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INTRODUCCION
Se puede afirmar que el hígado actúa como una planta preparadora de lo que se va a
liberar a otros órganos.
Podemos precisar entonces que a este órgano le atañen tres tipos de funciones básicas
que son:
DESARROLLO
1. Funciones vasculares.
Las características vasculares del hígado, hacen posible que el mismo se comporte
como un reservorio importante de sangre y además, que actúe como un filtro para la
sangre procedente del intestino.
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Función de almacenamiento.
Entre otras características vasculares, el hecho de que el hígado sea un órgano grande,
venoso, con gran capacitancia, le permite formar parte de los grandes reservorios de
sangre del organismo; ya que es capaz de almacenar el 10% del volumen total de
sangre; de modo que puede albergar hasta un litro de sangre en casos en los que la
volemia se vuelve excesiva y también le permite suplir sangre extra cuando la volemia
disminuye.
Función de filtración.
Las superficies internas de todos los sinusoides hepáticos están cubiertas por un elevado
número de células de Kupffer o macrófagos residentes en el hígado, cuya función
consiste en fagocitar parásitos, virus, bacterias y macromoléculas (como
inmunocomplejos y endotoxinas bacterianas) por endocitosis mediada por receptores.
Por tanto, estas células constituyen una poderosa e importante barrera fagocítica para
toxinas y microorganismos provenientes del intestino, de modo que cuando la sangre
portal es derivada del hígado por anastomosis porto-cava, como ocurre en pacientes con
cirrosis, se desarrolla endotoxinemia sistémica.
La activación de las células de Kupffer resulta en un incremento de la producción de
citoquinas cuyas señales actúan sobre otros tipos de células hepáticas. Las células de
Kupffer tienen un importante papel en el procesamiento de antígenos durante la
infección y la inflamación, iniciando la inmunidad mediada por células B y T.
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Además de las células de Kupffer, las células de PIT, que son células perisinusoidales
equivalentes a grandes linfocitos granulares y células asesinas; tienen funciones
similares y brindan protección contra infecciones virales.
2. Funciones metabólicas.
Las funciones metabólicas hepáticas son llevadas a cabo por los hepatocitos, o sea por
las células parenquimatosas, y pasaremos a discutir el papel del hígado en el
metabolismo de los carbohidratos, grasas y proteinas específicamente.
1. Almacenamiento de glucógeno.
2. Conversión de galactosa y fructosa a glucosa.
3. Gluconeogénesis.
4. Formación de compuestos químicos importantes a partir de productos intermedios
del metabolismo de los carbohidratos.
1. Concentración de sustratos.
2. Niveles de hormonas.
3. Estado de hidratación hepatocelular.
4. Inervación hepática.
5. Heterogeneidad zonal de los hepatocitos.
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La síntesis de glucógeno es estimulada por un incremento de la concentración de
glucosa en sangre portal, insulina y una estimulación parasimpática.
Aunque el metabolismo de las grasas puede ocurrir en casi todas las células de la
economía, algunos aspectos del mismo se producen con mayor rapidez en el hígado que
en las demás células.
Las funciones específicas del hígado en el metabolismo de los lípidos son las siguientes:
Metabolismo proteínico.
1. Desaminación de aminoácidos.
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2. Formación de urea para suprimir el amoniaco de los líquidos corporales.
3. Formación de aproximadamente el 90% de todas las proteinas plasmáticas.
4. Interconversiones entre los diferentes aminoácidos y otros compuestos importantes
para los procesos metabólicos de la economía.
1. Almacenamiento de vitaminas.
2. Formación de sustancias que intervienen en el proceso de coagulación. Incluye
fibrinógeno, protrombina, factores VII, IX y X.
3. Almacenamiento de hierro.
4. Eliminación o excreción de fármacos, hormonas y otras sustancias.
El hígado secreta bilis en dos etapas, en la etapa inicial los hepatocitos producen una
secreción que contiene grandes cantidades de ácidos biliares, colesterol y otros
constituyentes orgánicos que se vierten al canalículo biliar, de ahí fluye a conductos
biliares terminales continuando por conductos biliares de tamaño progresivamente
mayor, y finalmente hacia el conducto hepático y el colédoco, desde el cual se vacía
directamente al duodeno o se desvía por el conducto cístico hacia la vesícula biliar. En
el curso que sigue la bilis por estos conductos se produce la segunda etapa de la
secreción, en la cual se añade una secreción adicional que consiste en una solución
acuosa de sodio y bicarbonato secretada por las células epiteliales del sistema de drenaje
biliar.
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hasta 1200 ml por día de bilis y la vesícula posee un volumen máximo entre 30 y 60 ml,
se impone el papel de la mucosa de la vesícula en la reabsorción de agua, sodio, cloro y
otros electrolitos, fundamentalmente a través de mecanismos de transporte activo de
sodio por las células epiteliales que permiten concentrar, dentro de la vesícula, el resto
de los constituyentes biliares tales como: sales biliares, colesterol, lecitina y bilirrubina.
Funciones de la bilis.
1.-Las sales biliares por su acción emulsificante facilitan la digestión de las grasas en
el intestino e incrementan el transporte de lípidos a través de la mucosa intestinal.
Por tanto, la ausencia de sales biliares perturba la digestión y absorción de líquidos y
por consiguiente también se perturba la absorción de vitaminas liposolubles como
son la A, D, E y K. Un déficit de vitamina K conlleva una deficiencia en la
formación a nivel hepático de diversos factores de la coagulación (protrombina,
factores VII, IX y X) que generan grave alteración de dichas funciones.
2.-Constituye una vía de excreción para el colesterol y la bilirrubina, siendo esta
última un pigmento tóxico para el organismo.
3.-Amortigua la acidez del quimo presente en el duodeno y favorece la formación de
micelas para el transporte de lípidos, gracias a su contenido en bicarbonato.
4.-Tiene una función inmunológica, ya que permite el transporte de inmunoglobulina
A a la mucosa intestinal.
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Por la importancia clínica que posee la excreción de bilirrubina por la bilis, se hace
obligatorio discutirla con más detalle.
Cuando los eritrocitos han terminado su vida promedio de 120 días y son demasiado
frágiles para continuar en el sistema circulatorio, se rompen sus membranas y liberan
hemoglobina que es fagocitada por el sistema de macrófagos tisulares, de modo tal, que
la hemoglobina se desdobla en globina y grupo hem. Posteriormente el grupo hem se
abre y produce hierro libre y una cadena de cuatro núcleos pirrólicos que constituye el
sustrato a partir del cual se forman los pigmentos biliares; el primero que se forma se
llama biliverdina, que se reduce con gran rapidez hasta bilirrubina libre, la cual se libera
desde los macrófagos hacia el plasma. Una vez en el plasma la bilirrubina libre se
combina con albúmina y de esa forma se transporta en sangre. Incluso cuando está
unida a la albúmina, ésta sigue llamándose “bilirrubina libre”. En plazos de unas horas
la bilirrubina libre se absorbe por la membrana de la célula hepática, y en este proceso
se libera de la albúmina plasmática y se conjuga con otras sustancias.
Aproximadamente el 80% lo hace con ácido glucurónico para formar glucuronido de
bilirrubina, un 10% se conjuga con sulfato formando sulfato de bilirrubina y el 10%
restante se conjuga con gran número de otras sustancias. En estas formas se excreta la
bilirrubina desde los hepatocitos por un proceso de transporte activo hacia los
canalículos biliares y por el resto de las vías biliares al intestino. Una vez en el intestino
cerca de la mitad de la bilirrubina conjugada se convierte por acción bacteriana en
urobilinógeno, parte del cual es reabsorbido por la mucosa intestinal hacia la sangre y
reexcretado nuevamente por el hígado hacia el intestino, aunque aproximadamente un
5% es excretado por los riñones a la orina. Una vez expuesto el urobilinógeno al aire en
la orina se oxida a urobilina y el que está presente en las heces se oxida a estercobilina;
concluyendo de esta forma la excreción de bilirrubina en la bilis.
Ahora bien, hay ciertas condiciones fisiopatológicas en las que esta función se perturba,
como es el caso del íctero, el cual se define como tinte amarillo de tejidos corporales
incluyendo la piel y tejidos profundos, causado por un incremento de la bilirrubina libre
o conjugada en el líquido extracelular.
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anormales puede ser tan alta como 40 mg/dl de plasma y gran parte de ella puede ser de
tipo conjugado.
Los pacientes con este tipo de afección presentan bilirrubina conjugada en la orina, la
cual puede excretarse por los riñones por ser muy soluble. Esto último no sucede con la
bilirrubina libre.
CONCLUSIONES
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En diferentes capitulos de un texto de fisiología pueden encontrarse alusiones o
referencias al hígado pues es este unórgano que desarrolla diferentes funciones en el
organismo. A menudo se olvida que el hígado es un órgano con características propias y
que muchas de sus funciones se relacionan unas con otras. Esto se hace particularmente
evidente en las anormalidades clínicas en las cuales diferentes funciones del hígado se
perturban e interrelacionan unas con otras.
Hemos visto que las funciones básicas del hígado pueden agruparse en 1.-Funciones
vasculares, 2.-Funciones metabólicas y 3.-Funciones excretoras. Es de importancia
clínica el hecho que la perturbación de las funciones excretoras da lugar a las diferentes
manifestaciones conocidas como ictericia.
BIBLIOGRAFIA
-Guyton A.C. and Hall J.E. Textbook of Medical Physiology. Saunders 9nth Edit. 1996.
-Kaplowitz N. Liver and Biliary Diseases. Baltimore, Williams and Wilkins 1992.
-Rustgi. V. K. et al The Liver in Systemic Disease. New York Raven Press. 1993.
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Julio 7 1999
Asunto: Discrepancia.
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Con relación a las sugerencias de la revisión del material Fisiología del hígado
consideramos que en realidad la bilirrubina como producto final de la degradación de la
hemoglobina
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