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Cecilia Luzardo G.

Los ESTADOS UNIDOS de AMÉRICA

I. Estados Unidos luego de la Independencia

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Los autores Cantero García y Gayoso Pardo afirman que desde 1776 y
1787, nos encontramos en un “período crítico”. No había un gobierno central sino
un Congreso Continental. Las constituciones de los diferentes Estados se fueron
sucediendo entre 1776 y 1780. Determinar el poder central de la Confederación
llevo a conflictos.
En este periodo crítico nos encontramos ante una situación de guerra junto a
un poder central muy débil imposibilitado de pedir contribución a sus súbditos,
llevando a que no se pudieran cumplir con los compromisos de deudas adquiridas.
Incluso se hará necesario devaluar y llegar a impuestos extraordinarios.
La constitución federal de 1787 fue el fruto de la necesidad de organizar el
Congreso Continental se convirtiera en un Gobierno Federal.
En la base del proyecto estaba mantener la separación de poderes. El
legislativo fue encarnado en dos cámaras; el ejecutivo se creó una comisión que
eligiera al candidato entre los propuestos por los Estados; también se garantizo la
separación del poder judicial mediante la creación de un Tribunal Supremo y
tribunales inferiores.
Se creó además la posibilidad de formular enmiendas a esta constitución a
través del Congreso.
Rápidamente fue reconocida por todos los Estados.
Luego de ello, en abril de 1789 fue elegido Washington el primer presidente
de la República.
Ya en este periodo comienzan los primeros levantamientos contra el
federalismo y contra algunas medidas tomadas por el gobierno. Los años que
siguieron estuvieron marcados por el recorte sustancial del mando y los gastos del
poder federal.

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Cantero García, C., Gayoso Pardo, M. “Estados unidos de la independencia a la
Primera Guerra Mundial”. Ediciones Akal. Madrid, 1998.
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Jefferson asumió la presidencia en 1801 marcando con ello un periodo de


consolidación de la republica y de la democracia. Washington además fue
convertida en capital de la nación. Jefferson llamo continuamente a la unión y al
respeto de la constitución interpretándola estrictamente.
Durante el gobierno de Jefferson se produce la COMPRA DE LUISIANA2.
Territorio que antiguamente era de España, pero que Napoleón había obligado a
ceder a Francia. Y el puerto de Nueva Orleans era muy importante para la salida
de productos norteamericanos, todo presionaba para que este territorio quedara
en manos de los estadounidenses.
Francia termino ante esta situación por ceder el territorio a cambio de una
compensación económica muy interesante.
Los EE.UU. adquirieron una gran región, llenas de llanuras que la harán un
gran granero y de vías fluviales.
Todo esto le gano respeto y confianza a Jefferson.
La GUERRA CONTRA INGLATERRA. Jefferson intento mantener neutrales
en un primer momento a los EE.UU. de la guerra entre Inglaterra y Napoleón. Sin
embargo, la guerra comenzó a perjudicarle su comercio. El conflicto mayor se
desato luego de una decisión de los británicos de registrar barcos
norteamericanos donde pudieran estar escapando súbditos británicos. Los
norteamericanos no gustaron de esta medida que violaba derechos.
Jefferson ante esta situación aprobó la ley de embargo que prohibía el
comercio exterior, luego se suavizo con una ley que prohibía el comercio con
Inglaterra y Francia.
El presidente Madison en 1812 declaro la guerra a Gran Bretaña. Esta guerra
afirma Nevins y Steele Commager3 que “fue, por diversas razones, uno de los sucesos
más infortunados de la historia norteamericana”. Porque fue una guerra innecesaria,
porque llevo a divisiones internas entre quienes apoyaban o no apoyaban la
guerra y porque no fue victoriosa militarmente.
Afirman los autores mencionados que la “guerra contribuyo al desarrollo de la
república (…) reforzó el sentimiento de la unidad y el patriotismo nacionales .”
2
Es parte de la expansión hacia el oeste.
3
Nevins, A., Steele Commager, H. “Breve Historia de los EE.UU.”
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Los sucesos demostraron que cualquiera que fuese el partido que estuviera
en el poder, ya fuera el federal de Hamilton, ya el demócrata de Jefferson, la
unidad nacional avanzaba y el poder del gobierno central crecía. “Adquirir la
Luisiana, sostener la competencia comercial con Francia y con Gran Bretaña, atacar a los
piratas berberiscos y hacer la guerra a Inglaterra, todas estas eran cosas que exigían
una autoridad central vigorosa”.
El nacionalismo avanzaba, lo mismo las creaciones nacionales: la literatura,
el arte, la escuela de pintores, el Banco Nacional, etc.
Por otro lado, y como afirma W. Paul Adams 4 la guerra puso la manifiesto la
debilidad inherente al sistema de gobierno americano. Una minoría poderosa
había desafiado la autoridad del presidente y del Congreso.
Figuraba entre los mismos la cuestión de si los EE.UU. constituían una
confederación de estados o una sola nación unificada además del debate del
respeto a la constitución. Por otro lado estaba la idea de admitir que los EE.UU.
tuvieron su origen en un pacto voluntario entre estados, que en aquella ocasión
actuaron como si fueran independientes, abstracción hecha de sus anteriores
relaciones, no significaba necesariamente que tuviesen derecho a optar por salirse
del sistema por voluntad propia.
De esto, como afirma Adams, que el sistema de gobierno americano pudiera
contemplarse desde dos puntos de vista bastantes dispares: como un pacto de
armas, si ello fuera necesario, o como un acuerdo dependiente de la buena
voluntad de los estados individuales. En determinados terrenos, la autoridad
estatal era soberana, en otra, la federal.
Los autores ya mencionados Cantero García y Gayoso Pardo, afirman que el
periodo comprendido entre la Guerra contra Inglaterra y la Guerra de Secesión
estuvo marcado por la formación de una conciencia nacional. La idea de
afirmación iba a pasar por la idea del alejamiento de Europa.
A partir de 1817 asumió la presidente Jacobo Monroe. Lo fundamental de su
gobierno fue la llamada “DOCTRINA MONROE”. Dos ideas principales se
asociaron a esta doctrina, que en realidad no fue más que una parte del mensaje
anual de Monroe al Congreso en el año 1823. Una era la idea de la no
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Adams, P. “Los Estados unidos de América”. Editorial S. XXI. España, 1979
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colonización, según la cual se prohibía a Europa adquirir nuevas posesiones en el


Continente occidental. La otra idea era la de no intervención, según la cual Europa
no debía intervenir más en los asuntos del Nuevo mundo de manera que
amenazase su independencia. Lo vemos en el contexto de las pretensiones de
Rusia con el territorio de Alaska por ejemplo.
En las elecciones de 1828 los jacksonianos vencieron a los seguidores de
Adams y a Adams mismo. Allan Nevins y Steele Commager afirman que “el
gobierno de Jackson abrió una época nueva en la vida norteamericana”.
Según los autores antes citados, las principales ideas de Jackson pueden
resumirse en: “fe en el hombre del común, fe en la igualdad política, fe en la igualdad de
oportunidades económicas para todos, odio al monopolio, a los privilegios especiales y a
las complicaciones de las finanzas capitalistas”.
Dentro del heterogéneo partido demócrata que la apoyaba, encontramos por
un lado a los votantes agrarios de la nación, y por otro, los trabajadores de las
villas y ciudades del este.
Los inmigrantes – ingleses, irlandeses, alemanes – en general tenían más
simpatía por el partido demócrata.
En este periodo la vida democrática se expandió, con la extensión del
sufragio masculino, con la aparición de una prensa barata, incluso con la
educación pública que estaba emprendiendo la batalla, etc.

II. El Sur y el Norte - La esclavitud y los problemas que llevaron a la


Guerra

Lo que sobre todo distinguía a estos estados, afirma Paul Adams, era el
factor climático.
Virginia por ejemplo tenía una temperatura 10 grados más alta que Nueva
York.
En el sur durante la época colonial los principales cultivos habían sido el
tabaco, el arroz y el añil. Luego el algodón pasó a tener un lugar predominante en
la economía del sur y de todos los Estados Unidos.

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La explotación del algodón hizo posible el desarrollo inicial de la industria


manufacturera en el norte así como la expansión del tráfico marítimo. Lo mismo
llevo a asentar el estilo de vida sureño en otras regiones, como las del Oeste.
El norte y el sur habían llegado a ser regiones totalmente diferentes sociales,
económica y políticamente. El sur era casi en absoluto rural, solo Nueva Orleans
podía ser considerada una gran ciudad, mientras el norte, estaba muy urbanizado,
con grandes ciudades como Nueva York.
El sur tenía poca actividad industrial, mientras el norte aumentaba día a día
la producción fabril.
La inmigración europea se concentraba en el norte, y allí las grandes
ciudades ya comenzaban a conocer dos graves problemas: el del régimen de
trabajo y el de barriadas obreras miserables.
La construcción del ferrocarril y otros adelantos estaba mucho más
desarrollada en el norte que en el sur.
Un sector cada vez más numeroso de gentes del norte era partidario de las
tarifas protectoras, mientras que el sur rural, los detestaba. El norte estaba
interesado en una distribución más rápida de las tierras públicas a pequeños
propietarios, y empezó a tomar gran cuerpo de demanda de que se concediesen
tierras gratuitas a todos los colonos. El sur buscaba la compra y venta a altos
precios.
El norte afirman los autores ya citados, deseaba un sistema bancario
nacional eficaz, mientras que el sur, que acumulaba poco capital, era hostil a ese
sistema centralizado. Socialmente, el norte, no obstante las diferencias crecientes,
era más democrático que el sur, donde la oligarquía propietaria de esclavos tenía
en sus manos la mayor parte de la riqueza y del poder.
Afirman Allan Nevins y Henry Steele Commager que el sur se convirtió en
una región que en su mayor parte se agrupo amenazadoramente en defensa de la
esclavitud. Diferentes factores económicos hicieron a la esclavitud mucho más
rentable que antes de 1790.
El nacimiento de la gran industria algodonera, la expansión del cultivo de
caña de azúcar y del tabaco requirieron mucha mano de obra esclava.

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Siguiendo con las palabras de Adams, que la gran mayoría de las esclavos
vivía en el sur, en Maryland suponían un tercio de la población, en Virginia la
mitad, en Carolina del norte una cuarta parte, y en la del sur, las dos terceras
partes.
El tráfico había desaparecido en 1808, por tanto, la mayoría de los esclavos
eran descendientes de africanos. Estos carecían de los derechos civiles y podían
ser comprados, vendidos, hipotecados o trasladados.
Muchos dependían de la actitud personal de su amo, muchos de los esclavos
eran castigados cuando huían, se rebelaban, etc.
Afirma Adams: “el sur era pues, en esencia, una sociedad de blancos libres que
englobaba a una minoría de negros sometidos a la esclavitud y, sin embargo, muy pocos
eran los aspectos de la sociedad blanca que no se veían afectados en alguna medida por
esta presencia negra”.
Políticamente de las filas de los plantadores salían quienes regían los
intereses del sur y los representaban a nivel nacional.
Estos esclavos también fueron llevados hacia el sur y el oeste cuando la
expansión comenzó, pero no ya en tanta magnitud.
Al extenderse hacia el oeste la sociedad libre del norte y la sociedad
esclavista del sur, comenzaron a producirse acuerdos para mantener un equilibrio.
Por ejemplo cuando Illinois fue admitido por la Unión, había en 1818, 10 estados
esclavistas y 11 estados libres. Uno de los conflictos más importantes suscitados
en este tema, fue cuando Misuri fue a ingresar como estado, al final este fue
admitido como esclavista pero en contraposición Maine como estado libre.
Como afirma Adams, desde principios del siglo XVIII, los cuáqueros y otros
grupos habían puesto de relieve que mantener al hombre en esclavitud no era
compatible con las enseñanzas de Cristo.
Para la economía del Norte, era mucho más fácil que la del sur, poner en
marcha sus ideas y abolir la institución.
La creación de una legislación en el sur que prohibía la manumisión, no era
solo por la resistencia a prescindir del servicio de los esclavos, sino la
incertidumbre de su destino luego de la liberación, ya que estos no deseaban que

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se integraran en la sociedad blanca. Se pensó en devolverlos a Africa, pero sus


resultados fueron poco positivos.
En 1833 se decreto la abolición de la esclavitud en Inglaterra y además se
creó la Sociedad antiesclavista americana, ambas comenzaron a presionar a favor
de la abolición.
Por otro lado, en la década del 30´se da una ola de reformismos, producto de
la llegada de corrientes utópicas implícitas hace mucho en el pensamiento
protestante americano. Aparecieron movimientos que a través de la acción social
buscaban mejorar a la humanidad.
Junto con la esclavitud, las diferencias entre el sur y el norte comenzaron a
hacerse más visibles en otros ámbitos y llevando a diferentes problemáticas, por
ejemplo, el conflicto que se desato en 1832 con motivo a los aranceles.
El problema de los aranceles afirma Adams, no era más que uno de los
mucho – el banco nacional, la financiación de obras públicas con fondos federales
y la venta de tierras federales en el Oeste, entre otros – que dividían a la opinión
en bloques regionales. Otro asunto en boga era el papel del creciente Oeste, que
termino aliándose en su mayoría a los intereses del Norte.

Afirma Adams que el relativo éxito de los abolicionistas se debe en gran parte
a hábil manejo de la propaganda y de las nuevas técnicas de impresión barata.
Sin embargo, el respaldo político con el que contaba era reducido. Uno de los
principales problemas para la abolición era que todos estaban conformes en que
la esclavitud era de competencia estatal; el único modo de que el gobierno federal
pudiera intervenir legalmente en ella, al menos tal y como existía en los distintos
estados, era mediante una reforma constitucional.
La “ley de mordaza” que limitaba la discusión en el parlamente del tema de
la esclavitud, llevo a mas malentendidos y la tirantez del problema se acrecentó.
Por la época se había extendido la idea del destino manifiesto y en 1845 se
aprobó el tratado de incorporación de Texas a la unión 5, con esto, el Congreso
se encontró con el dilema de qué hacer con los nuevos territorios que se

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Es parte de la expansión hacia el oeste.
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extendían de las Rocosas al Pacífico. Como Texas afirma Steele Commager ya


tenía la esclavitud, entro en la Unión como estado esclavista, pero otros como
California, Nuevo México, etc., no la tenían.
Las polémicas de los años cuarenta significaron un nuevo paso en el
deterioro de las relaciones.
El descubrimiento de oro en California, en 1848, una semana antes de que
se firmara el tratado de cesión de las tierras mexicanas a EE.UU., desencadeno
una afluencia masiva de población, en 1850 se reconoció como estado libre. Dado
que era el deseo de sus habitantes, el sur no se opuso.
Como afirman Nevins y Steele Commager, la anexión de Texas y la conquista
contra la débil nación mexicana, de California y del suroeste, completaron el
dominio norteamericano en el oeste.
California en 1850 quedo sumada como un estado más en la unión. La
adquisición de tan grandes extensiones de territorio en el oeste obligo a los
norteamericanos a interesarse en varios problemas antes descuidados: el
problema del mar Caribe, el del pacifico, el de un canal ístmico y sobre todo, el de
la esclavitud.
Más allá de los acuerdos que presento el mediador Henry Clay, durante los
años 40´ se rompieron uno a uno los lazos que unían a las ramas nordistas y
sudistas de las principales confesiones.
Los demócratas, cuyas disensiones les habían costado las elecciones de
1848, lo lograron adoptando una línea conservadora a propósito de la esclavitud,
asegurándose así la elección de su candidato presidencial tanto en 1852 como en
1856. Los whigs, cuya ala nordista insistía en seguir una línea relativamente más
liberal, perdieron el respaldo del sur, lo que provoco la desintegración del partido.
A raíz de esto, el sistema dejaba de ser bipartidista. En los años cincuenta
las luchas entre las facciones demócratas nordistas y sudistas aumentaron, y por
otro lado, apareció un nuevo partido, el Republicano, integrado por antiguos
whigs, demócratas disidentes y seguidores de diversos partidos minoritarios del
norte. Afirman Nevins y Steele Commager, que “el nuevo partido, era idealista,
entusiasta, atrajo a muchos jóvenes talentudos y enérgicos, y fue muy fuerte desde el

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principio, sumando en sus filas tanto a los hombres de negocios del este como a los
agricultores del oeste. Su primer exigencia fue que la esclavitud fuese excluida de todos
los territorios”.

III. La guerra de Secesión

“los americanos se vieron obligados a elegir, entre 1850 y 1860, entre dos criterios
marcadamente divergentes, e incluso irreconciliables, como los acontecimientos
posteriores habían de demostrar, acerca de su gobierno nacional”.

No cabe duda, afirma Adams, que la elección de Lincoln como presidente en


1860, fue un duro golpe para el sur, su programa político indudablemente
promovía los intereses regionales del norte y del oeste.
La actuación de Lincoln estaba limitada por una serie de frenos y equilibrios
constitucionales, y sobre todo, no podía inmiscuirse en la esclavitud tal y como
existía en los distintos estados.
Por eso, “la secesión - afirma Adams- era simple reflejo de la creciente
convicción del sur, de que por reversible que fuera, no tenían obligación de aceptar la
derrota en ninguna de sus formas”.
Los nordistas estaban cada vez más convencidos de pertenecer a una sola
nación, los sudistas cada vez mas llegaban a la conclusión contraria.
Afirman Nevins y Steele Commager que “ el sur fue impulsado por motivos
diversos: el odio al Norte, el resentimiento por la derrota de las elecciones, la repugnancia
a aceptar el veredicto sobre los territorios, el sueño de días mejores y más brillantes bajo
su propia bandera. Y el miedo a que sus instituciones y sus civilización peculiar fuesen
destruidas por un gobierno abolicionista”.
El 20 de diciembre de 1860, con un solo voto en contra, la convención estatal
de Carolina del Sur ratifico un decreto cortando todos los lazos con la unión. Le
siguió Misisipi en enero de 1861, Florida y Alabama.
En febrero los representantes de dichos estados, reunidos en Montgomery,
Alabama, crearon un gobierno provisional bajo una nueva constitución y luego

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eligieron a Jefferson Davis como primer presidente de la Confederación de


Estados de América.
Los republicanos que asumieron el poder, no tenían mucha idea de cómo
proceder.
La guerra comenzó, cuando, el 12 de abril de 1861, las baterías de
Charleston iniciaron al bombardeo de Fort Sumter, en el puerto de Charleston.
Lincoln solicito de los estados 75000 voluntarios para acabar con la rebelión.
Virginia, Carolina del Norte, Tennessee y Arkansas se opusieron, promulgando sus
propios decretos de secesión.
Fue común durante la guerra, tener parientes, incluso Lincoln, luchando en el
otro frente.
Estadísticamente la lucha era desigual. Desde un principio el norte contaba
con una clara superioridad tanto en hombres como en recursos materiales. La
población total de los veinte estados que permanecieron en la Unión era de 19
millones, mientras que los del sur y los sesionados tenían unos 9.5 millones.
El norte contaba con una economía autosuficiente, mientras que el sur no.
Durante la guerra el norte fabricaba casi todo el material de guerra, mientras que
el sur tenía que importarlo.
El sur tenía a su favor el espíritu marcial de sus habitantes, la fácil captura de
muchos fuertes y arsenales, la superioridad en eficacia y organización de la
agricultura, etc.
Lincoln estaba decidido a luchar por la unión, en un discurso en el año 1863,
afirmo: “la causa de la unión era también la causa de la democracia y,
consiguientemente, la causa de toda la humanidad”.
Dado que la estrategia del sur era esencialmente defensiva, la iniciativa
correspondía al norte.
En Bull Run, el ejército de la unión fue derrotado, esta fue una de las
primeras derrotas de las siguientes en Virginia.
Sin embargo, las fuerzas sudistas se hacían más sentir en otras aéreas, por
ejemplo, con el bloqueo cada vez más eficaz de la línea costera sudista que
rompio con sus relaciones comerciales.

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A partir de 1863 cambio el ritmo de la guerra, y las victorias del norte se


sucedieron, dados sus mayores recursos.
Desde un principio, pueden distinguirse cuatro frentes o teatros principales
de acción: el mar, el valle de Misisipí, Virginia y los estados costeros del este, y el
frente diplomático.
El sur sufrió los problemas de abastecimiento, dado que los estados
miembros de la Confederación podían negar, los hombres y los suministros
necesarios. Otro problema que sufrió la Confederación fue la alta inflación. Pero a
pesar de todo, los ejércitos sudistas siguieron combatiendo por dos años más.
Una de las esperanzas que tenían era la intervención de Inglaterra y de Francia,
luego de que comenzaron a sentir la escasez de algodón, pero estos encontraron
otras alternativas de abastecimiento.
Grant, comandante en jefe de todos los ejércitos de la unión desde la
primavera de 1864, inicio una nueva marcha hacia el sur, que yo no encontró
serios obstáculos.
Ante la proximidad del ejército de Sherman procedente del sur, Robert Lee
retiro6 de Petersburg y de Richmond y huyo hacia el oeste. Una semana más
tarde, en el juzgado de Appomattox, al sudoeste de Virginia, rindió su ejército a
Grant y las restantes fuerzas confederadas se rindieron sucesivamente.
Afirman Nevins y Steele Commager que “las pérdidas de dinero, bienes de
todas clases y vidas fueron espantosas”.
“…la guerra dejo al país una herencia mezclada de buenos y malos resultados.
Había abolido la esclavitud para siempre, pero por la violencia y sin pensar en el
bienestar de los libertos ni de la sociedad en que tenían que vivir (…) Había destruido la
oligarquía aristocracia del sur, pero no había otra clase social preparada para asumir las
responsabilidades del gobierno (…) La guerra dejo encendido entre el norte y el sur un
odio que duro varios decenios. ”

IV. La expansión hacia el Oeste

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Uno de los principales generales de las fuerzas confederadas
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Partiendo de las palabras de Nevins y Steele Commager afirmamos que una


de las fuerzas que más contribuyeron a moldear la vida de los norteamericanos
fue desde el principio, la frontera, que podemos definir como región limítrofe, cuya
diseminada población se dedicaba a talar bosques, roturar tierras y construir
casas.
El traslado a través del continente al avanzar la población desde el Atlántico
hasta las montañas Rocosas, influyo en el carácter norteamericano. Fue un
proceso social que estimulo la iniciativa individual, trabajo por la democracia
política y económica, abatió el conservadurismo y aumento la autodeterminación
local.
Según afirma Adams, “la frontier no significa únicamente la línea de
desplazamiento extremo de los asentamientos blancos, sino también la zona de
transición, a menudo ancha, existente entre la región despoblada, o la tierra de los indios,
los primeros poblador con sus puestos comerciales, roturaciones, construcción de
caminos (…) y las zonas de colonización ya estructuradas”.

Cuando pensamos en la frontera pensamos en el Oeste, pero la faja costera


del Atlántico fue la primera frontera. La segunda frontera fue la región que rodea
las fuentes de los ríos costaneros, y la cadena de los Apalaches. Después, en
1800, los valles del Misisipi y del Ohío se convirtieron en la tercer gran región
fronteriza.
Durante el siglo XIX, los límites políticos de los EE.UU. se movieron
constantemente hacia el Oeste, con la compra de Luisiana, la adquisición de
Texas, Nueva México y California, el tratado de Oregón y la compra de Alaska.
Los movimientos de población tendían a seguir aproximadamente los
paralelos de latitud. Alabama y Misisipi fueron colonizados principalmente por
gentes del sur, y Michigan y Wisconsin principalmente por gente del norte. En
estados como Ohío, Indiana o Illinois se juntaron ambas.
Las puntas de lanza de la exploración y de la colonización, han sido
enumeradas tradicionalmente por los historiadores en términos de frontiers, la
frontier de los exploradores, la de los tramperos, la de los mineros, la de los
vaqueros y la de los agricultores. Los colonos de la frontera eran gentes muy
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diversas, pero los observadores más antiguos las clasifican en tres grupos
principales. A la vanguardia de la emigración iban los cazadores y los tramperos.
Aquellos hombres eran diestros en el manejo del hacha, del rifle, de la trampa y
de la andana de pescar, señalaron los caminos, construyeron las primeras
cabañas, alejaron a los indios, etc.
El segundo grupo era una mezcla de cazadores y de grandes granjeros.
Estaban dedicados al cultivo de cereales, a recorrer los bosques en busca de
venados, y a criar algunas vacas y algunos cerdos. Prepararon el camino para el
tercer grupo, el que incluía no solo agricultores sino también médicos, abogados,
comerciantes, obreros, políticos, etc. Su propósito era asentarse allí.
Los primeros colonos europeos en el Lejano Oriente fueron los misioneros y
soldados españoles que partiendo de México fundaron misiones, en Santa Fe, Los
Ángeles, etc.
Luego crearon en torno a los Grandes Lagos, en las praderas y, cruzando las
Montañas Rocosas, en las márgenes del rio Columbia, puestos y asentamientos,
algunos convertidos en ciudades como Quebec o Montreal. Solo en 1880, a
medida que el medio oeste se hacía más accesible a la colonización, comenzaron
los agricultores a instalarse en las praderas de Manitoba y Alberta, antes eran
tierras de tramperos.
Los hombres del oeste tenían que sostenerse sobre sus propios pies. Eran
apreciados no por su origen familiar, ni por la riqueza heredada, sino por lo que
eran capaces de hacer. Este sentido de igualdad de oportunidades económicas
creó un sentimiento de igualdad social y política, no existente en el sur por
ejemplo.
Sin embargo la vida en la frontera no era fácil, allí la gente era ingobernable,
indisciplinada y excesivamente confiada en sí misma, también allí los índices de
criminalidad eran mayores.
A principios del siglo XIX ya se conocía a grandes rasgos la geografía del
Oeste. Y hacia la década de 1830, la brutal política contra los indios, del gobierno
federal presidido por Jackson, condujo al traslado forzoso de unos 100.000 indios
a miles de km. de su lugar de origen. Los seminolas fueron expulsados de Florida,

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los cheroquis y los crics de Georgia y Alabama, los choctas de Misisipi y las tribus
de los sauk y los fox de Illinois y Wisconsin.
El traslado de los indios del este a las grandes llanuras del otro lado del
Misisipi, fue posible. Pero en el sur, donde las tribus eran mayores y más fuertes,
los indios opusieron una resistencia obstinada.
Como afirman Nevins y Steele Commager, constantemente los hombres de
la frontera invadían las tierras de los indios, porque no se fiaban de los pactos,
destruían la caza que proporcionaba a los indios alimento y vestido; y muchos
estaban decididos en todo momento a matar a cualquier piel roja que se les
cruzará.
Hacia la década de 1830 el algodón atrajo a Texas a gentes del sur, lo que
provoco el enfrentamiento con México y en la década de 1840 la depresión en el
valle del Misisipi y la fiebre del oro y de tierras empujo a hombres de toda índole a
California y Oregón.
En la década de 1850, cuando la minería del oro se industrializo, los mineros
más individualistas que no estaban dispuestos a trabajar para las compañías,
crearon gran número de comunidades en las Rocosas.
Las gigantescas manadas de bisontes de las grandes praderas fueron
exterminadas. Con los bisontes, los indios nómades de las llanuras perdieron la
base material de su existencia. En las tres décadas de implacable guerra a los
indios (1864 - 1890) y de incontrolables epidemias las tribus fueron diezmadas y
sus zonas de asentamiento reducidas a reservas.
En las décadas que siguieron a la guerra civil, los colonos blancos se
asentaron en las praderas para dedicarse a la ganadería y al cultivo de cereales.
“La densidad de los asentamientos en el Oeste, las modalidades de empleo de la
tierra y la velocidad a la que se desplazaron las sucesivas fronteras han de contemplarse
como resultado de la relación existente entre la problemática de la colonización del Oeste
y la demanda de los productos que de allí procedían”.
La región de los grandes Lagos y el valle de Misisipi eran muy fértiles,
disponían de agua en abundancia y de facilidades para el transporte, pero a
medida que la colonización se iba alejando del Misisipi y se aproximaba a las
Rocosas, las tierras eran cada vez más altas y el clima más duro.
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Por tanto la “colonización fue necesariamente muy irregular y la población


diseminada”, en las montañas, la gente se aglomeraba alrededor de los centros
mineros, como Reno y Las Vegas, y en la costa del Pacifico en los fértiles valles
de California central, en Washington y en Oregón. “Los problemas y las decepciones
de la colonización en el Oeste, retardaron el movimiento hacia aquella zona pero no la
impidieron”.
El tipo de sociedad que se desarrollo en el Oeste fue resultado de la
combinación de la política de los poderes públicos y de una serie de factores
económicos y geográficos. La mayor parte de la tierra pasó desde un primer
momento a manos federales, el gobierno dispuso de una excelente oportunidad
para moldear la sociedad conforme a sus deseos.
De aquí que el gobierno se limitara a intentar desprenderse de la tierra de
modo ordenado y socialmente beneficioso y a un precio tal que, sin impedir el
desarrollo, engrosara las arcas federales. Se intentaron crear explotaciones
familiares en vez de grandes extensiones, poniendo extensiones máximas para la
adquisición, pero no en todo los sitios se logro, en California por ejemplo, se
explotaron extensos ranchos ganaderos y grandes centros frutícolas.
El más notable de los establecimientos religiosos del Oeste fue, con mucho,
el que los mormones crearon en Utah. Las tradiciones del individualismo, de las
disidencias y del evangelismo habían llevado en Norteamérica a la formación de
muchas sectas curiosas. Los mormones fueron una organización totalmente
nueva, el creador de la Iglesia de los Santos de nuestros días fue José Smith.
Los mormones perseguidos, cruzaron el Misisipi y decidieron buscar la paz y
la seguridad en el Lejano Oeste. En 1850, Utah se organizo como territorio.

La frontera tuvo cierto número de efectos económicos sobre la


industrialización americana. Una de sus funciones vitales fue la de actuar como
fuente de abastecimiento del este, al que enviaba pieles, cueros, oro, minerales, y
productos alimenticios a cambio de productos manufacturados y servicios.
Aunque en principio, afirma Adams, es dudoso que fueran muchos los
obreros industriales que acudieron a las instalaciones industriales del Oeste, la

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presión laboral indirecta en el Este resulto aliviada por la emigración de


agricultores que, de otro modo, hubieran acabado en la industria, y de los
habitantes de las ciudades que se trasladaron a las del oeste.
Otra consecuencia de las oportunidades que se presentaban en el oeste fue
la prolongación de las etapas de prosperidad relacionadas con determinadas
innovaciones.

V. Las consecuencias de la Guerra de Secesión

“La guerra de secesión produjo una revolución en la sociedad y la economía


norteamericano, en el norte lo mismo que en el sur”.

El conflicto acelero el proceso de industrialización, acelero la explotación de


los recursos naturales, el desarrollo de la producción manufacturera en gran
escala, el crecimiento de los bancos de inversión, la extensión del comercio
exterior y trajo al primer plano a una nueva generación de capitanes de industria y
de amos del capital.
Abrió nuevas y vastas extensiones a los cultivos y a la ganadería, busco
nuevos mercados e inauguro la revolución agrícola y el problema agrario.
Creo condiciones favorables para el crecimiento de las ciudades y atrajo a
miles de inmigrantes al nuevo mundo.
En el sur, la derrota destruyó en gran parte a la clase de los plantadores,
liberto a los negros, revoluciono la economía agraria, destaco en primer plano a
una nueva clase media y echo los cimientos del nuevo sur.
En el norte abrió campos nuevos para las inversiones y la especulación y
apresuro el proceso de acumulación de recursos y poder.
Las divisiones políticas de la republica recibieron su forma definitiva,
ingresaron en la unión doce estados nuevos y quedo fundado el imperio
norteamericano. En cuarenta años, la población subió de 31 a 60 millones.
El trust y la sociedad por acciones fueron las formas características del
nuevo EE.UU. Las grandes casas bancarias, como la de los Morgan, llegaron

16
Cecilia Luzardo G.

pacíficamente a tener una posición dominante en la economía nacional. Las


organizaciones obreras, pocas y débiles antes de la guerra, crecieron un número
de afiliados y ocuparon firmemente su lugar en la esfera economía, y los conflictos
de trabajo, antes pequeños y esporádicos, se organizaron hasta hacerse
amenazadores.
Surgieron una serie de problemas nuevos, relativos a la distribución de la
riqueza, a la dirección de enormes concentraciones de capital, al mantenimiento
de la democracia política sometida a presión de una economía antidemocrática, al
desempleo en gran escala y a los conflictos de trabajo, a la aglomeración de la
población en grandes ciudades, a la asimilación de los nacidos en el extranjero, a
la disminución de los ingresos agrícolas y al aumento del número de granjas, a la
conservación de los recursos naturales.

Las consecuencias de la guerra y de la derrota fueron en el sur inmediatas y


catastróficas. Los puentes estaban caídos, los caminos deshechos.
Los bancos habían cerrado, las compañías de seguros eran insolventes, las
industrias y los negocios estaban arruinados, y gran parte del algodón que había
almacenado se quemó o fue confiscado por las autoridades militares.
Hasta la agricultura quedo en una situación desesperada, lo mismo la
naciente industria.
“La reconstrucción trajo nuevas angustias y nuevas cargas casi tan pesadas como
las de la guerra”.
En algunas regiones, la riqueza había disminuido en más de la mitad, pero
los impuestos y las deudas subían inexorablemente.
Los impuestos subieron de modo tan vertiginoso que, en el colmo de la
desesperación, centenares de granjeros abandonaron sus fincas a los
recaudadores.
Pronto la reconstrucción de hizo visible, tal como los describen viajeros de la
época.
Como afirman Nevins y Steele Commager muchas familias fueron atraídas
por lo que parecían salarios altos, estas se trasladaron a lugares fabriles. “ Los

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Cecilia Luzardo G.

obreros vivían en casas de las compañías, compraban alimentos y ropa en almacenes de


la compañía, les asistían médicos de la compañía y les enterraban en un cementerio de la
compañía clérigos de la compañía”.
Pese al desarrollo de las industrias siderúrgicas, maderero, tabaquero y
textil, el sur continuo siendo predominantemente rural y agrícola.
Los grandes plantadores habían sido los más perjudicados por la guerra y la
reconstrucción. Perdido su capital en esclavos, desintegrada su fuerza de trabajo,
aumentados sus gastos y los impuestos, la mayor parte de ellos tuvieron que
abandonar sus plantaciones o dejar que fueran sacadas a pública subasta.
Miles de pequeños granjeros ampliaron sus propiedades, y decenas de miles
de blancos pobres, de libertos, de trabajadores y de comerciantes pudieron
satisfacer su hambre de tierra convirtiéndose en propietarios.

El sucesor de Lincoln luego de su muerte, Andrew Johnson, manifestó que


seguiría el programa de Lincoln. Busco garantizar los derechos de los hombres
liberados, romper con las prerrogativas de la vieja aristocracia y aumentar el poder
del gobierno federal.
En un primer momento, el sur tuvo bastante libertad de acción, ya que las
sesiones del Congreso no se llevaron a cabo, sin embargo, lo que más buscaban
era integrar a los estados secesionistas rápidamente a la unión.
Johnson busco la amnistía general y con la redacción de las nuevas
constituciones los estados sudistas, eliminaron la esclavitud, sin embargo, con la
redacción de los “black codes”, la situación de los negros no mejoro mucho.
Con la asunción de los radicales en el poder, la situación cambio. El sur fue
dividido en cinco distritos militares, cada uno de ellos bajo el mando de un oficial
de la Unión dotado de plenos poderes en todos los ámbitos; se impusieron nuevas
condiciones al reconocimiento de los gobiernos estatales, entre ellas la
emancipación de los negros, y a los antiguos dirigentes sudistas se les prohibía la
actuación pública.
A lo largo de la década del ´70, los propios nordistas comenzaron a cansarse
de la reconstrucción. En esta época los negocios eran la cabecera, y los sudistas
necesitados de capital nordista, alían a los nordistas que necesitaban inversiones.
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Cecilia Luzardo G.

Al aplicar su programa al sur, los radicales perseguían cuatro objetivos:


impedir el retorno de las luchas regionales de la década de 1850; mantener el
nuevo orden económico; proteger el derecho de los libertos y el ascendiente de los
republicanos.
Todos los objetivos fueron logrados de una u otra forma, salvo el de los
derechos de los libertos. La suerte de los negros del sur dejo mucho que desear
tras la retirada de la protección del norte. Más allá de las enmiendas que se
hicieron, que proclamaban su liberación, sus derechos ciudadanos y demás. Por la
constitución de 1875, estos seguían siendo discriminados en los edificios públicos,
en los restaurantes, etc., así como en los transportes públicos. En 1883 se las
declaro anticonstitucionales sin embargo la situación no varió.
Mientras que por la ley tenían libertad completa, su libertad real era muy
limitada. El congreso, se dedico a lograr la igualdad política, sin poner la vista en
lograr su equiparación económica. Una parte de los más emprendedores se
trasladaron al norte, pero la mayoría quedo siendo aparcero, teniendo la misma
vida que antes de la guerra.
El fenómeno más alentador en el sur de la generación que siguió a la guerra
fue la aparición de una clase media vigorosa de pequeños agricultores
independientes, tenderos, negociantes, comerciantes, banqueros, industriales, y
hombres que ejercían profesiones liberales.
El viejo sistema de plantaciones había desaparecido, pero en su lugar surgió
un nuevo sistema de aparcería en virtud del cual se permitía a los negros trabajar
la tierra a cambio de una parte de sus cosechas.
Este sistema, afirma Adams, era una especie de arrendamiento en que los
propietarios de las tierras recibían una parte de las cosechas, y por una modalidad
de embargo preventivo sobre las mismas, forma de compra a crédito en los
almacenes en cuya virtud los comerciantes adelantaban a los agricultores las
provisiones que necesitaban con la garantía de sus cosechas. Los pequeños
arrendatarios apenas lograban subsistir, malviviendo en diminutas parcelas donde
sistemáticamente se producía demasiado algodón, cuya demanda siempre era
accesoria e insuficientes alimentos.

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Cecilia Luzardo G.

Como el algodón era un producto que parecía una inversión segura, los
acreedores insistían en que sus arrendatarios solo plantasen algodón, con
exclusión de cualquier otro cultivo, y de esta suerte impedían la diversidad de la
producción y condenaron al sur a un sistema de monocultivo.
“La tormenta unifico a la nación y la trabó en un gran todo como no hubiera podido
hacerlo un proceso más lento…”

VI. Las consecuencias de la Guerra para el Norte y la Revolución


Industrial

Afirma Adams “esta expansión económica era resultado de algo más que la simple
adición de producción industrial, población y territorio; implicaba también
transformaciones fundamentales de todas las relaciones económicas y sociales y la
creación de una sociedad nueva”.

“el verdadero motor de la expansión de los EE.UU. fue el desarrollo alcanzado por
la población y la industria en el nordeste”

Según los autores Nevins y Steele Commager, las bases del desarrollo
industrial del Norteamérica fueron seis: “materias primas abundantes y variadas que
las poseídas por cualquier otro pueblos; inventos y técnicas para convertir las materias
primas en productos manufacturados; un sistema de transportes acuático y ferroviario
plenamente adaptado a las exigencias de una economía en expansión; un mercado
interior que crecía rápidamente al aumentar la población y mercados exteriores cada vez
mas importantes; una mano de obra constantemente renovada por la inmigración; la
ausencia de barreras aduaneras gravosas entre estados y las regiones, la protección
contra la competencia extranjera. Además del espíritu de empresa y la atmosfera de
optimismo”.

Mientras que el sur iba reconstruyendo penosamente su economía y


adaptándose a las nuevas instituciones industriales y agrícolas, el norte
progresaba vigorosamente. La industria y las finanzas norteñas recogieron los
frutos de la victoria en más abundancia que ningún otro sector.
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Cecilia Luzardo G.

Sin embargo, debemos decir con respecto al rol del sur y del oeste, que
estas fueron un importante estimulo para la industrialización. La gran cantidad de
algodón del sur exportado para Gran Bretaña, hizo que los beneficios de este
comercio fueron compartidos también por los mercaderes y los fabricantes del
nordeste, que proporcionaban bienes y servicios al sur y el oeste, lo que
enriqueció enormemente a ciudades como Nueva York.
La guerra de secesión convirtió al sur en la región más pobre, y no permitió
que la industria se desarrollara más allí, sin embargo y como ya mencionamos su
papel fue fundamental en el desarrollo industrial del norte.
En final de la guerra no conoció descanso en la actividad industrial, en los
cinco años que siguieron casi todos los records fueron rotos. Se extrajo más
carbón y mas mineral de hierro, más plata y más cobre, se fundió mas acero, se
tendieron mas raíles, se aserró más madera, se construyeron más casas y tejidos.
En el decenio 1860 – 1870, el número total de establecimientos fabriles
aumento en un ochenta por ciento, y el valor de los productos manufacturados en
un ciento por ciento. Afirman Nevins y Steele Commager que “la revolución industrial
era un hecho consumado”.
Con el tiempo, el dinero adquirió acrecentada influencia sobre los gobiernos,
tanto el federal como los de los Estados. Los nombres de constructores de
ferrocarriles, como Vanderbilt, Stanford y Villard, de envasadores de conservas
como Armour y Swift, de los reyes de la madera como Weyerhaeuser, de los amos
del hierro como Carnegie y Abrahán S. Hewitt, y del petróleo como Rockefeller, se
hicieron millonarios.
La clase obrera fue la única que no cosecho ninguna recompensa material
luego de la guerra. Los salarios habían subido, indudablemente, pero los precios
subido más, y cálculos muy moderador indicaron que la mayoría de los obreros
estaban peor al salir del año 1865 que en 1860. El gobierno, hizo muy poco por
estos trabajadores.

El trust y los monopolios

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Cecilia Luzardo G.

La organización de la United States Steel Corporation ilustra un proceso que se


venía desarrollando hacia 30 años y que había de llegar hasta hoy en día.
Dicho proceso consistió en la combinación de las empresas industriales
independientes en grandes imperios industriales federados o centralizados. La
USSC estaba destinada a absorber o eliminar a la mayor parte de ellas y fabricar
los dos tercios de los productos de acero del país. Al cabo de otra generación,
doscientas empresas gigantescas tuvieron en sus manos la mitad de los negocios
de la nación, mientras la otra mitad estaba en las de trescientas empresas más
pequeñas.
El cambio había empezado durante la guerra de secesión y continúo con
velocidad revolucionaria después del decenio de los setenta. Perspicaces
hombres de negocios comprendieron que si podían agrupar las firmas
competidoras en una organización única, podrían reducir los costos de producción,
y cosa aun, mas importante, fijar los precios. El primer instrumento para realizar
tales fines fue la empresa en sociedad, después vino la fusión de empresas y por
último, el trust.
Las ventajas del trust eran manifiestas, pues hacían posibles las
combinaciones en gran escala, la centralización de la dirección y la administración,
la eliminación de las empresas menos eficaces, la explotación conjunta de
patentes, y por virtud, de sus recursos de capital, poseían gran capacidad de
expansión, así como para competir con las empresas extranjeras, hacer tratos
favorables con la mano de obra, obtener condiciones ventajosas de los
ferrocarriles y ejercer una influencia inmensa en la política nacional y de los
estados.
“Cuando se sienta a almorzar, como cerdo enlatado por el trust de la carne, sazona
los huevos con sal hecha por el trust de la sal de Michigan, endulza el café con azúcar
refinada por el trust norteamericano del azúcar y enciende el cigarro de la American
Tobacco Company con un cerillo de la Diamond Match Company. Después va a su trabajo
en una bicicleta hecha por el trust de bicicletas o en un tranvía que funciona mediante
una concesión monopolista y que corre sobre raíles de acero hechos por la United States
Steel”.

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Cecilia Luzardo G.

La industria local murió, las fábricas dejaron de trabajar o fueron absorbidas,


las hipotecas empezaron a hacerse con bancos y compañías de seguros del Este,
y los vecinos que no trabajaban para sí mismos, sino para compañías lejanas,
quedaron expuestos a las vicisitudes de la política, en la que no tenían la menor
intervención.
La “Western Union”, primera de las grandes combinaciones, fue seguida por
el “Bell Telephone System” y últimamente por la gigantesca “American Telephone
anda Telegraph Company”.
La ascensión de la casa Morgan ilustra la última fase, quizá la más
importante, del proceso de concentración: la creación del trust del dinero.
¿Cuáles fueron las consecuencias de las combinaciones y de los trusts?
Crearon un sistema de absentismo de los propietarios de alcance mucho
mayor que todos los conocidos hasta entonces en la historia, un sistema de
enormes propiedades de carbón, cobre, hierro, madera, ferrocarriles, etc,
poseídas y dirigidas por Nueva York. Concentraron en las manos de unos pocos
hombres un dominio sobre las fortunas de millones de personas mucho mayor que
el ejercido por muchos monarcas. Concentraron el dominio económico de la
nación en una pequeña región del nordeste, creando un nuevo regionalismo.
Separaron la propiedad de la administración, poniendo a esta en las manos de
unas decenas de miles de accionistas con poco sentido de la responsabilidad e
ignorantes de la política financiera y de trabajo de sus compañías. Crearon nuevos
conglomerados de capital suficientemente poderoso para dictar su política a las
legislaturas de los estados y aun a la nacional o para influir en la política tanto
interior como exterior del país.

La revolución en el transporte

A comienzos del siglo XIX, el coste elevado del transporte interior anulaba las
riquezas de América en tierras y recursos naturales. Pero luego mejoraron las
carreteras, y también el transito fluvial. La utilización de buques a vapor por el
Misisipi y sus afluentes fue decisiva. Estos se convirtieron en un nexo

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Cecilia Luzardo G.

indispensable entre las explotaciones agrícolas del Oeste, los plantadores del sur
y los mercados de Nueva Orleans hasta la sustitución por los ferrocarriles.
La construcción de veleros y de canales también ayudo a mejorar las
comunicaciones.
Los primeros ferrocarriles del este fueron construidos durante la década del
1830 a partir de Boston, Baltimore y Charleston. Hacia 1850 alcanzo el medio
oeste y en 1860 funcionaban varias rutas este – oeste. Para el año 1910 se había
completado prácticamente el trazado ferroviario de EE.UU. con una longitud de
385.000 km.
Los canales y las vías férreas produjeron también otros efectos. Durante su
construcción contribuyeron a desarrollar la industria metalúrgica y la fabricación de
maquinaria y absorbieron un importante volumen de mano de obra. Las primeras
compañías grandes se constituyeron en torno a ellos y fue en el seno de estas
compañías donde por primera vez fueron plenamente visibles muchas de las
características modernas, como la separación entre propietarios, directores y
trabajadores.

La industrialización
El éxito de la industrialización de América, se debió, sobre todo, al desarrollo
cualitativo y a la vinculación mutua de estas industrias en grandes y nuevas
regiones urbanas, y mucho menos al simple crecimiento y a la mera extensión de
los negocios y a los asentamientos humanos en nuevas zonas.
A fines del siglo XVIII y principios del XIX, se comenzaron a desarrollar
muchos astilleros, los primeros telares, lo mismo que la producción de maquinaria
textil y otras.
La segunda revolución industrial – acero, productos químicos, maquinaria
pesada, automóviles - no se desarrollaron en Nueva Inglaterra, en parte porque
carecía de las materias primas necesarias. Esta tarea correspondió a las ciudades
en expansión del interior del territorio de los Apalaches.
Una consecuencia importante de la concentración del comercio y de la
industria en el noreste fue la rápida expansión de las más importantes ciudades

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Cecilia Luzardo G.

allí ubicadas. Los centros comerciales situados fuera de aquella zona, como
Nueva Orleans y Los Ángeles, no podían competir, por aquel entonces, con el
complejo urbano oriental donde Nueva York supero, entre 1800 y 1860, a sus
rivales costeras: Boston, Filadelfia y Baltimore.
Los comerciantes neoyorquinos se adueñaron del control de la mayor parte
del comercio entre el sur y Europa y de gran parte del comercio con el oeste y
sobre estas bases levantaron una superestructura financiera que en 1900 había
hecho de Wall Street la meca y el símbolo del capitalismo americano.
La bolsa de Nueva York en un primer momento, manejo las transacciones
con bonos estatales, federales y de las compañías constructoras de canales, con
obligaciones emitidas por las compañías ferroviarias y finalmente, con valores
industriales.
Las nuevas industrias, por lo general, disfrutaban de un periodo de rápida
expansión, con altos beneficios y salarios, al que seguía otro de resultados
normales y mucha veces otro de declive. En muchas ocasiones, antiguas
empresas lograron modernizarse adaptando las técnicas y a su personal. Este
proceso la sufrieron la industria textil en las décadas de 1820 y 1830; la ferroviaria
y la siderurgia entre 1850 y 1890 y la del automóvil a comienzos del siglo XX.
Otra transformación que sobrevino fue la creciente especialización de los
diversos tipos de actividad económica. También provoco la aparición de nuevas
actividades profesionales en el ámbito de la contabilidad, de la ingeniería,
medicina, etc.
El volumen y la complejidad del mercado de capitales aumento, con esto,
hizo necesario un conjunto cada vez mayor de instituciones especializadas que
canalizaran el ahorro, desapareciendo lentamente la relación personal y sencilla.
Se dio un auge de la banca comercial. En 1900 cada ciudad pequeña ya
contaba con un banco propio.
Otro de los grandes cambios que se dieron es con respecto a la propiedad y
el control de la industria, ya que en un principio estaba en manos de pequeños
propietarios, pero hacia el 1914, por el contrario, la industria estaba dominada
por un reducido número de gigantescas firmas industriales con un control

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Cecilia Luzardo G.

oligopolístico e incluso monopolístico de los mercados nacionales e incluso


interoceánicos. En 1909 las empresas más importantes, según los datos que nos
presenta Adams, eran: Unites States Steel, Standard Oil, American Tobacco,
International Harvester, Pullman, Armour, Singer.
En 1870 John D. Rockefeller logro el monopolio en la industria del petróleo
para la Standard Oíl.
A la concentración horizontal y vertical seguía a menudo la reorganización
interna de las empresas para lograr mayor productividad y eficacia administrativa
hasta el punto de que se transformaron en grandes burocracias federales, con
departamentos independientes de compras, producción, contabilidad y ventas. La
crisis de la década de 1870 termino con muchas empresas, lo que llevo a nuevas
fusiones.

El crecimiento de la población y la producción

El rápido crecimiento industrial y agrícola de los EE.UU. se basaba en una


expansión de la población y la producción muy importante en comparación con la
de otros países.
En las décadas de 1840 y 1850, el factor dominante en la inmigración fue
probablemente el hambre que asolo a Irlanda y Alemania. Además el ritmo de la
industrialización atraída inmigrantes para llenar el vacío.
Fue la rápida expansión de la población a principios del siglo XIX lo que
proporciono los nuevos mercados, la mano de obra adicional y el estimulo
necesario a la inversión que la industria necesitaba.

VII. Los aspectos sociales del triunfo del Norte y de la


industrialización

La producción media per cápita en el sur y en el oeste pone de manifiesto el


bienestar general de los agricultores. Una proporción considerable de estos eran
negros, eran libres, pero aun se encontraban sometidos socialmente.

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Cecilia Luzardo G.

Muchos fueron los plantadores que perdieron la totalidad o gran parte de sus
propiedades durante la guerra y con ello también su condición social.
En el oeste, el nivel de vida, creció considerablemente. En el lejano oeste,
los agricultores y los mineros gozaban de altos salarios. En el medio oeste, la
creciente industrialización y una agricultura mejorada contribuyeron asimismo a
elevar las rentas.
Por otro lado, las diferencias entre el sur y el oeste, se debe a que los
agricultores del oeste ajustaban su producción al crecimiento y a los gustos
cambiantes del este más rápido que los del sur.
No obstante, los salarios pagados en la industria y en el comercio del este,
aumentaron con mayor rapidez que los salarios agrícolas.
En 1830, la clase obrera industrial era pequeña, capacitada y homogénea y
los empresarios tenían que pagar salarios elevados para atraer a los hombres. En
1900, el problema de la mano de obra, desde el punto de vista empresarial se
había resuelto gracias a la inmigración masiva y eran los extranjeros los que
hacían la mayor parte de las faenas más arduas.
El efecto más visible de la industrialización fue probablemente el auge de las
grandes ciudades, pero fueron sobrecogedoras la suciedad y miseria resultantes
de este proceso de urbanización que constituyeron una seria contrapartida a los
salarios reales más elevados percibidos en zonas industriales.
Afirma Adams: “hay que matizar la imagen de Tocqueville de una América
igualitaria, tanto más cuanto que la industrialización agravo aun mas las desigualdades.
Los ingresos y la riqueza de la mayor parte de los americanos crecieron pero esta mejora
fue acompañada de grandes cambios de poder y de prestigio”.
Los dirigentes tradicionales cedieron su poder a los directores de las
sucursales de las grandes compañías nacionales.
El triunfo de la revolución industrial preparo a los EE.UU. para un periodo de
expansión imperial y para su participación en la primera guerra mundial, pero
estos éxitos se lograron únicamente al precio del sufrimiento económico y social
de la población trabajadora agrícola e industrial, cuyas protestas y acciones se
materializaron a partir de 1890.

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Cecilia Luzardo G.

En Nueva York, las viviendas se levantaban con absoluto desprecio de la


intimidad y de la higiene, de luz y de ventilación. La ausencia de servicios, de
recogida de basuras y de un adecuado sistema de alcantarillado fomentaba los
inevitables parásitos y enfermedades.
“Cualquiera que fuese el nivel de industrialización alcanzado por los EE.UU., lo
cierto es que no garantizaba a los pobres su puesto de trabajo. En 1894, los obreros
parados representaban el 17 por ciento de la mano de obra industrial”.
Las condiciones de trabajo eran muy malas. A partir de la década de 1880 los
hombres comenzaron a reivindicar la jornada de trabajo de 8 horas, pero a pesar
de todo en 1920 seguía siendo corriente la semana laboral de sesenta horas.
La mala salud contribuía también a completar el círculo vicioso de la
pobreza. Las principales enfermedades producían una tasa de mortalidad cuatro
veces mayor entre los pobres que entre los ricos; las deficiencias en la dieta, la
vivienda y la asistencia médica favorecían las enfermedades pulmonares y los
accidentes de trabajo.
La mecanización tendió a bajar el nivel del trabajo. La destreza que los
obreros habían adquirido penosamente perdió su antiguo valor, porque las
maquinas hacían mejor, más barato y más de prisa la mayor parte de las cosas
que hacían los obreros calificados. La maquinaria tendía también a usurpar el
lugar del trabajador en la economía de la industria. Representaba una inversión
enorme de capital, pero trabajaba 24 horas . “El desempleo en gran escala es un
producto del maquinismo”.
Uno de los síntomas de la pobreza también fue el creciente número de
vagabundos.
“En América, la nueva situación de la industria y la economía no había ido a la par
de la preocupación social. El profundo abandono de las cuestiones sociales revelaba no
solo el desinterés por el bienestar material de la clase trabajadores, sino también el
desprecio por su dignidad”.
La creciente separación espacial entre las áreas donde vivían los pobres y
los ricos reforzaba los efectos de una irresponsable propiedad de los medios de
producción. Estaba surgiendo un nuevo estilo de vida de la clase media en las
zonas suburbanas gracias a las mejoras introducidas en los medios de transporte.
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Cecilia Luzardo G.

En tranvía electrónica, los trenes subterráneos y los automóviles, alejaron del


centro de las ciudades a quienes se hallaban en mejores condiciones de hacer
frente a los crecientes gastos de mantenimiento de los servicios públicos.
Las fricciones entre las generaciones se convirtieron en otro síntoma del
cambio social.
La clase media, intentaba reglamentar la vida, por ejemplo, limitando la
ingesta de bebidas alcohólicas. Los reformistas atribuían las enfermedades
venéreas t las disensiones familiares de los negros y los inmigrantes al whisky que
bebían. La ley Vistead de 1919 que puso vigor la decimoctava enmienda, prohibía
la venta y distribución de alcohol.
Los judíos, los negros y los chinos fueron las victimas habituales de la
discriminación racial. A los negros, por ejemplo, les acusaban de aspirar a ocupar
puestos de trabajo solicitados por blancos, de reventar huelgas y de ser
responsables del fracaso del populismo.
La opinión pública sobre la cuestión negra en el sur se materializo en una
oleada de linchamientos de negros y en las leyes que les privaron de sus
derechos civiles y que tanto dañaron a las esperanzas de reforma social en el
campo.
La organización de la clase obrera fue frenada. Una diversidad de factores
impidió que los obreros se organizaran: la elaboración de listas negras; las
dificultades puestas a quienes pretendían alquilar locales donde celebrar
reuniones; la expulsión de sus hogares de los campesinos y mineros cuya
agitación molestaba a sus patrones. La discriminación política era una de las
provocaciones mas graves.
La nueva legislación sudista de la década de 1890 fue desposeyendo
progresivamente a los negros de sus derechos civiles; las mujeres y los niños no
podían votar; los inmigrantes y los recién llegados no tenían derecho a voto, etc.
El poder del dinero era otro de los impedimentos a la organización política de
los trabajadores. El senado de los estados unidos era un club de millonarios.
“La aversión de los patrones a la organización económica de los obreros eran tan
fuerte como su oposición a la agitación política.”

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Cecilia Luzardo G.

La mayoría de los jueces estaban predispuestos contra ella porque habían


iniciado sus carreras como abogadas de las empresas.
Finalmente, dado que los capitalistas tenían en sus manos la política
nacional, local y judicial, podían llamar al ejército para acabar con las huelgas.
En 1905 tuvo lugar la huelga posiblemente más sangrienta de la historia
americana, cuando fueron llevados negros armados de Memphis de Cincinnati y
de San Luis para reventar la huelga de conductores de camiones de Chicago.

VIII. Organizaciones sindicales

Algún modo de organización obrera había existido ya desde los primeros


días de la republica pero en su mayor parte eran asociaciones locales y débiles.
Durante el decenio de los cincuenta aparecieron algunos sindicatos de oficios más
fuertes.
En los años de la postguerra aparecieron tres tipos de organización. La
primera fue la unión industrial, mejor representada por los Caballeros del Trabajo.
La segunda fueron los sindicatos de oficios, y la subsiguiente la entrada d ellos en
la Federación norteamericana del Trabajo. El tercer tipo fueron los grupos
radicales socialistas y revolucionarios, poco importantes numéricamente, pero
perseverantes.
Lucharon por el derecho a organizarse, por el de huelga, por el de selección,
por una jornada más corta y salarios más altos, por mejores condiciones de
seguridad en el trabajo y por un sistema de indemnizaciones a causa de
accidentes; lucho por la abolición del trabajo de los niños, por la del embargo de
jornales, por la de los contratos leoninos y la práctica del prorrogarlos, así como
por la supresión de las tiendas de las empresas, lucho igualmente para que se
restringiese la inmigración y para que se reconociese a los sindicatos de empresa.
La “National Labor Union”, creada por el fundidor William Sylvis en 1866, hacía
hincapié en las necesidades de los trabajadores, no en las de la clase trabajadora
y establecía una distinción, importante para América, entre “productores” como los

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Cecilia Luzardo G.

agricultores y los pequeños comerciantes y “parásitos” como los intermediarios y


los banqueros.
A pesar de sus esfuerzos la NLU, fue decayendo por: esperar mucho de los
acuerdos puramente financieros y técnicos; por la muerte de Sylvis; por la
depresión de 1873 y por las transformaciones de la izquierda europea que tuvieron
repercusiones en América: la primera internacional de Marx, la socialdemocracia
de Lassalle y el anarquismo de Bakunin.
En 1870 lo que quedaba del NLU se integro en la primera internacional.
Luego se siguieron creando otras organizaciones por ejemplo la “ Social
Labor Party”.
En la década de 1870 se habían creado veinte sindicatos internacionales,
cada uno de los cuales se atribuía jurisdicción sobre un determinado oficio en los
EE.UU. y Canadá.
Entre 1881 y 1905 hubo no menos de treinta y siete mil huelgas, unas cortas
y otras locales, y otras largas y nacionales.
Hacia el 1900, el trabajo había ganado la mayor parte de sus derechos
fundamentales: el de asociación, el de huelga, el de gestionar contratos colectivos,
y había obtenido algunas cosas en su campaña para mejorar las condiciones de
trabajo y de vida.
En la lucha por las reformas sociales, el trabajo tuvo aliados como ser el
clero protestante, los estudiantes y los intelectuales.

IX. Otros aspectos de la cultura y la sociedad

El esparcimiento pronto, no se limitara únicamente, en las zonas rurales, a la


satisfacción de las necesidades sexuales, las distracciones, desde allí van desde
la caza con perros hasta las meriendas compartidas.
Aun cuando en muchos aspectos las grandes ciudades americanas de
finales del siglo XIX eran repulsivas, las posibilidades de divertirse en ellas iban
cubriendo rápidamente las necesidades de la población.

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Cecilia Luzardo G.

El ciclismo se puso de moda. Las líneas que partían de Boston y Nueva York
conducían a las agitadas familias a los enormes parques públicos de Revere
Beach y Coney Island.
En los locales de diversión se exhibían comedios musicales populares y se
organizaban bailes.
Las películas mudas comenzaron a proyectarse en los EE.UU. en 1894.
Thomas Edison consagro si ingenio en esta industria en la década siguiente y en
1920 D. Griffith ya había realizado algunas grandes películas.
Pero la crítica social también iría en aumento con la aparición de algunas
películas como Kleptomaniac de E. S. Porter, estrenada en 1905, que trataba de
los prejuicios de los tribunales a favor de los más afortunados.
Con la urbanización se desarrollaron también ciertas formas de distracción
exclusivamente masculinas. Los salones crecieron en todas partes.
Los artesanos y los comerciantes afluían a los clubes de Rotarios (a partir de
1905), los Kiwanis y los Leones.
El deporte organizado se desarrollo a finales del siglo XIX, básicamente
también como expresión de un sentimiento escapista. El beisbol y el futbol
americana se convirtieron en grandes negocios cuyo objetivo no era tanto
proporcionar la forma física como satisfacer la búsqueda indirecta de emociones.
El golf y el boxeo también gano muchos adeptos.

X. Política norteamericana en las últimas décadas del siglo XIX y


primera del siglo XX

En las últimas décadas del siglo XIX nos encontramos con lo que se llamo la
“Época de la reforma”, según lo titulan los autores Nevins y Steele Commager.
Durante este periodo los viejos líderes políticos fueron eliminados y les
sustituyeron lideres nuevos; la maquinaria política fue renovada; las prácticas
políticas fueron sometidas a un escrutinio critico y quedaron excluidas las que no
se ajustaban a los ideales de la democracia.

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Cecilia Luzardo G.

Las relaciones sociales fueron sometidas a examen: la influencia de la gran


ciudad, la inmigración, las desigualdades, el crecimiento de las clases sociales,
todo fue estudiado con espíritu crítico.
Afirmo Wilson: “el mal vino con el bien, y mucho oro fino ha corrompido. Con las
riquezas vino el despilfarro indiscutible. Hemos derrochado gran parte de lo que debimos
aprovechar, y no nos hemos parado en conservar la excesiva liberalidad de la
naturaleza… desdeñando ser prudentes, escandalosamente pródigos a la vez que
admirablemente eficaces. Nos sentimos orgullosos de nuestras realizaciones industriales,
pero no nos hemos detenido a pensar bastante en el costo humano, en el costo en vidas
sacrificadas…”
Dos corrientes principales de reforma se manifestaron en esos años. Una
tenía su origen en el oeste agrario, muy interesado en soluciones económicas y de
vez en cuando tuvo destellos de verdadero radicalismo. La otra corriente nació en
el este, en realidad era inglesa, y atacaba problemas como el de la reforma de las
tarifas, el sistema de ascensos de meritos y el del imperialismo.
En setiembre de 1901 Mckinley muere y queda como su sucesor Teodoro
Roosevelt. Este no busco revolucionar el orden económico existente, sino salvarlo
suprimiendo los abusos que se habían introducido en el.
Estaba decidido a demostrar que el gobierno estaba por encima de los
negocios y a dar al ciudadano corriente un “trato más equitativo”.
Afirmo Roosevelt: “El gran desarrollo del industrialismo significa que debe
aumentar también la vigilancia ejercida por el gobierno sobre las empresas privadas”.
Con sus medidas para obligar al cumplimiento de las leyes contra los trusts, no
tardo en dar un ejemplo de dicha vigilancia.
Aguijoneado por el presidente, el Congreso aprobó una ley de
indemnizaciones a los trabajadores para los empleados del gobierno, varias leyes
sobre el trabajo infantil en el distrito de Columbia, y otros sobre el uso de aparatos
de seguridad en los ferrocarriles. El presidente también se ocupo personalmente
de la jornada de 8 horas para las obras del gobierno.
“”Los estados unidos se iban convirtiendo en una verdadera potencia mundial, y le
interesaban grandemente la paz, el orden y la prosperidad de las naciones, cada vez más
dependientes unas de otras”.

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Cecilia Luzardo G.

A causa de la doctrina Monroe, la expansión comercial y, después de 1899,


el régimen de puerta abierta en el extremo Oriente, requerían un océano
dominado por las potencias amantes de la libertad; a causa de que los negocios
establecían vínculos con los mejores clientes, y a causa del interés común en el
progreso de la democracia, los EE.UU. se inclinaban a una asociación más
estrecha con el imperio británico.
Al mismo tiempo asumían una actitud más severamente protectora respecto
de América Latina.
También prestaron más atención al desarrollo de los mercados de ultramar.
Mucha antes de la guerra con España, los EE.UU. empezaron a tener
conciencia de su posición como potencia mundial. Durante la presidencia de
Arthur y de Cleveland iniciaron la construcción de una gran escuadra moderna.
En un reparto hecho a fines del siglo, los EE.UU. se quedaron con todas las
islas excepto las dos mayores, y así paso a su poder el codiciado puerto de Pago
Pago. Hawaii quedo definitivamente bajo la bandera de EE.UU. en 1898.
Entre tanto, en 1889 los EE.UU. congregaron a los delegados de casa veinte
republicas de América en el primer congreso panamericano, reunido en
Washington.
La influencia de EE.UU. se extendía cada vez más fuera de sus fronteras.
En los treinta años que siguieron a la Guerra de Secesión, la mayor parte de
las controversias internacionales de los EE.UU. tuvieron lugar, naturalmente con la
otra única gran potencia del hemisferio occidental: Gran Bretaña.
Amistosamente arreglo con Gran Bretaña, los conflictos existentes en
Venezuela en 1895.
Otro de los sucesos fundamentales fue la guerra con España. En los EE.UU.,
el pánico de 1893 y la reelección del antiimperialista Cleveland contribuyeron algo
a reprimir el espíritu patriótico y expansionista, pero en 1897, acentuada la
depresión y desacreditado Cleveland, resurgió aquel espíritu y encontró su
oportunidad con la sangrienta revolución en Cuba.
Aunque los gobiernos de Cleveland y de Mckinley hicieron grandes esfuerzos
para mantenerse neutrales, los conflictos con España llegaron a ser irritantes.

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Cecilia Luzardo G.

Ningún conflicto proporciono a los EE.UU. una retribución tan rápida en


cierto tipo de gloria, como la guerra con España que empezó en mayo de 1898 y
termino diez semanas después. Los estados unidos no sufrieron ningún revés de
relativa importancia.
La paz con España quedo rápidamente estipulada en las reuniones que se
celebraron en Paris con los representantes de ambos países.
Todo el archipiélago Filipino fue cedido a EE.UU. y con ello también Puerto
Rico.
“Con estas adquisiciones de territorios ultramarinos, poblados por razas de idioma,
cultura y tradición política diferentes, parecía que los EE.UU. entraban por un camino
nuevo”.
“La guerra con España señala un punto crítico en la historia de los EE.UU. Por fin,
la nación se considero a sí misma una potencia mundial, cada vez se sentía menos
aislada y encerrada en sí, y representaba un papel cada vez mas importante en los
asuntos internacionales. Conscientemente, se fue convirtiendo en uno de los tutores de
los pueblos atrasados”.
Luego de haber subido a la presidencia Teodoro Roosevelt en 1901, primero
con Hay como secretario de estado, y después con Root, la política exterior
norteamericana se manifestó en dos direcciones principales. Una parte se centro
en torno de las nuevas posesiones insulares y el paso de Panamá, y fue
primordialmente consecuencia de la guerra con España y de la situación de ella
resultante, por virtud de la cual los EE.UU. se sentían mas vulnerables en el
Atlántico y en el Pacifico. La otra parte está representada por ciertas aventuras
personales de Roosevelt en el mundo diplomático y marco la llegada de EE.UU.
como potencia mundial.
Fue verdaderamente importante para los norteamericanos la política exterior
de Roosevelt respecto de las Filipinas, las islas del mar Caribe y Panamá.
Los EE.UU. e Inglaterra se encontraron en acuerdo cada vez mas intimo en
el Lejano Oriente, en el mar Caribe y acerca de las grandes rutas marítimas donde
mantuvieron el que después se llamo el “sistema del atlántico”.
Al hacerse manifiesto que los EE.UU. estaban decididos a construir un canal
ístmico, el gobierno inglés hizo generosas concesiones a favor de EE.UU., lo
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Cecilia Luzardo G.

mismo lo hizo cuando tuvieron que resolver la cuestión de límites entre el Canadá
y Alaska.
A Teodoro Roosevelt le movía un sincero deseo de mantener buenas
relaciones con las republicas hispanoamericanas; pero tanto su política como las
consecuencias de esta tuvieron de todo. Cuando se reunió en Rio de Janeiro el
tercer congreso panamericano, se vio que quería favorecer a América Latina.
Consideraba la doctrina Monroe como una protección vital de las republicas
del sur; pero añadió a esa doctrina un corolario que inquieto profundamente a
muchas de ellas. En efecto, manifestó que, puesto que los EE.UU. no permitirían a
ninguna potencia europea proceder por la violencia contra los ingobernables
pequeñas naciones que no pagasen sus deudas, secuestrasen propiedades
extranjeras o maltratasen a los residentes extranjeros, esto echaba sobre los
hombros de los EE.UU. una responsabilidad ineludible.

XI. Bibliografía Utilizada

1- Adams, William. “Los Estados Unidos de América”. Editorial Siglo XXI.


España, 1979.
2- Nevins, A., Steele Commager, H. “Breve Historia de los EE.UU.”
Compañía Gral. De Ediciones S.A. México, 1963.
3- Cantero, García, C., Gayoso Pardo, M. “Estados unidos de la
independencia a la 1era. Guerra Mundial”. Ediciones Akal. Madrid, 1988.

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