la
barrera legal con el umbral electoral. Este último no tiene carácter jurídico, sino exclusivamente político. El umbral
electoral consiste en el apoyo mínimo de votos que un partido necesita ob¬tener en unas elecciones concretas para
verse representado, con independencia de cual sea la barrera legal.
TEMA VIII.
ELECCIONES Y COMPORTAMIENTO ELECTORAL. DEMOCRACIA Y ELECCIONES.
ANÁLISIS DEL COMPORTAMIENTO ELECTORAL. LOS RESULTADOS ELECTORALES.

Hemos visto ya como, al menos en los sistemas políticos democráticos, la participación electoral constituye un factor muy
destacado de la participación política.

También sabemos que las elecciones libres son uno de los elementos que caracterizan a la propia democracia.

Desde una perspectiva funcional, las elecciones son un procedimiento de agregación de preferencias mediante el cual los
ciudadanos deciden quienes componen, durante un período de tiempo, las principales instituciones políticas
representativas y ejecutivas. Es decir, las elecciones democráticas permiten expresar el consentimiento mayoritario de los
ciudadanos hacia quienes les gobiernan.

Sin duda han existido y existen otros procedimientos para seleccionar quienes han de ocupar cargos públicos. Por
ejemplo:
-por herencia, como en las monarquías.
-por consenso, como en determinados cargos que exigen mayorías reforzadas (de 2/3, en el caso de los magistrados del TCE).
-por sorteo, como ocurría en la democracia ateniense para ciertos cargos o en las comunidades de propietarios.
-por antigüedad, como suele ocurrir en la presidencia de algunos órganos colegiados (jurados, tribunales, etc.)
-por concurso de méritos, según baremos establecidos.
-por designación, como los ministros y otros altos cargos.

A diferencia de esos procedimientos, las elecciones como sistema de selección permiten a todos los ciudadanos
participar en la decisión mediante un procedimiento aceptado por ellos. Por eso desde hace mucho tiempo, en los
sistemas democráticos, se han configurado como una modalidad muy extendida de seleccionar representantes y
dirigentes, no solo en el ámbito del Estado sino también en organizaciones privadas como pueden ser los partidos
políticos, colegios profesionales, asociaciones civiles muy diversas o patronales y sindicatos.

Según Rokkan, los ciudadanos pueden influir en la política mediante tres modalidades que dicho autor denomina
tradicional, organizativa y electoral:

-LA TRADICIONAL: La primera, en realidad, no está disponible para todos sino en particular para una minoría privilegiada.
Se trata de utilizar vínculos familiares y relaciones personales con notables locales para obtener una determinada
decisión política. Esa es una modalidad tradicional de influencia. Aunque es muy característica de los sistemas no
democráticos, no ha desaparecido por completo en los democráticos. El llamado caciquismo es la expresión más
conocida de esta modalidad. Lo logrado aparece como una concesión graciosa personal, es decir, como un privilegio, y
no como un derecho ciudadano.

-LA ORGANIZATIVA: La segunda modalidad, la organizativa, consiste en asociarse con otros individuos en grupos sociales
muy diversos y desde ellos alcanzar la fuerza necesaria para lograr una determinada decisión política. La acción colectiva
de grupos y asociaciones privadas es también muy antigua, pero ha aumentado en los modernos sistemas políticos
democráticos, conviviendo con la modalidad electoral. Es más, los sistemas democráticos se caracterizan por el
pluralismo aso ciativo, h asta t al punto q ue Dahl los calificó de “ poliarquías” debido la división del poder existente, a la
competencia entre grupos, a las presiones cruzadas y el juego de contrapesos que, según dicha corriente teórica, evita
la concentración y el probable abuso de dicho poder.

Tocqueville, en su primera visita a los EE.UU. a finales del siglo XVIII, quedó fascinado por la vitalidad asociativa de los
ciudadanos americanos. Una vitalidad que se manifestaba en su participación activa en múltiples grupos voluntarios.
Todos ellos constituían un tejido social que sustituía en ocasiones a las propias instituciones públicas y, desde luego,
servía también para influir en la vida política. De algún modo eran grupos intermedios que servían de colchón a la relación
directa entre individuo (ciudadano) y Estado que caracteriza al liberalismo.

Modernamente, como hemos visto al estudiar los grupos de interés, esta modalidad que Rokkan llama organizativa es
muy influyente en la configuración de las decisiones políticas. Los grupos de interés existen, algunos de ellos muy
activos, en todas las modernas sociedades. Mediante el procedimiento de consultas previas, sus demandas son
escuchadas por las autoridades antes de adoptar una decisión que pueda afectarles directamente.

- LA ELECTORAL: La tercera modalidad de influencia en la vida política, la electoral, es, al menos formalmente, la más
importante en los sistemas democráticos. La participación en ella es más extensa que en las anteriores modalidades
(potencialmente todos pueden hacerlo), es además igualitaria, y el procedimiento es público y está establecido
legalmente. Está modalidad de influencia en las decisiones políticas mediante la participación electoral tuvo su origen,
como es sabido, en el liberalismo inglés que hizo del Parlamento el lugar de representación de los ciudadano s. Los
representantes aprobaban unas leyes que luego eran aplicadas por el gobierno nombrado por el Rey. De ahí a entender
que el gobierno debía de actuar por consentimiento de los ciudadanos no había más que un paso, si bien tardó bastante
tiempo en poder darse, debido a las resistencias de los poderes tradicionales.

Mucho más tiempo hubo de pasar y en numerosos casos con avances y retrocesos, hasta que el sufragio universal,
primero masculino, y avanzado el siglo XX, femenino, fuera implantado en los sistemas liberales. Establecido así, ello
implica, al menos formalmente, no sólo la universalidad de influir en las decisiones políticas, sino también la igualdad de
dicha influencia para todos los ciudadanos. En el pasado, coexistiendo con las limitaciones en el derecho al sufragio, o
como sustitución inicial de éstas, existieron otros procedimientos de voto desigual. Por ejemplo, el voto indirecto, el voto
por estamentos (propio del Antiguo Régimen en la Francia prerrevolucionaria) o el voto plural, múltiple o ponderado.
Paulatinamente fueran eliminados. Modernamente todos los votos valen igual, con independencia de la condición
personal o social de quien los emita. Además de lo indicado, el carácter secreto del voto permite a los ciudadanos ejercer
su derecho con mayor libertad, sin temor a represalias.

Esas características fueron alcanzadas en un proceso muy largo y además distinto en unos y otros países. Durante el
siglo XIX y hasta la I Guerra Mundial, el derecho al voto pasó de abarcar a una pequeña minoría de propietarios
(sufragio censitario) que lo ejercían de modo público, a la existencia de un voto desigual, hasta llegar lentamente a la
actual situación de sufragio universal, directo, igual y secreto. Esta última característica garantiza la independencia del
elector. Conjuntamente con la condición económica y social, la nacionalidad, el sexo y la edad han sido factores
relacionados con el derecho a la participación electoral.

En Inglaterra dicho proceso fue lineal y continuo, con sucesivas ampliaciones del censo electoral. Pero incluso así, fue muy
prolongado. En 1832 solamente podía votar el 6% de la población y en 1910, casi un siglo después, era tan solo el 29%. En
varios países nórdicos también fue un proceso gradual, solo interrumpido con la invasión de los nazis.

También fue un proceso gradual y lento en los EE.UU. que hasta muy avanzado el siglo XX, entre los años sesenta y
ochenta, no consiguió que algunos sectores sociales, en particular los negros, tuvieran derecho al voto. La persistencia de
un voto indirecto para la elección presidencial, mediante un colegio de electores, forma parte de esa herencia
norteamericana recelosa del voto igualitario.

En otros lugares, como en España, durante el siglo XIX y el XX, hubo constantes avances y retrocesos en lo que se refiere
al derecho al voto. El sufragio universal masculino fue reconocido tardíamente en 1868, pero fue suprimido
posteriormente.

Por lo demás, antes de la primera guerra mundial solo existía derecho al voto a las mujeres en Finlandia y Noruega. En
los diez años posteriores a la finalización de dicho conflicto, fue implantado en otra media docena de países europeos.
En España en 1931 (suprimido luego en el franquismo y recuperado en 1977) y en Francia. Italia y Bélgica después de la II
Guerra Mundial. En Suiza el sufragio femenino no fue establecido hasta 1971.

El proceso de extensión de los derechos políticos y en particular del derecho al voto, fue motivado por la presión de los
sectores excluidos mediante asociaciones y partidos políticos muy diversos, sobre todo del movimiento obrero del siglo
XIX. La necesidad de integrar en el Estado a un sector de la sociedad activo y organizado, para ganar unidad y
estabilidad, influyó en algunas elites gobernantes. Pero esa prolongada historia está llena de dificultades, impedimentos
y abusos para tratar de impedir o al menos retrasar que determinados grupos sociales votaran libremente y pudieran
acceder al poder político.

Además de la existencia de sufragio universal, igual y secreto, es preciso que las elecciones, para ser democráticas,
cumplan otra serie de requisitos. Por ejemplo, los siguientes:

1.- Información libre y plural acerca de las diversas alternativas existentes, para que cada uno pueda establecer
sus preferencias. En una sociedad con una parte destacada de analfabetos difícilmente se cumple esa condición.
Los medios de comunicación y las campañas electorales deberían satisfacer ese requisito. Pero la propaganda, la
vinculación de dichos medios a alguna de las opciones en pugna y la personalización de la política limitan dicha
capacidad.
2.- Cualquier sector insatisfecho con las opciones existentes debería poder formular la suya propia. La libertad de
asociación y de creación de partidos políticos, junto con las de opinión y expresión, favorecen la existencia de
alternativas. Pero de nuevo estos son requisitos formales, porque la realidad política pone de manifiesto unas
exigencias no formales que no están al alcance de todos.

3.- La elección debiera hacerse entre candidatos que compiten por el voto en igualdad de condiciones, sin fraude
ni manipulación. De nuevo, formalmente ocurre así en las modernas democracias. Pero, de facto, no todos los
candidatos disponen de los mismos medios económicos y organizativos para hacer llegar su mensaje a los
ciudadanos.

4.- El p rincipio d e “ una persona, u n voto” refleja el igual va l or del voto d e todos los e lect ores. No obstante,
numerosos sistemas electorales introducen distorsiones en tal principio, estableciendo una relación entre votos
y territorio que alteran dicha igualdad entre personas.

De acuerdo con lo indicado, para que unas elecciones sean consideradas libres y justas suelen serle exigidos los siguientes
requisitos:
-Convocatoria periódica regular. -Igualdad en el acceso de los candidatos a los recursos.
-Neutralidad del gobierno en todo el proceso electoral. -Información plural e independiente.
-Libertad de expresión, oposición y asociación. -Ausencia de fraude, manipulación y coacción.
-Libertad de sufragio activo y pasivo. -Instancia independiente y neutral para dirimir los
-Sufragio universal, libre, igual y secreto. conflictos.

2) DEMOCRACIA Y ELECCIONES. FUNCIONES DE LAS ELECCIONES.


Puede admitirse que las elecciones que cumplen los requisitos enunciados permiten obtener tres funcio nes esenciales
en los sistemas democráticos: (proporcionan representación, gobierno y legitimidad)

A. Representación. Las elecciones son el procedimiento para elegir representantes de los ciudadanos mediante la
agregación de preferencias de los electores. La representación en los sistemas liberal democráticos no es la misma que
existía en otros sistemas políticos anteriores. Representar, en términos de derecho privado, significa hacer presente a
quien está ausente; es decir, hacer válida, mediante un representante, la voluntad del ausente. Esa noción contiene la
idea de mandatario, delegado o apoderado, esto es, una persona que dispone de una orden para actuar de acuerdo con
los deseos expresados por el poderdante mediante instrucciones precisas.

En las asambleas medievales o estamentales, esa era la noción de representación existente y los representantes actuaban
de ese modo, es decir, como apoderados de sus vecinos. Estaban vinculados a sus representados por un mandato
imperativo que no podían vulnerar ni alterar. Como a menudo en tales asambleas se suscitaban cuestiones nuevas, que
no estaban inicialmente previstas en el orden del día, con respecto a las cuales los representantes carecían de
instrucciones de sus representados, era preciso interrumpir la discusión y esperar a disponer de ellas. Eso retrasaba la
toma de decisiones, que podían ser urgentes y había que tomarlas sin demora. Tal situación, al repetirse,
permitió poco a poco una mayor flexibilidad en el mandato imperativo para evitar los problemas citados. Esta
representación si bien lo era de intereses particulares o corporativos, tenía no obstante un carácter político. Pero
en aquella vida política eran más los excluidos que los representados.

De ese modo comenzó el cambio desde el mandato imperativo hacia el mandato representativo. La idea de
representación en el pensamiento liberal deja de ser la que era propia del derecho privado para transformarse en
netamente política. Está muy vinculada a la composición y funciones del poder legislativo, primero en Inglaterra y luego
en Francia.

En el primer caso, el Rey pierde la soberanía absoluta de que gozaba y cede parte de la misma no al pueblo sino al
Parlamento (Cámara Baja o de los Comunes). El Parlamento se interpone entre el pueblo y el Rey, antes directamente
relacionados, al menos formalmente. Ese Parlamento era inicialmente elegido por un sector reducido de la población, en
particular por los propietarios de cierta edad. Asimismo, solamente ellos podían ser candidatos. La justificación consistía
en sostener que dichos propietarios, al ser quienes pagaban los impuestos (decisión anual que tenía que aprobar el
Parlamento), eran los más interesados en la buena marcha de la vida política. De ese modo, según el principio liberal
inicial, aunque pocos eran los votantes, el Parlamento “representaba” a los ingleses en conjunto. Los más interesados
velarían por los intereses generales.
El principio seguido en Francia durante y después de la revolución fue distinto. Sin duda estuvo influida por las tesis de
Rousseau acerca de la “voluntad general” (aunque Rousseau no era partidario de la representación sino más bien de la
democracia directa en pequeños estados). La noción de representación francesa, por su éxito y racionalidad, superador
de la representación por estamentos, tendría mucha influencia en todo el continente. La Asamblea Constituyente
francesa se declaró a si misma como “representativa de toda la Nación”, atribuyéndole a esta última la soberanía.

Dicha Nación unida e indivisible expresa su voluntad a través de la Asamblea. En ella, cada uno de los representantes lo
son de toda la Nación y nunca de un territorio ni tampoco de quienes concretamente les han votado. La Asamblea,
insisto, representa a la Nación, titular de la soberanía, y no a los individuos que la componen, por más que sean ellos
quienes votan. Esa es la tesis de la soberanía nacional que se diferencia de la soberanía popular, propia de otra
corriente doctrinal posterior.

La división de la nación en circunscripciones o distritos obedece exclusivamente a razones funcionales, para que los
electores no tengan que desplazarse. Pero en ningún caso, el representante elegido en un distrito defiende los intereses
del mismo, sino los intereses nacionales. El art. 7 de la Constitución de 1791establece que “los representantes
nombrados en los departamentos no serán representantes de uno particular sino de la nación entera”.

Incluso en los países anglosajones, en donde prevalece el sistema de distritos uninominales, el representante aparece a
menudo y actúa en la Cámara como defensor de los intereses de su circunscripción. Parece como si fuera el
representante de unos y no de otros.

En las modernas democracias representativas, aunque las Constituciones recojan el principio de representación nacional
, el distrito se ha convertido en un ámbito privilegiado de ejercicio de la política y de conseguir votos. Los diputados y
senadores, por la cuenta que les tiene, no pueden ignorar el peso de los intereses locales en la determinación de la
voluntad y las preferencias de los electores. A la postre, la idea de Nación tal como fue concebida por el pensamiento
francés, no deja de ser una abstracción.

Con la posterior extensión del sufragio y la participación de las masas en la vida política, el electorado es ya masivo,
heterogéneo y fragmentado, en lugar de ser de una sola clase social con muchos intereses comunes. La idea de
representación resulta alterada. No hay ya, por tanto, un único interés nacional, que en realidad era el interés de una
clase social, la burguesía, al ser la única con derecho al voto. Ahora, con la extensión del sufragio, aparecen en escena
intereses sociales enfrentados y no es posible ya mantener, salvo formalmente, la vieja ficción del “interés nacional”.

Ese conflicto aparece reflejado en el Parlamento a través de los partidos políticos, que comienzan así a convertirse en
canales decisivos de la participación política y de la representación de intereses sectoriales. Los representantes, a partir
de entonces, están vinculados a un partido, que es quien presenta y avala candidatos, y deben disciplina de voto al
mismo. Aunque el mandato imperativo continúa prohibido, el representante suele aceptar el criterio de voto establecido
por el partido por el cual ha sido elegido. Con todo ello la idea de representación nacional se ha visto afectada y es
habitual referirse a los representantes de cada partido. Son, pues, los partidos quienes representan a ese electorado
fragmentado y con intereses enfrentados, si bien se mantiene la ficción del “interés nacional”.

La propia introducción de sistemas electorales proporcionales en lugar de los mayoritarios da cuenta de ese cambio en la
idea de representación. De algún modo, se trata de que el Parlamento sea un reflejo de la sociedad, o del electorado. Y
se entiende que el Parlamento será más “representativo” cuanto mayor sea dicha semejanza. En realidad, ningún
sistema electoral puede garantizarla de manera total pues la fragmentación sería excesiva.

En las modernas democracias, los representantes no están sujetos al mandato imperativo frente a sus electores, pero si
lo están, de facto, ante su partido. Tal hecho ha sido criticado con frecuencia, pues manifiesta la falta de independencia
del representante, que era una de las notas del sistema de representación liberal inicial. Pero tal dependencia, no
obstante, garantiza la previsibilidad de los resultados en las votaciones parlamentarias, lo cual permite los acuerdos
entre grupos que hacen posibles las leyes.

¿Cómo podría acordarse algo si no se tuviera certeza de los votos con que cuenta cada grupo? La disciplina de voto, al
propio tiempo, también facilita la estabilidad gubernamental en los sistemas parlamentarios, pues el gobierno es
elegido y puede ser cambiado por el Parlamento mediante una moción de censura.

En todo caso, no cabe dudar de que las elecciones producen representantes, ya sean de la nación, de un territorio o de
un sector social del electorado, aunque dichos representantes actúen posteriormente en distinto sentido al que sus
electores desearían.
B. FORMACIÓN DE GOBIERNOS. Al fin y al cabo, los programas electorales no son vinculantes en términos
jurídicos y además son muchas las cuestiones políticas que no han podido ser previstas en ellos, dada la cambiante
realidad social. Los aspirantes a formar gobierno exponen en el Parlamento un programa que no coincide del todo ni con
el programa del partido (aprobado por los afiliados en el congreso del mismo), ni tampoco con el programa electoral
expuesto en la campaña.

A menudo, sobre todo en los sistemas parlamentarios pluripartidistas, son un sistema electoral proporcional, el resultado
de una elección no implica directamente la formación de un gobierno. A veces, al no disponer ningún partido de mayoría
parlamentaria, esos gobiernos son resultados de acuerdos para conseguir el necesario apoyo parlamentario o incluso la
formación de una coalición de gobierno. Y los programas de esos gobiernos de coalición son diferentes de los de cada
partido integrante de la misma.

En los sistemas bipartidistas no cabe un gobierno de coalición. Pero incluso en tales casos, tampoco está garantizado el
cumplimiento del programa electoral. Los partidos tienen un cierto compromiso con sus afiliados, también con sus
electores, pero las circunstancias pueden forzar su incumplimiento parcial de lo prometido en los programas. Asimismo,
la coyuntura económica o internacional influye en las decisiones adoptadas, aunque estas contradigan o se alejen de lo
prometido anteriormente.

Los resultados electorales determinan, por tanto, quien gobierna, aunque no siempre de forma directa. Pero no
determinan como debe gobernar quien lo haga. No obstante, aunque frente a los incumplimientos del programa no que
una reclamación legal, pues no se trata de un contrato, si pueden ser reprochados políticamente por los rivales políticos y
contribuir al desprestigio del partido en el gobierno o la decepción de su electorado. La competitividad electoral y la
posibilidad de alternancia en el gobierno, debe de contribuir a que los gobernantes sean más sensibles a las demandas
del electorado, al menos de su electorado.

C. PRODUCCIÓN DE LEGITIMIDAD: La participación electoral sirve, también, para dotar de legitimidad a los
gobernantes. Es la expresión periódica de consentimiento de una comunidad hacia quien la gobierna. Mediante la
legitimidad, los gobiernos se sienten autorizados para adoptar decisiones y esperar que los ciudadanos las acepten y
respeten las leyes, incluso aun cuando no estén de acuerdo con ellas. Asegurar la obediencia de los ciuda danos a las
leyes, sin necesidad de lograrla por la fuerza, es una de las propiedades de la legitimidad.

La legitimidad suele contar con tres componentes, en distintas proporciones, muy entrelazados entre sí, según la época
histórica y el sistema político de que se trate.

El primero de ellos es el componente legal. Es el más antiguo y claro, pues a la postre legal y legítimo provienen de una
misma raíz eti mológica, “ leg e ”=ley. Se gún este criterio, p ro pio de los juristas, u na decisión es conside rada legíti ma
si respeta todo el ordenamiento jurídico. Es decir, si es adoptada por una autoridad con capacidad para ello, de acuerdo
con el procedimiento establecido, y no contradice a otras normas de rango superior.

Según ello, un gobierno es legítimo, por su origen, si accede al poder según indican las leyes. Y es legítimo, por su
ejercicio, si en su actuación como gobierno respeta en cada momento la legalidad vigente, aunque sea para cambiarla.
Legalidad y legitimidad prácticamente coinciden en este criterio.

Otro componente de la idea de legitimidad es el moral, en este caso propio de los filósofos. Además de la legalidad
vigente, los moralistas consideran que existen principios superiores, a veces no recogidos en el ordenamiento jurídico
positivo, que es preciso tener en cuenta para considerar legítima una decisión. Ocurre, por ejemplo, con la pena de
muerte en los EE.UU., un castigo sin duda legal pero, para algunas personas, no legítimo pues la vida humana es un bien
superior a la propia legalidad vigente.

El tercer componente de la noción de legitimidad es el social o sociológico. Weber se refirió a él con mucho detalle.
Consiste en la aceptación de la gran mayoría de la población de las decisiones políticas adoptadas. Si una medida política
es aceptada por la población es considerada legítima. Por descontado, esa aceptación ha de ser racional y persistente y
no resultado de una circunstancia excepcional o del apasionamiento.

Sin duda el componente legal es el más acusado y preciso y el sociológico el más manipulable por la demagogia o por los
mass media. A veces los gobiernos adoptan decisiones políticas debido, dicen, a la “demanda social” de las mismas,
divulgando porcentajes y cifras de encuestas que ponen de manifiesto dicha demanda.
Las elecciones, más que cualquier encuesta, constituyen un mecanismo para dotar de legitimidad no sólo a los gobiernos
sino al sistema político en su conjunto. Cuanto mayor sea la participación, mayor será la legitimidad obtenida. Participar
implica de algún modo aceptar el resultado, aunque no coincida con los deseos del participante.

No obstante, en las democracias consolidadas de países desarrollados, las elecciones han perdido capacidad de
legitimación debido no solo a la baja participación electoral. Por una parte, muchos ciudadanos consideran que la
democracia parece consolidada y sin amenazas; al propio tiempo, las posibilidades de un cambio acusado entre las
políticas de los distintos partidos son muy escasas. Las opciones políticas con posibilidades de gobierno son muy
parecidas entre sí. Debido a ello, para una parte del electorado, el resultado de las elecciones les resulta indiferente.
Además de lo indicado, un buen número de decisiones políticas no son dirimidas en las elecciones. Pese a todo ello, las
elecciones continúan siendo un factor decisivo en la legitimidad de los sistemas democráticos.

3) PARTICIPACIÓN ELECTORAL EN ESPAÑA Y EN EUROPA.


Pese a lo indicado y como hemos dicho, la participación electoral es la modalidad de actividad política que atrae a más
ciudadanos. Es muchos casos, es en realidad la única, aunque solamente sea un día cada cuatro años. La participación
electoral puede ser medida con bastante precisión, al menos en los países desarrollados, debido a la existencia de datos
oficiales públicos sobre el censo electoral y sobre el número de votos emitidos en cada elección.

Dicha medida es establecida en el porcentaje de personas que votan con respecto al censo de electores. Aunque dicho
censo requiere una permanente depuración, para evitar duplicaciones por cambios de domicilio o alteraciones por
fallecimiento, las cifras oficiales son consideradas aceptables. En los EE.UU. el censo electoral es establecido mediante la
inscripción voluntaria de los potenciales votantes, lo cual altera los resultados que exigen una medición diferente.

Existen asimismo diferencias en la medición pues cabe que el número de votos a considerar sea diferente en unos y otros
casos. Hemos de distinguir entre varios tipos de votos:
-Del censo electoral, unas personas votan y otras no. Las primeras son los votantes y las segundas las abstencionistas.
-Entre los votantes podemos distinguir entre votos válidos y votos nulos.
-Entre los votos válidos, distinguimos entre votos en blanco y votos a candidaturas.

La mayor parte de los estudios sobre participación electoral parten del total de votos emitidos con respecto a quienes
podían votar (censo electoral). Así se mide la participación y la abstención.

Eso parece ser lo correcto, dado que la clave es el voto y no el contenido del mismo. Pero en otros estudios solamente
son tenidos en cuenta los votos válidos, y en algunos otros, en cambio, solamente los votos a candidaturas. La diferencia
entre uno y otro criterio, siendo pequeña, altera el resultado. Por lo común, cuando el voto no es obligatorio, el
porcentaje de votos nulos es muy pequeño, casi nunca superior al 1% de los votantes. El porcentaje de votos en blanco
es algo superior, en torno al 2% de los votantes. Pero si el voto es obligatorio, entonces ambos porcentajes se
incrementan sustancialmente.

Suelen existir diferencias apreciables al medir la participación real y la estimada por las encuestas tanto preelectorales
como postelectorales. En ambos tipos de encuesta las cifras de participación suelen ser superiores a las reales. Puede
ocurrir que el censo no esté depurado, como hemos dicho. Pero al propio tiempo existen otros factores que explican
tales apreciables diferencias.

Algunos ciudadanos no son sinceros al responder a la pregunta acerca de si votarán o no (preelectorales), o de si han
votado o no (postelectorales), debido a que creen que el comportamiento abstencionista no está bien visto. A veces el
tipo de pregunta incita a esa respuesta. En los cuestionarios postelectorales del CIS la redacción de la pregunta señala
que el voto es un derecho, pero que nadie está obligado a votar si no puede o no quiere hacerlo. Y luego pregunta
por lo que hizo el encuestado, proporcionando varias opciones. Con ello tratan de obtener un grado mayor de sinceridad.
Pero incluso así, el grado de participación medido por tales encuestas es bastante superior al real.

Por otra parte, los abstencionistas están subrepresentados en las muestras de las encuestas. Aunque la muestra sea
aleatoria y por estratos, es habitual que sea realizada al primero que está en el domicilio. Razones semejantes a las que
conducen a la abstención de una persona son las que dificultan que sea encontrada y responda a un cuestionario.

En Europa occidental, en lo que respecta a las elecciones legislativas, la participación electoral alcanza una media del
70,3% entre 1945 y 2017, con un descenso de unos 10 puntos o incluso más en los últimos años. Los países más
participativos son Austria y Bélgica, con unos índices de participación algo superiores al 80% del censo en el último
medio siglo. Italia, Holanda, Dinamarca, Suecia y Alemania superan la media indicada, con unos resultados de
participación entre
el 75% y el 80%. España e Irlanda, con índices inferiores al 65%, están situadas, en cambio, por debajo de la media. Y
Suiza apenas supera el 50% de participación electoral.

Resulta paradójico que dos países como Suiza y los EE.UU. (en donde la participación en las elecciones al Congreso es ya
inferior al 40%), frecuentemente citados como ejemplos de democracias estables y con alto nivel de vida, muestren
unos niveles de participación bastante reducidos y además decrecientes. Sin duda la explicación de tal hecho es
distinta en uno y otro caso.

En Suiza, el extendido sistema de democracia local directa (referendum) permite a los ciudadanos la posibilidad de
decidir cuestiones que no llegan al parlamento. Las elecciones generales son consideradas secundarias por la mayoría
del electorado. Además, el reparto de carteras del gobierno entre los 4 principales partidos no permite la alternancia.
Además de ello, la tardía incorporación del derecho al voto de las mujeres (entre los años 70 y 1989, según cantones) ha
desmotivado el voto femenino.

En el caso de los EE.UU. los motivos que explican la alta abstención son diferentes. En buena medida obedecen a la
necesidad que tienen los ciudadanos de inscribirse voluntariamente en el censo electoral, previamente a la convocatoria
electoral, para poder votar. Sobre una población en edad de votar de unos 200 millones de personas, al menos 50
millones no realizan dicha inscripción. De los electores inscritos, en torno al 65%, es decir, unos 97 millones, acuden a
votar. Pero esa cifra es un porcentaje inferior al 50% de la población en edad de votar. Otro motivo citado para explicar el
alto abstencionismo estadounidense es la frecuencia de las convocatorias de uno u otro tipo, que en muchos Estados son
más de dos por año, número que puede conducir a la fatiga del elector. También es preciso tener en cuenta, desde luego,
tanto la mayor importancia atribuida a las elecciones presidenciales frente a las legislativas (con renovación parcial de las
cámaras), como la escasa diferencia entre las propuestas de uno y otro partido y, sobre todo, la convicción de que un
voto apenas incide en el resultado final.

·LA PARTICIPACIÓN ELECTORAL EN ESPAÑA.


Desde la recuperación de la democracia en 1977, la media de participación electoral en España, en las elecciones
legislativas, está situada en torno al 65%. Pero tal media es el resultado de mezclar cifras cercanas al 80% (años 1977 y
1982) con otras algo in ferior e s al 70% (año s 197 9, 1989 y 2 000). Las p ri mera s son cons ideradas “exc epcionale s”,
mien tras
que los p orcentaje s entre el 7 0 y el 75 p or ciento son consi derados “ normale s”. Sin duda, observan do la evolución
de la participación electoral puede apreciarse que cuando las elecciones son más competitivas, esto es, cuando el
resultado parece más incierto, la participación es mayor que cuando el resultado parece predeterminado.

Tales índices medios de participación encubren diferencias geográficas o regionales bastante apreciables. En un rápido
vistazo a la distribución por CC.AA. observamos que varias comunidades situadas en la periferia (sobre todo, Galicia, País
Vasco, Cataluña, Baleares y Canarias) presentan índices de participación electoral inferiores a las comunidades situadas
en el centro. Esa diferencia, no obstante, es menor en las últimas elecciones que en las primeras. En unas comunidades
con alta participación inicial, como ocurrió en la comunidad de Madrid, el índice ha descendido, mientras que en otras
de baja participación inicial, como Galicia, ha aumentado con el paso del tiempo. Los partidos han hecho un esfuerzo
mayor para captar votos en las comunidades inicialmente menos participativas. La realidad es que, en la actualidad, los
índices de participación en las distintas CC.AA. se han ido aproximando y las diferencias mayores (por ejemplo, entre
Castilla-La Mancha o Extremadura, con algo más del 75% participación y Cataluña o el País Vasco, poco más del 65%)
suelen ser de unos 10 puntos porcentuales.

Esa participación entre el 70% y el 80% del electorado varía bastante entre los distintos tipos de elección. Es mayor en las
elecciones generales que en las locales, autonómicas o europeas. En estas últimas, entre 1989 y 1999, la participación ha
aumentado desde el 55% al 64%, pero sigue siendo inferior al índice señalado para las elecciones generales. Por lo que
respecta a las elecciones locales en España, la participación media es de un 66%, ocho puntos menos que en las
generales. También en este caso dicha media es obtenida con variaciones apreciables (de siete puntos, entre el 63% y el
70%) entre diversas convocatorias. Asimismo, la participación es menor en la periferia que en el centro, si bien, al igual
que ocurre en las elecciones legislativas, se ha producido un acercamiento entre las distintas provincias.

Por último, la participación en las elecciones autonómicas tiene una media del 70%, algo superior al señalado
para las elecciones locales, de nuevo con oscilaciones en el tiempo y diferencias entre CC.AA. En aquellas cuatro
comunidades que celebran sus convocatorias con un calendario distinto al de las elecciones generales (Andalucía,
Cataluña, País Vasco y Galicia), la participación es inferior al de las otras 13 comunidades.
TEMA IX – X.
EL SISTEMA ELECTORAL ESPAÑOL. ELEMENTOS BÁSICOS. EFECTOS PRINCIPALES.
ELECCIONES EN ESPAÑA. Y PANORAMA DE PARTIDOS POLÍTICOS EN LA ACTUALIDAD.

El actual sistema electoral español no está inspirado en el de la anterior experiencia democrática de la II República (1031-
1936). Fue diseñado ex novo, en 1977, para las primeras elecciones democráticas, precisamente para evitar alguno de los
efectos de aquel. Desde entonces apenas ha conocido modificaciones sustantivas. El sistema electoral es, junto con la LRP
de 1976, una de las piezas clave de la transición política a la democracia. De su desarrollo y de su resultado. También de su
consolidación e incluso de algunas de las características que la democracia española ha conocido desde la transición. Por
ejemplo, la tendencia al bipartidismo en el ámbito nacional, cierto sesgo conservador y la aparición de partidos de ámbito
regional. Los sistemas electorales son algo más que normas técnicas, dado que tienen consecuencias políticas indudables.
Suelen ser las leyes más manipulables y de ahí su importancia en las etapas de transición.

Aunque el diseño fue realizado por el primer gobierno reformista presidido por Adolfo Suárez, contó con la aceptación
tanto de los grupos conservadores herederos del franquismo, como con la de los principales grupos de la oposición. Dicho
consenso fue plasmado en el decreto de 1977. Luego fueron incorporadas algunas cláusulas (la provincia como distrito, el
carácter proporcional, el número de Diputados, etc.), en la Constitución de 1978, lo cual dificulta la modificación del
sistema electoral pues para algunos aspectos habría que reformar la Constitución.

Posteriormente, en 1986, ya con el PSOE al frente de un gobierno de mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados,
fue aprobada la Ley Orgánica del Régimen Electoral General (LOREG) y, en varios casos, leyes electorales autonómicas.
Todas ellas repiten los principales rasgos que caracterizan y permiten definir el sistema electoral español.

¿Cuáles son dichos rasgos? Los elementos básicos del sistema electoral se han mantenido constantes desde sus inicios en
las elecciones generales de 1977. Aunque son conocidos, conviene sistematizarlos recordando que, en lo que respecta al
Congreso de los Diputados, consisten en
(i) el principio de representación proporcional y la fórmula electoral d´Hondt;
(ii) un Congreso compuesto por 350 miembros;
(iii) la fijación de las provincias como circunscripciones o distritos electorales;
(iv) la asignación de un mínimo inicial de dos escaños por distrito (con la excepción de Ceuta y Melilla, a las que
corresponde sólo uno), y la distribución de los 248 restantes por tramos prefijados de población;
(v) una barrera legal del 3 por ciento de los votos válidos emitidos en la circunscripción; y
(vi) la presentación de listas de candidatos por los partidos para ser votados de forma cerrada y bloqueada.

De estos elementos, los más relevantes por sus efectos en el resultado final (asignación de escaños) son obviamente la
magnitud de las circunscripciones (número de representantes a elegir en cada una), el prorrateo electoral (la distribución
de representantes), la fórmula electoral y el umbral legal. A continuación recogemos brevemente sus princ ipales
características.

1.LA MAGNITUD DE LAS CIRCUNSCRIPCIONES.


Al mantener la opción del Decreto-ley de 1977, el artículo 162.1 de la LOREG estableció un Congreso de 350 miembros, a
medio camino, pues, entre los márgenes de 300 y 400 diputados incluidos en el artículo 68.1 de la Constitución

El reparto de los 350 escaños entre los 52 distritos previstos en el sistema electoral (de acuerdo con los criterios territorial
y poblacional que luego veremos) significa que su magnitud media es 6,7 escaños y la mediana 5; el umbral efectivo está
en el 10,2 por ciento. Se trata, por supuesto, de una magnitud de circunscripción muy baja, sobre todo si se contempla en
perspectiva comparada.

De los 21 sistemas electorales occidentales que han utilizado fórmulas electorales d’Hondt y distritos plurinominales de un
solo nivel entre 1945 y 1990, sólo Francia, en el efímero sistema de 1986, tenía una magnitud media menor, 5,79; y de
entre los 11 sistemas que han utilizado otra fórmula proporcional, sólo Irlanda, con su peculiar mecanismo del voto único
transferible (VUT), exhibe una magnitud media inferior a la española (Lijphart 1995, 59-60 y 72).

Más aún, del total de los más de cincuenta sistemas claramente proporcionales, sólo 15 tienen magnitudes de distrito
inferiores a 10 escaños. La conclusión general que Lijphart (1995, 91) asigna a la mayoría de los sistemas electorales
europeos (la de que son razonablemente proporcionales como resultado de sus decisiones sobre las magnitudes de
distrito,
o, en el peor de los supuestos, muchos menos desproporcionales de lo que podrían ser potencialmente) no se aplica,
desde luego, al caso español.

Además, el sistema electoral español combina esa reducida magnitud media con una notable variabilidad de las
magnitudes de circunscripción. Es decir, que existe una diferencia elevada entre los representantes elegidos en unos y
otros distritos. Para Rae (1993, 11) y Penadés (1999, 292), esta segunda es la característica más importante y llamativa del
sistema español.

El rango de esa heterogeneidad se extiende desde 1 a 34 escaños. En realidad, la diversidad en la magnitud de los distritos
sólo puede ordenarse mediante su agrupación en tres subsistemas bien diferenciados (Penadés 1999, 293): uno con
efectos de sistema mayoritario (que incluye los distritos de 1 a 5 escaños), otro con efectos de sistema proporcional (con
10 o más escaños) y otro intermedio, formado por los distritos medianos (de 6 a 9 escaños).

En las palabras de Alzaga (1989, 128), uno de los padres del sistema electoral, éste “comprende diversos sistemas y (...)
opera de modo totalmente diferente en los distritos grandes, medios o pequeños”.

Los rasgos definitorios de esos subsistemas, proporcionan efectivamente incentivos muy distintos para la competición
entre los partidos, que se traducirán, como veremos, en índices e indicadores electorales y partidistas claramente
diferenciados.

2.EL PRORRATEO ELECTORAL


La distribución de los escaños entre las provincias no sólo tiene consecuencias sobre la (reducida) magnitud de las
circunscripciones. También resulta afectado el valor del voto de los electores integrados en cada una de ellas.

La LOREG ha vuelto a reproducir en este ámbito el Decreto-ley de 1977 para observar el doble criterio previsto en el artículo
68.2 de la Constitución: dos diputados iniciales a cada distrito y la asignación posterior de otro u otros en proporción a la
población efectiva de cada uno de ellos. Dado que esa población efectiva ha cambiado desde el establecimiento del
sistema electoral, ello ha implicado algún cambio en la atribución de representantes a cada distrito.

Los distritos extremos que habitualmente sirven como referencia para mostrar la inequidad resultante de este reparto son
Soria, donde bastan alrededor de 25.000 electores para escoger un diputado, y Madrid, donde se necesitan unos 125.000.

En otras palabras, el voto de un ciudadano de Soria tiene un valor, en términos de representación parlamentaria, cerca de
cinco veces el de un ciudadano de Madrid. Ello significa que, tras asignar sendos diputados a Ceuta y Melilla, y otros 100 a
los 50 distritos, los 248 restantes se adjudican sobre la base de
(i) obtener una cuota de reparto mediante la división por 248 de la población de derecho de las 50 provincias
peninsulares e insulares;
(ii) adjudicar a cada provincia tantos diputados como resulten, en números enteros, de dividir la población de derecho
provincial entre la cuota de reparto; y (iii) distribuir los diputados restantes a cada una de las provincias cuyos cocientes
tenga mayores fracciones decimales.
Este procedimiento produce unos desequilibrios muy intensos en la influencia individual de los votos. Aunque todas las
provincias tengan al menos tres diputados, las desviaciones del prorrateo son significativas.

La combinación de aquellos criterios con las diferencias poblacionales de los distritos españoles ocasiona diferencias
interprovinciales de una intensidad extraordinaria.

Según el índice de representación, en todas y cada una de las consultas electorales cerca del 75 por ciento de los distritos
ha resultado sobrerrepresentado, y en un 52 por ciento alcanzaba a ser una sobrerrepresentación considerable.

En esas circunscripciones sobrerrepresentadas, con una distribución óptima de votos, un partido podría obtener una
mayoría parlamentaria manufacturada al recibir 176 escaños (de los 350) con sólo un 33 por ciento de los votos a escala
nacional (Colomer 2004, 145). En realidad, las elecciones han arrojado cuatro mayorías parlamentarias absolutas
manufacturadas (en 1982, en 1986, en cierto sentido en 1989 y en 2000) y gobiernos minoritarios en las restantes
convocatorias.
3.LA FÓRMULA ELECTORAL
La fórmula electoral consiste en el procedimiento matemático que se aplica a los votos de un distrito para obtener una
distribución de escaños entre los partidos o candidatos contendientes. El artículo 204 del Decreto-ley de 1977 y luego el
163 de la LOREG han establecido la fórmula d’Hondt, aunque sin nombrarla, para la distribución de los escaños en cada una
de las circunscripciones españolas. La fór mula d’Hondt se fu ndamenta en la s erie de di vi s ores de núm ero s naturales (
1, 2, 3, 4, etc.) y en el criterio de la media o cociente más elevado de votos por escaño, es decir, en el coste medio de
votos que cada partido tiene que pagar por cada escaño.

La fórmula d’Hondt combina la sencillez de su procedimiento de cálculo con la aceptación de que disfruta, ya que es la
fórmula proporcional más utilizada en los países con sistemas proporcionales (Blais y Massicote 2002, 47; Colomer 2004,
186 ss.). En España, además del Congreso, es también la única prevista en las elecciones a todos los Parlamentos
autonómicos, las elecciones locales y las del Parlamento Europeo. Por lo demás, la fórmula d’Hondt tiene una bien
conocida tendencia a favorecer en mayor medida a los partidos grandes y a castigar con mayor dureza a los partidos
pequeños, sobre todo si son de ámbito nacional (Benoit 2000, 384). Pero, de nuevo, sus efectos están en función de
la magnitud de la circunscripción en la que se aplique.

En los distritos grandes (como Madrid y Barcelona) y en los pequeños (no ya sólo en los uninominales como Ceuta y
Melilla, sino también en los que distribuyen, por ejemplo, tres escaños, como Soria o Guadalajara), la fórmula d´Hondt
no afecta apenas a la proporcionalidad electoral: sus efectos no se diferencian significativamente de los que tendrían
otras fórmulas proporcionales. Su influencia resulta intensa, como demuestran las simulaciones de los resultados
electorales con otras fórmulas (Montero 1997; Vidal 1995), cuando se aplica en el rango medio de las magnitudes
de distrito, esto es, en circunscripciones de entre 6 y 9 escaños. Si se recuerda la configuración de la mayor parte
de las circunscripciones españolas, no es extraño que el preámbulo del Decreto-ley de 1977 concediera un cierto énfasis
al hecho de que la fórmula d’Hondt supone “un poderoso corrector del excesivo fraccionamiento de las representaciones
parlamentarias”.

4. EL UMBRAL LEGAL
También llamado umbral electoral o cláusula de exclusión en la terminología alemana, este elemento supone una
limitación explícita del sistema electoral, por medio de la cual se restringe el derecho de los partidos a la asignación
de escaños mediante la determinación de una o de varias condiciones especiales (Nohlen 1981, 137).

Establece, en este sentido, el nivel mínimo de apoyo electoral que un partido necesita para obtener representación.
Cuando existe, se aplica generalmente en el nivel nacional, aunque también puede hacerse en los niveles de la circunscr
ipción o en un nivel intermedio regional.

Ese nivel mínimo puede expresarse en un cierto número de votos, un porcentaje de votos o algún otro criterio. Aunque la
mayor parte de los sistemas proporcionales con distritos en un solo nivel carece de umbrales o barreras legales, en el caso
españ ol se ha fijado en el 3 por ciento de los votos válido s emitido s en la circunscripción : ju nto con la fórmula d’Hondt,
se ha querido que fuese también un elemento reductor de la proporcionalidad, explícitamente introducid o con ese
propósito en el sistema electoral.

Pero su incidencia depende, sin embargo, de su interacción con la magnitud de las circunscripciones. En la práctica, ello
hace que, si la fórmula d’Hondt sólo cuenta (como corrección) en los distritos de magnitudes intermedias, el umbral legal
carezca de importancia en prácticamente todos ellos. En la inmensa mayoría de distritos, muchos partidos que superan con
creces la barrera del 3 por ciento quedan naturalmente sin escaños. De hecho, sólo funciona realmente en magnitudes de
circunscripción superiores a los 24 escaños, es decir, en las de Madrid y Barcelona. Y aún así sólo para los partidos cuyos
apoyos electorales se encuentran muy próximos a la barrera del 3 por 100. De acuerdo con los cálculos de Lijphart (1995,
72 ss.) el umbral efectivo español se encuentra entre los más elevados de todos los sistemas proporcionales europeos: su
promedio se encuentra en un 10,2 por ciento, sólo superado por los del sistema irlandés.

· LOS EFECTOS DEL SISTEMA ELECTORAL ESPAÑOL: SESGO MAYORITARIO Y SESGO CONSERVADOR

Una de las conclusiones generalizadas en la investigación sobre las consecuencias políticas de los sistemas electorales
consiste en la sobrerrepresentación sistemática de los partidos mayoritarios a costa de los minoritarios.
Rae acudía a los términos de la célebre novela de Howard Pyle para concluir que, "como el alguacil de Nottingham, el
régimen electoral suele robar al pobre y dar al rico: habitualmente, los partidos mayoritarios obtienen un número de
escaños parlamentarios superior a su parte proporcional, mientras que los partidos pequeños reciben un número
inferior".

El partido con muchos votos obtiene escaños en abundancia, pero el partido que no tiene tantos votos suele obtener un
número menor de escaños que su parte proporcional o, peor aún, puede no obtener ningún escaño en absoluto. El
perjuicio de la ley electoral –incluso en los regímenes de representación proporcional- a favor de los grandes partidos y
en contra de los pequeños, es una realidad casi universal de la vida electoral”.

Los resultados de las nueve elecciones generales celebradas en España hasta el momento se han ajustado a este sesgo
mayoritario. Por otro lado, la identidad ideológica de los partidos tiene suma importancia. Los partidos mayoritarios de
centro-derecha resultan más sobrerrepresentados que los de centro-izquierda, mientras que los partidos minoritarios de
centro-derecha resultan menos infrarrepresentados que los de centro-izquierda. Diversos especialistas han denominado a
este efecto como el sesgo conservador del sistema español.

Diversos estudiosos han comprobado ambas características mediante una simulación del porcentaje de escaños que
alcanzarían el PSOE y UCD-AP/PP. Resulta que los partidos de centro-derecha y derecha se encuentran siempre
sobrerrepresentados, y lo están tanto más cuanto mayor sea su respaldo electoral. Por el contrario, el PSOE sólo se
beneficia del sistema electoral cuando supera el 20 por ciento de los votos, si bien su sobrerrepresentación crece a
partir de esta situación a un ritmo superior que el de UCD-AP/PP.

· Elecciones en España.-Congreso de los Diputados

Desde junio de 1977 hasta noviembre de 2011 han tenido lugar once elecciones generales. Es decir, en poco más de 34
años se celebraron 11 elecciones, con lo cual la media es tres años, aunque los elegidos lo son por cuatro años. Ocurrió así
porque los respectivos presidentes de gobierno hicieron uso de la facultad constitucional de disolver las Cortes Generales
y convocar nuevas elecciones. En realidad, aunque no estaba establecido así, las primeras elecciones dieron lugar a unas
Cortes que además de legislativas fueron constituyentes. En efecto, las Cámaras elaboraron y aprobaron la Constitución de
diciembre de 1978 y tres meses después (marzo de 1979) fueron convocadas nuevas elecciones generales. Es decir, esta
primera legislatura tuvo una duración de año y medio.

La siguiente legislatura (1979-1982), en la que resultó vencedor el mismo partido (UCD) que en la anterior, tampoco agotó
el período de cuatro años para el cual los representantes fueron elegidos. Conflictos políticos diversos, como la desunión
de UCD y la dimisión de su principal dirigente, problemas económicos y de terrorismo, una oposición sin tregua del PSOE,
sectores conservadores que creían que se había ido demasiado lejos (libertades, autonomías, etc.), el fracasado golpe de
Estado del 23 F 1981, y la propia sensación de fin de ciclo, con la transición realizada, forzaron el adelanto electoral. La
abultada victoria del PSOE de 1982 permitió prolongar las siguientes legislaturas, que tampoco nunca fueron del todo
completas, ni siquiera la primera (1982-1986, cuatro años menos cuatro meses). En realidad, las únicas legislaturas
completas 4 las iniciadas en 1996 y 2000, presididas por Aznar, y la de 2004 hasta 2008, presidida por Zapatero. Todas las
demás, por razones diversas en cada caso, finalizaron con un adelanto electoral.

El número de candidaturas presentadas a dichas elecciones generales ha sido muy elevado. La normativa electoral
favorece o incluso estimula la presentación de candidaturas, pues los requisitos exigidos son mínimos. Ello conlleva la
existencia de un pluralismo de opciones muy grande, si bien multiplica los costes y el trabajo del proceso electoral, en
una práctica que tiene rasgos rayanos en el absurdo. En diversos países europeos, para evitar tales excesos, cada
candidatura presentada ha de depositar una fianza económica que recuperará si alcanza determinado porcentaje o
número de votos.

A despecho de ese elevado número de candidaturas que se presentan reiteradamente a las elecciones, resulta que en
todas las celebradas han obtenido representación solamente entre un mínimo de 10 (1977, 1982 y 2008) y un máximo de
13 (1989) candidaturas. Es más, la tendencia que puede observarse es la concentración de votos, cada vez mayor, en las
dos candidaturas más votadas. A ello ha contribuido, de forma decisiva, el sistema electoral que pese a su carácter
proporcional tiene consecuencias mayoritarias, sobre todo en aquellos distritos en los cuales son elegidos menos de seis
escaños. Son treinta distritos, que suman un total de 116 escaños, es decir, un 33% del total de 350 diputados que
componen el Congreso.

No obstante lo indicado, la mayoría de las candidaturas que no obtienen representación es debido a la falta de apoyos
electorales y no a las consecuencias del sistema. Sumados los votos de aquellas candidaturas que no obtiene
representación, resulta un porcentaje entre el 3 y el 7 por ciento del total de votos emitidos, semejante al de otros países
europeos.

En las primeras elecciones de 1977 el censo electoral era de 23.583.762 personas con derecho a voto. En las de 2008 se ha
incrementado en 12.489.417 más. Tales cifran han de ser tenidas en cuenta al comparar datos, para evitar errores de
interpretación entre número de votos, porcentajes de apoyo, etc. Ese significativo aumento del censo se debe no sólo al
aumento de la población española de hecho. Otros factores como la disminución de la edad electoral (de 21 a 18 años,
según establece la CE de 1978), el censo de residentes ausentes (CERA), (introducido por la LOREG y que ha pasado de
165.576 censados en 1986, hasta más de un millón en las últimas elecciones. Incluso la LOREG fue modificada para acoger
en el CERA a ciudadanos que, de forma temporal, residan fuera de España, por ejemplo los estudiantes Erasmus) o para las
elecciones municipales, el censo que incluye a extranjeros con cuyos países, sean o no comunitarios, España tiene
convenios de reciprocidad.

La participación electoral expresa una característica destacada del comportamiento político. Se mide mediante el
porcentaje obtenido al dividir el número de votantes por el número de censados y multiplicar por cien. En las elecciones
de 1977 (78,83%) y 1982 (79,97%) la participación fue mayor, acercándose al 80% del censo. En las de 1979, 1989 y 2000
fue la más baja, sin alcanzar el 70%. La diferencia es, por tanto, de unos diez puntos porcentuales. En las demás
elecciones generales de 1986, 1993, 1996, 2004 y 2008 ha superado el 70%. La evolución ha sido irregular, con mayor
participación en las primeras elecciones y en aquellas (1982, 1993, 1996 y 2004) que fueron más disputadas. En tres de
ellas implicaron un cambio del partido que obtuvo mayoría y ocupó el gobierno, es decir, la alternancia.

Los votos nulos nunca han llegado al 2%. Hasta 1989 eran un porcentaje mayor que los votos en blanco, pero luego estos
últimos han ido aumentando. En las elecciones de 2004 los votos en blanco fueron 407.795 y los nulos 264.137, en el
primer caso la mayor cantidad de todas las elecciones, pero no así en el segundo caso, que fue en 1982 con 419.236
votos nulos. Los votos nulos en las elecciones al Senado, por la mayor complejidad del procedimiento y la necesidad de
escribir en la papeleta, son siempre un número mayor que en las elecciones al Congreso.

Desde las primeras elecciones ha podido apreciarse la corrección a la proporcionalidad que implica el sistema electoral
adoptado. Era un efecto deliberadamente buscado, para limitar la excesiva fragmentación del Congreso, facilitar la
formación de mayorías y premiar a los partidos conservadores, con mayores apoyos en las provincias menos pobladas. Así,
en 1977, el partido ganador, la UCD obtuvo el 34,4% de votos que se tradujo en un 47,4% de escaños (166). También el
segundo partido, el PSOE, se benefició, aunque en menos medida, del sistema (29,3% de votos y 33,7% de escaños; en
1982 este partido obtendría un beneficio mayor, en este caso de 9,6 puntos porcentuales; en 1989 sería de 10,4
puntos). En sentido contrario, el PCE obtuvo el 9,3% de votos que significó el 5,7% de escaños.

Observando el conjunto de las elecciones generales celebradas desde 1977, vemos que, en cuatro de ellas, 1982, 1985,
1989 y 2000, un partido obtuvo la mayoría absoluta en el Congreso, aunque nunca alcanzó el 50% de los votos. Todas las
demás fueron ganadas con un partido sin mayoría absoluta, que necesitó apoyos parlamentarios para poder gobernar.

En el ámbito europeo no es frecuente que un partido que obtiene la mayoría absoluta en una elección haya perdido la
siguiente. En España solamente ocurrió así el 14 de marzo de 2004, si bien las excepcionales circunstancias de dichas
elecciones, con los atentados que tuvieron lugar en Madrid tres días, no permiten emitir un juicio determinante. Además
de ello, el presidente de gobierno no concurrió a las elecciones por decisión propia, la campaña resultó afectada por los
atentados y, en general, la crispación política de los meses finales de gobierno hubo de influir en los resultados.

En estas elecciones, los dos partidos mayores (PSOE 42,6 % y PP 37,7%) obtienen, sumados, más del 80% de los votos
(80,3%), que se traduce en un 89,1% de los escaños. En las siguientes elecciones de 2008, ese carácter bipartidista resulta
reforzado.

Entre ambos partidos suman el 83,8% de los votos que significaron el 92,28% de los diputados.

En 2008, será en estas elecciones en primer puesto es para el PSOE con un 43.87%, el segundo puesto viene con el PP
con un 39.94%, y finalmente IU con un 3.7%

Desde 2014 hemos asistido al nacimiento de nuevas formaciones políticas que han irrumpido fuertemente en el
panorama político español.

La principal características de estas nuevas formaciones es que la mayoría provienen de movimientos sociales (Podemos,
Compromìs, En Marea, En Comù, etc.).
Han surgido debido a la larga crisis económica de 2008, y han atraído a los electores más afectados, desfavorecidos.

Estos partidos consiguieron representación parlamentaria en todos los ámbitos electorales, es decir, europeo, estatal,
autonómico y local, así por ejemplo, las dos principales capitales españolas también han pasado a manos de dos
formaciones políticas nuevas, Ahora Madrid y Barcelona En Comù. Así como Compromís ha logrado representación en el
Congreso de los Diputados, gobierna en coalición en la Generalitat Valenciana y en el Propio Ayuntamiento de Valencia,
éstos dos últimos feudos tradicionales del PP. Así mismo Podemos ha obtenido una representación fuerte en el parlamento
andaluz y en el Congreso de los Diputados.

Una especial mención tiene el asunto catalán, donde la aparición de estas nuevas formaciones políticas y la radicalización
de las posturas secesionistas crean un ambiente político muy distinto al resto del Estado. La CUP de tendencia anti sistema
valiéndose de su vital apoyo al Gobierno secesionista de la Generalitat de Catalunya genera discrepancias entre los
verdaderos problemas de la sociedad catalana y su fijación por la independencia. La mayoría de sus actuaciones dirigidas
hacia la secesión van en contra de la legalidad vigente, incluso llegando a incumplir sentencias de los tribunales.

El caso de Ciudadanos es distinto, no es un partido antisistema, defiende la unidad de España, que tenía experiencia
política en el Parlament de Catalunya, y ha canalizado el descontento de los electores del PP y del PSOE. Ha entrado con
fuerza en los cuatro niveles electorales. Además es la llave del gobierno en las Comunidades Autónomas de Madrid y de
Andalucía, con pactos de gobernabilidad con el PP y con el PSOE, respectivamente. En Cataluña es uno de los principales
partidos de la oposición. En el ámbito estatal ha apoyado la investidura del Presidente del Gobierno Mariano Rajoy
mediante un pacto de gobernabilidad.

Todas estas nuevas formaciones han sabido manejar la movilización del electorado, sobre todo manejar el descontento por
la situación económica sacando provecho de las crisis tanto del PSOE como del PP. Sin embargo en la última cita electoral,
la coalición electoral de Podemos con IU --Unidos Podemos-- no obtuvo los resultados esperados, llegando a perder casi un
millón de votos en la relación con las elecciones generales de 2015.

Señalar el sistema multipartidista, que corresponde a la actualidad de nuestro país a partir del 2015. (Entendemos pues
por multipartidismo, un sistema político en el que varios partidos compiten por alcanzar el gobierno. En las elecciones
2015, denotamos unas claras características de sistemas multipartidistas perfectos, que en las elecciones del 26 J
termina confirmándose, en el arco parlamentario resultante encontramos un espectro político muy amplio, abarcando
partidos políticos de todo color y tipo. Vemos una evolución en el sistema, donde unas veces encontraremos
características que se asemejan más a un sistema multipartidista moderado, y otras veces a un sistema de bipartidismo
imperfecto.

5. CONCLUSIONES Y ACTUALIDAD
Para finalizar, diremos que las pasadas elecciones del 2015 fueron una sorpresa general. Como resultado de la
imposibilidad de formar gobierno tras las elecciones previas, se volvió a llamar a las urnas a los ciudadanos, como
depositarios de la soberanía. del 20D 26 J Son ya fechas históricas.

En ambas elecciones, salió vencedor el Partido Popular, declarándose como gran perdedora la Izquierda española
representada por el PSOE. La izquierda se fragmentó y originó una verdadera crisis ideológica en la que nos encontramos
hoy.

En esta segunda vuelta, con la victoria del PP tuvo lugar el desgaste de los nuevos partidos emergentes en 2015, como es
el caso de Ciudadanos y Podemos.

Hay que señalar la caída de apoyos electorales de Podemos. Con una pérdida de casi un millón de votos que se dispersaron
en las urnas. Señalar la abstención del 26 de Junio de 2016.

En España no es la primera vez que la abstención desfavorece a un partido de la izquierda. Entre 1982 y 1989, la
abstención creció en paralelo al descenso del voto experimentado por el PSOE. El aumento sistemático de la
abstención siempre constituye un indicador de que el electorado se encuentra en un proceso de desalineamiento
político.

En lo que se refiere a la victoria del PP, ha jugado un importante papel el voto útil, siendo el único de los grandes partidos
en ganar votos y escaños, en el caso del PSOE, podemos decir que ha vuelto a batir récord de pérdida de apoyos
electorales; respecto a Ciudadanos, el pacto que realizó con el PSOE supuso un castigo electoral y una pérdida de votos en
favor del PP.
Es en estas segundas elecciones nos damos cuenta de que en la política no solamente es válido compartir gobernabilidad,
sino, también hay que tener en cuenta la gobernanza, ya que esta misma se puede hacer desde la oposición y otros
lugares más allá del gobierno. El hecho de que Ciudadanos y Podemos, obtuvieron peores resultados de los esperados,
generó un aliento de esperanza para los dos grandes partidos españoles, el PP y el PSOE.

En la actualidad hemos asistido a una moción de censura en la que Nunca antes había cambiado el color del Gobierno en
mitad de la legislatura y de forma sorprendente.

El secretario general del PSOE Pedro Sánchez tuvo el apoyo de su partido, de Unidos Podemos, de ERC, de PNV, de
Compromís, de PDeCAT, de Bildu y de Nueva Canarias. Un total de ocho partidos diferentes para afrontar lo que queda de
legislatura con un equilibrio inestable y con el reto de hacerlo con el Gobierno más débil de la democracia. Al menos el que
menor número de escaños propios tiene. Necesitará pactos cruzados para cada una de sus decisiones. Y tiene también en
contra el Senado donde el PP dispone de mayoría absoluta para retrasar y dificultar iniciativas y la Mesa del Congreso que
controlan PP y Ciudadanos. Habrá una situación también novedosa: un Gobierno del PSOE con una presidenta del
Congreso del PP. La primera vez en España que el partido que gobierna tiene menos diputados que el principal grupo de
la oposición.

CUADRO DE LAS ELECCIONES EN ESPAÑA


7, el resultado por mayoría de UCD, con un 34.4%, seguido de PSOE 29.32% y en el tercer puesto PCE con el 9.33% de los
votos.
9, Mayoría UCD 34.84%, PSOE con 30.40 % yfinalmentePCEcon10.77%
2, PSOE con un 48.11%, AP - PDP con un 26.36% y UCD con un 6.77%. Mayoría absoluta del PSOE.
6, PSOE con un 44.06%, Coalición Popular con un 25.97%, y CDS con un 9.22%. Mayoría absoluta del PSOE.
9, PSOE con un 39.60%, PP con un 25.79% y IU con un 9.07%.Mayoría absoluta del PSOE.
IV.1993 Sube al poder el PSOE con un 38.78%seguido por PP con un 34.76% y finalmente por IU con un 9.55%
V.1996 otro giro político como vencedor el PP con un 38.79%, seguido del PSOE con un 37.63, cerrando tercer puesto IU con
un 10.54%
0, PP con un 44.52%, PSOE con un 34.16% y IU con un 5.45%. Mayoría absoluta del PP.
4, Primera posición el PSOE con un 42.59% seguido del PP con un 37.71%, IU + ICV con un 4.96%.
8, Primera Posición el PSOE con un 43.87%, el segundo puesto viene con el PP con un 39.94%, y finalmente IU con un 3.7%
1, el PP con un 44.63%, el PSOE con un 28.76 y por último IU - LV con un 6.92%.Mayoría absoluta del PP.
X.2015 y 2016 sistema multipartidista, y Gobierno del PP
XI.2018 Moción de censura y actual gobierno del PSOE. Presidencia de Pedro Sánchez

You might also like