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COSTUMBRES QUE PREVALECEN SOBRE LA DIGNIDAD HUMANA.

Elsy Karenth Figueroa Mosquera. Facultad de ciencias de la salud, Universidad Colegio Mayor de Antioquia,

Medellín – Antioquia.

Cátedra de internacionalización e interculturalidad. 2019 – 1.

efigueroa@est.colmayor.edu.co

Costumbres, al parecer permanecen en nuestro ADN por generaciones y muchas veces no

conocemos su significado o el por qué de su importancia; algunas personas pueden ostentar

conocer la razón de sus costumbres y para ellas son razones totalmente válidas ya que soportan su

cultura. ¿Pero qué sucede cuando una costumbre que hace parte vital de nuestra cultura ha sido

nociva para cierta población en cada una de sus generaciones?

Las costumbres son importantes; ellas dan cuenta de lo que eres, la educación que recibiste y

de tu manera de mirar el mundo. En una comunidad humana (según observo yo) se tiende

siempre a catalogar algo como bueno o malo según la costumbre que observen, por este motivo

se adoptan costumbres que con anterioridad se han juzgado buenas y se ha dejado a un lado las

que se consideran mala. Toda esta interacción de juicios ha formado lo que hoy conocemos como

cultura, con ella crecemos, nos reproducimos, enseñamos lo que sabemos y por último morimos,

así que toma una importancia sustancial (la cultura) en las vidas humanas (Chartier, 1994). En mi

corto caminar he observado que existen ciertos elementos de la cultura (costumbres) que son

innecesarias para esta; por ejemplo, me parece totalmente reprochable el hecho de que en la

cultura no se vea bien que un hombre llore, se ponga una falda o muestre algún tipo de debilidad

por cualquier aspecto, ya que debe ser fuerte y por lo tanto el llorar o usar faldas disminuye esa

imagen de fuerza que se debe proyectar. Otro aspecto que me molesta es el hecho de que un

hombre puede tener una vida totalmente desenfrenada (entre comillas) y por el hecho de ser
hombre, es un campeón porque ha dado señales de su hombría (o como habíamos mencionado

anteriormente fortaleza). Pero cuando una mujer quiere vivir su vida desenfrenada (reitero entre

comillas) o incluso ser participe de su futuro y empezar a tomar decisiones que afectan

directamente su vida, es mal vista, la toman como referente negativo para las niñas y no se le

tiene en cuenta, ya que una mujer debe ser femenina y al parecer la feminidad esta ligada a

debilidad o sumisión, la cual se hace mucho mas evidente cuando se está en una relación

sentimental.

Como había expresado anteriormente la cultura es muy importante, debido que nuestras

costumbres y formas de pensar se basan en ella (Pelè, 2004). Así que, para lograr un cambio de

cultura, debe hacerse un cambio en la mentalidad de las personas; pero ¿Por qué es necesario un

cambio si el hecho de que se considere a un hombre menos o más fuerte en realidad no significa

nada? Es necesario un cambio porque emitir un juicio de valor respecto a la fortaleza de alguien

es solo la punta del iceberg, hay costumbres de las culturas que atentan en contra del bienestar de

las personas, que impide un avance a nivel social debido a que viola la dignidad humana. Al

mencionar dignidad humana solemos recordar que es el pilar de nuestra sociedad, a partir de ella

se desglosa una serie de normas y leyes (derechos humanos) las cuales garantizan una

convivencia autónoma, pacífica y en libertad (Spaemann, 1988). Ahora bien, ¿Por qué es

importante tener claro el protagonismo que en la teoría tiene la dignidad humana? Porque ella nos

explica que los seres humanos poseemos un valor intrínseco, por el solo hecho de ser humanos y

por tal motivo debemos exaltarla y recordarla, reflejándola en la práctica mediante el respeto, la

solidaridad y la tolerancia al otro; pero en casos puntuales, eso no se evidencia debido a que

existen aspectos de la cultura que atentan en contra de la integridad humana y por la tanto de su

dignidad, estas costumbres y pensamientos en varias ocasiones son dictados por la cultura.
El concepto de dignidad humana no ha sido siempre el que se concibe en la modernidad y

posmodernidad, antes de la edad media la dignidad humana dependía de lo que tenías, eras o

poseías; haciéndola totalmente desigual e inequitativa dando a entender que se podía lesionar a

ciertas personas debido a que carecían de esta. Con el esparcimiento de la era cristiana y la caída

del imperio romano vino la edad media, en donde la dignidad humana se volvió universal ya que

estaba ligada a la divinidad: se sostenía que el hombre era digno debido a su parentesco con Dios,

ya que era hecho a su imagen y semejanza. Finalmente, con el advenimiento del periodo de las

luces se separó la dignidad humana con la divinidad dándole al hombre un valor en sí mismo, se

decía que el hombre era digno por el hecho de ser hombre y por ese motivo no necesitaba

demostrar o cultivar su dignidad, aunque varios filósofos de la época impulsaban a ello (Pelè,

2004).

Hoy en día en algunas culturas se sigue teniendo la primera concepción que se tuvo de

dignidad humana, de hecho, en nuestra cultura podemos evidenciar como la dignidad humana

queda resumida solo al papel, se cometen actos que atentan contra esta y eso se ve evidenciado en

la violencia diaria que vivimos. Hablando de un caso mas puntual, es hora de recordar la película

flor del desierto, en donde cuentan la historia de una joven africana que por su belleza pudo

triunfar en el mundo de la moda, participando en las más grandes pasarelas del mundo. Pero lo

que llama la atención de su historia es el hecho de que fue víctima de mutilación femenina. La

mutilación femenina consiste en extirpar parte o todos los órganos genitales exteriores femeninos

para posteriormente coserlo y que se forma una cicatrización abundante para que cubra la vagina

como símbolo de virginidad y pureza (internacional, 1998). Esta práctica se evidencia de una

forma muy notable en las comunidades musulmanas en África y también en ciertas tribus
indígenas. Esta mutilación trae consecuencias graves para la víctima, ya que generalmente es

hecha bajo condiciones muy pobres de asepsia y con elementos que en su mayoría no están bien

afilados ocasionándoles mayores probabilidades de muerte, cada año millones de niñas están en

riesgo de sufrir esta tortura.

La amnistía internacional, reconoce que se debe respetar la cultura siempre y cuando esta no

viole la dignidad humana. La mutilación femenina es un acto que viola la dignidad de estas

mujeres, no solo porque ha sido sometida a tortura, sino también porque afecta directamente su

psicología y el funcionamiento de sus órganos reproductores. El problema de todo esto es que la

mayoría de las mujeres no se sienten violentadas, se sienten abrazadas por su comunidad y los

dolores que observan a nivel físico se los atribuyen a cualquier otro aspecto menos al hecho de

que fueron mutiladas, para ellas eso es normal y se les hace raro que a una mujer no le hayan

realizado el procedimiento (internacional, 1998). Ahí se evidencia que el problema de algunos

aspectos de la cultura es un gigante con muchas cabezas, no solo hay que luchar con los agresores

sino también, con los que juzgan esa agresión o costumbre como buena; anteriormente había

mencionado que, para poder cambiar aspectos culturales, se deben cambiar también la mentalidad

de las personas.

Entonces vale la pena plantearnos esta pregunta ¿La cultura debe prevalecer sobre la dignidad

humana o debe ser al revés? Según muchos teóricos, la cultura se respeta siempre y cuando no

viole la dignidad humana, pero cuando vamos a la realidad ocurre algo totalmente distinto, ya que

en la mente y el corazón de las personas prima guardar las costumbres que por generaciones se

han transmitido en la familia, es una forma de continuar con el legado que se les dejó y la idea en

la mayoría de los casos, es que las tradiciones cuenten elementos importantes de ellos mismos.
Teniendo estos aspectos en cuenta, hay que apelar a la enseñanza de la importancia del ser

humano y su bienestar sobre cualquier costumbre.

Bibliografía
Chartier, R. (1994). 'Cultura popular': retorno a un concepto histográfico. Manuscrits, 43 - 62.
Amnistía Inernacional. (1998). La mutilación genital femenina y los derechos humanos. Madrid:
AMNISTÍA INTERNACIONAL.
Pelè, A. (2004). Una aproximación al concepto de dignidad humana. Universitas, 10 - 13.
Spaemann, R. (1988). Sobre el concepto de dignidad humana.

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