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ARGUMENTO

En el contexto de la culminación de las hostilidades generadas por las potencias del

Eje en la Segunda Guerra Mundial, los lazos de “hermandad” que unían a las tres

grandes naciones que conformaban la Gran Alianza (Estados Unidos, Gran Bretaña

y la URSS) comenzaban a resquebrajarse con mayor notoriedad a partir de los

discrepancias originadas en la Conferencia de Potsdam dada en julio de 1945 tal

como lo señala Grant, que tuvo como efecto inmediato a la repartición unilateral de

los territorios recabados de las naciones vencidas, hecho que a larga trajo

incomodidades por el lado económico, desencadenando una serie de conflictos en

este caso ideológicos que involucraron en general a los Estados Unidos con una

posición capitalista y la URSS con una comunista, ideologías que presentan bases

bastante divergentes entre sí, en todo caso dicho de otra forma, aquellos fueron los

conflictos que dieron luz verde al comienzo de la Guerra Fría, contienda que

abarcaría el resto del siglo XX.

En primera instancia es necesario recordar que el origen de esta guerra ideológica

tuvo como precedentes, no solo por lo que confiere la Segunda Guerra Mundial,

sino también a los desastrosos y no concluidos consensos postguerra. Entre ellos

se tiene a la conferencia de Londres que se dio en septiembre de 1945 donde según

lo precisado por Powaski, “la amenaza soviética pareció crecer a ojos de los

occidentales.” (2000, p.90), debido al reciente intento de ocupación soviética dado

en Turquía, asimismo con la puesta en marcha de “una campaña de intimidación

contra Irán cuyo objetivo era obtener concesiones petroleras comparables con las

que los iraníes habían otorgado a Gran Bretaña y Estados Unidos.” (Powaski, 2000,
p.90), en respuesta a ello, al ver que las intenciones soviéticas sobre Europa se

enfocaban en la imposición de una ideología comunista, la inminente amenaza a los

intereses del gobierno estadounidense y ante la prácticamente ya muerta alianza,

EEUU optó por llevar a cabo una estrategia política a la que llamó la “Doctrina

Truman”, como medio para frenar la expansión comunista en Europa.

No obstante, se tiene en consideración el actuar sumiso de la URSS, no por

cuestiones de sometimiento, sino porque este poseía un fundamento bastante

razonable, el de la inminente capacidad de armamento atómico estadounidense,

pues se sabía que si los soviéticos no cedían a sus demandas, “caprichos” (el Plan

Baruch), la expresión inmediata sería el de un ataque militar que terminaría por

acabar con casi toda la población rusa, considerando las pérdidas ocasionadas en

la Segunda Guerra Mundial, razón por la cual aunque se hubiese querido o no, la

opción más razonable para aquel contexto fue indudablemente el tomado por Stalin.

Estudiante: Leonardo Zaid Goicochea Camargo / 5to C.

Referencias bibliográficas

Powaski, R. (2000). La guerra fría Estados Unidos y la Unión Soviética, 1917 -


1991. Barcelona – Editorial crítica.
Grant, S. (2012). Historia de los Estados Unidos de América. España: Ediciones
Akal.

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