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Confesionario

En el centro de la sala se observa un confesionario iluminado, con un hombre arrodillado y un


sacerdote escuchándolo.

Hombre: Padre perdóneme porque he pecado.

Padre: Dime hijo cuáles son tus pecados?

Hombre: Hace mucho tiempo hice un pacto con el diablo y una terrible maldición me ha
perseguido en cada una de mis vidas. Quiero suicidarme pero siempre reencarno y la historia
se repite.

Padre: Qué dices hijo? No te entiendo. Bien deberías saber que los suicidas no van al cielo ni al
infierno, eso es un pecado mortal.

Hombre: Lo sé padre, creo que por eso sigo en este mundo y no consigo el descanso eterno.

Padre: Los suicidas están condenados a vagar por el Limbo. Pero según dices, tu has
reencarnado. Explícame eso por favor.

Hombre: Todo empezó hace más de 100 años cuando estaba a punto de casarme y estaba
dispuesto a lo que sea por hacer a mi prometida feliz, así me costara mi alma...

Hay un cambio de luces, se ilumina el lado izquierdo del escenario. En una casa de época (
estilo Victoriano) se observa a un hombre muy bien vestido bebiendo whisky, luce impaciente.
De pronto entra una mujer que también luce angustiada.

Arthur: Lo hiciste?

Sophia: No tuve el valor.

Arthur: No te puedes retractar. Solo debías darle el cianuro y el viejo se moría.

Sophia: Entiéndelo es mi padre!

Arthur: Si, un padre que te abandonó y maltrató. Que te usó como su sirvienta!

Sophia: No deja de ser mi padre!

Arthur: Escúchame! El está desahuciado de todas formas se va a morir. Lo único que haremos
es acelerar el proceso. Una vez muerto heredarás su fortuna y nos podremos casar.

Sophia: Arthur…

Arthur: Sophia. ¿Recuerdas lo que dijiste cuando nos comprometimos? Que tú y yo estamos
destinados…

Sophia: A estar juntos por el hilo del destino y nada nos podrá separar.

Arthur: Así es.

Sophia: Te amo. Pero no soy capaz de esto. Además en cualquier momento se va a morir,
podemos esperar un poco dejémoslo en manos de Dios.
Arthur: Dios? Hace mucho dejé de creer en Él. Y si existe seguro está allá arriba muriéndose de
la risa, es un sádico , es un casero indiferente a la vida. Alabar eso nunca!

Sophia: Me estás asustando.

Arthur no le responde.

Arthur: …

Sophia: Hay algo más que no te he dicho. Le conté a mi padre toda la verdad y amenazó con
denunciarnos. El conoce al comisario Holmes y si habla nos enviarán a la cárcel. (Se desespera)
Qué haremos?

Arthur: Cálmate! Yo lo resolveré.

Sophia: Pero Arthur ya no podemos hacer nada!

Arthur: Confía en mí, yo nos metí en esto.

Arthur la mira a los ojos.

Arthur: Alguna vez nos he decepcionado?

Sophia: No.

Arthur: Ve a la habitación y descansa ya se me ocurrirá algo.

Sophia sale de escena dejando solo a Arthur

Arthur: Qué voy a hacer!! Dios si de verdad existieras esto no pasaría! Nunca podría creer en
un ser que solo se dedica a observar sin actuar. Pero en este momento estaría dispuesto a
creer en lo que sea para salvar a Sophia, así me cueste mi alma.

Se escucha un sonido de violín que precede la entrada del diablo, un hombre muy elegante
vestido completamente de negro.

Diablo: Pues deberías empezar a creer.

Arthur: Quien eres tú?

Diablo: Obviamente no soy Dios pero sin Él tampoco existiría. Una vez fui su mano derecha y
su ángel favorito pero me desterró. Mejor reinar en el infierno que servir en el cielo.

Arthur: Como entró usted aquí?

Diablo: Este es mi mundo puedo hacer lo que sea. He estado aquí en la Tierra desde que todo
comenzó y he nutrido cada sensación que el hombre se ha inspirado a tener. Le ofreciste tu
alma a tu Dios pero él no la necesita, yo si y a cambio de ella y la de tu prometida concederé tu
deseo

El diablo saca un contrato con una pluma y Arthur los toma.

Arthur: Puedo darte mi alma pero no la de mi esposa.

Diablo: Sino cumples, los condenaré a reencarnar eternamente y ante los ojos de Dios jamás
podrán ser marido y mujer.

El hombre firma el contrato.


Arthur: Esto no puede estar pasando, no me puedes hacer esto!!!

Diablo: Hasta que lo perdemos todo es que estamos dispuestos a hacer lo que sea.

La sala se oscurece y se escucha un relámpago. Luego la habitación se vuelve a iluminar.

Sophia (voz off): Arthur!!!!

Arthur: Que hiciste?

Diablo: Lo que me pediste. Tu prometida tiene una agradable noticia para ti. Volveré en un
momento por la firma de ella.

El diablo se va y entra la Sophia

Sophia: Arthur, acaban de llamar para notificar que mi padre falleció.

Sophia nota la cara aterrorizada de Arthur.

Sophia: Escuche voces. Estabas con alguien?

Arthur: Como que tu padre murió?

Sophia: Le dió un ataque fulminante al corazón.

Arthur asustado reacciona a la noticia

Arthur: Tenemos que irnos

Sophia: Cómo que irnos? Ya todo está bien. El abogado me citó donde mi padre para firmar
unos documentos y dentro de poco tendremos su fortuna. No demoro.

Arthur: Sophia!

Justo cuando Sophia está apunto de salir entra el diablo.

Sophia: Quien es usted?

Sophia retrocede al ver al diablo

Diablo: Cumplí tu deseo. Ahora cumple con tu parte.

Arthur: No te puedo dar el alma de mi mujer. Pídeme otra cosa por favor.

Diablo: Te pedí una simple cosa!

Arthur: No puedes obligarla a firmar!

Diablo: Lo sé. Pero la acabas de condenar. Nunca más podrán estar juntos, tú la recordarás
pero ella no sabrá de tu existencia.

Sophia: Qué pasa? Arthur, porque este hombre te habla así?

El diablo sin mover un músculo sólo observa y de repente ella sufre un ataque al corazón y
caen los brazos de Arturo. El diablo se retira mientras Arthur desconsolado llora junto al
cuerpo de su amada. Se apagan las luces y se ilumina el confesionario.

Padre: En todos mis años al servicio de Dios, he visto exorcismos, posesiones y fenómenos tan
raros que tu historia no me sorprende. Cometiste un grave pecado hijo mío.
Hombre: Lo sé y me arrepiento, luego de eso recuperé la fé. Cuando conoces al diablo, ya no
puedes dudar de la existencia de Dios. Al poco tiempo de la muerte de Sophia me suicidé, pero
tortura no había terminado.

Padre: Aunque le des la espalda a Dios él nunca te abandonará hijo mío. Pero supongo que tu
historia no acaba aquí.

Hombre: Apenas es el inicio padre. Esta condena me ha perseguido por generaciones. Pero
como mi esposa decía, estábamos unidos por el destino y a pesar de la maldición siempre nos
encontrábamos. En tiempos de la posguerra en el siglo 20 vivía en Nueva York y nos
enamoramos nuevamente. Una vez más queríamos casarnos y los problemas volvieron a
surgir.

Se observa un ambiente de 1951 se escucha música twist. Se ve a una mujer barriendo la casa
y a un hombre en un sofá leyendo el periódico. De pronto ella apaga la radio.

Stella: Steve no podemos seguir así.

Steve: De qué hablas?

Stella: De nosotros, hace años planeamos casarnos y ha sido imposible. Primero fuiste a la
guerra por el servicio militar, un mes antes de la boda sufrí una extraña enfermedad y ahora
que parece que todo está bien tú no quieres casarte.

Steve: Stella así estamos bien para que casarnos?

Stella: Esto parece una maldición. Porque no podemos ser felices?

Steve: Nos han pasado muchas desgracias y antes de comprometernos nuestra vida parecía
imposible. Casi muero en la guerra y tú enfermaste. Pero como dices hay un lazo que nos une.

Stella: Renuncié a mis sueños estar contigo por que prometiste que nos casaríamos. Antes de ti
planeaba ir a la ciudad de las estrellas “Los Ángeles” y ser artista...

Steve: Y yo quería ser pianista. Pero debíamos dejar nuestros sueños para empezar a madurar.

Stella comienza a toser muy fuertemente sintiéndose mal. Steve intenta abrazarla pero Stella
no se deja.

Steve: Stella que te sucede?

Stella: No me toques! Deben ser las secuelas de la enfermedad.

Steve intenta razonar con ella.

Steve: Qué quieres de mí? Cuando estaba en la guerra mi único deseo era volver a tu lado y…

Stella: Ya pasaron 6 años de Steve. (Vuelve a toser)Por cierto el casero vine hoy, llevamos tres
meses de atraso en la renta. No sé qué vamos a hacer.

Steve: Yo hablaré con él y le pediré más tiempo.

Stella: Jamás has visto a ese hombre. Siempre estás tan ocupado trabajando que nunca pasas
casa, yo soy la que se encarga de este supuesto hogar donde no hay matrimonio ni hijos.

Steve: Deja de pensar así. Te vuelves histérica por un maldito anillo…


Stella: El matrimonio no es solo un anillo!

Steve: Eso es a lo que me refiero. No sabes todo el tiempo que te estuve buscando y todo lo
que esperé para que estemos juntos. En otra vida tú no eras así!

Sorprendida por el comentario de Steve.

Stella: De qué hablas?

Steve: Tu no lo recuerdas, pero hubo otro tiempo en el que nosotros….

El sonido del timbre interrumpe a Steve. Stella se dirige a la puerta.

Stella: Debe ser el casero que viene a botarnos de esta casa.

Stella abre la puerta y entra el casero un hombre vestido completamente de negro. Se escucha
música de violín. Steve permanece observándolo.

Casero (diablo): Ya sabe por lo que he venido.

Stella: Lo lamento mucho pero le queremos pedir más tiempo.

Steve permanece observándolo y lo reconoce.

Steve: Eres tú, siempre has sido tú el culpable de nuestras desgracias!

Stella: Steve qué te pasa? Disculpe mi esposo está un poco alterado por nuestros problemas
económicos. (Vuelve a toser) Si me permite le prepararé un té.

Stella sale de cena y el diablo camina por la sala mientras Steve lo observa.

Diablo: Parece que me recuerdas muy bien.

Steve: Imposible olvidar a un ser tan despreciable. A pesar de tu maldición seguimos juntos.

Diablo: Cierto, no puedo romper el lazo que los une. Pero jamás podrán ser felices porque sus
almas me pertenecen. Y una vez más necesitas ayuda de mí.

Steve: No pienso volver a hacer tratos contigo!

Diablo: Pues deberías, porque tu esposa está enfermando y tú también. Esos tosidos no son
una simple gripe. Ambos están condenados, lo único que puedes hacer es extender un poco
su tiempo.

Steve: Tú eres el culpable de todo, no descansarás hasta llevarte nuestras almas.

Diablo: Estamos en el juego final.

Steve: Sabes que mientras ella no firme el contrato no tendrás nuestras almas.

Diablo: Lo sé, pero me estoy divirtiendo, ver a los mortales sufrir es muy entretenido.

Aparece Stella en escena y luce muy enferma.

Stella: Steve no me siento bien.

Steve: Stella que te sucede?

Stella: No te preocupes. Llegaron a un acuerdo?


Steve observa al diablo.

Diablo: Si, pronto usted se va a recuperar y la renta puede esperar, su salud es primero.

Stella: No sabe lo agradecidos que estamos con usted.

El diablo le da el contrato de nuevo a Steve

Diablo: Cuando lo perdemos todo estamos dispuestos a hacer lo que sea. Considera esto un
segundo favor.

El diablo se va.

Steve: Te llevaré al hospital.

Steve se va cargando a Stella.

Cambian las luces y vuelve el confesionario.

Hombre: Años después ella murió en el hospital ya estaba desahuciada, yo también estaba
enfermo sin saberlo y al poco tiempo también morí. Nunca nos pudimos despedir. Ni nos
pudimos casar. Eso fue hace casi 50 años.

Padre: Y aún sigues maldito?

Hombre: No lo sé

Padre: La volviste a buscar?

Hombre: Qué caso tiene si no puedo hacerla feliz. Debería considerar la posibilidad de que a
Dios no le agrado nunca me ha querido.

Padre: No digas eso Dios ama a todos sus hijos sin importar sus errores. Nunca pensaste que
tal vez ella era la causa de todas tus desgracias?

Hombre: Porque dice eso?

Padre: Que tal vez ella estaba maldita y no tú. Y fue ella quien te orilló a sufrir eternamente.
Después de todo fuiste tú quien la obligó a hacer cosas que ella no quería

Hombre: Porque dice eso? Fue el diablo quien nos maldijo y todo fue mi culpa por aceptar su
trato la primera vez.

Padre: Me atrevería a decir que el diablo vió algo en tu esposa y la quería junto a él. Y por eso
insistió que firmara pero sólo tú podrías convencerla. Y como no podía romper el lazo que los
une tenías que hacerlo tú.

Hombre: Me está insinuando que el diablo quería quedarse con mi esposa? Eso es una locura.
Padre estoy aquí porque necesito que me conceda el perdón de Dios sólo deseo morir en paz
ya no tengo nada porque vivir.

Padre: Si ese es tu último deseo te lo puedo conceder. Cuando lo perdemos todo estamos
dispuestos a hacer lo que sea.

El hombre reconoce esa típica frase del diablo y se asusta

Hombre: Como me encontraste?


Padre: Iban dos, considera este el tercero y último.

El padre descubre su rostro mostrando su identidad de diablo.

Hombre: No, no puede ser posible.

Padre: El diablo toma muchas formas. Un hombre que hace pactos con el demonio no puede
esperar el perdón de Dios. Querías ser feliz con ella pues te tengo una sorpresa, ella firmó
conmigo antes de morir y ahora es mía. Espero que te agrade verla de nuevo porque ha venido
por tu alma.

Aparecen las antiguas prometidas del hombre y se lo llevan.

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